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Introducción de la temática contexto, el material

La situación en las cárceles de nuestro país ha sido discutida desde


varios enfoques en el transcurso de los años, desde la forma en que
viven los privados de la libertad, las causas sobre las que no se ha dado
sentencia y hasta la integración de los mismos luego de cumplidas las
penas.
En la actualidad si bien estas problemáticas siguen estando vigentes,
podemos hablar de una realidad distinta.
En un primer término, en el marco y bajo la bandera de "Juicio y
Castigo a los culpables" comenzó el 12 de abril en La Plata, el juicio a
carceleros y médicos de la Unidad nº 9 de la ciudad, responsables de
casi un centenar de homicidios, desapariciones y torturas desde 1976 a
1979 durante la dictadura militar argentina.
Por otro lado, los privados de la libertad de la Unidad nº 9 iniciaron
el 21 de marzo una huelga de hambre para solicitar que los jueces y los
legisladores ejerzan el control de convencionalidad y constitucionalidad
de la normativa tanto del código penal como el código procesal penal, la
misma finalizó 50 días después por sólo con pequeños logros.
El saldo fue y sigue siendo negativo, según un informe realizado por
la CIDH la situación en las cárceles bonaerenses es desesperante, pero al
Gobierno Nacional no parece importarle mucho ya que no hay ecos
después de las declaraciones.
Existe una relación pasado/presente que invita a reflexionar sobre
lo que hoy está pasando en las cárceles bonaerenses, ya que por un lado
hay una avance, que tardó 34 años, en el juzgamiento de quienes
cometieron crímenes de lesa humanidad dentro de la unidad, pero a su
vez, en la actualidad hay personas que se encuentran privadas de su
libertad sin una sentencia firme y viviendo en condiciones infrahumanas.
Si bien la causa el problema está fuera de las cárceles, ya que es el
sistema judicial quien se encarga de afirmar las penas y que no esta
cumpliendo con su obligación, el peligro es el que se encuentra dentro
de cada unidad por que la huelga se ha cobrado la vida de uno de ellos, y
la situación se a trasladado a todas las cárceles del país.
En este blog se desarrollara cada caso en particular, tratando de
que el lector participe opinando sobre el tema y porque no aportando
nuevos datos. Además se publican videos y audios de interés para tener
un panorama aun mas completo, valorando a los distintos actores que
ayudan para que este tema se difunda.

La Huelga terminó... pero los reclamos siguen.

Si bien la huelga en la Unidad 9 finalizó a principios de junio, los reclamos de los privados de la
libertad continúan y se acentúan a medida que pasa el tiempo.
En los pedidos se encuentran: la derogación del Art 14 del Codigo
Penal, en cuanto a que se les permita a los reincidentes el derecho a la
libertad condicional; la modificación de los Art. 5 y 6 del Código Penal, en
cuanto a la derogación de las penas a perpetuidad; la modificación de la
Ley 13943, que acota y limita las excarcelaciones y alternativas a la
prisión preventivas, en sí, sobre el tema de las personas enfermas y
embarazadas, tanto como los delincuentes primarios; la modificación del
Art. 141 del C.P.P. ultimo párrafo en cuanto no computa los plazos de los
términos fatales para la duración del proceso (dos años) la apelaciones
realizadas en el marco de la causa, como también la aplicación de una
sanción por retardo injustificado en dictar sentencias.
Dichos reclamos fueron elevados a las dependencias pertinentes,
es decir, a Poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial, pero no hubo respuesta
alguna.

En los días de huelga, los presos se reunieron en 2 oportunidades con el Ministro de Justicia
Ricardo Casal. Mientras en estas reuniones el ministro les decía a los detenidos que el proyecto de
morigeración y de alternativas a las prisiones preventivas iba encaminado, la legislatura bonaerense
aprobó una ley de endurecimiento de las excarcelaciones.

Walter es un detenido de la Unidad 9 de La Plata, estudia Derecho y Periodismo, y fue


entrevistado por "La Vía" programa radial de Estación Sur
(http://www.radioestacionsur.org/palabras-en-el-aire/307-mas-de-40-dias-
en-huelga-de-hambre.html)

AUDIO
Si se realiza una búsqueda en Internet para saber el desarrollo o el
fin de esta huelga, cómo fue, cuales fueron las resoluciones, se
encontrará poco y nada. ya que los medios no se han hecho eco de la
noticia.
Haciendo un relevamiento de las últimas publicaciones sobre el
tema en el diario El Día de La Plata ( www.eldia.com.ar ) se encuentra
una nota sobre el fallecimiento del estudiante de periodismo, Ruben
Terzagui y la investigación sobre su muerte.
Publica: Investigan la muerte de un interno de la Unidad Nº9,
utilizando el condicional como tiempo verbal preponderante y sacándole
veracidad al hecho y la reclamos de la ONG La Cantora, sobre el pedido
de investigación ya que se había solicitado que Terzagui sea trasladado
de la Unidad por haber visto el deterioro de su salud por la huelga de
hambre sumado al padecimiento de HIV que lo aquejaba desde 1990.
Días después Indymedia publica la respuesta que obtuvo La
Cantora sobre este pedido:

" En tanto, desde el Servicio Penitenciario bonaerense explicaron que el


fallecimiento del estudiante universitario, interno de la Unidad Nº9 de La
Plata, en el marco de una huela de hambre iniciada el 21 de marzo
pasado, se produjo “como consecuencia del mal estado general del
paciente, ante el grave cuadro de la enfermedad crónica terminal que lo
afectaba”.

“El interno, quien padecía del síndrome de HIV desde 1990, falleció el 28
de marzo a las 13.35, en la Unidad Hospitalaria N° 22 de Olmos."

(http://argentina.indymedia.org/news/2010/03/726484.php)

Aqui no sólo se puede observar la poca importancia que se le dio a la


huelga y al reclamo desde los medios sino también el desinterés desde
los organismos gubernamentales por aportar respuestas.

Una visita que no fue tan grata: La CIDH en Buenos Aires

Quizás una huelga de hambre nos es tapa de los medios nacionales, ni un recuadro cualquier
página del diario, pero si viene de visita La Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) es merecida una nota y si lo que viene a demostrar es
algo negativo dentro del Sistema Penitenciario, hasta quizás el título se
encuentre en negrita y con color. Lo que si está en claro, que más allá de
lo valioso del informe, desde distintos organismos de Derechos Humanos
se viene denunciando desde hace tiempo la precariedad en la que viven
los presos y las falencias del sistema judicial.

Lo cierto es que la CIDH expresó su preocupación por las


condiciones de alojamiento en comisarías y cárceles bonaerenses, e
instó al Estado provincial a "asegurar condiciones mínimas de detención
que sean compatibles con la dignidad humana".

Además de que cuestionar la detención de personas en comisarías,


"centros concebidos para detenciones transitorias que no cuentan con la
infraestructura ni los servicios básicos para asegurar condiciones dignas
de detención". Y expresó una "profunda preocupación por la información
recibida según la cual en los centros de detención se inflingen torturas,
tratos crueles, inhumanos y degradantes".

El Diario La Nación publica: Críticas de la CIDH por la situación carcelaria


(http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1277435 ). Toma no sólo
fragmentos de los publicado por la Comisión sino también obtiene
declaraciones desde el Gobierno Nacional sobre el informe: "César
Albarracín, subsecretario de Política Criminal del Ministerio de Justicia y
Seguridad bonaerense, dijo a LA NACION que el gobierno está en
desacuerdo con el diagnóstico de la CIDH. "Durante la gestión del
gobernador Daniel Scioli, la tendencia es a bajar la cantidad de
procesados en las cárceles, gracias a las reformas legislativas. Además,
los presos en comisarías son cada vez menos y contamos con un
programa edilicio que nos permitirá crear 2000 plazas en los próximos
dos o tres meses. Tampoco es cierto que haya casos de torturas. El
organismo tomó como válidas denuncias, no hechos probados."
Otros medios como Indymedia sólo publicaron el informe dejando al lector ver el panorama
que la CIDH plantea y poder observar la realidad nacional y hacer un análisis propio y personal
sobre el hecho en si mismo. (Para ver el artículo completo se puede ingresar a www.cidh.org o
http://argentina.indymedia.org/news/2010/06/738572.php)

Verbitsky y un análisis sobre las cárceles y el sistema penitenciario

La provincia de Buenos Aires ha vuelto a tener más de 30.000 personas


privadas de su libertad, lo cual constituye la tasa de prisionización más
alta del país y sólo es superada en Sudamérica por Chile, sin que por ello
se aprecie un incremento de la seguridad, salvo una leve merma de los
hurtos menores. En cambio, crecen los actos de brutalidad cometidos por
la policía provincial y por su servicio penitenciario, de cuyas filas
proviene el ministro de Justicia y Seguridad, el alcaide mayor Ricardo
Casal. Esto a su vez coincide con mayores niveles de violencia por parte
de quienes participan en robos, sin que pueda asegurarse a ciencia
cierta cuál es la causa y cuál el efecto aunque es ostensible que se
realimentan.

El 76 por ciento, o casi 23.000 personas, no tienen condena firme. Según


la estadística que el gobierno provincial suministró a la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, cuando esos casos concluyan el 30 por ciento
serán declarados inocentes. Es decir que la principal provincia argentina
retiene en condiciones de alojamiento que altas instancias
internacionales han definido como denigrantes a unos 7000
ciudadanos/as que no han cometido ningún delito. En lo que va de este
año se han pronunciado sobre esas condiciones, incompatibles con la
dignidad humana y con las convenciones internacionales sobre Derechos
Humanos que obligan a la Argentina, el Comité de Derechos Humanos de
las Naciones Unidas, el 23 de marzo; el Comité de Derechos del Niño de
la misma organización, el 10 de junio, y la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, el lunes de esta semana. En las 54 unidades
penitenciarias bonaerenses sobreviven 26.000 de esas personas en
condiciones vergonzosas, con frío, sin buena alimentación, remedios ni
cuidados médicos y sometidos a prácticas vejatorias como traslados
constantes, duchas frías, palizas y hasta torturas con electricidad. Otras
4000 se hacinan en las comisarías, que no han sido concebidas para
alojar personas en forma permanente. Sin intimidad alguna deben
realizar todos sus actos fisiológicos en un mismo espacio minúsculo.
Durante la campaña electoral del año pasado el gobernador Daniel Scioli
había anunciado que vaciaría de presos las sedes policiales para volcar la
totalidad de los efectivos a las tareas de prevención en la calle. De haber
cumplido esa promesa la provincia sólo habría obedecido un fallo de la
Corte Suprema de Justicia. Pero nada de eso ocurrió. Por el contrario,
esos números que habían comenzado a descender luego de la decisión
del máximo tribunal, volvieron a aumentar gracias a las reformas
legislativas y al discurso represivo del actual gobierno bonaerense. Como
alternativa a este enfoque ilegal y autoritario, una coalición de
universidades nacionales, expertos en seguridad, organizaciones sociales
y partidos políticos de todo el espectro democrático elaboraron un
Acuerdo para la Seguridad Democrática, que se presentó en el Congreso
Nacional en diciembre y en La Plata este mes y que fue entregado en la
Casa de Gobierno a la presidente CFK y a su ministro de Justicia,
Seguridad y Derechos Humanos, Julio Alak. La demagogia punitiva que
practica el gobierno bonaerense, con permanentes reformas legislativas
para ablandar garantías procesales, acrecer las facultades de la policía e
impedir las excarcelaciones durante el proceso, convirtiendo la prisión
preventiva no en la excepción sino en la regla, han incrementado los
niveles de violencia pero no han sido eficaces. El Acuerdo afirma que
esas políticas de mano dura “se han convertido en uno de los principales
obstáculos para encontrar soluciones eficaces a las legítimas demandas
de seguridad de la ciudadanía”. También destaca la “sospechosa
incapacidad” de sus impulsores “para desarticular los grandes mercados
delictivos, conviven con sectores que gozan de una impunidad que no
puede ser casual ni producto de la mera ineficiencia y no desarrollan
planes consistentes para prevenir la conflictividad violenta”.

La censura provincial

Casal fue entrevistado sobre este Acuerdo y acerca del detenido


desaparecido Luciano Arruga en el programa La página del medio, de
Radio Provincia. Arruga es un adolescente de 16 años que luego de su
detención por fuerzas policiales fue golpeado en el destacamento de
Lomas del Mirador y nunca más volvió a saberse de él. La entrevista fue
realizada por las periodistas Margarita Torres y Silvina Garrido al
mediodía del sábado pasado. El diálogo fue ríspido y Casal levantó la voz
para negar que su política fuera de mano dura y que hubiera crecido la
tasa de prisionización. Al terminar, Casal les dijo que eran terribles y
estaban “en pie de guerra en la discusión”, por lo cual las felicitó. Pero
las autoridades de la radio consideraron que interrogar al ministro sobre
estos temas constituía una falta de respeto. “Es el patrón de ustedes”,
les gritó el director de Producción Radial y Programación de la radio,
Oscar Castañeda Alippi, según informaron los trabajadores. El 22 de
junio, el mismo funcionario y el director de Gestión Comercial, Ricardo
Luis Spaletti, comunicaron la cesantía de los periodistas Marcelo Chapay
y Silvina Garrido. También prohibieron colgar la entrevista en la página
de la emisora en Internet. Esto provocó un conflicto gremial en el que
intervinieron el Sindicato de Prensa, la Asociación de Trabajadores del
Estado y la CTA. Los trabajadores denunciaron este “nuevo acto de
censura” para “ocultar y silenciar casos como el de Luciano Arruga que
afectan la imagen de la Policía Bonaerense”. Ante una orden previa para
bajar del portal otra noticia sobre Arruga, el jefe del servicio informativo,
Rubén Cassano, comunicó al director de la radio, Roberto Zarlenga, que
compartía el reclamo de los trabajadores, ya que la desaparición del
chico “es un hecho gravísimo”. En su última nota a las autoridades, los
trabajadores escribieron que “la radio pública que pretende la sociedad y
que el gobierno nacional ha hecho suya a través del impulso que le ha
dado a la nueva Ley de Comunicación Audiovisual, está demasiado
alejada del oficialismo obsecuente que propicia la dirección de LS 11”.
Recién cuando el caso cobró volumen público y ante el reclamo epistolar
a Scioli, la radio revocó las cesantías. Pero los trabajadores mantienen el
estado de alerta, ya que los contratos precarios por tres meses vencen el
30 de junio y temen que no sean renovados. También reclaman que se
extiendan por lo menos a seis meses.

La entrevista

Ante una pregunta de las periodistas sobre la fusión de los ministerios de


Justicia y Seguridad, Casal prefirió responder que el Acuerdo para la
Seguridad Democrática era un documento político del ex gobernador
Felipe Solá y de su ministro de Seguridad Carlos Arslanian, cuyo
contenido calificó como falso. En realidad, Arslanian no está alineado con
Solá sino con el gobierno nacional y el ASD fue suscripto por dirigentes
políticos y sociales de todas las fuerzas del arco democrático, como el
presidente del bloque oficialista Agustín Rossi y los integrantes de esa
bancada Remo Carlotto, Diana Conti, Héctor Recalde y Adela Segarra; los
secretarios generales de la CGT y de la CTA, Hugo Moyano y Hugo Yasky,
los diputados radicales Raúl Alfonsín y Ricardo Gil Lavedra; los socialistas
Rubén Giustiniani y Ariel Basteiro; los miembros de la CCL Griselda
Baldata, Marcela Rodríguez y Elisa Carca; Horacio Alcuaz, del GEN; los
dirigentes del centro izquierda Martín Sabbatella y Pino Solanas y
organizaciones de derechos humanos como el CELS y la Comisión
Provincial por la Memoria, entre muchos otros. También participaron
otros expertos, como el creador de la Policía de Seguridad Aeroportuaria
Marcelo Saín; el secretario de seguridad de Santa Fe, Enrique Font; el
ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Raúl Zaffaroni y el
de la Suprema Corte de Santa Fe, Daniel Erbetta. Cuando le preguntaron
por la autonomización de la policía que vuelve a fijar su propia estrategia
como en tiempos del comisario Pedro Klodyck, Casal dijo que había una
“interacción absoluta entre la policía y la representación democrática”
(sic). Cada vez más molesto, Casal se negó a dar información sobre la
desaparición forzada de Luciano Arruga, porque dijo que estaba
delineando una nueva estrategia para esclarecer el caso de acuerdo con
el Poder Judicial, y mencionó a Margarita Núñez, de Los Hornos,
desaparecida durante seis meses pero no por obra policial, sino de un
familiar. Una de las periodistas afirmó que “la mano dura no sirve para
prevenir el delito” y preguntó acerca de penas alternativas y sustitutivas
de la privación de la libertad, que logren los fines de resocialización.
Casal respondió que estaba de acuerdo en términos filosóficos pero que
una “realidad criminal distinta”, con aumento notable de la violencia en
el delito, “anula la posibilidad excarcelatoria”. Explicó que hay personas
que han “decidido que el delito sea su forma de vida”, pese al “esfuerzo
del tratamiento penitenciario”. La reincidencia de aquellas personas que
según Casal “son realmente peligrosas y no hay un cambio de modalidad
en su vida por más opciones que tengan es casi automática” una vez
cumplida una condena o lograda la libertad. Otro momento de
exacerbación ministerial ocurrió cuando dijo que no era cierto que tres
cuartas partes de las personas privadas de su libertad lo estuvieran con
prisión preventiva. Dijo que por el contrario, el 53 por ciento tenía
condena de un tribunal de primera instancia. Estos datos no coinciden
con los que las propias autoridades ministeriales y penitenciarias
suministraron hace pocas semanas al Relator de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos sobre los Derechos de las
Personas Privadas de su Libertad, el colombiano Rodrigo Escobar Gil. Su
informe, aprobado por la CIDH, dice que “según las cifras oficiales, el 61
por ciento de los privados de la libertad en Buenos Aires no tiene
sentencia en firme; sin embargo, la Relatoría observa que dicho
porcentaje no incluye aquellos detenidos en dependencias policiales”, lo
cual eleva el porcentaje por encima del 70 por ciento. Como ya lo había
hecho la Corte Suprema en 2005, también la Relatoría considera
preocupante “el uso abusivo de la detención preventiva”, que es “una
medida excepcional, de naturaleza cautelar”. La CIDH también sostuvo
que “entre febrero y junio de 2010 se reportaron 241 casos de torturas y
otros tratos crueles, inhumanos y degradantes, de los cuales 115 fueron
denunciados formalmente ante las autoridades. La Relatoría también
recibió información por parte de diversas fuentes sobre la falta de
voluntad del Estado para investigar y sancionar los actos denunciados, la
impunidad imperante, y la falta de un registro oficial, que permita contar
con información fidedigna sobre la dimensión real del problema y diseñar
políticas de prevención”.

La demagogia punitiva

La cantidad de personas privadas de su libertad no guarda relación con


los índices delictivos, sino con decisiones políticas que a su vez
responden a estrategias electorales. Durante treinta años la tasa de
prisionización creció sin pausas, hasta que en 2005 la Corte Suprema
declaró inconstitucionales las condiciones de alojamiento en comisarías,
objetó el uso de la prisión preventiva como pena anticipada y ordenó una
serie de reformas legislativas. Forzado por esa resolución, ante el
reclamo de las organizaciones sociales que focalizaron la situación en las
cárceles como la principal violación contemporánea de los derechos
humanos y bajo la presión del Poder Ejecutivo Nacional, el entonces
gobernador Felipe Solá cumplió con algunas exigencias de la Corte. De
ese modo, por primera vez se redujo el número total de detenidos en la
provincia y, en forma más señalada, en comisarías. Contra lo que
pretende la agenda mediática, esas reformas racionales no produjeron
rechazo social. Por el contrario, el oficialismo provincial se impuso en las
elecciones de 2007. Lo contrario puede decirse con la contrarreforma
emprendida por Scioli, cuya demagogia punitiva no fue acompañada por
el éxito electoral. La cantidad de personas privadas de su libertad en la
provincia creció un 11 por ciento y en comisarías un 51 por ciento y sin
embargo el oficialismo fue derrotado. Por supuesto, en los comicios
influyen una gran diversidad de elementos, pero los resultados de 2007 y
2009 bastan para poner en cuestión la ciencia infusa que medios y
políticos comparten sobre las bondades proselitistas de la ilusión penal.
Si se observa desde los intereses generales de la sociedad y no de la
dirigencia política, la esterilización de un enorme porcentaje de la fuerza
policial para custodiar a los detenidos, 24 horas por día los 365 días del
año, lejos de reforzar la seguridad la deteriora. La devolución de todo el
poder a la policía, liberada de los controles civiles, se refleja en su
ineficiencia investigativa (caso Pomar), su desinterés o incapacidad para
enfrentar a las grandes bandas (caso Tigre), su corrupción (primero
algunos jueces y luego el ex ministro Stornelli denunciaron que la policía
recluta jóvenes y adolescentes para robar) y su violencia (caso Arruga y
otras sesenta muertes en episodios en los que intervino la bonaerense.
En algunos se ha comprobado el estado de indefensión de las víctimas y
el uso desproporcionado de la fuerza). En el caso de Emiliano Martino, de
Ramos Mejía, la policía disparó sobre el auto pese a que sus familiares
habían alertado que se lo estaban llevando como rehén. Antes de
cualquier peritaje de las armas, Casal declaró que las balas que mataron
al ciudadano secuestrado no fueron policiales. Estas políticas se replican
luego en los municipios. En Tigre comenzó a actuar una UCEP como la
que Maurizio Macrì montó en la Capital, que en compañía de funcionarios
policiales desalojan familias en la noche e incendian sus precarias carpas
y frazadas. Los desalojados cortaron una ruta, pero por presión del
intendente Sergio Massa ni las radios, ni el diario ni el canal de televisión
local lo informaron.

La reforma como estafa

Las reformas anuales del Código Procesal no dan cuenta de la inutilidad


de la reforma anterior, lo cual constituye una estafa a la sociedad. En
consecuencia no se resuelve la inseguridad; aumentan la violencia y la
impunidad policial en las calles; colapsan las cárceles, cuyo
hacinamiento recrudece la violencia al interior de los penales y el Estado
argentino termina sancionado por organismos internacionales como la
OEA y la ONU por la situación en las cárceles y por los casos de violencia
policial.

Modus operandi

El caso que exasperó a Ricardo Casal durante el reportaje fue el de


Luciano Arruga, detenido el sábado 31 de enero de 2009, conducido al
destacamento de Lomas del Mirador, que no está habilitado para la
detención de personas, y desde entonces desaparecido, por haberse
negado a robar para la policía. Su primera detención en el mismo
destacamento había ocurrido en setiembre del año anterior. Los policías
le propusieron que trabajara para ellos. Arruga se negó. Su hermana,
Vanesa Orieta, que esperaba por su libertad lo oyó gritar: “¡Me están
pegando!”. La respuesta fue una amenaza: “Acá no te hicimos nada.
Negrito de mierda, te vamos a llevar a la Octava para que te violen, o
terminás en un zanjón”. Los golpes fueron constatados por médicos del
hospital de San Justo. A partir de entonces fue interceptado varias veces
en la calle por la policía, hasta su desaparición hace ya un año y medio.

La investigación estuvo paralizada los primeros cuarenta y cinco días y


recién se movió cuando los familiares denunciaron la inacción de la fiscal
Roxana Castelli, de la UFI 7. Por más que Casal niegue que se delegue la
instrucción de los expedientes en la policía, eso es lo que ocurrió con
Arruga, en violación de la resolución 1390 de la Procuración General
bonaerense, que por eso dispuso sumariar a la fiscal. La causa fue
derivada a la UFI 1, a cargo de Celia Cejas, y en abril de 2009 el entonces
ministro de Seguridad, Carlos Stornelli, colocó en disponibilidad a ocho
policías que el 31 de enero estuvieron en el destacamento de Lomas del
Mirador: los oficiales Damián Sotelo, Ariel Herrera, Daniel Vázquez,
Sergio Fecter, Emiliano Márquez, Néstor Díaz, Hernán Zeliz y Borrego. El
ingreso de Luciano en el destacamento no fue asentado en los libros. Un
peritaje con perros determinó que Arruga había estado en la comisaría 8ª
(de la que depende el destacamento) y en uno de los patrulleros, que
esa noche no había cumplido con su recorrido programado y según el
registro electrónico de su desplazamiento circuló por descampados. Pero
en octubre de 2009, el mismo Stornelli reincorporó a los policías en otras
funciones. Para el gobierno, como no han sido procesados pueden
continuar en actividad. Como no han sido separados de sus funciones la
justicia no tiene interés en investigarlos, con lo cual se completa el
círculo vicioso de la impunidad. También varios testigos y familiares de
Luciano han sido amenazados y hasta sufrido coacciones directas por
parte de la policía, como la amiga de Vanesa y testigo de la causa,
Anabella Martínez. Conducida a la comisaría 13ª de La Tablada “la
golpearon, le dejaron las nalgas llena de moretones”, indicó el abogado
de la familia Arruga, Juan Manuel Combi, de la Asamblea Permanente por
los Derechos Humanos. A casi dos años de la primera detención, no hay
imputados y la carátula de la causa es por “averiguación de paradero”.
En febrero de 2010 la familia solicitó que se investigara como una
desaparición forzada y por lo tanto pasara a la justicia federal. Pero el
juez de Garantías Gustavo Banco sostuvo que no había elementos para
el cambio de carátula y de fuero, de modo que la causa sigue en el
Juzgado Nº 5 de La Matanza. Es obvio que el gobierno y la justicia no
harán nada que la movilización social no les imponga para esclarecer un
caso paradigmático del modus operandi policial que varios jueces y hasta
el ex ministro Stornelli denunciaron.

Atando cabos
El ministro Ricardo Casal fue cabo, adjuntor y subalcaide del Servicio
Penitenciario provincial durante la dictadura militar. Ingresó como
guardia, en 1978 fue ascendido a cabo y desde 1980 fue adjuntor. En
1981, la resolución III Nº 787/81 lo convirtió en subalcaide del escalafón
técnico y profesional, es decir personal superior con rango de oficial.
Recién pidió su baja como penitenciario en 1992, con el grado del alcaide
mayor. Copias de su legajo en la provincia de Buenos Aires, donde
también fue funcionario en varios ministerios durante los gobiernos de
Antonio Cafiero, Eduardo Duhalde, Carlos Rückauf y Felipe Solá fueron
distribuidas el año pasado por la campaña de Francisco de Narváez,
quien tomó la seguridad y las cárceles como una de sus principales
ofertas electorales. Fuentes oficiales confirmaron su autenticidad. El
ministro sostiene en su descargo que nunca cumplió tareas de
guardiacárcel y que pasó esos años en dependencias administrativas, a
cargo de la liquidación de sueldos, mientras realizaba sus estudios de
abogacía. Hasta ahora su nombre no fue mencionado en las audiencias
del juicio por las privaciones ilegítimas de la libertad, las torturas y los
homicidios cometidos en la cárcel de La Plata durante la dictadura militar
por once oficiales y tres médicos del Servicio Penitenciario Bonaerense,
sus compañeros de entonces. El ministerio de Justicia y Seguridad es la
posición más elevada que haya alcanzado un miembro del SPB en toda
su historia.

Fuente: Página 12
(http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/148400-47635-2010-
06-27.html)

La piel de gallina, los recuerdos inborrables: las voces que no pudieron callar

Pasados los dos meses de audiencias han sido numerosos los testigos que prestaron
declaración en el Juicio a la Unidad 9 de La Plata, y aunque para muchos cada historia sonaba igual
a la anterior, para otros eran palabras llenas de dolor y de angustia dignas de ser escuchadas, para
aprender y pedir por que esos hechos no sucedan NUNCA MAS.
Pocos son los medios que reseñan cada audiencia, solo se marcan las declaraciones que a
criterio del mismo parecen más importantes.
En una primera instancia nos encontramos con el blog creado por la Asamblea permanente
por los derechos humanos de La Plata, quienes son querellantes en la causa
( juiciounidad9.wordpress.com) o La Cantora (Comunicación Popular para el Cambio Social
www.lacantora.org.ar) ambos medios relatan el día a día en el Juicio, adelantan cuales son los
próximos testigos y aportan información sobre la causa.
Otro de los medios digitales que aporta información es Indymedia, el portal de noticias
(argentina.indymedia.com.ar).
Por otro lado, los medios nacionales, como Página 12, toma la declaración del premio Nóbel
de la Paz, Perez Esquivel como nota, pero no ha hecho un seguimiento diario sobre las audiencias.
En tanto Radio Estación Sur informó sobre las amenazas que habían recibido varios de los
testigos. (http://www.radioestacionsur.org/palabras-en-el-aire/357-
amenazas-a-testigos-del-juicio-de-la-unidad-9.html )
Marcelo Ponce Núñez es el abogado querellante por la CTA y decía lo
siguiente:
AUDIO
En tanto que Eduardo Mohinder es uno de los testigos que declaró en
el juicio recibió intimidaciones efectuadas en el domicilio de su sobrina
que es integrante de la agrupación HIJOS La Plata.
AUDIO

Algunos de los testimonios:


Carlos Pinto, hermano del torturado y asesinado Alberto Pinto, al cual
le siguieron los testimonios de varios ex presos políticos que sufrieron la
represión dentro de la Unidad 9. Tal es el caso de Julio César
Morgodoy Carecce, quien mencionó que “cada vez que lloviznaba, el
guardia cárcel Raúl Rebaynera ponía música clásica (Beethoven o Bach)
y salía a `cazar’, como él decía. Nos sacaba de las celdas y nos llevaba a
los calabozos de castigo para golpearnos. `Si te doy 15 trompadas y no
gritás, te volvés a la celda. Sino te quedás 15 días’, te decía”. Con
respecto a los médicos esgrimió: “Todos le teníamos terror porque eran
torturadores. Ningún médico si veía la situación se podía bancar lo que
pasaba, así que los tipos preguntaban si estábamos bien y se iban.
Personalmente no quería ningún medicamento porque era peor”.
En este sentido Carlos Alberto Álvarez hizo referencia al trato recibido
por los médicos imputados en la causa, específicamente sobre el caso de
Leandro Corsi: “le solicité un vaso de agua para tomar una pastilla, ya
que tenía dolencias estomacales” y ante la solicitud la respuesta de Corsi
fue “dejá de hinchar las pelotas, tomá de la letrina”.
Respecto al caso Pintos David Andenmatten declaró que “los médicos
sabían que esta persona estaba enferma y ellos confirmaban que podían
seguir pegándole” y por otra parte recordó “a Ortiz, que lo tuvieron que
operar de la vejiga, los médicos sabían por qué motivo era”.
Javier Marcelino Herrera ratificó declaraciones que hizo en 2005 y
aclaró haber visto a la mayoría de los imputados el día de la requisa del
13 de diciembre de 1976. En cuanto a la responsabilidad de los médicos,
el testigo también ratificó su declaración efectuada hace cinco años:
“existió complicidad entre los médicos y quienes ordenaban las torturas.
Los médicos de guardia tenían relación directa con los pabellones. De
hecho, era Favole quien entraba a los pabellones”, dijo.
Jorge Ernesto Podolsky señaló frente al Tribunal que por los tratos
recibidos en dicha Unidad “había asumido la muerte. Me preparé para
morir”. Podolsky que, junto con Eduardo Zavala, fue uno de los más
castigados en la requisa del 13 de diciembre de 1976, declaró sobre
diversos casos de torturas y contó que él había sido muy golpeado por
ser judío. Su compañero de celda, Ernesto Fernando Villanueva,
declaró en el mismo sentido y también hizo referencia a los homicidios
que en este caso son materia de juicio. De igual forma José Jozami se
refirió a la requisa del 13 de diciembre como “un hecho general,
organizado, para mostrarnos una nueva época fundada en el terror”.
También prestó testimonio la ex detenida desaparecida Hilda Ursula
Rochocz, hermana de Gonzalo Carranza, quien estuvo detenido en la
Unidad 9 y fue liberado el 2 de febrero de 1977 a altas horas de la
madrugada, sin haberse notificado a los parientes de que se efectuaría
tal liberación. En la puerta de la Unidad fue secuestrado junto con
Guillermo Segalli y Miguel Domínguez. Hasta el día de hoy los tres
permanecen desaparecidos.
En varios casos la familia de los presos políticos era perseguida. Ese fue
el caso de Pedro Niselsky, a cuya mujer secuestraron y mataron las
fuerzas militares. Fue secuestrado un día después del golpe militar junto
a otras cuarenta personas para llevarlos a la Escuela Naval. “Como
cualquier obrero, era un gremialista que peleaba por mejores las
condiciones de trabajo”, dijo. En ese entonces, trabajaba en la fábrica de
Astilleros.
Por su parte el periodista y actual director del periódico semanal
“Miradas al sur” Eduardo Anguita declaró sobre el secuestro y
desaparición de su madre, Matilde Vara, ocurrido el 24 de julio de 1977
en su lugar de trabajo luego de haber recibido una serie de amenazas en
las que hacían referencia a la condición de detenido de su hijo. Anguita
también dio testimonio sobre los homicidios de Dardo Cabo, Rufino
Pirles, Horacio Rapaport y Ángel Georgiadis; las desapariciones de
Guillermo Segalli, Miguel Domínguez y Gonzalo Carranza; y, además, las
torturas y tormentos perpetuados a Julio César Urién. También declaró
que en febrero de 1978 había salido de la cárcel Jorge Roberto
Petiggiani, quien resultó desaparecido inmediatamente después de
egresar de la Unidad.

Una declaración espontánea

En APDH de La Plata informó sobre la manifestación de Roberto Miguel


Aguirre quien fue el único en prestar declaración testimonial ante la
Cámara Federal de Apelaciones de La Plata y lo hizo luego de haber
pedido citación al Tribunal bajo la causa caratulada “Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos La Plata S / Presentación
Averiguación”.

El testigo brindó información de su secuestro-desaparición en la última


dictadura cívico-militar y atestiguó haber compartido pabellón en la
Escuela Naval y celda en la Unidad 9 con Juan Carlos Rodríguez, quien
declaró el miércoles pasado ante la Cámara. Por su parte, Aguirre insistió
en tener interrogantes sobre su secuestro ya que no participó de
movimientos políticos y nunca fue interrogado durante el período de
cautiverio.

El 26 de marzo de 1976, cuando Aguirre caminaba a su trabajo ubicado


en la Estación de Servicio de 12 y 48 fue demorado por verificación de
identidad por un civil que conducía una camioneta de Prefectura. Luego
fue encapuchado por otro civil y subido a la parte trasera de la
camioneta que lo llevó hasta Astilleros Río Santiago, donde lo subieron a
una lancha. El testigo relató haber recorrido un camino cuyo destino lo
identificó en la Escuela Naval. “No estaba solo, iban como diez
muchachos más. Al primero que se saque el trapo de los ojos le volamos
la cabeza, me dijeron”. Así explicó Aguirre la humillación que sufrieron
estando en el pabellón.

Luego de estar un día atado y vendado, lo soltaron y ordenaron en una


habitación junto a más de cien personas. Es aquí donde encontró a sus
dos hermanos, Juan y Miguel Aguirre, secuestrados un día antes por
personal civil.

El 28 de marzo lo trasladaron a la Unidad 9, donde fue bruscamente


golpeado en la entrada. Allí compartió el pabellón 10 celda número 416
con Juan Carlos Rodríguez -testigo que declaró el pasado miércoles ante
la Cámara- quien trabajaba en Astilleros Río Santiago en aquel entonces.

Dentro del penal, Aguirre pudo reconocer a uno de los guardia cárceles
de apellido Blanco, a quien aseguró conocerlo de la empresa SWIF
Berisso, ya que éste desempeñaba allí las tareas de supervisor. Según el
testigo, el reconocimiento motivó que Blanco pudiera tramitar la visita de
la esposa del detenido días después.

Si bien Aguirre fue liberado luego de permanecer tres meses en


cautiverio, sus dos hermanos, Juan y Miguel, quedaron secuestrados
veintiún meses más en la Unidad Penal N° 9.

Al final de la declaración y a raíz de las preguntas de los abogados, el


testigo brindó información a la Cámara sobre Américo Aguirre, otro de
sus hermanos que también trabajaba en la Empresa Swift y que fue
secuestrado tiempo después de la liberación de Roberto Miguel.

En efecto, Aguirre aportó una serie de direcciones a los fines de que la


Cámara cite a declarar a nuevos testigos, entre ellos, a Norma Ribera,
compañera de celda del testigo durante el cautiverio en la Escuela Naval.

Fuente: Indymedia (http://argentina.indymedia.org/news/2010/06/737354.php)

El Juicio de la Unidad 9

El lunes 12 de abril comenzó el juicio a carceleros y médicos responsables de casi un centenar de


homicidios, desapariciones y torturas desde 1976 a 1979. La causa fue iniciada en abril del 2002 por
el ex fiscal del Juicio por la Verdad, Félix Crous, quien luego de examinar los testimonios de ese
proceso judicial radicó la denuncia penal ante el titular del Juzgado Federal N°1 de La Plata.

En el 2003 los Fiscales Generales, Dulau Dumm y Molina formularon el requerimiento de


instrucción de la causa caratulada “Dupuy Abel David y otros s/ homicidios,
torturas, tormentos, y privación ilegítima de la libertad”. Finalmente
el 7 de abril de 2009 el juez federal Manuel Blanco la elevó a juicio oral y público quedando
radicada en el Tribunal Oral Federal Nº 1.

Todos los imputados prestaron funciones bajo la dirección de Abel


Dupuy, quien estuvo a cargo de dicha Unidad penitenciaria desde el 13
de diciembre de 1976. Además del jefe de Unidad, se encuentran
acusados Isabelino Vega, Víctor Ríos, Elvio Cosso, Catalino Morel, Ramón
“Manchado” Fernández, Jorge Luis Peratta, Segundo Andrés Basualdo,
Valentín Romero, Héctor Acuña, Raúl Aníbal Rebaynera, Carlos Domingo
Jurio, Enrique Leandro Corsi y Luis Domingo Favole.

La Unidad Nº 9
El 21 de septiembre de 1960 fue inaugurada la Unidad Nº 9 del Servicio
Penitenciario Bonaerense, ubicada en la calle 76 e/9 y 11 de la ciudad de
La Plata. Esta Unidad se caracteriza por corresponder al sistema
denominado "espina dorsal": cuenta con un corredor central donde se
encuentran los patios y, en forma paralela, los pabellones.
Desde 1973 alojó presos políticos y, entre 1976 y 1983, funcionó en
coordinación con los Centros Clandestinos de Detención del circuito
represivo de la provincia de Buenos Aires conocido como “circuito
Camps”. En ese período albergó a presos comunes y políticos que fueron
sometidos al plan sistemático de torturas perpetrado por el terrorismo de
Estado, aplicado en ese caso por el personal del Servicio Penitenciario
Bonaerense al mando de Abel David Dupuy.
Muchos internos que provenían de distintos centros clandestinos de
detención del país eran “blanqueados” al ingresar a la Unidad Nº 9, es
decir, eran puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Sin
embargo, el pase a la legalidad no implicaba el cese de las torturas, los
tormentos y los castigos. Se trató de una de las unidades que más
presos políticos recibió, y cuyo destino eran los denominados “Pabellones
de la Muerte”.

Lo que se juzga
Los hechos elevados a juicio son los homicidios de Horacio Rapaport,
Juan Carlos Deghi, Angel Georgiadis, Rufino Pirles y Dardo Cabo, los
tormentos seguidos de muerte de Marcos Ibáñez y Alberto Pinto, las
desapariciones de Guillermo Segalli, Gonzalo Carranza y Miguel
Domínguez, la privación ilegal de libertad de Horacio Alejandro Micucci,
Juan Destéfano y Amadeo Gramano y los sucesos del 13 de diciembre de
1976 cuando tuvo lugar una requisa, con motivo de la asunción de Abel
Dupuy como Jefe de la Unidad, en la cual se sacó al total de los presos
políticos al patio y se los obligó a correr entre dos filas de agentes
quienes los torturaban a su paso con el uso de palos y rifles entre otros.
Los hechos que se les imputan a los acusados son sólo una mínima parte
de los acaecidos en la realidad y quienes están siendo juzgados no
fueron los únicos que participaron en tales hechos. Vale recalcar que
durante la dictadura militar en la Unidad 9 se alojaron más de 1500
personas y que hoy se están juzgando menos de la décima parte de los
delitos cometidos.

El juicio

Todos los imputados se negaron a declarar y, finalmente, el lunes 26 de


abril comenzaron los testimonios de las que serán más de 250 personas
en declarar por los crímenes de lesa humanidad que se le imputan a los
14 agentes del Servicio Penitenciario, tres de ellos médicos.
Antes de comenzar las declaraciones testimoniales los representantes de
las querellas solicitaron al Tribunal se revocara la detención domiciliaria
de Isabelino Vega, Elbio Omar Cosso, Valentín Romero y Ramón
Fernández y su posterior traslado a cárceles comunes. También
solicitaron se procediera a la detención de los médicos, que se
encuentran con libertad provisional. El Tribunal resolvió dar a lugar a la
primera petición, revocando los arrestos domiciliarios, pero no así al
pedido de detención de los médicos.
La principal estrategia esgrimida por la defensa de los acusados es la de
deslindar responsabilidades de los imputados a través de una nueva
“obediencia debida” por la cual los acusados obedecerían órdenes del
Ejército. Asimismo la defensa de los médicos acusados apunta al planteo
de que los mismos “nada podían hacer”. A lo largo de las audiencias que
se sucedieron hasta el día de la fecha ambas teorías han sido tiradas por
la borda por los testimonios de los familiares y los ex presos políticos que
declararon. La Unidad 9 del Servicio Penitenciario Bonaerense estaba
insertada en el plan represivo aplicado en el momento, como un eslabón
más, independiente pero en coordinación con los demás centros de
detención clandestinos.

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