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1. Introducción:
Los trastornos del control de los impulsos constituyen un grupo muy heterogéneo de
comportamientos que se caracterizan por la dificultad o imposibilidad de resistir el
impulso, el deseo o la tentación a realizar algún acto que resulta nocivo para el paciente
o para las personas que le rodean. Se trata de un conjunto de trastornos cuya base
fenomenológica fundamental es la impulsividad. Los impulsos que presenta el paciente
adquieren un carácter irresistible, lo que hace prácticamente imposible su control y,
por tanto, sucumbe a ellos.
Por otra parte, algunos autores proponen una ubicación nosológica cercana al trastorno
obsesivo compulsivo. En concreto, debido a las similitudes fenomenológicas de las
conductas obsesivas e impulsivas, así como a la respuesta similar ante un mismo
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Psicopatología I
TEMA 6: Trastornos disruptivos del control de los impulsos y de la
conducta
3. Hacía el DSM-V
Por 1o que se refiere al juego patológico, la propuesta más destacable es que abandona
la categoría actual y pasa a formar parte de las adicciones.
El resto de los trastornos no presentan cambios en esta nueva edición con respecto a la
anterior. Así el DSM-V, recogerá estos trastornos en la categoría de los trastornos del
control de impulsos:
-Piromanía (F63,1).
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- Cleptomanía (F63.2).
4. El juego patológico:
La principal diferencia entre el juego adaptativo y el juego patológico radica en que este
último ha perdido su función social y recreativa, y el jugador es incapaz de controlar su
juego.
Especificar:
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Los datos internacionales disponibles hasta la fecha muestran una tasa de prevalencia
en torno al 2% de la población adulta. Es un trastorno más frecuente en hombres que
en mujeres, aunque estas últimas son más reacias a buscar ayuda por la censura social.
El juego patológico se distribuye por todas las clases sociales y edades, aunque cada vez
son más los adolescentes que acuden a tratamiento por problemas de juego.
La experiencia clínica con ludópatas muestra que difícilmente se produce una remisión
sin ayuda clínica.
4.5. Comorbilidad:
4.6. Etiología:
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Modelo cognitivo: Desde este enfoque se considera que las numerosas distorsiones
cognitivas presentes en los jugadores patológicos desempeñan un papel fundamental
en el desarrollo y mantenimiento de la ludopatía.
Además, es importante realizar una exploración y análisis global del sujeto: familia,
trabajo, economía, relaciones. Así como una evaluación de ideación suicida, niveles
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5. Cleptomanía:
Desde una perspectiva clínica se debe ser muy cauto en la evaluación de los pacientes
cleptómanos. En muchas ocasiones los ladrones de tiendas o personas afectadas de
problemáticas antisociales pueden llegar a simular la presencia de cleptomanía para
evitar ser procesados.
Aunque hay muy pocos estudios, la cleptomanía parece presentar una cierta
comorbilidad con otros trastornos mentales como trastornos del estado del ánimo,
trastornos de ansiedad, la bulimia, el abuso de sustancias e incluso, con otros
trastornos de control de impulsos.
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A. Fracaso recurrente para resistir el impulso de robar objetos que no son necesarios
para uso personal ni por su valor monetario.
6. Piromanía:
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7. Tricotilomanía:
Los pacientes con tricotilomanía no suelen sentir dolor cuando se arrancan el pelo.
Estudios recientes han encontrado dos tipos de pacientes con tricotilomanía, en
función del grado de conciencia existente durante el arrancamiento del pelo. Por una
parte, un grupo importante de pacientes se arranca el pelo de forma automática, sin ser
conscientes del acto. En estos casos, el arrancamiento se da habitualmente durante
actividades sedentarias, como, por ejemplo, ver la televisión, leer un libro o estudiar.
Sin embargo, en otros pacientes se observa que los actos de arrancamiento son más
conscientes, tienen un carácter más compulsivo y se producen como respuesta a
estados emocionales negativos (ansiedad, estrés, ira, etc.).
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E. El hecho de arrancarse el pelo no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno
mental (p. ej., intentos de mejorar un defecto o imperfección percibida en el aspecto
como en el trastorno dismórfico corporal).
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Se da una elevada comorbilidad con los trastornos del estado de ánimo (aprox. 89% de
los casos) y con los trastornos de ansiedad (aprox. 37%). Además, la mayoría de los
casos informaba de fuertes sentimientos de irritabilidad y cólera en el momento de
llevar a cabo el acto agresivo.
1. Agresión verbal (p. ej., berrinches, diatribas, disputas verbales o peleas) o agresión
física contra la propiedad, los animales u otros individuos, en promedio dos veces por
semana, durante un periodo de tres meses. La agresión física no provoca daños ni
destrucción de la propiedad, ni provoca lesiones físicas a los animales ni a otros
individuos.
C. Los arrebatos agresivos recurrentes no son premeditados (es decir, son impulsivos o
provocados por la ira) ni persiguen ningún objetivo tangible (p. ej., dinero, poder,
intimidación).
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E. El individuo tiene una edad cronológica de seis años por lo menos (o un grado de
desarrollo equivalente).
F. Los arrebatos agresivos recurrentes no se explican mejor por otro trastorno mental
(p. ej., trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar, etc.) En los niños de edades
comprendidas entre 6 y 18 años, a un comportamiento agresivo que forme parte de un
trastorno de adaptación no se le debe asignar este diagnóstico.
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