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1. El Arbitraje Internacional
En cuanto al arbitraje internacional, como método de solución alternativa de controversias, puede
apreciarse su marcada generalización como método jurídico de encarar conflictos comerciales internacionales
en las pasadas décadas 1. Distintas han sido las causas que, en conjunto, han permitido su notorio desarrollo.
En primer lugar, deben mencionarse las aludidas ventajas que este tipo de procedimiento conlleva
desde el punto de vista del Derecho Comercial. Éstas pueden resumirse, por un lado, en la celeridad y la
independencia que presenta en comparación con los procesos jurisdiccionales locales. Ello producto de la
especificidad y dedicación exclusiva que pueden prestarle los árbitros al caso; y, además, porque la génesis
misma del arbitraje se encuentra en el acuerdo de voluntades 2. Esto posibilita al mismo tiempo, que las partes
puedan tener un mejor control y ejercer el seguimiento efectivo de lo que va ocurriendo durante el proceso
arbitral debido también a una mayor cercanía y comunicación con los arbitradores fomentado por su carácter
aformalista.
Otro carácter de vital importancia que se le atribuye al arbitraje internacional es la confidencialidad.
Para las empresas este es un punto crítico. Al momento de decidir, por ejemplo, dónde iniciar un litigio sobre
controversias vinculadas a datos de invenciones industriales o patentes, obviamente se inclinarán por el
arbitraje evitando en lo posible la publicidad que implica el tránsito por un proceso jurisdiccional estatal. 3
Por otro lado, la ausencia de nacionalidad 4 del proceso arbitral permite su mayor identificación con
las actividades comerciales internacionales que no tienen un afincamiento nacional y, por tanto, son reticentes a
ser juzgadas por derechos locales. Esto también fomenta la elección de la ley aplicable a la controversia por
9 VAITSOS, Constantine V., “Efectos de las inversiones extranjeras directas sobre la ocupación en los
países en vías de desarrollo”, en: El Trimestre Económico, N° 162(2) (1974), 377–406, pág. 377.
10 CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE COMERCIO Y DESARROLLO DE
CONTROVERSIAS ENTRE INVERSORES Y ESTADOS (UNCTAD), “Prevención y alternativas al
arbitraje”, en: Colección de Publicaciones de la UNCTAD sobre las Políticas Internacionales de Inversión
para el Desarrollo, Ed. Naciones Unidas, Nueva York y Ginebra, 2015; pág. 3.
11 Íbidem; pág. 3.
licitaciones, entre otros) corresponde que ante el eventual surgimiento de una controversia se mantenga la
publicidad de las actuaciones, ahora procesales.
Todos estos caracteres diferenciadores del arbitraje de inversiones lo convierten en una disciplina por
demás compleja. Dicha complejidad puede observarse tanto en lo amplio de las investigaciones doctrinarias
sobre la materia como en la gran variedad de supuestos de hecho que se presentan constantemente y que
plantean nuevos interrogantes a los juristas dedicados a la materia.
Precisamente, una de las instituciones que más ha abonado el crecimiento de esta disciplina ha sido el
CIADI, que con su profusa jurisprudencia desarrollada durante años ha posibilitado el cincelado progresivo de
las características esenciales de la materia.
4. ¿Qué es el CIADI?
Se trata de un organismo internacional creado por el “Convenio sobre Arreglo de Diferencias
Relativas a Inversiones entre Estados y Nacionales de otros Estados” (Convenio de Washington) que tiene por
objeto facilitar la sumisión de las diferencias relativas a inversiones entre Estados Contratantes e inversores a
un procedimiento de conciliación y arbitraje.
Reviendo un poco de su historia, los comienzos de esta institución fueron muy paulatinos. Tal es así
que recién en 1972 se registró el primer caso (7 años después de su creación). En los siguientes años sólo se
presentaron unos pocos. Pero esta situación cambió considerablemente a partir de mediados de la década del
noventa. Así es que en 1997 se registraron 10 casos, durante el 2003 se presentaron 31 casos y en el año 2012
se llegó al pico de 50 casos presentados ante al Centro. En suma, a la fecha de esta publicación, el último
relevamiento del CIADI (con cierre en fecha 30 junio 2015) declara un total de 525 casos registrados ante el
organismo. El siguiente cuadro grafica esta evolución 12.
19/06/2009, donde se buscó determinar si el Tribunal tenía jurisdicción para conocer de la disputa
planteada por un nacional de la Región Administrativa Especial de Hong Kong, para ello previamente
debía determinarse si el TBI China-Perú resultaba aplicable en vistas de que se trataba de un país con dos
sistemas. Véase también el caso “Cable Television of Nevis, Ltd. v St. Kitts and Nevis” (caso CIADI Nº
ARB/95/2) donde el Tribunal declaró que una entidad controlada por dicho Estado pero que no tenía
acreditación de éste, no cumple el requisito exigido por el art. 25 del Convenio CIADI, por tanto carecía
de jurisdicción. Véanse, además, los casos “Churchill Mining PLC v. Republic of Indonesia” ICSID Case
Nº ARB/12/14, Procedural order No. 2 (Request For Joinder); caso “Cambodia Power Company vs.
Kingdom of Cambodia Electricité du Cambodge”, Decision on jurisdiction, caso CIADI Nº ARB/09/18.
21 “Informe...”, op. cit. (nota 14).
criterios de fuente internacional 22.
Emblemático es el caso Soufraki, en el cual el tribunal declinó su competencia al entender que el actor
no poseía la nacionalidad italiana tal como lo requería el TBI Italia - Emiratos Árabes para instar el proceso
ante el CIADI. Soufraki había presentado pruebas que prima facie demostraban su pertenencia como nacional a
Italia, sin embargo, el tribunal consideró nuevas pruebas y determinó que, de acuerdo a la fecha, el actor ya no
era nacional del país romano declinando consecuentemente su jurisdicción. El proceso siguió con un intento
fallido de anulación por parte de Soufraki 23.
Otra circunstancia paradigmática se dio en el caso Pey Casado. En éste, se presentó el problema de la
doble nacionalidad en vistas de que uno de los demandantes parecía poseer en la fecha crítica tanto las
nacionalidades española y chilena, siendo esta última la que era alegada por la demandada como obstante de la
jurisdicción por coincidir con la del Estado Demandado, en contradicción aparente con el artículo 25 apartado
(2) (a). El Tribunal decidió positivamente sobre su jurisdicción en vistas de la renuncia que previamente había
realizado el demandante, pero aclaró que “la validez de esta renuncia se aprecia en principio con arreglo a la
legislación nacional de dicho Estado, en el entendido, no obstante, que el derecho nacional en cuestión no es
vinculante en todos los casos para un tribunal internacional” 24.
Si bien a simple vista la determinación de la nacionalidad de una persona natural no presentaría
demasiados problemas ni conflictos, el CIADI ha tenido la oportunidad de abocarse al conocimiento de casos
novedosos que han presentado cierta dificultad, por lo que la cuestión no es enteramente pacífica 25.
22 KUNDMÜLLER CAMINITI, Franz, “El caso Siag: Nacionalidad de las personas naturales y
Jurisdicción del CIADI”, en “Lima Arbitration”, N° 2, 2007; pág. 192.
23 SCHREUER, Christoph H., “The ICSID Convention: A commentary”, Cambridge University Press,
U.S.A., 23 jul. 2009, Second Edition; pág. 268.
24 Caso CIADI “Víctor Pey Casado y Fundación Presidente Allende c. Chile”, caso Nº ARB/98/2,
Laudo de 08 de mayo de 2008, párr. 320.
25 Véase caso CIADI “Waguih Elie George Siag And Clorinda Vecchi Vs. The Arab Republic Of Egypt”,
Case Nº Arb/05/15, Award, 11 May 2009.
26 ICSID, “The History of the ICSID Convention: Documents concerning the origin and the formulation
of the Convention on the Settlement of Investment Disputes between states and nationals of other states”,
Worldbank, 1970, Vol 1; pág. 122.
27 SCHREUER, Christoph H., op. cit. (nota 23); pág. 277.
modo de determinación de la nacionalidad de la sociedad 28. Como se observa en el citado artículo, la
Convención vuelve a guardar silencio en este punto. Para llenar este vacío se han utilizado distintos criterios,
ya sea el criterio de la incorporación, el del asiento de la sede y, en menor medida el del control y el de la
titularidad de las acciones. Por otro lado, el maestro Broches sostiene al respecto que el Tribunal no debería
circunscribirse sólo a los criterios formales sino que, al contrario debería tener en cuenta también la realidad
económica 29.
Analizados estos aspectos generales nos avocaremos al tratamiento de ambos supuestos. El primero
de ellos, el referente a la persona jurídica que es nacional de otro Estado no parte en la disputa, está contenido
en lo que podría denominarse una “norma cerrada”. Esto es así porque, en principio, basta constatar que a la
fecha de corte una determinada persona jurídica era nacional de un Estado Contratante -no parte en la
controversia- para tenerla por legitimada. Obviamente, previa a esta constatación, deben resolverse los
conceptos antes explicados, como cuándo fue la fecha concreta de consentimiento (fecha crítica o de corte) y
qué criterio -o criterios- se utilizarán para determinar la nacionalidad de la persona jurídica. Por lo que este
primer supuesto, desde el punto de vista normativo y sin perjuicio de la casuística, no presenta mayores
inconvenientes.
El segundo supuesto, el que regula a las personas jurídicas que poseen la nacionalidad del Estado
parte en la disputa, presenta aristas mucho más complejas. El supuesto de hecho de la norma intenta abarcar a
aquellas sociedades que, como requisito para realizar su inversión, se ven obligadas a constituir una persona
jurídica en el Estado receptor, práctica exigida muy a menudo por los Estados huésped. Por tanto, quien realiza
la inversión y quien efectivamente lleva adelante todo el proceso económico es la nueva “sociedad local”. Esta
entidad, que es ahora nacional del Estado huésped, estaría impedida de acceder al CIADI desde el punto de
vista formal de la teoría de la incorporación porque sería considerada nacional del mismo Estado en el que
invierte, situación en la que el Centro no tendría jurisdicción.
Ante esta configuración muy común, el Convenio optó por permitir la posibilidad de que estas
“sociedades nacionales” demanden al Estado receptor de la inversión si se cumplen ciertas condiciones. Así, se
estableció la posibilidad de que, por acuerdo de las partes, puedan ser consideradas extranjeras aquellas que se
hallen controladas por inversionistas nacionales de otro Estado Contratante.
Las dificultades son varias en este punto. En primer lugar, es preciso observar que las personas
jurídicas a menudo no están controladas de forma uniforme por otra persona. Generalmente están controladas
por un gran número de accionistas de distintos países, que pueden ser a la vez tanto personas naturales como
personas jurídicas. A veces, incluso, la diversificación en acciones es tan grande que se vuelve extremadamente
difícil rastrear si tal sociedad está o no controlada por otra. A esta compleja tarea debe sumarse el hecho de que
muchas veces la sociedad que controla al mismo tiempo es controlada por otra. En estos supuestos se debe
acudir muchas veces al análisis de un gran número de eslabones de control.
En segundo lugar, es una tarea ardua concluir cuál será el criterio para determinar si tal persona
jurídica controlante es o no un nacional de otro Estado Contratante. Vuelve a plantearse si será la teoría de la
incorporación, la de la localización de la sede, la del control o la de la tenencia accionaria.
Se plantean también otras preguntas. ¿Qué porcentaje de acciones sería aceptable para tener por
configurado el control sobre la persona jurídica? No habría dudas sobre un 100%, pero ¿qué sucedería si el
porcentaje estuviera dividido entre fracciones menores al 50%? Por otra parte ¿Cómo podemos tener por
configurado el control societario? ¿Qué teorías correspondería aplicar? ¿La de la tenencia accionaria, la del
control efectivo o la de la administración directa o indirecta?
Todos estos interrogantes pueden ser resueltos o acordados previamente por los Estados Contratantes.
Así, muchas veces, entre países signatarios del Convenio, se firman Tratados Bilaterales de Inversión (TBI) en
los que se establecen algunos criterios para determinar en qué supuesto se tendrá a una de estas personas
jurídicas por nacionales del otro Estado Contratante.
Por ejemplo, en el TBI Alemania-Argentina, se estableció como criterio para tener por configurada la
nacionalidad de la sociedad (tenga o no personalidad jurídica) la dirección de la sede. Sin embargo, en el caso
HOCHTIEF (sociedad con nacionalidad alemana), la República Argentina -demandada- excepcionó la
legitimación como actora de dicha sociedad en virtud de que quien había realizado la inversión era PdL
(subsidiaria de la empresa teutona en Argentina), entendiendo que era PdL y no Hochtief la demandante
legitimada. Contrariamente a los intereses del Estado argentino, el Tribunal entendió que Hochtief estaba
legitimada en virtud de que artículo 1(1)(b) del TBI “estipula inequívocamente que el concepto de inversión
comprende 'las acciones, derechos de participación en sociedades y otros tipos de participaciones en
30 Caso CIADI “Hochtief AG c. República Argentina”, caso No. ARB/07/31, Decisión sobre
jurisdicción de 24 de octubre de 2011, párr. 115.
31 Íbid., párr. 117.
32 Caso CIADI “Azurix Corp. c. República Argentina”, caso No. ARB/01/12, Decisión sobre la solicitud
de anulación de la República Argentina de 1 de septiembre de 2009, párr. 102.
33 Caso CIADI “Tokios Tokeles v. Ukraine”, ICSID Rev. 20-FIJL (2005): 205, Decision on Jurisdiction,
29 Apr. 2004, párr. 25-26/39 (traducción propia).
34 “Informe...”, op. cit. (nota 14), párr. 26.
35 SCHREUER, Christoph H., “What is a Legal Dispute?”, en: BUFFARD, I - CRAWFORD, J. –
PELLET, A. y WITTICH, S. (ed.), “International Law between Universalism and Fragmentation. Festschrift
in Honour of Gerhard Hafner”, Leiden, Brill, 2008; págs. 959-980.
36 Caso CIADI “CSOB v. Slovakia”, caso ICSID Rep. 335 (2002), Decision on Jurisdiction of 24 May
1999, párr. 60/1.
37 Caso CIADI “Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A., and InterAguas Servicios
Integrales del Agua S.A. v. Argentina”, caso No. ARB/03/19, Decisión sobre Jurisdicción de 16 de mayo
de 2006, párr. 29.
incumplido. 38
Con respecto a “que surjan directamente de”, un Tribunal tuvo la oportunidad de determinar si una
controversia que versaba sobre bonos y valores de pequeños inversores estaba vinculada directamente con una
inversión. El planteo había nacido porque según la demandada la controversia estaba relacionada
principalmente con las prerrogativas que conferían a las demandantes los derechos sobre los valores que
poseían pero no se vinculaban directamente con una inversión. El Tribunal resolvió, sin embargo, que “sean
cuales fueren los matices técnicos de diferencia entre derechos sobre bonos y sobre valores, todos ellos forman
parte de una única e idéntica operación económica y solo tienen sentido considerados conjuntamente”, por
tanto podía considerarse la disputa como surgida directamente de una inversión 39.
Por último, el Convenio ha guardado silencio también respecto del concepto de “inversión”.
Nuevamente la tarea corresponde a los Estados y a los Tribunales que entenderán en cada controversia. Si bien
hay una pléyade de definiciones contenidas en su mayor parte en TBIs donde se le otorga una definición
amplia, parece haber un cierto acuerdo en la doctrina y jurisprudencia en cuanto a que existen criterios
objetivos que permitirían constatar la existencia de una inversión más allá del acuerdo de partes.
Este consenso gira en torno a los llamados “criterios Salini” que llevan el nombre del caso donde se
utilizaron por primera vez 40. Ellos consisten en: (1) Una contribución de dinero o bienes; (2) una cierta
duración; (3) un elemento de riesgo; y (4) una contribución al desarrollo económico del Estado Huésped. A
partir de ellos, numerosos Tribunales se enfrentaron al mismo problema, algunos aceptaron el Test Salini
mientras otros lo variaron. 41 Así, por ejemplo se han añadido otros dos elementos, el que consiste en la
legalidad de la inversión de acuerdo a las normas locales y el seguimiento ineludible de los criterios de buena
fe. 42 También se han dado distintos efectos a este test. Algunos precedentes establecieron que ante el no
cumplimiento de alguno de los elementos debe impedirse la jurisdicción del CIADI. Otros, por el contrario, han
declarado que aunque no se cumpla alguno de los requisitos Salini pero se satisfaga lo acordado por las partes
en cuanto a existencia de la inversión el CIADI tiene jurisdicción.
38 Caso CIADI “Continental Casualty v. Argentina”, caso Nº ARB/03/9, Decisión sobre Jurisdicción
de 22 de febrero de 2006, párr. 67.
39 Caso CIADI “Abaclat y otros c. La República Argentina”, caso Nº ARB/07/5, Decisión sobre
Jurisdicción y admisibilidad de 4 de agosto de 2011, párr. 358/9.
40 Caso CIADI “Salini Costruttori s.p.a. And Italstrade s.p.a. v. Kingdom of Morocco”, caso Nº
ARB/00/4, Decision on jurisdiction of july 23, 2001.
41 GRABOWSKI, Alex, “The Definition of Investment under the ICSID Convention: A Defense of
Salini” en “Chicago Journal of International Law”, Volume 15, Number 1, Article 136-1-2014; pág. 290.
42 Caso CIADI “Phoenix Action, Ltd. v. The Czech Republic”, case no. ARB/06/5, Award of April 15,
2009, párr. 134-144.
43 “Lemire...”, op. cit. (nota 15).
44 SCHREUER, Christoph H., “Consent to Arbitration”, 27 February 2007; pág. 1. Disponible en:
http://www.univie.ac.at/intlaw/con_arbitr_89.pdf (08/05/2016)
45 Íbidem; Pág. 1.
del Tratado. Por otro lado, se ha establecido en la práctica que el modo en que el nacional acepta la oferta es
instituyendo el arbitraje 46.
Además de los actos de oferta y aceptación constituyentes del consentimiento se encuentran las
condiciones de la oferta. En este sentido para que una oferta pueda tenerse por aceptada se requiere que el acto
unilateral de la aceptación cumpla con los requisitos o condiciones contenidos en aquella. Así, se ha sostenido
que los “períodos de espera” o “de enfriamiento”, muy comunes en la práctica del arbitraje, muchas veces
revisten el carácter de condiciones de la oferta. 47 A este respecto se ha agregado también que “esas condiciones
operan como límites al alcance del consentimiento mismo” 48.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es el de la fecha crítica de formación del consentimiento. La
determinación de esta fecha es importante en vista de la cantidad de efectos que se disparan con el
perfeccionamiento de la voluntad. La fecha crítica sirve para: establecer la nacionalidad del inversor extranjero
(artículo 25 [2] Convenio CIADI); no puede desistirse del proceso una vez que el consentimiento se ha
perfeccionado (artículo 25 inc. 1); desde la fecha del consentimiento otros remedios quedan excluidos (art. 26
Convenio CIADI); de manera similar, la protección diplomática queda imposibilitada desde la fecha del
consentimiento (art. 27 Convenio CIADI); el procedimiento debe seguirse de acuerdo a las Reglas Procesales
para Procedimientos Arbitrales que estén en efecto en el momento del consentimiento, excepto acuerdo de las
partes en contrario (art. 44 Convenio CIADI) 49.
Es justamente debido a esta importancia de la fecha exacta del consentimiento que se discute con
énfasis cuál es el momento exacto de su formación. Así, se ha propuesto que debe ser la fecha de la
comunicación previa que muchas veces realiza el inversor con el Estado, tendiente a obtener una solución
pacífica con éste. Otra propuesta es considerar la fecha del día de presentación de la solicitud a la Secretaría del
CIADI. Finalmente, hay quienes han sostenido que la fecha correcta es la del registro efectivo de la solicitud de
arbitraje por parte del Secretario General. La cuestión no es del todo pacífica y se ha encontrado sustento tanto
a unas como a otras, sin embargo el mayor consenso parece estar reunido frente a la segunda posibilidad, esto
es, sobre la fecha de presentación de la solicitud ante el CIADI. Así, se ha establecido que alcanza con que el
inversor envíe la solicitud de Arbitraje al CIADI para tener por aceptada la oferta. 50
46 Véase Tokios Tokelės v. Ukraine, Decision on Jurisdiction, 29 April 2004, 11 ICSID Reports 313,
párr. 94-100; Impregilo v. Pakistan, Decision on Jurisdiction, 22 April 2005, párr. 108; Camuzzi Intl. S.A.
v. Argentina, Decision on Jurisdiction, 11 May 2005, párr. 130-132; El Paso Energy Intl. Co. v. Argentina,
Decision on Jurisdiction, 27 April 2006, párr. 35-37; National Grid PCL v. Argentina, Decision on
Jurisdiction, 20 June 2006, párr. 49; Pan American v. Argentina, Decision on Preliminary Objections, 27
July 2006, párr. 33-37.
47 Caso CIADI “Teinver S.A., Transportes de Cercanías S.A. and Autobuses Urbanos del Sur S.A. c. La
República Argentina”, caso No. ARB/09/1, Decisión sobre Jurisdicción de 21 de diciembre de 2012
(Opinión separada del Dr. Kamal Hossain), párr. 96.
48 Caso CIADI “Ambiente Ufficio S.P.A. y Otros c. República Argentina”, caso No. ARB/08/9, Decisión
sobre Jurisdicción y Admisibilidad de 08 de febrero de 2013 (Opinión disidente del Árbitro Santiago
Torres Bernárdez), párr. 383.
49 SCHREUER, op. cit. (nota 44); pág. 24.
50 Caso CIADI “Generation Ukraine v. Ukraine”, 10 ICSID Reports 240, Award of 16 September 2003,
párr. 12.
51 “Lemire...”, op. cit. (nota 15).
últimos años en que se han producido las primeras denuncias al Convenio CIADI por parte de algunos Estados.
Frente al problema de la denuncia del Convenio se han intentado distintas teorías. Una de ellas
entiende que la misma no impide nunca la jurisdicción. Ergo, los sostenedores de esta postura entienden que a
pesar de la denuncia y sin importar si han transcurrido o no los 6 meses del artículo 71, el inversor tendría la
posibilidad de instar el arbitraje ante el CIADI mientras sigan manteniéndose en vigor la oferta emitida por el
Estado. Esto en virtud de que en esta concepción se considera que la manifestación de voluntad del Estado (ya
sea legislación nacional, TBI o Tratado Multilateral) es un consentimiento unilateral que permanece subsistente
a pesar incluso de la denuncia del Convenio CIADI 52.
Otra teoría sostiene que el consentimiento mutuo debe perfeccionarse necesariamente antes de la
denuncia del Convenio para que el CIADI pueda tener jurisdicción. Esta afirmación se basa una interpretación
restringida de la letra del artículo 72. El mismo, al establecer que la denuncia no afectará “los derechos y
obligaciones ... nacidos del consentimiento a la jurisdicción del Centro dado ... con anterioridad al recibo de
dicha notificación por el depositario” se referiría a que el consentimiento (entendido ahora como acuerdo de
voluntades entre el Estado y el inversor) debe realizarse antes de la recepción de la denuncia por parte del
Secretario del CIADI. Bajo la luz de esta interpretación todas las manifestaciones de voluntad de aceptación
que lleguen con posterioridad a dicho recibo estarían excluidas de perfeccionar un consentimiento válido y por
tanto carecerían de la facultad de iniciar un proceso arbitral. 53
Por último, la teoría intermedia, sostenida entre otros por S. MANCEAUX, afirma que la oferta a la
jurisdicción del CIADI podría ser aceptada por un inversionista extranjero sólo hasta la fecha en que se haga
efectivo el plazo de 6 meses luego de la denuncia. En otras palabras, efectuada la denuncia por parte del Estado
Contratante, el inversor tendría 6 meses para poder aceptar la oferta y perfeccionar el consentimiento. Esta
concepción se basa primordialmente en el artículo 71 que establece dicha prórroga de los efectos de la denuncia
durante el referido plazo semestral. 54
Estos problemas, provenientes de la fecha y efectos precisos de la denuncia del CONVENIO DE
WASHINGTON, se han suscitado mayormente en los últimos años. La razón del surgimiento de estas disputas
se dio a partir de las primeras denuncias –relativamente recientes- por parte de los Estados de Bolivia y
Venezuela. Por tanto, se avizora una gran discusión sobre este tema en los próximos años, en vistas de que
todavía hay inversores que intentarán hacer valer sus derechos con base en el CIADI frente a estos Estados
denunciantes.
Como corolario de todo lo antedicho se destaca que el arbitraje de inversión ha sido una de las
disciplinas jurídicas que más ha crecido en el ámbito del comercio internacional desde las últimas décadas.
Sin dudas, las razones de este abultado acrecentamiento se encuentran en el aumento de las inversiones
internacionales provenientes en mayor medida de países desarrollados con destino a los países denominados
“en vías de desarrollo”. Estos inversores vieron en el arbitraje internacional una manera expedita de lidiar
contra los Estados ante situaciones controvertidas. Tal es así que promovieron la firma de Tratados y contratos
con cláusulas destinadas a permitir la prórroga de la competencia estatal hacia estos centros de arbitraje.
Entre estos centros de arbitraje la institución que mayor desarrollo ha tenido ha sido el CIADI. Este
organismo ha venido resolviendo un centenar de casos referentes a controversias sobre distintos tipos de
inversiones que implicaban tanto a inversores internacionales como a Estados de todo el orbe. La facilidad de
acceso a su jurisdicción, fomentada en mayor medida por los innumerables TBIs y Tratados multilaterales
suscriptos, ha sido evidentemente uno de los factores que han influenciado para que cada vez más inversores
decidan presentar su controversia ante este Centro de arbitraje.
El procedimiento arbitral de inversión suele ser bastante breve en comparación con los procesos
judiciales en las jurisdicciones locales. Sin embargo, el momento más crítico dentro del proceso arbitral
resulta ser al inicio. Tal es así que la cuarta parte de los casos resueltos por el CIADI son declinados debido a
deficiencias en el aspecto jurisdiccional. De los restantes casos, los que fueron admitidos, casi la mitad de los
laudos hacen lugar total o parcialmente a las reclamaciones, contra el 29% que no les dan lugar. Por tanto, el
aspecto jurisdiccional es claramente importante porque su correcto planteo determinará la suerte de casi toda la
demanda. 55 Es en este sentido que se observa la mayor dificultad para acceder al CIADI.
El aspecto jurisdiccional, como pudo apreciarse supra, presenta aristas por demás conflictivas que
todavía no han sido resueltas y que prometen incluso agravarse con el tiempo. Así, cada uno de los elementos
que componen el aspecto jurisdiccional ha producido miles de discusiones y otros tantos intentos de respuesta
por parte de la doctrina. Aunado a lo anterior, la gran variedad de casos no ayuda a que estas diferencias
52 GAILLARD, E. y BANIFATEMI, Y., “The Denunciation of the ICSID Convention”, en “New York
Law Journal”, Vol. 237, Nº 122, New York, 2007.
53 SCHREUER..., op. cit. (nota 23), Article 72.
54 MANCIAUX, S., "Bolivia's withdrawal from ICSID" en “Transnational Dispute Management”, N° 5,
2007. Disponible en http://www.transnational-dispute-management.com/article.asp?key=1076 (08/05/16)
55 “Carga de casos...”, op. cit. (nota 12); pág. 14, V. gráfico 8a.
encuentren una pacificación doctrinaria y jurisprudencial.
En cuanto al fondo ideológico del arbitraje de inversión las discusiones también se han hecho
presentes. Se discute si las inversiones internacionales fomentan efectivamente o no el desarrollo de los países
destinatarios de las mismas. También se ha discutido el papel que debe llevar adelante el CIADI y la posición
que debe tomar al momento de interpretar una norma discutida en igualdad por un Estado y un inversor. Estas,
y otras discusiones no menos importantes, se están desarrollando en los ámbitos académicos, situación que
demuestra que esta disciplina jurídica está en un proceso de ebullición tanto en doctrina como en
jurisprudencia.
Por otra parte, esta es una de las disciplinas jurídicas que tienen un alcance muy importante en la
vida de los Estados. Cada demanda contra él implica millones de dólares sólo en honorarios. Esta afectación
millonaria de sus arcas obsta muchas veces sus mismos fines. Por esta razón se hace necesaria la publicidad del
arbitraje de inversiones dentro de los ámbitos del derecho, tanto el internacional, como el local.