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Las obras se tocan, se ven pero el arte siempre hay una mitad invisible que explican muchos

porqués.

Ábside Central de San Clemente de Taull.

Quizás como hemos dicho, el mayor exponente de este estilo Románico lo podemos encontrar en
la Iglesia de San Clemente de Taül, un pequeño pueblo de la provincia de Lërida en España y cuyo
autor es conocido como el Maestro de Taull, pero del que descocemos su identidad.

Si se sabe que fue pintado alrededor del año 1.123; la genialidad de la obra reside en la
combinación de elementos de diferentes visiones bíblicas provenientes del Apocalipsis, el libro de
Isaías y el libro de Ezequiel para presentarnos al Cristo del juicio final.

En esta obra el maestro de Taull utilizo la técnica de la pintura al fresco consistente está en aplicar
directamente sobre el yeso de los muros sin capas intermedias, aunque se han identificado
numerosos retoques posteriores en seco.

Esta obra es una representación de la figura de Dios todo poderoso denominado en griego
Pantocrátor que viene a juzgar a su pueblo. Como podemos observar tiene una clara simetría con
poca expresividad ya que lo que intenta destacar no es el realismo de la escena si no el mensaje
que se quiere trasmitir.

En la parte superior encontramos una representación del cielo y encontramos a Cristo sentado
dentro de la almendra mística que es la representación del universo, si nos fijamos atentamente
podemos ver sus pies posados sobre la bola del mundo.

Un poco más abajo de los pies, dentro de medallones aparece el tetramorfos, representación
iconográfica de cuatro elementos formados por: San Juan que sería El Águila, San Marcos que
sería El León, San Lucas que sería El Toro y por ultimo San Mateo representado por el Ángel, es
decir los cuatro evangelistas.

Cristo coronado por un halo en forma de cruz y vestido con una túnica gris y un manto azul,
adopta la aptitud de bendecir con la mano derecha, mientras su mano izquierda sostiene un libro
en el que se puede leer la frase “EGO SUM LUZ MUNDI” o “Yo Soy la Luz del Mundo”.

Podemos observar su rostro alargado y la mirada penetrante acentuada por las cejas arqueadas,
los ojos, boca, barba y pelo están representados de forma geométrica y con una aplicación del
color plana.

Ambos lados, dentro y en la parte superior de la mandorla aparecen la primera y última letra del
alfabeto griego alfa y omega; en alusión a Cristo es principio y fin de todas las cosas.

Si nos dirigimos al muro la virgen sostiene un cáliz del que salen rayos, que simboliza la sangre
derramada por cristo, la representación de la virgen maría en la época romántica suponía a
consideración de maría como camino para la rendición de la humanidad.
Si pasamos a un plano intermedio podemos ver a cinco apóstoles de izquierda a derecha, que
serían: Santiago, San Bartolomé, San Tomas, Juan el Evangelista y una última figura muy mutilada
asociada a San Felipe y a la Virgen María, colocados juntos pero de forma independiente y
separados por unas columnas y capiteles que tienen una inscripción que los identifica, estos
elementos simbolizan a la iglesia universal rindiendo fe a cristo.

Si nos desplazamos a la parte inferior observamos ornamentos de tipo vegetal o geométrico que
representa la Tierra.

Hoy en día esta pintura se encuentra como otras en el museo de arte nacional de Cataluña en
España.

https://www.youtube.com/watch?v=TxYeJne5GaY

https://www.youtube.com/watch?v=Ckk1ofP5X-w

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