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Carlos Zorrilla
En buena hora el país esta enfocando su atención en el tema minero. Veamos, en forma muy concisa,
algunos de los puntos más candentes.
CONCESIONES MINERAS (Ver anexo 1)
En este momento, el 14% del territorio nacional, equivalente 3,7 millones de hectáreas, ha sido
designado para la minería a gran escala. La mayoría de las concesiones fueron tramitadas
apresuradamente durante los últimos meses del gobierno de Rafael Correa Delgado. Las concesiones
les otorga el derecho a las empresas- casi todas transnacionales- de aprovechar el recurso del subsuelo,
y por ende, a explorar, explotar, beneficiar y fundir minerales durante 25 años (renovables). Las
concesiones se han otorgado sin coordinar con gobiernos seccionales, ni consultar con comunidades
locales o pueblos ancestrales, en flagrante violación de los artículos 398 y 57 de la Constitución. Y,
esto, a pesar que miles de comunidades rurales se encuentran dentro de las concesiones, y que la
minería a gran escala desbarata por completo los planes y proyectos de los gobiernos seccionales.
Las concesiones se han otorgado y están siendo tramitadas sobre 750 000 hectáreas que abarcan 39
bosques protectores; un millón de hectáreas de territorios indígenas; bosques primarios, e
innumerables fuentes de agua. Es un festín insólito en la historia extractiva del país, que facilita a que
una sola empresa transnacional pueda obtener cientos de miles de hectáreas en concesiones mineras, y
negocie con ellas como si fuera un bien propio. El tráfico de concesiones es solo un producto de las
políticas extractivas implantadas por el correísmo, en donde el país no gana nada.
MODELO
El punto más trascendental de la problemática es el tipo de modelo que la minería impone y sus
consecuencias. En resumen, es un modelo extractivo el cual copia el anterior de explotar recursos no
renovables, como el petroleo, sacrificando recursos renovables, como son el suelo, bosques,
biodiversidad y de modo especial, el recurso agua. Sacrifica también a comunidades y pueblos
ancestrales que se encuentran dentro de las concesiones mineras. Los impactos ambientales de la
minería, cabe señalar, son muchos más contundentes que los del petróleo1. Por ejemplo, el fenómeno
conocido como el Drenaje Ácido de Mina contamina el recurso agua con metales pesados por cientos
de años, afectando no solo el área donde operan las minas, sino también a comunidades e industrias
aguas abajo; como el turismo, la piscicultura, ganadería y agricultura.
Al sacrificar los recursos renovables del país para impulsar un tipo de desarrollo que solo dura
mientras dure los recursos no renovables, la minería a gran escala elimina la posibilidad de utilizar
dichos elementos naturales para garantizar el desarrollo sustentable. Recordemos que, según la
Constitución, garantizar el desarrollo sustentable es un deber primordial del estado.
DERECHOS
No se puede hablar de la problemática minera sin abarcar el tema de derechos. Dado los impactos
descritos, debería ser obvio la imposibilidad de realizar minería a gran escala sin sistemáticamente
violar los derechos de la naturaleza. Por otro lado, en Perú el 64% de los conflictos socio-ambientales
están relacionados a la minería, según el último informe de la Defensoría del Pueblo7. Pero no hay que
salir de nuestras fronteras para constatar este mal que comúnmente acompaña la minería. En Intag, al
igual que en la Cordillera del Cóndor, Río Blanco y otros sitios afectados por la minería, se han
violado, y se siguen violando derechos colectivos e individuales; como fue el brutal asalto en contra de
comunidades Shuar en diciembre de 2017 y la invasión policial en contra de comunidades de Intag en
el 2014. Por otra parte, la mayoría de criminalizados y asesinatos relacionado a la protesta social en el
país derivan de protestas en contra de actividades mineras. En resumidas cuentas, la gravísima erosión
de los derechos Constitucionales, como consecuencia de la puesta en marcha de las políticas
extractivas del correísmo, se convierte en el punto más neurálgico de la problemática minera nacional.
Si esto ocurre cuando la gran mayoría de proyectos se encuentran solo en etapa de exploración, qué se
puede esperar cuando comience la explotación?
La pregunta del Referéndum sobre la minería planteada por el gobierno es un paso positivo, pero no
resolverá la gran mayoría de conflictos sociales que se vislumbran por la criminal apertura del país a la
minería. Tampoco resuelve la amenaza que presenta la actividad al recurso agua, páramos, bosques y
biodiversidad, o al futuro sostenible de la nación. Lo que sí hace es crear la oportunidad para
reflexionar profundamente sobre el modelo de desarrollo más apto para el Ecuador, y la herencia
ambiental que debemos dejarles a las futuras generaciones.
No la desperdiciemos.
Referencias:
1. La mina de oro y cobre OK Tedi, ubicada en Papua Nueva Guinea, habrá devastado entre 2.000 y 3.000
kilómetros cuadrados cuando cierre las operaciones, y 155 comunidades reclaman por afectaciones
http://bit.ly/2EcudFt / http://bit.ly/2CmiQtS
2. https://www.scribd.com/document/358283167/Incentivos-Tributarios
3. http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/economia/8/concesiones-mineras-generaran-usd-488-millones
4. http://www.entrepueblos.org/files/analisis_megamineria_minka.pdf
5. http://bit.ly/2CvnJRq
6. http://www.solgold.com.au/ecuador/#
7. http://www.defensoria.gob.pe/conflictos-sociales/objetos/paginas/6/48reporte_mensual_de_conflictos_soci
ales_n_164_-_oct.pdf (p. 21)