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INTRODUCCIÓN
Desea que todos vengan a la penitencia (2 Pe 3, 9). La penitencia es el llamado que se hace en
la Sagrada Escritura. La penitencia es la conversón de corazón en el interior del hombre, un
cambio de vida, un retornar de nuevo hacía Él. CONCEPTO DE PENITENCIA
Hablar de penitencia hoy es reducirla a una obra exterior y corporal y no estas tres
características anteriores.
Lo propio de esta virtud es el dolor del alma que se entristece por sus pecados. El dolor del
alma se experimenta con el centrarse en sí mismo, se pierde la tranquilidad y la paz.
I VISIÓN ANTROPOLÓGICA
No nos agrada a ser responsables de nuestros propios actos, tendemos a culpar al otro. Uno
adquiere paz cuando uno asume su responsabilidad.
Si el hombre actúa conforme a su voluntad, entonces se ve obligado a justificar sus acciones,
es una AUTOJUSTIFICACIÓN. La autojustificación es esa historia que hacemos al confesarnos,
no queremos decir con claridad lo que hicimos.
La libertad humana se basa con el sentido de la propia existencia y no tanto en las propias
motivaciones, impulsos y deseos.
Sin una tabla de valores éticos, que inspiren y protejan la convivencia humana, difícilmente se
podría llegar a construir una verdadera sociedad. LOS VALORES DEBEN ESTAR A FAVOR DE LA
CONVIVENCIA HUMANA.
El llegar a la reconciliación no es gratis, nos cuesta llegar a este proceso. El ideal humano y
social de reconciliación implica una voluntad honda y decidida de paz, pero en él puede
predominar el deseo de éxito o culminación de proceso de paz, olvidando que la verdadera
reconciliación es fruto de una obra interior que afecta a los corazones.
La conversión va a poner los medios para que se de la reconciliación. Las personas tienen un
cambio dependiendo de las ideologías que van haciendo suyas. Hay muchas motivaciones que
llevan a la persona a experimentar esos cambios profundos.
-La conversión arrastra consigo el deseo de dar a conocer, de hacer participes a los demás que
se ha visto y recibido.
Los hermanos separados dicen “yo me convertí al Señor”, una verdadera conversión es aquella
que nos lleva a la fidelidad a la Iglesia.
I COR 12,27-31 El apóstol San Pablo dice que los dones del Espíritu no pueden contraponerse a
la legitimidad del ministerio en la Iglesia.
La conversión de las personas se clarifica desde la propia vida de la persona, “por sus frutos los
conocerán”. Se va notando el encuentro con el Señor.
Nuestro sustento es la Escritura y la Tradición, esto nos permite ver las diferentes realidades
de nuestro tiempo y poner estos juicios por encima de los comentarios personales y
subjetivistas.
I Tim 4, 1-4 "El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la
fe entregándose a espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas, por la hipocresía de
embaucadores que tienen marcada a fuego su propia conciencia; éstos prohíben el
matrimonio y el uso de alimentos que Dios creó para que fueran comidos con acción de gracias
por los creyentes y por los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es
bueno y no se ha de rechazar ningún alimento que se coma con acción de gracias;"
En el contexto bíblico y eclesial tienen en cuenta dos tipos de conversión, la primera nos viene
dada por el bautismo y la segunda conversión es la dada por nuestro testimonio de vida.
Muchos de los que estamos bautizados tenemos la primera conversión, pero a la mayoría nos
falta de la segunda conversión. En los retiros de Kerigma se suscita la segunda conversión.
Si sabemos que Dios quiere que los hombres se salven, Dios pone todos los medios para
alcanzar esta salvación.
Partimos del supuesto que la persona tiene conciencia de pecado, hay personas que no tienen
esta conciencia. Estas últimos no entran en este ámbito del sacramento. Si no hay esta
conciencia, difícilmente va a aceptar el sacramento.
El pecado no nos excluye de la Iglesia, solo queda excluido solo aquel en latae sentenciae.
El pecado en el cristiano no es una realidad univoca, de un solo sentido, sino que tiene
diferentes significaciones; de ahí que podemos hablar de dos tipos de penitente:
Los que buscan principalmente recuperar la gracia perdida, obtener el perdón de Dios.
Los que desean perfeccionarse y asumir con mayor fidelidad y generosidad las
exigencias de la vocación cristiana. En estos predomina el deseo de purificación y de
perfección.
Si no hay conversión no hay conciencia de pecado. Hay pecados que no son percibidos por las
personas como tal, habría que estar a atentos a todo o que se hace siempre con una visión de
la dignidad de la persona humana.
San Agustín nos va relatando su vida de pecado en sus confesiones, descubre que era tanta su
miseria su bajedad, que decide tener un encuentro con Dios.
Conforme vamos caminando a la santidad, vemos como la gracia nos va ayudando a madurar
nuestra conciencia y a permanecer mas firmes en la lucha. La gracia es liberadora.
Si yo tengo conciencia de pecado es porque yo he comprendido que hay una gracia que viene a
ayudarme.
Aún en la situación de pecado tenga esperanza de que Dios está ahí. En este sentido la
percepción de pecado no te aleja de Dios, sino que te acerca.
La experiencia cristiana de la conversión parte del hecho de que el pecado no es un error del
hombre, sino que afecta profundamente el interior del hombre, a su propio ser y al corazón
mismo de la humanidad que Dios quiere redimir y salvar.
La conciencia de pecado lleva al hombre al querer luchar contra él, a vigilar y trabajar por
extirpar sus raíces.
La contrición
La contrición está enraizada en la fe, puesto que parte de una realidad de fe; esto es, del
nuevo estado de vida adquirido por el bautismo, mediante el cual ha pasado a ser hijo de Dios
y heredero de su gloria, es templo del Espíritu.
Si hay una verdadera contrición, hay una verdadera penitencia, si no duele, no sentimos la
necesidad de un cambio.
La contrición es la fuerza que vuelve al corazón humano hacia el amor del Padre. Es el acto
más profundamente humano. La contrición reconstruye. Es bueno porque nos ayuda a estar
delante del Señor. En la medida en que nosotros tengamos una conciencia mejor formada,
seguiremos avanzado en el camino de la conversión. La contrición va afinando esta conciencia.
La contrición nos debe mover a vivir más unidos a Dios, a actuar conforme a la voluntad de
Dios.
La contrición no solo es la conciencia de pecado sino el verdadero dolor por ese pecado, hay
dolor y detestación de ese pecado. DOLOR Y DETESTAR EL PECADO.
No podemos borrar nada de nuestra historia personal. En el pasado no podemos quitar nada,
sino que podemos reinterpretar.
Si para nosotros el acto no es pecado entonces no habría dolor de pecado, por lo tanto, no
pretendemos quitarlo de nuestra vida.
Cuando hacemos un examen de conciencia a la ligera, sentimos que no hay ese verdadero
dolor del corazón.
La culpa va a acompañada de a responsabilidad. Una persona culpable es una persona que
tiene implicaciones psicológicas.
Es más fácil perdonar a los demás, pero es muy complicado perdonarse a sí mismo.
El hombre por naturaleza tiende a buscar el bien. Los cambios profundos están impulsados por
esta sintonía interior de cambio.
En la gente no creyente, puede haber esta tendencia al bien, pero sin la fe pierden la fuerza
que podrían tener. La fe mueve de manera distinta más profundamente. Ej. Hay empresas que
hacen muchas obras buenas, pero no logran lo que logró la Madre Teresa de Calcuta.
La contrición nos tiene que llevar a una mayor unidad con Dios.
La confesión
La practica de la penitencia puede ser así integrada en la pastoral comunitaria que asume
determinados compromisos eclesiales y sociales, partiendo del compromiso fundamental de la
fe cristiana y de la vocación a la santidad.
La satisfacción
El termino “satisfacción” hace referencia directa al pecado y a la necesidad de “pagar” por él;
precisando que el perdón que Dios otorga es gratuito y no depende en lo esencial de la
satisfacción, sino de la sinceridad de la conversión.
La satisfacción nos mueve tanto que brota de manera natural el quererle corresponder.
Cada una de las partes va en la dirección de la reconciliación con Dios y con la Iglesia.
Las orientaciones del Episcopado mexicano consideran que la satisfacción ha de ser signo de
una renovación de vida y comienzo de una nueva etapa y realmente adaptado a la situación
del penitente, tanto en la línea de la superación personal como en el servicio a los demás.
Ambos documentos coinciden en la relación de las exigencias de la conversión.
Las personas deben poner los medios para alejarse de la situación de pecado. El pecado no
desaparece hasta la consumación de nuestro Señor Jesucristo.
Esta tenencia, que en el fondo elude el ejercicio de la libertad interior y cede ante el reclamo
de lo inmediato, debe ser superada por una acción que disponga de modo activo y positivo la
voluntad del creyente a la continuidad en la tarea de la conversión y de la perfección cristiana.
La satisfacción e dirige a ahondar y prolongar las exigencias de la conversión en la vida del
cristiano, a preparar el cuerpo para la lucha y correr hacia la meta de la perfección. Flp 3, 12-16
La penitencia que dejamos es una cuestión más bien simbólica, la penitencia debe ser
medicinal.
La doctrina de Trento a calado tan hondamente, sentimos que la penitencia es el pago por los
dones de Dios. Más bien es un brote e la conversión y del encuentro con Dios.
Después del Vaticano II, con la renovación del sacramento, se tiende al otro extremo que
tampoco es bueno. El sacramento quedó cuestionado por Lutero y compañeros.
Hay algunos que posponen la satisfacción, nos piden que hagamos un trabajo determinado y
luego recibir la absolución.
La contrición, por ejemplo, terminas reconociendo tus pecados, el declarar esos pecados te
mueve a querer realizar la satisfacción.
Se pueden poner oraciones de penitencia, pero hay que evitar que no se pierda el sentido de la
satisfacción.
No puedes tratar a las personas de una misma manera, debes saber discernir su situación.
Debe experimentar el perdón de Dios y a saber perdonar los sacramentos.
No vamos a querer que con la penitencia se logre la conversión, le ayuda, pero no es todo lo
necesario para la conversión.
II FUNDAMENTACIÓN BÍBLICA
a) Textos fundamentales
Como todos los sacramentos, la penitencia tiene su fundamento en Cristo, las liturgias
penitenciales estaban presentes en el pueblo de Israel. Cristo no instituyó nuevas formas de
reconciliación. Fiesta de Yom Kippir.
La novedad de Jesús no radica en el perdón y la reconciliación que predica, la novedad es que
él mismo concede el perdón se atribuye un poder que solo es atribuible a Dios. Mc 2,5; Lc7,48;
Jn 20, 21-23.
Los textos más importantes sobre la institución del sacramento son Mt 18,15-18; Jn20, 21-23;
Lc 15, 1-32.
El fundamento está en las palabras y en las obras de Jesús. (2 Cor 5, 18); (Lc 24, 47).
El mismo Pablo afirma que él en nombre del Señor Jesús y con el poder del Señor.
Las palabras de Jesús confieren a los apóstoles una autoridad global para perdonar los
pecados, y fundan el sacramento en la propia persona de Jesús de modo que podemos
considerarlas más propias de Cristo, fundamento del sacramento, en su ministerio pascual y
portador del perdón universal.
Mateo nos va catequizando, si alguien te ofende, esa es la actitud que debemos tomar como
cristianos. Nos va dando un código de conducta para los mismos hermanos.
Los términos de atar o desatar era la posibilidad de algunos responsables y líderes religiosos.
La excomunión era la primera acción de este procedimiento, que posteriormente requería el
levantamiento de dicha pena.
La relación entre facultad y competencia para ejercerla, que debe recaer necesariamente
sobre algunas personas, hemos de verla sobre todo, desde el carácter mismo de la comunidad,
en el proyecto salvífico de Dios y desde la misión que en ella tienen los doce. Se necesita que la
Iglesia de la facultad para poderlo realizar.
En la sagrada escritura, el nombre corresponde a la misión, Pedro será la piedra, la base sobre
la que la Iglesia está cimentada.
Atar y desatar significa hacer uso de una facultad que compete a los responsables de la
comunidad y de sus miembros.
Lo que está en la tierra, también se lleva a cabo en el cielo. Es la novedad. Son implicaciones
espirituales.
Al pecador se le sacaba de la comunidad, el pecador tenia que hacer una penitencia pública.
Con el atar y desatar lo que se busca es la sinceridad en la unión con Dios. Esto debía
repercutir con los hermanos.
La exegesis nos dice que los que estaban encerrados eran los 11 no judas. Los apóstoles no
todos los discípulos.
Jesús sopla sobre sus discípulos, está recreando lo mismo que el Padre hace con Adán.
Se resalta la enseñanza final a quienes les perdonen los pecaos les serán perdonados.
El perdón e los pecados en el NT no solo es un mensaje que se anuncia, sino que brota del
mismo Misterio Pascual de Cristo.
Para los cristianos el ser miembro de la Iglesia es estar en ese camino de la salvación, el
perdonar los pecados era pertenecer a eta comunidad.
Todo lo malo que sabemos de Judas lo sabemos por el Evangelio de Juan, en los sinópticos solo
se menciona la negación de Judas.
Los textos analizados de Mateo y Juan se refieren, a un poder concedido de Jesús a sus
discípulos. Mateo tiene el enfoque del esquema judío.
Tanto en Mateo como en Juan, se trata de un poder real sobre las fuerzas del mal.
III. HISTORIA
1. La Antigua Alianza
Los profetas van anunciando constantemente el perdón y la alianza. Particularmente de Ne 9,
1-10.
Sabemos que el pueblo de Israel asumió muchas de las fiestas de los territorios que ocupó, la
fertilidad, los ritos agrícolas.
Lc 1, 16-17
2. Los Evangelios
Cristo comienza su misión profética recogiendo el tema de a penitencia Mt4, 1-17. Jesús
retoma esa predicación de Juan y la va llevando a su culmen.
Jesús viene a buscar a aquellos que se han alejado. Para Cristo no solo algunos son pecadores
sino todos en general.
Jesús ve signos de conversión, vio por ejemplo los fariseos. Cuando la mujer quiebra el
perfume caro y le une los pies.
3. La Iglesia apostólica
Los apóstoles siguiendo el mandato de Cristo anuncian la penitencia y el perdón.
Es la misma predicación de la Iglesia.
Hch 2, 38 "Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el
nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu
Santo;"
Al principio el bautismo se te daba si había conversión, se sometían a pruebas y exámenes
antes de recibir el bautismo.
Salvatore Marsili:
-En la Iglesia apostólica existen pecados y pecadores.
-La iglesia da un juicio.
Habla en primer lugar de pecados como impureza, si se sabia que alguien estaba haciendo
penitencia, la comunidad oraba por ellos.
En sus escritos solamente el obispo que es sucesor de los apóstoles es el que concede la
reconciliación.
c) Pastor de Hermas
Es de los testimonios mas antiguos. Haba de a penitencia.
Las piedras que no quedan en el edificio quedan descartadas, tienen que irse moldeando.
La penitencia era corta porque pronto vendrá el Señor.
Se van gestando los tiempos de penitencia largos. No es algo que se pueda hacer tan rápido.
La penitencia era Tabú después del bautismo en el siglo II.
Solamente una vez en a vida se puede recibir la penitencia.
Tertuliano
Se puede hablar de la configuración del sacramento mas estable. Distingue entre el bautismo y
penitencia en el primero es Dios quien ofrece el perdón el segundo es el hombre que hace
acciones de penitencia.
La Iglesia es la que te concede el perdón.
El pecador debe confesar su delito a los superiores eclesiásticos.
Reconoce mas que una solo y única penitencia. Solo puede confesar el pecado una sola vez,
por eso la confesión se hace al final de la vida.
La Iglesia no podía perdonar todos los pecados, solo algunos.
Cipriano
Fueron muchos los cristianos que cayeron, los lapsis.
Fue duro para que los lapsis volvieran.
d) La obligación de confesar
Viene la confesión al menos una vez al año y comulgar al menos en Pascua.
b) El rito sacramental
a) Preparación
El Movimiento Litúrgico había intentado revalorizar el carácter comunitario.
Adquirió la confesión frecuente, se fue desdibujando el carácter comunitario del sacramento.
No se ha logrado esta concepción comunitaria.
IV LA TEOLOGÍA DE LA RECONCILIACIÓN
a) Acontecimiento Pascual
No es un acto aislado sino un hecho situado en la historia.
Se trata de un hecho consiente y libremente.
No estamos desencarnados fuera de la historia. Nuestros pecados ocurren en nuestra historia
de salvación unida a nuestra historia comunitaria.
La reconciliación nos trae los frutos del Misterio Pascual, los frutos salvíficos.
La confesión no es un acto psicológico ni un acto moral. Es ante todo un acontecimiento
religioso salvífico.
Dios impulsa al pecador al esfuerzo por salir del pecado.
Cuando no estamos en gracia Dios nos mueve a la conciencia. Puede ser que nos tardemos en
caminar hacia la gracia. No tenemos otro medio para le perdón de los pecados.
Por ser un acontecimiento religioso salvífico, el sacramento tiene una dimensión cristológica-
pascual.
2. Acontecimiento Pascual
El encuentro entre los y el cristiano pecador tiene lugar con Cristo y en Cristo, en una
misteriosa pero real contemporaneidad con su muerte-resurrección, acontecimiento central
de la historia de la salvación.
Por ello no debemos olvidar que el perdón de los pecados, la intervención de la gracia del
perdón de Dios en nuestra existencia tiene lugar en nuestra vida.
Dios nos regala lo mas valioso que tiene que es su hijo.
Heb 9, 12
La palabra sacramento es mucho más amplia que simplemente el septenario sacramental, la
misma Iglesia es sacramento de Cristo.
Los sacramentos corresponden con algunas etapas de la vida, es lo que nosotros recibimos los
frutos del Misterio Pascual de la Iglesia.
El centro y el culmen al que todos los sacramentos están ordenados es la Eucaristía. No son
hechos aislados e independientes. No podría ser de otra manera puesto que este es el mas
grande de los sacramentos.
Cada sacramento tiene una gracia particular, es la gracia santificante que se recibe en cada
sacramento. Esta el sigo y la estructura que tiene cada sacramento.
Requiere un acto jurídico, hay un juez, hay un reo y hay una culpa.
El sacerdote dicta la sentencia en nombre de Cristo.
Si estamos hablando de que la confesión es un acto jurídico, en la absolución general, no hay la
confesión del reo que se declara culpable.
De los tres actos del penitente, el más importante es la contrición, porque es el principio de la
conversión.
Ser juez y ser médico al mismo tiempo, es el papel del sacerdote.
Cuando uno va a confesarse, uno necesita ser conocido.
1 contrición
Primer acto del penitente es el dolor del alma con la intención de no volver a pecar.
Constituye la parte más importante del sacramento. Significa destrozar o triturar los pecados.
Hay signos externos como nervios, llanto, desesperación. También hay personas que se
confiesan con mucha serenidad.
Debe haber el propósito de enmienda.
Para la validez se requiere el propósito al menos implícito. Características del propósito:
Al momento en el que el penitente se acerca a confesarse tiene el propósito de no
volver a pecar.
Si no se tiene el deseo no hay eficacia. Debemos alejarnos de las amistades que nos
llevan al pecado.
Puede ser:
Perfecta: Fruto del amor -dolor de amor- a Dios ofendido.
Imperfecta: No proviene del amor puro a Dios, sino de otro miedo, por ejemplo, al
infierno.
Cada vez que hacemos la satisfacción vamos contribuyendo a disminuir la pena temporal.
No es nada más el pedir a la justicia divina, sino que ayuda a que el penitente no tenga una
pena tan larga en el purgatorio.
Necesidad de la confesión
La penitencia es tan necesario como el bautismo para aquellos que no lo han recibido.
La petición de sacramento debe ser de manera razonable, evita confesar 5minutos antes de
Misa.