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684990
© Biblioteca Nacional de España
BIBLIOTECA CL.ÁSICA
TOMO VIII
RECUERDOS
DE
. UN ANCIANO
POR EL EXCMO. SEXOR
MADRID
!. U [ S NA V AR RO, EDITOR
C,\U,E DE LA COLEGIATA, (j
I.
Siga la danza,
13aile el danzante
Y tenga paciencia el suplicante.
Ln fie1)re amarilla
Que reina en Granada
Se pasea en coche,
J\ntla por las plazas.
Estimado nmigo:
En esta letrilla
Voy i retratarte,
l La. /ieb?·e amarilla./
No la verdadera.
De esa no ha blu nada,
Sí sólo de aquella
Que reina en Granada.
Es más horrorosa
Quc una mala noche,
Y todos los dins
Se pasea e¡i coche.
Y terminaba:
(1) Ya los franc ·ses usan poco ó nada de lo. voz irameau, y lla·
man tí los espejos le salu glacus,
(1) Temo que me sea io.fiel h memoria, y_ que la~ eu~rad~s ¡le
llenu fuesen de 8.IJIJIJ rs.
(l) La reuniou <le las Córtes de Cádiz en U!lü, cuadro que existe
-en el Cougreso de los Diputados.
(l) La corte sólo llª' l\>a en Marlrio pocos r1ias fines á rl9 .Tnnio y
principios ,\e Julio al traslnclar.;c de Aranjuez á la Grnnja, y otros
pocos eu DicicmlJt•e al pasar del 1':$corial ó. Aranjuez. Pero á fines
de 18·Jo no quiso ni :iun entr~l.l" en 1Iadricl para la corta estancia de
invierno, y ·viniendo del Escor·ia\ procedió del puente rle Segovia
al de Toleclo, formando del uno al otto la tl'opa. Al te1·minar 1801.
cuando la causa famo.~a del Escoríal habia llevado el odio al Go·
bierno al último extremo, ni ánn se acercó ol Rey á Madrid y se fné
del Escorial á Arnujnez, cortando desde ia~ ventas de Alcorcon al
camino <le An·hlucia.
(j
1
Algo lrny csc;·ito de la guerra dc la In.dependencia, si
bien quizá no tan lo cuanto debe1•ia espernrsc, ó cuanto ea
otrn pueblo más fecundo en autores y lectores habrían
dado de sí acontecimientos tan graves y tan ricos en es-
cenas del más vivo empeño posible. Y cuando me arrojo
á decir que sólo es alg·o lo escl'ito ó lo publicado sobre las
cosas de aquellos di ns, hablo de Ja cantidad y no de la ca-
lidad, porque hay enlre Jo poco ob1·as de mérito, entl'e las
cuales descuella la hisloria del conde de Toreno, donde,
si hay fallas, abundan las pel'fecciones. Pero hay dos pun-
tos que son los principales para quien desea enterarse de
lo que fué aquella contienda, y de lo que eran aquellos dias
de que poco se ha tl'atado. Es el primero Ja consideracion
crHica y lllosófica del espÍl'itu de aquella contienda, donde
concurrieron con igual celo á un fin comun gentes de opi·
niones encontradas, presentando el total muy diversos as·
peclos, segun el lado pol' el cual era mirado, pudiendo
sólo juzgarlo del lodo quien atentamenle examinal'e las
Virgen de Atocha,
Dame la mano,
Que tienes puesta
La bandolera
Del rny Fernando.
Vi1·gen de Atocha,
Dame tu poder,
Pat·~ que al rey Fernando
Le traigas con bien.
(l)" De esto fu\ yo tos Ligo en una visita que hice al Escorial e~
Noviem1ire de 18118, de que tligo alg-o aqui mus adelante, y que he·
hablado por e:dcn>o en un folletiu del periódico CQ>T•D Naoiona~·
en 20 de Agosto de 18i0.
(1) Llegó á dudar de que lrnhiese sido tomado '.lfadrid por !los
franceses todo un Jovellanos. y eso que siendo de la Central sabía
las cosas de oficio. Asi filé que, hatJlaudo con D. José Piznrro (des-
pues célebre ministrn). y dicién<lolesste que habia.cusi visto entrnr
álos enemigos cuando él salia huyendo:-•Bim [dijo aquel varon
insigne. pero crédulo); pero ¿,no puede lialier suceditlo que al en-
trar los enemigos. un hombre singular, como algunos de aquellos
de que habla la histot·ia, haya conmovido ul pueblo excitándole á
levantarse, y contenido al vencedo1· eu el momento d~ su entrn-
da?-¡Ah! eso si pueúo ser, respondió el menos crédulo Pizar-
ra encogiéndose de llomliros. • El mi:imo Pizarro me contó este
lance. ·
de 1808 pedía cosa más viva que pone1• en pié aquel casi
cadáve1·. Cádiz, que envió un número muy crecido de vo-
luntarios á los ejé1•citos, quiso ademas que acudiese á la
campaña la un tanto nume!'osa fuel'za que la presidiaba~
y como plaza tan fue1·te no poclia quedaL' desamparada,
áun estando lejano el enemigo y cel'canos los amigos in-
gleses dominando los mares, discurrióse hacer un cuerpo
militar del vecindario. A formarle concurriei·on todos ale-
gremente y con celo. Nacieron al momento seis batallones
numerosos, cuatro de ellos remedo de la infantería de lí-
nea; dos de la ligeL·a. Volunta1·ios de Cádiz era su nombre~
á poco, y cabalmente por el suceso que voy aquí á nar-
rar, se le confüió pol' el Gobierno sup1·emo el ele volunta-
rios distinguidos; pero el uso comun era nomb1·arlos pol'
un apodo ó mole: el de guacanrnyos y cananeos. Cuad1·aba
á los primeros la calificacion del vistoso p~jaro de la zona
tór1·ida por la naturaleza de su uniforme, que era á imíta-
cion de los del ejército inglés; casaca encarnada, cuello,
vueltas y solapa veL"de con un ligero bordado en el pri-
mero, pantalon blanco y somhL·ero do picos, que as! se
decía el ánles por su figura dicho de tres picos, y hoy, po1·
atroz galicismo, hijo de crnsa ignorancia, dicho por algu.
nos españoles ti'icornio (!), y con más propiedad, si bien
(l) Es de arlvcrtir que lt>. voz i~la gaditana. n11n~11e nrny pro-
pia, ~úlo empez•i á ser mada entónc~s. AnteR l~ ciud~d de l'ádiz
no dab,) uomhre á la isla. y la poblacion. hoy ciud8d de San Fel'-
nando. era Hnm:11l;i is1a de Lc:on. cou el aditamento de Rcul. L:i
is\:1 g-eogrí<tlc.ci clividirla de la tierra ftrme por un brazo de mar,
.sobre el cual corre el puente de Suazo. no tenía nombre.
lado.
Pasó Cádiz un dia en poder de la plebe, pero la de Cá-
cliz, pot' fot·t1rna, con alguna rara excepcion, está exenta de
ferocidad. No peligi•aron las casas, ni en general las perso-
nas. Se gritaba, pero á nada se pt'occdia. En Lal situacion
cer1·ó la noche y vino con ella el sosiego.
En la nrnñ3na del nuevo dia aparecieron las cosas sin
(1) _Me acuerdo de que lo. seilora ele Bohl repetia cou cntusiat-
mo, mirándolo. como emblema ele nuestro alzam\e11to, la siguiente
decima, por ciert.o no falta de brío en la expi·csion ó en ol pensa-
miento, aunque incorrecta:
Nuestra espaiíola arrogancia
Sien1pre lla tenitto por punto
Acordarse de Sag·un to
Y no olvidará 1\umancia..
Franceses, idos á Francia,
Y dejadnos nuestra le¡¡,
Que. en tocando á Dios 11al1·sy
Y á nuestros pátrios hog-ares,
Todos somos militares,
Y formnmos una grey.
Aquí está compendiado el modo general de ver el levantamiento
del pueblo ospitñol pol" un aspecto de los varios que presentaba.
considerándole el único.
De estas doctrinas de sus padres. y más particularmente de su
madre, saca las suyas que con tanto celo sustenta la afamada no-
velista, hoy yiya, cuyo nombro en la república literaria es Fernan
Oabai/ero.
11.
g-udiel', q lle fné uno do los presos por el Conde. Pero otros teninn
.á su frente meros comallllantes, aur..quc do primera clase.
m.
Don Domingo Antonio de la Vega, cuya entrada en el'
gremio de Jos coojm·ados he citado mós al'riba y há poco,
declarándola suceso importante, era un hombre singular,
aunque ánlos y despues Lle los dias en que conlrilmyó más
con Slt nombre que con sus hechos al levantamiento cons-
titucional no fuese conocido sino en 1·educido recinto;
pel'O allí donde llegaha la fama de rn nombro, ora ésta á
tal punto diversa, qne á Jos ojos ele uno apat'eció si no
racfünlc poco ménos, y á los de ol.1·os cnbic1·ta de negra
sornhrn. Al quorer decidir hoy cuúl de !os tlos conceptos
en que et•a tenido merecía, sin ternei·íd:.Hl pueLle afirrnarse-
quc ni el uno ni el otl'O. Estaba poill·o, lo cual eea, si no
completa, á lo ménos fuerte prueba de que no halJia care-
cido de limpieza en su conducta en punto á dine!'os, por~·
que de taler1to pal'a ganarle no careci3, y Jo gaslado1• OO'
hahia pecaclo. Hubo, pues, de consistiL' su clcsconccpto
en que tenía mala conclicion, siendo por demas discolo,.
maldiciente y doscontenlsclizo, y dado :í satisfacer su afi-
cion á ofcndci· á las gen Les por varias clases de medios.
Y en cuanto ú quienes lcnian fol'maclo allo conceplo de su
merecimiento, se fundaban en su antiguo y ccnocido
apego á la cansa apellidad3 ele la libertar!, y más digna ele
IV.
{l) Por aquellos dins fué comunicada uno. Real 6rden supuesta,
mandando poner en pié y entrai· en SArvicio activo las milicias
provinciales. De dóncle salió, y cuál fin llevab!J, fal fraude. no creo
que se haya sabido, pues de los conjurados no rué ni podia ser.
porque en lns milicias más contrarios t()níamos que amigos. Lo
ciorto os que el Gobierno se indignó. y en lo. G~1.ceta expresó su in•
dignacion en nuevas y verdaderas Reo.les órc!enes, mandando nv~·
riguar el origen de un hecho en que vela un peligro. De esto se
·habló mucho; no entre nosotrns. atentas >imayor cuidado. Mi acom
pañante. más enterado de ello que de nueS'•rO n~gocio, me dijo
pues, que al figurarse q11e yo me tapab~ muc~10, recoló si saría rlo
los implicados on la cD.i¡~a maudílr.ill fQrwar ~Q bre el Munto de la!S
milicia~ ~rovfocialei_.
EL iO DE MAnzo DE CADlZ.
ll.
11.
(l) En una excursion <le unos dias que 11ice á An dalucía á fines
de Febrero do 18~3. como hiciese noche en An<l1'1jar la t\iligenci:J. en
que yo iba y se s upiese Sel" yo uno de los pasajeros, me envió una ui-
putacion la sociedad. do nquella ciudad. la cual, sin se1· capitnl.
la tenia. así como Ecija, poi· s er pol)lacion crecida y rica. Pero fué
grande mi extrnneZ<l al ve1·al frente de los que me conYidaban al
vicario, á quien yo por casualiclad conocia por haber viajado con el
en silh1 ele posta !lasta Madrid en 1817, y porciue en el Yiajo, ha-
blando de un ollispo <le Jaen que lrnhla sido liberal en 1813, se ex-
presó el buen eclesi.istico en téi·müios r¡ue le declaralxin tan le-
jano de se1· constitucional, cnanto cabe. Pero el pobre señor cedia
á las circuns tancias, como otrns de su clase y o¡iinionas. Por su-
pue~to, fui yo á la socie¡lad y hablé como en E cija, No era por
cierto peligTosa al órden 1•ú1)lico aquella reu11io11, pnes era solo
inocente, daudo á esta palullrn lus yarias acepciones ¡¡ue es cow.uo
darle.
{l) En los al'tículos cuyo titulo es: Cómo cae ui. mal Gobie1·11a.
Al escribirlo que v« nl'l'iJrn. difccil es no fropezaren uno de dos
escollos: ó el c"ie repetil' lo dicho en otro lugar, ó el de citarme á
mi propio apnreciendo ¡irc,Sllmitlo.
(2) EnLre ot,rns, lHt!Jíaapadrinado á pt•incipios de 1821 aldespues
famoso Dessieres. c¡ue había silla condenado á mue1·te en Barcelona
por tener parle cu una conjurncion ro¡JUl1lica1rn. NÓ fué, como
es notorio, ejecutnda la seatencia, empeñándose los más ardoro-
sos y extremados lilJerales por salvar al que estimaban au caro
berruano, el cuul vino á se1· campean del ab~olutismo.
II.
dominio, y las Córtes ei·an mi1s que son hoy lo que á todos
los sucesos daba colo!' é impulso, áun cuando las Córles
mismas, como el Minislet'io, h~1bian venido á sel' poco m:is
que ejecutol'es de lo que disponian las sociedades secro-
t:is, ó digamos de lo que diclaba los m~s antigua d9 estas,
sii'viéndole hasta entóoccs 13 novel de auxiliar, si bien no
de buena voluntad, y teniendo que contentarse con censu-
rar á algunos de Jos miembrns de aquel cuerpu, pero res-
petando a\ cuerpo enlern, á lo ménos en público, mién-
f\•as en babliJfas ó en sus coneilinbulos le za heria y tiraba
á desconceplual'le.
Abiertas las Córtes extraonlinai·ias, el primer paso do
estas, de alguna, bien que no g1·ande impo1·tancia, fué
elegir el que babia de set' presidente dlll·ante el prime1·
mes de la recicn comenzada legislaturn. Aqui resultó la
votacion hecl1a con arreglo al espidt"u de los pal'lidos po·
Jít.icos antiguos y no con el que comenzaba á animar á las
dos sociedades hasta eonvertir su rivalidad en guerra;
pues los de una y olrn sociedad scct·cta conocidos por se1•
exaltados se declararon por el candidato que tl'iunfó, el
cual era comune1•0, mientras otrns de la sociedad antigua
ánlcs y áun enlónces moderndos, votarnn con la minoría
casi constituida en oposicíon al novel Ministel'io.
Entretanto, los gobiernos supremos ocultos se ihan p1·e-
parando á hostilizarse, pero con timidez y hasta con vací~
lacion, no sin disimulo, pc1·0 más engañandose á si pro-
pios, á lo m(:nos en los primerns tiempos, que prncedieodo
con doblez ó enculn•iendo con apariencias de amistad 6
de indiferencia afectos de odio y pl'Opósito de empr}ñar
una lid en viendo para ello ocasion oportuna.
En los debates y áun en los votos de las Córles exlraor·
dinarias (~Onlinuó por algunos afas, Ó, digamos, COffiO dos
meses; se vió lo que se habia visto al elegir el p1•esidenLa
del primer mes. El l\liniste1·io vein e otra Jos que le hacia
oposicion, si no violenta, decla.rada, á no pocos de la misma.
m.
(I} E~to elurlia á <rue E l z14~·;·frig(1 1 una de cuya~ mallas era po~
uer n0mi)t'~i' .1e buda á pe ;·souas conocíc.las, llc:na\Ja al ministro-
dc ~\lur;na Capáz el incapt,z.
(\) I'Ql' aquel tiempo conh'l17.aron :í salir ii. luz unas cartas que
se decían del c ompa<lt·,~ <le¡;¡ 7,w···i<i.Qü. en las cn~les se hacía
8Cl'
crn1la g-nm·ra á os te pm·i:\ :lico ~~ :i t o:·1n la socieda:: eomunc:::a. Es-
t.alinn csc1·itas en buen r.:'ltilo, y .ahnn¡lalrn.n en ch :stcs. rnueltus lle
ele eHo.s tl r. 1H1cn:n lcj~. Su autor (por un0s pocos diu~ ig-nUr:ld V) era
11n D. Cb1hriel G:irci;1~ cinc h~1bin sido ücl ay untnmient,v ,le \í~lliríd,
y señalándose iwr una d efensa lle Goifilcu, qu e l~ n1r.t·3r:i6 injustas
censuras, y el mismo qu~ en 183G. rlc·s¡mes del snceM rle la Gran-
j a , fué subs~-C!'et.ario de Estallo. fllucl1 v i:H~om.odo.ron ú los co!nu-
ncr0s las tales cartas, ele que lloy apeuas ltal1rá qu\cu se acuerde.
fo) E\ t0mo á que se ref¡crc' e s "l c1ro pilo.1\o por el oficial mayo
del C(J lli'Yfe~ o D. Fra~1ds~:o. _-\..rg·•)(>! ~l[J .:.:. q11e pur acuerdo de la Co
mi s bn de g obierno ir1tunor u~ Jid•o CL¡Qrpo, fue liublicndv ea.
H;s.
pnes, que salit' de palacio. sin logrnr el fin parn qne llabia entrado,
con grao dolot· mio y no nrnnot· de rni padre, el cual, no obstante
su g-ra~ tale~to y se.he r, daba ¡n1portanda á t:.:.les meuudenc.ias4
Cuutro afias despueo, ele Real orden cayeron las coletas, y el Rey
mismo sacl'if.có la suya. Citú)m~~ como prue1J,1 de la extremada
privanza del p'ríncípe de la. Pu~ que hubiese logrado de au Sobe-
rano ta.Ll!acrificio.
(!) No há mucho lrn ~nlído á lnz unn olJnc p<>~tnma rle este nn-
tor, titnlntla. Y ·i,1je ¿, lns C!fr'e:~. pOL' D. Joaquin Lore1)zO 'Villanl1eva,
trabajo cllya pllhli~acion es de aquella:; imprudeucins c¡uc suele
oomete1· un amor vivo y res¡Jetuosu, pero cieg·o, á Ja m~moi-ia d~
un difunto. En verdad la tal o IJci lla no sólo rd1aja, y no poco. el
mérito del autor, y en este el dei ll.on::bte. poi· mas de un título.
n.
De muchos a~ nnestros compatriotas que nunca lwn pi.
sado el sucio de la Gl'an Ilrctnüa es conociclo el nomb1·c
de Sorners To''"'° como el <le una a!Jreyiacla Espafia cous-
titucíonal, que hizo la!, con su residencia alli, una ~ran
parle de los dcslerrados españoles, de los Cl1ales pocos
viven hoy para consen·ar de ella memot·ia, pero de que se
conserva 110 poca pot' ti·ansmision de padres ú liijos, y de
nncianos ú amigos, cuyos dcscondicnLe5 exi~tcn y rot'm8n
buena porcicn de la gcneracion ¡wesentc. Es Sornci·s Town
un kwrfo pequeño, al cual divide del casco de la ~glome~
racion de ca.~as que hoy y há mucho conslituye el como
ilcntro de lo ll8rnado Lónclt·cs un camino ó ealle, pues ele
~unu;1s eos:1s trnne, y carnina nuevo {J.\'en; road) se llama,
y <le tal le dan asp!~clo las casas, que torlns Licncn delante
l'Cclucidos ja!'l!incs en vez de formar la calle sus paredes,
pero que, por la exlension qnP- va teniendo, y áun por la
que tienen há Y8 l~l'go tiempo la metrópoli del imperio
brfümico, ealle ~·ieue á ser, á ambos lados lle la cual hay
m.
La expedirion destinada á dm· lihcrlad á Egpañn, que
hacia ílnes ele Junio ele -1830 se preparó en Lón(l!'es, y cuya
primera terminacion (porque bien puede decirse que la
tuvo segunda, y fllneslísinrn) no pn:;ú de la corriente del
Támesis, es una prneba dolorosa, entre otras urnclrns, ele!
extremo ~ qnr, precipitan 3 !10n1bres do enlenLlirniento y
áun dr, prudencia de8vnriadns ilusiones nnciclas del entu-
siasmo, y la impaciencia de h desdicha. En ef8cto; en
:i.quclla expedicion iban he1·manadas la falta da socrelo con
la cortedad de medios, tle sne1·te qlie fallaban las condi-
ciones p~ra que pudiese tener un éxito siq11ic1·a mccliana-
rnenle satisfactorio. Un golpe dado do ¡ironlo é ine8perado
suele salir bien, ó si no ll1nto, llega ú t.cn€r aignn erecto,
ú punto de dejar por mayor ú rneno1· plazo d11i!osas sus re-
sullas. Napoleon mismo, con ser todo 1111 Napoleon, no ha-
bria enl.t•ado en Paris y tornado de nuevo µos~síon del t.ro-
no imperial á los veinte rfüs ele lrnbcr dcscrnbnrcado en
C:rnnes al frente ele múnos de mil homlH"cs, si hubiese ha-
bido noticias ele t¡ne eslaba prep:ir:indosc en la i~la de
Elba á inva,Jir ú Francia. Y llnl'a clesccndc!' de lo muy
grande á lo muy pcquefio, en '18':H· había sido ocupada
Tal'ifa poi· una cocta poccion de hombl'es atTojaclos, cabal-
mo11te porque nadie podía sospcchm· tal exceso de atrevi-
miento, cual era el de lanz.arsd con tan naco poder á resta-
blecer en España la ConstitlicioH enlúnces recion caida.
Por otro lado, la expedicion del pdncipe de Orang~, des-
pues Guillcl'triO IIl do In¡;laloera, pat'a anehatar el ceti•o de
manos de sn suegro Jacollo Il, rué llevada adelante con harta
publicidad; pcrn cl'a de lai podN', que, :íun viéndola venir,
no alcanzaban á malogl'al'la los ¡mlpal'a~i vos hccl.los pa1·a
lV,
En hrnve foé suprimida lu. sexta clase, po1·que ~e conside l'Ó que
190 1'ealee: al mes era poc(I áun p arn pobres,}' Lo~ <JLIC lacumponiau
pasaron U la quin tu..
Para calla m nj31• pr;')pÍ~\ ó J'l:l!'ie nta m{1s c.cn:i'lna y llepenüicnte
d el socorrido. recii)Ü\ ésre (~..:!s li~wa~ esi~ rlinns ó lüO ri.'a lt~ s, y por
cadll hi jo un>t lil11·a ó ~15 males, pero con tal qne el tot al d el socorro
no p:lsase 11~ 011co li1n·a~ al lncs (LiH3 rcalc'::). que fnéeln1áxín1um.
P or l os hljos na~iüos en lng·l 1tt.c1Tü de in~tt:·iinoni ::-Ja r ~ fngia!"l cs
nrul a se da1)ü, porque c rnn_ ingíe~~s. y ~crno hües tcnian derecho á
sei· so:.::orritlos 1iu r la ley d e pot.~·cs.
Estos crnu l os a1ni1io8 que d~b a el Go1Jicrno. Las <le los comit<'s
variahnn.
{'.!) EL !anee q u e d ió :l. notar la r~n·~~~:-t i1e lL'lhlnl':se de eslar 1'tfu-
selina entre l o::; literatos. fLté el s ;¿uiénte: Era n1nígo íntimo l!el
fan1oso Sr. :Manuel Ga~'.Cia . padre de la tnuy a t'e:nn~ul :_l )frtU t)l'i1!1 , y
por empellas de éste. que á la sazon t c,1':c cierto influjo en Lúndr rs
como Lábil rrult!SLr o llu inúsica. fcé c olo cfüto l.!nlr¡: Lo~ :=ocorrill o~.
como llclúa serlo , no atendiendo ú sn ca:.e¡~·orín. llil'í l.· il üc $~flalur.,
sino i tacan Edad qne s~ des~ al1 n. qne !?Ci bie$e. l a er:.-tl ern. llc L!'CS
librns estel'liuas, ósea sobre '"285 rcrtles inens:.w. k s . En un clia rl~
cobl';rnza fué JIL1selina co n los demas que reciilian am:ilios al lugar
d onde estos s e distrilnüan. Gonw al n1úrgcn c1e la lista dehia cad a
cual pon er r ecíbí1 :y uHadir ~u ii:·llnt, Cl, que no s~1bia escribir n i
áun leer. dijo ú uno q u e ..:;.st ub u cer c-a:- .:zQi~i~c <Js (J 170•1 1i a.!,·í If,i ;1.0:-n-
bnJ duna (!l"l'j?-iEn qu.d dctse e.~,/1, v. ~·tcd ? l~ prcg-Lu:tó aqu.el á quien
:pidió el fayor, pronto á co mplucerb .~Yo -no ;;J" ~ue c/<1.oe (dijo
Muselina); pBrO ~nk<! lúz q«e cub,·rm &·1·ee liún{j ~stoy ya.• F llC el utr()
(1) Or.urri6 snbre e~t·· un lance chist%o 6 como T0p re~ nlias de Jcg
de :\Jina. Entre 10.5 a;,;rcnt.es üe Torrijas lo eni entóJl C ~~ tlll P:iri.";.
muy activo. el :·t la Sft.Zf•Il coronel ó brignd:cr ::viiniussit, h81'~11,r:u10
político del dcf"'.;dicl1ado g-en1~r;:t.l. A_ un pa l'cial de 1\Iínn, que hnbl ri n ~
do con varios f:·anc¡·ses l ns halló prncr.upa ,:os r.on l a idea rle qne el
ex-guerl'illero na va1·1·0 ob t-!~l¿cb al infln.jo ing lás: se l e ocn1•rió citar
el hecho de <)Ue Minnissfr haiiia e8tudo en la batalla de \YaL~dóo.
doudese portó con bi~urria.-<.Yo h!lbi-.}:sido co" 1Yellin7ton , dije-
ron los francc>cs.-Sí, con "\Vellington estuvo,. dijo. y riijo ver-
dad el parcrnl de ~Iiua. B"~t ,.:. es to para alejar ele trato con \lilrn jg.
· sir ú. l os Í!'<ln c 1,;.s~ s . llUe nl.i!·ar\.10 como culpa lo qne no lo e1·a.. Por
·fortuua de Tur~·ijus, l-enlu r.:;ste otro uego-:.:Ldor en D. Ignacio Lo-
;pei l'int•J, muy q ucri,\o d~ Lafuyelta.
FIN.