Tú extrañas mis poemas, yo extraño tu silueta, añoro
tu aroma que enloquecía hasta calmar.
Extraño lo que no debería, extraño la ironía de tu
miel, ese néctar que no solo me saciaba, yo lo respiraba. Extraño las citas que inventé en tantos sueños, ilusiones que dejaste clavadas.
Hoy extraño esos poemas perdidos en mi corazón,
esas prosas que son tuyas y solo tuyas.
Extraño las pocas horas que estuviste conmigo,
segundos que se alargaban como el infinito, en tantos recuerdos que dejaste. Lo único que no extraño es el amor que te tengo, ese lo tengo guardado aquí entre mis sábanas, en el pecho y es solo tuyo.
Deseo que vuelvas un día a mis humildes huertos,
entre estos volcanes, recitaré, los miles de poemas que tu amor hizo nacer, te mostraré cuantas veces te extrañé.