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El modelo conductual-sistémico, tal como se ha presentado hasta este momento, se han centrado
fundamentalmente en los principios del cambio de relación y, mas en concreto, en el
entrenamiento en habilidades de comunicación. Estos son, realmente, los componentes esenciales
del programa. Pero también es verdad que las parejas llegan habitualmente a la terapia con quejas
generalizadas y con conflictos en carne viva sin resolver. Y aunque las tácticas del cambio de
conductas y los procedimientos del entrenamiento en habilidades de comunicación tienden a
aumentar la “positividad” de la relación, puede quedar aun una serie de conflictos sin resolver. De
ahí la necesidad del entrenamiento en solución de problemas. El objetivo fundamental de este
procedimiento es enseñar a las parejas a negociar soluciones equitativas en las situaciones
problemáticas. Es interesante señalar que, aunque se utiliza esta técnica para solucionar las
diferencias de contenido, es el proceso en la resolución de estas diferencias lo que tiene una
importancia fundamental.
(Gottman, 1979). Las áreas principales de desacuerdo en la pareja deben ser, pues, motivo
prioritario de interés para todos los terapeutas de pareja. Por ultimo, el entrenamiento en
solución de problemas desempeña una función preventiva, ya que es seguro que surjan a la pareja
motivos nuevos de discusión en el futuro. Una vez que se ha entrenado a los clientes y que pueden
desarrollar con efectividad habilidades de solución de problemas, los componentes de la pareja se
constituyen en sus propios terapeutas. Se abordara este tema con mayor detalle en el capitulo
próximo. Damos ahora un repaso rápido a la bibliografía relacionada con el entrenamiento en
solución de problemas.
En un estudio posterior (Jacobson, 1979), este mismo investigador consiguió producir cambios
positivos en el hogar __ catalogados así por los mismos cónyuges __ en cuatro de seis parejas muy
conflictivas por medio del recurso a una estrategia de solución de problemas. Más recientemente,
Bornstein y sus colaboradores han demostrado la efectividad de un programa de tratamiento
(basado en el entrenamiento en solución de problemas y en habilidades de comunicación) para
reducir el conflicto conyugal. Este programa ha sido efectivo tanto cuando se ha centrado en el
aumento de las interacciones positivas (Bornstein, Anton et al., 1981) como cuando lo han hecho
en la reducción de las conductas negativas (Borsntein, Hickey et al., 1983)
Desde una perspectiva global, las investigaciones señaladas en las líneas anteriores respaldan
empíricamente la efectividad del entrenamiento en solución de problemas en el tratamiento del
conflicto conyugal. Aunque se requieren investigaciones ulteriores para definir los parámetros
activos del entrenamiento en solución de problemas, la integridad del tratamiento (Yeaton y
Sechest, 1981) requiere un protocolo de intervención específico desde un punto de vista
conductual. Además habida cuenta del poco tiempo de enseñanza dedicado a la terapia de pareja
en la mayoría de los programas de licenciatura en Psicología (Prochaska, Prochaska, 1978), los
terapeutas necesitan, sin lugar a dudas, un proceso de familiarizacióncon estos procedimientos
efectivos.
Entrenar a las parejas en la aplicación sistemática del proceso de solución de problemas revela una
conceptualización subyacente sobre el conflicto y las circunstancias en que este tiene lugar. Dicho
en pocas palabras, cuando dos personas viven juntas formando una pareja, se van a plantear
conflictos. Por la naturaleza misma de las interacciones de la pareja, hay ocasiones en que surgen
desacuerdos y/o en que no se satisfacen las necesidades. Desde esta perspectiva, si los conflictos
van a surgir, las parejas deben estar preparadas para afrontarlos con habilidades apropiadas de
comunicación y con una estrategia adecuada de solución de problemas, de modo que se puedan
abordar los conflictos de esta forma estructurada y efectiva.
Pero antes de detallar los pasos específicos que deben darse en el proceso de solución de
problemas, hay unas cuantas cuestiones importantes que merece la pena comentar. En primer
lugar, como ya se ha señalado, un proceso efectivo de solución de problemas requiere la
existencia previa de habilidades adecuadas de comunicación. De ahí que sea aconsejable que los
terapeutas de pareja recurran al programa de solución de problemas que se detalla en las paginas
siguientes en conjunción con, o incluso inmediatamente después del entrenamiento a la pareja en
habilidades de comunicación (Módulo anterior). En segundo lugar se deben conceptualizar todos
los conflictos en el seno de la relación como conflictos de pareja y no como problemas
individuales, porque todos los conflictos son, por definición, de naturaleza reciproca. La
consecuencia de este planteamiento es el desarrollo de una atmosfera en que el entrenamiento
en solución de problemas no se lleva a cabo para ayudar a un cónyuge u otro, sino para ayudar a la
pareja. Por ultimo, el objetivo del entrenamiento en solución de problemas no es demostrar quien
de los dos cónyuges tiene razón y quien esta equivocado, sino resolver el problema y llegar a
soluciones practicas que sean aceptadas por los dos componentes de la pareja. Este objetivo no
constituye una tarea fácil y requiere un esfuerzo asumido conjuntamente por los cónyuges y el
terapeuta.
Por ultimo, y tal como lo llevan a cabo Jacobson y Margolin (1979), el entrenamiento consta de
dos fases diferenciadas: a) la identificación del problema, y b) la solución del problema. En la
primera fase los cónyuges se esfuerzan por llegar a una comprensión mutua del problema. Este
objetivo requiere una serie de habilidades, tales como la especificación de conductas, la expresión
de sentimientos y las habilidades de escuchar atentamente (en suma, todos los temas que se han
discutido anteriormente). En la segunda fase el objetivo prioritario es la elección y puesta en
práctica de una solución.
Dividir este proceso en las dos fases señaladas resulta muy útil. En primer lugar, los cónyuges
saben con claridad el tipo de tareas que deben acometer en cada fase. Ellos saben, en concreto,
que, en l fase 1, el objetivo es definir el problema de una forma adecuada; en la fase 2, en cambio,
el objetivo es llegar a un acuerdo. De este modo, ellos se dan cuenta enseguida de que no es
apropiado buscar soluciones a los problemas en la fase 1, o continuar definiendo el problema en la
fase 2. A veces es necesario que el terapeuta recuerde a la pareja estas cosas en el transcurso de
la terapia.
En segundo lugar, al dividir el programa en dos fases, las parejas experimentan una sensación de
éxito a medida que desarrollan el programa, incluso aunque todavía no hayan llegado a alcanzar
una solución aceptable. Pueden, por ejemplo darse cuenta del progreso que han experimentado y
del trecho que ya han recorrido. Por ultimo, muchas parejas se muestran muy temerosas de
solucionar sus diferencias de criterio. La historia pasada les ha enseñado, en estos casos, que las
discusiones tienden a ser dolorosas y desagradables. Sin embargo, al estructurar el proceso de
solución de problemas en dos fases distintas con una gran variedad de subfases, el terapeuta
sugiere, de forma implícita, que este proceso va a ser ordenado y va a estar bajo control. Este
enfoque aporta una sensación de alivio a muchas parejas, al margen de que todavía no se haya
conseguido la solución concreta a los conflictos planteados.
Paso 1: Elegir el momento y el lugar adecuados para solucionar los problemas. Este paso no debe
ofrecer ninguna dificultad en lo que se refiere al proceso de solución de problemas en las sesiones
terapéuticas. La razón es que las horas de terapia establecidas con regularidad por el terapeuta y
la consulta del terapeuta se aceptan por todos __ terapeuta y pareja __ como las condiciones
ambientales apropiadas para llevar a cabo el programa. Sin embargo, en lo que se refiere al
desarrollo del programa en el hogar, puede ocurrir que no sea conveniente ponerlo en práctica a
cualquier hora ni en cualquier lugar. Los cónyuges necesitan cierta intimidad para dialogar de
forma constructiva sobre temas en los que tienen unas diferencias de criterio muy marcadas. Por
este motivo, antes incluso de intentar buscar una solución a un problema determinado, los
cónyuges deben rodearse de un entorno que facilite un dialogo sincero sobre los problemas que
se traen entre manos.
Del mismo modo, debe también buscarse un momento oportuno para proceder a la solución de
los problemas planteados. De ahí que, a modo de ejemplo, las parejas tienen que aprender a no
comentar un problema de insatisfacción sexual un cuarto de hora antes de salir para el trabajo por
la mañana. Además, es preferible posponer el dialogo sobre estos temas cuando uno o ambos
cónyuges están emocionalmente afectados o disgustados. El intento de solucionar los
problemas en estas circunstancias causa habitualmente más mal que bien.
Pasó 2: Anotar los aspectos fundamentales de las sesiones de solución de problemas. Cuando se
comentan los problemas y se alcanzan soluciones, uno o los dos componentes de la pareja están
de acuerdo en cambiar de algún modo su conducta anterior. Esto es un compromiso. Cuando se
acuerda un compromiso, debe llevarse a cabo. Por este motivo, es fundamental que los cónyuges
lleven un registro de los compromisos contraídos durante las sesiones de solución de problemas.
De ahí que sea preciso registrar en un cuaderno de notas toda la información
fundamental obtenida en las sesiones de solución de problemas. Ejemplificar como puede llevarse
a cabo tal registro, anotando cuatro puntos fundamentales: La fecha, el problema comentado, el
resultado obtenido y las iniciales. Se registran brevemente las tres primeras columnas y, a
continuación, se colocan las iniciales de las personas implicadas. Estas anotaciones garantizan que
ambos cónyuges, que están implicados en el proceso de solución de problemas, están de acuerdo
en los temas que se han comentado y en las soluciones propuestas. No hay, por consiguiente,
necesidad de fiarse de la memoria y, además, el proceso de anotación es, en si mismo, una clave
que facilita el cambio de conducta. Aunque la información debe anotarse en términos concretos,
la experiencia de una pareja es, con toda seguridad, el mejor indicador de la forma en que debe
abordarse este tema. En el caso de que un cónyuge no consiga su compromiso debido a que lo ha
comprendido mal, es preciso entonces, con vistas a las sesiones terapéuticas posteriores, describir
con mas amplio detalle los “resultados obtenidos”.
Fecha Problema comentado Resultado conseguido Iniciales
Paso 3: Ser concretos a la hora de definir el problema. Tal como se ha resaltado repetidas veces a
lo largo de este libro, la especificación de conductas es, probablemente, el concepto más
importante de todos los utilizados en la terapia de pareja conductual – sistémica. En el ámbito del
entrenamiento en solución de problemas, el modo de conseguir tal especificación es recurrir al
paradigma X –Y –Z, señalado anteriormente: “Me siento X cuando tú haces Y en la situación Z”
(Gottman, Notarius, Gonso y Markman, 1976.). Los análisis prolijos y etéreos sobre las “causas”
del problema tienden a ser de muy poca utilidad. En cambio los ejemplos concretos, directos y
orientados a tareas específicas en relación con las conductas problemáticas contribuyen a facilitar
la resolución de los conflictos. Aunque los cónyuges deseen transmitir con detalle sus puntos de
vista, el terapeuta debe recordarles que la intención no es herir ni ofender, sino solucionar el
problema. Por este motivo, e incluso aunque los cónyuges puedan estar aún disgustados, ellos
necesitan tomar en consideración los sentimientos de su pareja y no crear antagonismos
innecesarios debidos a la forma de exposición de los problemas.
Además, hay una serie de temas relacionados que merece la pena comentar. En primer lugar, es
recomendable que los cónyuges se abstengan de centrar la atención sobre las intenciones o
razones supuestas de la conducta del otro. La adivinación del pensamiento tiende a ser
completamente perjudicial y solo conduce a reacciones de defensa y a interacciones
verbales inadecuadas para la solución del problema. Se debe pedir a los cónyuges que se atengan
a los hechos: “Yo me siento X cuando tú haces Y en una situación Z”. En segundo lugar, las parejas
no deben dialogar nunca sobre más de un problema a la vez. Además, ese problema debe estar
bajo el control de la pareja __ no depender de variables externas __ y plantearse de una manera
que sea solucionable.
Ello quiere decir que hay que enseñar a las parejas a hacer frente a los problemas que les ocurre
en la actualidad o a los que se les pueden plantear en un futuro próximo. No tiene sentido discutir
sobre un problema que ha tenido lugar hace mucho tiempo o que no tiene solución. Por ultimo, al
definir el problema que se va a comentar, el terapeuta esta interesado en saber el grado de
progreso de la terapia. Es decir, no se debe permitir a la pareja extenderse en demasía en las fases
iniciales del tratamiento. ¿Ha comenzado a ver el terapeuta los efectos reforzante del
intercambio de conductas? ¿Esta mejorando la comunicación? ¿Han comenzado a relacionarse
entre si los cónyuges de un modo mas positivo? En la mayoría de los casos el terapeuta debe
sugerir a la pareja que, en el proceso de solución de conflictos, comience por los problemas
pequeños y avance posteriormente hacia los más importantes. Una vez que los cónyuges han
conseguido resolver de forma satisfactoria algunos de los conflictos pequeños en la relación, ellos
pueden sentirse entonces en condiciones de abordar los problemas más delicados que enturbian
la relación.
Paso 4: Aceptar el problema y buscar una solución. Después de que un cónyuge ha compartido
con el otro lo que el considera que es un problema, él espera alguna respuesta del otro. ¿Qué se
debe decir? ¿Qué se debe hacer? Si quieren convertirse en unos solucionadotes de problemas
eficaces, los cónyuges deben, en primer lugar, aprender a escuchar y aceptar los sentimientos de
su pareja. Un sentimiento es una reacción emocional a una situación. Los sentimientos tienen, a
veces, un fundamento racional y, otras veces, un fundamento irracional. Pueden ser congruentes
con los sentimientos del otro cónyuge o totalmente disonantes. Los sentimientos, sin embargo, no
son ni buenos ni malos. Los sentimientos son hechos que constituyen una respuesta de la
persona a la realidad, tal como ésta es percibida. Como tales, los sentimientos no tienen que ser
discutidos, sino aceptados como uno de los tres elementos fundamentales en el proceso de la
solución de problemas. Estos tres elementos son los sentimientos (X), las conductas (Y) y las
situaciones (Z). Con demasiada frecuencia las parejas se enzarzan discutiendo sobre si los
sentimientos experimentados son correctos o incorrectos.
Esta discusión suele suponer una perdida inútil del tiempo de la pareja y del terapeuta. Por este
motivo, cuando adiestran a una pareja al comienzo del proceso de solución de problemas, los
terapeutas necesitan instruir a los cónyuges para que acepten los sentimientos del otro como
representaciones precisas de su realidad. Solo entonces es cuando pueden, de forma conjunta,
abordar la cuestión mas importante: “¿Que es lo que se puede hacer en relación con este
problema?”
Paso 5: Especificar los objetivos como requisito previo para solucionar el problema: El asunto es
que, si las parejas van a solucionar sus propios problemas, deben en primer lugar, saber cuales son
los objetivos de sus intentos. Por este motivo, las metas deben ser concretas y expuestas de
manera clara para identificarlas fácilmente y saber así si se han alcanzado o no. Además, los
cónyuges deben llegar al acuerdo de que los objetivos señalados son, de hecho, aceptables para
ambos. Y, por ultimo, las metas deben ser realistas. No tiene sentido señalar explícitamente
objetivos y llegar a acuerdos si esos objetivos no se pueden alcanzar (Por ejemplo, estudiar la
carrera de Derecho en 2 años). Esta situación supone una perdida absurda de energía.
Paso 6: Analizar un repertorio muy amplio de soluciones posibles. Uno de los aspectos mas
reforzante del entrenamiento en solución de problemas es que permite a los cónyuges
desarrollar su creatividad para resolver las dificultades que se plantean en la relación. Después de
haber especificado los objetivos, los cónyuges deben tomar en consideracióny analizar un abanico
amplio de soluciones posibles a sus problemas. A este respecto, es muy importante que los
cónyuges estén totalmente abiertos en cuanto al planteamiento de soluciones alternativas
posibles. En esta fase del proceso la pareja no debe excluir ninguna posibilidad de solución al
conflicto, por irreal que parezca a primera vista. De hecho la tarea consiste en llevar a cabo la
“tormenta de ideas” (es decir, la toma en consideración del abanico mas amplio de soluciones
posibles al problema planteado). En este momento de la terapia las soluciones planteadas no son
sometidas a evaluación. Las parejas deben ser reactivas, plantear soluciones y hacer una lista de
ellas, por extravagantes que puedan parecer algunas de ellas. Estas ideas expuestas van a ser mas
adelante evaluadas racionalmente; pero, en estos momentos iniciales, el terapeuta necesita
obtener soluciones posibles sin ningún tipo de limitaciones. Un cuaderno de notas es
especialmente útil en este momento. De este modo, se recomienda a las parejas que anoten todas
las soluciones que hayan surgido espontáneamente en la fase de la “tormenta de ideas”.
Paso 7: Elegir una solución de compromiso. Cuando la pareja ha completado la lista llevada a cabo
en la “tormenta de ideas”, los cónyuges están ya en disposición de comenzar con la selección de
una o mas soluciones alternativas al problema planteado. La primera tarea del terapeuta consiste
en ayudar a la pareja a eliminar las soluciones claramente inadecuadas. Una vez llevada a cabo
esta tarea, las soluciones restantes pueden eliminarse en función del realismo, de la congruencia
con el sistema de valores de la pareja y delanálisis de la relación costes-beneficios. El realismo se
refiere a si cada alternativa propuesta puede llevarse a cabo en la practica según las circunstancias
de la pareja. La congruencia con el sistema de valores se refiere a si la solución no resulta
disonante del conjunto de valores asumidos por la pareja. Por ultimo, el análisis de la relación
costes-beneficios permite a la pareja valorar el esfuerzo necesario para llevar a cabo cada solución
y predecir la probabilidad de alcanzar el objetivo propuesto.
Paso 9: Revisar, refinar y negociar de nuevo la solución en lo casos necesarios. Después de haber
evaluado los resultados, las parejas deben poder dar respuestas a las preguntas siguientes: ¿Son
satisfactorios los resultados obtenidos? ¿Puede haber otras soluciones mejores desde la
perspectiva de la relación costes-beneficios? ¿Va a funcionar adecuadamente y ser duradera en el
tiempo la solución actual? Muchas parejas perciben que, aunque están satisfechos con los
resultados de la puesta en funcionamiento de la solución inicial, todo no funciona a la perfección.
Eso no esta mal. De hecho, ni los terapeutas ni los cónyuges tampoco deben percibir este hecho
como un fracaso. Por el contrario, la insatisfacción residual debe ser un estimulo para un proceso
ulterior de solución de problemas. Son, probablemente, tres los grados del proceso de solución de
problemas que se pueden plantear en este momento de la terapia.
En el primer nivel, la solución de una pareja pueda necesitar una rectificación ligera, de modo que
estos ajustes finos en la solución adoptada pueden ser suficientes para corregir los problemas que
hayan podido surgir. En el segundo nivel, se requiere un ajuste mas a fondo de la solución
adoptada. De hecho, y aunque los cónyuges no renuncien a la solución que han elegido con
anterioridad, se hace precisa ahora una revisión de la misma. De este modo, la solución puede
modificarse sustancialmente tanto en aspectos formales como de contenido (por ejemplo, “salir a
comer los días de labor” puede ser sustituido por “preparar la comida cada uno para los dos en
días alterno). El tercer nivel, por ultimo, se caracteriza por la necesidad de una renegociación. En
este caso la solución inicial no se considera aceptable, por lo que la pareja necesita examinar de
nuevo las soluciones alternativas o desarrollar, en su caso, otras nuevas.
El terapeuta debe inculcar a la pareja que ninguno de estos tres grados analizados es mas
favorable que los otros. Es cierto que puede ser más cómodo considerar la primera solución como
la mejor alternativa, pero la satisfacción de la pareja y, en particular la obtención del
objetivo propuesto deben ser las consideraciones fundamentales. Desde este punto de vista,
cualquier camino que permita una aproximación más cercana a los objetivos propuestos debe ser
tomado en consideración.
Implicaciones clínicas
La mejora en las habilidades de solución de problemas es solo uno de los enfoques terapéuticos
disponibles para facilitar una interacción más efectiva en la pareja. Mientras otras técnicas
utilizadas en la terapia de pareja se han centrado en el adiestramiento de respuestas concretas
para hacer frente a situaciones problemáticas especificas, el programa de entrenamiento en
habilidades de solución de problemas tiene por objetivo desarrollar una estrategia global de
aprendizaje. Los clientes deben aprender a manejarse con eficacia ante una gran variedad de
situaciones conflictivas de una forma relativamente autónoma. El terapeuta puede, en las fases
iniciales del proceso, ayudar a la pareja a enfocar los problemas de una forma estructurada, pero
el objetivo del tratamiento es que los cónyuges acaben por convertirse en sus propios terapeutas.
Además las habilidades que adquieren van a poder aplicarlas posteriormente a un conjunto amplio
de problemas que inevitablemente se van a plantear en una relación a largo plazo.
Esta guía para el proceso de solución de problemas en la pareja es de utilidad también para hacer
frente a la gran variedad de quejas presentadas en la terapia de pareja y para adaptarse a los
distintos tipos de pareja que buscan ayuda terapéutica. Dado que se han expuesto unas
instrucciones más bien detalladas para uso del terapeuta, se puede esperar que la aplicación y
evaluación del programa va a constituir una tarea relativamente sencilla. Desde una perspectiva
aplicada, se trata, en última instancia, de integrar la teoría y la practica.
Miguel y Gloria llevan casados 16 años hasta el momento de la consulta. Miguel, de 40 años,
trabaja como contable en una empresa de construcción y Gloria de 37, es ama de casa y estudia, a
tiempo parcial, en la universidad. En la evaluación inicial se ponen de relieve numerosas áreas de
conflicto (por ejemplo, economía domestica, familia e independencia personal) y también
dificultades de comunicación. Miguel y Gloria tienden a relacionarse de una manera exigente,
obstaculizadora y mordaz. Además, rara vez consiguen ponerse de acuerdo en los asuntos
fundamentales para el desarrollo de la familia. Tienen dos hijas de 14 y 12.
1. Gloria señalo dos ejemplos recientes relacionados son la “perdida de control” de Miguel,
que estuvieron muy bien especificados.
2. El tono de voz de Gloria no fue despótico ni de exigencia. Ella se limito a informar a Miguel
del tipo de reacción que su conducta provocaba en ella (es decir, “Tengo mucho miedo de
que puedas llegar a herirlas físicamente o a decirles algo que les vaya incluso a hacer mas
daño”).
3. Gloria también reconoció que ella podía tener cierta responsabilidad en el problema, ya
que tendía a delegar en Miguel todo lo relacionado con la disciplina de las niñas.
4. Miguel contesto de una forma no defensiva. Él reconoció la preocupación de Gloria y
acepto que, aunque él no se sentía “descontrolado”, podía comprender que Gloria se
sintiese preocupada por esta situación.
2. Miguel deja de castigar por completo y es Gloria quien asume la responsabilidad de todos los
castigos.
3. Miguel no presta atención a la preocupación de Gloria y sigue castigando como hasta ahora.
7. Miguel y Gloria comparten las responsabilidades de los castigos con arreglo a unas líneas de
actuación fijadas con antelación.
8. Miguel y Gloria se consultan entre ellos antes de que tenga lugar ningún castigo.
10. Gloria permite a Miguel que sea él fundamentalmente quien se ocupe de los castigos, pero le
frena cuando ella percibe que él esta perdiendo el control.
Una vez realizada esta lista, Miguel y Gloria pudieron descartar de forma inmediata algunas
soluciones por ser claramente inadecuadas. Después de algunas discusiones y de refinar la
solución elegida, decidieron que Miguel se iba a responsabilizar de la disciplina en relación con los
estudios y Gloria de la disciplina en casa. Además, antes de poner ningún castigo, ellos iban a
intentar consultarse y llegar a un acuerdo en relación con la forma en que iba a ser impuesto.
Miguel y Gloria reconocieron que en algunas circunstancias las consultas inmediatas no eran
posibles. En estos casos el cónyuge responsable llevaría a cabo cualquier acción que estimase
oportuna en esas circunstancias y, posteriormente, la consultaría con el otro cónyuge lo antes
posible. Miguel y Gloria aprobaron este plan y se dieron un plazo de dos semanas antes de
proceder a la evaluación del mismo. Se recogió información en relación con el número de castigos
requeridos y con el grado de satisfacción con el número de castigos requeridos y con el grado de
satisfacción del otro cónyuge con cada uno de los castigos impuestos.
Los resultados fueron claramente positivos. En las dos semanas de puesta a prueba de esta
solución, Miguel había castigado a las niñas solo dos veces y Gloria solo tres. Y, además, en todos
los casos excepto en uno Miguel y Gloria habían tenido la oportunidad de consultarse
mutuamente antes de aplicar el castigo. En el caso restante Gloria reprendió a la niña de doce
años y le informo después a Miguel sobre el castigo. Él se mostró de acuerdo con la actuación
llevada a cabo por Gloria. Además, los dos cónyuges evaluaron el grado de satisfacción del otro
cónyuge con cada uno de los castigos impuestos con un “100 por 100 de acuerdo”.
Resumen
El tema del que se ocupa esta clase, se refiere a los procedimientos utilizados para mantener las
mejorías conductuales que se han obtenido como resultado del tratamiento. Además, la
prevención de las interacciones problemáticas en las parejas antes de que ocurran, que no se ha
abordado en los capítulos anteriores, es el segundo tema del que se ocupa este capitulo.Se van a
comentar, en primer lugar, las estrategias del modelo conductual-sistémico, que contribuyen a
facilitar el mantenimiento de los logros terapéuticos; en segundo lugar, se va a poner de relieve de
que modo se pueden incorporar los principios conductuales – sistémicos a un programa basado en
la prevención.
Mantenimiento
El valor de la terapia reside en la solución de las disfunciones de las parejas en conflicto, pero
también en el mantenimiento de la mejoría a lo largo del tiempo y/o en la generalización de la
misma a conductas y situaciones diversas. Por decirlo en pocas palabras, por muy importante que
sea el desarrollo de habilidades de relación más efectivas en el marco de la consulta, el cambio de
conducta obtenido debe mantenerse más allá de la duración de la consulta. El mantenimiento se
refiere de forma explicita a la continuidad de la mejoría en el tiempo. La transferencia del
aprendizaje (o generalización), por otra parte, hace alusión al cambio de conducta que se
extiende otras conductas y situaciones. Muchas explicaciones que se han dado en el pasado para
justificar el fracaso en el matrimonio y en la generalización han resultado ser especulativas o
explicaciones inútiles. La continuidad de la mejoría era algo en lo que se confiaba, pero que no se
planificaba específicamente.
Hoy, sin embargo, es de aceptación, común que el mantenimiento de la conducta debe ser
programado sistemáticamente en todos los diseños globales de tratamiento (Stokes y Baer, 1977).
Esta programación se ha mostrado como un medio efectivo de aumentar la probabilidad de
mantenimiento y de generalización de los logros terapéuticos tras la terminación del tratamiento.
El modelo de tratamiento conductual – sistémico ha incorporado algunos de los métodos que han
resultado ser eficaces para promover el mantenimiento y la generalización. La primera parte de
este capitulo se va a ocupar de los procedimientos técnicos que se relacionan con
aspectos relevantes en cuanto al mantenimiento y la generalización del tratamiento.
Redes conductuales
Las redes conductuales se refieren al desarrollo de conductas que van a ser reforzadas de modo
natural en el ambiente extraterapeutico (Bar, Rowbury y Goetz, 1976; Baer y Wolf, 1970; Stokes y
Baer, 1977). Mientras permanece en la terapia, la conducta del cliente puede estar bajo el control
de influencias “extrañas” (por ejemplo, los elogios o las instrucciones del terapeuta). Gracias a la
red conductual estas conductas se pueden mantener posteriormente, ya que, una vez establecidas
en la terapia, tienden a ser reforzadas en el seno de la relaciónde pareja.
La asignación de tareas para casa es una muestra de red conductual. Por ejemplo, cuando las
parejas llevan a cabo, como tarea de casa, los “días de internes”, tienen la oportunidad de
agradarse mutuamente sin esperar, formalmente, nada a cambio. Ahora bien, el principio de
reciprocidad señala a las claras que los cónyuges tienden a equilibrarse en la producción de
conductas gratificantes. Por este motivo, “si tu haces esto por mi, yo tiendo a hacer esto por ti”. Y
en esto, justamente, reside el núcleo de la red conductual. Es mas, este tipo de tareas impulsa a
los cónyuges a prestar atención y a reconocer lo que le agrada del otro. Esto es también una red
conductual, ya que, una vez reconocido lo que es gratificante, aumenta la probabilidad de
desarrollar conductas gratificantes para el cónyuge. De este modo, los procedimientos de
intercambio de conductas y, mas en particular, la asignación de tareas para casa constituyen una
base sólida de conductas positivas que tienden, posteriormente, a ser reforzadas en el entorno
natural en que se desenvuelve la pareja.
Atenuación de contingencias
La perdida de los logros terapéuticos con el paso del tiempo es, a menudo, resultado de la
desaparición brusca de las consecuencias gratificantes y aversivas. Sin embargo, si se
eliminan gradualmente o se atenúan las contingencias, el cambio no es apenas perceptible por los
clientes, por lo que hay una mayor probabilidad de conseguir el mantenimiento y la generalización
de los logros terapéuticos (Paúl y Lentz, 1977; Phillis, Phillips, Fixsen y Wolf, 1971;Turkewitz, O `
Leary y Ironsmith, 1975). Por este motivo, los terapeutas conductuales – sistémicos tienden a
reducir, como estrategia planificada, las consecuencias externas de la conducta en el transcurso
del programa terapéutico. Al actuar de esta manera, las contingencias en vigor en el momento de
la terminación del programa terapéutico se asemejan en buena parte a las consecuencias
obtenidas en el medio natural de los clientes.
Este principio se pone de relieve en una gran variedad de técnicas conductual-sistémicas. Por
ejemplo, esta previsto que a medida que la terapia avanza, las intervenciones del terapeuta se
hacen cada vez menos frecuentes. La razón es que se concede una mayor responsabilidad a la
pareja a medida que son capaces de relacionarse mutuamente de una manera más efectiva. La
atenuación de las contingencias del tratamiento se pone también de relieve con la programación
intermitente de las sesiones con el paso del tiempo. Por termino medio, el terapeuta cita a las
parejas en conflicto una vez por semana. Pero en el transcurso del tratamiento las visitas se
espacian a una cada dos semanas, una por mes, y así sucesivamente. Por ultimo, la atenuación de
contingencias se lleva a cabo también en el programa de entrenamiento en habilidades de
comunicación. Inicialmente el terapeuta modela las conductas efectivas de comunicación. En una
segunda fase el terapeuta puede proporcionarle al cliente las palabras adecuadas, pero es él quien
tiene que decirlas. Posteriormente, el terapeuta puede pedirle al cliente que conteste por sus
propios medios. Mas tarde, el terapeuta puede simplemente levantar una ceja como señal al
cliente de que dé la respuesta adecuada. Por ultimo, el cliente puede responder sin ninguna
intervención por parte del terapeuta. En resumen, la atenuación de la implicación del terapeuta
tiene lugar a medida que la pareja se va mostrando con las habilidades necesarias para manejar
sus propias dificultades.
Autocontrol
Las conductas que están bajo un control de estímulos externo tienen una probabilidad mas baja de
generalización que las conductas que están sometidas a un régimen de autocontrol. Por este
motivo, si se enseña a los clientes a registrar, evaluar y reforzar sus propias conductas, los logros
terapéuticos tienden a mantenerse en el tiempo y a generalizarse a situaciones ambientales
diferentes (Bornstein y Quevillon, 1976; Felixbrod y O´Leary, 1974). A tenor de estos resultados, el
modelo conductual-sistémico tiene por objetivo adiestrar a las parejas de modo que se conviertan
en sus propios terapeutas. Siempre que es posible, se les concede a las parejas en conflicto la
oportunidad de resolver sus problemas sin la ayuda del terapeuta.
De hecho, el terapeuta solo interviene en aquellos casos en que la pareja ha puesto de relieve de
una forma inequívoca la inhabilidad para hacer frente a la situación problemática con sus propios
recursos. En resumen, las habilidades desarrolladas en la consulta acaban por situarse bajo el
control total de la pareja. En el momento en que aprenden a recurrir a estas técnicas tanto dentro
como fuera de la consulta, las parejas están en condiciones de evaluar y afrontar con éxito los
problemas que se les vayan planteando en la vida cotidiana. Solo así se puede garantizar la
continuidad e incluso el aumento de los logros terapéuticos en el seno de la relación.
Muchas investigaciones ponen de relieve que los compañeros de los clientes pueden constituir
una ayuda para mantener y generalizar las conductas recientemente aprendidas en el transcurso
de la terapia (Johnston y Johnston, 1972; Stokes y Baer, 1977). La bibliografía sobre
el reforzamiento de los compañeros pone de relieve, por ejemplo, que, cuando de les entrena
adecuadamente como co terapeutas, pueden proporcionar reforzamientos a los clientes y servir
como estímulos discriminativo del otro para las conductas interactivas positivas recientemente
adquiridas.
Es evidente que es muy importante el mantenimiento de los logros terapéuticos con el paso del
tiempo y la generalización de los mismos a situaciones distintas, pero lo es todavía más la
prevención de los problemas antes de que estos tengan lugar. Veamos este tema con cierto
detalle.
Prevención
En módulos anteriores, se han señalado con cierto detalle la frecuencia y el aumento de las
relaciones conflictivas de pareja. Los apartados sobre las estadísticas de divorcio y los factores que
influyen en el mismo dan un apoyo empírico al hecho, ya muy conocido, de que casarse y vivir
felices para siempre es algo que solo ocurre en los cuentos de hadas. Una de las razones
explicativas de la alta tasa de divorcios en que una gran mayoría de parejas, cuando de casa, ha
aprendido y asumido el papel de un único (y, por tanto limitado) modelo de pareja: el de sus
padres. No hay duda de que muchas parejas en la actualidad podrían vivir más felizmente si
recibieron previamente algún tipo de entrenamiento preventivo. Un programa de prevención
puede ayudar a una pareja a aumentar la satisfacción en la relación, a resolver las dificultades
suscitadas en la vida en común y a afrontar con efectividad los problemas cotidianos a medida que
se van presentando.
En los últimos años, sin embargo, se ha prestado una atención creciente a la posibilidad de
prevenir el conflicto de pareja (Ginsburg y Vogelsong, 1977; Markman y Floyd, 1980; Meadow y
Taplin, 1970, Miller, Nunnally y Wackman, 1975; Schlein, 1971). Por decirlo en pocas palabras, la
posición mantenida por estos investigadores es que es mejor prevenir que curar. El procedimiento
consiste en aplicar un programa de intervención a poblaciones concretas en el momento
actual como medio de disminuir las conductas problemáticas y costosas de resolver en el
futuro. Esta posición es claramente defendible y perfectamente integrable en un
modelo conductual – sistémico. Aunque el objetivo de este libro es ayudar a los terapeutas en el
trabajo profesional con parejas en conflicto, el enfoque preventivo desempeña también una
función auxiliar, ya que es un instrumento para la prevención del conflicto de pareja.
Es importante presentar en primer lugar las subdivisiones clásicas de la prevención para ofrecer al
lector el marco conceptual adecuado. Tras esta presentación, se va a intentarintegrar estos
conceptos en el modelo de tratamiento conductual – sistémico expuesto en este módulo.
Tipos de prevención
Tal como se señala de forma general, hay tres formas fundamentales de prevención: primaria,
secundaria y terciaria (Heller y Monahan, 1977). Desde las perspectivas analizadas en este libro, la
prevención primaria se refiere a las intervenciones que tienen por objetivo las parejas que no
experimentan conflictos en la actualidad. Tales intervenciones dotan a las parejas de recursos para
frenar el desarrollo de los problemas antes de que éstos tengan lugar. En la mayoría de los casos
estas intervenciones se producen específicamente en los periodos de transición __ o en etapas
especialmente significativas __ del ciclo de la vida de la relación (por ejemplo, en el momento del
compromiso, al comienzo del matrimonio, en el nacimiento del primer niño, etc.). En estos
periodos críticos el estrés es alto, por lo que la pareja puede necesitar la ayuda de estrategias de
afrontamiento eficaces para hacer frente con eficacia a los problemas suscitados en la relación. La
prevención primaria persigue, justamente, este objetivo.
La prevención secundaria se refiere a las interacciones llevadas a cabo con la población de alto
riesgo en lo que se refiere a las dificultades de relación. La identificación de estas parejas de alto
riesgo se realiza gracias al uso sistemático de los procedimientos de evaluación y diagnostico (Cap.
3). El objetivo de la prevención secundaria es centrarse en los problemas actuales de la
relación, de modo que pueda disminuir su gravedad a través de una intervención temprana. Por
ultimo la prevención terciaria se enfoca hacia aquellas parejas que ya han experimentado
problemas graves en la relación con el objetivo de reducir la probabilidad de recaídas. Es evidente
que estas últimas parejas son muy vulnerables a la recaída y/o al conflicto crónico.
La mayoría de las intervenciones psicológicas entra dentro del marco de la prevención secundaria
o terciaria. La razón es que los terapeutas, en general, intervienen en la relación de pareja solo
cuando el conflicto ya se ha planteado. Se han verificado algunas estimaciones de probabilidad en
relación con el desarrollo de una relación conflictiva en grupos de parejas, pero estos datos, en
general, no han sido capaces de predecir con precisión que parejas en concreto van a resultar
conflictivas. De allí que, en la mayoría de los casos, el clínico intervenga terapéuticamente en una
pareja que ya esta implicada en una relación muy conflictiva en lugar de hacerlo en parejas de alto
riesgo que todavía no han experimentado el conflicto de relación con toda virulencia.
Según lo expuesto anteriormente, no es nada sorprendente que haya un interés creciente por el
área de la prevención primaria. La prevención primaria resuelve el problema de tener que predecir
qué parejas en concreto son de alto riesgo (es decir, la prevención secundaria). Además la
prevención terciaria es equivalente al tratamiento. La pareja ha experimentado ya un conflicto
serio, por lo que la intervención profesional tiene por objetivo reducir el grado de la patología
conyugal. Aunque el modelo conceptual-sistémico es claramente de naturaleza terciaria, las
estrategias terapéuticas expuestas en este libro pueden adaptarse de una forma relativamente
sencilla a los programas de prevención primaria. Los fundamentos conceptuales que subyacen en
los esfuerzos de prevención primaria derivan de la creencia de que la intervención temprana
reduce la probabilidad de conflictos ulteriores en la relación.
Markman, Floyd y Dickson – Markman (1984) señalan tres enfoques para prevenir el conflicto de
pareja: a) la intervención anterior al matrimonio; b) los programas de “enriquecimiento”
conyugal/familiar, y c) los programas de entrenamiento familiar en habilidades. Se ha recurrido a
todos estos programas para facilitar la relación positiva y mejorar el funcionamiento de la pareja,
de modo que se reduzca y/o evite el conflicto conyugal posterior. Los programas de intervención
anteriores al matrimonio constan, habitualmente, de algunos o de todos los componentes
siguientes: a) instrucciones (Rutledge, 1966); b) “enriquecimiento” (Mace, 1972); c) aumento de la
comunicación global (Miller et al., 1975); d) adquisición de habilidades, y e) restructuración
cognitiva (Markman y Floyd, 1980).
3. Cuando yo hago “A”, mi cónyuge responde con “B”. ¿Es ése el resultado que quiero conseguir?
4. Cuando mi cónyuge hace “C”, yo suelo responder con “D”. ¿Tengo algunas otras alternativas de
respuesta disponibles?
Una vez que una pareja ha aprendido a comprender las conductas en el contexto de la relación, los
cónyuges pueden “comprobar” y comentar los problemas de una manera mas abierta y
cooperativa. Es en este punto en donde, justamente, se sitúa el fundamento de la prevención:
abordar de forma conjunta los asuntos pendientes antes de que se constituyan en problemas.
Objetivación. Este proceso tiene por objetivo enseñar a la pareja a transformar los comentarios
ambiguos, globales y generalizados con respecto a la satisfacción de la relación en descripciones
bien especificadas de las conductas gratificantes y desagradables. De este modo, cuando una
pareja ha aprendido a manejar esta habilidad con eficacia, es capaz también de reestructurar los
mensajes verbales inoperantes y de transformarlos en una información constructiva que tiende a
mejorar la relación. La incorporación de la objetivación a los programas de prevención primaria no
presenta ningún tipo de problema, y, en realidad, ya hay experiencias previas (Alexander, 1973).
Durante esta clase se van a presentar algunos casos distintos, cada uno de los cuales pone de
relieve aspectos diferentes de la terapia de pareja conductual-sistémica. En el caso 1 se
subraya de forma especifica la integración de los aspectos de evaluación y de tratamiento
característicos de este modelo. En el caso 2 se explica detalladamente la entrevista inicial.
En el caso 3 es un ejemplo complejo de una pareja que parece muy difícil de abordar desde
cualquier perspectiva terapéutica. En cada uno de los ejemplos se le ofrece al lector una
visión general del programa global de tratamiento. Además, y siempre que es posible, se
ponen ejemplos de diálogos concretos y se explicitan las técnicas de tratamiento especificas.
Por ultimo, en los casos en que resulta apropiado, se hacen algunos comentarios en relación
con el cliente, el terapeuta o las estrategias terapéuticas utilizadas.
Enrique y Ana acuden al tratamiento por indicación del medico de familia. Llevan casados 8
años y no tiene hijos. Enrique, de 30 años, tiene un negocio propio de reparación de
motos yAna, de 32 años, trabaja de asistente social en el ayuntamiento de la localidad. En la
entrevista inicial se percibe con claridad que Ana es capaz de expresar sin tapujos la
insatisfacción que experimenta en relación con la pareja. Enrique, por el contrario, se muestra
más bien poco asertivo, pesimista y de pocas palabras. Además, la carencia de habilidades de
Enrique para hacer frente con efectividad a los problemas derivados de la relación contribuye
a agravar la sensación de frustración de Ana en relación con el matrimonio. En el momento
de la consulta inicial, la pareja esta considerando la posibilidad de divorciarse, pero todavía
no han tomado ninguna iniciativa en relación con este objetivo.
Evaluación:
Hay dos jueces que evalúan las historietas escenificadas con el role-playing con un
sistema de evaluación modificada a partir del “sistema de codificación de la interacción
matrimonial” (MICS: Marital Studies Center, 1975) y del “Sistema de puntuación de
interacción de las parejas (CISS;Gottman et al., 1977). Las conductas-objetivo seleccionadas
en el caso de Enrique y Ana son las quejas, el desviarse del tema, las soluciones de
compromiso y el sentido del humor. Estas conductas se definen de la manera siguiente:
Desviarse del tema. Se califica como tal cualquier comentario que refleje la
inhabilidad de algún cónyuge (o de los dos) para permanecer en la tarea en el transcurso de
una conversación enfocada a la solución de problemas. Se considera que este tipo de
conducta esta presente simplemente cuando el cliente no presta atención a un comentario del
cónyuge o intenta sacar a relucir un tema de conversación irrelevante (por ejemplo: Mujer:
“En lo que va de mes tenemos ya una deuda de 70.000 pesetas”; Marido: “¡Ah, si! Oye,
estaba pensando que por que no vamos al cine esta noche juntos”).
Sentido del humor. Se refiere a cualquier mensaje que tenga por objetivo ser
divertido y que, por tanto, provoque habitualmente la risa en el que lo escucha (por ejemplo:
“¡Cuando lleguemos al cine, vamos a andar de espaldas y si nos preguntan que qué es lo que
hacemos, les diremos que estamos yéndonos!”).
Tratamiento
La terapia de pareja con Enrique y Ana se lleva a cabo con arreglo al plan previsto.
En las cuatro primeras sesiones el objetivo del tratamiento es aumentar las formas positivas
de interacción y desarrollar habilidades de comunicación más efectivas. Por este motivo, la
final del periodo de evaluación y antes del comienzo de la terapia, se les pide a Enrique y
Ana que realicen el “ejercicio de reciprocidad” (Azrin et al., 1973), para lo cual los dos
cónyuges reciben las siguientes instrucciones:
Terapeuta: Me gustaría que cada uno de ustedes hiciese una lista de las
conductas positivas y de las conductas negativas del otro. Es
decir, deben ustedes anotar qué conductas de las que hace su
cónyuge les resultan gratas y cuales, en mayor o menor grado,
insatisfactorias. Prefiero que hagan esta tarea por separado y que
traigan las listas con ustedes cuando acudan a la próxima sesión
conmigo. ¿Tienen alguna pregunta que hacer?
Ambos cónyuges traen consigo las listas en la siguiente sesión y entonces, bajo la dirección
del terapeuta, comienza a especificar en forma de conductas concretas lo que realmente
valoran el uno del otro. Un extracto de esta interacción figura en las líneas siguientes:
Ana (dirigiéndose a Enrique): Tú eres una persona amable, y eso es algo que
solo yo he visto en ti
Terapeuta: Ana, ¿Puede ser un poco mas concreta en lo que dicho acerca de
Enrique? ¿Qué es lo que le hace amable? ¿Qué tipo de conductas
lleva él a cabo para que usted concluya que es una persona
amable?
Ana: Esta bien. Tú eres distinto de la mayoría de los demás hombres, o al menos
de cómo pienso yo que son los demás. Eres sincero y de
expresiones suaves. No siempre tienes mucho que decir, pero
cuando hablas, lo haces en un tono amable y nada crispado. Yo
no te imagino perdiendo el control y haciendo daño a alguien o a
algo.
Ana: Si, creo que si. La semana pasada, cuando mi madre vino a informarnos
de mi tía Clara, estuviste realmente amable. Tú apenas conoces a
mi tía. Ella no ha tenido nunca mucha relación con nosotros, pero
mi madre estaba muy disgustada y me di cuenta de que te volcaste
realmente en ella. La escuchaste, le dijiste que todo iría
probablemente bien y la tranquilizaste: estuviste sencillamente
admirable. Esto es algo que yo realmente aprecio en ti (se le
comienzan a llenar de lágrimaslos ojos).
Terapeuta: (dirigiéndose a Ana): Parece que usted muestra un gran interés por
Enrique. Hay algunas cosas que él hace y que la hacen sentirse a
usted muy bien.
Ana: Es verdad. Y a lo mejor ésa es la razón por la me disgusto tanto cuando lo
veo hacer esas otras cosas que me desconciertan.
Terapeuta: (a Enrique): ¿Qué siente cuando Ana le dice este tipo de cosas?
Terapeuta: Si, pero cuando usted las dice o su cónyuge las escucha, seguro que
hay alguna diferencia, ¿no es verdad?
Como se puede uno imaginar a partir del dialogo transcrito, esta conversación resulta
conmovedora. Hasta este momento la relación entre Enrique y Ana se ha caracterizado por
la pauta de interacción siguiente: exigencia-aislamiento-hostilidad-aislamiento. Al centrar el
terapeuta la atención de la pareja en primer lugar en las razones por las que ellos se aprecian
recíprocamente, se les fuerza a recordar qué es lo que en concreto cada uno valora del otro.
Esta estrategia tiene unas consecuencias enormemente positivas en la terapia. Es como si
surgiesen de nuevo en la relación un respeto mutuo y un sentido de confianza. La tarea del
terapeuta consiste en mantener estos sentimientos positivos mientras van aumentado las
habilidades de comunicación y resolviéndose las áreas concretas de conflicto en el seno de
la relación. Uno de los medios de conseguir este objetivo es el procedimiento de la “negativa”
en los días de interés, cada cónyuge elabora una lista con las conductas del otro que pueden
contribuir a aumentar su satisfacción en la relación.
En este ejemplo concreto, y a causa de que Enrique muestra unos déficits de asertividad, se
subraya el componente del programa relacionado con las “negativas”. En las líneas que
siguen a continuación figura un extracto de la tercera sesión:
Terapeuta: (Pensando para si: “Me pregunto qué es lo que esta sucediendo”).
(Dirigiéndose a Enrique.): Tengo la impresión de que no le resulta
fácil__ o realmente no le gusta __ informar a Ana de los movimientos
de cuenta que lleva usted a cabo. ¿Qué le parece?
Ana: ¿Qué otra cosa puedo hacer? Porque estarás conmigo en que necesitamos llevar
un control de nuestra contabilidad.
Terapeuta: Desde luego que sí. Lo que quiero decir es que cuando llego a casa y te
informo del movimiento de la cuenta, me siento como un niño que
viene del colegio trayendo las notas y le enseña a su madre los
suspensos que ha sacado. (Dirigiéndose a Enrique) ¿Es más o menos
así?
Enrique: ¡Exactamente!
Ana: Esta bien, ¿Pero cómo vamos a llevar entonces el control de la contabilidad?
Ana/Enrique: Si.
Cada una de estas sesiones se lleva a cabo cada dos semanas, excepto la séptima, que se
espacia de la anterior tres semanas. Los asuntos que se plantean en el proceso de solución de
problemas desarrollados a lo largo de estas sesiones son los siguientes: a) los objetivos
profesionales de Enrique; b) la responsabilidad en el proceso de toma de decisiones; c) el
sacar adelante una familia, y d) las actividades positivas conjuntas de la pareja. En todos
estos casos Enrique y Ana consiguen alcanzar acuerdos aceptables recíprocamente que
contribuyen a dirimir sus diferencias. Es más, y a pesar de que el terapeuta no ha sido
excesivamente directivo en la fase de tratamiento, las intervenciones, con el paso del tiempo,
requieren un grado de estructuración cada vez menor. De hecho, en la sesión octava, que es
la ultima y que tiene lugar un mes después de la séptima, el terapeuta apenas interviene
porque Enrique y Ana se dedican la mayor parte de la hora a comentar cariñosamente los
intentos recientes por tener un niño y el modo en que pueden prepararse para afrontar esta
situación y otras diferentes que el futuro les pueda deparar.
Resultados
En el postratamiento y en el seguimiento
MAT MHS
Enrique Ana Enrique Ana
Pretratamiento 90 73 70 58
Postratamiento 107 110 75 87
Seguimiento 110 113 90 97
Javier y Rosa llevan casados 9 años. Javier, de 35 años, es maestro de profesión y es muy
conocido en la cuidad por sus actividades políticas. Rosa, de 33 años, estudia en la
universidad la carrera de Sociología. La pareja se queja __ y ese es el motivo inicial de
consulta __ de que la relación ha perdido “fuerza”. Tras una serie de preguntas por parte del
terapeuta, se pone de relieve que el entusiasmo y la vitalidad de la pareja se han ido apagando
con el transcurso del tiempo y que Javier se ha relacionado con otra mujer. La pareja tiene
una niña, Rosalía, de 5 años.
Entrevista inicial
Rosa: Si, pero creo que hay algo mas que eso. A Javier ya no se le ve feliz. Trabaja
mucho, tiene un gran número de responsabilidades, pero cuando llega
a casa, somos incapaces de relajarnos y de disfrutar juntos como lo
hacíamos antes.
Rosa: Pues vera. Javier comenzó a relacionarse con una profesora de su escuela el
año pasado, y esa relación ha suscitado unos sentimientos muy
negativos entre nosotros.
Javier: De acuerdo. Voy a ser franco; creo que es lo mejor. Esa chica es una profesora
de mi escuela y ella y su marido estaban pasando una mala racha muy
mal porque é es un alcohólico y estaba maltratándola. Bien, por decirlo
en pocas palabras, ella me lo contó y yo le dije exactamente lo que
pensaba __ que ella no tenia por qué aguantar a ese idiota y que ella no
se merecía ese tipo de trato__ no le costo mucho darse cuenta de lo que
yo le decía y ella ha acabado por abandonarle. Creo que se han
divorciado el mes pasado.
Rosa: Tú no crees que se haya divorciado el mes pasado. Tú sabes que se han
divorciado el mes pasado.
Terapeuta: (Dirigiéndose a Javier): ¿Quiere eso decir que la relación entre usted y
esa profesora ha continuado durante algún tiempo?
Javier: Ha continuado.
Terapeuta: Esta bien todo esto porque tengo la impresión de que ustedes no han
hablado a fondo de este tema con franqueza anteriormente ¿Es
realmente así?
Javier: Como ya te he dicho antes, no se trata de nada serio. Ella estaba en una
situación crítica, la he ayudado y le he dado un cierto apoyo. Nosotros
hemos tenido una cierta relación…, pero nada especial. Lo que quiero
decir es que no voy a dejarte a ti y a Rosalía para irme a Ibiza con
Clara.
Javier: Me parece que no acabo todavía de comprenderlo. Si trabajo con esa chica en
la misma escuela, quiere decir que la veo a diario. ¿Qué debo hacer?
Si ella se acerca a mí en el vestíbulo y comienza a hablarme, ¿Debo
entonces no decirle nada, darme la vuelta y marcharme?
Terapeuta: La repuesta a esa pregunta que acaba de formular depende por completo
de usted. Lo que digo es que el objetivo de la terapia es trabajar en la
relación. Y esto requiere tiempo y esfuerzos. Si algunas de sus energías
se dedican a otro tipo de intereses relacionales ajenos a la pareja, esto
no va a funcionar. No quiero decir que el matrimonio no funcionara;
me limito a decir que lo que estamos intentando en la terapia no
funcionara. Estamos tratando de averiguar si la relación entre ustedes
dos puede prosperar. Yo no me siento comprometido por el tipo de
solución que vayan a elegir ustedes para su relación, sea una u otra,
pero me siento comprometido a ayudarle a averiguar que es lo mas
conveniente para sus intereses y a encontrar el camino que vayan a
emprender a partir de esta terapia. Pueden comprender que no se trata
de una tarea fácil y que, si intentamos llevarla a cabo, vamos a
necesitar una dedicación completa a ella. En pocas palabras, no puede
haber relacionescon terceras personas, al menos por ahora __ este es,
en síntesis, mi punto de vista __. Lo que ustedes decidan hacer mas
adelante depende por completo de ustedes, pero eso es lo que yo he
decidido para la situación actual ¿Queda claro?
Javier/Rosa: Si.
Terapeuta: De acuerdo. Lo que les acabo de decir requiere una reflexión por su parte.
Quiero que vayan a casa y piensen sobre lo que se ha hablado hoy aquí.
Coméntenlo y lleguen a una decisión de mutuo acuerdo sobre si
merece la pena comenzar un intento terapéutico o no. Si no les importa,
llámenme para informarme de su decisión en el plazo de una semana.
Si deciden que no, no hay más de lo que hablar. Si deciden que si,
concertaremos la próxima cita cuando hablemos por teléfono. En este
caso tendré preparada una tarea para ustedes para entonces, de modo
que, cuando me llamen, me gustaría hablar con los dos a la vez. ¿Tiene
ustedes un teléfono supletorio en casa?
Rosa: Tampoco.
Terapeuta: Muy bien. Gracias por haber venido hoy, y confío en tener pronto noticias
suyas.
Hay muchos aspectos en esta entrevista inicial que merece la pena comentar. En primer lugar,
el terapeuta ha adoptado una actitud muy enérgica con respecto a la continuidad de la relación
con una tercera persona. Si el terapeuta no es contundente con el problema extra – conyugal,
este se puede convertir en una barrera insalvable para una terapia eficaz. Tanto Javier como
Rosa están implicados en un rechazo mutuo de la relación extraconyugal. Por este motivo, el
tipo de relación de Javier con Clara requiere se abordado, pero no de una forma demasiado
explicita. Si el terapeuta se hubiese interesado por conocer a fondo los detalles íntimos de la
relación extraconyugal en esta primera sesión, la pareja no podía haber abordado esta
cuestión de una forma positiva. En segundo lugar, el terapeuta se niega a ser manipulado y a
hacer el juego a Javier cuando éste le pregunta cómo tiene que comportarse en concreto con
Clara. Si hubiese contestado el terapeuta a esta pregunta de forma especifica. Habría alentado
en la pareja la puesta en marcha de las pautas de comunicación insanas que ya existen. Es
decir, Javier podría seguir cumpliendo la letra, pero no el espíritu, de lo pactado.
De este modo, con solo referirse a la petición de que no haya relaciones con terceras personas,
el terapeuta de desentiende de esta cuestión irrelevante y se centra, sin embargo, en el punto
mas importante (es decir: “¿Va a seguir manteniendo la relación con ella o no?”). En tercer
lugar, el terapeuta asume el control de la interacción, tanto literal como simbólicamente.
Desde una perspectiva literal, el terapeuta tiene mucho que decir. La información expuesta
es, en realidad, necesaria para el desarrollo de la terapia. Desde una perspectiva simbólica, el
mensaje es muy importante: “Sé lo que me hago y no tengo prejuicios en relación con la
continuidad o la ruptura del matrimonio”. Por ultimo, el terapeuta se siente preocupado por
el hecho de que Javier haya podido sentirse agredido o carente de apoyo. Este es un riesgo
real, y por ello, va a ser afrontado de forma inmediata en la terapia...
Tratamiento
Javier y Rosa llaman al terapeuta al cabo de unos días para decirle que están dispuestos a
seguir el tratamiento. Tiene lugar entonces una sesión de evaluación, en la que se lleva a
cabo la entrevista clínica y se aplican los instrumentos psicométricos (es decir, el
MSTL. El DAS , el MSI, y el SOC). Los resultados de esta evaluación ponen de relieve los
siguientes aspectos: a) una cantidad muy pequeña de tiempo pasado juntos; b) un nivel global
de conflicto alto en la relación; c) muchas áreas de conflicto y discordia, y d) un exceso de
conductas aversivas en relación con las conductas gratificantes intercambiadas. De ahí que
se ponga en marcha de inmediato un programa de intervención orientado a hacer frente a
estos problemas. Por ejemplo la primera tarea señalada por teléfono por le terapeuta a Javier
y Rosa es que indiquen, lo mas objetivamente posible, los puntos fuertes y los puntos débiles
del otro en la relación. En la tabla figura esta información. Tras un entrenamiento adecuado
en concretar conductas, hay una serie de aspectos de la relación que quedan claros.
En primer lugar Javier y Rosa se quieren todavía y se respetan el uno al otro. En segundo
lugar, su programa de actividades es tan apretado que apenas que apenas dispone de tiempo
libre para estar juntos. En tercer lugar, la cantidad de actividades reforzante que llevan a cabo
de forma conjunta es alarmantemente baja. En cuarto lugar, no se comunican en la
actualidad de una manera efectiva. El terapeuta alienta el respeto y la admiración mutuos
entre ellos gracias a que centra la atención de la sesión inicial terapéutica en los puntos
fuertes de la relación. El terapeuta aborda el problema de la sobrecarga de actividades de la
pareja forzándolas a hacer una prioridad de las responsabilidades a las que hacen frente.
Despuéslos cónyuges comienzan un programa de “tiempo de calidad” en donde dedican un
tiempo específico para ellos mismos como pareja. Por otra parte, el terapeuta aborda el
aumento de las actividades gratificantes por medio de la técnica del “bote de cocina” (Weis
y Birchler, 1978). Se trata de que ambos cónyuges hagan una lista de las actividades
gratificantes para cada uno de ellos que puedan ser puestas en marcha por el otro.
gente.
y para transmitirlo).
3. Asume los asuntos de una forma demasiado 3. Permanece en casa demasiado tiempo.
personal.
4. Es muy discutidor (sobre todo si ha bebido más de la 4. Muy conservadora en el terreno sexual.
cuenta).
5. Tiene unas expectativas poco realistas sobre mí. 5. No conoce sus propios recursos.
6. Es demasiado independiente apenas me pide ayuda. 6. Se siente agobiada por los animales de casa.
Estas listas se escriben en papelitos que se doblan y se colocan en un pote de cocina con la
etiqueta apropiada (“él” y “ella”). Cada cónyuge se compromete a extraer al azar de este pote
y a ejecutar un cierto número de peticiones diariamente. Javier y Rosa disfrutan con este
procedimiento de intercambio de conductas a modo de juego, y, de hecho, los resultados
positivos obtenidos en la relación se hacen visibles de una forma casi inmediata. Por ultimo,
el programa de tratamiento conductual- sistémico da por resultado una mejoría en las
habilidades de comunicación y de solución de problemas de la pareja. En las líneas que
figuran a continuación se expone un ejemplo de la aplicación del modelo conductual-
sistémico en el caso de Javier y Rosa:
Javier : Una de las cosas que más me disgusta es que no sabemos salir de la
rutina.
Rosa: De acuerdo, ¿Qué quieres decir con eso de que “no sabemos salir de la
rutina?.
Javier: Pues si. No quiero mostrarme crítico, pero cuando todo se puede
predecir, la verdad es que resulta un poco aburrido.
Rosa: No tengo dificultades para cambiar con tal de que asumamos nuestras
responsabilidades. Supongo que entiendo bien si te digo no
me estas pidiendo que Clara se venga a vivir con nosotros.
Javier: Yo creo que hemos empezado ya, pero me gustaría asegurarme de que
esto va a continuar e incluso aumentar.
Terapeuta: Eso esta muy bien ¿Por qué no se lo cuenta a Rosa directamente y
averigua así lo que le parece a ella? Empiece.
Resultados
La terapia de Javier y Rosa consta de un total de doce sesiones. Las seis sesiones
primeras tienen lugar una vez por semana, las cuatro siguientes cada dos semanas y las dos
ultimas con un intervalo de un mes. Las medidas intratratamiento y la comparación entre las
medidas pretratamiento y las medidas postratamiento revelan una mejoría en todas las áreas
de la relación que son objeto de evaluación. Además un cuestionario encaminado a valorar
la satisfacción del cliente en el seguimiento (Larsen et al., 1979) pone de relieve una reacción
positiva de la pareja al programa global. En resumen, la evaluación en conjunto de esta pareja
refleja el éxito del tratamiento.
Esta situación se mantiene constante desde hace mucho tiempo, pero se ha agravado
seriamente desde hace dos años. El matrimonio tiene dos hijos. Alberto, de 10 años, y Sofía,
de 8 años.
Evaluación y tratamiento
Berta: Ha oído bien. ¡Que puede largarse! ¿Por qué esta tan dispuesto a
ayudarme de repente? Le diré a usted por qué. Porque él no
quiere aparecer ante usted como el hijo de puta que en realidad
es. Seguro que esta dispuesto a ayudar, pero sólo…
Berta: Mire, no tengo mas remedio que decir que este asunto me molesta.
Terapeuta: Por qué no personaliza usted esa información: “Me esta haciendo
daño durante tanto tiempo”
Berta; Tiene razón. Me estas haciendo daño durante tanto tiempo que no voy
a dejarme dañar de nuevo por ti, Ignacio.
Berta: Es que eso es lo mas lamentable del caso, que ni siquiera se te ocurra
una triste excusa.
Terapeuta: ¡Ya estamos de nuevo en las mismas! (Mirando a Berta) ¿Es que
no se le ocurre, en lugar de comenzar a atacar de nuevo,
intentar explicar a Ignacio lo que ha hecho él en el pasado __ y
continua aun haciéndolo __ que le desagrada tanto? Creo que
eso seria de una utilidad mucho mayor.
Terapeuta: Yo no estoy perdido. Creo que el destino esta escrito. Ustedes han
acabado hartos el uno del otro. Lo único que les queda son
sentimientos amargos. Probablemente ha llegado el momento
de que cada uno haga sus maletas y de que se queden, por fin,
en paz.
Terapeuta: ¿Que qué va a pasar con ellos? No van a ser los primeros niños
cuyos padres están divorciados. Además, ¿Cree realmente que
no se dan cuenta de lo que esta ocurriendo?
Terapeuta: Creo que es la primera vez que se han puesto en algo de acuerdo
desde que les conozco: ninguno de los dos sabe que es lo que
hay que hacer ahora. Esta va a ser, justamente, su tarea para
esta semana. Ahora que ya sabemos las heridas tan profundas
que sienten y que ninguno de los dos tienen ninguna esperanza
en el arreglo de la situación. ¿Qué es lo que se puede hacer a
partir de ahora? En otras palabras, quiero que ustedes
dialoguen, justamente, sobre las opciones que tienen
disponibles a partir de ahora. Cuando nos juntemos de nuevo la
semana próxima, me gustaría ver las lista de opciones que
hayan confeccionado e intentar elegir la mas adecuada. ¿De
acuerdo?
Ignacio/Berta: De acuerdo.
Esta es una ejemplificación del principio terapéutico de “llamar al pan pan y al vino vino”.
La relación no puede ir, en realidad, mucho peor. Estas personas están conviviendo juntas en
una situación de sufrimiento constante. Una vez que el terapeuta ensaya un repertorio amplio
de intervenciones terapéuticas y ninguna funciona adecuadamente, es razonable sugerirles la
vía del divorcio y ver entonces que es lo que hacen. Los resultados son interesantes. Al cabo
de tres días de esta conversación, Berta telefonea al terapeuta que ellos piensan que el
divorcio es una solución extrema y quizá prematura en su caso y que, en lugar de ello, van a
permanecer juntos e intentar solucionar los problemas por su cuenta.
El terapeuta sugiere que, aunque la decisión es, última instancia, incumbencia de la pareja,
puede ser conveniente comentarla más a fondo entre los tres y le recomienda que eso se haga
en la próxima sesión programada. El terapeuta le señala, tal como ya lo ha hecho antes, que
pueden también comentar en la sesión terapéutica la naturaleza misma de la llamada
telefónica. Berta comenta que le parece bien estas observaciones y que le dé cita para la
semana próxima. El mismo día de la cita, Ignacio llama por teléfono y deja el mensaje
siguiente: “Todo va bien entre Berta y Yo. Vamos a hacer un intento con nuestros propios
medios. Gracias por su ayuda, Ignacio y Berta”.
El terapeuta consigue ponerse en contacto de nuevo con ellos por teléfono y habla con los
dos al mismo tiempo. La conversación no aporta apenas información, y Berta e Ignacio
insisten en que prefieren no acudir a la consulta ni siquiera para una sesión única de
seguimiento. La hipótesis del terapeuta es muy sencilla. Ignacio y Berta no quieren modificar
la naturaleza de su relación. Ellos están, de hecho, satisfechos con sus comportamientos
discutidores y agresivos y prefieren, en la práctica, hacerse la vida imposible el uno al otro
en la convivencia que esforzarse juntos en buscar una solución real a las dificultades
conyugales. Cuando el terapeuta se niega a dar la aprobación y a formar parte de este juego,
los clientes se niegan a seguir en la terapia. De ahí que la terapia termine, en este caso, tras
cuatro sesiones a petición de los clientes.