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José Antonio Ocampo, Joaquín Bernal, Mauricio Avella, María Errázuriz. La consolidación del
capitalismo moderno. Historia Económica de Colombia. 1999.
Durante los primeros años que acompañaron este proceso de consolidación, muchos
factores fueron en aumento: el PIB de Colombia, el crecimiento poblacional, la
aplicación de la medicina; el ritmo de crecimiento demográfico fue en secuencial
incremento.
Aunque el interés del Estado regional se expresó desde muy temprano, los primeros
pasos hacia una política de descentralización sólo se acometieron en la década del
sesenta, pero su impacto ha sido, en cualquier caso, reducido. En aquella década
fueron creadas y reforzadas diversas instituciones de desarrollo regional y se
definieron diversos incentivos de tipo fiscal para canalizar la inversión hacia las
ciudades intermedias y pequeñas o hacia zonas de frontera.
En las décadas posteriores a la mitad del siglo, dos factores pregonaron como
atributos del comercio exterior colombiano. El primero de éstos fue el resultado
del proceso de industrialización que vivió el país anteriormente, lo que desató la
caída de los bienes de consumo como factor desencadenante de las importaciones.
El segundo fue el lento dinamismo de las exportaciones, la tendencia descendiente
fue fuerte hasta la década del sesenta, pero se mantuvo desde entonces.
Los elementos más destacados de la estrategia de desarrollo durante esta fase fueron
la canalización de mayores recursos de crédito hacia la industria, las inversiones
directas del Estado en el mismo sector y el creciente proteccionismo.
Las consecuencias sociales del desarrollo capitalista por la vía terrateniente fueron
graves: el régimen político nacional y local continuó apoyado en las viejas clases
dominantes y también en los métodos arbitrarios de someter la población
campesina, mientras que en las ciudades se imponía un control entre clientelista y
autoritario sobre la vida civil en general. La barbarie que caracteriza las viejas
formas de sujeción campesina se reproducen a otro nivel, para apuntalar un sistema
de dominación un tanto más moderno. A nivel social y económico se producía una
inmensa superpoblación, causada por lo menos en parte por el monopolio territorial
dada la ecuación tierras sin hombres y hombres sin tierras, lo cual contribuyó a que
el capital pudiera pagar salarios muy bajos a todo lo largo y ancho del territorio
nacional.
La persistencia de la violencia ha sido, sin lugar a dudas, uno de los aspectos más
importantes de la evolución del campo colombiano en la posguerra. En este período
de cuarenta años, la violencia rural sólo se ha visto interrumpida de manera
significativa durante breves períodos. El problema de la tierra, la ausencia y
debilidad de la presencia del Estado en las zonas rurales, las desigualdades entre el
campo y la ciudad, y el aislamiento del campesinado, son algunos de los factores
que han incidido con mayor fuerza en ese proceso. No obstante, las modalidades y
los grupos implicados en los conflictos han variado con el correr del tiempo.
La violencia que se había desempeñado sobre el país fue rural y urbana, es decir,
constituyó una política de la derecha contra el movimiento democrático. En ella se
habían comprometido las fracciones radicales del conservatismo y fue tolerada por
el gobierno. Más precisamente, la política de violencia pretendió aplastar las
reivindicaciones del campesinado, de la pequeña burguesía urbana y del
proletariado por reforma agraria y, en general, por un desarrollo económico
democrático. Los liberales abren el período represivo en 1945 y esto se extiende y
profundiza bajo las dos administraciones conservadoras que le siguen.
16 de nov. de 16