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TEMA 2:

AL-ÁNDALUS: EVOLUCIÓN POLÍTICA.

INTRODUCCIÓN:
El origen de Al-Ándalus está unido a la expansión por el Mediterráneo occidental del Imperio
Islámico, coincidiendo con la crisis económica y el aumento de la conflictividad social en un reino
visigodo de Toledo casi desmoronado.

La invasión musulmana de la Península Ibérica fue dirigida por una minoría árabe, pero
protagonizada por una mayoría de musulmanes bereberes procedentes del norte de África. Desde
Kairuán (en la actual Túnez), Musa, gobernador (wali) de dicha región, aprovechando la petición
de ayuda que los enemigos del Rey Don Rodrigo le habían hecho en busca de apoyos en la Guerra
Civil visigoda, organizará la entrada en el territorio ibérico. Pero lo que empezó como una
incursión mercenaria, terminó como una auténtica invasión cuando los musulmanes, tras vencer a
Don Rodrigo en la Batalla de Guadalete (711), siguieron su penetración hasta Toledo de una forma
rápida.

Fue una conquista relativamente fácil, favorecida por dos factores. En primer lugar la estrategia
musulmana de controlar solo los puntos clave mediante la ocupación militar. En segundo lugar el
respeto y tolerancia a las costumbres e incluso a los gobiernos locales que mostraron los
musulmanes, lo que les llevó a establecer numerosos acuerdos pacíficos con las poblaciones
autóctonas. En 3 años, del 711 al 715, casi la totalidad de la península estaba bajo el poder
musulmán, a excepción de la franja norte. Los musulmanes solo pudieron ser detenidos en su
expansión europea después de cruzar los Pirineos por el rey de los Francos Carlos Martel, en el
732 en la Batalla de Poitiers, tras lo cual se concentraron en la dominación peninsular dejando de
lado el avance hacia el norte de Europa.

DESARROLLO DEL TEMA:

Se inicia así un periodo de más de 700 años durante el cual la Península Ibérica pasará a formar
parte, como una provincia más, del gran Imperio Islámico. Esta provincia será denominada con el
nombre de Al-Ándalus. Durante este tiempo se sucederán una serie de etapas de unión y división
dentro de este territorio que marcarán su evolución política y a la vez económica y social.

PRIMERA ETAPA. EL EMIRATO DEPENDIENTE. (711-756)

En esta primera etapa, el territorio fue gobernado por un wali o gobernador originario y
dependiente del Califato de Damasco, aunque en realidad la mayoría de veces su procedencia era
norteafricana (kairuán). Al-Ándalus era la región más alejada hacia occidente del imperio, y estaba
controlado por una minoría musulmana frente a una mayoría nativa, por lo cual fueron necesarias
para su control medidas como: la división territorial en koras, para un mayor control del territorio;
el reparto de tierras entre guerreros para que pudieran residir en el territorio ocupado; la sustitución
de los gobernantes locales por árabes; y la imposición a los conquistados del pago de un impuesto.

La capital de Al-Ándalus se situó en Córdoba, y se instalaron tres puntos defensivos o marcas en


la frontera con las tierras del norte en las que se habían refugiado los visigodos cristianos, (Mérida,
Toledo y Zaragoza).Todo el valle del Duero fue imposible de repoblar por los árabes, que
prefirieron evitar el desgaste de las continuas incursiones cristianas y centrarse en la parte sur de la
península, quedando esta zona despoblada y como colchón entre unos y otros, como “una tierra de

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nadie”. Sin embargo, en esta primera etapa los cristianos no eran el principal problema de Al-
Ándalus, sino que este venía marcado por una lucha interna de carácter racial entre la minoría
privilegiada árabe y la mayoría bereber, desembocando incluso en una guerra civil entre los años
739-741.

SEGUNDA ETAPA. EMIRATO INDEPENDIENTE (756-929)

Vendrá marcada esta etapa por el cambio de dinastía califal, de los Omeyas de Damasco a la Abasí
de Bagdad. En el marco de esa lucha por el poder, uno de los Omeyas, Abd-al-Rahman I,
conseguirá huir hasta Al-Ándalus, donde impondrá su poder declarándose independiente del poder
político de los Abasíes de Bagdad, aunque no del religioso.

Iniciada por Abd al-Rahman I (Abderramán) y continuada por sucesores como al-Hakam I, fue
una etapa de consolidación de la organización estatal de Al-Ándalus. Para esto se aumentó la
recaudación de impuestos, se organizó un grupo de funcionarios afines al Emir y se creó un
potente ejército de mercenarios.

Los principales problemas de esta época vinieron marcados por revueltas internas. En tiempos
tanto de al-Hakam I como de Abd al-Rahman II. En primer lugar las marcas de Zaragoza, Toledo y
Mérida que pretendían independizarse del poder de Córdoba. En segundo lugar las revueltas tanto
de los muladíes (cristianos convertidos al Islam), como de los mozárabes (cristianos que pagan
impuestos), tanto por el aumento de impuestos como por la intransigencia religiosa. En este
momento, comienza una nueva amenaza exterior. El avance de los reinos cristianos y el inicio de la
Reconquista.

TERCERA ETAPA. EL CALIFATO DE CÓRDOBA (929-1002)

Estará protagonizada por Abd al-Rahman III, emir de Córdoba desde el año 912. Este aumentó la
presión militar, consiguiendo una nueva unificación de Al-Ándalus bajo el poder de Córdoba. No
solo sometió las rebeliones internas, tanto de muladíes, como de las marcas, sino que además frenó
de forma decisiva el avance cristiano por la meseta norte, consiguiendo someter como vasallos a
los reyes de León y Navarra y a los condes de Castilla y Barcelona.

Pero el hito más importante de su reinado sucederá en el año 929, cuando el Emir asumió junto al
poder político, que ya ostentaba, también el poder religioso, proclamándose Califa. Por tanto Al-
Ándalus deja de ser una provincia más del Imperio Islámico para convertirse en un reino
independiente. Se inicia así el momento de mayor esplendor de Al-Ándalus, en el cual no solo se
consiguió la unión y la hegemonía peninsular, sino también se ejerció una especie de protectorado
con las regiones del norte de África que integraban el Califato Fatimí de Túnez. Es un momento
también de gran esplendor cultural. Al-Ándalus se convertirá en el foco cultural más importante de
Europa.

La labor realizada por Abd al-Rahman III (Abderramán), se fue debilitando con los mandatos de
sus sucesores, al-Hakam II y sobre todo Hisam II. Durante el reinado de este último el poder fue
asumido por un militar, Al-Mansur (Almanzor), que estableció una dictadura militar desde su
núcleo de poder en Medina Azahara. Este se concentró sobre todo en frenar el avance cristiano de
la reconquista, con campañas devastadoras como por ejemplo la destrucción de Barcelona en el
985 o la de Santiago en el 997. Estas campañas militares contra los cristianos proporcionaron a su
mandato prestigio y un considerable aumento de los recursos económicos. Sin embargo todo su
gobierno se basó en una personalidad autoritaria y fuerte que no compartieron sus descendientes,

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lo cual llevó a la crisis del Califato tras la muerte de Al-Mansur en el año 1002. Las tensiones entre
árabes, bereberes, eslavos y cristianos se reavivaron, y empezaron las sublevaciones de la
aristocracia de cada región, para ejercer el poder de forma independiente en cada uno de sus
territorios. Esta presión de la aristocracia regional trajo consigo tanto la recuperación de los
cristianos del norte, como la división del califato.

CUARTA ETAPA. LA FORMACIÓN DE LOS REINOS DE TAIFAS (1031-1237)

Hacia el año 1031, ya se había consolidado una nueva organización de Al-Ándalus, que quedaba
dividido en 25 taifas o reinos independientes de origen bereber (Málaga o Granada), árabe (Sevilla,
Córdoba o Toledo), o eslavo (Valencia y Murcia). Estos últimos, algunos esclavos en su origen,
habían formado un grupo de gran notoriedad gracias a la fuerza militar que representaban. Aunque
la separación dio lugar a taifas con gran prosperidad económica y cultural, también debilitó al
conjunto de Al-Ándalus, territorio que en todas las etapas anteriores se había caracterizado por una
organización estatal fuertemente centralizada. Esta fracturación política benefició a los reinos
cristianos, ya que sus enemigos se diversificaban y se hacían más pequeños y menos poderosos.
Así, las conquistas cristianas empezaron a bajar la línea del Tajo, culminando estas con la
conquista de Toledo en el 1085 por parte de Alfonso VI de Castilla.

LOS ALMORÁVIDES. Eran estos una confederación de tribus norteafricanas que entraron
en la Península Ibérica ante la petición de ayuda de los gobernadores de algunas taifas, sobre todo
las que sufrían de mayor forma el acoso cristiano. Una vez en la península, estos almorávides
volvieron a imponer en Al-Ándalus unas formas de vida más ortodoxas y consiguieron, no solo
una nueva unificación del territorio, sino además integrar este en un imperio hispano-norteafricano
que floreció bajo su poder, aunque de forma breve, ya que la contención cristiana no duró mucho
tiempo, y en 1118, Alfonso el Batallador conquistaba Zaragoza. Con este nuevo empuje cristiano,
se inicia un nuevo periodo de segundas taifas.

LOS ALMOHADES. Algo más integristas y extremistas, sobre todo en los aspectos
religiosos, serán un nuevo pueblo que relevará a los almorávides en el control del norte de África.
Pueblo este además que inició hacia 1147 una nueva conquista de Al-Ándalus y un nuevo intento
de reunificación. Este fue breve sin embargo, ya que los cristianos, que habían observado la
debilidad musulmana con sus separaciones y su nuevo fortalecimiento cuando se reunificaban bajo
un poder único, utilizaron la misma estrategia, uniéndose todos los reinos cristianos bajo un mismo
mando en una batalla apoyada como cruzada cristiana por el Papa, la de Las Navas de Tolosa
(1212), que supuso el fin para siempre de un territorio musulmán unido en la Península Ibérica. Se
iniciará entonces un nuevo periodo de terceras taifas, siendo tres los reinos musulmanes más
importantes de la península: Valencia, Murcia y Granada. Sin embargo, solo Granada resistirá el
empuje conquistador cristiano hasta el final.

QUINTA ETAPA. EL REINO NAZARÍ DE GRANADA. (1237-1492)

Este último reino musulmán abarcaba los territorios de Granada, Jaén, Málaga, Almería y parte de
Cádiz. La clave de su resistencia estuvo en varios puntos. Por un lado la construcción de
numerosas fortalezas defensivas a lo largo de toda su frontera. Por otra parte a tener un ejército
numeroso y preparado. Además era un reino muy poblado, ya que acogió a todos los musulmanes
huidos de otros territorios conquistados por los cristianos. Pero sobre todo fue fundamental para su
supervivencia el pago de impuestos a Castilla a cambio de mantener la paz, lo que evitó su
conquista con anterioridad, ya que era una fuente de ingresos económicos para Castilla.

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Granada, como Córdoba en su momento, tuvo periodos de gran esplendor. Sin embargo, las luchas
internas familiares por el poder fueron aprovechadas por los cristianos para adelantar su final, que
se dio de manera definitiva el 3 de Abril de 1491, fecha en la que empieza el asedio a Granada,
teniendo lugar la rendición definitiva a manos de una nueva dinastía castellana, los Trastámara, el
2 de enero de 1492. Esta dinastía había conseguido unir los diferentes territorios cristianos bajo el
poder de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos.

CONCLUSIÓN:

Es necesario señalar, más allá de la evolución política de Al-Ándalus, la importancia cultural de


este periodo de la Historia de España, sobre todo si se tiene en cuenta la huella dejada en nuestras
formas de vida actuales. Al-Ándalus supuso la creación de una sociedad diversa, tanto desde el
punto de vista étnico como cultural. La presencia musulmana en la Península Ibérica, contribuyó
además a crear una sociedad urbana, moderna y desarrollada, con su punto más álgido durante el
Califato de Córdoba en el siglo X. En un momento de desarrollo feudal en el cual el resto de
Europa se sumía en cierto ambiente autosuficiente y rural, Al-Ándalus se erigió como el foco
cultural e internacional del Mediterráneo, de su cultura y de su economía artesanal y comercial
dentro de un contexto urbano donde las ciudades siempre tuvieron gran importancia. Sin
menospreciar sin embargo los avances en agricultura que introdujeron en el territorio peninsular,
tales como el regadío, la noria o los nuevos cultivos frutales y hortícolas. Pero sobre todo Al-
Ándalus fue la puerta hacia Occidente por la que durante muchos siglos penetraron la cultura y los
conocimientos de oriente, tanto matemáticos, como médicos, astronómicos, etc. Por tanto su
legado cultural trasciende más allá de las fronteras españolas, aunque será en este territorio donde
de forma más clara deje su testimonio, el cual sigue siendo visible hoy en día a través del idioma,
los vestigios materiales y monumentos.

Notas aclaratorias al tema:

1.Cuando hablamos del Califato de Córdoba, situamos su inicio en el año 929. Sin embargo, el
gobierno como emir de Abd-al Rahman III se inicia en el año 912. Pero no será hasta el año 929
cuando se proclame Califa e independiente de Bagdad.

2.El fin del Califato de Córdoba se sitúa en el año 1002, con la muerte de Almanzor. Sin embargo el
inicio de la siguiente etapa se sitúa en el año 1031, cuando definitivamente el Califato ha quedado
desintegrado y dividido en 25 reinos independientes, los Reinos de Taifas.

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