Espacio social y estructuras simbdlicas
Clase, dominaci6n simbdlica y etnicidad
en la obra de Pierre Bourdieu
Alvaro Garcia Linera
Estudiar las principales caracteristicas de una sociedad parti-
_ cular, para Bourdieu requiere en primer lugar comprender las dife-
tencias y los principios de diferenciaci6n objetiva entre las personas,
Para entender no sdlo las disparidades que separan y a la larga defi-
nen grupos sociales, sino ademas para entender las disposiciones que
_ guian los comportamientos practicos, las representaciones y las
elecciones que realizan esas personas a partir, precisamente, de las
posiciones objetivas de diferenciacién que ocupan.
Posicién objetiva, disposicién mental y corporal y toma de
posicién practica’ son, por tanto, tres niveles de estudio que inter-
conectan el dmbito de las propiedades y posesiones materiales obje-
tivas, con el de las estructuras cognoscitivas (tanto conscientes como
prerreflexivas) que guian las acciones practicas de las personas, y el
nivel simbélico de las elecciones, de las distinciones con las que los
Sujetos explicitan e interpretan sus posiciones sociales y las de los
demas.
El estudio de las caracteristicas pasa entonces por una concep-
tualizacién del mundo social como un espacio donde las distancias en-
tre los agentes se definen por los voltimenes y las caracteristicas de cier-
tas posesiones (llamadas capitales) presentes en tal espacio y que pueden
ser acumuladas, producidas, gestionadas. De esta manera, las posicio-
nes ocupadas por unos son lo que son, por su relacin con las otras
posiciones dando lugar a una, “estructura de diferencias” fundada en
| 1 BOURDIEU, Pierre: “Espacio social y espacio simbélico”, en: Capital
cultural, escuela y espacio social, México, S. XX1, 1997.52 Atvaro Garcta LINERA
la propia objetividad del espacio. Tenemos entonces, una conceptuali-
zaci6n de espacio social como una trama intensa y dindmica, de relacio-
nes de fuerzas de un campo de batalla donde se delimitan posiciones
sobre la base de diferencias en la “distribucién de las formas de poder
eficientes’? que estan presentes en el espacio en un momento dado.
El espacio social asi constituido como red de posiciones y re-
laciones entre esas posiciones puede ser estudiado de dos maneras
complementarias: wr ;
Por medio de las posiciones objetivas y las relaciones entre
esas posiciones producidas en torno a la apropiacion y monopolio
de ciertos bienes fundamentales (estudio de los capitales y campos).
Por medio de las representaciones y distinciones con que las
personas organizan sus prdcticas, optan por nuevas posesiones :
interpretan las elecciones que otras personas realizan. Este es “
espacio simb6lico® cuya condicién de posibilidad, esta dado por el
espacio de posiciones objetivas, pero sobre el cual se acttia precisa-
mente, a través de las practicas que orienta. r : 2
Los principios de diferenciacion objetiva en el espacio social
con los que Bourdieu propone estudiar las posiciones oes que
ocupan las personas, son “distintas especies de capital’ 0 “poderes
eficientes” que dan lugar al espacio social y que, al tiempo que
permiten distanciar a las personas por la posesién de determinados
bienes sociales, permite a la vez agrupar en torno a la similitud de
esas posesiones-propiedades a las mismas personas en determinados
“polos”® 0 “clases de condiciones de existencia social abs jit =
El concepto de clase hace referencia a la identificacién de
condiciones de existencia material’ mas o menos similares, si se
prefiere, a la posesién de capacidades, de poderes y propiedades
sociales similares en torno a las cuales es posible tedricamente reunir
a grupos de personas, creando un efecto de condensacion (o curva-
tura del espacio tiempo en el sentido einsteiniano) y diferenciacién
respecto a otras condiciones de existencia condensadas (otras clases)
que se diferenciarén precisamente por su relacién (oposicién, com-
BOURDIBU, P:: Razones priicticas, Barcelona, Anagrama, 1997, 42 pp.
wn
BOURDIEU, P.: La distincién, Espafia, Taurus, 1999. Cap. “Economia de
las prdcticas” |
4 BOURDIEU, P:: El sentido prdctico, Espafia, Taurus, 1991, Libro 1.
5 Ibid., 232 pp.
6 = Ibid.
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS 53
petencia, convergencia, antagonismo, etc.) con las otras condiciones
de existencia 0 clases.
La construccién conceptual de clases en Bourdieu presenta una
inteleccién de las estructuras sociales centrada tanto en las diferen-
ciaciones producidas a nivel de la apropiacién de determinados
poderes, como en una interpretaci6n relacional de estas actitudes,
en la medida en que la estructura de Posesién de esos bienes por
uno de los polos, en su amplitud y su composici6n define la amplitud
y composicion de los poderes en los otros polos.
Cada clase se configura en relacion a las dems, en lucha frente
a las demas y cada transformacién de la condi ion de una clase es
s6lo un momento de la transformacién en la condicién de las otras
clases, y por tanto, de sus luchas. Las luchas de clases son por ello, el
momento fundante de la construccién de las clases, por lo que cual-
quier persona o grupo social al interior del espacio, de manera
objetiva habra de ubicarse por sus Propias propiedades portadas en
funcién de las propiedades eficientes del espacio en una posicién de
diferenciacién con una fuerza y en unas luchas de posiciones, de
enclasamientos, que estén definidos de manera objetiva con inde-
pendencia del criterio o deseo que al respecto pudiera tener el grupo
o la persona. Se trata sin duda de un aut€ntico efecto de campo que
se “impone a los agentes que se han adentrado en él’.
El concepto de clases de Bourdieu no acttia como una tipica cla-
sificacion de ubicaciones estancas y separadas unas de las otras a mane-
ra de gabinetes, donde los sujetos pueden ser encajonados. Tampoco se
refiere a unos cuerpos compactos auténomamente definidos y que des-
pués de ello pudieran entrar en relaciones y conflictos. El espacio de
relaciones de fuerzas exige delimitar las Posiciones, las disposiciones y
las practicas sociales como condensaciones diferenciadas de unas mis-
mas fuerzas constitutivas del espacio (de ahi Jo relacional), pero que
ademés, no tienen fronteras de cierre fijas pues se trata de condensaciones
que generan flujos de influencia “gravitacionales’”” que permiten dis-
tinguir multiples lineas de fuerza o fracciones de clase al interior de una
misma clase. También permite visualizar diversas posiciones interme-
7 “Elcampo es un sistema magnético, un sistema estructurado de fuerzas
objetivas, una configuracién relacional dotada de una gravedad espe-
cifica capaz de imponerse a todos los objetos y agentes que penetran en
ella.”, BOURDIEU, Pierre y WACQUANT, Loic J. D.: Respuestas para una
antropologia reflexiva, México, Grijalbo, 1995.54 ALvaro Garcia LINERA
dias que fluctian alrededor de los polos fundamentales de clase, a se-
mejanza de los niveles de energia que se forman en los campos magné-
ticos dando lugar a clases sociales intermedias, etc. -
En conjunto, tres son los niveles conceptuales con los cuales
Bourdieu arma la categoria de clase social en las sociedades moder-
nas y con los cuales logra articular la dimension objetiva, incluido
su devenir histérico, con la dimensién mental, simbélica, practica,
corporal, cultural. Estos tres niveles de la realidad son:
a) Principio de diferenciacién objetiva o dimensién objetiva de la
estructuracion de las clases.
b) Habitus o capital incorporado. ,
3 Estructura simbélica: el espacio de los estilos de vida y el poder
simb6lico.
I. Dimensién objetiva de la estructuracién de las clases
Se trata del momento fundante de la condicién de clase que se
organiza en torno a la distribucién, conservacion, empnacions acu-
mulacién y transformacién de sree is propiesaged sociales desig-
distintas especies de capital. R
a Ee epoltante aeenerte previamente en el concepto de eee
de Bourdieu pues ello nos ha de permitir ver la enualtid rpermnciahe a
de la estructura de diferenciacién social con la que se conforma la
jetivi de clase.
poe se a Marx, Bourdieu habla del capital como una
“relacién social” que asigna eficacia competitiva a determinados
factores en el espacio social. En el sentido estricto se trata de una
“energia de la ffsica social”*, de unos poderes en torno a los cuales
8 — Elempleo de términos de la fisica moderna, es recurrente en Bourdieu.
Espacio, trayectoria, fuerza, posicién, campo de fuerzas, volumen, es-
tructura del campo., etc., son categorias en las que Bourdieu recupera
metafsricamente parte del significado de su empleo en la mecénica
cudntica y la teoria de la relatividad einsteniana. En particular, oe ae
el concepto de espacio (social y simbélico) como estructura de probabil
dades en las que las tomas de posicién “gatillan” una serie de potencial
dades latentes, tiene una gran similitud con el significado de la ecuacion
de onda de las particulas sub-atémicas y su colapso, trabajadas por
Heinsenberg y Schrodinger. Por ejemplo ver, HEISENBERG-SCHRODINGER-
BORN: On modern Physics, Nueva York, Clarckson Potter , 1961.
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS 55
los agentes establecen relaciones de diferenciacién por el volumen y
la forma de su control, de su producci6n, de su reproduccién.
Podemos seguir que el capital en el sentido de Bourdieu son todos
aquellos bienes sociales, materiales e inmateriales, que siendo
escasos’ y susceptibles de acumulacién dan lugar a una economia
particular de produccién, circulacién y consumo, de conservacién,
conquista, de valoracién y desvalorizacién, etc.
Esta manera de entender el capital es muy particular en la
medida en que amplia la clasica interpretaci6n de capital econémico
en el sentido marxista a otro tipo de bienes y a otras esferas de la
vida social. Sin embargo, para no caer en paradojas como la de que
todas las personas pudieran ser consideradas “capitalistas” 0 de que
el “capitalismo” fuera un régimen social transhistdrico, no debemos
olvidar que capital no es para Bourdieu el trabajo abstracto (valor)
que se autovaloriza, como propone Marx; sino un bien social cuya
propiedad puede otorgar algtin tipo de beneficio en el sentido mas
general del término.
Es importante tener siempre en cuenta estas caracteristica para
eludir los riesgos que supone la transposicidn de conceptos propues-
tos inicialmente para estudiar las diferencias entre clases y al interior
de las clases dominantes, hacia el interior de las clases dominadas.
El riesgo de definir las propiedades de los dominados en funcién de
la l6gica del funcionamiento de las Ppropiedades de los dominantes,
de “catalogar los haberes de los pobres tinicamente con la moneda
del rico”, slo se puede eludir en la medida en que se marque los
limites de esta definicién de capital, la ldgica especifica de su retencién
y, en particular, se recoja empiricamente el conjunto de competencias
que se forma alrededor del bien y el Ambito de influencia social sobre
el que produce efectos de campo.
Resulta asi que en términos globales junto al capital econdmico,
Bourdieu propone la existencia del capital cultural, el capital social
y el capital simbélico, como otros tantos principios de diferenciacién so-
cial objetivos en torno a los cuales se configura una Idgica de mercado,
A pesar de la continua critica que Bourdieu realiza a las posturas de Sartre
sobre la libertad de accién de los individuos, es visible la influencia sartreana
sobre la “escasez” para la construccién del concepto de capital. Ver, SARTRE,
J.P.: Critica de la razén dialectica, Argentina, Losada, 1979. Libro I.
PASSERON, J.P-GRIGNON, C.: Lo culto y lo popular. Miserabilismo 'y populismo
en sociologia y literatura, Buenos aires, Nueva Visién, 1989, 105-106 pp.56 Atvaro Garcia LINERA
esto es, un campo, y que en conjunto dan lugar a lo que él denomina
los principios fundamentales de la condicién de clase.
11. Principios fundamentales de la condicién de clase
a. El capital econdmico
Basicamente se trata del conjunto de recursos y bienes, usual-
mente llamados econémicos del que disponen las personas. La ae
ra de medirlo propuesta por Bourdieu, y que retoma en parte “ We a
es por medio de los ingresos monetarios percibidos, pero también, p'
la estructura de esos ingresos (salarios, beneficios industriales, ee
ciales, agricolas, rentas urbanas, valores inmobiliarios...); Poe in fe
de consumo y calidad del consumo (propiedad de en le np
mévil, tipo de automévil, propiedad cSt ide enseres domésticos,
gastos en vacaciones, etc.); lugar de vivienda," etc. mbit
Sin duda, esta manera de medir el capital econémico, la utili-
zacién de estos y otros indicadores, permite abandonar la oan
juridicista con la que una parte de las corrientes uae a
intentado estudiar las clases sociales a través de la peepee le
los medios de produccién”, y que tan facilmente llevé a muc ae
ubicar a pequefios propietarios de tierra al lado de Latent Boe
tarios industriales, sin tomar en cuenta ni las cualidades ean ;
los ingresos que perciben los primeros (medios de consumo dire: ay
del segundo (ganancia); ni los voltimenes de ingresos, i iene iS
menos el conjunto de obligaciones comunales que vali ee
propiedad agraria de una manera muy distinta a la propie
i mpresarial. ‘
vats beige) es también notorio el soslayo que hace oe
de la estructura de relaciones de poder, de mando, al interior de las
distintas actividades de trabajo en general y de produccién en Parti
cular, que diferencian radicalmente a las personas y grupos en ‘ rs
posiciones econémicas y, a la larga, en la trayectoria de esas posi
nes y también, en las condiciones de sus ingresos Ea n
parte, estos son temas trabajados por Dahrendorf", Wright? y
istinci6i "i fa de las practicas”, op.cit.
BOURDIEU P.: La distincién, Cap. “La economia i
2 DAHRENDORE, R.: Las clases sociales y su conflicto en la sociedad industrial,
Espafia, Rialp, 1980.
13 WRIGTH, E.O.: Clases, Espafia, S. XX1, 1995.
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS. 57
Roemer", pero que desligados de las otras clases de condiciones,
toman un cardcter abstracto e inaplicable. El recorte que Bourdieu
hace del capital econémico, lleva a limitaciones como las que se
pueden evidenciar, por ejemplo, a la hora de estudiar a la fraccién
empresarial constituida alrededor de la Propiedad estatal de las em-
presas. Su forma de ingreso monetario (salarial), la ubica en una
posicién media en el campo social, en tanto que el volumen y sus
indices de consumo lo ubican al lado de la burguesia industrial y
comercial. En cambio, si nos fijéramos en el Ambito de las relaciones
de poder en la organizacién y realizacién de los procesos laborales
como nucleo de la posicién econémica, este sector social claramente
queda ubicado entre las fracciones dominantes de la clase dominante,
tal como por ejemplo, acontecié en Bolivia en los afios 1950-80. Los
mecanismos conceptuales a través de los cuales medir esta relacién
de fuerza, como parte del capital econémico pueden hallarse en los
componentes del proceso de trabajo inmediato estudiados por
Marx’.
Igualmente en el caso de los trabajadores, la similitud de con-
diciones de ingreso y consumo entre obreros de la empresa privada
y estatal, que parecieran ubicar a ambos grupos en una misma posi-
cidn, se revela distinta cuando incorporamos el componente de las
relaciones de poder al interior de la estructura organizativa del pro-
ceso productivo. Los obreros de grandes empresas estatales, en base
a su ntimero, su interdependencia productiva y su importancia
econémica, pudieron crear redes de asociacién capaces de presionar
y ampliar trechos de autonomia, de poder, al interior de las empresas
que los catapulté como fraccién dirigente de las clases dominadas.
En cambio, a los obreros de pequefias empresas les fue mucho més
dificil, debido a su dispersién técnica, poner en pie estructuras
organizativas que ampliaran sus ingresos y crearan redes de apoyo
militante con otros sectores laborales.
La posibilidad de volver comprensibles el conjunto de las lu-
chas, de las trayectorias econémicas de las clases, de las incesantes
modificaciones técnico-organizativas en las que quedan objetivadas
las relaciones de fuerzas de esas luchas, y sobre las que se levantan
las caracteristicas de la estructura simbélica a largo plazo de las clases
14 ROEMER, J.E.: Teoria general de la explotacién y de las clases, Espaiia, S. XI,
1989.
15 MARX, K.: El Capital, México, S. XX, 1981. Tomo I.58 Atvaro Garcia LINERA
(la Hamada “acumulacién en el seno de la clase” de Zavaleta), requiere
ir ms alld de los factores fenomenoldgicos de la realidad del capital
econdmico mencionados por Bourdieu, a fin de sumergirse en las
fuerzas estructurales que constituyen el armazén del poder econé-
mico en la sociedad contemporanea. Es en las relaciones de poder al
interior de proceso de trabajo inmediato", de circulacién” y de re-
produccién en su conjunto", donde el capital ademas de develarse
justamente como relacién de poder cristalizada en relaciones de pro-
duccion distribuida entre los sujetos participantes del acto producti-
vo, atraviesa las esferas de circulacién y consumo ampliando la mi-
rada econémica de la construccién de clase del érea productiva a las
areas de circulacién, distribucién y consumo de bienes, con lo que es
posible dar cuenta de aquellas fracciones de las clases que sin parti-
cipar en la esfera productiva se constituyen en torno al comercio, la
administracién"’, etc.
Giddens ha intentado articular estas dimensiones del concepto
de clase en su definicién de las “capacidades de mercado” y de las
“fuentes inmediatas de las relaciones de clase””’ (relaciones de tra-
bajo dentro de las empresas productivas, lineas de autoridad dentro
del centro de trabajo y grupos distributivos). Por su parte, Toni Negri
propone el concepto de “composicién técnica de la clase”*! como
lugar donde ir a comprender los procesos de formacién econémica
de ésta, recuperando las variaciones en los componentes materiales
del proceso de trabajo. Tengo la impresién que cada uno de estos
conceptos podrian enriquecer mucho el significado de relaciones de
clase y poder econdmico, o “capital” en el sentido econémico, plan-
teado por Bourdieu.
En todo caso hay que sefialar que el concepto de capital en
general, y de capital econémico, en particular, que propone Bourdieu
tiene una connotacién distinta a la que estamos acostumbrados desde
Ibid
MARX, K.: El Capital, México, S. XX1, 1985. Tomo II.
MARX, K.: El Capital, México, S. XxX1,1988. Tomo IIL.
No es casual que Marx para hablar de las clases sociales en El capital,
hable primero del proceso de trabajo, del proceso de circulacién, del
proceso de reproduccidn en su conjunto y luego recién, como sintesis
de estos tres momentos, hable de las clast
GIDDENS, A.: La estructura de clases en las sociedades avanzadas, Espaiia,
Alianza Universidad, 1994.
NEGRI, T.: Del obrero masa al obrero social, Barcelona, Anagrama, 1980.
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS 59
una Optica marxista. En tanto que se trata de un concepto medible y
cuantificable a través del recuento de ciertos objetos poseidos que
parecen mas facilmente operativizables, otros componentes de la
definicién de Marx no son tomados en cuenta, como aquellos que
hacen hincapié en la relacién entre trabajo concreto que deviene
trabajo abstracto y, con ello, en la transmutaci6n del trabajo en capital,
en la metamorfosis del trabajo en trabajo enajenado o valor que se
autovaloriza. Con todo, creo que sus estudios sobre el proletariado
en Argelia, nuevamente retomados en sus reflexiones sobre la preca-
riedad obrera de fin de siglo, establecen un acercamiento a la proble-
matica de la composicion técnica de la clase capaz de engarzar
estructuras simbélicas fragmentadas con transformaciones al interior
de las relaciones de poder dentro de los procesos de trabajo contem-
pordneos”.
6. El capital cultural 0 informacional
Son el conjunto de “factores eficientes”, de bienes, de pro-
piedades que permiten a sus poseedores ejercer un poder en
alguna drea especifica de las practicas culturales. Estas pueden
ser en el conocimiento, en la educacién escolar 0 universitaria, en
el lenguaje, el idioma, la ciencia, la estética, los gustos y, en general,
en los modos de apropiacién de los objetos culturales legitimos
con que cuenta una sociedad y que pueden considerarse como
distintas variantes del capital cultural 0 subcapitales que dan lugar
a especificos campos de competencia cultural como e! campo
artistico, el campo cientifico, el campo cultural, el campo lingiifs-
tico, etc.
Este capital puede presentarse de tres maneras:
en estado incorporado, esto es como cualidad aprendida depo-
sitada en el cuerpo, adherida a la corporeidad de las personas y
cuya existencia objetiva no puede separarse de la subjetividad
poseedora del bien como el capital lingiiistico, los saberes here-
dados por los aprendizajes tempranos de la familia, los arqueti-
Pos estéticos primordiales con los que las personas valoran el
mundo, etc.
22 BOURDIEU, P:: Contrafuegos, Espafia, Anagrama, 1999,Atvaro Garcfa LINERA
ii, enestado objetivado, como los libros, cuadros, maéquinas, y otros
medios culturales objetivos en los que ha quedado cristalizado
un trabajo cultural previo y que poseen un poder negociable en
el mercado cultural.
iii, en estado institucionalizado®, como los titulos escolares, uni-
versitarios (grados escolares, titulos universitarios), de pos-gra-
do (diplomados, maestrias, doctorados), y en general los certii
cados académicos emitidos por instituciones de “consagraci6n
y legitimacién del bien cultural”, a través de los cuales se tabulan
en términos de una convencién social aceptada, los grados del
“saber” de las personas.
Ciertamente la introduccién del concepto de capital cultural
permite dar cuenta de una serie de factores de poder social, como el
conocimiento y la informacién, que anteriormente fueron trabajados
como elementos fundamentales del desarrollo de la sociedad mo-
derna, de su creciente mercantilizaci6n*, pero no desde el punto de
vista de las multiples posiciones sociales en las que puede quedar
colocado el sujeto poseedor de esos distintos bienes culturales, o del
creciente papel regulador de ese poder, asumido por diversos esta-
blecimientos culturales estatales y privados.
Aqui, Bourdieu retoma a su manera el concepto weberiano de
cualificaciones negociables en el mercado*, y sefiala como es que
los bienes culturales pueden ser vistos como “propiedades” nego-
ciables en el mercado, que otorgan alguin tipo de beneficio y alrededor
de los cuales se forman competencias especificas que dan lugar al
“campo cultural” en sus distintos estados y tipos.
En términos de la definicidn de clase social, esta propuesta per-
mite retomar el Ambito cultural y los bienes culturales que se distribuyen
en el campo de la cultura legitima, como un momento objetivo de la
posicién de clase. Ya en su tiempo, Poulantzas, en su esfuerzo por salir
de una definicién economisista de las clases sociales hizo un intento por
incorporar el nivel ideolégico, cultural y politico como componentes
23. BOURDIEU, P.: Antropologia reflexiva, 82 pp.
24 Sobre la ciencia ver, MARX, Karl: Elementos fundamentales para la critica
de la economia politica (Grundrisse), México, S. XX1, 1982; sobre el trabajo
material e inmaterial, MARX: Economic manuscript of 1861-1863, London,
Lawrence y Wishart, 1989.
25 WEBER, M.: Economia y sociedad, México, FCE, 1982.
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS 61
estructurales de la constitucidn de las clases* . Bourdieu, muestra el pa-
pel decisivo que cumple el capital cultural en sociedades modernas como
la francesa, colocdndolo como el segundo capital en importancia para
medir el volumen y estructura del capital total con el que se diferencian
objetivamente las clases, y que permite por ejemplo, a grupos de profe-
sionales titulados en las més importantes universidades francesas ocu-
par puestos (dominados) al interior de las clases dominantes; ademas,
brinda una serie de parametros mediante los cuales medir las maneras
incorporadas e institucionalizadas de acumulacién (gradacién de titu-
los escolares, conocimientos precoces que se valoran en las formas de
diferenciar y consumir los productos culturales), asi como las reglas que
tigen su distribucién” y su consagracién® en determinados campos
especificos del universo cultural.
Es importante recordar que el capital cultural son maneras ar-
bitrarias pero legitimadas y legitimantes de valorar determinadas prac-
ticas y bienes culturales, por lo general definidas, aunque no necesa-
riamente creados, por las clases dominantes; pero también mediante
las cuales las clases dominantes se hacen histéricamente. Por ejemplo,
en un espacio social multilingiiistico como el que existe en Bolivia, la
deificacién del espafiol como lengua legitima a través de la cual las
personas y los grupos sociales se jerarquizan, se distinguen, compiten
y crean estructuras de dominaci6n, es un atropello que ha tomado con
el tiempo una legalidad aceptada incluso por la mayoria de las perso-
nas cuya lengua primera no es el espafiol, pero por la cual despliegan
muiltiples estrategias para que lo sea, produciéndose, como inevitable
efecto de campo del enclasamiento, las multiples gradaciones
escalanadas de posicionamiento en el ejercicio del capital lingiiistico
legitimo y las variadas distinciones con las que cada fraccién de
enclasamiento busca reafirmar su posicién cultural, 0 alcanzar Ia in-
mediatamente superior mediante la desvalorizacién y estigmatizacién
del uso lingiiistico de la inmediatamente inferior. Las discriminacio-
nes lingiiisticas, pero también en otros terrenos de la cultura como la
vestimenta, la estética, la educacién escolar, etc., pueden ser vistas asi
26 POULANTZAS, N.: Poder politico y clases sociales en el capitalismo actual,
México, S. XXI, 1969 y Las clases sociales en el capitalismo actual, México, S.
XXI, 1980.
27 BOURDIEU, P:: Los estudiantes y la cultura, Espafia, Labor, 1969; BOURDIEU,
Pierre-PASSERON, J.C.: La reproduccién, Espafia, Laia, 1981.
28 BOURDIEU, P.: Las reglas del arte, Barcelona, Anagrama, 1995.62 Atvaro Garcia LINERA
como complejas maneras de enclasamiento social, de constitucién cul-
tural de las clases. Sobre esto volveremos después.
c. El capital social
Es la “suma de recursos, actuales 0 potenciales, correspondientes
a un individuo o grupo en virtud de que estos poseen una red
duradera de relaciones, de conocimientos y reconocimientos mutuos,
mas 0 menos institucionalizados”” . Se trata de las redes sociales de
conocimiento pero, ante todo, de reconocimiento que permiten a las
personas movilizar en su favor y en determinados momentos una
serie de apoyos, de garantias, de influencias, que le proporcionan
algtin tipo de bien material o simbélico. Las relaciones de parentesco,
los clubs secretos, la pertenencia partidaria, las amistadas cultiva-
das, las cofradias, la vecindad, etc., son aspectos de estas redes de
relaciones resultantes de “estrategias de inversién social” como los
dones, la participacidn en reuniones, las visitas en ocasiones regulares,
que ponen en movimiento un tipo de intercambio simbélico de
palabras, regalos, mujeres, sentimientos, desplazamientos y escenifi-
caciones corporales, capaces de crear un efecto de reconocimiento
mutuo, que luego puede traducirse en una multiplicaci6n del capital
econémico 0 cultural poseido.
Gran parte de este capital de relaciones no necesariamente son
empresas conscientes y calculadas. Muchas de estos lazos son em-
prendidos como deberes familiares, tradiciones 0 inclinaciones
emotivas que crean un efecto de denegacién subjetiva de su funcién
objetiva.
En el caso de Bolivia, ya desde la época colonial y posible-
mente antes, las crénicas nos hablan de la importancia de las relacio-
nes de parentesco en la sociedad andina. Waman Puma de Ayala,
Garcilazo de la Vega y las visitas a Songo y al sefiorio Lupaca, refie-
ren a un significado de pobreza social en la sociedad comunal, fun-
dada en la carencia de parientes” que permitan activar los circuitos
de circulacién de la fuerza de trabajo, y no tanto en la sola posesién
de tierras y ganados, aunque en particular este tiltimo también esta-
29 BOURDIEU, P.: Antropologia reflexiva, 82 pp.
30 POMADE AYALA, Waman: El primer nueva coronica y buen gobierno, México,
S. XI, 1988; GARCILAZODE LA VEGA, El Inca: Comentarios reales, Mé
Porrua, 1990.
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS 63
blecia diferencias sociales al interior de los ayllus™. Existen muchos
trabajos sobre relaciones de parentesco en la sociedad andina con-
tempordnea tanto referida a las estructuras comunales y grupos sub-
alternos™, como a las elites dominantes®, que vuelven a mostrar la
importancia que este “bien” tiene para la reproducci6n de las unida-
des familiares, las comunidades y la propia reproduccién de la fuer-
za de trabajo asalariada urbana. En tanto que A. Spedding ha formu-
lado la hipétesis de que el capital social en su forma de “red de
parientes consanguineos y afines, muchas veces complementado por
parientes rituales (compadres, padrinos)”* desempefia hoy una im-
portancia mayor que el capital cultural en la formacién de patrimo-
nio de bienes sociales de las personas; sin embargo, no queda claro
como es que la acumulacién de este capital que se presenta de ma-
nera segmentada puede tener una estructura de distribucién des-
igual a escala social, que permita diferenciar las posiciones ocupa-
das por los grupos sociales.
La importancia del capital social puede ser utilizada para
entender multiples comportamientos sociales a través de los cuales
pareciera desplegarse su utilizacién 0 reconversién. Por ejemplo, en
el caso del microcrédito donde las garantias prendarias (bienes eco-
némicos) son sustituidas por la “garantia solidaria”, que en verdad
es un eufemismo de esta refuncionalizacién empresarial del capital
social de honorabilidad y respetabilidad que esta en juego entre pa-
rientes y conocidos reunidos en el “grupo solidario”, y que permite
al capital financiero no sdlo aplicar una tasa de convertibilidad del
capital social del prestamista en capital econémico, sino que ademas
puede metamorfosearse en capital econédmico expropiado, con una
de las tasas de rentabilidad mds elevadas del sistema financiero (cerca
31 GARCI DIEZ DE SAN MIGUEL: Visita hecha ala provincia de Chucuito (1567),
Casa de la cultura del Peru, 1964. Visita de los valles de Songo, en los yunka
de coca de La Paz (1568-1570), Madrid, 14, 1991.
32. BOLTON, R.-MAYER, E.: Parentesco y matrimonio en los andes, Lima,
Pontificia Universidad Catélica del Pert, 1980; ARNOLD, D. (comp.):
Gente de carne y hueso. La trama del parentesco en los andes, La Paz, CLASE/
ILCA, 1999; ALBG, X.-MAMANI: Esposos, suegros y padrinos entre los aymaras,
La Paz, CIPCA,1976.
LOPEZ BELTRAN, C.: Alianzas familiares. Elite, genero y negocios en la Paz,
S. XVIII, Lima, IEP, 1998.
SPEDDING, A.: Una introduccién a la obra de Pierre Bourdieu, La Paz, \Dis,
1999.64 A varo GarciA LINERA
del 48% anual). Otro lugar donde ir a explorar esta presencia del
capital social es en la manera de la constitucidn de las clases domi-
nadas y, en particular, del proletariado industrial. A diferencia de
los obreros ingleses desarraigados ferozmente por el proceso de
acumulaci6n originaria que rompié radicalmente lazos y vinculos
con la tierra y la economia agraria, el proletariado boliviano es resul-
tado de procesos de migracién de personas que, abandonando las
comunidades llegan a su destino sin necesariamente romper con su
punto de partida; y lo hacen en medio de redes vinculantes con el
lugar de origen que habilitan una presencia material y cultural asen-
tada en la vida comunal-campesina, que de distintas maneras, y pese
al discurso obrerizante de cierta intelectualidad, han atravesado los
comportamientos y representaciones colectivas en el nuevo escenario
obrero. Esta presencia se la puede reconocer ya sea en las caracteris-
ticas de cierta predisposicién a la solidaridad grupal, al espiritu de
cuerpo, como en cierto tipo de disciplina y de formas de rebelién
practicada por los obreros reclutados de las migraciones en los afios
40, 50, y 60, que los diferencia notablemente, de las predisposiciones
con las que los nuevos obreros, jévenes, hijos de migrantes de se-
gunda generacién y disciplinados por la escuela en la competencia,
el individualismo y la obediencia, arriban al mundo de la fabrica.
d. El capital simbdlico
Es el capital mds complejamente definido por Bourdieu y el
que permite, luego, articular la conformacién del campo simbdlico
como un nivel expresivo y actuante de toda la trama de las clases
sociales. “El capital simbélico es una propiedad cualquiera, fuerza
fisica, belleza, riqueza, valor guerrero que percibido por los agentes
sociales dotados de las categorfas de percepcién que les permite per-
cibir y reconocerla deviene simbélicamente”® , En términos iniciales
es el honor, el prestigio que ya fueron sefialados por Weber. El aporte
de Bourdieu es el de articularlo en una estructura patrimonial de
bienes eficientes diferencialmente distribuidos entre todos los miem-
bros de la sociedad; y ademés, el precisar su capacidad de construc-
ci6n de realidades simbélicas de consecuencias prdcticas. “Es cual-
quier tipo de capital cuando es conocido y reconocido” ante la sola
presencia corporal de su propietario, del representante o del sello de
35 BOURDIEU, P.: Antropologia reflexiva, op.cit.
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS 65
la institucién que posee algun tipo de capital; es un “crédito, una
especie de anticipo que la creencia del grupo slo puede conceder a
quienes més garantias materiales y simbédlicas le ofrece”*. Es una
creencia que otorga un poder suplementario a quien ha obtenido
suficientes muestras de reconocimiento de un poder (capital econé-
mico, cultural o social) y que con su sola presencia, y sin la necesidad
de exhibir efectivamente la dimensién de su capital, recibe el reco-
nocimiento del grupo al que se dirige, de la legitimidad de su poder.
El capital simbélico es, pues, la capacidad de consagrar, de
hacer reconocer como legitimo lo que se hace, se dice, se toma, se
usa, se propone” sin necesidad de pasar por la via de la verificaci6n
o la constatacion de las condiciones de eficacia o poder econémico y
cultural de quien lo hace, pues pareciera que estos se hallan tdcita-
mente reconocidas en el cuerpo e institucién proponente, aunque no
estén presentes ni practicamente verificadas.
Se trata de un capital que suponiendo la existencia de todos
los demas capitales los atraviesa y los ayuda a sostenerse pues todos
ellos afirman su calidad de bienes deseables en tanto son objeto de
reconocimiento social como bienes apetecibles y por los cuales vale
la pena competir, luchar, etc. Esto significa que necesitan de un reco-
nocimiento como poderes accesibles bajo ciertas formas y reglas que
permiten sostener la reproduccién del orden establecido; necesitan
de una fuerza de legitimidad, de validacién, proporcionado por el
poder simbélico que coerciona el campo de posiciones y de relaciones
entre esas posiciones.
Se trata de un poder de suma importancia para entender los me-
canismos suaves pero duraderos y de gran alcance mediante los cuales
las relaciones de dominacién social se mantienen o pueden ser desmon-
tadas. Esto se lo puede ver, por ejemplo, en el efecto de autoridad peda-
gogica de un profesor sobre su alumno més alld de la nota, de la voz
autorizada de un juez sobre el procesado mis alla de la coaccién poli-
cial, de un ministro sobre la ciudadania a la hora de decidir el rambo de
las politicas gubernamentales 0, de un reconocido comentarista sobre
sus oyentes acerca de la situacién del pais. En términos de las luchas
que se desatan por la enunciaci6n legitima de las cosas, la lucha politica
es el lugar privilegiado del ejercicio del poder simbélico. Retomaremos
nuevamente esta linea argumental del capital y el poder simbélico.
36 BOURDIEU, P:: El sentido practico, Las reglas del arte, 224 pp.
37 BOURDIEU, P.: Las reglas del arte, 224 pp.66 ALVARO Garcia LINERA
El conjunto de estos cuatro grandes bloques de capital, que en
su interior presentan sub-especies de capital (capital lingitistico, ca-
pital estatal, capital politico, etc.), a su vez, presentan unas caracte-
risticas de forma y contenido. En primer lugar son poderes
bidimensionales; tienen cualidad (estructura) que permite hablar de
distintos tipos de energia o poder social que dan lugar a un campo
especifico y a diferencias en el campo que vendrian a ser algo asi
como fluctuaciones, polos 0 curvaciones de la energia que crean plie-
gues interdependientes en la topografia del campo. Tienen, ademas,
volumen que permite medir la distribucién especifica de la energia
al interior del campo. El capital total poseido por las personas y gru-
pos es la combinacién compleja de volumen y estructura de todos
Jos capitales, que sefiala la composicién cuantitativa del capital total
y los tipos de capital de los que esta compuesto.
En segundo lugar, existe una relacién de convertibilidad de
los capitales que asume varias direcciones. Vertical, entendida como
una variaci6n en los vohimenes de cada capital especifico y que es
la resultante de las estrategias de valorizacién o desvalorizaci6n
incesante con la que las distintas posiciones se confrontan en el es-
pacio social. Por ejemplo, es la carrera universitaria que iniciada en
un colegio privado prestigioso culmina en una licenciatura 0 doc-
torado en alguna universidad, que dependiendo de su prestigio,
otorgaré mayor o menor valor a la titulaci6n. Es la acumulacién
empresarial en sentido estricto de acumulacién ampliada, simple o
quiebra, etc.
Convertibilidad externa, que es la capacidad de convertir un
especifico volumen de un tipo de capital en otro volumen de otro
capital a través de una “tasa de cambio” que varia histéricamente
“seguin las luchas en el campo” de eficacia del capital, y en el campo
de poder que tiene la capacidad de modificar externamente esta tasa
de convertibilidad. Por ejemplo, durante la época de la UDP una sim-
38 “Podria afirmar, simplificando mucho las cosas, que la construccién
del Estado burocratico, adopto la forma de un proceso de concentra-
cién de diferentes especies de poder, o de capital, y que desemboco, en
un primer momento, en la monopolizacién privada por el Rey- de un
poder ptiblico, a la vez externo y superior a todos los poderes privados
(los sefiores, los burgueses urbanos, etc.). La concentracién de estas di-
ferentes especies de capital -econémico (gracias a la tributacién), mili-
tar, cultural, juridico y, mas generalmente, simbolico- que corrié pareja
con la construccién de los diferentes campos correspondientes, ori;
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS 67
ple medida administrativa del gobierno (capital estatal® ) convirtid
los ahorros en bolivianos de miles de trabajadores, en papel basura
en menos de un mes; o también la posibilidad de utilizar el sistema
judicial para devaluar o restringir el acceso del sector empresarial
del narcotrafico en su arribo a las fracciones dominantes de las clases
dominantes, etc.
Convertibilidad interna o reconversién de las especies de
capital a la que se ven incesantemente sujetos los detentadores pri-
vilegiados de los capitales legitimos. Es sabido que por efecto del
campo, los poseedores de menores voltimenes de capital o clases
dominadas permanentemente buscan ampliar el volumen de sus
posesiones o modificar la composicién de las posesiones legitimas
para valorizar las que ellos tienen. Los sectores dominantes, a la
vez para mantener su posicién de dominantes ante esta incursién
de los arribistas que desvalorizan, por via de su generalizacién el
privilegio de los poderes poseidos, s6lo pueden mantener su posi-
ci6n social por medio de la reconversién del capital de una especie
que garantice el monopolio reducido de su adquisicién y con ello
su revalorizaci6n, su distincién y que més pronto o mas tarde vol-
vera a ser “vulgarizada” por la biisqueda de ascenso de las clases
subalternas, llevandola a crear nuevamente otros especies de capi-
tal escasos y legitimos que garanticen su exclusividad, y asi
ininterrumpidamente en un tipo particular de “revolucién perma-
nente”*’.
el surgimiento de un capital especifico, propiamente estatal y nacido
de la acumulacién, que permite al Estado ejercer un poder sobre los
diferentes campos y sobre las diferentes especies particulares de capi-
tal. Esta especie de metacapital capaz de ejercer un poder sobre las otras
especies de capital y, en particular, sobre las tasas de intercambio entre
ellas, define el poder propiamente estatal. De ahi se desprende que la
construccién del Estado sea simultanea a la construccién del campo del
poder, entendido como el espacio de juego dentro del cual los poseedo-
res del capital (de diferentes especies) luchan, sobre todo, por el poder
sobre el Estado, es decir, sobre el capital estatal que otorga poder sobre
las diferentes especies de capital y sobre su reproduccién (en particular
através de la institucién escolar)”. BOURDIEU, Pierre: Respuestas por una
antropologia reflexiva, 76 pp. También, BOURDIEU, P.: La noblesse d Etat,
Minuit, Paris, 1989, cuarta parte: “le champ du pouvoir et ses
transformations”.
BOURDIEU, P.: Las reglas del arte, 355 pp.68 A.varo Garcia LiNERA
“Ese principio del movimiento perpetuo que agita el campo
no estriba en un primer motor inmévil, sino en la propia lucha que,
producida por las estructuras constitutivas del campo, tiende a re-
producir sus estructuras, sus jerarquias. Reside en las acciones y las
reacciones de los agentes: éstos no tienen més eleccién que luchar
para conservar 0 mejorar su posici6n, es decir conservar 0 aumentar
el capital especifico que sdlo se engendra en el campo; de este modo
contribuyen a imponer a los demés las coerciones, a menudo experi-
mentadas como insoportables, fruto de la competencia (salvo, claro
esta, si se excluyen del juego mediante una renuncia heroica que,
desde el punto de vista de la illusio, es la muerte social y, por lo tan-
to, una opcién impensable® )”.
Este principio de transformacién ininterrumpida mediante
el cual los privilegios y las posiciones de clase se conservan es muy
util para entender por ejemplo como es que en el campo del capital
cultural universitario, después de las oleadas de ingresos de jévenes
de las clases populares a la universidad publica, anteriormente re-
servada a las “clases medias” acomodadas, pudieron romper el
peligro de “vulgarizacién” y consiguiente devaluacién de los titulos
universitarios mediante la jerarquizacién de ciertas carreras mas
prestigiosas o la apertura de universidades privadas en las cuales
volvieron a atrincherarse para validar la escasez de sus propiedades
legitimas diferenciadoras. La vestimenta, los usos lingiiisticos y, en
general, el espacio de los estilos de vida, es otro lugar tremenda-
mente revelador de estas estrategias (conscientes y pre-reflexivas)
con las que los agentes tienden a reproducir su existencia social en
tanto diferencia, en tanto clases de condiciones de existencia
diferenciadas.
Por tiltimo, Bourdieu propone la existencia de un principio de
reconocimiento del capital que se halla presente en la propia reali-
dad objetiva del capital, en tanto aceptacin tacita entre las personas
que estén en el campo, de que esta en juego un bien acaparable y
escaso en torno al cual las personas se posicionan en el campo. Es un
interés, una illusio" , una libido social® una finalidad buscada a través
de acciones “subjetivamente interesadas o desinteresadas” que
40 BOURDIEU, P.: Meditaciones pascalianas, Barcelona, Anagrama, 1999, 201
PP: "
41 BOURDIEU y WACQUANT: Antropologia reflexiva, primera parte.
42 BOURDIEU, P: Meditaciones pascalianas, Cap. “Conocimiento por cuerpos”
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS 69
proporcionan una funcionalidad de direccionalidad en el campo y
adhiere a los sujetos a las reglas del campo. Hay tantas illusios o com-
prensiones del sentido del “juego social” como campos existen, a la
vez que internamente este interés especffico varia en cada campo
segun la posicién que se ocupe en él.
Hay por tanto segtin Bourdieu una razén, un sentido, un
“interés” en todas las acciones humanas incluidas aquellas en que
se presenta el “interés por el desinterés”*. Una forma particular
del “interés”, de libido social es el beneficio estrictamente eco-
némico; pero otros campos generan otro tipo de interés en el que
mas bien la busqueda de beneficios econémicos esté desacon-
sejado y la “acumulaci6n”, la ganancia se la obtiene por la capa-
cidad de “dar”, de ser generosos, desinteresados sin necesidad de
que ello haya sido calculado o conscientemente producido. E] inte-
rés por el desinterés por lo general puede ser vivido como un
hecho de gratuidad satisfactoria, de generosidad espontdnea,
prerreflexivo; eso no quita sin embargo la concordancia de una
serie de actos sociales en un campo social donde la gratuidad es
recompensada simbélicamente, dando lugar a la distribucién de
clases de honor, respetabilidad, prestigio, autoridad y otras formas
de poder simbélico.
Tenemos asi una interpretacin distinta del significado de los
actos de “gratuidad social” del “don” que ha sido expuesta por
autores conocidos*. Para Bourdieu, “la mayor parte de las accio-
nes de los sujetos son econdmicas objetivamente®, sin ser econé-
micas subjetivamente, sin ser el resultado de un calculo econémico
racional”. Se trata ciertamente de una reinterpretacion de la dialéc-
tica histérica de los fines“ y de la ampliacién de una interpreta-
cién materialista de las practicas sociales en torno al concepto de
“economia de los bienes simbélicos” en la que la ganancia econé-
mica queda en suspenso o reprimida pero en tanto otros beneficios
43. “Es posible un acto desinteresado?”, en Razones practicas.
44 MAUSS, M.: Sociologia y antropologia, Madrid, Tecnos, 1971. BATAILLE, G.:
La parte maldita, Barcelona, Icaria, 1987. SAHLINS, M.: Economta de la edad
de piedra, Espaita, Akal, 1983. GODELIER, M.: El enigma del don, Barcelona,
Paidos, 1998. DERRIDA, J.: dar (el) tiempo. I. La moneda falsa, Barcelona,
Paidos, 1995; GODBOUT, J.: El espiritu del don, México, S. XX1, 1997.
45 Esto es, presentan un interés del que el interés econémico es apenas
una variante particular.
46 HEGEL, G.W.F: Enciclopedia de las ciencias filos6ficas, México, Porrua, 1973.70 Auvaro Garcia LINERA
simbélicos emergen como recompensa de la actitud antieconémica
(generosa), y mds atin si ella es desplegada al margen de cualquier
célculo consciente o deliberado. La economia de los intercambios
domésticos, el campo artistico, literario, cientifico, son lugares que
pueden ser estudiados a partir de las reglas de una economia de
bienes simbdlicos.
1.2. Principios secundarios de la condicién de clase
Junto a las propiedades principales de condiciones de existen-
cia que pueden clasificarse por el nombre de una “profesién
(asalariados agricolas, agricultores auténomos, peones, obreros
especializados, obreros cualificados, empleados de oficina, empleados
de comercio, artesanos, pequefios comerciantes, técnicos, servicios
médico-sociales, maestros, industriales, grandes comerciantes, banque-
ros...), existen otro tipo de propiedades como la ubicacién en el espacio
geografico respecto a los valores econémicos y culturales legitimos, y
que habilita tanto la cercanja o la lejania de las personas a un acceso
real a los capitales por su competencia y posesién, como el hecho de
que la apropiacién geografica tiende a aproximar a personas que por-
tan parecidas propiedades y distancias sociales con los centros de ubi-
cacién de los poderes, ampliando las probabilidades de encuentros
“fortuitos”, de avenencias entre personas de una misma posicién social.
Otro de estos capitales secundarios es el sexo: “una clase se de-
fine en lo que tiene de mds esencial por el lugar y el valor que otorga a
los dos sexos y a sus disposiciones socialmente constituidas””, por lo
que las maneras que existen de vivir la feminidad y la masculinidad
son tantas como clases sociales existan. La edad, pero en particular,
la etnicidad, son otros criterios de seleccién y de exclusién social
que Bourdieu propone integrar al espacio multidimensional de
poderes y posiciones que conforman la clase social. Aunque no existe
un trabajo especffico de Bourdieu en el que se abarque de lleno
el papel de las diferenciaciones étnicas en la sociedad actual, en
antiguas como nuevas investigaciones ha tratado esta tematica**. En
47 BOURDIEU, P.: La distincién, 106 pp, también: “La dominacién masculi-
na”, en revista: La ventana, México, UAG, 1995, BOURDIEU, P.: La
domination masculine, Paris, Seuil, 1998.
48 BOURDIEU, P.: Sociologie de l' Algérie, Paris, PUF, 1975; BOURDIEU, Pierre:
La miseria del mundo, Argentina, FCE, 1999.
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS 71
particular, en el texto de 1958 titulado Sociologia de Argelia, propone
una atractiva articulacién entre constitucién material de las clases
y diferenciacion étnica en el marco de una sociedad colonial como
la argelina. Lo interesante de lo estudiado es cémo la apropiacién
de los poderes econémicos fundamentales por parte de los coloni-
zadores se reafirma, se protege y se legitima a través de la enuncia-
ci6n y ejercicio de unas diferencias de castas, que crea un tipo de
endogamia colonial de clase, reproductora de las estructuras de do-
minaci6n social. Este tema lo volveremos a tratar en los siguientes
apartados.
1.3. Clase de trayectoria”
Se trata de la pendiente o grado de inclinacidn de la linea de
recorrido social de las personas que acompafia y predispone objeti-
vamente el valor de las propiedades y la intencionalidad de las
acciones™,
La trayectoria social medida por la posicién social de origen
del sujeto o del padre y madre del sujeto presenta una doble utili-
dad a la hora de estudiar las caracteristicas internas de los capita-
les. Por una parte informa sobre la estabilidad, la seguridad la tem-
poralidad de los capitales poseidos en un momento fijo, y con ello
las zonas mas fuertes de la estructura de su patrimonio y las mas
débiles, las mds erosionadas o poco trabajadas. El lugar para evi-
denciar la funci6n de la trayectoria en las clases sociales es el espa-
cio de los estilos de vida donde personas que ocupando una posi-
ci6n social de clase, por la naturaleza y volumen de sus capitales,
mantiene gustos y practicas, por ejemplo estéticas, de vestimenta 0
decoracién, de la posicidn social de origen que manifiestan su tra-
yectoria ascendente pero atin no consolidada o decadente pero
insuflada, etc.
49 BOURDIEU, P.: La distincién, 108 pp. y ss.
50 “Esto hace que sea posible distinguir propiedades ligadas a la posicién
definida sincrénicamente y propiedades ligadas al devenir de la posi-
cién; en efecto, dos posiciones aparentemente idénticas desde el punto
de vista de su sincronia pueden mostrarse profundamente diferentes si
se las refiere al tinico contexto real: el devenir histérico de la estructura
social en su conjunto, y el de la posicién”. BOURDIEU, P.: “Condicién de
clase y posicién de clase”, en Estructuralismo y sociologia, Buenos Aires,
Nueva visién, 1973.72 Atvaro Garcia LINERA
En la trayectoria uno puede apreciar la acumulaci6n de los
capitales en la particularidad de las luchas, de las estrategias singu-
lares que los sujetos han tenido que emprender para llegar 0 verse
obligados a llegar hasta donde estan; de los recursos en los que se
han apoyado, los que han desechado y, en general, el movimiento
generativo de las luchas de clases que se han tenido que desplegar
para el enclasamiento, desclasamiento 0 reenclasamiento que sélo
existen por esas luchas.
Por otra parte, la clase de trayectoria permite a su vez, delimitar
con mayor precision el abanico de las estrategias posibles objetivas y
de las mas probables dentro de esos posibles para ampliar 0 repro-
ducir los capitales poseidos hasta un momento dado. Cada propiedad
objetiva en un campo habilita un haz de posibles trayectorias de entre
las cuales las més probables a ser emprendidas estan definidas, entre
otras cosas, también por la direccionalidad particular de las luchas y
acumulaciones emprendidas anteriormente.
Ahora bien, el conjunto de todas estas propiedades que definen
multidimensionalmente las posiciones objetivas de clase presentan,
en cada realidad social, un rango de preponderancia, de influencia y
articulacién que s6lo la investigacién empirica puede proporcionar,
por lo que la importancia del volumen de cada capital se establece
por su relacién con los otros capitales: de ahi que insista Bourdieu en
que “una clase no se define por una propiedad... o una suma de pro-
piedades... ni una cadena de propiedades... sino por la estructura de
las relaciones entre todas las propiedades pertinentes, que confieren
su propio valor a cada una de ellas, y a los efectos que ejercen sobre
las practicas”*'.
Es la “estructura patrimonial” de las propiedades y las relacio-
nes entre esas propiedades la que confiere el peso especifico a cada
una de ellas, por lo que se requiere tomarlas en su conjunto y su
interrelacién para establecer el posicionamiento social de clase de
los sujetos. De esta manera, es el sistema de propiedades principales
y secundarias el que “determina la posicién ocupada en el campo de
las luchas de clases y que es determinado por ellas”, por lo que las
clases pueden ser vistas como especificas maneras de posicionamiento
51 BOURDIEU, P: La distincién, 104 pp. Sobre una interpretacién parecida
que propone ver a las clases como efectos de estructuras resultantes de
Ia relacionen de los niveles econémicos, ideolégicos y politicos de la
sociedad, ver. POULANTZAS, op. cit.
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS 73
en el espacio social del que los distintos capitales y propiedades no
son més que distintas dimensiones de un mismo poder social consti-
tutivo del espacio. Hay sociedades tradicionales donde, por ejem-
plo, el capital simbélico es el inico que se puede acumular personal-
mente dado que las relaciones de propiedad de la tierra esta limitada
por la propiedad colectiva y las maneras familiar-comunales de cir-
culacién de la fuerza de trabajo, en tanto que en las sociedades mo-
dernas mayor relevancia tienden a centrarse en el capital econémi-
co. Igualmente, las propiedades étnicas pueden jugar un papel
importante en determinadas sociedades como la nuestra, etc.
II. Habitus 0 capital incorporado
Efecto de estructuracién material y simbélica
pa a
7 L,
Espacio de las posiciones Espacio de las disposiciones | Espacio de las tomas de posicién
Definido por ta ocupacion ~ | atravds des practias
de bienes y propiedades (estilos de vida)
I I
Momento del ser de clase objetivo
Momento del ser de clase percibido
I d
Principio de diferenciacién objetivo Principio de distincién
—<——______..
Efecto de diferenciacién material y simbdélica
Se trata de una de las categorias conceptuales mds ricas y com-
plejas del sistema bourdiano que permite unir el mundo de las posi-
ciones objetivas con el de las elecciones subjetivas, lo material con lo
simbélico.
A través de ella se intenta superar el idealismo de la “teoria
de la conciencia” respecto a la intencionalidad racional de las acciones74 ALvaro Garcia LINERA
sociales, que supone que todas las elecciones practicas son objeto de
una intencionalidad consciente que pudiera modificarse también a
través de la conciencia. Versiones derechistas de esta tendencia son
todas esas politicas ptiblicas de género o de interculturalidad que
pretenden superar la dominacién étnica-nacional o la dominacién
masculina a través de campaiias propagandisticas de concientizacin.
Versiones izquierdistas serian todas aquellas que profesan la prepa-
raci6n de la revolucién a través de la “conscientizacién” de las masas
oprimidas a través de la lectura del programa del partido de “van-
guardia” poseedor del conocimiento de las leyes del cambio social.
Ambas, atribuyen a una machacona pedagogia escolar de inculcacién
de saberes la clave para que los dominados salgan de su “engafio” y
alcancen la redencién social, sin darse cuenta de que los mecanismos
de dominacién no sélo tienen una realidad objetiva en los modos de
distribucién de los poderes objetivos (capitales) sino en las propias
disposiciones mentales y corporales de dominantes y dominados,
por encima, por debajo y por atrds de la reflexién consciente que
sobre su situacién pudiera hacer cualquiera de ellos. Dado que como
propone Bourdieu la objetividad de las posiciones sociales de clase
va mas alld de la ocupaci6n de propiedades y moldea el propio cuer-
po de los sujetos, no habria que perder de vista que esta misma obje-
tividad de las posiciones y cuerpos, asume una forma tecnoldgica
particular y que a la hora de la produccién de los bienes y las dispo-
siciones corporales, es la propia materialidad de las tecnologias
usadas para esos fines la que tiene una intencionalidad social amal-
gamada a su coseidad.
Hablamos entonces de los habitus como principios de percep-
cién, de recepcidn, de guia de las practicas sociales que han resulta-
do de la transmutacién de las fuerzas de las posiciones objetivas, de
ja historia de las condiciones de clase, en esquemas mentales y usos
del cuerpo adecuados a esas posiciones y a esas luchas mediante las
cuales las personas aprenden, significan y acttian en el mundo sin
que necesariamente sean esquemas conscientes de accién sobre el
mundo*.
52 Una problemitica similar, pero trabajada de manera distinta, ha sido
Juego propuesta por Giddens a traves de los conceptos de “conciencia
discursiva” y “conciencia practica”. Sobre esto ver, GIDDENS, A.: The
constitution of society: outline of the Theory of Structuration, University of
California Press, 1985.
EsPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS @
“Los condicionamientos asociados a una clase particular de
condiciones de existencia producen habitus, sistemas de disposicio-
nes duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispues-
tas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir como
principios generadores y organizadores de practicas y representa-
ciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin supo-
ner la buisqueda consciente de fines y el dominio expreso de las ope-
raciones necesarias para alcanzarlos”®. El habitus es la estructura
interiorizada prerreflexiva del lenguaje y la gramatica, con las que
las personas producen, de manera similar a como la conversacién
cotidiana produce la significacién del mundo, las conductas, las elec-
ciones, los ordenamientos de sus acciones cotidianas en la manera
de hablar, de vestirse, de valorar a una persona, de apreciar estética-
mente a otra, de elegir un programa de televisién, etc., de sentirse
inclinado por una carrera o unos amigos, etc.
En el habitus todas las posibilidades e imposibilidades obje-
tivamente despertadas por la estructura de los capitales de unos
sujetos, todas las libertades y necesidades habilitadas por la objeti-
vidad de sus posesiones y des-posesiones materiales, todas las fa-
cilidades y prohibiciones presentes en la posicién social, toda la
realidad de la objetividad social y toda la historia de esa realidad
que define la posicién social de una persona en el espacio social, se
hace cuerpo, se vuelve subjetividad y cuerpo bajo la forma de prin-
cipios de percepcién, de seleccién, de sentido practico de exclu-
sién, de aprecio y de asco, de adhesién y repulsién, de gusto, de
g0zo, con los cuales las personas generan practicas e interpretan
las practicas de los demas. El habitus es una especie de matriz
algebraica capaz de generar infinitas combinaciones a partir de un
numero limitado de factores, por tanto dotado de improvisaciones™,
y donde esas posibles combinaciones a pesar de su infinitud tienen
un rango de variaci6n limitado por las cualidades de los nimeros
de esa matriz.
Hablamos del habitus como un campo de posibles (un poten-
cial en términos fisicos) resultante de la interiorizacién en los
esquemas mentales reflexivos y ante todo pre-reflexivos y en la pro-
pia disposicién del cuerpo, de toda la posicién de clase objetiva en el
espacio social.
53 BOURDIEU, P.: El sentido prdctico, 92 pp.
54 El sentido prdctico, 99 pp.76 ‘Atvaro Garcta LINERA
“Historia incorporada, naturalizada, y, por ello, olvidada como
tal historia, el habitus es la presencia activa de todo el pasado del que
es producto [...] espontaneidad sin conciencia ni voluntad”,
“conocimiento sin conciencia”, “esquemas no pensados de pensa-
miento”®, son productos de la interiorizacién en el cuerpo de las
clases de condiciones de existencia y que por ello producen entonces
también un “habitus de clase”.
Claro, en la medida en que las condiciones objetivas de exis-
tencia de un individuo habilitan un espacio particular de predispo-
siciones, las propiedades (capitales) validadas para ese individuo co-
rresponden estadisticamente a las propiedades objetivas de una clase
de individuos (clase objetiva), que a su vez tienen las mayores pro-
babilidades que el resto de las clases de haber pasado por similares
experiencias y necesidades y por tanto, de haber incorporado esque-
mas mentales y corporales de percepcién y accién también similares
dando lugar a un habitus de clase o a clases de habitus correspon-
dientes a las clases de condiciones de existencia® .
Esto no anula sin embargo, las caracteristicas singulares de los
habitus de cada persona que puede ser rastreada por la trayectoria de
enclasamiento de esa persona registrada en su historia de vida; pero se
trata solo de una variante individual de la estructura del habitus de clase* .
Los esquemas mentales y las disposiciones corporales con los
que las personas guian su accién cotidiana, el habitus, es una fuerza a
“ser y a hacer” que esta en estado de potencia en el cuerpo del indivi-
duo y que sdlo se realiza a través de la practica. Nada tiene que ver
entonces con un “reflejo” de la objetividad ni con una cadena de trans-
misién mecanicista de las representaciones del comportamiento so-
cial. El habitus es un flujo de intencionalidades del cuerpo, de aprendi-
zajes y demandas primordiales que van més alld de la conciencia y el
cdlculo con las cuales los individuos leen el mundo que los rodea, des-
tacando en el, “viendo” lo que su experiencia interiorizada le pide
ver, le permite entender para actuar en él, a través de la practica. El
habitus no puede ser un reflejo ni un brazo mecanico de la objetividad
fundante porque la realidad social ante la cual he de guiar las acciones
55. El sentido prdctico, Cap. 3.
56 El sentido prdctico, 102 pp., Meditaciones pascalianas, 206 pp.
57 BOURDIEU, P.: Campo del poder, campo intelectual y habitus de clase, Junio
de 1970.
58 BOURDIEU, P:: El sentido practico, 104 pp.
ESPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS 77
practicas de la persona siempre es distinta de forma y muchas veces
de contenido a la realidad objetiva que engendré el habitus y entonces,
debe poseer la capacidad de adaptarse o mejor de adaptar la realidad
nueva a la realidad pasada a través de infinitas aproximaciones que
reclaman inventiva, innovacién, contingencia. La conservaci6n y la
reproduccién practica de las condiciones de existencia sélo puede rea-
lizarse a través de la transformacién incesante, de la innovaci6n que el
habitus brinda por la caracteristica de su estructura combinatoria ca-
paz de crear una diversidad impresionante de respuestas, de miradas,
ante una infinidad cambiante de realidades externas, pero a partir de
un cantidad especifica y numerable de condiciones de existencia (la
condicidn de clase objetiva).
Es conveniente por ello ver al habitus como:
a) un gran espacio de energias potenciales latentes en los cuerpos
que se distribuyen entre las personas seguin la posicidn objetiva
que ocupan en el espacio de las condiciones de existencia de cla-
se y en funcién de un principio de homologia entre esas posiciones
objetivas de clase y la clase de habitus que las acompanian, esto es
entre la estructura patrimonial de los capitales incluida su tra-
yectoria, y los esquemas mentales, las estructuras simb6licas in-
corporadas en los individuos. En tanto habitus de clase, el habitus
es una estructura que ordena las experiencias primordiales, las
potencialidades de significancia fundantes de la identidad so-
cial; es un orden de predominancias cognoscentes en el que se
forman clases de habitus dominantes y clases de habitus domina-
dos en correspondencia a la posicién dominante 0 dominada en
el espacio social, que ademas produce sistematicamente expe-
riencias, valoraciones, retos, busquedas, significancias de domi-
nado o dominante en el espacio de los habitus. Resulta asi que
los dispositivos de accién y de accién de sujetos pertenecientes a
clases dominantes tienen las mayores probabilidades de acercar-
las a una experiencia simbdlica de la realidad dominante en tan-
to perteneciente a la clase dominante, mientras que los de las
clases dominadas, a experiencias y apetencias de clases domina-
das. Mas atin, estas clases de habitus tienen las mayores probabi-
lidades de orientar, de replicar en el terreno de la practica una
serie de acciones, de hechos, de influencias dominantes si se tra-
ta de sujetos pertenecientes a la condicidn de clase dominante, y
de orientar influencias, prdcticas, huellas dominadas si se trata
de sujetos de las clases dominadas. Los dominados tienden, conb)
59
60
Atvaro GARCIA LINERA
la aplastante fuerza de su objetividad de clase dominada, a pen-
sar y percibir, a clasificar, a ordenar el mundo y a intervenir en
él, bajo preceptos que, interiorizando su ser dominado, tienen
las mayores probabilidades a orientarlas hacia la produccién de
un ser dominado, con una perdurabilidad en los cerebros y los
habitus, mayor que la que se puede hallar en la composicién de
la estructura patrimonial de los capitales. De ahi que la fuerza
principa) de la continuidad del orden social prevaleciente se
asiente mds en la coercién de los habitus que en la coerci6n fisica
de las armas. Un ejemplo que nos puede servir para aclarar todo
esto, lo puede brindar la habituaci6n de tal o cual fraccién de las
clases dominadas a unas condiciones de existencia que, vistas
desde otra posicién social mejor ubicada en Ja distribucién de
los capitales como la de la pequefia burguesia politizada, parece
inhumana e insorportable, pero que desde la posicidn de los que
la viven se presenta como “normal”, soportable, porque todas
sus valoraciones, sus expectativas subjetivas y posibilidades
objetivas al alcance a partir de sus medios, han sido forjadas por
“estructuras cognoscitivas”® emergentes de esas condiciones
dominadas: “los dominados estén siempre mucho mds resigna-
dos de lo que la mistica populista cree e incluso de lo que permi-
tiria suponer la mera observacién de sus condiciones de existen-
cia y, sobre todo, de la expresién mediatizada y organizada por
las instancias politicas o sindicales, de sus reivindicaciones. Como
estan resignados a las exigencias del mundo que los ha moldea-
do, aceptan como algo natural y que cae por su propio peso la
mayor parte de su existencia. Ademés, debido, en especial, a que
el orden establecido, incluso el mds penoso, proporciona unos
beneficios de orden que no suelen sacrificarse a la ligera, la in-
dignaci6n, la sublevacién y las transgresiones resultan siempre
dificiles y dolorosas y, por lo general, muy costosas material y
psicolégicamente”®’. A todo esto es que me tomo la libertad de
lamar el principio de reproduccién de la dominacién en y con el
habitus.
Internamente, al interior de cada habitus de clase considerado
como un polo de energia potencial, de un campo de flujo de dis-
posiciones de ser emergentes de una clase de ser, esas disposi-
BOURDIEU, P.: Meditaciones pascalianas, 232 pp.
Meditaciones pascalianas, 206 pp.
°)
EsPACIO SOCIAL Y ESTRUCTURAS SIMBOLICAS
79
ciones se sistematizan y poseen una estructura de posiciones y
jerarquias correspondientes a las experiencias que mds destacan
su posicién objetiva de clase (dominante/ dominado) en el espacio
social, por lo que el habitus de clase seria una forma general de
estructuraci6n del flujo de la energia (experiencias, necesidades,
valoraciones, capacidades, impulsos, urgencias, indiferencias) al
interior de cada cuerpo de los individuos que pertenecen a una
clase de condiciones de existencia objetiva y que crean un efecto
de dominacién al interior de cada clase de habitus en virtud de
destacar, de privilegiar un tipo de disposiciones 6ptimas con
las elecciones y practicas que reproducen la condicién de exis-
tencia objetivas. Se puede decir que no sdlo existe habitus do-
minantes y dominados correspondientes a clases dominantes y
dominadas, sino que también existen en cada estructura cogno-
sitiva incorporada (habitus de clase) unos dispositivos dominan-
tes y otros dominados. De ahi que propongo hablar de la exis-
tencia de dispositivos dominantes y dispositivos dominados en
los habitus dominantes y que definen un tipo de estructura (si
b6lica) interna del habitus dominante, y dispositivos dominan-
tes y dispositivos dominados en los habitus dominados, que
también se cristalizan en un tipo de estructura (simbélica) del
habitus dominado; los dispositivos dominantes de todas las
clases de habitus son los que mantienen una relacién de concor-
dancia 6ptima con la trayectoria de la condicién objetiva de
clase, son los que mayor probabilidad real tienen de ser convo-
cados por la manera en que estd producido el mundo social
reafirmando asi su estructura primaria interna de constituci6n.
Aesto hemos de denominar el principio de dominacion interna
del habitus de clase.
Es un flujo de energia en estado latente, potencia que sélo se des-
encadena a través de la practica que vendria a ser entonces una
practica enclasante por doble partida: por las condiciones de cla-
se (capitales, trayectoria y habitus) que la han engendrado, y por
la significacién de clase que produce ante las otras clases y habitus
de clase, de su posicién de clase manifiesta a través de las accio-
nes de clase emprendidas. Por ejemplo, el acto de eleccién de un
colegio para sus hijos por parte de un ministro, al tiempo de re-
sultar de un adecuamiento de su capacidad de inversién en un
tipo de capital escolar mas elevado correspondiente a su posi-
cidn elevada en el espacio social, se trata de un acto que ha de