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SACRAMENTO DE PENITENCIA

INTRODUCCIÓN

La penitencia es el encuentro con la misericordia grandísima de Dios. El pecado es el


quebranto a la voluntad de Dios. Sin embargo, es Dios mismo quien ofrece el perdón porque
no desea la muerte del hombre, sino que se convierta de su camino y viva (Ez 33, 11).

Desea que todos vengan a la penitencia (2 Pe 3, 9). La penitencia es el llamado que se hace en
la Sagrada Escritura. La penitencia es la conversón de corazón en el interior del hombre, un
cambio de vida, un retornar de nuevo hacía Él. CONCEPTO DE PENITENCIA

La penitencia, virtud moral (CEC 1430-2)

-Lleva a arrepentirse de los pecados cometidos.


-A tener el propósito de no volver a cometerlos.
-A imponerse por ellos del debido castigo o satisfacción.

Hablar de penitencia hoy es reducirla a una obra exterior y corporal y no estas tres
características anteriores.

Lo propio de esta virtud es el dolor del alma que se entristece por sus pecados. El dolor del
alma se experimenta con el centrarse en sí mismo, se pierde la tranquilidad y la paz.

La penitencia como sacramento

Verdad definida por el Concilio de Trento (Dz 911, sea anatema).

El catecismo 1486 lo llama como “sacramento de la conversión”, “de la confesión”, “de la


penitencia”.

El sacramento de la penitencia se une a la penitencia como virtud cuando:

(Tarde o temprano la virtud nos debe impulsar al sacramento)

1.- El sacramento de la penitencia requiere la virtud de la penitencia.


2.- El verdadero arrepentimiento de los pecados conlleva el deseo de confesarlos.

I VISIÓN ANTROPOLÓGICA

El fundamento antropológico de la conversión

Todos los sacramentos parten de la realidad del hombre, el sacramento de la reconciliación


hunde sus raíces en la realidad humana. El hombre es un ser en conflicto en tensión consigo
mismo y con los demás. Es un ser interesado que busca sus propios intereses. Se frustra
cuando sus planes no coinciden con la realidad.

En el fondo en ese drama antropológico esta la LIBERTAD, la conciencia como norma de


moralidad es lo que nos impulsa a actuar. UNO TIENE QUE EDUCAR Y FORMAR LA
CONCIENCIA.

No nos agrada a ser responsables de nuestros propios actos, tendemos a culpar al otro. Uno
adquiere paz cuando uno asume su responsabilidad.
Si el hombre actúa conforme a su voluntad, entonces se ve obligado a justificar sus acciones,
es una AUTOJUSTIFICACIÓN. La autojustificación es esa historia que hacemos al confesarnos,
no queremos decir con claridad lo que hicimos.

La condición conflictiva se refleja en el campo de las relaciones humanas, donde están en


juego, voluntades, intereses de unos y de otros. NO ESTAMOS DISPUESTOS A CEDER, ESTAMOS
ANTE LIDEREZ DEBO SIEMPRE BUSCAR QUEDAR EN PAZ SIN NINGUNA DIVISÓN INTERNA.

La libertad humana se basa con el sentido de la propia existencia y no tanto en las propias
motivaciones, impulsos y deseos.

Sin una tabla de valores éticos, que inspiren y protejan la convivencia humana, difícilmente se
podría llegar a construir una verdadera sociedad. LOS VALORES DEBEN ESTAR A FAVOR DE LA
CONVIVENCIA HUMANA.

El mensaje de la reconciliación es oferta o exigencia de la paz. La Iglesia y los pastores ofrecen


la paz. El hombre desea y anhela la paz. La reconciliación es una llamada positiva a salir del
propio cerco interior e ir al encuentro de los demás. TE PERMITE TENER UNA INTERPRETACIÓN
MÁS SANA Y MÁS LIBRE.

El llegar a la reconciliación no es gratis, nos cuesta llegar a este proceso. El ideal humano y
social de reconciliación implica una voluntad honda y decidida de paz, pero en él puede
predominar el deseo de éxito o culminación de proceso de paz, olvidando que la verdadera
reconciliación es fruto de una obra interior que afecta a los corazones.

La conversión va a poner los medios para que se de la reconciliación. Las personas tienen un
cambio dependiendo de las ideologías que van haciendo suyas. Hay muchas motivaciones que
llevan a la persona a experimentar esos cambios profundos.

En cuanto fenómeno religioso, la conversión es una experiencia interior, es una manifestación


de la sensibilidad humana que se deja captar por verdades y valores trascendentes. La
conversión abarca a la persona completa.

Por lo regular la conversión se da en el retiro de evangelización, es una experiencia sensitiva,


todos los sentidos se encienden, lo importante será levar aquello que experimentamos a una
convicción de un cambio de vida.

Para la conversión, hay que tener:

-La conciencia de un pasado al cual se quiere poner fin a la situación.

-La conversión arrastra consigo el deseo de dar a conocer, de hacer participes a los demás que
se ha visto y recibido.

En la experiencia religiosa de conversión, la fe es lo que permite este hecho. La conversión es


ver dos formas de vida una que ya no se quiere vivir y otra de querer transformar mutilando
nuestra historia de vida. Más bien es reconciliarse con esa historia para tener una conversión
verdadera.

Los hermanos separados dicen “yo me convertí al Señor”, una verdadera conversión es aquella
que nos lleva a la fidelidad a la Iglesia.

I COR 12,27-31 El apóstol San Pablo dice que los dones del Espíritu no pueden contraponerse a
la legitimidad del ministerio en la Iglesia.
La conversión de las personas se clarifica desde la propia vida de la persona, “por sus frutos los
conocerán”. Se va notando el encuentro con el Señor.

Nuestro sustento es la Escritura y la Tradición, esto nos permite ver las diferentes realidades
de nuestro tiempo y poner estos juicios por encima de los comentarios personales y
subjetivistas.

I Tim 4, 1-4 "El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la
fe entregándose a espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas, por la hipocresía de
embaucadores que tienen marcada a fuego su propia conciencia; éstos prohíben el
matrimonio y el uso de alimentos que Dios creó para que fueran comidos con acción de gracias
por los creyentes y por los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es
bueno y no se ha de rechazar ningún alimento que se coma con acción de gracias;"

En el contexto bíblico y eclesial tienen en cuenta dos tipos de conversión, la primera nos viene
dada por el bautismo y la segunda conversión es la dada por nuestro testimonio de vida.

Muchos de los que estamos bautizados tenemos la primera conversión, pero a la mayoría nos
falta de la segunda conversión. En los retiros de Kerigma se suscita la segunda conversión.

La Iglesia ocupa una de las tres instituciones de credibilidad en nuestro país.

En una parroquia la secretaria es el rostro de la Iglesia.

ASPECTOS ANTROPOLÓGICOS DEL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA

Si sabemos que Dios quiere que los hombres se salven, Dios pone todos los medios para
alcanzar esta salvación.

Partimos del supuesto que la persona tiene conciencia de pecado, hay personas que no tienen
esta conciencia. Estas últimos no entran en este ámbito del sacramento. Si no hay esta
conciencia, difícilmente va a aceptar el sacramento.

El creyente percibe el pecado y siente necesidad de desprenderse de ese pecado.

El pecado no nos excluye de la Iglesia, solo queda excluido solo aquel en latae sentenciae.

El pecado en el cristiano no es una realidad univoca, de un solo sentido, sino que tiene
diferentes significaciones; de ahí que podemos hablar de dos tipos de penitente:

 Los que buscan principalmente recuperar la gracia perdida, obtener el perdón de Dios.
 Los que desean perfeccionarse y asumir con mayor fidelidad y generosidad las
exigencias de la vocación cristiana. En estos predomina el deseo de purificación y de
perfección.

Si no hay conversión no hay conciencia de pecado. Hay pecados que no son percibidos por las
personas como tal, habría que estar a atentos a todo o que se hace siempre con una visión de
la dignidad de la persona humana.

San Agustín nos va relatando su vida de pecado en sus confesiones, descubre que era tanta su
miseria su bajedad, que decide tener un encuentro con Dios.

Muchas veces nosotros no nos amos cuenta de la gravedad de nuestras faltas.


La falta de conciencia de pecado va relacionada con la imagen que tenemos de Dios y de la
gracia que el hombre moderno tiene y puede percibir a través de as personas e instituciones
que predican y actúan y en su nombre.

El hombre moderno tiene una imagen de Dios a su gusto, a su medida.

El único tribunal en el que el culpable sale libre es el confesionario. Benedicto XVI.

Conforme vamos caminando a la santidad, vemos como la gracia nos va ayudando a madurar
nuestra conciencia y a permanecer mas firmes en la lucha. La gracia es liberadora.

Si yo tengo conciencia de pecado es porque yo he comprendido que hay una gracia que viene a
ayudarme.

En el sacramento el hombre se percibe herido, pero al mismo tiempo experimenta la presencia


y la existencia de Dios, un Dios que es capaz de sanarlo.

Aún en la situación de pecado tenga esperanza de que Dios está ahí. En este sentido la
percepción de pecado no te aleja de Dios, sino que te acerca.

La experiencia cristiana de la conversión parte del hecho de que el pecado no es un error del
hombre, sino que afecta profundamente el interior del hombre, a su propio ser y al corazón
mismo de la humanidad que Dios quiere redimir y salvar.

La conciencia de pecado lleva al hombre al querer luchar contra él, a vigilar y trabajar por
extirpar sus raíces.

La contrición

La contrición está enraizada en la fe, puesto que parte de una realidad de fe; esto es, del
nuevo estado de vida adquirido por el bautismo, mediante el cual ha pasado a ser hijo de Dios
y heredero de su gloria, es templo del Espíritu.

Si hay una verdadera contrición, hay una verdadera penitencia, si no duele, no sentimos la
necesidad de un cambio.

La contrición es la fuerza que vuelve al corazón humano hacia el amor del Padre. Es el acto
más profundamente humano. La contrición reconstruye. Es bueno porque nos ayuda a estar
delante del Señor. En la medida en que nosotros tengamos una conciencia mejor formada,
seguiremos avanzado en el camino de la conversión. La contrición va afinando esta conciencia.

La contrición nos debe mover a vivir más unidos a Dios, a actuar conforme a la voluntad de
Dios.

La contrición no solo es la conciencia de pecado sino el verdadero dolor por ese pecado, hay
dolor y detestación de ese pecado. DOLOR Y DETESTAR EL PECADO.

No podemos borrar nada de nuestra historia personal. En el pasado no podemos quitar nada,
sino que podemos reinterpretar.

Si para nosotros el acto no es pecado entonces no habría dolor de pecado, por lo tanto, no
pretendemos quitarlo de nuestra vida.

Cuando hacemos un examen de conciencia a la ligera, sentimos que no hay ese verdadero
dolor del corazón.
La culpa va a acompañada de a responsabilidad. Una persona culpable es una persona que
tiene implicaciones psicológicas.

La falta puede deshacerse mediante el diálogo, la petición de perdón, la reconciliación.

Es más fácil perdonar a los demás, pero es muy complicado perdonarse a sí mismo.

Si yo he tenido ese acto de contrición perfecta, esa contrición me lleva al sacramento de la


penitencia.

Dios es comunidad y es familia, por lo tanto, el hombre también es un ser relacional.

El hombre por naturaleza tiende a buscar el bien. Los cambios profundos están impulsados por
esta sintonía interior de cambio.

En la gente no creyente, puede haber esta tendencia al bien, pero sin la fe pierden la fuerza
que podrían tener. La fe mueve de manera distinta más profundamente. Ej. Hay empresas que
hacen muchas obras buenas, pero no logran lo que logró la Madre Teresa de Calcuta.

La contrición nos tiene que llevar a una mayor unidad con Dios.

La confesión

Guarda una relación directa con la contrición.


Es aceptar la propia culpa.
Me reconozco como parte de una comunidad, como parte de una Iglesia. Los pecados afectan
a toda la comunidad.
La culpa es para aquel que se siente responsable de sus propios pecados.
No hay otro medio para nosotros los cristianos católicos, es someternos a la acción penitencial
de la Iglesia.
La confesión libra a la contrición de su privaticidad y ocultamiento interior, para convertirla en
un acto eclesial, en un signo testimonial a través del cual el pecador manifiesta que su pecado
ha dado paso al arrepentimiento y a la conversión.
Se descubre el dolor de los demás.
La persona debe comprender que la confesión no es una terapia.
No puede compararse simplemente con una declaración humana de culpabilidad.
Es un acto que va dirigido a Dios.
El penitente debe ser orientado para la formación de la conciencia.
La educación y la formación de la conciencia moral es sin duda una tarea urgente que no
puede eludirse.

La práctica de la confesión puede ayudar a apoyar esos valores a interiorizarlos y convertirlos


en motor de una vida, a vivirlos desde la debilidad y condición humana y con la fuerza del
amor divino.

La confesión deberá estar inspirada en la conversión, que mira al cumplimiento de la voluntad


de Dios y a la extensión de su Reino. El mal se descubre mejor cuando se contempla a la luz del
bien, y la voluntad se desvía más fácilmente de él cuando ve por delante lo valores que
acompañan al bien.

La practica de la penitencia puede ser así integrada en la pastoral comunitaria que asume
determinados compromisos eclesiales y sociales, partiendo del compromiso fundamental de la
fe cristiana y de la vocación a la santidad.
La satisfacción

La palabra “penitencia” va ligada a la obra externa, a la pena o satisfacción que siempre se


impone por el pecado. En la primitiva concepción del sacramento, la acción penitencial
constituía efectivamente la parte más dura y “laboriosa” y visible en el proceso de la
reconciliación sacramental.

Actualmente la satisfacción queda reducida a una acción meramente simbólica. Le damos


menos importancia.

El termino “satisfacción” hace referencia directa al pecado y a la necesidad de “pagar” por él;
precisando que el perdón que Dios otorga es gratuito y no depende en lo esencial de la
satisfacción, sino de la sinceridad de la conversión.

La satisfacción nos mueve tanto que brota de manera natural el quererle corresponder.

Cada una de las partes va en la dirección de la reconciliación con Dios y con la Iglesia.

El sacramento es para la conversión postbautismal.

La satisfacción entra dentro de esas exigencias, que afectan a lo interior y a lo exterior.

La penitencia exterior, tal como se entendía en la antigua disciplina; servía de medio de


purificación del penitente y de prueba su voluntad de conversión y reconciliación ante la
comunidad. Con la penitencia tarifada, se estrecha la relación entre el pecado y obra
penitencial, estableciéndose tal proporcionalidad entre amabas realidad que hace suponer que
una depende exactamente de la otra.

En Trento estamos enfrentando a la idea luterana. El hacer la penitencia nos va a apartando


del pecado y ayuda al penitente a permanecer vigilante.

El Ritual de la Penitencia expone en los “Praenotanda” algunas ideas sobre el sentido de la


satisfacción: repara y cura lo que el pecado destruye.

Las orientaciones del Episcopado mexicano consideran que la satisfacción ha de ser signo de
una renovación de vida y comienzo de una nueva etapa y realmente adaptado a la situación
del penitente, tanto en la línea de la superación personal como en el servicio a los demás.
Ambos documentos coinciden en la relación de las exigencias de la conversión.

El significado de la satisfacción va, pues relacionado fundamentalmente en la enseñanza


cristiana con la necesidad de que el penitente realice una acción seria, comprometida y
generosa que tienda a deshacer la obra del pecado y a rehacer la obra de la gracia, este es,
llevar adelante la obra de la conversión.

Las personas deben poner los medios para alejarse de la situación de pecado. El pecado no
desaparece hasta la consumación de nuestro Señor Jesucristo.

Hay situaciones en las que queremos permanecer en la gracia, pero no lo logramos.

Los santos reconocen la dificultad para salir del pecado.

Jesús nos enseña que ser tentado no es precisamente pecado.

Esta tenencia, que en el fondo elude el ejercicio de la libertad interior y cede ante el reclamo
de lo inmediato, debe ser superada por una acción que disponga de modo activo y positivo la
voluntad del creyente a la continuidad en la tarea de la conversión y de la perfección cristiana.
La satisfacción e dirige a ahondar y prolongar las exigencias de la conversión en la vida del
cristiano, a preparar el cuerpo para la lucha y correr hacia la meta de la perfección. Flp 3, 12-16

La penitencia que dejamos es una cuestión más bien simbólica, la penitencia debe ser
medicinal.

La doctrina de Trento a calado tan hondamente, sentimos que la penitencia es el pago por los
dones de Dios. Más bien es un brote e la conversión y del encuentro con Dios.

Después del Vaticano II, con la renovación del sacramento, se tiende al otro extremo que
tampoco es bueno. El sacramento quedó cuestionado por Lutero y compañeros.

Hay algunos que posponen la satisfacción, nos piden que hagamos un trabajo determinado y
luego recibir la absolución.

La recuperación del significado y de la importancia de la satisfacción viene de la conversión. Lo


decisivo no es que la satisfacción sea solo un pago sino un proceso de conversión. Debe haber
un compromiso práctico.

Si en la satisfacción vemos el signo de la obra penitencial, en cuanto parte integrante del


sacramento, no podemos sin embargo considerarla como un acto aislado o independiente del
resto de los actos sacramental. Todo el sacramento es una única acción penitencial.

La contrición, por ejemplo, terminas reconociendo tus pecados, el declarar esos pecados te
mueve a querer realizar la satisfacción.

No recibimos la absolución por nosotros mismos, sino que es la intercesión de la Iglesia.

La satisfacción nos conduce a una conducta fiel y obediente a Dios.

En el diálogo de la confesión el penitente te va sugiriendo que es lo que le puede ayudar.

Se pueden poner oraciones de penitencia, pero hay que evitar que no se pierda el sentido de la
satisfacción.

La satisfacción debe tener un valor significativo y representativo de la actitud penitencial que


el penitente ha de mantener después de la celebración del sacramento.

No puedes tratar a las personas de una misma manera, debes saber discernir su situación.
Debe experimentar el perdón de Dios y a saber perdonar los sacramentos.

No vamos a querer que con la penitencia se logre la conversión, le ayuda, pero no es todo lo
necesario para la conversión.

A veces es recomendable recomendarle la lectura de la vida de los santos.

II FUNDAMENTACIÓN BÍBLICA

a) Textos fundamentales

Como todos los sacramentos, la penitencia tiene su fundamento en Cristo, las liturgias
penitenciales estaban presentes en el pueblo de Israel. Cristo no instituyó nuevas formas de
reconciliación. Fiesta de Yom Kippir.
La novedad de Jesús no radica en el perdón y la reconciliación que predica, la novedad es que
él mismo concede el perdón se atribuye un poder que solo es atribuible a Dios. Mc 2,5; Lc7,48;
Jn 20, 21-23.

Los textos más importantes sobre la institución del sacramento son Mt 18,15-18; Jn20, 21-23;
Lc 15, 1-32.

El fundamento está en las palabras y en las obras de Jesús. (2 Cor 5, 18); (Lc 24, 47).

El mismo Pablo afirma que él en nombre del Señor Jesús y con el poder del Señor.

I Cor 5, 1-11 el caso del incestuoso, Pablo da reglas morales.

Las palabras de Jesús confieren a los apóstoles una autoridad global para perdonar los
pecados, y fundan el sacramento en la propia persona de Jesús de modo que podemos
considerarlas más propias de Cristo, fundamento del sacramento, en su ministerio pascual y
portador del perdón universal.

b) El poder de perdonar los pecados en la Iglesia

El poder de atar y desatar en el texto de Mateo (18, 15-17)

Mateo nos va catequizando, si alguien te ofende, esa es la actitud que debemos tomar como
cristianos. Nos va dando un código de conducta para los mismos hermanos.

Los términos de atar o desatar era la posibilidad de algunos responsables y líderes religiosos.
La excomunión era la primera acción de este procedimiento, que posteriormente requería el
levantamiento de dicha pena.

El Talmud y los documentos de Qumrán, hacen eco de la facultad de la excomunión y el


regreso a la comunidad de los pecadores.

En el judaísmo era religioso y legal, en el cristianismo es eminentemente religioso.

La relación entre facultad y competencia para ejercerla, que debe recaer necesariamente
sobre algunas personas, hemos de verla sobre todo, desde el carácter mismo de la comunidad,
en el proyecto salvífico de Dios y desde la misión que en ella tienen los doce. Se necesita que la
Iglesia de la facultad para poderlo realizar.

En la sagrada escritura, el nombre corresponde a la misión, Pedro será la piedra, la base sobre
la que la Iglesia está cimentada.

En este pasaje especifico, las llaves han sido entregadas a Pedro.

El poder de las llaves es el poder de enseñar y juzgar, de decidir en el pueblo.

Atar y desatar significa hacer uso de una facultad que compete a los responsables de la
comunidad y de sus miembros.

Lo que está en la tierra, también se lleva a cabo en el cielo. Es la novedad. Son implicaciones
espirituales.

Atar y desatar corresponde con el proceso de apartar a los pecadores y readmitirlos.

Según Vorgrimler considera que el pecado es una alianza con satanás.

Al pecador se le sacaba de la comunidad, el pecador tenia que hacer una penitencia pública.
Con el atar y desatar lo que se busca es la sinceridad en la unión con Dios. Esto debía
repercutir con los hermanos.

c) El poder de perdonar y retener los pecados en Juan

En Juan lo encontramos ya después de la Resurrección.

La exegesis nos dice que los que estaban encerrados eran los 11 no judas. Los apóstoles no
todos los discípulos.

Jesús sopla sobre sus discípulos, está recreando lo mismo que el Padre hace con Adán.

En Jn el espíritu desciende al ser bautizado.

Se resalta la enseñanza final a quienes les perdonen los pecaos les serán perdonados.

En Juan se habla de que:

-Solo los apóstoles pueden perdonarlos.

El perdón e los pecados en el NT no solo es un mensaje que se anuncia, sino que brota del
mismo Misterio Pascual de Cristo.

El énfasis que pone Juan es en el poder de perdonar, no solo en el poder de predicar.

Para los cristianos el ser miembro de la Iglesia es estar en ese camino de la salvación, el
perdonar los pecados era pertenecer a eta comunidad.

Todo lo malo que sabemos de Judas lo sabemos por el Evangelio de Juan, en los sinópticos solo
se menciona la negación de Judas.

Los textos analizados de Mateo y Juan se refieren, a un poder concedido de Jesús a sus
discípulos. Mateo tiene el enfoque del esquema judío.

Tanto en Mateo como en Juan, se trata de un poder real sobre las fuerzas del mal.

III. HISTORIA

En todos los pueblos siempre ha existido ritos de expiación.


Siempre en todas las religiones hay esa concepción de enemistad con la divinidad.

1. La Antigua Alianza
Los profetas van anunciando constantemente el perdón y la alianza. Particularmente de Ne 9,
1-10.
Sabemos que el pueblo de Israel asumió muchas de las fiestas de los territorios que ocupó, la
fertilidad, los ritos agrícolas.
Lc 1, 16-17

2. Los Evangelios
Cristo comienza su misión profética recogiendo el tema de a penitencia Mt4, 1-17. Jesús
retoma esa predicación de Juan y la va llevando a su culmen.
Jesús viene a buscar a aquellos que se han alejado. Para Cristo no solo algunos son pecadores
sino todos en general.
Jesús ve signos de conversión, vio por ejemplo los fariseos. Cuando la mujer quiebra el
perfume caro y le une los pies.
3. La Iglesia apostólica
Los apóstoles siguiendo el mandato de Cristo anuncian la penitencia y el perdón.
Es la misma predicación de la Iglesia.
Hch 2, 38 "Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el
nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu
Santo;"
Al principio el bautismo se te daba si había conversión, se sometían a pruebas y exámenes
antes de recibir el bautismo.
Salvatore Marsili:
-En la Iglesia apostólica existen pecados y pecadores.
-La iglesia da un juicio.

4. Los Padres Apostólicos


Se amonesta a os bautizados para que lloren por toda maldad. Se hace presente el ayuno, la
limosna y la confesión.
La confesión de los pecados debe hacerse en las asambleas litúrgicas.
Algunos eran excluidos de la misa por la situación de pecado

a) San Ignacio de Antioquia

Habla en primer lugar de pecados como impureza, si se sabia que alguien estaba haciendo
penitencia, la comunidad oraba por ellos.
En sus escritos solamente el obispo que es sucesor de los apóstoles es el que concede la
reconciliación.

b) San Clemente Romano


Ya no es solo el obispo sino también los presbíteros. Debemos doblar las rodillas del corazón.

Aquí se ve como se dibuja el proceso de penitencia, reconocer el pecado, hacer la penitencia y


volver a la reconciliación.

c) Pastor de Hermas
Es de los testimonios mas antiguos. Haba de a penitencia.
Las piedras que no quedan en el edificio quedan descartadas, tienen que irse moldeando.
La penitencia era corta porque pronto vendrá el Señor.
Se van gestando los tiempos de penitencia largos. No es algo que se pueda hacer tan rápido.
La penitencia era Tabú después del bautismo en el siglo II.
Solamente una vez en a vida se puede recibir la penitencia.

5. Primer estadio de la penitencia canónica (siglo III y IV)

Tertuliano
Se puede hablar de la configuración del sacramento mas estable. Distingue entre el bautismo y
penitencia en el primero es Dios quien ofrece el perdón el segundo es el hombre que hace
acciones de penitencia.
La Iglesia es la que te concede el perdón.
El pecador debe confesar su delito a los superiores eclesiásticos.
Reconoce mas que una solo y única penitencia. Solo puede confesar el pecado una sola vez,
por eso la confesión se hace al final de la vida.
La Iglesia no podía perdonar todos los pecados, solo algunos.

Cipriano
Fueron muchos los cristianos que cayeron, los lapsis.
Fue duro para que los lapsis volvieran.

6. Practica penitencial (siglo IV y V) (segundo estadio de la P. Canónica)


1 confesión de los pecados al obispo o a los sacerdotes.
2 entraban con los penitentes.
3 obras penitenciales.
4 reconciliación oficial.

Los pecados eran públicos y conocidos por toda la comunión cristiana.


Los penitentes confesaban sus pecados en especie y número.
Había un rito para entrar con los penitentes.
Era toda una celebración solemne.
Había identificación de los pecadores con signos externos y con actos privados como el ayuno
y la abstinencia.
Había diferentes grados (llorones) imploraban el regreso a la Iglesia, (audientes) se tenían que
salir en el Evangelio, (los substrati) permanecían postrados.
Los miembros de la Iglesia tenían una conciencia clara de tener la situación de pecado.
Cumplida la acción penitencial venia la reconciliación.
Después de la reconciliación había un momento de acompañamiento.
No existió una praxis uniforme.

7. La Penitencia en el Medioevo (siglo VI-XIII)

Hablamos de una repetición de la penitencia.


Las consecuencias del periodo anterior hacían la necesidad de una intervención pastoral.
Era algo que todavía no se veía muy bien, la reiteración de la penitencia.
Surge la penitencia tarifada. Hacer, así como un catálogo de penitencias y satisfacciones.
Era una especie de manuales.

Va haber variedad de fórmulas para la absolución.


Se podían pasar toda la vida pagando la tarifa del sacramento.
Se podían hacer algunos intercambios piadosos, por ejemplo, el ofrecer las Misas.
El que podía comprar o pagar la Misa, recibía la disminución de la tarifa.

d) La obligación de confesar
Viene la confesión al menos una vez al año y comulgar al menos en Pascua.

8. La penitencia en los teólogos escolásticos

Hasta antes no había tanto reflexión teológica.


Es en ese momento donde se da bastante reflexión teológica.
Signos externos, ponerse a llorar fuera de los templos y todas estas características,
desaparecieron.
Es en la escolástica donde empiezan los cuestionamientos.
Manejas dos esquemas: materia (actos del penitente) y forma (absolución).
Para Santo Tomás la medicación eclesial es la única manera de obtener el perdón de los
pecados.
En contra de Tomas estuvo Escoto quien propuesto dos caminos. En el primero, la contrición
merece la justificación; en el segundo la justificación se realiza ex opere operato y es más fácil
porque no se requiere contrición.

b) El rito sacramental

En esta época se pone primero la absolución y después se da la penitencia.

c) Intervenciones magisteriales y los errores


La obligación de la confesión anual.
Trento reafirmaba y decía el porque de las obras de satisfacción.
A partir de Trento quedó definida la doctrina excepto en la contrición perfecta.
La confesión frecuente se convierte en una realidad de la iglesia.

9. Fórmulas absolutorias de la Penitencia


En los libros eren muy diversas.
Se hace mención de que el ministro es el único que puede perdonar los pecados.

a) Preparación
El Movimiento Litúrgico había intentado revalorizar el carácter comunitario.
Adquirió la confesión frecuente, se fue desdibujando el carácter comunitario del sacramento.
No se ha logrado esta concepción comunitaria.

b) Criterios para la revisión el rito


Valorizar en el rito la Sagrada Escritura.
Tener presente al espíritu Santo.
Subrayar el aspecto comunitario.
Cuidar la sobriedad y la simplicidad del rito.

c) Título del sacramento


Se le ha llamado confesión.
En la antigüedad el nombre que prevalece es el de penitencia.
En el nuevo rito el nombre es el de reconciliación.

HEREJIAS VS EL SACRAMENTO Y PENSAMIENTO PROTSTANTE

Herejía de los montanistas.


Herejía de los novacianos. La Iglesia debía estar conformada por hombres puros
Herejía Abelardo XII. El poder es solo concedido a los apóstoles.
Las sectas espiritualistas
Los reformadores protestantes.
Vemos a confesión como una mera terapia psicológica.

IV LA TEOLOGÍA DE LA RECONCILIACIÓN

Las constantes son las siguientes:


No podemos seguir en la visión del individualismo, es una situación comunitaria lo que afecta
el pecado.

a) Acontecimiento Pascual
No es un acto aislado sino un hecho situado en la historia.
Se trata de un hecho consiente y libremente.
No estamos desencarnados fuera de la historia. Nuestros pecados ocurren en nuestra historia
de salvación unida a nuestra historia comunitaria.
La reconciliación nos trae los frutos del Misterio Pascual, los frutos salvíficos.
La confesión no es un acto psicológico ni un acto moral. Es ante todo un acontecimiento
religioso salvífico.
Dios impulsa al pecador al esfuerzo por salir del pecado.
Cuando no estamos en gracia Dios nos mueve a la conciencia. Puede ser que nos tardemos en
caminar hacia la gracia. No tenemos otro medio para le perdón de los pecados.
Por ser un acontecimiento religioso salvífico, el sacramento tiene una dimensión cristológica-
pascual.

2. Acontecimiento Pascual

El encuentro entre los y el cristiano pecador tiene lugar con Cristo y en Cristo, en una
misteriosa pero real contemporaneidad con su muerte-resurrección, acontecimiento central
de la historia de la salvación.
Por ello no debemos olvidar que el perdón de los pecados, la intervención de la gracia del
perdón de Dios en nuestra existencia tiene lugar en nuestra vida.
Dios nos regala lo mas valioso que tiene que es su hijo.
Heb 9, 12
La palabra sacramento es mucho más amplia que simplemente el septenario sacramental, la
misma Iglesia es sacramento de Cristo.
Los sacramentos corresponden con algunas etapas de la vida, es lo que nosotros recibimos los
frutos del Misterio Pascual de la Iglesia.
El centro y el culmen al que todos los sacramentos están ordenados es la Eucaristía. No son
hechos aislados e independientes. No podría ser de otra manera puesto que este es el mas
grande de los sacramentos.
Cada sacramento tiene una gracia particular, es la gracia santificante que se recibe en cada
sacramento. Esta el sigo y la estructura que tiene cada sacramento.

Universalidad del poder de perdonar los pecados

La Iglesia por mas grave que sea el pecado, concede el perdón.


La potestad es conferida solo a la Iglesia jerárquica. Esta potestad es un poder que se tiene que
ejercer.
La potestad de perdonar los pecados es judicial

Requiere un acto jurídico, hay un juez, hay un reo y hay una culpa.
El sacerdote dicta la sentencia en nombre de Cristo.
Si estamos hablando de que la confesión es un acto jurídico, en la absolución general, no hay la
confesión del reo que se declara culpable.

Los actos del penitente

De los tres actos del penitente, el más importante es la contrición, porque es el principio de la
conversión.
Ser juez y ser médico al mismo tiempo, es el papel del sacerdote.
Cuando uno va a confesarse, uno necesita ser conocido.

1 contrición
Primer acto del penitente es el dolor del alma con la intención de no volver a pecar.
Constituye la parte más importante del sacramento. Significa destrozar o triturar los pecados.
Hay signos externos como nervios, llanto, desesperación. También hay personas que se
confiesan con mucha serenidad.
Debe haber el propósito de enmienda.
Para la validez se requiere el propósito al menos implícito. Características del propósito:
Al momento en el que el penitente se acerca a confesarse tiene el propósito de no
volver a pecar.
Si no se tiene el deseo no hay eficacia. Debemos alejarnos de las amistades que nos
llevan al pecado.
Puede ser:
Perfecta: Fruto del amor -dolor de amor- a Dios ofendido.
Imperfecta: No proviene del amor puro a Dios, sino de otro miedo, por ejemplo, al
infierno.

La confesión debe ser sincera e integra.


Nos cuesta trabajo confesar el nombre del pecado.
Es bueno que hagamos en nuestro examen de conciencia del número de veces que has
pecado.

Leer shalom b. Haering

Cada vez que hacemos la satisfacción vamos contribuyendo a disminuir la pena temporal.

No es nada más el pedir a la justicia divina, sino que ayuda a que el penitente no tenga una
pena tan larga en el purgatorio.

La satisfacción puede consistir en la oración, en ofrendas, en obras de misericordia, etc.

Normalmente el confesor deberá poner la penitencia antes de la absolución.

Sin embargo, la enfermedad corporal, su habitual alejamiento, aconsejan que se disminuya la


satisfacción. En todo caso el confesor puede cumplir él mismo la parte de la penitencia que
debería imponer al penitente.
«Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su
Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la
Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo».

Hay personas que no van a Misa porque no pueden comulgar.

Necesidad de la confesión

La penitencia es tan necesario como el bautismo para aquellos que no lo han recibido.

Debe haber prudencia al momento de preguntar al penitente.

La petición de sacramento debe ser de manera razonable, evita confesar 5minutos antes de
Misa.

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