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EL IDEALISMO ALEMÁN

El sistema Kantiano provocó una profunda transformación crítica del pensar que

afectó a todas las esferas de la reflexión filosófica. Pero proseguir con el espíritu del

kantismo, suponía tb rechazar muchas de sus tesis. La filosofía kantiana, lega tres

grandes problemas vividos como obstáculos a sus sucesores:

1) Su concepción de idealismo trascendental. El idealismo posterior a Kant,

anula el carácter de “realismo empírico”que se autorreconocía al kantismo,

reconduciendo esa jugada irracional a la Razón.

2) El problema de la cosa en sí (noúmeno). La cosa en sí kantiana quedará

negada como la expresión prototípica de dualismos y de límites que, si son

reconocidos por la razón, han de ser explicados por ella, con lo que

paradójicamente, no hay nada incognoscible, o que esté al margen y por

encima de la razón.

3) La oposición entre la Razón teórica y la Razón práctica.

En el logro de la superación del kantismo, el idealismo subjetivo de Fichte y el

objetivo de Schelling, serán meritorios, pero los postulados de Hegel serán

fundamentales.
Johann Gottlied Fichte filosofo alemán, autor de una influyente teoría idealista de la

realidad y la acción moral. En 1791 conoció a Kant y con su protección publicó al

año siguiente su primera obra: Critica de toda revelación, la cual apareció sin su

nombre y fue retribuida a Kant, cuando se conoció el verdadero autor empezó la

fama de Fichte.

Fichte mantenía que la filosofía debe ser una ciencia que ha de desarrollarse, de

modo sistemático, a partir de una proposición simple y evidente, y debe dejar en

claro el punto de partida de toda experiencia. Fichte defendía que el punto de

partida de toda experiencia es la actividad pura y espontánea del Yo, el cual puede

ser intuido mediante procesos intelectuales por todas las conciencias.

Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, filósofo alemán, uno de los máximos

exponentes del idealismo y la tendencia romántica en la filosofía alemana. Su

filosofía pasa por 3 grandes etapas (aunque hay autores que la dividen en 5):

Filosofía de la naturaleza. La naturaleza es como un gran organismo que tiende a la

vivificación, puesto que cuenta de 3 partes: materia, luz, y vida. Con la aparición del

hombre la naturaleza termina su tarea. Para Schelling, la intuición artística revela

la esencia de las cosas.


Filosofía de la identidad. El verdadero Absoluto está por sobre el Yo y el no-Yo; no

es ni cuerpo ni espíritu, sino que ambos son solo dos formas de aparecer del mismo

Absoluto.

Filosofía de la religión. Del Absoluto surge el dios luminoso y el impulso oscuro

generador del mal. En el hombre también se encuentra una voluntad luminosa y

otra oscura.

Por su parte Georg Wihelm Friedrich Hegel, fue el máximo representante del

idealismo y uno de los teóricos más influyentes en el pensamiento universal desde

el siglo XIX. La obra de Hegel puede considerarse como la madurez filosófica y

cultural de la tradición occidental. Su filosofía pasa a ser el último gran sistema

filosófico en el que confluyen prácticamente todas las filosofías anteriores. El

propósito de Hegel fue elaborar un sistema filosófico que pudiera unir el pasado con

el futuro para ser entendible. Propone pensar en la relación entre los dos grandes

conceptos alumbrados en la tradición filosófica anterior: naturaleza y espíritu. La

naturaleza es eso que está ahí. Y el espíritu es esto que soy yo mismo. Naturaleza

es, por tanto, estar ahí; como diría Hegel ser en sí. Espíritu es ser para mí, ser para

sí, mismidad. Pensar la síntesis de naturaleza y espíritu quiere decir también pensar

la unión entre realidad y conciencia, entre lo objetivo y lo subjetivo, entre lo exterior


y lo interior, entre sentidos y razón. El proyecto hegeliano consisten en pensar la

unidad interna y la conexión entre uno y otro, de modo que quepa elaborar una

teoría unitaria, total y cerrada sobre la realidad en su totalidad, una realidad que en

la concepción hegeliana será dialéctica.

La dialéctica expresa de una parte la contradicción del mundo existente y la

necesidad de superar los límites presentes. Por otra parte, significa la radical

oposición de Hegel a toda interpretación fragmentaria tanto de la realidad como del

conocimiento. El sistema hegeliano se divide en tres partes: la lógica, la filosofía de

la naturaleza, y la filosofía del espíritu o mente, y en todas presenta los elementos

de su dialéctica.

Hegel se plantó en la proposición de que “lo que es racional es real, y lo que es real

es racional”. Desde allí formuló que todo lo que es, es cognoscible. Se impone en su

filosofía un sentido absolutamente racional, porque para Hegel lo Absoluto (que es

siempre el punto de partida), es la razón. Lo que existe es la razón, lo demás son

fenómenos de la razón, sus manifestaciones. Pero Hegel concibe la razón como una

potencia dinámica, llena de posibilidades que se van desenvolviendo en el tiempo.

Es concebida, no tanto como razón, sino más bien como razonamiento.


Hegel contemplaba el mundo como un proceso orgánico, donde lo Absoluto es un

proceso dinámico, y el pensamiento humano es un proceso dialéctico. Según él,

podemos conocer la esencia de lo real avanzando paso a paso de acuerdo a la lógica,

pero el pensamiento debe seguir la lógica interna de la realidad misma. La mente se

mueve con rigor, deduciendo un concepto de otro que descubre como categoría en

la realidad.

La dialéctica comprende tres fases: la tesis (la afirmación de algo), la antítesis (la

negación de lo que se acaba de afirmar o tesis), y la síntesis (que resume verdades

parciales de la tesis y la antítesis, contraponiéndolas y obteniendo la verdad total

del proceso).

El protagonista de la dialéctica no es el hombre sino, lo que Hegel llama espíritu

absoluto o idea. También llamó a la tesis, momento de lo inmediato; a la antítesis,

momento de la alienación o perturbación; y a la síntesis, momento de la mediación

dialéctica, que por otra parte pasará a ser la tesis de una nueva propuesta y así ad

infinitum.

Una forma de expresar esta dialéctica es a través de la metáfora del amo y el esclavo.

Si la realidad humana es la historia universal, esa historia es la interacción entre

tiranía y esclavitud: la “dialéctica” histórica es la “dialéctica” del amo y el esclavo.


Esta evolución deja expuesta la desigualdad de las autoconciencias. Según Hegel la

historia comienza cuando los individuos A y B tienen dos deseos incompatibles.

Hegel parte de la noción de deseo distinguiendo entre dos tipos: el animal (donde

el goce inmediato del objeto deseado destruye la objetividad de este) y el deseo

propiamente humano, que es el del reconocimiento, el hombre desea deseos. La

historia humana es la historia de los deseos deseados. Por eso la realidad humana

solo puede ser social a diferencia del deseo animal, que constituye un ser natural,

sólo viviente, y que no tiene más sentimiento que el de su vida. Todo deseo humano,

de la realidad humana, se ejerce en función del deseo de “reconocimiento”. Desear

que el valor que yo soy o que “represento” sea el valor deseado por ese otro: quiero

que él “reconozca” mi valor como su valor, quiero que él me “reconozca” como un

valor autónomo. Quiere decir, que el hombre no es humano sino en la medida en

que quiere imponerse a otro hombre. El reconocimiento es aquello que define a la

autoconciencia pues ella solo es en sí misma, en tanto es reconocida por “un otro”

que le sucede lo mismo. El origen de la autoconciencia implica hablar de una lucha

a muerte por el reconocimiento. Cada autoconciencia-sujeto es parte de una

totalidad -sociedad, en la que adquiere sentido. En esta relación se desarrolla una

lucha a muerte entre las autoconciencias. Que la lucha sea a muerte significa que

cada autoconciencia debe estar dispuesta a renunciar a la vida, debe tener miedo
del otro, corriendo el riesgo de perder su existencia meramente singular, con miras

a la satisfacción de su deseo de reconocimiento. Para esto Hegel recurre a dos figuras

de origen histórico: el señor y el siervo, o el amo y el esclavo. Por ello el primero

impone su dominio sobre el segundo, el reconocerlo sin ser reconocido por él, trata

de suprimir al otro afirmándose, suprimiendo al otro, que ha quedado atado a su

existencia singular, ante el temor de la muerte, debe abandonar su deseo y satisfacer

el deseo del otro y en consecuencia ha quedado reducida a su pura negatividad

absoluta. “Reconocer” así implica “reconocerlo” como amo y reconocerse y hacerse

reconocer como esclavo del amo. Pero el esclavo deviene en amo de la naturaleza,

en primer lugar era esclavo de ella, pero solidarizándose con ella y subordinándose

a sus leyes por la aceptación del instinto de conservación al devenir por el trabajo,

amo de la naturaleza, se libera por lo tanto de su propia naturaleza. Al liberase de

la naturaleza, el trabajo lo libera de sí mismo, y lo libera del amo.

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