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Al
parecer, el escritor había entregado
una copia a la madre de su primera
esposa, Jan Gabrial, antes de partir
a México. Este manuscrito, del que
no se había sabido nada hasta hace
LIBROS
unos años, ha sido publicado ahora
por Malpaso.
El hecho de que se trate de una
novela inacabada hace que poda-
mos divagar hasta el infinito sobre
cómo sería si Lowry hubiera segui-
do trabajando en ella. Nunca sabre-
mos si habría retocado la proa o
habría recortado algunos metros de
eslora (cosa que, seguramente, no
le habría venido mal); lo que está
claro es que el barco, tal y como está,
se mantiene a flote. En buena parte
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Malcolm Lowry
l RUMBO AL MAR BLANCO de Rumbo al Mar Blanco, la prosa de
Lowry está a la altura de sus grandes
Carlos Marichal, Steven Topik NOVELA obras. Además, el hecho de que esté
y Zephyr Frank (coordinadores)
lDE LA PLATA A LA COCAÍNA. CINCO Un buque inconclusa tiene también su interés,
pues nos permite ver la pugna entre
SIGLOS DE HISTORIA ECONÓMICA DE
AMÉRICA LATINA, 1500-2000
de gran calado una novela a la deriva y su autor,
LETRAS LIBRES
FEBRERO
ENERO 2018
2017 Malcolm Lowry que trata a duras penas de hacerse
Sergio Ramírez RUMBO AL MAR
l ANTOLOGÍA PERSONAL. CINCUENTA
BLANCO con el timón. Decía Milorad Pavić
Traducción de Ignacio
AÑOS DE CUENTOS (1963-2013) Villaro que el escritor que resulta ser más
Barcelona, Malpaso,
2017, 384 pp.
sabio que su cuento se ha equivoca-
Jean Meyer do de oficio. En este sentido, la obra
l EL LIBRO DE MI PADRE
LETRAS LIBRES el género –¿en símbolo de respeto?– Es también sumamente esclarece- La gracia de
ENERO
ABRIL 2018
2017 Cuentos (1963) a Flores oscuras (2013). dor el prólogo en el que insiste en
Solo un cuento de ese libro inicial que hay solo unos cuantos temas
tallar el tiempo
(“Felis Concóloris”) ha merecido para lo literario y que se cuentan Jean Meyer
EL LIBRO DE MI PADRE
conservarse. En cambio, hay cua- con los dedos de una mano; que O UNA SUITE EUROPEA
Ciudad de México,
tro de su colección más reciente: “La las narraciones son semillas enve- Tusquets/Secretaría
puerta falsa”, “La colina 155”, “No nenadas que viajan por el tiempo de Cultura/CIDE, 2016,
604 pp.
me vayan a haber dejado solo” (una sembrando esos temas: el amor, la
joya en sí mismo) y “Flores oscuras”. locura, la muerte y el poder (que
¿Por qué el autor es implacable con es la locura máxima). El abuelo
el joven aspirante y en cambio mag- de Sergio Ramírez era un ebanista
nánimo con su última producción? laborioso y paciente. De él conser- CÉSAR MOHENO
¿Por qué no incluyó el otro cuen- va la mesa en la que trabaja, en la Hace muchos, muchos años, supe
to que, a mi parecer, podría rivali- que descansan su computadora, los por primera vez de él. Acababa de
zar con los tres de aquella hipotética libros que consulta y sus libretas de llegar a vivir a la Ciudad de México
antología universal que mencioné apuntes. Esa mesa le recuerda siem- y mis tardes, saciadas muy pron-
al principio (“Catalina y Catalina”, pre todo lo que de fábrica, de arti- to de ocupaciones, contaban con
del libro homónimo de 2001) y en ficio, tiene el acto de narrar. Pero largos paréntesis de silencio en los
su lugar colocó dos que, en mi opi- también la paciencia y el oficio que que ninguna alma se cruzaba con
nión, no están a la altura (“Shakira y va de escoger el árbol a ensamblar, mis pasos. Recorría las calles de mi
La Mosca” y “La suerte es como el lijar, pulir y barnizar. El adoles- barrio de entonces hasta el cansan-
viento”)? Me parece que la razón es cente que mandó un día un cuen- cio y me refugiaba a descansar en
el afán de hacer de esta antología un to a escondidas a La Prensa Literaria los pasillos de una vieja Librería de
libro representativo de su obra, más –el suplemento dirigido por Pablo Cristal. Allí descubrí un libro que
que una selección marcada por el Antonio Cuadra– que parecía por su título despertó mi curiosi-
puro rigor. una versión de Masatepe de una dad. Era La Cristiada, en su edición
de tapas rojas. Como no podía com- católica y ortodoxa, sobre la invasión a un tiempo descubriendo los objetos
prarlo y el encargado de la librería francesa a México, sobre la fábula de la casa en la que creció en Aix-en-
me sonreía cómplice cada vez que del crimen ritual y el antisemitismo Provence, cosas tantas veces vistas,
llegaba por allí, tomaba sucesiva- europeo, y sobre mil y una historias encontró una caja de cartón en la
mente cada uno de sus tres volú- de pueblos y regiones de México. que se leía con la letra inconfundi-
menes, me sentaba en el piso y, En la obra de Jean Meyer existe ble de su padre, André Meyer, his-
cada tarde, recostado en los estan- una permanente e inédita forma de toriador, muerto en el año 2000, Mi
tes, devoraba sus páginas hasta que encender las locomotoras del pen- autobiografía. Allí había un tesoro en
era la hora de cerrar. Así pasaban samiento. Sus historias intensifican un sinnúmero de libretas convertidas
los días y muy pronto ya evitaba el sentimiento de estar vivo, invitan en Diario que abarcaba desde 1926,
deambular por las aceras y me diri- a descubrir lo interesante en todos cuando tenía doce años, hasta el día
gía directamente hasta el pasillo los espacios, aun en el tronco de un de la Navidad de 1969; pero tam-
donde estaba esperándome la his- árbol del bosque, aun en un pedaci- bién encontró libretas y cuadernos
toria de los cristeros. Estaba subyu- to de papel de estraza con apretadas en cuyas páginas, desde esa medianía
gado por la vida de esos campesinos anotaciones. Michel de Montaigne, de los veinte, hasta el 22 de agosto de 55
que decidieron hacer una revolu- Max Weber, Yasunari Kawabata, 1993, su padre anotaba pasajes y opi-
ción para defender su cultura espiri- V. S. Naipaul, William Faulkner, niones sobre sus lecturas y sobre sus
tual. Al filo de esas páginas se podía Graham Greene, Joseph Conrad, relecturas, fueran de Michel Vovelle,
escuchar, como diría Paul Valéry, Claude Simon, para no hablar de Charles de Gaulle, Balzac, Heine,
“una voz segura en todo su regis- Joseph Brodsky, J. M. G. Le Clézio, Julien Green o Gore Vidal.
tro, mucho más amplia de lo que Octavio Paz, o la colección comple- Jean Meyer vivió la misma sen- LETRAS LIBRES
se precisa en poesía: una voz sabia, ta de Las aventuras de Tintín o de Cahiers sación que Hanif Kureishi y Orhan ABRIL 2017
ENERO 2018
bastante más consciente, más rica en du Cinéma desde el primero de sus Pamuk. Por ella el primero escri-
sonoridades, más atenta a tiempos y números. bió Mi oído en su corazón en 2006 y
silencios, más marcada en los cam- De esa convivencia en las repi- el segundo La maleta de mi padre en
bios de tono que la voz que de ordi- sas de su biblioteca personal nace una 2007. Y diez años después de haber
nario se presta a las obras en verso”. conversación que imagino cotidiana. encontrado una rica herencia del
Por eso cautivan cada una de las Solo así me explico las seis páginas, pensamiento en una caja de car-
páginas de la inmensa obra de Jean las que van de la 265 a la 270 de su tón en el desván, Jean Meyer publica
Meyer. En cada una de ellas subya- Yo, el francés que, a manera de prólo- en español El libro de mi padre o una
cen las emociones, la vida, los des- go, colocado a la mitad de su libro, suite europea, una especie de nuevo
lices, los sueños de los hombres de cuestionándose, nos mueve la exis- género historiográfico, una autobio-
todos los tiempos. El joven fran- tencia cada vez que las leemos. Allí grafía a cuatro manos en la que una
cés que escribió La Cristiada después nos enseña cómo se puede ser hete- vez más, como en un relámpago, nos
de recorrer, muchas veces a pie, los rodoxo siendo absolutamente clási- llega la certeza de que “los muertos
caminos de México, es hoy un his- co. Pasarán a la historia. Ellas solas viven de mil maneras, entre otras,
toriador mexicano, en plenitud, que dan para un curso de teoría y método en las palabras, escritas o no, que
lo mismo ha escrito sobre problemas de la historia, para seminarios ente- nos dejaron”.
agrarios y movimientos campesinos, ros sobre qué es ser historiador, para En el horizonte infinito que
que sobre las revueltas de Manuel discusiones sobre el tiempo. En ellas es El libro de mi padre Jean Meyer
Lozada, sobre la Revolución mexica- Jean Meyer se cuestiona sobre el sen- cumple con creces con lo que pide
na, el sinarquismo, la historia de los tido de la historia, sobre las formas de Jacques Le Goff en el preludio del
cristianos en América Latina, el cam- contarla y sobre el sentido de ser his- último libro de su vida, a un tiem-
pesino en la historia rusa y soviética, toriador. Asunto nada menor para po testamento y herencia para los
Miguel Hidalgo, Calleja y la inde- quien ha hecho pasar por sus manos historiadores, cuando expresa que
pendencia de México, Plutarco Elías y por su pensamiento, por lo me- la escritura de la historia es un acto
Calles, Samuel Ruiz, el papa de Iván nos, diez siglos de historia universal. complejo, “a la vez cargado de sub-
el Terrible, Óscar Arnulfo Romero, el Mil y un años de tiempo para contar. jetividad y de esfuerzo para producir
celibato sacerdotal, Rusia y sus impe- Y de repente, en 2006, a raíz de un resultado aceptable para la mayo-
rios, la controversia entre las Iglesias la muerte de su madre, ordenando y ría”. Parece escuchar a Eduardo
Chillida cuando nos revela que el Meyer, quien nacería tres sema- la centenaria voz del universo de los
tiempo existe en una versión que nas después: “Permítame, antes que hombres y de sus tiempos. ~
no es la versión temporal corriente, nada, felicitarlos por su felicidad. El
sino la de un hermano suyo, el espa- optimismo, mejor dicho, la confian- CÉSAR MOHENO es historiador.
cio. Hay que esculpirlo, tallarlo. “Me za de todos los alsacianos es admi- Entre sus libros se encuentran Las
historias y los hombres de San Juan
interesa el tiempo que es armonía, es rable. ¡Cuánta razón tiene usted al (El Colegio de Michoacán, 1985) y,
ritmo, son medidas.” participar y asociar a ella, por ade- en coautoría, Mayas, espacios de
Al ritmo de los días de su padre, lantado, el destino del pequeño ser la memoria (ibm/Lindero, 2000).
Jean Meyer le otorga armonía al que ustedes esperan!”
tiempo de la historia. Y André En El libro de mi padre Jean Meyer
Meyer se nos devela como un per- confiesa que el libro se le fue de las
sonaje de la vida y el pensamiento manos y el lector agradece esa fuga ENSAYO
francés del siglo xx que –al apren- pues ella se convierte en una suite De sueños,
dido ritmo de una cantiña que corre europea que, si uno mira atentamen-
LIBROS
de finales del siglo xix al alba del xx te, nos regala una lección de hacer
fantasmas y escritura
Sergio González
y que dice “francés no puedo / ale- historia; una historia regional de Rodríguez
mán no quiero / alsaciano soy”– es, Alsacia a través de las vicisitudes, las TEORÍA NOVELADA
DE MÍ MISMO
a un tiempo, un consejero pedagógi- ideas y la vida diaria en tres lenguas Ciudad de México,
Literatura Random
co fuera de serie; un cabeza de fami- –alemán, francés y alsaciano– de la House, 2017, 250 pp.
56 lia dador de afecto cargado de un familia Meyer Barth; una microhis-
pudoroso y profundo sentimiento; toria de la vida académica francesa
un académico independiente, apa- de la posguerra; una historia políti-
sionado por el buen uso de su idio- ca de Francia a lo largo del siglo xx
ma, que enseña historia y geografía y, sobre todo, a raíz de la liberación; LUCÍA MELGAR
LETRAS LIBRES a los jóvenes y también es especia- una historia familiar que llena de Ensayo literario, autobiografía inte-
ENERO 2018 lista en Stendhal y Balzac; un histo- emoción en su arco temporal que va lectual, reminiscencias de una fami-
riador germanista reconocido y un de 1822 a nuestros días; una historia lia, una ciudad, un país, perdidos y
cristiano comprometido; un patriota de la educación francesa a través de recuperados en la memoria y la escri-
combatiente que recibe, con su país la experiencia, la vida y los milagros tura, Teoría novelada de mí mismo invi-
invadido por los nazis, una amoro- cotidianos de un profesor de histo- ta a explorar dimensiones ocultas de
sa carta de otro historiador en lucha ria de bachillerato en la provincia; la realidad, sin perder consciencia
contra la ocupación, Marc Bloch, el en fin, el lector recibe lo que era el de aquella en la que con-vivimos. A
18 de enero de 1942. En uno de sus sueño de Luis González y González, través de una reflexión introspecti-
pasajes dice con alegría sobre Jean una historia universal escrita con la va, Sergio González Rodríguez deja
gracia de un novelista. Es como si constancia en esta obra de su talento
Hesíodo, Heródoto, Jules Michelet, para cruzar y borrar fronteras entre
Paul Valéry, Graham Greene, Marc erudición y cotidianidad, disciplinas,
Bloch, Raymond Aron y Juan Rulfo ámbitos de conciencia y (falsas) cla-
guiaran las manos de Jean Meyer sificaciones de lo que constituye lo
para que escribiera esta historia real. Sueños, fantasmas, cuartos de
del pensamiento francés, es decir hotel, adquieren igual consistencia
europeo, es decir universal. que una casa abandonada a medias,
Con un equilibrio entre ima- un edificio construido y caído, una
ginación, memoria y rigor críti- familia en continua reconfiguración
co, en El libro de mi padre Jean Meyer que enfrenta y supera la adversidad.
nos regala jirones de luz, afina las El autor de Huesos en el desierto y
miradas y nos seduce con la con- La pandilla cósmica conjuntó en su obra
tundencia sutil de sus composicio- publicada, antes de su partida el 3 de
nes históricas. En cada una de las abril de 2017, una aguda y amplia
líneas de su libro nos hace escuchar visión de lo político y de la vida
pública mexicana desgarrada por comunicación con los seres queridos las disquisiciones sobre los sueños
la violencia extrema, así como una más allá de la muerte se da por igual y la teoría del fantasma vivo, la cru-
imaginación abierta a los estímulos en el sueño que en la memoria, en el deza de la violencia extrema nos
y avatares de la “ultramodernidad”, instante lúcido en que coinciden lla- recuerda que quien escribe es y ha
a los rastros de tradiciones ocultas, mado y premonición. sido un lúcido y valiente observa-
y a las fisuras por las que se cuela y Como cabría esperar de un pen- dor de una realidad que no admi-
materializa la presencia del mal. sador igualmente atento a la ficción te más sueño que la pesadilla; que
En este libro, una de sus últi- que a la teoría política y las indaga- crea en los desaparecidos presen-
mas entregas, González Rodríguez ciones en lo transhumano, González cias espectrales, y transforma a las
devela lo que llama “teoría novela- Rodríguez da muestra aquí de una víctimas en muertos vivientes, en
da”: “el reverso de sí”, que podemos originalidad conceptual capaz de seres marcados por la abyección
leer como develación de ámbitos de retomar a clásicos y contemporáneos de una crueldad casi inimaginable
su pensamiento y su vida interior y darles un giro propio, inesperado. –lo que el autor ha denominado
apenas percibidos antes en el ensa- Así, el sueño no es solo manifesta- la anamorfosis de la víctima–. Nos
yo De sangre y de sol y en derivaciones ción de deseo o temor, o cruce de recuerda también, en la unión de 57
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extrañas en algunas de sus ficciones. vivencias oníricas, a lo Borges; es un autobiografía y evocación del mal
Como también sugiere, este “desvío ámbito de conocimiento, un espacio presente, que quien representa el
de lo previsto” remite a un pensa- de encuentro con otros, conoci- impacto de la violencia extrema
miento dinámico que igual entrelaza dos o desconocidos. El fantasma como una grieta vivió él mismo el
música, escritura y fotografía (pasio- es presencia espectral que no remi- horror de ese instante que separa
nes de su vida), que sueño, escritura, te únicamente al más allá, sino que para siempre el antes y el después. LETRAS
LETRASLIBRES
LIBRES
fantasía y presencia espectral, en un aparece como pasado actualiza- A través de ese capítulo de “pesadi- ABRIL
ENERO2017
2018
todo complejo, y a ratos denso, cohe- do, como interrogante sobre el pro- llas”, González Rodríguez remite a
rente en su extrañeza. Las voces y pio ser y el mundo. Es a la vez signo esa dimensión cada día menos des-
otras efímeras presencias, malignas o del paso del tiempo, desfamiliariza- conocida, más indecible, aunque
benéficas, que en otro universo lite- ción, re-vivencia de un vínculo afec- más gráfica, de la barbarie y reafir-
rario aparecerían como elementos tivo, percepción de las huellas que ma su convicción de que hemos de
fantásticos, son aquí indicios, o prue- dejan otras presencias en un mismo enfrentarla en todo su horror, como
bas de dimensiones de la vida que espacio. compromiso ético. Aquí confirma
han quedado opacadas o margina- Sueño y fantasma son también, también su confianza en la cultu-
das por el predominio de la racionali- como la memoria del viaje, del pasa- ra y la palabra contra la barbarie,
dad y el imperio de lo visual. do o del cuarto de hotel, material de aun cuando la cultura esté también
Sueños, fantasmas, imágenes escritura, fuente de creación. Las impregnada de mal. La escritura
difusas de cuartos de hotel adquie- teorías del sueño, del “oneirograma” como vehículo de memoria, preser-
ren, a través de la escritura, igual o del fantasma nos guían a través de vación del pasado y crónica del pre-
materialidad que los fragmentos un trayecto intelectual y afectivo que sente, como trazo de una “tragedia
de un pasado autobiográfico evo- culmina en la afirmación de la vida tan personal como colectiva”, es lo
cado desde la vigilia, el ensueño o como “ser para los otros”, y cobran que permite estar adentro de la vio-
las hondonadas oníricas. Si las imá- así un profundo sentido existencial lencia, vivirla y salir de ella.
genes de la infancia, la adolescen- y conceptual. No son meros diver- Afantasmado en su último ensa-
cia o la juventud del autor iluminan timentos ni elucubraciones de una yo, González Rodríguez sigue sien-
un mundo afectivo marcado por la mente lúdica. Lo que les da mayor do hoy una voz imprescindible para
pérdida y la resiliencia, constituyen consistencia, sin embargo, es su pensar nuestro tiempo. Con este
también un marco temporal en que estrecha relación con el acto de escri- libro nos invita también a abrir ima-
contrastan pasado y presente –de la bir. Escritura que es a la vez trazo, ginación y empatía a otros mundos
ciudad y del autor– y un conducto estilo, medio de reflexión y creación, y al mundo, concreto, de los otros. ~
fluido entre lo vivido y lo evocado, música, letra y silencio, memoria y
LUCÍA MELGAR es profesora,
entre las presencias perdidas y recu- anclaje en el presente. crítica cultural y doctora en
peradas, en la memoria y en las fisu- En el centro de este libro ima- literatura hispanoamericana por
ras del tiempo o de la realidad. La ginativo y memorioso, inserta entre la Universidad de Chicago.