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1) Segmentar el mercado
Cada persona tiene necesidades distintas; un producto que trate de satisfacer todas esas
necesidades terminará siendo un “todo para nadie”. Por esa razón el primer paso para
posicionar una marca es identificar los segmentos existentes en el mercado para
luego seleccionar el más atractivo.
Una vez que la compañía ha identificado los segmentos que agrupan a los consumidores, el
siguiente paso es elegir aquel segmento que resulta más atractivo para la compañía.
Para ellos es necesario analizar cada segmento en base a las siguientes características:
Si se dibuja gráficamente los macro-atributos en una matriz, y luego se ubica cada marca
según el grado de asociación que tienen con cada uno, resulta un mapa
perceptual como el siguiente (ejemplo real de marcas de cerveza en EE.UU.**):
Así se ve claramente que Michelob está ubicado a medio camino entre las cervezas
“suaves” y las “fuertes” con lo cual no está diferenciado en ninguno de esos aspectos.
También se ve cómo Old Milwaukee Light está fuertemente posicionada como
“suave” y “bajo coste”, y además no tiene competidores posicionados en ese segmento, con
lo cual tiene una gran ventaja competitiva. Para otros fabricantes ese segmento es
un “hueco” y una oportunidad para posicionar una marca en ese espacio.
Con estos mapas perceptuales se identifica el atributo con el cual podemos asociar nuestra
marca. Junto al atributo elegido se suele desarrollar una razón que lo soporte (una
razón por la cual el atributo tendrá credibilidad suficiente).
Estas “razones para creer” son de distintos tipos. Puede ser un ingrediente del
producto (como el Pro-V de Pantene), una institución detrás del producto (como
el Instituto Ponds) o una figura relevante (como Michael Jordan con Nike).
Es importante recalcar que el posicionamiento elegido debe guiar todas las decisiones de
la empresa, tales como el desarrollo de nuevos productos.
BMW es un claro ejemplo, tal como lo dice expresa Franz Sauter, BMW Managing Director
en Australia “el posicionamiento de la marca BMW es “puro placer al conducir”, y ese
valor está soportado por 3 atributos: dinámico (espíritu de estar delante de
otros), desafiante (innovativo) y cultural (sofisticado, prestigioso, elegante). Estos
valores representan el ADN de la marca y son los principios de guían nuestro negocio”.
De hecho, siguiendo ese posicionamiento, BMW decide que productos desarrollar y aún
más importante, cuáles no desarrollar: “BMW rechaza oportunidades que no están de
acuerdo con el valor de nuestra marca, por ejemplo no hacemos minivans y hemos esperado
hasta que la tecnología diesel alcanzó nuestros estándares de exigencia antes de
incorporarla a nuestros modelos”.
Por esa razón, la empresa debe prever una evolución de su posicionamiento hacia
niveles superiores, y trabajar activamente para liderar esa transformación y no depender de
la competencia.
Cabe aclarar que esa evolución ocurrirá en el medio/largo plazo, es decir, este proceso de
re-posicionamiento puede plantearse en un plazo no menor de 4-5 años (dependiendo de la
categoría pueden ser plazos menores) y no puede ser muy extremo (es muy difícil,
costoso y en la mayoría de los casos imposible, cambiar un posicionamiento desde un
atributo a otro opuesto).
Posicionamiento y segmentación
Segmentación psicológica
Mediante el packaging
Por clases sociales
Para empezar, las propias características del producto serán utilizadas por los
consumidores para tratar de descubrir cómo pueden beneficiarse del mismo. Si
somos capaces de crear un producto satisfactorio para nuestro mercado, ellos
mismos nos otorgarán preferencia en su ranking interno, si bien pueden
necesitar una ayuda: políticas de publicidad y comunicación.