Sie sind auf Seite 1von 2

"A cada perdón una nueva conspiración" (VII)

José M. Ameliach N. - www.aporrea.org


12/06/17 - www.aporrea.org/actualidad/a247556.html
Es en cierta forma lamentable que la gran mayoría de los venezolanos sean tan
condescendientes con gentes que han ocasionado daños, personales y/o colectivos, pero sin
embargo hay que convencerse que esto es preferible que permanecer como lo hace una minoría
de venezolanos viviendo indefinidamente en el odio. Aquí otra vez Bolívar nos deja ver muy
claro la pena por ser tan indulgente y él mismo se autocritica en varias oportunidades, como si
fuera una disculpa suya para la posteridad, tal y como lo citaremos con el siguiente
pensamiento de Bolívar al respecto, digamos, su debilidad para condenar a quienes actuaron
criminalmente: "A cada Conspiración le sigue un Perdón y a cada Perdón una nueva
Conspiración"

El General Santander poniendo en práctica su estratagema, seguir perturbando a un hombre


que merece todo el respeto del mundo, Bolívar, lo acosa con solicitudes miserables que de
antemano sabía que Bolívar se preocuparía el cómo responderlas. Santander y su camarilla,
adrede, querían torturarlo psicológicamente. Es de este modo que Vicente Azuero le
comunicará a Bolívar en 1830, pasando por encima del Presidente del Congreso Bogotano,
Joaquín Mosquera, con un grosero oficio donde le dice, que los venezolanos exigen, como
condición para el diálogo, que él, Bolívar, sea expulsado de Colombia. La historia ha
demostrado, en Venezuela, que muchos de aquellos que se vanaglorian de ser redentores de
los pobres, reformadores en pro de los desposeídos, insignes liberales o recalcitrantes
luchadores por los derechos humanos, no buscan más que su propio bienestar, porque en el
fondo son hombres llenos de miserias intelectuales, resentidos que quieren para sí ostentar el
poder de los ricos, son pobres enfermos de la codicia. He aquí una acción infamante de
Santander al escribir a Bolívar el 20 de diciembre de 1824: "Yo esperaba salir de esta horrible
situación para continuar nuestra correspondencia familiar, que tanto nos ha servido en la
carrera pública... Qué satisfacción tendrán en Colombia por la gloria de sus bravos hijos, Sucre
ha ganado la más brillante victoria de la guerra americana. Yo lo considero bien digno de ella,
así como al ejército lo consideró digno de una gran recompensa" Bolívar sabe que lo que quiere
decir Santander con lo de "gran recompensa" es en paga monetaria. Unos días más tarde
Bolívar, al fin decide contestar a Santander y lo hace de la siguiente manera, con la intención
de burlarse de él sutilmente: "No tengo con qué vivir, siendo a la vez Presidente de Colombia y
Dictador del Perú, ello por no tener gajes este país, no cobré el sueldo que me asignaron, y no
teniendo ya autoridad en Colombia,, no puedo pedir sueldo allá. Así es que estoy pidiendo
dinero prestado"

Bien, al terminar el año 1824 con la gloriosa y extraordinaria victoria en el Campo de Ayacucho
en el Perú, se vislumbra un porvenir de asentamiento y recuperación de los países libertados
por el inmenso sacrificio de las tropas patriotas y sus oficiales comandantes, entonces
comienza el año 1825 lleno de celebraciones y esperanzas, dedicándose Bolívar y demás líderes
revolucionarios lo acompañaron en sus muchas y peligrosas batallas, a organizar la
administración pública en cada país. El año de 1825 constituye el año de las realizaciones
tantas veces soñada por el Libertador Simón Bolívar ya que Colombia estaba a la vanguardia
de los pueblos libres, y el Libertador era su líder indiscutible. El mundo civilizado miraba con
admiración su gloria, en Europa se ve con respeto el arrojo demostrado por los
grancolombianos, el Emperador de Brasil andaba turbado, los pueblos de Sur América como
Chile y Argentina se apresuraban en hacer contacto con el gobierno de la Gran Colombia para
que le ayudaran a organizar sus gobiernos, y ya estaban pensando en unirse a la Gran
Confederación Americana. Mientras las autoridades gringas trataban al gobierno bolivariano
con gran recelo y respeto, México ofrecía a Bolívar sus tropas para ir a liberar Cuba y Puerto
Rico. Ahora los grancolombianos podían ir a cualquier parte del continente y gozar de
excitante aprecio. Con la victoria en Ayacucho no habría más batallas encarnizadas contra el
Imperio Español, puesto que aquel invasor había quedado prácticamente exterminado. Sin
embargo, aquella paz traería diferentes inconvenientes, entre ellos, el ocio las tropas y
oficialidad que no servían para otra cosa sino andar en guerra, y entonces las quejas públicas
de los intelectuales, clérigos y dueños de los medios administrados por empedernidos
enemigos de Bolívar. Y al llegar el año 1826 a Bolívar se le presenta mayor angustia, y
comienza el fenecer de todas sus ilusiones. Diría cualquier poeta ¡Qué corto es el tiempo entre
el éxito y el desastre!

Articulo leido aproximadamente 131 veces

Das könnte Ihnen auch gefallen