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DE ANTIOQUIA
número 161 número 283
julio-diciembre enero-marzo
1965 2006
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número 215 número 271
enero-marzo enero-marzo
1989 2003
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Contenido 319
enero - marzo 2015
Portada
Jugando ajedrez (1951)
Sobre la guerra
24 Estanislao Zuleta
Otelo o de los celos
26 Estanislao Zuleta
Edipo como drama del pensador
34 Estanislao Zuleta
Construir la vida, conquistar
44 la aceptación de la muerte
Alejandro López Carmona
4 Minúsculas 53
El Estado en el pensamiento político
de Estanislao Zuleta
Pablo Andrés Malpica León
Especial 61
La democracia como un horizonte
superior de posibilidades
Estanislao Zuleta • 80 años Isabel Salazar
Teoría del sujeto y democracia
18 Solo una voz 66 Daniela Cardona, Elizabeth Giraldo
Carlos Vásquez y Vincent Restrepo
Mi padre, retrato a contraluz Recordando a Estanislao Zuleta
20 José Zuleta Ortiz
71 Boris De Greiff
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El sombrero de Beuys
Plástica
105 Tras los rayos de la estrella
Sol Astrid Giraldo
Fragmentos a su imán
Arquitectura
116 Un valle plantado de edificios
Luis Fernando González
La mirada de Ulises
Cine
125 Centenario de El nacimiento de una nación
Juan Carlos González A.
Reseñas
Cuento Humor a la carta
130 Emma Lucía Ardila
Ouija
77 Octavio Escobar Giraldo El tríptico de Pablo Montoya
134 Sergio Pérez
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minúsculas
ISSN: 0120-2367
Fundador:
Alfonso Mora Naranjo
Rector:
Alberto Uribe Correa
Vicerrector general:
John Jairo Arboleda
Secretario general:
Luquegi Gil Neira Amor mortal
Director:
Elkin Restrepo
Ignacio Piedrahíta
Asistente de dirección:
C
Janeth Posada Franco asi nada queda del muro
Diseñadora:
Luisa Santa que separó a Berlín en
Auxiliar administrativa: dos mitades durante
Diego Fernando Castañeda Vergara
Corrector:
veintiocho años. En el último
Diego García Sierra aniversario de su caída tuvie-
Comité editorial: ron que recordarlo marcando
Jairo Alarcón, Carlos Arturo Fernández,
Patricia Nieto, Juan Carlos Orrego, su traza con globos luminosos.
César Ospina, Margarita Gaviria, Estos fueron liberados al mismo
Luz María Restrepo, Alonso tiempo y la barrera se esfumó en
Sepúlveda, Nora Eugenia Restrepo,
Carlos Vásquez. el frío aire de la noche del nueve
de noviembre. Pero quedan
Impresión: Imprenta Universidad
de Antioquia, Medellín, Colombia todavía unos pocos tramos en
Correspondencia y suscripciones: pie, de los cuales el más largo es
Departamento de Publicaciones, la llamada East Side Gallery. La
Universidad de Antioquia
Bloque 28, oficina 233, “galería del lado oriental” mide
Ciudad Universitaria un kilómetro y trescientos me-
Calle 67 N.o 53-108
Apartado 1226, Medellín, Colombia tros, y se extiende sobre la ribera
Tel.: (574) 219 50 10, 219 50 14 del río Spree desde el puente
Fax: (574) 219 50 12 Oberbaum hacia el norocciden-
revistaudea@udea.edu.co
te. Toma el nombre de “galería”
Página web: porque tras la caída del muro,
www.udea.edu.co/revistaudea
Versión digital
en 1989, se le propuso para que
www.latam-studies.com sirviera como un largo lienzo
http://oceanodigital.oceano.com/ sobre el que decenas de artistas
Publicación indexada en: MLA,
Ulrich’s, Clase pintarían sus obras al aire libre.
Canje: Sistema de Bibliotecas, La iniciativa nació de la reunifi-
Universidad de Antioquia cación entre las dos asociaciones
Bloque 8, Ciudad Universitaria
E-mail: canjeydonacionbiblioteca@ de artistas más importantes del
udea.edu.co este y el oeste de la ciudad.
Licencia del Ministerio de Gobierno
N.o 00238 Y se le llama “del lado orien-
tal” porque este tramo de pa-
La Revista Universidad de red no era propiamente el que
Antioquia no se hace responsable
de los conceptos y opiniones se veía desde Berlín occidental
emitidos en los artículos, los cuales y que el mundo conocía como
son responsabilidad exclusiva de
los autores.
4
el Muro, sino que era parte de sus obras en un espacio de un es la modernización de la ciu-
lo que se llamaba el hinterland- poco más de diez metros de dad. En 2006 se acordó mover
mauer, es decir, la parte inte- muro cada uno. Una vez termi- cuarenta metros de muro hacia
rior de la franja de la muerte. El nados, algunos de estos mura- la punta occidental para cons-
Muro de Berlín era en reali- les le dieron la vuelta al mundo. truir un escenario de concier-
dad una zona protegida por dos Entre ellos quizá el más fa- tos, como una excepción que fue
muros, y los habitantes del este moso sea el del artista ruso de alguna manera tolerada por
veían únicamente el hinterland- Dmitri Vrubel, que reproduce los berlineses. Sin embargo, este
mauer. Mirado desde esa parte el beso que se dieron el dirigen- kilómetro largo de tierra en la
de la ciudad, detrás del hinter- te soviético Leonidas Braznev ribera del Spree se ha ido con-
landmauer estaba una zona de y el gobernante máximo de virtiendo en uno de los lugares
arena con cercas electrificadas, la República Democrática más cotizados de la ciudad y por
obstáculos antitanques, perros Alemana Erick Honecker. La lo tanto de los más apetecidos
bravos, un tendido de punzones pintura lleva escrito un texto en por las constructoras. Y aunque
de hierro ―llamado por los occi- ruso traducido al alemán: “Dios cueste creerlo, a Berlín le es di-
dentales el “césped de Stalin”― y, mío, ayúdame a sobrevivir a fícil negarse a sus ofertas mi-
finalmente, sí, el Muro, a cu- este amor mortal”. Se dice que llonarias debido a la bancarrota
yos pies murieron muchos de aunque el beso se atenía a las que padece. La oposición de los
los que arriesgaron su vida para costumbres socialistas, el muy ciudadanos a la urbanización de
cruzarlo, baleados por los solda- alemán Honecker se sobreactuó la ribera del Spree se ha hecho
dos del este. en esta muestra exagerada de sentir, pero en el 2013 se perdió
Alguien que haya visitado cariño político. la primera batalla, cuando una
Berlín se preguntará en qué par- Con los años los murales se empresa de construcción logró
te estaba el Muro principal, si fueron deteriorando, no solo retirar veintitrés metros de muro
detrás de la East Side Gallery porque estaban al sol y al agua para el acceso a su nuevo edificio
hay escasos treinta metros antes lo cual era obvio y se espera- de apartamentos de lujo, ubica-
de llegar a las aguas del Spree. ba, sino porque el hinterland- do entre el muro y el río.
Esto se explica porque en esa mauer estaba hecho del material Aunque este edificio es por
zona el río remplazaba al Muro. más barato posible. Más que la ahora el único, es muy probable
Es decir, allí no había Muro con pintura al fresco en sí misma, lo que en diez o veinte años toda
mayúscula sino el hinterland- que se dañó fue el soporte, sin esta ribera del Spree, hoy casi
mauer solamente, de modo que considerar los grafitis espontá- del todo baldía, esté completa-
los berlineses orientales no pu- neos que muchos pintaron sobre mente urbanizada con este tipo
dieran acceder al río y cruzarlo las mismas obras, pues la gen- de construcciones. Por lo que
para escapar al lado occiden- te siempre ha podido acercarse a pudiera pasar, un famoso museo
tal de la ciudad. Aun cuando la ellas sin ningún tipo de obstácu- de Londres ofreció comprar el
East Side Gallery no sea par- lo. De ahí que en el año 2009 se muro, pero es difícil que la ciu-
te del Muro original, esta se ha decidiera restaurar el muro y lla- dad renuncie a este monumen-
convertido en un ícono de la mar de nuevo a los artistas para to único que visitan más de tres
antigua división y sus pinturas que repintaran sus obras. De los millones de turistas al año. Lo
en un símbolo de la libertad de artistas originales, algunos es- más seguro es que en un futu-
expresión, pues en tiempos de la taban muertos y otros se rehu- ro cercano coexistan los edifi-
RDA era imposible que alguno saron a hacerlo, pero la mayoría cios con el viejo hinterlandmauer,
de sus ciudadanos se atreviera a volvió con sus brochas al lugar como símbolo ya no solo de la
rayar siquiera en esa pared que en el que habían pintado veinte infame historia reciente del país,
debía permanecer intocada, por años atrás. sino también de la pujanza de
orden de las autoridades. Superado el problema del una ciudad que está llamada a
Se invitó pues, en 1990, a deterioro, la verdadera amena- ser la capital de Europa.
105 artistas para que hicieran za de esta galería a cielo abierto agromena@gmail.com
E
n nuestra interminable muestra de lo anterior en los inexacta si se piensa con detalle.
necesidad de simplificar que fueron quizá los más po- ¿Qué pasaría con un amor que
el mundo para que nos lémicos conceptos de Freud: la fuera solo Eros? Lo más proba-
perturbe lo menos posible, los pulsión de vida y la pulsión de ble es que al final los amantes
humanos hemos creado cons- muerte, impulsos asociados más morirían de hambre, pegados
tantemente dicotomías sobre tarde a los dioses griegos Eros como dos siameses, pues sin un
nuestra naturaleza, constru- y Tanatos. El primero nos lle- impulso que llevase a la disolu-
yendo sociedades sobre las va a proteger la vida y a cons- ción de lo unitario, que permi-
creencias que surgen de esa truir unidades cada vez mayores, tiera que la organicidad de esa
oposición. Pero esa aceptación y el otro a la desintegración, a pareja “muera” por momentos,
no es fija, ni en el tiempo ni en querer que la vida regrese a un los amantes no podrían separar-
el espacio. Una época negará estado inorgánico, a la quie- se luego del acto sexual, no se-
lo que la anterior exaltaba, una tud de la nada. Es decir, Tanatos rían capaces de disolver la unión
sociedad practicará lo que su se encarga de desintegrar esas y recuperar su identidad. Así,
vecina, en este relativamen- mismas unidades que Eros for- gracias a Tanatos pueden sepa-
te pequeño planeta llamado ma. Luego de que Freud ha- rarse temporalmente y gracias
Tierra, abominará. Y así, blara de ellos, la existencia del a Eros volverse a unir al termi-
oscilantes como un metróno- primero fue fácilmente acepta- nar el día. Pero un mundo sin
mo, pero mucho menos preci- da. Después de todo, Eros es un Tanatos no solo sería un mundo
sos, pasamos de la exaltación impulso que nos lleva a querer donde sería imposible tener más
del espíritu a la adoración del preservar la vida y nos conduce de una pareja sexual en la vida,
cuerpo, de las preocupaciones a unirnos en parejas y en comu- sino que también sería un mun-
por lo temporal a la obsesión nidades, así como a proteger- do sin heroísmo: si solo tuviéra-
con lo eterno, del idealismo nos. Más dificultades tuvo Freud mos un impulso que nos llevara
al pragmatismo, ad infinitum. para lograr que se aceptara la a preservar la vida, ¿qué fuer-
Aun así, existe una constante, y existencia del segundo. No en za sobre la Tierra sería capaz
es que solemos plantear tanto vano, en El malestar en la cultura de hacernos entrar en un edifi-
el ataque a la creencia opuesta (1930) dijo: “La aceptación del cio en llamas para rescatar a un
como la defensa de la creencia instinto de muerte o de destruc- niño en peligro? Porque, si bien
que sí aceptamos a partir de la ción ha despertado resistencia Eros puede impulsar al resca-
más maniquea de las divisiones: aun en círculos analíticos; sé que te de ese niño, es Tanatos el que
aquella entre “lo que está bien” muchos prefieren atribuir todo permite que se realice, pues ya
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desde antes de entrar al edificio los ataques a otras naciones en alguien muy modesto, o muy in-
una parte del héroe ha aceptado el amor a la propia nación? ¿Y seguro, pues ha dejado que Eros
—e incluso deseado inconscien- la represión sobre los opositores se lleve todos los créditos por las
temente— la posibilidad de su internos no se defiende a par- cosas agradables de la vida y ha
propia muerte. tir de representarlos como una asumido toda la responsabilidad
Y esto funciona también en amenaza para la unidad y la su- por las desagradables, dejan-
el sentido opuesto. En el sadis- pervivencia de la comunidad? do que los excesos del impul-
mo, dice Freud, hay una “amal- Incluso los excesos más grandes so de vida permanezcan tras un
gama particularmente sólida del nazismo tuvieron un com- velo, lo que resulta muy conve-
entre el impulso amoroso y el ponente erótico, lo que facili- niente para quienes prefieren
instinto de destrucción”, pues ta entender por qué tanta gente ver el mundo en blanco y negro,
allí el impulso de muerte “des- cayó bajo su influjo y se prestó olvidándose de todos los otros
vía a su manera y conveniencia a ser su cómplice, pues los nazis colores. En su discreción, bien
el fin erótico”. A ello podemos invocaron ante el pueblo alemán recuerda el impulso de muerte
añadir que, como Eros no bus- el amor a la patria para que sus al dios del que toma su nom-
ca sólo la unidad con los otros, horrendos crímenes contra las bre, pues en la mitología griega
sino también la propia unidad, poblaciones minoritarias fueran Tanatos es el dios de la muer-
las divisiones facilistas se com- aceptados como “cura necesaria” te no violenta, por enfermedad
plican cuando ambas exigencias para fortalecer a la nación. o vejez, y se parece a su her-
de unidad entran en conflicto. De hecho, si uno hace una mano gemelo Hipnos, dios del
Como dice Freud, el impulso de analogía y piensa en el aparato sueño, en que ambos se acercan
muerte es puesto con frecuencia psíquico —inconsciente, pre- lentamente y en silencio a los
al servicio de Eros para que un consciente y consciente— como hombres y mujeres, para luego
ser destruya “algo exterior, ani- un motor electromagnético, po- tocarlos suavemente, acaricián-
mado o inanimado, en lugar de dría considerar a Eros y Tanatos dolos, hasta que estos se duer-
destruirse a sí mismo”. Un caso como los imanes que mueven la men o mueren. Así, los dos hijos
paradigmático es el de los abu- dínamo del motor. Así, si nues- de la diosa Nix y el dios Erebos
sadores sexuales que fueron víc- tros pensamientos, emociones y (la Noche y la Oscuridad) nos
timas de abuso, a su vez, cuando acciones son el resultado final de seducen en lugar de forzarnos,
eran niños. Con sus crímenes ese aparato, los impulsos son la para que cerremos los ojos y en-
ellos recrean su propia expe- energía que permite encender- tremos momentáneamente al
riencia infantil, pero desde una lo y mantenerlo funcionando. lado oscuro de la existencia, sin
posición de control, lo que les Y como una dínamo no pue- el cual el exceso de luz de una
permite temporalmente recupe- de moverse con un solo imán, la permanente vigilia se volve-
rar esa noción de unidad interna carencia de Tanatos llevaría, pa- ría del todo insoportable y nos
que su traumática experiencia en radójicamente, a la inmovilidad arrastraría, de forma inevitable, a
la niñez rompió. Así que aun- y destrucción que ese mismo la locura.
que sus acciones sean el culmen impulso busca. Por otra parte,
de lo destructivo y criminal, sin él tendríamos mucha menos agarlon@hotmail.com
puede argumentarse que la de- fantasía y creatividad, pues no
manda de unidad personal de la tendríamos que sublimar nues- Notas
1
Todas las citas son tomadas de El
que surgen proviene, en última tro lado menos aceptado. Dado malestar en la cultura (Uruguay: Consejo
instancia, de Eros. Igualmente que, además de todo lo ante- de Formación en Educación, s.f., pp. 47
y 48. En línea: http://www.dfpd.edu.uy/
en las guerras resulta evidente rior, Tanatos también intervie- ifd/rocha/m_apoyo/2/sig_freud_el_males-
el impulso tanático, pero si uno ne en el amor y el sexo para que tar_cult.pdf ).
decide no quedarse en lo obvio, estos puedan vivirse de una for-
se vuelve forzoso admitir que ma que nos permita sobrevivir,
también está presente lo eróti- si este impulso fuera una perso-
co. ¿No se suelen justificar acaso na habría que catalogarla como
L
a quietud y el movimien- Moliner: “situación de la per- más entrenados y profesionales,
to son dos conceptos que sona que disfruta de su tiempo difícilmente recorren los cien
se necesitan. El uno se libre”, sin más. Ahora, en todos metros planos en once segun-
explica por el otro; son igual de los momentos hay que produ- dos y, a veces, uno que otro su-
relevantes. Sin embargo, esta cir, crear o, si no, se recibirá una pera este tiempo, pero a medida
es pura teoría ya vieja. En la buena carga de culpa, y florecerá que se aumenta la distancia a
práctica reciente, el movimien- otra alma en pena o aburrida. transitar la velocidad disminu-
to constante, la celeridad y la Los pies se quedan cortos ye significativamente, y cuando
competencia han esclavizado la para alcanzar los atareados reco- avanza la edad del deportista los
calma, el sosiego y se ha des- rridos. No se entiende que el bí- tiempos tienden a medirse en
prestigiado la inacción o la len- pedo humano no es una gacela, minutos y horas.
titud, sin importar que Esopo, ni un mico, ni un pájaro. Es un Pero los atletas de oficio son
en el 600 a.C., haya puesto a mamífero pesado sin alas que si- una inmensa minoría, el resto
ganar a la tortuga frente a la gue usando el mismo paracaídas de la humanidad dispone de dos
liebre en una larga prueba. de siempre cuando sueña con piernas que difícilmente se le-
Se hunde a fondo el acelera- volar, y que cuando se le ocurre vantan del piso y que terminan
dor del tiempo, con los más va- correr termina exhausto y suda- arrastrándose más temprano que
riados pretextos y burocráticos do, lo que no se presenta con los tarde. Por supuesto, quedan las
objetivos estratégicos, a costa animales rápidos. manos que, al usarlas para andar,
de incomodar brutalmente a los Se olvida que el ejemplar no generan nada distinto a un
seres humanos. humano, en su proceso de ges- gracioso y cansado gatear.
Ni los hombres ni las muje- tación, vivió nueve meses muy El bípedo humano no es,
res nacieron para correr, si acaso quieto y tranquilo en el vientre pues, veloz. Las máquinas con
para caminar. Pero resulta que de su madre y cuando nace no motor se pueden seguir desa-
ahora no alcanzan las razona- sale veloz para ninguna parte; rrollando para producir muchos
bles 24 horas del día para hacer por el contrario, hay que cargar- y mejores bienes y servicios,
todas las tareas y “vueltas” que se lo y ayudarlo por largo tiem- siempre y cuando no deformen
les imponen a las pobres perso- po hasta que se atreve a gatear o atrofien a la persona impo-
nas aunque no estén en edad de torpemente. niéndole su vertiginoso ritmo.
laborar. Parece que desde que se di- Cuando las máquinas aumenten
Niños envueltos o corriendo señó el motor, imprimiendo la producción de cosas tangibles
en la madrugada para la guarde- velocidad a todos los procesos e intangibles, que lo hagan sin
ría, adultos con infantes apre- productivos, se fue imponien- comprometer los ciclos natura-
surados para lograr clases de do la idea de que las personas, les de los seres humanos, ya sean
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trabajadores o consumidores. hasta Francia en busca de un
Una máquina, por sofisticada reencuentro. La excusa para lle-
que sea, no se puede impo- varse a su hermano mayor de
ner a la esencia de la conducta vuelta a Italia es organizar la he-
humana. rencia tras la muerte de su pa-
Sin pausa, el ser humano dre, quien por cierto ha viajado
queda sin posibilidades de pen- con Giovanni, o por lo menos lo
sar en su propia esencia, en su ha hecho lo que resta de él: una
singularidad; sin oportunidades urna con sus cenizas.
de salirse de la homogenización La novela gráfica será en-
del rebaño e imponerse un paso tonces una especie de roadcomic
conforme a su propio cuerpo, (si es que el término se puede
sentimientos y sueños. Con el usar), una historieta de carrete-
sosiego, el cuerpo aprenderá qué Un viaje del corazón ra en donde los dos hermanos,
lo hace saludable, los sentimien- Álvaro Vélez con la compañía de las cenizas
tos se clarificarán genuinamen- de su padre y un perro, que lue-
te aunque parezcan extraños y go recogerán en el camino, vivi-
L
los sueños se definirán como a historia comienza rán una suerte de situaciones en
alcanzables o utópicos, aunque con algo de oscuridad donde el misterio de la huida de
estos últimos sirvan solamente y misterio: unas viñetas Fabio, de la Italia de su infan-
para fantasear antes de lograr un iniciales que parecen el recuer- cia y adolescencia, se irá aclaran-
buen dormir. do de algo, de un algo vago, do. Las diferencias del hermano
La naturaleza entrega bue- olvidado; después nos vamos mayor con su padre, por su sim-
nos ejemplos de las bondades de directamente a un ring de boxeo patía con los camisas negras fas-
la quietud. Basta con ver un ár- en donde los pugilistas parecen cistas, la traición al sindicalismo
bol que logra su altura, sus frutos enfrentarse por minucias, como y la orientación de izquierda del
y su belleza sin moverse de un siempre parece que sucede en difunto padre, y los golpes que
punto. Basta observar el sosiego la mayoría de los combates de recibe Fabio de su progenitor,
de las reses en un potrero con- boxeo. Estamos en el inicio de cuando el hijo le cuenta sobre
centradas en comer, descansar y Come prima, una novela gráfica su decisión de formar parte de
dormir aunque estén presentes de Lionel Papagalli, quien usa el las filas del Duce, configurarán
los toros. Naturalmente, los pá- seudónimo de Alfred (dibujante parte del cuadro del pasado que
jaros merecen toda la admiración nacido en Francia en 1976), y apenas comienza a resolverse
por la rapidez y altura de su vue- desde esas primeras páginas ya para sus protagonistas.
lo maravilloso, pero no se olvi- muestra una contundencia, una El Simca 500, en el que van
de que, aunque no reconocen un cadencia y el buen manejo de la desde Francia hasta Italia, se
motor, están dotados de alas. narración y el dibujo en cómic. convertirá en el escenario de
Come prima (que tradu- muchos de sus desencuentros
luis.mejia@udea.edu.co ce “Como antes”, pero ha sido en la carretera, pero también el
editado en español con el título pequeño automóvil y su recorri-
original. Ediciones Salamandra, do servirán para que los lectores
Barcelona, 2014) es la histo- disfrutemos de los paisajes be-
ria de dos hermanos, Fabio y llamente dibujados por Alfred:
Giovanni, quienes empren- el paso de ciclistas por la ca-
den un viaje desde Francia has- rretera, la parada en la orilla de
ta Italia. Fabio, un boxeador un lago, el cruce del ferrocarril,
de medio pelo, dejó su hogar, la estadía y el paso por algunos
en Italia, desde adolescente, y pueblos, posadas y bares al lado
Giovanni ha decidido viajar de la zigzagueante carretera, los
L
nos tiene algo que callar, o in- Esa es la sensación que se tiene a pasada noche de brujas,
cluso que ocultar, pero poco a cuando se lee la última viñe- asomados a la ventana
poco todo nos será develado. ta y se cierra el libro de Come del segundo piso, ob-
Viajamos con Fabio y Giovanni prima: no solo ha sido un via- servábamos la llegada de un
por su pasado y, obviamente, por je de Francia a Italia, también animado grupo de jóvenes a
su presente. La relación, ha sido sobre todo un viaje del la fiesta de disfraces de la casa
que en un principio era muy ten- corazón. de al lado. Después de detallar
sa, terminará suavizándose con cada uno de los variados y co-
el correr de las horas, con la con- truchafrita@gmail.com loridos ropajes, advertimos que
versación entre dos hermanos los muchachos venían hablando
que, al fin y al cabo, se quieren en inglés. Comentábamos este
de verdad. La llegada nos depa- hecho con extrañeza, cuando
rará una última sorpresa, la posi- Alicia, mi nieta de tres años y
bilidad de Fabio de reconciliarse medio, explicó: “Disfrazaron
definitivamente con su pasado. la lengua”. La perplejidad es
En Come prima parece que la reacción que acompaña esas
su autor ha puesto toda la car- salidas geniales de los niños.
ne en el asador: un dibujo en- Encierran una sabiduría pro-
trañable, que hace del viaje de www.udea.edu.co/ veniente de una región pura y
carretera de los dos hermanos misteriosa; una verdad insólita e
un disfrute para el lector; unos
revistaudea iluminadora, ajena a la informa-
colores que aumentan las sen- ción y la experiencia.
saciones de los que estamos le- /revistaudea La Biblia le atribuye a la so-
yendo; una narración íntima, berbia del hombre el origen de
serena, pero también dinámi- las lenguas. Después del diluvio,
ca, fuerte y contundente que @revistaudea los hombres, convencidos del
muestra las profundas emocio- poder de la asociación, preten-
nes que embargan a sus perso- dían alcanzar el cielo constru-
najes, y un manejo del lenguaje yendo una torre. Entonces Dios
de la historieta que nos hace ver les confundió la lengua y tuvie-
y pensar el pasado y el presen- ron que abandonar el proyecto
te de Fabio y Giovanni. Es una y desperdigarse por el mundo.
10 Ir a contenido >>
Duro castigo, cándida solución el que se nos escapa el sentido.
(propia de los que creen poder Las palabras tienen una esta-
controlarlo todo), pues diver- ca incrustada en su puro cen-
sificar los idiomas no significó tro. Nada nos faltaba hasta que
la abolición del lenguaje mis- vinieron el significado y el sig-
mo, el don de la comunicación. nificante a dividirnos: la cosa
Eso habría equivalido a extirpar misma y su vestido, o su piel.
el alma, la misma esencia de la Pero también es verdad que de
especie. ese tajo surge la fuente de la me-
Encontré en un blog un mito táfora y la posibilidad misma de
banta, en el que coinciden el ori- intuir la metáfora. Disfrazar la
gen del lenguaje y el origen de lengua es vestir el espíritu de co-
los males. En un principio los lor, juego y poesía. Hablar una
humanos no necesitaban el len- lengua es investirse de su espí- Las revistas culturales
guaje porque eran transparentes ritu. Tengo una amiga alemana
y podían verse sus mutuos pas- que dice que cuando habla en Luis Fernando Afanador
hka (que significa alma y mente español es otra: abierta, espon-
“
A
a la vez). Bastaba mirarse para tánea, alegre, expresiva; muy ctualidad de las
compartir pensamientos, sen- distinta a la alemana que tiende revistas literarias en
timientos, gustos, necesidades. a la melancolía. Tal vez por eso Colombia”: así se
Esto dejaba por fuera la posi- eligió estudiar filología hispá- titulaba una mesa redonda en la
bilidad del secreto y, por tanto, nica en Madrid y trabajar en la que participé en noviembre de
excluida la desconfianza. Pero, DW Latinoamérica. 2014 en la Biblioteca Nacional,
como consecuencia de terribles Vestimos y desvestimos la en representación de la Revista
sucesos protagonizados por una existencia incluso cuando dor- Universidad de Antioquia. El
pareja de jóvenes,1 aparecieron mimos. Las lenguas nos dividen evento hacía parte de un home-
los chuub-baká, los cuatro pe- y nos incomunican, pero tam- naje a la revista Mito y contó
cados que originaron el dolor bién cantan, acarician, saborean, con la participación de los
humano: el odio, la crueldad, la sienten, humedecen, curan, mi- directores de El Malpensante,
traición y la venganza. Invadidos man e inventan. Y quizás sean Número, Arcadia y El Aleph. Por
por la desconfianza, el miedo y las lenguas de los poetas y las de razones que ya no importan,
el sufrimiento, los humanos no los niños las más llamadas a ali- esa noche hablamos más de
podían soportar la presencia de viar la herida original; quizás sea Mito, hablamos de otras cosas,
otro, y tuvieron que esconder- esa su paciente y necesaria mi- pero no tocamos el tema para el
se y desperdigarse por el mun- sión de todos los días: tejer vesti- cual habíamos sido convocados.
do. El dios se compadeció y les dos sublimes y nuevos. Esos que Alguien dirá, no sin razón, que
concedió la capacidad de ocultar no ocultan la desnudez del va- fue algo sintomático: no es muy
su pashka. Entonces, no siendo cío, sino que la visten para salir a claro el panorama de las revistas
ya transparentes, el dios creó el la calle. Quizás sea esta la única literarias hacia el futuro. De he-
lenguaje para que pudieran vol- manera de cumplir el sueño de cho, una de las allí presentes, la
ver a trabajar y vivir en comu- Babel de alcanzar el cielo. revista Número, cerró hace unos
nidad. Pero llegaron la mentira, años por razones económicas
la hipocresía, la impostura, la palomaperez@une.net.co y El Malpensante ha enviado
Profesora de la Universidad de
adulación. recientemente un SOS a la
Antioquia
Los mitos explican el ori- comunidad cultural. Arcadia, a
gen de aquello que hace posible pesar de pertenecer a un empo-
la diversidad de las lenguas; esa Notas rio de revistas, mes a mes debe
1
http://poetaquejugovideojue-
pérdida irreparable de un sig- gos.wordpress.com/2011/10/25/ ganarse su permanencia en una
no único y total, ese corte por elorigendellenguaje/ dura batalla comercial. No es el
12 Ir a contenido >>
más amplio, utilizaron un len- impreso. Así lo ratifican no solo
guaje menos erudito, más perio- los lectores sino los anunciantes:
dístico, sin caer necesariamente se paga más por la publicidad
en la banalidad. E hicieron for- en el medio impreso. Se pide un
matos más ágiles y atractivos, artículo específico a una perso-
en los que el elemento visual na específica, se revisa, se paga.
dejó de ser secundario. Hay que Cualquiera escribe en la red, no
decirlo: el diseño de la revis- cualquiera escribe en una revista
ta Mito no solo era muy pobre impresa. ¿Pero cómo seguir fi-
sino una vil copia de la revista nanciando ese rigor? El modelo
de Sartre, Les Temps Modernes. económico del mecenazgo, de
No todo tiempo pasado fue Mito, ha sido el de la revista El
mejor. Detrás de Mito hay tam- Malpensante y, por más esfuer- Pequeño homenaje
bién el mito —tercermundista, zos que haya hecho, no ha con- al jabón
inevitablemente— del intelec- seguido cambiarlo. Los mecenas Eufrasio Guzmán Mesa
tual culto y pudiente que puede de Número se cansaron más rá-
viajar a la gran metrópoli pido que los de El Malpensante.
E
—París, en ese momento— El modelo comercial de Arcadia n esto de conversar con
y traer la cultura, traducirla. limita la extensión de los artícu- los amigos hay cosas
Ahora en Colombia ya no solo los y lo ata a la coyuntura, que que me ponen a pensar;
viaja la élite, también las cla- no es necesariamente un impe- en esta ocasión fue la alegría
ses medias y bajas, y hay cada dimento. El modelo institucio- de mi nuera mayor, Eulalia
vez más personas que leen en nal de la Revista Universidad de del Silencio, cuando recordó
otros idiomas. La novedad, el Antioquia —tan generosa en sus que es delicioso desprenderse,
esnobismo de tener primero el espacios y todavía tan hospitala- por agotamiento de la materia,
conocimiento, dejó de ser un ria del ensayo literario, la crítica de un jabón de mala calidad.
valor, así como perdió fuerza la de cine, el cuento, la poesía— Y pensé en el jabón con sus
noción de “metrópoli cultural”. tiene su talón de Aquiles en la historias y sus tareas, desde
Y en la era de Internet, procla- distribución. El panorama es el humilde y sedoso jabón de
mar el privilegio del acceso a la oscuro, prometedor y sobre todo tierra hasta los más sofisticados
información resulta ridículo. En impredecible, ¿pero qué activi- productos de la cosmética, el
ese nuevo contexto global, te- dad no lo es en los tiempos del arte de maquillar y ayudarse con
ner un criterio editorial —la in- capitalismo salvaje? todo, usando extractos de las
formación organizada—, como afanadorluis@outlook.com semillas más escasas y las frutas
lo tenía Mito, como lo tenían exóticas, las cremas animales
las viejas revistas, sigue vigen- y vegetales, savias, un arroyo
te y sigue siendo un elemen- de destilación selvática, lo más
to que marca la diferencia. Se extraño para algo tan cotidiano.
dice que Mito era Jorge Gaitán Para saber, en últimas, que un
Durán y por eso se acabó cuan- jaboncito en la cárcel, hoy por
do él murió. Las buenas revis- hoy, es un tesoro, y que nuestros
tas culturales siguen asociadas antepasados habitantes de estas
al carisma y a la personalidad tierras antes de Colón hace
de sus directores. Se leen en la cinco siglos ya lo sacaban de la
web pero derivan su prestigio fruta del árbol de chumbimbo.
del hecho de ser primero im- Y eso es cosa elegante; como
presas. Al igual que los libros y corresponde a los aportes de
los periódicos: en la era digi- América a la cultura universal,
tal todavía se le rinde culto a lo le dimos el tomate, el aguacate
Si “... todo en el mundo existe para desembocar a Cyril Connolly? ¿Cruce de caminos, bitácora,
en un libro”, según divaga Stéphane Mallarmé lavadero de pareceres, mesa de examen y de
en “El libro, instrumento espiritual”, ¿qué decir planchado, restirador y mesa de convivencia,
de una revista? The Tatler era un locutorio, Arca de Noé, antología en movimiento,
The Edinburgh Review, donde se expresaron vértigo de los cristales y de los espejos,
los románticos ingleses, ya se parecía más a bosque o selva? Si todo en el mundo existe
un salón hecho para cruzar conversaciones para desembocar en un libro, ¿qué decir de
misceláneas. “... menos que una religión y una revista?, ¿de una revista universitaria?
más que una secta”, caracterizó Octavio Paz a En una revista como la Revista Universidad
Sur... Pero ¿qué es una revista? ¿Una máquina de Antioquia se inventa “el virgen y vivaz y
de guerra, una máquina de captura o una bello presente”, para frasear a Mallarmé. Esa
máquina deseante (Deleuze)? ¿Es una fiesta o invención es prenda de su vuelo pasado y
una asamblea? ¿Un mirador y un observatorio, porvenir dentro y fuera de los claustros.
un síntoma multánime, un calendario, una
“botella oscura” o un “Horizonte”, para citar Adolfo Castañón
14 Ir a contenido >>
Ir a contenido >> revista UNIVERSIDAD 15
DE ANTIOQUIA
en predios de
la quimera
Estanislao
Zuleta
80 años
1935-2015
Agradecimientos a
José Zuleta Ortiz, alejandro López y
Corporación Estanislao Zuleta
E
l timbre de una voz, los ademanes, el ritmo, la
respiración. Esos rasgos se concentran y se ofre-
Carlos
cen cuando alguien habla a otro. Si ese gesto
Vásquez
lleva además sabiduría puede decirse que se forma a
partir de ahí una personalidad, una persona entera y lo
que dice, lo que da, lo que comparte.
La palabra presente no se compara con nada. Ella
es presencia, acto, acontecimiento. Si el que habla es
además un lector, entrega otras voces, esas que duer-
men en los libros que ama. Con su voz les da impulso,
las pone en movimiento. Activa un pensamiento, unas
vivencias tan singulares que uno no termina de agrade-
cer a esa voz, rebosante de ecos.
Se trata de una voz que traza su pensamiento en el
aire. Deposita las palabras en esa misteriosa abertura,
para que se vayan y fluyan y viajen. Todo allí se vuel-
ve oídos. El silencio se llena de grietas y entonces las
palabras navegan, buscan, se incrustan en escuchas y
dejos. El misterio de las voces es uno de los regalos más
preciosos. Escuchar es una fiesta de almas.
Se comprende, no sin nostalgia, que haya seres que
al descubrir su inteligencia acústica renuncien casi a es-
cribir. Hablando realizan el encuentro con la verdad, su
verdad, la voz es lo más extraño, como la verdad irrum-
pe, salta sobre nosotros. Entonces entrega sin ninguna
restricción su intenso tesoro.
18 Ir a contenido >>
Estanislao Zuleta
Seres así, Estanislao Zuleta es en y obras. Sin ser nunca arrogante esa luz
nuestro mundo un ejemplo cabal, son dejaba presentir a los más grandes. Los
conversadores, oidores, receptores, trans- pensadores y escritores, los pensamientos
misores. Creen que la cadena fraterna que y escrituras. Que llevados por una respira-
se forma con los sonidos puede llegar a ser ción austera y paciente, palpitaban entre los
indestructible. oyentes durante horas.
Pensando en él me inclino a creer que Uno iba luego a los libros. Se jun-
la voz es el signo de nuestra inmortalidad. taba con ellos en la paciencia infinita de
Una voz nunca se olvida. Envejecemos, nos las manos. Y uno viajaba solo. La voz de
aquietamos, pero lo que una vez escucha- Estanislao Zuleta no se interponía, ella era
mos de veras no se pierde nunca, es como la también paciente y retraída. Estaba allí no
caparazón de nuestro ser que nos aparta de para imponerse sino para acompañar, ofre-
la caducidad y la muerte. cía de pronto un matiz, abría una puerta
Estanislao Zuleta fue un conversador porque cada lectura viajaba sola. No creo
infatigable. Parecía no agotarse nunca, su que pensase en ser un maestro. Sabía que el
voz lo provocaba, el silencio era para él su valor de leer era el de descubrir la soledad y
casa. Entraba en el silencio que los otros le entrar en ella.
regalaban. Su paso no era allí victorioso o Creo que Estanislao Zuleta sabía que
envanecido. Firme más bien pero a la vez la soledad es la madre del espíritu. Cuando
vacilante. Sus reflexiones daban vueltas, se hablaba ante muchos estaba solo, el silencio
iban familiarizando con el silencio paciente. era el manto de esa soledad, ante los otros
Y empezaba a brotar, como una sustancia parecía no tener ya miedo. Ese miedo tre-
desnuda, la originalidad, el aporte, el salto mendo que da pensar, que es como entrar
de la certeza a la duda. dos veces en la soledad.
Lo que venía entonces era la sensación Como si nos dijera: estoy aquí, este es
de que no iba a terminar nunca. Uno se sen- mi lugar y estoy inmensamente separado
tía embrujado, ese silencio se podía tocar, las de ustedes. No sé quién soy, no les conozco.
palabras del silencio levitaban ante la mira- Presiento que hay un hilo, tendido entre us-
da. Esos sonidos parecían venir de muy lejos tedes y yo, ese hilo se extiende tenso sobre un
pero no se sentían fatigados. Eran entona- abismo. Doy mi primer paso ante ustedes, en
ciones frescas, su signo era la sencillez de la medio de este vacío, en lo más peligroso de
dificultad. Palabras justas para pensamien- él nos encontraremos. Ni ustedes ni yo sa-
tos abiertos, modulaciones riesgosas para bemos cuánto riesgo lleva consigo una vida.
ideas provisionales. Como si una pregunta, Encontrarse en la mitad, aplazar la
una sola, se extendiera como una nube pro- caída, maravillarse ante la voz que escucha
digiosa y diera a ver la luz que estaba al otro y la palabra que no dice nada. Conversar al
lado, nunca estrepitosa o cegadora. fin para aplazar, si no vencer, la estupidez
Una especie de luz de caverna. Nada de la muerte.
inclemente o quemante. Una luz benigna,
una media luz de conciencia. Esa luz que Carlos Vásquez (Colombia)
Poeta, ensayista, traductor y profesor universitario. Ha
permite dar unos pasos, y vagar y volver. publicado, entre otros, los libros de poesía Anónimos
Una luz enternecida y amorosa. En esa luz (1990), Agua tu sed (2001), Hilos de voz (2004), Aunque
se entraba y se hallaban allí frases y párrafos no te siga (2008), Días (2011) y Pequeña luz (2014).
T
José omaba el libro con sus grandes ma-
Zuleta nos y buscaba parsimonioso la pá-
Ortiz gina. Su voz era clara, sin acentos
regionales, de un registro bajo sin llegar a ser
grave, un tanto solemne aunque salpicada de
vivacidad, como si los fogonazos de alegría que
le producía la lectura y las secretas emociones
consecuentes le dieran ese entusiasmo conta-
gioso, en ocasiones festivo. Su dicción precisa
respetaba la música de las palabras, lo que daba
pulcritud fónica a sus oraciones. Al escucharlo
sentíamos tranquilidad, había algo armónico y
cierto en su voz. Sus palabras parecían buscar que
nos conmoviéramos como él, seducían, invitaban
a la comprensión y al gozo del texto que nos leía.
Sabía que la literatura es música, y elegía muy bien
lo que nos ofrecía. Sin atropellar el texto, su voz se
dejaba ir por los ritmos y las pausas, alargaba un poco
los silencios, respiraba, contenía su entusiasmo para
que la lectura no se contaminara, y así construía una
1967: Con Yolanda González y José Zuleta, experiencia grata, casi siempre inolvidable.
por la Séptima en Bogotá.
20
Estanislao Zuleta
ser preciso. En las enumeraciones abría sus ocasiones alardeaba demostrando su vaste-
dedos y luego los replegaba uno a uno hasta dad. Cuentan sus amigos que desde la ado-
completar la cuenta. Sus ademanes le ayu- lescencia se reunían en el Centro Literario
daban a hacer comprensible lo que decía, de Porfirio Barba Jacob a recitar poemas, y que
tal modo que las manos parecían bailar la en esas tenidas ocurrían “desafíos” en los
música de sus pensamientos. cuales decían poemas y textos de memo-
Se dejó la barba después de los treinta ria; era una especie de duelo en el que casi
años. Al comienzo era despoblada y oscura, siempre Estanislao salía vencedor. Mucho
como la de un muchacho que quiere pare- más tarde en sus clases los alumnos se que-
cerse al Che. En su caso se la dejó porque daban perplejos al observar cómo citaba y
quería ser tomado en serio. Con los años, refería los textos que complementaban su
tal vez de tanto acariciarla mientras leía, se exposición sin recurrir a los libros: sacán-
fue poblando, su semblante se hizo serio, dolos de la gran despensa de su memoria.
después se salpicó de canas que no tenía En una época de nuestra infancia qui-
su cabello. Su rostro se alargó y se disfrazó so que conociéramos a los poetas franceses
de sabiduría. Cuando iba a “motilarse” se la que a él le gustaban, entonces se aprendía
hacía arreglar muy rala y al llegar a casa nos el poema en francés y nos lo decía para que
sorprendía que regresara mucho más joven oyéramos su música, luego lo traducía y nos
de lo que se había marchado. invitaba a que lo aprendiéramos; entonces
Ahora, al recordar sus manos me pre- proponía un juego: él decía el primer ver-
gunto: ¿cuántas páginas habrá pasado su so del poema que había traducido: Dolor
índice derecho? mío ten calma y tu angustia serena / noso-
El acto de encender un cigarrillo era tros continuábamos: ¿No ansiabas ver la
ejecutado por etapas: abría la cajetilla y, sin tarde?, mírala ya desciende / él seguía: Una
mirar, tanteaba el pequeño cilindro; lo to- atmósfera oscura por la ciudad se extien de/
maba y se quedaba pensando muy lejos de nosotros: trayendo a unos espíritus la paz a
allí; al regresar de su ensoñación, ya en este otros la pena / él: mientras la muchedumbre
mundo, martillaba tres veces el filtro sobre que el placer enajena y azota cual verdugo sin
la mesa o el libro o lo que fuera, luego po- compasión / pretende cazar remordimientos
saba el cigarrillo sobre sus labios, y parecía cuando el festín se enciende/ nosotros: Ven
irse otra vez por las nubes, luego buscaba el dolor por aquí, dame tu mano buena y huya-
encendedor, lo accionaba, miraba la llama mos lejos / mira cómo los muertos años huyen
y la acercaba; aspiraba con toda la fuerza con viejos trajes por el balcón celeste / él: cómo
de sus pulmones, el humo aparecía mucho brotan del mar los desengaños / cómo el sol bajo
tiempo después, en varias lentas expiracio- un arco se muere en lontananza / nosotros:
nes azules; daba la impresión de que aque- y cual un gran sudario que viene desde el este
llo era algo paralelo a una búsqueda de su / oye amor oye cómo la dulce noche avanza
intelecto, actos que completaban la acción (“Recogimiento” de Charles Baudelaire, tra-
invisible de su imaginación y nos permitían ducción de Estanislao Zuleta).
rastrear el ritmo de sus ideas. Un día le pregunté por qué tanta me-
Al recordar sus manos me pregunto: moria; entonces me dijo: “Porque soy lento,
¿cuántas veces también tuvo entre su pul- a más velocidad menos memoria”, sonrió y
gar derecho, el índice y el corazón la copa? luego de una pausa continuó: “Eso es solo
Y sí: esa mano que le dio de beber, cuántos parte del asunto, la verdad es que la memo-
placeres, y cuánto dolor nos dio su mano. ria no es un don; es una manera de relacio-
narse con lo que a uno le interesa: es la in-
La memoria tensidad con la que se conecta lo que se vive
Era inmensa la despensa de su memo- con lo que se piensa, con lo que se siente,
ria. La ejercitaba, jugaba con ella y en con lo que se quiere, con lo que se sabe, con
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Estanislao Zuleta
lo que se lee y con lo que se desea hacer. Así no tiene razón de ser. Entonces me voy para
es difícil olvidar”. que no me maten por decir lo que pienso.
Y sabes qué pienso…”, allí volvió a hacer
Tres recuerdos una pausa y mientras expiraba el humo de
I su cigarrillo dijo: “Que los derechos hu-
Estábamos en la casa, escuché que habla- manos más importantes son los que menos
ba en voz baja como si se secreteara con practicamos: el derecho a ser escuchado, el
alguien. Me acerqué curioso, pues sabía derecho a cambiar, pero el mayor, el más
que estábamos solos, o al menos eso creía; importante de los derechos humanos, es el
lo sorprendí hablándole a los libros para- derecho a ser diferente”.
do frente a un anaquel de la biblioteca. Le
pregunté, desconcertado, que qué hacía. Él III
respondió: “le estoy dando una gran noticia Un año antes de su muerte estuvo un par
a Baudelaire”, “¿Qué noticia?”, pregunté. de meses en mi casa; había regresado a Cali
“Que la traducción de la obra de Poe que luego de su refugio y aún no tenía en don-
ha hecho Cortázar al español es magnífi- de vivir. Cuando encontró un apartamento
ca; ya sabes, fue Baudelaire quien tradujo a cerca de la universidad, me anunció que se
Poe al francés. He puesto la traducción de iba y nos fuimos a tomar unas cervezas. Al
Cortázar al lado de los libros de Baudelaire regreso, en el asiento trasero del taxi, dijo:
y de Poe para que sean amigos”. “no sé cómo darte las gracias por soportar-
me todos estos días en tu casa, solo voy a
II decirte un poema de alguien que aprecio
Era sensible y por sensible frágil, con fre- mucho y que espero exprese lo que siento y
cuencia se ensombrecía ante lo que sentía lo que te quiero decir”. Entonces se acercó
era: “la catástrofe ética y estética del mundo como para decirme un secreto y de su voz
moderno”. Recuerdo que una vez le escuché encendida escuché: Cuando cuento las horas
decir muy afectado: “para quien no sea cíni- que el reloj enumera / Y veo el bravo día caer en
co cada vez será más difícil vivir”. noche ingrata; / Cuando veo la violeta perder
Un día llamó por teléfono y me pidió la primavera / Y rizos de azabache blanqueados
que fuera a visitarlo, lo encontré triste, “ca- de plata / Cuando pierden los árboles las hojas
riacontecido” como decía él. Me llevó a su amarillas / Que del calor guardaron al rebaño
alcoba y en un tono clandestino dijo: “me en su ruta / Y el verdor del verano ya anudado
han amenazado”, se quedó unos instantes en gavillas, / Es llevado en su féretro con blanca
suspendido en ese silencio que le ayudaba a barba hirsuta; / Por tu belleza entonces me in-
ordenar las palabras antes de pronunciarlas; terrogo y me digo / Que en las ruinas del tiempo
luego continuó: “siempre pensé que podrían también tú te irás yendo; / Que dulzura y belle-
amenazarme; he defendido los derechos za han de marchar contigo / Y morir a medida
humanos, he sido un hombre de ideas y he que otros vayan creciendo; / Que nadie contra
vivido con ellas y a pesar de ellas, defendién- el tiempo puede impedir tu olvido / Salvo un
dolas; a los que somos así en este país nos hijo que luche cuando tú te hayas ido (Soneto
amenazan y nos matan”. En ese momento el Número 12 de Shakespeare).
humo del cigarrillo lo envolvió y por un ins-
tante su rostro se esfumó, luego, y al tiempo José Zuleta Ortiz (Colombia)
que retomaba el hilo, disipada la nube azul, Ha publicado, entre otros, los siguientes libros: Las alas
continuó: “Pensé que era una amenaza de del súbdito (2002, Premio Nacional de Poesía), La línea de
menta (2005), La sonrisa trocada (2008), Las manos de la
las que han recibido tantos defensores de
noche (2009), Todos somos amigos de lo ajeno (2010, Premio
derechos, pero no: la amenaza proviene de Nacional Ministerio de Cultura, cuentos), Esperando tus
milicianos del ELN porque en una confe- ojos (2011), La mirada del huésped (2013) y La espiral del
rencia afirmé que la guerrilla es anacrónica y alambique (2014). Vive en Cali desde 1969.
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Estanislao Zuleta
L
a tragedia de Otelo, el moro de
Venecia, fue publicada en una
edición in quarto, en el año 1622,
después de la muerte de Shakespeare. La
nota preliminar, de autor desconocido,
nos dice tan solo que la pieza había sido
representada en varias ocasiones, por los
actores de Su Majestad, en los teatros
Globe y Blackfriar; ni en ella ni en otra
fuente se dice cuándo se estrenó. Malon,
testigo fidedigno, tenía en mano los docu-
mentos en que se leen las fechas de fiestas y
funciones teatrales en la corte. Estos papeles
ya no existen, pero no hay motivo para dudar de
su autenticidad, porque los datos sacados de ellos
no están en contradicción con otros hechos histó-
ricamente confirmados. Según ellos, el “Otelo” habría
sido representado en Whitehall, en el año 1604, y nada
hay que sugiera suponer que haya sido escrito después de ese
año, o mucho antes de él.
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Estanislao Zuleta
Lo señalado por ese cuento es, pues, que dos cómplices perpetran un
asesinato, con tanta habilidad que nadie piensa en un asesinato sino en un
accidente; sin embargo, ambos encuentran el merecido castigo; uno porque
se han enemistado; el otro por continuar cometiendo crímenes. Es, pues,
un argumento típicamente de novela corta, en que casi nada importan los
caracteres de los personajes y muy poco sus relaciones mutuas, mientras lo
que interesa es la serie de sus aventuras.1
De la vida de Shakespeare no se sabe casi lenguaje, del inconsciente, del mecanismo íntimo
nada; en el mejor de los casos, son conjeturas de tantas vidas, queda sin respuesta ante la pre-
que poco ayudan a la comprensión de su vida. gunta de quién era él.
Es un fenómeno curioso que se haya discutido Los datos que se conocen son particularmen-
durante tanto tiempo sobre la personalidad de te insuficientes: partida de nacimiento, partida de
Shakespeare. Muchos autores se han negado a defunción, y lo demás es netamente comercial:
ver en el personaje que la historia nos presenta negocios, compras, ventas; es decir, son datos
a Shakespeare como el verdadero autor de di- casi nulos: problemas de una herencia, un ma-
chas obras, sino que han buscado a otros, han trimonio, un hijo que probablemente se llamaba
acreditado diversas leyendas buscando a un tal Hamnet, que murió por la época de Hamlet —es
William Shakespeare. Freud no creía en el autor el único dato que relaciona un personaje con su
de dichas obras. Son lacónicos los informes sobre vida—.
su vida; dan más bien la impresión de que se tra- Entremos, pues, a exponerlo por sus obras
ta de un desplazamiento de la vida histórica de y empecemos por Otelo. Los personajes de
Shakespeare a una inquietud muy diferente, y es Shakespeare han entrado en la historia, y esto no
la inquietud que presenta la pregunta: ¿Quién es nos extraña por la frecuencia con que nos topa-
Shakespeare? ¿En qué rasgo de carácter, en qué mos con ellos. Es decir, han entrado en la historia
tipología lo podemos ubicar? y hacen parte de la vida real.
No hay que preocuparse por cómo se lla- Sobre el estilo de Shakespeare se podría de-
maba, ni qué biografía le podemos adjudicar, cir que es un estilo extraordinariamente eficaz:
sino quién es, en el sentido de a qué personaje ya sea para construir un charlatán, un personaje
de sus obras corresponde. Si nos preguntamos a la vez lacónico, de pocas palabras, sentencio-
eso con relación a otras obras es distinto: si nos so y justo como Polonio, o un loco o una dama
preguntamos quién es Tolstoi podemos ha- enamorada, o un rabioso o un resentido, es muy
blar de alguien reconocible dentro de su misma eficaz. Podría decirse que con su estilo pasa lo
obra; o si hablamos de Dostoievski, podemos mismo que con su vida: es un misterio. De sus
encontrar a alguien parecido a Raskolnikov o a poemas, se dice que por sí solos lo hubieran he-
Iván Karamazov. Pero si nos preguntamos por cho pasar a la historia como a uno de los más
Shakespeare no tenemos nada que decir, todos grandes poetas de la humanidad. Desde el punto
sus personajes están presentados desde adentro de vista de su posición en la historia de la lite-
y desde afuera, todos hablan un lenguaje según ratura, igualmente hay muy poco que decir, solo
su problemática. Entonces, no podríamos distin- puede decirse que cuando alguien va a elogiar a
guir a Shakespeare por sus personajes. ¿A quién un escritor suele decir que lo encuentra cercano a
se parece?: ¿A Yago? ¿A Otelo? ¿A Hamlet? ¿A Shakespeare. Por ejemplo, es el elogio que Freud
Ricardo III? Entonces, la pregunta ¿de dónde hace a Dostoievski.
surge el drama en William Shakespeare? se que- Sobre la relación de Shakespeare con la épo-
da sin respuesta de manera muy inquietante; y esa ca, se puede consultar un estudio que se llama
inquietud se ha desplazado en búsquedas históri- Shakespeare, nuestro contemporáneo. La primera
cas sobre quién o quiénes escribieron esos libros. escena de Otelo nos presenta inicialmente dos
Naturalmente, ningún encuentro histórico res- resentidos: Rodrigo y Yago. Ambos se sienten
pondería a la inquietud que allí está desplazada heridos y desbancados por Otelo y exponen aquí
por la investigación biográfica, porque el misterio su resentimiento; Rodrigo porque Otelo se casa
quedaría intacto, cualquiera que fuera la respuesta con la mujer que él ama, Yago porque Otelo le
histórica o un descubrimiento que nos mostrara niega el puesto a que aspira. Sus intenciones
su vida. El verdadero asunto es la inquietud que son desde el comienzo explícitas y directamente
deja la obra sobre el autor como drama humano. tercas, y lo primero que aparece en escena es el
El hombre que se logra apersonar de la vida, del drama del resentimiento:
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Estanislao Zuleta
Yago. ¡Oh! Estad tranquilo, señor. Le sirvo Kafka decía de un personaje de El castillo:
para tomar sobre él mi desquite. No todos “Hay que reconocer que es extraordinariamente
podemos ser amos, ni todos los amos es- hábil, eso precisamente forma parte de su tonte-
tar fielmente servidos. Encontraréis más de ría” [cita de memoria]. Algo así ocurre con Yago,
uno de esos bribones, obediente y de rodillas hay que reconocer que es un tipo extraordinaria-
flexibles, que, prendado de su obsequiosa es- mente hábil, no que sea capaz de poner en cues-
clavitud, emplea su tiempo muy a la manera tión las metas que busca ni tampoco encontrarles
del burro de su amo, por el forraje no más, y fundamento, pero sí, a partir de ello, encontrar
cuando envejece queda cesante. ¡Azotadme a todo lo favorable y desfavorable. Es una meta que
esos honrados lacayos! Hay otros que, obser- no será puesta en cuestión nunca.
vando escrupulosamente las formas y visajes En la primera escena se presenta otra figura
de la obediencia y ataviando la fisonomía del que será muy importante para la interpretación
respeto, guardan sus corazones a su servicio, del drama: Brabancio, el padre de Desdémona.
no dan a sus señores sino la apariencia de su Los elementos con que contamos en esta prime-
celo, los utilizan para sus negocios, y cuando ra escena son los siguientes: en primer lugar, la
han forrado sus vestidos, se rinden homena- interpretación del matrimonio de Desdémona
je a sí propios. Estos camaradas tienen cierta como una infidelidad a Brabancio, al padre, lo
inteligencia, y a semejante categoría confieso cual Yago descubre, y dice:
pertenecer. Porque, señor, tan verdad como
Yago. ¡Voto a Dios, señor! ¡Os han robado!
sois Rodrigo, que, a ser yo el moro, no quisiera
Por pudor, poneos vuestro vestido. Vuestro
ser Yago. Al servirlo, soy yo quien me sirvo. El
corazón está roto. Habéis perdido la mitad
cielo me es testigo; no tengo al moro ni respe-
del alma. En el momento en que hablo, en
to ni obediencia; pero se lo aparento así para
este instante, ahora mismo, un viejo morueco
llegar a mis fines particulares. Porque cuando
negro está topetando a vuestra oveja blanca.
mis actos exteriores dejan percibir las inclina-
¡Levantaos, levantaos!… ¡Despertad al son de
ciones nativas y la verdadera figura de mi co-
la campana a todos los ciudadanos que ron-
razón bajo sus demostraciones de deferencia,
can; o si no, el diablo va a hacer de vos un
poco tiempo transcurrirá sin que lleve mi co-
abuelo! ¡Alzad, os digo! (pp. 1466-1467)
razón sobre mi manga, para darlo a picotear a
las cornejas. ¡No soy lo que parezco! (p. 1466)2 El diablo es la primera interpretación de la
negritud de Otelo. Toda la primera escena va a
Yago expresa directamente la condición de acentuar esa interpretación, y nos va a dar otros
resentido y, de paso, algunas de sus características: rasgos de Otelo. Esos rasgos son fuertemente
la cierta inteligencia habilidosa, una gran capaci- distanciadores en muchos sentidos: la proceden-
dad de interpretar circunstancias diferentemente cia es una distancia, es un moro, es un extranjero,
interpretables, una inteligencia que no pone nunca procede de una civilización extraña, es negro;
en cuestión al propio Yago ni a sus fines, sino que opera con artes mágicas; es un aventurero, es un
solo busca determinadas posibilidades para actuar vagabundo, es un extranjero en el sentido de un
de acuerdo con un fin, que no pretende ni entender no inscrito. Yago acentúa todos los elementos que
ni explicar, ni poner en cuestión una especie muy pueden despertar los celos del padre, los primeros
cierta de habilidad. También una pasión encarna- celos que se presentan en la obra.
da, alguien radicalmente incapaz de preguntarse
Brabancio. ¿Quién eres tú, infame pagano?
sobre la validez de sus propios fines, que le parecen
Yago. Soy uno que viene a deciros que vuestra
absolutos, y también alguien incapaz de configurar
hija y el moro están haciendo ahora la bestia
otra alianza que no sea negativa, como la que le
de dos espaldas.
propone a Rodrigo —su único fundamento es su
Brabancio. ¡Eres un villano!
odio contra Otelo—, una común oposición.
Yago. Y vos sois… un senador.
Porque mi dolor particular es de una natura- os haré llanamente y sin ambages el relato
leza tan desbordante, tan impetuosa y pare- de la historia entera de mi amor. Os diré qué
cida a las aguas de una esclusa, que engulle y drogas, qué encantos, qué conjuros, qué má-
sumerge las demás penas, y él queda siempre gico poder (pues de tales procedimientos se
igual. (p. 1471) me acusa) he empleado para seducir a su hija.
(p. 1472)
Dice Brabancio que por eso no puede preocu-
parse, en esos momentos, de los asuntos del Estado. En esta presentación inicial hay que subrayar
algunos pasajes: Otelo nos dice que está dedicado
Dux. Pues ¿qué os ocurre?
a la guerra desde la infancia, y nos asegura —lo
Brabancio. ¡Mi hija! ¡Oh mi hija!
que, por otra parte, el texto no va a corroborar, ni
Dux y Senadores. ¿Muerta?
mucho menos— que es un hombre rudo en sus
Brabancio. ¡Sí, para mí! Ha sido seducida,
palabras y poco bendecido en el dulce lenguaje
me la han robado y pervertido con sortilegios
de la paz. Sin embargo, enseguida nos vamos a
y medicinas compradas a charlatanes, pues
enterar de que fueron los relatos de sus hazañas
la Naturaleza, no siendo ella imbécil, ciega y
lo que enamoró a Desdémona. Es necesario tener
coja de sentido, no podría haberse engañado
en cuenta, y no olvidar esa presentación inicial
tan descabelladamente sin el auxilio de la
de sí mismo. Lo que más se subraya en ella es
brujería.
esa imagen de hombre vagabundo, extranjero y
Dux. Sea quien fuere el que por este odioso
sin patria; y todo este vasto universo ha vivido
procedimiento ha privado así a vuestra hija de
casi siempre en las tiendas del guerrero. Otelo
sí propia y a vos de ella, sufrirá la aplicación
cuenta la forma como se produjo su relación con
del sangriento libro de la ley interpretado por
Desdémona.
vos mismo, como os convenga en su texto más
implacable; sí, lo será, aunque vuestra acusa- Otelo. Era su padre muy amigo mío y con
ción recayera en nuestro propio hijo. (p. 1471) frecuencia me invitaba, y siempre me pedía la
historia de mi vida, año tras año, las batallas
Son múltiples los elementos de demonismo
y sitios, y las suertes que yo hubiera corrido.
y brujería que se adjudican inicialmente a Otelo.
Toda se la conté, desde los días de mi infancia
Otelo se presenta a sí mismo, en la escena tercera
hasta aquel preciso instante en que él me im-
del primer acto, respondiendo a la acusación de
pusiera su relato.
haber seducido con brujerías a Desdémona:
Y así le hablé de azares desastrosos, del paté-
Otelo. Muy poderosos, graves y reverendos tico andar en mar y tierra; de cómo me libré
señores, mis muy nobles y muy amados due- por un cabello de una muerte inminente; de
ños: es por demás cierto que me he llevado qué modo logró apresarme el enemigo altivo
a la hija de este anciano; es cierto que me para venderme como esclavo luego, y de mi
casé con ella; la verdadera cabeza y frente de redención y proceder en la total historia de
mi crimen tiene esta extensión, no más. Soy mis viajes.
rudo en mis palabras, y poco bendecido con Y si la ocasión de hablar se presentaba de
el dulce lenguaje de la paz, pues desde que vastas cavernas y desiertos vanos, hoscas can-
estos brazos tuvieron el desarrollo de los siete teras, rocas y montañas cuyas cimas tocaban
años, salvo durante las nueve postreras lunas, a los cielos, así lo hacía; y de los caníbales
han hallado siempre sus más caros ejercicios que se comen los unos a los otros, pues que
en los campos cubiertos de tiendas. Y fuera son antropófagos, y de hombres que tienen la
de lo que concierne a las acciones guerreras y cabeza bajo el hombro. Desdémona parecía
a los combates, apenas puedo hablar de este singularmente interesada por estas historias,
vasto Universo. Por consiguiente, poco embe- pero las ocupaciones de la casa le obligaban
lleceré mi causa hablando de mí mismo. No sin cesar a levantarse; las despachaba siempre
obstante, con vuestra graciosa autorización, con la mayor diligencia posible, luego volvía
y devoraba mis discursos con un oído ávido. Desdémona. Mi noble padre, observo aquí
Habiéndolo yo observado elegí un día una una obediencia dividida. A voz os estoy unida
hora oportuna y hallé fácilmente el medio por darme la vida y educarme; y mi vida y mi
de arrancarle del fondo de su corazón la sú- educación me enseñan cómo respetaros. Sois
plica de hacerle por entero el relato de mis el señor de mi obediencia, en cuanto soy hasta
viajes, de que había oído algunos fragmen- ahora vuestra hija. Pero aquí está mi marido,
tos, pero sin la debida atención. Yo accedí, y y tanta obediencia como mi madre os con-
muchas veces le robé sus lágrimas al relatarle cedió, prefiriéndoos a su padre, me atrevo a
los penosos golpes que soportó mi juventud. decir que puedo considerar debida a mi señor
Acabada que fue mi historia, diome por mis el Moro. (p. 1473)
penas un mundo de suspiros. Afirmó que
era, en verdad, extraño, muy extraño; que era Muy interesante observar que, después de
enternecedor, inmensamente; que hubiera que Desdémona recalca la oposición y la prefe-
preferido no escucharlo, aunque ansiara que rencia, su matrimonio (de Desdémona) es conce-
el cielo, para ella, hiciera un hombre así; me bido como un duelo para Brabancio. Es notable
dio las gracias y me rogó que si un amigo mío el diálogo entre Dux y Brabancio, en el que aquel
sintiera amor por ella, le enseñase a contarle trata de inducirlo a hacer el trabajo del duelo y
mi historia, pues con eso bastaría a dejarla Brabancio se niega.
enamorada.
Ante esta insinuación, hablé. Me amaba por Dux. Permitidme hablar por vos mismo, y
los muchos peligros que corriera; la amé yo establecer una sentencia que podrá ayudar a
por tenerles compasión. estos enamorados como un apoyo o escalón.
Esta es la brujería que he usado; sea ella testi- Cuando ya no hay remedio, el mal se acaba al
go, pues que llega. (pp. 1472-1473) llegar lo peor que se esperaba.
Llorar una desgracia que ha pasado es llamar
otra nueva a nuestro lado. Cuando la fortuna
Por los mismos fenómenos por los que lo acu-
se lleva lo que no se puede preservar, la pa-
san sus enemigos —extranjero, aventurero, hasta
ciencia se burla de su herida.
esclavo, dice él—, son los méritos por los cuales
El que sonríe cuando le han robado, roba algo
lo ama Desdémona. Él no ha hecho más brujería
al ladrón; el que desperdicia un dolor inútil se
que contar su vida, y su vida forma un contraste
roba a sí mismo. (pp. 1473-1474)
enorme con la de todos los patricios que preten-
den a Desdémona. Ese contraste es subrayado Extraordinaria fórmula, pero resulta ineficaz.
por dos campos: por el de los opositores y el de En este caso, el hombre robado que sonríe roba
los partidarios. Nadie está interesado en negarlo, alguna cosa al ladrón, si no se identifica con el
y ellos, los opositores, lo toman por un ladrón que propietario; la respuesta de Brabancio no hace
ha cedido algo para lo cual carece de títulos, de más que agravar la situación de Otelo. Él es pre-
derechos, de relaciones, lo toman por un recién cisamente incapaz del trabajo del duelo tal como
llegado. Es precisamente por esas cualidades o se le sugiere; que robe alguna cosa al ladrón, ha-
defectos, como se mire, que ha conquistado a blando de la amenaza de la flota turca a Chipre.
Desdémona; y si el padre se siente celoso, debe
Brabancio. Así, dejemos que los turcos nos
serlo también porque Desdémona no ha elegido
arrebaten Chipre y no lo perderemos mien-
ningún sustituto de él: él es un patricio, un se-
tras sepamos sonreír. Bien soporta ese conse-
nador, él sí es un hombre inscrito. Lo demás, la
jo el que no toma nada más que el generoso
oposición entre el padre de Desdémona y Otelo,
consuelo que percibe en él. Pero tiene que
como dos fuentes de autoridad, es subrayado por
soportar a la vez el consejo y la pena quien
la misma Desdémona, quien le responde al padre
para pagar la pena tiene que pedir un présta-
cuando este le exige obediencia:
mo a la pobre paciencia. Estos consejos son
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Estanislao Zuleta
equívocos, para endulzar o para echar hiel, Cassio es demasiado familiar con su mujer.
con fuerza para ambos lados. Pero las pala- Cassio tiene una persona y unas maneras
bras son palabras: jamás he oído decir que agradables para infundir sospechas; está he-
se penetrara a través del oído en un corazón cho como para hacer traidoras a las mujeres.
herido. Humildemente os ruego que paséis a El Moro es de una naturaleza franca y libre,
los asuntos de Estado. (p. 1474) que juzga honradas a las gentes a poco que
lo parezca, y se dejará guiar por la nariz tan
El padre se niega a hacer el duelo; insiste fácilmente como los asnos... ¡Ya está! ¡Helo
en formularse como un engañado, incluso llega aquí engendrado! ¡El infierno y la noche de-
más lejos, a amenazar de que ese engaño se re- ben sacar esta monstruosa concepción a la luz
petirá y a concebirlo directamente como del tipo del mundo! (p. 1477)
de una infidelidad, puesto que la infidelidad de
Desdémona, que comienza ya a anunciar en me- Así se nos presenta el plan de Yago y otro
dio de su ira, no es para él más que la repetición matiz de la personalidad de Otelo. “Es una natu-
de la infidelidad que con él tuvo, y le dice a Otelo: raleza franca y libre que juzga honrada a la gente
por poco que lo parezca”. En cierto modo, todos
Brabancio. Moro, guárdala bien, porque enga-
los elementos del drama están ya dados, el ma-
ñó a su padre y puede engañarte a ti. (p. 1475)
trimonio de Desdémona interrumpe la serie de
Estos son los primeros elementos de juicio las generaciones; el padre no se puede reconocer
que Shakespeare hace y presenta en el acto pri- en Otelo, solo puede concebirlo como un engaño.
mero. Sobre esa base, Yago forma su plan; él mis- Mantiene la relación con Desdémona como una
mo lo expone así hablando de Otelo: relación exclusiva, lo cual se señala en textos an-
teriores. El agrado que tiene el padre, en un texto
Yago. Marchaos. ¡Adiós! Poned bastante di-
anterior, por el hecho de que Desdémona haya
nero en vuestra bolsa. Así hago siempre de un
desechado muchos pretendientes y las dos figuras
imbécil mi bolsa. Porque profanaría la expe-
de Rodrigo y Yago. Rodrigo amenaza enseguida
riencia que he adquirido si gastara mi tiempo
con su suicidio hasta que Yago lo convence de
con un idiota semejante, a no ser para mi pro-
que mejor intente otra cosa; pero la desesperación
vecho y diversión. Odio al Moro; y se dice por
fundamental de Yago es menos visible inmedia-
ahí que ha hecho mi oficio entre mis sábanas.
tamente. Yago no amenaza con ningún suicidio,
No sé si es cierto; pero yo, por una simple
le parece la idea más torpe y más ridícula, pero no
sospecha de esa especie, obraré como si fuera
es un individuo menos desesperado. Sobre esos
segura. Tiene una buena opinión de mí; tanto
elementos se va a constituir el drama.
mejor, para que mis maquinaciones surtan
efecto en él. Cassio es un hombre arrogante...
Veamos un poco... Para conseguir su puesto y Notas
darle libre vuelo a mi venganza por una doble 1
Landauer, Gustavo. Shakespeare. Versión castellana por
bellaquería... ¿Cómo? ¿Cómo?... Veamos... El Guillermo Thiele. Buenos Aires: Americalee, pp. 247-248.
medio consiste en engañar después de algún 2
Todas las citas de la obra son tomadas de las Obras completas
tiempo los oídos de Otelo, susurrándole que de Shakespeare, novena edición, Madrid: Aguilar, 1949.
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En toda Grecia se sabe que Edipo es el Cuando los griegos van a ver a Edipo,
gran drama del incesto, y los griegos conti- conocen la narración, todos saben que hay
nuamente lo citan. Por ejemplo, para burlar- incesto con la madre, todos conocen la his-
se de La República de Platón, Aristófanes, toria de los hijos y su ruptura, de las dos hi-
que anda burlándose de todo el mundo, jas y sus diferencias. Prácticamente los grie-
dice: “entonces será el reino de la comuni- gos tienen todos esos elementos y esto es
dad de las mujeres (que es lo que en realidad muy importante como posición ante el arte,
propone Platón) y todos seremos Edipos”. porque cuando van a ver a Ifigenia, también
El mismo Platón habla de Edipo curiosa- conocen la historia; lo mismo sucede cuan-
mente bastante bien: “La universalidad de do van a ver Prometeo de Esquilo, conocen
la prohibición del incesto es lo que hace la historia, es decir, ellos no se van a infor-
que el incesto nos parezca tan terrible, por- mar ni a que los diviertan con un cuento
que todos los pueblos (lo ve Platón en Las nuevo por medio del suspenso: ¿qué irá a
Leyes) tienen diversas prohibiciones; unos pasar aquí? ¿Cómo terminará esta historia del
prohíben lo que otros permiten, pero todos señor Edipo? Todos saben cómo va a termi-
prohíben el incesto”. Los antropólogos de nar. Es muy importante esa posición frente
hoy se preguntan una y otra vez por qué. El al arte donde no está de por medio el sus-
Edipo es, pues, un tema típico de la cultura penso, en el sentido más grosero, por ejem-
griega y se encuentra citado por el uno, por plo, del relato policiaco: ¿quién va a ser el
el otro, por contemporáneos de Sófocles asesino aquí? ¿Qué es lo que va a pasar aquí?
como Aristófanes y Platón o por posteriores El arte griego no contiene eso, lo esencial
y por anteriores. Los griegos, cuya unidad es la ejecución, que es al mismo tiempo una
era lingüística y cultural, estaban dispersos exploración del sentido; en el arte moderno,
en islas, en ciudades muy lejanas, unas por en cierta forma, Thomas Mann ha vuelto a
ejemplo, en Sicilia (Agrigento), las otras en eso con José y sus hermanos, que es una obra
lo que hoy es Líbano (Mileto) y las otras gigantesca, probablemente de lo más gran-
en lo que hoy es Grecia; tenían una gran de que se haya hecho en el siglo xx y que
unidad cultural. Todos ellos leían y sabían tiene de nuevo esa característica antigua: no
a Homero de memoria; la Hélade era en hay nada que el lector no sepa como acon-
gran parte una unidad cultural. Esto para tecimiento; es el mismo relato de la Biblia
ellos era muy importante porque su disper- que todo el mundo conoce por la historia
sión era muy grande y aunque esas ciudades sagrada o por la lectura de El Génesis. En
podían entrar en guerras y conflictos entre el siglo xix y en el siglo xx, fuera de Thomas
sí, cuando se presentaba un peligro externo Mann, está muy perdido ese tipo de posi-
producía una y otra vez la famosa unidad ción ante el arte.
de la Hélade; la Grecia entera, contra los Todos saben lo que nosotros sabemos,
persas varias veces, por ejemplo: la unidad todos saben que Edipo se va a casar con
cultural tiene tanta importancia sobre todo Yocasta, que va a acabar con la Esfinge,
porque la unidad política no está dada, es etc. Hay posteriormente algunos mitos
decir, que no hay una autoridad política muy raros; los mitemas son complejos.
central que diga esto es griego, o esto no es Hay versiones de Edipo en que este se casa
griego. Cuando hay batallas se produce una con la Esfinge. Esto nos permite entrar de
unidad político-militar pero es muy débil lado por ahora en una interpretación freu-
y es elegida. Por ejemplo, en la guerra de diana. La Esfinge y Yocasta son como lo
Troya es Agamenón el jefe del ejército grie- contrario: la esposa que sirve de premio y
go, pero es elegido y continuamente está en la fiera devoradora y amenazadora, pero lo
peligro de pelea con Aquiles y puesto en contrario que es la escisión de lo mismo,
cuestión. No es pues un imperio en el sen- mejor dicho, la escisión de la mujer en dos
tido persa o egipcio. figuras: la figura que amenaza y la figura
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Estanislao Zuleta
Voy a citar un texto corto en el que hay una la sinceridad y a la probidad en la investiga-
interpretación del Edipo como drama del pen- ción que usted me atribuye, no surge de la
sador, drama del filósofo, drama del pensamien- reflexión, es algo espontáneo.
to humano y, en ese sentido, como algo que nos
compromete a todos, que encuentra la manera Me interesa ese momento de la carta de
de, a través de una figura particular —esa es una Schopenhauer a Goethe en que plantean el dra-
característica del gran arte—, de un destino par- ma de Edipo como el drama de todo pensador;
ticular y concreto, expresar y explorar un drama todos llevamos en nosotros esa discusión de
universal. Veamos pues cómo Sófocles explora el Edipo y Yocasta: ¿ir más allá o no? Veamos pues
tema del pensamiento humano y el drama en que la discusión de Edipo y Yocasta:
consiste pensar. Schopenhauer escribe una carta a
Edipo: Mujer, ¿sabes si ese hombre que en-
Goethe, respondiéndole a otra en la que Goethe
viamos a buscar es el mismo a quien éste se
le decía que estimaba su obra por lo que tiene de
refiere?
sincera. Schopenhauer responde así:
Yocasta: ¿De quién habla ése? No hagas caso
Toda obra proviene de una buena idea que de nada y has por olvidarte de esta charla
conduce al placer de la concepción; sin em- inútil.
bargo, la realización, el nacimiento, por lo Edipo: No puede ser que yo con tales indicios
menos en mi caso, no se produce sin dolor, no aclare mi origen.
pues entonces me trato como un juez inexo- Yocasta: (Con voz angustiada) Déjate de eso,
rable que frente a un prisionero extendido por los dioses, si algo te interesas por tu vida
sobre el potro lo obliga a responder hasta que que bastante estoy sufriendo yo.
no queda nada por preguntar. Me parece que Edipo: No tengas miedo que tú, aunque yo
casi todos los errores y las locuras inefables de resultara esclavo, hijo de mujer esclava, nacida
que están llenas las doctrinas y las filosofías se de otra esclava, no aparecerás menoscabada
originan en ausencia de esta probidad. en tu honor.
Si la verdad no ha sido descubierta no Yocasta: Sin embargo, créeme, te lo suplico,
es porque no se haya buscado, sino a causa no prosigas eso.
de la voluntad de descubrir en su lugar una Edipo: No puedo obedecerte hasta que no
concepción predeterminada o, por lo menos, sepa esto con toda claridad.
de no chocar contra la idea querida. Con este Yocasta: Pues porque pienso en el bien tuyo,
fin ha sido necesario emplear subterfugios te doy el mejor consejo.
oponiéndose a todo y al propio pensador; es Edipo: Esos consejos tan buenos son precisa-
el coraje de ir hasta el fondo de los proble- mente los que hace tiempo me están moles-
mas lo que caracteriza al filósofo. Debe ser tando (le vuelve la espalda).
como el Edipo de Sófocles, el cual, ansioso Yocasta: ¡Ah, malaventurado! ¡Ojalá nunca
por conocer su terrible destino, prosigue de sepas quién eres!
una manera infatigable su búsqueda aunque
El diálogo sigue en el mismo tono y final-
adivine que la respuesta solo le reserva horror
mente el coro pregunta a Edipo por qué está tan
y espanto. Pero la mayoría de nosotros lleva
desesperada Yocasta y si no van a estallar grandes
en su corazón a Yocasta que suplica a Edipo
males, y Edipo contesta:
por el amor de los dioses no indagar más.
Consentimos; por eso la filosofía está Que estallen si es menester que yo quiero
donde está, del mismo modo que Odín en conocer mi origen aunque éste sea de lo más
la puerta del infierno interroga sin cesar a la humilde. Ella naturalmente como mujer que
vieja pitonisa en su tumba, sin tener en cuen- es tiene orgullo y se avergüenza de mi oscuro
ta sus reticencias, sus negativas y sus súplicas nacimiento, pero yo que me considero hijo
de ser dejada en paz, el filósofo debe inte- de la fortuna que me ha colmado de dones,
rrogarse a sí mismo sin piedad, este coraje no me veré nunca deshonrado. De tal madre
de filósofo, sin embargo, que corresponde a nací y los meses que empezaron al nacer yo
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Estanislao
Estanislao
Zuleta
Zuleta
son los que determinaron mi grandeza y mi Ahí está la afirmación del pensamiento: “sin
abatimiento. Y siendo tal mi origen no pue- oráculos, sin dioses, sin aves, como tú; sólo con
de resultar que yo sea otro, hasta el punto de el pensamiento”. Hijo del pensamiento, ¿víctima
querer ignorar de quién procedo. del pensamiento? Vamos a verlo. Proclama que
no necesita ayuda de dioses, se lo dice a Tiresias
En este último parlamento de Edipo se co- el adivino. Eso también tiene algo de mitema
mienza a ver el otro gran problema que explíci- griego: Tiresias es ciego, y entre los griegos hay
tamente nos da Sófocles: la contraposición entre una relación entre ciego y vidente; por ejemplo,
Edipo y Yocasta, la decisión de saber aunque Homero también es ciego y el que ve más allá de
cueste lo que cueste y el consejo de que es más lo inmediato, de las apariencias, muy frecuente-
prudente cerrar los ojos, no indagar demasiado mente se representa como ciego. Por otra parte,
si algo se estima por la vida. Ese es el drama que Tiresias tiene historias bastante más picantes en
Schopenhauer ve como universal de todo pensa- su pasado que lo hacen ser vidente. Por ejemplo,
dor, ese es el drama al que se refiere Nietzsche entre los griegos es el único que ha tenido la per-
también. El problema de la grandeza de un pen- turbadora experiencia de haber sido durante un
sador (dice Nietzsche), es un problema de coraje, buen tiempo hombre y otro buen tiempo mujer, y
no de habilidad ni de erudición. ¿Qué tanta ver- por lo tanto está en situación de comparar cómo
dad puede resistir un espíritu sin romperse? Eso viven los hombres y las mujeres, por ejemplo, la
es lo que determina su dimensión. Y esa tónica experiencia de las relaciones sexuales y muchas
es la tónica permanente del comentario al Edipo. otras experiencias. Tiresias tiene pues sus parti-
Tenemos ahora otro momento. Edipo se au- cularidades tal como conviene a la configuración
tonomiza y dice: mi historia comienza con el mes de un adivino con toda la mentalidad griega, pero
en que yo nací, es decir, no dependo de nadie. Ese el desafío de Edipo es muy comprometedor.
otro tipo de parricidio, un parricidio intelectual. Esto ocurre en el momento en que Grecia
“Yo no soy lo que soy, rey de Tebas, por haber sido acaba de producir la filosofía y la ciencia, en la
hijo de ningún rey de Tebas, sino porque vencí a la época de Pericles, del cual Sófocles era amigo
Esfinge, porque descifré, porque conocí, por mis personal, como también lo era Sócrates. Esta ver-
obras”. Ahí comienza el tono del hombre autono- sión, pues, va a llevar el mito y el drama hacia el
mizado que no quiere depender de nadie, que no drama del pensamiento; Sófocles es muy claro y
se siente inscrito en una tradición. Vamos a ver la muy profundo, tan profundo que todos los pen-
fuerza con que Edipo va a afirmar eso. Cuando la sadores, desde los que lo vieron inmediatamente
pelea con Tiresias, que sugiere que Edipo es el cul- hasta los actuales del siglo xx, se han sentido en
pable de lo que está ocurriendo, Edipo se enfurece cierto modo llamados a dar su versión. El enigma
porque cree que hay un complot de Creonte con del Edipo es una manera de explorar el drama
Tiresias para sacarlo del poder y tomarlo Creonte, del pensamiento, lo que el pensamiento tiene de
que es el hermano de Yocasta. Edipo responde: manía, autoafirmación loca, independencia abso-
luta, peligro de conducir hasta la pérdida de todo
Porque vamos a ver, dime, ¿en qué ocasión
fundamento.
has demostrado tú ser verdadero adivino?
Hay otra cosa, y es que comienza a verse un
¿Cómo, si lo eres, cuando la Esfinge propo-
juego que será muy interesante seguir en el texto:
nía aquí sus enigmas en verso, no indicaste
la relación entre omnipotencia y culpa. El tema
a los ciudadanos ningún medio de salvación?
de la omnipotencia lo tomamos pues de los textos
Y la verdad que el enigma no era para que
que acabamos de leer. Podría leer otros, pero ahí
lo interpretara el primer advenedizo, sino que
lo encontrarán; les dejo la divertida labor de que
se necesitaba de la adivinación; adivinación
saquen ustedes los grandes temas; por ejemplo,
que tú no supiste dar ni los augurios, ni por
la omnipotencia de Edipo, o su aceptación de la
la revelación de ningún dios, sino que yo, el
culpa y los textos en que Edipo rechaza la cul-
ignorante Edipo, apenas llegué hice callar al
pa y cómo se contradicen directamente los dos
monstruo valiéndome solamente de los recur-
tipos de textos. Esta es una cosa alegre de hacer
sos de mi ingenio, sin hacer caso de las aves.
y mejora nuestra lectura. La omnipoten- platónico, porque sus primeras obras fueron
cia implica un tipo de supresión del padre; diálogos platónicos), se va a lanzar al ataque
omnipotencia y parricidio vienen necesaria contra la teoría de las ideas y a liberarse de
e inmediatamente vinculados. En cierto la estructura del platonismo como idea del
modo, no hay un pensador que de alguna conocimiento, inmediatamente dice algo
manera no sea un parricida; el tema del por el estilo: “Amo a Platón más que a nin-
parricidio penetra profundamente el tema gún hombre sobre la tierra pero amo más a
del pensador, esto es muy claro en Grecia, la verdad que a Platón, porque Platón me
pero esto es así siempre. Los griegos tenían enseñó eso, que había que amar más a la
ciertas cosas bastante claras, en primer lu- verdad que a nadie y no se puede seguirlo
gar, porque ellos mismos eran pensadores. sin estar contra él”. Y comenzó esa manera
El tema del parricidio viene explícitamente de atacar a Platón reconociendo que es el
en los filósofos griegos, en El sofista, por padre, es decir, esa tónica de parricidio está
ejemplo; y nada menos en el momento en en todo gran pensamiento. Esto lo encuen-
que va a producir la más alta imagen de la tra uno en la antigüedad y lo encuentra en
dialéctica antigua, el fundamento dialéctico la modernidad.
de toda lógica posible que se da en El sofista, Nietzsche escribió unos textos bellísi-
Platón dice de pronto: “En este momento mos: Schopenhauer como educador, Richard
voy a cometer un parricidio porque voy a Wagner en Bayreuth, exaltadísimo de
irme en contra de la doctrina de Parménides todo lo que les debió a ellos; pero no se-
y Parménides es mi padre, él me enseñó a ría Nietzsche sin un choque con ellos; sin
pensar”. Ese es el momento fundamental embargo, el gran elogio que encuentra para
del ataque a la sofística de la fundación de hacerle a Schopenhauer es que ese sí que
la lógica; la primera vez que se establece era un maestro de verdad, era un maestro
realmente la dialéctica como lógica en toda el cual uno siempre sentía que le estaba di-
la historia de la filosofía es además en ese ciendo sé hombre, no me sigas, síguete a ti
momento. mismo. Pero Humano, demasiado humano es
Lo mismo pasa con Aristóteles cuando precisamente la ruptura de Schopenhauer
él se va a liberar de la estructura del plato- y Wagner. Ese problema del parricidio que
nismo, de la teoría de las ideas, no de todo Sófocles acentúa tan firmemente por el
Platón, desde luego, pues el que se libera lado del drama del pensador es el que está
de la lógica se libera a disparatar. Cuando incluido en el drama del pensador, Sófocles
Aristóteles, que fue platónico (no sola- simplemente acentúa con su sensibilidad
mente discípulo personal sino gran escritor de artista, con su posición de griego de la
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Estanislao Zuleta
gran época de la filosofía, de la Grecia de estaban hasta mejor hechos los manuales
Pericles, lo que de todas maneras la temáti- de brujería que ingenuamente encontraban
ca contiene; explora y nos permite explorar, algunas cosas.
ese es un gran artista. Uno ve muy frecuentemente la osci-
El tema omnipotencia-autonomiza- lación del pensador que tan pronto tiene
ción lo encuentra Kant en la Crítica de la la idea de que él transformó el mundo y
razón pura, lo encuentra Descartes en El cambió el enfoque de la historia, tan pron-
discurso del método; hay algo en la sola figura to parece como si no hubiera hecho prác-
de pensar que tiene un acento de parrici- ticamente nada. Uno encuentra una carta
dio: pensar por sí mismo, poder dar cuenta de Marx, por ejemplo, en que dice: “Toda
de lo que uno piensa, eso conduce a cierta esa doctrina de lucha de clases no es cosa
autonomización. La imagen de culpa no mía, ya Guizot y otros historiadores habían
procede solamente de la idea del parricidio encontrado eso; la teoría de la plusvalía y
inconsciente, o muy frecuente, como les toda la teoría económica del valor está
estoy mostrando con citas, consciente. La prácticamente en los economistas ingleses,
gran realización intelectual suena siempre a sobre todo Ricardo...”, y sigue y encuentra
parricidio y contiene una transgresión, por que él no ha hecho nada y al final dice: “Lo
eso es una realización. En el campo incons- que sí es mío es la teoría de la dictadura del
ciente, es típico de los grandes pensadores, proletariado”. Claro que cuando uno lee el
en cualquier momento de su desarrollo, el texto de la historia crítica, él sabe pues que
sentimiento de culpa, y se ve por la manera la teoría del valor en el sentido de él no está
tan extraña como tratan su propia obra o en ninguna parte, pero se le va de las ma-
sus propios descubrimientos. Por ejemplo, nos continuamente, como a Galileo, como
comienzan a pretender que son discípu- a Newton que se imagina que una manzana
los de alguien, que todo lo recibieron de lo iluminó. La producción artística y la pro-
alguien y si se ve qué era lo que decía el ducción científica tienen una relación muy
alguien, se nota que no tiene mayor cosa. directa con una teoría de la transgresión,
Más frecuentemente aún pretenden que entre otras cosas porque algunos creen tor-
lo deben al azar, que lo que pasó fue que pemente que la inversa no es cierta, no es
una manzana se le cayó en la cabeza y en- una proposición reversible, como se dice en
tonces descubrió la ley de gravedad; qué lógica; quiero decir que no toda transgre-
cosa más ridícula, eso es pura culpa. O el sión es una sublimación o, para decirlo más
señor Galileo pretende que estaba en una vulgarmente, si bien la producción de algo
iglesia y una lámpara que se movía y que nuevo es la transgresión de algo, no toda
no podía ser el viento por el peso de la transgresión es producción de algo nuevo.
lámpara, entonces claro, lo que se movía No es suficiente pues embarrarla para crear,
era el centro de la Tierra; pero para mirar pero sí, todo crear es una embarrada. Hay
una lámpara así, se necesita ser Galileo. un libro donde se hacen algunos estudios
Esa tendencia a minimizar la propia obra, sobre eso que se llama Psicoanálisis de la
a hacerla aparecer como un aporte, es típi- actividad creadora, de Greenacre. En el li-
ca. Freud intentó mucho hacer aparecer su bro de Rosolato, Ensayos sobre lo simbólico,
obra como un aporte, hasta que tuvo que encuentran ustedes varios estudios sobre la
confesarse que no era un aporte; incluso en sublimación y su relación con la transgre-
la Interpretación de los sueños le empacó un sión. Sublimación se llama a dos cosas en
capítulo inmenso: “La literatura científica psicoanálisis: producción artística y pro-
sobre los sueños”, se puso a buscar todo lo ducción científica.
que se hubiera escrito sobre los sueños: dis- Hay muchos artistas que también han
parates; y precisamente lo más disparatado sido conscientes de la transgresión, incluso
era lo científico porque negaba el sentido; del parricidio, como Proust, de que su nueva
estética es la abolición de aquella estética sobre todo de la escuela lacaniana, que han
que lo formó. En un artista generalmente hecho muy buenos trabajos sobre la culpa,
se produce la configuración de lo que los generalmente llaman la culpa persecutoria,
psicoanalistas, a partir de Freud, han deno- porque el tipo desarrolla una forma de cul-
minado un padre ideal, es decir, un susti- pabilidad que lo persigue. León Grinberg
tuto del padre real que no es tampoco una tiene un libro sobre el tema, que se llama
imagen fantasmal del padre omnipotente Culpa y depresión. Este tipo de problema
imaginario, sino un padre ideal, que no es comienza a producir una autoacusación
lo mismo que idealizado, sino un individuo creciente y va remitiendo la culpa a todo.
que desempeña funciones, que necesita el Así como para el paranoico todo es indicio
juego de las hostilidades, las simpatías y las de que lo están persiguiendo, este por todas
identificaciones que no puede desempeñar partes donde vea algo que va mal encuentra
el padre real. Con relación a esa figura de alguna manera de sentirse siquiera remota-
un padre ideal, se va estableciendo el pro- mente culpable, aunque sea por la omisión,
blema de la transgresión y del parricidio, como dicen los católicos, por no haber he-
que en cierto modo una gran obra lo exalta cho lo que se pudo haber hecho para que no
y lo deja abolido. estuviera ocurriendo.
La omnipotencia y la culpa tienen una Entonces Freud anota que, si de tantas
relación muy íntima; en el pensamiento cosas que están ocurriendo en el mundo y
psicoanalítico se ve esto una y otra vez. que van mal (y hay que confesar que hay
En los estudios sobre la culpa, ya Freud lo muchas que van mal), uno es culpable,
mostró muy detalladamente. Hay algunas entonces es porque tiene un poder muy
estructuras y problemas psíquicos en los terrible; culpa también quiere decir causa:
cuales la culpa desempeña un papel mayor, yo soy el culpable, yo soy el causante. Pero
especialmente la depresión, y cuando la si yo soy el causante de semejante trama
depresión es psicótica como la melancolía, de acontecimientos dispersos, poseo una
o en muchas formas modernas frecuen- omnipotencia extraordinaria, solo así seré
tísimas de depresión, la culpa se vuelve el culpable. En un cuadro algo menor, us-
consciente. Curiosamente, en la depresión tedes pueden ver que en las relaciones, por
neurótica, mucho menos grave, la culpa es ejemplo, con las figuras primordiales, con
inconsciente: el tipo se siente deprimido los padres o sus sustitutos, los sentimientos
pero no se siente culpable; lo grave es cuan- de culpa van en el sentido de que los sufri-
do se hace consciente porque generalmente mientos del otro proceden de mí, de algo
cuando falla la represión es porque esta es- que yo hice o dejé de hacer. En cambio lo
tructura psicótica está al borde de aparecer. que yo hice o dejé de hacer procede tam-
En las depresiones más graves, incluso en bién de mí, no procede de lo que otros hi-
las más peligrosas en el sentido de que ge- cieron conmigo a su turno. Entonces yo soy
neran muy frecuentemente el suicidio, la el origen, en otras palabras, la causa, tanto
culpa tiende a ser consciente, y en las de- de lo que a mí me ocurrió, que es por cul-
presiones neuróticas es muy frecuente que pa mía, como de lo que le está ocurriendo
no sea consciente. Freud (hablo de él por a otro; ahí está la omnipotencia. En lugar
facilidad y porque es más accesible, aunque de pasarse como efecto y causa de muchas
hay estudios posteriores mucho mejores), cosas al mismo tiempo, como todo el mun-
en su estudio “Duelo y melancolía”, últi- do y entremezclado mitad víctima, mitad
mo capítulo de la Metapsicología, se dio cómplice, empieza a polarizarse como solo
cuenta de que había una alianza particular actor causante de lo que a él le ocurre y de
entre culpa y omnipotencia, porque muy lo que le ocurre a otros.
frecuentemente se desarrolla lo que se lla- Ese mismo que produce la figura de
ma “la culpa delirante”, que algunos otros, la manía, el hombre que se considera sin
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Estanislao Zuleta
adversidad, con unas capacidades plenas, hay muchas contradicciones, ya que en unos
es el mismo que produce la figura de culpa textos declara que es culpable y en otros de-
persecutoria y por eso la estructura psicótica clara que no es culpable y así es; se podría
tiene ese nombre: psicosis maníaco-depresi- hacer una selección de estos textos. Verán,
va, porque da las dos figuras, generalmente eso sí, que en Edipo en Colono casi en todos
en forma cíclica, la una y luego la otra: de no es culpable y que llega un momento en
sentirse el ser más estupendo y lleno de ini- que no solo no es culpable sino que es vícti-
ciativas que existe sobre la tierra, proyectos ma: “cuando maté a Layo yo no sabía quién
que ve prácticamente realizados, enemigos era ese señor ni qué estaba haciendo; cuan-
que solamente le producen risa, ni siquie- do me casé con Yocasta no sabía que fuera
ra rabia, pasa a la otra, a sentirse el ser más mi mamá”, pero cuando ellos colgaron al
miserable que pisa sobre la tierra, infame, hijo y lo echaron al monte a que se muriera,
indigno y que los otros solamente miran sin sabían que era el hijo; ¿quién es el culpable
que les produzca asco porque no saben quién aquí? Edipo pasa de la culpa al juego culpa
es. La culpa y la omnipotencia, pues, tienen y negación de la culpa, y luego a la acusación
un vínculo esencial, no una relación causal; y va respondiendo al destino a medida que
no digo que la omnipotencia produzca culpa avanza Edipo en Colono.
y la culpa produzca una reacción de omnipo- Otro problema que se nos presenta
tencia. El proceso maníaco se desencadena es cómo vincular la gran temática que nos
así, de lo uno a lo otro. Hay muchos otros saca Sófocles en su ejecución de un mito,
procesos menores de depresión, por ejemplo, la temática del drama del pensamiento, su
y exaltación, con drogas o con alcohol, que vínculo con la omnipotencia, con la culpa,
vuelven a producir una nueva depresión y con la autonomización, con la negación de
entonces se necesita una nueva exaltación la tradición, porque cualquier pensamiento
que vuelve a producir una sensación de in- que tenga algo de creador es negación de
dependencia, luego otra depresión, etc. Hay una tradición aunque sea válida hasta en-
procesos menores, procesos químicos con tonces solo para uno. Su vínculo con otro
diversas drogas, procesos mayores y el gran- gran tema, el tema del deseo, en el senti-
de: la psicosis maníaco-depresiva, en la que do del complejo de Edipo, es decir, de la
el tipo vuela como un águila solitaria y en identidad sexual, del deseo, de la prohibi-
seguida se siente con asco de sí mismo, con ción primordial del incesto. El problema
vergüenza de mirarse a un espejo. es que todo esto está reunido en una sola
Hemos visto la cosa un poco polariza- temática, hablo primero de la temática del
da, lo que solemos denominar patológico, es pensamiento, pero este está reunido con el
decir, cuando se da lo uno o lo otro, pero problema del deseo.
generalmente ambas cosas están allí; nos in-
teresa mostrarlo así porque se ve más claro
el vínculo de la culpa y la omnipotencia. Por Notas
El presente texto es la transcripción de una clase dic-
lo tanto, no se extrañen de que un drama del tada por Estanislao Zuleta en 1983 y hace parte de un
pensamiento, como es Edipo, sea al mismo curso sobre teatro grecolatino. La transcripción se en-
tiempo un drama sobre omnipotencia, au- cuentra en el archivo personal de Zuleta, que reposa en
tonomización y parricidio; “no necesité aves, la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia.
Para esta edición fue digitado por Lorena Aguirre, vo-
no necesité oráculos, pensando derroté el luntaria de la Corporación Cultural Estanislao Zuleta.
monstruo, no vengo de ningún padre ni de ***
ningún rey, soy heredero de mi obra”. Otra Estanislao Zuleta acostumbraba en sus clases y confe-
indicación para una de las primeras lecturas rencias citar largos pasajes de memoria, por eso no se
cuenta con las referencias exactas de los textos desde los
del Edipo es que estemos ante un drama de cuales trae a los autores, personajes o diálogos que con
la culpa y de la culpa muy curiosa y comple- fluidez usa a lo largo de su exposición. Es este un rasgo
tamente tratada. Alguno podría decir que de la obra del pensador antioqueño.
Proust, 2001:244
H
acer del amor al pensamiento un elemento
constitutivo de una vida que se asombra y se
cuestiona ante el mundo es una invitación
que encontramos en la obra de Estanislao Zuleta; en
ella filosofar la vida, es decir, buscar direcciones plenas
de sentido, tejer destinos fundamentados del mejor
modo posible en aras de una mejor existencia tanto
individual como colectiva, lo podemos tomar como
respuesta a ese postulado ético que le era tan caro
a Zuleta y que reza que una vida puede hacerse
de muchos modos posibles pero no de cual-
quier manera y que vale la pena arriesgarse
por lograr la mejor. Es en este filosofar, en
esta búsqueda de destino, que nos perca-
tamos de una cosa: si la vida no tiene
una dirección, es porque no tiene un
sentido preestablecido, ni único; en
otras palabras, que, en tanto su-
jetos modernos, no venimos al
mundo ya hechos y para algo
determinado, que la única
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alternativa que tenemos es construir la vida particular la literatura para mostrarnos que
como un obrar que se conjuga en reflexivo no es así, que el mundo ante todo, si esta-
y en la cotidianidad, es decir, en la labor del mos abiertos a la existencia, es un mundo de
día a día, y, según el orden de posibilidades posibles aún por realizar; pero, como rasgo
que logremos poner en práctica, vamos la- de su condición trágica, la vida también se
brando nuestro ser. De este modo estamos encarga de mostrarnos que siempre son más
lanzados a la responsabilidad que implica los posibles que los realizados efectivamen-
hacer la propia vida y conquistar los me- te. Desde la relación con el arte y la litera-
jores resultados que nuestras capacidades tura, que son asumidos de manera filosófica,
nos deparen, tarea que es necesario asumir Zuleta reivindica la autonomía de los sujetos
con la alta seriedad que una misión única e como un valor en el camino de construir la
irrepetible significa. propia vida, pues la elección del camino de
En este sentido, hacer la vida es elegir la existencia compromete al individuo y lo
unos caminos y descartar otros, y en esta obliga a ser responsable de su decisión. De
elección nos jugamos los sentidos que po- este modo, podemos afirmar que la invita-
damos alcanzar y que no serán otros que ción de nuestro intelectual va cobrando una
los que nuestro decidir abra o cierre; como forma que podemos enunciar como hacer de
toda decisión importante —y esa pasión la vida una obra de arte, esto es, hacer de la
de vivir que animaba a Zuleta muestra lo propia vida algo bello, significativo y profundo;
importante que para él era— conlleva tam- dicho de otra manera, es hacer la mejor vida
bién el riesgo de equivocarse. Sin embargo, posible, lo que no significa otra cosa que po-
preferimos en muchas ocasiones negarnos nerse a la altura de las posibilidades a las que
a tales elecciones, recurriendo a consejeros nos sea dado acceder y en este camino pro-
o manuales que nos indiquen cómo vivir o, curar dejar en los otros el recuerdo de una
en el peor de los casos, dando por sentado vida honorable. En la perspectiva de Zuleta,
que las cosas son como son y que el rumbo el arte y la literatura nos permiten acceder a
está ya asignado. Pero la literatura, forma esos mundos posibles, en tanto los artistas
de la creación artística que es central en la los recrean y nosotros, al reconocerlos, abri-
labor intelectual de Estanislao Zuleta, cobra mos horizontes para transformar el mundo
en esta perspectiva un significado especial: propio. Sin embargo, en la misma dinámica
cuando creemos que el mundo está cons- trágica de la vida, la posibilidad de construir
truido tal como debe ser, aparece el arte y en la propia vida no puede tomarse como una
promesa de redención, puesto que no hay producirá, pero que sin embargo es algo ex-
garantía de que, una vez hechas las elec- terno y ocasional” (1992: 73). Posicionados
ciones, el hombre se abra a lo mejor, pues, en este lugar, teniendo la muerte como algo
dentro de las vías que caben, están también externo, como algo que prácticamente no
las que conducen a los peores mundos. tiene que ver con nosotros, es imposible
Por estos motivos, y a través del uso hablar de un saber de la muerte que posi-
que le da a la literatura para explorar la vida bilite pensarla. De alguna manera, cuando
cotidiana y no solo como un encuentro para asumimos esta forma, que más que de saber
el placer, Zuleta nos propone una ética que es de negación de la muerte, lo que hace-
hace de la existencia una estética; es decir, mos es expulsar de nuestra vida cualquier
propende por hacer de la vida una obra de mínima referencia que insinúe nuestra fi-
arte; sin embargo, un constante filosofar que nitud, es decir, apareciéndosenos la muerte
examine y diagnostique nuestro presente es como un “eso” que no tiene que ver con no-
una condición que se mantiene a lo largo de sotros; la muerte en abstracto puede seguir
sus reflexiones en torno a las obras literarias. ahí, sin que aceptemos la propia. Somos
incapaces, como le aconteció a Iván Ilich,
El hombre ante la muerte de posicionarnos en el lugar de Cayo en el
Un ser que sabe que va a morir: esta defini- famoso silogismo aprendido en su clase de
ción de lo que es el hombre es considerada lógica: “Cayo es un hombre; los hombres
por Estanislao Zuleta como pertinente y son mortales; luego Cayo es mortal”. Para
precisa, pues le ayuda a filosofar lo que es la el personaje de Tolstoi es perfectamente
criatura humana y lo remite a un problema comprensible que Cayo muriera; era un
esencial: su temporalidad (Zuleta, 1992: hombre, luego era mortal. Pero él, proyec-
60). Si el hombre sabe que vive es porque tando siempre su muerte sobre el afuera,
sabe que muere, es decir, reconoce que está sobre sus propiedades, sobre algo ajeno y
vivo porque tiene conciencia de la finitud no como lo más propio e íntimo, no po-
en la que está inscrito y que esencialmen- día saberse mortal. El problema de Iván
te lo habita. Puesta en esta perspectiva su Ilich, nos dice Zuleta, es haber considerado
situación, al hombre no le queda más re- siempre la muerte desde un punto de vista
medio, si es que efectivamente desea hacer abstracto, como ajena, exterior, final y sin
una existencia significativa —una de las in- relación con el presente, en una falsa opo-
vitaciones que Zuleta hacía—, que pensar sición vida-muerte, creyendo que una cosa
la muerte; es decir, hacer de ese saber que es la vida y otra completamente distinta la
tiene de ella un punto de apoyo para llevar muerte, suponiendo libre a la vida de la fi-
a cabo la vida en toda la extensión y hon- nitud, por lo que ¿para qué preocuparnos
dura que le quepa a bien desarrollar a cada de algo que no tiene que ver con nosotros?
uno. Pero hacer efectivo ese saber no es algo (119-121). Por consiguiente, cuando de al-
que podamos dar por sentado. Es posible gún modo se nos insinúa la singularidad de
que conscientemente nos demos cuenta de nuestra muerte, la vivimos como algo ajeno.
que en algún momento la parca llegará sin Pero esta posición que niega la muerte se
que esto signifique que le demos un lugar, opone a esa otra concepción que será fun-
porque podemos estar parapetados en una damental para comprender el análisis que
concepción de ella —de la que Zuleta nos adelantará Estanislao Zuleta y que, tomada
advierte en su trabajo sobre Tolstoi—, por de Heidegger, considera que “la muerte es
la cual “la muerte ha sido concebida como esencial e interior a la vida: morimos con-
un acontecimiento exterior y posterior a tinuamente cuando mueren todos los po-
la vida, como algo que inevitablemente se sibles que ya no podemos efectuar” (120).
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Estanislao Zuleta
Este camino de la muerte es un camino que tenemos que inscribirnos y asumir su ló-
que la integra y se la apropia, generando la gica y en ella desenvolver la existencia. Pero
posibilidad de una aceptación tanto de ella si interesante, en el sentido que Heidegger
como de una conciencia de la vida, según le da y al que Zuleta recurre, es “el ser ins-
la ineludible dialéctica que a este respecto crito en aquellas condiciones de las que, en
determina al ser humano. efecto, depende su sentido” (Zuleta, 1999,
El tema de la muerte en esta perspectiva citando a Heidegger, ¿Qué significa pensar?),
no tiene nada de depresivo, ni en Zuleta ni se configura la paradoja de que en nuestro
en los pensadores en los que se fundamenta tiempo sea el acontecimiento ruidoso y la
para abordar este problema.1 Es más bien alharaca cotidiana, es decir, aquello de lo que
la concepción opuesta la que debilita la no depende nuestro ser en un sentido, lo que
vida asumida de espaldas a la muerte, pues, hoy se invoca como lo interesante. De esta
para repetirlo, aceptar la muerte es lo que manera, hacer una vida significativa apunta
le confiere a la vida su propia significación, más bien a una labor singular, o sea, la que
de donde se deduce que no darle lugar a la a cada uno le compete, labor que pasa por
muerte, lo único que produce es una pérdida la posibilidad de detenerse en eso aparente-
de valor de la vida. En este horizonte que mente anodino y que logra conmover pro-
estamos trazando, es importante advertir fundamente nuestro ser. Como dice Zuleta
que la significación de una vida no la dan citando a Freud: “es la muerte precisamente
los grandes eventos mediáticos, ni las gran- la que hace que cada flor y cada fenómeno
des y supuestas “hazañas que conmueven los efímero de la vida tengan valor y sentido. Lo
cimientos del mundo” y menos aún muchas eterno no sólo sería de un valor inexistente
de las artificialmente construidas gestas con- sino que el aburrimiento que produciría no
temporáneas que son presentadas como los es pensable para el ser humano, cualquiera
ideales a los que hay que llegar. Es decir, ha- que fuera la beatitud prometida”.2
cer una vida significativa no es algo que ten-
ga que ver con el anhelo de figurar o alcanzar
la fama, valores promovidos por la sociedad
contemporánea que hace del espectáculo y Un ser que sabe que va a morir:
del entretenimiento formas propicias para
el olvido de sí. Dicho de otra manera, en esta definición de lo que es el hombre
algunas formas de la cultura actual reina la
“avidez de novedades” (Zuleta, 1999, citando es considerada por Estanislao Zuleta como
a Ser y tiempo de Heidegger), esa caracterís- pertinente y precisa, pues le ayuda a
tica que Heidegger definió como una de las
caídas en la inautenticidad, en la que fenó- filosofar lo que es la criatura humana y lo
menos como la moda y el consumo consti-
tuyen expresiones suyas; del mismo modo, la remite a un problema esencial:
alta velocidad de innovación que ha alcan-
zado el desarrollo tecnológico incrementa su temporalidad.
la presencia de esta característica, lanzando
siempre a una vida de vértigo, prisionera de
lo inmediato y fugaz e incapaz de detenerse
en lo fundamental. Sin embargo, este no es El saber sobre la muerte es, pues, un
solo un asunto formal de la vida, pues expre- saber esencial que se inscribe en la forma
sa un conjunto de valores, que es el que se misma de hacer la vida, ya que introduce
promueve como aquello “interesante”, en el un límite que muestra que el futuro no
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Estanislao Zuleta
el día a día. Pero, finalmente, estos paraísos concepción de la vida en la que valoramos
a lo que están invitando es a una vida en la el proceso, el momento de la lucha, el es-
que ya no hay nada por qué luchar, donde fuerzo y el combate, lo que estamos ha-
todo estaría dado y la “serenidad” al fin se- ciendo es la justificación de la vida por ella
ría lograda, una vida sin nada deseable y, por misma, sin necesidad de recurrir a razones
tanto, emblema mismo de la aburrición, el trascendentales. En este proceso se afirma
nihilismo y la decadencia (Zuleta, 2006: 98). la vida con todo lo que ella trae consigo, lo
No obstante, esta forma de idealizar permite que implica hacerse la pregunta ¿quién soy
vivir de espaldas a la muerte, pues mantiene yo? Pregunta que nos convoca a detenernos,
la ilusión de que algún día habrán de llegar a reflexionar. Lógicamente, un interrogante
el mundo y la vida verdaderos. de este tenor acarrea la angustia en tanto
Transitar el camino de la felicidad, lo que está siendo cuestionado es la propia
bajo la orientación de su ideal negativo, identidad. Mantener presente esta pregun-
conduce a una concepción dogmática de ta es una forma de alcanzar la aceptación
la vida, pues todas las respuestas estarían de la muerte, pues en el proceso de buscar
dadas y la duda y los cuestionamientos no respuestas delineamos nuestro ser por opo-
tendrían lugar en aquel paraíso por venir, sición a otras modalidades de este que ya
paraíso de donde la muerte estará expulsa- nunca serán realizadas.
da, pues la fórmula es: paraíso igual vida sin
muerte, lo que, mientras llega, anticipamos La concepción trágica del hombre
mediante el expediente de no querer saber y su vínculo con el arte
de ella. Parodiando a Hamlet, podríamos Dijimos al iniciar que la vida no nos está
decir “saber o no saber de la muerte, esa es dada de antemano y se impone que cada
la cuestión”, que diferencia hacer la vida de uno se haga cargo de su propia construc-
una manera honda, significativa y con sen- ción. Eso visto de otra manera significa que
tido, a una que simplemente se deslice en ninguna potencia exterior ha dictado una
el tiempo sin mayores angustias, pero tam- sentencia e impuesto una dirección para
bién carente de realizaciones. En esta vía que pudiéramos desenvolver tranquilamen-
es importante considerar que una manera te nuestra existencia. Se deduce de esto que,
de oponerse a esa forma de no saber de en principio, nos encontramos en el vacío, y
la muerte que constituye el ideal negativo solo por nuestra propia capacidad de desear,
de la felicidad, está dada por la valoración decidir y actuar vamos dotándola de sen-
positiva del conflicto, es decir, concebir la tido. Sin embargo, la ausencia de razones
vida como proceso, como lucha en el tiem- trascendentales nos lanza a otra situación
po, hacer del conflicto un elemento central que Zuleta va a abordar para mostrarnos
de la existencia y propender siempre por la condición trágica a la que es arrojado
cualificarlo. Es una valoración del conflicto el hombre. Cuando se presentan dos po-
que no incita a este, sino que reconoce que tencias humanamente justificadas que no
es constitutivo de los seres humanos y que pueden lograr una síntesis y nos vemos
el verdadero problema radica en construir obligados a elegir entre alguna de las dos,
espacios, tanto sociales como personales, nos encontramos ante una situación trágica
en los que los conflictos pueden manifes- (s.f. Kafka…: 4); por ejemplo, la oposición
tarse y desarrollarse “sin que la oposición entre unos principios de conciencia y unos
al otro conduzca a la supresión del otro” valores de la sociedad, pero bajo el recono-
(Zuleta, 2003: 29). cimiento de que ambos son válidos. Así,
Ahora bien, desde esta valoración po- por ejemplo, se produce la tragedia cuando
sitiva del conflicto, que se articula a una acatar la ley es ir en contra de lo que dicta
En la perspectiva que nos presenta Estanislao Zuleta, la vida cobra sentido en tanto
sabemos de la muerte, es decir, en tanto le demos un lugar efectivo en la forma de
vivir nuestra temporalidad, que no es otra que la de enfrentarnos a las elecciones que
implica ser seres para la posibilidad.
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Estanislao Zuleta
tampoco le aporta nada al sujeto que se ha sentido trágico de su existencia; ahora bien,
entusiasmado con ella), constituyen aportes el sentido trágico de la existencia lo vemos
para derrotar ese ideal. En esta línea, arte aparecer también en la imagen del artista,
y literatura se convierten en entusiasmos esta vez ligado a su capacidad de soportar
significativos porque proporcionan un es- los nuevos mundos que él, en la insaciable
pacio en el cual morar, preguntar, detenerse persecución de sentido que realiza a través
y pensar se tornan interesantes, pues le dan de la exploración que su arte le implica, al-
lugar a problemas cuyo sentido nos con- canza a construir.
cierne de manera fundamental.
No se trata de que Zuleta niegue la
posibilidad de la felicidad o como una as-
piración legítima del ser humano. Por el Alejandro López Carmona (Colombia)
Miembro fundador y director ejecutivo de la
contrario, llega a afirmar que se hace nece- Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA.
sario realizar una vida en la que la felicidad Economista de la Universidad Nacional, con maestría
esté presente, pero él supera esa concepción en Historia de las ciencias y los saberes.
que plantea que la felicidad está al final,
reconociendo más bien que está dada en
la lucha por una vida significativa.5 En el Referencias
Bastidas Urresty, Edgar (1990). Meditaciones,
arte, la afirmación misma de la vida pasa Medellín: Testimonio.
por la afirmación de esta en toda su di- Proust, Marcel (2001). En busca del tiempo perdido, t.
mensión trágica; ¿quién más libre que un VII. El tiempo recobrado. Madrid: Alianza Editorial.
artista, capaz de identificarse con su arte, de Zuleta, Estanislao (s.f.). Dostoievski, Documento sin
editar, Universidad de Antioquia, Archivos personales.
amarlo en todas las formas que le propone ——— (s.f.). Kafka, consideraciones breves sobre la lec-
y de respetarlo hasta transgredir la tradi- tura, Universidad de Antioquia, Archivos personales.
ción que lo formó para atreverse a explorar ——— (1992). La propiedad, el matrimonio y la muerte
nuevos mundos? De ahí que digamos que en Tolstoi. Cali: Ediciones Prensa Colombiana.
——— (1997). Elogio de la dificultad y otros ensayos.
el arte es terreno en el que la concepción Cali: Fundación Estanislao Zuleta.
trágica de la vida cobra toda su expresión. ——— (1999). A la memoria de Martín Heidegger,
A propósito de esta vivencia trágica que el Revista Facultad de Ciencias Humanas, Universidad
arte depara, vale la pena que escuchemos lo Nacional de Colombia, Medellín, N.° 2, pp. 245-264.
——— (2003), Colombia: violencia, democracia y de-
que al respecto dice Zuleta de la sociedad rechos humanos, 3.a ed., Medellín: Hombre Nuevo
griega y su relación de producción artística: Editores, Fundación Estanislao Zuleta.
“la tragedia griega es la existencia griega, la ——— (2006), Comentarios a Así hablaba Zaratustra,
falta de un Corán, de una Biblia, de un tes- Medellín: Hombre Nuevo Editores.
tamento, de un Rig-Veda. Su religión está
expuesta por los poetas y cualquiera puede Notas
hacer una versión, de cualquier mito, pero 1
Solo hemos mencionado a Tolstoi o Heidegger, pero
no por una casta sacerdotal; por los poetas, en sus reflexiones sobre Platón, Nietzsche y Freud
también encontramos elementos que aportan de ma-
por Hesíodo, por Homero. Eso hace que el nera decidida a este tema.
hombre sea trágico y sea consciente de su 2
Cfr. Sigmund Freud, en ese bello ensayo titulado “Lo
tragedia” (Bastidas Urresty, 1990: 99). De perecedero”.
esta manera, una relación cercana con los
3
Zuleta define el ideal como aquello que, aunque no
es realizable totalmente, constituye un horizonte para
poetas, y con los artistas en general, nos la acción y un referente para las decisiones que toma-
permite afirmar la vida y valorarla posi- mos cuando vamos construyendo la vida. Cfr. Arte y
tivamente sin desconocer sus inevitables filosofía, p. 50.
4
Cfr. Zuleta, Estanislao. Arte y filosofía, Hombre
desgarramientos. El valor del pensador
Nuevo Editores, Medellín, 2007, p. 11.
está relacionado con la capacidad que ten- 5
Cfr. Zuleta, Estanislao. Ciencias Naturales y Ciencias
ga de soportar la verdad, radicando aquí el Sociales, Editorial FICA, Bogotá: 2003, p. 62.
1980
: Rec
ibien
do el
docto
rado
Hono
ris Ca
usa en
Cali
L
a política ocupa un lugar fundamental dentro del pensa-
Pablo
Andrés
miento de Estanislao Zuleta. Este es un terreno en el que
Malpica su reflexión en general encuentra una síntesis. Podría decir-
León se, sin que sea un descubrimiento, que en la política los diferentes
caminos por los cuales discurrió el trabajo intelectual de Zuleta
encuentran un destino o un punto de confluencia. El concepto de
racionalidad, las condiciones del pensamiento, el carácter edifican-
te del conflicto y la dificultad, las simultáneas tendencias humanas
a la sociabilidad y al aislamiento, entre otros temas, son construc-
ciones que Zuleta desarrolla en ámbitos tan diversos como los de
la estética, la ética o la lógica, pero que se convierten en piezas
fundamentales de sus ideas políticas.
Dos conceptos nos dan luces sobre lo que Zuleta entiende por
política: el de intereses y el de fuerza. La política es, según él, el es-
cenario donde encuentran curso e interactúan los diversos intereses
que la vida humana entraña, lo cual necesariamente conducirá a
la construcción y elevación de exigencias y demandas; en un nivel
más desarrollado, a la elaboración de programas. Pero con esto no
basta para hallarse en el terreno político, pues es necesario que tales
intereses encuentren respaldo en una fuerza que los pueda reivindi-
car frente a otros paralelos o contrapuestos. Como el mismo Zuleta
sostiene, una demanda o un programa no prevalecen solamente
demostrando su veracidad o pertinencia sobre otros, sino que esto
depende de los mecanismos de presión de los que se disponga para
hacerlos valer. La hegemonía estadounidense —en declive— no se
sostiene porque la humanidad esté convencida de la pertinencia de
tal cosa; sin lugar a dudas sus aviones, sus marines y sus bombas
atómicas algún poder disuasivo tienen.
Creo que no es excesivamente especulativo pensar que Zuleta
estaría de acuerdo con la inversión foucaultiana de la máxima de
Clausewitz, según la cual “la política es la continuación de la guerra
por otros medios”. Sin embargo, el centro de la reflexión política
de Zuleta radica en el intento de definir los rasgos característicos
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Estanislao Zuleta
56
La filosofía surge cuando la gente encuentra que tiene carencias. Es uno
de los más grandes encuentros que se pueden hacer en la historia: el en-
cuentro de que hay algunas cosas que uno no sabe. Es un encuentro tardío
[...] hay una forma más terrible de ignorancia que cualquier otra y consiste
en creer que se sabe lo que no se sabe: mientras menos se sabe, más se cree
que se sabe.
Hemos reconocido, entonces, el pensa- Ese el lugar que Estanislao supo darle a
miento como un asunto central en Zuleta; la filosofía: el que la sitúa en las vías de la acti-
esa fue su gran búsqueda. Él fue siempre vidad del pensamiento que cada quien pueda
un ser muy angustiado, y, en coherencia con poner en marcha en el transcurrir cotidiano
lo que nos propone, fue capaz de hacerse de su existencia, y no el lugar de “una espe-
cargo de esa angustia y, con inteligencia y cialización inocua en ideas generales”, como
creatividad, de atreverse a enunciar “cómos” lo propone en el mismo pasaje referenciado.
posibles para el pensamiento en la existen-
cia de cada quien, en tanto dedicó su vida El pensar
al pensamiento como objeto de reflexión. ¡El ser humano no se inclina al pensamiento!
Que la inquietud, la complejidad y la fini- Que el pensamiento tenga lugar en nuestra
tud sean posibles en nuestras formas de re- vida constituye una dificultad; hay obstácu-
lacionarnos con el otro y con el mundo, que los que provienen de nosotros mismos y del
se estimule la capacidad de luchar, que sea contexto en que vivimos para que este pue-
realizable y necesario trabajar arduamente da darse. Un entendimiento así se encuentra
para hacer efectivas nuestras posibilidades, en las reflexiones de Zuleta, y es afirmación
que lo que nos demanda esfuerzo y dedica- que suscita por lo menos dos preguntas in-
ción tenga lugar, que encaremos el trabajo mediatas: ¿por qué no se inclina el ser hu-
que supone una lucha contra sí mismo, son mano al pensamiento?; ¿de dónde nos viene
algunos de los llamados que Zuleta alienta, esa NO inclinación al pensamiento?
provocándonos preguntarle: ¿quién quiere Yo, tú, él, ella, ellos, nosotros, somos
atormentarse?, ¿quién quiere desacomo- efecto de las identificaciones que han mar-
darse?, ¿quién quiere sentirse angustiado y cado nuestra vida: queremos parecernos a
permanecer en la duda? alguien, lo admiramos, nos revestimos con
Allí donde se logra con valentía en- formas, ideas, valoraciones, que configuran
frentar la dificultad de pensar por sí mismo, nuestra identidad y que provienen de otro.
se asume una actitud filosófica, se sabe de Zuleta entiende por dogma una convicción
la finitud, de la muerte, del dolor de verse (ideas, representaciones, sentidos) con la
rompiendo con ideas y seres que habían que el sujeto se identifica, y en esa medida
ocupado lugares esenciales en la existencia, podemos afirmar que en un sentido funda-
se reconoce que no hay garantía de felici- mental todos somos dogmáticos por princi-
dad ni de tranquilidad: pio: creemos estar seguros de lo que somos,
saber de eso que somos. Por tal motivo,
Creo que la filosofía siempre que es-
cuando nuestras convicciones son interro-
tuvo viva fue algo más que docencia
gadas, consciente o inconscientemente, se
y recuento de ideas. Fue vigilancia
suscita la angustia: las firmezas con que
crítica, territorio del debate, impulso
contábamos son impactadas, nos encontra-
a la fecundidad del pensamiento. En
mos ante la desnudez de las afirmaciones,
nuestra sociedad el pensamiento está
no sabemos qué vendrá, la identidad queda
amenazado tanto por formas de adap-
en suspenso. ¿Quién gusta de dudar de sí,
tación que se promueven, como por las
de afirmar que no sabe lo que es, de acep-
formas de desadaptación que se pro-
tar que no tiene idea de lo que quiere? La
ducen. Si la filosofía quiere llegar a ser
inclinación entonces es a permanecer res-
importante, si no se conforma con un
guardados en las ideas de sí que tenemos, a
humilde sitio en la división social del
evadir las incertidumbres, a protegernos de
trabajo, como especialización inocua
la acción desgarradora del pensamiento que
en ideas generales, tiene que saberse
interroga, que instaura dudas, que espanta
combatida y afirmarse combatiente.
certidumbres. Este proceso se da tanto en
(Zuleta, 2007: 37)
el ámbito individual como en el colectivo y
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Estanislao Zuleta
opera tanto en lo que somos como sujetos se trata— de una nueva afirmación, de una
como en lo que somos como sociedad. propuesta, del crear. Con lo que resulta que
Las identificaciones de que nos reves- el ejercicio del pensamiento se desarrolla en
timos y que constituyen nuestra identidad tensión, en él se dan movimientos opuestos,
nos comunizan: los integrantes de una por ejemplo, de liberación o renuncia (en
sociedad, de un conjunto, de una familia, tanto significa ruptura de lazos y de moldes)
compartimos creencias, ideas y valores que y de constricción o sometimiento (acceder a
recibimos y en los cuales fuimos educados un orden distinto, inscribirse en un sistema
como forma de ingresar en esa comunidad de valores distinto, elaborar nuevas repre-
a la cual pertenecemos. En ese interrogar sentaciones). Si decimos tensión es porque
que tiene que ver con la actividad del pen- necesariamente tienen que estar presentes
samiento se ponen en cuestión aspectos de ambas, la liberación con la tribulación que
la existencia en los que se cree, se duda de comprende ese aventurarse y la creación
sí y del otro, lo cual exige o deriva en una que es de nuevo afirmación, nacimiento a lo
toma de distancia frente a aquellas convic- desconocido, promesa de felicidad.
ciones compartidas con las cuales hemos El pensamiento propone destruir para
hecho la vida: formulaciones del estilo en que nazca algo nuevo, reconociendo que a
mi casa creemos que…, o nosotros los paisas so- la conquista la precede la angustia, siendo
mos…, o en Colombia nos gusta que… resul- posible que luego tenga lugar la satisfacción
tan amenazadas, inútiles, desajustadas. Así de la creación merced a los hallazgos. Qué
entonces, serán inevitables los sentimientos se hace con lo hallado y cómo se significa
de soledad y de culpa que nos asaltarán, eso, será el paso obligado de lo dramático
pues nos hacemos extraños, diferentes a la del pensar: que dé lugar a la movilización
comunidad que integramos y que nos ho- que consiste en hacer algo con ello, la auto-
mogeniza; se trata de una experiencia que nomía del pensante y la promesa de nuevos
significa una ruptura, que hace sufrir, que sentidos para el ser y, por qué no, para otros.
causa dolor, que implica renuncia. Razones
estas para preferir sostenerse en las mismas El pensador y el pensamiento
convicciones, para negarse a atentar contra ¡Aquel que actúa el pensamiento es el pensa-
lo que se es, contra la comunidad. dor! Ante la dificultad que tenemos para
decir qué es el pensamiento, y dado que
Hay dos operaciones del pensamiento:
no contamos con una definición explícita
la tendencia a romper con un sistema,
de Zuleta del orden “el pensamiento es”,
un código, que generaba sus evidencias
podemos afirmar, más bien, que “el pen-
y otorgaba seguridad. Crítica, alegría
samiento tiene que ver con”. Entonces, re-
de ver desaparecer lo obligatorio, que
cogiendo de lo antedicho, el pensamiento
se ha vuelto inútil y de ver surgir lo que
tiene que ver con: interrogar, dudar, tomar
se revela necesario. […] dolor de perder
distancia, atentar contra la identidad, dife-
las complicidades anteriores y angustia
renciarse, vaciarse de certezas, suspender
de no saber hacia dónde conduce el
los juicios, romper para crear, concentrarse
proceso. Y la otra tendencia, que trata
en un asunto, explorar, detenerse, hacer algo
de construir una nueva coherencia, una
con lo que se descubre, lograr una ejecución
constricción y normatividad más elás-
singular con lo indagado, producir un co-
tica y comprensiva. (Zuleta, 2007: 37)
nocimiento propio de lo que se es.
De esta afirmación de Zuleta podemos El pensador explora y permite explo-
desprender una forma de la felicidad: la del rar; actúa la significación: es intérprete
pensamiento como liberación, como ruptu- del mundo y de la realidad, es creador de
ra. El ¡no! a algo, a un convencimiento que se sentidos; tiene un compromiso vital con lo
tenía, va acompañado —si del pensamiento que busca, que es la verdad; es transgresor:
amenaza una estabilidad poniéndola en in- mismo como transformación del ser porque
terrogación a la vez que introduciendo sen- abre el camino para transformar la socie-
tidos nuevos. Todo lo anterior le exige a ese dad; así se recupera para una comunidad
que con el pensamiento actúa, asumir ese el pensador no de cosas inéditas, pero sí el
deseo de saber hasta las últimas consecuen- pensador de ideas auténticas, conquistadas,
cias, así como el compromiso de sentimien- ideas creadoras de sí: ese que todos estamos
tos, emociones y también del intelecto para llamados a ser y en posibilidad de ser.
hacer la búsqueda con lo que es. Así es la La actividad del pensamiento transita
exploración que acomete, reconociéndose entonces como asunto transversal en la obra
siempre como parte de una sociedad. de Zuleta, en la palabra que de él podemos
El pensador piensa con lo que es y se conocer a través de los textos que recogen la
pregunta por el qué hacer con la produc- exposición oral de sus reflexiones. Esa acti-
ción de saber que realiza en la búsqueda, vidad del pensamiento de la cual Estanislao
hasta dónde llegar con ese saber, qué efec- hace problema, o problematiza, o que he-
tos producirá en su sociedad. Serán el co- mos problematizado nosotros de la mano
raje y la valentía, y no tanto una postura de él, se abre a tres dimensiones: 1. el pensar;
del intelecto, las herramientas con las que 2. el pensador; 3. la obra del pensador (el pen-
el pensador cuente a la hora de enfrentarse samiento, si se quiere, concretado), las cua-
a estos movimientos que le son constituti- les fueron ofrecidas de forma muy sintética
vos. No hay método para el pensador que en estas líneas, que esperamos aporten al
pueda ser transferido a otros. En este sen- recoger, interpretar, hacer con, actualizar la
tido, hay pensadores que son posibilidad obra de este singular y auténtico pensador
de exploración para otros, esos seres que colombiano.
se constituyen en referentes imprescindi-
bles para acompañar el andar existencial de Diana M. Suárez (Colombia)
otros, para asomarse al mundo y sus cosas. Miembro activa de CorpoZuleta, coordinadora de la
Pero también nos propone Zuleta el “ser Línea de Filosofía que hace parte del grupo de estudio
pensador” como una forma de estar en el “Estanislao Zuleta como referente intelectual: estudio
crítico y creativo de su obra”.
mundo, “ser pensador” como una posibili-
dad para cualquier ser humano; unos crean Santiago Gutiérrez (Colombia)
y permiten explorar, otros exploran y crean Miembro fundador y miembro activo de CorpoZuleta,
para sí sentidos: ¿el pensamiento nuevo conductor de clubes de lectura y tertulias literarias.
Integrante de la Línea de Filosofía, del grupo de es-
será trascendente para uno o para el mun- tudio “Estanislao Zuleta como referente intelectual:
do? Pregunta cuya respuesta ofrece el rasgo estudio crítico y creativo de su obra”.
diferenciador entre ambas formas de actuar
el pensamiento.
Referencias
El pensador piensa por sí mismo, no Zuleta, Estanislao (2007). “Tribulación y felicidad del
delega en nadie más ese trabajo; es ese el ca- pensamiento”. En: Elogio de la dificultad y otros ensa-
mino que recorre para producir algo nuevo, yos. 10ª ed., Medellín: FEZ.
sea desde el arte o desde la ciencia, sea que Notas
transforme el mundo o que se transforme 1
Un decir de nosotros, integrantes de la Línea de
a sí mismo. El pensamiento como vivencia Filosofía del grupo de estudio “Estanislao Zuleta
como referente intelectual: estudio crítico y creativo de
del sujeto tiene que ver con un “yo lo ela- su obra”, que parte del trabajo que hemos adelantado
boré”, “yo lo conquisté”, y a partir de ello se a lo largo de dos años de encontrarnos para leer juntos
hace posible la transformación de sí, de sus textos de este pensador, para conversar sobre lo leído
ideas y convicciones, por la introducción y para rumiar sus propuestas con las preguntas pro-
pias de cada uno y del grupo de estudio: Isabel Salazar,
de un sentido nuevo para el ser pensante, Lucero Soto, Lorena Aguirre, Alba Zuleta, Julie
así no se trate de un sentido inédito para el Arteaga, Diana Suárez, Santiago Gutiérrez, Alejandro
mundo. Es muy importante el pensar por sí López y Fernando Ríos.
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Estanislao Zuleta
H
ace aproximadamente tres décadas, buena parte del mun-
do occidental veía venir con beneplácito transformaciones
Isabel
que en el ámbito de la vida política fueron prontamen-
Salazar
te interpretadas y anunciadas como una posibilidad de apertura,
de expansión y de consolidación de la democracia. Colombia en
esa oportunidad no representó una excepción, ya que desde cierta
perspectiva —y pese a que no hubo cambio de régimen político,
dado que el existente no había conocido, desde su constitución en
1886, el embate de una dictadura o de un gobierno totalitario—,
acontecimientos como la elección popular de alcaldes en 1988 y
la Asamblea Nacional Constituyente que gestó la Constitución
de 1991, condujeron a reformas en nuestro ordenamiento que, sin
desconocer las particularidades del contexto en el que se realizaban,
eran a su vez parte de un espíritu de celebración de la diversidad
que se respiraba a escala continental y mundial.
Ahora bien, traer hasta el presente este contamos para experiencias concretas de
momento particular de nuestra historia ejercicio del poder, horizonte en el que los
común halla su razón de ser, precisamente, ciudadanos pueden tener una participación
en el movimiento actual de una diversidad efectiva en la conducción y en el control de
que nos impele, con todo y nuestros espí- asuntos que les conciernen, y en la elección
ritus abatidos por su presencia, a volver a y sustitución de los gobiernos que ejercen el
encarar la pregunta por los ejercicios de poder por un tiempo limitado y por delega-
poder democráticos que hemos sabido ción, estamos ante un esfuerzo de síntesis y
concretar, más allá de contar con una carta de condensación de una serie de problemas
de navegación política que desde hace poco cuyo tratamiento, siendo consecuentes con
más de tres lustros exalta su existencia. En la posición de nuestro pensador, no preten-
otras palabras, lo que se pretende a través demos obviar.
de las siguientes líneas es invitar a asumir El primero de estos problemas con-
la responsabilidad que conlleva el indagar cierne a la idea de la democracia como un
de manera crítica por las consideraciones horizonte superior de posibilidades, y, en
y posiciones que hemos adoptado ante la general, a todo aquello que Zuleta consi-
democracia. Para ello, nos ocuparemos de dera como las más altas posibilidades de
algunas de las elaboraciones que al respecto realización en nuestra existencia en las dos
ofrece Estanislao Zuleta, cuya obra toma- dimensiones que siempre estarán presen-
mos como referente para nuestros plantea- tes en sus análisis: la personal y la colec-
mientos y para la creación de algunas de las tiva. Hablar de un horizonte superior de
convicciones que animan estas páginas. posibilidades para la sociedad y para los
Una precisión antes de entrar en ma- individuos que la conforman no implica,
teria. El conjunto de textos que han sido en ninguna de las elaboraciones de Zuleta,
compilados bajo el título Colombia: violen- una idealización fija; valga decir, no encon-
cia, democracia y derechos humanos, pese a no tramos una cristalización o totalización del
constituir una edición revisada con mayor ideal, hasta el punto de llegar a perder de
articulación y potencia, evitando las repeti- vista la complejidad que nos es constitutiva.
ciones y dando organicidad al corpus inclui- Todo lo contrario, lo que encontramos en
do, hoy nos posibilita saber que la pregunta la labor intelectual de nuestro pensador es
por la democracia en un intelectual del cuño una referencia temprana al conflicto, a la
de Zuleta no constituyó de ninguna manera hostilidad, a la oposición, como rasgos con
una respuesta a una urgencia o a una moda, los que también se debe contar al momento
sino que, en su lugar, es la coyuntura la que de pensar las relaciones humanas, rasgos
le permite retomar ideas, discursos y pensa- que no pocas veces pasamos por alto, sobre
dores que le eran caros en su labor de trans- todo al comenzar una empresa comparti-
misión de la conceptualización que había da o al pensar en otros mundos o futuros
alcanzado sobre ella. posibles para nuestra sociedad; paraísos de
Voy a considerar de entrada una defi- cucaña a los que quizás Zuleta respondió
nición de democracia que nos sirva de refe- con fuerza pero no con escepticismo, tal vez
rencia para la discusión que me propongo. como una manera de sacudirnos de senti-
Como toda definición, esta resulta de un dos comunes que se nos van enquistando,
trabajo de delimitación de los problemas y como lo son la armonía, la pacificación y la
de la economía de sentido que implica en bondad absolutas.
la obra de Zuleta dicho término; es decir, En consonancia con lo anterior, en-
al hablar de la democracia como el hori- contramos la recurrente alusión a la noción
zonte superior de posibilidades con el que de insociable sociabilidad, recuperada por
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Estanislao Zuleta
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la memoria de experiencias que comenza-
ron y que a pesar de que se truncaron de-
jaron huella. Al terror como algo que está
actuando sobre todos los colombianos a
corto, mediano y largo plazo, debe antepo-
nerse la memoria de quienes han luchado
en nuestro país por concretar derechos ci-
viles, políticos y sociales para todos. Una
memoria que primero contemple cuáles y
cómo fueron los trabajos de los dirigentes
sociales y de las comunidades de base invo-
lucrados en estos procesos, y que también
considere cómo han surgido estas dirigen-
cias y la existencia de las comunidades que
las trascienden en el tiempo.
Sin embargo, tendríamos que com-
prender si las trascienden o no, dónde han
quedado estas militancias, reconstruir su
memoria a partir del recuerdo de quienes
1966: Elevando cometas con sus hijos, Silvia, Fernando y José
participaron en ellas, preguntándonos y
recibiendo los testimonios de lo que ha sig-
nificado la pérdida de liderazgos, pero tam- los puede acompañar; no hay nada que los
bién pensando si algo de estas experiencias cubra o repare, por eso es necesario com-
puede recuperarse como cultura de asocia- prender que allí no puede o no debe haber
ción, de participación y de construcción un total olvido. Pero la victimización y la
colectiva. También tendríamos que contar lástima son de otro talante, contienen una
con una mirada sobre la población en su dosis de cobardía moral que nos afecta a
conjunto, aquella que se hizo, de manera todos. La apertura política y democrática
indiscriminada, potencialmente sospecho- también tendrá que pensar en esto, pues
sa, aquella en la cual las relaciones entre los ambas —victimización y lástima— se evi-
miembros de una comunidad se enrarecen y dencian como fuentes que alimentan per-
comienza a predominar la desconfianza de manentemente esos controles que parecen
unos sobre otros. Y finalmente, deberíamos ir de adentro hacia fuera para minar la
contemplar el desplazamiento de los secto- libertad, la propia y la de los demás. Que
res rurales a los urbanos, con el desarraigo el mundo nos duela, ¡no basta! Que nos
y descomposición de las relaciones sociales indigne, tampoco. Se necesita algo distinto
que ello conlleva, así como la consecuente que nos permita ver, pensar y sentir en qué
debilidad y vulnerabilidad de estas masas medida el sufrimiento del otro me con-
de individuos, cuyos lazos con el mundo se cierne y se une con el mío; se necesita de
hacen frágiles, y tratando de comprender una voluntad de saber que permita que del
que la debilidad moral que hoy exhibimos semejante pueda nacer otra forma diferen-
tampoco es constitutiva de los colombia- te del no todo que, por lo demás, siempre
nos, sino que ha tenido precisamente cau- somos frente al Otro.
sas históricas y sociales.
Al tipo de discontinuidades que la vio- Isabel Salazar (Colombia)
lencia deja cuando se presenta, a los miedos Miembro fundadora de la Corporación Cultural
que marca en las entrañas del cuerpo, no se Estanislao Zuleta. Maestra por convicción y vocación.
L
a actualidad de un pensador, su resonancia en el
Daniela Cardona, hoy, no es una esencia que repose inalterada por
Elizabeth Giraldo los años en cualquier producción intelectual y
y Vincent Restrepo artística; por el contrario, y como respuesta al ejercicio
del pensamiento, traer a un pensador al presente es una
tarea, un trabajo, una labor que requiere dedicación y
estudio por parte de quien la realiza. Repetir las pala-
bras de otros sin conexión alguna con el pensamiento
propio o los fenómenos contemporáneos es abandonar
mucho de la soberanía intelectual a los seguramente
brillantes aportes de esos otros, pero tales aportes, sin
pasar por los filtros de la experiencia y las posturas
propias, serán siempre objetos extraños artificialmente
adosados a nuestro discurso. Ahora, que uno llegue a
ser un buen actualizador del pensamiento significa que
uno es a su vez un pensador, y eso, decididamente, es
algo que está mediado por la dificultad. Sin embargo,
no hay que temer ni sentirse ajeno a esa labor del inte-
lectual, por el contrario, esta solo se podrá lograr a par-
tir de las pequeñas pero significativas aventuras por los
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bosquejos de las primeras sendas que marcarán saber es suficiente para entender el mundo que se
luego el rumbo de las ideas. Se trata, contando presenta ante nuestros ojos.
con los esfuerzos, de sabernos merecedores de las Si bien una mirada sobre la interpretación
realizaciones del pensamiento y al mismo tiempo que realiza Zuleta del psicoanálisis, especialmen-
posibles hacedores de ellas. te el freudiano, podría centrarse en una revisión
Quien se acerca a un texto o conferencia de especializada de este saber, pues Zuleta realiza
Estanislao Zuleta y emprende una atenta lectura una apropiación y una explicación amplia de
o escucha, podrá darse cuenta de un asunto: su conceptos, búsquedas y estructuras teóricas, para
pensamiento es la construcción de una estructura los propósitos de este texto es más apropiado se-
epistémica cimentada en diversos saberes, como ñalar, desde nuestra propia interpretación, de qué
el marxismo, la filosofía, el arte, la antropología manera sus estudios sobre el psicoanálisis nos
estructural, la lingüística, el psicoanálisis. Y si bien pueden brindar elementos para pensar la demo-
Zuleta nos presenta estos saberes en sus diferentes cracia, partiendo de una noción central: contar
planteamientos teóricos, hay que agregar que la con que al ser humano no solo lo definen sus
reunión de todas estas potencias explicativas no actos conscientes, sino que en él también opera
está hecha a la manera de ese erudito que pone una instancia inaccesible que no puede controlar
un saber encima de otro como si apilara libros. voluntariamente, el inconsciente.
Por el contrario, la riqueza del pensamiento de Es así como pretendemos tomar a Zuleta
Estanislao está en su capacidad de poner en diálo- para tejer unas primeras líneas de trabajo que nos
go a todos estos saberes, tendiendo puentes entre permitan pensar la democracia como el escenario
ellos que los actualizan y que complejizan la mira- en el que la pluralidad, como confrontación polí-
da frente a las problemáticas humanas. Son estas tica, es posible, desde la perspectiva y los aportes
problemáticas —sociales, económicas, históricas, que el psicoanálisis nos puede dar. Señalamos
políticas, subjetivas— el objeto privilegiado para con esta orientación tres dimensiones que según
el análisis, de por sí complejo, sin que sea posi- nuestras lecturas1 son un importante avance para
ble acudir a un solo saber con la arrogancia o la abordar el problema que aquí traemos: la prime-
ingenuidad de quien piensa que únicamente ese ra, una teoría del sujeto del inconsciente que nos
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Estanislao Zuleta
común a partir del cual se dé un encuentro dicho, en nuestra relación con las institucio-
en el que tengan cabida los valores del re- nes y las figuras de autoridad—, la democra-
conocimiento, la diferencia y el pensar por cia es un combate que puede fracasar, que
cuenta propia, esto es, que se dé un encuen- puede abandonarse para derivar en los bra-
tro vital en el que lo expresado pueda ser zos seguros de aquel que nos alivie de tener
escuchado, reflexionado y debatido, con lo que entrar en conflictos, de tener que expre-
cual, en últimas, se le estaría dando lugar a sar un pensar propio y, en consecuencia, abrir
una mejor subjetivación de todos. la posibilidad de morir en esa exposición de
Lo dicho importa a la hora de pensar lo que somos al sabernos refutados.
en una sociedad democrática, a la hora de Y modestia, porque la democracia, al
propender por una democracia radical, pues darle lugar a la pluralidad, nos recuerda que
si ella se considera un escenario político nadie encierra una respuesta única y abso-
para el encuentro de visiones y posturas di- luta, que la verdad, una vez más como dice
ferentes, tenemos que esto no es posible si Zuleta, no es la que yo propongo sino la que
no se reconoce que las voces allí expuestas resulta del debate y del conflicto, un debate
son voces históricas, atravesadas por dra- y un conflicto a los que hay que entrar con la
mas y búsquedas, por ideales y valoraciones, humildad del que escucha y reconoce que en
por inhibiciones y potencialidades. Todo lo algo puede aportarle el otro, aunque corra la
cual recuerda esas adjetivaciones que de la dramática, y, por qué no, alegre experiencia
democracia hace Zuleta: que ella es angus- de tener que abandonar lo que antes creía.
tia, que es frágil y es modestia. La democracia, en su angustia, su fra-
Angustia, porque la democracia, en gilidad y su modestia, nos invita a dejarnos
tanto es un encuentro conflictivo y racional afectar en el encuentro con los otros, en la
de miradas sobre el mundo y la humani- escucha de aquello que tengan por decir, nos
dad, exige que expresemos de manera ar- invita a dejar el camino abierto para los cam-
gumentada lo que pensamos, entendiendo bios que sean necesarios, a encarar la respon-
que no es posible la imposición de nuestras sabilidad del destino humano desde la loable
consideraciones, sino, por el contrario, la tarea de darles lugar, en la confrontación y la
demostración de estas, exigencia esta úl- reflexión, a las diferentes posturas sobre cuál
tima que señala al otro como igual, como ha de ser el destino de todos, destino que será
capaz de seguir reflexivamente lo enuncia- mejor o peor según la capacidad que tenga-
do por alguien y tomar posición frente a lo mos de hacer algo, precisamente, con esas
dicho. Empero, ¿tenemos visiones sobre el diferencias y divergencias, con la reflexión
mundo construidas a partir de la reflexión? sobre qué mundo es mejor para el despliegue
¿Nos han importado el mundo y los otros al digno de la vida de cada ser humano.
momento de encarar la labor de tener una
palabra sobre aquel y estos? Ir hacia la cons-
trucción de un pensamiento propio que nos Daniela Cardona, Elizabeth Giraldo y Vincent Restrepo
(Colombia)
ayude a la realización de una mejor vida y a
la construcción de un mejor destino social ***
no es nada fácil; somos seres propensos al Texto escrito a seis manos por Daniela Cardona,
Elizabeth Giraldo y Vincent Restrepo; los tres
dogma, al anhelo de reeditar, otra vez en pa- son miembros activos de la Corporación Cultural
labras de Zuleta, esa palabra inobjetable que Estanislao Zuleta y participantes del grupo de estudio
acerca del mundo venía de nuestra madre y crítico de la obra de Estanislao Zuleta en su subgrupo
de psicoanálisis.
nuestro padre, o de aquellos que hayan esta-
do en el tiempo inicial de nuestra vida. Notas
Frágil, porque en tanto siempre está
1
La aproximación a textos como “Psicoanálisis y crimi-
nología” , “El pensamiento psicoanalítico”, “Psicología de
latente en nosotros la reedición de ese dog- las masas y análisis del yo” y “Moisés y la religión mono-
ma inicial —que es posible, como ya hemos teísta” nos ha permitido concretar la reflexión presente.
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Transcripción de Sandra Escobar
C
onocí a Estanislao en la época en que cayó
Boris de Rojas Pinilla, en el año 57, pero en realidad es
Greiff una amistad que viene de más atrás; cuando
le conté a mi papá que conocía a Estanislao Zuleta
Velásquez, me dijo: “el papá de él era muy amigo mío,
nosotros fuimos compañeros en Medellín en mi ju-
ventud, cuando los Panidas”, y entonces recordé que
una de las obras de Fernando González se llama
Cartas a Estanislao y que está inspirada en la amistad
de Fernando González con Estanislao Zuleta Ferrer.
Él falleció en el accidente en que murió Gardel en ju-
nio de 1935; así que Estanislao no conoció a su padre
porque nació ese mismo año en febrero.
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Estanislao Zuleta
***
Esta entrevista fue realizada en video en enero del año
2000 al maestro internacional de ajedrez Boris de Greiff,
en el club Los Maestros de Bogotá, con motivo de la pro-
ducción de un documental sobre Estanislao Zuleta, reali-
zado por Antonio Dorado.
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Cuento
Ouija
Ilustración Tobías Divad Nauj
A
driana cerró la comunicación con “t xtrano”
y doble “t amo”, seguidos de un corazón pal-
Octavio
pitante. No le gustaba que Camilo fuera solo
Escobar
Giraldo
al estreno del último Batman; en realidad sospechaba
que iría acompañado. Su mente reprodujo los zapa-
tos rojos, de tacón alto, de una de sus compañeras de
Bacteriología, siempre dispuesta a aceptar cualquier in-
vitación, y a Camilo aferrando su cintura, los dos muy
sonrientes, subiendo por las escaleras eléctricas rumbo
a los cinemas. También los imaginó, después de la pelí-
cula, buscando conos de helado por el centro comercial.
Maldijo en voz baja y se apuró por los corredores
del hospital rumbo a la puerta que daba al Parque del
Río. Se despidió del vigilante y se quitó la bata blanca.
Mientras recorría el malecón de Los Pescadores sin
mirar las aguas ni a los pájaros que hacían escala en
los troncos flotantes, decidió que en su siguiente com-
pensatorio se citaría con sus amigas en Amnesia, su
discoteca preferida, y bailaría y se emborracharía hasta
que la tuvieran que recoger del piso. Agobiada por el
sol, pasó frente a la alcaldía, sus columnas y balcones
medio ocultos por las copas de los árboles del parque de
Bolívar, y tres cuadras después alcanzó su destino. La
casa de Esperanza de Ramírez tenía seis habitaciones;
ella y su hija ocupaban dos, las otras estaban alquiladas.
Adriana empujó el portón entreabierto. El sonido
que produjeron sus tenis sobre la baldosa ajedrezada
atrajo a Maní, una perra producto de algún cruce de
pastor alemán.
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animadas y a las pocas semanas... —concluyó la frase con un gesto—. ¿Mucho
trabajo hoy?
Adriana tragó un trozo de pollo antes de contestar:
—Mucho. Vamos a ver si esta noche me dejan dormir tranquila.
—Ojalá. Yo a veces no sé ni para qué la despiertan.
—Para que el médico de urgencias no se sienta tan solo, digo yo.
—Debe ser —sonrió Esperanza de Ramírez y el rostro se le llenó de
arrugas.
—¿Y a usted cómo le fue hoy? —Apuró casi medio vaso de agua.
—Bien, doctora. Por la mañana salí a comprar unos cortes para hacerle
unas faldas a Carolina. Tiene que ir bien presentada al trabajo, a ver si por fin
la nombran.
—Pero ya pasó el período de prueba.
—Sí, lo pasó hace tiempo, y sin problemas, pero como los políticos son
tan caprichosos y yo votos no tengo sino dos: el de Carolina y el mío. De todos
modos, el alcalde me prometió que le ayudaba. Necesitamos esa tranquilidad.
—Se santiguó con movimientos breves. Desde la calle llegó el rumor de los
árboles agitados por el viento—. ¿Quiere ver las telas que compré?
—Sí, claro.
Esperanza de Ramírez se levantó rumbo a su habitación. De vuelta, exten-
dió sobre la mesa cuatro piezas de algodón de colores pastel.
—¿Qué le parecen?
—Muy bonitas. Carolina va a quedar muy bien vestida.
—¿Cierto que sí? Y son fresquitas. —Palpó los bordes para comprobar
su grosor y se sirvió un vaso de agua—. En el almacén me encontré con doña
Berta, la señora del frente, y me contó una cosa rara, que después me di cuenta
de que fue tema de todos los almuerzos. Doctora: perdóneme la pregunta,
pero ¿es verdad que hoy hospitalizaron a unos muchachos porque necesitan
un exorcismo?
Adriana reflexionó unos segundos:
—Sí, es cierto —respondió sin levantar los ojos del plato.
—¿Y de verdad están poseídos por el demonio?
—Yo no lo creo. Claro que no soy sacerdote. —Elevó los hombros con
expresión desenvuelta.
—Pues eso es lo que está comentando todo el mundo. ¿Usted vio a los
muchachos?
—Sí; les tomé unos exámenes que ya se enviaron a la capital, para buscar
drogas y tóxicos. Uno de los tres es casi un niño. Se quejaron mucho de los
chuzones.
—¿Y qué les pasó?
—Nada. Se pusieron a tomar aguardiente y a jugar con una tabla ouija, y
dicen que los espíritus los poseyeron.
—¿Una de esas tablas que tienen el sí y el no?
—Una de esas: el alfabeto, el sí y el no, el “hola” y el “adiós”. —Movió la
cuchara como si dibujara.
—¿Y de dónde la sacaron?
—No se sabe. La mamá de uno de ellos la llevó al hospital y el director la
guardó bajo llave.
80 Ir a contenido >>
—Yo no creo que los hayan poseído ningunos espíritus, doña Esperanza.
Esa tabla es un juego. A mi hermano le prestaron una y la usaba para asustar
a mis amigas y poder abrazarlas. —Recordó la escena en la sala de su casa—.
Lo de esos muchachos se debe al aguardiente, quizá a algo más.
risa fácil, apenas llegaba a los treinta años. Se cubría con sombreros de ala
ancha y siempre vestía camisas bordadas, de colores claros.
—Debe tener miedo de que digan algo que lo comprometa; él y Jairo eran
muy amigos.
—Según los del hospital, Jairo y los suyos mataron a mucha gente.
—Sí —frunció la boca Esperanza de Ramírez—, eso también es cierto,
pero no es como dicen en los periódicos, no señora. A los periodistas les gusta
mucho exagerar la sangre. Eso no fue así, y la mayoría de los que mataron se
merecían el castigo, Dios los perdone. —Se persignó.
Adriana reacomodó el cuerpo en la silla.
—Pues uno de esos muchachos dice que lo poseyó el espíritu de Jairo
Betancur.
—Es muy fácil saber si es verdad o no. Jairo tartamudeaba en algunas
palabras, no en todas. ¿Cómo habla el muchacho?
—Normal. Despacio. Estaba intoxicado.
—El padre Ríos lo conocía muy bien. Cuando vaya a hacerles el exorcismo
se va a dar cuenta si es Jairo o no.
—No creo que el director permita lo del exorcismo.
—Yo creo que sí. Es lo mejor —enfatizó.
—¿Cómo murió?
—Lo mató uno de sus hombres, por defender a una muchacha que le
gustaba a los dos. La hija de un pescador, una morena muy bonita. Si no la
hubieran matado, sería reina de belleza.
—¿También la mataron? —La estaba imaginando alta y con cintura muy
estrecha, zapatos rojos.
—Claro. Y al que la defendió.
Adriana pensó unos segundos antes de volver a hablar:
—A mediodía fue una mujer al hospital, a pedir que la dejaran entrevistar-
se con los muchachos. Una señora bien vestida, muy digna.
—María Clara Díaz —asintió Esperanza de Ramírez—. Pobre María
Clara, ha sufrido mucho. A sus dos muchachos los mató Jairo por un lío de tie-
rras o de ganado, ya no me acuerdo bien, y no se sabe qué hizo con los cuerpos.
—¿Nadie lo sabe? —Adriana envidió por un momento las chanclas li-
vianas de color rojo apagado de la mujer, que los pies desnudos apartaban y
recogían cada tanto.
—Nadie no. Saber, saber, alguien lo debe saber, pero Jairo ordenó que no
lo dijeran.
—Pero Jairo Betancur murió.
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Ensayo
Cuando llueve
en Ítaca
Luis Durango Echavarría (1935-¿?)
Memoria del Amazonas
L
uis Durango Echavarría parece ser el autor de
Felipe una sola obra: único testamento de su paso por el
Restrepo mundo. En Memoria del Amazonas no hay mucha
David información sobre su vida, a excepción de lo que vive y
cuenta en ese instante que constituyó su errancia por un
río de fábula, casi mítico para un hombre de montaña
como él, y, es de suponerse, como toda su familia.
Sabemos que hizo su viaje en 1965 y que para
entonces tenía treinta años (que cumplió a bordo de
uno de los navíos que conoció), que era de Santafé de
Antioquia y que allí se ganaba la vida como abogado,
que tenía dos hijos que recordó cuando le tiró unas
monedas a un grupo de niños indígenas que movían
sus manos como pájaros mientras los dos más grandes
remaban, que tenía una esposa a quien no sabemos si
amaba, que pudo llegar a ser algo más que un aboga-
do: escritor quizás (como tantos en su época), que se
enamoró del Amazonas en las láminas y relatos que
encontró en la biblioteca municipal, y que durante más
de quince años preparó un viaje que duró un mes.
Todo empezó en la víspera, que fue como un inter-
minable esperar entre su adolescencia y su adultez. (La
víspera de cada viaje es una hermosa parte que siempre
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recordamos con gratitud, como el silencio el lugar exacto del pulso. Imagino el tre-
que precede a la tormenta; es lo que dice mendo equilibrio digestivo de Simbad o de
Borges en su más confesional libro, Atlas, Robinson, con ese cuerpo siempre prepara-
que también es un relato de muchos viajes do para recibir que, como el dar, es un duro
al final de su vida, o como le gustaba decir: aprendizaje. En todo caso, firme o no, Luis
del final de la existencia de su cuerpo). Por Durango Echavarría siguió su camino.
ello, al momento de la partida, un hombre Nada de extraordinario le ocurrió hasta
como él jamás dudaría, y mucho menos en Leticia. Los días fueron llegando con una
la decisión de lo que deja y lleva: el equipaje. pasmosa facilidad que más parecía una
Cada detalle, cada movimiento, fue indeseada y monótona buena suerte, que
amorosa y obsesivamente pensado, pla- a veces se convierte en uno de los temi-
neado en una dolorosa paciencia; la su- bles enemigos del viajero: tedio de quietas
puesta improvisación de cada viajero nace, cotidianidades.
en realidad, de una meditada preparación. Las páginas que narran esa travesía
Qué libro llevar: las obras completas de son una lista de buses que se toman has-
Shakespeare en la edición de Aguilar; ta Florencia, Caquetá, donde el narrador
cuántas camisas: las de algodón de colores aborda una avioneta que atraviesa el primer
claros, seis no más; cuántos zapatos: solo un océano que presencia en su vida: inmenso
par y unas sandalias; un cuaderno de hojas mundo verde cubierto por estrías de aguas
amarillas y lápices; un sombrero; y cualquier amarillas.
otra cosa que cupiera en su morral. En él, A los cuatro días tomó su primer barco
ese empacar fue un ritual y así lo narra, o, en un puerto cercano a Leticia, de jurisdic-
mejor, así lo testimonia en ese estilo suyo ción brasilera. Era pequeño, escasamente
tan cercano al informe. cabían cincuenta pasajeros, ya que el espa-
El miedo se le revolvió en el estómago cio era en gran parte para la carga. A la lar-
cuando dejó su pueblo, y no tuvo más opción ga, nada pudo ser más ventajoso: el acceso a
que entrar en cuanto baño iba encontrando la cubierta fue permitido día y noche; aun-
o aguantarse en silencio. Poquísimas veces que él apreciara sobre todo la luz porque,
se había distanciado de su hogar; cuando otra vez como el viajero de la Alcarria, le
mucho, había visitado pueblos vecinos. Ni gustaba pensar que el mundo se entregaba
el mar conocía, solo había contemplado un mejor y más completamente en la mañana.
gran río en su vida, el Cauca, y siempre tuvo Las noches durante las cuales perma-
miedo de bañarse en él y de que su pode- neció en la cubierta fueron completamente
rosa corriente lo arrastrara, como había su- solas y calientes como las que más. Era im-
cedido años antes con un familiar cercano. posible encender cualquier lámpara, pues
Sin embargo, se empeñaba en repetirse con cualquiera sabe, incluso alguien tan poco
alegría la misma filosofía de un libro que diestro en proezas como él, lo que significa
admiraba, Viaje a la Alcarria, y cuyo autor una luz en medio de la oscura selva, y más
era entonces poco conocido, Camilo José en la amazónica, en la que todo parece tri-
Cela: en el andar, todo lo que surja es lo plicarse en tamaño.
mejor que puede acontecer. Los días pasan con calma y Luis co-
A propósito, en esos mismos años menta prudentemente, como con pena de
decía Mariana Picón Salas que un viajero ser descubierto, que no consigue acostum-
debe ser de estómago firme. Y quizás tenga brarse a la dieta de pescado y camarón,
razón: de allí podría surgir nuestra resisten- ni menos a la farinha, aunque el hambre
cia, y más aún, podría estar el termómetro sepa ser acomedida, dice. En su narra-
de las emociones. La apertura de visión, ción hay constantes referencias a viajeros,
en realidad, sería la del estómago. Si esa Marco Polo y Herodoto, pero poco a poco
fuese la pieza clave, entonces tendríamos se va desprendiendo de ellos para dejarse
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impresionar por sus compañeros, parlan-
chines y juguetones, aun conociendo solo
lo básico del portugués.
Por esos días: “En el Amazonas llueve
cada madrugada. ¿En Ítaca también llove-
ría?”. Cada hombre encuentra una justifica-
ción a su vida, y él descubrió que ese río que
tanto anheló conocer era como un sueño en
el que llovía siempre al amanecer. Ese ruti- La Revista de la Universidad de Antioquia
nario hecho fue la esencia de su viaje. Y lo es una alquimia muy singular pues, cada
encontró como quien busca sin desear: se le
tres meses, presenta el material académico
anunció de repente, al abrir los ojos.
La narración se detiene cuando llega e investigativo de los catedráticos de la
a Belem do Pará un mes después de haber universidad, de la ciencia a la historia, de
dejado su pueblo entre las ya lejanas mon- las matemáticas a la ingeniería. Todo ello
tañas de Antioquia. No sé si regresó o se
quedó para siempre en esa hermosa ciudad está enmarcado en un diseño creativo,
brasilera, hecha de antiguos ladrillos y de con énfasis en el arte y la fotografía y
iglesias de piedra, o si continuó su viaje ha- con una apertura intelectual de múltiples
cia otros lugares. No hay cómo averiguarlo.
columnistas que nos orientan sobre el cine
En Memoria del Amazonas no hay mo-
mentos gloriosos. Todo es sencillo y mo- y la música, los últimos libros y las más
derado como su escritura, como su viajero. recientes exposiciones. Pero están, además,
La vitalidad que atraviesa ese relato es pru- conmemoraciones y aniversarios donde se
dente, y no pretende llegar más allá de sus
propios pasos. rescatan figuras y se renuevan lecturas, sea
Con ese final de puntos suspensivos Nicolás Gómez Dávila, sea Octavio Paz, o
podríamos imaginar que ni siquiera fue se busca que otras literaturas vecinas (el
él quien publicó su libro sino uno de sus
caso de Brasil o Ecuador) nos presenten
hijos años después de su muerte. Un hijo
que apenas seleccionó algunas partes del sus propuestas y nos amplíen el horizonte.
cuaderno de hojas amarillas, pues las otras, Esto, sin olvidar nunca traducciones,
al ser escritas a lápiz, fueron diluyéndose en
crónicas viajeras, la preocupación por el
el tiempo en una perfecta labor de edición.
En el que parece ser el último párrafo patrimonio cultural antioqueño y el toque
del libro, Luis Durango Echavarría escribe original explorando la ciencia ficción, la
con cierta solemnidad un consejo (que en novela negra, la novela gráfica o todo el
realidad pudieron haber sido palabras del
hijo que publicó su libro, o una paráfrasis de espectro de la creación contemporánea
uno de los autores que tanto leyó para tomar con entrevistas de primer nivel y voces
las fuerzas y lanzarse al viaje): uno siempre soslayadas que reclaman nuestra atención.
sabe lo que deja, lo que pierde, por eso cada
Cada tres meses, la vida se renueva y la
partida es dolorosa pues lo cercano se aleja;
sin embargo, por más que nos esforcemos cultura se enriquece con esta propuesta
no podemos predecir lo que ganaremos, lo imaginativa y original que es siempre la
que recibiremos. Al final, es bueno llevar en Revista de la Universidad de Antioquia.
el corazón el pensamiento de que, cuando
algo concluye, algo comienza.
Juan Gustavo Cobo Borda
revista UNIVERSIDAD 85
DE ANTIOQUIA
Peregrinación
del origen
Manuel Zapata Olivella (1920-2004)
Pasión vagabunda
M
anuel dio una de sus últimas entrevistas para
televisión en un patio de hortensias y de ro-
sas en flor: él está en el centro, envuelto en
una ruana café, su cabello está casi blanco y ha pasado
de los ochenta años con una tremenda historia tras de
sí. Y a pesar del tiempo hay algo que conserva con la
misma fuerza, un gesto que resplandece volviéndolo
a iluminar: la carcajada que le cubre el rostro, y que
parece que lo levantara de su silla cuando estalla como
un carnaval.
La entrevista transcurre en tono sereno y más bien
solemne, sus pausas no son para descansar o para dis-
tanciarse sino para pensar, lo que en su caso es puro
recuerdo. La memoria lo traicionará en detalles pero
no en lo esencial. Ese Manuel es el mismo que una
vez entregaría su humanidad entera a su creación y a
su trabajo.
Entre el brevísimo recorrido que hace de su vida,
un detalle es precioso: “Mi mamá me dijo que cuando
me parió, lo primero que vi no fue la luz sino el agua.
Esa noche caía un aguacero de aquellos que no se ol-
vidan”. Y no agrega nada más; después de otro silencio,
habla de su padre severo y de su hermana Delia, deci-
siva en su trayectoria, y habla y habla de los otros como
quien atraviesa puentes sobre ríos.
No es que el agua sea el eje de su narrativa, drama-
turgia o ensayística; aparece sí, pero no con la intensidad
que representa, por ejemplo, la tierra para Rulfo o la
86 Ir a contenido >>
biblioteca para Borges. Es que esa sensación Panait Istrati eran sus héroes, y con ellos
de agua sonora haciéndose sentir en esas go- creía que la literatura, mientras más denun-
tas que caen como infinitos ejércitos son el ciara los crímenes sociales y contara la vida
espíritu que tanto animó su obra. Torrente de los desposeídos y desamparados, más
de lo incontenible, fuerza que se abre cami- se acercaría a su destino. Y quiso emular-
no en los lugares más insospechados, y cuya los en cuanto pudo, sobre todo en lo que
vida es ese movimiento de sentirse siempre tenían de aventureros y sobrevivientes. Así,
libre, desatada, inundándolo todo. sintiéndose discípulo fiel, suspende la uni-
En esa imagen del nacimiento hay una versidad y, tan rápido como puede, se lanza
clave de comprensión, no tanto literaria a los Llanos colombianos tras las huellas de
como humana. El viajero que Manuel fue su otro maestro: Arturo Cova.
es esa lluvia que cae, y que ese remoto 17 de El plan era atravesar la selva hasta el
marzo de 1920 quiso tragarse su casa. Él es río Amazonas y seguir el río llevado solo
esa agua que se riega entera mientras inten- por el fluir de esa herida que siempre san-
ta andar casi con desesperación. Andar ha- gra. Pero la muerte, la locura y la violen-
cia su mar: peregrinar a su origen. O, lo que cia le cierran el camino. La vorágine y sus
sería lo mismo, regresar. Pasión vagabunda sombras le advierten de la inevitable caída
fue su primer libro de viaje y en el que dejó en esas tinieblas. Y regresa. Ese es el inicio
como testamento para los suyos la que con- de Pasión vagabunda. Lo que viene después
sideraba su mayor virtud: vagabundear. Ir es una ruta inesperada que lo llevará por
por los caminos consigo mismo llevado por Buenaventura y Chocó hasta Panamá.
el ímpetu de su cuerpo torrentoso. Viajero Ya en la lejanía comienza el despojo
de piel mulata, color de aguas caudalosas y del pasado. Y Manuel, o el personaje que
barrosas, como de tierras antiguas. él hace de sí mismo, se entrega al absoluto
El viaje es la historia de su errancia por presente: no hay un mirar hacia el frente: el
Centroamérica durante dos años, hasta su tiempo es cada paso. Solo lleva su nombre
llegada a Estados Unidos, donde comen- que, como él mismo, también se transforma.
zaría otro viaje, en que el vagabundo, el London es el otro héroe invocado, uno
poeta, los escasos conocidos, los muchos al que la orfandad y la miseria lo agobiaron
anónimos y las interminables travesías por muy temprano, y apenas adolescente viaja
Norteamérica son las historias de los que en vagones de tren comiendo con premura
serían su segundo libro, He visto la noche, y escasez con su única familia: los que están
y su primer drama, Hotel de vagabundos. de paso y cuyas huellas las cubre la arena;
Años después aparecería China 6 a.m., uno al que la fama y el éxito también le lle-
relato de su visita política a Asia junto a garon rápido aunque con dolor y amargu-
una comisión de escritores e intelectuales ra; uno al que la lucha por la sobrevivencia
colombianos; con él estaba otro viajero im- jamás lo abandonó, solo pasó de la calle al
penitente que también habría de relatar su papel, de la arena a la palabra.
experiencia en un bellísimo diario de viaje, Durante un año, 1943, Manuel es
Jorge Gaitán Durán. otro London. Resiste como puede, y con
Manuel tenía veintidós años y era es- engañadora suerte atraviesa Costa Rica,
tudiante de medicina en Bogotá. Gorki y Nicaragua, El Salvador y Honduras; cuando
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Aguas de
negra piel
Eduardo Cote Lamus (1928-1964)
Diario del Alto San Juan y del Atrato
E
n la corta travesía de Eduardo Cote Lamus por
los ríos San Juan y Atrato como representante a
la Cámara en 1958 hay una imagen que resue-
na como golpe de taladro, y que él mismo se encargó
de retratarla en su intensidad: en una noche de lluvia
parece ver cómo el Atrato se pone de pie estirando sus
aguas de negra piel.
Él es un poeta y eso no puede olvidarse (aunque
a esa fecha aún no haya publicado la que será su obra
maestra, Estoraques); se deja impresionar porque confía
en las emociones, y les entrega la voz de sus palabras
sugerentes que él mismo teje en cuidadas notas de
viaje, a veces breves y sentenciosas como aforismos, a
veces sinuosas y misteriosas como versos que demoran
en entregarse. No hay premura ni ansiedad, su propia
respiración se acoge a la cadencia del remo que obedece
como un ciego a su lazarillo. Uno de sus dones, al me-
nos como viajero poético, fue la levedad que habitaba
su expresión y su mirar. Cada palabra parecía tener un
contorno delineado y transparente.
Nunca se sintió como parte del paisaje por más fa-
miliar que le pareciese. Fue un extraño durante esos días
en el Chocó que registraba sin alarmas ni estridencias;
hacía del viaje una sucesión de imágenes que ni él mis-
mo recordaría como realidades alguna vez tangibles sino
como sombrías y volátiles fantasías. En esas tierras y en
esas aguas, en esas selvas y en esos cielos, Cote Lamus
viajó con su pluma. Una pluma que fue su cuerpo.
Recorrió gran parte del río San Juan y casi todo el
Atrato hasta Turbo, en el golfo de Urabá, entre el 12
y 18 de septiembre. No es por su condición política u
oficial que lleva su diario de ríos, sino por esa conciencia
de quien acepta, como un pacto que ni el tiempo violará,
que será leído en todo aquello que piensa y siente. Ese
otro hombre que escribió para informar fue uno que
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El nuevo estado
de la nación
G
eorge Washington aparece de pie, vestido elegantemente pero
Lina María de civil, sin uniforme, sin túnicas reales. Sobre la mesa una
Aguirre pluma y un tintero, y su mano extendida en su función
Jaramillo de guía para la joven república. Es el retrato que hizo Gilbert
Stuart en 1796 del héroe de la batalla independentista y
primer presidente de Estados Unidos de América. En
su época se hicieron muchas pinturas y esculturas del
general pero este es el retrato de Washington que recoge
las ideas fundacionales del país: la esperanza, el poder
no heredado sino obtenido por consenso, el líder elegi-
do popularmente, la vocación democrática. Han pasado
casi 220 años de aquel momento y en Estados Unidos
bien vale la pena preguntarse qué ha sido de aquel
“progreso hacia la felicidad política” que
Washington asemejaba a un “cami-
no por tierra virgen”, en
una carta a la historia-
dora inglesa Catharine
Macaulay Graham.
Pocahontas
Anónimo. Después de 1616
Retrato de la princesa indígena que se convirtió en una
heroína al salvar la vida, según se cree, del colono inglés
John Smith. El retrato fue hecho en Inglaterra, a donde
viajó Pocahontas después de convertirse al cristianismo y
contraer matrimonio con el inglés John Rolfe.
Cortesía National Portrait Gallery - Smithsonian Institution
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También está la tripulación del Apollo 11,
un grupo titulado “Hombres del progreso”, y un
despliegue de quienes han materializado notables
desarrollos tecnológicos, como Thomas Watson,
“un soberbio vendedor con instintos empren-
dedores”, fundador de IBM. Una imagen de
Pocahontas, la princesa indígena y heroína, llama
la atención sobre los distintos tipos de interrela-
ciones entre la población indígena y los colonos
británicos, en un retrato hecho en Londres, de
autor desconocido y, como es de esperarse, no
disneyficado.
Al seguir el recorrido hasta el tercer piso, las
paredes pasan a ser ocupadas por hombres y mu-
jeres notables del siglo xx, y de los experimentos
con la electricidad se pasa a los de la computa-
ción. Bill Gates, el fundador de Microsoft, ya
tiene allí su lugar. Un salón está dedicado a la
“lucha por la justicia”, con Martin L. King a la
cabeza. En otros espacios se examina el papel de
la naturaleza como inspiración artística y como
símbolo de novedad y riqueza del país, e iconos
como Bruce Springsteen y Katharine Hepburn
conforman una apreciación acerca del peso de
la cultura pop en esa “América” que también
es producto de indiscriminada diseminación
internacional.
De vuelta a la sala de los presidentes, Bill
Clinton aparece decididamente colorido y pos-
moderno. En un documental, Ronald Reagan
pronuncia su famosa línea en Berlín en 1987:
“¡Señor Gorbachov, derribe este Muro!”. No le- George Washington
Gilbert Stuart - 1796
jos de Washington está Lincoln. Precisamente,
el edificio que desde 1968 ocupan la galería y el Conocido como el “retrato Lansdowne”, se convirtió
museo fue el lugar de su baile inaugural como 16º en la imagen más significativa y difundida de George
Washington, el general que lideró la independencia de los
presidente en marzo de 1865. Estados Unidos y su primer presidente. Es también la pintu-
Este es uno de los primeros edificios públi- ra que muestra lo mejor del arte del renombrado pintor. En
la composición son importantes las alegorías a la fundación
cos construidos en la ciudad y, a juicio del escritor de la joven nación, al gobierno democrático —no monár-
Walt Whitman, “el más noble de Washington”. quico— al nuevo tiempo de esperanza con el arcoíris del
Con pórticos levantados siguiendo el modelo del fondo que, en la ficha de la primera presentación pública
del retrato en 1798, indicaba que las
Partenón en Atenas, es ciertamente un escenario “tormentas han amainado”.
apropiado para indagar en la narrativa de Estados Cortesía National Portrait Gallery - Smithsonian Institution
Unidos como nación. No solamente como una
sucesión de eventos y protagonistas sino también
como una pregunta constante acerca de su idea
y representación de aquellos valores que define
como pilares de su sociedad, una en la cual la
libertad de expresión, la tierra de oportunida-
des, el sentido de unión desde todos los puntos
96 Ir a contenido >>
Aguirre, Abad
y nosotros
U
n amigo me hizo llegar por el correo
electrónico un artículo de Héctor Abad,
Eduardo publicado en la revista El Malpensante,
Escobar sobre el supuesto sacrilegio de los nadaístas de
Medellín durante una misa solemne oficiada con
obispo a bordo, y coros y banderas, para clausurar
la Gran Misión, un circo de predicadores domi-
nicos, franciscanos y carmelitas, de todas partes,
catalanes y belgas, que recorría el mundo bajo
la dirección empresarial de un jesuita español,
Enrique Huelin. Huelin hacía honor al apellido.
Expelía un tufo de ajos y unos husmos de animal
grande que se experimentaban como una ofensa
a una cuadra de distancia. Lo conocí bien. Y des-
pués voy a contar por qué, si me acuerdo. Ahora
quiero decir que la nota de Abad está plagada
de imprecisiones, a veces casi mentiras, y a veces
mentiras flagrantes. No lo culpo. Está claro des-
de el principio que reproduce una historia que le
contó Alberto Aguirre, levemente teñida con esa
98 Ir a contenido >>
Darío Lemos, Jotamario Arbeláez, Eduardo Zalamea Borda, Eduardo Escobar y Juan Manuel Roca
L
a Casa de la Memoria de Medellín ha sido
Sol construida como un monumento a lo que he-
Astrid mos perdido: los cuerpos inmolados, vejados,
Giraldo desaparecidos de nuestros conflictos. Y a finales de
2014, entre sus jardines de nombres de ausentes, asis-
timos allí a una liturgia profunda: la obra Verónica de
José Alejandro Restrepo. Esta casa de presentes que
claman por quienes ya no están se convirtió en un es-
pacio más que apropiado para las preguntas sobre la
identidad, el registro, el recuerdo y el mito que esta
Verónica, ya no de sangre sino de frames, le hace a la
historia, a los medios, al poder.
Cuando el espectador entra, encuentra un recin-
to despojado. El único punto de luz es una proyección
de video al fondo, de donde emerge una imagen que
nos hemos cansado de ver en las primeras planas de
los periódicos: la de los familiares de los desaparecidos
reclamando su presencia con la única huella que que-
dó de ellos: la fotografía de sus rostros. Esta imagen se
ha constituido ya como un icono, con unos elementos
mínimos, significativos y codificados. Su lectura es in-
mediata y reconocible. Restrepo, empero, la saca de su
circulación habitual, para llevarla a un espacio expo-
sitivo, donde gracias a esta migración de la imagen se
posibilitan otras lecturas.
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Como elementos comunes de gran parte de las de Stan van der Beek, Otto Piene y Aldo
las obras de dichas bienales, se encuentran el ca- Tambellini—. Finalmente, cabe resaltar la pre-
rácter híbrido de los medios seleccionados, y la sencia de dibujos, esquemas y diagramas que se
expresión de nuevas dinámicas en su producción alimentan del lenguaje proyectual de las ciencias
y recepción. Es importante señalar también que y la ingeniería. En muchos casos las obras de la
muchas de las obras allí expuestas implicaban la exposición mostraban una integración de la tec-
integración del espectador o de los dispositivos nología con el arte, sobrepasando su utilización
tecnológicos como elementos activos en su con- como herramienta e incluyéndola como elemento
formación. De esta forma se rompía con la fijeza formal o medio de expresión. En otros, las obras
de la obra acabada y se introducía el aspecto pro- insinuaban búsquedas que más tarde serían po-
cesual, en virtud de lo cual la obra deviene expe- tenciadas por la utilización de nuevas tecnologías.
riencia interactiva. En este sentido las experiencias La experiencia de primera mano frente a las
se convertían en enunciados formales de nuevas obras seleccionadas en Ghosts in the machine, su-
dinámicas artísticas, en las cuales el acto creativo mada a la indagación sobre las Bienales de Arte
del artista se abría a la emergencia de acciones Coltejer, Medellín (1970 y 1972), me permitió
creativas compartidas con los espectadores o con descubrir grandes similitudes entre ambos even-
los dispositivos o medios. Esta apertura es de vital tos, sobre todo en lo referente a las experimen-
importancia para el análisis y comprensión de las taciones artísticas y tecnológicas. De las bienales
prácticas digitales y tecnológicas posteriores. puede decirse que han servido de referente en
El interés particular del presente texto es el desarrollo y reflexión sobre el arte contempo-
mostrar que muchas de las características que ráneo en Medellín, y para la experimentación e
asumimos como propias de las prácticas artísticas inclusión de la tecnología en el arte. En ellas el
digitales y tecnológicas actuales estaban ya pre- público asistente tuvo contacto con obras de arte
sentes en algunas exploraciones artísticas desde la óptico y cinético —Luis Tomasello, Jesús Rafael
segunda mitad del siglo xx, y Medellín pudo pre- Soto y Rogelio Polesello—; instalaciones —Julio
senciarlas en el marco de las bienales. Con esto Le Parc, Carlos Colombino, Ruben Gerchman,
propongo que la reflexión sobre la convergencia entre otros—; obras mecánicas, lumínicas o tec-
entre arte y tecnología, y particularmente sobre nológicas —Gyorgy Kepes, Lygia Clark, Feliza
las prácticas artísticas digitales actuales, conlleva Bursztyn, etc.—; propuestas de arte computari-
una serie de relaciones históricas, que no solo res- zado —Charles Csuri, William Allan Fetter—,
ponden a desarrollos tecnológicos sino también a así como con las obras de la exposición Arte y
exploraciones estéticas desarrolladas por el arte. cibernética, incluida como un módulo expositivo
Pero ¿de dónde viene este planteamiento? paralelo a la bienal de 1970. Finalmente, hay que
Para responder esta inquietud, me gustaría hablar señalar las producciones de videoarte realizadas
de la exposición que visité en el año 2012 en el por Les Levine y Earl Reibak.
New Museum, de Nueva York, titulada Ghosts in Llama la atención que las obras que pueden
the machine (Fantasmas en la máquina). Allí se ser ubicadas en la convergencia entre arte y tec-
hizo explícito el interés por facilitar un espacio nología enfatizaban la participación activa del
de exposición y reflexión histórica sobre la con- espectador o de los dispositivos. Eran obras diná-
vergencia entre arte, tecnología y cultura. La va- micas y procesuales que posibilitaban múltiples
riedad de medios de las obras que constituían la configuraciones, y que sirven de antecedente para
muestra incluía el arte óptico y cinético —Jesús entender la emergencia de acciones creativas en
Rafael Soto, Victor Vasarely, Julian Stanczak, los espacios de interacción digitales y tecnológi-
Julio Le Parc, entre otros—; películas y dibujos cos actuales.
computarizados —Lillian F. Schwartz, David A pesar de que las bienales constituyeron un
R. Garrison, George Nees, Sylvia Roubaud, espacio introductorio en la ciudad, con gran in-
etc.—; dispositivos tecnológicos —instalaciones fluencia y resonancia en los desarrollos posteriores
y, muy particularmente, videoinstalaciones, como del arte local, su importancia como antecedente
se advierte un proceso formal que antecede las ló- gracias a la utilización de sistemas de monitoreo
gicas de programación requeridas por las prácti- remoto digitales, ha sido trabajado por artistas
cas artísticas digitales (ver Imagen 2). de Medellín como Lina Crespo, Jorge Ocampo,
Isabel Restrepo y Mauricio Velásquez (Ver
2. El espectador en la obra Imagen 4).
Uno de los efectos más atractivos de las prácti-
cas digitales contemporáneas tiene que ver con 3. La interacción del espectador
la forma como posibilitan la creación de espacios en la (re)configuración de la obra
de interacción que no solo incluyen al espectador La posibilidad de brindar al espectador un po-
activamente, sino que generan en él un sentido tencial activo en la (re)configuración de la obra
de presencia en la pantalla. Esta posibilidad de es un aspecto que ha estado presente en distintos
integración tiene antecedentes importantes en medios del arte contemporáneo. En este tipo de
exploraciones como las realizadas en el marco de exploraciones se proponen espacios de interac-
la bienal de 1970 por el artista Rogelio Polesello, ción que remplazan el rol contemplativo de la
quien, al utilizar pantallas y lentes acrílicos como recepción por uno más protagónico y, de cierta
elementos intermediarios entre el espectador y la forma, más creativo. Desde esta perspectiva, sur-
obra, implicaba al espectador a través de su re- gen otras denominaciones para el receptor, como
flejo. La obra Dioxazine estaba constituida por interactor, participante, actuante, navegador, entre
tres pinturas y tres paneles especulares, que no otros. Ejemplos de este tipo de propuestas tuvie-
solo permitían ver las pinturas a través de ellos ron presencia en nuestra ciudad en el marco de las
—dinamizando de esta forma la experiencia per- bienales. Por ejemplo, la artista Lygia Clark pre-
ceptiva—, sino que también generaban un juego sentó, en la II Bienal de Arte Coltejer, en 1970,
de reflejos del espectador, que de cierta forma lo una obra interactiva denominada Bichos, en la que,
convertían en parte de la obra (ver Imagen 3). como señala la artista, no existía pasividad entre el
En el ámbito de los espacios de interacción espectador y el bicho. Los bichos eran unas figu-
digital actuales, este sentido de integración y ras realizadas en placas metálicas que podían te-
presencia del espectador en la pantalla, posible ner múltiples configuraciones, como resultado de
parecían acoplarse en un mismo plano los foto- las bienales como acontecimientos seminales para
gramas requeridos para un segmento de la ani- la inclusión de la tecnología en el arte. Aunque el
mación de un cuerpo (ver Imagen 9). objetivo explícito de estas exposiciones no fue el
En las bienales, los ejemplos de gráficos de contribuir a la construcción de una perspectiva
computarizados requerían el trabajo colaborati- histórica sobre la integración entre arte, tecnolo-
vo entre artistas e ingenieros. Más tarde, con los gía y sociedad —como fue el caso de la exposición
avances en computación se popularizaron una se- Ghosts in the machine—, sí abonaron el terreno
rie de programas para la creación y manipulación para desarrollos posteriores, pues brindaron ele-
de imágenes digitales, que le daban autonomía al mentos y referencias importantes en la apertura
artista en la utilización del computador. Como hacia una producción artística más experimental
resultado de esto emergen varios artistas que uti- e interdisciplinar. Por tanto, es posible decir que
lizan el computador para realizar procesos audio- en las Bienales de Arte Coltejer, Medellín, encon-
visuales bastante diversos. La artista Lindy María tramos no solo las primeras referencias de asuntos
Márquez, por ejemplo, genera narrativas autobio- que muchos han denominado como nuevos me-
gráficas en formatos diversos, que integran múl- dios en el arte actual, sino también ejemplos de
tiples estrategias gráficas provenientes de medios exploración en los que emergen cuestionamientos
como la fotografía, la pintura, el collage, el dibujo, similares a muchas de las exploraciones artísticas
etc., aspecto que se evidencia en la imagen gráfica y culturales actuales, respecto a esa convergencia
Nieve blanca, realizada en 2011 (ver Imagen 10). entre arte y tecnología. Este análisis apenas co-
Con los paralelos y anotaciones expuestos mienza en nuestro medio, y son muchas las re-
anteriormente, espero contribuir a la construcción flexiones por desarrollar.
de un análisis sobre la convergencia entre arte y
tecnología en nuestro medio, a partir de la rela- Isabel Restrepo Acevedo (Colombia)
Profesora asociada de la Facultad de Artes de la Universidad
ción entre dos momentos históricos. A pesar de de Antioquia. Líder del grupo de investigación Hipertrópico:
la distancia temporal entre los procesos digitales y convergencia entre arte y tecnología, de la misma institución.
tecnológicos en el arte local actual y las obras tec- Es candidata a doctora en Artes de la Facultad de Artes de la
nológicas expuestas en las bienales, es fundamen- Universidad de Antioquia, magíster en Multimedia de San
Diego State University, USA, (MFA in Arts), y maestra en
tal señalar las resonancias, influencias y paralelos Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia, sede
entre las obras desarrolladas en ambos momentos. Medellín. En sus investigaciones y propuestas artísticas se
De esta forma deseo subrayar la importancia de articulan cuestionamientos artísticos, tecnológicos y sociales.
Un valle plantado
de edificios Fotografías del autor
A
l sur de Suramericana y al norte de Norteamérica el paisa-
Luis je artificial sigue arrasando con el paisaje natural del valle
Fernando de Aburrá. Suramericana es una urbanización cerca del
González Ancón Sur que tiene varios años de desarrollo, mientras que su
contraparte, en las montañas del noroccidente, cercanas al área ur-
bana del municipio de Bello, es de años más recientes. Pero, igual,
los edificios no se detienen allí, siguen más al sur y todavía más al
norte, de aquel que fuera un idílico territorio, descrito por los via-
jeros cuando lo contemplaban en toda su longitud desde los altos
de las montañas orientales, especialmente desde Santa Elena. Uno
de ellos fue el sueco Carl August Gosselman, quien en 1826 dejó
constancia de la visión impresionante que tuvo al contemplar el
valle desde aquel alto, al punto de embargarlo una “emoción de
belleza inenarrable”, considerarlo un verdadero paraíso y “uno de
los escenarios más bellos que pudiera descansar la vista humana”;
para, a renglón seguido, describirlo:
Centenario de
El nacimiento de una nación
El tormentoso amanecer de un arte
“
N
os sepultaremos en California trabajando duramente por
espacio de cinco años y realizaremos la película más gran-
diosa que se haya visto. Haremos un millón de dólares y nos
retiraremos” (Ramírez, 1972: 39), le dijo David W. Griffith al camaró-
grafo Gottlieb Wilhelm “Billy” Bitzer para convencerlo de abandonar
la compañía Biograph a finales de 1913 y acompañarlo en sus nuevos
proyectos independientes. Habían trabajado juntos desde 1908 cuando
Griffith se vinculó a la American Mutoscope and Biograph Company
como escritor y actor. Estando allá empezó una carrera como director
en la que Bitzer lo acompañó en todos sus filmes para esa empresa,
excepto en ocho de ellos. Griffith, que había nacido el 22 de enero de
nombre era El nacimiento de una nación. En esa Aunque El nacimiento de una nación nunca
ciudad estuvo en cartelera durante once meses, deja que olvidemos que el origen de esta guerra
pese a que en los teatros se cobraba la entrada a la radica en dos posiciones enfrentadas respecto a
exorbitante suma de dos dólares. “No se dispone la esclavitud, la segunda parte del filme se centra
de cifras de las ganancias exactas de la película, en el periodo de “la reconstrucción” en la posgue-
pero todas las investigaciones indican que El na- rra inmediata y más exactamente en Piedmont,
cimiento de una nación fue, de lejos, el éxito finan- Carolina del Sur, donde residen los Cameron,
ciero más grande de la época muda” (Koszarski, que perdieron dos hijos en la guerra, otro quedó
1994: 320). herido y el resto de su familia está empobreci-
El filme fue un acontecimiento mediático y do y a merced de los inescrupulosos banqueros
cinematográfico sin precedentes en el cine. Con y negociantes del norte (los Carpet baggers) que
una duración superior a las tres horas, El naci- se aprovechan de los antiguos esclavos, utilizán-
miento de una nación no oculta sus ambiciones. dolos para adquirir poder en esos estados. Esta
Se trata de un enorme fresco histórico, político y parte produce una bochornosa perplejidad, pues
social, que ampulosamente reproduce facsímiles Griffith no tiene recato alguno a la hora de mos-
históricos a la manera de tableaux vivants, mez- trarnos a la raza negra como compuesta por seres
clados con eventos de ficción subjetiva y peli- caóticos y malintencionados, de bárbaras cos-
grosamente sesgados. La historia de dos familias tumbres y que abusan de la igualdad de la que
amigas, una en el Norte (los Stoneman) y una en ahora disfrutan para humillar y arrinconar a las
el Sur (los Cameron), terminará en el enfrenta- familias blancas. Cabe anotar que ninguno de los
miento involuntario entre ambas, cuando cada papeles principales fue interpretado por auténti-
una asuma su lugar en bandos opuestos durante cas personas de raza negra, sino por blancos con
la Guerra de Secesión. Esta primera parte de la la piel pintada de negro.
película, que se centra en el lado humano de un El retrato parcializado que hace tiene como
conflicto fratricida, es la más rica en matices y la único propósito la justificación de la aparición y
más digna de admirar. Sorprende la modernidad los actos del Ku Klux Klan, que acá se constituye
de las técnicas visuales utilizadas acá para recrear en caballería heroica y vengadora que busca pre-
de manera tan verosímil no solo las batallas entre servar, mediante el linchamiento y el asesinato, la
los bandos, sino también las escenas familiares, integridad personal y colectiva de la raza blanca.
dotadas de singular complejidad espacial al mo- De su lado tienen la justicia divina. Pese al lla-
mento de describir los entornos que habitan. Al mativo éxito que tuvo el filme, que fue aplaudido
darle rostro y contexto a cada lado rival, la cinta incluso por el presidente Woodrow Wilson, du-
humaniza de manera magnífica un conflicto que rante su misma temporada de estreno se genera-
al momento del estreno del filme cumplía cin- ron protestas por parte de la NAACP (National
cuenta años de haber concluido y que todavía era Association for the Advancement of Colored
una herida en la historia de Estados Unidos. Una People), que lograron que Griffith suprimiera un
herida que tuvo héroes y víctimas en cada lado. par de escenas explícitas de violencia, así como
una declaración en la que afirmaba que la solu- Juan Carlos González A. (Colombia)
Médico especialista en microbiología clínica. Profesor titu-
ción a los problemas del país era deportar a todos lar de la Facultad de Medicina de la Universidad Pontificia
los afroamericanos a África. Además, se hicieron Bolivariana. Columnista editorial de cine del periódico
piquetes alrededor de los teatros y hubo mucho El Tiempo, crítico de cine de las revistas Arcadia y Revista
activismo mediático quejándose del retrato que Universidad de Antioquia, y del suplemento Generación. Actual
editor de la revista Kinetoscopio. Autor de los libros François
la película hacía. En estados como Ohio y Kansas Truffaut: una vida hecha cine (Panamericana, 2005), Elogio de
su exhibición fue prohibida. lo imperfecto, el cine de Billy Wilder (Universidad de Antioquia,
Griffith estaba sorprendido por la reacción 2008), Grandes del cine (Universidad de Antioquia, 2011) e
de estos sectores ante una posición, como la suya, Imágenes escritas, obras maestras del cine (EAFIT, 2014).
que él consideraba válida y apegada a la verdad
histórica. Según él y su película, los esclavos vi- Referencias
vían una existencia apacible en las plantaciones Ramírez, Gabriel (1990). El cine de Griffith. México: Ediciones
de algodón del sur, pero una vez emancipados Era.
tomaron dos caminos: el de la fidelidad a sus Álvarez, Luis Alberto (1990a). “Arte, historia y política”. El
Colombiano, 30 de septiembre de 1990, p. 16C.
antiguos propietarios o el del desenfreno moral ——— (1990b). “El período ‘Biograph’ y el nuevo lenguaje”.
que los hacía proclives a atacar mujeres blancas, al El Colombiano, 23 de septiembre de 1990, p. 14A.
desprecio contra todo lo establecido y a llenar de ——— (1990c). “Ser testigos del comienzo de la melodía”. El
oprobio a los nobles sureños. En 1916, Griffith Colombiano, 16 de septiembre de 1990, p. 13C.
Slide, Anthony, ed. (2012). David Griffith Interviews. Jackson:
publicó un panfleto llamado The Rise and Fall of University Press of Mississippi. El artículo que se cita es
Free Speech in America, en el que se queja de la tomado de New York American, “D. W. Griffith Producer of
intolerancia de sus contradictores e invoca para World’s Biggest Picture”.
el cine la libertad de expresión que garantiza la Koszarski Richard (1994). An Evening’s Entertainment: The
Age of the Silent Feature Picture, 1915-1928. Berkeley:
Constitución. Su siguiente filme, Intolerancia University of California Press.
(Intolerance, 1916), fue una respuesta a aquellos Jacobs, Lewis (1939). The Rise of the American Film: A Critical
que lo atacaron por este largometraje. History. New York: Harcourt Brace.
E
l nuevo libro de cuentos de Janeth Posada, La cho sin mucha preparación, con más sentido práctico
salida está cerrada, invita desde el inicio. En que reflexivo, víctima del enamoramiento de una mujer
la portada, sobre un fondo blanco, aparece la de la que apenas conoce su nombre.
imagen de una escultura de la italiana Paola Grizi, In Santiago, ocupado en atender a la clientela, en su
Oltre (Además) cuya textura sugiere la piedra. Una mayoría femenina, entre frutas y verduras, se asombra
mujer asoma por el marco, casi piedra ella también, primero, y luego, paulatinamente, se va transformando,
con su rostro color de arcilla. En vano intenta ocultar, va aprendiendo a ver el mundo con otra perspectiva,
tras el ocre terroso de la piel, la belleza de los rasgos más intangible, sugestiva, erótica y llena de incógnitas:
y la sensualidad de la boca. Invita por misteriosa, “Su vida no estaba para ofensas. Trabajaba duro y no
porque se rehúsa a mostrar lo que hay dentro del se metía con nadie. No era su culpa no ser un hom-
espacio en donde habita y apenas si se asoma, curiosa, bre de academia. Su única debilidad, pensaba, eran las
para otear algo que la inquieta afuera. Y no mira de muchachas del barrio, que ahora convidaba con menos
frente, sino sesgada, como si conociera bien el objetivo frecuencia que antes, enredado como estaba en los líos
de su búsqueda. de las cartas y del diccionario” (Posada, 2014: 20).
¿Está presa? La escultura suscita la pregunta. El En este juego los protagonistas se vuelven fieles a
título del libro apuntala la imagen: La salida está cerra- su nombre, son “agonistas”. Padecen y hacen padecer a
da. La mujer, más que miedo, parece expresar cautela. merced de los mensajes, los cuales envuelven en sus re-
No puede aseverarse qué sucede, ni el nombre de la des a Santiago, un vendedor ajeno a los intríngulis que
escultura lo aclara, porque es igualmente ambiguo y suponen los matices de los significados, las sugerencias,
porque el marco, que aparentemente la aprisiona, fue las contradicciones y, en suma, las trampas del lenguaje:
alguna vez flor u hojas. Aún perviven grabadas con de- No era un buen tiempo para las cartas. Escribirlas era asunto de
licadeza las nervaduras, aunque han perdido la tersura melancólicos de poco oficio. Recibirlas, una alta posibilidad de
burla o amenaza. Por esto, el hombre de las legumbres tomó el
y se hallan detenidas en la piedra, como si también
sobre con desconfianza y lo guardó en el bolsillo del delantal.
quisieran escapar de la eternidad que las sujeta. […] El hombre asumió una pose desinteresada, pero, apenas tuvo
que van quedando en la trastienda; o incluso, hasta Esos sentimientos ocultos, tan ocultos y encon-
lo más banal, la diversión con los amigos. El lector ve trados que ni siquiera quien los experimenta es capaz
retratada la realidad allí y sonríe condescendiente. Bien de confesárselos, es el tema central de “Los viudos flo-
sea por experiencia propia, o por la ajena, reconoce ese recen”. Desde el título, cuya deliciosa ironía promete y
empeño a ultranza de las parejas por ser dichosas aun a cumple lo que el relato ofrece, nuevamente se muestran
costa de sí mismos. Insisten en ello porque no pueden los dilemas de la relación de pareja, y de la homose-
o no quieren admitir el error, porque necesitan respon- xualidad. Una manifestación del amor, tan válida como
der al paradigma de que “se casaron y vivieron felices cualquier otra, pero difícil de asumir en una sociedad
para siempre”. Y si algo falla, se inculpan en lugar de como la nuestra. Es grato encontrar el manejo respetuo-
admitir lo más lógico, que a la hora de elegir pareja, se so del tema y la forma en que se adentra en la angustia
equivocaron. La línea es tan delgada entre lo uno y lo y en las contradicciones que sufre el protagonista. Los
otro, que es difícil discernir la verdad. indicios se suceden como líneas finas, las palabras re-
Precisamente, el título alude a la manipulación curren a toda la delicadeza de que son capaces y van
mediante la culpa, ese instrumento prodigioso ense- llevando al lector al necesario desenlace:
ñado por la religión católica y tan útil a la hora de - “[…] con la tristeza reposada de una noche” (47).
doblegar voluntades y someter al otro: “En medio del - “después de mucho hacer el amor, comprendieron
dolor, Mili sintió la más grande de las dichas. Sabía que que la gracia de su relación estaba en otra cosa” (47).
no harían falta palabras. La presencia del dedo ausente - “para Lucy era señal de ese dolor que tantas veces
bastaría, por los siglos de los siglos, para que el camino había percibido en él y en cuyas razones un día
jamás volviera a torcerse” (34). decidió no indagar más” (48).
J
acques Le Moyne es el primero de los tres rigurosas, con licencias creativas que se permite el autor
artistas retratados en el más reciente libro de al indagar por la sensibilidad que caracteriza a los per-
Pablo Montoya, Tríptico de la infamia. Le Moyne sonajes, más que por las circunstancias precisas que lo
acompaña la expedición francesa de Jean Ribault y René rodean. Sobre Jacques Le Moyne, por ejemplo, existen
Laudonniére en su fracasado intento por colonizar lo que muy pocos detalles históricos confiables sobre su vida
hoy conocemos como La Florida, sur de Estados Unidos. personal, lo cual no es impedimento para narrar la vida
Es muy probable que el motivo de su viaje haya sido su de un hombre seducido por las extrañas pinturas en el
trabajo como cartógrafo en la corte de Carlos IX en vez cuerpo de los indígenas, que recuerda la voz de su sabio
de su oficio de ilustrador. Sus ilustraciones son, en todo maestro cartógrafo, observa con reservas la administra-
caso, una de las primeras representaciones occidentales ción de Laudonniére, y tiene un amorío fugaz con una
de los habitantes americanos antes de la llegada de los mucama de la expedición. Sin embargo, la ficción en
europeos. Los ropajes, la arquitectura y las actitudes de las novelas de Montoya no tiene la función de hacer
los indígenas dibujados por Le Moyne denotan rastros más atractivo el acontecimiento o de destacar los rasgos
de civilización, así como rituales y sistemas sociales “humanos” del héroe histórico. Al interrogar el detalle
de enigmática complejidad. Sus trazos insinúan una histórico mediante la ficción, el autor pretende mejor
relación más amistosa entre colonizadores y residentes, rastrear lo oculto, cuestionar la historia oficial, poner
que deja en evidencia la riqueza del encuentro entre en sospecha la interpretación recurrente y hacer cruces
culturas, en un momento en el cual se discutía incluso con el presente para encontrar continuidades. Este libro
si los de aquí podían considerarse humanos. Bajo el podría clasificarse dentro de la denominada novela his-
liderazgo de Pedro Menéndez de Áviles, nombrado tórica, de la cual el escritor es un reconocido investiga-
por Felipe II capitán general de la flota de Indias, los dor universitario (Novela histórica en Colombia: entre la
corsarios españoles invaden Puerto Caroline y asesinan pompa y el fracaso, Editorial Universidad de Antioquia,
cerca de 300 habitantes de la ciudad regentada por 2009), pero no en el sentido de servirse del pasado como
Laudonniére —en su mayoría protestantes franceses un recurso para la invención, sino en su interés por pro-
que emigraron en busca de un nuevo paraíso—. Los blematizar al relato histórico y descubrir, mediante su
E
borrar, tampoco se puede decir que jamás existió, o que sta primera novela de la autora, cercana a las
simplemente la podemos dejar en suspenso. Frente a la doscientas páginas, recrea la vida de una familia
tragedia, lo único que nos queda es resignificarla; de allí en un barrio pobre de Medellín, entre la década
el papel del artista, del escritor. Así pues, medita sobre de los setenta y los ochenta, cuando la ciudad todavía
la tragedia y sobre la condición humana cuando se con- no enfrentaba las violencias que hoy padece y aún era
vierte en algo innombrable. Como en sus demás trabajos, posible una convivencia tranquila con los vecinos sin
se destaca la claridad junto a la riqueza de la expresión. necesidad de refugiarse en unidades cerradas. Y aunque
El escritor configura un tejido que deja oír la voz de una estas problemáticas sociales se tocan de soslayo, pues
literatura de autor que ha ganado una reputación im- de ellas solo se hace una breve mención en la novela,
portante en las letras del país. En este trabajo, Montoya el telón de fondo sí está presente en todo momento:
confirma su obsesión por la técnica de la novela histórica la vida del barrio, la pobreza de sus protagonistas, el
y explora de nuevo sus ricas posibilidades: “Creo que todo origen campesino de los padres con sus costumbres
intento de reproducir lo pasado está de antemano conde- profundamente arraigadas en las creencias religiosas y
nado al fracaso porque solo nos encargamos de plasmar en una ética que representa el valor por excelencia, el
vestigios, de iluminar sombras, de armar pedazos de vi- bien más preciado, a pesar de las carencias económicas:
das y muertes que ya fueron y cuya esencia es inasible. El tiempo de Efraín y Estella era ese en el que solo el valor impor-
La belleza, y siempre he ido tras ella, así sea terrible y taba. Valor para demostrar que se podía, con poco, hacer mucho;
para eso estaba la intención, el deseo, y se disponía del esfuerzo
asquerosa, así sea nefasta y condenable, así sea desmora-
físico como garantía para ser útil en la vida. […] El resto lo apor-
lizadora y desvergonzada, no es más que un conjunto de taba la educación en la casa, la verdadera, como decía Efraín, en
fragmentos dispersos en telas, en letras, en piedras, en la que el respeto, los buenos modales, la dignidad y el proceder
sonidos que tratamos de configurar en vano” (278). cristiano elevaban al hombre por encima de sus limitaciones ma-
teriales (Muñoz, 2013: 8).
Sergio Pérez (Colombia)
Novedades Periodismo
universitario
para la ciudad
Pequeña luz
Carlos Vásquez
Facultad de Comunicaciones
Pre-Textos
Valencia-España
Universidad de Antioquia
2014
88 p.
http://delaurbe.udea.edu.co/
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2014
71 p.
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