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Enero sin Nombre: La guerra civil

Autor
La obra del dramaturgo, novelista y crítico literario español Max Aub recoge influencias de
diversos movimientos artísticos, tamizados por el carácter independiente y la experiencia
vital del autor. Escritor fecundo, cultivó tanto el teatro y la narrativa como la poesía y el
ensayo, sirviéndose de un estilo barroco cargado de intención y crítica moral.
Max Aub nació en París en 1903, de padre alemán y madre francesa. Cuando contaba once
años de edad, su familia se trasladó a España, país que recorrería años después dedicado
a actividades comerciales; esta ocupación le llevó asimismo a viajar por Francia, Alemania
y la Unión Soviética.
Integrado en la tradición literaria española, sus primeras obras participan del surrealismo y
el dadaísmo, los movimientos artísticos de vanguardia en la época, así como del
pensamiento de Ortega y Gasset. A esta época pertenecen, entre otras , las obras
teatrales Narciso (1928), Teatro incompleto (1931) y las narraciones Geografía (1929)
y Luís Álvarez Petreña (1934).
En 1936 dirigió el periódico La Verdad, de Murcia. Fue agregado cultural de la Embajada
española en París y colaboró en la película Sierra de Teruel, basada en la novela de
éste, L'Espoir.
Durante la guerra civil española combatió en el bando republicano y al final de la contienda
pasó a Francia, donde conoció las penalidades de los campos de concentración. Deportado
a Argelia en 1942, se trasladó a México a finales de ese mismo año. Allí desarrolló su etapa
creadora más fecunda, profundamente marcada por la experiencia de la guerra civil y el
exilio.
En su época mexicana, Max Aub dotó a sus obras de un mayor realismo, enriqueciéndolas
con preocupaciones humanas, sociales y políticas. Los ensayos Discurso de la novela
española contemporánea (1945) y La poesía española contemporánea (1945) suponen la
ruptura, en el plano teórico, con el esteticismo de su juventud. Las buenas
intenciones (1954) se ambienta el la época inmediatamente anterior a la guerra civil
española, mientras que la serie El laberinto mágico está inspirada en dicha guerra. Esta
serie, creada entre 1943 y 1968, se compone ce cinco novelas: Campo cerrado (1943),
dedicada a la preguerra y comienzos de la lucha en Barcelona; Campo de sangre (1945),
ambiente de retaguardia y batalla de Teruel; Campo abierto (1951), cuya acción transcurre
en plena guerra; Campo del Moro (1963), que relata las vicisitudes del ejército republicano
y Campo de los almendros (1968). En Jusep Torres Campaláns (1958), original biografía de
un pintor imaginario, el autor reflexiona sobre los problemas que tenía planteados el arte a
comienzos del siglo XX. En la producción teatral, muy abundante, destacan Morir por cerrar
los ojos (1944), Obras en un acto (1960) y El cerco (1968), en torno esta última a la figura
de Ernesto Che Guevara.
Max Aub visitó España en dos ocasiones durante los últimos años de su vida. Inspirado por
una de esas visitas escribió La gallina ciega, amargo diario publicado en 1972, el mismo año
de su muerte.
TEMA DE LOS CUENTOS
 El cojo ! Narra cómo la guerra cambió la vida de un hombre cualquiera que no tenía nada y pasó a
tener tierra. También habla de la formación de comités y del reparto de la tierra en parcelas iguales
para todo el que la haya trabajado.
 Una canción ! El tema de esta historia es la vida de un soldado republicano en el campo de batalla;
habla de la soledad y la guerra como oposición a una canción que se oye a lo lejos.
 Cota ! Este cuento narra una acción bélica, la conquista de una cota; cuenta la tensión de las horas
previas al ataque, el ataque en sí y su resultado: se consigue la victoria pero se pierden vidas.
 La ley ! A través de esta historia Aub describe los juicios sumarísimos a los que sometían a los
desertores durante la guerra, en los que todo estaba decidido de antemano.
 Espera ! Como su título indica, relata la espera de un soldado republicano en una base antes de
partir hacia un nuevo destino. En definitiva, cuenta como es la vida en una base y cómo se siente el
soldado antes de partir.
 Un asturiano ! Este relato enfrenta Asturias a Bilbao. La primera representa las victorias
conseguidas con el sudor de todos, la lucha y el sacrificio mientras que el segundo es la sede del
ministerio, con soldados bien vestidos y afeitados que no luchan.
 Santander y Gijón ! Este cuento narra, en primera persona, la caída del Norte en manos de los
fascistas. El autor da cuenta de los efectos devastadores de la guerra: la destrucción y el dolor físico y
moral.
 Lérida y Granollers ! Al igual que el anterior, cuenta los efectos de la guerra, esta vez hablando
de cómo eran estos pueblos antes y después de las batallas y bombardeos que se produjeron en ellos.
 Enero sin Nombre ! Este cuento narra, a través de un relato contado por una haya, la huida masiva
a Francia y la salida por la frontera de La Junquera cuando la guerra tocaba a su fin, es decir, a finales
de Enero de 1939.
ARGUMENTO GENERAL DE LOS CUENTOS
El autor narra a través de una serie de cuentos la guerra civil española. Así, los cuentos
abarcan desde sus primeros momentos (El cojo) hasta poco antes de su fin (Enero sin
nombre).
Todos ellos están ambientados en el bando republicano, por lo que son un fiel reflejo de
cómo vivían los soldados republicanos en todos los aspectos: antes de un combate, en la
retaguardia, en las bases, etc.
Finalmente, estos cuentos también describen la guerra en su aspecto más crudo: narran
ataques, destrucciones, muertes, huidas llenas de terror, etc.
CONTEXTO HISTÓRICO
Los cuentos que relata Max Aub tienen como contexto histórico la guerra civil española, que
se produjo entre 1936 y 1939.
Esta guerra fue una consecuencia de la situación política, económica y social imperante en
la época inmediatamente anterior: la segunda República española. Los principales rasgos
de esta España anterior a la guerra son los siguientes:
 Una economía atrasada, incapaz de satisfacer las necesidades del pueblo.
 Una oligarquía terrateniente sólo preocupada por sus beneficios e incapaz de los cambios más
elementales.
 Una estructura social con abismales diferencias entre pobres y ricos, con una pequeña oligarquía
poderosa, unas clases bajas en continuo crecimiento y una clase media insuficiente para servir de
elemento equilibrador.
 Una polarización de la sociedad en dos bandos: las derechas, en las que prevalecía la concepción del
mundo más conservadora, que identificaba el sistema político-social con sus creencias religiosas; y
las izquierdas, decididas a romper con las estructuras existentes.
La guerra comenzó con un alzamiento militar llevado a cabo por gran parte del ejército bajo
las órdenes de tres generales de clara postura antigubernamental (Franco, Goded y Mola)
con el apoyo de elementos procedentes de organizaciones políticas opuestas al gobierno
(monárquicos, falangistas, tradicionalistas).
El inicio del levantamiento tuvo lugar en Melilla y Ceuta el 17 de Julio de 1936. Al día
siguiente se produjeron levantamientos en casi todas las comandancias militares de la
Península que triunfaron en Navarra, Álava, León, Galicia, Mallorca y Canarias, y parte de
Aragón y Andalucía, pero fracasaron en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia,
Bilbao, etc.) donde la acción conjunta de militares fieles a la República y organizaciones
obreras aplastaron la sublevación.
Tras el fracaso de el golpe, dos Españas enfrentadas se perfilan en el mapa: la España
sublevada, que se llamó a sí misma “nacional” y la España republicana. La primera contó
desde un principio con una fuerza aglutinante, el ejército, mientras que la segunda tuvo que
hacer frente a dos conflictos al mismo tiempo: la contienda bélica y la revolución social
interna. Así, en un principio, los republicanos disolvieron el ejército de tierra y lo
substituyeron por unas milicias con gran ardor combativo pero inexpertas y desorganizadas.
Sin embargo, posteriormente los socialistas y los comunistas determinaron que era
prioritaria la guerra (“primero ganar la guerra, luego hacer la revolución”) y ordenaron
militarizar las milicias.
El clima de desorden que dominaba la zona republicana en un principio facilitó las
operaciones militares de los “nacionales”. Tras el alzamiento, el general Franco se trasladó
rápidamente de Marruecos a Sevilla y tomó el mando del ejército del Sur, mientras Mola
dirigía el ejército del Norte. Una junta de militares se encargó de la acción política de
gobierno hasta el 1 de octubre de 1936, en que se estableció el mando único en la persona
del general Franco.
El objetivo de los “nacionales” fue desde el primer momento la conquista de Madrid. La
marcha hacia la capital se realizó desde el Norte por las tropas del general Mola y desde el
Sur por las tropas de Franco, que tomaron Extremadura y se unieron con el ejército del Norte
a través de la sierra de Gredos. El inminente peligro sobre Madrid llevó al gobierno de la
República a solicitar la ayuda exterior, que se plasmó en la creación de las Brigadas
Internacionales, que intervinieron en la primera parte del conflicto.
A partir de entonces, a pesar de los esfuerzos de Gran Bretaña y Francia por aislar el
conflicto español mediante la organización del “Comité de no intervención”, la guerra se
convirtió en un problema internacional. La ayudas “voluntarias” llegaron a uno y otro bando,
y si las Brigadas Internacionales combatían en la zona republicana, tropas regulares
alemanas e italianas reforzaban el ejército sublevado.
La reorganización del ejército republicano con la formación de las Brigadas Mixtas se
demostró en la batalla del Jarama (febrero 1937) frente al Cuerpo de Tropas Voluntarias de
la Italia fascista, que sufrieron un rotundo fracaso. La victoria republicana de Guadalajara
puso de manifiesto la dificultad de tomar Madrid, por lo que Franco abandonó
momentáneamente este proyecto y se dirigió hacia el Norte.
Por entonces ya se habían tomado Irún y San Sebastián para controlar la frontera francesa,
pero la verdadera batalla del Norte comenzó con el asedio a Bilbao. La creación por los
vascos de una importante línea de defensa (“El cinturón de hierro”) y las dificultades del
terreno prolongaron la resistencia durante dos meses, pero el terrible bombardeo de
Guernica y la caída de Durango y Bermeo fueron el preludio de la entrada en la capital el 19
de junio de 1937. Las tropas republicanas organizaron una ofensiva en Guadarrama y en
Brunete (batalla de Brunete, de julio del 37) que, después de un éxito inicial, resultó un
fracaso, aunque logró retardar la caída de Santander hasta mediados de Agosto.
Los “nacionales” atacaron a continuación Asturias. El avance fue lento, debido a la
resistencia encontrada, a lo abrupto del terreno y a las maniobras del ejército republicano
sobre Zaragoza para distraer a las tropas del Norte. La batalla de Belchite (agosto del 37)
puso de relieve la potencia del nuevo ejército republicano, que había militarizado las milicias
y establecido un mando único. A pesar de la victoria republicana, el 21 de octubre las tropas
nacionales entraban en Gijón, y todo el Norte quedaba incorporado a la España sublevada.
Entonces Franco decidió lanzarse hacia el Mediterráneo desde el frente del Ebro, iniciando
así la campaña del Este. En enero de 1938, los republicanos tomaron Teruel, que sería
reconquistada días después por los nacionales, quienes, en un avance rápido, llegaron
hasta Lérida (abril del 38). Franco dirigió las tropas al Mediterráneo aislando a Cataluña del
resto de la zona republicana.
En un desesperado intento para enlazar de nuevo las dos zonas republicanas y detener el
avance de los nacionales hacia Cataluña, los republicanos iniciaron la más importante de
sus ofensivas. El 25 de julio lograron atravesar el Ebro y tomar un extenso territorio hacia el
Sur. Pero la ofensiva no pudo seguir adelante. El contraataque “nacional” obligó a los
republicanos a volver a cruzar el río. Durante meses se disputó palmo a palmo el terreno, lo
que convirtió la batalla del Ebro en la más dura y sangrienta de toda la guerra.
En enero de 1939, las tropas “nacionales” entraban en Barcelona sin disparar un solo tiro.
Mientras, dirigentes republicanos y miles de personas comenzaron su éxodo a Francia por
temor a las represalias. La República había sido abandonada a su suerte: por el acuerdo de
Munich (septiembre de 1938) se retiró la ayuda exterior a la guerra española (incluyendo la
de Stalin).
El final de la guerra estaba próximo. A pesar de que Juan Negrín, presidente del gobierno
desde 1937, y los comunistas volvieron a Valencia en su intento de continuar la guerra (su
lema era “resistir es vencer”), un golpe de Estado en Madrid dio el gobierno a un Comité de
Defensa presidido por el coronel Casado, quien inició conversaciones con Franco para firmar
la paz. Éste exigió, como condición previa, la entrega de la flota y de la aviación; como
Casado no pudo hacerlo, Franco exigió la rendición sin condiciones. Ocupado Madrid el 28
de marzo de 1939, se rindieron en los días siguientes las últimas plazas republicanas: Jaén,
Ciudad Real, Albacete, Valencia, Murcia y, por último, Alicante.
El día 1 de abril de 1939 todo el territorio estaba en poder de los “nacionales”. La guerra,
que empezó en 1936, había terminado.
OPINIÓN PERSONAL
Personalmente, me ha gustado mucho el libro porque me ha hecho abrir los ojos sobre lo
que es una guerra. Pienso que se trata de un gran libro que describe perfectamente y con
toda su crudeza lo que fue la guerra civil española.
Asimismo, creo que es un libro que muestra lo que de verdad debería enseñarse en las
clases de historia sobre la guerra civil, puesto que la gente joven que no vivimos esa época
cuando pensamos en esta guerra sólo nos vienen imágenes de comedias españolas que no
muestran más que una imagen falsa de lo que realmente fue: un hecho violento y cruel que
espero que no se repita jamás

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