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Ciencia y Cultura

ISSN: 2077-3323
cultura@ucb.edu.bo
Universidad Católica Boliviana San Pablo
Bolivia

Goldman, Noemí
La Revolución de Mayo: Moreno, Castelli y Monteagudo. Sus discursos políticos
Ciencia y Cultura, núm. 22-23, 2009, pp. 321-351
Universidad Católica Boliviana San Pablo
La Paz, Bolivia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=425839836017

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La Revolución de Mayo:
Moreno, Castelli y Monteagudo.
Sus discursos políticos*
Noemí Goldman

La visión más habitual de la Revolu- las investigaciones recientes modi-


ción de mayo de 1810 en los discursos ficaron las formas tradicionales de
y prácticas políticas de los dirigentes aproximarse al tema. Así, revisaremos
criollos más radicales, los llamados las antiguas y nuevas contribuciones
“morenistas” en alusión al secretario sobre la relación entre la filiación
de la Primera Junta, Mariano More- ideológica del pensamiento emanci-
no, los asimila al modelo jacobino de pador y el carácter de la revolución de
la Revolución Francesa. Un estudio Mayo, para luego abocarnos al análisis
preliminar a sus discursos políticos de la concepción de la revolución en
no puede entonces eludir abordar la Moreno, Castelli y Monteagudo1, des-
referencia a ese modelo. Sin embar- plazando el interés desde las influen-
go, un análisis cabal del tema deman- cias doctrinales hacia los discursos y
daría un examen comparativo de los sus vocabularios políticos.
procesos revolucionarios que tuvie-
ron lugar, con un intervalo de veinte Breve revisión
321
años, en Francia y en el Río de la Plata
a fines del siglo XVIII y principios del historiográfica
XIX, respectivamente. No es nuestra La historiografía de la Revolución de
intención realizar aquí ese estudio, Mayo nos legó un extenso debate en
sino mostrar los diversos usos que torno a las influencias de los filósofos
Revista número 22-23 • agosto 2009

la historiografía realizó del modelo y de la Ilustración en el pensamiento


cómo, desde diferentes perspectivas, emancipador, y en relación a las con-

* El texto proviene del libro Historia y lenguaje, los discursos de la Revolución de Mayo, Buenos Aires, Centro Editor de
América Latina, 1992. Usamos la segunda edición (Buenos Aires, Editores de América Latina. 2000)
1 Muchos de los temas que abordaremos en este estudio fueron ya tratados por la autora en diferentes trabajos, cuyas referen-
cias bibliográflcas se indicarán en notas.
cepciones y practicas políticas de los Por otra parte, la publicación del Plan
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revolucionarios de Mayo. El modelo de operaciones, atribuido a Moreno y
de la Revolución Francesa predomi- conservado en secreto durante su go-
nó en la interpretación de la política bierno3, constituyó el punto de partida
revolucionaria de la Primera Junta. de un extenso debate sobre las con-
El primero en hacer mención al jaco- cepciones y formas de lucha revolu-
binismo como modelo fue el propio cionaria en el Río de la Plata. La serie
hermano de Moreno. Manuel More- de medidas políticas y de terror pro-
no, en la biografía que consagra al puestas en ese misterioso plan, con el
secretarlo de la Junta, reflexiona de fin de conquistar la independencia por
la siguiente manera: “Después de la medio de una transformacion radical
Revolución de Francia ha sido muy del orden social tradicional, fue consi-
frecuente atacar las empresas de li- derada la prueba más contundente de
bertad, denigrándolas con el odioso la adopción por parte de los morenis-
carácter del jacobinismo, que tan jus- tas del modelo jacobino. La historio-
tamente ha escarmentado al mundo, grafía liberal coincidió en general en
y el descrédito que estas máximas establecer una filiación directa tan-
han merecido, ha continuado en ser to del pensamiento de la llustración
empleado como arma poderosa con- como del programa político francés de
tra el uso de los derechos sagrados del 1789 con la Revolución de Mayo.
pueblo... El doctor Moreno profesaba Paul Groussac fue uno de los prime-
principios sólidos de política y estaba ros en enfrentarse a esta tradición
versado en la historia de las naciones, cuando sostuvo que la formación
para no haber caído en errores, que fllosófica y política de los revolucio-
la experiencia hace en el día inexcu- narios era muy débil, y más aun, que
sables. Con todo esto, los discursos desconocían el proceso político fran-
con que se dirigía en la Gaceta a sus
cés4. Sin embargo, Groussac no pare-
conciudadanos, no han dejado de ser
ce haberse basado en investigaciones
mirados por el interés y la prevención
de archivo para sustentar su nueva
como esfuerzos del jacobinismo....”2.
tesis, llegando a dudar en la clasifica-
Manuel Moreno enfatiza así el carác-
ción del Plan: en un primer momento
ter ante todo político que la etiqueta
lo considera apócrifo, luego lo atribu-
de jacobino tuvo en la Revolución de
ye a la mano de “un partidario terri-
Mayo: ésta se habría constituido en
322 el más audaz instrumento ideológico
de lucha política contra el secretario
ble y exaltado de Moreno”5.
La identificación entre Moreno y
de la Junta. En efecto, según se verá, Robespierre fue plenamente estable-
el mote denigratorio fue utilizado no cida, con sentido positivo, por José
sólo por los españoles contrarrevo- Ingenieros en su obra La evolución.
lucionarios sino igualmente por los de las ideas argentinas6. Para Inge-
criollos moderados. nieros la acusación de jacobino rea-
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2 Manuel Moreno. Vida y memorias del Doctor Don Mariano Moreno, en Biblioteca de Mayo, t.ll. Buenos Aires. Senado de la
Nación. 1960, pp. 1253-1254.
3 Escritos de Mariano Moreno, compilacion y prólogo a cargo de Norberto Piñero. Buenos Aires, Biblioteca EI Ateneo, 1896.
4 Paul Groussac. “Escritos de Mariano Moreno”, en La Biblioteca, Año 1. t I, Buenos Aires. 1896, p. 138.
5 Paul Groussac. “Escritos dc Mariano Moreno”; (Segundo artículo), en La Biblioteca, t.VII, 1898., p. 138.
6 Jose lngenieros. La evolución de las ideas argentinas, I, Buenos Aires, Editorial Futuro, reed. 1961, (1ra. Edición, 1918).
lizada contra el secretarlo de la Jun- las revoluclones burguesas europeas.
ta constituye “su más legítimo título Moreno se constituyó dentro de esta
de gloria desde el punto de vista de visión del proceso revolucionario, en
la Revolución”7. Pero los revisionis- el portavoz de la “revolución demo-
tas de comienzos de nuestro siglo no crática burguesa”11.
tardaron en oponerse a esta visión Esta última tesis de una indepen-
de la Revolución de Mayo, al soste- dencia concebida como fruto de un
ner la tesis del complot. Así, lbargu- proceso de maduración interna, apo-
ren calificó a Moreno y a sus adeptos yada en la existencia de un grupo
como hombres del terror que por social con conciencia de clase, que
medio de las doctrinas “anárquicas” requería de la independencia para
y “antisociales” quisieron desatar su desarrollo y que, en consecuen-
una guerra interminable en contra cia, elaboró un programa revolucio-
de los españoles8. nario, fue reemplazada -a partir de
A uno de los fundadores de la Nueva los aportes de la historiografía de los
Escuela Histórica debemos el primer últimos tiempos, en particular de los
estudio erudito de Mariano Moreno trabajos de Tulio Halperín Donghi12-
y la Revolución de Mayo. Ricardo por la idea más plausible de un pro-
Levene se propuso en su obra9 una ceso independentista como efecto de
revalorización de las fuentes hispá- la crisis de las monarquías ibéricas.
nicas para el análisis de los orígenes Las tendencias de los criollos hacia
intelectuales de la Revolución de una mayor participación política no
Mayo. Ello le permitió reconstruir habrían sido suficienles para produ-
gran parte de las lecturas de origen cir el despertar revolucionario: por
español e indiano de Moreno cuan- ello fue necesarlo que al colapso es-
do era estudiante en la Universidad pañol se uniera la presión británica
de Chuquisaca, para conclulr con la para crear en los criollos la convic-
negación de toda influencia francesa ción de que un gobierno propio era
sobre el pensamiento revolucionario, posible. Esta nueva visión del origen
y la recusación, a través de numero- de la revolución implicó asimismo
sas pruebas, de la autenticidad del la reformulación de la idea segun la
Plan de Operaciones10. Cabe men- cual la llustración rioplatense prepa-
cionar aquí también los trabajos de ró intelectualmente al movimiento
historiadores como Sergio Bagú o de independencia.
Rodolfo Puigrós, que concibieron a la
Revolución de Mayo como una espe-
En efecto, recientes estudios reali-
zados por José Carlos Chiaramon-
323
cie de traducción, aunque trunca, de te sobre la actividad intelectual de

7 Ibíd.. p. 102.
8 Carlos lbarguren. “El terrorismo de Moreno: capítulo de un trabajo histórico”. en Boletín de la Junta de la Historia y Numis-
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mática Americana, 1924, t. 1. pp. 177-186.


9 Ricardo Levene. Ensayo histórico sobre la Revolución de Mayo y Mariano Moreno, Buenos Aires, 1920-1921.
10 Ricardo Levene. El Plan atribuido a Moreno y la Instrucción a Chiclana. Publicación del Instituto de Investigaciones His-
tóricas de la Facultad de Filosofía y Letras. UBA, Buenos Aires. 1921.
11 Sergio Bagú. Mariano Moreno. Pasión y vida del hombre de Mayo. Buenos Aires, Editorial Claridad. 1939: y Rodolfo Puigrós.
Mariano Moreno y la revolución democrática argentina, Buenos Aires. Editorial Problemas. 1941.
12 Una presentación del problema en Tulio Halperín Donghi, Historia contemporánea de América Latina, Madrid, Alianza
Editorial. 1969. pp. 74 y ss.: Id.. Reforma y disolución de los Imperios Ibéricos 1750-1850, en Hstoria de América Latina,
vol. 3. Madrid. Alianza Editorial. 1985, pp. 75-102.
fines del siglo XVIII en el Río de la reforzamienio de la alianza entre los
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Plata pusieron de relieve -frente a soberanos y sus noblezas, se afirma-
los trabajos que concedían casi una ron por anticipado como negación
exclusiva atención al examen de las misma de la revolución. En la mis-
influencias de la llustración europea ma Francia el ideal revolucionario es
en el rastreo de las “fuentes ideoló- preparado por el clima que el llumi-
gicas” de la independencia- la impor- nismo contribuye a crear, pero no se
tancia de las modificaciones internas identifica totalmente con el ideario
en los cauces tradicionales del mun- de este movimiento: el pensamien-
do cultural hispano13. Chiaramonte to tipícamente iluminista no dejo
considera así que una revisión de los de tener sus esperanzas puestas en
orígenes y conformación de la cultura la obra reformadora dc los déspotas
ilustrada rioplatense no puede menos ilustrados.
que reconocer como un tema central Otras investigaciones nos advier-
la relación cultura eclesiástica-cul- ten sobre los riesgos de caer en el
tura ilustrada. Esta relación que se error metodológico de identificar las
expresó en lo que ha sido designado prácticas políticas por el signo ideo-
con el concepto contradictorio de lógico que se les atribuyó. Así, en
“llustración católica” -por cuanto nuestro estudio del discurso políti-
fusiona en una misma categoría las co de Mariano Moreno señalábamos
concepciones del mundo implícitas lo siguiente: “Nuestro objeto no po-
en el catolicismo y en el Siglo de las día ser la búsqueda del jacobinismo
Luces- define al conjunto de los escri- en Moreno puesto que asimilar las
tos correspondientes al periodo de la prácticas morenistas a las jacobinas
llustración rioplatense e indica la ne- a priori, no nos revelaría toda la ori-
cesidad de recortar y distinguir mejor ginalidad de sus concepciones políti-
los intentos de renovar la Escolástica cas. Era necesarlo invertir el planteo,
mediante ciertas limitadas apertu- es decir partir de Moreno y estudiar
ras al pensamiento moderno a fines sus concepciones político-sociales a
del periodo colonial. Dentro de estas través de sus propios discursos y en
nuevas perspectivas se debilitaría el su propio vocabulario político. Sola-
interés por el estudio de las fuentes mente al término de esa lectura se
ideológicas que habrían preparado imponía una reflexión sobre la rela-
el movimlento emancipador: el pen- ción Moreno-jacobinismo, a partir de
324 samiento ilustrado del último cuarto
del siglo XVIII en el Río de la Plata no
las representaciones que de este úl-
timo tuvieron los revolucionarios de
llevó necesariamente a la formación la época”14.
de una conciencia revolucionaria. Por su parte, Pilar González, en un
Pero ésta no fue una característica análisis de la sociabilidad política
sólo hispanoamericana. En Europa rioplatense entre 1810 y 181515, se
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los absolutismos ilustrados, con el pregunta sobre el carácter de la Re-

13 La Ilustración en el Río de la Plata, cultura eclesiástica y cultura laica durante el virreinato. Compilación, prólogo y notas
a cargo de José Carlos Chiaramonte. Buenos Alres, Puntosur, 1989.
14 Noemí Goldman, El discurso como oficio de la Historia, ob. cit.. p. 101.
15 Pilar González Bernaldo, “La Revolución Francesa y la emergencia de nuevas prácticas de la política: la irrupción de la socia-
bilidad política en el Río de la Plata revolucionario 1810-1815”. En Boletín del lnstituto de Historia Argentina y Americana
“ Dr. Emilio Ravignani”, N 3, Tercera Serie. 1er. semestre de 1991, pp. 7-27.
volución de Independencia. Las con- sa tuvieron los habitantes de la Colo-
clusiones a las cuales arriba mues- nia. La primera cuestión que abordó,
tran nuevamente más las distancias luego de la lectura de numerosos in-
que las semejanzas con el caso fran- ventarios de bibliotecas rioplatenses
cés: mientras la sociabilidad revolu- y de la correspondencia entre criollos
clonaria francesa sirve como espacio y extranjeros, se relaciona con el co-
de reivindicaciones sociales y como nocimiento que de los filósofos fran-
estructura para una representación ceses se tenía en el Río de la Plata.
nacional y democrática, la sociabi- De sus lecturas surge que la filosofía
lidad rioplatense -que se desarrolló francesa del siglo XVIII era conocida
en escasos clubes y sociedades pa- por la élite llustrada de la sociedad
trióticas- por su carácter municipal colonial así como los principales
y su concepclon elitista de la sobe- sucesos políticos dc la Revolución
ranía popular, condujo al fracaso de Francesa. Una variada documenta-
la primera tentativa de instauración ción da testimonio de la inquietante
democrática en el Río de la Plata. recepción de esa revolución entre las
¿Cabe pues considerar a la etiqueta élites españolas: los decretos reales y
de “jacobino” colocada a las figuras órdenes que a partir de septiembre
de Mariano Moreno, Juan José Cas- de 1789 prohibieron la entrada en
telll y Bernardo Monteagudo como América de láminas, estampas, im-
simple arma denigratoria en manos presos y manuscritos de origen fran-
de los españoles y de los criollos mo- cés; los procesos contra residentes
derados? Un recorrido por la manera franceses acusados de conspiración
cómo el proceso revolucionario fran- contra las autoridades españolas,
cés fue descubierto y conocido en el y la profusa correspondencia entre
Río de la Plata antes y después de la criollos y europeos con relatos sobre
Revolución de Mayo nos ayudará a los diferentes acontecimientos revo-
encontrar algunas respuestas. lucionarios17. Esta correspondencia
revela en particular que los criollos
El impacto de la ilustrados de la Colonia seguían con
interés los sucesos franceses, convir-
Revolución Francesa tiéndose inclusive muchos de ellos en
en el Río de La Plata fervientes admiradores. La noticia de
Ricardo Calllet Bois, en su Ensayo so- la muerte del rey Luis XVI produjo,
bre el Río de la Plata y la Revolución
Francesa (1929)16, ofreció una idea
sin embargo, un vuelco en los espí-
ritus: los franceses empezaron a ser
325
bastante aproximada acerca de dicho vistos con “temor” y “repulsión”18.
impacto. Con este ensayo el autor se A esta noticia se agregó aquélla que
propuso, gracias a la consulta de una relataba la persecución de los curas
vasta documentación, reconstruir la católicos que no habían jurado la
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imagen que de la Revolución France- constitución.

16 Ricardo Caillet-Bois, Ensayo sobre el Río de la Plata y la Revolución Francesa, Facultad de Filosofía y Letras, Publicaciones
del Instituto de Investigaciones Históricas. Número XLIX. Buenos Aires, Imprenta de la Universidad. 1929.
17 En el lnstituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad
de Buenos Aires, se conserva una de estas cartas con un relato sobre la toma de la Bastilla. Véase en Documentos originales:
Documento suelto sobre la Revolución Francesa.
18 Ricardo Caillet Bois, ob. cit.. p. 40.
Pero -sostenía Caillet Bois- el con- res. Con la caída de Robespierre se
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junto de estas noticias no impidió expandieron las versiones termido-
que continuaran persistiendo en el rianas sobre la Revolución que la
Virreinato algunos entusiastas par- convirtieron en el símbolo de un ré-
tidarios de la Revolución Francesa. gimen de terror y de sangre. A partir
Así lo prueban las declaraclones de ese momento, los rioplatenses se
tomadas a los acusados por una su- volvieron más bien hostiles a los su-
puesta “conspiración de franceses cesos franceses. No obstante, señala
y negros’’ en 1795. Los inculpados, Caillet Bois, un círculo “afrancesa-
comerciantes extranjeros y esclavos do” continuó durante la Revolución
negros, hicieron referencia a cier- de Mayo defendiendo las enseñanzas
tas conversaciones que habrían es- de 1789.
cuchado entre simpatizantes de la Del proceso seguido a los inculpados
revolución. En una de ellas, y con en la conspiración de 1795 se des-
motivo de la muerte del rey, los sim- prende asimismo la difusión de ga-
patizantes habían incluso aprobado cetas con novedades sobre la Revo-
fervorosamente su ejecución en ma- lución Francesa entre las clases más
nos de los revolucionarios france- pobres de Montevideo y Buenos Alres.
ses19. En otra de las conversaclones - Pero, y a pesar de las acusaciones del
sostuvo- los simpatizantes se habrían fiscal, muy poco es lo que pudo sa-
referido a Robespierre en términos carse en claro en este juicio más alla
encomiosos, así por ejemplo, uno de de la existencia de ciertos pasquines
ellos habría afirmado: “Robespierre y de la intención de los cabecillas de
habría sido capaz de hacerse due- librar a los esclavos negros. De todas
ño del Orbe, por su aulidad”. Otro maneras, es interesante notar cómo
simpatizante, constituyéndose en su en uno de los panfletos que circula-
defensor, afirmó: “las buenas partes ron en la época se interpela a la re-
y cualidades que concurrían en Ro- volución como un acontecimiento de
bespierre de quien acaba de tenerse alcance universal: “Martín de Alzaga
noticia havérsele dado muerte bio- dentro de un año irás a la guillotina...
lenta”20. tus bienes serán para la Convención
De estas declaraciones se despren- americana... viva, viva, la libertad, la
día que no sólo la élite colonial tenía libertad, la libertad. Doscientos mil
cierto conocimiento de los sucesos fusiles vendrán y dos mil oficiales
326 franceses, sino igualmente el peque-
ño mundo de pulperos, panaderos y
franceses. A Zavaleta que sus bienes
y su mujer también morirá e hijos
dueños de tiendas rioplatense: aun- con toda su casta21.
que, y según parece, sólo los grandes Es conocido que a partir de la Revo-
momentos de la Revolución habrían lución de Mayo predominaron en el
retenido la atención de los poblado- Río de la Plata las corrientes deriva-
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19 Ibíd.. p. 53, nota 5. El acusado Manuel G. de Cevallos afirmó haber escuchado a Ignacio Ramos cuando profería lo siguiente:
“Me alegro y es muy bien hecho, asi havían de hazer con todos los reyes y no nos estarían robando y tendrían como tienen
sacrificados a los pobres. Saben Umds. por que ha hecho esso por quitar fralles y monjas, que no sirven de provechgo y sólo
si para comer, y que de nada servían las misas y los resos a los muertos”.
20 Ibíd. p. 54.
21 Ezequiel Ortega. El complot colonial, Buenos Aires, Editorial Ayacucho, 1947. p. 65. Una versión de este pasquín se hizo cé-
lebre por sus errores ortográficos “Biba, biba, la livertad”. Véase asimismo Boleslao Lewin, “La conspiración de los franceses
en Buenos Aires (1795)”, en Anuario del Instituto de Investigaciones Históricas de Rosario, t. 4, 1960, pp.9-57.
das de la llustración racionalista. Al sino igualmente ejemplos históricos,
respecto es interesante mencionar la como fueron las revoluciones norte-
observación realizada por Guillermo americana y francesa. Así, muchos
Furlong al borrador de la segunda au- de los elementos doctrinarios adqui-
tobiografía del Deán Funes. Furlong, ridos por los revolucionarlos habían
que en toda su obra se esforzó por dejado de ser ideas abstractas para
demostrar la ausencia de influencia conventirse en realizaciones histó-
francesa sobre el pensamiento de la ricas. Se puede observar una cierta
emancipación, se vio obllgado a acep- presencia simbólica de la Revolución
tar, aunque, segun manifiesta, “en Francesa durante la Revolución de
desdoro” del Deán Funes, que éste Mayo, en particular en los emblemas
tachó en su segunda autobiografía patrios (los laureles, el sol y las ma-
de 1826 los nombres de Aristóteles y nos tomadas en los escudos patrios)
Platón, para reemplazarlos por los de y en las asambleas y reuniones pa-
Pufendorf, Condillac, Rousseau y Ma- trióticas (la voz de “ciudadano” y el
bly como los autores que nutrieron su gorro frigio). Pero donde la referencia
espíritu. Tal actitud respondió al afán a la Revolución Francesa es más fre-
del Deán de ponerse a tono con los cuente, es cuando se la utiliza como
admiradores de la Revolución Fran- arma política para desprestigiar al
cesa que surgieron, según Furlong, adversario.
entre 1813 y 182022. Lo cierto es En efecto, la imputación de jacobi-
que parte importante de los hombres no en el Río de la Plata constituyó
públicos del periodo, formados en la ante todo una etiqueta denigratoria.
admiración del clasicismo, no vieron Haciéndose eco de la muy difundida
en la independencia un simple cam- versión termidoriana sobre la Revo-
bio de gobierno, sino la posibilidad lución Francesa, conforme a la cual
de realizar el pensamiento filosófico el periodo de la dictadura jacobina
en versión republicana. Sin embar- constituyó una funesta desviación
go, las ideas ilustradas aparecieron de los principios de 1789, los criollos
entremezcladas con otras derivadas moderados vieron en las prácticas ra-
del iusnaturalismo germánico y de la dicales de Moreno y sus partidarios
tradición hispánica. De modo que, en un anuncio de un régimen de terror
lugar de un conjunto de ideas claras y de sangre para el Río de la Plata. La
y distintas que habría orientado a las apelación a un modelo temido tuvo
nuevas élites políticas, nos encontra-
mos, más bien, frente a diferentes
en consecuencia una clara función
política: difamar a los opositores23.
327
tradiciones, lenguajes ilustrados y Pero asimismo -como tendremos
formas de vocabulario político. ocasión de observar más adelante, en
Por otra parte, al emprender la tarea el campo imaginario de las represen-
emancipadora los criollos tuvieron a taciones políticas de la época, la re-
su alcance no sólo las ideas ilustradas ferencia al jacobinismo surgió como
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22 Guillermo S. J. Furlong. “Francisco Suárez fue el filósofo de la Revolución Argentina de 1810”, en Presencia y sugestión del
filósofo Francisco Suárez. Su influencia en la Revolución de Mayo, Buenos Aires, Editorial Guillermo Kraft, p. 95. Véase igual-
mente Arturo A. Roig, “La llustración y la primera independencia”, en Cuadernos Americanos, num. 4, julio-agosto de 1985.
23 Con la caída del gobierno revolucionario, el 9 de termidor de 1794, se crea una tradición antijacobina destinada a justificar
la toma del poder por la burguesía conservadora. Nace así la Ieyenda negra sobre Robespierre y sobre su gobierno, conside-
rado en adelante una “sangrienta tiranía”. Véase Francoise Brunel, “Sur l’historiographie de la reaction thermidorienne”, en
Anales Historiques de la Revolution Francaise num 3, julio-septiembre 1979, pp. 455-474, y Alice Gerard, La Revolution
Francaise, mythes et interpretations, 1789 1790, Paris, Flamarion, 1970.
la cristalización conceptual de un Por otra parte, ninguno de los more-
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enfrentamiento local: el que opuso nistas manifestó una explícita adhe-
en 1810 al moderado presidente de sión al jacobinismo como arquetipo
la Junta, Cornelio Saavedra, con el de poder revolucionario. Esto no
secretarlo de la misma y sus partida- debe extrañarnos, dado que no deben
rios. Moreno fue acusado de jacobino olvidarse aquí los veinte años que se-
por su temperamento político enér- paran a los dos procesos revolucio-
gico, su ferviente prédica igualitaria, narios: Bonaparte fue visto por sus
el firme control que mantiene sobre contemporáneos rioplatenses como
lodas las acciones de la Primera Jun- el producto final de la desviación del
ta y las medidas de terror en contra proceso revolucionario, que se inició
de los enemigos del régimen; Caste- con la declaración de los derechos
lli fue considerado jacobino por sus del hombre de 1789, y culminó en la
medidas encaminadas a la supresión instalación de un poder personal de
de las castas altoperuanas; y a Mon- carácter imperial24.
teagudo se le imputa la condición de De todo lo expuesto hasta ahora se
jacobino por promover la creación deriva que en lugar de preguntarnos
de sociedades patrióticas y por su fir- nuevamente en esta presentación
me voluntad independentista. Pero de los escritos de Moreno, Castelli y
mientras Moreno manifestó una sin- Monteagudo, por la validez del mo-
cera adhesión al conjunto de la Revo- delo jacobino en el Río de la Plata,
lución Francesa, Monteagudo esbozó elegimos analizar la concepción de
una crítica al periodo de la dictadura la Revolución en cada uno de ellos,
jacobina. a partir de ciertas nociones y enun-
De manera que si bien es indudable ciados que organizan la trama de sus
que términos esenciales del nue- discursos políticos.
vo vocabulario revolucionario rio-
platense, como libertad, igualdad, Moreno y la concepción
fraternidad, soberanía popular, de-
rechos naturales, pudieron haber
dc la revolución
remitido al discurso político jaco- La noción de revolución elaborada
bino, no representaron sin embargo por Moreno encuentra una expresión
las mismas realidades. En cambio, coherente, aunque no exenta de con-
en sus discursos políticos los revo- tradicciones, en la serie de artículos
328 lucionarios del Río de la Plata sí se
refirieron a las posibles consecuen-
publicados en los números de la Ga-
ceta correspondientes a los meses de
cias que la aplicación plena de estas noviembre y diciembre de 1810. Una
nuevas nociones podían tener en el lectura retrospectiva del conjunto de
contexto rioplatense en relación a sus discursos políticos (artículos de
la movilización popular. Razón por la Gaceta e Instrucciones envíadas a
la cual se debatieron entre las pro- las provincias del interior), nos per-
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clamaciones sinceras de los prin- mite observar que esa noción es al


ciplos democráticos y las prácticas mismo tiempo resultado de una se-
cautelosas, en unos, o abiertamente rie de deslizamientos de sentido en
moderadas, en otros. clertos enunciados, y de la aparición

24 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo doc. 23.


de otros como efecto de coyunturas los “derechos” de los pueblos frente,
determinadas. Cada etapa de ese tra- no sólo a “algunos jefes y mandones”
yecto se define por el surgimiento que se oponían a ellos, sino igualmen-
de un nuevo enemigo: pueblo/auto- te contra “un sistema fundado sobre
ridades coloniales, pueblo/españoles el engaño”. La palabra “mandones”,
europeos, pueblo/rey, pueblo/criollos empleada a menudo por el secreta-
moderados25. rio y de uso frecuente en el discurso
La lectura de los artículos de Moreno patriota, más que designar a algunas
en la Gaceta, donde se esfuerza por autoridades españolas, simbolizaba
desenmascarar la “conspiraclon” de la imagen que de éstas tenían los ha-
las autorldades coloniales expresada bitantes del Río de la Plata.
en sus proclamas, nos revela asimis- Moreno distinguió así el interés eco-
mo que detrás de la adhesión en- nómico de la metrópoli, “...el espí-
cubierta a la fórmula real, hay una ritu mercantil de Cádiz fecundo en
crítica al conjunto del fenómeno co- arbitrios para perpetuar en las Amé-
lonial en América. En los primeros ricas la triste condición de una fac-
meses de gobierno revolucionario toría...”26, de los hombres que en las
los ataques se dirigieron con priori- colonias conservaban el poder políti-
dad a los altos funcionarios españo- co como garantes de esa realidad eco-
les: virrey, intendentes, oidores, fis- nómica. A tal fin dibuja el cuadro de
cales y diplomáticos de la Corona. El la situación jurídico-social del espa-
nuevo poder invocó la defensa de los ñol europeo en América: “El español
derechos del rey Fernando VII para europeo que pisaba en ellas (estas tie-
legitimar la instalación de la Prime- rras) era noble desde su ingreso, rico
ra Junta. De esta manera, al elegir el a los pocos años de residencia, dueño
apoyo de la legitimidad monárquica, de los empleos y con todo el ascen-
que en principio no cuestionaba el diente que da sobre los que obedecen,
lazo colonial que unía a los pueblos la prepotencia de hombres que man-
americanos con su metrópoli, los re- dan lejos de sus hogares... y aunque
volucionarios sólo reconocían como se reconocen sin patria, sin apoyo,
enemigos a las autoridades que se sin parientes y enteramente sujetos
oponían de forma violenta o conspi- al arbitrio de los que se complacen de
rativa a sus proyectos. ser sus hermanos, les gritan todavía
Pero el marqués de Casa Irujo, minis- con desprecio: americanos, alejaos de
tro plenipotenciario de la Junta Cen-
tral española en la Corte de Brasil,
nosotros, resistimos vuestra igualdad,
nos degradaríamos con ella, pues la
329
publicó una declaración en la cual naturaleza os ha criado para vegetar
cuestionaba la legalidad de la insta- en la obscuridad y abatimiento”27.
lación de la Primera Junta y exigía la Nos encontramos, sin embargo, en
restitución del poder al virrey Cisne- los primeros meses de gobierno de la
Revista número 22-23 • agosto 2009

ros, con amenazas de convocar a los Primera Junta y la esperanza de cap-


españoles a derrocar al nuevo poder. tar a los peninsulares no desafectos
Moreno le replicó con una defensa de al nuevo sistema era aún viva. Esta

25 Este trayecto temático fue analizado en detalle en Noemí Goldman, ob.cit.


26 Gaceta de Buenos Aires. 25 de septiembre de 1810. Véase Apéndice Documental. M. Moreno, doc. 2.
27 Ibíd.
situación no tardó en revertirse. Mo- tario se esforzaba desde sus primeros
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reno anunciaba ya en el texto citado discursos en mostrar las bases del
precedentemente un argumento que poder de los españoles europeos y el
encontró, un mes más tarde, un nue- sistema que los sostenía, no surge so-
vo sentido, en consonancia con la lamente de la necesidad de informar
creciente oposición española al nue- sobre los fundamentos que guiaban
vo gobierno: “Es muy notable que en la acción de la Junta, sino que forma
todos los pueblos de esta América, parte de su propia concepción de la
que han tratado de hacer uso de sus revolución, donde la educación polí-
legítimos derechos se ha desplegado tica y la llustración de los pueblos en
una tenaz y torpe oposición en la ma- sus recobrados derechos constituye
yor parte de los españoles europeos... una de las piezas fundamentales. Así
y sin fijar su atención en las resultas, dirá: “Es sensible, que la conducta de
se declaran enemigos del país y de nuestros enemigos nos obligue a em-
sus habitantes. Que los mandones se plear en impugnaciones de insultos
condujesen de este modo no sería tan personales el tiempo, que podía em-
extraño. Lo singular es que el comer- plearse útilmente en la instrucción
ciante, el artesano, el hacendado, el dc los pueblos: pero el honor de es-
jornalero desplieguen un odio impla- tos exige, que no se autoricen con el
cable contra la causa de la Patria... silencio unas injurias, cuya sola ma-
entren a fomentar un partido insoste- nifestación armará la opinión de los
nible y en que necesariamente deben hombres de bien contra los detracto-
salir descalabrados”28. Ser patriota res que las produjesen”29. ¿A través
cobra aquí un nuevo sentido, en ade- de qué canales debían difundirse las
lante significará ser antiespañol. nuevas ideas y cuáles debían ser sus
El bloqueo del puerto de Buenos alcances?
Alres por los marinos españoles de Estos interrogantes nos conducen de
Montevideo el 24 de agosto, los ata- las reflexiones políticas al contenido
ques armados del gobierno del Para- concreto de las directivas remitidas
guay y la crecienle oposición mani- por Moreno. Sabemos que las ideas
festada por los españoles europeos revolucionarias que se intentaba pro-
en todas las provincias del interior, pagar entre los sectores populares se
condujeron a la Junta a tomar nue- vincularon con una función de apo-
vas medidas de defensa, como con- yo guiado, nunca espontáneo, asig-
330 secuencia de las cuales el 17 de oc-
tubre fueron destituidos todos los
nada a estos sectores30. Igualmente
sabemos que el nuevo poder utilizó
miembros del Cabildo de Buenos algunos medios de difusión tradicio-
Aires. Por otra parte, Moreno envió nales, como la Iglesia, para hacer
circulares a las provincias ordenan- conocer las nuevas ideas31. El peso
do que se intensifiquen las medidas de las instituciones tradicionales se
punitivas contra los enemigos inte- manifestó asimismo en la decisión
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riores. Pero la manera como el secre- por parte de Moreno de suprimir, de

28 Gaceta de Buenos Aires (reproducción facsimilar), 15 de octubre de 1810. p. 489.


29 Gaceta de Buenos Aires. 25 de septiembre de 1810. Véase Apéndice Documental. M. Moreno, doc. 2.
30 Véase, Tulio Halperín Donghi, Revolución y guerra, Buenos Aires. SigIo XXI. 1971. p. 186.
31 Cf. Apéndice Documental, M. Moreno, doc. 8.
la publicación del Contrato Social de entre los nativos de las provincias y la
Jean Jacques Rousseau, el capítulo y Junta de Buenos Alres, se encuentran
los principales pasajes que trataban en el centro de las Instrucciones.
sobre materias religiosas. Sin embar- Pero es en la Gaceta de los meses de
go, por decisión de Moreno, quien noviembre y diciembre de 1810 don-
redactó el prólogo, se imprimieron de Moreno se esforzó por sistemati-
doscientos ejemplares del Contrato zar y dar coherencia a su concep-
para su utilización como libro de tex- ción de la revolución. Recordemos
to en las escuelas primarias, con el que el acta capitular del 25 de mayo,
fin de instruir sobre “los inalienables donde se anunciaba la creación de
derechos del hombre”. Del conoci- la Junta de Buenos Aires, disponía
miento de este “nuevo lenguaje”, que asimismo el envío de circulares a las
anunciaba la ruina del “despotismo”, provincias del interior, invitándolas
se iban a beneficiar por igual “todas a elegir diputados para un congreso
las clases”, “todas las edades” y “to- general que debía decidir sobre la
das las condiciones”. La insistencia futura forma de gobierno a adoptar
por parte de Moreno en hacer cono- en las provincias del Virreinato32.
cer a los pueblos sus derechos para Sin embargo, la circular enviada a
conquistar su libertad, se revela así las provincias el 27 de mayo com-
como uno de los rasgos centrales de prendía una medida suplementaria,
su discurso. por la cual se disponía que, a medi-
Es en una lectura de las Instrucciones da que fuesen arribando a la capital,
enviadas por Moreno a los gobernado- los diputados provinciales se irían
res y representantes de la Junta en el incorporando a la Junta. La nueva
interlor donde se perciben los linea- situación creada por la incorpora-
mientos fundamentales de su prác- ción de los diputados provinciales
tica política. Toda su gestión reposó más adictos a Saavedra que a Mo-
sobre las exigencias de la defensa re- reno produjo, el 18 de diciembre, el
volucionaria ligada a la necesidad de aplazamiento de la reunión del con-
unión entre las provincias del Virrei- greso y el alejamiento definitivo de
nato. Esta cuestión es esencial si de- Moreno. Pero antes de esa fecha, el
seamos encontrar el sentido integral avance victorioso de las tropas en el
de esas directivas. Ellas plantearon Alto Perú y la vasta adhesión de las
tres tipos de problemas: 1) el control provincias a la nueva causa, hicieron
político de las provincias del Río de
la Plata ligado a la mejora de la con-
prever a Moreno la pronta reunión
del congreso. De modo que en los ar-
331
dición económica de sus habitantes: tículos de la Gaceta de esos meses el
2) la incorporación de las provincias secretario consideró llegado el mo-
a la nueva causa y la constitución de mento de consolidar las conquistas
un nuevo ejército patriota: y 3) una revolucionarias: mientras la Junta -
política de terror para vencer al ene- el poder ejecutivo provisorio- seguía
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migo. De modo que la idea de una so- atacando a los enemigos exteriores
lidaridad económica acompañada del e interiores, el congreso -el poder le-
ejercicio de los derechos políticos, gislativo- debía dar a los pueblos una
como base de una solidaridad moral nueva constitución.

32 Registro Oficial de la República Argentina, Año 1810. “Acta del día 25 de Mayo”, p. 22.
Estos artículos sobre los objetivos del relaciones sociales entre los pueblos
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congreso a reunirse son introducidos y el rey quedasen disueltas o suspen-
por Moreno bajo la forma de pregun- sas por el cautiverio del Monarca,
tas. En cada una de ellas procuró de- los vínculos que unen a un hombre
mostrar que en realidad se trataba con otro en sociedad quedaron sub-
de falsos interrogantes. Moreno se sistentes porque no dependen de los
preguntó: “¿La reunión de un con- primeros y los pueblos no debieron
greso de las provincias del Virreinato tratar de formarse pueblos pues ya lo
del Río de la Plata es legítima?, ¿por eran; sino elegir una cabeza que los
qué medios conseguirá el congreso rigiese o regirse a sí mismos según
la felicidad que nos hemos propues- las diversas formas con que puede
to en su convocaclón?, ¿podrá una constituirse íntegramente el cuerpo
parte de la América por medio de sus moral”34.
legítimos representantes establecer
Así, al afirmar que “un pueblo es un
el sistema legal de que carece y que
pueblo”, Moreno dio existencia a la
necesita con tanta urgencia: o deberá
comunidad americana independien-
esperar una nueva asamblea, en que
temente de toda legitimidad exterior.
toda América se dé leyes a sí misma
Pero la afirmación de la existencia de
o convenga en aquella división de
una única soberanía pronto se iba a
territorio, que la naturaleza misma
confrontar con los que defendían la
le ha preparado?, y ¿comprometerá
existencia de tantas soberanías como
esta obra los derechos de nuestro va-
pueblos había en el Virreinato. Es de-
sallaje o la circunstancia de hallarse
cir, parte de los nuevos líderes sostu-
el Rey cautivo armará a los pueblos
vieron junto a Moreno que una vez
de un poder legítimo, para suplir una
constituidos los cuerpos representa-
constitución, que él mismo no podría
tivos -asambleas o congresos consti-
negarles?”33.
tuyentes-, la soberanía dejaba de re-
En el desarrollo de su argumentación, sidir en los “pueblos” para pasar a la
desde las páginas del primer periódi- “nación”. Dentro del unitarismo por-
co político de Buenos Alres, Moreno teño, el centralismo se constituyó así
fue adaptando los singulares princi- en la modalidad dominante durante
pios del Contrato Social de Rousseau la primera década revolucionaria,
a la novedosa realidad creada en el acentuada a su vez por las exigencias
Río de la Plata en 1810. Moreno es- de la guerra, que atribuyó a Buenos
332 bozó así una teoría de la soberanía
para justificar el nuevo poder de los
Aires un lugar preeminente derivado
de su antigua posición de capital vi-
criollos: rreinal. El problema consistió en que
“Los vínculos, que unen el pueblo esta tendencia no pudo conciliarse
al rey, son distintos de los que unen con la fórmula empleada inicialmen-
a los hombres entre sí mismos: un te por la Primera Junta para convo-
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pueblo es un pueblo antes de darse a car a las provincias y pueblos del


un Rey, y de aquí es que aunque las Virreinato, y que admitía de hecho

33 Cf. Apéndice documental. M. Moreno, Doc. 4.


34 Ibíd., el 13 de noviembre de 1810, En Apéndice Documental, M. Moreno, doc. 12. p. 40; Jean Jacques Rousseau escribió a
su vez: “Así antes de examinar el acto en virtud del cual un pueblo elige a un rey, convendrá examinar el acto en virtud del
cual un pueblo es un pueblo; porque como este acto es necesariamente anterior al otro es el fundamento verdadero de la
sociedad”, en Du Contrat social. Oeuvres completes t III. París 1964, pp. 359, (traduccion N.G)
que estos últlmos habían reasumido hombres que desean ser libres y a los
parte de la soberanía antes deposita- cuales ninguna potestad de la tierra
da en el monarca35. puede privar de aquel derecho”38.
Por otra parte, otro aspecto sustan- Pero el Código de las leyes de Indias,
cial de la traducción en la práctica de cristalización del principio de funcio-
la teoría de la soberanía popular ten- namiento del sistema colonial espa-
dría consecuencias revolucionarias ñol, es igualmente la condición de su
para el Río de la Plata, porque podía funcionamiento. La crítica del dere-
conducir a la independencia, según cho colonial se acompaña asimismo
lo advierte Moreno al decir: “Es muy de una condena a la codicia metro-
glorioso a los habitantes de la Améri- politana y de una observación empí-
ca verse inscritos en el rango de las rica concerniente al sistema de “pro-
naciones, y que no se describan sus tección y piedad hacia los indios”.
posesiones como factorías españo- Proclamados en nombre de una pro-
las... pero quizá no se presenta situa- tección y de una piedad abstractas,
ción más crítica para los pueblos, que los derechos en favor de los indios
el momento de su emancipación”36. no pasaron a los hechos, “...que con
Pero, observa también Moreno, el declararlos hombres, habrían gozado
amor que el pueblo profesa al rey más extensamente”39. El filoindige-
cautivo vuelca aún la balanza a su fa- nismo se integra aquí a una concep-
vor, aunque no fallen “principlos su- ción de la revolución como aconte-
blimes de la política” para una abso- cimiento que viene a restituir en el
luta prescindencia del mismo37. Este plano histórico derechos de carácter
reconocimiento del desfasaje entre universal.
un sentimiento colectivo, el amor al Al Código de leyes de Indias, Moreno
rey, y los principios de la política, es contrapuso la exigencia de un código
anulado sin embargo con la reintro- ideal basado en “los principlos de la
ducción de la figura del Contrato... razón, que son la base eterna de todo
El pacto colonial se verificó como un derecho, y de que deben fluir las le-
falso contrato por haber sido el resul- yes por sí mismas”40. Sigue así a los
tado de la fuerza y de la violencia im- ideólogos del derecho natural, según
puestas por la conquista española. Se los cuales el contenido del concepto
pregunta así Moreno: “¿pretendería del derecho no se funda en la esfera
el rey que continuásemos en nuestra del mero poder y voluntad, sino en
antigua constitución? Le responde-
ríamos que no conocemos ninguna,
la razón. El derecho natural sostiene,
frente a las tendencias que hacían
333
y que leyes arbitrarias dictadas por derivar los derechos de una voluntad
la codicia para esclavos y colonos, divina o humana, el principio funda-
no pueden reglar la suerte de unos mental de que existe un derecho an-
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35 Cf.. Noemí Goidman y Nora Souto. “De los usos a los conceptos de ‘nacion’ y la formación del espacio público en el Río de
la Plata (1810 1827)”. Secuencia (México), num. 37. pp. 35 56. 1977.
36 Cf. Apéndice documental. M. Moreno, doc. 3.
37 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 6.
38 Ibíd.
39 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 4.
40 Ibíd.
terior a todo poder humano y divino, tros no podían encontrar para llenar
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de validez universal. el crecido déficit de aquel erario: sin
En el artículo del 15 de noviembre, embargo, apenas se vieron juntos los
Moreno introdujo un nuevo tema: representantes, aunque perseguidos
“La cuestión que voy a tratar es si el por los déspotas, que siempre es-
congreso compromete los derechos cuchan con susto la voz de los pue-
de nuestro vasallaje41”. Una vez más blos, dieron principio a sus augustas
una pregunta en la que deben ser cri- funciones con el juramento sagrado
ticados los presupuestos: el acto con- de no separarse jamás, mientras las
tractual al crear al pueblo emancipa- constitución del reino, y la regenera-
do excluye de la comunidad al rey de ción del orden público no quedasen
España. Con al acto del 25 de mayo completamente establecidas y afir-
no hubo en realidad reversión de los madas”44.
derechos de la soberanía al pueblo, Al afirmar que fue en la Revolución
sino que “... la fuerza y la violencia Francesa donde el principio de la so-
son la única base de la conquista, beranía popular tomó su sentido para
que agregó estas regiones al trono la historia europea y en cierta medi-
español”42. Dentro de esta línea ar- da universal, Moreno parece aceptar-
gumentativa, nos encontramos fren- la sin reservas hasta el fin de la etapa
te a un rechazo no sólo de un pacto revolucionaria. Es decir, hasta el gol-
colonial, sino de la monarquía como pe del 18 de Brumario y la toma del
sistema de gobierno. poder por Napoleón: “El día 20 de ju-
Así, Moreno considera al poder legis- nio de 1789 fue el más glorioso para
lativo como la instancia dominante, Francia, y habría sido el principio
un poder que debe hacer del pueblo de la felícidad de toda Europa, si un
emancipado el principio mismo de hombre ambicioso agitado de tan ve-
la constitución. Los gobernantes son hementes pasiones, como dotado de
meros “ejecutores y ministros de las talentos extraordinarios, no hubiese
leyes que la voluntad general ha es- hecho servir al engrandecimlento de
tablecido”43. Sin embargo, el concep- sus hermanos la sangre de un millón
to de soberanía que aquí se esboza de hombres derramada por el bien de
no tomó únicamente sus principios su patria”45.
de la teoría de Rousseau, se nutre La cuestión de si podrá una parte de
asimismo de un ejemplo histórico: la América por medio de sus repre-
334 “Cuando Luis XVI reunió en Versa-
lles a la Asamblea nacional -escribe
sentantes establecer la constitución
o si deberá esperar la reunión de un
Moreno- no fue con el objeto de es- congreso de toda América, fue el últi-
tablecer la sólida felicidad del reino, mo tema abordado por Moreno desde
sino para que la nación buscase por las páginas de la Gaceta del 6 de di-
sí misma los remedios, que los minis- ciembre”46. Este tema llevaba implí-
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41 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 6.


42 Ibíd.
43 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 5.
44 Ibíd.
45 Ibíd.
46 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 7.
cito otro más importante, que se re- separarse de España o de su rey no
lacionaba con la extensión geográfica bastaba, era necesario proclamar la
del nuevo Estado a crear en la Amé- república inspirada en principios li-
rica española. De sus argumentacio- berales igualitarios.
nes surge con claridad la voluntad de A los que sólo se conformaban con
constituir una nueva nación, ¿pero obtener los empleos de que antes
dentro de qué limites geograficos? estaban excluidos los criollos, a los
Consideraciones de orden político que agradecidos de las tareas de la
general lo condujeron a desestimar Junta no aspiraban a otra cosa y a
la unidad americana, aconsejando los que, aun fijando sus miras en la
por el contrario a sus compatriotas la “justa emancipación de América”,
solución más viable de la reunión de no advertían sobre los peligros que
un congreso en los límites del Río de todo proceso revolucionario desen-
la Plata. Esta reunión pondría -a su cadenaba, a todos ellos, Moreno les
entender- un dique a la pretension de dijo: “El país no sería menos infeliz,
los mandones de reinstalar la domi- por ser sus hijos los que gobernasen
nación colonial, con el pretexto de la mal”48. Solamente una constitución
necesidad de convocar a un congreso firme podía ser la garantíia contra el
general para decidir la suerte de toda despotismo de los gobernantes. Pero
América. tampoco resultaba suficiente el esta-
La nueva concepción de la revolu- blecimiento de principios jurídicos,
ción, esbozada por Moreno en sus era igualmente necesario sostenerlos
escritos, centrada en la reinstalación “con energía”. Su divisa se constitu-
de la razón, de la libertad y de la jus- yó así en aquella enunciada por un
ticia universales, ¿fue representati- acérrimo republicano: “malo peri-
va del conjunto de los protagonistas culosam libertatem quam sevitum
criollos de 1810? Por cierto, la lista quietum”49.
de agravios imputados por Moreno a El 3 de diciembre, una circular de la
la metrópoli fue compartida por to- Junta redactada por Moreno dispuso
dos aquellos que, debido a su pros- la exclusión de los cargos públicos de
peridad, deseaban controlar los des- todo español europeo. Esta medida
tinos del Virreinato ante la caída de aceleró la ruptura entre Moreno y
la metrópoli. Asimismo, un deseo Saavedra. Los revolucionarios mode-
de ruptura y una conciencla cada rados consideraron que Moreno y los
vez más aguda de la divergencia de
destinos entre criollos y españoles
suyos habían ido demasiado lejos. En
sus Memorias, Saavedra denuncia el
335
peninsulares se desarrolló entre los “sistema de delaciones” que contra
que de una u otra forma comenzaron los europeos empezó a adoptarse50.
a participar del proceso revoluciona- A la Junta llegaban a diario -refiere-
rio”47. Pero para Moreno, como para listas de hombres que se decía eran
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los que luego invocaron su memoria, contrarios a la causa y al gobierno.

47 Tulio Halperín Donghi, Tradición política española e ideología revolucionaria de Mayo, Buenos Aires, Eudeba, 1961,
pp.190-213
48 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 3.
49 Ibíd.
50 Cornelio Saavedra. Autobiografía, Biblioteca.de Mayo. t. II. Buenos Aires. Senado de la Nación. p. 1059.
La noche de la conmemoración de la presentar de un modo que les enseñe
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victoria de Suipacha por el ejército que son menos que yo?”52.
patriota, se le niega a Moreno el in- La libertad no es nada sin la igualdad
greso a la fiesta. En el curso de los y la igualdad sólo cobra toda su di-
festejos, un oficial obsequió una co- mensión material en el lazo que ins-
rona de azúcar a la mujer del presi- taura con la libertad. Pero en el pun-
dente de la Junta y ésta se la pasó a to 12 del decreto se lee igualmente:
su esposo: ¿Este acto simbolizó para “No debiendo confundirse nuestra
Moreno el signo de una nueva usur- milicia nacional con la mercenaria
pación de los derechos del pueblo? de los tiranos, se prohibe que ningún
Lo cierto es que se propaló la versión centinela impida la libre entrada en
de que Saavedra intentaba en aquella toda función o concurrencia públi-
función coronarse como nuevo mo- ca a los ciudadanos decentes, que la
narca de América. pretendan”53. Con este enunciado la
En consecuencia Moreno publicó, voluntad de transformación de More-
el 8 de diciembre, su célebre decre- no alcanza sus límites históricos. Y
to de supresión de los honores que cabe aquí una pregunta, ¿fue el diri-
el presidente de la Junta conservaba gente revolucionario más moderado
aún del depuesto virrey, establecien- cuando se trató de modificar las des-
do así una absoluta igualdad entre igualdades e injusticlas sociales en
todos sus mlembros51. Por el mismo Buenos Aires? En el mismo decreto
decreto se determinaba que el co- del 8 de diciembre Moreno retomó
mando superior del ejército pasaría un fragmento anterior de su propio
del presidente a la Junta. Las con- discurso dándole un nuevo sentido,
sideraciones del decreto enseñaban “pero ya he dicho en otra parte que
las reglas de virtud republicana que el pueblo no debe contentarse con
debían ser practicadas por todos los que seamos justos sino que debe tra-
funcionarios públicos. Pero la idea tar de que lo seamos forzosamente”.
que sostiene estas consideraciones Anteriormente había señalado que
nos permite descubrir la relación el pueblo “debía aspirar a que nunca
conceptual que sustenta toda la con- obren mal”54. ¿Este enunciado hace
cepción socio-política de Moreno. El acaso presumir que en una continua-
secretario de la Junta explica el de- ción de Moreno en el poder el terror
creto en los siguientes términos: “La caería igualmente sobre los criollos
336 libertad de los pueblos no consiste
en palabras, ni debe existir en los pa-
moderados? De las cartas enviadas
por Saavedra al gobernador de Salta,
peles solamente... Si deseamos que Chiclana, en las cuales se refiere a su
los pueblos sean libres, observemos opositor, se infiere que este temor no
religiosamente el sagrado dogma de estaba ausente de la decisión que lle-
la igualdad. ¿Si me considero igual a vó a la postergación de la reunión del
mis conciudadanos, porque me he de congreso:
Revista número 22-23 • agosto 2009

51 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 9.


52 Ibíd.
53 Ibíd.
54 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 3.
Carta del 15 de enero de 1811: abierto del 22 de mayo de 1810. Con
“El sistema Robesperriano que se que- la disolución de la Junta Central ha-
ría adoptar en esta, la imitación de re- bía caducado el gobierno soberano
volución francesa que intentaba tener de España y se producía de acuerdo a
por modelo, gracias a Dios que han la tradición española la reversión de
desaparecido”55. los derechos de la soberanía en los
Carta del 28 de enero de 1811 pueblos mientras durase el cautiver-
“... para que veas la injusticia e iniqui- lo del monarca.
dad con que el Malvado de Robespie- El 6 de setiembre de 1810, Castelli fue
rre ha calumniado y querido hacerme nombrado representante de la Junta
sospechoso en este Pueblo: Ya se fue y en la expedición libertadora al Alto
su ausencia ha sido tan oportuna que Perú. Sin embargo, su pretensión -re-
Dios nos ha favorecido con ella, y con afirmada en cada documento emitido
la venida de Vieytes, que ha tomado desde ese cargo- de continuar mante-
a su cargo hacerles entender que las niéndose dentro de los límites de la
miras de su cliente Moreno no era otra legitimidad monárquica, no oculta su
que la de hacerse un Dictador, o cuan- convicción de que Fernando VII no
do menos un tribuno de la Plebe”56. volvería jamás a reinar, y que España
La referencia negativa a la Revolución estaba irremediablemente perdida.
Francesa es empleada por Saavedra “No podéis ignorar -afirma Castelli-
para atacar a su enemigo. Sus acusa- que arrebatado por la perfidia del tro-
ciones no están desprovistas de pa- no de sus mayores el señor Fernando
sión: la lucha de las dos tendenclas se VII suspira inútilmente por su liber-
había polarizado entre los dos hom- tad en un país extraño, y conjurado
bres. Pero asimismo, la etiqueta de contra él, sin la menor esperanza de
“Malvado de Robespierre”, aplicada redención”57. Así, la preocupación
por Saavedra a su adversario, apun- de los líderes criollos, cada vez más
taría menos a esa caracterización de convencidos de la divergencia de
la Revolución como regeneración del destinos entre ellos y las autoridades
viejo orden, que al contenido y a la coloniales, se dirigió hacia la urgente
forma de un accionar revolucionar- cuestión de quién decidirá la suerte
lo. Accionar que, lejos de haber sido de América: “No podéis en fin igno-
precedentemente elaborado por Mo- rar que los mandatarlos de este anti-
reno, fue el resultado de la concreta guo gobierno metropolitano que han
lucha política. quedado entre vosotros ven decidida
su suerte, y desesperada su ambición
337
Castelli y los si la América no une su destino al de
la Península...58”. Esto explicaría por-
derechos naturales qué, el 14 de diciembre de 1810, en
La doctrina bajo la cual se constitu- Potosí, el representante de la Junta
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yó la Primera Junta fue presentada no encontró contradicción alguna


por Juan José Castelli en el Cabildo en ejecutar a los tres jefes españoles

55 Ernesto Ruiz Guiñazú. El presidente Saavedra y el pueblo soberano de 1810, Buenos Aires, Estrada Editores. 1960, p. 575.
56 Ibíd., p. 577
57 Cf. Apéndice documental, J.J. Castelli doc. 11.
58 Ibíd.
capturados por el ejército patriota, los reyes de España y que procuró
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Paula Sanz, Vicente Nieto y José de el doctor Castelli, por todos los me-
Córdoba y Rojas, en nombre de la dios directos e indirectos, propagar
defensa de los derechos del monarca el sistema de la igualdad e indepen-
Fernando VII. dencia63”.
Del proceso formado a Castelli por Pero la instalación del nuevo gobier-
el goblerno moderado que siguió a no constituyó para Castelli mucho
la Primera Junta luego de la derrota más que un cambio de personas:
dc Huaqui (20 de junio de 1811)59, significaba el inicio del reino de la
se desprende que de las proclamas “naturaleza” y de la “razón” frente al
a los comportamientos las ideas de despotismo de las autoridades colo-
independencia estaban generaliza- niales. De esta manera, su noción de
das entre la oficialidad patriota. A la Revolución se inscribe dentro de esa
pregunta de si “la fidelidad a nues- concepción encaminada a la restitu-
tro excelentisímo soberano, el rey ción de los derechos naturales que
don Fernando Séptimo fue atacada Moreno había esbozado. “Ciudada-
igualmente (por Castelli) procuran- nos compatriotas al fin ha llegado la
do introducir el sistema de libertad, época suspirada en que los injustos
igualdad e independencia”60, respon- opresores de la patria vacilan, tiem-
dieron varios de los testigos en for- blan y se estremecen sin poder re-
ma positiva. Por ejempio, el teniente animar su moribundo despotismo, ni
de Dragones ligeros Sebastián de la sostener por más tiempo el cetro de
Mella afirmó que “oyó proposicio- bronce... el grito de la naturaleza y el
nes entre la oficialidad relativas a clamor de la razón han sofocado ya la
independencia, libertad e igualdad débil y amenazadora voz de los tira-
pero ignora si lo supo o no el doctor nos...”64. Los antiguos súbditos ame-
Castelli”61. El capitán del regimiento ricanos, convertidos ahora en ciuda-
de Infantería número seis, Eusebio danos de las “legiones” de la patria
Suárez, dijo por su parte, “que con y la guerra hasta el “exterminio” de
respecto a la pregunta sólo sabe que los tiranos, es proclamada por Caste-
habiéndose suscitado conversación lli en este encendido discurso. Pero
sobre el sistema, oyó decir al doctor no es la vehemencia de las proclamas
Castelli que no se había de recono- de Castelli, con el llamado a guerra a
cer ninguna testa coronada, pero sí muerte contra el enemigo, lo que más
338 sabe que para los actos públicos se
ha valido del nombre del señor Fer-
inquietó a las autoridades españolas,
después de todo las de estos últimos
nando Vll”62. Bernardo Monteagudo, no fueron menos vehementes, sino el
secretario a la sazón de Castelli, no contenido de su programa revolucio-
dudó en responder que “se atacó nario para el Alto Perú.
formalmente el dominio ilegítimo de
Revista número 22-23 • agosto 2009

59 La derrota de Huaqui ocasiona la pérdida del Alto Perú. Los restos del ejército revolucionario se estacionan en Salta.
60 Véase el “Proceso formado al doctor Juan José Castelli. 1811- 1812. Agregado a la Causa del Desaguadero”, en Biblioteca de
Mayo, tomo XIII. Buenos Aires. Senado de la Nación, 1962. p. 11778.
61 Ibíd. p. 11785.
62 Ibíd. p. 11799.
63 Ibíd. p.p.11839-11840.
64 Cf. Apéndice documental, J.J.Castelli, doc. 14.
En efecto, la política flloindigenista Los derechos que Castelli proclamó
propuesta por Castelli amenazó el recuperados por los indios fueron
estatuto sólidamente arraigado de sociales -derogación de todos los
las castas altoperuanas65. La libera- abusos perjudiciales a los naturales
ción indígena constituyó sin lugar a como cargas e imposiciones indebi-
dudas un arma de guerra necesaria das, otorgamiento de tierras y crea-
para un ejército que requería hom- ción de escuelas- y políticos, al otor-
bres y recursos66, pero asimismo for- garles el derecho de representación.
mó parte central de la concepción de Estableció así la libre elección de los
la revolución de los morenistas. En caciques por parte de sus comunida-
las Instrucclones secretas redacta- des, y la eliminación de los privile-
das por Moreno para la expedición al glos de propiedad o de sangre de que
Alto Perú se estableció que debía le- gozaban sus jefes. Ordenó también
vantarse a la “indiada”67. Castelli dio la realización de elecciones libres en
a este mandato una fundamentación cada parroquia de indios, a fin de de-
y contenido cuyos rasgos esenciales signar un diputado para el congreso
intentaremos definir aquí. general de las provincias a reunirse70.
El representante escribió a la Junta Pero el reconocimiento por parte de
sobre la conjura de las autoridades Castelli de la calidad de ciudadanos
coloniales en el Alto Perú, en los si- a los indios, es decir, de individuos
guientes términos: “Ningún tirano ha- frente al Estado, no lo llevó sin em-
ría progresos si no hubieran malvados bargo a decretar la supresión de la
que conducidos por el egoísmo y arras- comunidad indígena: respetó su exis-
trados por el torrente de las pasiones tencia corporativa, aunque ordenó la
antisociales no sirviesen de apoyo al implantación de mecanismos de de-
trono erigido por los déspotas entre mocratización interna.
las ruinas de la virtud y derechos más En la proclamacion de Tiahuanaco,
augustos del hombre... Así es que ape- el representante sostuvo también
nas medió en la Capital del Río de la que junto a los indios “todo nacional
Plata la feliz revolución que hizo tem- idóneo, sea de la clase y condición
blar y estremecer a los enemigos del que fuese, podía optar a cualquier
hombre”68. El nuevo lenguaje de los destino o empleo de que se consi-
derechos del hombre, fundado en el dere capaz”71. No obstante, solicitó
derecho natural, tuvo una traducción permiso a la Junta para otorgar el
original en la proclama del fin de la
servidumbre indígena realizada por
uso de “Don” al capitán de una de las
compañías de Castas de las cuales se
339
Castelli el 25 de mayo de 1811 frente componía el ejército a su mando72.
a las ruinas de Tiahuanaco”69. ¿No contaba acaso Castelli con el su-

65 Es de notar que no sólo los sectores altos blancos vivían del trabajo indígena -mineros. terratenientes, eclesiásticos, buró-
cratas- sino asimismo cierta plebe urbana producto de los entrecruzamientos de diferentes grupos.
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66 Véase Tulio Halperín Donghi, Revolución y guerra, ob. cit. p. 264.


67 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 1.
68 Cf. Apéndice documental, J.J.Castelli, doc. 13.
69 Cf. Apéndice documental, J.J.Castelli, doc. 15.
70 Cf. Apéndice documental, J.J.Castelli, doc. 12.
71 Cf. Apéndice documental, J.J.Castelli, doc. 15.
72 Cf. Apéndice documental, J.J.Castelli, doc. 10.
ficiente apoyo de sus hombres para en el Alto Perú, obsequios en dinero
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decidir la supresión de la estructura o regalos75.
de castas en el seno mismo del ejérci- El sufragio indígena y las demás me-
to revolucionario o manifestó, por el didas en favor de los indios no tuvie-
contrario, con esta conducta mayor ron efectos jurídicos inmediatos, pero
moderación de la que sus discursos su proclamación fue suficiente para
dejaban entrever? Lo cierto es que alarmar a las clases altas altoperua-
otorgando los derechos de ciudada- nas. Si a esto se suman las medidas
nía a los indios, Castelli tradujo en represivas ordenadas por Castelli, no
términos políticos una preocupación sólo contra los opositores españoles
que reconocía un origen esencial- sino asimismo contra los sospecho-
mente ético: “amo a todo america- sos, no es difícil imaginar los temo-
no -afirmó-, respeto sus derechos y res despertados en las élites criollas y
tengo consagrada mi existencia a la peninsulares. Por cierto, y según los
restauración de su inmunidad”73. términos empleados por Tulio Hal-
La noción de revolución en Castelli perín Donghi, el Alto Perú no sabía
se organizó así en torno al concepto si había sido liberado o conquistado
ideal de derecho. Esto es lo que ex- por las tropas porteñas76.
plica ese idealismo republicano que
tuvo su correlato en el comporta- Monteagudo y el derecho
miento humanista del representan-
te. En el proceso que se le siguió por
a la independencia
su conducta pública y militar desde De los tres revolucionarios que cons-
que fue nombrado representante, tituyen nuestro objeto de estudio,
fueron reiterados los testimonios Monteagudo fue el único que sobre-
donde se señala el trato “afable” y vivió a la Revolución de Mayo, aun-
“cariñoso” dispensado por Castelli que encontró la muerte unos años
a los indios. El coronel José León después en Lima. En 1823 redactó
Domínguez manifestó, por ejem- una memoria sobre los principios
pio, que “los recibía benignamente, que siguió en la administración del
los acariciaba, alzándolos del suelo Perú -adonde llegó junto al ejército
donde se postraban según su antigua libertador de San Martín-77, y en la
costumbre, los abrazaba y decía que cual realiza interesantes reflexiones
éramos hermanos e iguales”74. La sobre su accionar pasado en el Río de
340 sinceridad de esta actitud es puesta
a prueba por otros testimonios del
la Plata. Así escribió: “De los perió-
dicos que he publicado en la Revo-
juicio, en los cuales se niega asimis- lución, ninguno he escrito con más
mo que Castelli hubiese aceptado, ardor que el Mártir o Libre, que daba
aunque les fueron ofrecidos reitera- en Buenos Alres: ser patriota, sin ser
das veces durante toda su comisión frenético por la democracia era para
Revista número 22-23 • agosto 2009

73 Cf. Apéndice documental, J.J.Castelli, doc. 14.


74 Véase “Proceso formado al doctor Juan José Castelli..., ob.cit. p.11794.
75 Ibíd. pp. 11779-11850
76 Tulio Halperín Donghi. Revolución y guerra, ob. cit.. pp. 264 265. Véase igualmente el estudio biográfico de Julio César
Cháves, Castelli, el adalid de Mayo, Buenos Aires. Leviatán, 1957
77 Véase “Memoria sobre Ios prinicipios políticos que seguí en la administración del Perú, y acontecimientos posteriores a
mi separacion”, en Ricardo Rojas. Obras políticas de Bernardo Monteagudo. La Biblioteca Argentina, V. 7. Buenos Aires,
Librería La Facultad, 1916, pp. 37-72.
mí una contradicción, y éste era mi fue utilizado por Pasos Kanki tanto
texto”78. Si en su Memoria se vio en para identificar la política de Moreno
la necesidad de manifestar su pasada como para prevenir sobre la propa-
adhesión a los principios democráti- ganda que Monteagudo y los miem-
cos fue porque al escribirla deseaba bros de la Sociedad Patriótica desple-
apartarse de ellos y encaminarse en gaban desde 1811. Pasos escribía: “...
una línea moderada, luego de haber nuestros gobernantes comenzaron a
observado la conducta tanto de las persuadirse que el único medio de
clases bajas como de las altas duran- conservar su autoridad era el terror,
te las guerras de emancipación y el inmediatamente hicieron renacer los
proceso revolucionario. Así, señalaba Marats y los Robesplerres”81. Pero,
que “la virtud y el mérito sólo servían según veremos, el Monteagudo de
para atraer los rayos del despotismo 1812 y el de 1820 se encontraban
sobre las cabezas más ilustres”79 y el más cerca de lo que la propia imagen
dinero suplía la idoneidad, como la y las acusaciones parecían poner en
adulación valía más que la modestia. evidencia.
El pueblo tampoco comprendía que Ante la partida y misteriosa muerte
todas las condiciones son iguales sólo de Moreno en alta mar, sus seguido-
ante la ley. Ésta era una restricción res crearon el primer club político
-afirmaba- que no alcanzaban a en- que sesionó en el café de Marco, do-
tender los que al oír proclamar la li- nominado luego “club morenista”. El
bertad y la igualdad creían que toda club hizo una oposición sistemática
obediencia había cesado. Monteagu- al gobierno de Saavedra, calificado
do advertía de ese modo sobre el pe- de “moderado”, que terminó por des-
ligro de una igualdad social impuesta encadenar las jornadas del 5 y 6 de
por el “número y robustez” de los so- abril, en las que fueron expulsados de
metidos”80. Por cierto, en su Memo- la Junta Grande los morenistas que
ria se refería en particular al Perú, aún permanecían en ella. En estas
pero su variación de ideas respecto a jornadas, peonadas de los arrabales
la primera época revolucionaria valía organizadas por sus alcaldes, prota-
asimismo para el Río de la Plata, pues gonizaron un levantamiento en apoyo
consideraba que durante su estancia del sector moderado dominante en el
en Buenos Aires había tenido ideas gobierno. Pero en enero de 1812 re-
“demasiado inexactas” sobre la natu- surgió la agrupación con el nombre
raIeza de los gobiernos.
Pero al considerarse, en el inicio de
de Sociedad Patriótica, y Monteagudo
se convirtió en su principal portavoz
341
la Revolución, un apasionado por la al inaugurar sus sesiones y fundar su
democracia, Monteagudo coincidía periódico “Mártir o Libre”. Desde allí,
con la acusación de “jacobino” que como antes desde la Gaceta, Montea-
sus adversarios le lanzaron desde gudo se propuso recoger y recrear el
la Gaceta. En efecto, el modelo “te- pensamiento morenista, constituyén-
Revista número 22-23 • agosto 2009

rrorista” de la Revolución Francesa dolo en una tradición.


78 Ibíd, p.42.
79 Ibíd, p.46.
80 Ibíd, p.52.
81 Gaceta. de Buenos Aires. 31 de diciembre de 1811, art. “Variedades”. Véase, asimismo El Censor (reproducción símil tipo-
gráfica), 28 de enero de 1812, art. “Reflexiones políticas”.
Moreno fue rápidamente converti- soria entre radicales y moderados se
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do en el símbolo de la Revolución opacaba así frente al problema ma-
de Mayo. Con su alejamiento y de- yor de la inconexión de ideas que
saparición prematuros nació la idea parecía predominar en el conjunto
de que el proceso iniciado en 1810 de las tendencias que integraban el
había quedado inconcluso, mientras movimiento.
coplas de su retrato se distribuye- La recuperación de la memoria de
ron entre los miembros del club. Así Moreno -“La gratitud se resiente
afirmaba Monteagudo en la Gaceta del olvido a que se ha condenado la
del 20 de diclembre de 1811: “Des-
memoria de Moreno”- parecía tener,
de entonces el espíritu público se
desde esta visión de la Revolución, el
apaga, el sistema desfallece, progre-
objetivo de indicar un camino para
sa la discordia, empiezan a decre-
el conjunto de las tendencias que
cer nuestras glorias...”82. Con una
integraban el movimiento. Porque
enumeración negativa de los males
la Revolución -en la argumentación
y conflictos que sobrevinieron a la
de Monteagudo-, aunque producto
muerte de Moreno, Monteagudo bus-
de los conflictos europeos, formaba
caba valorar el rol desempeñado por
parte de un proceso revolucionario
el secretario durante el periodo en
mundial que la Revolución de la in-
que dirigió las acciones de la Prime-
dependencia norteamericana había
ra Junta. Saavedra, por su parte, fue
inaugurado. De modo que su legiti-
señalado como el mayor responsable
midad surgía de su inscripción en la
de los desastres sobrevenidos con el
“Revolución del globo”, pero igual-
alejamiento de Moreno. Pero junto a
mente de la justicia de los propios
las responsabilidades personalizadas,
derechos reclamados. El derecho a la
Monteagudo no dejaba de advertir
independencia constituía para Mon-
que el problema de la inacción re-
teagudo el primero a ser recuperado.
volucionaria reconocía razones más
profundas: “Así hemos llegado in- Moreno, en los célebres discursos
sensiblemente a punto de mirarnos de la Gaceta de 1810, había esbo-
como enemigos, de tratarnos con una zado, gracias a la figura del Contra-
sacrílega desconfianza, y formar a la to..., el derecho a la emancipación
sombra de dos partidos en aparien- de las Provincias del Río de la Plata.
cia dominantes una porción de fac- La expresión a veces contradictoria

342 ciones, que todos gritan LIBERTAD,


LIBERTAD, pero que acaso ninguna
de la argumentación morenista se
convirtió en Monteagudo en lengua-
de ellas la conoce”83. Si, menos que je abiertamente independentista. A
de la oposición entre dos tendencias un año y medio de la Revolución, y
definidas, se trataba en 1812 de una a pesar de la reacción saavedrista y
lucha facciosa, es porque la Revolu- de la pérdida del Alto Perú, la volun-
ción parecía haber sido más “la obra tad independentista parecía haberse
Revista número 22-23 • agosto 2009

de las circunstancias que de un plan afianzado en un sector de élite crio-


meditado de ideas”84. La línea divi- lla. Montegudo escribía para referirse

82 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo, doc. 16.


83 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo, doc. 18.
84 Ibíd.
a un decreto del Triunvirato, por el clamar una nueva constitución. Su
cual se otorgó el “título de ciudadano respuesta es al respecto enfática: de
de estos países a nombre del Sr. Fer- la impotencia en que se encuentran
nando VII” a un comerclante inglés, las Provinclas Unidas para fijar la
lo siguiente: “Qué cosa tan extraña nueva constitución, no debe dedu-
dar título de ciudadano en nombre cirse la inoportunidad de publicar la
del rey. Oh máscara tan inútil como declaración de la independencia.
odiosa a los hombres libres”85. En el La Revolución es así, ante todo, una
periódico “Mártir o Libre” va más le- Revolución por la independencia.
jos, sostiene la necesidad de plasmar Pero esta idea no debería conducir-
la independencia en un acto jurídico nos a suponer -como generalmente
que la legitime, rompiendo así con el se hizo- que se trataba de declarar la
discurso encubierto de la legitimidad independencia de lo que ya empeza-
monárquica. ba a ser una nación. La crítica que
Para Monteagudo la declaración de Monteagudo realizó a la política de
la independencia debía constituir un la Primera Junta nos revela, por el
acto previo a la organización de un contrario, que detrás de los nuevos
nuevo sistema político86. Con la Re- principios la realidad sobre la cual se
volución de Mayo de 1810 se había había gestado el movimiento de in-
expresado el deseo y la voluntad de dependencia era más compleja. Una
independencia, la voluntad política de las causas fundamentales de los
soberana se manifestó con el acto fracasos de la Primera Junta se debió
revolucionario protagonizado por los justamente a que en lugar de un plan
pueblos del Virreinato en 1810: “el de conciliación con las provincias se
voto de los pueblos está ya expresado adoptó uno de conquista”88. Así, la
de un modo terminante y solemne: su Junta no debió pedir la adhesión de
existencia y LIBERTAD son el blanco las provincias, bayonetas en mano -
de sus deseos: todo lo que sea con- afirmaba Monteagudo, sino proponer
forme a estos objetos está antes que un régimen confederado, puesto que
ahora sancionado por su consenti- todos los pueblos tenían iguales de-
miento”87. De aquí se derivaba que la rechos.
emancipación, es decir, la realización Por otra parte, si la declaración de
del acto jurídico de declarar la inde- la independencia era la condición
pendencia, no hacía más que expre- previa al establecimiento de la repú-
sar un derecho natural preexistente.
Lo que le interesaba resolver por lo
bllca, la ilustración constituía para
Monteagudo el garante de la felicidad
343
tanto a Monteagudo era si convenía del nuevo sistema. Con el nombre
declarar que los pueblos estaban en de “Las observaciones didácticas”,
la “justa posesión” de sus derechos, el dirigente revolucionario redactó
teniendo en cuenta que aún no esta- una serie de artículos con el fin de
Revista número 22-23 • agosto 2009

ban dadas las condiclones para pro- instruir a los pueblos en los nuevos

85 Gaceta de Buenos Aires, 15 de noviembre de 1810.


86 Cf. Noemí Goldman. “lluminismo e independencia: Monteagudo y Pasos Silva (Kanki) en la prensa revolucionaria”, en El
discurso político, Buenos Aires. Hachette. 1987. pp. 119-144.
87 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo, doc. 21.
88 Gaceta de Buenos Aires, 28 de marzo de 1812, art., “Paréntesis a las observaciones didácticas”.
principios democráticos. En ellos las posiciones del Gobierno y la de
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abordaba la cuestión de la libertad sus opositores. El enfrentamiento
natural y civil, de la igualdad bajo la resurgió sin embargo con la renova-
ley, de la seguridad individual y de la ción del Triunvirato el 8 de octubre
constitución. de 1812. El ejército decidió final-
La función pedagógica de esos discur- mente derrocar al gobierno y crear
sos surge del mismo título de la serie, un Triunvirato afin para retomar la
pero también se advierte en ellos la línea impulsada por la Sociedad Pa-
voluntad política del revolucionario. triótica. Este cambio se vio posibi-
Al igual que Moreno, Monteagudo in- litado por la aparición de un nuevo
sistió en la necesidad de hacer con actor político: la Logia, organización
hechos y no con palabras la Revo- político-mililtar de carácter secreto
lución: “En fin si es posible reducir que contó con el apoyo de la Socie-
a un solo principio todas nuestras dad Patriótica. Así, la conjunción de
obligaciones, yo diré que la principal esfuerzos entre ambos grupos reen-
es emplear el tiempo en obras y no cauzó la Revolución dentro de Ia
en discursos”89. Y fue esta voluntad tradición morenista.
política enérgica la que lo condujo En la Asamblea constituyente de
a un enfrentamiento con la política 1813, que se reunió por instanclas
oficial. El Triunvirato, que el 22 de del nuevo poder, se suprimió de la
setiembre de 1811 había reempla- fórmula de su juramento la fidelidad
zado a la desgastada Junta Grande, a Fernando VII90. La Asamblea decre-
fue acusado por Monteagudo de me- tó asimismo la libertad de prensa, la
droso y blando. Pero los triunviros, libertad de vientre, la extinción del
preocupados por no perder el apoyo tributo, la mita, el yanaconazgo y el
de la diplomacia inglesa y frente a las servicio personal, la supresión de los
sucesivas derrotas militares en el te- títulos y signos de nobleza y la eli-
rritorio rioplatense, no se mostraron minación de los mayorazgos. Pero
propensos a contemplar las propues- ni la independencia fue declarada ni
tas de Monteagudo para declarar la ninguno de los proyectos de consti-
independencia. tución presentados fueron aproba-
Sin embargo, las advertenclas sobre dos por los diputados. El temor que
los peligros a que la política mode- aportaba una cada vez más cercana
rada del Triunvirato conducía se restauración monárquica en España,
344 vieron rápidamente confirmadas
por el descubrimiento de una cons-
junto a las conflictivas relaciones con
la Banda Oriental, terminaron por
piración realista. En julio de 1812 el paralizar las iniciativas renovadoras
jefe de esta conspiración, Juan Mar- de la Asamblea.
tín Alzaga, fue ejecutado en Buenos Mientras tanto Alvear desplazó a su
Aires mientras se implementaban antiguo compañero de armas, San
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una serie de medidas represivas en Martín, y se convirtió en el jefe de la


contra de los españoles, que permi- Logia. Monteagudo decidió acompa-
tieron acercar por un corto periodo ñarlo en esta política de concentra-

89 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo, doc. 18.


90 Véase al respecto El redactor de la Asamblea, edición facsimilar publicada por La Nación, con motivo del Primer Centenario
de la Asamblea. Buenos Aires. 1913.
ción del poder, comprometiéndose derecho de suscribirse a la Sociedad,
a tal punto que debió emprender el sin que fuese necesaria “esa califica-
exilio luego de la caída de Alvear en ción que se tiene por odiosa de lite-
1815. Este apoyo del portavoz de la rato, y no literaro92. También se indi-
Sociedad Patriótica se sustentaba caba que cualquiera, sea o no socio,
en la idea según la cual, si la Asam- tenía el derecho de subir a la tribuna,
blea no lograba declarar la indepen- de leer un escrito, de expresar su opi-
dencia y soberanía de las Provincias nión o de otorgar su sufragio en pun-
Unidas, debía en su lugar nombrar tos de interés general. Con estas mo-
un dictador que, obrando con ple- dificaciones, se señalaba finalmente
nitud de poderes, encaminase todos que “ningún daño resultará el que se
sus esfuerzos hacia la conquista de establezca la suscripción instada por
la libertad. ¿Cómo se explica este varios socios”93.
viraje de posiciones democráticas Cabe suponer entonces, y tomando
a posiciones más moderadas? Los en cuenta la distinción que se reali-
avances antinapoleónicos en Euro- zaba entre literato y no literato, que
pa habían terminado por cuestionar el redactor de la propuesta deseaba
cada vez más la ideología revolucio- ampliar las bases de participación
naria y republicana de la Logia y la de la Sociedad por medio de la intro-
Sociedad Patriótica, obligándolos a ducción de principios democráticos
tomar el camino de la moderación. de participación política, pero moti-
Si a esto se suman los permanentes vado asimismo por la continua de-
conflictos con el Litoral, se puede serción de sus miembros. Pues pa-
comprender por qué se produjo ese rece plantearse aquí la necesidad de
estrechamiento de objetivos que lle- asegurar un mínimo de socios para
vó a muchos miembros de la Logia a garantizar el funcionamiento de la
considerar que la supervivencia de la Socledad ante la creciente apatía de
Revolución dependía dc la conserva- sus participantes. Pero también es
ción del poder en manos de un grupo válido suponer que la reserva final,
reducido. Pero la variación de los ob- donde se aclara que la suscripción
jetivos reconocía asimismo su origen no representará un daño, vaya en
en cierta concepción acerca de los respuesta a las suposiciones de que
alcances de la movilización política una reglamentación pueda significar
de la plebe urbana91. una restricción al libre ingreso de
La propuesta de una reglamentación
para la inscripción de suscriptores
socios.
Con más claridad, la cuestión de la
345
que presentó en una memoria uno de participación política resurgió en los
los miembros de la Sociedad Patrióti- discursos de Monteagudo cuando se
ca, revela la existencia de un debate discutió el otorgamiento de los de-
en su seno acerca de los alcances de rechos de ciudadanía a los habitan-
Revista número 22-23 • agosto 2009

la participación popular que ella de- tes del Río de la Plata. Cuestión que
bía generar. En la propuesta se seña- se vinculaba a su concepción de la
laba que cualquier persona tenía el igualdad.

91 Pilar Gonzáles Bernaldo, art. cit.


92 Cf. El Grito del Sud (reproducción facsimilar) 29 de diciembre de 1812.
93 Ibid.
Siguiendo la línea de pensamiento de La unica restricción a la igualdad pa-
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Moreno y Castelli, el portavoz de la recía ser de orden político: Montea-
Sociedad Patriótica proclamó la su- gudo sostenía que no debía confun-
premacía del “mérito” y de la “virtud” dirse la igualdad con su abuso, y que
por sobre “el falso brillo de una cuna el magistrado y el súbdito eran igua-
soberbia”94. Pero los primeros benefi- les en sus derechos, aunque el segun-
ciarios de la promulgación de la igual- do debía obediencia al primero. No
dad de derechos en América debían obstante, en el discurso inaugural de
ser los propios criollos. En efecto, en las sesiones de la Sociedad Patriótica
el diccionario del gabinete español - (12 de enero de 1812), descubrimos
afirmaba Monteagudo- pasaban por una concepción más moderada con
sinónimos las voces de esclavo y ame- respecto, no ya a la proclamación
ricano95. Los segundos favorecidos de la igualdad de derechos sino a la
debían ser los indígenas. Aunque en práctica de la misma. Monteagudo
segundo término, la reivindicación de advierte, con la utilización del mode-
los derechos de los indios no sorpren- lo de la Revolución Francesa, sobre
de aquí si recordamos que Monteagu- los peligros de la democratización de
do fue el secretario de Castelli, y su los sectores populares. Fue justamen-
firma se encuentra en la copia de la te la generallzación de la llustración
declaración de Tiahuanaco96. en todas las clases lo que condujo en
Su concepción de la igualdad se co- esa Revolución a la multiplicación
rresponde asimismo con cierto ideal de sectas y partidos que, pasando
social que el revolucionario esbozó de un extremo al otro “elevaron un
gracias a ejemplos tomados de la Anti- trono colosal sobre las ruinas del que
güedad clásica. La pequeña propiedad, acababan de destruir”99. Esta mirada
la igualdad, la sencillez y la sobriedad sobre la experiencia del periodo de
son señaladas por él como las más la dictadura jacobina es la que llevó
firmes columnas de la independencia a Monteagudo a excluir de los dere-
ática y de la majestad del pueblo ro- chos de ciudadanía a los que estaban
mano. La expropiación de caudales es bajo el dominio de otro, así como a
incluso, aunque tímidamente, sugeri- los que no acreditasen saber leer y
da por Monteagudo en uno de sus es- escribir; aunque propuso extender-
critos. Así, se pregunta: “a qué ese mo- los a los labradores de la campaña100.
nopolio de caudales en tres o cuatro También sugirió una clasificación
346 individuos, quizá enemigos del siste-
ma?”97. Para agregar seguidamente, “a
entre el sufragio personal, otorgado a
los que poseen propiedad o renta, y
ninguno se le quite lo que es suyo”98, el sufragio representativo, conferido
salvo que el Estado lo necesite. a los que no gozan de ellas101.

94 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo, doc. 19.


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95 Ibíd.
96 Cf. Biblioteca de Mayo. ob. cit. pp. 11517-11518.
97 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo, doc. 17.
98 Ibíd.
99 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo, doc. 24.
100 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo, doc. 22 y 23.
101 Ibíd.
La propuesta de Monteagudo suscitó fundamento una inquebrantable vo-
reacciones y polémicas en el seno de luntad independentista, sustentada
la élite ilustrada: con el nombre de en una actitud que, aunque levemen-
“Un amante de la patria”, un lector te menos moderada que la que sos-
de la Gaceta consideró inadmisible tendrá en 1823, es sin duda vista por
la exclusión a los derechos de ciuda- él como democrática.
danía de los que no saben leer ni es-
cribir. El soberano -afirmaba— debía Los morenistas
constituirse con la razón, la voluntad
y la fuerza de todos. Pero una vez es-
y el jacobinismo
tablecido el congreso debían, por el En el curso de nuestro análisis he-
contrario, adoptarse las medidas co- mos percibido la existencia de una
rrespondientes para que, y por medio tensión permanente, tanto en los
del sufragio indirecto, los analfabetos discursos como en las prácticas mo-
se vieran impedidos de participar por renistas, entre actitud revolucionaria
sí mismos en las deliberaciones polí- y actitud moderada, interés político
ticas”102. Si la cuestión del sujeto de y convicción. En ciertos casos, estas
la soberanía surgió, a la luz de esta paradojas respondían al momento
controversia, como un tema polémi- histórico, en otros a las propias con-
co, la participación política efectiva cepciones de los revolucionarlos103.
de los sectores populares aparecía La fundamentación de la legitimidad
por el contrario y para el conjunto del nuevo poder fue la primera cues-
de los morenistas, reservada a la éli- tión a la cual se abocaron los revo-
te. Esto puede explicarse porque los lucionarios. Moreno elaboró en sus
acontecimientos de 1811 alarmaron célebres discursos de noviembre y
por igual a moderados y radicales. diciembre de 1810 la moderna teo-
Una consecuencia indirecta de ello ría de la soberanía popular, critican-
fue la acelerada profesionalización do los presupuestos de la legitimidad
del ejército, que se correspondía con monárquica, aunque manteniéndose
las concepciones cada vez más elitis- aun dentro de sus límites. En efecto,
tas de los miembros de la Sociedad con la introducción de la figura del
Patriótica. Así, el pasaje del poder Contrato Social de Rousseau, Moreno
político a la Logia, impuesto por la dio existencia al pueblo americano
necesidad de proseguir con la lucha independientemente de toda legiti-
por la independencia de manera efi-
caz, estuvo igualmente facilitado por
mitidad exterior. En el plano teóri-
co, Moreno esbozó así una teoría de 347
estas concepciones, que reservaban la soberanía para justificar el nuevo
la acción política a los sectores ya poder criollo, en el plano político se
movilizados. esforzó por realizar, detrás de la ad-
De lo expuesto se desprende enton- hesión encubierta a la fórmula real,
ces que la concepción de la Revo- una crítica al conjunto del fenómeno
Revista número 22-23 • agosto 2009

lución en Monteagudo tuvo como colonial en América.

102 Véase Gaceta de Buenos Aires, 6 de mayo de 1811, “artículo comunicado” y 20 de mayo, “continúa el artículo comunicado”.
103 Noemí Goldman “’Los jacobinos’ en el Río de la Plata: modelo, discursos y prácticas (1810-1815)”, en Cuadernos America-
nos. 1989, num. 17. pp. 157-178. Este artículo fue reproducido en el número extraordinario de la revista Todo es Historia,
num. 264, Junio de 1989, pp. 26-39.
Pero no es ni la elaboración de una en lucha facciosa. Son éstos los más
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nueva teoría legitimadora de una importantes motivos quee conduje-
soberanía basada en la comunidad ron a Monteagudo a tomar una actitud
americana, ni la lista de agravios im- ambivalente. Por una parte, recogió la
putados a la Corona lo que condujo tradición morenista con un lenguaje
a los moderados a acusar a Moreno y abiertamente independentista: por la
a sus partidarios de jacobinos. Por el otra, advirtió sobre los peligros de la
contrario, ellos también compartían democratización. Mas aun, Monteagu-
esa nueva visión de la Revolución do no encontró contradicción en con-
como mito fundador de una nueva siderarse un frenético por la democra-
legitimidad, pero no adherían a la lí- cia y en limitar el derecho de sufragio
nea política revolucionaria esbozada a los que sabían leer y escribir.
por Moreno. Esta línea se sustentaba
Soberanía popular, derecho a la in-
en la teoría de los derechos natura-
dependencia, libertad e igualdad
les, que no concebía a la libertad sin
fueron las nuevas nociones políticas
la igualdad. La ferviente adhesión de
Moreno a estos principios fue lo que que sirvieron a los revolucionarios
lo impulsó a decretar la supresión de para pensar el cambio que estaban
los honores al presidente de la Jun- produciendo. Pero para los morenis-
ta -su principal opositor- y, al mismo tas, la Revolución, concebida en su
tiempo, lo que condujo a los mode- sentido más amplio, debía producir
rados a temer que la continuación una transformación total del orden
del secretario de la Primera Junta en establecido. Ella se presentaba como
el poder haría recaer el terror sobre el advenimiento de la justicia, la li-
ellos mismos. Por otra parte, la pues- bertad y la igualdad universales. Al
ta en práctica de tales principios en respecto, no podemos dejar dc men-
el Alto Perú amenazaba el sistema clonar al célebre Plan de las opera-
social tradicional con el fantasma de ciones, atribuido a Moreno. En dicho
la revolución social. Porque si bien es Plan la Revolución se proyectó como
cierto que la política flloindigenista una transformación de la estructura
de Castelli en el Alto Perú constitu- social y económica de la Colonia. El
yó un arma de guerra en contra de Plan sintentizó y condensó una vo-
los españoles -y en ese carácter fue luntad y tensión revolucionarias ten-
retomada luego por los distintos go- dientes a la destrucción del sistema

348 biernos revolucionarios-, no es me-


nos cierto que su conducta frente a
colonial.
No corresponde aquí exponer la larga
los indios se basó en un evidente hu- polémica historiográfica en torno a
manismo surgido de una concepción la autenticidad del Plan104, pero con-
moral del derecho natural. viene realizar algunas observaciones
De Moreno a Monteagudo existió un sobre las tesis fundamentales. Paul
año y medio de derrotas, una situa- Groussac realizó una serie de estu-
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ción internacional desfavorable y un dios de tipo gramatical al cabo de los


enfrentamiento interno que de oposi- cuales determinó que el Plan no pudo
ción entre tendencias se transformó haber sido redactado por Moreno,

104 Retomamos aquí una serie de ideas expuestas en un trabajo anterior: Noemí Goldman: “Utopía y discurso revolucionario (el
Plan de Operacioncs de Mariano Moreno)”, en la revista Espacios. num. 6, octubre-noviembre de 1987. pp. 52 56.
pero dudó entre asignar su autoría cionario español, con el fin de lograr
a un español o a un partidario exal- el apoyo de la corte lusitana para
tado de Moreno105. Ricardo Levene, invadir el Río de la Plata y frenar el
siguiendo a Groussac, y con el apor- proceso revolucionarlo en curso. La
te de nuevos estudios ideográficos y cuestión de la autoría material del
caligráficos, descubrió que una de las documento secreto pareció enton-
copias (la depositada en el Archivo ces quedar resuelta. Sin embargo, en
de Sevilla) fue de puño y letra de un la medida en que se afirmaba que el
capitán de urbanos de artillería espa- documento fue fraguado en 1814, y
ñol, Andrés Álvarez de Toledo, radi- que no correspondía ni a las ideas ni
cado primero en Montevideo, y luego a la práctica política de Moreno, se
en Río de Janeiro106. concluía implícitamente que el texto
Por su parte, Ernesto Ruiz Guiña- en cuestión no tenía ningún valor ni
zú reunió una vasta documentación significado históricos.
para rechazar la tesis de la falsifica- Esta manera de plantear el problema
ción del Plan. Sostuvo así que sólo de la autenticidad del Plan de Opera-
una de las copias que circularon en ciones produce por cierto un despla-
1814 por Río de Janeiro perteneció zamiento, pero deja una cuestión sin
a Álvarez de Toledo, e insistió en se- resolver. En efecto, si consideramos
ñalar la “autenticidad e historicidad” como definitiva la tesis según la cual
de las ideas del Plan107. Álvarez de Toledo fue efectivamente
En 1978, Carlos Segreti publicó un el autor del Plan, lo que hacemos en
artículo titulado “Plan de Moreno: el realidad no es más que cerrar una
fin de un enigma”108. Luego de ana- cuestión -la de la autoría material- y
lizar la correspondencia rioplaten- abrir olra nueva: la de las condicio-
se y lusitana de la época descubrió nes históricas de producción y de
que, contrariamente a afirmaciones posibilidad de un discurso con esas
anteriores, Álvarez de Toledo fue el características. Volvamos pues a los
primero en hacer mención del Plan, textos para tratar de echar mejor luz
aunque, segun reconoce: “Plan por sobre esta cuestión.
cierto que es distinto al atribuido a Ruiz Guiñazú transcribió una carta
Moreno”. Una nueva serie de com- de Doña Carlota Joaquina enviada a
paraciones de tipo gramatical y orto- Fernando VII y fechada el 30 de no-
gráficas entre las copias encontradas viembre de 1814. En esa carta la In-
y la correspondencia personal de Ál-
varez de Toledo llevaron, finalmente,
fanta se refería al Plan de la siguiente
manera: “Es bonito...pero nada nuevo
349
a afirmar a Segreti que el Plan fue para nosotros que los conocemos”109.
redactado por el español. El docu- Así, Carlota Joaquina no parecía es-
mento sería así producto de la “ima- tar asombrada por el contenido de
ginación” de un espía contrarrevolu- dicho plan, al cual ella misma califica
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105 Paul Groussac. arts. cits.


106 Ricardo Levene. El Plan atribuido a Moreno y la Instrucción de Chiclana. ob. cit. e id., Nuevas comprobaciones sobre la
apocricidad del Plan atribuido a Mariano Moreno, Buenos Aires. 1948.
107 Ernesto Ruiz Guiñazú, Epifanía de la libertad. Buenos Aires. 1952.
108 Carlos Segreti, “Plan de Moreno: el fin de un enigma”, en Todo es Historia. num. 31 de abril de 1978.
109 Ruiz Guiñazú, ob. cit. p.324.
con los términos de “nada nuevo”: independentista y adquiere de esta
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es decir, las ideas del documento le manera el carácter de un verdadero
resultaban familiares. Esta familiari- manifiesto político. En suma, y dadas
dad estaría dada por la similitud de las características del documento,
las ideas del escrito político con las si aceptamos que Álvarez de Toledo
que sobre las directivas revoluciona- fue el autor del Plan, también cabe
rias circulaban entre diplomáticos, aceptar que debió contar para su ela-
espías y patriotas que iban y venían boración con información sobre el
del Río de la Plata a Río de Janeiro. pensamiento y accionar, ya no sólo
Desde luego, no debemos subestimar de Moreno, sino de otros portadores
las exageraciones sobre los proyectos de las ideas políticas contenidas en
revolucionarios imputadas por los es- el mismo; sólo de esa manera pudo
pañoles a los patriotas, pero aun allí contar con las palabras y los instru-
se encuentran indicios de los temas mentos conceptuales para producir
y preocupaciones propiamente revo- un escrito semejante.
lucionarios. De allí se deriva que por obra de Mo-
Así es que para que Álvarez de To- reno o de cualquier otro, las ideas
ledo pudiese presentar un escrito contenIdas en el Plan, tales como el
adjudicándoselo a Moreno, y que no Estado gestor de la economía, la ex-
resulte inverosímil para nadie -como propiación de los bienes de los ene-
efectivamente no lo fue para Carlota migos, el derecho a la independencia
Joaquina-, con el fin de cumplir con económica, fueron históricamente
la función política que el espía quería producidas en el periodo de la lucha
asignarle, tenía que ser o parecer fiel por la emancipación. Estas ideas las
al original. Cabe ahora preguntarse: encontramos en diferentes grados
¿cómo pudo ser elaborado por un en los discursos de los morenistas.
espía un plan de tal envergadura? El ¿Es válido no obstante considerar al
escrito presenta una estructura co- Plan como la expresión del proyec-
herente: la introducción comprende to político morenista luego de haber
una reflexión comparativa entre las revelado las paradojas dentro de las
experiencias revolucionarias históri- cuales se debatieron los discursos y
camente realizadas (las revoluciones las prácticas de los mismos? ¿Y sin
norteamericana y francesa), y las que se haya podido revelar totalmen-
exigencias y necesidades de la acción te el enigma de su autoría y de sus
350 revolucionaria en el Río de la Plata.
Siguen a continuación las directivas
diferentes copias? Creemos que el
Plan constituye la materialización
políticas, donde no faltan referencias de un conjunto de ideas que estaban
a la historia greco-latina. Por otra presentes durante la Revolución de
parte, las directivas revolucionarias Mayo. En este sentido, parte de la his-
no son presentadas como un sim- toriografía ha insistido en demostrar
ple listado de medidas, sino que van que el Plan fue el producto de fuerzas
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acompañadas por una fundamen- sociales reales. Sin embargo, debido


tación de las razones y condiciones a que consideramos a estas últimas
por las cuales y en las cuales deben limitadas, creemos más bien que el
ser puestas en práctica. Finalmente, valor histórico del Plan reside en su
el Plan concluye con la expresión por carácter ideal, por cuanto se trata del
parte de su autor de una voluntad primer texto revolucionario del Río
de la Plata que prefigura la utopía de esto aun admitiendo que de Moreno
una sociedad independiente. Aquélla a Monteagudo la designación de jaco-
que los morenistas vieron frustrada bino perdió significado como signo
luego de cinco años de continuos in- ideológico y cobró valor como arma
tentos por asociar la lucha de la inde- puramente denigratoria.
pendencia con la construcción de un Es por ello que la acusación de jaco-
nuevo orden. binos de que fueron objeto los more-
Es justamente en este último punto nistas adquirió una forma específica
donde es válido -a nuestro enten- que revela, a la vez, las distancias his-
der- establecer una correspondencia tóricas y alguna proximidad ideológi-
entre los jacobinos y los morenistas. ca que los propios contemporáneos
Nos referimos a esa idea de la revolu- observaron con preocupación. En
ción como un mito fundante de una una memoria escrita por D. Uriburu
nueva legitimidad política. Según la sobre la época revolucionaria, el au-
definición dada por Tulio Halperín tor se lamentaba de que “Prevalecían
Donghi, la noción de revolución que desgraciadamente en los consejos de
nace en 1810 es “a la vez que una la Junta Gubernativa de Buenos Aires
categoría, que un principio formal ese sansculotismo fllosófico que había
para pensar lo político, un mito es- propagado en el mundo el ejemplo de
timulante y excitador de la voluntad algunos periodos bien lamentables de
de quienes irrumpen en la vida polí- la revolución francesa”111. Esta visión
tica”110. Pero si la actitud revolucio- que da cuenta de los temores que
naria fue compartida por los que se en algunos sectores había producido
reclamaron tanto de la tendencia ra- la prédica morenista, es un ejemplo
dical como de la moderada, el reco- más de cómo dos discursos políticos
nocimiento de la voluntad, en tanto de cierta afinidad filosófica, en dos
encarnación del principio de la po- realidades distintas, pudieron haber
lítica, fue exclusivo de los morenis- producido similares efectos de recha-
tas, al igual que de los jacobinos. Y zo en los sectores moderados.

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110 T. Halperín Donghi. Tradición política española e ideología revolucionaria de Mayo, ob. cit., p. 324.
111 Biblioteca de Mayo, ob. cit., t. I, pp. 640-641.
Mapa nuevo y preciso del mundo (1690)
(Biblioteca Mundial Digital de la UNESCO)

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