Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Para El Día poder andar en dicho camino siempre estará disponible para los que
desean y buscan caminar en obediencia a la Palabra.
Estos hombres de Dios sabían muy bien cómo obraba Dios mediante su Primero, necesitamos volver a Dios para orar y confesar todo nuestro
disciplina. Ni siquiera se atrevían a decir que Dios «permitía» que su mal, y considerar ante su misma presencia su grandeza, santidad y
pueblo fuese dispersado o conducido a lugares lejanos, sino que gracia que siempre están a favor de aquellos que desean guardar su
afirmaban claramente que Dios mismo había dispersado al pueblo y Palabra. (v. 3 y 4).
traído el mal sobre ellos.
Segundo, debemos confesar nuestro fracaso y aceptar que nuestra ruina
En cuarto lugar, aprendemos otro gran principio que surge de la oración es total. (v. 5 al 15).
y confesión: Dios es el único que puede reunir y bendecir a su pueblo.
Cuando reconocemos que Dios trata con nosotros mediante su Tercero, tenemos que reconocer y aceptar el justo gobierno que Dios
disciplina, también comprendemos que, por medio de ésta, Él nos ejerce sobre nosotros (v. 7, 14, 15).
brinda la esperanza de tener un avivamiento espiritual o la recuperación
de lo que se ha perdido; porque cuando miramos a Dios, miramos al Cuarto, debemos recurrir a la justicia y la misericordia de Dios por los
que puede dividir, pero también al que puede unir; al que puede cuales Él puede permitir un avivamiento en su pueblo.
esparcir, pero que puede juntar; al que puede herir, pero que puede
vendar (Oseas 6:1). El hombre puede dividir, esparcir y herir; pero no Hamilton Smith
puede unir, juntar ni sanar. Dios puede hacer las dos cosas, y de forma
justa. Esto también lo aprendemos de la confesión de Daniel: “Tuya es,
Señor la justicia... los has echado a causa de su rebelión... Jehová veló
sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro
Dios en todas sus obras que ha hecho” (Daniel 9:7 y 14). Luego, Daniel
menciona por tercera vez la justicia de Dios, pero esta vez en relación
con Sus bendiciones y con Su misericordia: “Oh Señor, conforme a
todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor” (v. 16).