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Congreso en Bariloche

Es un tiempo de mirarse para adentro.

Cuanto mejor sea el paisaje que tenés adentro, más disfrutarás de lo que veas afuera y
será mejor.
Mirando para adentro podés sanar tus dolores, heridas, levantar tu estima y entonces
verás a las personas y al mundo de otra manera.

El poder.

El poder no es malo en sí, el problema es que a las mujeres, especialmente, nos han
enseñado que tener poder no era bueno, que no era femenino, entonces le tenemos un
poquito de temor.
Se nos enseñó que la mujer siempre debía estar en el ámbito de lo privado y no en lo
público, porque el ámbito público era para el hombre.
El mundo privado era la casa, los hijos y correspondía sólo a la mujer.
En Marruecos tuve la experiencia de estar en un lugar donde a la mujer no existe,
donde se la esconde con la ropa, llevan túnicas desde el cuello hasta el piso, con unos
pañuelos que atan a la cabeza cubriendo también el cuello y nunca sabemos qué cuerpo
tienen ni que color de cabellos.
Los hombres están sentados todo el día en un café, mirando hacia delante, hacia la calle
pero las mujeres no pueden entrar a un café. En esa cultura la mujer sólo puede hacer
algo dentro el ámbito privado.
Lamentablemente nos enseñaron esto a muchas mujeres y, cuando queremos salir al
ámbito público, muchas veces no sabemos cómo actuar ni como movernos y tenemos
miedo al poder.

Si querés ser una mujer exitosa, una empresaria que crece, tener una capacidad
espectacular en lo que hacés, debés saber que hay un poder dentro tuyo que tenés que
aprender a soltar.
Ese poder está adentro, no afuera; el poder no viene por lo que consigo sino por lo que
suelto que está dentro mío, y se llama: potencial.

Potencial no es lo que logré en la vida sino lo que todavía no logré.

Si estas en este lugar es porque has logrado cosas pero todavía te falta mucho por lograr
porque hay un potencial que está escondido y cuando te atrevas a sacarlo a la luz vas a
conquistar todos los sueños que hay en tu corazón.

¿Por qué a veces no podemos organizarnos?

Porque llevamos sobre nuestros hombros pesos, cargas pesadas, que no podemos
desechar.

Por ejemplo, decidimos limpiar el placard y empezamos a mirar.


Hay cosas que debemos desechar: esos zapatos que usé cuando me casé, que los tengo
de recuerdo, pero ¿cómo los voy a tirar?
O ese vestidito que usaba cuando estaba delgadita, tal vez vuelva a usarlo cuando
adelgace, ¡cómo lo voy a tirar!, todo se vuelve a usar en la vida.
¿Cuántas usaron alguna vez una faja? Y la vez ahí…, pero “¿cómo la voy a tirar y si la
necesito en algún momento?”
O esa cacerolita que está toda quemada, pero no la tirás.
O el camisón gastado que se le hace un rulito porque es de algodón y está manchado
porque estuviste cocinando con él, y lo seguís guardando porque te trae muchos
recuerdos de lo que viviste.

Nos cuesta tirar las cosas, desecharlas, desprendernos y nos aferramos a ellas como si
las cosas nos fueran a dar vida.

¡Cuando uno se aferra a algo no es libre! Aprendé a desprenderte de las cosas.

Nadie puede tomar algo nuevo si primero no se vacía de lo viejo.

Si querés el éxito nuevo, vaciate de lo viejo; lo que pasó, ya pasó, no lo podés volver a
vivir. Aprendé a vaciarte; si querés recibir algo creativo dejá lo que venías haciendo.
A los seres humanos nos cuestan los cambios y cada vez que tenemos que cambiar algo
nos cuesta.

Te enseñaron a pensar negativamente de vos, que no era bueno que hablaras bien de
vos, pero quiero decirte que
la primera persona que tiene que hablar bien de vos, sos vos misma.

Si no aprendiste a hablar bien de vos, no esperes que alguien lo haga.


Aprendé a quererte, a cuidarte, a acariciarte.
Si hoy estas acá es porque dijiste: “Yo me merezco estar acá, me merezco esta caricia”, y
vas a lograr todo lo que te propongas en la vida.
Aprendé a desechar: emociones, pensamientos negativos, cosas que te hacen daño, que
te hacen mal.
¿Por qué cuando buscamos en nuestra mente en el pasado, nos anclamos en lo negativo
que nos pasó? ¿Por qué nos anclamos en lo que creemos que son frustraciones? ¿Por
qué no podemos poner la mente en las cosas buenas, en las positivas que vivimos?
¿Cuántas pasaron cosas duras, difíciles en la vida? Pero están de pie, están vivas en este
lugar. ¿Sabés por qué? Porque todo lo que pasaste no te mató, te fortaleció, te hizo una
mujer fuerte.

Hay un potencial en vos de fortaleza única y nadie te lo podrá quitar nunca.

¿Cuántas alguna vez se encontraron con personas que están esperando que les den las
gracias, todo el tiempo, por lo que alguna vez hicieron por ustedes?
-Esas madres que dicen: “Nena, yo te parí con dolor, tendrías que estar agradecida
porque yo te traje al mundo”. ¿Cuánto tiempo? “¿Cómo no me cuidas si soy tu madre?
Tendrías que estar agradecida porque te di la vida.”
-Esos hombres que dicen: “Tendrías que estar agradecida por estar con un hombre
como yo, sabés la fila de chicas que tenía para elegir pero me casé con vos”.
Entonces vos sos la pobre estúpida que tenés que estar agradecida todo el tiempo a él
porque te hizo conocer el pollo.
“Yo te hice mujer” (¿Y antes que eras?) “Yo te hice mujer, gracias a mí, si no me
hubieses conocido no sé que sería de tu vida.
El problema es que la mujer co dependiente se lo cree, y ella dice: “Es verdad, sabés las
mujeres que tenía, ¡era tan lindo! Y yo una pobre desgraciada, una tarada.” (Sí, tarada
porque te casaste con ese.)

Hay mujeres que están pensando qué van a hacer cuando vuelvan el lunes a sus casas y
no pueden disfrutar el hoy, el ahora, que es un regalo que Dios te ha dado estar en este
lugar.
Aprendé a disfrutar lo que Dios te dio, disfrutalo con todo. No pienses en mañana,
pensá en hoy, que estás acá y sos una privilegiada por estar en este lugar hoy. Sos
privilegiada porque hay gente que te está guiando para soltar el potencial y tener éxito.
¿Qué cosas tienen que venir a mi vida?

1- Apegarte a lo bueno.
Si lo aprendes, después lo bueno se te apegará a vos.
Lo bueno te persigue, viene detrás, dice: “Yo quiero estar con esa mujer que no se
detiene ante nada, porque tiene un sueño”.
Una persona que tiene un sueño es una persona invencible.
Nadie te podrá vencer si te aferrás de un sueño.

2-Aprendé a soltar lo negativo.


En la empresa decís: “No sé si voy a poder”, “No sé si lo voy a lograr”, “No sé si voy a ser
tan buena como la otra”, “La otra vende porque tiene todo su equipo, y yo no lo pude
formar todavía”, “No lo voy a poder hacer”, “La otra tiene suerte y yo no.” ¡Eso es
mentira!
Tenés toda la capacidad para ser la empresaria más exitosa.
Nunca tenés que compararte con nadie, lo que debés hacer es competir con vos misma.
La competencia no es con el de al lado sino con vos misma: “Cómo me voy a superar
hoy”, “Cómo me superaré mañana”, “Cómo voy a seguir creciendo”, “Cómo haré para
soltar todo lo que tengo dentro mío.”
Es importante que aprendas a competir.

3-Aprendé a desechar lo viejo de tu vida.


Estas en una etapa distinta, tenés toda la posibilidad de lograr todo lo que te propongas
en tu corazón y para eso tenés que desprenderte de lo que te hace daño.

Los seres humanos estamos hechos para la victoria, para el éxito, pero
lamentablemente, a veces no entendemos este concepto y caminamos hacia el fracaso.
Pareciera ser que el fracaso resulta más fácil que el éxito. Pareciera ser que pensamos
que nos irá mal, y nos hace un poquito mejor a pensar que nos va ir bien, porque nos
enseñaron: “No seas tan orgulloso”, “No digas que vas a tener éxito.”

4- Aprendé a hablar bien de vos, y de todo lo que hacés.


Una persona con su estima baja se presentará delante de los demás diciendo todo lo
que no sabe y todo lo que no es. Y el otro no va a escuchar qué le está diciendo sino
cómo se lo dice, cómo se presentas delante de esa persona, qué seguridad tiene para
hablarle, para recomendarle algo, para decirle: “Te puedo asegurar que esto que te
estoy ofreciendo es bueno, es lo mejor que tengo para darte”
¿Por qué? Porque sos la representante y tiene que verte con seguridad interna.
Tenés que aprender a tener seguridad interna y para tenerla debes despojarte de los
pensamientos negativos, de las cosas negativas que te han dicho en la vida: “No vas a
progresar”, “No lo vas a lograr”, “Sos una histérica, nunca vas a conseguir nada”, “Te
metiste en esa empresa pero no tenés la capacidad para estar ahí”, “Esto es una locura,
adonde te va a llevar”.
Desechá los mensajes negativos porque mientras estén en tu mente, no podrá aparecer
lo nuevo que tenés por delante. ¡Y hay mucho por conquistar!

Debo aprender a desechar lo viejo.

(Podrías tomar algo que no vas a usar, que trajiste por las dudas, sin miedo y sin dolor,
desechalo.)
Desechá las cosas que no te sirven, aquello que no te hace crecer. Aferrate de lo bueno.

Se dice: “Una vez que la persona cumple más de sesenta años tiene que esperar la
muerte”.
¡No aceptes esa premisa! Una persona de esa edad tiene proyectos y sueños por lograr
aún.
Sin embargo, nos dijeron que “uno nace, crece, se desarrolla” Y como yo ya me
desarrollé, ahora ¿qué me queda? El camino para abajo, la muerte. Entonces te quedas
esperando que todo se caiga, se arrugue, ponerte cada vez más chiquita, encorvarte,
esperas todo lo negativo: quedarte pelada, que se te caigan los dientes, porque todo en
la vida debe declinar.

“¡A mí no se me va a caer nada!”, declará con convicción.


Y vas a reverdecer, estarás siempre joven, porque la persona que tiene sueños
permanece joven para siempre.
Agarrate de un sueño, aferrate a él y serás joven por siempre. Nadie podrá quitar el
sueño que hay en tu corazón.

Estado de frustración.

Había un caballo de carrera que ganaba todas las carreras, era el único ganador, todas
las personas le apostaban, era hermoso, era el preferido, el favorito de todos.
Una vez, en una de las carreras, pusieron junto al caballo a otro que por primera vez iba
a correr y era bien joven. Cuando sonó la campana de largada, el caballo joven salió a
una velocidad impresionante y el caballo ganador se quedó estancado, detenido, al ver
al otro caballo salir tan rápido. Y dice que nunca más el caballo ganador pudo volver a
ganar una carrera. Esa experiencia fue tan dura que nunca más pudo ganar una carrera.

Quiero decirte:
Tal vez pienses que esa experiencia dura que viviste en la vida te detuvo, no te permitió
crecer, y tal vez estás detenida y decís: “No sé si me va a pasar algo bueno”, “No sé si
habrá algo más en la vida para mi”, “No sé si puedo tener expectativa de algo”, “No sé si
voy a ser un hombre o mujer poderosa”, “No sé si podré ser una mujer u hombre rico”,
“No sé si voy a tener finanzas para poder mantenerme y viajar por todo el mundo”, “No
sé si podré tener una gran empresa”, “No creo que pueda lograr lo que la mujer de al
lado logró”.
Y si te lo decís es porque te fijaste en la frustración y quedaste como ese caballo,
detenido.

Siempre hay algo más en la vida, tal vez está escondido. Hay personas que lo toman
rápido, a otras les cuesta un poquitito más pero está ahí, al alcance de la mano. Debes
saber que hay algo más, que no se te niega, que tal vez te cueste un poco más, pero estás
a punto de tomarlo.

Cuando Colón tuvo el sueño de ir a Asia, lo soltó y nadie le creía.


Porque cuando tenés un sueño es muy difícil que los demás te crean, por eso tenés que
creerlo vos y llevarlo hasta las últimas consecuencias; tenés que pelearla, lucharla,
batallarla, hasta que obtengas el éxito que viste primero.
La visión y el sueño te hacen ir al futuro, te parás ahí y ves todo terminado, y cuando
volvés al presente para recorrer el camino ya sabes cómo vas a terminar, en victoria.

Todo lo que soñaste se te va cumplir porque la victoria está dentro tuyo. Aprendé a
soñar, a caminar hacia el sueño; mirate terminada como una empresaria poderosa,
importantísima, viajando por las naciones, con la mejor familia, poderosa. Mirate con
dinero, que no te va a hacer falta nada, no es una ilusión ni una fantasía, porque estas
trabajando y moviéndote para que alcanzar ese sueño.
Y una vez que te veas hasta con la ropa que vas a vestir, volvé al presente y empezá a
organizar tu vida, a trabajar hasta llegar a ese sueño, a la meta, al sueño y al
cumplimiento.
Cuando Colón dijo de su sueño, alguien le dio el dinero.
Siempre habrá alguien que va entender tu sueño y te va a ayudar, pero cuando salió
dice que no llegó a Asia, llegó a América.
Tal vez hace muchos años tenías un objetivo en mente, un sueño y las cosas no se
dieron como te imaginabas pero en el medio del camino te encontraste con algo más,
tal vez no llegaste a Asia pero te encontraste con América, tal vez el dolor que tenés en
tu corazón te hizo crecer, tal vez esa experiencia triste que pasaste hizo que hoy estés
sentada con todo el potencial y la capacidad que hay dentro tuyo. Tal vez lo triste que
pasaste no te detuvieron porque son algo más en la vida, te encontraste con otras cosas
nuevas pero vas a tomar esa experiencia que adquiriste y la vas a usar para alcanzar el
sueño.

¿Por qué?
No, porque mi mamá siempre me habló de tener una familia, y yo no puedo hoy tener
una familia bien unida.
¿Qué tiene que ver? Eso es lo que pensaba tu mamá o papá, pero no es tu vida, estas
rehaciendo tu vida, tenés la posibilidad de construirla y de hacer algo nuevo.
Mi vida es mía y voy a romper con esquemas.

Rompe los esquemas mentales que te paralizan.

Todo lo que te detenga y traiga culpa debés sacártelo de encima.


El modelo de: “Vivo con culpa” no nos sirve, porque la culpa no permite avanzar y
estamos hecho para avanzar. No estás hecho para estancarte, sino para caminar hacia
adelante, por lo tanto debes descargar la culpa.

“Sí, pero no sabe la vida que tuve”.

¿Cuál es el problema? Si lo único que lograste es aprender a hacerte más fuerte.


Aprendé a romper esquemas mentales.
La empresa te da directivas y te dice: “Si querés tener éxito tenés que hacer esto o
aquello.”
Tal vez no tenga nada que ver con tus esquemas mentales pero si te va a dar éxito,
rompé tus esquemas viejos y atrapá lo nuevo, lo que viene. Decí: “Me están enseñando,
voy a escuchar, voy a aprender, aprendé a pedir: “Quiero que me orientes, que me
digas”.
Si ves que la otra logro algo, si sentís que no llegaste al nivel que querés, preguntá a la
otra cómo hizo y aprendé.
Tomá del talento de la gente y crecé a través de ese talento porque un día te va a tocar
enseñarle a alguien, porque vas hacia el éxito.

Perseverancia.

Tal vez fuiste traicionado en algún momento de tu vida, o no te fueron las cosas tan
bien, pero hay un poder muy importante y que debemos aplicar todos los seres
humanos, es el poder de la perseverancia.
Es: “hoy no me fue bien pero no importa, lo voy a seguir haciendo”, “No me fue tan bien
pero seguiré adelante.”

Una cosa es hacer algo en la vida y jugarse todo por eso, y otra cosa es
intentar hacer algo en la vida.

Si vas a intentar toda tu vida tener éxito nunca lo vas a lograr, porque
al éxito se lo tiene o no se lo tiene; se lo toma o no se lo toma.
Aprendé a prenderte del éxito y para ello entendé que sos exitoso.
Una persona que no entienda que es exitosa va a estar intentando a ver si lo logra, pero
con intentar no se logra nada.
No podes intentar comer porque no vas a comer nunca nada. No podés intentar tener
dinero porque nunca lo vas a tener: o lo hacés o no lo hacés.
No estas acá para intentar tener éxito sino porque sabes que tendrás éxito sí o sí o sí o
sí.
No te canses ni desmayes nunca; trabaja en tu estima, en las raíces del dolor, aprendé a
sanarlo y seguí adelante, nunca mires hacia atrás porque el que mira para atrás se
transforma en una estatua de sal, lo que tenés que hacer caminar hacia delante, hacia tu
objetivo. Repetite cada día: “lo voy a lograr”, “voy a superarme cada día”, “competiré
conmigo misma”, “me superaré a mí misma”, “sé que lo voy a lograr porque estoy hecho
para la victoria, para el éxito.”

Un alumno le pregunta al maestro si le puede señalar el camino al éxito. El maestro sin


hablar mueve la mano y le muestra un lugar. Contento por la indicación y pensando
que lograría el éxito rápidamente pues solo tenía que acercarse hasta donde el otro le
había mostrado fue corriendo, de pronto escucha un ruido y el hombre se cae.
Vuelve a aparecer todo lastimado y sucio y le dice: “Maestro, yo le hice caso fui hasta
donde estaba el éxito y lo único que logré fue caerme.” Entonces el maestro vuelve a
indicarle con la mano sin hablar donde estaba el éxito.
El hombre nuevamente corre y se vuelve a caer, se levanta arañado, ensangrentado y
enojadísimo, y dice: “Maestro ya me cansé, le pregunté donde estaba el éxito y Ud. me
señaló y me caí, ahora háblame, explíqueme”.
Y el maestro le dijo: “El éxito está allí, un poquito más allá de la caída”.

Un poquito más allá de lo que te pudo haber pasado en la vida, está tu éxito.

Ensancharse, subir alto, significa estar bien con uno mismo.

Cuando hagas lo que hagas tenés que sentirte bien con vos mismo, tenés que decir:
“Salgo a conquistar porque soy un conquistador y me siento bien conmigo mismo.” No
importa lo que pasó, importa lo que viene y lo que viene siempre es mejor porque he
crecido, no soy el mismo de ayer, porque he aprendido a estar bien.

Querete, cuidate, amate, tené éxito.


Lo grande está por venir, lo bueno, lo mejor está por venir.
No intentes agarralo porque es tuyo.

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