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El 38 del tercero A
A los que cursamos estudios de secundaria con él y vivimos para ver el cambio.
Este trabajo sobre Francisco Rivera Carbajal, el Chicano, no es una biografía, que bien
merece se escriba y publique; no, su intención es conectar las actividades políticas y el
fatal desenlace que ellas tuvieron en su persona, con nuestro presente; evaluar la
influencia de sus acciones en nuestro hoy.
1967
La Preparatoria Guasave
En Profesional
Ante la Liga
en la Perla del Caribe, o en la que diseñara el cabeza del grupo. En cualquiera de los
casos el cambio se había hecho, y se haría, por medio de las armas. Se trataba de la
lucha revolucionaria −violencia incluida−, y no de un proceso democrático, aquel que
resolviera en las urnas la voluntad popular: Esa alternativa estaba entonces cerrada
como opción.
Su final
Sobre el final de Chicano, ocurrido en 1974, corren varias versiones: La más verosímil
dado las numerosas desapariciones de activistas políticos clandestinos, habla que
después de su arresto ya no se volvió a saber más de él, que fue desaparecido por el
régimen, sepultado acaso en alguna fosa clandestina, como había ocurrido con tantos
luchadores sociales. Al morir, Francisco Rivera Carbajal contaba con 20 o 21 años de
edad. Otra versión sostiene que al salir de prisión regresó a Sinaloa, acaso para
contactar de nuevo a sus compañeros luchadores y fue asesinado en plena calle. Se
dijo que la policía corrió el rumor de que ahora él era un infiltrado del gobierno, y
alguien, en represalia, lo eliminó. ¿Quién? tal vez algún grupo resentido por haber
delatado información comprometedora, o quizá fue eliminado por la policía, que, se dijo
también, lo ejecutó para simular un ajuste de cuentas. Hay una versión más, una que
colinda con la fantasía, y que he escuchado de algunos de aquellos que fueron sus
amigos: que el 38 del tercero A de la ESFI, Chicano, vive aún hoy, que opera en la
clandestinidad, y que se le ha visto muy ocasionalmente en lugares apartados, lejanos
y solitarios.
5
Cambios
¿Valió la pena?
Hoy, y a partir de aquella reforma, hemos visto nacer partidos de corte izquierdista, y
competir en la arena política. Hemos sido testigos también de la llegada al poder de
tales partidos, y de los beneficios que a la población les han brindado; los hemos visto
luchar por sus ideales, y sumar voluntades a sus modelos; hemos sido testigos de su
esfuerzo para convencer al electorado de su oferta política. Hoy tenemos opciones
para que democráticamente elijamos lo que mejor nos convenga. La lucha clandestina,
que costó tantas vidas, no es opción ya. No ha sido poca la ganancia. México hoy no
es aquel país del 67, donde los jóvenes, recién salidos de la adolescencia, vivíamos
una realidad tan rosa, tan fantástica, tan artificial, tan controlada. Hoy tenemos opción
política, y libertad para elegir en un abanico de ofertas.
Así, habrá que preguntarse si valió la pena el sacrificio de aquellas vidas que, como
Chicano, eligieron el duro camino de la oposición política, por una lucha −como ellos:
quijotes, luchadores, mártires− la entendieron y, forzosamente la tuvieron que asumir
dada la cerrazón del gobierno en el poder. Mi opinión es que aquel muchacho delgado
y de piel clara, al que correspondía al número 38 de la lista del tercero A de la Escuela
Secundaria Federal Insurgentes, ciclo 1967-68, domiciliada en Guasave, Sinaloa,
llamado Rivera Carbajal José Francisco, asumió su papel sacrificando su vida por la
construcción de un mejor futuro para nosotros. Creo que le debemos un amplio
reconocimiento por ello, por su aporte a lo que de beneficioso, en materia política y
social, tiene hoy nuestro México. Chicano no murió en vano. Me enorgullece haber sido
su amigo.