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INTRODUCCION

La prueba es la demostración o comprobación de los hechos ocurridos,


afirmados y/o negados por una de las partes, es la demostración de la verdad.
Esta se encuentra dividida: Como una actividad que es realizada por las partes;
busca conseguir los elementos convincentes para demostrar la veracidad de los
hechos; tratando de que exista coincidencia entre los sucesos ocurridos y otros
hechos probados; como resultado es la prueba que busca demostrar la verdad
con exactitud de un hecho y; como medio, la prueba es el conjunto de recursos
susceptibles que son utilizados para terminar de demostrar los hechos. La
prueba es todo medio, objeto, actividades judiciales, situaciones o realidades de
las personas que sirve para conocer cualquier caso o hecho, Esta sirve para
acreditar un hecho desconocido en base a hechos u objetos desconocidos.
CAPITULO I: CONCEPTOS GENERALES SOBRE LA PERICIA

DEFINICION DE LA PRUEBA PERICIAL

La definición de la prueba pericial, es el dictamen de las personas versadas en


una ciencia, en un arte, en un oficio con el objeto de ilustrar a los tribunales sobre
un hecho cuya existencia no puede ser demostrado ni apreciada sino por medio
de conocimientos científicos o técnicos, o bien un medio de descubrir la verdad
de un hecho, y la forma especial de su demostración deducida de los fenómenos
visibles de él o de sus efectos.

FUNCIÓN DEL PERITAJE EN EL PROCESO CIVIL

Los sistemas procesales contemplan la participación de profesionales o técnicos,


conocedores en profundidad de un tema, que pueda servir a un tribunal para
establecer una verdad, ya sea por medio de la experiencia o de pruebas técnicas,
que determinan un hecho.

Se ha señalado por la doctrina que el peritaje es una actividad realizada por


personas "especialmente calificadas, distintas e independientes de las partes y
del juez del proceso, por sus conocimientos técnicos, artísticos o científicos,
mediante el cual se suministra al juez argumentos o razones para la formación
de su convencimiento respecto de ciertos hechos cuya percepción o
entendimiento escapa a las del común de las gentes.

Es que por perito debemos entender aquel tercero, técnicamente idóneo y capaz,
llamado a dar opinión y dictamen fundado en un proceso, acerca de la
comprobación de hechos cuyo esclarecimiento requiere conocimientos
especiales sobre determinada actividad, técnica o arte, el cual es ajeno al
juzgador.

La pericia como actividad consiste principalmente en la aplicación de los


conocimientos del experto a un supuesto concreto, emitiendo un parecer,
evacuando una opinión o facilitando una información.
En este sentido, el peritaje constituiría un auxilio a la administración de justicia,
ya que el perito actúa como un intermediario que facilita noticias sobre el estado
de una cosa y en donde no se proporciona prueba alguna.

Esta doctrina resulta minoritaria a la hora de determinar la naturaleza del peritaje,


porque lo cierto es que tradicionalmente se ha configurado como un medio de
prueba, es decir, un "elemento usado para establecer la verdad acerca de los
hechos de la causa’', y que resulta útil para apoyar o confirmar los hechos en
que se apoyan las pretensiones de las partes de un modo instrumental, lo que
significa que la controversia se produce respecto de ciertos hechos, y lo que
debe establecerse en la sentencia es la verdad acerca de los hechos
controvertidos.

En este sentido, se ha señalado que "la llamada prueba pericial es un medio de


prueba consistente en la emisión, previamente a la resolución de un asunto
concreto, de un dictamen sobre alguna de las materias (aptas para quedar
sujetas a la actividad probatoria) que constituyen el objeto del proceso, por una
persona ajena al mismo que deberá poseer conocimientos especializados
científicos, artísticos o prácticos, que el juez precisa para valorar mejor las
afirmaciones de hechos y circunstancias que constituyen el objeto de la prueba".

OBJETO Y EFECTOS DEL PERITAJE:

La actividad del perito puede versar sobre cualquier materia, siempre que la
misma exija conocimientos que vayan más allá de los ordinarios que el propio
juez tiene como persona técnicamente llamados “máximas de experiencia
comunes” y siempre que no se trate de conocimientos jurídicos, de los cuales,
como hemos visto, debe conocer el juez.

En esta cuestión deberemos distinguir entre aquellas materias en las que para
su desempeño se requiere una titulación, bien sea oficial y reglada, o bien de
capacitación profesional o no reglada, y aquellas otras materias para las que no
se requiere.

La actuación de un perito, cualquiera que sea la modalidad en que haya sido


nombrado, debe seguir unos principios deontológicos. Dichos principios también
son recogidos normalmente en un código deontológico que cada colegio oficial
o asociación profesional impone a sus miembros. Dos principios éticos en la
actuación pericial, quizá los más importantes, aparecen contemplados
expresamente en las leyes procesales; objetividad e imparcialidad.

Así, a/l emitir el dictamen, todo perito deberá manifestar, bajo juramento o
promesa de decir verdad, que ha actuado y, en su caso, actuará con la mayor
objetividad posible, tomando en consideración tanto lo que pueda favorecer
como lo que sea susceptible de causar perjuicio a cualquiera de las partes, y que
conoce las sanciones penales en las que podría incurrir si incumpliere su deber
como perito.

En relación con estos principios ya vimos también el supuesto del perito que
actúe a la vez como testigo en el proceso y el caso del testigo-perito. Más
adelante veremos figuras íntimamente relacionadas con estos principios como
son la abstención, la recusación y la tacha de testigos. Es el riesgo de falta de
objetividad o imparcialidad en su actuación, el que justifican la reprobación del
testigo o de su dictamen.

La abstención y la reprobación tienen como consecuencia que el perito no


intervenga o sea apartado del proceso, respectivamente; la tacha busca el
apartamiento del perito sino que afecta al crédito o consideración de su informe
pericial, y en consecuencia, al valor que el juez le va a otorgar a ese informe
como prueba.

El problema práctico es cómo compatibilizar en muchas ocasiones esos


principios deontológicos con la realidad de que el perito pueda ser designado por
una parte para apoyar sus pretensiones particulares, enfrentadas a las de la
parte contraria, y que su retribución esté vinculada a una correcta realización de
esa tarea. Así, no son infrecuentes los casos en que en un mismo proceso dos
peritos (de parte), supuestamente objetivos e imparciales, mantienen, más allá
de las comprensibles discrepancias de opinión técnica, conclusiones
radicalmente opuestas en sus informes.
CAPITULO II: LA OBJETIVIDAD E IMPARCIALIDAD DEL INFORME
PERICIAL COMO GARANTÍA DE UN DEBIDO PROCESO.

La imparcialidad es un elemento esencial del debido proceso, que afecta la


actitud del juez con las partes, incidiendo específicamente en la forma como
ejerce el juez su actividad en los casos concretos que se le someten a su
conocimiento.

A través de la garantía de la imparcialidad, se busca que no se desdibujen en el


ánimo del juez su carácter de tercero, evitando que concurra a resolver un asunto
si existe la mera sospecha de que, por determinadas circunstancias, favorecerá
a una de las partes, dejándose llevar por sus vínculos de parentesco, amistad,
enemistad, interés en el objeto del proceso o estrechez en el trato con uno de
los justiciables, sus representantes o sus abogados.

De lo que se trata, es evitar en la declaración del Derecho Objetivo todo designio


anticipado o la prevención para no cumplir con rectitud la función jurisdiccional .

La imparcialidad no debe ser confundida con la independencia, ya que esta


última se refiere a una cuestión previa, de organización, a través de la cual se
pretende liberar al juez de toda subordinación que no sea la que el juez deba
estrictamente al Derecho.

La imparcialidad "no es una característica abstracta de los jueces y magistrados,


sino que hace referencia concreta a cada caso que se somete a su decisión. Por
ello la ley tiene que establecer una lista cerrada de situaciones objetivas que
conviertan a los jueces en sospechosos. La mera concurrencia de una de estas
situaciones obliga al juez a abstenerse y permite a la parte recusarlo.

La exigencia de un actuar imparcial se hace extensiva a todo aquel que, de una


u otra forma, intervenga en el proceso, es decir, la regla se hace extensiva a los
testigos, a los peritos, etc., quienes se verán afectados por causales de
inhabilidad en el evento que dicho requisito falte.

Se ha señalado por la doctrina que el peritaje es una actividad realizada por


"personas especialmente calificadas, distintas e independientes de las partes y
del juez del proceso, por sus conocimientos técnicos, artísticos o científicos,
mediante el cual se suministra al juez argumentos o razones para la formación
de su convencimiento respecto de ciertos hechos cuya percepción o
entendimiento escapa a las del común de las gentes. Es una prueba ilustrativa
sobre alguna materia técnica, que escapa al conocimiento del magistrado" .

Es que por perito debemos entender aquel tercero, técnicamente idóneo y capaz,
llamado a dar opinión y dictamen fundado en un proceso, acerca de la
comprobación de hechos cuyo esclarecimiento requiere conocimientos
especiales sobre determinada actividad, técnica o arte, el cual es ajeno al
juzgador.

La finalidad de esta prueba, como la del resto de las previstas en la ley, consiste
en acreditar los hechos que fundamentan las pretensiones de las partes en el
proceso, con la particularidad, de que los objetos de la prueba pericial son
hechos que no son del común saber de las partes o del juez, de modo que el
perito, mediante su dictamen pericial, proporciona al tribunal los conocimientos
técnicos necesarios para la valoración de los hechos objeto de la controversia.

Es decir, cuando el perito actúa conforme con los criterios válidos y vigentes en
la disciplina que se trate y los aporta al tribunal diciendo la verdad, se garantiza
el mínimo necesario de imparcialidad científica, objetiva, que debe concurrir en
el trabajo de examen y emisión del dictamen pericial.

Nuestra jurisprudencia ha ratificado este criterio señalando que "de acuerdo a lo


establecido en el Código de Procesal Civil, es de la esencia que la prueba de
peritos que en "la ilustración de las cuestiones que debe resolver el Juez, el
perito, se refiera y deba ceñirse necesariamente a la "apreciación" de "puntos de
hecho" y de aquellas "circunstancias" pertinentes en que se necesiten
"conocimientos especiales de una ciencia o arte", siendo precisamente por ello
que en la designación de todo perito habrá de estarse al "título profesional" que
tuviere o, en su defecto y en su caso, a la "calidad" o "aptitudes" que "deben
tener" los referidos peritos en relación al "punto o puntos materia del informe",
agregando que "carecerá de valor en su dictamen todo aquello que escape a la
"ciencia o arte" que el perito profese, siendo consiguientemente también ajeno a
su natural órbita de competencia todo juicio de valor y con mayor razón toda
calificación jurídica que saliéndose de ese ámbito emita el perito al cumplir su
encargo".

Las nuevas legislaciones procesales que contemplan el proceso por audiencias


han introducido reformas importantes en materia de prueba pericial,
estableciendo más o menos mecanismos de control para que la prueba se rinda
asegurando estándares de imparcialidad y objetividad.

CAPITULO III: VALORACION DE LA PERICIA EN LA SENTENCIA

El juzgador, en ningún caso quedará vinculado por el contenido de un informe


pericial concreto, ni siquiera, aunque provenga de un perito designado por el
propio juez. En este sentido, el dictamen de peritos no acredita irrefutablemente
un hecho, sino simplemente el juicio personal o la convicción formada por el
informante con arreglo a los antecedentes suministrados, sin vincular en
absoluto a los jueces y tribunales, quienes no están obligados a sujetarse al
dictamen pericial»

El juzgador, cuando se enfrenta a dictámenes periciales aportados a instancia


de las diversas partes, por regla general, contradictorios entre sí, tendrá que
llegar a la convicción acerca de cuál de ellos le resulta más creíble, sirviéndose
para tal operación de sus propias máximas de la experiencia y de la solidez
argumental, derivada de la intensidad y contundencia del proceso deductivo. Y
tendrá que decidir explicando o fundamentando suficientemente su decisión,
llevando la argumentación deductiva a la resultancia fáctica de la sentencia.

En tal sentido, el Tribunal Supremo ha declarado «que debe ser apreciada (la
prueba pericial) por el Juzgador según las reglas de la sana crítica, sin estar
obligado a sujetarse a un dictamen determinado; que las indicadas reglas no
están previstas en ninguna norma valorativa de prueba, equivaliendo este
reconocimiento, salvo casos extraordinarios, a declarar la libre valoración de este
medio probatorio; no permitiéndose una impugnación abierta y libre de la
actividad apreciativa de la pericia, a menos que el proceso deductivo realizado
choque de una manera evidente y manifiesta con el raciocinio humano,
vulnerando la sana crítica, u omitiendo un dato o concepto que figure en el
dictamen, estableciendo con ello aspectos fácticos distintos de los que realmente
se han querido llevar a los autos»

En orden a la adecuada valoración de la prueba pericial, resulta de capital


importancia el papel activo del juez en la práctica de este medio probatorio: en
la vista, debe solicitar a los peritos las aclaraciones y explicaciones que pudieran
arrojarle luz sobre las cuestiones del informe que no tuviera suficientemente
claras. Y ello, a tenor de la soberanía que le asiste al juzgador de instancia para
la valoración probatoria.

CAPITULLO IV: ANALISIS DE LA PERICIA

CONCLUSIONES

1. La prueba pericial es necesaria cuando se requieren conocimientos científicos,


técnicos, artísticos para determinar un hecho dentro del debate procesal.

2. Los peritos disponen de conocimientos sobre una determinada ciencia, arte


u oficio, cuyo dictamen debe tomarse como una guía.

3. La pericia como actividad consiste principalmente en la aplicación de los


conocimientos del experto a un supuesto concreto, evacuando una opinión o
facilitando una información.

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