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ISSN: 2077-3323
cultura@ucb.edu.bo
Universidad Católica Boliviana San Pablo
Bolivia
Goldman, Noemí
La Revolución de Mayo: Moreno, Castelli y Monteagudo. Sus discursos políticos
Ciencia y Cultura, núm. 22-23, 2009, pp. 321-351
Universidad Católica Boliviana San Pablo
La Paz, Bolivia
* El texto proviene del libro Historia y lenguaje, los discursos de la Revolución de Mayo, Buenos Aires, Centro Editor de
América Latina, 1992. Usamos la segunda edición (Buenos Aires, Editores de América Latina. 2000)
1 Muchos de los temas que abordaremos en este estudio fueron ya tratados por la autora en diferentes trabajos, cuyas referen-
cias bibliográflcas se indicarán en notas.
cepciones y practicas políticas de los Por otra parte, la publicación del Plan
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revolucionarios de Mayo. El modelo de operaciones, atribuido a Moreno y
de la Revolución Francesa predomi- conservado en secreto durante su go-
nó en la interpretación de la política bierno3, constituyó el punto de partida
revolucionaria de la Primera Junta. de un extenso debate sobre las con-
El primero en hacer mención al jaco- cepciones y formas de lucha revolu-
binismo como modelo fue el propio cionaria en el Río de la Plata. La serie
hermano de Moreno. Manuel More- de medidas políticas y de terror pro-
no, en la biografía que consagra al puestas en ese misterioso plan, con el
secretarlo de la Junta, reflexiona de fin de conquistar la independencia por
la siguiente manera: “Después de la medio de una transformacion radical
Revolución de Francia ha sido muy del orden social tradicional, fue consi-
frecuente atacar las empresas de li- derada la prueba más contundente de
bertad, denigrándolas con el odioso la adopción por parte de los morenis-
carácter del jacobinismo, que tan jus- tas del modelo jacobino. La historio-
tamente ha escarmentado al mundo, grafía liberal coincidió en general en
y el descrédito que estas máximas establecer una filiación directa tan-
han merecido, ha continuado en ser to del pensamiento de la llustración
empleado como arma poderosa con- como del programa político francés de
tra el uso de los derechos sagrados del 1789 con la Revolución de Mayo.
pueblo... El doctor Moreno profesaba Paul Groussac fue uno de los prime-
principios sólidos de política y estaba ros en enfrentarse a esta tradición
versado en la historia de las naciones, cuando sostuvo que la formación
para no haber caído en errores, que fllosófica y política de los revolucio-
la experiencia hace en el día inexcu- narios era muy débil, y más aun, que
sables. Con todo esto, los discursos desconocían el proceso político fran-
con que se dirigía en la Gaceta a sus
cés4. Sin embargo, Groussac no pare-
conciudadanos, no han dejado de ser
ce haberse basado en investigaciones
mirados por el interés y la prevención
de archivo para sustentar su nueva
como esfuerzos del jacobinismo....”2.
tesis, llegando a dudar en la clasifica-
Manuel Moreno enfatiza así el carác-
ción del Plan: en un primer momento
ter ante todo político que la etiqueta
lo considera apócrifo, luego lo atribu-
de jacobino tuvo en la Revolución de
ye a la mano de “un partidario terri-
Mayo: ésta se habría constituido en
322 el más audaz instrumento ideológico
de lucha política contra el secretario
ble y exaltado de Moreno”5.
La identificación entre Moreno y
de la Junta. En efecto, según se verá, Robespierre fue plenamente estable-
el mote denigratorio fue utilizado no cida, con sentido positivo, por José
sólo por los españoles contrarrevo- Ingenieros en su obra La evolución.
lucionarios sino igualmente por los de las ideas argentinas6. Para Inge-
criollos moderados. nieros la acusación de jacobino rea-
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2 Manuel Moreno. Vida y memorias del Doctor Don Mariano Moreno, en Biblioteca de Mayo, t.ll. Buenos Aires. Senado de la
Nación. 1960, pp. 1253-1254.
3 Escritos de Mariano Moreno, compilacion y prólogo a cargo de Norberto Piñero. Buenos Aires, Biblioteca EI Ateneo, 1896.
4 Paul Groussac. “Escritos de Mariano Moreno”, en La Biblioteca, Año 1. t I, Buenos Aires. 1896, p. 138.
5 Paul Groussac. “Escritos dc Mariano Moreno”; (Segundo artículo), en La Biblioteca, t.VII, 1898., p. 138.
6 Jose lngenieros. La evolución de las ideas argentinas, I, Buenos Aires, Editorial Futuro, reed. 1961, (1ra. Edición, 1918).
lizada contra el secretarlo de la Jun- las revoluclones burguesas europeas.
ta constituye “su más legítimo título Moreno se constituyó dentro de esta
de gloria desde el punto de vista de visión del proceso revolucionario, en
la Revolución”7. Pero los revisionis- el portavoz de la “revolución demo-
tas de comienzos de nuestro siglo no crática burguesa”11.
tardaron en oponerse a esta visión Esta última tesis de una indepen-
de la Revolución de Mayo, al soste- dencia concebida como fruto de un
ner la tesis del complot. Así, lbargu- proceso de maduración interna, apo-
ren calificó a Moreno y a sus adeptos yada en la existencia de un grupo
como hombres del terror que por social con conciencia de clase, que
medio de las doctrinas “anárquicas” requería de la independencia para
y “antisociales” quisieron desatar su desarrollo y que, en consecuen-
una guerra interminable en contra cia, elaboró un programa revolucio-
de los españoles8. nario, fue reemplazada -a partir de
A uno de los fundadores de la Nueva los aportes de la historiografía de los
Escuela Histórica debemos el primer últimos tiempos, en particular de los
estudio erudito de Mariano Moreno trabajos de Tulio Halperín Donghi12-
y la Revolución de Mayo. Ricardo por la idea más plausible de un pro-
Levene se propuso en su obra9 una ceso independentista como efecto de
revalorización de las fuentes hispá- la crisis de las monarquías ibéricas.
nicas para el análisis de los orígenes Las tendencias de los criollos hacia
intelectuales de la Revolución de una mayor participación política no
Mayo. Ello le permitió reconstruir habrían sido suficienles para produ-
gran parte de las lecturas de origen cir el despertar revolucionario: por
español e indiano de Moreno cuan- ello fue necesarlo que al colapso es-
do era estudiante en la Universidad pañol se uniera la presión británica
de Chuquisaca, para conclulr con la para crear en los criollos la convic-
negación de toda influencia francesa ción de que un gobierno propio era
sobre el pensamiento revolucionario, posible. Esta nueva visión del origen
y la recusación, a través de numero- de la revolución implicó asimismo
sas pruebas, de la autenticidad del la reformulación de la idea segun la
Plan de Operaciones10. Cabe men- cual la llustración rioplatense prepa-
cionar aquí también los trabajos de ró intelectualmente al movimiento
historiadores como Sergio Bagú o de independencia.
Rodolfo Puigrós, que concibieron a la
Revolución de Mayo como una espe-
En efecto, recientes estudios reali-
zados por José Carlos Chiaramon-
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cie de traducción, aunque trunca, de te sobre la actividad intelectual de
7 Ibíd.. p. 102.
8 Carlos lbarguren. “El terrorismo de Moreno: capítulo de un trabajo histórico”. en Boletín de la Junta de la Historia y Numis-
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13 La Ilustración en el Río de la Plata, cultura eclesiástica y cultura laica durante el virreinato. Compilación, prólogo y notas
a cargo de José Carlos Chiaramonte. Buenos Alres, Puntosur, 1989.
14 Noemí Goldman, El discurso como oficio de la Historia, ob. cit.. p. 101.
15 Pilar González Bernaldo, “La Revolución Francesa y la emergencia de nuevas prácticas de la política: la irrupción de la socia-
bilidad política en el Río de la Plata revolucionario 1810-1815”. En Boletín del lnstituto de Historia Argentina y Americana
“ Dr. Emilio Ravignani”, N 3, Tercera Serie. 1er. semestre de 1991, pp. 7-27.
volución de Independencia. Las con- sa tuvieron los habitantes de la Colo-
clusiones a las cuales arriba mues- nia. La primera cuestión que abordó,
tran nuevamente más las distancias luego de la lectura de numerosos in-
que las semejanzas con el caso fran- ventarios de bibliotecas rioplatenses
cés: mientras la sociabilidad revolu- y de la correspondencia entre criollos
clonaria francesa sirve como espacio y extranjeros, se relaciona con el co-
de reivindicaciones sociales y como nocimiento que de los filósofos fran-
estructura para una representación ceses se tenía en el Río de la Plata.
nacional y democrática, la sociabi- De sus lecturas surge que la filosofía
lidad rioplatense -que se desarrolló francesa del siglo XVIII era conocida
en escasos clubes y sociedades pa- por la élite llustrada de la sociedad
trióticas- por su carácter municipal colonial así como los principales
y su concepclon elitista de la sobe- sucesos políticos dc la Revolución
ranía popular, condujo al fracaso de Francesa. Una variada documenta-
la primera tentativa de instauración ción da testimonio de la inquietante
democrática en el Río de la Plata. recepción de esa revolución entre las
¿Cabe pues considerar a la etiqueta élites españolas: los decretos reales y
de “jacobino” colocada a las figuras órdenes que a partir de septiembre
de Mariano Moreno, Juan José Cas- de 1789 prohibieron la entrada en
telll y Bernardo Monteagudo como América de láminas, estampas, im-
simple arma denigratoria en manos presos y manuscritos de origen fran-
de los españoles y de los criollos mo- cés; los procesos contra residentes
derados? Un recorrido por la manera franceses acusados de conspiración
cómo el proceso revolucionario fran- contra las autoridades españolas,
cés fue descubierto y conocido en el y la profusa correspondencia entre
Río de la Plata antes y después de la criollos y europeos con relatos sobre
Revolución de Mayo nos ayudará a los diferentes acontecimientos revo-
encontrar algunas respuestas. lucionarios17. Esta correspondencia
revela en particular que los criollos
El impacto de la ilustrados de la Colonia seguían con
interés los sucesos franceses, convir-
Revolución Francesa tiéndose inclusive muchos de ellos en
en el Río de La Plata fervientes admiradores. La noticia de
Ricardo Calllet Bois, en su Ensayo so- la muerte del rey Luis XVI produjo,
bre el Río de la Plata y la Revolución
Francesa (1929)16, ofreció una idea
sin embargo, un vuelco en los espí-
ritus: los franceses empezaron a ser
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bastante aproximada acerca de dicho vistos con “temor” y “repulsión”18.
impacto. Con este ensayo el autor se A esta noticia se agregó aquélla que
propuso, gracias a la consulta de una relataba la persecución de los curas
vasta documentación, reconstruir la católicos que no habían jurado la
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16 Ricardo Caillet-Bois, Ensayo sobre el Río de la Plata y la Revolución Francesa, Facultad de Filosofía y Letras, Publicaciones
del Instituto de Investigaciones Históricas. Número XLIX. Buenos Aires, Imprenta de la Universidad. 1929.
17 En el lnstituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad
de Buenos Aires, se conserva una de estas cartas con un relato sobre la toma de la Bastilla. Véase en Documentos originales:
Documento suelto sobre la Revolución Francesa.
18 Ricardo Caillet Bois, ob. cit.. p. 40.
Pero -sostenía Caillet Bois- el con- res. Con la caída de Robespierre se
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junto de estas noticias no impidió expandieron las versiones termido-
que continuaran persistiendo en el rianas sobre la Revolución que la
Virreinato algunos entusiastas par- convirtieron en el símbolo de un ré-
tidarios de la Revolución Francesa. gimen de terror y de sangre. A partir
Así lo prueban las declaraclones de ese momento, los rioplatenses se
tomadas a los acusados por una su- volvieron más bien hostiles a los su-
puesta “conspiración de franceses cesos franceses. No obstante, señala
y negros’’ en 1795. Los inculpados, Caillet Bois, un círculo “afrancesa-
comerciantes extranjeros y esclavos do” continuó durante la Revolución
negros, hicieron referencia a cier- de Mayo defendiendo las enseñanzas
tas conversaciones que habrían es- de 1789.
cuchado entre simpatizantes de la Del proceso seguido a los inculpados
revolución. En una de ellas, y con en la conspiración de 1795 se des-
motivo de la muerte del rey, los sim- prende asimismo la difusión de ga-
patizantes habían incluso aprobado cetas con novedades sobre la Revo-
fervorosamente su ejecución en ma- lución Francesa entre las clases más
nos de los revolucionarios france- pobres de Montevideo y Buenos Alres.
ses19. En otra de las conversaclones - Pero, y a pesar de las acusaciones del
sostuvo- los simpatizantes se habrían fiscal, muy poco es lo que pudo sa-
referido a Robespierre en términos carse en claro en este juicio más alla
encomiosos, así por ejemplo, uno de de la existencia de ciertos pasquines
ellos habría afirmado: “Robespierre y de la intención de los cabecillas de
habría sido capaz de hacerse due- librar a los esclavos negros. De todas
ño del Orbe, por su aulidad”. Otro maneras, es interesante notar cómo
simpatizante, constituyéndose en su en uno de los panfletos que circula-
defensor, afirmó: “las buenas partes ron en la época se interpela a la re-
y cualidades que concurrían en Ro- volución como un acontecimiento de
bespierre de quien acaba de tenerse alcance universal: “Martín de Alzaga
noticia havérsele dado muerte bio- dentro de un año irás a la guillotina...
lenta”20. tus bienes serán para la Convención
De estas declaraciones se despren- americana... viva, viva, la libertad, la
día que no sólo la élite colonial tenía libertad, la libertad. Doscientos mil
cierto conocimiento de los sucesos fusiles vendrán y dos mil oficiales
326 franceses, sino igualmente el peque-
ño mundo de pulperos, panaderos y
franceses. A Zavaleta que sus bienes
y su mujer también morirá e hijos
dueños de tiendas rioplatense: aun- con toda su casta21.
que, y según parece, sólo los grandes Es conocido que a partir de la Revo-
momentos de la Revolución habrían lución de Mayo predominaron en el
retenido la atención de los poblado- Río de la Plata las corrientes deriva-
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19 Ibíd.. p. 53, nota 5. El acusado Manuel G. de Cevallos afirmó haber escuchado a Ignacio Ramos cuando profería lo siguiente:
“Me alegro y es muy bien hecho, asi havían de hazer con todos los reyes y no nos estarían robando y tendrían como tienen
sacrificados a los pobres. Saben Umds. por que ha hecho esso por quitar fralles y monjas, que no sirven de provechgo y sólo
si para comer, y que de nada servían las misas y los resos a los muertos”.
20 Ibíd. p. 54.
21 Ezequiel Ortega. El complot colonial, Buenos Aires, Editorial Ayacucho, 1947. p. 65. Una versión de este pasquín se hizo cé-
lebre por sus errores ortográficos “Biba, biba, la livertad”. Véase asimismo Boleslao Lewin, “La conspiración de los franceses
en Buenos Aires (1795)”, en Anuario del Instituto de Investigaciones Históricas de Rosario, t. 4, 1960, pp.9-57.
das de la llustración racionalista. Al sino igualmente ejemplos históricos,
respecto es interesante mencionar la como fueron las revoluciones norte-
observación realizada por Guillermo americana y francesa. Así, muchos
Furlong al borrador de la segunda au- de los elementos doctrinarios adqui-
tobiografía del Deán Funes. Furlong, ridos por los revolucionarlos habían
que en toda su obra se esforzó por dejado de ser ideas abstractas para
demostrar la ausencia de influencia conventirse en realizaciones histó-
francesa sobre el pensamiento de la ricas. Se puede observar una cierta
emancipación, se vio obllgado a acep- presencia simbólica de la Revolución
tar, aunque, segun manifiesta, “en Francesa durante la Revolución de
desdoro” del Deán Funes, que éste Mayo, en particular en los emblemas
tachó en su segunda autobiografía patrios (los laureles, el sol y las ma-
de 1826 los nombres de Aristóteles y nos tomadas en los escudos patrios)
Platón, para reemplazarlos por los de y en las asambleas y reuniones pa-
Pufendorf, Condillac, Rousseau y Ma- trióticas (la voz de “ciudadano” y el
bly como los autores que nutrieron su gorro frigio). Pero donde la referencia
espíritu. Tal actitud respondió al afán a la Revolución Francesa es más fre-
del Deán de ponerse a tono con los cuente, es cuando se la utiliza como
admiradores de la Revolución Fran- arma política para desprestigiar al
cesa que surgieron, según Furlong, adversario.
entre 1813 y 182022. Lo cierto es En efecto, la imputación de jacobi-
que parte importante de los hombres no en el Río de la Plata constituyó
públicos del periodo, formados en la ante todo una etiqueta denigratoria.
admiración del clasicismo, no vieron Haciéndose eco de la muy difundida
en la independencia un simple cam- versión termidoriana sobre la Revo-
bio de gobierno, sino la posibilidad lución Francesa, conforme a la cual
de realizar el pensamiento filosófico el periodo de la dictadura jacobina
en versión republicana. Sin embar- constituyó una funesta desviación
go, las ideas ilustradas aparecieron de los principios de 1789, los criollos
entremezcladas con otras derivadas moderados vieron en las prácticas ra-
del iusnaturalismo germánico y de la dicales de Moreno y sus partidarios
tradición hispánica. De modo que, en un anuncio de un régimen de terror
lugar de un conjunto de ideas claras y de sangre para el Río de la Plata. La
y distintas que habría orientado a las apelación a un modelo temido tuvo
nuevas élites políticas, nos encontra-
mos, más bien, frente a diferentes
en consecuencia una clara función
política: difamar a los opositores23.
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tradiciones, lenguajes ilustrados y Pero asimismo -como tendremos
formas de vocabulario político. ocasión de observar más adelante, en
Por otra parte, al emprender la tarea el campo imaginario de las represen-
emancipadora los criollos tuvieron a taciones políticas de la época, la re-
su alcance no sólo las ideas ilustradas ferencia al jacobinismo surgió como
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22 Guillermo S. J. Furlong. “Francisco Suárez fue el filósofo de la Revolución Argentina de 1810”, en Presencia y sugestión del
filósofo Francisco Suárez. Su influencia en la Revolución de Mayo, Buenos Aires, Editorial Guillermo Kraft, p. 95. Véase igual-
mente Arturo A. Roig, “La llustración y la primera independencia”, en Cuadernos Americanos, num. 4, julio-agosto de 1985.
23 Con la caída del gobierno revolucionario, el 9 de termidor de 1794, se crea una tradición antijacobina destinada a justificar
la toma del poder por la burguesía conservadora. Nace así la Ieyenda negra sobre Robespierre y sobre su gobierno, conside-
rado en adelante una “sangrienta tiranía”. Véase Francoise Brunel, “Sur l’historiographie de la reaction thermidorienne”, en
Anales Historiques de la Revolution Francaise num 3, julio-septiembre 1979, pp. 455-474, y Alice Gerard, La Revolution
Francaise, mythes et interpretations, 1789 1790, Paris, Flamarion, 1970.
la cristalización conceptual de un Por otra parte, ninguno de los more-
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enfrentamiento local: el que opuso nistas manifestó una explícita adhe-
en 1810 al moderado presidente de sión al jacobinismo como arquetipo
la Junta, Cornelio Saavedra, con el de poder revolucionario. Esto no
secretarlo de la misma y sus partida- debe extrañarnos, dado que no deben
rios. Moreno fue acusado de jacobino olvidarse aquí los veinte años que se-
por su temperamento político enér- paran a los dos procesos revolucio-
gico, su ferviente prédica igualitaria, narios: Bonaparte fue visto por sus
el firme control que mantiene sobre contemporáneos rioplatenses como
lodas las acciones de la Primera Jun- el producto final de la desviación del
ta y las medidas de terror en contra proceso revolucionario, que se inició
de los enemigos del régimen; Caste- con la declaración de los derechos
lli fue considerado jacobino por sus del hombre de 1789, y culminó en la
medidas encaminadas a la supresión instalación de un poder personal de
de las castas altoperuanas; y a Mon- carácter imperial24.
teagudo se le imputa la condición de De todo lo expuesto hasta ahora se
jacobino por promover la creación deriva que en lugar de preguntarnos
de sociedades patrióticas y por su fir- nuevamente en esta presentación
me voluntad independentista. Pero de los escritos de Moreno, Castelli y
mientras Moreno manifestó una sin- Monteagudo, por la validez del mo-
cera adhesión al conjunto de la Revo- delo jacobino en el Río de la Plata,
lución Francesa, Monteagudo esbozó elegimos analizar la concepción de
una crítica al periodo de la dictadura la Revolución en cada uno de ellos,
jacobina. a partir de ciertas nociones y enun-
De manera que si bien es indudable ciados que organizan la trama de sus
que términos esenciales del nue- discursos políticos.
vo vocabulario revolucionario rio-
platense, como libertad, igualdad, Moreno y la concepción
fraternidad, soberanía popular, de-
rechos naturales, pudieron haber
dc la revolución
remitido al discurso político jaco- La noción de revolución elaborada
bino, no representaron sin embargo por Moreno encuentra una expresión
las mismas realidades. En cambio, coherente, aunque no exenta de con-
en sus discursos políticos los revo- tradicciones, en la serie de artículos
328 lucionarios del Río de la Plata sí se
refirieron a las posibles consecuen-
publicados en los números de la Ga-
ceta correspondientes a los meses de
cias que la aplicación plena de estas noviembre y diciembre de 1810. Una
nuevas nociones podían tener en el lectura retrospectiva del conjunto de
contexto rioplatense en relación a sus discursos políticos (artículos de
la movilización popular. Razón por la Gaceta e Instrucciones envíadas a
la cual se debatieron entre las pro- las provincias del interior), nos per-
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migo. De modo que la idea de una so- atacando a los enemigos exteriores
lidaridad económica acompañada del e interiores, el congreso -el poder le-
ejercicio de los derechos políticos, gislativo- debía dar a los pueblos una
como base de una solidaridad moral nueva constitución.
32 Registro Oficial de la República Argentina, Año 1810. “Acta del día 25 de Mayo”, p. 22.
Estos artículos sobre los objetivos del relaciones sociales entre los pueblos
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congreso a reunirse son introducidos y el rey quedasen disueltas o suspen-
por Moreno bajo la forma de pregun- sas por el cautiverio del Monarca,
tas. En cada una de ellas procuró de- los vínculos que unen a un hombre
mostrar que en realidad se trataba con otro en sociedad quedaron sub-
de falsos interrogantes. Moreno se sistentes porque no dependen de los
preguntó: “¿La reunión de un con- primeros y los pueblos no debieron
greso de las provincias del Virreinato tratar de formarse pueblos pues ya lo
del Río de la Plata es legítima?, ¿por eran; sino elegir una cabeza que los
qué medios conseguirá el congreso rigiese o regirse a sí mismos según
la felicidad que nos hemos propues- las diversas formas con que puede
to en su convocaclón?, ¿podrá una constituirse íntegramente el cuerpo
parte de la América por medio de sus moral”34.
legítimos representantes establecer
Así, al afirmar que “un pueblo es un
el sistema legal de que carece y que
pueblo”, Moreno dio existencia a la
necesita con tanta urgencia: o deberá
comunidad americana independien-
esperar una nueva asamblea, en que
temente de toda legitimidad exterior.
toda América se dé leyes a sí misma
Pero la afirmación de la existencia de
o convenga en aquella división de
una única soberanía pronto se iba a
territorio, que la naturaleza misma
confrontar con los que defendían la
le ha preparado?, y ¿comprometerá
existencia de tantas soberanías como
esta obra los derechos de nuestro va-
pueblos había en el Virreinato. Es de-
sallaje o la circunstancia de hallarse
cir, parte de los nuevos líderes sostu-
el Rey cautivo armará a los pueblos
vieron junto a Moreno que una vez
de un poder legítimo, para suplir una
constituidos los cuerpos representa-
constitución, que él mismo no podría
tivos -asambleas o congresos consti-
negarles?”33.
tuyentes-, la soberanía dejaba de re-
En el desarrollo de su argumentación, sidir en los “pueblos” para pasar a la
desde las páginas del primer periódi- “nación”. Dentro del unitarismo por-
co político de Buenos Alres, Moreno teño, el centralismo se constituyó así
fue adaptando los singulares princi- en la modalidad dominante durante
pios del Contrato Social de Rousseau la primera década revolucionaria,
a la novedosa realidad creada en el acentuada a su vez por las exigencias
Río de la Plata en 1810. Moreno es- de la guerra, que atribuyó a Buenos
332 bozó así una teoría de la soberanía
para justificar el nuevo poder de los
Aires un lugar preeminente derivado
de su antigua posición de capital vi-
criollos: rreinal. El problema consistió en que
“Los vínculos, que unen el pueblo esta tendencia no pudo conciliarse
al rey, son distintos de los que unen con la fórmula empleada inicialmen-
a los hombres entre sí mismos: un te por la Primera Junta para convo-
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35 Cf.. Noemí Goidman y Nora Souto. “De los usos a los conceptos de ‘nacion’ y la formación del espacio público en el Río de
la Plata (1810 1827)”. Secuencia (México), num. 37. pp. 35 56. 1977.
36 Cf. Apéndice documental. M. Moreno, doc. 3.
37 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 6.
38 Ibíd.
39 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 4.
40 Ibíd.
terior a todo poder humano y divino, tros no podían encontrar para llenar
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de validez universal. el crecido déficit de aquel erario: sin
En el artículo del 15 de noviembre, embargo, apenas se vieron juntos los
Moreno introdujo un nuevo tema: representantes, aunque perseguidos
“La cuestión que voy a tratar es si el por los déspotas, que siempre es-
congreso compromete los derechos cuchan con susto la voz de los pue-
de nuestro vasallaje41”. Una vez más blos, dieron principio a sus augustas
una pregunta en la que deben ser cri- funciones con el juramento sagrado
ticados los presupuestos: el acto con- de no separarse jamás, mientras las
tractual al crear al pueblo emancipa- constitución del reino, y la regenera-
do excluye de la comunidad al rey de ción del orden público no quedasen
España. Con al acto del 25 de mayo completamente establecidas y afir-
no hubo en realidad reversión de los madas”44.
derechos de la soberanía al pueblo, Al afirmar que fue en la Revolución
sino que “... la fuerza y la violencia Francesa donde el principio de la so-
son la única base de la conquista, beranía popular tomó su sentido para
que agregó estas regiones al trono la historia europea y en cierta medi-
español”42. Dentro de esta línea ar- da universal, Moreno parece aceptar-
gumentativa, nos encontramos fren- la sin reservas hasta el fin de la etapa
te a un rechazo no sólo de un pacto revolucionaria. Es decir, hasta el gol-
colonial, sino de la monarquía como pe del 18 de Brumario y la toma del
sistema de gobierno. poder por Napoleón: “El día 20 de ju-
Así, Moreno considera al poder legis- nio de 1789 fue el más glorioso para
lativo como la instancia dominante, Francia, y habría sido el principio
un poder que debe hacer del pueblo de la felícidad de toda Europa, si un
emancipado el principio mismo de hombre ambicioso agitado de tan ve-
la constitución. Los gobernantes son hementes pasiones, como dotado de
meros “ejecutores y ministros de las talentos extraordinarios, no hubiese
leyes que la voluntad general ha es- hecho servir al engrandecimlento de
tablecido”43. Sin embargo, el concep- sus hermanos la sangre de un millón
to de soberanía que aquí se esboza de hombres derramada por el bien de
no tomó únicamente sus principios su patria”45.
de la teoría de Rousseau, se nutre La cuestión de si podrá una parte de
asimismo de un ejemplo histórico: la América por medio de sus repre-
334 “Cuando Luis XVI reunió en Versa-
lles a la Asamblea nacional -escribe
sentantes establecer la constitución
o si deberá esperar la reunión de un
Moreno- no fue con el objeto de es- congreso de toda América, fue el últi-
tablecer la sólida felicidad del reino, mo tema abordado por Moreno desde
sino para que la nación buscase por las páginas de la Gaceta del 6 de di-
sí misma los remedios, que los minis- ciembre”46. Este tema llevaba implí-
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47 Tulio Halperín Donghi, Tradición política española e ideología revolucionaria de Mayo, Buenos Aires, Eudeba, 1961,
pp.190-213
48 Cf. Apéndice documental, M. Moreno, doc. 3.
49 Ibíd.
50 Cornelio Saavedra. Autobiografía, Biblioteca.de Mayo. t. II. Buenos Aires. Senado de la Nación. p. 1059.
La noche de la conmemoración de la presentar de un modo que les enseñe
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victoria de Suipacha por el ejército que son menos que yo?”52.
patriota, se le niega a Moreno el in- La libertad no es nada sin la igualdad
greso a la fiesta. En el curso de los y la igualdad sólo cobra toda su di-
festejos, un oficial obsequió una co- mensión material en el lazo que ins-
rona de azúcar a la mujer del presi- taura con la libertad. Pero en el pun-
dente de la Junta y ésta se la pasó a to 12 del decreto se lee igualmente:
su esposo: ¿Este acto simbolizó para “No debiendo confundirse nuestra
Moreno el signo de una nueva usur- milicia nacional con la mercenaria
pación de los derechos del pueblo? de los tiranos, se prohibe que ningún
Lo cierto es que se propaló la versión centinela impida la libre entrada en
de que Saavedra intentaba en aquella toda función o concurrencia públi-
función coronarse como nuevo mo- ca a los ciudadanos decentes, que la
narca de América. pretendan”53. Con este enunciado la
En consecuencia Moreno publicó, voluntad de transformación de More-
el 8 de diciembre, su célebre decre- no alcanza sus límites históricos. Y
to de supresión de los honores que cabe aquí una pregunta, ¿fue el diri-
el presidente de la Junta conservaba gente revolucionario más moderado
aún del depuesto virrey, establecien- cuando se trató de modificar las des-
do así una absoluta igualdad entre igualdades e injusticlas sociales en
todos sus mlembros51. Por el mismo Buenos Aires? En el mismo decreto
decreto se determinaba que el co- del 8 de diciembre Moreno retomó
mando superior del ejército pasaría un fragmento anterior de su propio
del presidente a la Junta. Las con- discurso dándole un nuevo sentido,
sideraciones del decreto enseñaban “pero ya he dicho en otra parte que
las reglas de virtud republicana que el pueblo no debe contentarse con
debían ser practicadas por todos los que seamos justos sino que debe tra-
funcionarios públicos. Pero la idea tar de que lo seamos forzosamente”.
que sostiene estas consideraciones Anteriormente había señalado que
nos permite descubrir la relación el pueblo “debía aspirar a que nunca
conceptual que sustenta toda la con- obren mal”54. ¿Este enunciado hace
cepción socio-política de Moreno. El acaso presumir que en una continua-
secretario de la Junta explica el de- ción de Moreno en el poder el terror
creto en los siguientes términos: “La caería igualmente sobre los criollos
336 libertad de los pueblos no consiste
en palabras, ni debe existir en los pa-
moderados? De las cartas enviadas
por Saavedra al gobernador de Salta,
peles solamente... Si deseamos que Chiclana, en las cuales se refiere a su
los pueblos sean libres, observemos opositor, se infiere que este temor no
religiosamente el sagrado dogma de estaba ausente de la decisión que lle-
la igualdad. ¿Si me considero igual a vó a la postergación de la reunión del
mis conciudadanos, porque me he de congreso:
Revista número 22-23 • agosto 2009
55 Ernesto Ruiz Guiñazú. El presidente Saavedra y el pueblo soberano de 1810, Buenos Aires, Estrada Editores. 1960, p. 575.
56 Ibíd., p. 577
57 Cf. Apéndice documental, J.J. Castelli doc. 11.
58 Ibíd.
capturados por el ejército patriota, los reyes de España y que procuró
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Paula Sanz, Vicente Nieto y José de el doctor Castelli, por todos los me-
Córdoba y Rojas, en nombre de la dios directos e indirectos, propagar
defensa de los derechos del monarca el sistema de la igualdad e indepen-
Fernando VII. dencia63”.
Del proceso formado a Castelli por Pero la instalación del nuevo gobier-
el goblerno moderado que siguió a no constituyó para Castelli mucho
la Primera Junta luego de la derrota más que un cambio de personas:
dc Huaqui (20 de junio de 1811)59, significaba el inicio del reino de la
se desprende que de las proclamas “naturaleza” y de la “razón” frente al
a los comportamientos las ideas de despotismo de las autoridades colo-
independencia estaban generaliza- niales. De esta manera, su noción de
das entre la oficialidad patriota. A la Revolución se inscribe dentro de esa
pregunta de si “la fidelidad a nues- concepción encaminada a la restitu-
tro excelentisímo soberano, el rey ción de los derechos naturales que
don Fernando Séptimo fue atacada Moreno había esbozado. “Ciudada-
igualmente (por Castelli) procuran- nos compatriotas al fin ha llegado la
do introducir el sistema de libertad, época suspirada en que los injustos
igualdad e independencia”60, respon- opresores de la patria vacilan, tiem-
dieron varios de los testigos en for- blan y se estremecen sin poder re-
ma positiva. Por ejempio, el teniente animar su moribundo despotismo, ni
de Dragones ligeros Sebastián de la sostener por más tiempo el cetro de
Mella afirmó que “oyó proposicio- bronce... el grito de la naturaleza y el
nes entre la oficialidad relativas a clamor de la razón han sofocado ya la
independencia, libertad e igualdad débil y amenazadora voz de los tira-
pero ignora si lo supo o no el doctor nos...”64. Los antiguos súbditos ame-
Castelli”61. El capitán del regimiento ricanos, convertidos ahora en ciuda-
de Infantería número seis, Eusebio danos de las “legiones” de la patria
Suárez, dijo por su parte, “que con y la guerra hasta el “exterminio” de
respecto a la pregunta sólo sabe que los tiranos, es proclamada por Caste-
habiéndose suscitado conversación lli en este encendido discurso. Pero
sobre el sistema, oyó decir al doctor no es la vehemencia de las proclamas
Castelli que no se había de recono- de Castelli, con el llamado a guerra a
cer ninguna testa coronada, pero sí muerte contra el enemigo, lo que más
338 sabe que para los actos públicos se
ha valido del nombre del señor Fer-
inquietó a las autoridades españolas,
después de todo las de estos últimos
nando Vll”62. Bernardo Monteagudo, no fueron menos vehementes, sino el
secretario a la sazón de Castelli, no contenido de su programa revolucio-
dudó en responder que “se atacó nario para el Alto Perú.
formalmente el dominio ilegítimo de
Revista número 22-23 • agosto 2009
59 La derrota de Huaqui ocasiona la pérdida del Alto Perú. Los restos del ejército revolucionario se estacionan en Salta.
60 Véase el “Proceso formado al doctor Juan José Castelli. 1811- 1812. Agregado a la Causa del Desaguadero”, en Biblioteca de
Mayo, tomo XIII. Buenos Aires. Senado de la Nación, 1962. p. 11778.
61 Ibíd. p. 11785.
62 Ibíd. p. 11799.
63 Ibíd. p.p.11839-11840.
64 Cf. Apéndice documental, J.J.Castelli, doc. 14.
En efecto, la política flloindigenista Los derechos que Castelli proclamó
propuesta por Castelli amenazó el recuperados por los indios fueron
estatuto sólidamente arraigado de sociales -derogación de todos los
las castas altoperuanas65. La libera- abusos perjudiciales a los naturales
ción indígena constituyó sin lugar a como cargas e imposiciones indebi-
dudas un arma de guerra necesaria das, otorgamiento de tierras y crea-
para un ejército que requería hom- ción de escuelas- y políticos, al otor-
bres y recursos66, pero asimismo for- garles el derecho de representación.
mó parte central de la concepción de Estableció así la libre elección de los
la revolución de los morenistas. En caciques por parte de sus comunida-
las Instrucclones secretas redacta- des, y la eliminación de los privile-
das por Moreno para la expedición al glos de propiedad o de sangre de que
Alto Perú se estableció que debía le- gozaban sus jefes. Ordenó también
vantarse a la “indiada”67. Castelli dio la realización de elecciones libres en
a este mandato una fundamentación cada parroquia de indios, a fin de de-
y contenido cuyos rasgos esenciales signar un diputado para el congreso
intentaremos definir aquí. general de las provincias a reunirse70.
El representante escribió a la Junta Pero el reconocimiento por parte de
sobre la conjura de las autoridades Castelli de la calidad de ciudadanos
coloniales en el Alto Perú, en los si- a los indios, es decir, de individuos
guientes términos: “Ningún tirano ha- frente al Estado, no lo llevó sin em-
ría progresos si no hubieran malvados bargo a decretar la supresión de la
que conducidos por el egoísmo y arras- comunidad indígena: respetó su exis-
trados por el torrente de las pasiones tencia corporativa, aunque ordenó la
antisociales no sirviesen de apoyo al implantación de mecanismos de de-
trono erigido por los déspotas entre mocratización interna.
las ruinas de la virtud y derechos más En la proclamacion de Tiahuanaco,
augustos del hombre... Así es que ape- el representante sostuvo también
nas medió en la Capital del Río de la que junto a los indios “todo nacional
Plata la feliz revolución que hizo tem- idóneo, sea de la clase y condición
blar y estremecer a los enemigos del que fuese, podía optar a cualquier
hombre”68. El nuevo lenguaje de los destino o empleo de que se consi-
derechos del hombre, fundado en el dere capaz”71. No obstante, solicitó
derecho natural, tuvo una traducción permiso a la Junta para otorgar el
original en la proclama del fin de la
servidumbre indígena realizada por
uso de “Don” al capitán de una de las
compañías de Castas de las cuales se
339
Castelli el 25 de mayo de 1811 frente componía el ejército a su mando72.
a las ruinas de Tiahuanaco”69. ¿No contaba acaso Castelli con el su-
65 Es de notar que no sólo los sectores altos blancos vivían del trabajo indígena -mineros. terratenientes, eclesiásticos, buró-
cratas- sino asimismo cierta plebe urbana producto de los entrecruzamientos de diferentes grupos.
Revista número 22-23 • agosto 2009
ban dadas las condiclones para pro- instruir a los pueblos en los nuevos
la participación popular que ella de- tes del Río de la Plata. Cuestión que
bía generar. En la propuesta se seña- se vinculaba a su concepción de la
laba que cualquier persona tenía el igualdad.
95 Ibíd.
96 Cf. Biblioteca de Mayo. ob. cit. pp. 11517-11518.
97 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo, doc. 17.
98 Ibíd.
99 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo, doc. 24.
100 Cf. Apéndice documental, B. Monteagudo, doc. 22 y 23.
101 Ibíd.
La propuesta de Monteagudo suscitó fundamento una inquebrantable vo-
reacciones y polémicas en el seno de luntad independentista, sustentada
la élite ilustrada: con el nombre de en una actitud que, aunque levemen-
“Un amante de la patria”, un lector te menos moderada que la que sos-
de la Gaceta consideró inadmisible tendrá en 1823, es sin duda vista por
la exclusión a los derechos de ciuda- él como democrática.
danía de los que no saben leer ni es-
cribir. El soberano -afirmaba— debía Los morenistas
constituirse con la razón, la voluntad
y la fuerza de todos. Pero una vez es-
y el jacobinismo
tablecido el congreso debían, por el En el curso de nuestro análisis he-
contrario, adoptarse las medidas co- mos percibido la existencia de una
rrespondientes para que, y por medio tensión permanente, tanto en los
del sufragio indirecto, los analfabetos discursos como en las prácticas mo-
se vieran impedidos de participar por renistas, entre actitud revolucionaria
sí mismos en las deliberaciones polí- y actitud moderada, interés político
ticas”102. Si la cuestión del sujeto de y convicción. En ciertos casos, estas
la soberanía surgió, a la luz de esta paradojas respondían al momento
controversia, como un tema polémi- histórico, en otros a las propias con-
co, la participación política efectiva cepciones de los revolucionarlos103.
de los sectores populares aparecía La fundamentación de la legitimidad
por el contrario y para el conjunto del nuevo poder fue la primera cues-
de los morenistas, reservada a la éli- tión a la cual se abocaron los revo-
te. Esto puede explicarse porque los lucionarios. Moreno elaboró en sus
acontecimientos de 1811 alarmaron célebres discursos de noviembre y
por igual a moderados y radicales. diciembre de 1810 la moderna teo-
Una consecuencia indirecta de ello ría de la soberanía popular, critican-
fue la acelerada profesionalización do los presupuestos de la legitimidad
del ejército, que se correspondía con monárquica, aunque manteniéndose
las concepciones cada vez más elitis- aun dentro de sus límites. En efecto,
tas de los miembros de la Sociedad con la introducción de la figura del
Patriótica. Así, el pasaje del poder Contrato Social de Rousseau, Moreno
político a la Logia, impuesto por la dio existencia al pueblo americano
necesidad de proseguir con la lucha independientemente de toda legiti-
por la independencia de manera efi-
caz, estuvo igualmente facilitado por
mitidad exterior. En el plano teóri-
co, Moreno esbozó así una teoría de 347
estas concepciones, que reservaban la soberanía para justificar el nuevo
la acción política a los sectores ya poder criollo, en el plano político se
movilizados. esforzó por realizar, detrás de la ad-
De lo expuesto se desprende enton- hesión encubierta a la fórmula real,
ces que la concepción de la Revo- una crítica al conjunto del fenómeno
Revista número 22-23 • agosto 2009
102 Véase Gaceta de Buenos Aires, 6 de mayo de 1811, “artículo comunicado” y 20 de mayo, “continúa el artículo comunicado”.
103 Noemí Goldman “’Los jacobinos’ en el Río de la Plata: modelo, discursos y prácticas (1810-1815)”, en Cuadernos America-
nos. 1989, num. 17. pp. 157-178. Este artículo fue reproducido en el número extraordinario de la revista Todo es Historia,
num. 264, Junio de 1989, pp. 26-39.
Pero no es ni la elaboración de una en lucha facciosa. Son éstos los más
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nueva teoría legitimadora de una importantes motivos quee conduje-
soberanía basada en la comunidad ron a Monteagudo a tomar una actitud
americana, ni la lista de agravios im- ambivalente. Por una parte, recogió la
putados a la Corona lo que condujo tradición morenista con un lenguaje
a los moderados a acusar a Moreno y abiertamente independentista: por la
a sus partidarios de jacobinos. Por el otra, advirtió sobre los peligros de la
contrario, ellos también compartían democratización. Mas aun, Monteagu-
esa nueva visión de la Revolución do no encontró contradicción en con-
como mito fundador de una nueva siderarse un frenético por la democra-
legitimidad, pero no adherían a la lí- cia y en limitar el derecho de sufragio
nea política revolucionaria esbozada a los que sabían leer y escribir.
por Moreno. Esta línea se sustentaba
Soberanía popular, derecho a la in-
en la teoría de los derechos natura-
dependencia, libertad e igualdad
les, que no concebía a la libertad sin
fueron las nuevas nociones políticas
la igualdad. La ferviente adhesión de
Moreno a estos principios fue lo que que sirvieron a los revolucionarios
lo impulsó a decretar la supresión de para pensar el cambio que estaban
los honores al presidente de la Jun- produciendo. Pero para los morenis-
ta -su principal opositor- y, al mismo tas, la Revolución, concebida en su
tiempo, lo que condujo a los mode- sentido más amplio, debía producir
rados a temer que la continuación una transformación total del orden
del secretario de la Primera Junta en establecido. Ella se presentaba como
el poder haría recaer el terror sobre el advenimiento de la justicia, la li-
ellos mismos. Por otra parte, la pues- bertad y la igualdad universales. Al
ta en práctica de tales principios en respecto, no podemos dejar dc men-
el Alto Perú amenazaba el sistema clonar al célebre Plan de las opera-
social tradicional con el fantasma de ciones, atribuido a Moreno. En dicho
la revolución social. Porque si bien es Plan la Revolución se proyectó como
cierto que la política flloindigenista una transformación de la estructura
de Castelli en el Alto Perú constitu- social y económica de la Colonia. El
yó un arma de guerra en contra de Plan sintentizó y condensó una vo-
los españoles -y en ese carácter fue luntad y tensión revolucionarias ten-
retomada luego por los distintos go- dientes a la destrucción del sistema
104 Retomamos aquí una serie de ideas expuestas en un trabajo anterior: Noemí Goldman: “Utopía y discurso revolucionario (el
Plan de Operacioncs de Mariano Moreno)”, en la revista Espacios. num. 6, octubre-noviembre de 1987. pp. 52 56.
pero dudó entre asignar su autoría cionario español, con el fin de lograr
a un español o a un partidario exal- el apoyo de la corte lusitana para
tado de Moreno105. Ricardo Levene, invadir el Río de la Plata y frenar el
siguiendo a Groussac, y con el apor- proceso revolucionarlo en curso. La
te de nuevos estudios ideográficos y cuestión de la autoría material del
caligráficos, descubrió que una de las documento secreto pareció enton-
copias (la depositada en el Archivo ces quedar resuelta. Sin embargo, en
de Sevilla) fue de puño y letra de un la medida en que se afirmaba que el
capitán de urbanos de artillería espa- documento fue fraguado en 1814, y
ñol, Andrés Álvarez de Toledo, radi- que no correspondía ni a las ideas ni
cado primero en Montevideo, y luego a la práctica política de Moreno, se
en Río de Janeiro106. concluía implícitamente que el texto
Por su parte, Ernesto Ruiz Guiña- en cuestión no tenía ningún valor ni
zú reunió una vasta documentación significado históricos.
para rechazar la tesis de la falsifica- Esta manera de plantear el problema
ción del Plan. Sostuvo así que sólo de la autenticidad del Plan de Opera-
una de las copias que circularon en ciones produce por cierto un despla-
1814 por Río de Janeiro perteneció zamiento, pero deja una cuestión sin
a Álvarez de Toledo, e insistió en se- resolver. En efecto, si consideramos
ñalar la “autenticidad e historicidad” como definitiva la tesis según la cual
de las ideas del Plan107. Álvarez de Toledo fue efectivamente
En 1978, Carlos Segreti publicó un el autor del Plan, lo que hacemos en
artículo titulado “Plan de Moreno: el realidad no es más que cerrar una
fin de un enigma”108. Luego de ana- cuestión -la de la autoría material- y
lizar la correspondencia rioplaten- abrir olra nueva: la de las condicio-
se y lusitana de la época descubrió nes históricas de producción y de
que, contrariamente a afirmaciones posibilidad de un discurso con esas
anteriores, Álvarez de Toledo fue el características. Volvamos pues a los
primero en hacer mención del Plan, textos para tratar de echar mejor luz
aunque, segun reconoce: “Plan por sobre esta cuestión.
cierto que es distinto al atribuido a Ruiz Guiñazú transcribió una carta
Moreno”. Una nueva serie de com- de Doña Carlota Joaquina enviada a
paraciones de tipo gramatical y orto- Fernando VII y fechada el 30 de no-
gráficas entre las copias encontradas viembre de 1814. En esa carta la In-
y la correspondencia personal de Ál-
varez de Toledo llevaron, finalmente,
fanta se refería al Plan de la siguiente
manera: “Es bonito...pero nada nuevo
349
a afirmar a Segreti que el Plan fue para nosotros que los conocemos”109.
redactado por el español. El docu- Así, Carlota Joaquina no parecía es-
mento sería así producto de la “ima- tar asombrada por el contenido de
ginación” de un espía contrarrevolu- dicho plan, al cual ella misma califica
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Revista número 22-23 • agosto 2009
110 T. Halperín Donghi. Tradición política española e ideología revolucionaria de Mayo, ob. cit., p. 324.
111 Biblioteca de Mayo, ob. cit., t. I, pp. 640-641.
Mapa nuevo y preciso del mundo (1690)
(Biblioteca Mundial Digital de la UNESCO)