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Los gatos que nos vendieron por tigres

Artículo extractado de la revista Credencial, Edición 149, proporcionado por Cármen


Alicia Prado, estudiante de décimo semestre del programa de Administración de
Empresas.

Por: Enrique Posada

Globalización y apertura son dos términos del mismo corolario. Sus recetas nos
las vendieron a los habitantes del Tercer Mundo un grupo de economistas
norteamericanos de la escuela neoliberal, y nosotros las asimilamos sin
beneficio de inventario.

La globalización económica es un hecho contundente que se desprende de la


interdependencia de las economías nacionales, del desarrollo de las
telecomunicaciones y su incidencia sobre la velocidad en el flujo de las
transacciones financieras y comerciales.

Cuando a comienzos de los años 90 fue diseñada y posteriormente puesta en


práctica la internacionalización de la economía colombiana, el programa estuvo
precedido por toda una campaña de opinión en que se colocaba como
paradigma un pretendido “MODELO ASIÁTICO”. Estos analistas se referían a
los flamantes ”tigres asiáticos” como fruto exclusivo del esfuerzo de la
empresa privada. Se predicaba como clave del despegue de las economías en
desarrollo la reducción del Estado a sus mínimas proporciones. Nada más
reñido con la verdad. Mírese a cualquiera de los países del continente Asiático,
sea Corea del Sur, Taiwan o Tailandia, para ver en el núcleo de su desarrollo la
impronta de la intervención estatal. La empresa privada debido a su restringida
capacidad financiera y a la búsqueda de mayor rentabilidad, hubiera sido
incapaz de abocar y financiar la base tecnológica y de investigación que
requirieron los llamados tigres en su etapa de despegue.

Se ponía de presente con frecuencia, en los análisis periodísticos, el hecho de


que un país como Malasia, partiendo de un nivel de desarrollo parecido al de
Colombia y con una composición multiétnica semejante a la de nuestro país,
hubiese alcanzado en el curso de menos de dos décadas unos índices de
inflación, de reservas internacionales y capacidad exportadora que daban
claras muestras de despegue hacia el desarrollo. En efecto, el crecimiento de
Malasia llegó a ser durante años del 13%, seguramente el más alto del mundo.

- El caso coreano

Corea del Sur por su parte, había arrancado de las cenizas en que quedó luego
de la devastadora Segunda Guerra Mundial que partió su territorio en dos, el
norte comunista y el sur proestadounidense y luego de la guerra con Estados
Unidos en que se embarcó una vez terminada aquella. En ese momento crucial
de los años 50, Corea del Sur era más pobre que Colombia y carecía de los
recursos naturales existentes en el subsuelo colombiano. No obstante, en el
curso de tres décadas este escindido país logro convertirse en una pequeña
potencia exportadora con una capacidad de fabricación de automóviles
competitivos con los japoneses, y en uno de los proveedores de gran parte de
los micro-chips para el mercado mundial.

Los propagandistas de la apertura colombiana procedían entonces a ensalzar


como milagros las economías de Singapur, Hong Kong y Taiwán, pero sin
entrar a analizar cómo fue que cristalizaron dichos procesos.

- Singapur, el paradigma

El caso de Singapur es paradigmático. Calificado como un pedregal hacia


comienzos del siglo XIX, cuando Inglaterra lo toma como colonia, este puerto
libre, de apenas 618 Km cuadrados y 3 millones y medio de habitantes ubicado
en la península Malaya, hoy aparece en el primer lugar de competitividad
mundial desplazando incluso a Estados Unidos y Japón. De modo contrario a lo
sostenido por los predicadores del modelo neoliberal, en Singapur el Estado es
fuerte, ni la hoja de un árbol se mueve en esa ciudad-Estado sin el
conocimiento o consentimiento de su Primer Ministro. Los sindicatos son
prácticamente inexistentes, siendo que el 86% de las casas son adjudicadas
por el Estado a los ciudadanos, de acuerdo con su grado de apoyo al gobierno.
Esa ciudad-Estado de proporciones tan reducidas, exporta la astronómica
suma de US$149.000 millones en petroquímicos, microchips, computadoras,
televisores y videos.

Dueña de una débil estructura manufacturera determinada por una escala de


pequeña industria dedicada en particular al procesamiento del caucho,
Singapur hubo de ensayar diferentes modelos de desarrollo desde el de la
sustitución de importaciones a uno orientado al mercado externo.

- Dos tipos de apertura al exterior

El hecho claro y contundente es que existen dos tipos de apertura al exterior, el


uno , llamado apertura hacia adentro y el otro, apertura hacia afuera. El primero
es aquel que de manera atolondrada procede a desmontar el universo
arancelario del país, reduciendo tarifas, suprimiendo otras, eliminando incluso
la lista de prohibida importación, todo esto con antelación a la preparación de la
industria nacional para la competencia con las mercancías de procedencia
externa. Este fue el que un día, en una reunión del gabinete ministerial, adoptó
el gobierno de Gaviria sin que hubiera mediado un período de reconversión
industrial, sin que la infraestructura vial y de telecomunicaciones estuviera
preparada para tal evento.

No había en nuestro diseño de apertura un asomo de voluntad exportadora.


Qué fue lo que se produjo entonces?. Se produjo lo que los economistas
denominan una apertura hacia adentro, o sea, el desmonte de todo el aparato
proteccionista arancelario y paralancelario que permitió el ingreso a Colombia
de toda clase de mercancías extranjeras, en su mayoría suntuarias; la
instalación de los llamados hipermercados donde el cliente puede obtener
vinos de todas las marcas, enlatados de todas las procedencias, alimentos pre-
elaborados de los más distantes rincones del mundo, etc. Por supuesto, como
defensa de esta clase de apertura se alega que los consumidores pasaron de
una fase monopolista del mercado a otra en que pueden escoger calidades y
precios, pero olvidan señalar que todo lo importado ha de pagarse en dólares,
lo que viene a presionar de manera irremediable las reservas internacionales
del país.

Mientras tanto, se producía la quiebra de numerosas fábricas e industrias


manufactureras que, por su nivel de desarrollo tecnológico, fueron incapaces
de competir con los productos extranjeros. Todo esto fue agravado por el
lavado de activos que hizo su agosto a través del contrabando de mercancías y
de la subfacturación.

- Remedo de apertura a la colombiana

En consecuencia, la apertura colombiana no fue más que un remedo de


apertura que dejó como secuela una mayor concentración de la riqueza y unos
índices de desempleo nunca antes registrados en la historia del país. Quizá el
más beneficiado de todo este episodio es el sector financiero, la banca
Internacional. Que halló en Colombia uno de los diferenciales más rentables
entre la tasa de captación y la de colocación del ahorro privado. Y nada más. Al
contrario de las promesas de la administración Gaviria, no se creó el sistema
vial que cruzaba de carreteras y ferrovías al país; en vez de la modernización
de puertos, la privatización de Colpuertos se convirtió en semillero de
corrupción, y finalmente, no fue construido un solo aeropuerto nuevo.

Nada de la realidad anterior tiene que ver con la de los tigres asiáticos que, a
pesar de la crisis en que se sumergieron a partir del mes de Julio de 1997,
muestran aún señales de recuperación y pujanza, todo esto debido a su
voluntad exportadora, a planes estatales dirigidos al fomento de la educación y
capacitación de la mano de obra y a otra serie de factores que no están
inmersos en la llamada apertura colombiana.

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