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SA L A D E C A SA C IÓN C IV IL

Magistrado Ponente: C A R L OS OB E R T O V É L E Z

En la incidencia de cobro de honorarios profesionales, intentada ante el Juzgado


Superior N oveno en lo C ivil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, por la abogada ME R C E D E S YASMINA MOLINA VELASCO,
representada por el profesional del derecho Roberto H ung A ., contra la sociedad de comercio
que se distingue con la denominación mercantil PALTEX, C.A., sin representación judicial
acreditada en las presentes actas; dicho Juzgado Superior, por decisión de fecha 22 de enero de
2001, declaró inadmisible dicha pretensión por violación del principio procesal de la doble
instancia o doble grado de jurisdicción, en razón a que las actuaciones donde consta su
actividad profesional se realizaron en el Tribunal del conocimiento de la causa y no ante esa
alzada.

Contra la preindicada decisión, la accionante anunció recurso de casación, el cual fue admitido y
formalizado. No hubo impugnación.

Concluida la sustanciación del recurso, pasa la Sala a dictar su máxima decisión procesal,

bajo la ponencia del Magistrado que con tal carácter la suscribe, previas las consideraciones

siguientes:

R E C U R SO POR IN FR A C C IÓN D E L E Y

A l amparo del ordinal 2° del artículo 313 del C ódigo de Procedimiento Civil, se

denuncia que la recurrida infringió por falta de aplicación, el artículo 167 eiusdem , lo cual –
según el formalizante- fue determinante en el dispositivo del fallo.

Se fundamenta la denuncia de la siguiente manera:

“...Con apoyo en el ordinal 2° del artículo 313 del C ódigo de Procedimiento


C ivil, denunciamos la violación por la recurrida del artículo 167 del C ódigo
de Procedimiento C ivil (Sic) por falta de aplicación.
La decisión recurrida expresa:
“Por ello, aún cuando el artículo 167 del Código de Procedimiento C ivil (Sic)
señala que el abogado puede estimar sus honorarios en cualquier estado
del juicio, en criterio de quien decide ello, no significa relajar ese principio
del doble grado de jurisdicción que incide en el derecho a la defensa y al
debido proceso que garantiza nuestra Constitución en su artículo 49”.
Por otra parte el artículo 167 del Código de Procedimiento C ivil (Sic) establece:
“En cualquier estado del juicio, el apoderado o abogado asistente, podrán estimar
sus honorarios y exigir su pago de conformidad con las disposiciones de
Ley de A bogados”.
La disposición antes transcrita debió ser aplicada al caso concreto y admitir la
estimación de Honorarios (Sic) Profesionales (Sic) y para armonizar con el
principio del doble grado de jurisdicción que incide en el derecho a la defensa y
al debido proceso que garantiza nuestra Constitución en su artículo 49 (Sic)
declinar su competencia al conocimiento y decisión del Juzgado de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito del Area Metropolitana que había
conocido de la causa desde el inicio y no declarar INADMISIBLE la demanda de
estimación e intimación de Honorarios (Sic) Profesionales (Sic) de Abogados (Sic)
sin ningún tipo de motivación.
Si el Juez de la recurrida hubiera aplicado la regla legal en cuestión, hubiera
admitido la estimación aunque declinara la competencia, por tanto la
infracción fue determinante del dispositivo del fallo...”. (N egritas y
mayúsculas del recurrente).

Para decidir, la Sala observa:

Tal como se verifica de la recurrida, el juicio autónomo de cobro de honorarios

profesionales, se tramitó incidentalmente ante el Juzgado Superior hoy recurrido, en la


oportunidad en que ese juzgado conocía en alzada del juicio principal y donde, según el

accionante se generaron sus actuaciones profesionales.

El ad quem dicta el auto hoy recurrido, declarando la inadmisibilidad del juicio de cobro de

honorarios profesionales propuesto ante él, por cuanto de tramitarse directamente ante un

juzgado de segundo grado, se violaría el principio procesal de la doble instancia.

En nuestro ordenamiento jurídico, en materia de cobro de honorarios profesionales, tanto


En nuestro ordenamiento jurídico, en materia de cobro de honorarios profesionales, tanto

en juicio autónomo vía principal como por vía incidental, se prevé que este procedimiento tendrá

dos (2) fases claramente determinadas, una declarativa y otra ejecutiva. En la primera de éllas, el

sentenciador sólo determinará la existencia o no del derecho del abogado a cobrar honorarios
profesionales. La decisión proferida en esta fase, podrá ser objeto del recurso ordinario de

apelación, e inclusive, del extraordinario de casación. Dictaminada la procedencia del derecho del

abogado a cobrar honorarios, por sentencia definitivamente firme, comenzará la fase ejecutiva o de

retasa si ésta fue solicitada, la cual sólo estará referida al quantum de los honorarios a pagar.

Al respecto, la Sala, en doctrina reiterada y pacífica, entre otras, en sentencias N ° 67, de


fecha 5 de abril de 2001, caso A da B onnie Fuenmayor V iana contra B anco R epública C .A .,

expediente N ° 00-081, con ponencia del Magistrado que con tal carácter suscribe la

presente, señaló lo siguiente:

“...Sobre este punto, la Sala ha venido ratificando su doctrina que demuestra la


cualidad de procedimiento autónomo y determina las fases que componen el proceso
por intimación para la estimación de los honorarios profesionales. A si, en fallo
N ° 90, de fecha 27 de junio de 1996, caso C armen A licia Reyes de Martínez
contra Luis Rodríguez López, expediente 96-081, se expresó:
“...En materia de honorarios profesionales, esta Sala se ha concretado a asentar
que el proceso de estimación e intimación de honorarios es, en realidad, un
juicio autónomo, propio, no una mera incidencia inserta dentro del juicio principal,
aun cuando se sustancie y decida en el mismo expediente; para esto no sólo
abonan razones de celeridad procesal, sino porque obran en esos autos la
(Sic) actuaciones por las cuales, supuestamente, el abogado intima el pago de
sus honorarios, conforme lo previsto e (Sic) el artículo 22 de la Ley de
Abogados y en el artículo 167 del C ódigo de Procedimiento C ivil.
C uando el abogado intima sus honorarios, no hace otra cosa que iniciar
un verdadero proceso especial, que conforme al artículo 22 de la Ley de
A bogados, simplifica al abogado la manera de cobrar a su cliente los
honorarios correspondientes a su gestión judicial; por ende no se trata de
una simple incidencia dependiente del juicio principal, donde se
causaron los honorarios sino que constituye un verdadero proceso, con
modalidades especiales.
A simismo, la doctrina y la jurisprudencia de esta C orte ha precisado que
en el proceso de intimación de honorarios existen dos etapas bien
diferenciadas, la (Sic) cuales son: 1) Etapa declarativa, en la cual el Juez
resuelve sobre el derecho o no de cobrar los honorarios intimados, y 2) Etapa
ejecutiva, la cual comienza con la sentencia definitivamente firme que
declare procedente el derecho de cobrar los honorarios intimados, o bien
cuando el intimado acepte la estimación o ejerza el derecho de retasa...”.
A hora bien, el artículo 167 del Código de Procedimiento C ivil, cuya infracción se

denuncia, establece que,

“...En cualquier estado del juicio, el apoderado o el abogado asistente, podrán


estimar sus honorarios y exigir su pago de conformidad con las disposiciones de la Ley de
Abogados...” (Resaltado de la Sala).

Respecto al contenido y alcance de la transcrita norma, esta Sala, en fallo N° RC.00089 de fecha

13 de marzo de 2003, caso Antonio Ortiz Chávez contra Inversiones 1600 C.A., con ponencia del

Magistrado que con tal carácter suscribe esta decisión, expediente 2001-000702, interpretó y
estableció, lo que sigue:

“...Del artículo transcrito se desprende que, en cualquier estado del juicio podrá el
abogado estimar sus honorarios y exigir su pago. Cabe diferenciar en este punto lo
que ha de entenderse por estado del proceso, por una parte y, por la otra, lo que debe
entenderse por grado, dentro de un procedimiento judicial. Dado el principio del doble
grado o instancia estipulado en nuestro ordenamiento jurídico, el estado deviene
especificado por el iter procesal que se desarrolla en una de las instancias referido al
momento procesal en el cual se encuentra, desde el libelo de demanda admitido hasta
la ejecución de sentencia y, el grado, es determinado por la posibilidad de revisión que
tiene el tribunal de alzada con respecto a las decisiones adoptadas por el juez de la
cognición.

Esto significa que el estado del proceso se inicia desde el momento de la admisión de
la demanda y culmina con la sentencia y consecuencialmente su ejecución. Dentro de
estas actuaciones podrá el abogado estimar sus honorarios profesionales y exigir su
pago; pero, si la controversia ha sido remitida a un Tribunal Superior, es decir, uno de
grado jerárquico superior, entonces no pueden ser estimados allí los honorarios
causados por actuaciones realizadas ante la primera instancia directamente, ya que si
esto hubiese sido la intención del legislador, éste habría dispuesto como encabezado
del artículo 167 del Código de Procedimiento Civil, expresamente que, ‘En cualquier
estado y grado del juicio’, con lo cual los abogados podrían estimar y exigir el pago
de sus honorarios profesionales, tanto en primera instancia como en la alzada, por su
actividad profesional realizada en aquélla; pero, como la norma no lo establece, el
interprete no puede hacerlo en apego al aforismo ‘Ubi lex non distinguit, nec nos
distinguere debemus’, donde la ley no distingue, no debe distinguirse y ‘Ubi lex
voluit, dixit; ubi noluit, tacuit’, cuando la ley quiere, lo dice; cuando no quiere, calla,
de otro modo consecuencialmente, se le estaría atribuyendo un sentido diferente al que
aparece del significado propio de las palabras, ya que ello, no se desprende de las
utilizadas por el legislador, por una parte y por la otra, se les estaría violando a las
partes, el derecho a la defensa, al no permitírsele la revisión de la causa cercenándoles
una instancia.

(...Omissis...)

En conclusión, no puede atribuírsele otro sentido al contenido del artículo 167 del
Código de Procedimiento Civil, diferente al que aparece ‘...del significado propio de
las palabras, según la conexión entre ellas...’

Sin desvirtuar las precedentes consideraciones esta Sala, cumpliendo funciones


pedagógicas o monofilácticas, se permite puntualizar lo referente a las diferentes
situaciones en los cuales puede presentarse una pretensión por cobro de honorarios
profesionales y por vía de consecuencia, del tribunal competente para interponer dicha
acción autónoma, ello para establecer de forma clara y definida el procedimiento a
seguir en estos casos con el propósito de salvaguardar el principio del doble grado de
jurisdicción y los derechos constitucionales de defensa y al debido proceso.

Frente a la disposición contenida en el precitado artículo 167 del Código de


Procedimiento Civil, el artículo 22 de la Ley de Abogados, establece que:

‘El ejercicio de la profesión da derecho al abogado a percibir honorarios por los


trabajos judiciales y extrajudiciales que realice, salvo en los casos previstos en
las Leyes.

Cuando exista inconformidad entre el abogado y su cliente en cuanto al monto


de honorarios por servicios profesionales extrajudiciales, la controversia se
resolverá por la vía del juicio breve y ante el Tribunal Civil competente por la
cuantía. La parte demandada podrá acogerse al derecho de retasa en el acto de la
contestación de la demanda.

La reclamación que surja en juicio contencioso acerca del derecho a cobrar


honorarios por parte del abogado, será sustanciada y decidida de conformidad
con lo establecido en el artículo 386 del Código de Procedimiento Civil y, la
relación de la incidencia, si surgiere, no excederá de diez audiencias’.

De esta forma es claro que, la reclamación por concepto de honorarios profesionales


extrajudiciales, será resuelta por vía del juicio breve. Sin embargo, en lo atinente a la
reclamación surgida en juicio contencioso no existe una remisión expresa, a un
procedimiento propio, sino que lo vincula y concentra al juicio contencioso donde se
genera la actuación del profesional del derecho.

Por ello, cabe distinguir de la redacción del mentado artículo 22, cuatro posibles
situaciones que pueden presentarse y que, de seguro, motivan trámites de
sustanciación disímiles, a saber: 1) cuando, el juicio en el cual se pretende demandar
los honorarios profesionales causados, se encuentre en primera instancia; 2) cuando,
se haya ejercido el derecho subjetivo procesal de apelación, y éste fue oído en el
efecto devolutivo, es decir, el expediente se encuentra aún en el tribunal de cognición
y, a la alzada, se remiten copias certificadas; 3) cuando, el recurso de apelación se
haya oído en ambos efectos, motivo por el cual el juzgado de primera instancia ha
perdido la jurisdicción con respecto a ese procedimiento y, 4) cuando, el juicio haya
quedado definitivamente firme.

Planteadas como han sido las cuatro situaciones posibles que pueden surgir dentro de
un proceso en el cual se demanda el pago de honorarios profesionales judiciales, la
Sala, establece el siguiente criterio:

1) Para el primer supuesto, es decir, cuando el juicio en el cual se pretende


demandar los honorarios profesionales causados, se encuentre en un tribunal de
primera instancia, la reclamación de los mismos, se realizará en ese proceso y por
primera instancia, la reclamación de los mismos, se realizará en ese proceso y por
vía incidental.

2) Por lo que respecta al segundo supuesto, el cual se presenta cuando, se haya


ejercido el recurso ordinario de apelación y éste fue oído en el efecto devolutivo,
por lo que el expediente se encuentra aún en el tribunal de cognición, remitiendo
a la alzada, sólo copias certificadas, la reclamación de los honorarios
profesionales judiciales, se realizará, igual que en el caso anterior, en ese mismo
juicio y en primera instancia.

3) En el tercer supuesto, el cual se materializa, cuando ejercido el recurso


ordinario de apelación en un determinado juicio, éste fue oído en ambos efectos,
motivo por el cual el juzgado de primera instancia, ha perdido la jurisdicción con
respecto a ese procedimiento, no obstante, la reclamación de los honorarios
profesionales judiciales causados en ese juicio que ahora está en un Juzgado
Superior, deberá ser intentada de manera autónoma y principal ante un tribunal
civil, competente por la cuantía, todo esto con la finalidad dicha de salvaguardar
tanto el principio procesal del doble grado de jurisdicción, a la parte que resulte
perdidosa en la fase declarativa del juicio de cobro de honorarios profesionales
judiciales, como los derechos constitucionales de defensa y al debido proceso
establecidos en el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.

4) El último de los supuestos planteados sea tal vez el de menos complicación,


pues basta que el juicio haya quedado definitivamente firme, con lo cual sólo
quedará instar la demanda por cobro de honorarios profesionales si es el caso, ya
que el artículo 22 de la Ley de Abogado dice: ‘...la reclamación que surja en juicio
contencioso...’, denotándose que la preposición ‘en’ sirve para indicar el lugar, el
tiempo, la situación, el modo, lo que significa, dentro del contexto del artículo
mentado, la clara necesidad de que el juicio no haya concluido y se encuentre en los
casos 1 y 2 antes referidos, es decir, dentro del juicio sin que éste haya terminado,
para que pueda tramitarse la acción de cobro de honorarios profesionales vía
incidental en el juicio principal. Así se establece.

A la luz de la doctrina establecida es evidente, como ya se indicó, que en el caso


particular al instaurarse el juicio directamente ante el tribunal superior, sin lugar a
dudas se quebrantó el principio del “debido proceso”, en razón a que se obvió o se
cercenó la doble instancia consagrada en nuestro ordenamiento jurídico, cuya
relevancia jurídica es inherente para estos juicios y para aquellos en los cuales el
legislador no haya previsto una sola instancia pues ello permite a los litigantes que por
vía del recurso procesal de apelación tengan la oportunidad de que sea revisada por
una instancia superior...” (Lo resaltado del texto).

Ahora bien, evidenciándose como antes se dijo, que en el caso de autos el juez superior

declaró inadmisible la acción de cobro de honorarios profesionales intentada ante él, por la

circunstancia de que se estaría violando el principio procesal de la doble instancia, en

aplicación de la doctrina ut supra transcrita, se determina que no hubo infracción, por falta de
aplicación, del artículo 167 del Código de Procedimiento Civil, motivo por el cual la denuncia

realizada por el recurrente, es improcedente. A si se declara.

II

A l amparo del ordinal 2° del artículo 313 del C ódigo de Procedimiento C ivil, se

denuncia que la recurrida infringió el artículo 341 eiusdem , por errónea interpretación, lo

cual, a su decir, fue determinante en el dispositivo del fallo.

Se fundamenta la denuncia de la siguiente manera:

“...Establece el artículo 341 del C ódigo de Procedimiento C ivil:


“Presentada la demanda, el Tribunal la admitirá si no es contraria al orden
pública (Sic), a las buenas costumbres o alguna disposición expresa de la Ley. En
caso contrario, negará su admisión expresando los motivos de la negativa.
D el auto del Tribunal que niegue la admisión de la demanda, se oirá
apelación inmediatamente, en ambos efectos”.
La decisión recurrida expresa:
“A demás, las actuaciones sobre las cuales se estima e intima los
honorarios no fueron hechas en esta Alzada sino en el Tribunal de la
primera instancia en el cual cursaba el expediente para el momento en que
la actora renunció al poder.
En tal sentido, resulta impretermitible para esta Alzada declarar
INADMISIBLE la presente demanda de Estimación e Intimación de Honorarios
Profesionales de Abogados. ASI SE DECIDE”.
La decisión transcrita implica que la Alzada interpretó erróneamente el artículo 341 del
Código de Procedimiento Civil, en efecto o (Sic) interpretó que la demanda de
estimación e intimación de honorarios profesionales era contraria al orden público o a las
buenas costumbres o que existía una disposición expresa de la Ley que
prohibiera la admisión de la demanda.
La correcta interpretación del artículo 341 del Código de Procedimiento Civil (Sic)
es que si el Tribunal observare que la demanda fuera contraria al orden público o
a las buenas costumbres o que existiera una disposición legal expresa negaría su
admisión en forma motivada o sea señalando la disposición que prohibía la
admisión de la demanda o expresando en cual parte del texto de la demanda se
violaba el orden público o las buenas costumbres y no como lo interpretó el
Juez de la recurrida que sin motivación de ninguna clase declara inadmisible el
escrito de estimación e intimación de honorarios profesionales”.

Para decidir, la Sala observa:

Con relación a la interpretación del artículo 341 del Código de Procedimiento Civil, la Sala

Constitucional de este Tribunal Supremo de Justicia, en decisión de 18 de mayo de 2001, en


Constitucional de este Tribunal Supremo de Justicia, en decisión de 18 de mayo de 2001, en

el recurso de invalidación propuesto por el abogado R afael Montserrat Prato, sentencia N °

776, expediente N ° 00-2055, estableció:

“...La acción está sujeta al cumplimiento de una serie de requisitos de


existencia y validez, que al constatarse su incumplimiento, la hacen rechazable.
A lgunos de ellos los señala la ley, mientras que otros provienen de los
principios generales del derecho.
En sentido general, la acción es inadmisible:
1) Cuando la ley expresamente la prohíbe, tal como lo prevé el artículo 346,
ordinal 11° del C ódigo de Procedimiento C ivil.
2) Cuando la ley expresamente exige determinadas causales para su ejercicio, y
éstas no se alegan (artículo 346 ordinal 11º ya señalado).
3) Cuando la acción no cumple con los requisitos de existencia o validez que la
ley o los principios generales del derecho procesal le exigen. A nte estos
incumplimientos, la acción debe ser rechazada. Ello sucede, por ejemplo, cuando en el
demandante o en el demandado no existe interés procesal, y por tanto, no hay
necesidad de acudir a la vía judicial, para que mediante la sentencia se reconozca
un derecho; o para evitar un daño injusto, personal o colectivo; o cuando la
decisión judicial no puede variar la situación jurídica que tenían las partes antes
del proceso.
(...O missis...)
4) Dentro de la clasificación anterior (la del número 3), puede aislarse otra
categoría, más específica, de causales de inadmisibilidad de la acción, y es que
ella se utilice para violar el orden público o infringir las buenas costumbres.
El artículo 341 del Código de Procedimiento Civil, señala a estas causas como
de inadmisibilidad de la demanda (del escrito), pero en realidad sus supuestos se
convierten en causas de inadmisibilidad de la acción, ya que no podrá administrarse
justicia, y ello ocurre cuando:
a) Se incoa la acción para crear un proceso que viene a obrar como un
instrumento para cometer un fraude, bien se trate de un fraude procesal
para perjudicar a alguien específicamente dentro del proceso o con motivo
de él, o bien se trate de un fraude a la ley. Se está en presencia de acciones
incoadas para alterar el orden público constitucional, al desvirtuar los fines del
proceso, tal como lo ha expresado esta Sala en fallos de 9 de marzo de
2000 y 4 de agosto de 2000 (C asos: Sonia Saje de Zavatti e Intana C .A .,
respectivamente).
b) Por otra parte, la Ley O rgánica de la C orte Suprema de Justicia, en el
numeral 6 del artículo 84, contempla como causal para que no se admita
ninguna demanda ni solicitud, el que ella contenga conceptos ofensivos e
irrespetuosos. También se trata del rechazo del escrito, pero en el fondo, tal
prohibición está ligada a la falta de interés procesal y a la protección de las
buenas costumbres, ya que la acción no es un medio para injuriar, ofender o
atacar a funcionarios o instituciones, su fin es que la jurisdicción actúe, se
administre justicia y se resuelvan conflictos.
(...O missis...)
(...O missis...)
5) Por otra parte, la acción incoada con fines ilícitos necesariamente debe ser
inadmisible, si ello lo alega una parte o lo detecta el juez, ya que el fin de la
acción, en estos casos, no es sólo que se declare el derecho a favor de una
parte, o se le repare al accionante una situación jurídica, sino que con deslealtad
procesal se trata de enervar el derecho de defensa de la contraparte (lo que es
fraudulento), y a la vez causarle daños, como sería aumentarle los gastos que
genera la defensa.
(...O missis...)
6) Pero también existe ausencia de acción, y por aparente debe rechazarse,
cuando el accionante no pretende que se le administre justicia, y a pesar que
formalmente cumpla las exigencias, su petición es que un órgano no jurisdiccional, o
de una instancia internacional ajena a la jurisdicción nacional, conozca y decida la
causa. Se está accediendo a la justicia exactamente para lo contrario, para que
no se administre. Se acude a la jurisdicción, para que ésta no actúe.
De nuevo estamos ante una manifestación de falta de interés, pero que por su
connotación puede señalarse como una categoría propia de inadmisibilidad de la
acción, ya que ésta, como otras de la (Sic) situaciones ya señaladas, producen
efectos que van más allá de la simple declaratoria de la falta de acción o de su
inadmisibilidad.
7) Por último, y al igual que las de los números anteriores se trata de
situaciones que señala la Sala a título enunciativo y que no impiden que haya
otras no tratadas en este fallo, debe la Sala apuntar que los escritos de demanda que
atenten contra la majestad de la justicia y contra el C ódigo de Ética
Profesional del Abogado (en cuanto a lo que suscribe el profesional del derecho),
influyen también sobre el derecho a la acción. Una acción cuyo fin, así sea
indirecto, es atentar contra la majestad de la justicia, injuriando a quien va a
administrarla, poniendo en duda al juzgador, descalificándolo ab initio, o
planteando los más descabellados y extravagantes pedimentos, es inadmisible,
ya que en el fondo no persigue una recta y eficaz administración de justicia. Se utiliza al
proceso con un fin distinto al que le corresponde, y para ello no es el acceso a la
justicia que garantiza la Constitución vigente...”. (N egritas de la Sala
C onstitucional).

En atención de la doctrina anteriormente transcrita, y determinado como ha sido que la

admisión de la estimación de honorarios profesionales judiciales ante un Tribunal Superior,


quebranta el principio del doble grado de jurisdicción y los derechos constitucionales de la

defensa y el debido proceso, lo cual a la vez es una violación de orden público, dado que

esta demanda es contraria a dicho principio, el cual constituye uno de los requisitos para su

admisión, la Sala concluye, que el juez de la recurrida bien, por aplicación de la doctrina emanada

de esta Sala (transcrita en la denuncias resuelta en el capítulo anterior), la de la Sala Constitucional

de este Tribunal Supremo de Justicia, o del contenido y alcance del artículo 341 del Código de

Procedimiento Civil, puede declarar la inadmisión de una demanda; motivo por el cual no
Procedimiento Civil, puede declarar la inadmisión de una demanda; motivo por el cual no

infringió el ad quem , por errónea interpretación, el citado artículo 341 de la Ley Procesal

Adjetiva. En consecuencia, la delación planteada por el recurrente, es improcedente. A si se

resuelve.

D E C ISIÓN

Por los razonamientos expuestos, el Tribunal Supremo de Justicia de la R epública

B olivariana de V enezuela, en Sala de C asación C ivil, administrando Justicia en nombre de

la R epública y por autoridad de la Ley, declara: SIN L U GA R el recurso de casación

admitido y formalizado por la demandante contra la decisión dictada en fecha 22 de enero de


2001, por el Juzgado Superior N oveno en lo Civil, Mercantil, y del Tránsito de la

Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.

D e conformidad con lo establecido en el artículo 320 del C ódigo de Procedimiento


C ivil, se condena a la recurrente al pago de las costas procesales del recurso.

Publíquese, regístrese y remítase el expediente al Tribunal Superior de origen ya

mencionado, de conformidad con lo previsto en el artículo 326 del Código de Procedimiento

Civil.

D ada, firmada y sellada en la Sala de D espacho de la Sala de C asación C ivil, del

Tribunal Supremo de Justicia, en C aracas, a los once ( 11 ) días del mes de diciembre de dos

mil tres. A ños: 193º de la Independencia y 144º de la Federación.

El Presidente de la Sala

_______________________
FR A N K LIN A R R IEC H E G .

El V icepresidente -Ponente
_______________________
C A R LO S O B ER TO V ÉLEZ

El Magistrado

_________________________
A N TO N IO R A MÍR EZ JIMÉN EZ

La Secretaria,

_________________________
A D R IA N A PA D ILLA A LFO N ZO

E xp. N º: A A 20-C -2001-000112

El Magistrado que suscribe Franklin A rrieche G utiérrez lamenta disentir de sus

colegas, Magistrados C arlos O berto V élez y A ntonio R amírez Jiménez en el fallo que
antecede, cuyo contenido respeto mas no comparto, declaró sin lugar el recurso de casación

formalizado contra la sentencia recurrida, por las razones que expreso a continuación:

La mayoría sentenciadora resolvió que " ...que la admisión de la estimación de


honorarios profesionales judiciales ante un Tribunal Superior, quebranta el principio del

doble grado de jurisdicción y los derechos constitucionales de la defensa y el debido

proceso, lo cual a la vez es una violación de orden público, dado que esta demanda es

contraria a dicho principio, el cual constituye uno de los requisitos para su admisión..."

Por esa razón, el fallo concluyó que conforme al criterio establecido por la Sala en

fallo de fecha 13 de marzo de 2003, caso A ntonio O rtiz C hávez contra Inversiones 1600
fallo de fecha 13 de marzo de 2003, caso A ntonio O rtiz C hávez contra Inversiones 1600

C .A ., el juez de la recurrida no quebrantó los artículos 167 y 341 del C ódigo de

Procedimiento C ivil.

A hora, es opinión de quien se aparta de ese criterio que si bien es cierto


que en nuestro proceso civil rige como regla general el principio del doble grado de

jurisdicción, no lo es menos que la aplicación de este principio no es absoluta sino que tiene

sus excepciones en determinados procedimientos judiciales, atendiendo a su naturaleza y a

la entidad de los derechos controvertidos. A sí ocurre por ejemplo con el de me didas

cautelares, las cuales, por disposición del artículo 588 del C ódigo de Procedimiento C ivil,
pueden ser decretadas en cualquier estado y grado de la causa, lo cual significa que en caso

de ser acordadas por el Juez Superior, la decisión que dicte al respecto confirmándolas o
revocándolas, luego de la sustanciación de la incidencia en esa instancia, no puede ser

revisable en apelación sino a través del recurso de casación, de ser admisible, sin que ello
pueda considerarse como una limitación de la defensa en el juicio.

A sí, decretada una medida preventiva en la segunda instancia del juicio, el

afectado puede oponerse a ella dentro del lapso previsto en el artículo 602 del C ódigo de
Procedimiento C ivil, luego de lo cual se entenderá abierta, de pleno derecho, una
articulación probatoria de ocho días, a fin de que los interesados promuevan y hag an

evacuar las que consideren idóneas a sus derechos; y al termino de ella, el Juez Superior

debe decidir si confirma o revoca la medida.

D e seguirse el criterio expuesto en el fallo del cual disiento, la oposición ha de ser

conocida por la primera instancia, correspondiendo al Juez de alzada remitir copia de lo


conducente a ese Tribunal de Primera Instancia para así hacer posible su conocimiento en

doble grado de jurisdicción.

Tal forma de proceder sería a todas luces improcedente, desde luego que un juez
no puede revisar una decisión que emana de un Superior suyo y, además, por ser violatorio

del artículo 272 del C ódigo de Procedimiento C ivil.

D e considerarse que la incidencia de oposición, para respetar el principio del

doble grado de jurisdicción debe ser conocida por el Juez de primera instancia, aun cuando

la medida haya sido solicitada y decretada por el Tribunal de alzada, implicaría que ese Juez

podría revisar la decisión de su superior jerárquico que prim a facie decretó la medida, y ello

es inaceptable. Por lo cual es obvio que cualquier interpretación que se haga respecto del
artículo 167 del C ódigo de Procedimiento C ivil conduce a la única instancia.

O tro ejemplo de pretensión que se dirime en única instancia lo constituye el

procedimiento de intimación de honorarios profesionales, cuando ha de tramitarse ante este

A lto Tribunal, de conformidad con el artículo 47 ordinal 16º de la Ley O rgánica que rige
sus funciones.

A sí expuestas las cosas, nos encontramos que en casos como los citados, es

imposible cumplir con el principio de la doble instancia y ello significa que el mismo no es

absoluto.

Por ello, no comparto el criterio establecido en la sentencia de la Sala, en el

sentido de que la reclamación de honorarios profesionales causados en juicio, debe

plantearse y ser resuelta por el juez que conoció la causa en primera instancia a fin de

preservar el principio del doble grado de jurisdicción; principio del cual no gozan todos los

procesos judiciales, como en los casos de los ejemplos citados, así como tampoco los

juicios de invalidación de sentencias, los cuales no tienen sino un solo grado de


jurisdicción, cuya tramitación procede en cuaderno separado del expediente principal, y la

sentencia que en tal proceso ha de recaer sólo es recurrible en casación, independientemente

de la instancia en que ella haya sido dictada.


Mas palmario aun resultan los casos de las sentencias que declaran no haber lugar

al procedimiento de queja para hacer efectiva la responsabilidad civil de los jueces y las

decisiones que resuelven las incidencias de recusación o inhibición así como los fallos de

los tribunales de retasa, en los cuales la propia ley les niega el recurso.

Todo lo anterior aleja la idea de que siempre debe existir la doble instancia.

Interpretar que el abogado está obligado a intimar sus honorarios profesionales

ante la primera instancia del juicio principal en el que se produjeron las actuaciones que los
causaron aun cuando el expediente se encuentre en un Tribunal de A lzada, además de

resultar una negación de la propia posibilidad procesal que a él le confiere el artículo 167

del C ódigo de Procedimiento C ivil, en cuanto al derecho de exigir su pago en cualquier

estado del juicio, es contrario a la celeridad y economía procesales que el legislador quiso

imprimirles a este especial procedimiento, si se tiene en cuenta que la finalidad de las reglas
que lo regulan no es otra que hacer efectiva, de manera rápida y sencilla, el pago de dichos

honorarios, y permitirle al Juez que en ese momento tiene a su cargo el conocimiento del

juicio principal, verificar la autenticidad de las actuaciones profesionales que originan la


reclamación. Fecha ut supra.

El Presidente de la Sala,

__________________________
FR A N K LIN A R R IEC H E G .

El V icepresidente,

_________________________
C A R LO S O B ER TO V ÉLEZ

Magistrado,
_____________________________
A N TO N IO R A MÍR EZ JIMÉN EZ

La Secretaria,

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A D R IA N A PA D ILLA A LFO N ZO

E xp. N º: A A 20-C -2001-000112

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