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La Estrategia de la Producción
La Estrategia Empresaria
Por estrategia se entiende la definición del rumbo a seguir por una organización en lo
relativo a los aspectos claves para su futuro. Originariamente se utilizaba la acepción política
empresaria a tales efectos, pero en las últimas décadas se adoptó el término estrategia, que
antes era usado solo en el campo militar.
La estrategia involucra las decisiones principales de la vida y porvenir de la
organización. El desarrollo de nuevos productos, el posicionamiento en el mercado, la
incursión en nuevos mercados, la instalación de plantas industriales, la fusión de empresas,
son ejemplos típicos de decisiones estratégicas.
La dinámica de las organizaciones y, sobre todo de su contexto, hacen que las
estrategias cambien con el transcurso del tiempo. Lo que era bueno en un principio, no lo es
más cuando la organización crece. La posibilidad de generar nuevas oportunidades y la
modificación del contexto y del valor de los recursos, dan lugar a que se requieran nuevas
estrategias.
El empresario ya no puede ser considerado como un mero concentrador de recursos
con el propósito de generar beneficios, sino que se ve obligado a convertirse en un anticipador
y un innovador, para reaccionar ante la realidad e influir sobre ella.
Por tal razón la estrategia implica un modelo de la dirección que hace hincapié en su
propia flexibilidad, con vistas a inducir innovación y desarrollar el potencial que viabilice la
concreción de futuros cambios.
El pensamiento creativo pasa a sumir entonces un rol clave, en razón de la relevancia
que adquiere la generación de alternativas en el proceso decisorio.
La carencia de información, el riesgo y la incertidumbre son, además, el marco
habitual en el que se desarrollan las estrategias. De hecho, si bien no es posible eliminarlos, se
trata de asumirlos más racionalmente, aun cuando se disponga solo de un conocimiento muy
limitado acerca del comportamiento del contexto.
La estrategia tiene una significativa incidencia en el largo plazo. Podría decirse que
involucra esencialmente decisiones a largo plazo, Sin embargo el presente y el corto plazo
inmediato requieren decisiones estratégicas como el largo plazo.
Consecuentemente, la formulación de una estrategia constituye siempre un proceso
complejo. El mencionado requerimiento de creatividad, el largo horizonte de tiempo en el que
generalmente tiene impacto, su propio carácter estructurado y la falta de una clara definición
del mejor momento en que conviene adoptarla, constituyen tal complejidad e inciden para que
la decisión estratégica sea postergada, para dar lugar a la atención de los problemas
cotidianos.
La mencionada complejidad y la influencia de la problemática que surge
cotidianamente, demuestran que la realidad de una institución puede percibir un negocio bajo
puntos de vista sorprendentemente diferentes, por ejemplo:
- El Gerente de Ventas puede ver al negocio como una operación de comercialización
que depende en gran parte de establecer y mantener buenas relaciones con los clientes.
- El Administrador puede ver al negocio como medio de obtener efectivo y crédito, lo
que le permite continuar con el ciclo productivo.
- El Gerente de Producción puede ver al negocio, antes que nada, como un mecanismo
cuyos parámetros operativos son: costo de mano de obra, eficiencia, entrega de
materiales, cumplimiento de las fechas de entrega y control de las variaciones.
La actitud de quienes dirigen una organización debe primar por sobre los mecanismos
formales que impone el planeamiento. Es importante no depender exclusivamente del
planeamiento como un medio o instrumento, sino poner énfasis en los propósitos que
persigue.
El planeamiento adquirirá importancia siempre y cuando la dirección lo viva como un
proceso que le pertenece desde su creación y que le sirve tanto para generar alternativas como
para guiar, en forma dinámica, el trayecto de organización hacia el futuro trazado.
Con este nuevo enfoque, la selección y formación del nivel directivo y gerencial para a
prevalecer sobre el procedimiento del planeamiento estratégico. Se trata entonces de que los
que dirigen internalicen la actitud estratégica, de forma que la organización adquiera una
verdadera cultura estratégica.
La cultura estratégica está esencialmente compuesta por elementos como:
- Reconocimiento del cambio como un estado normal y no patológico.
- Disposición para buscar formas de accionar en condiciones de incertidumbre y riesgo.
- Disposición para poner en práctica experiencias cuyos resultados son difíciles de
controlar en el corto plazo.
- Disposición para aceptar nuevos métodos gerenciales con sus implicancias socio –
políticas.
- Capacidad para manejar conflictos, así como para minimizar los costos de cambio.
- Interés en la acumulación de potencial, más que en los resultados inmediatos, y énfasis
en el potencial de cambio.
- Reconocimiento generalizado del valor de los procesos deaprendizaje.
- Aceptación de la necesidad de desenvolverse en un contexto multicultural y en
estructuras políticas ambiguas.
- Capacidad para rediseñar los métodos gerenciales de manera que las prácticas de
planeamiento, estructura y control social se refuercen entre sí y contribuyan al
aprendizaje y difusión acumulativos del lenguaje estratégico.