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Psicología / Relaciones
Publicado el 17/05/15 11:20
¿Puede un cristiano sentirse deprimido? ¿Es pecado la depresión? ¿Por qué esta
moderna plaga emocional afecta a tantas personas, incluidos creyentes consagrados y
maduros en la fe? ¿No es Cristo el mejor médico y la oración la mejor terapia?
Estas preguntas, muy frecuentes, reflejan la inquietud de bastantes creyentes. Para ellos
es difícil entender cómo una persona con fe en Cristo puede atravesar tiempos de
depresión, agotamiento o sequía espiritual.
Se les hace difícil conciliar la exhortación de Pablo «estad siempre gozosos» con la
realidad de hombres y mujeres de fe sufriendo una depresión.
Aun mayor perplejidad sienten cuando el problema afecta a los líderes espirituales, los
pastores de la iglesia.
Para empezar, es difícil encontrar en toda la Biblia un solo personaje que no haya
atravesado la angostura del valle o la oscuridad del túnel. Unas veces fue en forma de
depresión (Elías en 1 R. 19:1-18; Jeremías, ver Jer. 20). Otras veces en forma de duda
(Habacuc, Juan el Bautista); casi siempre con profundas experiencias de soledad y
frustración (David, Pablo).
Al descubrir esta larga lista de héroes de la fe pasando por duras pruebas emocionales,
nuestros ojos se abren a una conclusión realista: estos hombres y mujeres fueron gigantes
en la fe, sí, pero también hombres de carne y hueso «sujetos a pasiones (sufrimientos)
semejantes a las nuestras» (Stg. 5:17).
Dios permite sombras en sus mejores instrumentos para que solo su nombre
resplandezca. La depresión se presenta, por tanto, con mucha naturalidad en la Biblia.
Y dijo Moisés a Dios: ¿Por qué tratas mal a tu siervo? y ¿por qué no he hallado gracia en tus ojos, que
has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? ...No puedo yo solo soportar a todo este pueblo que
me es pesado en demasía. Si vas a tratarme así, yo ruego que me des muerte, si he hallado gracia a tus
Síntomas de la depresión
Veamos, en primer lugar, qué le pasaba a Moisés ya que los síntomas de su depresión
son frecuentes y ayudarán al lector a identificarse con la tribulación de Moisés.
En una etapa inicial Moisés interpela a Dios y parece que le pide cuentas por su forma de
actuar, incluso le reprocha que le llamara a esta tarea. Abundan los «por qué» que reflejan
la protesta y la confusión del gran líder. Hasta cinco preguntas le formula Moisés a Dios,
preguntas con un contenido netamente depresivo. Observemos cómo se siente
perjudicado y maltratado, sentimientos típicos de la depresión cuando la mente distorsiona
los hechos, tal como veremos después, y ve la realidad mucho peor de lo que es.
Moisés necesita verter libremente todo lo que hay en su corazón. Es una protesta
terapéutica porque la libre expresión de pensamientos y emociones tiene un notable efecto
liberador. Es como una descarga del peso que le oprime. Moisés no puede contenerse.
Necesita vaciar el enojo y la frustración contenidos en su corazón. Las palabras de Moisés,
y sobre todo su forma y tono, revelan irritabilidad, otro síntoma habitual en la depresión. Es
llamativo que Moisés, considerado «el hombre más manso de toda la tierra» (Nm. 12:3)
llegue a este extremo de irritabilidad. El hastío y las palabras duras, casi agresivas, contra
el pueblo, nos revelan a un hombre cansado, decepcionado, sin fuerzas para seguir
adelante.
Moisés deja entrever el deseo de abandonarlo todo. Hoy diríamos que le presenta su
dimisión a Dios! Sin embargo en el versículo siguiente la descarga emocional empieza a
dar sus frutos y ya es capaz de articular una queja más razonada y concreta: «¿De dónde
conseguiré yo carne para todo este pueblo?» (Nm. 11:13)
Observamos, por tanto, cómo Moisés tiene una gran necesidad de vaciar su corazón,
presentarle a Dios sus cargas. No podemos, sin embargo, omitir un hecho importante:
Moisés no se queja de o contra Dios, sino a Dios. Aun en medio de su depresión, le habla
a Dios desde una posición de sumisión y lealtad. No es pecado decirle a Dios cómo nos
sentimos, aunque nuestra protesta sea tan enérgica como la de Moisés. El pecado radica
más bien en la amargura de corazón acumulada tras meses o años de silencio. Silenciar
nuestras cargas y dudas es un excelente caldo de cultivo para las crisis de fe.
La crisis va in crescendo hasta culminar en Nm. 11:15 con las ideas de muerte: «Yo te
ruego que me des muerte».
Es un proceso que tiene su lógica. Las ideas de fracaso, de inutilidad e incluso de culpa
injustificada llevan a Moisés a sentirse como en un callejón sin salida en el que sólo la
muerte parece una liberación. Primero, Moisés dirigió su hostilidad (queja) contra Dios;
luego, contra el pueblo, y termina contra sí mismo. La tensión se había hecho insoportable.
Moisés ha perdido su autoestima, hecho clave en toda depresión, y ello conlleva la pérdida
de esperanza. Ante esta situación la única salida que ve es la muerte. Puesto que no hay
luz por ninguna parte, lo mejor es desaparecer. Moisés no veía ninguna salida a su túnel.
Algunas personas con depresión grave pueden tener una experiencia similar a la de
Moisés en cuanto al deseo de morirse. No olvidemos, en estos casos, que las ideas de
suicidio en la depresión son la consecuencia de una mente que, enferma, es incapaz de
pensar nada positivo. En este punto empezamos a entender que la depresión es, muchas
veces, una verdadera enfermedad que afecta a la mente, los sentimientos e incluso la
voluntad de la persona.
Ahí tenemos, deprimido y sin esperanza, al siervo a quien Dios había confiado una misión
muy especial: conducir al pueblo por el desierto, un desierto tan literal como metafórico. La
desobediencia del pueblo había agotado la paciencia y la capacidad de resistencia de
Moisés hasta llevarle a una depresión profunda.
La respuesta de Dios
Llegados a este punto debemos examinar un aspecto crucial del pasaje que es también
clave para un adecuado tratamiento del deprimido: ¿Cómo actúa Dios? Veamos la
respuesta que le da a Moisés:
Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus
principales. Y tráelos a la puerta del Tabernáculo y esperen allí contigo. Y yo descenderé y hablaré allí
contigo y tomaré del espíritu que está en ti y pondré en ellos. Y llevarán contigo la carga del pueblo, y no
Comprensión
Dios no censura a Moisés por su depresión ni le trata ásperamente; ni una palabra
de reproche sale de la boca del Señor. La comprensión sustituye a la reprensión.
Dios se nos presenta como maestro de la simpatía hacia el atribulado. Lo que menos
necesitaba Moisés en aquel momento eran palabras de reproche. A nosotros,
humanamente, nos podría parecer que Moisés merecía algún tipo de corrección. Pero el
«Señor es lento para la ira y grande en misericordia» (Sal. 86:15).
Esta respuesta de Dios constituye una iluminadora advertencia para los que se
apresuran a emitir juicios condenatorios o gestos de desaprobación cuando ven a
un hermano como «caña cascada o pábilo que humea» (Is. 42:3). Si queremos
parecernos a nuestro Maestro, haremos bien en imitarle: la misericordia, la
comprensión y la simpatía deben abundar mucho más que el juicio severo, la
reprensión o la condenación hacia el que sufre.
Ayuda práctica
Dios provee una salida. La respuesta de Dios no se limita a comprender a su siervo
deprimido, sino que es sumamente práctica.
Le proporciona la ayuda más asequible para que Moisés pueda salir de la depresión. El
estado emocional de Moisés era muy parecido a una ciudad asediada por el enemigo. Lo
más urgente es encontrar una salida que alivie este cerco.
Dios no cambió a Moisés por otro líder ni siquiera le dió oportunidad para un tiempo de
descanso. El pueblo siguió siendo conflictivo; el peso de la dirección seguía estando allí.
Pero algo muy importante sí cambió: Dios le dio la salida precisa, le proporcionó los
instrumentos adecuados para afrontar la situación: «Setenta ancianos del pueblo llevarán
la carga contigo y no la llevarás tú solo». Dios provee la salida adecuada en el momento
adecuado.
Por otro lado, ¡Dios no podía insuflar un espíritu alicaído y débil en los otros ancianos! La
lógica de Dios se hace aplastante: «Moisés, sigo creyendo y confiando en ti» es el
mensaje claro que Dios le transmite con su decisión. Moisés estaba en depresión, pero era
capaz de entender este mensaje: «si Dios toma de mi espíritu para darlo a otros, señal de
que no debo ser tan desastre...».
El trato amoroso y delicado de Dios surtió efecto. Moisés pudo salir del valle oscuro de la
depresión. Los acontecimientos posteriores de su vida nos muestran que esta crisis no fue
estéril. Sin duda Moisés pudo aprender valiosas lecciones de esta dolorosa experiencia. El
autor de Hebreos (He. 11:26-27) nos revela dos de los grandes secretos de la fe de
Moisés:
Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca de la depresión? ¿Cómo puede un cristiano vencer la
depresión?"
La Biblia nos dice que estemos llenos de gozo y alabanza (Filipenses 4:4; Romanos 15:11), así que
aparentemente Dios propone que vivamos vidas con gozo. Esto no es fácil para alguien que atraviesa
por una situación depresiva, pero ésta puede mejorar a través de los dones de Dios en la oración,
estudios bíblicos y su aplicación, grupos de soporte, grupos en casas, compañerismo con otros
creyentes, confesión, perdón y consejería. Debemos hacer un esfuerzo consciente para no estar
absortos en nosotros mismos, sino más bien dirigir nuestros esfuerzos al exterior. Los sentimientos
de depresión con frecuencia pueden resolverse cuando el que sufre quita la atención de sí mismo y la
pone en Cristo y los demás.
La depresión clínica es una condición física que debe ser diagnosticada por un médico especialista.
No es causada por circunstancias desafortunadas de la vida, ni los síntomas pueden ser aliviados por
voluntad propia. Contrariamente a lo que algunos creen en la comunidad cristiana, la depresión
clínica no siempre es causada por el pecado. En ocasiones la depresión puede ser un desorden que
necesita ser tratado con medicamentos y/o consejería. Desde luego, Dios es capaz de curar cualquier
enfermedad o desorden; sin embargo, en algunos casos, el consultar a un doctor por una depresión,
no es diferente al acudir a un médico por una herida.
Hay algunas cosas que pueden hacer quienes sufren de depresión, para aliviar su ansiedad. Deben
asegurarse de estar firmes en la Palabra, aún cuando no sientan deseos de hacerlo. Las emociones
pueden confundirnos, pero la Palabra de Dios permanece firme e inmutable. Debemos mantener
firme también nuestra fe en Dios, y acercarnos aún más a Él cuando pasemos por tribulaciones y
tentaciones. La Biblia nos dice que Dios nunca permitirá en nuestras vidas, aquellas tentaciones que
estén más allá de nuestra capacidad para manejarlas (1 Corintios 10:13). Aunque el estar deprimido
no es pecado, el cristiano sí es responsable de la manera cómo responda a la aflicción, incluyendo el
obtener la ayuda profesional que necesite. “Así que, ofrezcamos siempre a Dios por medio de Él,
sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesen su nombre” (Hebreos 13:15).
Parte 1 de 4: Identifica tu autoestima
1.
1
Aprende sobre la autoestima. La autoestima, o lo que opinamos sobre
nosotros, es un aspecto importante de nuestro bienestar emocional. Una
autoestima elevada implica que nos amamos y nos aceptamos de la forma que
somos, y que solemos sentirnos satisfechos la mayor parte del tiempo. Una
baja autoestima implica que no estamos felices con nuestra forma de ser.
El Centre for Clinical Interventions describe a las personas con baja autoestima
como personas que tienen “creencias negativas básicas profundamente
arraigadas sobre ellas mismas y sobre el tipo de persona que son. Ellas suelen
considerar estas creencias como hechos o verdades sobre su identidad”.[1]
Por lo general, la baja autoestima que no recibe tratamiento puede provocar
problemas para toda la vida, como ser la víctima de relaciones abusivas,
sentirse cohibido constantemente y sentir tanto miedo al fracaso que ni siquiera
tratan de fijarse metas.[2]
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2.
2
Evalúa tu autoestima. Saber que tienes una baja autoestima es el primer paso
para mejorar y superar ese hábito mental.[3] Puedes tener una baja autoestima
si tienes pensamientos negativos sobre tu persona. Estos pensamientos
pueden girar en torno a un rasgo específico (como tu peso o tu imagen
corporal) o pueden comprender muchas áreas de tu vida, tu carrera y tus
relaciones.
3.
3
Escucha a tu voz interior. Cuando tengas pensamientos sobre tu persona,
determina si son positivos o negativos. Si tienes problemas para evaluar esto o
para notar un patrón, trata de anotar los pensamientos que tienes a diario sobre
tu persona por unos días o una semana. Luego revisa los enunciados para
identificar patrones o tendencias.
4.
4
Investiga cuál es la fuente de tu baja autoestima. [6] Nadie nace con baja
autoestima; por lo general, esta se desarrolla desde la niñez a causa de
necesidades no satisfechas, comentarios negativos de otras personas o
eventos negativos importantes en tu vida. Conocer la fuente de tus problemas
de autoestima puede ayudarte a superarlos.
5.
5
Fíjate una meta para mejorar tu autoestima. La clave para mejorar tu
autoestima es convertir tu voz interior negativa y crítica en una positiva y
alentadora. Básicamente, tendrás que decidir esforzarte para transformar la
manera en la que piensas sobre tu persona. Fijarte una meta inicial para ser
más positivo sobre tu persona te encaminará para que desarrolles una mayor
autoconfianza.
Por ejemplo, tu meta puede ser “Seré más positivo sobre mi persona y me
hablaré como a un amigo, en lugar de un enemigo”.
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Enumera en una lista tus atributos positivos. Enfócate en los aspectos de tu
persona que te gustan para hacerte recordar que hay más cosas sobre ti, no
solo los pensamientos negativos en los que se enfoca tu voz interior. Felicítate
por tus logros sin cuestionarlos.[7]
Las personas con una autoestima más elevada pueden aceptar que tienen
atributos positivos, incluso si no son perfectos.[8]
Coloca tu lista en un lugar visible, como el espejo de tu baño, y mírala a diario.
Puedes agregarle más atributos conforme tu voz interior se vuelva más
positiva.
2.
2
Escribe un diario de pensamientos positivos. Anota tus logros, los
cumplidos que te hacen las personas y los buenos pensamientos que tengas
sobre tu persona. Si bien es probable que los pensamientos negativos no
desaparezcan por completo, pasar más tiempo enfocado en lo positivo
mejorará tus sentimientos generales de valor propio.[9]
Escribir un diario puede ser una herramienta poderosa que permita controlar tu
dialogo interior y mejorar tu autoestima.[10]
Trata de hacer que tu diario de pensamientos positivos se oponga a tus
pensamientos interiores negativos habituales. Por ejemplo, si por lo general te
insultarías por no expresar tu opinión sobre algo, asegúrate de anotar las veces
en las que sí te expresas.
3.
3
Usa tu diario para fijarte metas. Puedes fijarte metas para mejorar tu persona
sin esperar la perfección en cada aspecto de tu vida. Tus metas deben ser
claras y específicas, pero bríndate algo de flexibilidad para ser imperfecto.
Por ejemplo, en lugar de decir “Siempre hablaré en contra de las personas que
difunden la discriminación y el odio”, podrías fijarte una meta como “Haré mi
mejor esfuerzo para oponerme calmadamente a las ideas de las personas que
difunden la discriminación y el odio”.
En lugar de decir “Nunca más consumiré azúcar y bajaré 13 kg (30 lb)”, tu meta
podría ser “Me esforzaré para vivir un estilo de vida más saludable
consumiendo alimentos más sanos y haciendo más ejercicio”.
4.
4
Perdónate por no ser perfecto. Recuerda que eres humano al igual que los
demás. No tienes que ser perfecto para tener una autoestima elevada.[11] Si
puedes aceptarte tal y como eres, incluso si estás tratando de mejorar en
algunas áreas, tendrás una autoestima mucho más elevada.
Crea un mantra para ti mismo, como “Está bien, de todas formas soy
asombroso”.
Por ejemplo, si perdiste los estribos y le gritaste a tu hijo en el parque, puedes
decirte a ti mismo “No soy perfecto y me esforzaré para mantener mis
emociones bajo control. Me disculparé con mi hijo por gritarle y le explicaré
porqué me molesté. Está bien, de todas formas soy una mamá grandiosa”.
5.
5
Busca orientación. Si sientes que no podrás mejorar tu autoestima por tu
cuenta o si te molestaste mucho cuando explorabas las causas de tu baja
autoestima, puedes acudir a un terapeuta que pueda ayudarte a identificar y
lidiar con las causas de tus problemas de autoestima.[12]
La terapia cognitivo conductual es un enfoque que tratará tus pensamientos
negativos automáticos sobre tu persona y te enseñará cómo lidiar con tus
emociones de una forma saludable.[13]
En los casos de los problemas de autoestima más complejos, una terapia
psicodinámica más profunda puede ser una mejor opción para tratar las causas
de tus problemas.[14]
6.
6
Participa en obras caritativas. Muchas personas empiezan a sentirse mejor
consigo mismas cuando contribuyen con una causa no relacionada con sus
propias necesidades. Hacer trabajo voluntario para una organización benéfica
ayuda tanto al voluntario como a los beneficiados por la ayuda caritativa, ¡todos
ganan![15]
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1
Reserva algo de tiempo para tu cuidado personal. Puede ser difícil
reservarte un tiempo para ti, pero tomar un tiempo para hacer cosas que te
hacen sentir relajado y feliz puede aumentar tu autoestima y tu productividad
en el trabajo y en la casa.
2.
2
Rodéate de personas positivas. Si hay influencias negativas en tu vida que te
hacen sentir mal contigo mismo, trata de reducir o eliminar el tiempo que pasas
con ellas. En lugar de ello, incluye en tu vida a personas que sean positivas y
que refuercen tus pensamientos positivos sobre tu persona.
Hacer que tus seres queridos sepan sobre tu esfuerzo por aumentar tu
autoestima los incentivará a actuar como un sistema de apoyo para ti.
Puedes decirle a tus amigos cercanos o a tus familiares algo como “Estoy
esforzándome para aumentar mi autoestima. Puedes ayudarme señalando los
momentos en los que digo algo negativo sobre mi persona, de esta forma
estaré más consciente de mi negatividad”.
3.
3
Come una dieta saludable. Elegir alimentos más nutritivos y con menos
azúcares y grasas puede aumentar tu energía, reducir los bajones de azúcar y
mejorar tu salud general.
Evita las dietas de moda y opta por consumir alimentos integrales muy poco
procesados.
Evita los alimentos como las barras de caramelo, las gaseosas, los bizcochos,
las donas y los pasteles, los cuales causan considerables pérdidas de energía
y posibles dolores de cabeza, no ofrecen nutrientes, pueden provocar
enfermedades y aportan calorías adicionales.
Come más frutas, vegetales, carnes magras y legumbres. Piensa en ellos como
energía para todo el día y nutrientes abundantes para tu cuerpo, los cuales te
permitirán seguir el ritmo de tu trabajo y tus hijos, proteger tu cuerpo contra
enfermedades y extender tu vida para que puedas disfrutar más tiempo con tu
familia.
4.
4
Ejercítate más. Incluso si ir a un gimnasio no es una opción, una rápida
caminata suele ser todo lo que necesitas para moverte más y mejorar tu salud.
Un poco de ejercicio puede darte más energía, hacerte sentir mejor y ayudarte
a mejorar tu sistema inmunológico.
5
Dedica algo de tiempo a tu higiene personal y a tu apariencia. Si
reflexionas sobre tu apariencia personal y le dedicas tiempo seleccionado la
ropa que te hace sentir seguro y organizado, y si practicas hábitos de higiene
diaria, te sentirás más cómodo y seguro.
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1
Reconoce los estándares inalcanzables. Al igual que las pinturas de
Picasso, la perfección cambia según la perspectiva del que la aprecia. La
perfección es un estado subjetivo y suele ser autoimpuesta. Está bien ceñirte a
estándares más elevados, pero por lo general estos estándares son idealistas,
ya que la vida no siempre va de acuerdo a lo planeado. Es fácil frustrarse
cuando no concuerdas con la imagen idónea de tu persona.
2
Perdónate. Puedes aprender a evitar que esta tendencia muy humana se
vuelva improductiva siendo más indulgente contigo mismo cuando las cosas no
van de la forma que te gustaría y siendo más solidario contigo mismo
sintiéndote bien con tus logros y fortalezas, de esta forma podrás disfrutar en
verdad de quien eres justo en este momento.
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Consejos
¡Rodéate de personas a las que les importen tus sentimientos! Las personas a
las que no les importas no serán de ayuda para tu confianza.
Sé asertivo. Aumentar tu autoestima consiste en obtener lo que necesitas o
quieres. Haz las cosas por tu propio bienestar. Recuerda que debes ayudarte
primero antes de poder ayudar a los demás.
Eres la persona que eres y nadie puede cambiar eso. Sé tú mismo y no trates
de imitar a los demás.
Lo más importante de todo es que tienes que creer en ti mismo. Si crees que
eres capaz, entonces podrás hacerlo.
Debes decirte a ti mismo que eres seguro y extrovertido incluso si no te
consideras así. Todos tus sentimientos y tus creencias provienen de tus
pensamientos, así que si crees que eres seguro y extrovertido, lo serás. Piensa
y actúa como si ni siquiera supieras cómo se siente tener una baja autoestima.
No te enfoques en impresionar a los demás. En lugar de ello, sé tú mismo,
luego los demás tendrán una muy buena opinión de ti y tu comodidad contigo
mismo.
Tu fortaleza interior te permitirá alcanzar tus metas en la vida. Si fracasas,
levántate y vuelve a intentarlo.
No permitas que los anuncios publicitarios de las revistas y otros medios de
comunicación aplasten tu autoconfianza con sus estrategias de marketing. Las
campañas de marketing suelen aprovecharse del miedo y la inseguridad
sacando a relucir estos sentimientos. Debes oponer resistencia a los esfuerzos
de marketing con tu confianza interior y el conocimiento de las tácticas de
marketing.
Mírate en el espejo todos los días. Trata de encontrar algo que admires de tu
persona: tu apariencia, tus logros y tus progresos.
Asegúrate de siempre hablarte de forma positiva. Debes decirte lo grandioso
que eres o cuán bien luces hoy. Haz que el ser positivo forme parte de tu
estado natural.
Sonríe. Si quieres tener más autoestima, no hay nada mejor que sonreír pase
lo que pase, no significa que nunca estés triste, por ejemplo: si te miras al
espejo nunca pienses cosas negativas como "estoy gorda, debo hacer una
dieta" o "odio mi cara, quiero ser como Megan Fox", no, tienes que mirarte y
decir "soy hermosa, nadie se parece a mi, no importa lo que pase, soy única" y
¡estoy orgullosa de mi! Esto elevará tu autoestima automáticamente.
Cómo desarrollar la autoestima a
través de Dios
Hay un tipo de autoestima que viene del entendimiento de quién es Dios y de
nuestra relación con él. Aquí te diremos como desarrollar tu autoestima a
través de Dios. Este método está basado en Jesús. Hay otros métodos pero
este es muy efectivo ya que puedes encontrarte en Dios.
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Pasos
1.
1
Empieza un estudio de las escrituras. Empieza con el nuevo testamento, el
libro de Juan. También estudia el viejo testamento. Aquí se ve cómo trata Dios
a hombre y mujeres.
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2.
2
Busca las pruebas de que eres hijo de Dios. También busca pruebas de la
existencia de Dios. Busca escritos que hablen del amor de Dios hacia sus hijos;
un amor que refleja el amor que tienen los padres por sus hijos. Te dará
verdadera confianza saber que Dios te creo tal como eres y que te ama.
3.
3
Empieza a pensar diferente con base en las cosas que has leído, Dios te
cambiará y volverás a nacer. Estas son las cosas que Dios nos ha pedido
hacer para servirle. Él nos da guía para poder servirle y siempre debemos
seguir sus mandamientos.
4.
4
Llama a Dios en oración en el nombre de Jesús. Puedes estás palabras “en
nombre de Cristo Jesús” él te ayudará a volver a nacer. Si le das la espalda al
pecado y aceptas que Jesús dio la vida por ti en la cruz el espíritu santo te
regenerará y te hará una nueva persona, tanto la oración como el cambio de
vida te darán herramientas para aumentar tu autoestima.
5.
5
Date cuenta de que Dios estará contigo. Sobre todo en esos momentos en
los que pensamos que no podríamos lograrlo estando solos.
6.
6
Valora el momento. No importa lo que piensen o digan los digas o lo que
puedas o no hacer. Tú te sentirás bien contigo mismo sabiendo cuánto te ama
Dios, es un sentimiento que nadie más te dará.
7.
7
Vive para Dios. Recuerda, si eres cristiano, vives en el mundo pero no eres del
mundo. Las reglas, vestimenta, estima y todo lo demás de ellos, es eso, ellos.
No está dado por Dios. Tú eres un hijo de Dios y como su hijo debes contar con
él en todo, incluyendo tu autoestima.
Consejos
Recuerda que aunque tú no veas que las cosas de Dios son la respuesta a
todos tus problemas, lo son, mucho más de lo que te imaginas.
Leer la Biblia y entenderla puede mejorar mucho tu autoestima. Tomate el
tiempo para el leer y reflexionar en esto.
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Advertencias
La Biblia está inspirada por el espíritu santo y debes saber que Dios no quiere
que tengas confianza en ti mismo, él quiere que le entregues tu vida entera. Es
por eso que es tan significativo que Jesús muriera en la cruz.
Ten claro que les mensajes de los ángeles no son mensajes de Cristo. Puede
que haya una nueva oleada occidental de terminología navideña que puede
confundirse con cristianismo pero no lo es a menos que se considere a Jesús
como salvador.
Hay otros caminos místicos que dicen tener las respuestas a todo. Dicen tener
la forma espiritual correcta y la solución para dar paz y unidad. Sin embargo
estas son mentiras que nos llevaran a una muerte espiritual si sólo se habla de
milagros de ángeles y nada de Cristo Jesús.
Si te sientes en el punto en el que no tienes nada de autoestima y crees que no
vales nada debes hablar con alguien lo antes posible. Estos sentimientos son
peligrosos.