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Salmo 23 (Encabezado)
V1-Jehová es mi pastor; nada me faltará.
Análisis
Este versículo nos habla que el Señor Dios (Jehová) es
nuestro pastor. Nosotros somos las ovejas del Señor, una
oveja no puede guiarse por sí misma. Las ovejas necesitan de
alguien que las guíe, cuide y atienda: el pastor. En este caso,
tenemos un pastor (Dios) que nos guía: o sea, que nos lleva
por un buen camino, cuya dirección es la vida eterna, sin Dios
no somos nada. ¿Por qué? Porque todos somos ovejas, los
que no creen en Dios también, pero no tienen un pastor que
los guíe. En cambio, los que creen en Dios si tienen a alguien:
el Señor. También nos cuida, o sea que cuando viene el león,
el lobo o el oso (el diablo) Él nos defiende y cuida del mal.
También nos atiende, o sea que cuando le llamamos, Él nos
coloca atención en lo que decimos (si se lo pedimos o
rogamos de corazón). Recordemos: si el Señor nos cuida, nos
guía y protege, nadie nos podrá enfrentarnos, porque Él es
poderoso, grande y fuerte, es el Todopoderoso, el
Omnipotente, el Altísimo. En Dios somos ovejas totalmente
seguras, Él nos encierra en el corral de su presencia y amor
celestial. Si Él nos pastorea y nos dejamos también pastorear
por Él, entonces nada nos faltará y estaremos siempre
seguros, confiados y prosperados como bendecidos y en
victoria. En el poderoso nombre de Jesús. Amén.
V2-En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto
a aguas de reposo me pastoreará.
Análisis
Dios nunca nos va a dejar en pleno desierto, al contrario,
como dice su Palabra, Él nos hará descansar en pastos
delicados y junto a ríos de agua viva. Esto quiere decir que
siempre le dará descanso a nuestra alma con el pasto y el
agua fresca de su Santo Espíritu. Así que, cuando estemos
cansados, tanto física como emocionalmente, Él nos llevará a
verdes prados y lugares frescos de reposo. En donde
podremos sentarnos y tener un hermoso y excelente
momento para reflexionar. Nunca nos va a pastorear en los
desiertos y las tierras áridas. Él siempre nos pastoreará es
junto a vivas aguas de reposo, quiere decir, aguas que nos
refrescan y avivan nuestra alma y nuestro espíritu. Esa es el
agua fresca del Espíritu, quiere decir que junto la frescura del
Espíritu Santo nos mantendrá y guiará para pacer en un buen
campo. Dios siempre nos mantendrá en campos frescos y
fértiles, en donde emocional y espiritualmente representan
paz, amor, bondad y tranquilidad completa, eso es lo que da
el gran Espíritu de Dios. Necesitamos confiar en Dios y vivir
conforme a su Palabra para que Él nos haga sentir seguros en
todo momento en lugares de reposo, buena frescura y paz
espiritual y celestial. Amén.
Análisis
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los
días de mi vida…”. Esta es una excelente promesa que sería
muy bueno aplicar en nuestras vidas. Da tanta felicidad
pensar que el bien, que es la bondad de Dios y su
misericordia, que es incomparable siempre estarán
acompañándonos, nunca se apartarán de nosotros ni a
derecha ni a izquierda. Es decir, que la bendición y el amor
del Señor siempre estarán allí consolándonos, alentándonos y
animándonos a seguir adelante sin dar ni un paso atrás y sin
quedar estancado. Hasta que Cristo venga, el Señor siempre
nos impartirá su protección, bondad, misericordia y amor,
porque Él es sumamente bueno para con todos aquellos que
no niegan su confianza en el Todopoderoso. “…Y en la casa
de Jehová moraré por largos días”, en la primera parte de la
promesa se ve lo que Dios nos brindará aquí en nuestra vida
terrenal. Pero en la segunda parte se habla sobre lo que el
mismo Dios nos brindará ya en su morada, en el cielo en
donde viviremos y reinaremos con Cristo por toda la
eternidad. Cuando se habla de largos días quiere decir que no
por un largo tiempo, sino para siempre que el Señor nos dará
un hogar en su casa, su casa verdadera (el cielo). Estas dos
partes son las que reparten toda esta gran promesa de Dios,
que para mí, y seguramente para todos ustedes (vosotros) es
una de las más grandes promesas del Padre registradas en la
Biblia. ¡Gracias Padre por tus promesas que son eficaces y
ninguna de ellas ha fallado, está fallando o fallará! En el
nombre poderoso de tu Hijo amado Jesús. Amén.