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Título: El poder de los medios: discurso y conflicto en las noticias peruanas

Title: The Power of the Media: Discourse and Conflict in Peruvian News

Autor: Franklin GUZMÁN ZAMORA


Candidato doctoral, Universitat Pompeu Fabra (España)
franklin.guzman01@estudiant.upf.edu

Biografía:

Franklin Guzmán Zamora es candidato doctoral en Comunicación e Interculturalidad por la


Universitat Pompeu Fabra (Barcelona, España). Obtuvo una maestría en Estudios Hispánicos en
Villanova University (EE.UU., 2010) y un bachillerato en Educación en la Universidad Nacional
San Antonio Abad del Cusco (Perú, 2008). Su investigación enfoca en el análisis crítico del
discurso mediático, los conflictos étnicos socioambientales y la representación mediática de los
pueblos indígenas amazónicos de Perú.
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Título: El poder de los medios: discurso y conflicto en las noticias peruanas


Title: The Power of the Media: Discourse and Conflict in Peruvian News

Resumen
En Perú, los grupos étnicos no eurodescendientes tienen escaso acceso a la participación
mediática. En el discurso de los programas noticiosos, los afrodescendientes y los pueblos
indígenas andinos y amazónicos tienden a ser estigmatizados. Este trabajo analiza cómo en la
televisión peruana se desarrollan los procesos de representación a través de un discurso noticioso
que construye una imagen estereotipada de los pueblos indígenas para justificar la toma de un
territorio ancestral indígena. Examino cómo la repetición de estereotipos coloniales en los medios
de comunicación contemporáneos aún construye al indígena como inferior y como obstáculo a un
progreso basado en el modelo primario exportador. Enfoco en la representación de los pueblos
indígenas amazónicos en el discurso periodístico televisivo de Perú durante el conflicto
amazónico de Bagua en 2009.
Abstract
Non Euro-descendant ethnic groups in Peru have little access to the media. In news programs,
Afro-descendant and Andean and Amazonian indigenous peoples tend to be stigmatized. This
paper analyzes how processes of representation are developed in Peruvian television through a
news discourse that constructs a stereotyped image of indigenous peoples in order to justify the
takeover of indigenous ancestral territory. I examine how the repetition of colonial stereotypes in
contemporary media still designates indigenous people as inferior and as an obstacle to progress
based on a primary exporter model. I focus on the representation of indigenous Amazonian
peoples in Peruvian televised news discourse during the Amazon conflict of Bagua in 2009.

Palabras Clave: Discurso, poder, estereotipo, medios, pueblos indígenas

Key Words: Discourse, power, stereotype, media, indigenous peoples

1. Introducción. Medios, conflicto social y derechos humanos


La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas
(OACDH, 2007: 12) advierte que con frecuencia los medios de comunicación transmiten una
visión sesgada de los pueblos indígenas. Específicamente en la televisión, que podría “contribuir
al conocimiento mutuo entre los pueblos indígenas y el resto de la sociedad”, se encuentran aún
“prejuicios muy arraigados de discriminación, de racismo, de negación
de los derechos de los pueblos indígenas por parte de comentaristas,
reporteros, y entre personas que participan en la difusión de la
información; información que es inventada, sesgada, falseada o que
expresa prejuicios que tiene la sociedad o algunos grupos interesados
en dar una perspectiva o una visión negativa de los pueblos indígenas”.
En la televisión peruana, la normalización de esta tendencia se produce no sólo a través de los
programas periodísticos sino también en programas denominados “cómicos” en los cuales se
animaliza y ridiculiza a indígenas y afrodescendientes (i.e. La Paisana Jacinta, El Negro Mama)
y en comerciales de televisión cuyo arquetipo de peruano siempre es eurodescendiente, en
negación sistemática de la pluriculturalidad del país.
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Durante el conflicto armado en Perú de 1980 a 2000, murieron cerca de 70,000 personas, en
su mayoría indígenas quechua-hablantes, según evidencia la Comisión de la Verdad y
Reconciliación de Perú, CVR (2004: 9). La CVR examinó el rol de los medios de comunicación
como uno de los actores sociales en el conflicto armado interno peruano y concluyó que los
medios no ayudaron a disminuir la violencia “sino que la fomentaron” (CVR, 2003: 489-490). De
acuerdo a la CVR, el proceso de reconciliación nacional —a nivel personal, social y nacional—
demanda la superación de las prácticas discriminatorias que subyacen a los múltiples conflictos
de la historia peruana. Para trascender una larga historia de conflictos sociales y étnicos, es
necesario construir “un país que se reconozca positivamente como multiétnico, pluricultural y
multilingüe” (CVR, 2003: 345). Por esto, es importante estudiar la relación actual de los medios
de comunicación peruanos con la violencia y los conflictos.
La implementación del modelo económico neoliberal en Perú desde 1990 ha requerido una
drástica inyección de políticas de ajuste estructural para la adecuación al modelo. Esto ha
generado un discurso sobre la modernización que se contradice al aplicar el modelo primario
exportador (ya caduco) que ha permitido el ingreso de capital de empresas transnacionales
dedicadas a la extracción de petróleo y minerales (Durand, 2011: 120). A pesar de los beneficios
macro-económicos de la explotación y exportación de materia prima, en las comunidades donde
se inserta este modelo se han mantenido o elevado los niveles de pobreza y la degradación del
medio ambiente ha aumentado, provocando el desarraigo de los pueblos indígenas de sus
territorios y el aumento de los conflictos sociales (Durand, 2011: 117). La Adjuntía para la
Prevención de Conflictos Sociales y la Gobernabilidad de la Defensoría del Pueblo de Perú reporta
la existencia de 208 conflictos registrados en marzo de 2016 (2016: 5).
Este trabajo analiza cómo en la televisión peruana se desarrollan los procesos de
representación a través de un discurso noticioso que construye una imagen estereotipada de los
pueblos indígenas para justificar la exploración y explotación del territorio ancestral indígena en
la Amazonía peruana. Enfoco en la representación de los pueblos indígenas amazónicos en el
discurso periodístico televisivo de Perú durante el conflicto amazónico de Bagua en 2009.
Examino cómo los medios de comunicación contemporáneos aún construyen al indígena como
inferior y como obstáculo al progreso mediante la repetición de estereotipos coloniales. Estudiar
el discurso mediático sobre los pueblos indígenas permite analizar cómo se desarrollan los
procesos de representación, exclusión social y dominio étnico (Saura, 2008) y determinar el
impacto que pueden tener los discursos mediáticos hegemónicos en el desarrollo de los conflictos
sociales y las relaciones interculturales democráticas.
2. Objetivos
 Analizar el rol de los medios de comunicación en la representación del conflicto entre los
pueblos indígenas amazónicos y el Estado peruano.
 Analizar cómo los discursos televisivos periodísticos de Perú representan a las poblaciones
indígenas durante el conflicto amazónico de 2009.
 Identificar y analizar las estrategias narrativas que utilizan los medios televisivos para
transmitir la información sobre las poblaciones indígenas durante el conflicto amazónico
de 2009.
2.1 Hipótesis
El discurso mediático de los programas periodísticos televisivos de Perú construye una
imagen estereotipada de los pueblos indígenas que justifica la hegemonía política, económica y
cultural del sector hispanoparlante dominante.
2.2 Metodología. Análisis crítico del discurso mediático
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El análisis crítico del discurso (ACD) se caracteriza por ser no sólo una forma de análisis
descriptivo y analítico sino también por ser un análisis social y político (van Dijk, 1994: 3). Para
el ACD todos los discursos son históricos y sólo pueden comprenderse desde su contexto de
producción (Meyer, 2003: 37). La finalidad del análisis crítico es poner en evidencia problemas
sociales y políticos a través del discurso. En definitiva, el objetivo principal del ACD (van Dijk,
1994: 5) es:
“saber cómo el discurso contribuye a la reproducción de la desigualdad
y la injusticia social determinando quiénes tienen acceso a estructuras
discursivas y de comunicación aceptables y legitimadas por la
sociedad”.
El enfoque de ACD de van Dijk se centra en analizar el discurso de las personas que pertenecen
a los grupos dominantes ya que son estos grupos los que tienen mayor acceso a la “manipulación
y al uso de estructuras discursivas de dominación, de desigualdad y de limitaciones de la libertad”
(van Dijk, 1994: 5-6). El análisis crítico estudia de manera interdisciplinar los mecanismos
sociopolíticos, históricos y culturales que sustentan la reproducción del poder (van Dijk, 1997:
51). El análisis crítico del discurso mediático analiza la influencia de las estructuras de poder en
la construcción del discurso. En el análisis crítico del discurso mediático y especialmente del
discurso noticioso es importante examinar el proceso de producción y los correlatos textuales: a
menudo los protagonistas de las noticias son los que tienen el poder (y por tanto son más citados,
aparecen con mayor frecuencia y credibilidad), mientras que sucede lo contrario con los menos
poderosos (van Dijk, 1997: 59).
El análisis textual del formato televisivo, según esbozado por el investigador chileno de la
comunicación Lorenzo Vilches (2011: 268), conlleva el estudio de los procesos de significación
que intervienen en el texto, como el plano del contenido (las formas narrativas; las formas de la
enunciación de los interlocutores), el contexto mediático (contexto social y cultural de la
producción y recepción del programa), y la intertextualidad. De acuerdo al modelo de análisis
crítico del discurso intercultural mediático, esta investigación se aproxima al programa de
televisión como un texto audiovisual en el cual se consideran: el mensaje explícito (lo que se
presenta y se cuenta sobre qué y cómo ha sucedido; la denotación de las palabras transmitidas; los
referentes y contextos del mundo descrito); el mensaje implícito (las connotaciones de lo
expresado en cuanto a las identidades, ideologías y valores implícitos en lo expuesto) y la
reflexión crítica sobre el discurso mediático transmitido (ideología que se transmite y favorece;
grupos sociales y culturales favorecidos o perjudicados; correspondencia con la realidad
documentada).
3. Marco teórico. Discurso mediático e interculturalidad
Los discursos de los medios de comunicación tienen un gran impacto sobre las relaciones
interculturales. La representación mediática de los diferentes grupos étnicos es clave en la
formación de percepciones, opiniones, actitudes y comportamiento ante el otro (Saura, 2008). Con
los avances tecnológicos, el poder de alcance del discurso mediático es tan abarcador que influye
de forma determinante en la percepción y actitudes hacia lo representado, corresponda o no con
la verdad (Saura, 2008; Van Dijk, 1997).
La comunicación intercultural se puede definir como
“la comunicación entre aquellas personas que poseen unos referentes
culturales tan distintos que se autoperciben como pertenecientes a
culturas diferentes” (Rodrigo Alsina, 1999: 12).
En la comunicación se manifiestan las relaciones de poder y los interlocutores no siempre están
en planos de igualdad (Rodrigo Alsina, 1999: 81). Como evidencia el investigador catalán Miquel
Rodrigo Alsina (1991: 77), los discursos de los medios de comunicación son “polifónicos” y están
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matizados por una “jerarquización” que establece quién está más cercano a la verdad. Las
jerarquías discursivas imponen el discurso representacional del grupo dominante.
De aquí que los medios de comunicación tienden a ser etnocéntricos ya que adaptan el material
informativo a los patrones culturales hegemónicos (Rodrigo Alsina, 1999). Rodrigo Alsina (1999:
84) explica que el etnocentrismo tiene
“una connotación peyorativa de prejuicio y de superioridad en relación
a los forasteros, pero también implica un modo de percibir a los otros a
partir de nuestros propios patrones culturales, aunque con la creencia
de que el propio grupo es lo más importante”.
En Perú, los prejuicios etnocéntricos implican la negación del “otro” como ciudadano con
derechos. Así lo manifestó el propio presidente de Perú, Alán García Pérez (2009), al señalar
durante el conflicto amazónico que los indígenas no eran ciudadanos de primera clase. Un
conflicto es un proceso que
“ocurre cuando las partes se hallan en desacuerdo con respecto a la
distribución de los recursos materiales o simbólicos y actúan movidas
por la incompatibilidad de metas o por una profunda divergencia de
intereses” (Ross, 1995: 38).
En esta investigación, concuerdo con el sociólogo Rodolfo Stavenhagen (1996: 9) cuando explica
que los conflictos étnicos usualmente enfrentan grupos étnicos específicos contra un estado
etnocrático, es decir, un estado-nación controlado por una etnia dominante o mayoritaria que
ejerce hegemonía cultural sobre el resto de la nación. Las élites dominantes imponen, preservan
o extienden su hegemonía sobre otras etnias o sobre un territorio que reclaman como suyo;
mientras que los grupos étnicos dominados luchan por obtener reconocimiento, igualdad,
integración, autonomía territorial, autodeterminación o independencia (Stavenhagen, 1996: 1;
Lapidoth, 1997: 10).
En sociedades pluriculturales con una historia de conflictos interculturales, la ausencia de
información sobre los grupos percibidos como culturalmente diferentes, el estereotipo sustituye
el conocimiento; el problema se da cuando (Rodrigo Alsina, 1999: 82, 88):
“de forma más o menos políticamente interesada, se exacerba de forma
irracional el ‘nosotros’ frente al ‘ellos’. Es decir […] se produce una
generalización excluyente”.
Los estereotipos, a menudo cargados de connotaciones negativas, clasifican a las personas de
acuerdo a un orden social para justificar privilegios y diferencias sociales (Rodrigo Alsina, 1999:
83). El uso de estereotipos en los medios de comunicación para decir más en menos espacio “crea
malentendidos con los pueblos estereotipados, que, hay que recordarlo, no forman parte de sus
audiencias” (Rodrigo Alsina, 1999: 88-89).
3.1 Poder mediático. Conflictos sociales y representación
En este trabajo utilizo la definición de poder de Teun Van Dijk como una característica de las
relaciones entre grupos sociales, instituciones u organizaciones. De acuerdo a Van Dijk (2009:
121-122), el poder social se define como el
“control que ejerce un grupo o una organización (o sus miembros) sobre
las acciones y/o mentes de (los miembros de) otro grupo […] El poder
se basa en el acceso privilegiado a recursos sociales apreciados, tales
como la riqueza, los empleos, el estatus o directamente en el acceso
preferencial al discurso y la comunicación públicos”.
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Los medios de comunicación de masas contribuyen a la meta del poder (el control de las acciones)
mediante su influencia en las representaciones sociales. El poder de los medios de comunicación
es simbólico y persuasivo. Ejerce un control mental “discursivo”, que indirectamente manipula
las representaciones mentales “de intenciones, de proyectos, de conocimientos a alcanzar, de
creencias u opiniones” (van Dijk, 1994: 11). Las personas con poder (como el presidente, el primer
ministro, el profesor, el médico, etc.) controlan el discurso público. Es así que tanto el “discurso
y la comunicación” se vuelven los principales recursos de los grupos con poder. El poder de los
grupos dominantes, señala van Dijk, es discursivo porque por medio de la comunicación se da
una “manufacturación del consenso” a partir de unos marcos mínimos de conocimiento
compartido, una cognición compartida, una cognición de grupo, unos prejuicios de grupo, unas
actitudes de grupo (van Dijk, 1994: 9).
El sociólogo español Manuel Castells argumenta que la batalla más importante que se libra en
la sociedad contemporánea es “la batalla por la opinión pública” puesto que la forma en que la
gente piensa “determina el destino de las normas y valores sobre los que se construyen las
sociedades” (2008). Propone Castells que la política contemporánea es básicamente política
mediática: la comunicación socializada que proporciona la capacidad de modelar la opinión de
las personas. “El canal de comunicación más importante entre el sistema político y los ciudadanos
es el sistema de los medios de comunicación de masas, siendo el primero de ellos la televisión”
(Castells, 2008). El discurso de la televisión, un medio de comunicación de masas unidireccional,
refleja las relaciones de dominación y contra dominación que generan los conflictos sociales. De
acuerdo al comunicador peruano Sandro Macassi (2002: 191), en Perú la:
“información sobre los conflictos es cada vez más importante en el
curso de los mismos, crecientemente los medios de alcance nacional se
constituyen en escenarios donde los conflictos discurren y esto genera
adhesiones y despiertan opiniones a favor y en contra, lo cual influye
en las decisiones políticas y de política pública”.
Los medios de comunicación cada vez más cumplen función de actores políticos y se convierten
en escenarios de pugna ideológica (Macassi, 2009: 191). Los medios negocian agendas y catalizan
fenómenos políticos, afectando las nociones de la realidad que sobre el Perú se forman los
ciudadanos mediante el consumo de noticias (Macassi, 2002: 131).
Al presentar los conflictos y darles existencia mediática, los diferentes medios informativos
generan corrientes de opinión. La presentación de demandas y puntos de vista no es neutral porque
los medios de comunicación “tienen la capacidad de instalar los significados dominantes en la
comunidad” (Spadoni, 2004: 11). Los medios periodísticos emplean rutinariamente un marco de
conflictividad como recurso para atraer la atención del público y obtener rating fácilmente. Para
Macassi (2009: 195), el recurso a un marco de conflictividad construye:
“enemigos comunes, grupos sociales amenazantes frente a una
colectividad, por ello algunos actores sociales (como ciertos
sindicatos, y grupos políticos) solo aparecen de manera
estereotipada y se les presenta solamente cuando hacen uso de la
fuerza y la presión”.
Por su parte, los grupos en conflicto que no tienen los recursos para hacer que sus reclamos
sean atendidos, buscan ser parte de la agenda mediática. En este contexto, los actores indígenas
están en desventaja. Sólo acceden a medios locales o de menor sintonía. Por eso se ven obligados
a incorporar en su lógica de actuación “la necesidad de ganar espacio mediático” (Macassi, 2009:
192), por lo cual muchas de las acciones se planifican para obtener cobertura periodística. De
acuerdo a Macassi, “[s]in visibilidad pública simplemente los problemas sociales no existen y
difícilmente encuentran solución” (2009: 193). Lograr la visibilidad mediática de las
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problemáticas y demandas de los actores en desventaja es crucial para impulsar un diálogo con
las autoridades. La visibilización genera presión en las autoridades obligándolas a formar mesas
de diálogo. De este modo, sus reclamos y preocupaciones trascienden el espacio local.
3.2 Pueblos indígenas y medios de comunicación
El abogado peruano Wilfredo Ardito Vega, fundador de la Mesa para la No Discriminación de
la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos de Perú, afirma que los medios de comunicación
no tocan a fondo la problemática indígena, y lo poco que se informa tiende a invisibilizar las
problemáticas indígenas relacionadas con la salud, la educación, el trabajo, entre otros, para
enfocarse en una exotización del indígena como atractivo turístico. En los medios de
comunicación de Perú, aparece un país sin indígenas donde “todos son blancos y rubios”; para
Ardito, esto tiene una serie de consecuencia negativas que afectan las políticas públicas
relacionadas con los pueblos indígenas (Ardito Vega citado en La Región, 2012). A las múltiples
dimensiones de la exclusión social indígena (Roca Rey y Rojas, 2002: 699), se suma la falta de
derecho a la comunicación y a la información. La carencia de medios de comunicación propios y
el predominio de medios de comunicación privados con contenidos ajenos a la realidad de los
pueblos indígenas “genera un grave divorcio e inequidad que debilita y pervierte la identidad
cultural de los pueblos originarios” (SERVINDI, 2011).

Jorge Agurto, comunicador social y promotor del Servicio de Información Indígena


SERVINDI, manifiesta que hay una situación de exclusión, marginación y sometimiento a los
medios comerciales y a la globalización en los medios de comunicación indígenas de Perú; a
diferencia de países vecinos como Ecuador, Bolivia y Colombia que tienen movimientos de
comunicación más fuertes, en Perú los pueblos indígenas tienen escaso acceso a medios de
comunicación propios (citado en Chorolque, 2006). Por eso, en la Primera Cumbre Continental
de Comunicadores Indígenas de Abya Yala (2010), Agurto “exhortó a que se aliente a los Estados
a promover que los medios de comunicación adopten códigos de ética interculturales para evitar
los estereotipos étnicos y culturales que discriminan y denigran a las ciudadanas y ciudadanos
indígenas” (SERVINDI, 2011).

El caso de los pueblos indígenas se considera especial debido al proceso histórico en el que
fueron víctimas de conquista, colonización y asentamiento en sus tierras ancestrales por grupos
étnicos ajenos que los subordinaron (Stavenhagen, 1996; Naciones Unidas, 2007). La idea de lo
“indígena” se fue cimentando durante siglos a partir de concepciones estereotipadas. Como
sustenta la investigadora cultural puertorriqueña Iliana Pagán-Teitelbaum (2008: 23):
“[l]a violencia del estereotipo discriminatorio ha calado hondo en su
intento de hacer parecer ‘normal’ o ‘necesaria’ la negación, la
asimilación, la marginación o la explotación del ‘otro’ indígena”.
Mediante la repetición de estereotipos se fija “la supuesta inferioridad del indígena […] como
congénita e irremediable” y como “un obstáculo a las metas nacionales” (Pagán-Teitelbaum,
2008: 23). El artículo El síndrome del perro del hortelano, del ex presidente García, publicado en
el diario más antiguo de Perú, El Comercio, el 28 de octubre de 2007, respalda lo señalado por la
doctora Pagán-Teitelbaum, al comparar a los indígenas y a todos aquellos que estaban en contra
de sus políticas extractivistas con “perros del hortelano” por no concordar con la explotación del
territorio amazónico.
La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH) de las Naciones
Unidas advierte que el tema de los medios de comunicación y los derechos de los pueblos
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indígenas “está sumamente rezagado”. La OACDH expresa preocupación porque “los medios de
comunicación no siempre le prestan la suficiente atención a la problemática de los pueblos
indígenas”. Por esto, el público no está “bien informado” de las problemáticas de los pueblos
indígenas, a pesar de que tiene “el derecho de conocer cuál es la situación, cuáles son los
problemas, cuáles son los procesos de cambio, cuáles son las necesidades y también cuáles son
las soluciones a estos problemas de los pueblos indígenas” (OACDH, 2007: 11).
4. Objeto de estudio en contexto: el conflicto amazónico
Las raíces del conflicto amazónico en Perú se enmarcan en una historia de conflictos étnicos
que surgen desde los inicios de la colonización europea del actual territorio peruano. La socióloga
peruana Anahí Durand (2011: 119) explica que Perú se ha construido históricamente como una
sociedad desigual con diferencias estructurales y jerárquicas puesto que al instaurarse la república
(1821). Durand añade que la noción de “ciudadanía” (2011: 134):
“quedó restringida a la población étnica hispano parlante (blanca-
criolla) mientras miles de habitantes de los Andes o la Amazonía no
fueron tomados en cuenta en el proyecto de nación”.
Como expone el historiador peruano Nelson Manrique, el Estado peruano es un estado de una
minoría que excluye del poder político a las grandes mayorías y que “minoriza a las mayorías”
(2002: 57-58). Por eso los conflictos sociales en Perú no son solamente de carácter clasista, sino
que constituyen “enfrentamientos de tipo étnico y racial”. La situación de exclusión histórica de
miles de peruanos genera conflictos, junto con las formas renovadas de desigualdad relacionadas
“a la explotación de recursos naturales y el acaparamiento de los beneficios derivados de esta
actividad por élites empresariales vinculadas al poder político” (Durand, 2011: 134).
En Perú, la promulgación en 2006 de la llamada “Ley de la Selva”, conjunto de decretos
legislativos y leyes promulgadas en el marco del Tratado de Libre Comercio entre Perú y Estados
Unidos, por el segundo gobierno de Alan García Pérez, fue duramente criticada por las
organizaciones indígenas pues incentivaban la deforestación de bosques primarios en la Amazonía
y atentaban contra el derecho indígena a la propiedad rural, facilitando la venta de sus tierras
(Merino, 2010: 6-7). Además de no haber sido consultados como señala el Convenio169 (sobre
Pueblos Indígenas y Tribales) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ratificado por
el Estado peruano en el año 1994. En junio de 2009, a tres meses de iniciado el paro amazónico
en contra de la “Ley de la Selva”, el gobierno de García ordenó el desbloqueo de la carretera
Fernando Belaunde Terry, tomada por más de 3 mil indígenas amazónicos como parte de una
estrategia de presión. Las consecuencias del operativo, según informe de la Defensoría del Pueblo
de Perú, fueron un total de 33 muertos entre policías, indígenas y lugareños y más de doscientos
heridos, lo cual hizo que el conflicto amazónico tuviera un alcance internacional a través de
diversos medios.
En la televisión peruana hubo un sistemático desprestigio y descalificación de la movilización
indígena y sus demandas. Así lo expresa el antropólogo Oscar Espino (2009: 127) al mencionar
que durante las movilizaciones indígenas:
“[los] medios de comunicación, las autoridades del gobierno y distintas
personas han expresado sus diversas percepciones sobre los indígenas.
Estas opiniones corresponden, en su mayoría, a dos prejuicios básicos
en torno a los indígenas: que son primitivos, salvajes, opuestos al
desarrollo y la modernidad; o bien, que son ignorantes, ingenuos o
incapaces, y por lo tanto, fácilmente manipulables”.
“Baguazo” fue el nombre que la prensa peruana acuñó para nombrar los hechos acaecidos el 5
de junio de 2009 en la zona de Bagua. En el idioma castellano, el sufijo “-azo” posee un valor
aumentativo, pero también tiene un “matiz despectivo” a la vez que expresa la idea de “un golpe
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dado o proporcionado” (Instituto Cervantes, 2016: 8). Por tanto, la adición del sufijo a la palabra
toponímica “Bagua” asocia el lugar a la violencia y lo marca despectivamente. No obstante, como
señala el jefe de la Oficina Defensorial de Amazonas Roberto Guevara Aranda (2013: 329):
“[l]os conflictos sociales iniciados por el pueblo indígena Awajún-
Wampis, han estado precedidos por una profunda postergación de
sus derechos, olvido histórico y discriminación de parte del
Estado”.
En ese contexto, las comunidades indígenas entendían —según sus plataformas de lucha— que la
única forma de ser escuchados era a través de bloqueos de carreteras y paralización de estaciones
de Petroperú, pues solo así lograban formar parte de la agenda mediática y lograr la conformación
de una comisión de Alto Nivel para iniciar el diálogo.
5. Análisis de caso: El “Baguazo” en el discurso de los medios peruanos
Históricamente, los programas periodísticos han sido un espacio de análisis, reflexión,
evaluación, agenda o vigilancia de la sociedad. Giuliana Casssano, comunicadora peruana,
manifiesta que los programas periodísticos “son el rostro de un canal, les permiten tomar posición
política, económica, social y plantear sus opiniones” (2011). En el periodo que concierne esta
investigación, Panorama (el programa de análisis periodístico más antiguo de la televisión
peruana) lo conduce la presentadora de televisión y periodista Jessica Tapia (2003-2009), formada
en comunicación por la Universidad de Lima y ex reina de belleza peruana, actualmente reportera
freelance del Noticiero Univisión Chicago. Analizo la entrevista realizada en Panorama por Tapia
al congresista del partido de gobierno (APRA) Jorge del Castillo como un ejemplo del discurso
mediático sobre los pueblos indígenas amazónicos durante el conflicto de Bagua. Fue transmitida
por Panamericana Televisión-Canal 5 el día 7 de junio de 2009, dos días después de los
acontecimientos denominados por la prensa de Perú como el “Baguazo”.
El semiótico social holandés Theo van Leeuwen establece que los discursos son los
conocimientos socialmente construidos sobre la realidad (2008: 95). La evidencia de la existencia
de un discurso proviene de los textos, de lo que se ha dicho o escrito o expresado por algún modo
semiótico (medio visual, verbal, escrito, gestual o musical, incluyendo combinaciones
multimodales de estos modos). Más específicamente, la evidencia de la existencia de un discurso
se puede determinar a partir de la similitud de lo que se transmite en diferentes textos sobre un
mismo aspecto de la realidad (Van Leeuwen, 2008: 95). Se puede reconstruir un discurso en base
a la semejanza de declaraciones repetidas o parafraseadas en diferentes textos y dispersas entre
esos textos en diferentes maneras (Van Leeuwen, 2008: 95).
En este sentido, la entrevista de Panorama del 7 de junio de 2009 refuerza el discurso oficial
sobre el conflicto amazónico al presentar al congresista luego de que el 6 de junio de 2009, el
presidente García Pérez declarara para la prensa en relación al evento de Bagua (“Alan García…”,
2009):
“Estas personas no tienen corona, estas personas no son ciudadanos de
primera clase. Que puedan decir 400,000 nativos a 28 millones de
peruanos ‘Tú no tienes derecho de venir por aquí’, de ninguna manera.
Error gravísimo. Y quien piense de esa manera quiere llevarnos a la
irracionalidad y al retroceso primitivo en el pasado”.
La entrevista de Panorama también se relaciona con el discurso del oficialismo al ser transmitida
el mismo día en que el Ministerio del Interior de Perú (MININTER) difundió un contundente
comunicado oficial en los principales canales peruanos. El comunicado del MININTER (“Spot
publicitario gobierno peruano ante masacre Bagua”) constituye un texto que contiene un discurso
descalificativo de los derechos indígenas paralelo al que presenta Del Castillo en la entrevista de
Panorama. El comunicado televisivo del MININTER mostraba imágenes crudas de los policías
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muertos mientras una voz en off acusaba a los indígenas de extremistas, criminales y responsables
de los hechos ocurridos en Bagua. Fue retirado al día siguiente por las duras críticas que recibió
(Alimonda et. al., 2009: 92).
Los principales canales de televisión mantuvieron un discurso sobre el conflicto amazónico
muy similar a la postura del gobierno. Hubo un sistemático desprestigio y descalificación de la
movilización indígena y sus demandas por los medios, los cuales describieron a los indígenas
como salvajes, en contra del desarrollo, con desconocimiento del contenido de los decretos y
fácilmente manipulables por su ignorancia. A continuación examino la entrevista de Panorama
como un ejemplo de la formación del discurso mediático sobre el conflicto amazónico.
5.1 Resultados y conclusión
Toda entrevista televisiva requiere de “un planteamiento previo, un guion básico en el que se
marquen unos objetivos” (Bernaola, 2011: 167). A partir de mi análisis, propongo que el guion de
la entrevista realizada en el programa Panorama tiene como efecto la descalificación de la protesta
indígena. A continuación, examino algunas de las estrategias discursivas utilizadas en la entrevista
de Tapia a Del Castillo para construir una representación particular de las acciones y los actores
sociales asociados a los acontecimientos acaecidos el 5 de junio de 2009.
Como parte de la estrategia de argumentación para justificar las atribuciones controversiales
sin despertar la sospecha de racismo, se presentan las acciones del Baguazo en forma
descontextualizada. Un contexto cultural clave que se elude es el de la importancia de los
territorios para la existencia de los pueblos indígenas. Un elemento esencial del discurso político
de los pueblos indígenas amazónicos considera la naturaleza como un ser vivo, y no como materia
muerta que adquiere valor en los circuitos de intercambio de mercancías (Cavero, 2009: 61). La
Constitución de 1979 elaborada por la Asamblea Constituyente transitoria (del gobierno de
transición del general Francisco Morales Bermúdez) dispuso que los derechos sobre la tierra de
las comunidades fueran “inembargables, imprescriptibles e inalienables”. Durante el gobierno de
Alberto Fujimori (1990-2000), se aprobó la Constitución Política de 1993 que mantuvo solamente
el carácter de imprescriptibles (pero no inembargables ni inalienables) de las tierras de las
comunidades campesinas y nativas (Chuecas, 2008: 10). Así, se facilitó el ingreso de los territorios
indígenas a los circuitos mercantiles. Las tierras de los pueblos indígenas podían ser materia de
compra-venta y de hipotecas para obtener créditos (Baldovino et. al., 2009).
En la entrevista de Panorama, la representación de los hechos se centra en el alegato de que no
hubo diálogo ni un enfrentamiento justo, sino un ataque desigual por parte de indígenas violentos
hacia policías que defendían el sistema democrático. El alegato de la falta de diálogo se sustenta
en parte mediante la transmisión de imágenes de caos y violencia (como por ejemplo la imagen
de una camioneta incendiada que se repite varias veces) durante la entrevista. Se basa también en
la acusación de Del Castillo de que el conflicto es un “complot” que “pretende crear un clima de
total inestabilidad e ingobernabilidad” (Tapia, 2009). Se excluye toda referencia a los derechos a
consulta previa de las comunidades indígenas. En 1994, el Estado peruano ratificó el Convenio
169 Sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT) mediante la resolución legislativa No. 26253. El Convenio 169-OIT establece
la obligación del gobierno a consultar a las comunidades indígenas antes de tomar cualquier
decisión que pueda afectar directamente sus territorios y su forma de vida. Al inicio del segundo
gobierno de Alán García Pérez (2006-2011), aumentaron las presiones sobre los pueblos
amazónicos para la lotización petrolera y minera de sus territorios (FIDH, 2009:14).
En Panorama no se menciona, por ejemplo, que —ignorando el Convenio 169-OIT— el
gobierno comenzó la concesión del territorio amazónico para la exploración de recursos sin
consulta previa a los pueblos indígenas afectados. De 2004 a 2008, aumentaron las áreas cubiertas
con lotes petroleros en la Amazonía del 15% al 72%, se expandió la explotación del oro en los
11

departamentos de Amazonas y Madre de Dios, y se amplió el monocultivo de palma y de


biocombustibles (Benavides, 2010:1). Para diciembre 2009, el 72% de la Amazonía peruana
estaba superpuesta por 80 lotes de explotación de hidrocarburos de empresas extranjeras (Estados
Unidos, China, Brasil, etc.) bajo la premisa de que si bien la superficie del territorio amazónico
pertenecía a los pueblos indígenas, el subsuelo era del Estado peruano. Los lotes ocupan 80% de
los territorios indígenas, incluyendo comunidades nativas y reservas territoriales para indígenas
en aislamiento (Benavides, 2010: 5).
En el análisis crítico del discurso, las estrategias de referencia y nominación se destacan como
medio de categorizar a las personas por medio de nombres y asociaciones de ideas. En la entrevista
de Panorama, las formas de designación de los actores sociales se centran en la calificación de
los indígenas como salvajes e insurgentes dependientes de un poder extranjero, frente a los
policías denominados como dialogantes e indefensos que representan al Perú y la legalidad (Tapia,
2009):
“Jorge del Castillo (JC): La muerte de los policías no son [sic] producto
de un enfrentamiento. Son producto de una masacre ante policías, un
grupo que estaba rendido, para no matar; porque habrían podido
defenderse matando, pero optaron por no hacerlo. Y los otros, los
secuestrados en la Estación Seis, estaban dialogando. Han sido
asesinados de la manera más cruel.
Jessica Tapia (JT): Salvajemente, sí.
JC: A cuchilladas, con lanzas.
JT: Nadie puede discutir eso”.
Del Castillo llama asesinos a los indígenas por atacar a policías sin dialogar. Repitiendo el típico
estereotipo colonial sobre los indígenas amazónicos, se les describe como crueles y salvajes
(haciendo referencia a lanzas y cuchillos), responsables de acciones inaceptables por los peruanos:
“JC: Esto el Perú no lo puede aceptar. Y bajo ese chantaje, esa coacción, esa actitud de muerte”
(Tapia, 2009). Se crea de esta manera una separación entre los indígenas –asociados a la violencia,
la manipulación, la ilegalidad y lo extranjero–, frente a policías, partidos políticos, televidentes
como parte del Perú y la democracia. Así, la descripción de los actores y acciones que se construye
en el programa Panorama sobre el conflicto amazónico se enmarca en una “lucha” entre nosotros
y ellos (Tapia, 2009):
“JC: Permítame reiterar este llamado a las fuerzas democráticas,
aquellos que queremos un futuro estable para nuestro país, que no
podemos dejarnos ganar por aquellos que quieren el retraso. Creo que
en este momento es momento de juntarse, converger y reflexionar con
mucha seriedad, con mucha madurez”.
El encuadre de los eventos produce una dinámica de oposición entre grupos sociales: “nosotros”
los peruanos (democráticos, que desean un país estable) frente a “ellos” vistos como no-peruanos
(antidemocráticos, que desean el retraso). “Nosotros”, una mayoría que debe unirse para defender
al Perú y su sistema, frente a “ellos”, los indígenas que provocan la inestabilidad y la violencia.
Como estrategia predicativa, la entrevista asigna atributos estereotipados a ambos actores
sociales. Por un lado, al gobierno se le asignan rasgos positivos. En la entrevista, Del Castillo
denomina como protectores a los representantes, pues actúan en “defensa del Perú”, del sistema
democrático y el “futuro estable” del país (Tapia, 2009). A los indígenas, Del Castillo les atribuye
rasgos explícitamente negativos. Son presentados como enemigos, pues actúan “contra el Perú”:
“JC: El sistema está en peligro” (Tapia, 2009). Se les acusa a los indígenas del retraso del país,
pues ponen en peligro el “sistema”. No se alude a que este sistema se basa en un tipo de progreso
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que requiere la explotación de las tierras indígenas para el desarrollo de un modelo primario
exportador.
Al mismo tiempo, se les denomina a los actores indígenas como traidores que carecen de
agencia, pues actúan bajo “inspiración fuera del país” (Tapia, 2009):
“JC: Esto no es una cosa aislada que ha sucedido así no más. Esto es
una cosa evidentemente preparada porque los nativos han sido
engañados y sorprendidos en su buena fe.”
Para reforzar su argumento de la manipulación de los indígenas por entes externos, Del Castillo
señala que hay pruebas (videos, fotos) de congresistas de la oposición (nacionalistas) alentando a
la violencia y protegiendo al que acusa de ser el “inspirador intelectual de estas matanzas”: Alberto
Pizango, líder indígena peruano de la etnia shawi quien era en ese momento presidente de
AIDESEP. Siguiendo el viejo tropo colonial del nativo noble pero salvaje, se argumenta que los
indígenas amazónicos han sido engañados y manipulados por su representante Pizango, por
“tontos útiles” (congresistas del Partido Nacionalista) y por agentes externos (en referencia
aVenezuela, Ecuador y Bolivia) (Tapia, 2009).
Además, las alegaciones de Del Castillo se manifiestan bajo la estrategia argumentativa de
referencia a la propia autoridad. Es decir, cuando el disertante da como evidencia una proposición
u opinión cuya veracidad se demuestra fundamentándose en la autoridad que él mismo se otorga
por su experiencia, conocimiento, prestigio o posición (Tapia, 2009):
“JC: Es inaceptable pretender que todavía hay que derogar lo que el
propio congreso ya modificó en enero. Esto la gente no lo sabe
señorita.”
De manera que el congresista oficialista arguye que hay un desconocimiento del televidente
(implícitamente peruano defensor de la democracia y el sistema) sobre el contexto en que se
producen los hechos. Alega que los nativos cuestionan ignorantemente leyes que ya fueron
modificadas por el Congreso de la República y que los congresistas de la oposición (Partido
Nacionalista) apoyaron. Del Castillo se presenta a sí mismo como alguien capacitado, pues su
función congresal lo respalda, para establecer el discurso oficial sobre el conflicto.
La entrevista dura aproximadamente cinco minutos, tiempo que es insuficiente para discutir
con profundidad una problemática de tal envergadura, y más aun siendo Panorama un programa
periodístico dominical con duración de ciento veinte minutos. Así, en breves minutos se descarta
el reclamo indígena calificándolo de injustificado y manipulado (Tapia, 2009):
“JT: Hay un estado de emergencia, hay toque de queda en algunos
distritos. Así que hay que estar muy alerta, por favor, para que no
ocurran imprevistos lamentables. Nosotros tenemos que dejar este
tema aquí. Vamos a irnos a la pausa”.
Así, se señala el término de la entrevista ante la inminencia de la pausa comercial. La conductora
lamenta que los eventos en Bagua interrumpan el desarrollo civilizado del país, definido desde el
centro de poder de Perú, la capital de Lima.
La acción controvertida de la concesión de la tierra ancestral indígena a grupos empresariales
sin consulta previa se invisibiliza a través de la descontextualización. Al mismo tiempo, la
protección de la tierra por parte de los pueblos indígenas aparece como un acto únicamente
violento, que surge aisladamente sin un historial político ni legal. En la entrevista, se designan
desigualmente a los actores sociales. Se emplean estrategias de descalificación de los indígenas
(actores sociales que carecen de poder), por parte de actores sociales pertenecientes grupos
dominantes (la conductora y el congresista). Los eventos se encuadran para producir una dinámica
de oposición entre dos grupos, a los que se le que asignan atributos estereotipados: los indígenas
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amazónicos aparecen como salvajes, retrasados, antidemocráticos y pueriles, frente a los


peruanos, grupo que incluye al telespectador, definido por su madurez y su deseo de democracia,
modernidad y progreso. El discurso sesgado que aparece en Panorama se sustenta en la estrategia
de referencia a la propia autoridad del congresista y la conductora del programa, como miembros
de los grupos de poder con mayor acceso al discurso público. Concluyo que al tener los discursos
un poder generador de conocimiento, se produce a través de la entrevista de Panorama un saber
hegemónico sobre el conflicto de Bagua que silencia, desautoriza y descontextualiza los reclamos
amazónicos mientras se favorece la postura extractivista del Estado peruano.
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