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Invierno 2007

Juventud y Política
Nuevos puntos de diálogo desde
la Comunicación.

Autor. Viviana Verónica Garrido Olmedo


Tesis para optar al Grado de Licenciado
en Comunicación Social.
UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN
Profesora Guía: Patricia Muñoz Hurtado ESCUELA DE PUBLICIDAD.
2
A un sentimiento muy parecido a lo que llamamos vocación.

3
> Resumen

Ésta investigación trata sobre la posibilidad, desde la comunicación, de generar nuevos


puntos de diálogo sobre un escenario político, que adolece y requiere de la participación
juvenil, tanto para la mantención del proyecto democrático, como para su propia
consolidación en sociedad.

En el marco de la investigación cualitativa y la propia capacidad de los jóvenes de definir


lo que para ellos es política, se pretende detectar los posibles caminos y obstáculos a
los que nos enfrentamos si queremos asumir el intento de: hacer dialogar de una
perspectiva distinta, a un actor social que se ha tipificado desde el discurso hegemónico
como abúlico, apático y anómico ante las iniciativas de participación política; así como
evidenciar la posible existencia de un quiebre comunicacional, entre lo que la juventud
entiende por política y lo que la institucionalidad expresa acerca de ella.

4
Índice

Pág.
> Aspectos Preliminares

Resumen 4
Índice General 5

Cuerpo 1> Introducción 7


1. Introducción a al investigación 7
2. Planteamiento del Problema 9
3. Pregunta de Investigación 11
4. Objetivos de la Investigación 11
5. Relevancia y aportes 12

Cuerpo 2> Marco teórico. 13

Capítulo 1> La comunicación es la introducción . 13


1.1 La comunicación es la introducción. 13
1.2 Semiología, comunicación y cultura. 14
1.3 Comunicación y política. 15
1.4 Conclusión: Publicidad y política. 20
i) Publicidad, participación y ciudadanía. 20
ii) El insight y el diálogo social. 21
Bibliografía 22

Capítulo 2> Juventud 23


2.1 La juventud como expectativa. 23
2.2 Juventud como minoría identitaria. 24
2.3 Juventud y contradicciones. 26
2.4 Juventud y anomia. 28
2.5 Juventud y emociones. 30
2.6 Juventud urbana y ciudad. 32
Bibliografía 34

Capítulo 3> Política. 35


3.1 Política 35
3.1.1 Política y legitimidad. 36
3.1.2 Política y poder. 37
3.2 Concepto de ciudadanía. 38
3.2.1 Polis, Ciudad y ciudadanía. 38
3.3 Participación ciudadana, social, y política. 39
3.4 La representación. 41
3.5 La representación postsocial. 41
3.6 Poder y velocidad. 42
3.6.1 Los nuevos espacios públicos 43
Bibliografía 46

Capítulo 4> Contexto discursivo juvenil. 47


4.1 Fragmentos. Posmodernidad y Globalización. 47
4.2 Límites. Lo Público y lo privado. 49
4.3 Consumidor v/s Ciudadano. 51
4.4 Conclusión: El contexto social del “yo”. 55
Bibliografía 57

5
Capítulo 5> Nuevos acercamientos teóricos Pág.
a la relación Juventud y Política. 58

Ensayo 1: Política y literatura: Juventud y ritualidad política. 58


Ensayo 2: Corporalidad, juventud y política. 67

Cuerpo 3> Metodología. 78

Diseño metodológico. 78
1. Tipo de investigación 78
2. Nivel de investigación. 78
3. Universo. 89
4 Muestra. 89
4.1 Tipo de muestreo. 80
5 Técnicas de Recolección de Datos. 81

Cuerpo 4> Presentación de resultados 85


>1 Resultados análisis de textos. 85
>2 Resultados análisis de entrevistas. 94
>3 Resultados análisis de dibujos. 107

Cuerpo 5> Conclusiones 130

A> Conclusiones Preliminares. 130


B> Conclusiones Generales. 137

Cuerpo 6> Propuesta Comunicacional 144

Cuerpo 1>> Planificación 145


Cuerpo 2>> Lineamientos comunicacionales 153

Referencias> CD

6
Cuerpo 1 > Aspectos Formales
1. INTRODUCCIÓN A LA INVESTIGACIÓN

Introducirse en esta investigación es encontrar en ella como principal motivación, el


reconocer que la publicidad es una herramienta poderosa que no sólo puede relacionar a
diversos sujetos en sociedad, sino que también tiene un inexplorado poder conciliatorio. Esta
conciliación no es sólo propiedad de una pieza gráfica capaz efectivamente de cambiar
conductas, generar afectos, esa condición reside en la comunicación de primera mano. Y es
sobre aquel entendimiento de la comunicación de “poner en común”, donde surge la
tentativa de tomar un caso particular sobre un grupo social determinado, e intentar con estos
fundamentos buscar entre los diversos tipos de intereses: personales y colectivos, puntos de
unión.

Precisamente, la re-unión sobre la que versa esta investigación es acerca de jóvenes (Grupo
1
social) desvinculados de la política (Caso particular) . Este fenómeno social que es uno de
aquellos de los que más se trata en foros de democracia y minorías identitarias en periodos
eleccionarios, es también uno sobre los que menos resultados se han obtenido en términos
de cambios conductuales bajo políticas de Estado de inclusión 2 . Desde la comunicación las
razones de esa infructuosidad hablan de un desconocimiento continuo de las reales razones
en torno al cual un joven cualquiera puede sentirse en malestar con la política.
Desconocimiento que puede ser provocado por un choque de intereses entre clase política y
las expectativas de los jóvenes o bien por enfocar el estudio del descontento juvenil
mayoritariamente desde un enfoque cuantitativo, que no logra adentrase lo suficiente en
comparación al conocimiento sensible que la investigación cualitativa puede proporcionar, y
que esta investigación en particular busca desarrollar.

Para ello no sólo se reconoce la tremenda potencia de la subjetividad y de su capacidad de,


en esa particularidad, conectarse con el sentir de muchos otros, sino que esta investigación
busca ser conciente de un escenario que para el joven suele leerse impositivo y desde ahí,
tomando aportes de los Estudios de Género en su rol reivindicativo de las minorías,
entender qué es la política para ellos y cómo esta política que les aparece como una política
formal,:en forma de elecciones, sindicatos, partidos políticos, no logra ese fin último que le
convoca que es constituirse en un permanente diálogo en un sistema democrático. El aporte
de los Estudios de Género como enfoque, radica en que como estudios sociológicos, por
sobre su especialización en los géneros sexuales, buscan reivindicar la diversidad y la
diferencia entendiendo que en sociedad existe una lucha de poder que debe reorientarse a
la igualdad y la profundización democrática en el ejercicio de los derechos de todos los
actores sociales, centrando especial atención en las minorías identitarias.

De esta manera, bajo estas nuevas perspectivas el trabajar con el concepto política se
enriquece explicitando la relación estrecha entre política poder, proponiendo la política como

1
La situación de juventud desvinculada de la política, radica en que ciertos jóvenes al no sentirse motivados ante las formas
tradicionales de hacer política (sufragio, participación en partidos, sindicatos, tipo de representatividad) se alejan emocional y
racionalmente de ella, omitiendo su opinión, poniéndose en contra o bien no participando de los conductos para canalizar el diálogo
ciudadano, como el voto, u otro tipo de organizaciones o manifestaciones de corte político. Claudio Duarte en su texto “Juventudes
chilenas: el potencial de su diversidad” lo define de esta manera “(…) En la actualidad existe un debate público pues se considera
que las y los jóvenes son apáticos, ya que en gran número no participan en los procesos electorales (…) Más bien planteamos que
lo que hoy vemos en nuestro país es la antipatía de muchos jóvenes a los modos tradicionales y corruptos de hacer política, que no
solo no motivan a participar sino que tienden a inhibir las ganas y deseos que muchas veces se perciben en los y las jóvenes”.
Incluso con estas bases, otros jóvenes aunque aún no motivados por la política, parecieran haber construido nuevas formas sobre
las cuales basar su participación y poder social: como son las tribus urbanas, los grupos religiosos, deportivos, etc.
Esa nueva forma de concebir la participación política, si bien puede tener numerosas causas y directrices, de las cuales aún queda
mucho que formalizar, sí manifiesta consecuencias específicas. Fundación Participa plantea en base a un estudio de juventud, que
los jóvenes muestran un interés claro por participar en diversas manifestaciones sociales, culturales y de ayuda comunitaria y
ecológica, incluso espiritual, pero un bajo interés de participar en el espacio destinado para gobernar la sociedad de las cuales ellos
quieren participar, como los registros electorales, sindicatos, agrupaciones y partidos políticos. Ese desinterés, de acuerdo a la
última encuesta de participación política y electoral del 2005 de fundación Chile 21, se adjunta a fuertes niveles de incredulidad y
desconfianza ante el actual y los posibles gobiernos que no representan en el escenario político tradicional sus reales intereses.
En la medida en que estos jóvenes son modificadores del actual escenario político, sobretodo desde su ausencia en el discurso
formal y tradicional, se exige tener una revisión profunda de cómo las nuevas generaciones enfrentadas a nuevos paradigmas
sociales, y nuevas escalas valóricas, de alienación y consumo, enfrentan la política. Porque no podemos desconocer que en la
medida que la esfera social adopta los códigos del mercado, no sería extraño encontrase con un joven “apolítico”, que ha dejado de
pensar en el colectivo país y las actividades consensuales para ocuparse de sus propios proyectos de la forma que mejor les
represente, aunque sea de a uno.
2
Fuente CEP: “De acuerdo a los últimos datos del Servicio Electoral un 27,5% de los jóvenes entre 18 y 24 años está inscrito –lo
que representa únicamente un 5,8% del total de inscritos”.

7
la organización de dicho poder y por ende siendo ciertamente susceptible de encontrar en
ella las presencias, del discurso hegemónico y de la patriarcalización de la juventud como
campos en juego cuando analizamos la relación juventud-política.

Este es punto relevante porque si bien podemos trabajar con un concepto en donde la
política rescate ese aspecto de la noción Aristotélica de las decisiones que tomamos para
organizar nuestra convivencia en la ciudad, hay que reconocer que este es un acercamiento,
que si bien permite una amplitud cómoda para el trabajo comunicacional, es una definición
forjada para un un contexto histórico específico, que no puede, metodológicamente, ser
criticado bajo la extrapolación de las actuales lógicas, pero que si reconoce limitaciones
frente a conceptos modernos entorno a la política, como en el caso de aquellas
consideraciones modernas que entienden que los sujetos se agrupan en comunidad como
forma de alcanzar sus propios intereses, relación que estaría mediada por la ley jurídica.

Sin rescatar del todo la noción aristotélica, la política, sin embargo, como organización de las
decisiones de cómo queremos convivir, distribuir el poder y gobernarnos, es un ámbito de
amplio alcance ciudadano porque a todos, quienes vivimos en y bajo la lógica de ciudad,
(aún incluyendo los espacio rurales que se manejan bajo esas lógicas) nos interpela. De esta
manera la política no es distante ni estrictamente formal (como los jóvenes y otros
ciudadanos la sienten), su raíz histórica, está en cada uno de los habitantes y en la
comunidad. Sacar a la política de esa condición básica de organización de la ciudad y
asociarla exclusivamente al poder o a las diferentes clases políticas, es cargarla
simbólicamente de memorias históricas, espacios y arquitecturas emocionales, de espacios
lingüísticos sociales, que han respondido a diversas decisiones e intereses que no
necesariamente responden al actual contexto social de los jóvenes, a la ponderación de sus
intereses, ni a una visión amplia del rol de la política en sociedad. Y que no hace, sino
olvidar, que el fin último de la política es que cada uno de los habitantes no sólo decida como
vivir, sino que se haga cargo de construir su ciudad bajo esos acuerdos. Cada persona es
libre y responsable de la política que se ejerce en donde vive y para ello es necesario
también hacer una revisión acuciosa de los factores que hacen que los jóvenes (sino la
sociedad) no se hagan cargo de esos deberes propios a su condición de ciudadanos.

Bajo estas perspectivas la comunicación como forma de entendimiento de ese diálogo social
aquí expuesto, y que es la fuente de relación entre diversos grupos de interés en sociedad,
no sólo abarca y nutre la relación joven política desde el “enfoque dialéctico de mercado”
3
propuesto por Davara , sino que también da luces en las relaciones sociales acerca de
cómo aunar objetivos en un fin común de entendimiento. Si bien esta investigación refuta la
autorregulación del mercado como medio de la regulación social, si encuentra en este
enfoque de Davara, de entender que el mercado “conversa”, herramientas que pueden hacer
más fluidos los diálogos sociales primando en ellos la calidad humana y subjetiva que los
caracteriza y les otorga su riqueza cultural.

En ese preciso contexto es donde esta investigación busca ser propositiva en un


entendimiento del fenómeno anomia juvenil y política, desde una perspectiva que incluye
para si aprendizajes de nutridos puntos de vista (comunicación estratégica, marketing,
semiología, creatividad publicitaria 4 , técnicas de recolección y análisis desde la ciencias
sociales) donde sea posible darle a la política una carga emotiva y sensible mucho más
potente, desde y en simetría con el sentir “juvenil” y que le permita en esa nueva
significación, relacionarse de otra forma con una juventud altamente emotiva también.

3
Sobre el enfoque dialéctico de mercado revisar: Francisco Javier Davara, Estrategias de comunicación en marketing. Editorial
Dossat 2000, Año 2004.
4
Incorporar la creatividad publicitaria y el insight en ese Diálogo Social como una parte natural de este proceso, permite una
comprensión que la publicidad por sobre la propaganda política genera, en base al diálogo y sobretodo en su capacidad de entrar
en contacto persuasivo y profundo con las personas donde incluso puede proponer (sin forzar, sino en base a beneficios) nuevas
conductas sociales. Así el énfasis en el insight como óptima forma de comunicarse con los consumidores permitirá que esta
investigación considere al insight aplicado a una investigación social, la fuente primordial sobre la cual generar nuevos puntos de
diálogo y relación entre juventud y política tradicional.

8
2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

Ante la negativa de los jóvenes al diálogo político tradicional y formal relativo a como
gobernar el estado, la opinión pública sobretodo la mediática, ha criticado esa actitud en
base a diferentes argumentos: como el no compromiso, la inmadurez y, por tanto, las
acciones sobre las que ha trabajado se ha visto parceladas por tratar de incluir a los jóvenes
paternalistamente, atrayéndolos desde y hacia el mismo discurso hegemónico.

En palabras de la ONU “algunos jóvenes tienen la impresión de que se les pide que
participen precisamente en las estructuras que, a su juicio, los excluyen” 5 . Generando un
discurso antagónico en sus fundamentos ante el que el joven al no poder conciliar, rechaza.

La dilatación del enfrentamiento a este problema no ha decaído, pero si es menos visible en


la medida que los actores públicos suelen tratar el tema de la participación política juvenil en
elecciones particularmente. No por ello se puede decir que tenga menor relevancia lo que
pasa con la juventud en estos lapsos eleccionarios, ya que reconocer a la juventud en su rol
de minoría social en épocas eleccionarias es hacer de esa conversación un diálogo utilitario
y que hace un daño permanente en la relación juventud política. El diálogo social que debe
construirse entre estado y juventud es un proceso lento y de carácter permanente sin poner
de antemano los intereses personales. Ahora bien este es un tema de relevancia en
Latinoamérica. El consejo de la Naciones Unidas en su área de investigación en Juventud
2006 habla de esta situación con mayor propiedad: “(…) Para incluir a los jóvenes en la
adopción de decisiones también es preciso reconocer los cambios ocurridos en las
modalidades y estructuras de los movimientos juveniles. En muchos países, los partidos
políticos tienen dificultades para atraer a miembros jóvenes. En las campañas para alentar a
los jóvenes a votar se procura invertir la tendencia a un menor interés de los jóvenes en la
política. La apatía respecto de la política y la falta de interés en participar en organizaciones
tradicionales parece caracterizar a las generaciones jóvenes de muchos países. Para
muchos jóvenes, el mundo de la política dista mucho de su realidad cotidiana de la escuela,
el esparcimiento y la necesidad de encontrar trabajo. Muchos no ven una relación entre esas
6
realidades y el efecto que la política tiene en su vida diaria (…).”

El interés y la necesidad de incorporar a los jóvenes existe. Son ellos quienes en las últimas
décadas han estado en la vanguardia de los cambios políticos en torno a cómo queremos
vivir en relación a la ecología, la discriminación, el arte, la democratización de la cultura. Los
jóvenes tienen un tremendo potencial opinático que también es un discurso que debe ser
hablado en las conversaciones sociales y estatales.

Pero desde esa conversación social, el rol del joven como actor social se adolece, ya que su
legitimación como actor político se quiebra cuando se habla por ejemplo de anomia juvenil o
de lo “apolítico”. Cuando al joven socialmente se le reafirma su estado de rechazo y se le
justifica paternalistamente en base a su “inexperiencia o su indiferencia propia de la
juventud”, al joven se le quita la palabra. Remitiéndonos a la historiadora Alejandra Castillo,
la mujer sólo se hizo actor social, cuando salió de lo privado hacia el mundo público y exigió
su lugar como actor social a través de la “toma de palabra”; lo mismo sucede con los
jóvenes, enfatizar su rol de sujetos ciertamente en desarrollo y devolverlos al mundo privado
7
familiar con argumentos de inexperiencia, es despojarlos de su voz social , ya que la
redefinición de las identidades políticas siempre trae consigo el problema del
reconocimiento. Un ejemplo reciente y claro de la importancia de la enunciación como forma
de encontrar un lugar en el discurso social, es el Movimiento Estudiantil “Pingüino” del 2006,
en donde los jóvenes insertos en las lógicas mediáticas y conformándose agrupadamente
como “actor social”, reclamar una voz social, que es rescatada por los medios de
comunicación que están fuertemente ligados con los alcances que adquiere la política, y
logra generar esa “toma de palabra”.

Evidenciando en la práctica que existen formas de agrupar a los jóvenes en colectivos de


carácter político, en la medida que tienen la capacidad de llevar un conflicto social, como la

5
Cita en: La juventud y las Naciones Unidas; Texto: “La participación”; www.un.org/youth.
6
Cita en: La juventud y las Naciones Unidas; Texto: “La participación”; www.un.org/youth.
7
Alejandra Castillo; La aporía republicana: mujer y política; Actual Marx, edición número 4. Editorial Arcis.

9
calidad de la educación, hacia un conflicto político, mediante la enunciación y/o la
politización de dicha demanda, se hace necesario descubrir por sobre los argumentos
clásicos, de apatía, o desconfianza, las emociones detrás de esa forma de vivir la política en
los jóvenes, sus valoraciones del poder, de la comunidad para en ese descubrimiento,
posibilitar que la comunicación les permita retomar la palabra que se les va perdiendo en los
discursos aporéticos que les entrega la sociedad, que los repliega sobre si mismos, pero de
los cuales pueden salir hacia la enunciación.

10
3. FORMULACIÓN DE LA PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN

¿Qué sienten 8 y qué expresan los jóvenes universitarios 9 hacia su propio entendimiento de
lo que es la Política 10 ? [*]
[*] Investigación para el desarrollo de una propuesta comunicacional dirigida a plantear
nuevos puntos de diálogo entre la relación Juventud y Política.

4. OBJETIVO GENERAL DE LA INVESTIGACIÓN


Comprender qué sienten y cómo se expresan los jóvenes universitarios hacia su propio
entendimiento de lo que es la Política.

4.1 OBJETIVOS ESPECÍFICOS DE LA INVESTIGACIÓN

1. Comprender que entienden los jóvenes de la muestra acerca de la política.


2. Comprender si asocian el concepto de comunidad con su propio concepto de
política.
3. Comprender cómo identifican el concepto de poder.
4. Describir que entienden los jóvenes de la muestra por participación política, para
ver desde ahí, si son concientes de su propio rol ante la política.
5. Describir qué entienden los jóvenes de la muestra por el rito eleccionario como
forma de participación política.
6. Entender qué emociones les genera a los jóvenes de la muestra hablar de lo que
entienden por política.

4.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS DEL MARCO TEÓRICO.

1. Encontrar en una confrontación teórica, los diversos significados, conceptos y aspectos


sociales con los que la política convive en relación a la juventud.
2. Fundamentar desde la teoría la importancia de recuperar el vínculo entre juventud y
política.
3. Entender desde la teoría cuál es el contexto social de los jóvenes.
4. Fundamentar desde la teoría cómo la comunicación puede conciliar y construir relaciones.
5. Identificar desde la teoría, cuáles son los factores sociales que influyen en la relación

8
Por “sentir” entenderemos la descripción de cuales son las emociones que los jóvenes experimentan hacia la política. Maturana en
el texto “Lenguaje, emociones y ética en el quehacer político”, nos plantea que detrás de toda racionalización hay una emoción que
moviliza un determinado dominio de acción. Entender ese sentir que impulsa toda expresión racional de los jóvenes hacia la política,
es el fundamento para entender cuál es el tinte emocional en los argumentos sobre los cuales los jóvenes construyen su relación,
cómo la consideran, cómo la valoran, qué les simboliza. Para esta investigación, el concepto sentir, por sobre el concepto
emociones, nos permite ligar al componente emocional, al entramado racional que le sucede, es decir comprender en esta
investigación, qué emociones les genera y que opiniones y argumentos crean entorno a la política.

Castro Aniyar (Phd. en Antropología Social), en su texto: “Ciencias sociales y literatura latinoamericana: Del rigor científico que
aprendimos a una teoría de las emociones” plantea la importancia de incorporar en al ámbito de las ciencias esa emocionalidad y
distinciones culturales que caracterizan a Latinoamérica. Él lo expresa de la siguiente forma: “No sólo pensar en el conocimiento de
la emoción, sino entender a la emoción como una dimensión epistemológica, permite involucrar el pensamiento científico con la
cultura común del pueblo y los individuos que le dan sentido”. La emociones son una realidad en si mismas, y son un aspecto de “la
realidad”, de la verdad histórica, que hasta hoy no ha sido incorporado en los estudios públicos acerca de la relación política y
juventud. Gravitante incorporación cuando los jóvenes, por sobre ser latinoamericanos, son sujetos altamente emocionales. De ahí
que este sea uno de los ejes de la presente investigación en donde el conectarse racionalmente pero sobretodo emocionalmente
con los jóvenes, nos hable de esa cultura común entorno a como se vive y qué sentido se le da a la política.
9
La investigación corresponde a una investigación de carácter cualitativo que se realizará entre Marzo del 2006 a Abril del 2007, a
jóvenes que están o no inscritos en los registros electorales y que desarrollan sus estudios superiores en las Universidades: Diego
Portales, Santo Tomás, Universidad de Chile, Universidad Católica y Finis Terrae. La elección del rango universitario es para
asegurar la condición juvenil en dos factores que la universidad otorga, primero un grado de dependencia familiar frecuente, afectivo
y económico y un estilo de vida entorno al ocio, el estudio, la diversión sin integrarse de lleno aún al mundo adulto. Estas decisiones
fueron escogidas por presentar una condición clave en base a los recursos de investigación, en donde este rango y estas
universidades presentaban mayor flexibilidad de acercamiento para la investigación.
10
En palabras de Pablo Oyarzún en su texto “Perplejidad y barruntos”, (en el libro conmemorativo Arte y Política) el arte, como la
política, son conceptos con líneas poco marcadas en donde comprenderlas del todo, para quién las convoca, es mera pretensión o
inercia. Esta investigación, de igual manera, considera que los conceptos son significados en permanente desarrollo y por tanto
metodológicamente no se plantea correcto predisponerle a la muestra una definición construida sobre la cual adaptar su diálogo
sobre la política (Teoría del contexto, Van Dijk), la amplitud del concepto con que se trabajará responde a la necesidad empática, de
dejar límites lo suficientemente flexibles para que sean los propios jóvenes quienes vayan llenando este significado desde sus
experiencias y los aspectos que les parezcan relevantes. No obstante, en términos teóricos y operacionales se trabajará con la
definición de política, como la organización entorno al poder y bajo el entendimiento de Maturana de su texto “Lenguaje, emociones
y ética en el quehacer político”, de ser un espacio de conversación, de decisiones entorno a la convivencia.

11
Juventud - Política.
6. Proponer nuevos puntos de diálogo entre jóvenes universitarios y política en favor de un
entendimiento y una relación de comprensión mutua.

5. RELEVANCIA Y APORTES

1> Relevancia Comunicacional:


La tesis es un intento de aplicar la comunicación, específicamente desde el conocimiento
publicitario, a nuevos usos dentro del área de lo social y lo público. Para ello se pone a la
comunicación como vínculo entre diferentes actores sociales y se incluye en pleno su rol
persuasivo, para encontrar a través de él, nuevas conversaciones entre juventud y política.
2> Relevancia Metodológica:
Esta investigación se diferencia de gran parte de los estudios que existen en relación a la
juventud y la política (en donde se restringe dicho vínculo a las inscripciones eleccionarias,
en investigaciones de carácter cuantitativo), a través de un acercamiento abierto para ver
que es lo que los propios jóvenes expresan y sienten hacia la política, comprendiendo y
aceptando que pueden haber otras formas de vinculación más legitimas para ellos dentro de
su propio punto de vista que el voto, sin por ello juzgarlos bajo ninguna forma de abulia.
Este enfoque se logra a través de hacer de esta investigación un estudio cualitativo, de
características etnográficas, en donde se realizan aportes en dos sentidos:

> En la mirada abierta, dispuesta y sin prejuicios del investigador de generar un estudio
hermenéutico en donde investigadora y entrevistados trabajen juntos en reflexionar acerca
de la política.
> Y en la incorporación de nuevas técnicas de recolección de información complementarias,
como las técnicas de escritura, de dibujo y la entrevista en profundidad en busca de un
conocimiento más completo del sentir y las expresiones de cada sujeto de la muestra.

3> Relevancia teórica:


En esta investigación se hace un especial énfasis creativo en el marco teórico. Para ello se
trabaja en base a las teorías más recientes entorno a juventud y política, se incorpora el
enfoque de género en el desarrollo teórico, y se generan nuevas propuestas de
acercamiento y análisis teórico en base a nuevos textos sin desarrollo académico previo y
que se generarán para esta ocasión como son los temas:

El rol de los Meta-relatos en la juventud, La incorporación de habitus y corporalidad en el


análisis, y la propuesta del insight creativo publicitario como principal fuente de diálogo entre
actores sociales.

12
Cuerpo 2 > Marco teórico.
Capítulo 1>. La comunicación es la introducción.

1.1 La comunicación es la introducción.

“Consideré que aún en los lenguajes humanos,


no hay proposición que no implique el universo entero”.
Jorge Luis Borges. La escritura de Dios.

La comunicación es la introducción, porque el ser humano vive en el lenguaje y construye su


propia identidad, sus propias realidades en él.
Todo acto que el ser humano realiza, está dirigido como un discurso que puede leerse en
ese espacio, en que toda acción humana comunica. La comunicación es introducción
porque "las palabras que usamos no sólo revelan nuestro pensar, sino que proyectan el
curso de nuestro quehacer" (Maturana: 2001), luego, la Comunicación Social como área de
investigación y análisis, es un enfoque rico y diverso desde el cual pueden abordarse una
multiplicidad de fenómenos culturales y sociales, siempre, desde una mirada desde la
condición más sincera de los sujetos: su propia conformación del mundo desde el lenguaje.

Así como Borges plantea que “Una literatura difiere de otra, ulterior o anterior, menos por el
texto, que por la manera de ser leída", creo que la comunicación puede aportar desde sus
lecturas, nuevas interpretaciones para un discurso social, sobretodo si consideramos aquello
que Umberto Eco plantea complementariamente: que la semiótica puede considerarse como
la ciencia que estudia todo los tipos de fenómenos culturales, en la medida que estos
pueden ser entendidos como un sistema de signos.

13
De esta manera, la comunicación es la base de esta investigación por las siguientes
razones:
a) por el énfasis de su presencia intrínseca en los fenómenos sociales,
b) como una metodología de análisis que es capaz, desde lo discursivo, de encontrar los
argumentos que sostienen posturas y disposiciones entre los actores sociales,
c) pero sobretodo de brindar la mirada, también literaria, de que las palabras son armas
poderosas en donde una sola de ellas, es capaz de revelar un universo entero de sentido y
significados.

El rol del lenguaje en la comunicación es parte de su esencia interpersonal. Comunicar,


entonces, es poner en común, ya que la comunicación se realiza través de la convención de
los individuos a través del lenguaje, como el reconocimiento de los otros y el entorno. A este
propósito, Giannini en su texto “Metafísica del lenguaje” habla de él como “uso”, ya que a
través de su expresión los sujetos adquieren conciencia de si mismos y de su realidad. A
este propósito Jaime Valdivieso en conversación con Claudio Teitelboim, nos recuerda como
la realidad así como la cultura tienen origen en el devenir del lenguaje en la historia de la
humanidad: “Antes que existiera el lenguaje, existía la poesía (…) el primer lenguaje fue el
lenguaje poético, y de ese lenguaje surgió luego el lenguaje conceptual, ése que estamos
empleando en este momento. Y eso hizo posible que existieran la ciencia, la cultura. (...) El
hombre es posible gracias al lenguaje. Sin el lenguaje no existiría el hombre ni la realidad”.
(Valdivieso: 1999)

A través de lenguaje el ser humano reflexiona de su realidad; se interrelaciona; y se genera


a sí mismo en el hacer lingüístico. Es decir, el ser humano está en el discurso y a través de
él, debe articularse en sociedad en pos de la convivencia. A nivel etimológico, de hecho,
existe una estrecha relación entre “comunicarse” y “estar en comunidad”. La vida comunitaria
se propicia cuando los grupos sociales comparten universos simbólicos, es decir, cuando
“ponen en común” experiencias y significados a través de la comunicación, ya que una base
de la socialización en el proceso comunicativo es la capacidad de interlocución de los
individuos en base a significados y lugares comunes.

Introducirse en esta investigación hacia la comprensión de la juventud, sobre la política, es


visualizar en ella un ejercicio comunicativo en donde se busca, en base a esta presencia de
la comunicación que hemos explicitado, plantear los alcances de las herramientas de la
comunicación social, como la semiología, la investigación y la publicidad y la capacidad de
entender en formas empáticas y profundas, las significaciones que se generan en los
individuos frente a los fenómenos sociales. Es posible considerar a los fenómenos sociales
(constituidas en los encuentros históricos entre lo cultural y lo político) como discursos y a
éstos no sólo como palabras, sino como modos materiales de regulación de experiencias y
de formación subjetiva. En este sentido se apuesta porque el intrínsico potencial persuasivo
de la publicidad, brinde a la metodología de la comunicación un trabajo centrado en reunir en
base a las propias experiencias de los sujetos, vínculos, con una realidad que no es estática,
sino construida desde los sujetos.

1.2 Comunicación, semiótica y cultura.


Italo Calvino en su texto: “Las ciudades y los signos” hace una bella metáfora del rol que la
comunicación y la semiótica, como fuente interpretativa, adquieren en la ciudad y,
consecuentemente, en la cultura.

“Finalmente el viaje conduce a la ciudad de Tamara. Uno se adentra en ella por


calles llenas de enseñas que sobresalen de las paredes. El ojo no ve cosas sino
figuras de cosas que significan otras cosas: las tenazas indican la casa del
sacamuelas, el jarro la taberna, las alabardas el cuerpo de guardia, la balanza el
herborista. (...) La mirada recorre las calles como páginas escritas: la ciudad dice
todo lo que debes pensar, te hace repetir su discurso, y mientras crees que visitas
Tamara, no haces sino registrar los nombres con los cuales se define a sí misma y a
todas sus partes. (...)Fuera se extiende la tierra vacía hasta el horizonte, se abre el
cielo donde corren las nubes. En la forma que el azar y el viento dan a las nubes el
hombre se empeña en reconocer figuras: un velero, una mano, un elefante...”
Italo Calvino. Las ciudades y los signos. Ciudades Imaginadas.

14
El texto de Calvino muestra algo esencial cuando analizamos la comunicación y la cultura:
no son los objetos ni el entorno quiénes significan, sino que lo hacen en la medida que un
sujeto se enfrenta a ellos y los carga de significado. Dentro de Tamara existe un texto que
habla y que se comunica intencionadamente para ser leído, pero fuera de Tamara, donde la
naturaleza crea y modifica a su propio ritmo y usanza, es también la presencia de ese sujeto
la que empieza a dotar mediante la metáfora, un significado a cada objeto, a cada lugar.

El ser humano es un ser en busca de significados permanentes para adaptarse a la


naturaleza, por lo que crea constantemente campos semánticos en sus campos de
experiencia. A ello, entendemos, como conciencia semiótica, como la capacidad de los
sujetos para reconocer formas u objetos y nombrarlas. En el texto al evidenciarnos la ciudad
como un sistema de signos, se nos permite entender como el hombre analiza su entorno
para establecerlo y establecerse en él.

Nombrar es asignar identidad a lo desconocido para poder generar acciones directas o


indirectas sobre él, para generar la sensación de posesión; es formar, dar existencia y
ordenar en alteridad, al nombrar lo otro como distinto y definir allí su ser y funciones
distintivas a mi. Nombrar también una forma de socializar, de crear consensos para poder
facilitar y propiciar procesos comunicativos. Por ende no hay fenómeno cultural ni social, que
no exprese en su significado (por ejemplo, “anomia” en la relación juventud y política) un
universo por develar, entorno a como ese nombre es capaz de ordenar roles, funciones y
valores según cómo esa significación se circunscribe a un sistema mayor de significados.

Uno de los grandes aportes que hace la semiótica a la investigación social –y cultural-,
radica en la ruptura de la arbitrariedad del signo que realiza Charles S. Pierce. Él incorpora
en el modelo de signo (significante-significado) una variante que está destinada, justamente
a incorporar al análisis de un signo, esa capacidad del hombre de connotar según sus
propias experiencias en relación a los objetos. El nuevo signo que incorpora Pierce
(significante-significado-nuevo signo), considera que los signos son construcciones sociales
y como tales, su uso puede modificar la relación significado, significante, hacia nuevas
interpretaciones que no estarían dadas por la arbitrariedad del signo como propone
Ferdinand de Saussure.

Cuando llevamos el nuevo signo a la investigación social, o la investigación en comunicación


social, no puede abstraerse el investigador de no incorporar aquel uso social que se escapa
en las construcciones teóricas alejadas, de cómo los sujetos viven los procesos sociales, por
sobre su historicidad y las definiciones propias de la función cognitiva del lenguaje. En todo
fenómeno social, como proceso dinámico, en la medida en que en él participan sujetos
constructores y reconstructores de la realidad a través del lenguaje y la comunicación, es
posible la aparición de nuevas interpretaciones en las personas que deben ser parte del
proceso de investigación.
En este sentido la comunicación al igual como cuando Calvino habla de entrar y salir del
discurso de Tamara, nos permite entrar y salir de los discursos y encontrar la riqueza que se
esconde detrás de las lecturas hegemónicas y de los discursos implícitos en sociedad.

1.3 Comunicación y política.


“Cuando la comunicación se rompe, cuando deja de existir, ni siquiera en forma de
comunicación conflictiva (como sería el caso en las luchas sociales o la oposición política),
los grupos sociales y los individuos se alienan unos de otros y ven al otro como un extraño, y
al final como una amenaza.” (Castells: 2000)

El rol de la comunicación en la política puede ser entendida desde dos puntos de vista: uno
formal asociado a el creciente lugar de a comunicación estratégica como parte de
planificaciones dentro del marketing político, y otro en base a un análisis semiológico que
conecta ambos conceptos en una misma base lingüística, lo común como parte de los
lugares comunes de la comunicación, y la política como polis, y por tanto organización de
una comunidad.

15
En este último sentido, la comunicación política podría ser entendida como todos aquellos
procesos comunicativos que están orientados a realizar intercambios simbólicos entorno a
cómo vivir en comunidad.

Como un intercambio permanente que puede extrapolarse a un sinnúmero de aspectos


sociales, la comunicación política es un proceso de largo alcance que cuando se trabaja de
manera inmediatista en periodos eleccionarios, niega a la comunicación de un elemento
constitutivo en el proceso comunicacional, que es la retroalimentación, es decir la recepción
que hace el emisor de la lectura del receptor, para modificar o reafirmar su mensaje
dependiendo de sus objetivos de comunicación.

Jorge Dell’Oro, especialista Argentino en comunicación política, en su texto “La


comunicación como forma de restablecer el diálogo entre la política y la sociedad”, legitima
desde un enfoque publicitario, la posibilidad de poder fomentar una relación entre juventud y
Estado. Él plantea, parafraseando a Abrahan Skoska, que el diálogo es una de las
condiciones necesarias para retomar la relación Estado-Sociedad.
Aunque pareciera que bajo sistemas democráticos la política debiera estar en permanente y
atenta escucha, aún es fácil ver sectores de política que se manejan unilateralmente, en
palabras de Alejandro Raiter, bajo una lógica supra textual que limita la relación en entre
autor y lector. A este propósito Dell’Oro habla de un electorado volátil que retrasa su decisión
política, donde ya, electorado y representantes son tránsfugos en sus lealtades. Ello sería
producto de un fenómeno que denomina “escleorosis de organización” en relación a una
administración en base a ideas antiguas y poco conectadas con los electores, produciendo
una baja de participación, que podríamos decir que es una parte más de la
autoreferencialidad de la política que propone Juan Abal Medina. (Medina: 2004)

Con estas bases, Dell’Oro plantea un tema inquietante en relación al quiebre comunicacional
entre Estado y sociedad: “pareciera que especialmente el nivel dirigente de los partidos
teme que la gente esté informada y participe, que tenga también intenciones de poder”
(Dell’Oro: 2005). En este sentido, podemos decir que la comunicación política se utiliza como
un bien desde el discurso hegemónico, que se restringe y se utiliza en función de específicos
objetivos, más que un fluido intercambio que permita ir construyendo el lenguaje compartido
necesario como para construir un escenario político representativo de todas las voces
sociales.

Otro aspecto interesante de la comunicación y política es el traspaso de las lógicas de la


comunicación comercial estratégica hacia el marketing político, claramente ambos con una
fuente comercial como fundamento, tienen claras intenciones persuasivas en función de el
logro de ciertos objetivos de planificación. Esto se hace muy presente por ejemplo, en la
translación de técnicas creativas utilizadas en las últimas campañas electorales este 2006 en
Chile. La utilización de conceptos creativos basados en necesidades sociales y articuladores
de las campañas presidenciales, es una clara prueba de la presencia de la comunicación
estratégica en la política.

Es un método habitual en la comunicación política chilena actual, sobretodo restringiéndonos


a periodos eleccionarios donde ella se hace más evidente, centrar los mensajes más que en
las ideologías, en la figura del candidato que es fuente de una creciente incredulidad hacia la
efectividad de los partidos políticos como representantes de intereses ciudadanos reales.
Dell’Oro plantea que cuando se busca la simpatía de la gente través de outsiders, con
mucho carisma pero con poco contenido político, a la larga crea un malestar profundo hacia
la capacidad administrativa del Estado. Sobretodo en esa estrecha relación entre la Política y
los medios de comunicación como escenario de la clase política. Situación que crea una
paradoja discursiva, porque cuando los sujetos vacían de significado a los partidos políticos,
tienden a privilegiar las personas por sobre las agrupaciones políticas, y por ende se hacen
propensos a caer en nuevas elecciones basadas en cualidades personales, que vuelven a
vaciar el contenido simbólico de los partidos políticos.

Uno de los alejamientos que se produce en la comunicación política desde la ciudadanía, se


origina desde la base que el discurso político que emana del Estado o bien desde la clase
política, suele ejercerse desde una perspectiva que busca la hegemonía discursiva.

16
En este tipo de discursos, se habla desde una realidad que está fuera de la cotidianidad de
los sujetos, disponiéndose como discursos que luchan por una legitimidad que no está en la
sociedad, sino en una experiencia independiente de la ciudadanía, y que el emisor del
discurso político legitima precisamente por su exterioridad.

En este sentido, Javier del Rey Morató habla de la indefensión del sujeto receptor del
discurso político. El autor señala que ante el discurso político de las campañas electorales
en Latinoamérica, ambos, sujetos políticos y receptores, están cada uno en una estructura
de lenguaje que podría distar sustancialmente en la estructura de la realidad.
Es decir, que la estructura discursiva que se desarrolla en política, no se condice con la
realidad cuya complejidad no puede abstraerse por ejemplo en izquierda-derecha. Morató
hace una crítica interesante al rol de la comunicación política en la medida que la
propaganda, la publicidad y la comunicación específicamente electoral no se circunscribe a
las explicaciones lógicas que podrían hablar de las complejidades de la comunicación: “Las
estrategias de imagen siempre existirán –acaso son algo consustancial al momento histórico
por el que atraviesa la democracia, que hoy pasa por el marketing político-.” (Morató: 1989)
De esta manera, plantea la relevancia de evidenciar las funciones estéticas que recubren los
mensajes, de la voluntad hegemónica implícita en la elección de la agenda cultural y
noticiosa, para que los ciudadanos propensos o en sus términos en “ayunas” acerca de
utilización de los medios de persuasión, adquiera un rol de lector, ante los medios de
comunicación que le permitan limpiar los mensajes en una búsqueda de una real
profundización de la democracia.

Aquí ya se evidencian tres puntos influyentes en la comunicación política:

a) Primero el uso de un lenguaje retórico que habla de realidades que no son alcanzables
por los receptores-lectores ni temporal y ni espacialmente. La realidad del discurso político
surge en su enunciado, dando lugar a realidades esencialmente estéticas. Así Morató
citando a Eco argumenta: “nos acostumbramos a pensar los hechos, la realidad, del modo y
manera como quedan configurados en los enunciados”. Ello sumado a que la política es
reduccionista frente a los ricos matices de a realidad en base a discusiones como izquierda-
derecha, libertad-opresión, entre otros.

b) La expresión de la comunicación política desde la autoreferencialidad de un discurso


hegemónico que tiene la capacidad de exponer selectivamente los temas de agenda en la
opinión pública. El discurso político habita como imagen espacial, que en los espacios socio-
lingüísticos ordena roles, códigos, todos aquellos signos sociales de entendimiento,

c) y la presencia de un énfasis hacia la imagen, por sobre la función cognitiva que prima en
el ámbito político como organización racional de la sociedad. Por ejemplo esto sería evidente
en como las palabras pueden cargarse semánticamente de emociones o valoraciones que
superan la función cognitiva haciendo de el uso ideológico, como clara expresión de este
fenómeno, una forma de reducir costos de información para los mensajes de candidatos y
partidos, hasta tal punto, que en esa utilización ideológica podría perderse totalmente la
información en juego.

Gilles Acháchè propone que la presencia de la comunicación política presupone de:

“- Un emisor, es decir, las condiciones por la cuales un actor puede producir un


enunciado político.
- Un receptor, es decir, las condiciones por las cuales un actor es apuntado
- Un espacio público, i.e., las modalidades según las cuales los individuos se
constituyen en receptor colectivo, puesto que lo que aquí nos interesa es la
comunicación en tanto que es política, en tanto comunicación en y para una
comunidad.
- Uno o varios medios, es decir, seleccionadas una o varias modalidades según las
cuales el enunciado se transmite de manera pertinente, en atención al efecto que de
ellas se espera (convicción, persuasión, adhesión, etc.).” (Acháchè:1998)

17
Modelos de comunicación política.
Acháchè propone al marketing político como un proceso producto de una incorporación de la
comercialización hacia el ámbito de la comunicación política, y como un sistema dominante
por sobre otros modelos de comunicación política.

Estos modelos en donde la comercialización se presenta hegemónicamente, corresponden


a:
i) El modelo dialógico ii) el modelo propagandístico y iii) el modelo de la investigación de
mercados o de la “comercialización”, en donde cada uno de los cuatro aspectos ya
mencionados (emisor, receptor, medios y espacio público) define a través de su
especificidad, la pertenencia a uno de los modelos por parte de la comunicación política.

Si bien no nos adentraremos demasiado en la descripción de cada modelo, por querer


concentrarnos en el tercero, que centra nuestra particular atención, haremos un pequeño
boceto de las estructuras argumentales de cada modelo, para explicar y también evidenciar
las diferencias, usualmente confusas, entorno a los tipos de comunicación política.

i) el modelo dialógico: es el modelo más antiguo con orígenes en el XVII, XVIII, basado en la
premisa del diálogo de doble sentido, es decir de intercambio a través de la racionalidad.
Para este modelo la razón es la forma legítima de ejercer la comunicación política. En este
sentido los actores de la comunicación son seres libres, razonantes e iguales, el espacio
público y la elección de enunciados se define por el bien común o el interés colectivo.

El espacio público en el modelo dialógico no da cabida a los aspectos de la vida privada ni


de la vida económica ya que se presupone que son ámbitos que se resuelven en base a
intereses personales. Sin embargo por su esencia común aporta al espacio público dos
características: la homogeneidad y la continuidad.
“La homogeneidad significa que, por principio, el sentido de lo que se intercambia en la
comunicación política es el mismo para todos”, y dicha validez homogénea en las
situaciones de comunicación dan un flujo constante de comunicación del espacio público.
En este mismo sentido los medios de comunicación operan selectivamente en función de los
enunciados políticos. Privilegiando su difusión sobretodo a través de medios de
comunicación discursivos, en base a la legitimidad del diálogo como medio de comunicación
política por sobre la imagen.

ii) El modelo propagandista: “Con la propaganda estamos en lo teológico-político o, más


exactamente, en una forma teológica de lo política”.
La propaganda es un tipo de comunicación política que buscar expresar realidades fuera del
espacio mismo de la comunicación, en base a posibles escenarios en el futuro, recordemos
que la esencia de la ideología es proyectarse sobre el futuro, y en el caso de la propaganda
como expresión de ideales (creencias) trabaja sobre los grandes discursos políticos. Como
ya veíamos en referencia a Morató y Maturana, el modelo propicia realidades que sólo
cobran sentido en el enunciado. Por ende la forma que adquieren los receptores de este
modelo propagandístico adquieren la forma de audiencia, centradas más en la escucha que
en el ejercicio de la palabra. Acháchè otorga dos características a este tipo de actor: la
cantidad (multitudes) y su afectividad
(busca adhesión por sobre el razonamiento de una opción). De esta forma este modelo
busca intervenir en la totalidad de la opinión pública para generar conductas masivas que al
mismo tiempo validaran el uso de la comunicación propagandística.
Si bien en comunicación reconocemos que los sujetos son colectivos e individuales al mismo
tiempo, este tipo de comunicación se centra e la capacidad de los sujetos de encontrar una
emocionalidad movilizadora en la masa y por ende, el espacio público es homogéneo y
continuo en esa fusión individual.
En relación a los medios, se privilegian aquellos que permiten exacerbar la emocionalidad
por sobre otro tipo de argumentaciones. “(…) el modelo propagandista se presenta como lo
simétrico inverso del modelo dialógico. La imagen, en este caso, halla el sitio que antes se le
negaba y, precisamente, por las mismas razones que la hacían sospechosa.”

18
iii) Modelo de la investigación de mercados o de comercialización.
Acháchè propone a que a través del marketing, la comunicación política se comercializa, es
decir adquiere para si las lógicas del consumo como una forma de extrapolar dicho
conocimiento (know how) hacia otras áreas sociales de persuasión. Dos de los grandes
aportes que la comercialización realiza hacia la comunicación política es la capacidad de
articularse en la diversidad de los actores sociales a través de la saturación y la
segmentación. Las técnicas de marketing tienen la capacidad en base a una multiplicidad de
ofertas y de homogenización de los productos, de poder de segmentar a los individuos en
base a sus particulares jerarquías de necesidades, es decir en base a los diversos estilos de
vida que determinan valoraciones subjetivas profundas en los individuos entorno a como
ellos cotidianamente viven en comunidad, en sus elecciones, gustos, diferencias, pudiendo
llegar mucho más directamente a los que cada segmento de la sociedad más valora y por
ende más otorga credibilidad y legitimación.
Pensemos por ejemplo que los estilos de vida y las tendencias de nuevos usos en el
consumo nacen de la necesidad de las agencias publicitarias de ser representativos de una
heterogeneidad en constante crecimiento y diversificación. De esta manera el espacio
público se reconstruye desde la lógica de comercio, desde la diversidad. “De esta manera, a
diferencia de los otros modelos de comunicación política que hemos visto, la
comercialización política no supone ningún punto de vista, ningún valor sustancial (ni interés
general, ni gran discurso) respecto de lo cual debería organizarse la totalidad del espacio de
comunicación política.” (Acháchè: 1998)
La legitimidad en el emisor de la comunicación de investigación de mercados es un proceso
en construcción, ya que los enunciados políticos con incorporados en los receptores de
múltiples y particulares formas. Porque el modelo asume que la política institucional en un
individuo es parte de una de sus múltiples facetas en sociedad y por tanto no se adscribe a
totalitarismos como en el modelo propagandístico.

En términos mediáticos, éste modelo no se restringe a ningún uso en la medida que este
medio se adapte a los requisitos de comunicación de los segmentos de comunicación. E
gran aporte en toneles es que la comercialización hace que la comunicación política al no
presuponer homogeneidades, pueda ponerse al servicio de todos los intereses.

El modelo de investigación de mercados propine que la publicidad es aquel medio que


desempeña el rol privilegiado en este tipo de comunicación política “Este privilegio dado a la
publicidad permite comprender cómo la mercadotecnia política apunta al destinatario de la
comunicación política.” (Acháchè: 1998)

Cuadro resumen.

Modelos de comunicación política.


Modelo Dialógico Modelo Propagandístico Modelo de investigación
Social
Emisor Desde la facultad Desde un orden jerárquico “personalidades”, reunión de
comunicacional – sujetos hacia cantidad y diversos intereses.
libres, iguales, racionales. afectividad.
Receptor Sujeto libre, individual y Sujeto masivo y afectivo Parcialmente implicado
racional
Espacio Público Homogéneo y continuo. Continuo y homogéneo. Diverso
Hacia Interés Gral. y bien
público.
Medios Medios de comunicación Medios visuales. (Imagen y Todos en función de las
discursivos. (racional) emotividad) características del segmento.

Legitimidad Proviene desde acuerdo Proviene desde emisor Flexible, en permanente


mutuo en la conversación construcción.

19
1.4 Conclusión: Publicidad y Política.
La anterior presentación y discriminación entre los modelos de comunicación y política,
permite proponer a la discusión entorno a propaganda y política, claras diferencias y
alcances. La propaganda es un tipo de comunicación como veíamos con Morató y Maturana,
centrada en realidades lejanas, proyectadas al futuro propiamente como las ideologías a las
que se remiten, centrándose en un tipo de discurso hegemónico que no incluye para si, las
diferencias entre los grupos humanos y que por tanto es una comunicación que se enfrenta a
dos fenómenos en sociedad, a) primero la creciente deslegitimación de los grandes relatos
coordinadores de sentido, en relación a la muerte de los metarrelatos de Lyotard y b) la
potencialidad de encontrar en ese sentido de masa y liderazgo, una forma para los sujetos
de conectarse primitivamente por qué no decir, míticamente con ciertos relatos acerca de
hoy, que la sociedad adolece.

Por otro lado, la publicidad como parte del modelo de investigación de mercado, tiene
grandes aportes como estrategia de comunicación política. Ello podemos evidenciarlo por
dos factores que hacen de la publicidad una introducción a los fenómenos sociales.

Estos factores son:


i) capacidad de la publicidad como parte del consumo, de extrapolarse a otros
ámbitos sociales.
ii) de encontrar en el insight publicitario un fuente diálogo social.

i) publicidad, participación y ciudadanía.


La publicidad es en esencia una técnica más de comunicación, pero una con las mayores
posibilidades de desarrollo en su capacidad de conocer profundamente los hábitos humanos,
y tendencias sociales. Al ser parte del consumo, la publicidad puede proyectarse hacia
nuevos espectros de la comunicación, la sociedad y la ciudadanía. García Canclini nos habla
de la potencialidad del consumo como aspecto sociocultural, ya que también, históricamente,
el consumo ha sido una expresión cultural ligada a simbolismos y transacciones
extrapolables hacia otras áreas sociales.

“Esas viejas unidades, en la medida que subsisten, parecen reformularse como pactos
móviles de lectura de los bienes y los mensajes. Una nación, por ejemplo, se define poco a
esta altura por los límites territoriales o por su historia política. Más bien sobrevive como una
comunidad interpretativa de consumidores, cuyos hábitos tradicionales —alimentarios,
lingüísticos— los llevan a relacionarse de un modo peculiar con los objetos y la información
circulante en las redes internacionales. Al mismo tiempo, hallamos comunidades
internacionales de consumidores —ya mencionamos las de jóvenes y televidentes— que
dan sentido de pertenencia donde se diluyen las lealtades nacionales.”
En total sintonía con el autor, el consumo puede venir a fortalecer la ciudadanía ya que se
fundamenta en la diversidad de la sociedades y presenta una flexibilidad como discurso
hacia los lectores o receptores, que enfatiza en una verdadera representatividad de intereses
que otros modelos de interés no logran en mayor en menor medida.
La publicidad como experta de la lógica de las formas del consumo, puede también abrir
bajo ese mismo conocimiento, nuevos espacios ciudadanos, mediáticos, abstractos,
masivos, sobretodo de experiencia directa en base a la noción de espacio público de
Gianianni, por sobre la abstracción que la representación post-social a través de los medios
masivos de comunicación ha producido hacia la política.

Así la publicidad bajo este enfoque puede presentarse como:

a) Una forma de relación empática con ciudadanos cada vez más ligados con la categoría de
consumidor y más diversificados tanto en consumo como en estilos de vida y valoraciones.
b) una forma de expandir su campo de acción junto al consumo como forma de relación y
construcción simbólica, alejándola de sus posibilidades técnicas sólo ligadas a la
comercialización.
c) a través de su conocimiento de las formas mediáticas del consumo, enriquecer la
experiencia corporal necesaria para la mantención de los ritos entorno a la política y la
democracia.

20
De esta manera el ámbito de publicidad se amplía hacia nuevos lugares sociales donde la
lógica de consumo ha propiciado también nuevos tipos de relaciones entre individuos,
desprejuiciándola desde el consumismo hacia una técnica de comunicación que puede
ponerse al servicio de los ciudadanos, como forma de construir las políticas públicas bajo la
mayor pluralidad posible.

ii) El insight y el diálogo social.


El insight en la publicidad es un conocimiento que existe desde mucho tiempo antes de su
“boom” en el reciente escenario publicitario. El insight, como conocimiento profundo del
consumidor, es una realidad que se ha utilizado creativa y estratégicamente sin
necesariamente mediar una conceptualización del todo delimitada. En un artículo escrito por
Tony Sarroca: “El insight está in”, hace una recopilación de entrevistas y opiniones acerca de
las definiciones de insight, desde parte importante de los creativos del ámbito publicitario
más consolidado:

“Para Jorge Leiva, director creativo de Zegers DDB, el Insight es como una llave
maestra que te permite abrir puertas y entrar a lugares que a simple vista, parecía
que no existían. una pizca de drama, como por ejemplo, las leyes de Murphy. Para
Andrés Nassar, director creativo de BBDO, Insight es esa vivencia que todos
compartimos pero que no siempre se ve a simple vista. Rodrigo Fontaine, Gerente
General de Lowe Porta, siente que Insight es la fibra o tecla interior que pretende
tocar la comunicación y que no es otra cosa que una motivación del consumidor -
emocional o funcional- en relación con una marca.”

En la medida que las palabras son performativas y que el lenguaje es capaz de crear
realidades en el acto de la enunciación, la utilización del insight crea en los profesionales de
la comunicación, un énfasis siempre nutritivo entorno a adentrarse en realidades relevantes
para el consumidor, como una forma de conectarse con esa amplia gama de necesidades
que generan formas de vida específicas que pueden ser develadas en la creatividad
publicitaria.

Esta necesidad de conocer a los otros, que es el motor del insight, esa revelación profunda y
cotidiana que se escapa a las homogenizaciones de los grandes discursos y a las
investigaciones cuantitativas, a la propaganda, son precisamente una escucha activa y
estratégica que se pone en función de aquellos dolores y alegrías que componen el vivir y
que pueden ser usadas para generar soluciones, satisfactores físicos o inmateriales como
discursos, sobre los cuales construir relaciones.

“Para mi Insight son verdades humanas, aquellas verdades que hemos vivido o que
hemos presenciado. Verdades humanas que la publicidad intenta descubrir para
posteriormente devolverlas a la gente, para que ellas se conecten con una
determinada marca”. Tony Sarroca, DCG de Prolam Y&R [1]

Desde un enfoque que busca incorporar el psicoanálisis Jungiano al insight, Samuel


Guelfenbein lo explica como: “Carl Gustav Jung en los '60 planteó la existencia de un
"inconsciente colectivo", que es la sumatoria de vivencias, experiencias y valores de una
sociedad que se incorporan al inconsciente de cada persona. Entendiendo que así como
cada uno de nosotros tiene una memoria, nuestra sociedad también la tiene, entonces
cuando logramos conectar estas dos memorias, la personal y la colectiva, se produce el
insight”.

Si bien puede ser arriesgado poder conectar la memoria personal con una colectiva que
según Jung guarda un sentido a priori, con el cual podemos o no acordar, este enfoque
rescata un punto muy relevante en el insight: que es esa capacidad de ser personal y
universal al mismo tiempo. Es decir, el insight se descubre como parte de un conocimiento
íntimo acerca de un sujeto y su vida, pero esa intimidad, que pareciera ser singular e
irrepetible, se conecta fácilmente con la realidad de toda una comunidad a través de una
memoria histórica y una imaginario colectivo que existe y que es parte de las comunidades a

21
nivel local, e internacional. Condición que claramente puede ponerse al servicio de las
relaciones sociales y de las relaciones entorno a la política.

Notas.
[1] Artículo: “La comunicación como forma de restablecer el diálogo entre la política y la sociedad”. En
revista virtual www.adlatina.com.
[2] Para profundizar en este tema referirse a: La política. Aristóteles. Editorial Espasa, 1997. Texto en
Prólogo.

Bibliografía.
Acháche, Gilles. “El marketing político” en El nuevo espacio Público. Editorial Gedisa. 1998. Pág. 112-
123.
Castells, Manuel. La era de la información. Vol 1. La sociedad red. Madrid: Alianza, Pág.33. 2000.
Del Rey Morató, Javier. La Comunicación Política. Madrid. EUDEMA. 1989.
Dell’Oro, Jorge. “La comunicación como forma de restablecer el diálogo entre la política y la sociedad”.
Artículo en www.adlatina.com
Giannini, Humberto. Metafísica del lenguaje. Editorial Lom-Arcis. Santiago.1999
Grimson, Alejandro. Interculturalidad y comunicación. Editorial Norma. Colombia. 2001.
Guelfenbein, Samuel. Artículo: “El famoso insight”. Diario El Mercurio. 06 mayo 2005.
Maturana, Humberto. Emociones y lenguaje en educación y política. Editorial Dolmen. Décima edición.
2001
Maturana, Humberto. La realidad: ¿objetiva o construida? Fundamentos biológicos de la
realidad. Editorial Nueva Ciencia. España. 1997
Rodríguez Gonzáles, Félix. Comunicación y cultura juvenil, Barcelona, Ariel, 2002
Sarroca, Tony. Artículo: “El Insight está in”. Diario El Mercurio, 7 de marzo de 2003
Valdivieso, Jaime. Ciencia y Poesía. Diálogo con Claudio Teitelboim. LOM ediciones.
Colecciones Entre Mares. 1999.

22
Capítulo 2> Juventud

Entender la juventud es necesariamente hablar de confrontación. Hay una tensión presente


en los límites por los cuales se mueven los sujetos en esta categoría social, que lo
materializa como sujetos en indefinición y a la juventud como expectativa.

2.1 La juventud como expectativa


La edad pareciera ser uno de los principales rasgos para discriminar al que es joven, del que
no lo es. Ello es producto de que la juventud tiene inherente, una definición entendida y
ligada a un estado psico-biológico, de establecido uso cultural y que por tanto se ha
convertido en una delimitación estática cuando nos referimos a juventud. Sin embargo,
recientes desarrollos teóricos plantean que la arbitrariedad etaria, no nos hablaría
necesariamente de características culturales específicas, ni de determinadas relaciones que
vinculen a los participantes de la categoría juventud de una forma homogénea. Existe un
amplio acuerdo teórico sobretodo desde la ramas sociales (Ciencias sociales, Historia,
Antropología), en que asociar a la juventud con edades específicas de comienzo y términos
cuantitativos, es una forma homogeneizante y poco comprensiva ante la multitud de
subjetividades juveniles. El controlar la categoría juventud bajo ciertos estereotipos de edad,
es más bien un tipo de clasificación de orden social. En palabras de Sergio Albano: “cada
época logra vehiculizar por medio de ellas (la normalidad y la patología), el conjunto de
mecanismos y dispositivos disciplinarios orientados al control y a la segregación”.(Albano:
2004) Mantener a la juventud como estado de expectación bajo rangos de edad bien
definidos para los otros actores sociales, mantiene ciertas construcciones lógicas en
sociedad, sobretodo en términos de quién maneja el discurso predominante – como mundo
adulto-, y de quién se incorpora a él, el joven.

El sociólogo Klaudio Duarte, nos recuerda cómo el Censo Nacional se basa en criterios que
definen a la juventud como sujetos entre 15 y 29 años, y que en el 2002 contábamos con
3.674.239 jóvenes, con un 87,9% de ellos que vive en urbanidad. De alguna forma esos
molestos y necesarios límites etarios que disturban las subjetividades entorno al entender la
juventud, nos habla de que un 24,6% de la población total son jóvenes y que esa proporción
es una cantidad en crecimiento. Al menos a través de cuantificación vemos la importancia de
acoger a ese cuarto de Chile, entendiéndolo como una porción de país rica en
subjetividades, valores y objetivos propios, pero que compartiría según nuestro presente
contexto histórico - ya que las edades redefinen históricamente sus competencias en función
a las características de las sociedades en que conviven - ciertos límites, entendidos como
ritos de iniciación y término, que podrían tener suceso entre los 15 y 29 años (de iniciación
sexual, de libertad económica, de ingreso al consumo de placer, de libertad de acción y
destino).

Esa iniciación juvenil sobre la que debe experimentar ritos de inserción a los espacios de
adultez y decisión, está intrínsicamente relacionada con la libertad y con los actos que
empiezan a separarlo de todos los lazos de cuidado social de la infancia. Rituales que son
actos de adscripción y pertenencia social que se han desarrollado durante desde numerosos
periodos históricos a nivel mundial. [1]
En relación a las ritualizaciones de paso de la categoría juventud a adulto, Félix Rodríguez
(2002) plantea que uno de los factores para sectorizar su presencia o desalojo de la
condición “juventud” se desarrolla a partir de la relación de asistido o desasistido que se
encuentran los individuos por parte del sistema social, es decir, del proceso de dependencia
del sujeto ante las instancias sociales de resguardo, como la vinculación física o económica
con la familia parental. Existe una definición de juventud que incluye criterios antropológicos,
que caracterizaría a los jóvenes en torno a su relación con el sistema social. En grandes
rasgos, estas relaciones estarían circunscritas a tres áreas: a) grado de inserción en los ritos
pasajes universales; b) la estructura social y realización personal; c) e identidad cultural. Así,
se propone una línea entre juventud y adultez, como paso inmediato, que no estaría
centrada en los años sino en más bien como una persona indiferente a esto, se mueve con
propiedad en estas diferentes facetas sociales.

Hay un concepto clave dando vuelta en las definiciones anteriores: el de la dependencia del
joven como individuo en sociedad. La independencia como acto contrapuesto, propiciaría

23
actos de libertad, que para Rousseau, plasmarían la diferencia entre ser individuo (hombre
originario) y sujeto social (hombre social) a través de la independencia de sus actos. El joven
podríamos considerarlo entonces como un ser en “dependencia”, económica, familiar,
afectiva, etc., pero ya no bajo un cuidado parental como en la infancia, sino bajo expectación
parental, porque si bien el joven es dependiente de múltiples formas aún, el entrar en la
categoría juventud le exige reafirmarse y constituir identidad en esas dependencias para
luego y desde allí, empezar a salir de ellas y de la categoría juventud que lo ampara, como
un trayecto hacia la adultez. Es precisamente en ese punto, donde se manifiesta la
naturaleza profunda de la categoría juvenil: juventud es expectativa. En la medida que la
etapa juvenil es una etapa eminentemente transitoria, no sólo como estado físico-afectivo de
los individuos en el traspaso joven-adulto, también simbólicamente, como parte de un
proceso de convertir un sujeto en un ciudadano responsable y reconstructor de su polis.

Proponer a la juventud como expectativa, no es sólo relatar lo constitutivo de sus


dependencias, sino hacer un énfasis en que la juventud lleva en si un gran poder modificador
del mundo. Estar en expectativa es mantenerse sin actuar, ni determinar, en una secreta
espera de nuevos acontecimientos y nuevas relaciones con el mundo. Desde esta
perspectiva el joven, deja de ser híbrido y limítrofe en esos choques en busca de
independencia, y se instaura como un pasajero en un tránsito hacia la adultez.
Sin embargo la expectativa sobre la cual las juventudes construyen su identidad y sobre la
cual los otros actores sociales los reconocen, los descontextualiza de su rol en el presente y
posterga o relativiza su voz social y política, a sus futuras proyecciones como sujeto social.
De esta manera la juventud como expectativa expone en si las dependencias y también las
aporías con las que la juventud convive como grupo social, que para desarrollar sus
potencial humano lejos de ser espectador de la sociedad mientras se incorpora al mundo
adulto, puede generar, con la venia del contexto simbólico, opinión y acciones para su propio
desarrollo y el de la comunidad en que vive.

El joven en cada uno de los límites simbólicos a los que se enfrenta (económicos, autoridad,
sexualidad, etc.), lejos de crear afrentas directas -que es una actitud muy propia de los
estados juveniles- experimenta una instancia de identificación y identidad frente a los
espacios que la sociedad le brinda física y simbólicamente. Cuando el joven se construye
frente a diferentes limitaciones de su libertad, constituye disímiles relaciones sobre las que
delimita en un sentido inverso, los propios límites de su identidad frente a la sociedad. Por
ello la etapa juvenil es un tiempo de construcción de identidades complejas, que muchas
veces se construyen en conflicto con las normas imperantes. De esa misma manera, en la
medida que cada joven en su contexto socioeconómico y cultural se enfrenta a distintos tipos
y énfasis de dependencias, no existe sólo una identidad juvenil, los jóvenes crean
identidades particulares y colectivas, y por tanto sería correcto hablar de juventudes cuando
apelamos a sus subjetividades.
Así, la juventud puede entenderse como un campo dinámico y heterogéneo. Dinámico por
los diferentes procesos psico- biológicos e histórico culturales por los cuales sus actores se
constituyen, y heterogéneo por la multiplicidad de sujetos enfrentados y modificados por
tales transcursos. De manera muy propositiva Antonio Stecher nos invita a reconocer a la
juventud como: “una producción histórica que da cuenta de formas de vida social y
culturalmente situadas.” (Stecher: 2005) Así la juventud como categoría social, es una
experiencia que crea referentes identitarios, que modela y organiza el tiempo biográfico de
los individuos y porque no decir también el tiempo social, en la medida en que es una etapa
que define y organiza en gran parte, la vida y los trayectos de todos los otros actores en
sociedad constitutivamente.
Entenderemos que juventud entonces, es un campo dinámico y heterogéneo, que crea
heterogéneas subjetividades en la medida en que ellas se producen por las transacciones
con los mandatos socioculturales estructurantes de “normalidad”, y en como cada uno de los
individuos reinterpreta esas órdenes y las expresan en sus cuerpos en la vida cotidiana.

2.1.2. Juventud como minoría identitaria.


Ahora bien no podemos desentender el entendimiento de la juventud de esa relación de
poder que lo pone necesariamente en un lugar dentro del discurso predominante y de todo el
discurso social. Cuando enfrentamos a la juventud desde un escenario de inclusión, vemos

24
una juventud enfrentada a numerosas situaciones contradictorias que lejos de incorporar,
confirma a la juventud como sujetos en expectativa y exclusión.

No es casual que sean los jóvenes los más cercanos y empáticos a las minorías identitarias
(sexuales, raciales) y a los sujetos sociales en exclusión (es según datos de Fundación
Participa 2oo3, el grupo social que más trabaja en acciones comunitarias y de beneficencia).
Dicha cercanía radica en un entendimiento de lo que es vivir ante profundas contradicciones
lógicas, en términos de dos influencias: de cuál es la identidad que cada actor social desea
construir acorde a sus propios objetivos, frente a que es lo que la sociedad espera de ellos
en identidad y roles, y del lugar que se le entrega en uso y simbolismo a las juventudes en
los “lugares comunes” aristotélicos o en los imaginarios colectivos.

Gabriel Medina, bosqueja que la identidad de las juventudes, como actor social, o sujeto
colectivo estaría determinada según la posibilidad de ejercer en ellos las siguientes
capacidades:

a) de distinguirse a si mismo y de ser distinguidos por otros actores sociales.


b) de generar “símbolos y representaciones sociales específicos y distintivos,”
c) de proponer y delimitar sus propios límites socioculturales.
d) y de la capacidad de generar una “memoria colectiva compartida” como categoría
social. (Medina: 2005: 181)
Estos aspectos refieren a las condiciones que podrían hacer salir a la categoría juvenil,
desde un estado minoritario o “anómico” frente al resto de los actores en sociedad.

La tercera pregunta del debate presidencial en Diciembre del 2oo5, versaba en la juventud
como categoría en busca de oportunidades en sociedad y en el franco desmedramiento de
sus actuales potencialidades. Este es un dato interesante en términos de que es un discurso
que sale desde un lugar en pugna: el discurso hegemónico y que se ancla retóricamente en
un reconocimiento a la carencias de espacios intertextuales de ese discurso predominante
frente a otras formas de diálogo, o de texto social, en la medida que las juventudes en si
mismas, son un discurso social. Por discurso hegemónico entendamos no sólo la forma de
gobernar, sino también todos aquellos parámetros, códigos y normas, que estructuran
lingüística y simbólicamente las relaciones de poder entre individuos. Foucault nombra ese
texto como “discurso de poder” y lo entiende como un conjunto de argumentos y
racionalizaciones acerca de los mecanismos y dispositivos que tiene el poder para
legitimarse incluso en la resistencia, que es parte natural de su funcionamiento.

En este sentido los estudios de género, estudios desde el feminismo con énfasis en los
discursos y las relaciones de poder, nos traerán nuevas luces de análisis sobretodo
entendiendo la juventud como un campo dialéctico en busca de integración y de poder
simbólico. Entender lo que es ser joven bajo esta perspectiva, es entender sus luchas
simbólicas de carácter individual y grupal, porque la situación de los jóvenes es la misma
que viven muchas minorías que están luchando por articularse en el discurso de lo público,
un discurso de carácter patriarcal, que genera relaciones de poder y convivencia
particulares. Bajo las premisas de los estudios de género, el discurso hegemónico es símil al
sistema patriarcal, en la medida que funciona bajo lógicas que legitiman y fomentan
identidades masculinas de entender la vida social, y que en términos de grupos identitarios y
etnográficos -que llenan los estudios culturales- están relacionados a sujetos que no se
condicen con la categoría masculina predominante en términos de edad: niñez, de género:
mujer, de etnia: indígenas, de sexualidad: minorías sexuales.
Como primer aporte de este enfoque histórico rescato la definición de Beatriz Preciado
cuando habla de la diferencia de género como “una construcción social y simbólica vinculada
a un proceso de dominación y opresión”. Visión que debería ser entendida bajo el periodo
histórico y sociocultural bajo el cual se gesta. Si la lucha de género es una lucha de poder
relativa a quién controla el sistema hegemónico, también la integración de los otros grupos
minoritarios, además de “las juventudes”, es parte de la misma lucha por llegar al poder
social.

La pugna, sería entonces una forma de relación entre juventud y sociedad. Heidi Tinsman en
su texto “Disciplina y desacato”, nos habla de cómo las identidades estarían moldeadas por

25
un contexto social y bajo los objetivos de un modelo sociopolítico imperante, que le da forma.
Podemos entender entonces que la juventud de tal o cual época, es resultado del orden de
los actores sociales para un correcto funcionamiento del modelo sociopolítico imperante, y
que la construcción de la identidad de la juventud, es también una relación de poder dentro
ese modelo.

Con esto como antesala hay dos factores más que podemos incluir a la lectura de la
juventud por sobre la expectativa. Primero que el joven se encuentra en una condición
inherente de lucha de poder ya que su identidad es también respuesta a un determinado
modelo social que consideraría como un efecto esperable, la resistencia, y segundo, es
entender a la juventud como campo dialéctico, ya que la confrontación de libertad v/s límites
daría por resultado la categoría juventud como resultado conciliatorio entre la tesis y la
antitesis que rodean a ser parte del sistema dominante.

2.2. Juventud y contradicciones

Cómo planteábamos en el punto 2.1, la juventud en base al concepto de “dependencia” se


enfrenta a cada una de esas áreas de su personalidad en sujeción, como límites a los cuales
debe sobrepasar.
La juventud, se confronta y se recrea en esa lucha simbólica, y en ese mismo lugar, como el
lector ya habrá sospechado, se generan fuertes contradicciones en la medida en que la
categoría social juventud, como expectativa, se legitima socialmente en esa condición de
“posibilidad”, pero sólo en base a que el individuo “joven” esté construyéndose para salir de
las dependencias de la forma que la sintaxis social lo espera. Esto es muy claro en discursos
argumentalmente paradójicos cómo: “déjalo si es joven”, y el consecutivo “hasta cuando”.
Bajo este contexto, si el joven no da pronta muerte a ese propio estado de “legítima
expectación” – que lo protege y lo encierra-, empiezan a generarse aporías que podemos
comprender como “paradojas”, que en este caso se dan en el diálogo entre sujetos (los
jóvenes) y el discurso institucional (Estado, Familia, etc.)

Por su parte, los medios de comunicación como instancias mediadoras entre jóvenes y
instituciones culturales, fomentan conductas y exacerban valores como la capacidad lúdica
del joven, la diversión, su irreverencia, su erotismo, y por contraparte la sociedad les exige a
los jóvenes cierta identidad que no se condice, con la construcción alojada en el imaginario
colectivo juvenil acerca de sí mismos. Este fenómeno Félix Rodríguez lo define así: “Los
medios de enculturización (…) les retira la palabra para tratar a la juventud siempre como un
(
objeto de deseo pero nunca como sujeto de la comunicación.” Rodríguez: 2003:38-65) En el
nivel de comunicación existirían un doble mandato –aporético, es decir de contradicciones
lógicas que generan un vacío, como imposibilidad de razonamiento-, desde los medios
enculturizadores, que Rodríguez denomina “obedece” v/s “sé tú mismo”, y que como
resultado quitaría lugar al joven en el texto social: en “el silencio”. Este doble mandato que
propone en el libro “Comunicación y cultura juvenil”, es un aporte a la discusión teórica en la
relación de la juventud con la política desde la comunicación. Ella evidencia un cierre
simbólico y lingüístico en las dificultades lógico-emocionales entorno al uso de las
estructuras de participación política que la ciudad les entrega.

Primer mandato: Obedece.


Acatamiento que se constituiría en todo el tejido de dependencias y disciplinas
institucionales a los que los jóvenes deben someterse desde su estadio de infancia para
conformarse como sujetos con identidades reconocidas socialmente. En ámbitos de
identidad familiar (nombre), profesional (saber), y de clase (poder). Son por estos aspectos
por los que se mantiene la obediencia legitimada en la juventud, ya que la ruptura con
alguna de estas instituciones produce una pérdida parcial de su identidad y la expulsión de
su grupo de pertenencia. El joven así entendido es connaturalmente dependiente y
recíprocamente, es la dependencia quien definiría la pertenencia a la categoría de juventud.

Segundo mandato: “Sé tú mismo. (Te ordeno que desobedezcas)”.


Entendiendo que el sistema premia y fomenta a aquellos que no siguen las reglas
estrictamente y salen de la media para establecerse como líderes sociales. En la medida que

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este mandato es opuesto al anterior, cualquier decisión del joven en adaptación a uno u otro
crea, estados de desadaptación y contradicción.
El último mandato es el “Silencio”.
Rodríguez recuerda que “infans” en su origen etimológico remonta al que no tiene voz. La
juventud es ese trance entre ser un sujeto sin diálogo social hasta la incorporación a un
mundo adulto donde puede, a través de una serie de actividades cívicas, voluntarias o
involuntarias, conformar una voz en lo público.

Bajo estos diálogos el sistema de integración social crea una contradicción, es decir, al joven
se les pide integrarse, seguir normas y reproducirlas con experticia, y al mismo tiempo ser
rupturista, diferente, en un juego dispar y competitivo. Y es que el discurso social pareciera
no tener muchos espacios para aquellos que se centran sólo en uno de los mandatos, al
menos no en los círculos de mayor reconocimiento y legitimidad social: en las elites
culturales, en la clase política, en las universidades, en los círculos de poder. Un joven que
“obedece”, y que responde muy bien a la socialización primaria, tiene por ello la integración
cultural asegurada. Ese joven en su respeto a la enculturización se constituye en un sujeto
dentro del conformismo grupal que se requiere para mantener un orden social. Pero fundirse
con la cultura hegemónica es volver la propia identidad al anonimato, es necesario no
manejarse sólo en el mandato “obedece” sino darle a esa útil instrumentalización de cómo
ser sujeto social, tintas de desobediencia, “sé tu mismo”, de cuestionamiento crítico e
innovación. El joven que mejor se adaptaría identitariamente ante esta contradicción, es
aquel que maneja todas las normativas adultas de obediencia y decisión, pero se da
concientemente espacios de afrenta siempre volviendo a un cause de sujeción, siempre
teniendo en cuenta, que este será logro de pocos, porque el éxito es limitado como también
lo es el acceso al poder. Muchos de esos jóvenes que se avoquen al segundo mandato de
ser “sí mismos” encontrarán pertenencia y desarrollo, no en el homogenizador conjunto
social, sino en subgrupos identitarios que les permita a través de esa particular identidad,
formar nuevas dependencias que lo legitimen en su juventud, sin tener que volver a las
dependencias parentales y sin tener que salir apresuradamente de su categoría social
juvenil.

“a riesgo de generalizar, la juventud participa al menos de los valores y los códigos


significantes de dos culturas bien diferenciadas aunque mutuamente dependientes: a
la primera la podemos denominar “cultura institucional de masas”; a la segunda
“cultura de los pares” o para simplificar cultura juvenil. (…) Cuando decimos que los
jóvenes participan de dos sistemas culturales diferentes, queremos decir que están
situados en un sistema que tiene a dichos sistemas como polos (…) pero esta
imagen no debe ser vista sólo de forma lineal (…), pues el caso más sintomático y
característico de la situación del joven será el de convivir simultáneamente con
ambas, incluso interiorizando creencias y valores de cada una de ellas que son en sí
contradictorios. Ese es precisamente el fenómeno cultural que a nuestro juicio
explica el empobrecimiento verbal de las culturas juveniles, sumidas las más de las
veces en contradicciones paradójicas que les imposibilita el recurso al logos, por el
contrario parecen estar atrapadas en el mythos, en el universo de la emotividad que
apenas tiene otras salidas de expresión que la expresión no verbal, el gesto, y en
general, los valores estéticos y la acción directa.” (Rodríguez: 2003)

La paradoja del “silencio” radica en esa imposibilidad del joven de acceder al texto social a
través del logos, y por ende la razón. El camino para integrarse socialmente sino se
establecen desde la obediencia, asimilándose al discurso institucional, se desarticula en la
atomización de seguir sus propias normas culturales bajo ya no el “logos”, sino la emotividad
cómo medio de legitimar sus formas de vida. El silencio es sinónimo en el joven de rechazo y
desvinculación con las instituciones que le invitan a participar en un proceso social y
político, que les exige presencia, pero sólo bajo ciertas condiciones poco representativas con
los conflictos a los que el joven se enfrenta en ese ser individuo, en la colectividad. Sin
embargo la identidad del joven no sólo es producto de esa recepción de mensajes
enculturizadores de los medios de comunicación y las instituciones, su identidad se
conforma también en los mensajes que el mismo joven emite a la sociedad acerca de sí
mismo y de cómo él recibe esos mensajes disciplinarios. Por eso la importancia de la “toma
de palabra” que lo defina y lo legitime fuera de la juventud como expectación, sino con

27
políticas sociales estructuradas para dar cabida a las juventudes en toda la riqueza de su
subjetividad. El joven nunca deja de ser creador y modificador de su realidad. Estas fotos
fueron tomadas el Domingo 27 de Abril en donde una gran manifestación “skaters” en
patinetas circuló por La Plaza de la Ciudadanía frente al Palacio de La Moneda, pidiendo
lugares para ejercer su estilo de vida. Esa petición lejos de ser un acto de rechazo al
discurso de poder, es una hermosa metáfora de cómo es posible romper las aporías, y salir
de la expectación desde la capacidad del joven de recrearse en sus límites y dependencias.

2.3. Juventud y anomia. (*)


(*) Extractos y adaptación del texto Juventud como código con significante cero en: “La
participación política como sustrato arquitectónico”. Viviana Garrido. Diplomado de
Actualidad Nacional. UDP. 2006.

Para entender como el joven se enfrenta a las arquitecturas de fundamento político y por
tanto de poder, es necesario ver como ese joven se enfrenta en toda su conformación
como categoría social.
Cuando hablamos de juventud en estos contextos –de participación y política-, hablamos de
una categoría social que no puede desentenderse del concepto de anomia, que es una
forma de entender como el joven se enfrenta a los discursos de la sociedad. Discursos que
delimitan su identidad, así como también construyen espacios en la ciudad.
La anomia nos habla de un desinterés por los asuntos públicos por parte de la juventud,
Marcel Thezá Manríquez nos habla de la habitualidad de abordar el tema de juventud y
política desde la dualidad anomia-participación como eje de significación. El define esta
valoración como: “la condición anómica implicaría una cierta patología general donde el
individuo —en el marco de factores que lo determinan— procede a «emanciparse» de esa
micro-sociedad en la cual habita, rompiendo, de esta forma, con las normas y los modelos
de comportamiento habitual”. (Thezá Manríquez: 2003)
La anomia sería entonces una forma de participación más en el entramado social, una forma
de relacionarse en términos de poder. En dichos de Foucault siempre donde hay poder
existe resistencia, sólo que ciertas luchas se visibilizan al formarse en los lugares apropiados
dentro de las relaciones de poder y que por tanto lejos de estar sumido en estructuras de
difícil acceso, el poder estaría repartido en varios puntos sobre los cuales se puede crear
resistencia.
Bajo este contexto la anomia juvenil es una forma relacional de resistencia ante una forma
de convivir en ciudad.

Complementariamente, los hechos muestran que la juventud o las juventudes no están


distantes de todos los aspectos sociales. Un estudio del Injuv, el año 2003 muestra que sólo
el 24% de los jóvenes entre 15 y 29 años nunca ha participado en organizaciones sociales,
siendo los grupos de voluntariado y los culturales los que comparten la mayor cantidad de
participación.
La juventud así es creativa en la relación de poder, y se recrea en esa lucha simbólica a
través de otras facetas sociales, que es origen de la capacidad juvenil de resignificar y que
es consecuencia de una serie de transacciones sociales, que en el caso juvenil, serían
expresión confrontante, hacia una sujeción en las relaciones de poder con la sociedad,
buscando tener una mayor libertad como actor social y categoría identitaria.
La resignificación como búsqueda de participación social, por sobre el concepto de anomia,
como fenómeno social aplicada a la juventud, es una forma de interpretar diferentes
conductas juveniles en diversos ámbitos sociales, pero sobretodo en la cultura institucional.
Para entender con más profundidad esta motivación y capacidad de resignificar, es
necesario tomarnos un tiempo para analizar cuáles son algunos de los puntos de tensión
bajo los cuales la juventud genera estas respuestas. A estos puntos de tensión
denominaremos “aporías”, a las que comprenderemos como “paradojas” o contradicciones
sin resolución aparente, que en este caso se dan en el diálogo entre sujetos (los jóvenes) y
discurso dominante y que cobran especial relevancia cuando pensamos que el joven es un
sujeto que define su categoría social, bajo las dependencias a las que se encuentra
sometido (familiares, económicas, afectivas).

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Los límites simbólicos constitutivos de la categoría juventud pueden ser agrupables como
resultantes de las extrapolaciones:

a) Ser erótico - ser objeto de deseo.


b) Participación - anomia

> Ser erótico - ser objeto de deseo. La juventud gana y pierde un espacio simbólico en
sociedad en términos estéticos.

La primera aporía que condiciona la identidad juvenil radica en la cualidad del joven de ser
intrínsicamente erótico, cualidad de alta valoración social frente a ser tratado como un objeto
de deseo sin voz, ni participación social. Esta aporía tiene la particularidades a través del
concepto de erotismo por sobre el de sexualidad, de incorporar el análisis como el mercado
y los medios de comunicación trabajan las atribuciones juveniles como un valor de amplio
espectro.

El Estado (conjunto de órganos de gobierno de una comunidad) fomenta ciertas conductas


juveniles y les exige cierta identidad que no se condice, con la construcción alojada en el
imaginario colectivo acerca de la misma juventud. Este fenómeno Félix Rodríguez,
sociólogo, lo define así: “Los medios de enculturización (…) les retira la palabra para tratar a
la juventud siempre como un objeto de deseo pero nunca como sujeto de la
comunicación.”(Rodríguez: 2003)
En términos de George Bataille (Bataille: 2002) el sentido último del erotismo es la
“supresión de los límites”, y si entendemos que la juventud es constitutivamente limítrofe en
sus dependencias, le es posible de hecho, salir de su individualidad y des las estructuras, en
ese erotismo que es fusión social. Sin embargo en la medida que el joven es considerado
como objeto de deseo, la libertad que le brinda el erotismo se encierra en nuevos limites: los
de ser un objeto erótico. Los actos, la corporalidad, la ironía, y una apropiación de poder a
través de la estética del cuerpo, es en un contexto de mercado de consumo, para el joven su
mayor arma de integración fuera de los endogrupos en los que se mueve. Así, la sexualidad,
la belleza, la diversión, la salud, todas las cualidades eróticas que los jóvenes poseen y que
todos los actores sociales desean, se legitiman y trabajan a nivel de los medios masivos de
comunicación como códigos culturales del erotismo y vida, pero sólo en términos de códigos
estéticos dentro de un discurso cultural predominante, porque al joven pareciera valorársele
más en sus formas que en sus contenidos como sujeto social. El joven se incorpora
entonces, en una integración social connatural a su condición física, pero dentro de los
límites y lógicas de ser objeto de deseo en función de fortalecer bajo sus atributos, otras
categorías sociales (adulto, ancianidad, incluso preadolescencia).

> Participación - anomia


La juventud gana y pierde un espacio simbólico en sociedad en términos lingüísticos.
Existen dos polos que pueden explicar este cierre simbólico y lingüístico, y que en su delatar,
develaran las dificultades lógico-emocionales entorno al uso de las estructuras de
participación política que la ciudad les entrega. Bajo estos términos de cómo se construyen
las contradicciones entorno a la juventud y su participación como actor social, para entender
como al joven se le pide participar y se genera contrariamente cierta anomia, quisiera
plantear esta aporía como resultado de esa contradicción acerca del rol del joven en el
discurso social. En donde ciertamente se les pide incluirse a la cultura institucional y a la
opinión pública y por contraparte no se les brinda los espacios simbólico-lingüísticos para
poder integrarse.
La identidad del joven no sólo es producto de esa recepción de mensajes enculturizadores
de los medios de comunicación y las instituciones, su identidad se conforma también en los
mensajes que el mismo joven emite a la sociedad acerca de sí mismo y de cómo él recibe
esos mensajes disciplinarios, interpretándolos. Por eso la importancia de cómo el imaginario
social le da cabida y propicia la participación juvenil. Bajo este contexto el texto: “Reflexiones
sobre la teoría de los imaginarios” (Hurtado:2004), nos dice con respecto a la juventud: “El
individuo es una fabricación social, pero la psique es irreductible a la sociedad, en tanto que
desborda lo social y sus contingencias históricas, por tanto los sujetos jóvenes no sólo han
sido determinados como jóvenes encarnando la categoría, sino que son capaces de re-

29
significarse en sus identidad(es), en las múltiples y heterogéneas formas de vivir como joven,
de sentirse joven(es), pero además de re-significar sus formas de relación, así como los
espacios simbólicos que habitan”. La anomia del joven enfrentado a los espacios públicos,
físicos o mediáticos, bajo el prisma de la resignificación, mantiene la resistencia como forma
relacional ante la cultura institucional, pero repiensa la convivencia a través de otras formas
de participación, que requiere de una resignificación de rol juvenil como actor social que le
permita.

El punto central aquí desde la comunicación social, es que el joven en la medida que tenga y
mantenga una situación contradictoria como articuladora de identidad, generará inseguridad
en su propia emisión identitaria, y por ende se replegará de los espacios públicos que le
pertenecen en su calidad de ciudadano, pero que le exigen saber quién es y que rol juega
como sujeto social. Juego complejo si consideramos que la sociedad legitima esa
indefinición juvenil, porque la estereotipación es parte de ese control normativo de
dependencias que constituye a la juventud. Dicha, sería la fuente de todas estas respuestas
neotribales en busca de una libertad y legitimidad personal que les permita desenvolverse
con soltura en sus contradicciones, fuera del espacio de lo público y de las instituciones, que
les pide incorporarse con éxito a un sistema de arquitecturas ya dispuestas en su
interpretación y funcionalidad [2].

Sabemos también que una característica del sistema, así como pasa también con las
industrias culturales, es tender a absorber a los excluidos de él, debido al conflicto que
genera un choque de intereses que desarticula la racionalidad, el “subject” o la
argumentación narrativa que mantiene dicho sistema. Como dice Juan Abal Medina citando
a Klaus Von Beyme, “los políticos modernos concuerdan en que el estado, en su ejercer
político, debiera mantener una “identidad racional de la sociedad” (Abal Medina: 2004). Así
entendido, no podemos integrar a una juventud al sector más racionalizado de la ciudad, (el
Estado como signo de orden y disciplina), bajo un discurso patriarcal de integración, porque
de esa manera se fomenta el estado de dependencia que define y frena a la juventud. De allí
el debilitamiento de la participación política en los espacios físico-simbólicos ya existentes
como las instituciones, como expresión de la voluntad de ser parte de la gobernabilidad de
una ciudad, entendiendo que es la misma forma de hacer política, a manera de gobernar a la
polis, el objeto de rechazo juvenil [3].

Debemos estar en conciencia de que la representación es el sustento de las democracias


modernas [4]. La “no participación” en las estructuras de la polis habla necesariamente de
una “no representación” en esa colectividad; si el joven no ve espacios para sí en la ciudad
lo más probable que se aleje de lo público y se ocupe de los espacios sobre los cual puede
detentar toda su subjetividad, sobretodo simbólicamente. Es que en cualquier persona, sin
importar su condición etaria, como ser gregario, social y político, la “no representatividad”
genera una emocionalidad de no ser parte (de no pertenecer) de un todo social, y por tanto
cualquier persona, tiende a volcarse a lo cotidiano y a lo singular de su vida privada. A un
tipo de diario de vida íntimo, generalmente de formas más subjetivadas, ligadas a valores
sociales reinterpretados, más sofisticados y emocionales.

La resignificación de los espacios a los que el joven se enfrenta políticamente conforma


identidades, que no cambian directamente de las políticas de Estado en su interés de
mantener su legitimidad frente la exaltación de la lógica de mercado y de la vida privada,
sino son producto de las percepciones de los mismos jóvenes ante esos cambios sociales
que afectan a toda la sociedad.

2.4 Juventud y emociones.


Las emociones se han construido a través de la literatura y la esencia latinoamericana, como
una nueva epistemología por la cual entender los fenómenos sociales y las subjetividades.

El aporte que las emociones posibilitan al entendimiento humano, reside en que ellas son
fundamento de un sin número de aspectos sociales, como la memoria, las interrelaciones y
las acciones humanas. “La emotividad es la capacidad que tiene el hombre de tener
reteniendo lo que le sucede y pasa”.

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La juventud como categoría social ha desarrollado una característica distintiva como forma
de expresión: la emotividad. Ella sería la respuesta a que el joven estaría limitado por el
difícil acceso que tiene para incorporarse al lenguaje de los discursos públicos. En base a
este fenómeno, se produciría el empobrecimiento de la cultura juvenil verbalmente, ya que
las contradicciones que hemos expuesto con anterioridad en este texto, les imposibilita la
toma de palabra,-de la racionalidad del logos-. “Por el contrario parecen estar atrapadas en
el mythos, en el universo de la emotividad que apenas tiene otras salidas de expresión que
la expresión no verbal, el gesto, y en general, los valores estéticos y la acción directa.”
(Rodríguez: 2003)

“Sabemos que las emociones constituyen un factor importante al momento de explicar o


interpretar el comportamiento humano. Ya a mediados del siglo pasado, en un trabajo
conjunto entre investigadores del Instituto de Psicología de la Academia de Ciencias
Pedagógicas y profesores de la cátedra de Psicología de la Universidad de Moscú, (...) se
destacaba el papel de las emociones en las acciones humanas: “Las emociones influyen
grandemente para regular la actividad y la conducta del sujeto. Solamente aquellos fines
hacia los cuales el sujeto tiene una actitud emocional positiva pueden motivar una actividad
creadora””. (Ibáñez: 2002) Esta preponderancia de la emocionalidad en la juventud o las
juventudes, los haría habitar la ciudad y vincularse con sus pares, desde la experimentación
y la búsqueda de emociones. A este mismo respecto, Humberto Maturana habla de que
existen dos emociones prelenguaje: de rechazo y amor que condicionarían los actos
humanos (Maturana: 1997). Y en ese sentido los actos juveniles, entendidos como
operaciones en distintos dominios emocionales, requerirían de un entendimiento en busca
de las emociones que determinarían el dominio “en el que un acto (un movimiento o una
posición corporal interna) se lleva a cabo”.

De aquí la importancia del acercamiento que se ha planteado sobre la “resignificación”. Ya


que ella es posible mediante una voluntad que se genera sólo en base a una emoción que
existe, y que puede ser modificada. Brown acerca de este propósito manifiesta: “Las únicas
cosas que valen en la vida psíquica son, acaso, las emociones. Todas las fuerzas psíquicas
son importantes únicamente por su aptitud de despertar emociones. Las ideas están
reprimidas sólo porque están ligadas a emociones que no se manifiestan. Sería más correcto
decir que la represión concierne a las emociones, pero estas no son comprensibles, sino por
su unión con las ideas” (Brown: 1967). Cualquier comprensión empática, entonces, de la
juventud y sus valoraciones acerca de la política, conlleva un entendimiento de las
emociones que generan frente a cada aspecto que construye la percepción de política en
ellos. Así como las emociones que generan sobre aquellos aspectos sociales en los que si
participan, en una mezcla entre una emoción positiva, objetivos personales y acción.

Klaudio Duarte habla también de la capacidad del joven de desplegar a través de la cultura
su propia identidad mediante de las producciones culturales. Es la cultura el gran ámbito en
donde la juventud se expresa, y el gran canal en donde Estado y juventud se vinculan sin
emociones de rechazo sino de profundo entendimiento como sujetos inmersos en
semejantes y variados tipos de subjetividad. El arte tiene en esa cualidad de realidad y
ficción, la condición de hacer de la emoción un lenguaje de entendimiento intercultural, y en
ese contexto el joven sabe que puede a través de él, expresarse dentro de sus propias
lógicas sin tener que hacerlas calzar necesariamente con el discurso social predominante. Y
es que cuando hablamos de que el joven está fuera de la “toma de palabra” o enunciación a
la que se refiere Alejandra Castillo a través del espacio público, la cultura mediante su
emocionalidad le hace participar críticamente en sociedad y por ende el arte le permite
cambiar sus emociones al trascender mediante él, los limites simbólicos que no le permiten
presencia fuera de ese ámbito cultural.

“Así, en la actualidad encontramos que el graffiti, la batucada, la capoeira (expresión de la


cultura brasileña), el teatro, el rock en sus diversas vertientes (latino, punk, metálico, hard
core, etc.), el hip hop con sus diversas escuelas y expresiones, la fusión de estilos, el folklore
andino y el tradicional, los rafta, el sound y la música villera, las artes circenses, entre otros
componen un amplio mosaico de manifestaciones producidas por las y los jóvenes y sus
agrupaciones”. (Duarte: 2003:11).

31
En este aspecto, es la cultura aquella que más refleja como las emociones pueden propiciar
la participación juvenil, por dos factores generales:

a) primero por la capacidad que entrega el arte y las expresiones culturales de ser un medio
de expresión sensible que se conecta con la emociones profundas en los jóvenes y al mismo
tiempo les permite la expresión de ellas dentro de un círculo -compuesto por la cultura de
sus pares y algunos otros actores sociales- que valoran y legitiman dicha expresión. Y
segundo,
b) por la capacidad que tienen a través de esas manifestaciones hablar de las valoraciones
que tienen, mas aún, de lo que sienten hacia el sistema, su entorno social, los límites, las
expectativas, como también de sus choques contraculturales y sus propuestas. Por su parte
Duarte plantea que a través de la cultura se darían dos tipos de actitudes en los jóvenes en
relación a ella, una atribuida a una manifestación de conveniencia para poder integrarse en
sociedad, y otra como una legitima una construcción identitaria en busca de un lugar en el
mundo.

Los factores que hemos mencionado son un elemento importante, porque las esferas
políticas han reconocido ya que a través de la cultura se abre un diálogo entre la cultura
institucional y las juventudes que no se propicia en base a otras formas de discursos. Esto
ha sido un escenario común entorno a campañas presidenciales, en la institucionalización de
fiestas y expresiones culturales masivas en lugares emblemáticos, en el fomento de los
concursos artísticos dirigidos a los jóvenes. La cultura es una forma potente de conectar esa
emocionalidad que propicia conductas, y sobre la cual la política puede encontrar un lugar
para expresarse en un mismo lenguaje simbólico con las juventudes. Queda como tarea
pendiente, ver cómo expresiones culturales de contenido político, puedan restablecer la
relación entre juventud y política.

2.5 Juventud urbana y ciudad


Duarte nos proporcionaba las cifras de que el 87,9% de los jóvenes vive en ciudades. La
urbanidad es un fenómeno que se vive especialmente hoy, desvinculada de la ciudad, ya
que es ella un estilo de vida que mediáticamente se vive, aún en otros contextos de
convivencia fuera de la urbe. En este sentido la juventud que vive en ciudad, tiene
atribuciones que son parte más bien de las disposiciones que la urbanidad, como tipo de
relación entre individuos y la producción, les entrega.

En la medida que la sociedad es conversación, la ciudad en sus estructuras define y da


cabida a particulares tipos de diálogo, que se gestan bajo los actuales intereses de los
sujetos, así como producto de cierta histórica emocionalidad que guardan las estructuras. La
ciudad como suceso humano, contiene imaginarios urbanos que se relatan en base a
acontecimiento y sujetos. “Hay imaginarios dominantes en cada ciudad. Por ejemplo, de
Pinochet en su simbología santiaguina se pueden construir metáforas como antes y
después, como economía de mercado local o neoliberal o dictadura y posdictadura. (...)Pero
no sólo hablamos de imaginarios políticos. Gardel es un mito urbano pretendido por
montevideanos y porteños” (Mujica: 2005)

Toda vivencia en los espacios públicos va gestando emociones que serían promotoras de
futuras acciones y participación. La Alameda no puede desligarse de esa emocionalidad
coercitiva, que los sujetos manejan emocionalmente a través de numerosos sucesos de
manifestación, rechazo y poder que esa calle aloja. Esas experiencias se plasman en la
ciudad como nuevas arquitecturas invisibles, pero que tienen la capacidad de resignificar y
generar nuevas argumentaciones sociales, de la misma forma que sucede cuando nuevos
elementos generan nuevas relaciones. En la urbe la arquitectura, que es la representación
de la ideología, del discurso hegemónico de quien la proyecta, genera efectos en lo
simbólico. Al mismo tiempo que los entendimientos y significaciones que se hagan con
respecto a la urbe, guiarán las relaciones y usos que puedan dársele a ese espacio físico.

Así el cuerpo y el pensar, se supedita a las estructuras físicas bajo ese componente
inmaterial. Por ende el entendimiento del significado de participar y cómo expresar esa
interiorización en el cuerpo para los jóvenes, en cómo usar esos espacios y sus
arquitecturas, son producciones de un imaginario social histórico, que propician las

32
emociones que confluyen en él. Siempre los imaginarios anteriores materializaron sus
propuestas de participación en algún tipo de arquitectura que se narra a sí misma y esos
discursos nos hablan de cómo esos lugares debían y son hoy usados.

La relación estrecha que guarda la juventud con la ciudad radica sobretodo en la


espacialidad y en la relación de los sujetos con el territorio en que habitan. Y en las
estructuras por las que me mueven significativamente, que son fronteras simbólicas, también
son condicionantes en las formas en que puede participar. La política es siempre la elección
por la cual la ciudad se realiza a si misma, a través de una idea propia de ciudad. “La ciudad
es signo de una voluntad”. (Rossi: 1995)
Bajo este contexto si sabemos que el joven lejos de adaptarse a arquitecturas ya
establecidas que nos hablan de cómo gobernar y acceder al poder de la polis, tiene el
potencial de modificarlas a su usanza, “resignificando” sus límites en función de su propia
expresión indentitaria, es interesante preguntarnos cómo es posible invitar a la juventud a
ser parte de la gobernabilidad de su polis a través de la participación política.

La participación política es una característica que es parte de nuestro convivir con otros
sujetos en ciudad y que al ser regulatoria en los límites físicos, emocionales, históricos y
míticos, que son límites consensuados y parte de un imaginario dominante, el joven puede
resignificar y por tanto cambiar en sus “habitus”, es decir en como se mueve en los
trayectos de la ciudad, las disposiciones de como convivir en el “ethos” guardando los
espacios e irrespetando los imaginarios que dividen las ciudades en torno a lo político, que
son fronteras simbólicas en permanente construcción y que deben ser delatadas.

33
Notas.

[1] Para consultar y profundizar acerca del concepto de juventud y su desarrollo histórico, ver:
Balardini, Sergio. “De los jóvenes, la juventud y las políticas de Juventud”. Última Década N°13.
www.cidpa.cl
[2] Citando un símil de domesticación al hablar de los neoclasicismos como forma de control se
encuentra en el texto Inercia y Herencia. Sobre la enseñanza del arte. “Los traspasos de conocimiento
en la enseñanza del arte pasan en una constante manipulación de la ilusión de conocimiento y libertad
que tienen estos estudiantes, formando finalmente un sentido común de la experiencia artística en una
continua transacción tácita para minimizar los costos y los riesgos, una situación mínima de la
comunicación, los buenos alumnos serán “el buen ayudante”, el próximo de la ficción genealógica que
mantenga el orden de la herencia simbólica y de los pequeños privilegios que hacen de ellos más
reaccionarios que sus progenitores simbólicos”. Cita en Situación del Arte Contemporáneo chileno. III
Bienal de Arte Joven 2oo1. Museo Nacional Bellas Artes.
[3] En base a un análisis cualitativo de 25 dibujos realizados por jóvenes entre 20 y 21 años,
universitarios que realizan sus estudios en Santiago Centro, entre Enero y Junio del 2006, a este
respecto los jóvenes están concientes y muy dispuestos a integrarse en distintas formas de acción
social, pero sienten que la política, suele teñirse de connotaciones muy personales, que empobrecen el
sentido gregario de la política y que por ende en esa significación, las instituciones también forman
parte de un juego de interés que no los representa como ciudadanos que se reconocen en su
capacidad de co-autoría social. Destaca cómo estos jóvenes asocian política con otros sujetos, y en
ese contexto pareciera que hablar de política como gobierno de la alteridad es apropiado al menos
para esta categoría social.
[4] Juan Abal Medina en su libro “La muerte y resurrección de la representación política” se refiere a
Sieyés diciendo que la representatividad es una buena forma de establecer una democracia moderna
en donde los sujetos no tienen tiempo de ocuparse de temas de la colectividad. Al respecto Bernard
Marín dice que la representación no es un gobierno del pueblo por esa misma re-presentación. La
representación política así sería algo teatralizado. Al ser representación de la representación.

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ISSN 0718-2201

34
Capítulo3> Política

“Trabajemos por la ciudad, estaremos así trabajando por la política.”


Paul Virilio. Cibermundo

3.1 Política

Desde la teoría clásica, la política se define y fundamenta en base a un bien social mayor,
como el bien común. De esta manera Aristóteles orienta la política hacia la “vida buena” y
una condición propia del ser humano: que es la de ser seres sociales que nos constituimos a
través del logos (es decir, la palabra con su capacidad de expresar y construir una
racionalidad humana). Aceptar las proposiciones aristotélicas, implica también reconocer las
limitaciones de un entendimiento de hombre, ciudad y política, circunscritos a la
particularidad espacio-temporal de Grecia. No obstante aquello, podemos rescatar
claramente ciertos aprendizajes atemporales que han marcado las formas de entender la
política. En base a Aristóteles somos seres por naturaleza políticos -zoon politikon-,
personas que tenderíamos naturalmente a desarrollarnos como sujetos cívicos. Este
fundamento radica en que el ser humano no puede sacar todo su potencial, su plena
condición humana, siendo autosuficiente. Según Carlos García Dual refiriéndose a
Aristóteles, lo que funda la ciudad históricamente es: “la voluntad humana de convivir y
comunicarse mediante el logos. Ahí el ser cívico del hombre se hace político, en cuanto
participa del gobierno de los asuntos de la colectividad” (García: 1997).

Así entendida, desde su raíz etimológica de polis -ciudad-, podríamos pensar que la política
está en todo acto humano en la medida que ella regularía nuestras coordinaciones y
relaciones interpersonales, como una especie de gobierno de la alteridad. Es decir como un
escenario en donde se expresa la voluntad de constituirse mediante “los otros” o bajo los
términos de Giannini, de convivir bajo la amenaza del otro. Según Krotz (Krotz: 1994) desde
la antropología, la alteridad no se refiere a lo diferente, como sí a otros que son “similares al
ser propio”, pero que son tan diferentes que la comparación permite la realización de la
definición de la propia identidad. En este sentido entender a la política como gobierno de la
alteridad, es pensar que ella es una constante organización de esas interrelaciones humanas
diversas que se propician en la polis, y que constituyen al ser humano, generando en él, una
identidad particular y colectiva en la convivencia.

Esta noción discursiva que guarda la política que se fundamenta en la condición


interpersonal del lenguaje, se manifiesta claramente en la convivencia. La polis –como
conjunto de ciudadanos- por tanto, así como la política, serían “discursos” de esa naturaleza
propia, del ser humano, en el lenguaje. La necesidad del “otro”, planteada por Aristóteles, se
distingue como esa necesidad de vivir en condición de polis, en una gregariedad entorno a la
razón. Precisamente, antes de ser la ciudad, arquitecturas físicas, es aquella necesidad de
vivir en comunidad organizada y racionalmente con otros ciudadanos. Sobretodo
entendiendo a la ciudad desde Gubbins que la define como un “territorio y lugar de
encuentro permanente, organizado y dinámico de flujos de personas, actividades y
productos”. (Gubbins: 2003)

“El asumir la noción de discurso desde una perspectiva tridimensional (Fairclough, 1995a)
nos permite visualizar la interacción en el discurso entre un nivel textual (manifestación
lingüística en forma de texto), un nivel discursivo (procesos de producción, distribución y
consumo de los textos) y un nivel social (ideología, poder como hegemonía).” (Bargueño:
2006). Entendiendo a la política como discurso, ella es susceptible a estas tres dimensiones:
como texto, nivel discursivo y nivel social, que imprimen a la política un entendimiento que
las vincula con aspectos como la expresión, la producción y el poder, develándolas como
una estructura dinámica de contenido social, que se crea y se recrea en la interpretación que
los sujetos hacen de ella como un discurso, y de los lugares que el poder toma como texto
hegemónico.

35
3.1.1 Política y legitimidad.
Comprendiendo a la política en su origen relacional entre individuos y disponiéndola como la
organización de dicho convivir, ella presentaría un doble rol en sociedad: a) por una parte la
de gobernar, entendida como las prácticas de gobierno: control, orden, fomento, cohesión,
etc., de un grupo humano, y por otra, b) la lucha por el poder, que se refiere a la posibilidad
de todos los individuos de una sociedad de acceder a la posibilidad de gobernarla, y por
tanto acceder al poder que ese lugar social detenta.

Justamente una de las posibles razones de la actual pérdida de legitimidad social que la
política requiere para su funcionamiento, pareciera tener lugar en esta faceta de lucha por el
poder que la política conlleva. La legitimidad es un aspecto muy importante cuando
hablamos de política y ciudadanía, porque ella es quien mantiene la cohesión necesaria que
permite que un sistema político se mantenga bajo cierto tipo de roles entre los actores
sociales, desde la aceptación voluntaria de leyes y normativas. En este sentido la legitimidad
tiene una relación muy estrecha con el poder, ya que ella permite ejercer dispositivos de
obediencia sobre los individuos sin coacción. Por ende la problemática que presenta la
pérdida de legitimidad social, se relaciona a que la sociedad deja de aceptar la validez de los
mandatos institucionales, y por ende, se ve forzado a ser parte de la coacción, que no se
refiere solamente a una obligatoriedad física ni moral, sino que se relaciona con la
imposición de estructuras sobre las cuales no se tiene consentimiento. Es decir la legitimidad
social está en directa relación con la capacidad que tiene el Estado de vincularse con
aquellos principios humanísticos, acorde a Vinyamata, que tienden a un bien común que es
deseado por la ciudadanía. Así, la mantención de una sociedad depende, en cuanto los
ciudadanos encuentran que el Estado es fiel reflejo y materialización de sus propios
intereses.
En consecuencia, la lucha por el poder, que se presenta en las carreras eleccionarias y
dentro de los partidos políticos, si se deslegitima, es porque la ciudadanía no ve en esa
lucha una estructura que se condice con sus propia percepción de lo que es política y lo que
es poder.

La política suele visibilizarse en esa lucha de poder que es un elemento constituyente del
gobierno, pero no en el sentido último de organizar la vida de las personas en sociedad y
que es principalmente, el bien común por la que la sociedad legitima la presencia del Estado,
y la existencia de la política.

Sin embargo en la acotación a la que este texto se refiere en términos de juventud, ésta
categoría social no sólo crea rechazo ante esa lucha de intereses de la clase política, sino
que también se expone a luchas conceptuales en el discurso social, en sus expectativas v/s
el rol real que el Estado ejerce en sociedad.
La política ante un contexto socioeconómico de mercado, se enfrenta a importantes
contradicciones que deslegitiman el poder político en términos aristotélicos, de existir para
sacar lo mejor de las personas en la polis, reduciendo el rol político a términos
administrativos, abstraídos en gran parte de las necesidades de la juventud.

El modelo de desarrollo neoliberal que privilegia el mercado como mecanismo


autorregulador social y que restringe la intervención económica y social del sector público,
parece haberse proyectado a las propias percepciones de la relación que sienten tener los
ciudadanos con el Estado. Sucede que el antiguo lugar que la política tenía en la ciudad hoy
lo ocupa el mercado, ofreciendo poder, sin tener que hacer de él un patrimonio social. El
joven como el resto de la sociedad percibe en la práctica, que el individuo se empoderaría
más fácilmente en la particularidad de sus derechos de consumo, que apelando a sus
derechos civiles. Sergio Balardini se refiere en estas palabras al fenómeno: “Si en los
sesentas y setentas se visualizaba a la política como el lugar desde el cual producir los
cambios que nuestras sociedades necesitaban, el sitio desde el cual generar la
transformación social, en los ochentas y noventas, la relación se invirtió, quedando la política
reducida al lugar de la administración, más o menos prolija, eficiente y honrada o corrupta”.
(Balardini: 2005)
Así la política se ha resignificado, aparentemente, desde la convención de los ciudadanos de
como gestionar la realidad social, hacia una elite que gestiona lo dado por un discurso
socialmente predominante con una mayor relación de fuerza. Sin embargo, la política es una

36
práctica que no necesariamente está relacionada con un tipo de gobierno específico, de
hecho donde exista sociedad o agrupación existirá la política como práctica de organización.
De esa manera ella está por sobre el Estado, que no es sino una forma de gobernar que ha
preponderado en la historia, y la política es tan aplicable para entender el funcionamiento de
un país como el de una comunidad tribal.

3.1.2 Política y poder


El poder es un elemento constitutivo de la política como prácticas de organización, que
ejerce unas personas sobre otros seres sociales. Para entenderlo, es necesario recordar esa
necesidad humana de gregariedad y orden, que se constituye en sus relaciones sociales, ya
que es allí donde el poder reside como distribución de roles y relaciones. El PNUD define al
poder como: “las capacidades de acción distribuidas asimétricamente en la sociedad”
(PNUD: 2004). Para que dicho asimetrismo tenga efecto en los sujetos, es necesario que
los mismos individuos legitimen esas relaciones, ya que el poder es patrimonio de las
sociedades organizadas y no un atributo personal o individualizado. Al respecto la filósofa
Hannah Arendt propone: “el poder no es nunca una propiedad individual. Y sobrevive sólo en
la medida que el grupo permanece. Cuando decimos de alguien que se encuentra “en el
poder”, lo que queremos decir es que su investidura de poder proviene de un cierto numero
de personas que lo autorizan a pensar en su nombre”. (Arendt: 1996) Por esa razón
personas pueden ejercer roles de mando en sociedad, ya que son los individuos en conjunto
y en libertad, los que permiten que esas personas se establezcan en relaciones de poder.

Si bien podemos suponer que las relaciones de poder en sociedad son relaciones
confrontacionales, hasta aquí hemos propuesto a la juventud en confrontación con un
sistema hegemónico, es posible relacionar en un ejercicio dialéctico los choques de poder
que plantean los estudios de género con lecturas como las de Arendt, en donde existe una
relación mucho más conciliatoria entre sujeto y poder. Foucault propone que donde hay
poder existe resistencia, sólo que ciertas luchas se visibilizan al formarse en los lugares
apropiados dentro de las relaciones de poder y que por tanto lejos de estar sumido en
estructuras de difícil acceso, estaría repartido en varios puntos sobre los cuales se puede
crear resistencia. Esa resistencia, respuesta y antagonista del poder, no sería un efecto, más
bien una parte constitutiva, una forma de asegurar la existencia de una libertad que
predispone y posibilita, en su sujeción, el poder, porque él solo tendría sentido mientras se
ejerza sobre sujetos libres.

Ahora bien, el concepto de poder de Foucault es un concepto que se ha complejizado desde


las instituciones disciplinarias a la microfísica del poder como forma sutil donde él tiene
ejercicio. Sergio Albano estudioso de su obra, plantea que la concepción más temprana
estaba ligada al poder político mediante los dispositivos de naturaleza jurídica e institucional,
la que luego se construyó: “como un conjunto de mecanismos disciplinarios, regulatorios –
prácticas y enunciados- y que dado sus carácter omnipresente en lo cotidiano, trasciende el
mero ejercicio institucional. Ahora bien; para designar a esta irradiación omnipresente del
poder, Foucault acuña el término “micropoder” y sitúa su práctica en los diferentes niveles
que afecta: el que ejercen algunos sujetos sobre otros (padres, profesores, médicos,
funcionarios); el que ejercen ciertas instituciones tales como los asilos, las prisiones, los
hospitales, etc., y finalmente, el que ejercen ciertos discursos dominantes, como por
ejemplo, el discurso científico (...)mientras el poder político es represivo, el micropoder es
productivo”. (Albano: 2004)

En base a los aportes de los estudios de género podríamos decir, que en la medida que el
poder se complejiza en el entramado social, los individuos que legitimaron ese poder
empezaran a crear roces basados en una falta de representatividad natural frente a la
heterogeneidad de la distribución del poder incluso de sociedades organizadas. Fenómeno
que para Foucault lejos de ser falta de consenso, aunque podría llegar a serlo, es un
mecanismo incorporado y previsto en el ejercicio del poder. Es decir que se presupone que
en una relación de fuerza entorno al poder político, un sujeto o categoría social no quiera ser
afectada y se constituya en una resistencia, y que en su repetición a lo largo de la historia,
pueda formarse como el “arte de la existencia” de esa categoría social.

37
Quizás en vez de entender el poder enfatizado en un consenso como Arendt lo propone y
que se relaciona con la legitimad que ya hacíamos referencia, podríamos hablar también del
poder, como relaciones de fuerza dentro de una sociedad que al organizarse en conjunto
crea múltiples relaciones de convivencia y de articulación de intereses. El poder como
relaciones entre actores, no sólo produce a los sujetos, sino que en la medida que ellos no
pueden abstraerse de esa relación, los individuos producen y accionan entorno a él, como
sujeción o resistencia a las acciones de los otros actores sociales. Producción y resistencia
que será siempre de características asimétricas, pero que en términos de la naturaleza dúctil
del poder, puede ser siempre nuevamente distribuido en las relaciones que los sistemas
sociales propicien. Por ejemplo, esto se evidencia claramente en las manifestaciones
juveniles. En los movimientos de choque lo que se busca precisamente es invertir la
producción y la resistencia, y así el poder se desplaza entre los actores sociales acorde al
lugar que tomen en sociedad.

3.2. Concepto de ciudadanía


“La ciudadanía es la organización de los trayectos entre los grupos (...) es decir, tipo de
proximidad que vincula los seres humanos entre ellos en la ciudad.”
Paul Virilio. Cibermundo.

Vivir en ciudad tiene cierto orden que exige al que vive en ella restringirse bajo parámetros
de convivencia a cambio de constituirse como sujeto de una esfera de derechos: un
ciudadano; aunque esta negociación entre individuos y ciudad no es necesariamente
explícita, en la medida que se hace natural pertenecer a la ciudad. No hay contrato que se
firme, sino que los sujetos se insertan en una lógica que adoptan, y ese ejercicio de
derechos y deberes, partes del civismo, es un proceso de enculturización, que si no se
produce es difícil presenciar cotidianamente, a que nos referimos cuando hablamos de ser
ciudadanos.

Pedro Mujica de la fundación Participa, explica que hay ciertos elementos básicos para
entender la ciudadanía. Entre ellos podemos nombrar: a) la coexistencia en la sociedad de
tres tipos de intereses: difusos, colectivos e individuales. b) la ciudadanía tiene un rol en lo
público, que por sobre o estatal, son los asuntos de interés colectivo. c) es una categoría
política a través de la cual los sujetos pueden negociar sus intereses frente al Estado, la
sociedad civil y el mercado.
Bajo el último punto, los jóvenes y todas las categorías sociales deben convivir en las
estructuras de la ciudad, sobretodo en términos de coordinar las relaciones en función de
intereses disímiles en objetivos, pero similares en dónde y cómo cumplirlos: en la ciudad,
como ciudadanos.

3.2.1 Polis, Ciudad y ciudadanía.


Retomando la definición introductoria de Virilio, la ciudadanía se liga a un territorio específico
y a la proximidad de los habitantes de la ciudad, enfatizando la importancia de definir los
tipos de trayectos entre uno y otro individuo. Esos tipos de proximidades hablarían de cómo
la ciudad administra su espacio real y de cómo se relacionan los sujetos sociales, es decir, si
es a través de una proximidad inmediata (arquitecturas), electromagnética (medios),
mecánica (transportes), o metabólica. El trayecto entre un individuo y otro, y, la ciudadanía
como su organización, abre nuevos conceptos de entendimiento de las relaciones humanas
en su naturaleza política. Quiero proponer aquí un texto de Giannini sobre la calle, porque un
trayecto es un recorrido entre personas y la calle es, simbólicamente, un lugar de tránsito:
“La calle cumple así el oficio de comunicar estos extremos: es lugar de ser para si (domicilio)
con el lugar de ser para los otros (trabajo). Propiamente hablando, es el medio primario,
elemental de la comunicación ciudadana” (Giannini: 1988). El trayecto entre una persona y
otra sería un conciliar, en una relación de fuerza, los propios intereses “domiciliarios” frente
a los intereses de los otros, conjugados en un espacio social que los vincula humanamente
en la lógica política de la ciudad: es decir, en los espacios públicos.

El rol que juega el joven en este concepto de ciudadanía es importante en términos de la


participación ciudadana que el ejerce. Podríamos decir que no hay diferencias entre
participación ciudadana y participación política ya que las dos nos hablan de participar en las
prácticas de organización de la ciudad, comunidad o país. Cuando en los medios de

38
enculturización se cuestiona la participación política de los jóvenes, no se hace énfasis en su
rol de ciudadano en donde el joven como actor social, es parte de numerosas actividades de
carácter cívico, y por tanto de carácter público, que busca relacionarse con el resto de los
habitantes de la ciudad. El que el joven pueda reconocerse como ciudadano, como parte de
ese gobierno de la alteridad, le permite conocer su campo de acción dentro de la relación de
fuerza ciudadano – Estado. Recordemos que el poder sólo se ejerce sobre seres libres y la
ciudadanía si bien limita aspectos de la libertad juvenil que pueda chocar con los trayectos
de otros individuos, también le garantiza espacios de libertad en esa capacidad de poder
acceder también al poder, y de tensionar las relaciones de fuerza, para a través de la
política, formar la ciudad que mejor propicie su humanidad.

El entender las implicancias de la ciudadanía en la juventud, implica reconocer una


convicción que plantea el texto “participación ciudadana y cohesión social” (Jiménez: Mujica:
2003), y que es la de que las sociedades están perdiendo unidad como grupo de sujetos que
vive en conjunto y comunidad. El texto plantea que producto de la existencia de ciudadanos
con estilos de vida, y por tanto, intereses cada vez más diversificados y la pérdida de la
unificación grupal propia de un sistema de globalización, es la participación ciudadana la
que puede unir a los individuos, aún en atomización, frente a un espacio simbólico común
que disponen y les pertenece: los asuntos de carácter público.

3.3 Participación ciudadana, social y política. Juventud y participación en los


espacios públicos.

Existen similitudes claramente reconocibles entre los tipos de participación que un ciudadano
puede realizar en el lugar donde habita. Que podamos definir que una participación sea
ciudadana, política o social, son distinciones que organizan prácticas específicas, pero que
en todas sus formas, se dirigen a dos variables muy claras: a) participar [1] en el b) espacio
público. Por tanto, podemos entender participación como la intervención de los particulares
en actividades públicas en tanto portadores de intereses sociales. Y al espacio público como
el lugar de la enunciación, física y lingüística de esos intereses sociales.

La arquitectura como disciplina que estudia la habitabilidad del hombre en los espacios
físicos, aporta importantes elementos de discusión al concepto de participación a la
comunicación. Israela Rosenblum reconoce la importancia del espacio público y habla de él
en términos de la participación de la siguiente manera: “La valoración positiva de los
proyectos urbanos (...) dependerá de la fuerza que adquieran en el debate de los mismos los
distintos sectores sociales. Esto conlleva a definir una política de participación ciudadana y
llevar a cabo programas intersectoriales destinados a crear, mejorar y estimular los
encuentros públicos; se exige niveles de mutua confianza, respeto a la pluralidad de ideas y
diversidad de concepciones culturales de la vida en sociedad. “(...) la participación posee
también otra connotación muy importante para el desarrollo de las ciudades, cual es la de
constituirse en un instrumento técnico insustituible a la hora de concebir métodos o formas
de planificación (urbana)”. [2]

En este contexto cuando se habla de esta tipificación social de que la juventud no participa
en sociedad, sería necesario restringirla a cómo los jóvenes se mueven y expresan en los
espacios públicos y determinar qué tipo de encuentros, en términos de Rosenblum, allí se
suceden. La participación juvenil históricamente responde a distintos factores de interés,
que son respuesta claramente a los contextos sociales en los que se encuentran inmersos.
Así como un joven dentro de una comunidad agraria se integrará rápidamente a la fuerza
laboral y centrará intereses en esos ámbitos, un joven urbano dentro de un sistema
neoliberal, de acuerdo a como interiorice ese sistema en su vida, fijara puntos de tensión y
acción que le permitan un desarrollo humano deseable a través del trabajo o el estudio.
Cualquier crítica entorno a lo que el joven hace o no hace en la vida pública, bajo este
enfoque, sería una mirada reduccionista de cómo ese joven y la juventud como grupo, se
afecta y se deja afectar por su contexto sociocultural.
Pero para ello hay que negociar en el espacio público, que es el espacio donde podemos
discutir los alcances de los actores sociales (roles, funciones, significados), ya que

39
podríamos hablar de un joven en un estado de apatía y abulia social, de anomia, si
restringimos esa valoración sólo a su participación en ámbitos institucionales.

Klaudio Duarte Quapper plantea que las subjetividades juveniles con respecto a como se
gobierna la comunidad en la cual habita, de la siguiente manera: “Planteamos que lo que hoy
vemos en nuestro país es la antipatía de muchos jóvenes a los modos tradicionales y
corruptos de hacer política, que no sólo no motivan a participar sino que tienden a inhibir las
ganas y deseo que muchas veces se percibe en los y las jóvenes. Al mismo tiempo, en
muchos de éstos jóvenes y en sus diversas agrupaciones se observa una alta simpatía por
otros modos de participar, de hacer política y de comprometerse con el país. Es decir las
nuevas generaciones de jóvenes vienen mostrando que no existe una sola forma de
participar y que sus modos de aportar pueden ser tan valiosos como ellas y ellos.” (Duarte:
2003)

Es precisamente aquí donde se generan confusiones lógicas en torno a la juventud y en su


rol ciudadano. Como vimos anteriormente, la ciudadanía es un estado de derecho que está
fuera de las instituciones de Estado, que radica en las personas. Son los ciudadanos
aquellos que deciden vivir en comunidad, y son ellos las que legitiman las instituciones
estatales, no a la inversa. Cuando se dice que el joven no participa socialmente se está
negando una naturaleza cívica inseparable de la juventud y de toda categoría social o
individuo: que es el de ser seres sociales, que se crean en alteridad y que necesariamente
estarán vinculándose en trayectos, en términos de Virilio, con las personas con las que
habita. El joven tiene una participación amplia en temas comunitarios, deportivos y humanos
que nos hablan de vínculos entre personas. Los jóvenes ocupan y se apropian de
numerosos espacios físicos en ciudad, la plaza, la calle y la noche. En tanto sería adecuado
decir que el joven no participa de la institucionalidad, lejos de hablarnos de una juventud
ausente y apática.

Lo que existe es un fenómeno donde una parte de la ciudadanía se resiste a esa relación de
poder que tiene con el Estado en puntos, que no han sido negociados y que en
consecuencia escapan a su interés. Entonces si la opinión pública y las encuestas nos dicen
que un 70% de los jóvenes no están inscritos en los registros electorales, y por otro lado, en
la última encuesta de participación ciudadana nos dice que el joven es uno de los actores
sociales que más participa en sociedad, la resistencia no la realiza el joven hacia vivir en
comunidad, el joven realiza una resistencia en su ausencia de esas iniciativas democráticas,
para plantear un rechazo a la relación de fuerza que el joven tiene con las practicas de
gobernar la convivencia, es decir la política.
Pero recordemos que trabajar por la ciudad es trabajar por la política, entonces el joven,
como el actor que más trabaja en sociedad, devela su naturaleza política y ejerce su rol
como ciudadano.

Hay una nueva consideración entonces, para entender la ausencia de la juventud restringida
a los espacios clásicos de participación social, la que para seguir las tendencias de dividir la
participación según referente, llamaremos participación institucional. Lilian Urrutia la define
como un “tipo de participación en las instancias de decisión y representación que establece
una sociedad. (...) Ésta participación institucional posee elementos culturales, expresados en
la legitimidad de las instituciones, así como estructurales expresados en la participación en
instancias destinadas a canalizar intereses particulares a la vida pública”. (Urrutia: 1997)
Los grandes ámbitos en donde el joven no se manifiesta son aquellos ligados y circunscritos
a las instituciones, la inscripción, el voto, los sindicatos, agrupaciones, ministerios, partidos
políticos. A estas instancias es lo que el joven llama “política” y manifiesta su rechazo.
El punto aquí es si el joven reconoce que la política son prácticas de gobierno en la ciudad
(comunidad) independiente, aunque en relación, a la clase política, y que ella está abierta a
ser modificada en la medida que se incorpore una participación activa en ese espacio social,
que reconstruya una institucionalidad pública, donde la ciudadanía tenga un espacio de
interlocución y negociación relevante. En términos de Vinyamata, situándose en una
sociedad de la Responsabilidad en donde el poder se ejerza en la ciudadanía a través de los
canales de la representatividad, removiendo a aquellos sujetos que no son fiel reflejo de sus
intereses sociales.

40
3.4 La representación. Participación política en democracia.
En la medida que hemos hablado de participación, política y poder para clarificar la
correlación juventud y política, es necesario retomar cual es el rol que le compete a la clase
política en estas relaciones. Uno de los derechos de la ciudadanía es tener la posibilidad de
todos los individuos de acceder al poder. Pero ya que por la cantidad de individuos que
habita en las ciudades modernas es impráctico dicho acceso, la representación se constituye
como la forma de acceder al poder participando “políticamente”.

Juan Abal Medina en su texto: “La muerte y resurrección de la representación política” define
representación de la siguiente manera: “La representación es el acto por el cual un grupo se
constituye al dotarse del conjunto de elementos que lo convierten en un colectivo: un
nombre, una permanencia, miembros estables, símbolos, entre otras cosas. El representante
se encontrará así en una relación de metonimia con el grupo, esto es, puede actuar “en
sustituto” de él, hablar por él, representarlo.” (Abal Medina: 2004)
Para entender en más profundidad el concepto de representación invito a tomar como guía
cuatro formas de entender la representación bajo su naturaleza “equívoca e irreducible”
(Abal Medina: 2004):

1) una que corresponde a una idea de representación jurídica: que reside en el derecho
romano y nace del término representare que es “hacer presente, manifestar o presentar de
nuevo”.
2) la segunda es representación como similitud entre representado y representante
(representatividad),
3) la tercera es la representación de un objeto por un signo (representación icónica) y
4) la cuarta que residiría en la responsabilidad de los representantes de ser fiel reflejo de los
intereses y deseos de quienes representa. De esta manera, aún en los cuatro enfoques,
representantes y ciudadanos representados se crearían en el mismo pacto verosímil de
mutua interdependencia, en dónde el representante cobra voz y dedica su trabajo a la
participación institucional de los ciudadanos y en vuelta los representados le otorgan poder y
una suerte de privilegios que faciliten su accionar político.

Medina se refiere a Sieyés diciendo que la representatividad es una buena forma de


establecer una democracia moderna en donde los sujetos no tienen tiempo de ocuparse de
temas de la colectividad. La democracia clásica, la griega, era una democracia directa donde
cada sujeto tenía la posibilidad de acceder al poder a través de sorteo y de la toma de
decisiones en las asambleas, dentro de un contexto político que también aseguraba que el
éxito de la polis (Aristóteles) estaba en contar con un número limitado de ciudadanos. En las
democracias modernas –indirectas- con características de metrópolis y una infinidad de
habitantes, la democracia no puede constituirse como un gobierno del pueblo, sino a través
de la representación de dos instituciones fundamentales para su permanencia: las
elecciones periódicas y los partidos políticos.

3.5 La representación postsocial.

La misma situación social que hoy enfrenta el joven en la construcción de su identidad, de


heterogeneidad, de atomización y de modificaciones valóricas e institucionales, la
experimenta la implantación de la representatividad. Cuando es complejo agrupar en
homogeneidad a grupos humanos diversos y cada vez más individualizados, se complejiza
reconocer voceros que puedan representar a corpulenta pluralidad de subjetividades. Juan
Abal Medina dice a este respecto:

“Los individuos buscan una relación de transparencia con la política (en general desde
lugares “no políticos”), mediante un vínculo de tipo empático que desprecia cualquier forma
de mediación. (...) El ciudadano medio visualiza lo político como algo distante y remoto, un
mundo “sucio” plagado de comportamientos egoístas, estratégicos e hipócritas en el que él
no tiene ninguna capacidad de acción. Esto lo lleva a un mayor desentendimiento con la
política que es empujada a su vez a asumir mayores niveles de autoreferenciación”.

Este párrafo contiene importantes consideraciones para entender con qué rol que el joven
como el resto de los actores sociales, puede reenfrentarse a la política en términos de poder

41
y decisión mediante la representación. Existe a niveles teóricos de las ciencias sociales y de
la politología, el reconocimiento de una crisis de representatividad que no sólo afecta al
joven sino a la sociedad entera, la cual tiene su fundamento en la construcción de un nuevo
tipo de ciudadano mucho más sofisticado que en anteriores tiempo históricos, -ese hecho ya
se ha reconocido en nuestro sujeto de estudio, en términos que cuando hablamos de
juventud naturalmente asociamos heterogéneas subjetividades-, y en un sistema electoral,
como representación política verosímil, que ya no funciona en esa lógica como sí lo hizo por
casi dos siglos. Abal Medina llama a ese fenómeno representación postsocial, y la
caracteriza como una representación “desprovista de relaciones homológicas y cuya
verosimilitud es totalmente autoreferencial.”

Cuando se propone la autoreferencialidad de la política se quiere apelar a que en la medida


que los partidos políticos y la clase política en general, no cuenten con los espacios de
diálogo que alimenten esa representación - como pacto mutuo,- la función de la elite política
se traduce en mantener la legitimidad de los partidos y el sistema político a través del
tiempo, es decir garantizar su replicabilidad.

Se daría entonces la representación postsocial como un juego cerrado, en la medida que el


joven rechaza la clase política que lo representa y ésta no puede representar
coherentemente si no mantiene un diálogo con sus ciudadanos representados, sino
reconoce que trayectos manejan los jóvenes en la ciudad y como requieren que se regule
dicha habitabilidad física y simbólica.

Como planteamos en el apartado anterior de que la ciudadanía se fomenta en los espacios


públicos, la representación postsocial también encuentra cabida en ese lugar de
enunciación. Los espacios públicos son uno de los puntos centrales de las teorías de la
ciudad (urbanismo, política y sociología), y el tema entonces sería ver cómo el joven se
entiende en el espacio público. En base al lugar contradictorio que ocupa el joven en los
lugares comunes, a la aporías que enfrenta y confronta, podríamos decir que el espacio de
lo público es un lugar lleno de restricciones para la juventud cuando al joven no se le
reconoce como ciudadano sino hasta su incorporación en las instituciones, o a su defecto en
la incorporación de su identidad a las lógicas de la categoría social adulto. Pero el encuentro
está ahí todavía, en la enunciación como lugar de encuentro humano y de negociación. Hay
que considerar que en el espacio público sobretodo el mediático, la clase política puede
encontrar una importante fuente de legitimación ante un electorado poco participante y que
por tanto en la cercanía que tienen los ciudadanos con los medios, como canalización de
libre expresión, hay líneas teóricas que apuntan que a través del espacio entendido como
vox populi, es posible canalizar la opinión pública y lograr a través de los medios la
democracia directa. Sin embargo si bien podemos decir claramente que el espacio público
es un espacio lingüístico, hay que reconocer que hay un factor de corporalidad que se
disuelve en los medios y que es el fundamento de esta representatividad, el deseo de vivir
con otras personas reales, con las que me relaciono física y emocionalmente y que hacen
concientizarme de que los individuos viven en territorios geográficos –no virtuales- que se
construyen en arquitecturas físicas y emocionales y que requieren de participación directa –
inmediata (Virilio)- para su desarrollo y mantención.

3.6 Poder y velocidad

“Un estudio de lo político no puede hacerse sin un enfoque sobre la economía de la


velocidad”. Paul Virilio.

El poder político como lo hemos visto tiene particularidades de acuerdo a su contexto


histórico. En este punto y para contextualizar las ligazones entre postmodernidad y juventud,
tomaré la explicación que da Virilio del poder y la democracia bajo el concepto de velocidad.
Tema que nos servirá además para entender los alcances del espacio público como espacio
de representación democrática.

Cada época histórica tiene una velocidad social determinada, así como en las antiguas
civilizaciones se detentaba un poder de velocidad marítima que creaba mayores relaciones
de fuerza en el control del mar y la velocidad de ataque, la actual, es una época que no

42
concibe nada menos que la velocidad luz. Por tanto el poder está muy ligado a su ejercicio
como: capacidad de cubrir y controlar con fluidez un territorio, así el poder sería la velocidad
y las representaciones de poder serían siempre una forma de “dar ritmo a la sociedad que
controlan”.

La sociedad actual en procesos de globalización, de redes mundiales, sociales y


tecnológicas, posee un ritmo, una velocidad “on-line” vertiginosa, un ritmo de tiempo real. Si
el poder conlleva este factor de celeridad, las relaciones de poder entre política y
ciudadanos, así como entre un gobierno y otro, se dan también bajo la misma velocidad.
Aquí adquiere sentido, parafraseando a Abal Medina, que el lugar de legitimidad de la
política corresponda a los mass media, ya que ellos les permite acceder en tiempo real a
consensos públicos, juicios ciudadanos, entre otras cosas. La política adquiere velocidad
bajo los medios de comunicación, poder que no encuentra claramente en la
representatividad postsocial.

La mixtura de Abal Medina con su concepto de representación postsocial, y la velocidad


como poder de Virilio, nos permite hablar del actual espacio público como un espacio de voz
popular mediatizado. Y aquí podemos cuestionar los alcances de esa mediatización del
espacio público como promesa de democracia directa. Virilio nos dice: “desde el momento
en que cambiamos de época y que se implementa la velocidad absoluta de las ondas
electromagnéticas –el tiempo real- se plantea el problema de la democratización de la
velocidad absoluta. (...) ¿Seremos capaces de hallar una democracia del tiempo real (...)?”.
(Virilio: 1997)

Frente al mito que la velocidad en las comunicaciones ayudará a la democratización, Virilio,


plantea que hay velocidades de primer, segunda y tercer clase. Todo medio de trasporte, así
como todo medio de comunicación requiere de tiempo, para su implantación en la sociedad
entera. Quién pueda acceder primero y actualizadamente a estos medios tendrá por cierto
mayor velocidad y poder. Esto es simple de entender, podemos viajar en un bus con un
máximo de 100 kilómetros por hora y desplazarnos en dos días a Perú o tomar un avión y
demorarnos para el mismo trayecto una hora. La velocidad tiene clases en la medida que no
toda sociedad puede tener acceso a la misma velocidad, y por tanto tiene distintos ritmos de
empoderamiento. La pregunta entonces es, ¿Si actualmente el espacio público mediático es
el más poderoso y por tanto influyente, será que ese espacio público puede ser democrático
en forma directa?, ¿o éstas clases de velocidad con las que sociedad llega a ese espacio
público, en realidad dan sólo a una nueva elite la capacidad de acceder a esa opinión
pública? En términos prácticos si respondemos desde la tecnología unificadora de la
televisión y el feedback performativo que ella posibilita, -incluso desde Internet bajo la
alfabetización digital-, es posible que los medios posibiliten quizás más que una democracia
directa, un nuevo espacio de diálogo entre representantes y ciudadanos, porque es difícil
hablar de democracia cuando tomamos la agenda de contenidos de los medios y
reconocemos los intereses que mantienen a los medios de masa, que son igual de auto
referenciales en su mantención y replicabilidad como los partidos políticos.
Este aspecto y su desarrollo son particularmente relevantes si consideramos que los
jóvenes hoy tienen una relación mucho más estrecha con los medios de comunicación,
reconociendo sus lógicas e incluso conscientes del manejo de contenidos, por lo que las
posibilidades que puedan entregar los medios de comunicación a la democratización y la
representatividad es un espacio en construcción.

3.6.1 Los nuevos espacios públicos


Uno de los problemas eje en los problemas de representación democrática, reside en la
cantidad de personas que forman parte de las naciones. La influencia de los medios de
comunicación y su creciente participación en la forma en que la política masifica su accionar
territorial cada vez más disperso, han propuesto teorías acerca de si acaso los mass medias,
pueden ser los nuevos espacios democráticos en donde todos los actores puedan mostrar
sus intereses, por ejemplo, a través de los sondeos de opinión pública.

Existen diferencias entorno a lo que entendemos como espacio público como lugar en donde
se expresa la política.
Giannini hace una separación entre espacio público, opinión pública y experiencia común:

43
“Lo público se va gestando, engastando en la historia; incluso, va eligiendo silenciosamente
sus propios centros preferenciales de exposición. En este sentido se puede destruir, pero no
crearlo de la noche a la mañana. Y lo que ocurre hoy es justamente una destrucción
sistemática de lo público. Heidegger diría: una desmundanización de nuestro mundo. Esto es
lo que desconcierta y alarma. En una sociedad en la que se ha impuesto la ideología del
mercado, “público” resulta ser la cantidad que llena los espectáculos, y cuya virtud
ciudadana se consuma en el hecho de consumir. Es aquí donde hay que tener cuidado: el
público, la audiencia, no se identifica en absoluto con lo público, así como tampoco cabe
confundir la opinión pública (la doxa) con la experiencia común (coiné), a la cual incluso a
veces tendría que contraponerse. En todo caso, lo público tiene más bien un modo de ser
temporal y es la razón de ser no de la publicidad sino de lo político, de “la polis”. (...) El
espacio público, como ámbito de la contingencia propiamente humana, puede describirse
así: como el ámbito de convergencia y de riesgos en el que cada cual está
permanentemente expuesto a los efectos inmediatos de la iniciativa ajena. Expuesto a la
inextirpable y peligrosa proximidad del prójimo”. (Giannini: 2007)

El espacio público se refiere a modos de organizase y funcionar en sociedad. Los nuevos


espacios públicos son relativos a como los espacios físicos se han visto influenciados por los
medios de comunicación masivos. Esos espacios conservan características anteriores, como
ser espacios de discusión pública, de legitimidad, pero incorpora la disolución de las
fronteras (territoriales y que es lo público y lo privado) y la farandulización de los actores
políticos.
Esas nuevas conformaciones permite la intervención de nuevos actores -periodistas,
intelectuales, comunicadores- que eran parte de los medios de comunicación con
anterioridad y que por el conocimiento de sus formatos y posibilidades adquieren un nuevo
rol en la política; potenciando nuevas formas de participación en la sociedad que ven en la
opinión pública una forma fácil de acceder a un espacio de visibilidad en donde no sólo el
Estado se hace parte de las soluciones, sino que otros actores sociales, empresas,
particulares, o los mismos comunicadores se hacen cargo de las soluciones y/o la
legitimidad.

“Respecto al sistema político, la pantalla chica se convierte en el sitio por excelencia de


producción de acontecimientos que conciernen a la maquinaria estatal, a su administración,
y muy especialmente a uno de los mecanismos básicos del funcionamiento de la
democracia: los procesos electorales, lugar en que se construye el vínculo entre ciudadano y
ciudad.” (Verón: 1998:124)

Podríamos hablar de la presencia concreta al menos de tres distinciones para lo político en


los nuevos espacios públicos:
a) espacio público del Estado (elecciones, comunicados, políticas públicas sin
negociación con las lógicas audiovisuales).
b) espacio público de lo político (uso desde partidos políticos, oposición al gobierno,
asociaciones, agrupaciones).
c) espacio mediático de la información. Que podríamos entender como la información
necesaria para estar al tanto de lo que pasa a nivel país mediante una función de
pertenencia y sentido. Esto es a lo que Brunner llama una ciudadanía “informativa”,
que sería lo más similar, en sus términos a la opinión pública. Esta información que
se adquiriría a través de los medios coordinaría como los ciudadanos se
relacionarían con el Estado, el resto de la sociedad, y el mercado.

Verón habla de que el empobrecimiento del discurso político no se debe al uso audiovisual
en la política, ya que este ha enriquecido nuevos registros de sentido, sino que es producto
de hacer de la publicidad, el modelo dominante de la comunicación política. Por sobre el
acuerdo con ésta última afirmación, sí Verón plantea una discusión interesante, cuando dice
que la economía del régimen audiovisual quita la complejidad del discurso político.

El contexto actual apropia la aparición de nuevos espacios de lo público en base a un


sincretismo que rescata las ritualizaciones entorno a la política y la democracia, con la
funciones mediáticas, o, de la ritualización con la comunicación moderna, trabajando al

44
mismo tiempo diversos “registros simbólicos” que son claramente producto de una
adaptación de los rituales que han debido evolucionar y masificarse en la lógica de una
democracia indirecta.

El concepto del rito político, que es un punto que también se retomará mas adelante, es un
componente esencial cuando hablamos de política y participación. Goffman, define rito
como: “El ritual es un acto formal y convencionalizado por el cual un individuo manifiesta su
respeto y su consideración ante un objeto de valor absoluto, a ese objeto o a su
representante.” Y en ese sentido la participación en cierta ritualidad asociada a la política
institucional legitima en las personas el sentido y la función de la política en sus vidas.

“Un último aspecto notable de la comunicación política moderna, es su carácter


desterritorializado. Un líder puede comunicar inmediatamente a la totalidad del planeta el
mensaje de su elección; ya no hay necesidad de desplazar a las multitudes. Cada uno vive
la política en su sillón” (Marc Abélès: 1998:52)
La abstracción que se produce a través de los medios de comunicación se contrapone a la
esencia ritual, de orígenes primordiales y que Abélès asociándola a la política, los define
como una escenificación para unir la acción-discurso: a) una presencia física – corporal, b)
una localización o territorialización c) el uso de comunicación no verbal, palabras, gestos,
manejo de objetos d) periocidad.

Esos sincretismos o nuevos espacios públicos a través de los medios de comunicación,


como televisar los sufragios, las ceremonias, las inauguraciones, los inicios y fines de años
de gobierno, si bien son una forma de llenar de sentido las acciones entorno a la política
generan una participación mediada, por tanto abstracta que olvida los componentes
corporales y territoriales que también son parte activa de las ritualizaciones que deben
vivirse en carne en los sujetos.
Sin embargo las dimensiones inexploradas de las mezclas de medios masivos y selectivos al
servicio de la política, plantean la posibilidad de poder sacar todas las posibilidades que los
nuevos espacios presentan a través del sincretismo, y de una posible capacidad de crear en
esos espacios no necesariamente una democracia directa, que no propicia la opinión
pública, pero que si puede fortalecer otras vías de participación física, que si construya los
espacios públicos necesarios para poder relegitimizar la política, y sus mecanismo de
gobierno.

45
Notas.
[1] Según el Premio Nacional de Ciencias, Humberto Maturana: "Es necesario cultivar la participación
con la formación del ser. Tenemos que cultivarla desde la infancia, desde los niños pequeños. Eso se
aprende y se cultiva, y si no se cultiva se pierde, y cuando se pierde se entra en la depresión, y en ese
estado no hay posibilidad de convivencia democrática".

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Albano, Sergio. Michel Foucault. Glosario de aplicaciones. Editorial Quadrata. 2004.
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Giannini, Humberto. La Reflexión Cotidiana. Hacia una arqueología de la experiencia. Editorial
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Editorial Gedisa. 1998.
Virilio, Paul. Cibermundo: ¿Una política suicida?” Editorial Dolmen, 1997.

46
Capítulo4>. Contextos discursivos juveniles.

4.1 Fragmentos. Posmodernidad y Globalización.


El escenario actual de globalización, se plantea como producto de una historicidad entorno a
la velocidad y la comunicación a grandes escalas. Esto ya lo dice Virilio en su concepto de
poder y velocidad: la época contemporánea se caracteriza por estrechar las cercanías y por
lo tanto generar una ruptura del espacio físico. A este propósito, Subercaseaux define 4
tiempos poscoloniales o cuatro escenarios de carácter colectivo que ordenan nuestro
espacio temporal como país, desde sus imaginarios subyacentes: ”Entre estas
constelaciones podemos mencionar la Ilustración y el Liberalismo con respecto al tiempo
fundacional; el Positivismo y el pensamiento biológico y cientificista con respecto al tiempo
integrador; el Marxismo con respecto al tiempo revolucionario y el Neoliberalismo y la
cultura posmoderna con respecto al tiempo globalizado”.
Si bien bajo esta clasificación, el neoliberalismo lo trabajaremos al igual que el capitalismo
tardío, como fenómenos complementarios, la fragmentación, como la aparición de
numerosas subjetividades juveniles tienen particular expresión, a través del tiempo
globalizado y la cultura posmoderna.

La posmodernidad es un fenómeno cultural dominante si bien no único, que presenta la


particularmente humana posibilidad de ser un tipo de texto que anula las distancia entre
autor y lector, o texto y lector, exacerbando las lecturas basadas en las particularidades de la
experiencia, por sobre los metarrelatos que no tienen una expresión presencial en la
cotidianidad. La posmodernidad como discurso, guarda una propuesta epistemológica, de
escindirse de la posibilidad del hombre de aprehender la realidad mediante la razón y de la
consecuente promesa de la ilustración de un crecimiento del hombre a través de la
democracia, la libertad y el progreso, reconociendo la imposibilidad humana de
desembarazarse del error, que constituye la naturaleza humana.
La posmodernidad como epistemología entonces en base a la incertidumbre y la
imposibilidad del ser humano de reconocer nada más que su propia representación de la
realidad, en base a la experiencia subjetiva, presenta la existencia de características que
transversalmente se filtran en la vida social y las subjetividades juveniles. Ellas han sido
descrita por pensadores como Bergman, Borges, Cortazar y Lyotard y entre ellas
encontramos rasgos distintivos como:

“La contrailustración (Habermas 1990); fragmentación del lenguaje (heterogeneidad);


autonomía del discurso (textualismo); supremacía de la literatura (pues está
conciente de que es retórica, no como la filosofía, que hace retórica pretendiendo
que no la hace); muerte de las ideologías (cercano al tema del historicismo); crítica
(fin) de los metarrelatos (Lyotard); crítica de la filosofía de la historia y crítica del
sujeto y del humanismo (relación sujeto-objeto)”. (Lagos: 2005)

Cada una de estas atribuciones tan bien acotadas por Lagos y sobre las cuales no
profundizaremos en este texto, manifiestan los aspectos a través de los cuales la
posmodernidad se presenta en las diversas facetas sociales: las ideologías, la literatura
como conocimiento de las fisuras humanas, la ciudad como escenario urbano de la
enajenación y del anonimato. Epistemológicamente, la posmodernidad es un proceso de
deconstrucción (Derrida) para reconocer las lógicas, detrás de las estructuras sociales y del
lenguaje.

“La incorporación del lector al texto supone no tan sólo la propuesta epistemológica
de existencia de lecturas más que textos (v. supra), sino la posibilidad de realización
de constructos lingüísticos (representación de representaciones de
representaciones...) acerca de ámbitos originarios de carácter experiencial,
propiamente imaginarios, oníricos, míticos, que superan el concepto tradicional de
realidad y por ende el de racionalidad por la toma de conciencia de que el sujeto es
parte del ámbito que describe e interpreta y que aquello que interpreta se realiza y
construye en el lenguaje.”

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Las estructuras sociales tienen en si un entramado de reglas y lógicas sobre las que el
espíritu deconstructivista quiere abrir como un entendimiento profundo, desmitificador de la
verosimilitud y las predisposiciones ornamentales. Ese reconocimiento del hombre como
constructor de tejidos, les hace saber cual es su posición dentro de la sociedad
considerándola como un juego y reconociendo en ella roles, reglas y espacios que pueden
ser modificados mediante un buen conocimientos de la estructura del campo semántico.

“Pareciera ser, por último, que el mensaje metafórico final de Calvino (novela dentro de la
novela y por extensión sociedad dentro de la sociedad) es conducirnos a una toma de
conciencia de la clave vital del mundo posmoderno: conocer las reglas vigentes temporales y
versátiles de la sociedad.”

La posmodernidad como desentramado de la sociedad, propone a semejanza con la


literatura, incorporar el modelo interpretativo a la lectura a través de elementos
interpretativos marginales. Esos espacios que son precisamente las grietas y armazones que
la posmodernidad devela- epígrafes prólogos, notas, citas, glosas, títulos en la narración-
nos conectan con espacios externos al texto y nos habla de una cultura ulterior, a la realidad
que se pierde en la cotidianidad. Esos fragmentos que la juventud siente cuando conforma
su identidad y su subjetividad son producto de los quiebres de sentido ante una realidad que
se le presenta rica en posibilidades entorno al desarrollo del Yo, pero al mismo tiempo
extrapolante de esa necesidad de arraigo y de vida en comunidad, esencia de lenguaje, la
alteridad y la naturaleza gregaria del ser humano. En cada una de esas fisuras, en donde el
joven interrumpe sus trayectos y se adolece, es donde el tiene la capacidad de presenciar y
revivir la totalidad del contexto en el que vive y tomar la consecuente decisión de
marginarse, incorporarse o resignificar su propio lugar en sociedad.

Retomando a Subercaseaux, la globalización seria un tipo de tiempo, una escenificación que


contendría estos “climas culturales” del neoliberalismo y la posmodernidad. La globalización
como fenómeno, es un proceso complejo, en donde, o se genera excitación o se opta por
una negación bucólica frente a ciertas características ya bien delimitadas teóricamente: la
renovación permanente de las tecnologías, la ruptura del tiempo, el espacio y la geografía, e
interdependencias culturales y económicas a través de una mundialización que requiere de
los tratados y los bloques internacionales.
La globalización es un fenómeno de fragmentación que parte desde la economía, pero
necesariamente, como texto interrelacionado que se contextualiza intersistémicamente, se
hace presente en todas las otras esferas sociales. Las expresiones culturales más
importantes de la globalización se suceden en base a una separación más evidente de la
dicotomía inclusión-exclusión, que se genera entre personas y países que comparten un
imaginario globalizado, pero no son necesariamente parte activa del proceso en términos
económicos, culturales y mediáticos, sobretodo en relación a la producción de contenidos
culturales. Y también en base a la uniformidad que produce la mundialización de los
contenidos, incluso considerando que la “diversidad como mercado” es un campo abierto a
la homogenización de esas diferencias. Esto es propio de las industrias culturales y de la
masificación de las contraculturas, como nuevas expresiones juveniles, integrándolas al
sistema por correlato a través de la moda a los canales masivos, generando un doble flujo
que rompe la naturaleza de resistencia de las tribalizaciones, pero que también le ayudan a
abrir espacios físico-simbólicos y preservar en el tiempo su existencia a través de la
legitimidad pública. Es por esta razón que la globalización arriesga la homogeneidad sobre la
diversidad cultural y han surgido procesos de “glocalización” que buscan precisamente
arraigar y visibilizar su identidad local para no diseminarse audiovisualmente en el mercado
mundial, aunque la recuperación de lo local se transforme en un estereotipo que no
considere la dimensionalidad de una tradición viva como una memoria histórica en
permanente reconstrucción.

Cuando hablamos de fragmentación en la globalización, ella residiría en su capacidad de


generar “identidades”. Un concepto que se llueve a todas las expresiones de subjetividad y
de diferencia, considerando que un sujeto puede construir su identidad en base a realidades
lejanas de su espacio físico, tomando los aspectos que más se acomoden a sus propias
necesidades de sentido. Esta es una posibilidad que trabaja muy bien con esta premisa
posmoderna de que la realidad sólo puede ser virtualmente alcanzable a través de aquellos

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fragmentos que cada individuo posee, en la particularidad de las vivencias, alejando a las
juventudes de un vínculo concreto y políticamente involucrado con su comunidad inmediata.

En este sentido la globalización es un texto dicotómico: por un lado homogeniza y por otro
lado diversifica. Pero más que un aporía, el juego de lo micro y lo macro, del mundo y el
barrio, conviven porque la globalización a sabido guardar valor en las interrelaciones como
un bien por si mismo. Por qué no decir que como un fenómeno con fundamentos
económicos, ha sabido transformar sus debilidades en nuevas oportunidades de negocio
discursivo. Beatriz Sarlo frente a la diversidad plantea indirectamente un acercamiento a la
atomización y la indiferencia, y enfatiza en la discusión de los proyectos comunes bajo el
multiculturalismo, como una situación que arriesga los espacios políticos a colectivos
menores, exigiendo particularidades sin pensar en un bien común y en un surgimiento de
tribalizaciones infinitas. “La política, en este marco cultural, puede disolverse (…) en el
cultivo de las diferencias infinitamente multiplicables, donde se pierde todo anclaje simbólico
de cualquier sujeto colectivo salvo del que pueda construirse sobre la base de
particularidades”.

La juventud es muy susceptible a la fragmentación que la globalización y la posmodernidad


generan, la proliferación de las tribus como dice Sarlo, es una respuesta a la posibilidad de
construirse en base a las diferencias y explicaciones particulares y subjetivizadas de lo que
es la realidad y de cuales son los roles que se esperar cumplir en sociedad. Las lecturas por
sobre la concepción de una realidad unívoca, ciertamente propician en la juventud una
deslegitimidad frente a las realidades estructuradas por las instituciones ligadas al ejercicio
político. Las juventudes reconocen concientemente que el sistema político, o la política en
general si bien conllevan un entramado de reglas y disposiciones, es un constructo humano
predispuesto al error y a la incompatibilidad con sus propias experiencias personales. Esa
misma multiplicidad de experiencias personales que ellos vivencian a un mismo nivel de
legitimidad que la realidad que las instituciones manifiestan, provocan claramente una
percepción de incomprensión mutua, sumado al choque que el joven siente hacia un sistema
político que debiera actualizarse a los intereses siempre fluctuantes de los habitantes de una
comunidad. En este sentido, el joven refugiado en la diversidad optaría por buscar sus
propias formas de expresión individual y social alejándose de la política como un lugar en
donde encontrar sentido a todos esos cuestionamientos sociales que no se condicen
necesariamente con sus propias expectativas y realidad.

4.2 Límites. Lo público y Lo privado.

“Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la
cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos a la calle. Antes de alejarnos
tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a
algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa
tomada”. Casa tomada. Julio Cortazar.

Los límites por los que los jóvenes se mueven en la ciudad, son delimitaciones que se le
presentan hablándole de dónde puede situarse y como debe presentarse en los distintos
escenarios sociales en términos de exponer su presencia, es decir como debe habitar. Las
calles, las paredes, los edificios, las comunas, los límites simbólicos como la Plaza Italia, el
río Mapocho, incluso la puerta de esa casa tomada de Cortazar que habla de un nosotros y
los otros, todos son límites entre imaginarios colectivos en base a los cuales los sujetos
construyen, disputan y plantean sus propios limites identitarios. “La frontera tiene la
particularidad de dar cabida a todas las dualidades, a todas las contradicciones, a todas las
alteridades. No es un escenario de fácil convivencia.” (Muñoz: 2005)

El nosotros de los Otros; el yo, del tu; el aquí, del allá. Los límites también son parte del
discurso del contemporáneo quiebre de lo público y lo privado que hoy ya no se limita al
resguardo post feudal, ni a las distinciones del capital económico, sino que se refiere
también, y a esto nos referimos cuando hablamos de la dicotomía público-privado, a los
espacios en donde se tratan y se dan cabida a los temas ciudad de enunciación frente a
todos los actores sociales y a aquellos aspectos que se tratan en “lo personal” de cada
sujeto.

49
La particular pérdida de los límites entre lo público y lo privado en relación al Estado, tiene
sentido como contexto en las atribuciones que pueden desarrollar los jóvenes entorno a la
política. Giannini a este propósito, habla de la destrucción de lo público mediante la
difuminación de sus límites, que es el lugar propio para que la política tenga cabida. “Sin
embargo, la capacidad comunicativa de los cuerpos significantes sólo en las
convergencias, en los acuerdos y en los mal entendidos y en los choques propios de la
comunicación cotidiana, se vuelve a la experiencia común, que es como el alma de lo
público”.
En este sentido lo público se liga a la experiencia común, a los imaginarios colectivos, a la
memoria histórica, por sobre la experiencia individual (privada) que propician discursos como
el consumo y la posmodernidad, y por sobre la abstracción de los “públicos” y la “opinión
pública”.
“De este modo, podemos pensar la ciudad como forma de lo cotidiano, continente que
modela la intimidad resguardada – más o nenos eficientemente- y establece una serie de
puentes y tránsitos que configuran las diversas dimensiones de lo público y la vida social”
(Perez: 1999).
En la medida que los espacios de sociabilización se imposibilitan, física (puntos de
encuentro) o simbólicamente (tiempo personal disponible a la convivencia), los jóvenes
adolecen de esas posibilidad de construir en los limites sociales y corporales su propia
identidad. Y por ende se desarrollan en base al ámbito de lo privado, situación que
claramente no genera espacios donde el joven pueda notar la presencia de la política, ya
que en lo privado, la comunidad a través de los medios, se vive abstractamente.
Recordemos que lo privado son realidades históricas, que modifican sus límites entorno a lo
que puede o no ser enunciado, y por tanto lo privado no es un espacio permanenente, sino
que es una determinación sociocultural que es flexible a su entorno.
“De todos los cambios que ocurren en el mundo, ninguno supera en importancia a los que
tienen lugar en nuestra vida privada – en la sexualidad, las relaciones, el matrimonio y la
familia -. Hay en marcha una revolución mundial sobre cómo nos concebimos a nosotros y
cómo formamos lazos y relaciones con los demás”. (Giddens: 2001)

Este devenir de la juventud por lo privado más que por sobre lo público tiene también origen
en que el Estado como encargado de administrar y posibilitar las acciones políticas
institucionales, ha perdido su rol como referente de meta- relator, en la medida que el Estado
es muy pequeño para resolver grandes desafíos culturales y sociales, y demasiado grande
para responder a demandas cotidianas diversas, que es lo que joven no ve y se decepciona,
no sintiendo que la política se vive concretamente en su cotidianeidad. “Varios autores y
entre ellos Norbert Lechner, (1981), han señalado que el objetivo neoliberal es el
derrocamiento de la política y, por tanto, la reducción del rol que deben jugar las instituciones
públicas no implica necesariamente la ampliación del espacio político a favor de la sociedad
civil.” (Jiménez, Mujica: 2003) Por esta razón en la medida que el Estado, al tener la mínima
participación gracias al tremendo poder autorregulador de mercado bajo la lógica neoliberal,
los temas públicos, de convivencia, al no ser abordados se vuelcan en toda su complejidad a
lo privado, haciendo que la gente resuelva su proceso desde la singularidad, la tribalización y
las pequeñas comunidades por sobre expresiones amplias de coordinación de la convivencia
mediante las decisiones políticas que requiere la representatividad de la democracia
moderna. Estas nuevas formas de participar mediante lo privado reestructuran los espacios y
los mismos límites entorno a lo público y lo privado en sociedad.
“Así como el espacio físico se define por la exterioridad recíproca entre las partes, el espacio
social se define por la exclusión mutua (o la distinción) de las posiciones que lo constituyen,
es decir, como estructura de yuxtaposición de posiciones sociales. Así, la estructura del
espacio se manifiesta, en los contextos más diversos, en la forma de oposiciones espaciales,
en las que el espacio habitado (o apropiado) funciona como una especie de simbolización
espontánea del espacio social”

Sin embargo esta pérdida del espacio de lo público como plantea Giannini, requiere de la
presencia corporal de los jóvenes para que ellos puedan ser partícipes de los espacios
políticos en donde hay que hacerse cargo de los grandes temas sociales, que el Estado por
si mismo no puede abarcar sin la presencia de una sociedad activa, ocupada de su espacios
privados que se movilizan bajo intereses particulares de participación, pero también

50
comprometida con esos temas sociales que afectan a un gran numero de habitantes y que
requieren la disposición de actuar por un bien común que aúne esos intereses que expresan
privadamente, bajo las formas de participación necesarias para el quiebre de la
autoreferencialidad política y la recuperación de lo público (el ágora). Es decir, participando
de la toma de decisiones políticas, mediante la presencia física en la ciudad que en las
interrelaciones puedan ir conformando nuevas categorías políticas, y siendo parte de los
procedimientos representativos de la voz social.
“Público y privado, reveses de la convivencia y la ciudad, constituyen así no sólo
distinciones espaciales sino esferas heterogéneas de la actividad personal. (…) La ciudad,
en consecuencia, figura tanto el punto de instalación de una posición subjetiva, en tanto
referencia simbólica que permite la producción de significaciones y asentamientos
específicos, como el lugar del lazo que, con otros, viabiliza y vehiculiza en tránsito de esas
referencias”. (Pérez: 1999)

4.3 Consumidor v/s Ciudadano: intereses propios v/s intereses colectivos.

La ciudadanía es un concepto en construcción que generalmente se asocia a los deberes y


derechos civiles en función de ser una categoría política para integrarse socialmente. Sin
embargo la incorporación de la ciudadanía ha sido un proceso lento en la medida que las
instituciones en Latinoamérica históricamente, como plantea Juan Claudio Silva, no estaban
preparadas para recibir esos niveles de participación, en base de un contexto Estatal que en
nombre de la gobernabilidad (tantas veces en conflicto) había dejado relegado ese rol
político. Ello explica en esa incapacidad de hacer frente a peticiones masivas, que algunas
de estas irrupciones ciudadanas se produzcan violentamente. Esto es natural cuando
dejamos de asumir las clases sociales como estructuras fijas, sino como procesos o
trayectorias susceptibles de dinamismo a través del concepto de ciudadanía. En este
sentido, la ciudadanía es también un proceso histórico, que cambia y se adapta tanta veces
como muta y se transforma la ciudad.

Precisamente la naturaleza de la ciudadanía está en la ciudad, en la convivencia y la


colectividad. Sin embargo teóricamente se plantea que la ciudadanía hoy se desdibuja en el
oropel de la llamada “ciudadanía crediticia” y del consumidor. Condición que acentuaría las
diferencias entre los sujetos -mediante el consumo- más que unificarlos a través del acuerdo
implícito en la ciudadanía.

Néstor García Canclini plantea cinco proceso que escenifican el actual espacio sociocultural:
a) un redimensionamiento de las instituciones y los espacios de ejercicio de lo público; b) la
reformulación de los patrones de asentamiento y convivencia urbanos; c) la reelaboración
de lo propio, d) redefinición del sentido de pertenencia e identidad; e) y el paso del
ciudadano al consumidor. A este último punto, que nos convoca, se refiere como:

“El pasaje del ciudadano como representante de una opinión pública al ciudadano
como consumidor interesado en disfrutar de una cierta calidad de vida. Una de las
manifestaciones de este cambio es que las formas argumentativas y críticas de
participación ceden su lugar al goce de espectáculos en los medios electrónicos, en
los cuales la narración o simple acumulación de anécdotas prevalece sobre el
razonamiento de los problemas, y la exhibición fugaz de los acontecimientos sobre
su tratamiento estructural y prolongado”.

De alguna manera el traspaso que ha hecho “el consumidor”, desde categoría económica
hacia categoría política, reside en que la libertad individual que ofrece el neoliberalismo, está
muy ligada a la concepción de las permisividades del consumo, ya que cuando dejamos de
ser “ciudadanos” y somos tratados como “consumidores”, dejamos de tener que articularnos
en representatividad o comunidad para ser escuchados e inclusive en función del mercado
en los actuales contextos socioeconómicos, enaltecer el rol del consumidor para repicar su
existencia. En la medida que hace seis décadas los monopolios hacían del consumidor un
sujeto pasivo y limitado en sus decisiones, “consumidor” no era una categoría atractiva para
buscar cuotas de poder ni legitimidad social.

51
Al presente, en la lógica del consumidor y de un mercado regulado por la demanda, somos
sujetos de pleno derecho, empoderados y legitimados como individuos en la medida que
podamos seguir manteniendo ese nivel de consumo. Tampoco es casualidad que desde esa
particular sintaxis social, se propicien nuevas formas de socialización, como la individualidad
y la exageración de los derechos civiles, y el desmedro de los deberes de participación en la
vida democrática, tan ligada con la ciudadanía. Ella es la fuente de la dicotomía teórica entre
consumidor y ciudadano. El consumo tendería a llevar a los sujetos a una alineación ante las
facilidades del consumo por sobre la complejidad de la vida en comunidad. A este respecto,
Beatriz Sarlo, evidencia críticamente las posibilidades del consumo “Los medios de
comunicación refuerzan esa idea de igualdad en la libertad que forma parte central de las
ideologías juveniles bien pensantes, donde se pasan de alto las desigualdades reales para
armar una cultura estratificada pero igualmente magnetizada por los ejes de la identidad
musical que se convierte en espacios de identidad de experiencias. Sólo muy abajo en los
márgenes de la sociedad, este conglomerado de estratos se agrieta. Las grietas, de todos
modos, tienen sus puentes simbólicos: el video clip y la música pop crean la ilusión de una
continuidad donde las diferencias se disfrazan en elecciones que parecen individuales y
carentes de motivaciones sociales.” (Sarlo: 1994)

Néstor García Canclini en su libro “Consumidores y ciudadanos” habla precisamente de


cómo las nuevas formas de consumo adscriben nuevos roles para ciudadanía, en
contraposición y complementariedad. El texto de Canclini no es, necesariamente, una critica
peyorativa a la categoría de consumidor, sino que le brinda la posibilidad de convivir
sinérgicamente con la ciudadanía. En este sentido el consumo como fenómeno social,
permite generar a través de los objetos, una fuente de significados y simbolizaciones que se
acoplan y permiten construir identidades que ubican a los sujetos en variados lugares
simbólicos en relación con la sociedad. Ello debido a que mediante el lenguaje un objeto
deja de ser un objeto de consumo, en el mismo momento, que un sujeto le da propiedad,
función, uso y un significado personal. El consumo así, mediante las características
intrínsecas y otorgadas de un objeto o producto, abre una serie de interrelaciones simbólicas
de gran riqueza cultural.

De alguna forma, el consumo suele designarse como un proceso de atomización, que no


incluye en esa designación un conocimiento esencial de la cultura, que es el de reconocer,
que las transacciones comerciales y el consumo de productos y bienes, es una forma
cultural que es parte de la identidad e historicidad de una sociedad.

“Estas acciones políticas, en las que los consumidores ascienden a ciudadanos,


implican una concepción del mercado no como simple lugar de intercambio de
mercancías sino como parte de interacciones socioculturales más complejas”
(Canclini:1995).

Los bienes hoy son símbolos estratégicos para incorporarse al mundo contemporáneo y
tomar decisiones, en este sentido la lógica de consumidor que el ciudadano ha desarrollado,
puede llevarnos a conciliar ambas categorías, viendo en el consumo una posibilidad, un
trampolín para que el consumidor se haga partícipe en diversos ámbitos ciudadanos, ya que
ha aprendido a ejercer su presencia.

“Vincular el consumo con la ciudadanía requiere ensayar una reubicación del


mercado en la sociedad, intentar la reconquista imaginativa de los espacios públicos,
del interés por lo público. Así, el consumo se mostrará como un lugar cognitivo, útil
para pensar y actuar significativa, renovadoramente, en la vida social”. (Canclini:
1995)

Canclini propone al consumo como una forma de reflexión social que busca alejar del
consumo la irracionalidad, o aquel desenfreno planteado en la relación entre productores y
destinatarios, hacia una “racionalidad sociopolítica interactiva”. Como un diálogo que por
sobre la adquisición de bienes, busca apropiarse de distinciones simbólicas, de una forma
muy similar al uso de los objetos en las ritualizaciones, en donde a través del rito se
expresan relaciones consensuales para establecer sobre los objetos, que forma parte
inseparable de la corporalidad del ritual, que es lo valioso, que es lo sagrado, legitimando la

52
adquisición de bienes desde el simbolismo dispuesto en los objetos. En este sentido el
consumo hoy, bajo esta naturaleza ritual, se define como un proceso cuya función esencial
es “darle sentido al rudimentario flujo de los acontecimientos”.

Los bienes como constructos simbólicos, incluso pueden crear espacios de significación que
delimitan identidades, este es el caso de los estilos musicales que pueden configurar incluso
tribus o grupos sociales cada vez más cohesionados y de largo alcance social. Así, la
categoría de consumidor lejos de alienar al sujeto de la comunidad es parte de las
interrelaciones que integra, cohesiona y comunica a la sociedad. “Más bien sobrevive como
una comunidad interpretativa de consumidores, cuyos hábitos tradicionales –alimentarios-
lingüísticos- los llevan a relacionarse de un modo peculiar con los objetos y la información
circulante en las redes internacionales. Al mismo tiempo, hallamos comunidades
internacionales de consumidores – ya mencionamos las de jóvenes y televidentes- que dan
sentido de pertenencia donde se diluyen las lealtades nacionales”.

“Recordar que los ciudadanos somos también consumidores lleva tambien a


encontrar en la diversificación de los gustos una de las bases estéticas que
justifican la concepción democráctica de la ciudadanía”. (Canclini: 1995)

Esto calza muy bien con la identidad juvenil, como búsqueda de la reafirmación de sus
intereses y limites identitarios ya que a través del consumo el joven genera espacios
simbólicos donde probar y construir su personalidad y las características que lo levarán a
autodefinirse y distinguirse como actores sociales.

Otro aspecto relevante es la dicotomía abstracción v/s corporalidad que sucede en el paso
de ciudadano a consumidor.

La ciudadanía, es una categoría política que si bien cohesiona socialmente, a través del
contacto concreto entre individuos, no puede escindirse de la deslegitimación que enfrenta la
política, y en este sentido la ciudadanía, más que ser utilizada como categoría política frente
a la política institucional, se desliga hacia el surgimiento de nuevas formas participación, la
llamada “subpolítica”. Fenómeno que claramente se ve intensificado por el total paso de la
ciudadanía a ciudadanía mediatizada, en secuencia a los crecientes roles que la política
ejerce sobre los medios de comunicación para ampliar la sensación de representatividad
necesaria en las democracias modernas. Ciertamente los medios permiten incluir a grandes
cantidades de ciudadanos a los temas de discusión pública, a la desterritorialización de lo
audiovisual. Sin embargo como Baudrillard plantea la hiper realidad de los medios, como una
forma propiamente posmoderna de exponer información y ciertos diálogos sociales,
acontece "La simulación de algo que en realidad nunca existió”.
Dada esa verosimilitud, frente a los cuales los ciudadanos son parte de la opinión pública,
pero no de lo público que define Giannini, las personas finalmente experimentarían la política
y la ciudadanía como un rol que no tiene efectos en la cotidianeidad, más que la corporalidad
que se ejerce en los procesos eleccionarios que requiere un movimiento territorial y corporal
concreto. El concepto de opinión pública o “público”, que también trabaja Sarlo se
caracteriza por llevar a una progresiva personalización en base a la anónima relación que se
propicia mediáticamente. Así la ciudadanía se hace pasiva frente a otras formas de modificar
concretamente el entorno, como la participación extrapolítica, en donde el joven participa
activamente –cultura, arte, música, solidaridad, deporte, religiosidad-, como nuevos
constructos de sentido. Incluso que a través del consumo, que se caracteriza por la
materialidad de los objetos y experiencias (servicios) sobre los que se construye y la rapidez
con que les posibilita acceder a nuevos espacios simbólicos.

“Sin embargo, no se trata simplemente de que los viejos agentes – partidos, sindicatos,
intelectuales- hayan sido reemplazados por los medios de comunicación. La aparición súbita
de estos medios pone en evidencia una reestructuración general de las articulaciones entre
lo público y lo privado que se aprecia también en el reordenamiento de la vida urbana, la
declinación de las naciones como identidades contendedores de lo social y la reorganización
de las funciones de los actores políticos tradicionales.”

53
La participación fuera de la política tiene una fuerte presencia juvenil, en otros intereses
ciudadanos como la ecología, la solidaridad, pero sobretodo en el consumo cultural que se
presenta como una forma de participación en términos de derechos y representación, mucho
más directa que las abstracciones mediáticas de la participación política. La corporalidad
sigue siendo un requisito de la participación social, es a través de ella y los sentidos en
donde podemos generar los afectos necesarios para conformar un concepto de ciudadanía
más bien cohesionado y necesario, frente a la disolución de otras formas de convivencia
masiva como la nación, el país.
Sin embargo por sobre todas las posibilidades que presenta la categoría de consumidor para
actualizar y acercar a las personas a la categoría de ciudadano, involucrándolos con el
devenir de la comunidad en que viven, hay un aspecto que Alain Touraine no olvida y que es
que el consumo al centrar los esfuerzos en la individualidad por sobre la comunidad, no
atiende la exclusión que es parte evidente e inseparable de la globalización y el
neoliberalismo: “La libertad de cada uno no queda asegurada por el hecho de que el pueblo
esté en el poder, pues esa situación puede justificar dictaduras nacionalistas o
revolucionarias. Tampoco queda garantizada por el hecho de que cada uno pueda elegir
libremente lo que el mercado le ofrece, pues éste no garantiza la igualdad de oportunidades
y posibilidades para todos, ni la orientación de los recursos hacia la satisfacción de las
necesidades más urgentes, ni la lucha contra la exclusión”. (Alain Touraine: 2006: 321)

De esta manera cualquier mixtura o porosidad que pueda presentarse entre ambas
categorías debe considerar, que esa exacerbación del yo, que produce el consumo y se
potencia con los otros fenómenos socio-culturales como la posmodernidad, debe
encaminarse hacia un empoderamiento que tenga como fin la colectividad, como medio de
intervenir activamente en aspectos de interés social de toda índole. Es necesario reconocer
que la polaridad consumidor ciudadano se plantea aporéticamente entre este juego del yo y
la propia supeditación, en pos de intereses colectivos; a la juventud el consumo les hace ser
parte en igualdad, de otras categorías sociales a las que se ven restringidas como actores
políticos frente a las diversas contradicciones a las que se enfrentan en sus trayectos físicos
y simbólicos. A esas integración mediante el consumo, Beatriz Sarlo se refiere como: “El
mercado toma el relevo y corteja a la juventud después de haberla instituido como la
protagonista de la mayoría de sus mitos (...) consumidores efectivos o consumidores
imaginarios, los jóvenes encuentran en el mercado de mercancías y en el de bienes
simbólicos un depósito de objetos y recursos fast preparados especialmente”. (Sarlo: 1994)

Un tercer aspecto a considerar es la unión entre ciudadanía como unidad v/s ciudadanía
como diversidad. El sobrevuelo sobre los fenómenos en que los jóvenes se enfrentan socio-
culturalmente, muestran como el ámbito social tiende a proponer la individualidad como una
forma de integración social. Esto es una consecuencia lógica de la Democracia actual, en
fundamentos como los propuestos por Touraine, sobre los que la democracia hoy se centra
en el sujeto por sobre las mayorías que caen, fácilmente, en totalizaciones. En este sentido
pensar en la ciudadanía como un concepto cercano a pueblo o a voluntad popular, es
contraponerse a dos elementos fundamentales en el análisis:

- Primero que la democracia ya no se maneja bajo los mismos conceptos de masividad, de


voz popular, sino que se fundamenta en el respeto a la diversidad. Un claro ejemplo son
acciones como la entrega estatal de la píldora del día después, de la legitimidad de las
diferencias sexuales y étnicas, que claramente no son la mayoría de sociedad chilena. En
este sentido la ciudadanía como categoría política, no puede pretender pararse sobre un
concepto que no presenta la coherencia social de antaño. Pensemos también en el
movimiento estudiantil del pasado 2006, en donde en base a la colectividad los estudiantes
se agruparon para exponer sus demandas de una forma no institucional ante el Estado,
logrando concretar intereses particulares para el sector educacional, pero también frenado
por las demandas de otros sectores sociales y por el mismo Estado, en la base de que los
recursos estatales deben repartirse en tantos intereses sociales, como actores sociales hay
en el país. Es cierto, el origen de la democracia radica en el gobierno del pueblo, pero el
impensado desarrollo de la población y las ciudades sumado a un escenario en donde las
identidades se han complejizado y enriquecido, el gobierno del pueblo ya no puede
trabajarse como un consenso ideológico, sino en base a la única creencia cierta y
compartida desde las Guerra Mundiales, de que la diversidad es un patrimonio humano

54
intransable, del cual la democracia se ha hecho principal promotora.

- Segundo, y como consecuencia de esta democracia del sujeto, la ciudadanía más que ser
considerada como una categoría que unifique los sentimientos nacionales mediante la
unidad, debiera enfatizarse en base a la diversidad, entregando a cada sujeto, la capacidad
de entender que su desarrollo personal como habitante de una ciudad en derecho y deber,
no sólo colabora al desarrollo humano de la colectividad en que habita, sino que es libre de
asociarse en múltiples intereses con otros pares, teniendo la certeza que puede fluir en
numerosos trayectos en donde sus intereses serán legitimados social e institucionalmente.
La ciudadanía entonces es una categoría política que vela más que por la voluntad del
pueblo, por la diversidad que asegure que efectivamente se ejerza un bien común a los
distintos actores sociales.

Esta discusión no contiene un desarrollo académico desarrollado en demasía, de hecho la


democracia como gobierno desde el pueblo es aún la definición más usada cuando
hablamos de democracia. Por sobre la propiedad o no, o los alcances y resignificaciones de
la categoría de ciudadanía como proceso en desarrollo, lo evidente al menos, es que en
relación a la política, el contexto que rodea a la juventud, habla de narraciones diversas que
buscan potenciar la individualidad como forma de participación social. A este proceso es al
que hemos denominado la participación social juvenil en base al yo. En la medida que la
juventud en base a esas estructuraciones individualizantes presentes en su habitus con la
política, genera disposiciones que lo llevan a asociarse con agrupaciones y expresiones que
se condice con sus intereses personales por sobre otras formas de vinculación políticamente
institucional. Incluso debido al aspecto generador del habitus, ya teóricamente no se habla
de juventud sino de juventudes ya que los diferentes intereses que ellos individualmente
desarrollan en forma paralela a las formas de participación estandarizadas políticamente,
han surgido numerosas subjetividades juveniles. El surgimiento de esa multiplicidad, es
claramente respuesta de una heterogeneidad de los objetivos personales juveniles.

4.4. Conclusión. El contexto social del “yo”.

Contextualizar a la juventud hoy, es asociar espontáneamente las influencias de grandes


fenómenos sociales del siglo XX y XXI. La globalización, la posmodernidad, el sistema
neoliberal de mercado y la democracia, se conjugan modificando la vida social e individual
traduciendo y filtrándose por todos los fenómenos sociales, científicos, y naturales. Si bien
claramente las modificaciones identitarias producto de estos fenómenos son teorías tratadas
en profundidad y mayor propiedad ya por un sin número de autores, sobre el cual el lector
puede posar su mirada, el particular acercamiento planteado, específicamente respecto a la
relación juventud y política, es un proceso acotado en su desarrollo pero fundante entorno a
la comprensión juvenil hacia la política.

La individualidad como resultado de este contexto social, es una elección que los cuerpos
adoptan producto de una serie de lecturas personales acerca de los procesos sociales en los
que viven y en base a los que modifican su corporalidad y su lugar en los espacios. “Así,
como toda producción subjetiva, la juventud es, al mismo tiempo, tanto la expresión de
formas de ‘sujección’, a determinados órdenes institucionales y campos de poder, como la
emergencia reflexiva de lo singular y de las formas de autocreación que tensionan los
mismos ordenamientos que la constituyen.” (Stecher: 2005: 8) Es aquella singularidad, como
propias lecturas dinámicas de la realidad, la que nos muestra cómo los jóvenes construyen
su subjetividad en base a un proceso siempre generador como el habitus de Bordieu, pero
también permanentemente en base a estructuras superiores, en los ámbitos, económicos,
políticos, sociales, como a las que ya nos hemos referido. Esto es importante, porque que el
sujeto opte por la incorporación de ciertos discursos por sobre otros, depende también de los
macrorelatos sociales que estructuran sus disposiciones. Entonces, no es azaroso que el
joven escoja ciertos estilos de vida entorno a la individualidad, ni que modifique sus objetivos
personales en privadas formas de participación, gracias a la presencia de narraciones como
el capitalismo que requiere a través de la producción, para ejemplificar, la individualidad
productiva de todos los sujetos.

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Remitiéndonos al contexto social, el joven produce sentido y subjetividades en base a una
serie de fenómenos contemporáneos que le hacen propiciar imágenes culturales basada en
la individualidad, del yo. La globalización, la posmodernidad, el sistema neoliberal de
mercado, por nombrar algunos de los grandes fenómenos históricos actuales, son parte en
mayor o menor medida de un proceso que ha terminado desde conceptos de pueblo y
nación, hacia volcar sus centros sobre el individuo, con su principal reflejo -en el traspaso del
gobierno del pueblo a las defensas del sujeto y las minorías- en la democracia. (Alain
Touraine: 2006).

Un punto clave para entender porque los jóvenes se han desvinculado afectivamente de la
política tiene razón precisamente, con ese cambio en los imaginarios colectivos basados en
la evolución de los movimientos sociales modernos, desde la totalidad a la fragmentación de
los metarrelatos e ideologías que han sido históricamente parte de las grandes decisiones
políticas a nivel local y mundial. De ahí que la lectura que el joven hace e interpreta, se
oriente en legitimar en base a la diversidad, las acciones que el contexto social valora y que
le permite vivir más fácilmente bajo su propio desarrollo identitario como categoría social,
que se fundamenta en ese desarrollo individual previo a socialización institucional, que
corresponde a la adultez. Y que como proceso personal, es un desarrollo que choca
constantemente contra los discursos hegemónicos, y que por tanto a la juventud le otorga
legitimidad y espacio personal en la diversidad. Así como Stecher nos recordaba que no se
puede separar la juventud de su condición de tiempo histórico, complementariamente Heidi
Tinsman nos dice que cualquier lectura de un fenómeno es respuesta de un tiempo socio
histórico específico. En su texto “Los patrones del hogar”, Tinsman plantea el argumento de
que el Estado comunica roles e identidades de acuerdo al modelo socioeconómico que
sustenta: las variaciones entre lo que significa ser hombre o mujer, o ser sujeto social
variarían según “factores ideológicos y materiales presentes en la sociedad como un todo”.
Así como antes en los 70s se fomentaba, por ejemplo, la familia y al hombre a su cargo
como núcleo social, en nuestro contexto el gobierno de un sistema neoliberal, crea para su
sustento, un fomento de la individualidad. No es azar entonces que disminuyan las familias,
si el mismo sistema da mayores avales a quien deciden por esgrimir una vida autovalente.
Becas, créditos, diversión, la excitación de la vorágine de Bergman en un perpetuo devenir,
implica irse sólo en ese viaje donde hay siempre mucho que arriesgar cuando se es más que
uno.

Los actuales cambios entorno a la globalización y la posmodernidad implican la presencia de


una juventud diferente. Es importante rescatar y conciliar el enfoque de género con una
perspectiva completa, que vea la juventud no sólo como el resultado de luchas de poder,
sino gestora también de los cambios ante los cuales se transa en una, dialéctica dinámica.

La llamada participación extra política, surge de esos cambios producidos en las memoria
histórica, en la conformación de identidades, en los imaginarios colectivos, en las
representaciones sociales influenciadas por los grandes procesos sociales en que la
sociedad hoy, y que particularmente la juventud se ve afectada. Causando nuevas
modalidades de producción de subjetividad, claramente alejadas de lo público y de la
incorporación a los ritos políticos. Si bien existe la posibilidad desde la perspectiva de
Canclini, de resignificar los discursos que forman parte del contexto social del joven, para
que pueda desde la lógica de las mismas actividades extrapolíticas en que se desarrolla,
como a través del consumo, encontrar en ellas un empoderamiento que finalice en la
apropiación de conceptos le pertenecen: como el de decidir cómo quiere vivir en sociedad.

56
Bibliografía

Brunner, José Joaquín. Ciudadanía y participación: Notas de discusión. 1997


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57
Capítulo 5> Nuevos acercamientos teóricos a la relación Juventud y Política.

> Ensayo 1:
Política y literatura: Juventud y ritualidad política.

Introducción

1. Política y literatura.
La literatura es un libro abierto donde es posible encontrar una multiplicidad de referentes
para diversos fenómenos sociales. Ello porque la literatura es fiel reflejo no sólo de la
subjetividad del autor en como enfrenta personalmente sus procesos, sino es viva imagen de
la sociedad en la que autor construye sus narraciones.
De esta manera cuando hablamos de juventud y política, es también posible encontrar en la
teoría literaria, sugestivos puntos de vista que nos hacen recordar la importancia del
componente mítico y ritual en toda relación entre creencias y sujetos.

Esta ligazón con la literatura, si bien es un nuevo acercamiento para destramar la relación
juventud-política, es una forma muy latinoamericana de enfrentar la realidad social. Castro
Aniyar y Miranda en este sentido plantean este vínculo como:

“La relación entre literatura y ciencias sociales en América Latina revela que el
conocimiento científico aprendido, entendido separadamente de las emociones la
cultura común, no ha logrado reflejar lo que somos, ni planificar, ni diagnosticar, ni
pronosticar sobre nuestras relaciones. El pensamiento científico social
latinoamericano ha necesitado de la literatura latinoamericana como una persona
con discapacidad necesita de sus muletas.” (Castro, Miranda: 2006)

Este encuentro con la literatura no es sólo una búsqueda de incorporar un componente


epistemológico propio a nuestra cultura continental, sino es también una forma directa de
relacionar el relato literario con la política, en la medida que existen puentes, mediante
conceptos como La muerte de los metarrelatos, para hablar de desafección política, y
epítetos en la relación Juventud- Política como: “cuento político”, “monólogo”, “retórica”, “blá,
blá”, etc.

2. Deslegitimación de los grandes relatos.


El aporte de la teoría literaria a la discusión Juventud-Política, radica fundamentalmente en
la incorporación del relato como una nueva forma de comprender las ideologías políticas que
se entraman por sobre los jóvenes.

En este contexto, el hecho de poder asemejar los conceptos de política y democracia como
relatos, es un proceso natural teniendo a los sujetos como constructores de su entorno
social, es decir, como autores. Así, política y democracia como construcciones humanas
argumentales, como una historia que se relata y que en su subjetividad es proclive a la
ficción, comparten el mismo elemento creativo que un relato literario, como constructor de
realidades, de mundos y representaciones sociales -sin contar con que política y literatura se
fundan en el mismo origen: el lenguaje y la palabra-.

Pero ¿podemos decir que la política es un gran relato que se ha deslegitimado en la


sociedad?
Algo de cierto puede haber aquí. La anomia juvenil, por ejemplo, versa sobre una
desafección y una pérdida de sentido con aquellas ideas e instituciones que coordinan la
vida social.

58
2.1 Muerte de los metarrelatos.

“En palabras de Kart Hübner, la Modernidad reemplazó a los dioses por las causas,
olvidando que “ciencia y filosofía representan solamente una determinada
interpretación de la realidad, históricamente condicionada, que no puede sostener la
pretensión de ser la única posible”. (Bauzá: 2005:234)

Extrapolando este fenómeno a un contexto similar, Francois Lyotard cuando habla del
paso de la modernidad a la posmodernidad, justifica en términos sociales mucho más
amplios, a una sociedad que se ha desvinculado de los grandes relatos que coordinan a
la humanidad. Estos metarrelatos para Lyotard, engloban a todos aquellos que buscan
explicar el mundo en la época moderna: la razón, el progreso y la libertad (la razón es un
tipo de epistemología), que de una u otra manera fracasaron en su intento humanista-
racional de progreso y no lograron sino alienar al hombre de si mismo y de su entorno.

Bajo un contexto posmoderno que no sería más que una reconstrucción crítica del
hombre desde la modernidad, el individuo no seguiría, doctrinas coordinadoras
impuestas, sino que tomaría de cada relato lo que le sirve sin unificarlo en un nuevo gran
texto. Sin universalizarlo.

Por sobre la discusión entorno a los alcances teóricos del trabajo de Lyotard, el autor
junto con incorporar del concepto de posmodernidad desde el arte a la filosofía, nos
plantea teniendo a la palabra como eje, el concepto de metarrelato, para decir que los
macro fenómenos sociales pueden entenderse como “grandes Relatos” humanos, en un
definitivo acercamiento literario.
Esta homologación nos permite ciertamente leer la Historia desde una perspectiva que
pone al sujeto como autor y protagonista del devenir social, pero también nos muestra,
un quiebre entre lo normativo y lo cognitivo entorno a la función de los relatos en
sociedad.

Pero que pasa entonces con la política. Ciertamente ella es parte de un quiebre en los
ciudadanos acerca de su propia voluntad de aceptar discursos hegemónicos, que son en
mayor o menor medida, grandes relatos de cómo hacer, o acerca de qué creer. Pero la
política como relato, tiene una característica, que la aleja de ser un relato más, la política es
el relato que es sustrato de todos aquellos discursos que buscan explicar o proponer como
debemos vivir, o como debemos administrar el poder en las relaciones sociales.

3. La política como relato.


Incorporar a la política como gran relato, es reconocer en ella: un relato que habla de cómo
organizar las relaciones de poder entre sujetos, a través de otros muchos textos que buscan
el mismo objetivo coordinador. Ello porque la política habita como imagen espacial, y esa
distribución sintáctica en sociedad ordena roles, códigos y todos aquellos signos sociales de
entendimiento.

Como fenómeno social, la política, tiene un componente coordinador mítico – es decir, que
da un sentido que cohesiona-, que se hace presente con fuerza cuando enfrentamos
históricamente la vinculación ciudadana con escenarios políticos anteriores, sobretodo en
estados previos a la implantación del neoliberalismo en Chile y hasta los 90s. En estos
periodos el escenario estuvo marcado por la presencia de fuertes ideologías (el comunismo,
el neoliberalismo) que trataban de proyectar la política hacia puntuales formas de gobierno y
que coordinaban profundamente las representaciones sociales de sectores altamente
concientes de su rol político.

Este es un punto relevante, porque cuando la ideología aparece vinculada a la política, está
última se connota de profundos contenidos e ideas entorno a aquellos fines de gobierno, que
si bien son parte del quehacer político, son formas particulares de enfrentarse a la
organización y convivencia en sociedad. Umberto Eco, enfatizando este sesgo en la
ideología, se refiere así a ella en relación a la visión del mundo:

59
“… cuando se habla de <<ideología>>, en sus distintas acepciones, se entiende una visión de mundo
condividida entre muchos parlantes y en el límite de la sociedad. Por ello, estas visiones del mundo no son
otra cosa que aspectos del sistema semántico global, una realidad ya segmentada. Un sistema semántico
como visión del mundo, por lo tanto, es una de las maneras posibles de dar forma al mundo y como tal,
constituye una interpretación parcial de éste, que puede ser revisada teóricamente cada vez que nuevos
mensajes, al reestructurar semánticamente el código, introduzcan nuevas cadenas connotativas y, por ello,
nuevas atribuciones de valor.” (Eco: 1994: 156-157)

Ideología, la estamos entendiendo desde la comunicación, como una construcción


semántica o explicativa parcial, sin desconocer en ningún momento la postura marxista
acerca de ideología como falsa realidad. De hecho reconocerla como un campo semántico
parcial, es reconocer que una ideología no incorpora la complejidad la vida social, sino que
impone una mirada particular, un sesgo.

La política tiene la especial característica de ser un gran relato que puede contener en si una
multiplicidad de otras narraciones conviviendo y complementándose semánticamente. La
política al ser un relato, tiene un componente literario y ficcional, que le brinda la cualidad de
ser un relato abierto y vivo, que se construye en la relación, con los individuos para los
cuales se ponen en función.
De esta manera, como relato abierto, un relato de relatos, es susceptible de connotarse
simbólicamente del tipo de gobierno y al mismo tiempo confundir su propio fin, con el de las
ideologías implícitas y presentes en todo régimen político.

Esto es de relevancia, porque cuando aceptamos en alguna medida, que la política estaría
sometida a la crisis de los metarrelatos, es aceptar una deslegitimidad que está más
relacionada con las asociaciones ideológicas que son parte y propias de los partidos y del
sistema político.

La crisis política particularmente en Chile radica por ende en aquellos regímenes políticos, o
relatos menores, y sus consecuentes ideologías o ideas entorno a cómo vivir políticamente y
no a una pérdida en la gente de la necesidad coordinar sus relaciones de poder y su
convivencia. La política es un gran relato, o una gran ideología si el lector así lo prefiere, que
está por sobre ideologías políticas presentes en determinados momentos de gobierno.
El neoliberalismo, la democracia, el comunismo, el socialismo, son formas de entender la
política, narraciones menores que se van alternando, sin que necesariamente podamos decir
que en un punto la política desaparezca, la anarquía incluso, es una forma de expresión
política.

4. La democracia como mito

“Lo anterior nos remite a otro punto: el de que, en ausencia de grandes mitos,
conviven en la sociedad -en la nuestra, por ejemplo- mitos diversos en un conjunto
polivalente, que abarca a sectores diversos, según estratos sociales, nivel de
instrucción, edad, afinidad ideológica, sensibilidad estética, etc. Es decir, pareciera
que en nuestro país no tenemos vigentes grandes mitos "transversales", sino
propuestas arquetípicas fragmentarias. Y esto obliga a preguntarse en qué fondo
cultural se afinca nuestra sociedad. ¿Tenemos hoy arquetipos que nos aglutinen o
sólo tenemos como base un abigarrado conjunto de relatos en precaria unión? (…)
La globalización misma podemos entenderla como el intento de introducir
básicamente un par de mitos fundacionales: el de la democracia en lo político y el
del mercado en la economía. Pero, ¿en qué sentido puede decirse que sean mitos?:
en tanto se pretende que el mensaje actúe directamente, que sea sentido más que
racionalizado por el receptor. Y como los mitos se internalizan con ritos, en este
caso los ritos son las elecciones y el consumo. Se supone entonces que al poder
ejercer uno y otro, el individuo debería sentirse dueño de sí, en posesión del sentido
de su vida como nunca antes en la historia de Occidente. Al menos, eso parece
alentar en el espíritu de quienes formulan la propuesta” (Oyadener: 2003)

Ya era parte de la intención de este texto en su semejanza entre política y literatura generar
este vínculo entre democracia y mito. Oyadener propone en este texto, en contraposición a
la ausencia hoy de grandes relatos míticos, a la democracia y el mercado como los dos

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grandes mitos contemporáneos. La democracia así se cargaría de la doble función: cognitiva
popular y coordinadora-legitimadora, de los mitos.

Los fundamentos de la democracia como mito radican principalmente, en dos factores:


a) primero en la presencia innegable de un sistema ritual que nos habla en su permanencia
en sociedad, de la existencia de creencias profundas inseparables frente a la ligazón rito-
mito.
b) Segundo, la capacidad de la democracia de ser una narración que no sólo coordina y se
legitima, sino que adquiere una creciente y extendida universalidad, la democracia incluso en
algunos sectores teóricos es considerada como un valor por si misma.

Claramente esta semejanza tiene una cierta importancia no casual. Ello porque la
democracia como mito, se presenta ante un escenario social supuestamente carente de
mitología profunda, desde aquella ruptura moderna entre mitos y razón, y por otra parte,
porque permite encontrar en la democracia bajo estas connotaciones polisistémicas (de la
literatura a la política) esa cualidad de cimentarse en el sentir profundo del ser humano, ya
que el mito siempre es vinculativo entre el hombre y la trascendencia.

4.1 Componente mítico


El rol social de mito es mucho menos y mucho más que la generación de sentido o de una
conexión con lo imperecedero, el mito tiene una función coordinadora social poderosa. Al ser
relatos muy bien narrados, ellos guardan en si arquetipos y formas de vida social replicables
para la comunidad en la que vive el mito.

Esto es un proceso frecuente, cuando un sistema va generando modificaciones en las


estructuras sociales, nuevas técnicas o prácticas, ya que tienen necesidad de legitimarlas a
través de la aparición de nuevos argumentos y nuevas narraciones coordinadoras. Por
ejemplo, en la antigua Grecia los mitos que tenían una ligazón mucho íntima con la literatura
y la ficción, coordinaban la religiosidad, el ocio, las escalas sociales y la instrucción.

La democracia como mito tiene ese rol coordinador de los espacios personales, de los
límites entre lo público y lo privado, de cómo se conforma las relaciones entre géneros, el
poder y la comunidad. La democracia así, tiene esa condición homologante que los mitos
ancestrales también otorgaban. En palabra de Mircea Eliade para estos términos: “La
función principal del mito es revelar los modelos ejemplares de todos los ritos y actividades
humanas significativas: tanto la alimentación o el matrimonio como el trabajo, la educación,
el arte o la sabiduría”.
Los mitos tienen una condición etiológica, es decir, explican tabúes, valores, órdenes
sociales y jerarquías, mediante narraciones que buscan narrar las causas de las causas, el
origen del hombre y sus costumbres.

Desde su origen en el relato, la democracia como mito es una narración que vive y
encuentra sentido en los otros. Y esta condición de ser una narración que requiere del otro
para ser escuchada, replicada y aplicada, posibilita que el mito se flexibilice en función de la
misma coordinación que establece. Precisamente lo poderoso del mito democrático es su
propia capacidad de ser un relato vivo y adquirir complejidad en base a su propia adaptación
a la realidad social.

Touraine en su libro: Crítica de la Modernidad, explica sintéticamente uno de estos procesos


adaptativos de la democracia:

“La representación de la democracia ha cambiado desde el siglo XVIII. Primero


habíamos definido la democracia por la soberanía del pueblo y la destrucción de un
antiguo régimen fundado en la herencia, el derecho divino y los privilegios. La
democracia se confundió entonces con la idea de nación, especialmente en Estados
Unidos y Francia. Pero el temor de una dictadura nacional revolucionaria, semejante
al Terror de Francia, y sobre todo el creciente predominio de los problemas
económicos sobres los objetivos políticos reemplazaron, en el siglo XIX la idea de
soberanía popular por el concepto de un poder que estuviera al servicio de la clase
más numerosa. (…) Ese equilibrio entre lo universal y lo particular, entre la razón y

61
el pueblo, luego se rompe y nuestra imagen de la democracia se hace más
defensiva. Hablamos de los derechos del hombre, las defensas de las minorías, los
límites que hay que poner al poder del Estado y al de los centros de poder
económico. De esta manera, el concepto de democracia, identificado primero con el
de sociedad, se fue acercando progresivamente al del sujeto, del cual tiende a ser
su expresión política. Esto explica que mi análisis del sujeto en la sociedad moderna
termine con una reflexión de la democracia”. (Touraine: 2006: 319)

Touraine hace evidente una situación que es real en la democracia como relato vivo, y es
que ella se modifica y se para sobre las fisuras que la posmodernidad no resuelve como
unidad de sentido en relación a la comunidad y la política. Touraine lo plantea indirectamente
cuando dice que el sujeto es hoy la expresión política de la democracia, porque ese vuelco a
lo particular, es parte de un proceso que le permite a la democracia, en una compleja trama
argumental, existir en esta “episteme de la fisura”, enarbolando al individuo y legitimando la
diferencia, la disidencia y permitiendo la convivencia diversa de ideologías, narraciones y
mitos complementarios.

La democracia es un mito que reconoce su fragilidad y antepone la incertidumbre como una


verdad innegable. Esto, se asoma, como una de las cualidades más potentes de la
democracia, en aquella capacidad de contener lo disidente; desde reconocerse permisivo y
diverso, parcelado e integrador, puede ponerse por sobre todas aquellas “otras” narraciones
entorno a la sociedad, y desde el individuo, volver a resignificar la importancia y la riqueza de
la comunidad a través de la pluralidad.

Otro aspecto que caracteriza a la democracia como mito moderno, es aquella condición de
éste último de encontrar sentido en si mismo. La democracia es un constructo coherente que
genera sentido como una máquina que se echa a correr. Es la complejidad y consistencia
lógica dentro de la ficción lo que le da consistencia al mito.

En otro ámbito, como parte del componente mítico en la democracia, ella puede remitir su
existencia a un tiempo anterior, en donde se dio la cúlmine de su tiempo mítico.
Las luchas fundacionales en protección de la diversidad, como nunca antes se vio en la
historia del hombre, hablan de un tiempo primordial para la democracia. Cada país incluso,
puede reconstruir un tiempo primigenio en su propio proceso hacia la incorporación del
sistema democrático, y a través de esos acontecimientos particulares, cada cultura puede
establecer para su mito, como mito vivo en permanente reconstrucción, particulares héroes,
próceres que hablan de esa cosmovisión y de las formas de comportamientos deseadas.

Con ese fondo fundacional, en la medida que la historia avanza, la democracia como mito,
permite volver a la fundación, en un lineamiento que se recupera en el recuerdo de la
narración, y que permite a través de los ritos no sólo rememorar su significado, sus fines,
sino también saber como encontrarlas y cómo hacerlas reaparecer cuando desaparecen.

5. Los ritos de la democracia.


La política y la democracia son campos que están permanentemente ligados a ciertos actos
en donde se busca relegitimizar sus roles en sociedad. A estas acciones de naturaleza
corpórea denominaremos ritos, reconociendo en la política y en la democracia, ser
narraciones que establecen y revisten aspectos y formas culturales.

El rito se nos presenta entonces, como una escenificación del mito, una forma de retorno a lo
fundacional, para en el acto ritual, volver a generar lo fundado o a aquel momento de verdad
revelado y desde ahí, actualizarse e incorporarse a la vida cotidiana renovadamente, cada
cierta periocidad.

Mito y rito son partes del mismo sistema de sentido. Podemos decir en términos muy simples
quizás, que el mito es la narración, el argumento de la creencia, y el rito es la creencia hecha
hombre que le permite la continuidad al mito.
Así como el mito narra una realidad sucedida, el rito del mito pone al hombre en un re
contacto con la plenitud de la creencia, en un estado salvaguardado, de estabilidad fuera del

62
desastre, los cuestionamientos y la incertidumbre. Gracias al rito el hombre hace un quiebre
en el tiempo profano y se energiza entorno a aquel mito que le precede en tiempo y origen y
que le permite recrear y rejustificar aquellos ordenes, conductas, procesos e instituciones
que tuvieron lugar en la remembranza.

En estos términos, Eliade nos dice que toda acción remite a un arquetipo y por tanto el rito
como acción remite a mito. Ahora bien, el mito como fuente arquetípica conlleva un
componente simbólico-emocional potente, que propicia un control que se ejerce en pos de
mantener los lazos sociales. Hector Solsona plantea esta conjugación de una manera muy
potente, los mitos: “Contienen y despiertan: 1) la emoción irracional que amenaza la
disolución del lazo social que mantiene la solidaridad del grupo, y, 2) la regla de control
social, es decir, la expectativa de comportamiento ante dicha emoción que los individuos
deben cumplir y/o que los demás miembros del grupo esperan que se cumpla
legítimamente”.

Esta es una condición que claramente podemos encontrar en la democracia. Así como
planteábamos con anterioridad, la democracia tiene un contenido arquetípico qué no solo
busca coordinar sino que también fundamenta constantemente que hacer con esas
emociones que genera. Recordemos la discusión aún no del todo estandarizada de cómo la
tolerancia es una forma de alienación y no de comunión entre individuos (Sarlo, Grimson,
Touraine) y como la democracia tuvo que reformular esa emoción, generando una nueva
“expectativa de comportamiento” arguyendo que la tolerancia tienen fin en los límites y el
diálogo.

En este sentido el rito es aquella materialización en donde el mito tiene lugar y donde más
que rememorarse, se reitera. Hablando a nuestro contexto, el ritual es el vínculo mediante el
cual lo político se relaciona con la sociedad civil. La política está llena de ritualizaciones, y
aquel protocolo es la forma de mantener cierto aparataje que se mantiene como parte de la
política, por sobre los regímenes que se establecen secularmente. Parafraseando a Abélès,
los gobiernos pasan, pero los ritos permanecen.

Esa repetición que es parte constituyente, se ubica al final de cada rito. Marc Abélès citando
a Levi Strauss, plantea una definición, semánticamente más fina, en donde a lo que hasta
aquí denominamos repetición, llama fragmentación, y por repetición entendería a la
replicación de aquellos actos originales, o primeros ritos. La repetición así planteada,
entiende al rito como un conjunto de reglas establecidas para el culto.

“Hacia el fin de la acción se encuentran los dos procedimientos que caracterizan


al ritual, según Levi Strauss (1971): fragmentación y repetición. “Fragmentación”
porque la acción se halla disgregada en una multiplicidad de secuencias (...).
Respecto a la repetición, esta obedece a ese esquema invariable y a esas
secuencias que son como figuras impuestas (...).” (Abélès: 1998: 145)

De esta manera la política se sustenta bajo aquella periocidad en la cual se comunica con la
ciudadanía. Porque para construir y mantener la continuación de esa legitimidad lograda, se
hace necesario los ritos, por su capacidad de recurrir a la memoria colectiva. El trabajo
ritual, en este marco, engendra los signos de la legitimidad.

El rito desde su significación antropológica y literaria se define precisamente como un acto


que marca fechas y periodos históricos en torno al mito. Es así como en democracia, las
elecciones, por ejemplo, marcan un nuevo inicio en el mito democrático.
En relación a nuestro contexto entre Juventud y Política, la ausencia de las juventudes en el
rito eleccionario, rompe aquel vínculo simbólico, como una cadena de actos inefectuados,
que va rompiendo el vínculo del joven desde el rito omiso, hacia la política y /o la
democracia como mitos.

5.1 La corporalidad en los ritos modernos.


En otros contextos, bajo la fuerte relación de la política con los medios de comunicación,
como espacio de discusión y de legitimación política, incluso como nuevo espacio

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democrático, el ritual hoy se encuentra dificultado en la medida que tiene un componente
corpóreo importante que es parte de su propio sentido significativo.

El rito es claramente acción y acción que esta en relación con la corporalidad de los
individuos. Así es como el mito puede vivirse mediante actos. Abélès también lo menciona
entorno al rito y la política: “Sin entregarme a descripciones detalladas de los mítines o de
las manifestaciones, señalo que tienen en común con los rituales de los ciudadanos
importantes el hecho de que exigen, por parte de los protagonistas una presencia física, que
son también localizados, que se subdividen en una multiplicidad de secuencias”. (Abélès:
1998)

Respecto a la importancia del rito y su corporalidad como acción, Gadamer, en su texto Mito
y Razón, se refiere a aquella necesidad del rito de configurarse colectivamente a través de
actos en la realidad:

“(...) el rito no es una forma de hablar, son una forma de actuar. Donde se procede
ritualmente, el hablar se convierte en una acción. (...) La dimensión en que se
realiza lo ritual es, sin embargo siempre un comportamiento colectivo. Los modos de
comportamiento ritual no refieren al individuo ni tampoco a las diferencias entre un
individuo y otro, sino a la colectividad formada por todos los que, juntos, acometen
la acción ritual.” (Gadamer: 1997)

Esto es interesante cuando lo cotejamos con las ritualizaciones de la democracia frente a


aquellos intentos de participar impersonalmente en la política. Esa parcelación del rito
político, a través de la individualización o de la mediatización, se contrapondría al verdadero
espíritu colectivo del rito ya que lo ritual siempre tiene un carácter corporalmente gregario.

En este mismo contexto, el concepto de cuerpo y acción dentro del rito, choca contra
aquellas nuevas proposiciones de encontrar en los mass media los nuevos espacios
democráticos y aquella evolución a la democracia directa. Los medios al centrar la acción en
la palabra y la colectividad virtual, produce el fenómeno de la desterritorialización, por una
pérdida del espacio corpóreo mediada por la virtualidad, que abre la posibilidad de participar
con verosimilitud en los espacios públicos propiciados por los medios, pero anula las
ritualizaciones políticas, democráticas (u otras) al someterlas a un ambiente individualizante
e incorpóreo.

“Todas estas observaciones ponen de manifiesto una especie de laguna entre la


comunicación política moderna y los distintos aspectos del ritual que hasta ahora
han prevalecido en las sociedades tradicionales: sacralidad, tradición, el
recogimiento relativo del individuo como soporte de los valores colectivos,
territorialización de las prácticas”. (Abélès: 1998)

Complementariamente Abélès plantea que los medios no permiten la ritualización, ya que


aquellos elementos con los que el rito se ha identificado históricamente no se condicen con
las características de los medios de ejercer un rol individualizador, no sólo del espectador
frente al medio, sino en relación de que el rito político se pone en función del personaje
político mediatizado, que es siempre un personaje en constante renovación, en
contraposición a la tradición ritual que pone al individuo al servicio de los símbolos.

5.2 Ritualización moderna.

La ritualización y la comunicación moderna están juntas y generan nuevas formas sincréticas


de ritualización. Si bien para los sujetos modernos los ritos carecen de la religiosidad del
mito cosmológico, sí se constituye como una pausa dentro de la cotidianidad que marca y
distingue el “tiempo sagrado” del tiempo profano.

Un ritual, puede mantenerse históricamente, incluso actualizarse sincréticamente con las


actuales posibilidades comunicacionales entorno a la política hoy, pero ello sólo si se
relaciona con “lo fundacional”, con algún inicio que le permita tener un carácter social
relevante que le admita expandirse y replicarse.

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Los rituales que no anclan profundamente en esas raíces de trascendencia simplemente se
disuelven ya que la ausencia de los ritos implica un cambio en la identificación de los sujetos
con las creencias. No obstante en su texto “La muerte y la resurrección de la
representación”, Abal Medina nos recuerda que las modernas democracias se basan en dos
instituciones básicas: los partidos políticos y las elecciones periódicas. Allí está el sustento
del sistema democrático.

Este es un punto gravitante en la relación juventud política, porque cuando hablamos de


desafección y no participación juvenil en los rituales democráticos, de elecciones, de
iniciación partidaria, nos encontramos frente a un alejamiento frente a los ritos que dispone
la política y la democracia que puede hacer tambalear no un sistema electoral, sino la
creencia arraigada en la ciudadanía entorno a la misma democracia

6. Conclusiones

Este encuentro de la política con la literatura, permite dos grandes aportes teóricos para la
relación juventud y política:

a) Primero, nos permite entender la participación bajo las connotaciones del rito.
Para desde ahí entender sobre las formas individuales de participación en democracia,
cuál es la función que cumplen los ritos formales en la replicabilidad del mito
democrático.
Específicamente analogar la democracia con el mito, nos permite incorporar el concepto
de voto y más generalmente, el de las formas de participación en democracia frente a la
ritualización. Como sabemos el mito es inseparable del rito, de él depende su legitimidad
y continuidad, por lo tanto es posible encontrar en la democracia como mito, un
componente ritual que se expresaría en aquellas formas de participación democrática
clásicas que corresponderían a todas las sistematizaciones políticas en forma de
sufragios, elecciones, conmemoraciones, etc.

b) Y segundo, nos posibilita proponer abrir un nuevo punto de encuentro entre juventud y
política, en el rito.

Porque conocer el rito es detentar una emocionalidad ancestral, una raíz que cuando se
confronta en el joven, con su tendencia a manifestarse a través de tribus, de valores
emocionales, de la estética, y la cultura, nace la inquietud de ver cómo ese joven puede
vincularse a la política a través de los ritos que la democracia convoca y las creencias
que los fundamentan.

El rito es un posible punto de encuentro si consideramos que la juventud se forma,


valora, y se agrupa tribalmente, ritualmente, entorno a esa emocionalidad que está y es
parte del rito y el mito. Si bien existe una crisis con los grande relatos articuladores de
sentido, el joven es muy propenso a buscarlo en propuestas y narraciones que
coordinen su subjetividad y también les brinde un sello personal, diferenciador.

La ingeniería social juvenil se las arregla bien para reencontrarse con áreas de sentido
en diversas expresiones y en diversos escenarios de ritualidad ciudadana (cultura, arte,
música, consumo, participación social). En esos ritos, los jóvenes, producen y recrean
su entendimiento de la cultura, mediante una selección y reconocimiento real a sus
posibilidades, capacidades y habilidades como actor social.

Si bien el rito como un punto de encuentro se propone como un tema emergente, es función
del presente texto destacar particularmente, cómo desde esta unión de la política con la
literatura se revaloriza la necesidad de que la Juventud se haga parte de la política
estrictamente institucional.

Este es un tema de toda relevancia, cuando la participación social se está consolidando


como una alternativa de igual y mayor valor que la participación política.

65
La ritualización moderna, como mantención del sistema democrático, que genera los valores
de libertad y tolerancia, que las juventudes en su multiplicidad ampliamente valoran, requiere
de la mantención periódica del rito eleccionario, en primera instancia, y de la renovación del
mito democracia mediante la participación política.

Este argumento de alguna forma cambia el énfasis de requerir a la participación política


como una necesidad propia de los partidos o de una representatividad que el joven aún ve
muy lejana, y la negocia en base a la mantención de un sistema democrático, que tiene una
aceptación y un entorno valórico, que la juventud podría estar dispuesta a proteger.

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Vasilachis de Gialdino, Irene. Pobres, pobreza, identidad y representaciones sociales. Editorial Gedisa.
2003

66
> Ensayo 2:
Corporalidad, juventud y política.

“Hoy he amanecido apresurado.


Todo lo he hecho con apresuramiento vertiginoso: bañarme, vestirme, desayunarme, todo. [...]
Más la prisa, ya anidaba en mí,
siguió empujándome".
Juan Emar. 1ro de Enero. Un año.

1. Introducción

Este ensayo busca a través de concepto de cuerpo, detectar cuales son las disposiciones
que se encuentran presentes en la juventud con el campo de la política y de esa manera
esbozar una pequeña cartografía del habitus político actual, cotejando las disposiciones
comunes y permanentes entre las movilizaciones secundarias del reciente 06 y del año 85, a
través del documental “actores secundarios”, como dos de las más grandes manifestaciones
políticas en Chile a nivel juvenil.

Si bien el trabajo se remitirá a la “manifestación” como expresión político juvenil, el sentido


último es tantear la capacidad que presenta el concepto de cuerpo y de corporalidad como
vivencia material, de develarnos argumentos profundos entorno a las estrategias que
adoptan los jóvenes en relación a la política, ya sea en posiciones de abulia, rechazo o
afecto. Por otra parte analizar los contextos estudiantiles, es también remitirse la estructura
más profunda de la juventud como categoría social, es decir, a la escuela (educación) como
origen y sustento de la juventud.

2. Corporalidad y política.
La inquietud de incorporar la corporalidad en el análisis entorno a la relación juventud y
política nace, de la observación sensorial entorno de aquella indiferencia del joven hacia lo
político. La observación es una legítima técnica de investigación en política, porque como
Richard Sennett plantea, en democracia, el sentido de la vista es más importante incluso que
la palabra, ya que a través de ella reconocemos la diversidad.

Esa actitud a la que nos remitimos cuando hablamos de desafección política o anomia, se
expresa corporalmente en la juventud a través de su expresión sensorial con el mundo,
(hombros caídos, enrojecimiento de la piel, voz pastosa o muy enfática) como una
representación social que nos brinda la posibilidad de hablarnos de una nueva perspectiva
entorno a cómo entender y acercarse a la política.

El rol del cuerpo en sociedad no es un prisma bajo el cual se suela abordar la relación
juventud política, pero el cuerpo tiene un rol en los espacios que enriquece el entendimiento
del lugar del joven como actor social. Esto, ya que la corporalidad es central en la
configuración de nuestras representaciones sociales.

Cuando hablamos de cuerpo nos referimos a la condición material de los individuos de ser
seres reales que ocupan un lugar en el espacio. En este contexto, trabajaremos con un
concepto de cuerpo sensible sobre el cual la escritora Diamela Eltit se expresa como: “El
cuerpo puede ser entendido como zona privilegiada sobre la que se ensayan discursos
sociales. Puede ser comprendido como un territorio móvil atravesado por diversas y
complejas economías que lo diseñan y lo modelan.”(Eltit: 2007)

La definición de Eltit presenta dos puntos que son elementos que se hacen presentes en la
relación de los cuerpos con la política:
a) Primero, el proponer el cuerpo como objeto maleable, sobre el cual los discursos sociales
pueden cobrar materialidad, donde el discurso encarna y puede ser leído, y b) segundo,
plantear al cuerpo como un territorio que se mueve en el espacio, es hablar de que un el
cuerpo no se vuelca sólo a lo privado, sino que es un territorio que se mueve por la ciudad y
que a través de ese movimiento, forma parte de múltiples escenarios. De esta manera, los

67
sujetos y los cuerpos, nunca son del todo estáticos, sino que van adquiriendo disposiciones
del exterior, que incorporan en un proceso dinámico.

Como territorio de discursos el cuerpo tiene un rol claro en política y en democracia. Richard
Sennett, lo plantea así cuando reivindica al cuerpo como parte del “juego democrático”.
Bajo esta perspectiva, un individuo a través de su corporalidad es capaz de narrar los textos
sociales y políticos de los que se sustenta, de interpretar un relato al escucharlo, y de
incorporar otras expresiones corporales, que también son otras vivencias, y
representaciones sociales propias de la diversidad democrática.

En este contexto el joven mediante su cuerpo permite leer, cuál es el diálogo que se
establece entre juventud y política. De esta manera el cuerpo puede considerarse como un
texto que nos puede brindar información similar al “contexto social textual” en los individuos
(Vasilachis: 2003), ya que nos habla de las disposiciones que cada cuerpo apropia y que es
siempre una representación particular de la realidad social. Es decir, el joven sería, en
mayor o menor medida, una expresión de los discursos que constituyen su corporalidad.

Entender estos argumentos de como el cuerpo juvenil se transforma ante la política, desde la
experiencia de nuestros propios cuerpos como lectores, permite escenificarse
empáticamente. La obra de Bernardita Aninat “Espacios relatados” es muy clarificadora en
este sentido, ella ensalza a través de su propia experiencia corporal en los espacios
imaginados de otros, la incidencia del entendimiento en un enroque corporal:

“Posteriormente, escuchando los relatos grabados pude percibir como cada una de las
personas entrevistadas no sólo me describían el lugar sino también como se percibían a sí
mismas en ellos. No era el lugar lo que avivaba su recuerdo sino ver su propia imagen
dentro de él, el lugar pasaba a ser un escenario en el que actuaban. A su vez pude percibir
que yo misma no los visualizaba a ellos en esos lugares, escenarios descritos, sino que a mí
misma ocupando su lugar. Decidí recorrer la ciudad buscando el lugar del otro desde mi
propia experiencia”. (Aninat: 2004)

Bruce Nauman como relata Aninat, es un artista que reconoce y exalta las posibilidades
incontables del cuerpo como objeto y como territorio móvil, de la misma forma que Sennett
nos rescata el rol del cuerpo en la historia, en sus olores, sabores, formas y contorsiones.
Reconocer así nuestros cuerpos urbanos, encontrando sentido en los espacios, permite
entender al ciudadano, como un actor social de carne y hueso, que se forma básicamente en
cómo ese cuerpo se desplaza en trayectos a través de la ciudad y sus espacios. (Vida
privada, vida pública). Sin olvidar que no sólo el eje aquí, es el lugar que toma el cuerpo
entorno al espacio, sino que es la espacialidad del cuerpo, su volumen, lo que traduce su
lugar en los espacios.

3. Habitus en la juventud
Ya lo dejábamos entrever, aquella corporalidad que es un texto vivo mediante los que se
expresan los fenómenos sociales, tiene muy estrecha relación con el habitus de Pierre
Bordieu. Una definición muy precisa del concepto la realiza el mismo autor en su libro
“Sociología y cultura”: “El habitus, como lo dice la palabra, es algo que se ha adquirido, pero
que se ha encarnado de manera durable en el cuerpo en forma de disposiciones
permanentes.”(Bordieu: 1984:155) El habitus es un concepto que enriquece nuestra mirada
de la corporalidad como nexo para el entendimiento de la relación juventud - política, ya que
nos permite reconocer que toda expresión corporal, los tonos de voz, el eje de cuerpo, la
paralingüística, la proxémica, la kinésica, están en función de aprendizajes involuntarios en
los sujetos acerca de los “campos” o situaciones sociales sobre los cuales formaron y
construyeron su identidad.

Esta adquisición profunda en los cuerpos de los sujetos, es la que habla de por qué el
habitus es un capital innato con el que se transa en sociedad, y con el cual un sujeto se
presenta a si mismo individualmente, sin desvincularse de una similitud en las prácticas
corporales con otros cuerpos que comparten las mismas adquisiciones en su relación con
las esferas sociales. Porque en la proximidad de vivencias de diferentes sujetos que

68
adquieren las mismas disposiciones, se produce la homogeneidad de los grupos y las clases
y la reproducción de prácticas sociales de la existencia colectiva.

“Y, en realidad, el habitus es un capital que, al estar incorporado, tiene el aspecto exterior de
algo innato. Pero, ¿por qué no use hábito? El hábito se considera en forma espontánea
como algo repetitivo, mecánico, automático, más reproductivo que productivo. Y yo quería
hacer hincapié en la idea de que el habitus es algo poderosamente generador. Para acabar
pronto, el habitus es un producto de los condicionamientos que tiende a reproducir la lógica
objetiva de dichos condicionamientos”. (Bordieu: 1984)

Este sentido generador que Bordieu quiere imprimir al habitus, es la condición de que
aquellas disposiciones puedan adaptarse con soltura a las situaciones que permiten su
realización. Esa apertura también considera que el habitus pueda incluir transformaciones,
aunque parciales, ya que el habitus es lo que determina la percepción “de las situaciones
que la conforman” y como son incorporadas en el individuo.
Con este enfoque se refuerza la idea de que el cuerpo en sociedad no es estático, sino una
materialidad viva que puede ser modificada según los objetivos subjetivos de cada individuo,
aunque exista siempre la propensión de la estructura, en la cual el individuo fue formado.

Es interesante ver el doble juego que se propone en estas disposiciones corporales, ya que
el habitus permite relacionarse a través de un capital social con el que un sujeto se enfrenta
a una externalidad de experiencias, generando estrategias de relación y transformación,
pero al mismo tiempo el sujeto incorpora esas nuevas situaciones bajo una estructura
[habitus] que se las predispone.

Volviendo a la corporalidad de la juventud en términos de anomia, la participación política


tiene en si implícitas formas corporales de actuar y expresarse bajo códigos de carácter
social. Quienes participan o no, políticamente, acometen ciertas prácticas concretas a través
del cuerpo. El hecho de no votar, el hecho de no inscribirse, de usar piercing, de cierta
desfachatez al caminar, de vestimenta irrespetuosa al anonimato público de Giannini, son el
habitus juvenil de participación política en el espacio público de la ciudad, más claramente
aún, en ese entendimiento juvenil de lo que es y debe ser un sujeto que se moviliza
políticamente en sociedad... la política se impregna en los cuerpos.

Los jóvenes así, interiorizarían corporal y simbólicamente, las estructuras sociales y de la


política, específicamente como “campo social”, entendiendo este último en palabras de
Gilberto Jiménez como “una esfera de la vida social que se ha ido autonomizando
progresivamente a través de la historia en torno a cierto tipo de relaciones sociales, de
interés y de recursos propios, diferentes a los de otros campos”.
El rechazo de la política (“campo social”), como parte del habitus juvenil, sería la estrategia
de participación del joven y su relación inconsciente entre el habitus, (corporalidad y
disposiciones de rechazo: abulia, “lata”, desgano, hombros caídos, indiferencia) con el
campo político. Estas estrategias, generadas por el habitus, no responden necesariamente
a objetivos personales de los sujetos sino que estarían dadas y delimitadas por la relación
inconsciente entre campo y habitus. Esto hace plausible que el campo como estructura,
disponga de lugares preformativos en donde el joven se inserte y que al generar
disposiciones sobre esa estructura, innatamente, se posicione en disidencia.

Así, la política mediante los regímenes y sistemas políticos genera identidades. Ningún
sujeto social puede substraerse del todo de estas estructuraciones sociales, ya que los
discursos bajo los que nos narramos son generadores de identidad. En similitud, para Heidi
Tinsman, una identidad puede ser modificada, estereotipada y tipificada de acuerdo a los
intereses socioeconómicos que imperen. Entonces podemos ver como desde un discurso
hegemónico se puede articular identidades, espacios, actores sociales con o sin voz,
memoria histórica, corporalidad, todas en función a sus propios objetivos de replicación.

Decir que la abulia política es una actitud es siempre una alternativa, pero analizarla como
un resultado inscrito en factores sociales y de poder, permiten darle una nueva mirada al
joven frente a su valoración de la política.

69
4. Actores y movimiento secundarios. Reminiscencia del habitus Juventud-política.

Como planteábamos con anterioridad, el habitus del joven es una imagen recurrente que
surge sin tantas conceptualizaciones en nuestra mente cuando pensamos en desafección
juvenil. Esa postura que visualizamos, más que un estereotipo, es una nutritiva forma de
entender los procesos por los que los jóvenes se enfrentan cuando como cuerpos expresan
discursos sociales.

Las disposiciones corporales que podamos reconocer en el habitus juvenil podrá hablarnos
de experiencias compartidas, y situaciones similares en base a los cuales entender como el
joven siente vive sensorialmente la política. Los movimientos secundarios del 85 y 06 son
fenómenos de extraordinaria riqueza para la comunicación, no sólo en términos sociales,
sino por la interrelación generacional producida, que no está ligada aún con el impacto que
generó el documental “Actores secundarios” como vínculo entre 21 años de historia político-
juvenil.

Aún son escasos los estudios académicos entorno a la relación de estos dos movimientos
juveniles, sin embargo esa relación desde la comunicación se detenta en un juego lingüístico
revelador. El movimiento estudiantil del 85 era un movimiento que se denominaba bajo el
término “enseñanza media”, sin embargo siendo esta palabra invariable hasta el 2006 para
referirse a los estudiantes de educación entre 1° y 4° medio, después del estreno de
“Actores Secundarios”, documental referido a las movilizaciones del 85, el movimiento de
enseñanza media 2006 a través de los medios, se designó como movimiento “secundario”.
Abriendo un mundo de similitudes, más profundas, que el simple tránsito de esos cuerpos
por los establecimientos de educación.

El denominadamente, actual, movimiento secundario, liga históricamente lugares comunes


en desarrollo político-juvenil. Para generar estas permanencias se realizó un análisis entre el
documental Actores Secundarios como registro histórico, frente a registros fotográficos
personales, sumados a la propia experiencia de la autora siendo parte observante de las
marchas callejeras en mayo del 2006. Si bien la fotografía deviene de sujeto a objeto para
los fotografiados, la fotografía como medio, guarda múltiples signos, símbolos y códigos que
pueden expresar con una precisión diversa al relato, la materialidad histórica necesaria, para
el análisis de los gestos que nos hablen de un campo de significación mayor.

Los lugares de permanencia entre los jóvenes del movimiento del 85 y del 2006 tienen que
ver en cómo la juventud de ambas épocas genera similares formas de confrontación con los
otros actores sociales y sus formas culturales. El habitus de vestuario ha cambiado
ciertamente, los ídolos y modismos también, pero siempre hay estrategias que permanecen
normativamente como capital cultural que se transmite entre las generaciones de juventud,
frente a otras formas de transmisión cultural entorno al rol del cuerpo y su trayectoria en
torno a la política.

“Si bien los espacios no institucionalizados de manifestación política, como


marchas o protestas tienen ciertamente una disciplina subyacente, es en los
institucionalizados en los que la disciplina toma cuerpo.” (Valdés: 2003)

Aunque podemos encontrar otras permanencias entre los movimientos juveniles a nivel
histórico, lo que podría hablarnos de elementos constantes en el habitus entorno a la
política, es la calle y más específicamente aún, el rol del cuerpo en ella, el encuentro más
relevante en la relación juventud política, en términos de afección, desafección, y protesta.

> La calle.
Desde la comunicación cuando hablamos de roles, nos referimos a códigos del saber
tradicional, que ordenan y establecen relaciones. Los roles determinan la forma en que las
personas reconocen un contexto y se relacionan con los otros cuerpos y el espacio
presentado. Para entender, precisamente, por qué la calle se plantea como un lugar en
donde el joven puede manifestarse políticamente a través de su lógica y sus afectos por
sobre los lugares institucionalizados, hay que entender como la calle es una arquitectura que

70
tiene una disciplina que distribuye, pero se flexibiliza en torno a los cuerpos presentes, a
cambio de aquellos espacios institucionalizados en donde las formas de comunicación están
normadas:
La calle posibilita el ir, el venir, el verse, el anonimato, el parar, el morir, la calle está llena de
expectativa del cambio y del viaje.

Humberto Gianinni ya lo expresa con propiedad cuando plantea que en la calle y en su


tránsito, el valor está en el anonimato como capital social que mejor se transa. En no
perturbar el trayecto de los otros cuerpos que circulan en él. Cuando la juventud se enfrenta
la calle, no sólo políticamente sino cada vez que sale de su domicilio, se ve enfrentado a esa
necesidad de supeditar su individualidad en lo colectivo y tomar un lugar corporal entre “el
ser para si” y el trabajo “el ser para el otro”.

La calle es una caracterización propia de la juventud. Esa asociación reside principalmente


en que la calle les permite salir de las estructuras normativas en términos de roles y
protocolo, y construir una identidad en los márgenes que brinda lo socialmente prescriptivo.
También les permite, por la disposición de su arquitectura, poder encontrarse con todos los
actores sociales en igualdad de jerarquías y riesgo. Es por esa homogeneidad que la calle
posibilita, que la diversidad y los grandes grupos humanos, manifestaciones, pueden lograr
desestabilizar el orden los cuerpos presentes, como también las relaciones de poder en el
espacio de la calle.

Para la juventud la calle es simbólicamente un lugar de expresión que no sólo puede ser
protesta, también en un lugar que les permite crear identidades y afectos. Sin embargo en el
contexto de la manifestación y lo político, la calle es un lugar de empoderamiento. En el
movimiento del 85, no sólo “salir a la calle” desde los Liceos, sino saber manejar la calle, era
un acto de valor y distinción grupal. Irse preso, como acto opuesto, era un acto de poca
capacidad, de poca inteligencia, así como caminar por la vereda era valorado como un acto
signo de cobardía; de un refugio que no se condecía con los grados de poder necesarios
para dirigir la actividad estudiantil. Lo mismo sucede con el movimiento 2006, si bien la
“Toma” es una parte de la manifestación, de la proclama petitoria, es la calle la que logra
ejercer la presión real que finalmente hará que el resto de los actores sociales sean
concientes que hay un grupo de cuerpos que se han desplazado a lugares emblemáticos de
lucha de poder, ocupando una espacialidad que requiere necesariamente una
reconfiguración, física y simbólica de su rol social. Es en estos desplazamientos donde la
juventud, conformados como estudiantes, cobra voz política y social. Esto, ya que joven se
constituye en sujeto social a través de la voluntad; Alain Touraine lo plantea así: “el sujeto es
la voluntad de un individuo de obrar y de ser reconocido como actor”. (Touraine: 2006:207)

Esa es la razón de que en la calle se gane el respeto de las asambleas de estudiantes. La


calle como elemento permanente de la relación entre juventud y política, se ha constituido
como un medio de legitimidad y de igualar poder colectivamente, frente a un discurso
hegemónico. Es por ello que aún podemos encontrar formas símiles en los jóvenes, en los
roles que adquieren cuando se produce el bloqueo de calles.

Es un acto de poder cortar la Alameda, ante la pasividad y la inacción de los otros actores.
También lo es enfrentarse abiertamente, cuando un grupo con más poder físico y social
[coerción legítima] como carabineros, busca romperlos como grupo: desde actor social a
individuos. Sin embargo esto es parte de manejar la lógica de la calle como parte de las
amenazas propias del espacio público. En su texto “Espacio y Tiempo Público”, Humberto
Giannini expone: “El espacio público puede describirse así: como el ámbito de convergencia
y de riesgos en el que cada cual está permanentemente expuesto a los efectos inmediatos
de la iniciativa ajena”.

> Visibilidad de los cuerpos juveniles.


Un segundo lugar común es la visibilidad de los cuerpos juveniles frente al espacio público.
En este sentido podemos identificar dos formas por sobre las protestas en la vía pública: la
exposición mediática y los carteles políticos.

71
Hay en estas formas de comunicación, lenguajes que hoy permanecen y que eran parte con
anterioridad de los jóvenes, si bien los contextos históricos cambian, y en el 85 contábamos
con un ambiente mediático controlado estatalmente en gran proporción.

El lenguaje para los jóvenes, ha sido unas de la formas de encontrar legitimación social, si
bien encontramos otras expresiones corporales como “la manifestación”, donde se pueden
mover más afectivamente y con mayor comodidad. Alejandra Castillo dice que hay política
donde la parte no parte, politiza su situación exigiendo su rearticulación. La redefinición de
las identidades políticas siempre trae consigo el problema del reconocimiento, en un proceso
de percepción-acción con base en un proceso de construcción de un "nosotros" frente a "los
otros", a través de la toma de palabra. Bajo esta lógica, la juventud maneja los códigos
sociales necesarios para tener conciencia de que visualizar sus demandas, tener un lugar
activo políticamente en cómo gobernar la ciudad en que viven, requiere del espacio no
corporal, sino lingüístico, que les brinda los medios de comunicación, como exposición al
espacio público.

Por esta razón los movimientos del 85 como del 2006 buscaban mediatizar sus actos, ya que
la prensa le daba a sus expresiones, la condición de fenómeno político y una legitimación
como actores sociales a las que no suelen acceder en la indefinida condición juvenil, que
viven como categoría social.

Otro medio de lograr esa visibilidad, de menor envergadura pero de gran riqueza semiótica,
es el uso de carteles, de textos en la vía pública, que es un rasgo característico del joven en
relación a sus desafecciones sociales y políticas. En el año ‘85 se generaron una serie de
boletines o pasquines (“El piedrazo”, “El plumón”, “La mecha”, “La marcha”) que tenían la
función informativa de dar sentido al movimiento estudiantil, para que la juventud pudiera
legitimar el movimiento y exponerse, al llevar las situaciones a lo público. Esta era una
situación necesaria, porque los medios en esa época estaban controlados temáticamente, y
era determinante complementar el movimiento, con la utilización de carteles y pancartas de
papel kraft y plumón, con textos ideológicos y particulares apreciaciones acerca de la
educación y la democracia. (“pingüinos”, “Hasta la victoria”, “Seguridad para estudiar,
libertad para vivir”, “Un pueblo sin educación es de fácil conducción”).
Claramente las connotaciones de esas papeletas de gran formato eran potentes en los 80s,
donde en la institución escolar eran generalmente usadas como un medio de estudio, una
forma de exposición del capital educacional adquirido por los alumnos, que se invierte en
este nuevo uso, como un quiebre sistémico.

Esas connotaciones ya no existen hoy en las lecturas que podemos hacer de la pancarta
política. En la movilización 2006 con una prensa colaboradora con el fenómeno social, los
requisitos de los estudiantes al usar este medio de comunicación con lo externo, estaban en
visibilizar localmente (a través de cada núcleo, grupo o liceo) sus motivaciones y las propias
percepciones acerca de su relación con la política. La pancarta política si bien permanece
intacta técnicamente en relación a formatos y materiales de desarrollo, son hoy una forma
más íntima de comunicación ante la comunicación de masas, que les permite conservar esa
expresión identitaria local dentro de la masividad del movimiento conformado. El cartel como
nexo lingüístico y visual, que intima con su autor, pero se sabe consciente de su exposición,
es un material de enriquecida multiplicidad acerca de las interpretaciones de los jóvenes en
su relación con la política. A través de esos textos se plantean no sólo apreciaciones
subjetivas y profundas de las estructuras presentes en la juventud, también se relatan
entendimientos de mundo capaces de conectarse con una realidad compleja en términos
sociales más amplios.

El apoyo del movimiento juvenil se debe en gran medida a una conexión sensible de esa
complejidad expresada mediante una lógica de mercado que se hace incómoda cuando
interviene en lo social y que el resto de los actores sociales han experimentado físicamente,
en una cola, en la inaccesibilidad a ciertos espacios sociales económicamente restringidos y
que reconocen como propias en este enroque corporal del que hablábamos respecto a
Aninat. El mismo vínculo se logra rememorando sensaciones frente a un proyecto
educacional con fundamentos no democráticos (LOCE) que permite, a estudiantes y
sociedad, conectar esos textos soterrados a través de la pancarta, con sensaciones

72
corporales que otros sujetos han incorporado históricamente (Dictadura militar), y así
constituir las sensaciones compartidas, como nexos entre cuerpos, en base a realidades
sociales que son capaces de revivenciarse sensorialmente.

Si bien la desafección es una realidad juvenil actual frente a la política, lo interesante del
análisis de los cuerpos en estos movimientos, es que se evidencia que esa falta de
participación juvenil con la política institucional, es una estrategia más de relación, como
podría serlo la anomia, la protesta y la aceptación, por sobre ser un único conjunto de
disposiciones o habitus entorno a la política. Es decir, las disposiciones constituirían
propensiones complejas, al ir estructurándose abiertamente mediante diferentes campos,
pudiendo llegar a ser contradictorias en los sujetos y propiciando distintas y posible acciones
emocionales y corporales. Las movilizaciones, precisamente, tienen la riqueza de
mostrarnos cómo bajo las mismas estructuras que lo conforman, el habitus es flexible y
puede incorporar nuevas disposiciones y estrategia de relación, en este caso la protesta
como forma de vínculo social con el campo político.

> Sangre caliente


La revisión fotográfica, documental del movimiento del ‘85 y de la observación participante
en el 2006, delató estructuras presentes a través de la corporalidad juvenil.

Gran parte del entendimiento que podamos tener de la expresión corporal en los jóvenes
puede ser leída desde el concepto de “sangre caliente” narrado por unos de los estudiantes
del ‘85 en el documental Actores Secundarios. Esta es una sensación poética que nos habla
de cómo un cuerpo individual enfrentado a procesos colectivos de legitimación, puede
propiciar conductas pasionales.

Por ejemplo “el salto” en las manifestaciones juveniles es un acto frecuente que implica ser
parte del anonimato perdiéndose en la masa y replicando un temblor que nos recuerda
aquellos arquetipos ancestrales de lucha. Un precioso ejemplo de esa fusión del cuerpo en
la colectividad, es la brindada por el documental entorno al túnel entre Cumming 21 a
Cumming 28. Se narra con añoranza como previo a las manifestaciones se creaba una
expectación contenida en los cuerpos, que se derramaba en el túnel que es nexo entre dos
destinos, que es trayecto sin inicio ni fin, en una aglomeración en la oscuridad que inquiría
alentarse mutuamente en un rito telúrico que los conectaba con los fundamentos ideológicos
de su exposición a lo público. Saltando y gritando en la oscuridad, los jóvenes en el
anonimato de un túnel, recuerdan esa sensualidad –de lo que se siente a través de los
sentidos- que los une como grupo social y que los hace salir de su individualidad sicológica,
hacia una comunión corporal, hacia el choque, el salto, el pisotón. En donde el propio cuerpo
y grito se pierden entre los de otros, hasta que se deje de reconocer el grito y cuerpo propio:

“(...) ir fuera de sí, desde su propia corporeidad, a la corporeidad de los otros, es


asumir la propia orientación humana de lo humano como cuerpo. Eso humano que
reclama cuerpo, ese cuerpo que reclama comunión, reclama encuentro, ciudad”
(Rodríguez: 1998).

La “sangre caliente” en el cuerpo, es un sensación que el joven siente cuando se involucra


con “otros” en aspectos trascendentes, y por ende es una mezcla de ansiedad, de dolor de
guata, de pupila dilatada, de expectación y logro, que incluso hace que esos uniformes, que
suben, desabrochan, acortan, enanchan, y que en otroras instancias los cohersionan,
ocupen un espacio corporal legítimo, y sea un símbolo de pertenencia y estatus frente a el
entorno.

Un elemento corporal sugestivo de análisis, es el del rol de los brazos como expresión y
narración de principios. Levantar un brazo empuñado es ciertamente un símbolo de lucha del
que podemos encontrar una clara referencia en las imágenes del partido comunista y más
específicamente de la lucha obrera. El movimiento conjunto de los brazos golpeando hacia
arriba, es una reivindicación grupal que toma característica de “calor” y afrenta, ya que
requiere ligarse con una emoción que permita generar fusión corporal.

73
Que este sea un acto corpóreo frecuente en las movilizaciones y en las imágenes de
carteles como representación del gesto, habla de un trasfondo político que el joven no
necesariamente reconoce como tal, pero le otorga a la lucha un sentido de colectividad y
reivindicación social, que les da al realizarlo, la sensación de pueblo: de cercanía corpórea,
en contraposición a la atomización y los límites entre los cuerpos físicos que conlleva ser
ciudadanos: los no lugares, el metro cuadrado.
Esta fusión corporal que tiene tanta capacidad de generarse, nos habla también de una
concepción profunda entorno a la democracia, que es gravitante para el entendimiento de la
desafección y del enfrentamiento. Cuando el joven replica el puño en alto hoy, si bien no se
siente adscrito a antiguas formas políticas, sí existe una estructura que le habla de que la
democracia por la que se luchó el 85 y que se exige el 2006, está relacionada con una
concepción clásica de democracia como gobierno del pueblo, de las mayorías.

A este respecto, Alain Touraine plantea que aquella forma de entender la democracia es una
forma que ya no tiene legitimidad más en los muchos, como en el sujeto. Esto es cierto
cuando consideramos que en sociedades cada vez más plurales se requiere poner un
énfasis en la diferencia, y en una disidencia que pueda proteger los diversos intereses de los
distintos actores sociales para no volver a cometer atropellos sobre los derechos individuales
de los sujetos, razas y etnias.
Pensemos que cuando se expone el movimiento 2006 en la agenda pública, se usa no una
lógica popular, sino una lógica de minoría. La lucha es argumentada exponiendo a los
estudiantes de instituciones municipalizadas, como sujetos en una desventaja social ante las
reales posibilidades de inserción que brinda la educación, exponiendo a los estudiantes de la
educación pública como una minoría identitaria, y adscribiéndose para si, el apoyo de todos
los actores sociales ante una realidad que todos viven de mayor o menor conciencia. Pero
cuando el grupo se masifica con sectores ajenos al campo estudiantil que buscan sumar sus
demandas, como en aquella proposición de generar un paro nacional, la ciudadanía, asocia
al movimiento con ideologías que buscan “ideologizarse”, y se crea un rechazo hacia un
movimiento que finalmente como un exceso de poder, se desintegra en una opinión pública
cada vez más conciente de la ilegitimidad de las lecturas parceladas de la realidad, que
buscan forzadamente la totalización.

Pensemos que las luchas sistémicas hoy ya no encuentran fácil legitimación, frente a
realidades complejas en donde ya no se presentan polaridades de bien y mal, y que el
poder por el cual se lucha, como plantea Foucault, está disperso en múltiples núcleos en
sociedad. Por eso el movimiento estudiantil 2006 busca luchar contra La LOCE que es un
resago objetivo de la dictadura y sobre el cual se puede enfrentar apelando a una memoria
histórica que aporte ese antagonismo que se requiere para movilizar grandes grupos
sociales.

> Levantamiento de brazos.


Otro potente gesto corporal en las manifestaciones del 2006 fue la reapropiación de levantar
las manos frente a las fuerzas policiales. Este es un gesto brioso, donde la “sangre caliente”
se expresa en toda su corporalidad. Esa fuerza se expresa claramente cuando el levantar las
manos con las palmas extendidas, el sujeto se entrega vulnerablemente ante el poder
ejercido por el otro. Pero cuando se hace colectivamente como proclama, el gesto se
transforma en un desafío de los más poderosos que podemos presenciar. Hay ahí, una
“aniñada”, un gesto corpóreo cargado de psiquis, cargado de voluntad y humanidad; los
brazos levantados también descubren un pecho en riesgo que se supedita corporalmente,
postergándolo, para exacerbar la presencia del alma. Esta, es una gestualización de la
individualidad como un valor inviolable que se expone como arma única, como una
enarbolación del respeto democrático a los límites personales, a través del cuerpo.

La vulneración de los límites corporales, que se expone en el “levantamiento de brazos”, son


respectivamente, la condición esencial del héroe y de la modernización del heroísmo.
Joseph Campbell en su texto “El héroe de las mil caras”, propone como característica del
héroe, la exposición de la corporalidad en numerosas pruebas en donde arriesga los límites
de su cuerpo. “El héroe mitológico abandona su choza o castillo, es atraído, llevado, o
avanza voluntariamente hacia el umbral de la aventura. Allí encuentra la presencia de una

74
sombra que cuida el paso. El héroe puede derrotar o conciliar esta fuerza y entrar vivo al
reino de la oscuridad (batalla con el hermano, batalla con el dragón; ofertorio,
encantamiento), o puede ser muerto por el oponente y descender a la muerte
(desmembramiento, crucifixión)”. Son estas pruebas posiblemente desmembrantes, las que
el héroe enfrenta materialmente victorioso, las que le dan la condición de héroe, y que le
otorga un reconocimiento superior en el entorno social, muy similar al que podría lograr un
colectivo –una manifestación- que logra replegar a las fuerzas especiales a través de un
unísono, levantamiento de manos.

> Tomas.
Pensemos también en las “tomas” como expresión de esas fronteras. Cuando un colegio es
“tomado”, lo es porque quien no ejerce cotidianamente el poder en términos de roles en el
espacio del liceo, fuerza a través de su corporalidad, ejercer roles de autoridad y decisión.
Como decía Bernardo Valdés, aquí a diferencia de la calle, estamos frente a un lugar
institucionalizado, en donde se convive con protocolos, normas y roles, para desplazar los
cuerpos entorno a él. Y donde para reestructurar el ir, el venir, debe lograrse a través de un
acto de fuerza que choca contra los roles de los otros cuerpos jerárquicos. En este sentido la
“toma” es una forma de tener “voz” o “cuerpo” como actor social.

Esta también es la intención a través del desplazamiento de los cuerpos hacia los emblemas
simbólico-espaciales, desvirtuar el poder simbólico a través de un poder objetivo, corporal,
rompiendo las lógicas institucionales de participación, y presentando nuevas posiciones
corporales dentro del campo estudiantil y político.

Pensemos en cómo mediante “la toma”, por ejemplo, como espacio de institucionalización
que se quiebra, el joven es capaz de fragmentar el orden jerárquico en la escuela y salir de
este estado de no enunciación de su voz social. El habitus que el joven pone en juego en un
espacio educacional, en la cotidianeidad, le predispone a las jerarquías verticales, que es
una tendencia acorde a una estructura social fundante, en donde la juventud convive con
menores rangos de poder en la medida que se plantean como sujetos en formación… a la
juventud como expectativa. Esa propensión, que es parte del capital social con el que el
joven se transa diariamente en todos los ámbitos sociales, pero especialmente en las
instituciones, en “la toma”, se supedita a nuevos objetivos personales y situaciones –como la
reivindicación de la educación municipalizada- que modifican la disciplina que adoptan los
cuerpos en el espacio escolar.
La demanda estudiantil de calidad como objetivo personal de los jóvenes requiere que el
capital social que posee, toda su cultura, se ponga al servicio de crearse nuevos roles y por
ello el estudiante toma control “físico”, corporal, de los establecimientos jerarquizados y
deslegitima los roles de mando de profesores y autoridades bajo sus propios intereses
entorno al poder; creando como enfatiza Bordieu respecto al aspecto generador del habitus
por sobre el hábito, nuevas disposiciones futuras en torno al mismo campo político y
estudiantil, y nuevas representaciones de mundo bajo nuevas formas corpóreas y nuevos
lugares. Por ejemplo, después de la toma, resemantizando todos los espacios emocionales o
espacio vividos dentro del establecimiento con la experiencia de la libertad y poder de la
toma, cargando pasillos que antes no caminaron y sillas en las que no se sentaron, y
elaborando un sentido de propiedad que experimentan corporalmente, ya que su propio
cuerpo de desplazó ocupando nuevos espacios, haciendo de sus propios cuerpos un
proyecto.

5. Conclusión
Es parte de la comunicación poder distinguir detrás de elementos de diversa complejidad:
lingüísticos, visuales, corporales, cuáles son los contenidos profundos que se entreleen bajo
los dos primeros niveles de significación (denotativo – connotativo). Las lecturas de tercer
orden, que trabajan míticamente en el metalenguaje, son las que nos permite tener un
acercamiento diverso e intersistémico, armonizando diferentes campos para comprender los
procesos sociales desde una perspectiva consciente de la propia posición del autor como
parte del fenómeno social del que es parte.

75
Reconocer cómo la sensualidad del cuerpo es parte también de estructuras diversas, en
donde el cuerpo se transforma en un material maleable y sensible al poder, a los espacios, a
los discursos sociales y a las otras presencias, habla de la riqueza profunda del cuerpo como
elemento epistemológico.

Particularmente en la comprensión de la relación juventud política, el cuerpo es un elemento


que permite expresar una serie de contenidos que el joven no necesariamente verbaliza, ni
reconoce como disposición. Precisamente la naturaleza del habitus para Bordieu es lo innato
con que estructura los sujetos. Éstos contenidos que forman su subjetividad, son
experiencias que in-corpora y que experimenta a través de trayectos y espacios vividos
dinámicamente en relevancias y pregnancias. Así, el cuerpo se hace proyecto y destino, en
la medida que le posibilita una serie de acciones materiales en el espacio en que se
desplaza. El cuerpo como territorio móvil, atravesado por una realidad que lo esculpe, en
cada frase, en cada curva, expresa los escenarios que los han conformado, incluso en su
nivel de intensidad.

Las disposiciones encontradas en los movimientos estudiantiles en busca de un habitus


juvenil común en relación al campo de la política, reafirman el argumento de que el lugar que
ocupa el cuerpo en los espacios, nos habla de representaciones sociales que trabajan
propiciando estrategias de relación.
La manifestación como estrategia específica, muestra al menos cuatro aspectos que
caracterizan las expresiones corporales en torno a la política, basados en este concepto de
que la política se encarna en los cuerpos. Podemos concluir que las disposiciones que son
parte del habitus Juventud-Política a través de “la manifestación” son:

1) la apropiación de la calle como legitimación espacio-corporal,


2) la visibilidad de la propia corporalidad en el espacio público,
3) el traspaso de los propios límites del cuerpo, y
4) la re sintaxis de las posiciones corporales en el campo estudiantil y político.

“La investigación en el campo organizacional y en el diseño urbano ha mostrado que la


modificación espacial de las relaciones entre las personas y los objetos posibilita el cambio
socio-cognitivo, es decir, cultural. El cuerpo y, por ende, la cognición sienten los efectos de la
nueva posición (...) Al intervenir el espacio urbano se afecta la cultura y se abren
posibilidades para crear otros espacios de experiencia”. (García: 2004)

En este sentido las condiciones de vida o “situaciones”, generan habitus diferentes en


términos se sentir, valorar y clasificar. Así cada postura o construcción de la realidad social
particular estaría supeditada a la posición que su cuerpo ocupe en las estructuras,
orientándose a través de ellas según las necesidades y restricciones que exponen como en
un juego.

Los elementos que hemos distinguido en torno a la interiorización de la política en el cuerpo


juvenil, encuentran sentido en la modificación sintáctica de los espacios. A propósito, en el
texto “La corte de juez itinerante”, Bernardo Valdés narra cómo la disciplina en las
instituciones a través del poder, toma forma en los cuerpos a través de cuatro técnicas: a) la
clausura, a través de la demarcación de ritmos y límites, b) la localización elemental, referido
a que cada cuerpo toma una posición en relación a los espacio y los otros cuerpos, c) los
emplazamientos funcionales, que hablan de cómo obtener objetivos en los espacios con los
mínimos esfuerzos y d) el rango, que correspondería la individualización de los cuerpos
asignándoles un lugar en las relaciones jerárquicas.

Cuando analizamos a un joven caminando con soltura y propiedad por la mitad de la


Alameda, cuando lo vemos enfrentar un medio de comunicación con seguridad, cuando lo
vemos reír nervioso en los momentos de tensión, cuando levanta sus manos como afrenta,
cuando corre y maneja la calle, cuando se siente en riesgo y busca el anonimato de la
aglomeración, cuando se siente escindido de su propio cuerpo y exacerba la voluntad del
alma en actos heroicos, todas éstas son expresiones de sentirse en una posición de poder
en menoscabo dentro del campo estudiantil y político y como tal son quiebres de esas
técnicas disciplinarias expuestas por Valdés. En la protesta: clausura, localización,

76
emplazamientos y rango son intervenidos generando reestructuraciones en las disposiciones
de los cuerpos de los propios jóvenes y de los cuerpos que eran parte de las jerarquías
quebradas. Ese enfrentamiento nos habla claramente de una juventud que tiene dificultades
en constituirse como un actor social legítimo, y que al no encontrar aceptación simbólica, se
ve inquirido a romper los órdenes corporalmente para detentar su existencia. Pensemos que
son aisladas las demandas sociales que se resuelven fuera de los conductos de la
institucionalidad.

La manifestación mediante los movimientos estudiantiles del 85 y del 2006, como forma de
relación, nos ha presentado formas en donde el joven puede reconocerse frente a la política.
La manifestación es una abulia en movimiento, una anomia en tránsito, que guarda un
sentimiento de desafección que convive en el joven que no se involucra políticamente, e
incluso en los dolores de aquellos que sí buscan tener vínculos permanentes con la política.
Por tanto es posible encontrar en estos cuatro elementos presentes en la corporalidad de los
movimientos estudiantiles, en esta pequeña cartografía del cuerpo, cuatro caminos para
poder comprender los argumentos profundos en los actos y gestos juveniles hacia la política,
sin limitarlos, ni limitar nuestro propio cuerpo y experiencia sensual a tipificaciones y
prototipos. No hay posición de hombros, movimiento de manos, ni volumen en nuestros
cuerpos que puedan rehuirse de ser imagen de los discursos sociales y por qué no decir, de
toda experiencia social.

Bibliografía

Bordieu, Pierre. Sociología y Cultura. Editorial Grijalbo. México. 1984


Benzecry, Claudio. Entrevista con Richard Sennett. Diario Clarín, Suplemento de cultura. 4 Diciembre
2005.
Aninat, Teresita. En memoria. Tesis para el grado de Magíster. Universidad de Chile. 2004.
Campbell, Joseph. El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito. Fondo de Cultura Económica
2006. Buenos Aires.
Canclini, Nestor: Consumidores y Ciudadanos. Editorial Grijalbo. México. 1995
Flores, Luis. Fenomenología de la espacialidad en el horizonte de la corporalidad. Revista Teología y
vida. Vol. XLIV (2003), pp. 265-269
García, Cristóbal. Ciudadanía corporal y mediática. En torno a Santiago, la polis Chilensis. Revista
universitaria. N°84. Universidad Católica. 2004
Giannini, Humberto. La "reflexión" cotidiana: hacia una arqueología de la experiencia, Ed. Universitaria,
1995.
Giannini, Humberto. “Espacio y Tiempo Público”, Patrimonio cultural. Edición Aniversario.
Eltit, Diamela. Cuerpos Desechables. Revista Patrimonio Cultural. Revista Patrimonio Cultural. N°42.
Dibam. 2007.
Maturana, Humberto. Emociones y lenguaje en educación y política. Editorial Dolmen. Décima edición.
2001
Maturana, Humberto. La realidad: ¿objetiva o construida? Fundamentos biológicos de la realidad.
Editorial Nueva Ciencia. España.
Rodríguez, Félix. Comunicación y cultura juvenil, Barcelona, Ariel, 2002
Rosenmann, Igor. Los anti-barrios. Patrimonio Cultural n°32 “La ciudad”, 2004. Dibam.
Rodríguez Arratia, Nelson. Aproximación estética al tema del cuerpo y la ciudad en la obra un año de
Juan Emar. Lit. lingüíst., 1998, no.11, p.165-179.
Sennett, Richard. Cuerpo y piedra.
Touraine, Alain. Crítique de la Modernité. Fondo de cultura Económica. México. 2006
Valdés, Bernardo. La corte del Juez Itinerante. Revista ARQ. Marzo 2003. Pág. 44-47
Vasilachis de Gialdino, Irene. Pobres, pobreza, identidad y representaciones sociales. Editorial Gedisa.
2003

Referencias
Documental Actores secundarios. Alerce producciones.
Emol.com – especial movimiento secundario.

77
Cuerpo 3 > Metodología.
1. DISEÑO METODOLÓGICO
El diseño metodológico de esta investigación responde a la necesidad de un orden práctico y
dirigido, en la recopilación y manejo de la información que se obtendrá en función de
responder la pregunta de investigación.

1> Tipo de investigación


Cualitativa con un modelo de análisis de carácter etnográfico, con énfasis en el discurso de
actores y su visión del proceso. Su elección se fundamenta en que la investigación requiere
conocer y adentrarse en cómo los jóvenes perciben la realidad política desde el énfasis del
“valor del lenguaje propio de los sujetos”, y en como valoran personalmente su experiencia.
También tiene características hermenéuticas en la medida que la investigadora a cargo
también pretende hacer una reflexión personal, entorno al objeto de estudio.

2> Nivel de investigación.


Nivel descriptivo - propositivo.

Siguiendo a Hernández Sampieri, el nivel de investigación corresponde al enfoque con que


el investigador aborde su investigación, así como el conocimiento previo que se tenga del
tema de investigación.
En este caso corresponderá a un nivel descriptivo ya que es un estudio que parte como un
diagnóstico de la actual situación entre juventud y política. El texto “Metodología de la
investigación” lo define así: “Los estudios descriptivos sirven para analizar cómo es y se
11
manifiesta un fenómeno y sus componentes”. Situación que no es definitoria de cómo la
investigación finalice, ya que es posible que la profundidad de la investigación permita

11
“Metodología de la investigación”, Hernández Sampieri. Mc Graw-Hill interamericana Editores. 1998.

78
mantenerla en un nivel diagnóstico, como también presentar hallazgos que la conviertan
finalmente en una investigación de nivel explicativo.

3> Universo
Jóvenes entre 19 y 25 años que están o no inscritos en los registros electorales y que
desarrollan sus estudios superiores en cinco Universidades Superiores sin importar su
comuna de residencia. Las universidades elegidas corresponden a tres universidades
privadas y dos universidades tradicionales en busca de reunir en las opiniones una
diversidad universitaria más amplia. En función de este fin se muestreará en: Universidad de
Chile, Universidad Católica, Universidad Diego Portales, Universidad Santo Tomás y
Universidad Finis Terrae.

La elección de incorporar ambos rangos, jóvenes inscritos y no inscritos se funda en base a


que el voto no es la única manera de vincularse con la política ni de expresarse entorno a
ella. Para que esta investigación pueda ser propositiva, requiere de una amplitud de miradas,
que incorporen a aquellos que pueden estar inscritos, pero de igual manera tener posiciones
en apremio hacia la política.

La elección del rango universitario y de estas 5 Universidades corresponden a tres factores


en relación a la factibilidad de la investigación: a) la mayor accesibilidad a este universo en
función de los recursos humanos dispuestos para la investigación b) el conocimiento previo
del universo en estudio por parte de la investigadora como parte de dicha categoría social, c)
y el muestreo intencionado de Universidades, que puedan abordar una mayor amplitud de
perspectivas.

4> Muestra
Todo ser humano es constructor de un fenómeno social. Para esta investigación, la elección
de la muestra es un entender que ella se compone de sujetos activos en los procesos
culturales en que viven. Los sujetos para esta investigación se trabajan en base: “al
reconocer su carácter de actores y constructores sociales, propietarios de un saber,
poseedores de un carácter histórico, participantes en un proceso de investigación al cual
12
aceptan y en el cual intervienen .”

Con esta base, se trabajarán tres tipos de muestras, en función a los objetivos y las técnicas
de recolección:

1. Dibujos
2. Jóvenes de la muestra
3. Textos

1. Dibujos:
La muestra consiste en una recolección de dibujos bajo la pregunta “¿Qué es para ti, en lo
personal, la política?
La cantidad de dibujos de esta muestra, está remitida al punto de saturación de opiniones
que se obtengan en base a una elección intencionada a aquellos jóvenes que hayan
manifestado voluntad de participar en una dinámica de aproximadamente media hora
consistente en realizar un dibujo respondiendo para ellos qué es la política y un texto
escribiendo qué es para ellos participación política.

Ese punto de saturación que definirá la cantidad de la muestra, se determinará en base a los
siguientes criterios:
a. Riqueza del dibujo para el análisis. (En información y subjetividad)
b. Tipo de elementos representados para referirse a política. Definiendo luego
categorías bajo las cuales se elegirán aquellos dibujos más representativos de cada
categoría.

12
Fuente: Utopía y Praxis Latinoamericana. Año 7, No. 16, pp. 41-51.

79
2. Jóvenes de la muestra:
La segunda muestra será determinada en relación a los autores de aquellos dibujos que se
presenten propicios para profundizar en temas de relevancia e interés en función de la
investigación. De esta manera, la cantidad de esta muestra es determinada por el
investigador, y está remitida a aquellos jóvenes que manifiesten puntos de vista nutritivos
para los fines de la investigación. En base a esto, se contactará a aquellos jóvenes autores
de las litografías seleccionadas en la muestra de dibujos, para entablar una entrevista en
profundidad que permita ahondar en temas de importancia, planteados por los jóvenes, para
tener un conocimiento más acabado de sus valoraciones y de las razones que los han
llevado a construirlas de esas maneras.

3. Textos:
La muestra consiste en una recolección de textos bajo la pregunta “¿Qué es para ti, en lo
personal, la participación política?
El punto de saturación, para la elección final de los textos de la muestra, se desarrollará en
base al criterio del tipo de referencia entorno a la participación política, realizando
categorizaciones que ordenaran la muestra y que determinarán los textos más ricos y
significativos para cada categoría.

4.1> Tipo de muestreo.


Muestra no probabilística e intencionada opinática.

Para efectos de la investigación: los dibujos, jóvenes y textos, serán elegidos según criterios
de:

a) flexibilidad de asistir a los diversos pasos de participación que se le piden en la


recolección de datos.
b) aquellos que presenten la mayor riqueza en datos e información para el investigador y que
sean potencialmente los más representativos de una categoría en análisis.

A este tipo de selección Hernández Sampieri denomina “muestra de sujetos voluntarios”.

La elección de la muestra es “no probabilística” porque no busca ser representativa de todo


el universo de jóvenes universitarios, sino que es una elección dirigida en busca de los
sujetos que puedan brindar la información más enriquecida que cumpla a los objetivos de
investigación de comprensión y subjetividad.
En la medida que esta investigación trabaja un enfoque cualitativo etnográfico, la cantidad de
la muestra no es particularmente relevante en la medida que los estudios cualitativos no
pretenden contar con una muestra científicamente representativa de todo un universo de
estudio.
Ya que se trabaja mucho más íntimamente con los entrevistados y el análisis de datos es
más profundo y rico en subjetividad, sería incompatible que la investigación cualitativa
pudiera semejarse en cantidad a las muestras cuantitativas que cuentan con criterios y
categorizaciones de análisis de más fácil manejo.
13
En palabras de Bodgan y Taylor :” Lo importante (en la investigación cualitativa) es el
potencial de cada “caso” para ayudar al investigador en el desarrollo y comprensión sobre el
área estudiada de la vida social”. Es por esta razón que la cantidad de la muestra está
remitida al punto de saturación en el tipo de respuestas que la muestra exprese hacia su
personal entendimiento de la política a través de la muestra de dibujos.

13
Taylor, S Y Bodgan, R. Introducción a los métodos cualitativos de investigación. Paidós. 1986. Bs.As.

80
5> Técnicas de Recolección de Datos.

En función de los objetivos trazados en la investigación, se han elegido 5 técnicas de


recolección de datos, desde lo teórico hasta lo práctico, buscando que si bien cada técnica
genere conclusiones independientes, también puedan funcionar en complementariedad
sinérgica, para obtener el mayor potencial de cada una de las técnicas de recolección.

a. Recolección documental.
Técnica dirigida a la construcción de un marco teórico que permita por una parte
contextualizar la relación juventud-política, así como buscar desde la teoría posibles
conexiones entre lo que la política puede ofrecer y los intereses juveniles.

b. Referencia a documental “Actores Secundarios” y Movimiento secundario 2006 para


rescatar incorporar estos movimientos al análisis teórico de la investigación, en busca de
determinar lugares comunes presentes históricamente, entorno a la relación Juventud-
Política.

c> Técnica de dibujo: Es una técnica sacada desde la psicología y adaptada a la


Comunicación Social, nutriéndose de características de análisis propias de su rama madre,
más la incorporación de análisis de signos particularmente relevantes desde el enfoque
semiótico. Esto sería metodológicamente correcto si pensamos que los textos explicativos
de la técnica de dibujo hacen hincapié, en que los buenos resultados de esta herramienta
no se rigen bajo parámetros fijos, pero que sí se enriquecen y tienen cuanto mayor valor,
14
según más elementos estén en análisis .

El dibujo como técnica no sólo nos permite encontrar estructuras de personalidad, por
tanto de creencias profundas que no se modifican con el estado de ánimo, sino que
permite ver la dinámica afectiva-emocional en un determinado momento para un tema
específico.
Herramienta: Litografía.

Lugar: En función de la muestra de investigación, los dibujos serán recolectados en


facultades de las Universidades: Universidad de Chile, Universidad Católica, Universidad
Diego Portales, Universidad Santo Tomás.
Dinámica: La técnica consiste en una dinámica en donde se escogen al azar participantes,
a los cuales se les pide desarrollar un dibujo libre en base a un tema determinado. En este
caso el dibujo se desarrolla en base a la interpelación: ¿Qué significa para ti, en lo
personal, la política? Para ello se le presenta a cada participante una caja de lápices de 12
colores nueva, y un papel en blanco, para que cada sujeto pueda elegir libremente los
colores que más le acomoden para la realización de su dibujo, así como se les da
libremente, el tiempo que necesiten para la realización.

A través de la recolección de los dibujos, se irán saturando categorías -sobre las cuales se
aplicará el modelo de interpretación- en función de dos condiciones de la investigación:
a) el referente en el dibujo en busca de polarizaciones, y
b) su riqueza interpretativa.

En donde cada dibujo será trabajado como “corpus de análisis” y sobre los cuales se
15
aplicará un modelo de análisis semiótico descrito por José Saborit para realizar una
descripción detallada de los mismos. (El modelo Savorite es una adaptación, desde las
visiones de los Comunicadores Sociales Rafael del Villar y Norma Visus acerca de la
propuesta semiótica de Savorite expuesta en “La imagen Publicitaria en televisión y en la
editorial Cátedra Signo e imagen.1992. Madrid.)

14
HAMMER, Los test proyectivos gráficos. Páidos. Cáp. 3 y 4.
15
Saborit, José. “La imagen publicitaria en televisión. Editorial Cátedra Signo e imagen. Madrid. 1992.

81
> Modelo de análisis Savorite.
Modelo alimentado desde la semiótica visual, la psicología y la literatura. Los temas que los
jóvenes abordan y que se hacen presentes a través de la técnica de dibujo, así como de la
entrevista en profundidad, nos hablarán de dos cosas fundamentales:
a) Sus imaginarios en torno a la política, que le es relevante, que le es constituyente y que
no.
b) Y la imagen de su propia personalidad en relación a la política.

El modelo consiste en un análisis semiótico de tres niveles:


a) Uno denotativo, en relación a la “descripción del corpus o registro visual”.
b) Uno connotativo, referente al “enfoque retórico” del dibujo y,
c) Un tercer nivel denominado “deconstrucción del dibujo”, que consiste en desarmar el nivel
connotativo en busca de interrogarlo y responder la pregunta: Qué es para ti, en lo personal,
la política.

Primera Fase: Descripción del Corpus.


Iconicidad. Relación de semejanza entre un signo y el objeto o la idea que representa.
Objeto. Es la razón por la cual el sujeto dibuja. En este caso el mandato del investigador.
Contextualización. Es el contexto específico donde aparecen los elementos que el sujeto
dibuja.
Cantidad. Cantidad de objetos representados.
Planos. Planos expuestos en el dibujo. Primer plano, Plano general, etc.
Personajes. Corresponde a la personificación de los objetos a través de significados y
roles.
Colores.
Procedimientos. Son las características del trazo e intensidad de las líneas que conforman
el dibujo.
Texto. Presencia de textos.

Segunda fase: Connotación.


En esta fase se reúnen los anteriores análisis en un todo argumentativo, que busque los
significados explícitos e implícitos en el corpus.

Tercera fase: Deconstrucción del dibujo,


Esta fase consiste en interrogar el dibujo en busca de su estructura, es decir busca definir
cual es la definición que desde el dibujo, hace el joven acerca de política.

d> Entrevista en profundidad no estructurada de carácter etnográfico.


Entrevista enfocada que es una derivación de la entrevista en profundidad, pero que se
dirige temáticamente a situaciones concretas. Se dirige a individuos específicos que toman
parte y/o vivencian una experiencia determinada y no un conocimiento de toda la vida del
entrevistado. Es una “reconstrucción de una experiencia personal concreta”. A través de la
entrevista es posible obtener una multiplicidad de puntos de vista, para encontrar diversas
motivaciones detrás de un aparente consenso, sobre todo bajo la particularidad de este
estudio que busca las diferentes formas de vivir la política que se agrupan en una supuesta
desvinculación.

Esta herramienta fue elegida por su capacidad de profundizar en aspectos relevantes para la
investigación: contexto social del entrevistado, cómo articula su lenguaje para expresarse de
la política, si se expresa emocional o racionalmente ante las preguntas con objeto en la
política y qué opiniones le merecen conceptos relacionados como el poder y la comunidad.

La función de la entrevista como técnica de recolección en esta investigación, es adentrarse


en aspectos de particular relevancia para los objetivos de la investigación, en base a
aquellos dibujos que por su riqueza interpretativa requieran de una mayor profundización. En
este sentido, la recolección de entrevistas expresará su máxima cantidad, en la cantidad de
dibujos que hayan saturado las categorías de la técnica de dibujo, y su mínimo en relación a
los dibujos que en juicio del investigador manifiesten aspectos relevantes, acerca de la
compresión juvenil acerca de la política.

82
Herramienta: Conversación en grabación en Audio

Lugar: A libre disposición del entrevistado.


Dinámica: La entrevista corresponde a una entrevista no estructurada, es decir, se
plantean aspectos guías sobre los cuales profundizar, pero la entrevista está abierta
a irse modificando según la interacción entrevistado-investigador en función de la
riqueza de la información en desarrollo. En este sentido, cada entrevista cuenta con
particulares categorías de profundización, según los temas que cada entrevistado
haya expuesto en la técnica de dibujo.
En la entrevista, al entrevistado se le mostrará su dibujo y se le explicitará la
necesidad de reconocerlo y reconectarse con los significados construidos en él. De
esta manera es libre en la dinámica, enfocar la entrevista desde nuevas preguntas o
desde los elementos del dibujo dependiendo de la receptividad del entrevistado. Por
la misma razón la duración de la entrevista está referida a un tiempo suficiente para
adentrase en diversos aspectos, sin llegar a una saturación de respuestas y
preguntas respectivamente por parte del entrevistado y el entrevistador.

> Modelo de trabajo de datos R. Bogdan y S.J. Taylor


El trabajo de datos se realizará en base al modelo de S.J. Taylor y R. Bogdan. Que consiste
en una consecuencia de pasos lógicos a través de los cuales se puede manejar los datos en
la investigación cualitativa. Para nuestro propósito se seguirán los siguientes procedimientos.

a) Categorización de la información.
Según temas que sean prioritarios en la investigación, seleccionando en cada entrevista
aquellos aspectos que puedan ser agrupables por categoría.
Esta categorización entorno a la política, que apunta a los siguientes temas ejes de la
investigación.

a) Definición de poder
b) Rol de la comunidad en la política
c) Definición de política
d) Valoración del voto
e) Emociones en relación a la política

b) Detección y conceptualizacón de temas emergentes.


Consistente en detectar en cada entrevista aquellos temas que no se contemplan en la
categorización, pero que aportan a la comprensión de la relación del entrevistado con la
política.

c) Agrupación y definición de conceptos.


Que se desarrollará en base a la unificación de las entrevistas de una misma categoría en
busca de definirla.

e> Recopilación de textos: técnica dirigida a obtener apreciaciones escritas (racionales)


entorno a la pregunta: ¿Qué significa para ti, en lo personal, la participación política?

Lugar: los textos serán recopilados junto a la técnica de dibujo y serán por tanto
efectuados en la misma dinámica y lugares que dicha técnica.
Dinámica: Finalizada la realización del dibujo, se le pide a cada participante que en
la parte trasera de la hoja, responda con un texto a la siguiente pregunta: ¿Qué
significa para ti, en lo personal, la participación política?
El participante dispone de la misma caja de lápices para elegir el color con el que
escribirá y es libre en decidir qué escribir, con qué extensión y tipo de caligrafía.
Incluso si él lo estima conveniente, puede incluir un dibujo a su texto, como también
otras expresiones que permiten ver si el sujeto puede o no articular un discurso lo
suficientemente racionalizado como para escribirlo. Por ende la espontaneidad del
entrevistado, es un criterio presente y valorado para los efectos cualitativos de esta
investigación.

83
> Modelo de análisis de texto.
El análisis que se aplicará a los textos está basado en las categorizaciones de Bodgan y
Taylor, en el análisis denotativo/connotativo obtenido del modelo S/Z de Barthes y una
interrogación final al modelo, acerca de dos preguntas propias para los objetivos de la
investigación: qué es participación política, y cuál es el rol que ve cada sujeto, para si, en
esa participación.

Los pasos del modelo consisten en:


a) Categorización.
Para el análisis de los textos se seleccionarán los textos en base a categorías definidas
según polaridades en los contenidos del texto y en función de los distintos discursos
expresados por los jóvenes entorno a la pregunta: ¿Qué es para ti, en lo personal, la
participación política?
b) Aplicación del Modelo S/Z
Un dibujo de cada categoría será analizado en base al modelo de análisis de Barthes, de
denotación y connotación, pero desmembrando el texto en unidades significativas, las cuales
pueden ser palabras, frases u oraciones. Para ello cada unidad se analizará en su nivel
denotativo y connotativo y se reconocerá en él, cual fue la función del lenguaje que el autor
quiso imprimir en su texto, a través de su propio significado, y en relación con los otros
elementos dentro del texto.
c) Deconstrucción.
Finalmente, el nivel connotativo es interrogado por las siguientes preguntas:
- Qué entienden los jóvenes de la muestra por participación política y
- si expresan la percepción de tener como sujetos, un rol para si, en la política.

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Cuerpo 4> Presentación de resultados
> 1. Resultados análisis de texto.

a.1 Texto I.
> Registro:

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> Texto:
Puede ser una actividad de gran contacto social, puedes aprender bastante, pero en si misma en la actualidad no se
auto sustenta, perdió su rumbo, su meta. Perder el tiempo es ya esa actividad.

> Modelo S/Z


Denotación Connotación
Puede ser una actividad de gran La política es una actividad que por su naturaleza social permite establecer
contacto social, contacto con gran cantidad de personas o bien, poner a quienes participan en ella,
a una cercanía con los temas sociales. Pero también el autor manifiesta la
posibilidad de que no se desarrolle de esa manera.
puedes aprender bastante, El estar y compartir con otras personas a través de la política, implica la
posibilidad de tener un aprendizaje valioso desde el contacto con la gente.
pero en si misma en la actualidad no No obstante de ese conocimiento que la política propicia, ella no se mantiene en
se auto sustenta, funcionamiento en base a ese aprendizaje en el presente. Por ende podríamos
decir que al autor ve en el pasado o la “no actualidad”, una política que si se
sustentaba a si misma, por ende el autor expresa la valoración de que la política
en el pasado si funcionaba en base a bases que le hacían tener un lugar
permanente en sociedad.
perdió su rumbo, su meta. La política no sigue el contacto social, que el autor asigna como su meta natural,
sino que se dedica a otros énfasis y quehaceres que el autor no menciona y que
quizás no comprende del todo.
Perder el tiempo es ya esa actividad. Sin ese fin social, la política para el autor, es una perdida de tiempo ya que
involucrarse activamente en ella, a través de la participación es involucrarse en
una tarea sin causa, y por tanto, en lo que él valora como una pérdida de tiempo.

> Deconstrucción.
Subcategoría 1 Qué entienden los El autor cuando se le pide definir participación política, expresa a la
jóvenes de la muestra política como una actividad, es decir, connota la política con acción. La
por participación participación para él es ser una parte activa de la política, involucrarse en
política una actividad que requiere de un compromiso social que permite tener un
crecimiento personal. Pero es una participación que ve supeditado su
crecimiento en la medida que la política pueda ser reflejo ese rumbo social
que el autor le asigna.
Subcategoría 2 Cómo identifican su El autor habla de la participación política en tercera persona, a través de
rol en la política esa generalidad, él expresa la visión que tiene de si mismo en torno a ella.
En este sentido, podemos asumir que el autor se siente involucrado a la
política y encuentra sentido a la participación en base a un sentido social
que le permite desarrollarse como individuo, pero participación de la cual
no ejerce debido a que reconoce que para el y el entorno que ve, la política
no se condice con esa motivación que a el le hace sentido como
participación a través de los social y de la cual se excluye ya que la
reconoce alejada de ese fin que podría vincularlos y por tanto no esta
dispuesto a perder su tiempo participando en una política perdida.

a.2 Texto II.


> Registro:

> Texto:
Nada, porque mi participación no aporta en algo, y no porque crea que el aporte de 1 sóla persona no sirva de
mucho, sino porque mi “boto” no le dará a la gente lo que realmente necesita.

> Modelo S/Z


Denotación Connotación
Nada, porque mi participación no La participación es asumida como un no aporte en la medadita que al autor no ve que
aporta en algo; su propia acción en relación a la política ejerza cambios visibles en su realidad, ni
sobre elementos que el pueda distinguir como “algo”.
Y no porque crea que el aporte Considera, si embargo, que el aporte individual tiene la capacidad de modificar
de 1 sóla persona no sirva de elementos, auque a una escala discreta que asume como un argumento que existe
mucho, (del que un voto no influye) y del que se quiere escindir, enfatizando la posibilidad en
él de creer que un voto puede cambiar la política.

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sino porque mi “boto” no le dará El autor expresa que su participación, se separa de la anterior suposición de que un
a la gente lo que realmente voto no logra nada y expone su argumento en base a que su voto no es
necesita. representativo de una realidad social que es demandante en requisitos que para el
autor, no están presentes en la política, y que por tanto, ejercer su participación
mediante el voto, lo aleja, en las opciones de elección que el voto le permite, de hacer
que ese tipo de participación “aporte” en ese “algo” que para el es el fin social de la
participación política.

> Deconstrucción.
Subcategoría 1 Qué entienden los Lo asocia a la participación política como una institucionalidad que requiere
jóvenes de la que esa participación esté en sintonía con las demandas sociales, ya que le
muestra por otorga a la participación a través del voto, un sentido de “otro”, de
participación política comunidad. Y ante esa imposibilidad de que su participación sirva a esos
fines con que también podríamos decir que asocia a la política, la
participación deja de tener sentido como medio para un objetivo ligado a
resolver esas necesidades, si bien por el hecho de ejercerla, si colabora con
otros objetivos que no tienen significado para el autor.
Subcategoría 2 Su rol en la política Reconoce la existencia de lugares en donde puede participar, pero
reconoce en ellos una autoreferencialidad que sirve a un proyecto, que
aunque surte de una institucionalidad para la participación, no se contacta
con el fin social ni coordinador que el le otorga a la política, por lo que
prefiere no implicarse en esas condiciones.

a.3 Texto III.


> Registro:

> Texto:
Participar en la política es para tratar de que las cosas funcionen dentro de un margen, pero con el cuidado de que
el que si estas al mando debes mantener el poder.

> Modelo S/Z


Denotación Connotación
Participar en la política es para Participar tendría un rol en el control, que no haga que la política pierda sus
tratar de que las cosas funcionen “márgenes” es decir sus objetivos y funciones que el autor le valora como propias. El
dentro de un margen, fuera de los márgenes podría asociarse con ciertos excesos o la perdida de las
funciones propias de la política, considerando que los márgenes delimitan y
establecen un orden. La participación política, entonces, estaría ligada a la esfera de
la delimitación y el buen funcionamiento de la política.
pero con el cuidado de que el Ahora bien esta participación desde la ciudadanía, tendría un doble filo, desde la
que si estas al mando debes política. Aquí el autor plantea una precaución desde la clase política, evidenciando
mantener el poder. que la participación controla y por ende tiene la capacidad de también poner en riesgo
los lugares de poder y mando. Es decir, el autor manifiesta que la participación
política estaría limitada por esas permanencias.

> Deconstrucción.
Subcategoría 1 Qué entienden los La entiende como una forma de control, es decir de participación en
jóvenes de la estructuras que tienden a ser estáticas, y que requieren más de control que
muestra por de acciones creativas o reestructuraciones.
participación
política.
Subcategoría 2 Su rol en la política. El autor distingue un rol para si en la política como lugares de participación
pero desde lugares ya estructurados, es decir, la participación sirve a
objetivos ya definidos de antemano.

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a. 4 Texto IV.
> Registro:

> Texto:
Para mi personalmente participar en la política, (es lo q) o estar enterada de lo que ocurre en ella, es lo que me da
derecho a opinar respecto a esos temas, como vivo en este (un) país (,tengo) a tiene que importarme (lo) y dar mi
voto a quien yo estime conveniente, al yo no votar no puedo exigir q’ los que gobiernan hagan un buen trabajo,
puesto que muestro cero interés con lo q’ acontece en nuestro país.

> Modelo S/Z


Denotación Connotación
Para mi personalmente participar en la El autor propone mediante el “estar enterada” una faceta de la participación
política (es lo q) o estar enterada de lo política, que se basa en un espacio opinático, no corpóreo. En donde la
que ocurre en ella información como su obtención y acceso son parte del ejercicio de la
participación democrática. Esta postura también presume que la política tiene
la capacidad de funcionar sin que ella sea arte de ese interés, la política
”ocurre”, por ende ella reconoce la posibilidad de que su presencia es
prescindible.
lo que me da derecho a opinar respecto La participación cono opinión presentaría este juego en donde quien no
a esos temas, accede a la información necesaria o quien se retira de ese saber no podría ser
parte de un espacio opinático, es decir estar informado es una
condicionamente para ser parte de la participación política. Ello también
presume que el rol de estar presente en la política es un lugar que se
demanda desde la personas, porque la política tiene la capacidad de funcionar
independientemente, si bien es susceptible a demandas externas.
como vivo en este (un) país (,tengo) a Vivir en una comunidad mediante “el tiene que importarme,” es asumir que el
tiene que importarme (lo) vivir en una comunidad requiere de una responsabilidad por los asuntos de la
misma.
y dar mi voto a quien yo estime El autor incluye al voto como parte de esa participación política, es de alguna
conveniente, manera el acto en que finaliza el proceso informativo que deben realizar los
ciudadanos sobre la política. Cuando enfatiza en “a quien yo estime
conveniente”podriamos hablar de la presencia de dos elementos, uno, que e
voto es un ejercicio de propia libertad y elección propia, y dos, la posibilidad de
que existan votos que sean influenciados por fuentes que el autor no
especifica.
al yo no votar no puedo exigir q’ los que El voto implicaría una especie de trato, en donde representado y
gobiernan hagan un buen trabajo, representante, sujeto y político, acordarían como en un contrato el que el
puesto que muestro cero interés con lo político “ejerza un buen trabajo”, encontrando en el voto, una lección que le da
q’ acontece en nuestro país. al sujeto la calidad moral de demandar y fiscalizar la acción política. El voto así
es el control de la representatividad. Y el no participar en esta instancia,
escindiría a los sujetos de un contrato que les permita exigir frente a la
política. El voto así, es un medio de expresión que manifiesta un interés
explícito sobre el desarrollo de los temas públicos y a nivel país.

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> Deconstrucción:
Subcategoría 1 Qué entienden los El autor lo entiende como un lugar en donde se participa en una dualidad
jóvenes de la de participación, de forma abstracta a través de la información y en forma
muestra por colorea a través del voto. Lo valora como parte esencial de la pertenencia
participación política en una comunidad.

Subcategoría 2 Su rol en la política Es una persona que reconoce la lógica de la representatividad, por ende,
sabe que su participación es parte del sistema político, y lo ve como un acto
que debe ser ejercido desde la propia voluntad de los sujetos,, es decir es
un sujeto activo, y que se motiva hacia los canales de información y
participación existentes.

a.5 Texto V.

> Registro:

> Texto:
Participar politica% en realidad para mi no tienen mucho relevancia xq’ no me interesa, creo q’ la política en estos
dias es solamente una satisfacción para el politico, no para solucionar los problemas de la sociedad, ya q’ creo q’ no
le interesa solucionar eso, solo obtener remuneraØ.
Ademas que esto no progresa, no avanza, aun esta estancado en el pasado, por ello q’ no podemos ver hacia el
futuro (lo q’debería ser mejor).
La política en palabras (****) pocas palabras no existe para la sociedad, sino para q’ (***) el político obtenga la
mejor remuneración a costa de la gente (q’ les cree) y deposita su confianza y sueños en ellos)

> Modelo S/Z


Denotación Connotación
Participar politica% en realidad para mi Para el autor la política no le compete mucho interés, por lo que le es
no tienen mucho relevancia xq’ no me indiferente participar en ella, ni ve (relevancia) que tenga grandes aportes ni
interesa algún énfasis en su vida personal.

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creo q’ la política en estos dias es Al autor expresa su valoración de que la política implica un satisfacción, un
solamente una satisfacción para el logro, que no se condice con que ella esté al servició de los políticos de una
político forma auto referencial. Nos deja entrever que la política tiene otro fin, que si se
manifestaba en tiempos anteriores.
no para solucionar los problemas de la La naturaleza de la política es la solución de problemas sociales, es decir, a ella
sociedad, le compele ponerse al servicio de sociedad, y es un valor en ella tener la
capacidad de resolver, es decir, la política es acción en gran medida.
ya q’ creo q’ no le interesa solucionar Los políticos serían sujetos en donde priman los intereses propios por sobre los
eso, solo obtener remuneraØ. intereses colectivos, lo que dice implícitamente la condición de vocación pública
que reside en la política.
Ademas que esto no progresa, no La política se detiene es acontecimientos políticos del pasado y no ejerce su
avanza, aun esta estancado en el propia naturaleza de avanzar hacia “ese logro o satisfacción” que el autor le
pasado, otorga como fin.
por ello q’ no podemos ver hacia el Es pasado para él, hace quien la política se entrampe en problemas que no
futuro (lo q’debería ser mejor). necesariamente se proyectan hacia el futuro, es decir el pasado tendría esa
condición de lo acontecido que debe ser superado y reformulado para darle a la
política nuevas experiencias y oportunidades.
La política en palabras (****) pocas Para el autor si la poética no cumple ese rol de estar para la gente, que
palabras no existe para la sociedad, claramente ve que hoy no se cumple la política deja de tener sentido, por eso
expresa que no existe para la gente, porque se maneja como una practica
externa y cerrada.
sino para q’ (***) el político obtenga la El voto sería una forma de expresar desde la gente confianza, una expresión de
mejor remuneración a costa de la gente sus propios sueños y voluntad hacia la política. Esa confianza implica un
(q’ les cree) y deposita su confianza y acuerdo material, explícito, entre político y gente a través de la representación
sueños en ellos) que no se cumpliría, como una traición que hace el político al postularse a un
rol intrínsicamente social, bajo el fin de el dinero.

> Deconstrucción:
Subcategoría 1 Qué entienden los Para el autor la participación política es un práctica que está interrelacionada
jóvenes de la con las valoraciones de política. La política sería un fin que no se vería
muestra por modificado por la participación, aun aunque reconoce un rol activo y
participación generador en ella, mientras ese objetivo no vuelva a retomar lo social con
política meta y las proyecciones de futuro, para el autor la participación no implica
una actitud contemplativa, ni reflexiva, por eso valora al pasado como una
pérdida, por sobre la actividad que le otorga a la participación que se proyecta
en acciones que tienen la capacidad de construir nuevas experiencias. En
este sentido a la participación se le cierra sus posibilidades bajo el actual
funcionamiento del régimen político en manos de la clase política.
Subcategoría 2 Su rol en la Tomar un rol en política para el autor es una posición que no lo beneficia a él,
política sino que beneficia a los políticos y como ese fin de su participación no se
condice con la naturaleza que el le asigna a la política, no está dispuesto a
dar de su tiempo para beneficiar proyectos que no cumplen ese fin.

a.6 Texto VI.


> Registro:

> Texto:
Siento que como jovenes aportar en la política es fundamental, es la única forma de hacernos escuchar, aunque
no nos guste, la voz de las personas se escucha cuando opinamos con responsabilidad y decisión.

> Modelo S/Z


Denotación Connotación
Siento que como jovenes aportar en la Para el autor la naturaleza de ser jóvenes es una naturaleza activa y que tiende
política es fundamental a aportar como parte natural de la condición juvenil. Cuya condición constituiría
un aporte a su valoración de política como una posible práctica que requiere de
la participación de la gente para su conformación.
la única forma de hacernos escuchar, Participar políticamente, es una forma de manifestar una posición entorno a la

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política. El aportar, implica adquirir un rol que les permite ser escuchados en
sociedad. Esto comunicacionalmente expresa que el lugar donde un sujeto
puede ser escuchado se realiza en un espacio muy cercano a lo público, en
donde la visibilidad o la simple realización de dicha participación puede
transarse como un acto concreto de compromiso, por ende, al mismo tiempo
subentiende que a forma de participar en cierto espacio de discusión es a
través de la participación política, si bien no explicita que otros tipos de
participación reconoce si dice que es un camino predefinido que hay que
abordar.
aunque no nos guste, En este punto el autor reconoce en si, y en el resto un desagrado que se
expresa y es real hacia la política, misma disconformidad que la sume como la
razón por la que la juventud no se haría parte de la participación política, pero
le connota una condición de posibilidad, es decir si bien la política no se
condice con las expectativas de la gente, si asume que la misma participación
de la que adolecen es la forma precisa de entrar en esa área de discusión que
puede a través del hacer escuchar, plantear esas molestias y demandas.
la voz de las personas se escucha El estar siendo participes de esos canales de participación política, para el
cuando opinamos con responsabilidad autor, es una forma de responsabilizarse de las opiniones que existen en
y decisión. sociedad hacia la política, formalizando esa molestia a través de una
participación concreta y reconocía, que le de a la opinión un peso político, que
no las juzgue como simples opiniones, sin una intencionalidad u organización
detrás.

> Deconstrucción:
Subcategoría Qué entienden los La participación política es una forma de aportar, considerando que el
1 jóvenes de la aporte, es un tipo de acto que suma a un proyecto mayor. La participación
muestra por así es parte de la política, y es una forma de controlar y hacerse parte de
participación política esas molestias que se presentan en base al funcionamiento de la política.
Caramente el autor considera que la forma de hacer que eso cambie, no es
a través de la abulia ni el alejamiento, sino todo lo contrario de una
participación y opinión creciente que llegue a formular un peso real en el
escenario político.
Subcategoría Su rol en la política El sujeto ve el su rol en política, como un espacio abierto. El autor se
2 reconoce parte de ese fundamento de discusión social de la política y se
cree capacitado para a través de su opinión, que formula en forma
responsable a su juicio, participar de la política manifestando una postura y
dándole una validez que puede ser reconocida por el escenario político, en la
medida que es una opinión que se expresa por un tipo de conducto regular
para regular esas demandas.

a.7 Texto VII.


> Registro:

> Texto:
Una Mierda xxx

> Modelo S/Z


Denotación Connotación
Una Mierda Mediante un texto que busca expresar un sentimiento a través del garabato
Es interesante notar la expresión de mierda por sobre otros garabatos
La participación política como mierda, es una práctica sin valor, que se

91
rechaza, un despojo, un desecho de un proceso humano, sobre el cual
tampoco se tiene control
Y que como despojo es algo que nace como un alimento que nutre, pero que
no pasa de ser un despojo y desecho que se es temporal.
La mierda es lo vulgar. Apesta.
Xxx Las x’s corresponden a un eufemismo que cumple la función de callar una
serie de epítetos que el autor podría sumar a su propio entendimiento de
política. Ese silenciamiento de la x, una omisión que manifiesta el descontento
que se hace cuando algo se tacha, porque la x como signo no sólo representa
en este sentido lo que no se dice, sino que es también una marca que enfatiza
el lugar preciso del malestar, de la misma forma que la reiteración del signo lo
hace, a través de las tres equis continuas.

> Deconstrucción:
Subcategoría Qué entienden los El autor no plantea una diferencia entre política y participación política en
1 jóvenes de la base a su propia participación en el proceso. En este mismo sentido, el
muestra por asocia que ser parte de la política, es ser de la misma naturaleza de la
participación política “mierda”. Es decir, ser parte de los despojos de la naturaleza humana, y de
la expresión más instintiva del hombre, expresada en distintas formas de
actos de corrupción.

Subcategoría Su rol en la política El uso del término “mierda” para caracterizar a la política, no excluye
2 necesariamente el rol que al autor puede vivenciar en relación a política
mediante la participación.

a.8 Texto VIII.


> Registro:

> Texto:
Es una de las maneras que tengo para poder concretar mis “planes” (no malignos) e ideales que de cierto modo
sirve para compartir y transmitir a mis pares mi “ideal” de cómo (pienso) creo que serían mejor las cosas y (de)
como podríamos participar para ayudar a que todo evolucione y se produzcan cambios reales que bien todos
sabemos que hacen falta.

> Modelo S/Z


Denotación Connotación
Es una de las maneras que tengo para La participación política es el espacio donde el autor, expresa y hace
poder concretar mis “planes” material sus ideales políticos o propuestas.
(no malignos) El autor evidencia la posibilidad de un doble juego de intereses en sus
planes, es decir, le otorga a su naturaleza y por tanto a la del resto, de
utilizar la participación política tanto como para ideales buenos y/o malos,
cuya connotación no es especificada, pero antecede a una contraposición a
la que el autor cede hacia la “no maligna”.
E ideales que de cierto modo sirve para Los ideales mediante la participación, salen del sujeto para encontrarse con
compartir y transmitir a mis pares otros ideales, los de los pares, en un proceso que el autor ve como un
intercambio receptivo y nutritivo en donde el ideal es un medio de
comunicación interpersonal.
mi “ideal” de cómo (pienso) creo que El asemeja ideal a un tipo de opinión, aunque más específicamente una
serían mejor las cosas creencia, a la que reconoce la capacidad de volverse tendenciosa o
parcelada por eso recalca el “mi ideal” y el “creo”. El ideal del autor que se
relaciona con su valoración de cómo serían mejor las cosas, se refiere a lo

92
que el considera adecuado para mejorar situaciones sociales que no son
buenas a su juicio, presuponiendo que ellas son susceptibles a la mejora y
que existe la posibilidad de que cada persona tenga una particular visión de
cómo solucionarlas, por eso, el expone con anterioridad esta idea de transar
los ideales con los pares.
Y (de) como podríamos participar para La participación incluye dos factores para el autor, primero una coordinación
ayudar a que todo evolucione entorno a la participación, y segundo, una acción implícita orientada a un
movimiento de denomina “evolución”, con toda su carga semántica de dejar
la animalidad hacia un perfeccionamiento de lo que el denomina “todo” que
pareciera remitirse a lo social. En este sentido también se propone que sin
la participación lo social se remite a un estado pasivo.
Y se produzcan cambios reales que bien El autor enfatiza la existencia de la necesidad de cambios, cambios que no
todos sabemos que hacen falta. son azarosos y que son requeridos como parte de aquella evolución que el
considera necesaria. Pero un punto especialmente destacable es como
incita la somnolencia como contraparte de la participación política, en una
aparente consensos de que las cosas no funcionan como deberían, pero
que se mantiene en un grado de inactividad.

> Deconstrucción:
Subcategoría 1 Qué entienden por La participación es un lugar de conversación diálogo, donde se concreta
participación un intercambio de ideas que posibilitaría encontrar con los pares, ideales
política comunes que puedan ir mejorando la vida social, pero sobretodo es un
espacio de grandeza, en el sentido que ninguna ideología, ni mala
intención debe supeditar a otra, ya que se reconoce como un espacio
diverso en donde debe primar el bien común. Es también un lugar donde
las ideas se materializan, de allí su naturaleza activa, que permite salir de
la somnolencia hacia un espacio activo y dinámico que la participación
política sí propicia.
Subcategoría 2 Su rol en la política El define para si un rol activo, distingue espacios donde incluirse y
reconoce en su propia participación utilidad, y receptividad en base a un
proyecto común y bajo un bien superior en la convivencia.

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> 2. Resultado análisis de entrevistas.

a. Categorización de la información.
Presentación de los resultados mediante una Categorización entorno a la política, que
apunta a los temas ejes de la investigación.

f) Definición de poder
g) Rol de la comunidad en la política
h) Definición de política
i) Valoración del voto
j) Emociones en relación a la política

a) Definición de poder
Guichard es sabido que hay gente que se ha enfermado con el asunto del poder, ¿ya? O sea, está bien
y está mal, claro, porque tienen poder y está bien en algún sentido porque el hueón pero
también se están aprovechando, o sea, no está regulado eso es lo que me molesta a mi, ¿ya?
Guichard o que tenga, o que viaje gratis que sé yo, me da, pero esa cuestión de no regir leyes con la
gente que esta en política eso me molesta, eso del poder me molesta.
Guichard En algún sentido sí, o sea, en el sentido de ciudadano, de, de estrictamente la palabra
ciudadano sí, ¿cachai? Si hay algunas cosas, está bien, no se po’, el loco que es dueño de
una agencia también tiene millones de privilegios o ¿cachai?, pero si al hueón lo paran en la
calle, le sacan un parte cagó, eso es, eso es lo que molesta del poder, ¿ah? y bueno que haya
tanto acceso a robo, a manipulaciones así, tanta cosilla, tanta cosilla como dice Felipe Avello,
eso también.
Guichard si no, cómo po’, o sea tu tenis que significar algo pa’ mi pa’ que yo te crea, y te, te vote y o sea
¿cachai? , tiene que ese poder también significa respeto, significa a lo que tu valís ¿cachai? en
el fondo, eso es.
Salinero En el poder. Como se pueden hacer carreteras, ¿cachai?, se pueden hacer infraestructuras, se
pueden hace miles de cosas, pero también no se hacen hospitales, tal vez no se hacen
escuelas, tal vez el sueldo mínimo es muy mínimo, tal vez se negrea mucho a las personas
¿cachai?
Salinero Oh, tengo un tema que es como hablar del ego casi. O sea el poder está en todas partes, y
todos lo quieren.
Salinero Eh, yo creo que no, yo creo que no, es necesario el poder, eh, el poder de decidir uno mismo,
eso si es necesario, pero nada más.
Salinero Sesenta millones de dólares. Y pa’ qué, puta porque quiere tener más. Para qué, de que te
sirve tener todo ese poder, hueón, si no hay pasado ni una pascua ni un año nuevo con tu
familia, ¿cachai? que onda ese poder (...) entonces yo creo que el poder hace que se nos
olvide muchas cosas. Muchas pero muchas, muchas, muchas, muchas…
Salinero La esencia de la vida, el compartir, el reir, la simpleza de andar uno, cada uno como quiera,
Hay veces que tu vas caminando por la calle, te mira otra persona, que cree tener más poder
que tu, y altiro te mira: “ah, este no tiene poder”, es más hay veces que tu hablas suave,

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hablas cosas súper buenas, pero las hablas suave y los otros te miran como diciendo: “este no
tiene idea”. Porque hablai suave, ¿cachai? entonces yo creo que el poder tiene una cosa que
nos confunde a todos, y hay un concepto súper errado de poder.
Salinero Entonces no, yo veo el poder como el poder de elección, como el poder de opinión, como el
poder de uno mismo de decidir, como el poder de, interno más, ¿cachai?, de, del poder ser
uno, esa es la persona pa’ mi más poderosa, la persona que puede ser.
Zepeda Aparte de lo del conflicto, o sea también hay una cosa por la lucha por el poder, que también
no me gusta, o sea, como que todos ven como el dinero o el estar mandando como algo
bacán, entonces todos los otros son menos, son inferiores, en realidad cuando la democracia
que tenemos, cuando alguien, no, cuando ponemos alguien en el poder es porque confiamos
en esa persona y creemos que va a hacer lo bueno para nosotros, no para que el tenga el
poder y nos mande, y nos vea como inferiores.
Zepeda Demasiado, entonces esas cosas a mi, a mi me da lata, yo al final, a veces voto por los de
izquierda porque me gustan los proyectos más que los de derecha, entonces como que yo veo
los proyectos y veo también en quien confío porque hay mucha gente que se pone acá por el
poder, o sea como por decir, ¡oh, yo soy bacán estoy en el centro de alumnos.
Zepeda Así como: ¿Te inscribiste?, nooo, y ¿por qué?, noooo nosé, o ¿te inscribiste?, sí ¿Y por quién
vai a votar? No sé voy a votar nulo porque no sé nada.
Zepeda Yo creo que también se llevan mucho por sus intereses, como que se olvidan del resto, o
también como para demostrar que tienen una posición absoluta y que nadie los podrá mover
de ella.
Romo el vicio que tiene eso es la (…) del poder, esta cuestión de que las cuotas de poder se van
asentando, de que las presiones mismas dentro de la coalición política se siguen dando y
siguen generando cargos en gente que equis puesto, que el que está ahí es tu sobrino,
cuestiones que pueden sonar medias ambiguas
Zepeda Como posibilidad de trabajo lo ven, como algo así como dicen: “No si tu no estai ahí, no vai a
llegar a nada, o sea, siempre vai a seguir siendo, el mandado por el jefe. Entonces como que,
bueno igual se nota también que, muchas cosas, muchas influencias se consiguen por los
cargos políticos,
Zepeda quise como poner el tema del poder en la plata también.
Zepeda como ese, más que nada, más que la plata, era como el poder y la ambición.

b) Rol de la comunidad en la política


Abolar Yo al menos trato en lo posible de hacerlo con, por ejemplo, con trabajo, trabajos
universitarios, por ejemplo ahora aquí mismo en ingeniería hay unos trabajos que se llama:
“Ahora es cuando”, que empiezan hoy día y que desgraciadamente este fin de semana no creo
que pueda ir, tareas, odio la universidad. No y es por eso, yo, a mi me gusta sobretodo
participar por ese lado, ¿ya? La acción comunitaria, al menos de hacer algo por alguien.
Abolar Algo concreto sí.
pero después de ahí destinarlo pa’ otros, pa’ otras personas ¿cachai?, pal bienestar de otros, a
través de por ejemplo, de la política, eso lo encuentro rescatable, ahora por cierto que no
todos los políticos se meten desgraciadamente a la política por vocación pública.
Abolar En parte, pero no es suficiente. Por eso es que hay tantas organizaciones, ¿cachai? que por
ejemplo o trabajan en poblaciones o cosas asi po’, al menos pa paliar en parte lo que no hace
el gobierno, como un Techo pa’ Chile y aparte el Estado por si sólo no puede abarcarlo todo
desgraciadamente.
Romo El sistema político habla de la manera que tiene el estado para resolver sus demandas, esta
cuestión de estado partidos, ong’s los grupos de presión los grupos de interés, la sociedad y
como los distintos intereses de cada uno.
Salinero Los políticos, obviamente crean la leyes y las normas y todo y, pero no sé si le preguntan
tanto a la gente. Es como, es como cuando no sé, antes de las elecciones, los candidatos a
presidente van y hablan con la gente, y que no sé qué, y: “qué necesita usted, sí, y ya mire yo
le voy a dar esto”, ya. Yo te aseguro, o no, no sé si estoy, casi te podría asegurar que nunca
más vuelven a ver a esas mismas personas. Y pueden decir, oye acuérdense que tenemos
que hacer esto, porque fuimos y le dijimos a este, ya, pero, ellos,
Salinero ¿esto es compasión?”, entonces en el fondo el agarra el fruto y se lo da y no se miente a sí
mismo, y se lo da y lo comparte. Y el otro final que es el malo, es que el monito este de que:
“no, no puedo mentir” finalmente miente, y el está parado y agarra la fruta y se la come, y le
da la espalda a ese que esta diciendo: “hey, ¿esto es compasión?”.
Salinero Yo creo que soy ese, pero me pongo todo el día en el lugar de este. Porque por suerte que me
tocó, yo creo que soy ese, pero todo el día estoy en el lugar de él. Y el todo el día ponerme en
el lugar de éste, me hace agarrar la fruta y dársela a él.
Zepeda A ver, creo que la comunidad que participa en política, todos nosotros participamos en el diario
vivir, en que, en tratar como tu decías de Grecia de la polis y todo. Como eso. Y la política en
si es como todo, o sea para mi, es como todo el manejo que existe a nivel de elecciones,
partidos políticos.
Zepeda “No, este no hizo lo que dijo que iba a hacer”.Pucha, lo hizo, pero, no lo hizo como que te
conv…, te convenga a ti pero le convenía a mucha gente, y varias veces a uno no le toca que
te convenga, sino que conviene entre ellos, y ahí es donde falla la cuestión.
Zepeda Creo que, la ayuda social va más porque uno quiere ayudar, que por hacer política, porque
cuando estamos politizando las cosas como que, pero cuando la persona quiere hacer algo,

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por mejorar su país y todo, entonces empieza a ayudar y a hacer sus cosas y en instituciones.

c) Definición de política
Abolar O sea es, se supone. Se supone. Eso es lo que en teoría debería tratarse ¿cachai?, pero
ahora en la práctica y eso es lo negativo, que hay veces en que ser político resulta tan
lucrativo, que hay gente que no está realmente interesada en servicio público que se mete.
Abolar Debería ser vocación pública.
Guichard Yo creo que siempre está en crisis, siento que nunca hubo un orden, no sé como habrá sido en
el tiempo de Balmaceda ¿ah? Quién sabe.
Nuestro amigo Balmaceda, Alesandri, ¿quién sabe? No pero ahora en verdad esta en crisis, sí
porque esta la cagá, no hay un orden, no hay un caos, no hay acuerdos, no hay, ehhh, apoyo,
o sea, ¿Siempre, siempre, siempre los proyectos de ley de la concertación los va rechazar la
derecha porque son de la concertación? ¿No ve? y esas cuestiones poco limpias, está en
crisis todo el tiempo ¿cachai?
Abolar La acción pública consiste sobretodo en el deseo realmente auténtico, ¿cachai? Que venga
del, del corazón de uno, para el servicio, para servir a la gente, a la comunidad en lo que
necesita, por ejemplo, puede ser, puede ser por ejemplo, en temas como seguridad, en la
parte también económica, ¿cachai?, porque también si la economía del país esta como las
pelotas, después de ahí al final, de alguna manera u otra va a terminar repercutiendo en la vida
de la gente. A ver, qué más. Ahora yo he conocido políticos que realmente tienen la cosa de
vocación pública y la tarea de ellos es, llega a ser súper sacrificado, son gente que pasa súper
poco tiempo en la casa, todo el día en la oficina, cuando realmente tienen el deseo de hacerlo,
y eso igual yo lo encuentro rescatable po’, porque si varias veces la mayoría, de la gente, trata
de buscar no se po’ algún trabajo pa’ beneficio propio, lo cual no digo que esté mal, pero
después de ahí destinarlo pa’ otros, pa’ otras personas ¿cachai?,
Abolar Sí, hay una separación. Porque la idea, el fin, de la política, es necesario, o sea si tu dejai a un
pueblo, por ejemplo sin algún tipo de gobierno, la idea en si misma de la política es que hay
que, tiene que haber alguien que se haga control del país, alguien que maneje el país, es
necesario, súper necesario, si tu dejai un país en la anarquía queda la cagá. (…) Mientras el
político en si mismo, da lo mismo, el partido, tengan la real vocación de servir, y esté dispuesto
y no sea un chanta que solamente quiera ganar plata, esos son necesarios, o sea me da lo
mismo por último que ya, sea socialista y todo, ya se que estoy sonando como un momio, pero
no, si la persona tiene vocación de servicio que se meta a la política y que lo haga y que lo
trate de hacer lo mejor posible.
Abolar Sí, más que nada porque la política, invoca, implica, necesitai cierto liderazgo ¿cachai?, tenís
que ser capaz de llevar el timón en los momentos cuando se ponga difícil y todo, y yo así con
cosa de liderazgo no tengo mucha.
Abolar o sea que cuando tu pensai en la política, tu pensai altiro en una persona de cuarenta,
cuarenta cincuenta años, medio guatón, no, no, no medio guatón, guatón, guatón bien
derechamente ¿cachai?, con chaqueta y corbata.
Abolar : Sí y ahora en qué, porque la política es pa’ mi como la idea, la vocación, ¿ya? y la
participación política es como tu te relacionai con la política, con la idea de la política, del
servicio, puede ser bien o mal, puede ser con hecho o con la pura boca.
Abolar Al fin del día son una persona más, solamente que la vocación que tienen, en teoría, es
distinta. Cuando tienen la vocación no son iguales, No en el sentido que, el único sentido en
que los políticos son distintos ¿cachai?, de tu o yo, es no más en la vocación que uno tiene,
Abolar pero si al final tu tratai, de andar caminando ¿cachai? haciendo, no sé po’ ostentación: “mira
soy un político, me creo la raja”, al final esa hueá, te, repele a la gente y cuando tu estai
logrando una, que la gente te repele, ya, porque siente que tu no los representai (…)
Romo A: Porque creo que la política chilena, para hablar de la política, primero es un concepto.
Podría hablar de la realidad política aplicable a la realidad chilena, bla, bla, bla, todo el cuento
filosófico, eso, y otra cosa es hablar del sistema político, que por lo que se, es una cuestión
bien especifica dentro de las ciencia política.
Romo el sistema político, o puede que los partidos políticos se vuelvan muy auto referencial, lo
mismo que decía yo de que todos los cambios dependen de la voluntad del sistema político y
si no lo hacen naturalmente se auto consumen.
Romo Hay que partir por lo políticamente correcto diciendo que no hay que generalizar en cuanto a
política, políticos, sistema político y las acepciones que puedan haber, obviamente, pero el
grueso del sistema político, de sus funcionamiento si hay una auto replicación, que no se como
llamarlo, que se perpetua a si mismo, que sigue con estas practicas tan nocivas para la
democracia, eh, cuestiones como la alternancia en el poder por ejemplo.
Romo Siempre esa distinción que hago entre la política y el sistema político yo la hago porque yo
confío mucho en la política, es una buena herramienta, una buena disciplina de pensamiento
para resolver este tipo de problemas, confío en ella, y sé que dentro de la teoría política, existe
un razonamiento súper lógico, súper, no sé, súper, que puede ayudar a esta cuestión, el
problema recae, así como tal cual uno podría decir, el problema de la religión son los
religiosos, como los de la ciencia los científicos, uno podría decir que el problema no es la
política sino los políticos, ¿cachai?, entonces partiendo de esa base, creo yo que la política no
es que no de frutos, me acuerdo que el árbol tenia raíces, o un tronco que bajaba, se
ensanchaba mucho en el suelo, esa podría ser una suerte de la, del concepto política, a pesar
de los políticos tal vez, esta base, este fundamento que seria el tronco o las raíces y claro, las
ramas podrían venir a ser la contingencia, los políticos, las personas que puedan pasar, para
bien o para mal, estos vicios que se pueden perpetuar en el sistema político chileno.

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Romo pero que de alguna manera me hicieron ver que no eran tan opuestos, que al parecer estas
dos maneras tan distantes de ver la política, de todas maneras habían objetivos comunes, a
veces se pierde donde, la discusión del día a día. Se pierde un poco el norte de que la política
lo que resuelve son problemas del país, no problemas de un sector, ¿cachai? entonces me
sirvió mucho saber que aunque los de la UDI no tenía que pasaba en el otro lado y viceversa,
yo como estaba en esos dos ámbitos me podía dar cuenta… que están en la misma, que los
caminos son distintos pero que el objetivo es el mismo, entonces que podemos hacer algo
más, yo creo que son esas dos cuestiones me marcaron harto en esta cosa.
Guichard Porque es parte de la vida po’, o sea, si está todo mal desde arriba de tu país hueón, que te
toca a ti también po, eso cachai, son molestias tu vida aunque sea muy indirectamente o muy
lejana, en algún sentido lejana, ¿cachai?, entonces…
Guichard Todo lo que se da en un gobierno, todo
Guichard Todo tiene que ver po’, todo tiene que ver, hay políticos que no sean lo más adecuados, hay
quizás sistemas que no están funcionando ¿cachai? O quizás hay cosas que sí, todo eso, está
todo mezclado creo yo.
Guichard Es que ser un ciudadano implica por ejemplo, ser un buen o mal ciudadano, ¿cachai?
Entonces un buen o un mal consumidor, ¿cachai? pero un mal ciudadano si hay.
Las leyes, el hueón lleno de partes, el hueón que se lo llevan en cana por chupar en las
plazas.

Salinero Ya mira la verdad es que la política, yo nunca me he metido en la política, nunca he creído en
la política, eh, y mi visión cómo los veo a ellos es como un pastor, que trata de dirigir un
rebaño, pero que muchas veces ese pastor no sabe donde llevar ese rebaño. Eso es lo único
que puedo pensar de la política

Salinero claro, creo que el pastor alguna ves podría, podría saber que llevándolos a la cordillera en
verano, los pastos están más largos y podrían comer y todo eso, pero en realidad, no creo que
tenga…
Salinero la política, la política es una mierda la política.
Salinero Sí, sí, es que claro, siempre tratar de pensar positivamente aunque, aunque no le tengo mu…,
mira yo nunca voy a poner las manos al fuego por la política, pero si voy a tener esperanzas,
en que pueda llegar algún personaje que haga, que haga cosas realmente por el pueblo. Lo
que pasa es que lo, es que lo yo veo que no se hacen cosas por el pueblo, se hacen cosas por
el país, se hacen cosas por obtener más poder, se hacen cosas por, no sé, se hacen muchas
cosas pero no sé si se hacen cosas por cada persona, ¿cachai?
Salinero No, como un todo, no te podría decir que hay una clase política, un sistema político, un poder
político.
Salinero Lo veo completamente como un todo, lo veo como un, aparte como no se mucho del tema
tampoco, mi, mi, mi tema es una esperanza en que ese poder o ese sistema, o esa clase
política, le haga bien al pueblo no más, pero no tengo idea como funciona el organigrama por
decirlo así de la política.
Salinero Colaboraría en un 100 por ciento si es que veo algo positivo.
Salinero yo encuentro que la política se trata de ganar al pueblo, ¿ya? uno por uno como yendo al
pueblo, no sé qué, y después cuando ya esta en el cargo no se acuerda del pueblo, si se
acuerda de que, tiene que hacer tratados con china, tiene que hacer tratados de libre
comercio, tiene que, no le tiene que dar el mar a Bolivia, cosas como país, pero no si tanto del
pueblo, de la gente, ¿cachai? y a mi lo que me interesa es la gente, ¿cachai? Lo que me
interesa es la gente, lo que me interesa es el país mismo, ¿cachai?, dicen que, si el Banco del
Estado metiera en los costos de Chile, el costo medioambiental, la economía de Chile se va a
la mierda.
Cachai? Entonces como, eso es algo que a mi altiro me hace decir: “no creo en la política”. Por
qué, porque en el fondo están vendiendo las riquezas de nuestro país po.
Salinero Es como, es como que de este fruto, como este árbol, que es el árbol de la vida que nos da
frutos, a todos, ¿ya? porque un árbol no dice: “ah , yo doy manzanas, pero quiero que te las
comai tu, tu y tu, tu no, tu no, tu no”, ¿ya?, pero creo que a veces con la política pasa, de que
ellos se encargan de estar de pie para poder agarrar la fruta, de este árbol, y dejan a muchas
personas sentadas cosa que no puedan estirar su mano, y agarrar ese fruto que es un fruto
completamente libre y natural, , de la vida. Eso siento a veces con la política.
Salinero Y otra cosa, que yo lo veo muy lejano Vivi, ¿cachai? toda, esta política la veo demasiado
lejana ¿cachai? Como que, no creo que haya un contacto real entre la gente y un político,
¿cachai? es como que el político no ve a la gente, si ven que puedo hacer con esto, aquí, que
puedo mejorar con esto aquí, pero no ve a la gente ¿cachai? entonces como va a saber su
opinión. Si están viajando, si están haciendo tratados de que no se qué, como que deberían
segregarse un poquito más, como que deberían separase en el sentido de que el presidente
estuviera un poquito más acá, más viendo que es lo que pasa con la gente de aquí.
Salinero Como en terreno, como ver, como estar aquí y decir , ah mira está pasando esto, no podemos
hacer ninguna otra cuestión, si primero no tenemos educación y primero no tenemos salud.
Zepeda Igual yo tengo un concepto que igual ha ido cambiando, porque al principio me molestaba
harto el tema de la política porque era como pelea todo el día, y en mi casa mi papá era como
ultra de derecha, entonces como que: malditos comunistas y a mi me carga toda esa cosa,
como que yo soy, tengo inclinación para la derecha pero no me molesta que los otros sean de
izquierda o sea son sus pensamientos, pero como que al principio eran peleas...
Zepeda Entonces yo encontraba que era tan estúpido porque no iban a llegar nunca a acuerdo,
entonces como que primero no quería saber nada de política, pero después, así como el año
pasado, este año, como que empecé a cambiar ya mentalidad la porque igual es algo útil pero

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igual siempre provoca muchos conflictos y eso es lo que me da lata de eso, pero creo que es
algo necesario porque o si no sería un caos.
Zepeda Sería un caos todo el sistema, o sea siempre como que todos estamos acostumbrados a
trabajar con alguien, no sé como mandando entre comillas, que esté… Ordenando claro,
porque en realidad todos quieren hacer lo que ellos quieren, entonces es como todo un
desorden, por eso creo que deben haber leyes establecidas, y todo eso, pero igual estoy en un
proceso de tener la política como algo más positivo.
Zepeda También está el otro punto que también es como lo positivo, o sea que, verlo como algo que es
un bien y un, y es como un mal necesario o algo como que, no sé, como que…, a ver cómo te
explico, como que si no existe... no se podría hacer nada porque si no hubiese una política o
algo, tendríamos que vivir en anarquía o monarquía o algo así, igual sería alguna cosa extraña.
Zepeda Yo lo veo más como totalidad en realidad, después lo voy cambiando, o sea, al principio como
lo veía, como tan como una masa, era más complicado porque uno reclama contra los
políticos, pero eso no tienen que ver con la política. La política fue creada por un bien,
entonces como que ahí empieza el desorden, pero casi siempre uno ve como todo, como toda
la situación. Aunque igual creo que está mal, por ejemplo ahora en las elecciones de la u, todo
tapizado de papeles y cosas.
Zepeda porque la política aunque suene chistoso, como que creo que la hicieran sólo los políticos, la
gente no se daría ni cuenta, terminarían por acostumbrarse, yo creo que habrían unos cuantos
que alegarían y después se le olvidarían, pero cuando se participan en las cosas y se informan
también todo cambia de sentido, y ahí uno reempieza a dar cuenta de las ventajas del
sistema. (…)
Zepeda Claro para mi es como muy marcado, porque como que siempre lo sentí en mi familia. Como
que toda la gente estaba peleando, como que, pa’ mi es estúpido porque no va a allegar a
acuerdo, es como la religión, uno pelea, pelea, pero cada uno va a seguir igual su religión.
Zepeda yo al menos lucho por que las cosas no sean tan politizadas, como que todos tengamos una
visión y no estemos juzgando por cosas políticas o no estemos pensando todo el día que todo
es política, si, si al final varias cosas, son, pero al final no tienen porqué tus relaciones sociales
ser por política. Yo soy de derecha, me puedo juntar perfectamente con alguien de derecha.
Zepeda Sí. Cambia harto. Porque uno tiene muy marcados los partidos. Claro y como que ensucia
todos lo demás, demasiado, porque es una política bastante sucia y bastante escondida,
entonces como que la gente tiene su visión, la mayoría de la gente así, cuando uno lo
conversa lo ve, uno empieza a hablar de política y sale Pinochet. A los dos segundos. Nadie
puede hablar de política, no yo opino que eso es bueno por eso, no. Es Pinochet que fue tan
malo que esto que lo otro, entonces perdís todo el ámbito.
Zepeda Yo creo que eso es como el principal prejuicio de todo. Como todos lo ven tan malo, tan
terrible, y política es lo que hacemos todos po’ al final. Yo en realidad, creo que yo misma
tengo en mi visión, los partidos.
Zepeda yo creo que debería ser lo que nos une y nuestro momento para decir: Yo creo esto, seré
consecuente con eso. Pero no para tachar a los otros por lo que creen. Como problema de
uno.

d) Valoración del voto


Abolar hay varia gente sobretodo entre los jóvenes que no va a votar o no se inscriben no más,
porque les da lo mismo, les da lo mismo la hueá, no se interesan ¿cachai? y después de ahí
son los primeros en reclamar por qué la hueá esta mal, y todo el hueveo, puta, si ellos mismos
después cuando tienen la oportunidad de decir a quien quieren tener en el poder no hacen
ninguna hueá, puta ellos de que se quejan, ¿cachai?, o sea ellos mismos también tienen
Abolar alguna parte de responsabilidad, así que no, esta campaña la encuentro buena
Abolar Es un medio. Es un medio súper importante, por qué, porque al final de cuentas como ya yo te
dije el mismo que la definición de democracia es que la capacidad tiene la, la capacidad de la
gente, de elegir a quien los quiere representar, de que otra manera lo podís hacer, ¿Con el
boca a boca?, la manera al final, como la manera más, más por así decirlo, la manera más
tangible de hacerlo es mediante el voto, porque ahí al final de cuentas es por quién querís que
te represente, quien querís que te represente en el poder o en el senado, o en la cámara de
diputados, etcétera.
Romo Aquí voy a sacar el fascista que llevo dentro, no se que tanto (..) a la democracia, pero como
muchos dicen mejor que eso tampoco hay, pero , lo digo fundamentalmente, ayer pensaba
esto cuando veía a la Michelle en la tele, pensaba no sé equis persona, ehm , en los
aconteceres políticos o un votante que se interesa, más allá que si participa o no, que se
informa por los medios que estime conveniente de lo que sucede en la política v/s otro votante,
una mujer joven o lo que sea, que se inscribió porque vaya a saber uno, y que tiene un voto
completamente desinformado, muchas veces pasa que porque la vecina le dijo que este
candidato era, que porque le cayó bien, que los ojos, porque el candidato era simpático, que
me regaló unas manzanitas, pucha en ese momento es súper difícil pensar como esos dos
votos valen lo mismo, allí es como que hay un gran queso, pensar en la democracia en esos
dos votos como iguales, y no son iguales, mas allá de que si es mejor o no, y eso ya es
representatividad, como representar a esos dos votantes que son tan diversos, como saber las
demandas de cada uno, un votante que puede ser más informado y mucho más crítico v/s un
votante que ante la desinformación, les gustó el candidato porque era simpático, de repente
así como le gusto porque era simpático le deja de gustar porque le cayó mal también, porque
que sé yo de repente se esgrimen razones súper individualistas: porque yo no tengo plata pa’l
gas, pero si me dan un bono de diez lucas y si me llegan las diez lucas , bueno ahí si ya
podemos arreglarnos, entonces, en ese momento pensar en la democracia o los votos, se me

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hace como súper complejo.
Romo pero obviamente el sistema político, el sistema democrático en que estamos, con toda la
institucionalidad política que mueve este país, se depende mucho de las elecciones, o sea en
términos políticos, va depender del candidato que sea electo, así como alguna vez se pensó
que esta vez presidencia iba a cambiar y no cambio,
Guichard Sí el voto. Sí el voto sí, sí me parece súper buen sistema a pesar de que, claro, es mucho más
fácil que salga alguien de la concertación a que salga alguien de derecha por ejemplo, que me
gustaría que saliera, alguien, alguien inteligente si, de derecha, ¿ya? Entonces por el voto yo
creo que puta que aquí quizás a cuantos años más va a salir un hueón de derecha por el voto.
Guichard Claro, bueno sí, es eso, pero no me interesa, o sea, no importa, no importa que no haya gente
inscrita, porque si no hay gente inscrita, ya, no es representativo pero, pero shi!, o sea, mínimo
hueón que agarrís tu carnet, vayaí a sacar la cuestión y de ahí vayai a firmar, o sea, entonces
filo con esa gente que no está inscrita.
Guichard Pero eso es solidaridad y eso está súper bien. Está la raja, feliz, pero qué, o sea, está bien que
estés ayudando a una persona y eso es un grano de arena pa’ la mansa cagá quizás de toda
la gente que hay, pero ¿y? ¿Qué problema estái solucionando?, Sí estay ayudando, ta’ bien,
ta’ la raja, pero si los problemas son macros po’, y ahí tení que votar pa que haya una gente
inteligente que los resuelva ¿cachai? o que empiece con una solución, una vía ¿ah? Un lugar,
un lugar. (risas)
Guichard mira yo he pensado que, eh, claro como tu dices no recoge la opinión, pero si recoge la
elección, de quiero uno de derecha, quiero uno de izquierda, quiero uno de centro-centro. Pero
no escoge mi opinión. Yo me tengo que asemejar un poquito más al que más me tinca, si mis
pensamientos son un poquito más de izquierda, voy a tener que votar por el de izquierda, pero
en realidad yo no tengo idea que es lo que piensa hacer el de izquierda.
Porque lo que me va a decir, no me a va a decir, me va a decir casi lo mismo que dice el de la
derecha y el de centro-centro, en el fondo todos prometen casi lo mismo, ¿cachai? pero mi
opinión no van a tener idea, digamos.
Zepeda Entonces, como que yo voto más por proyectos, por como veo a la persona, que por un partido
político, realmente.
Zepeda Yo no estoy inscrita, porque me da flojera realmente, ah, no vaya a salir vocal, que lata, y
también porque no tenía claro mi voto.
Zepeda Sí, las presidenciales, yo dije oh por qué no me inscribí, después ya estaba informada de lo
que pasaba. Al principio yo decía, no, yo no voto porque estoy desinformada, y no voto
desinformada, como voy a otra blanco, porque a mi no me gusta eso, o sea, si vai a votar, vota
por alguien.
Zepeda Y aparte sino votas no tienes derecho a reclamar entonces, yo creía, pucha sino voto, no
puedo reclamar, entonces debería haber votado, y aparte que ya tenía bien claro… así que ahí
me arrepentí. Creo que el voto es una, es la alternativa que tenemos, porque no hay otro
medio más justo para mi, que no sea ese.
Zepeda Eso, muchas veces uno no sale favorecida, pero al menos es una forma más justa de ver, si la
mayoría quiere algo, mejor que se incline para allá, porque, no si yo quiero algo más, vamos a
imponerlo sobre el resto, es como egoísta.
Zepeda De hecho nosotros en la segunda vuelta, nosotros estábamos con una amiga en vacaciones, y
decía: “menos mal que no me inscribí, sino no hubiese podido salir”.
Zepeda Claro más informada y ya sé un poco más de política. O sea no soy una gran maestra de
política ni nada, pero al menos tengo mi, de, mi opinión. Porque antes no la tenía, entonces
como que me hablaban y era como: Pucha yo sentá en mi casa, y que dijeron esto y lo otro.
Zepeda Claro no estoy ni ahí y por eso no me inscribo, pero el nulo es como que, llegaste tuviste que
ir, levantarte temprano y llegaste a mirar.
Zepeda No, la mayoría no se inscribe como yo, por lata porque tengo mis vacaciones, como no sé qué,
y los que se inscriben también es muchas veces como para decir, estoy inscrito, miren, soy
pro. Entonces es como que, es como, al menos con mis pares es así, te inscribiste, o sea no
pa qué.
Zepeda Claro, es como algo que pasa así, como que, como no es una obligación, da lo mismo,
entonces mejor no me inscribo.
Zepeda Sí, yo creo que marca que yo no, estaba desinformada, que no sabía mucho y que habían
términos que me molestaban.

e) Emociones en relación a la política.


Guichard Puta yo voté por la Lili Pérez po, y ahora entonces va la Lili Pérez va y dice una estupidez y yo
me enojo po, ¿cachai? Porque yo tuve parte de que ella… y eso
Guichard Me parece, lo que me molesta es la chacra de los políticos, el desorden, la hueá que no sea
relojito, ¿cachai?, esa hueá me molesta porque es un país pos hueón, cachai que está cargo
de ellos y la hueá como las pelotas, que los proyectos de ley por allá, así esa hueá me molesta
de los políticos.
Zepeda Sí, hablan y todo, es cómo tan marcada la, esto es lo que me carga, por ejemplo es como:
"izquierda unidos, todos por la izquierda" y los de derecha es como muy derecha, o no sé que
lata.
Zepeda Sí, hablan y todo, es cómo tan marcada la, eso es lo que me carga, por ejemplo es como:
"izquierda unidos, todos por la izquierda" y los de derecha es como muy derecha, entonces es
como ¡oh! que lata.
Zepeda Antes era como más emocional yo creo. Y era como, que lata estar escuchando peleas, que
lata estar ahí metida como viendo que nadie llega a ningún acuerdo que todos reclaman, que
nadie está conforme, oy, esa cosa me enojaba tanto, y ahora no po’, ahora es más racional,

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como: Bueno, esa gente alega, esos pelean, pero no es eso la política para mi
Zepeda no estoy ni ahí con estarme echando un problema más en mi cabeza, porque a alguien se le
ocurrió decirme que su modo de vida es mejor que el mío.
Zepeda como que la política unifica a la gente porque al final todos tienen su, su opinión y blá, no
importa de lo que sea, pero todos la va a, están expresando algo, y es un sentimiento que
todos van a llevar dentro de si, después como que los separa, pero bueno, es como que eso
debería ser lo ideal.
Zepeda Es que yo creo que me da entre ternura, y como satisfacción, sería como algo logrado, algo
que, un sistema que estaría bien hecho.
Zepeda y que todos tengamos nuestra opinión, en que no haya miedo de expresarse, porque, ay que
todos ellos son de izquierda y yo soy de derecha entonces, a mi me pasaba eso, ah todos son
de izquierda.
Zepeda y también tenía otras amigas que también me apoyaban, era rico, era como cómodo,
Zepeda "Pero Marcela si ellos son tan fachos", entonces es como: "Pucha vale", yo también soy más
así, entonces cómo que igual me califica po’.: Y yo no le dijo: "Pucha que erís comunista",
porque, da lo mismo, oG sea, si ella es comunista, o de derecha o de izquierda, me da lo
mismo, si va a ser mi amiga por otras cosas, entonces, ahí, me molesta la política.

Zepeda “No, es que mi papá militaba en ese, entonces yo tengo que seguir porque mi papá y es no sé
qué ejecutivo.”Entonces ahí yo digo: “¡oh! no me gusta”.
Zepeda Entonces a mi no me gusta, me carga, esa cosa como miren yo soy tan buena, que voy a
hacer esto, por qué tienen que dar esa imagen de una persona tan buena, quizás yo no
encuentro que las personas siempre son tan buenas,
Zepeda Entonces es como ridículo llegar a ese punto de decir, no, somos iguales, sino es verdad po’,
como que ahí ya me empieza como a enojar y la cambio, y eso que a mi me gustaba Piñera,
ya entonces me carga esa cuestión también que mientan.
Zepeda Es como algo bien común. Es como que, es una cosa como pucha, tenís que aparte tener un
montón de requisitos, como que y me da lata que el día anterior no se pueda hacer carretes,
como que me enojan esas cosas, igualo te pasan las botellas por debajo de la cortina, pero
bien piola, porque pasaban los pacos.
Abolar ¡qué pena!, perdiendo, desaprovechando el tiempo tratando de convencerme a mi que ya tenía
mi idea completamente armada, ¿cachai? que ya estaba decidido hace rato.
Romo Aquí voy a sacar el fascista que llevo dentro, no sé que tanto.
Guichard O gente que es radical o gente que cree que ser de derecha es ser fascista, o que ser facho,
como que esas cosillas así… me han tocado siempre, siempre, siempre, o que los de
izquierda no sé qué.
Guichard Me molesta para los dos lados, me agota esa tontera. Como la tonterilla, la muletilla. El
hueveo, ¿cachai? Esa hueá me molesta, entonces lo he visto harto, por eso lo dibuje yo creo,
porque me molesta.
Salinero La política, la política es una mierda la política.
Guichard Creo que no, creo que no, creo que se critican las misma hueá pa’ un lado y pa’ otro ¿ya?
porque es muy cura Gatica todo acá, es como decir, hay y me carga Pinochet porque es un
dictador, tirano, y después se dan vuelta y me encanta cuba y Fidel, es la misma hueá.
¿cachai? la misma hueá po. Eso, eh, claro los fundamentos son distintos para un lado o para
el otro, pero en el fondo hay mucho igual, y hay fundamentos diferentes que uno es por la plata
y el otro por no se qué, ¿cachai? la corrupción, la no se qué.
Salinero Aquí el monito dice que “no, no puedo mentir”, y él, en el fondo iba agarrar el fruto, sabía que
era de todos, y decía: “no, no puedo mentir”, porque dentro de él, está la verdad, esa verdad
única que es como, si tu robai, decís al final: “da lo mismo, da lo mismo que este robando”,
pero en el fondo de tu corazón, tu decís: “shuta, estoy robando, no debería ser”.
Guichard Por qué a pesar de todo lo malo, todo lo que te molesta, todo lo que uno pueda decir en contra
de ella, igual es importante.

b. Agrupación y definición de conceptos

a. Definición de política
La política es entendida como un liderazgo que es necesario en sociedad , pero que
presenta dificultades y conflictos en términos de cuál es el fin de ese liderazgo, y en como
se utiliza prácticamente.
La naturaleza del liderazgo no es puesto en duda, ya que los entrevistados reconocen que
la política de orden, y el orden siempre es un valor frente a otro tipo de organización social.
Pero se considera que el liderazgo que hoy se ejerce, no sabe necesariamente hacia
donde se lidera, fluctuando entre buenas malas decisiones, pero siempre en base a
decisiones que distan de la realidad social que se vive cotidianamente en el país.
También existe la definición aún mas estrecha entre política y sociedad, que propone e la
política como el país, en donde la política serían las personas en confrontación a
percepciones que los entrevistados siente fuera de su realidad en donde política es
sinónimo de poder. Y cuando el poder , es el valor ultimo en la política, ella des

100
desvirtuaría de una forma tal, que no sería poner más que esperanzas en ella y no,
involucrar el propio ser, ni jugarse la propia credibilidad por ella, porque se convierte en un
terreno incierto dominado por los intereses personales.

Otro punto que define a la política es que la mayoría de los jóvenes o ve como una masa
de contenidos, es decir ven a la políticas como un concepto que guarda en si todos
aquellos aspectos que ven y viven y no definen en ella, delimitaciones entorno a entender
política distinta de sistema político, de gobierno, de Estado, de democracia, ni de clase
política.
La política es totalidad e implica todo lo que se da en el gobierno. Estas distinciones se
dan sólo cuando el sujeto se informa acerca de ellas, en donde pueden reconocer incluso
beneficios, pero cuando evalúan sus molestias hacia la política vuelven a extrapolarla
desde un acto hecho o práctica, nuevamente hacia una totalidad, es decir la política se
carga fácilmente como sistema, de las connotaciones negativas de sus elementos. En
este sentido, podemos encontrar tantas definiciones de política como elementos se
pongan en juego en ella.
En este contexto, es común asociar a la política con los conflictos entre partidos políticos y
acontecimientos históricos específicos.
Ahora bien quienes están más informados, o tienen un conocimiento más racional de la
política, reconocen en ella una buena herramienta, una buena disciplina de pensamiento
para resolver problemas, y si bien reconocen y se molestan de aspectos diversos entorno
ella, como los vicios que se perpetúan, reconocen que existen distinciones fundamentales
entre políticos, y la política.

Un lugar común es asociar a la política con ideas y pensamientos acerca de cómo hacer
las cosas. En donde el trabajar con niveles altos de subjetividad propiciaría conflictos y
discusiones, incluso asociando a la política con un tipo de debate infructuoso, ya que se
asume que nadie es susceptible de influenciar su propia opinión política con la de otros, y
menos de ideas que se ideologizan, juzgan y que por tanto se hacen totalizantes y
despóticas frente a la diversidad de pensamiento en torno a cómo hacer las cosas a nivel
social. En este sentido la política no propicia tampoco, espacios de acuerdo frente a las
ideologías, sino de un alejado respeto, que para no generar disputa opta por la lejanía o la
indiferencia.
Sin embargo aunque ella se reconoce como algo importante y necesario, se le ve lejana, y
con la capacidad de gobernar sin la gente, incluso sin que esta fuese conciente de su
exclusión. Es decir, se le atribuye, como a un todo, rasgos de inteligencia y manipulación.

Pero eso, es incluso aceptable, mientras ella hiciera lo que los jóvenes siente a lo que se
debe, que es ocuparse del bien común, pero un bien real, en contacto con necesidades
reales, que se dicen resolver y abarcar pero que finalmente no se resuelven, considerando
que ese es un pulso que sólo puede ser logrado en contacto directo con las personas.

También se considera que la política debe cambiar desde arriba, es ella quien debe
demostrar que está ocupándose de sus verdaderos fines, ya que de esa manera podría
reconectarse con el sentir de las personas. A pesar de que existe la sensación en algunos
entrevistados (2), específicamente aquellos no inscritos, de que lo que toca la política, lo
ensucia. Ya que reconocen en ella, prácticas desleales y ocultas de las que no quieren
hacerse parte.
Despolitizar las cosas, como contraparte, es limpiarlas y protegerlas de los intereses y la
discusión, sacar de los temas la lucha por el poder y también supeditar la propia
consecuencia ideológica, en pos de otros objetivos ajenos, más generales, sociales, que
pueden ser adoptados como propios.

En este sentido, “la política” (como sinónimo de políticos) utiliza a la gente para llegar al
poder, pero una vez en él o bien en el cargo público, se dedican a temas que no tienen
relación con la gente, sino a asuntos estratégicos, algunos de carácter internacional, como
los tratados de libre comercio. Temas grandes que son estandarizados, protocolares, y
que deben ser replicados gobierno a gobierno. Si estuvieran más atentos se darían cuenta
de las falencias insondeadas en la educación y la pobreza.

101
La política es eficiente porque crece consumiendo su entorno, el medioambiente, la gente,
y si bien ellos saben el daño irreparable que generan, siguen haciéndolo creando una
enorme desconfianza, siendo que todos los cambios, en relación a estos y otros
propósitos, dependen de la voluntad del sistema político y si no lo hacen naturalmente se
auto consumen. De ello depende que la política se vuelva una auto replicación, que busca
perpetuarse a si misma, y que mantendría prácticas tan nocivas para la democracia, como
la no alternancia en el poder, por ejemplo.

b. Definición de poder

El poder está relacionado con la obtención de dominio sobre los otros y de la realidad, y de
tener la capacidad de ejercer la voluntad con gran amplitud. En este sentido el poder
también sería el fin último de la política.

El poder presentaría las siguientes características:

a) El poder está en todas partes y todos lo quieren.


b) El poder corrompe. El poder tiene la capacidad de corromper, de enfermar, es decir, de
sacar a las personas de su natural condición y de la predisposición a prácticas entorno al
público, la lealtad, la justicia. El poder confunde esa inclinación natural, y se expresa
mediante la exacerbación de la ambición y del ego.
c) Tener poder no sería necesariamente negativo. En la medida que quién ejerce liderazgo
o tiene poder político, lo hace en función de su cargo y eso implica ciertos beneficios
asociados que no desvirtúan imperantemente su ejercicio. Lo positivo en el poder se
asocia entonces a el:
1. Liderazgo y,
2. El poder personal de decisión, el poder como libertad, el poder interno, de opinión, cuya
presencia se ve como imprescindible y por sobre todos otros tipos de poder. El poder así,
no tendría ningún sentido si esciende a las personas de su propia libertad.

d) El poder requiere ser regulado, lo mismo que las personas que están muy cerca de él,
para evitar los malos manejos, la corrupción, el robo, las manipulaciones, el abuso. Y para
que, específicamente el poder político, se restringa a los campos que le competen y que
quienes están a su cargo, los políticos, sean tan susceptible a la leyes como los otros
ciudadanos.
e) El poder estaría ligado con la legitimidad. El poder que en su expresión positiva, es un
bien que se gana y que es otorgado a través de la credibilidad, y el respeto.
f) El poder en política, cohibe la representatividad.
El poder se liga con la adquisición, el dinero y el mandar, como un valor en un juego en
donde en términos políticos, quien accede al poder, tendería a ver al resto como inferiores,
siendo que ese acceso es resultado de un acto de confianza desde los ciudadanos, en
función de que el de que accede, lo hace para poner sus capacidades a disposición de
todos, no para hacerlo superior, ni enriquecerlo a costa de otros.
g) El poder tiende a asentarse.
Eso se ejemplificaría en la no rotación de cargos en el gobierno, dentro de una misma
coalición. O en el status que la inamovilidad sustentada en el poder, les otorga.

c. Rol de la comunidad en la política


La comunidad es el camino para participar en sociedad, pero sin participar políticamente.
Estas actividades guardan lo concreto que la política necesita en confrontación a la
pasividad, o su incapacidad de abarcar los temas colectivos y las necesidades básicas, de
la política frente a los temas sociales.
La comunidad en política esta presente a través de dos formas reconocibles:
a) la vocación pública, en donde prima el bienestar de otros y todos.
b) y la agrupación, a través de los grupos de interés a través de la expresión de sus
demandas.

La comunidad en la política, aparece sobretodo en periodos de elecciones, donde la


escucha de sus necesidades, se hace relevante para el logro de la adhesión, pero que

102
también se convierte en una utilización eleccionaria, cuando el contacto que generan con
la comunidad para estas instancias, nunca se repite con posterioridad. Así, creando una
sensación de uso del concepto de comunidad, para objetivos personales, como acceder a
un puesto político. Lo que hablaría de búsqueda de poder, por sobre la vocación pública.

Otro concepto inherente a la comunidad y política, es poner el poder al servicio de aquella


comunidad, ya que la comunidad es el fin de la política y la esencia política es ponerse al
servicio de ella. En donde los políticos y la política no pueden ocuparse de lo que le
convenga a ellos sino a la comunidad.

d. Valoración del voto

El voto es asociado en forma general a la participación política. Su definición está


estandarizada como un sistema sobre el cual se elige representantes. Sin embargo se
presentan opiniones diversas frente a su valoración, así como hay quien plantea que el
voto es una forma de asociarse a una política que es expresión de lo más bajo de la
condición humana, la ambición, el poder, en donde el voto es sinónimo de venderse, otros
lo valoran como una forma justa de elegir sus gobernantes. Para ellos el voto es un medio
importante porque es lo que posibilita la representación, sobre todo en un contexto tan
masivo, como el de las metrópolis, donde otras formas de manifestar la opinión se hacen
impracticable.

Dentro de las valoraciones positivas, el voto adquiere las siguientes características:

a) una forma concreta de tangibilizar la opinión. Si bien hay quienes distinguen que el voto
es capaz de recoger elecciones, pero no opiniones en la gente, en donde la opinión busca
asemejarse a las opciones eleccionarias.
b) El voto puede se asociativo, a un partido, a una coalición o a una persona.
c) La necesidad de los no inscritos de ejercer la votación como instancia de diálogo y
opinión.
d) El voto como acto de fuerza, mediante el cual se intenta influir en las decisiones de
gobierno.
e) La consideración de que quien vota, tiene derecho a reclamo.
f) El sistema político y el sistema democrático depende de las elecciones y de quien sea
electo.

Como opiniones complementarias, dentro de quienes valoran positivamente el voto, se


plantean tres temas reflexivos:

a) La inscripción electoral se dilataría por razones como desinterés flojera, lata o


confusión. En donde no valdría la pena inscribirse y votar en blanco, pasar por todo ese
trámite, si la confusión, o el desencanto con el sistema político estará igual presente.
Tampoco existe obligatoriedad en la inscripción, por lo que no es necesario tenerlo como
prioritario.

b) El real valor de un voto, y de si se pude hablar de representatividad cuando hay gente


que se inscribe pero no se informa adecuadamente para ejercer su voto. Estos últimos
influencian su voto mediante la simpatía, promesas, bonos, e incluso físico del candidato.
En ese sentido, se reflexiona en cómo el voto puede captar la diversidad de quien vota, en
términos de demandas también. Ya que esas decisiones emocionales entorno al voto, no
implican el compromiso necesario para el resto del gobierno del candidato, porque la
decisión requeriría un compromiso permanente.

c) La participación social no pude ser reemplazo de este tipo de participación política como
el voto, ya que esos son actos concretos pero pequeños considerando que los problemas
son macros y requieren de políticas publicas, que sólo pueden ejercerse con experticia a
través de una buena elección a través del voto.

103
f. Emociones presentes en relación a la política
La política provoca una generalidad de emociones negativas a su alrededor.
Estas molestias se hacen explícitas a través de las siguientes expresiones:
Molestia, mentira, inconsecuencia, cerrados de mente, incomprensión, mierda, rabia, lata,
engorroso, tramitador, pérdida de tiempo, lástima, enojo, pérdida de libertad, me carga.

Esas emociones, también se vinculan con los siguientes referentes:


Lata por quienes aparentan ejemplaridad, rabia hacia el poder como superioridad, molestia
hacia ser irreflexivo y aparentar participación política, cuando se participa por interés.
Molestia hacia las tipificaciones políticas, que hacen primar lo político por sobre otras
formas de vínculos sociales, rabia hacia la discusión, la intolerancia, la imposición
ideológica, y la critica desmedida, rabia y hastío hacia las tendencias totalizadoras de las
ideologías, los extremos y las tendencias cerradas que no reconocen una realidad más
compleja, rabia cuando la representatividad no se concreta.
Molesta que en la política no prime el orden, sí y la irresponsabilidad ante un macro
proyecto país que requiere esa cualidad.

La presencia de emociones positivas se expresan cuando los sujetos hablan de su propio


ideal de política, en contraposición a de cómo ellos definen la política bajo la entrevista.
Estas emociones se presentan a través de expresiones como: la esperanza, la seguridad
en los fundamentos de la política, comodidad cuando hay aceptación y respeto, agrado en
la política como algo que puede unir, bajo el concepto de que todos tienen una opinión al
respecto, patria, corazón, ceder el poder que la política da al que lo necesita, encontrar
igualada de objetivos en los partidos políticos, satisfacción en el orden, en lo bien hecho,
en el sacrificio sincero por la vocación pública.

c. Temas emergentes.

a) Categorización y conceptualización de temas emergentes.

a.1) Categorización
Referente. Entrevistado Cita.
Blá o hablar por Zepeda todos como que viven en el idealismo del como del comunismo, de que
hablar. todos vamos por el bien común y blá
Blá o hablar por Romo Podría hablar de la realidad política aplicable a la realidad chilena, blá, blá,
hablar. blá, todo el cuento filosófico
Cambio Romo. El cambio es un panorama súper acotado, ese es el panorama cachai
División Guichard Tiene que ver con la historia del país
Consumidor- Guichard que tiene más beneficios el ser consumidor en cuanto a poder que un
ciudadano ciudadano. (...) Ser consumidor me encanta.
Utilización. Salinero Es democracia pero para elegir al presidente no más, ¿cachai? pero
después tu…
Diálogo Estado-joven Guichard No, no mucho, yo creo que no, no veo.
Mentiras. Zepeda Eso era que llegan y hablan, y como que dicen puras mentiras, y a todos
les da mucha lata escucharlos.
Inscripción. Zepeda El ambiente, como que todos tenían su opinión y yo no. Entonces era
molesto que se pusieran a hablar y que yo no opinase.
Liderazgo. Salinero Si estoy de acuerdo con que, con que somos un rebaño, y porque somos
muchos y nos perdemos, está todo bien, no, eso, sería casi que
libertinaje, ¿cachai? Y no podríamos. Yo estoy de acuerdo que tiene que
haber alguien. (...) Un liderazgo ¿cachai? pero ese liderazgo tiene que ser
escuchando al pueblo, no tiene que ser, tu decís, hablai de democracia, si
puede ser democracia, pero al final en el día a día no es tan democracia.
Medios como Guichard así que tan democrático no sé, si depende de la línea editorial, si en el
espacio democrático. trece no se va a poner a hablar en contra, muchas cositas así, o el 7 no va
a hablar muchas papitas del gobierno, entonces hasta que punto es
democrático yo no sé, no sé.
Inscritos v/s no Guichard No se puede decir que algo es poco representativo cuando hay gente
inscritos. inscrita, porque hay mucha gente que no está inscrita.
Permanencia. Romo sino a través de la misma concertación que para bien o para mal a ganado
todas las elecciones de aquí hasta el momento, siempre hay una promesa
de renovar caras, de cambiar la gente, pero finalmente ha corrido un
poco de tiempo es la misma gente que se van haciendo enroque, eh, la
gente lo percibe como una suerte de engaño, como una suerte
justamente de ver rotar el sistema,
Inscripción. Zepeda Creo que también es por los mismos temas de ignorancia de uno, porque
yo creo que yo también era hasta, hasta que me empecé a interesar.

104
Doble discurso. Zepeda El populismo es demasiado. Vamos a tener el bien para todos. Igual, no se
puede tener el bien para todos
Política y Salinero Después de eso hagamos todo lo que queramos, pero eso lo necesita la
necesidades gente, la gente necesita educarse, la gente necesita estar bien de salud.
sociales. De ahí pa’ arriba, cada uno hace lo que quiera po’. Con buena educación y
buena salud, que más querís. Lo demás son puras pajas mentales.
Irrespeto. Guichard Pero si respeto mucha gente y también encuentro que hay mucha que
gente que no hay que respetar y que se debería ir volando de ahí hueón,
¿cachai?
Ambición. Zepeda Era como ese, más que nada, más que la plata, era como el poder y la
ambición.
Ambición. Guichard Es un súper buen negocio estar en la política, así que pa’ mi, toda la gente
quiere llegar a la presidencia, por muy bien que me parezca o muy mal,
todas tienen alguna cosilla, alguna ambicioncilla

a.2) Conceptualización

Se determinaron la aparición de conceptos importantes en la percepción final de los jóvenes


acerca de la política, abordando distintos aspectos que definían en parte su propia relación
con la política. Pueden ser agrupados como

Diálogo Estado-joven Política como Liderazgo


orden
Doble discurso Ambición y poder
Situaciones históricas Política y necesidades
sociales

i. Política definida por situaciones históricas.


La política al ser considerada como una totalidad que es valorada por cada uno de los
elementos de la conforman y constituyen, se transforma en un concepto muy fácil de
asociar con particularismos. En este sentido las situaciones históricas puntuales por las
que la política pasa, independiente a quién las propicia, y si se dan dentro o no, del
sistema político, son atribuidas a la propia definición que cada sujeto puede hacer de
política. Un claro ejemplo en las entrevistas, es la consideración de la política como
división, como un entendimiento que circunscribe la política al hecho específico de la
dictadura militar, sin considerar otras complejidades en el entramado político.

ii. Política como orden.


Los entrevistados suelen asociar a la política con orden, es decir una de las
consecuencias esperadas del ejercicio político sería su propia capacidad de
administrarse ordenadamente y de generar ese orden en la sociedad. Por ello,
suelen asociarse elementos como el entendimiento, la resolución de problemas,
por lo que podríamos suponer que el orden es inseparable de la eficiencia. En
este contexto aparece también el liderazgo como un rol positivo en el poder,
mientras sirve al objetivo del orden, como oposición al caos político y social. Así
el liderazgo es bien valorado en la medida que puede guiar a la gente a lugares
beneficiosos para si mismos, y en donde las decisiones individuales pueden no
ser suficientes.

iii. Ambición.

105
La ambición es una característica resaltada por la muestra cuando se refiere a los
aspectos negativos del poder. La ambición se les figura como una cualidad que todas las
personas pueden presentar cuando se avoca a la consecución de sus propios intereses,
pero que si bien es un acto individual, cuando se conjuga con la política, es inevitable
que no se asocie con abuso, plata y corrupción.
También se presume que la política es un buen negocio para quienes se vinculan
directamente con ella, ya que la ambición se expresa en esa voluntad de llegar a
puestos de poder, que conllevan responsabilidades, pero también traen una serie de
beneficios sociales y materiales que serían los que harían presente la “permanencia”
como vicio en la representatividad, en el sentido que podemos entenderla como un
liderazgo que busca asentarse en función de sus beneficios.

iv. Liderazgo
La política es entendida como un liderazgo que es necesario en sociedad, pero que
presenta dificultades y conflictos en términos de cuál es el fin de ese liderazgo, y en
como se utiliza prácticamente.
La naturaleza del liderazgo no es puesto en duda, ya que los entrevistados reconocen
que la política de orden, y el orden siempre es un valor frente a otro tipo de organización
social. Pero se considera que el liderazgo que hoy se ejerce, no sabe necesariamente
hacia donde se lidera, fluctuando entre buenas malas decisiones, pero siempre en base
a decisiones que distan de la realidad social que se vive cotidianamente en el país.

v. Política y necesidades sociales.


La política suele asociarse en mayor medida con la resolución masiva de necesidades
sociales. En donde la educación, la salud y la alimentación, tiene un rol prioritario ante
otras formas de discusión pública. En este sentido aparece la discusión de la efectividad
de ser un consumidor por sobre ser un ciudadano, en donde el consumo permitiría suplir
rápidamente las prácticas que son muy difíciles de adquirir, mediante las políticas
públicas, sumado a que la categoría de consumidor plantea un acceso más rápido al
poder que mediante la ciudadanía.

vi. Diálogo Juventud - Política.


Los lugares definidos desde los entrevistados como lugares de diálogo en relación a la
política, son principalmente el voto, los medios de comunicación (televisión) y el diálogo
entre pares acerca de sus propias ideas acerca de la política.
Con respecto al voto se genera como espacio de diálogo, dos bandos, en donde los
inscritos en lso registros, consideran que es una forma clave de comunicación y que la
opinión que los no inscritos expresan fuera de este canal no es legitima. Y en donde los
no inscritos, consideran que considerar al voto una instancia de diálogo es una forma
condicionada y reduccionista de expresar su opinión entorno a la política.

En relación a los medios, se les considera abiertamente un lugar de diálogo, donde


pueden exponerse y amplificarse ciertas discusiones y prácticas políticas. Pero se
reconoce en él, manejos editoriales que no necesariamente harían de este espacio un
lugar de democratización, es decir, un canal de comunicación que permita la
retroalimentación entre sistema político y ciudadanía.

vii. Información como paso a la inscripción


Se detecta que en quienes mantienen una relación alejada con la política, manifiestan
pocos conocimientos fuera de los lugares comunes en donde la política usualmente
trabaja, los políticos, la corrupción, las elecciones, pero desconocen acerca de sus
lógicas, fundamentos, estructura y posibles ventajas. En este sentido la racionalización
entorno a la política, como el conocimiento sistemático de ella, está firmemente asociado
a la posibilidad de ejercer participación política. Considerando que el componente
emocional (sobretodo de rechazo) es una constante en los entrevistados inscritos y en
los que no.

106
>3 Resultado análisis de dibujos.
c.1 Análisis de dibujo/ 1.
´ Descripción del corpus.
> Registro Visual

> iconicidad: La imagen en su grado de iconicidad corresponde a pictograma. Por tanto


cuenta con un grado de iconidad 4 según la descripción que comentara Savorit. La función
de la imagen en base a la pregunta: ¿Qué significa para ti, en lo personal, la política? es ser
informativa, es decir, se busca que la persona (autor) pueda abstraer conceptualmente su
opinión.
> Objeto: representación gráfica en respuesta al siguiente diálogo con el autor: ¿Qué es
para ti, en lo personal, la participación política?

107
> Contextualización: no es posible contextualizarlo en algún lugar concreto. Ya que el
dibujo enfrenta rubricas, no correlacionadas.
Por la intención contenida en la pregunta, podríamos pensar el texto (lugar donde está
contenida la respuesta)
como un conjunto universo, agrupado por un sintagma donde el autor se juega toda su
subjetividad en lo que para él aparece cómo real, por este conjunto universo atraviesa una
trama de subconjuntos, cuya unidad determina una posición respecto del otro (subconjunto),
existe una suerte de margen que tiene la capacidad de contener y dispersar intenciones y
proponer ordenes de sentido, dado por la capacidad de abstracción del autor, mismo que
propone una suerte de lectura orto-céntrica, desde allí alguno podría proponer que se
encuentra lo medular para entender el proceso de contextualización diríamos que abstracto
en este caso.
> Distribución espacial: El texto propone una lectura de tipo orto-céntrica. Este eje es el
que da sentido y relación a los otros elementos que lo circundan. El autor pone un enrejado
muy confuso de líneas y colores, cuya constitución, es partícipe del resto del texto, en
términos de color y orden, a mi juicio aparece constituyendo la desconstrucción del resto del
texto. Que parecieran ser siete emociones opináticas, aunque ninguna de ellas cobra un
lugar tan predominante que pudiera decirnos que es el elemento explicativo más importante
para el autor.
> Cantidad de elementos: 11 elementos diferentes y 8 conjuntos de significación
claramente definidos.
> Planos: Se trabaja un sólo plano en función a objetos bidimensionales.
> Procedimiento: Litografía, de trazo mixto. Trazos definidos, exceptuando un dibujo
centro-inferior que fue redefinido con el lápiz del mismo color. No presenta borrones ni
objetos sin terminar.
> Personajes:
a. personajes en torno a lo femenino sobre un mundo.
Las figuras contienen la representación de lo femenino, son personajes con trazos rojos
fluidos, fluctuantes entre nutridos y delgados, que comparten ciertos rasgos infantiles en
el trazado del pelo, en la simplificación de sus extremidades y en la ronda que forman
entre las cuatro. Entre ellas no parecieran existir tensión, no existen limites ni espacios
entren ellas, ni tampoco entre las mujeres y el mundo detrás de ellas. Este, de color
celeste para el mar y verde para la tierra, se relaciona solidariamente con ellas, se
entiende que las mujeres habitan ese lugar y que el estar tomada de manos les permite
abarcar el mismo espacio que ocupa el planeta en el papel.
b. elemento cilíndrico, extremo superior izquierda con la inscripción “política”.
Compuesta de trazo fino y firme de color morado. Es el único elemento en la
composición que tiene ese color. El autor traza una figura cilíndrica sin relleno sobre la
cual superpone un semicírculo de bordes ondulante que asemeja a una situación en
donde la lata pudo ser abierta como con destapador o cuchillo por las quiebres que dan
la sensación de ondas alrededor. Al interior del cilindro traza dos líneas horizontales
asemejando una etiqueta para poner el texto: “Política”, desde allí que en su capacidad
de personificación/ en su posibilidad discursiva, aparase un manejo de la ironía, la lata
aparentemente contiene política, pero por dentro esta vacía, y la zona que personifica de
la tapa tendría dos funciones, una tautológica, reafirmado que se trata de una lata, pero
por otro lado puede ser leída como el alo mágico, personificación, del brillo de lo nuevo y
bueno, entonces aparece allí un sin salida en una suerte de contra exposición.
c. Líneas ondulantes con rombos, extremo superior derecho.
Son tres líneas alineadas verticalmente con rombos en uno de sus extremos, de trazo
delgado y firme de color negro. Es el único subgrupo de elementos que tiene el color
negro en la composición. Se presenta como un ritmo ordenadamente alternado entre
líneas y rombos y que permite un correcto fluir de trayectorias. En términos de dicha
fluidez, contrasta fuertemente con el enrejado eje significativo, y guarda un orden
horizontal semejante sólo al de las cuatro mujeres tomadas de la mano. Este es el dibujo
que posee un mayor orden de abstracción, lo que dificulta toda posibilidad de
personificar, pero es posible determinar el evidente contraste entre ritmos de las líneas
dado por la posición de los rombos que son indicios de dirección, el “contracorriente” la
“contradicción”, por cierto hay una hegemonía respecto de la dirección, que es de
izquierda a derecha, dos de las tres líneas poseen la misma. Es curioso el orden mental
del tres como constitutivo de una representación de la pluralidad, en todo caso y en mi

108
opinión, lo constituyente del dibujo pasa por, el movimiento-velocidad y la confrontación
sin roces.
d. Objetos con rubricas de signo peso, extremo inferior izquierdo
De finos trazos color café se dibuja un rectángulo y cilindros con rayas horizontales a su
interior asemejando círculos apilados y círculos con signos peso. El rectángulo en forma
de billete tiene una mayor preponderancia que los cilindros y los círculos con signo $ y
se enfatiza en un espacio físico mayor en peso visual y en términos de estar en un plano
más alto verticalmente que los otros elementos. Estos elementos comparten el color
café, pero ninguno de los otros siete subgrupos tiene el color café en sus trazos ni
rellenos. el particular orden respecto de uno y otro objeto, detentan cierta organización
respecto del dinero, (por un lado aparece la torre de monedas y junto con esta la
muestra.
e. Pomo con texto “pomada política”. Extremo inferior centro.
Dibujo compuesto por dos figuras, una pirámide triangular asemejando el cuerpo de un
pomo de crema y una pirámide triangular de mucho menor dimensión con ángulos
cuadrados en forma de tapa, ambas trazadas y rellenas en azul con trazo fino y firme,
con sobre trazos azules en los contornos de las dos pirámides buscando un efecto de
tridimensionalidad. Dentro de la pirámide mayor el autor coloca el texto: “pomada
política” haciendo referencia al texto de la lata: “política” (otra vez el manejo la ironía en
torno al ser argumental) al y por tanto tensiona con dicho elemento. En su sumatoria
plantean un punto de conflicto que en términos cromáticos se relaciona con la situación
relacional entre las cuatro personas de trazo azul en la parte centro superior.
f. Enrejado de líneas y colores. Centro.
Una composición de forma similar a un rectángulo levemente en diagonal, compuesto de
una serie de trazos rectos y zigzagueantes apretados en conformidad de cuatro de los
colores usados en el general del dibujo: azul, amarillo, rojo y verde. Al estar el enrejado
en el centro de la plana tensiona su relación con el resto de los elementos que
parecieran configurarse en un anillo a su alrededor, buscando al mismo tiempo cargarse
simbólicamente del enrejado que les da sentido en el dibujo, como también explicar a
través del anillo distintos elementos constitutivos e identificables dentro de la
complejidad de las líneas del enrejado.
g. Tres figuras de personas. Centro izquierdo
De trazos firmes y definidos de color rojo, se presentan tres círculos asemejando
cabezas enfrentándose en un diálogo. Se nos muestra dos de ellas con dos puntos y
rayas oblicuas sobre ellos y un círculo deforme con líneas verticales en su interior
asemejando gestualidad de rabia y aparentes rasgos masculinos, el tercer cículo que
asemeja una cabeza en relación a las otra se traza sin gesto ni distinción de género, ni
edad en su reemplazo el autor dentro del trazo circular rellena trazos de lápiz rojo, en
vez.
h. Cuatro figuras de personas. Extremo superior, centro.
Se muestran trazos circulares de color azul, en donde sólo uno, el superior vertical, de
aparente características masculinas por las 8 líneas verticales por sobre el círculo
asemejando pelo, tiene una gestualidad incorporada mediante dos puntos y un círculo si
relleno en la parte inferior de ellos. Los otros tres círculos con relleno azul de trazo firme
y nutrido, alineados más abajo en horizontal, no aparentan tener gestualidad, pero si se
les relaciona con un remolino trazo color azul por sobre cada uno de los círculos.

> Color:
Se utilizan siete colores para la construcción del dibujo: azul, rojo, verde, café, amarillo,
morado y negro. Los colores que predominan en la composición son el rojo y el azul. Y el
que más destaca en el enrejado, eje de significación, es el verde.

>Texto:
Los textos presente funcionan hilando los elementos consigo mismos o con otros objetos
inmediatamente cercanos, y no pretenden formar un relato estrictamente uniformador ni
que en ningún momento refieren a una intención de titular la obra. Por ello se colocan
textos explicativos, de relevo en donde el autor busca manifestar su verdadera intención
sobre los objetos que muestra.

109
Bajo esta perspectiva, están presente tres tipos de textos en el dibujo: uno de carácter
gráfico de tres líneas diagonales con zetas en letras mayúsculas. Este texto cumple la
función de tensionar la relación entre el sujeto que habla y los tres que duermen en la
situación de cuatro sujetos de trazo azul.
El segundo texto ‘política” dentro de la lata de trazo morado busca significar y restringir la
lata a un campo de significación más específico realizando una translación de sentido
entre lata y política.
El tercer texto “pomada política”, cumple dos funciones: una explicativa y eufemística en
la medida que a través de la metáfora expresa una valoración encubierta hacia la política.

´ Nivel connotativo
El relato nos habla a través de una serie de elementos que buscan, por parte del autor,
darnos una perspectiva de lo que entiende por política. Para ello nos propone un elemento
central compuesto de todos los colores sobre los cuales construye el dibujo, que es parte y
porción, formando un enrejado que hablaría de una comprensión dificultosa o un
acercamiento no resuelto hacia la política. El autor nos manifiesta su confusión, y como
todos esos elementos dibujados, que son diferentes experiencias y situaciones, conviven en
ella generando una postura, en su relación con la política.
En los elementos, circundantes al enrejado, está claramente los temas que generan en el
autor una sensación de frustración, el manejo de la ironía, por ejemplo, se usa al
modo/relación que describiera Kikegard. Él dice que para los autores modernos la seriedad
más profunda se manifiesta a través de la ironía. El autor vivencia aspectos de la política que
en su análisis particular y posteriormente conjunto, nos pueden hacer entender las razones
de esa particular definición de política.

Los significados que conviven alrededor del concepto de política, entonces serían:
a) La política como intereses personales y una organización económica, (reflejado en los
elemento que tienen la capacidad de representar al dinero). El autor nos muestra no sólo
que hay individualidad en el ejercicio político, sino que hay beneficios materiales en su
vinculación con ella.
b) La política como “marketing político” a través del elemento pomada. Ella sabe que parte
de la política está asociada a la persuasión y en consecuencia a cierta “demagogia” que
resta credibilidad aunque atrae a una porción de personas que “compran” ese discurso que
como buena pomada sana las heridas, al menos retóricamente. Esta metáfora estaría
directamente relacionada con las sobre promesas y los planes de gobierno que no se
cumplen. La panacea y el vacío.
c) La política como comunidad y unión / inmadurez e ingenuidad, reflejada en el elemento
cuatro niñas tomadas de la mano frente a la tierra. En este dibujo el autor nos muestra que la
esencia de la política, acercando ya una definición, se relaciona con ese sentido de
fraternidad y protección que connota la ronda, la ronda de niñas, en donde las personas se
unen para protegerse, ser lúdicos y generar un afecto compartido, situación que se relaciona
directamente con la cualidad acogedora y nutritiva de la tierra. La ronda, de esta manera, es
una metáfora a la redonda tierra que las antecede. Hay en el autor entonces una concepción
de comunidad muy cercana a la matria, por ende a la política como convivir pero también
relacionada a una carga afectiva, a una intimidad emocional que guía y da sentido a la
política. Por otro lado, es posible asociar los sentimientos de inocencia e inmadurez frente a
una responsabilidad como lo es el destino del mundo.
d) La política compuesta por fluidez, e indiferencia, las corrientes en movimiento en dos
direcciones (elemento de ondas con rombos). El autor propone que la política es posible de
separar en trozos, en corrientes en donde se puede ver que cada parte no solo conlleva
movimiento sino que tiene una propia dirección, por ende la política no es algo estático ni
homogéneo, se compone de una pseudo-diversidad que es símil de la acción y la actividad,
del flujo propio de los climas sociales. Considerando, claro, que son sólo dos direcciones,
que son analogables a los dos bloques políticos más relevantes. No será posible manifestar
aquí una suerte de aporía que lleva a estos dos bloques distintos de si mismos a construir
un destino unívoco, y por tanto a un hombre unidimensional, en donde la diversidad, asegura
su existencia pero su rango de acción está limitado por los bloques y por tanto no reviste
ningún peligro para el otro.
e) La política como un objeto de consumo, que se adquiere como conserva (elemento lata),

110
con un contenido bien sellado, y que se mantiene fresco en esa condición o más bien
protegida, al estar abierta, refleja que la política hoy está también en gran parte al
descubierto. Interpretando en base al texto “política” en la etiqueta de la lata, podemos decir
que no sólo tiene la política un contenido irrelevante, sino que es un contenido también que
le es aburrido, fastidioso y vacío. Uno podría mirar este y otros encuentros del autor, pero
especialmente éste, desde la perspectiva del Efecto Pigmalión, donde hay una suerte de
lugar común que se va ampliando en los signos, pero que tiene el mismo nivel de
representación,
f) La política autoreferenciada. El elemento de la persona que habla frente a otras tres nos
relata una situación social común, en donde un sujeto de mayor poder, por encontrase arriba
de los otros, enarbola un discurso que si bien pretende ser una diálogo propio de la
comunicación masiva, se trasforma en un monologo en donde el discurso no logra acceder a
los oyentes que duermen y no escuchan las palabras que el supuestamente les dirige. Pero
en los cuatro personajes hay una situación de conformidad muy particular, hay un juego de
roles, en donde los que no escuchan aunque no lo hacen se mantienen como si lo hicieran y
el que habla aunque se sabe no escuchado sigue hablando como si alguien más que él lo
hiciera. La política sí no sólo sería incomunicación, sino habría un acuerdo implícito en
mantener esos roles sociales.
g) La política como confrontación. Representada en tres personas que discuten entre si pero
que pertenecen a la misma clase de personas, las tres están pintadas con el mismo tipo de
color y trazos, por ende son diferencias entre iguales. La cara que tiene relleno y no
facciones, en su ausencia de personificación, nos habla también de un disgusto asociado a
los muchos, porque el autor no nos muestra una persona identificable y por ende ese
personaje representa la sociedad, o en menor medida, un grupo grande de personas que
también se molesta en el enfrentamiento de los otros dos personajes.
Nuestro autor que no se representa directamente en el dibujo, si se asemeja al enrejado, en
donde expresa claramente posturas negativas hacia la política y reconoce, y por ende,
manifiesta su opción de sentirse no mayormente involucrado. El mantendría una posición
emocional de distancia, fluctuando entre estos distintos discursos y emociones.

´ Deconstrucción.

Definición personal de política.


La política es un conjunto de prácticas mundanas, es decir de acciones terrenales y
concretas. Ella está compuesta por una complejidad de acciones, poco transparentes, que al
ligarse unas con otras van formando el significado de la política, como algo más que
necesariamente confuso o lioso para el autor, sino oscuro, sucio, negativo. Esta suciedad en
desentramable en prácticas conflictivas, características, que son reconocibles y que se
caracterizarían por ser respuestas retóricas desde la sociedad hacia esas prácticas sucias
de la política. El autor utiliza la ironía como una crítica hacia esas prácticas que no se
condicen necesariamente con su ideal de política, ya que la política manejaría un doble
discurso que se asemejaría a las promesas publicitarias falsas e incumplidas, como una
práctica que tiende a la demagogia y quiere aparentar ser más de lo que es, siendo que
existe un consenso en aceptar, por parte de la sociedad, ese juego discursivo, en donde
sociedad hace que escucha a los políticos, pero ellos saben que en ellos priman los
intereses personales: la ambición monetaria y la búsqueda de poder, lo que finalmente
terminaría construyendo una política que gobierna sin que la gente “se de cuenta” que no
participa, ya que sería común que la gente en base a sus distintas posturas políticas se
escondiera en una fluidez en donde nadie molesta a nadie, pero nadie se entiende con el
otro, en donde oposición, en términos de partidos políticos no es choque sino rechazo e
indiferencia, siendo que una naturaleza que se comparte entre todos los sujetos.

111
c.2 Análisis de dibujo \ 2
´ Descripción del corpus.
> Registro Visual.

> Iconicidad: La imagen en su grado de iconicidad corresponde a pictograma. Por tanto


cuenta con un grado de iconidad 4. La función de la imagen en base a la pregunta: ¿Qué
significa para ti, en lo personal, la política? es ser informativa, es decir, se busca que la
persona (o autor) pueda abstraer conceptualmente su opinión.
> Objeto: representación gráfica en respuesta al siguiente diálogo con el autor: ¿Qué es para
ti, en lo personal, la participación política?
> Contextualización: La estructura de líneas finas azules nos sitúa la situación narrada
dentro de un contexto que podemos denominar “trayecto”, en la medida que las personas se
encuentran en movilidad. Sobre la estructura hay alrededor de 100 figuras de personas
avanzando por los escalones y tornándose a diferentes colores en la medida que se acercan
al sol. La valoración que el autor otorga a la estructura es relevante en la medida que es una
arquitectura que permite ascender hacia el sol como objeto de deseo o impulsor.
> Distribución espacial: El dibujo ocupa toda la plana y se distribuye diagonalmente desde
el ángulo inferior izquierdo hacia el ángulo superior derecho. El eje de atención del dibujo es
el sol, es éste el elemento que configura las relaciones de los otros signos. El autor subraya
esta centralidad con el texto “poder”. La estructura en forma de escalera se dispone
ascendente desde la base de la hoja, en intención de ser una herramienta funcional para que
las personas puedan acceder al sol; las figuras humanas por su parte se encuentran muy
cercanas de la estructura: las personas son muy pequeñas en comparación a la arquitectura
que los sostiene, y sólo adquieren relevancia como sujetos cuando se observan en grupo,
como una línea de personas que forman una nueva estructura humana, de características
diferentes a la estructura física en término de colores.
> Cantidad de elementos: cuatro grupos de elementos de igual significación: figuras
humanas (aprox. 100 figuras), estructura en forma de escala, sol (uno) y textos (dos).
> Planos: Se trabaja un sólo plano (plano panorámico) en función a objetos
bidimensionales.
> Procedimiento: Litografía, de trazo mixto. Trazos definidos. No presenta borrones ni
correcciones.

112
> Personajes:

a. Figuras en torno a personas humanas.


Corresponde a una fila de personas caminando en forma ascendente por una
escalera. Son figuras de similitud humana formadas por trazos simples de líneas y círculos,
sin gestualidad, ni definición de sexo ni género, ni aparentes clases sociales. Las personas
mientras se acercan al sol van cambiando su tonalidad, mientras más abajo están, son más
figuras y de colores fríos, y mientras se acercan al sol disminuyen en cantidad las figuras y
toman colores cálidos (rojo y verde). Tales personajes detentan una sola intención, la
ambición de alcanzar el sol, quien caracteriza el poder.
b. Estructura en forma de escalera.
Línea de color azul, trazada en tramos formando una escalera que empieza desde la
base de la hoja hasta el sol en el extremo superior derecho. La estructura divide la plana en
dos, una parte diagonal superior en donde se ubican las personas y otra inferior en donde el
autor no dibuja elementos. Ciertos tramos de la escalera son habitables para las personas
pero los tramos verticales muestran gran dificultad para las personas que intentan subirlos.
c. Sol.
Es el eje del dibujo, los rayos y su contorno son de trazo azul como el color de la
estructura de las últimas personas en la fila ascendente. El sol es el único elemento que
utiliza el color amarillo en toda la composición. El autor atribuyó, al paternalismo
característico, la posibilidad de poder, entonces aparece a través de la personificación, el
tipo de poder al cual el sol representa, que va desde una posición paternalista, patriarcal es
“el sol”, hay una suerte de correlato historiográfico, desde la representación tradicional del
poder, y una vinculación de la horda esencial donde es posible hacer una antropología
profunda. El sol detenta en si mismo la gloria la luz, y al mismo tiempo el germen de muerte,
deseo, gloria y muerte, son los atributos del poder patriarcal, desde el autor y desde también
una suerte de canon occidental.

> Color: Se utilizan cinco colores para la construcción del dibujo: azul, negro, verde, rojo y
amarillo. Los colores que predominan en la composición son el azul y el negro. El azul es
usado para las formas estructurantes y los límites. El amarillo es el color del sol y el poder en
texto del autor, y el resto de colores representan diferentes relaciones con respecto a ese eje
de significación.

>Texto: Los textos son parte de la significación del relato. Ellos están cumpliendo una
función de anclaje con dos elementos específicos: con el sol como fin o impulsor del trayecto
de las figuras humanas, donde el autor pone el texto “poder”, y ante la parte inferior de la
estructura con forma de escalera como el texto “nada”. Las dos palabras están escritas es
letras imprentas, mayúsculas. La palabra poder está trazada con fuerza en trazo color azul y
con las letras ordenadas y alineadas entre ellas, y la palabra nada de trazo negro muestra
una escritura más suelta y desordenada.

´ Nivel connotativo
El autor en torno a política nos muestra un trayecto. Una escalera entre dos destinos, que
aquí corresponde a una escala que permite el ascenso a un nivel cercano al poder reflejado
por un sol. Es el mismo color azul el que en el poder, la escala y cierto nivel más bajo de
personas subiendo por la escala, delimita la mayoría de los elementos y en ese sentido
pareciera que la escalera, así como el contorno del poder tienen una naturaleza similar a las
personas. La escalera es una herramienta funcional construida por el mismo hombre. De
hecho las personas no sólo suben la estructura-escalera, dependen de ella, ya que si faltase,
el autor nos dice que quedarían en la “nada”, de hecho el mismo constructo de la escalera es
esencialmente frágil y cercano a la “nada” ya que es una escalera sin sustento, sin bases,
sin soportes. Hay aquí una suerte de descrédito al constructo que hace posible el argumento
de la escalera, desde allí el hombre en tanto especie que construye actos generativos, crea
las condiciones por las cuales se apodera del poder. La ambición aquí es clave para
entender lo que es la política como la estructura de ficción que hace posible llegar hasta el
poder.

113
Es posible que esta estructura entonces corresponda a una estructura social, a un tipo de
status quo, en donde cada sujeto o grupo de ellos, tiene una posición social que está en
movimiento. Por ende si la escala está construida por las mismas personas que la suben es
muy probable que el autor encuentre en este acto la esencia del sentido de la ciudadanía.
Como labor en conjunto en base a un objetivo.

La escalera es una herramienta creada o construida para posibilitar a todos el ascenso al


poder, pero sin embargo hay una cantidad de personas, aquellas de color azul se mantienen
en los escalones más bajos esperando que el resto suba lo suficiente como para darles
lugar. Esta porción de personas puede ser un símil a los sectores más alejados del poder
social, en el cual en el dibujo aunque ese grupo humano por la similitud de color con la
escala que habla de tener una misma naturaleza, no logra acceder por esa estructura de la
cual parecieran ser protagonistas y constructores. Es entonces el autor nos propone una
reflexión sobre quién debe subir al poder, o acerca de qué si el poder llega a todos quienes
lo necesitan.

La escalera como estructura simbólica es un elemento decidor en el dibujo porque no sólo


muestra que en sociedad existen estratos en relación a la cercanía al poder de los
habitantes de una comunidad, también nos habla de una movilidad ya que en una escalera o
se sube o se baja. Incluso en interesante ver que uno asume que el dibujo nos habla de un
ascenso al poder, pero perfectamente la hilera de personas podría estar descendiendo o
inclusive las personas podrían estar yendo en direcciones contrastantes provocando
inmovilidad. La escalera en sus peldaños también nos habla de distintos tipos de personas,
pareciera que para el autor mientras más cercano está un grupo de individuos al poder, se
transforman, y pierden cierta condición igualitaria, los personajes en la escalera si bien son
todos iguales en forma, y quizás mantengan su misma esencia, cambian su naturaleza,
porque cambia su color, y mientras más cerca del poder, más vivos son los colores y por
ende esas personas se acercarían a un fin que no está establecido en el dibujo pero que
claramente el autor considera como positivo.

Porque si bien pareciera que todos se dirigen al sol, al poder, la escala no tiene un peldaño
para acercarse, ella termina antes, por ende el sol más que el final del recorrido, parece ser
el impulsor a seguir un trayecto cuyo término el autor no muestra. La línea figural de las
personas se termina en una raya sin forma, como el final de Altazor, en un fonema visual, y
es posible decir que tanta cercanía al poder, también puede transformarse en un estado de
”nada”, que ella particularmente señala con ese texto a toda la zona donde no hay trazo ni
color. En ese sentido esta escalera no nos habla particularmente de un trayecto, en términos
de donde se parte y a donde llega, nos habla de un trayecto muy cercano a la concepción de
Virilio de ciudadanía, de entender ciudadanía como la organización de los trayectos de los
grupos, un trayecto que como el autor muestra no sólo da orden, sino que también vincula a
las personas bajo las lógicas de la estructuras sociales. Esta escala sin fin no es un objetivo,
es un proceso, y en la lentitud de los procesos es donde se produce la madurez y el
verdadero sentido del ser, el ser puede ser un tipo de trayecto de proximidad. Borges,
comenta en algunos de sus tratados de estética, que sólo es posible contar cuatro historias
en este mundo, como cuatro ciclos que se van generando y degenerando, en máscaras de
producción. A este respecto llama la atención de cómo el autor hace una suerte de guiño
sobre la tradición del Ícaro y Dédalo, que el deseo del hombre de ir al poder, la tentación por
sobre la advertencia, aún a riesgo de tener que encontrarse cara a cara con su condición de
simple ser humano. Ya que llegar al sol, implica quemarse.

´ Deconstrucción.

Definición personal de política.


La política es una estructura de ficción que hace posible llegar hasta el poder.
La política es algo creado, un tipo de construcción humana, de carácter ficticio, un tipo de
narración para llegar al poder, considerándolo como un valor social motor de la sociedad. El
nexo entre poder y política sería la ambición como iniciativa que hace de la política un
instrumento para llegar al poder. Asumiendo que este último es beneficio y riesgo para el
mismo sujeto de perder su propia personificación. Todos, política, poder y estructuras
sociales, son construcciones humanas, son parte de un mismo juego lógico. De hecho sería

114
la misma naturaleza humana la que quiere delimitar al poder, contenerlo, hacia un
crecimiento, un ascenso que lleva ninguna parte, ya que poder que es al mismo tiempo
encanto y ruina y tiende a corromper a quienes están cerca de él. En este sentido la
estructura social es también un constructo en función de esa ambición, un medio que se
basa y se sustenta en aquellos que quieren llegar al poder pero sin embargo están tan
alejados de él que ni siquiera pueden sentirlo, pero trabajan duramente por él.

c.3 Análisis de dibujo \ 3


´ Descripción del corpus.
> Registro Visual.

> iconicidad: La imagen en su grado de iconicidad corresponde a pictograma. Por tanto


cuenta con un grado de iconidad 4. La función de la imagen en base a la pregunta: ¿Qué
significa para ti, en lo personal, la política? es ser informativa, es decir, se busca que la
persona (o autor) pueda abstraer conceptualmente su opinión.

> Objeto: representación gráfica en respuesta al siguiente diálogo con el autor: ¿Qué es
para ti, en lo personal, la participación política?

> Contextualización: El “personaje humano central” aparece dispuesto bajo la


designación por parte del autor como “político”, y desde allí se distribuyeron estructuras
en el espacio en torno a dos dimensiones: a) una dimensión material en donde se busca
situar al personaje en un podio de conferencias, lectura en base a su posición frente a
objetos como los micrófonos alineados en una postura inferior a él, b) y una dimensión
simbólico/lingüística relativa a los textos escritos y al óvalo de diálogo en donde participan
variados signos que sólo cobran significado en la transacción que hace el autor con el
lector, y por ende podemos entender como un discurso que emite el “personaje humano
central” en donde cada signo refiere a una valoración del autor sobre ese supuesto
discurso del político, en la simbolización, subyace una crítica ácida que nos remonta a
cierta valoración negativa de políticos y de lo superficial de sus planteamientos.

115
(comenzando por signos fálicos, internet, de aprobación hasta signos sin contenido
interpretativo consensuado). Desde estas dos dimensiones el autor entrega
decodificadores suficientes como para obtener la contextualización “conferencia de
prensa”. En rigor el autor evidencia dos niveles desde donde realiza la comunicación en
el discurso, situando al político como quien enuncia distingue lo intra personal de lo
interpersonal, ya que no sólo incluye un diálogo entre político y medios, sino que
incorpora la voz íntima del político en el texto: “¿Cuánto ganaré? $”.
> Distribución espacial: El dibujo esta dispuesto en el lugar centro-superior de la página. El
sujeto denominado político está central en el eje que se forma entre “personaje humano
central” y “micrófonos”, por otro lado los textos y todos aquellos signos que dialogan
directamente con el lector están dispuesta en relación a una lógica clásica de
representación gráfica: textos intra personales por sobre la cabeza, referencias alrededor
del personaje central, etc.
> Cantidad de elementos: 5, entre estructuras y elementos diferentes.
> Planos: Se trabaja un sólo plano, plano medio (se muestran sólo cabeza y torso del
personaje central) en función a objetos bidimensionales.

> Procedimiento: Litografía, de trazo mixto. Trazos definidos. No presenta borrones ni


correcciones.

> Personajes:

a. Personaje humano en el centro


Corresponde al dibujo de una cabeza y un torso sin brazos de trazo firme de color
morado. La cabeza se forma a través de un círculo sin relleno al cual en la parte superior
se le dibujo líneas en todas direcciones asemejando cabello. Los ojos y la nariz, son dos
óvalos y una L respectivamente y la sonrisa representada por una luna acostada que
contiene líneas verticales que nos hablaría de una boca con dentadura. El torso de trazos
sin relleno, está compuesto de dos líneas verticales y un semicírculo en dirección de la
cabeza asemejando al cuello de una polera y dando así la sensación de torso.
b. Micrófonos
Consiste en tres figuras de trazo firme sin relleno color morado, con formas circulares en
su parte superior y dos líneas verticales en su inferior que gracias a los textos adyacentes
pueden entenderse bajo esa nominación. La primera figura es de menor tamaño a las
anteriores y bajo ella hay una fecha que asciende desde un texto que dice “tvn” y que
apunta a la figura con forma de micrófono. La segunda figura de mayor dimensión entre
las líneas verticales contiene el texto “mega” y con similares proporciones la tercera figura
contiene el texto “13”. Estas tres figuras que asemejan micrófonos están situadas en
parte inferior al sujeto humano central y lo apuntan en dirección oblicua. Los micrófonos
aparecen caracterizados con una condición sexual.
c. Círculo superior central.
Es un óvalo de trazo firme color morado que en el centro inferior tiene una línea punzante
en forma de “v”, que asemeja a los globos de diálogo de los cómics. En su interior hay 11
elementos, signos de color morado, que se detallan en: Un signo arroba, una ele (l), un
aparente micrófono, un signo de características fálicas, un asterisco, dos rayas oblicuas,
la palabra “bien”, una línea de forma enmarañada, un signo compuesto por dos líneas
horizontales y un semicírculo sin clara interpretación, dos eses “s” alargadas verticales
juntas, y una “E” de trazo zigzag. Estos elementos en su conjunto forman las palabras de
un diálogo que por la cercanía con la figura humana central, se le adjudican.
d. Texto “político”
Texto de color morado, mano escrita en minúsculas, con demarcación de la letra final o,
junto al texto se sitúa una flecha que apunta y toca la cabeza de la figura humana central.

e. Círculo lateral con texto: “cuanto ganaré $”


Círculo de trazo suelto y de aspecto ondulante color anaranjado que a su izquierda tiene
tres círculos en menor escala del mismo color. Dentro del círculo ondulado se encuentra
el texto: “cuanto ganaré $” en letra imprenta mayúscula con el signo peso al final de trazo
grueso y cargado color naranjo.

116
> Color: Se utilizan dos colores para la construcción del dibujo: morado y naranjo. El color
predominante es el morado que compone todos los elementos menos el círculo lateral con
texto “cuanto ganaré $” de color naranja.

> Texto: Los textos presentes son: 1. “cuanto ganaré $” - 2. “político” - 3. TVN, Mega,
13.
Los dos textos: “político” y “ TVN, Mega, 13” cumplen una función de anclaje que no
tienen otra función más que hilar los elementos consigo mismos o con otros objetos
inmediatamente cercanos, y no pretenden formar un relato estrictamente uniformador. El
texto: “cuanto ganaré $” es un texto intra personal bajo un recurso eufemístico por parte
del autor, para connotar que el sujeto que habla es un hombre en donde priman los
intereses personales entre lo que su boca habla y lo que su mente piensa.

´ Nivel connotativo
El autor nos relata una situación mediática para explicar su relación con la política. Esta es
una categoría particularmente relevante porque es la única que es conciente de la relación
entre política y medios de comunicación y sobre todo como quienes ejercen cargos públicos
los utilizan para cumplir el rol representativo que les compele.

El autor nos muestra un dibujo de color morado de trazo firme y fino en donde a través de un
hombre sin brazos ni extremidades inferiores, sólo cabeza y torso emite un discurso. Este
punto ya es atractivo en la medida en que la abstracción propia de la litografía, permite
ejercer la metonimia asumida de que los micrófonos a una altura inferior al torso del sujeto,
debieran tapar las extremidades inferiores, por ende el autor no las dibuja, pero no cae en
ese juego metonímico con respeto a los brazos. Los brazos no están presentes en el dibujo y
eso habla de inacción. Los brazos son simbólicamente conjunto a la manos, símbolos de
fuerza y práctica, con las extremidades superiores se hacen las cosas, con las manos se
concretiza, se hace, se elabora, el artesano, el escritor, las labores técnicas se trabajan
directamente con las manos.
En la medida que el autor nos muestra con el nombre de “político”, a un hombre que carece
de manos y brazos y enfatiza como elementos relevantes un torso y una cabeza sonriente,
nos habla no sólo de que tenemos a un personaje que no es fiel entre lo que dice y habla,
porque la sonrisa “siniestra” manifiesta de por sí una doble intención, si no que se nos
muestra un sujeto que piensa, argumenta, racionaliza con gran capacidad de análisis e
inteligentemente (la mentira requiere un doble esfuerzo que la verdad, aunque la verdad
también se inventa) pero que no actúa prácticamente con lo que piensa, argumenta y dice.
Es un sujeto inactivo, pasivo, que vive en sus propios pensamiento. Sin embargo el autor
nos da la respuesta a esa pasividad con el texto: “¿cuánto ganaré $”. El sujeto es pasivo
porque tiene intereses propios que priman sobre el discurso que manifiesta. Intereses que el
sujeto delata en un pensamiento en segundo plano, es un pensamiento íntimo, pero aunque
la gente que está viendo este discurso, no ve ese pensamiento que se presenta en un tono
naranja diferente al color de toda la escena, el autor da decodificadores de que ellos también
son conscientes del engaño ya que muestra al sujeto como un sujeto con una mirada
desafiante y una sonrisa que en los signos que presentan el dibujo acerca del discurso, se
devela engaño.

El rol de los tres micrófonos por bajo el torso del sujeto político, es en un primer nivel el de
darle una connotación mediática al discurso político que el sujeto ahí emite, se nos
presentan los tres canales más grandes a juicio del autor. TVN, Mega y Canal 13, que son
coincidentemente aquellos canales que por su tamaño y alcance cumplen un rol social de
unificación de contenido tratados a nivel país. Por ende el autor asume que ese discurso
disonante y contradictorio es conocido por todos y que sin embargo los medios quieren estar
ahí, aunque reconocer estar frente a un doble discurso, o al menos a un discurso no sincero.
A través de los micrófonos nos señala que la comunidad masiva es conciente de ese
rechazo también y por ende podemos asumir que no solamente él considera que esta
percepción se vive como engaño en su condición etaria, sino que lo ve como una percepción
que comparten múltiples actores en sociedad.

117
El discurso que emite son varios signos que en su conjunto reflejan un discurso político en
donde se toman una variedad de temas de aparente interés público, se nos muestra dentro
del círculo de diálogo un signo arroba(@) que nos puede hablar tanto de tecnología como
de modernidad del aparato público, un signo (&) que como signo de conjunción se refiere a
unidad, lazos y compromiso social, y luego los signos se desvirtúan en una serie de signos
simbólicamente indetectables, pero de clara connotaciones fálicas y de garabateos con el
lápiz que se mezclan con la palabra “bien”. El intento del autor de reflejar en un relato
descendente de una serie de signos desde la aprobación hasta rechazo, de verdad hasta
mentira, muestra su propio malestar con una política, que en sus personeros, se mal usa el
bien común y se enarbola como segundo argumento (&), cuando en realidad para el autor
ese bien común no es espejo de lo que las personas hacen de la política. Ya está presente
el tema de los brazos de la inacción y de los intereses personales en el texto “cuánto ganaré
$”, pero quisiera detenerme un poco en la emoción de rechazo que el autor muestra. En esa
emoción se esconde su propia disconformidad en relación a sus propias expectativas de lo
que debe ser y es vivir comunidad. Es el deber ser un factor importante en ese rechazo.
Para el autor hay una forma de vivir políticamente, de vivir en comunidad que no tienen no
se condice con lo que cierta gente hace con la política. El autor no sólo dice que el sujeto
tiene un doble discurso, ni que el sujeto miente, nos está diciendo que siente pesar en como
los llamados a hacerse cargo de los temas sociales (&) anteponen su egoísmo en esos
intereses, en una dicotomía en donde los temas sociales de vivir en comunidad y por ende,
la política, no puede trabajar con esa lógica. Eso se reafirma si pensamos que el autor
señala con un texto y una flecha que el sujeto que habla es un político y por ende enfatiza la
diferencia frente a la pregunta: ¿Qué significa para ti, en lo personal, la política”?, de que los
políticos son diferentes a la política, y que su relación con la política, su personal
entendimiento, no es precisamente el que refleja con esta situación, sino antes esos dos
signos @ y & que para el autor contienen el deber ser del sujeto ante la sociedad.

´ Deconstrucción.
Definición de política.
La política es un espacio de teatralización, con la capacidad de personificarse, en donde
los políticos utilizan el espacio mediático como escenario de su doble discurso, uno
explícito relacionado con la comunidad y los intereses sociales propios del espacio público,
y otro implícito que se maneja subterráneamente entorno a los interés personales, la
manipulación y la ambición.
La política también es de naturaleza racional, y más circunscrita a la esfera de la reflexión
que de las practicas concretas en el mundo material-social, por ello se vincularía
naturalmente a los medios de comunicación que tienen en si la capacidad de abstracción.
Esta pasividad de la abstracción etaria también estaría en función de la tener los énfasis
puestos en el propio interés más que en la acción concreta que requieren los temas sociales.
Sin embargo la política jugaría la lógica de tener un doble discurso que sigue siendo
legitimado por la opinión pública en una especie de efecto narcótico, a pesar de su
corrupción, en la medida en que la política tiene una presencia mediática que trabaja por
explicitar los intereses sociales.

118
c.4 Análisis de dibujo \ 4
´ Descripción del corpus.
> Registro Visual.

> iconicidad: La imagen en su grado de iconicidad corresponde a pictograma. Por tanto


cuenta con un grado de iconidad 4. La función de la imagen en base a la pregunta: ¿Qué
significa para ti, en lo personal, la política? es ser informativa, es decir, se busca que la
persona (o autor) pueda abstraer conceptualmente su opinión.
> Objeto: Representación gráfica en respuesta al siguiente diálogo con el autor: ¿Qué es
para ti, en lo personal, la participación política?
> Contextualización: Se relata una situación en donde dos personas se ven
enfrentadas a un punto de tensión en torno a una manzana. Para ello el autor dispone un
contexto natural, con un conjuntos de trazos cafés y espirales verdes en forma
(abstracción) de árbol frutoso (círculos rojos similares a manzanas), del cual los dos
conjuntos de trazos en formas de dos personas alrededor quieren abastecerse.
> Distribución espacial: El dibujo está planteado ocupando toda la plana ofrecida para su
desarrollo. El árbol es el elemento de mayor tamaño ubicado al lado izquierdo de la hoja
ocupando casi por entero el espacio vertical, y las personas se disponen en el ángulo
inferior derecho de la hoja sin superar verticalmente la mitad de la plana.

> Cantidad de elementos: 5, distribuidos en 5 puntos de análisis: tronco, persona de pie,


persona recostada, copa del árbol, y frutos.
> Planos: Se trabaja un sólo plano (plano general) en función a objetos bidimensionales.
> Procedimiento: Litografía, de trazo mixto. Trazos definidos. No presenta borrones ni
correcciones.
> Personajes:

a. Trazos semejantes a persona recostada en el suelo.


La figura asemeja a una persona recostada sobre sus brazos (sin manos) de trazo
nutrido y fluido compuesto de de 5 l líneas y un círculo color morado sobre los cuales en
la parte superior se despliega un círculo sin terminar en forma de diálogo con el
siguiente texto: "esto es compasión?" sin condición sexual, ni social, pero al cual le a

119
acaecido la condición de perdida.

b. Trazos semejantes a persona parada con brazo en alto.


Conjuntos de 5 trazos ondulantes y un círculo de trazo firme y fluido sin borrones ni
demarcaciones color morado, asemejando a una persona que trata de alcanzar un
objeto que está más alto que él. Por sobre el círculo que asemeja la cabeza, se
encuentra un círculo englobado de trazo morado fluido y nutrido con el siguiente texto
adentro: “No no no puedo mentir”, sin condición de genero, ni socioeconómica, pero
acaecido con la voluntad del que gana.

c. Trazos con forma de tronco con persona adentro


Trazo color café, nutrido y fluido que forma un contorno que se asemeja al tronco de un
árbol. Dentro de él, un trazo se desarrolla siguiendo las mismas formas sinuosas que el
tronco, este se compone de tres líneas y un círculo que tienen semejanza con una figura
humana de trazo café nutrido y flexible parada con las piernas y los brazos abiertos.
El contorno de forma de tronco tiene dos extremos como dos ramas principales las
cuales sostienen un amplio conjunto de espirales verdes similares a follaje.

d. Espirales circulares similares a follaje con círculos rojos semejantes a manzanas.


10 espirales de trazo vede claro componen un conjunto de elementos que se asemeja al
follaje de un árbol. Los espirales están superpuestos unos sobre otros, dejando en
algunos de ellos parte del espiral cubierto por el espiral siguiente. Todos ellos están
realizados con un trazo fiarme y fluido y todos son semejantes en forma si bien algunos
tienen una mayor dimensión que los otros. Si bien en su conjunto son armónicos están
ordenados no simétricamente y el lado derecho es más abultado que el lado izquierdo,
en volumen de los espirales como en su número.
Los círculos rojos de forma similar a manzanas están compuestos por un trazo nutrido
circular con relleno color rojo y una línea curva en la parte superior en el sector superior
medio., están ubicados sobre el los espirales de color verde claro. Son 6 elementos
ubicados asimétricamente 3 a la derecha y 3 a la izquierda y todos ellos situados en los
dos tercios inferiores del follaje del árbol. Los tres espirales superiores y uno inferior del
lado inferior izquierdo del follaje no cuentan con círculos rojos.
e. Texto: ”No no no puedo mentir”
Texto en escritura imprenta de trazo morado y firme, mezcla de mayúsculas y
minúsculas, desarrollado en dos líneas, la primera horizontal y la segunda en diagonal
hacia el lado superior derecho de la hoja.
El texto está rodeado muy cerca por un trazo circular que lo relaciona con los trazos en
forma de persona con el brazo estirado.
f. Texto: “esto es compasión?”
Texto de escritura imprenta de trazo morado nutrido y firme, con mayor preponderancia
de minúsculas, dispuesto en dos líneas, sólo con un signo de interrogación al final. El
texto al está rodeado por un trazo amplio que se junta con el círculo sobre los trazos
con forma de persona recostada en sus brazos.

> Color: Los colores utilizados son 4: café (tronco), rojo (manzanas), verde claro (follaje) y
morado (personas).
>Texto: Hay dos textos presentes: ”No no no puedo mentir”, “esto es compasión?”. Ambos
tienen una función informativa en donde el autor quiere expresarnos cuáles son las
personales opiniones de los personajes en torno a la situación que se desarrolla en
relación a los frutos.

´ Nivel connotativo
El dibujo relata una narración de situación. Es una escena en donde el autor nos cuenta a
través de tres elementos principales su personal encuentro con la política. Para él, hay en
ella un sentido de comunidad implícito en el acto de la convivencia entre personas, en donde
por diferentes razones es posible que algunos se encuentren en situaciones más favorecidas
que otros. En el dibujo se nos muestra dos personas de trazo morado que son personas
hechas de la misma materia, misma naturaleza, pero que por alguna circunstancia, una de

120
ellas se halla en una situación de desmedro y reclama la ayuda de su par. Quien no sólo
está en buena condición sino que tiene acceso fácil a la fruta por estar de pie y contar con
manos y dedos, condición del que el personaje recostado adolece y que lo hace pasivo e
inactivo en esa condición.
Por su parte el árbol es el centro del deseo, el representa la naturaleza, lo que nace
espontáneamente y lo que es de libre acceso. Las personas de trazo morado ansían sus
frutos y si bien ambos tienen libre disponibilidad de acceder a los frutos que el árbol da o que
la política da, en una situación de desventaja con uno en el suelo, es aquel parado quien
tiene mayor poder sobre el árbol y los frutos. Esa cualidad del sujeto de pie que el recostado
carece, le hace tener el rol no sólo de poder adquirir los frutos que necesite, sino de ser
quien pueda proveer a su par, de su misma condición humana, los frutos a los que no puede
acceder.

En la medida que el personaje de pie le es difícil reconocer que no pasará la fruta ya que el
también la desea y es también la única que está en su inmediato alcance, la persona
recostada reclama su disposición a través del texto: “esto es generosidad?”. Diálogo que el
personaje recostado no lo realiza directamente a la otra persona, lo realiza hacia los otros,
hacia los posibles lectores en forma interpelativa, no sólo por la pregunta abierta, sino
también por el globo de diálogo que contiene el texto de gran amplitud que nos habla de la
intención de ser escuchado. En base a esto podemos decir que es un texto que quiere ser
compartido, es una pregunta abierta a cualquier persona dentro o fuera de la escena que
pueda responderla o aquietarla. Por contraparte la persona de pie en relación a su globo de
texto: “no no no puedo mentir”, parece encontrarse en una duda personal que a través de un
globo de diálogo apretado y estrecho, pareciera sólo querer compartir consigo mismo: es
una confesión, una contradicción, entre un deseo personal que se ve amenazado por la
moral. Estos personajes representan una lucha de intereses entre el recostado que
representa el bien común y el levantado que representa los intereses propios.

El árbol es la bella metáfora para el autor de la política. La política es un árbol de tronco café
y follaje de espiral que podría referirnos a las bases de la política y su respectivo
funcionamiento, el tronco del árbol como metáfora de lo que el autor entiende por política,
habla de un tronco sin raíces visibles, pero si está compuesto en su interior por una figura
humana de piernas y brazo abiertos de trazo café que si bien se mimetiza como veta en el
tronco, nos habla de que la política tienen sus bases en las personas, las mismas que están
fuera del tronco sólo que la persona dentro del tronco es aquella que no sólo fundamenta
sino quien es responsable también de la estabilidad y flexibilidad del árbol y su follaje, la
persona o sus brazos entendidos parece guiar las ramas y al mismo tiempo abrazar y dar
sustento a los espirales frondosos, es decir, las personas son también quienes sustentan un
aparto político que si bien es uno solo, esta dividido en varias áreas de mayor o menor
relevancia así como más o menos grandes son los espirales y son mayor o en menor
medida fecundos, ya que no todas esas áreas o espirales, son capaces de generar frutos.
En ese contexto la copa del árbol está desprovista de manzanas. Esta es una metáfora muy
similar a la metáfora del árbol del bien y el mal, en donde la manzana representa el
conocimiento. En este caso si relacionamos la política con poder es claro el componente
mítico en el fruto. El fruto es el resultado de el esfuerzo humano por construir un apolítica
que pueda brindar bienes de libre acceso a toda la comunidad. La política tiene beneficios
concretos que a semejanza del árbol están a libre disposición de los habitantes, pero la
política así como la naturaleza no siempre es justa ante una situación de desmedro, en esa
situación donde el hombre fundado en su moral es quien suple esas oportunidades no
posibilitadas, así como la persona con el brazo extendido puede sacar un fruto, un resultado
y ofrecérselo a su par, en la política el político o aquel cerca de los objetos frutos de la
política tiene el rol de en su posición aventajada de libre acceso a esos bienes, accederlo a
quien no puede alcanzarlos por diversas circunstancias. En este contexto al autor es
conciente de que la política está ligada a la comunidad y por ende nos muestra cómo
rechaza el mal manejo político fuera de esa moralidad del bien común.
El follaje en espiral ciertamente habla de un política autoreferenciada son espirales,
semejantes a la locura, que crecen sobre si mismos, por ende la política para el autor no es
necesariamente representativa, si bien crece y se desarrolla y entrega manzanas, frutos,
resultados, no necesariamente es una política que en su aplicación busque concentrase con
algo más que si misma.

121
El acto político que describe el autor, plantea la traición como cualidad antropológica
profunda, que tiene que ver con la desilusión moderna donde toda empresa esta destinada
al fracaso, ya que quien puede alcanzar las manzanas, lo hace a riesgo de que sobrevenga
su verdadera naturaleza, el pensar en si antes que en el otro.

´ Deconstrucción.

Definición personal de política.


La política podría definirse para el autor, como un conjunto de actos políticos, en donde el
poder y la comunidad luchan por ser el eje de las relaciones entre sujetos. La comunidad
como eje de los actos políticos, tendería a la solidaridad y al apoyo en pos de la armónica
convivencia entre pares, mientras el poder como eje, expondría una naturaleza sencilla, que
no se inclina ni al bien ni al mal, pero que inevitablemente en los sujetos, hace aparecer su
propia doble naturaleza, entre o privilegiar común o privilegiar lo propio. Sin embargo la
esencia de la política es social y de dar los frutos y el poder necesario para que todos, sin
distinciones puedan vivir, alimentarse y educarse (manzano) con libertad. Pero ella se tiñe
negativamente de esos actos políticos que son los encargados de administrar el poder y los
frutos de la política.

Análisis de dibujo \ 5
´ Descripción del corpus.
> Registro Visual.

> Iconicidad: La imagen en su grado de iconicidad corresponde a pictograma. Por tanto


cuenta con un grado de iconidad 4. La función de la imagen en base a la pregunta: ¿Qué
significa para ti, en lo personal, la política? es ser informativa, es decir, se busca que la
persona (o autor) pueda abstraer conceptualmente su opinión.

122
> Objeto: representación gráfica en respuesta al siguiente diálogo con el autor: ¿Qué es
para ti, en lo personal, la participación política?
> Contextualización: El dibujo cuenta con un elemento significativo que fue dispuesto solo
en el plano de la hoja. El elemento árbol no cuenta con otros objetos circundantes por
eso es un dibujo que se ha categorizado en una categoría de descontextualización. Si
bien es legitimo considerar que la ausencia de relaciones no implica una menor riqueza
en el dibujo, sino un énfasis en el único elemento dispuesto y en sus propios subgrupos
significativos.

> Distribución espacial: El dibujo se encuentra desarrollado en la extensión de la plana


ofrecida al autor a nivel vertical, pero centra el dibujo en el lado izquierdo de la hoja,
incluso dejando una parte del ramaje del árbol inconcluso por una aparente falta de
espacio.
> Cantidad de elementos: 1 elemento compuesto de 14 trazos.
> Planos: Se trabaja un sólo plano (plano general) en función a objetos bidimensionales.
> Procedimiento: Litografía, de trazo mixto. Trazos definidos. No presenta borrones ni
correcciones.
> Personajes:
a. Líneas geométricas en forma de árbol.
Este conjunto de 14 trazos forma el único personaje del dibujo. Está compuesto por
líneas de color negro de trazo muy cargado y nutrido, firmes, que a través de líneas
horizontales diagonales y verticales, van formando una silueta de árbol mediante
quiebres fuertes de tipo geométricos entre las líneas. La silueta se maneja sobre una
línea eje que nace desde la parte inferior de la hoja y forma el lado derecho del tronco
hasta ser la rama más extensa de todo el conjunto.
> Color: Se utiliza el color negro.
>Texto: No hay textos presentes en el dibujo.

´ Nivel connotativo
El autor nos muestra un dibujo compuesto de un sólo personaje, una abstracción de árbol de
gran tamaño que se forma de trazos simples y nutridos en base a un color negro.
Un primer encuentro con el árbol resalta las angulaciones geométricas entre las ramas y
tiende a plantear el relato como uno que nos expresa que la relación del autor con la política
puede ser algo estructurada en sus formas y de un encuentro desde un entendimiento
profundo del autor de cómo la política es, de su funcionamiento, pero no quizás tanto de su
origen ni toda la complejidad de sus alcances. De alguna manera es un árbol a la defensiva.
Esto incorpora sentido si consideramos que el autor no nos muestra raíces en el árbol, y al
realizar el dibujo esconde las puntas de las ramas finales hacia el lado izquierdo de la hoja,
dando a entender que hay una parte del follaje que no se ve en la hoja pero que existe.

Esa continuidad ausentada podría hablarnos que el autor da espacios en su entendimiento


para aceptar que hay partes de la política que se escapan a su conocimiento, y que por ende
en ese desconocimiento prefiere ausentar su opinión más que connotarla.
El autor nos presenta la política reflejada en un símbolo de experiencia y vida, el árbol es
una metáfora nutritiva, en donde a través de él, el hombre es capaz de encontrar refugio,
alimentarse, y donde se dan procesos como la fecundidad de la tierra mediante frutos y
semillas que fertilizan en gran óvulo llamado tierra. Pero sin embargo el autor, nos muestra
que la política es un árbol seco, un árbol que dio muchos frutos pero que hoy no tiene nada
que ofrecer a la gente, no hay raíces que lo ligue a la tierra, el tronco está hueco, no corre
savia por él, no hay hojas ni frutos que le permitan fecundar la tierra, porque incluso no hay
tierra, ni alrededor. Es por esta razón que el árbol está descontextualizado, entendiendo por
contexto a la parte de una narración que nos permite determinar los objetos en relación a
otros.

Por ende el autor no nos ofrece elementos predicativos ni sustantivos explícitos, por donde
profundizar su entendimiento de política. Aunque la teoría del contexto de Van Dijk nos
permite entender que, en la ausencia, se puede presentar un modelo de contexto que nos
muestra al menos lo que es relevante para el autor. Aquí se intenciona, entonces, que el
contexto no tenga un rol significativo para el elemento árbol, para así enfatizar su rol

123
significativo y también una intencionada desvinculación de la política al entorno.

El árbol sin contexto, tendría sentido entonces por si mismo, la política reflejada en el árbol
podría hablarnos de que ella no requiere, según el autor, validación alguna para su
funcionar, de que es una herramienta con un aparataje lo suficientemente complejo y
consistente, (como árbol) para funcionar y también autoreplicarse. Funcionaria sólo y
también, no requeriría de mayores bases que sus propios contornos. Pensemos que aunque
el árbol está seco es un árbol que sigue creciendo y que sobrepasa los márgenes de la
plana. La autoreferencialidad que puede leerse en el des-contexto, como una forma de la
política, de mantenerse creciendo pero que no requiere necesariamente de otros elementos
más que ella misma para su desarrollo, es como una máquina que ya echada a andar no va
a detenerse. Podría inferirse que el autor tiene un descontento en la medida que sabe y es
conciente de que la política no se nutre de el sentido último de la gente, ya que el árbol es la
gran fuente nutritiva que aquí se castra, el árbol como política no es capaz de poder asistir a
las necesidades de su entorno, y incluso pareciera ignorarlo. Pero en este hecho se da una
doble cara porque no hay entorno que requiera de árbol. Por en de el autor puede sentir que
la gente ignora la política en una mutua indiferencia.

´ Deconstrucción.
Definición personal de política.
Política es un aparato complejo y sólido, de fuertes características racionales que lo fundan y
lo desarrollan en base a ideas. Por esa condición funciona como una estructura que está en
permanente crecimiento si bien es un constructo que no tiene nada que ofrecerle a la gente,
ni que nutre ni se relaciona con ella, en un acto de autoreferencialidad, que crece
conservando las propias estructuras. Esa actitud sin embargo no juega la lógica del poder
necesariamente, sino que es también u acto de defensa hacia un entorno social que parece
inexistente, en una especie de ciclo vicioso, en donde texto y contexto se han desvinculado
por la ausencia de sus correspondientes espacios de interacción.

124
Análisis de dibujo \ 6
´ Descripción del corpus.
> Registro Visual.

> Iconicidad: imagen en su grado de iconicidad corresponde a pictograma. Por tanto cuenta
con un grado de iconidad 4. La función de la imagen en base a la pregunta: ¿Qué significa
para ti, en lo personal, la política? es ser informativa, es decir, se busca que la persona (o
autor) pueda abstraer conceptualmente su opinión.
> Objeto: Representación gráfica en respuesta al siguiente diálogo con el autor: ¿Qué es
para ti, en lo personal, la participación política?
> Contextualización: El autor dispone en la imagen una cantidad de 6 elementos
relacionados entre sí, formando una oración visual bien compuesta en nominación y
predicado. El autor nos dice acerca de la pregunta: ¿Qué es para ti, en lo personal, la
política?, la siguiente respuesta visual: La política para mi es violencia. El contexto que el
autor nos entrega está en relación a esta respuesta que satisface incluso a un nivel
denotado su entendimiento de política. Plantea un escenario aparentemente urbano en dos
líneas oblicuas paralelas asemejando una calle en donde se sucede un acto de violencia
desproporcionado. Para darnos a entender bien este escenario, el autor, dispone los
siguientes elementos:
Un primer eje significativo compuesto de dos rectángulos en orientación vertical, que
contienen en su cara frontal cuatro cuadrados distribuidos de a dos y un rectángulo vertical,
rodeados de líneas curvas de color naranjo y rojo asemejando a departamentos en llamas.
Este eje lo relaciona con tres conjuntos de trazos en forma de personas, dos de ellas
armadas, que generan en centro de tensión del conflicto y con un rectángulo color morado
colindante al sujeto más a la derecha de la calle, donde incorpora el texto "HUANACO".
> Distribución espacial: El dibujo está construido en el centro del espacio ofrecido al autor. A
través del recurso de la metonimia, el autor muestra sólo algunos objetos que puedan
abstraer la situación de violencia desbordada que quiere representar y por tanto no ve
necesario ocupar toda la plana de la hoja con la narración visual. El dibujo se concentra en la
mitad inferior de la hoja y se distribuye armónicamente en su orientación horizontal.
>Cantidad: Se presentan 6 elementos (edificios, armas, personas, guanaco, calle y fuego)
distribuidos en 4 ejes de significación (edificios en llamas, personas armadas, fuerza pública
y vía pública).
> Planos: Se trabaja en un plano general en base a objetos bidimensionales.

125
>Procedimiento: Litografía de trazo mixto. Trazos bien definidos exceptuando la cara de
cada edificio.
> Personajes:
a. Rectángulos en forma de edificios
Se presentan dos rectángulos con puntos de fuga buscando un efecto de volumen, uno
al lado del otro y uno mayor en tamaño que el otro. Realizados en trazos de color
morado, la parte superior de ambos rectángulos tiene un diámetro mayor que la parte
inferior de ellos. En la parte frontal de cada rectángulo, en su interior, se han colocado 4
cuadrados alineados en par y un rectángulo de pequeña dimensión en la base
asemejando ventanas y puertas respectivamente. Los dos edificios hablan sociedad, de
calle, y de alguna manera de continuidad en este sentido. Es posible distinguir el color
del personaje central como parte de la misma continuidad.
b. Figuras de 3 personas.
Son tres conjuntos de trazos compuestos por un círculo semejante una cabeza y 5
trazos cortos formando una sensación de tronco y extremidades. Cada una de estas
figuras está trazada con distintos colores, siendo dos de ellas de color rojo y naranjo
respectivamente y la ubicada en el centro de la situación de trazo azul. El autor dota a
los tres personajes de decodificadores a través de círculos achatados y líneas oblicuas
que permiten pensar que se encuentran en una emoción de rabia, y que en el contexto
de responder las pregunta que se le hace a el autor, los tres personajes abandonan sus
conflictos un momento, como un tipo de tregua en donde se muestra que sin esa pausa
la persona en azul es la más vulnerable de los personajes. hay una distinción entre los
personajes que detentan las armas y los que no.
c. Rectángulo con la rubrica de “huanaco”.
Elemento rectangular de trazo azul fino y fluido sin relleno el cual se asemeja a un
furgón vehicular. Se ubica en relación al hombre armado ubicado hacia la derecha de la
plana y presenta dentro de si, el texto: "HUANACO".
d. La calle.
Líneas oblicuas paralelas de color café por sobre la cual se ubican y distribuyen el resto
de los elementos del dibujo. En el centro de ambas líneas se coloca una línea paralela a
ambas, de trazos entrecortados, asemejando a las líneas de continuidad que se usan en
las calles de tránsito vehicular permitiendo el adelantamiento de vehículos. Deja entre
ver una visión del espacio público, propio de la manifestación, no es un lugar para la
sociabilización, sino el lugar del conflicto.
e. Fuego.
Líneas curvas de colores cálidos: rojo y naranjo, que se ubican alrededor de los dos
rectángulos que asemejan edificios. Ellas se ubican en el mismo plano que los
rectángulos y asemejan rodearlos, así como también parecen salir de los cuadrados
interiores en forma de ventanas y puertas.

> Color: Se utilizan cinco colores: azul, morado, café, rojo, naranjo. Es importante el papel
que ellos cumplen, ya que en sus similitudes permiten definir, alianzas, desenlaces y
puntos de tensión dentro del dibujo.
> Texto: El texto presente "HUANACO", es decir, guanaco, cumple un rol de anclaje
específico al elemento rectangular sobre el cual se refiere. La intención de este texto no es
rotular la narración visual por completa, sino acotar el significado de los elementos, así
como asociar la fuerza policial a la escena en tránsito.

´ Nivel connotativo
El autor nos relata una situación con un relato completo en términos de personajes,
contextos, decoraciones, que nos permite situarnos fácilmente en una revuelta social. Para
ello nos muestra dos personas de una misma condición humana, de un mismo color, con el
mismo tipo de armas en una situación de enfrentamiento. En el centro coloca un tercer
personaje de color azul que comparte la misma naturaleza con los edificios posteriores a él,
por ende podemos decir que para el autor este tercer sujeto es un civil y uno de
los principales damnificados por la violencia.
Los otros dos personajes armados han dejado de apuntarle a este sujeto o de apuntarse a si
mismos. Claramente uno de ellos apunta al otro y el otro personaje con el arma baja puede
corresponder a un carabinero o algún miembro de la fuerza pública ya que junto a él hay un

126
carro policial con el texto "HUANACO" que por cercanía lo vincula con esa connotación
sobretodo porque el guanaco parece restar respaldándolo, esto es posible en la medida en
que al autor a través de tres colores quiere manifestarnos que las tres personas son de una
naturaleza diferente.
La totalidad del dibujo pareciera corresponder a una fotografía, a una pausa dentro del caos
que se detiene para aceptar la mirada de un nuevo interlocutor; en este caso para dar
respuesta a la pregunta: ¿Qué significa para ti, en lo personal, la política?. Es llamativo en
esta connotación como los personajes no se miran entre ellos, ni a un punto de conflicto
como los edificios en llamas o las armas del contrario, los personajes miran interpelando al
lector del dibujo, con un sentimiento profundo de desgano, la boca es particularmente
expresiva porque no asemeja ni rabia, ni tristeza, puede pertenecer perfectamente a una
emoción de frustración, en donde frente a la batalla que ellos emprenden, la pregunta
formulada no tiene ningún sentido sino que se siente ofensiva.
Por tanto el autor nos interpela haciéndonos ver, si no somos concientes de que la política
es lucha y confrontación de intereses dispersos, y que siente que eso hace un daño
profundo a la comunidad circundante reflejada en edificios en llamas y el sujeto azul, el
ciudadano. Porque aunque el guanaco con su chorro de agua puede apagar el fuego, no
lo apaga, porque la inmediatez del enfrentamiento de intereses choca claramente con una
ciudad que se devasta en formas improporcionadas, pero sigue no siendo el centro de
atención. Aquí por ende se manifestaría una sensación de que ni siquiera las fuerzas
públicas pueden solucionar ni amparar a la ciudadanía, pareciera que el autor se siente
impotente y frustrado ante ese desamparo.
Ahora bien la situación se asemeja mucho a una imagen, que habita en el imaginario común
de los chilenos, relativa a los acontecimientos del año 73 en el bombardeo al Palacio de La
Moneda, una Moneda en llamas como esos edificios, donde en el ataque metafóricamente
se dirige a un centro cívico que guarda en sí el poder otorgado por la ciudadanía. Los
edificios en llamas, donde viven civiles es una metáfora clara a esa falta de poder ciudadano
y a un quiebre por parte del autor de la instancias de representación e institucionalidad.
El fuego se presenta como elemento destructor de la ciudad, del domicilio de las habitantes,
porque el fuego a diferencia de otro tipo de destrucción tiene un simbolismo transmutador,
de transformación que nos habla de cambio social. En la naturaleza cuando un incendio
acontece, la tierra se hace fértil a través de la cenizas y la naturaleza puede renacer porque
siempre bajo el escombro hay semillas y nueva vida, es posible que el autor sea conciente
de que la revuelta con que asocia la política es también sinónimo de cambio, y que detrás de
esa aparente destrucción se esconde una regeneración que es posible, que reside en los
ciudadanos y que puede convertirse en la continuación del relato.
Ahora bien junto con la interpelación, hay un elemento central en el dibujo que es la calle. La
calle como lugar es donde no sólo se propician los trayectos que son contactos entre las
personas de una comunidad, la calle es el lugar donde los dos extremos, lo personal con lo
comunitario, se comunican en términos de Giannini, el domicilio con el trabajo y es el lugar
para la comunicación ciudadana. En este sentido, la calle que es ese espacio de diálogo
social, de encuentro, el autor lo ve alejada de toda comunión, no lo ve como un espacio de
conversación sino de enfrentamiento, quizás por eso será que el autor ante la petición de
retomar el diálogo en una entrevista, se negó a entregar sus datos y a retomar el diálogo.

´ Deconstrucción.

Definición personal de política.


La política para el autor, es el lugar del enfrentamiento. Enfrentamiento que se presenta
desde y por la política como producto de hechos históricos específicos. La política sería u
espacio de características públicas en donde se da cabida al caos social, en donde se
enredan autoridad y resistencia, fuerza y poder, en donde la política centra sus energías,
dejando finalmente perjudicada a la sociedad civil, que no quiere participar de dichos
enfrentamientos pero se ve forzada a ser parte de ellos.

127
Análisis de dibujo \ 7
´ Descripción del corpus.
> Registro Visual.

> Iconicidad: imagen en su grado de iconicidad corresponde a pictograma. Por tanto cuenta
con un grado de iconidad 4. La función de la imagen en base a la pregunta: ¿Qué significa
para ti, en lo personal, la política? es ser informativa, es decir, se busca que la persona (o
autor) pueda abstraer conceptualmente su opinión.
> Objeto: Representación gráfica en respuesta al siguiente diálogo con el autor: ¿Qué es
para ti, en lo personal, la participación política?
> Contextualización: el autor dispone para hablar de la política, de una oración visual
compuesta por una bandera dividida en dos que forma el eje de significación sobre el cual se
construye el dibujo, el corazón en la parte superior cumple un rol predicativo ya que busca
profundizar en la apreciación del autor por sobre lo que sucede sobre el rectángulo
ondulante semejante a bandera.
> Distribución espacial: el dibujo es de muy pequeño tamaño y se ubica en el ángulo
superior derecho de la plana. El rectángulo ondulante en forma de bandera se ubica en un
lugar inferior al corazón dividido en dos. > Cantidad:: cuatro elementos agrupados en dos
ejes de significación, bandera con línea vertical y corazón partido en dos
> Planos: Se trabaja en un plano general en base a objetos bidimensionales.
> Procedimiento: Litografía de trazo mixto. Trazos bien definidos, no presenta borrones ni
remarcaciones.
> Personajes:
a. Bandera cruzada por línea vertical
Rectángulo ondulante de trazo firme sin relleno, verde claro, con una línea horizontal en la
mitad que cruza su interior, y una línea vertical en el extremo izquierdo superior del
rectángulo; en ese espacio se encuentra una estrella del mismo tipo de trazo, sin borrones ni
remarcaciones. Por sobre la bandera en la mitad en sentido vertical, el autor raya una línea
de trazo nutrido y cargada color verde claro desde arriba hacia abajo con una predominancia
del trazo en la parte inferior.
b. Línea figural semejante a corazón dividido en dos.
Forma acorazonada de trazo tenue y fluido en verde claro, que está dividido en dos partes,
para ello el autor coloca dos curvas frente a frente con trazos zigzagueantes. Una de las
formas está coloreada en su interior color verde claro, mientras en la otra se mantiene el
trazo sin relleno.

128
´ Nivel connotativo
La lectura del dibujo nos habla de la presencia de un doble conflicto en la narración, que son
dos tensiones con un mismo origen. Se nos muestra una bandera chilena dividida por una
línea vertical, semejante a la línea de un voto eleccionario. Este elemento divisorio
manifiesta elección pero también nos habla de división. Podría decirse que la autora siente
que el país representado en la bandera como símbolo patrio, se haya en una dicotomía
relacionada con cierto proceso de representatividad manifestado en la metáfora del voto. La
bandera dividida nos habla un país dividido, argumento cuya parece ser respondido
predicativamente en el corazón separado que se encuentra por sobre la bandera. Es un
corazón que es un nuevo punto de conflicto pero que no sólo habla de la división presente
en la bandera, sino que a través de una mitad con relleno y de otra mitad sin el, crea un símil
con la metáfora del blanco y negro, el ying y el yang (¿el bien y el mal?) nos habla de que el
país estaría dividido en dos partes que se confrontan en sus diferencias. Si bien son
partes un mismo corazón, de una misma naturaleza, se hacen diferentes en la división. La
analogía con el corazón nos hablaría más que de un país, de un concepto afectivo con la
comunidad en que el autor habita. Por ende la política es parte de la vida cotidiana, y el autor
la vive y es conciente de una división que a su juicio hiere el alma de país. Es interesante
notar como la línea vertical de trazo nutrido y fuerte se asemeja al color del corazón que está
relleno de color; eso nos habla de que la separación está ligada a esa mitad de chile que
parece ser la preponderante a nivel país. Es esa mitad izquierda la que la autora manifiesta
responsable de la división, o en otra medida podría ser la parte quien el sistema eleccionario
favorece, pero pareciera que el autor se siente representado por la mitad derecha, y asume
que es ella la que está más vinculada a la propia naturaleza del país. Hecho que podemos
leer ya la mitad derecha del corazón y la bandera, comparten el mismo tipo de color e
intensidad de trazos.

Ahora el corazón que es la respuesta a la división de la bandera, también puede ser el


corazón del autor, que se sabe conviviendo entre posturas políticas dispares y esa reflexión
sobre la diferencias guarda en sí una conciencia de que en el mismo conviven ambas
posibilidades. La política es una misma cosa que adquiriría un distinto matiz. Una tendencia
política para el autor no es nada más que un distinto enfoque de una misma cosa, por ende
la política no es un problema para el autor, sino que es algo más cercano a las opciones y
decisiones que se toman entorno a ella.

A pesar de que la autora concibe con la política como algo profundo y arraigado en su vivir,
incorporado en sus sentir y en la conformación de su personalidad, el tamaño del dibujo es
pequeño en relación a la amplitud total de la hoja. Pareciera que esta narración constituye
una parte íntima del autor, en donde el concibe a la política como un sentimiento que no
expresa con total confianza en sus relación con otros. Ello es posible si siente división, en
donde en el diálogo con sus pares puede encontrarse con posturas encontradas y ese
encuentro pareciera no serle del todo placentero, por lo que lo evita. Pero que en señales
como el corazón, el color verde claro y la conformidad con los simbolismos formales de la
patria, proponiendo espontáneamente un bandera, parece sentirse dentro de todo muy
cómodo con el concepto de política, con una postura abierta al diálogo, aunque cautelosa,
pero más que por sus propias contradicciones, lo expresa como un diálogo austero frente a
la respuesta de los otros frente a la política.

´ Deconstrucción.

Definición personal de política.


La política es el espacio común que hoy es división. La política estuvo unida en un pasado
común por sobre el cual se gestó un punto de quiebre, del cual la política no ha podido
abstraerse. Ella también es elección que posibilita la representación, electoral y las opciones
que se abren en base a esas decisiones. Pero que por lo mismo, deben abordarse
públicamente de forma austera, ya que es un espacio propicio para las diferencias, las
contraposiciones y la disputa. En donde una parte del país, en base a las elecciones,
predomina por sobre la otra en un discurso hegemónico, que es causante de la división y de
la permanencia de un imaginario político basado en ese hecho político de quiebre.

129
Cuerpo 5 > Conclusiones
A> Conclusiones preliminares.
1. < Entrevistas en profundidad.
Todos aquellos conceptos que se propusieron definir como parte de la política resultaron
tener roles importantes para entender cómo los jóvenes comprenden la política desde su
propio punto de vista. En este sentido poder, política y comunidad son los ejes que funcionan
en todas las entrevistas como los lugares deseados y de rechazo entorno a la política.

Las definiciones acerca de esos conceptos pueden ser resumidos en:

a. Política.
Definición.
Es “todas” las prácticas y decisiones acerca de cómo hacer las cosas a nivel social, para
que exista orden, beneficios y soluciones, orientados a la comunidad.
en relación al poder.
El poder debe estar al servicio de los fines de la política, que siempre son sociales.

b. Poder.
Definición.
En relación sus fines. Adquisición material y el mandar.
en relación a la política.
La política da acceso al poder. Pero se realiza por intereses personales.

c. Presencia del concepto de comunidad en política.


Presencia

130
Sentido y fin último de la política. Manifestada en la vocación pública, en las acciones
concretas donde prima el bienestar de otros y todos.
Definiciones asociadas.
a. Agrupación, a través de los grupos de interés a través de la expresión de sus
demandas.
b. Ayuda social.
Estas actividades guardan lo concreto que la política necesita en confrontación a la
pasividad. La comunidad es el camino para participar en sociedad, pero “sin participar
políticamente”.

d. Valoración de las elecciones


Definición
Sistema sobre el cual se elige representantes mediante el voto. El sistema político y el
sistema democrático dependen de las elecciones y de quien sea electo.
Valoración del voto
El voto es asociado en forma general a la participación política.

Presenta dos valoraciones:

1. Una Negativa, uniendo al voto con las expresiones “sucias” de la política.


Características
a) no votar es una forma de mantenerse alejado de la política.
b) no votar es una forma de reafirmar un estado de desinterés que es bien visto por los
pares, ya que la política “ensucia”.
c) votar es un acto infructuoso hacia un proyecto infructuoso.
d) el voto es una forma “estrecha” de recoger la opinión ciudadana.

2. Una Positiva, considerándolo como un medio concreto y eficaz para elegir


gobernantes en base a la pasividad.
Características
a) el voto es una forma concreta de tangibilizar la opinión.
d) el voto es un acto de fuerza, mediante el cual se intenta influir en las decisiones de
gobierno.
c) el voto es un “Compromiso”, que permite exigir resultados.
d) Votación como instancia de diálogo y opinión.

e. Emociones entorno a política.


Emociones presentes
Positivas Referentes Negativas. Referentes
Esperanza, confianza, Propio ideal de política. Molestia, mentira, Prácticas políticas corruptas.
aceptación, agrado, inconsecuencia, cerrados
compromiso, - Ceder el poder que la de mente, incomprensión, - Apariencias de ejemplaridad
satisfacción, política da al que lo mierda, rabia, lata, - Poder como superioridad
admiración. necesita. engorroso, tramitador, - Irreflexivo.
- Ver trabajo conjunto en los pérdida de tiempo, lástima, - Intereses personales.
partidos políticos. enojo, pérdida de libertad, - Tipificaciones políticas,
- El orden, lo bien hecho. me carga. - La discusión, la intolerancia, la
- Sacrificio por la vocación imposición ideológica, y la crítica
pública. desmedida.
- Fundamentos racionales - Utilización
de la política. - Mala administración
- Política como espacio de - Desorden
diálogo y expresión - No representatividad.
personal.

b) Desarrollo de conceptos y proposiciones teóricas.


Como una forma conceptual y gráfica de conjugar todos los aspectos recopilados a través de
las entrevistas, ordenaremos a partir de las definiciones personales desde los entrevistados,
la estructura argumentativa que podemos encontrar entorno a la política y sus elementos.

131
> Política, poder y comunidad
En relación a la triada política, poder y comunidad, puede definirse una forma ideal de
relación entre los tres elementos, así como sus usuales formas de vinculación.

Comunidad Comunidad Poder

Poder Poder Comunidad Política

Política Política

Gráfico 1 Gráfico 2 Gráfico 3


Relación ideal Relación actual1 Relación actual 2

La gran diferencia de escenarios radicaría en el lugar que toman: política, poder y


comunidad entorno a dos consideraciones: el fin, y el medio. En este sentido la política para
los jóvenes en términos de deber ser, tiene como su fin la comunidad. A ella la política debe
su existencia y su mantenimiento en sociedad. En donde el poder, dentro de esta relación,
es un medio que se pone al servicio de la comunidad, y podría ser entendido como una
herramienta política. [Gráfico 1]

Esta relación es importante porque el discurso que se articula entorno a la política, desde los
entrevistados, reside en confrontar situaciones y prácticas negativas en base a este ideal de
política. Existe incluso en ellos una definición aún más estrecha, que considera a la política
igual a la sociedad, en donde política serían las personas, el país o la gente.

(poder≠comunidad)

Una de las relaciones existentes y generalizadas es aquella que considera que el fin de la
política es la comunidad, pero en donde el poder puede ser medio y fin de la política.
[Gráfico 2] En este juego el poder no lograría abarcar todo el quehacer de la política, por lo
que el poder como fin no anularía la presencia de la comunidad, pero si formaría parte de
prácticas que utilizan la política como forma de acceder a un poder que no desemboca en la
comunidad sino sobre si mismo.

La tercera relación es aquella en donde la política, así como la comunidad son medios para
el acceso al poder. [Gráfico 3] Cuando el poder, es el valor último en la política, ella se
desvirtuaría de una forma tal, que dejaría de ser entendida como un medio de ayuda social,
sino un medio de obtener poder para fines particulares que no se conducirían con el bien
público, sobretodo considerando la capacidad del poder de corromper y confundir. Esta
relación entorno a la política, involucraría el alejamiento voluntario e intencionado de la
juventud hacia la política y sus instancias: como la participación política, los partidos, y el
voto, ya que se asocia que participar de ellas es participar de una política que no es un
proyecto en si, sino un medio para favorecer un proyecto ajeno a lo social, ligado a lo
particular y a lo corrupto.
Cuando el joven reconoce esta relación, no vierte esperanzas sobre la política, ni se juega
su credibilidad en ella, porque se convierte en un terreno incierto dominado por los intereses
personales

En estas dos últimas relaciones [Gráfico 2 -3], en donde el poder se pone en forma parcial o
total como fin, plantea un tema muy importante en la casi general percepción de los
entrevistados, y es que la política ensucia.

132
> Política Ensucia
En donde existe la consideración que las prácticas políticas cuando se coordinan
bajo el poder como fin, y en donde la política es un medio de acceso a él, todo lo que
toque esa política, contamina la relación que tienen los ciudadanos con ella, ensucia
sus discursos, ensucia lo social, a la participación, las elecciones y a la misma
política, porque la sociedad evidenciaría que ella se utiliza como un medio para
objetivos personales, escindida de su propia naturaleza social.

Despolitizar las cosas, como contraparte, es limpiarlas y protegerlas de los intereses


y la discusión, sacar de los temas la lucha por el poder y también supeditar la propia
consecuencia ideológica, en pos de otros objetivos ajenos, más generales, sociales,
que pueden ser adoptados como propios.

> Política como totalidad


Un elemento clave para comprender cómo los jóvenes entienden la política, es la noción de
totalidad.
La política es vista por la mayoría de los jóvenes, como una masa de contenidos, es decir,
ven a la política como un concepto que guarda en si todos aquellos aspectos que se
desarrollan entorno a ella en forma interna o externa. Esta concepción no define
delimitaciones entorno a entender política distinta de sistema político, de momentos
históricos, de gobierno, de Estado, de democracia, de partidos políticos, ni de clase política.
Éstas se distinguen sólo cuando el sujeto se informa acerca de ellas, y puede clasificar
prácticas en base a distintos referentes políticos. Sin embargo, existe la marcada tendencia
de que cuando evalúan sus molestias hacia la política, vuelven a extrapolarla desde un acto
hecho o práctica puntual, hacia una totalidad, es decir: “la política es corrupta” y por tanto la
política se les transforma en una masa de conceptos que no pueden entender bien y que por
tanto los supera. De esta manera, la política se carga fácilmente como significante, de las
connotaciones negativas de sus elementos. En este sentido, podemos encontrar tantas
definiciones y valoraciones acerca de política, como elementos se pongan en juego en
relación a ella.

> Lo político y lo social.

Participación Comunidad Participación


Concreto Política Social Concreto

Política
[Abstracción]

Sociedad

~ Gráfico 4 ~

La política si bien se fundamenta y se dirige a la sociedad, encuentra dos puntos de contacto


con lo social, que tienden en los entrevistados, a redefinir el rango de acciones de lo político
en relación a la sociedad. Estos puntos son:

a. Lo social como fin y origen de la política.


b. Lo social como una alternativa a la política.

133
a. Lo social como fin y origen de la política.
El nexo se produce en la medida en que se tiene la consideración que la política debe
dirigir sus prácticas a resolver los temas de carácter social, con prioridad a la discusión y
resolución de otros temas de carácter público, ya que la política no puede desarrollarse
mientras no se tenga un sustento básico a nivel social que permita concentrarse en los
asuntos de carácter colectivo.
Esta forma de asociar a la política con la sociedad, en base a la satisfacción de
necesidades básicas, se basa en un entendimiento de lo social asociado por los jóvenes,
más que a una definición cercana a sociedad, hacia una semejanza con la ayuda social,
que postergaría aspectos relativos a temas de planificación estatal, y desarrollo del
capital humano y cultural, porque consideraría niveles escalonados de realización, sobre
los cuales la política debiera ejercer su gestión.

b. Lo social como una alternativa a la política.


También se presenta la política como una más de las maneras de servir a la comunidad.
En ésta asociación, la participación política es la alternativa contraria a la participación
social, en donde esta última es una forma directa e inmediata de relación con la
comunidad, sin tener que pasar por la política. De esta forma, la participación social,
cobra relevancia como una forma de participar desasociadamente de la política.
Situación que expone también, que la participación social, no pude ser reemplazo del
todo de la participación política, ya que ella suele centrarse sobre actos concretos pero
pequeños, considerando que los problemas país son macros y requieren de políticas
publicas, que sólo pueden ejercerse con experticia, a través de una buena elección a
través del voto, por ejemplo.

>Política: Concreto v/s Abstracto.


Estas distinciones exponen un elemento relevante, y es que la política no necesita ser algo
concreto hasta donde aparece la comunidad. Cuando se liga a ella, la respuesta inmediata
es la acción, la eficacia, por sobre el razonamiento y la planificación. Esta consideración de
que la política, es esencialmente, racional y trabaja desde las ideas, sobre el debate y la
coordinación de subjetividades, la hace sentir desde los entrevistados, particularmente
abstracta, lo que se considera normal e incluso positivo entre ciertos rangos, mientras
mantenga ese nivel al servicio de la acción y la comunidad. Esta percepción claramente
incluye la consideración que la política toca directa o indirectamente, a todas las personas
dentro de la sociedad y por ende, expone la necesidad que la política pueda abarcar no sólo
amplios temas de carácter público, sino también se le requiere en lo concreto y cotidiano que
la participación social demanda.

2. < Conclusiones Análisis semiótico.


Hay siete representaciones de la política, que se extrapolan hacia diversos énfasis dentro de
espectro que compete a lo político, desde la propia percepción de la muestra.

a.1. Política como Doble discurso


En donde se trabaja al mismo tiempo un discurso hacia la comunidad e intereses sociales
propios del espacio público (con naturaleza en la acción), y otro implícito que se maneja
subterráneamente entorno a los intereses personales, el poder, la manipulación y la
ambición (de carácter pasivo). La lógica de tener un doble discurso que sigue siendo
legitimado por la opinión pública en una especie de efecto narcótico, a pesar de su
corrupción, en la medida en que la política tiene una presencia mediática que trabaja por
explicitar los intereses sociales.

a.2. Política como Medio para el Poder.


La política es un tipo de narración, creada por los sujetos para llegar al poder, considerando
a éste como un valor social motor de la sociedad, que se moviliza en base a la ambición. En
este sentido tanto poder, como estructura social, son productos creados para acceder al
poder.

134
a.3. Política como prácticas mundanas y poco transparentes
La política es un conjunto de prácticas concretas que tienden al conflicto y la mentira,
apremios que la sociedad reconoce, formando parte de sus lugares comunes hacia la
política, pero que sin embargo, permite, en un acto de somnolencia, en donde hacen que
están informados y participan, cuando en realidad no les interesa involucrarse en esas
prácticas que forman la política.

a.4. Política como División


La política tiene por naturaleza, la unidad, sin embargo, ella también es espacio para la
división que hoy existe en ella. Ese quiebre de la unidad, es lugar para confrontaciones y
rechazo entre individuos, en donde la política es también susceptible de ser
representativamente parte de un discurso hegemónico que puede llevar a la unidad o la
división, según el énfasis de dicho discurso.

a.5 Política como enfrenamiento


La política es un espacio público de confrontación, como también la causante de dicho
enfrentamiento. En ella se da un juego de autoridad y resistencia, sobre la que la política y la
sociedad centran su atención, olvidando otros aspectos propios de la sociedad.

a.6 Política autoreferencial


La política es una gran construcción racional, que funciona por si misma, es decir, no
necesita de la gente para subsistir ni desarrollarse, pero lo hace en desconexión con la
gente, sin ofrecerle los frutos de su gestión y sin conectarse con sus necesidades. En este
sentido, la política preserva su estructura del entorno, creando un ciclo viciado en donde la
conexión política y sociedad está imposibilitada.

a.7. Política como traición


Política está compuesta por actos políticos de naturaleza humana, en donde el poder y la
comunidad luchan por ser el eje de las relaciones entre sujetos. En estos actos el poder
ocasiona en la personas extrapolarse en como usar ese poder, si para fines personales o
sociales, considerando que la esencia de la política es social y solidaria, y por ende toda
elección a través de actos políticos que use ese poder para si mismo, es traicionar la
naturaleza social y humana.

Tipificaciones
Representación de la política. Representación del joven frente a la política.
Doble discurso Conocedor y crítico.
Medio para el Poder. Conocedor y crítico.
Prácticas mundanas y poco Observador y crítico.
transparentes
División Implicado pero agotado frente a la división.
Enfrenamiento Afectado y ausente.
Autoreferencialidad Observador y conocedor de sus causas y lógicas.
Traición Desencantado frente a los actos de ambición.

3. < Conclusiones Análisis de Texto.

Los jóvenes de la muestra asocian a la participación política con los siguientes aspectos, que
son ocho formas de comprender la participación política.

- a.1 Participación política como acción.


La participación política como acción, es considerarla como aquella parte activa de la
política, como parte de un compromiso social que se asume naturalmente en los sujetos. La
visión que la política asume entonces, es de ser dinámica y flexible a la intervención de los
sujetos.
- a.2 Participación política como nexo ente sociedad y política.
La participación a través del voto, es una forma de poner en contacto las demandas sociales
con la política, pero que sólo tiene sentido cuando la política sigue los objetivos, o demandas
sociales.

135
- a.3 Participación política como control.
La participación es una forma de controlar la gestión gubernamental, considerándola más
como un ente que observa y denuncia, por sobre su capacidad de modificar el escenario
político.
- a.4 Participación política como pertenencia.
Ella es un lugar que se compone de la opinión pública y del voto, como forma de demostrar y
ejercer esa cualidad de ser parte de un grupo humano.
- a.5. Participación política como cambio
La participación es una práctica que tiene la capacidad de proyectarse hacia al futuro,
construyendo nuevas experiencias. Pero al estar relacionada directamente con la política, se
hace infructuosa hasta que ella no vuelva a retomar lo social con meta.
- a.6. Participación política como opinión pública.
La participación política es parte de un proyecto mayor, sobre el cual la participación puede
ejercer control y hacerse cargo de las molestias que surgen entorno a la política creando,
mediante ella, una opción social creciente, que pueda reformular el escenario político.
- a.7. Participación política como despojo.
La participación política no presenta diferencias con la política, y ambas son actos que son
parte de los más bajo aspectos del ser humano.
- a.8. Participación política como conversación.
La participación política es un lugar de diálogo, donde se concreta un intercambio de ideas
que posibilitaría encontrar con los pares, ideales comunes que puedan ir mejorando la vida
social.
El significado de la participación política, entonces, varían de acuerdo:
a) del significado de la política para el sujeto
b) la capacidad otorgada a adquirir poder mediante la participación y,
c) la capacidad de los sujetos de modificar la realidad a través de ella.

Frente a estas percepciones, es posible delimitar en cada una de ella, cuál es la percepción
que los sujetos tienen de poder ejercer un rol, a través de la participación política.

a. Qué entienden los jóvenes de la b. Su rol en la política


muestra por participación política.
Acción Activo pero ineficaz
Nexo ente sociedad y política. Posible, pero sirve a objetivos personales de otros.
Control Posible, pero desde lugares ya estructurados.
Pertenencia. Activo y eficaz.
Cambio Posible, pero sirve a objetivos personales de otros.
Opinión social Activo, modificador desde la institucionalidad.
Despojo Inexistente
Conversación Activo y eficaz.

El rol de los jóvenes de la muestra en la política, está supeditado a cuáles sean los objetivos
de la política. En la medida que ella sirva a otros objetivos que no sean lo social, el rol que
ven para si en la política y por tanto la participación, desmedra. En ese contexto, los sujetos
aunque reconocen en ellas una capacidad activa, concreta y modificadora en mayor o menor
medida, se abstraen de involucrarse mediante la participación política, que claramente
reconocen como aquella institucionalidad que los conecta con lo político, mayormente a
través del voto, pero también en acciones previas y complementarias a lo electoral: la
adquisición información política, el diálogo social y la opinión pública.

136
B> Conclusiones generales.
Comprender que sienten y qué expresan los jóvenes hacia su propio entendimiento de
política, es presumir una serie de afirmaciones que han dado guías a esta investigación.
Primero que existe una definición que es propia de la juventud y que difiere de las nociones
académicas o institucionales de política. Como plantea Oyarzún, definir política como definir
el arte, es un acto presuntuoso, sobretodo si consideramos la noción Pierciana, de que un
signo mediante el uso, puede adquirir nuevas connotaciones que pueden redefinir, en este
caso, el propio sentido de lo que Política es, en nuestro imaginario social.

Un segundo argumento presente es que la política no es algo que sólo se define, sino que es
un concepto que tiene la capacidad de cobrar materialidad en los sujetos, es decir, de ser
sentida y ser expresada. Pensemos por ejemplo, desde el habitus de Bordieu, cómo “algo”
se materializan corporalmente en las personas en formas de disposiciones en un proceso
dinámico, en donde ellas, como la expresión del habla, la argumentación y los énfasis, nos
hablan de cómo un concepto, en este caso la política, han sido apropiado por los jóvenes.
Esto se nutre con la propuesta de Diamela Eltit acerca de la capacidad del cuerpo de ser
susceptible a los discursos sociales y de que ellos puedan atravesarlo diseñando y
modelándolo. Es decir, aunque en la juventud se presuponga lejanía, hay discursos que se
traslucen en los sujetos.

La investigación cualitativa, realizada mediante diversas muestras y herramientas de


investigación, permitieron lograr dos aspectos centrales entorno a la percepción juvenil de la
política y que son los dos elementos presentes en la pregunta de investigación:
> Qué expresan los jóvenes hacia su propio entendimiento de política.
> Y cómo se sienten con ese entendimiento.

137
A través de estos dos ámbitos sería posible generar una definición de política, y describir los
principales aspectos que se definen entorno a ella.

> Qué expresan los jóvenes hacia su propio entendimiento de política.


Los jóvenes presentan una base común, y es que todos pueden expresar una opinión o bien
un sentimiento entorno a lo que entienden por política. No existe diferencia entre estar o no
inscrito, por ejemplo, para poder expresar un punto de vista relativo a su propia percepción.
Las expresiones vertidas, que pueden permitirnos la creación de conceptos y teorizaciones,
podemos entenderlas como particulares acercamientos entorno a cómo los jóvenes han
incorporado la política a sus vidas y cómo la reinterpretan de acuerdo a sus propias
experiencias personales y a las expectativas que vuelcan sobre ella.

a. Cómo la consideran y qué les simboliza.


Hay varios aspectos que los jóvenes enfatizan para explicar su opinión en relación a la
política, por lo que podríamos precisar tantas definiciones como acentos se establecen
entorno a ella. Sin embargo es posible reunir en 4 conceptos las distintas áreas de
significado, bajo las cuales construyen finalmente sus definiciones:

→ Totalidad
→ Suciedad
→ Doble Discurso y,
→ Contrato.

a.1. Política como totalidad.


El término política para los jóvenes reúne en si, todas las prácticas que ellos pueden
identificar que son parte del quehacer político, y denominan tanto al grupo de
prácticas, como a cada una de ella, con el término política. Es decir, la política es
corrupta, no ciertos políticos son corruptos; la política no sirve, no el gobierno actual
está haciendo un mal trabajo. De esta manera, sistema político, situaciones
históricas, gobierno, elecciones, clase política, son identificados sin mayor distinción
entre unos y otros. Lo que nos habla de la facilidad con que el concepto Política es
connotado por su entorno administrativo y humano. Esto también está presente en la
participación política, ya que la predisposición a participar en ella, está en directa
relación con lo que piensa el joven hacia la política. Creándose una cadena lógica en
donde: si hay corrupción, la política es corrupta y la participación política es
infructuosa.
a.2. La política todo lo ensucia.
Se presenta la consideración que las prácticas políticas cuando se coordinan bajo el
poder como fin, y cuando la política se pone al servicio de ese poder, todo lo que
toque esa política, contamina la relación que tienen los jóvenes con ella, ensucian
sus discursos, ensucia lo social, a la participación, al voto, a las elecciones y a la
misma política, ensucia también al joven que ve esta situación y que se liga de
alguna forma con la política. De ahí cierta abstinencia a la vinculación como forma
de mantenerse limpio de ese mal manejo político. Y de la existencia de opiniones de
ser apolítico, de votar por las personas y no partidos, de no reconocerse
partidariamente, de no hablar de política, como una forma de despolitizarse y
proteger la propia identidad de esa suciedad, de los intereses propios y la discusión,
de la demagogia, de la corrupción.

a.3. Doble discurso


La “política” presentaría un doble discurso en la medida en que ella se relaciona con
las personas a través de un discurso que pone como fin la comunidad y la sociedad,
y en contraparte, oculta prácticas de poder, ambición e intereses, que también en su
conjunto generan un discurso que choca en base al discurso que emana desde los
gobiernos entorno a la transparencia y la vocación pública que moviliza la
participación política.

a.4. La convención.

138
La política para los jóvenes tiene implícita una forma de contrato que se visibiliza
mediante la representatividad. Estar bajo una forma de gobierno es adoptar un
consenso, que no necesariamente se expresa mediante un contrato escrito, pero del
cual los jóvenes como la sociedad serían parte mediante expresiones como el orden,
la aceptación y el cumplimiento de actividades de carácter normativo y administrativo
en torno a la ciudadanía y la convivencia. La máxima expresión de este contrato que
cada persona asume, es vista particularmente por aquellos jóvenes inscritos,
mediante el voto. Él es simbolizado como un contrato en donde ciudadanos eligen
representantes, y mediante esa elección particular que realizan a través de él, tienen
derecho a exigir un buen desempeño público. Desde aquí podemos pensar el origen
de una creencia que existe en algunos de ellos, y generalizadamente en los que sí
votan, de que: “Quien no vota, no tiene derecho a opinar”. Lo que valdría a decir, que
ellos no han establecido ningún contrato por el cual exigir una buena administración,
ni una adecuada representación, por alejarse voluntariamente, de esa instancia de
participación.
Independiente a esta distinción desde los inscritos en los registros, existe una
consideración general en todos los jóvenes, de que el hecho de participar en una
sociedad, de verse regido por normas y obligaciones, implica por si mismo, un
contrato entre ciudadanos y sistema político, que haría que los jóvenes generen
expectativas de administración y liderazgo, que al no cumplirse, haga que también
se ausenten de las instancias que puedan, para salirse de un contrato que bajo su
punto de vista, la parte hegemónica no cumple, y que por ende no están dispuestos
a seguir desde su propia iniciativa.

> Cómo la valoran.


El valor que le otorgan a la política, a diferencia de lo que uno pudiera considerar entorno a
la actitud crítica, explicita un juego binario, o de opuestos, en donde se considera a la política
como corrupta e infructuosa, pero al mismo tiempo necesaria para el orden y la cohesión
social, expresando en esta dualidad, las siguientes características:

a. Primero que la valoran como una práctica necesaria, como un lugar en dónde tomar y
ejercer decisiones que supedita los intereses personales en pos de proyectos comunes
que tienden al bien de la sociedad en su conjunto.

b. La valoran como orden, es decir, una forma de controlar las distintas expresiones
políticas, y la tendencia en cada sujeto de querer adquirir poder en formas nocivas para el
resto de los ciudadanos. En este sentido el orden que le asignan a la política se relaciona
involuntariamente con esta concepción Hobbsiana de que existe cierta naturaleza humana
que tiende a la disputa y que sólo se controla mediante la promesa de un bienestar común,
a cargo de un poder superior lo suficientemente potente como el Estado.

c. La valoran como una práctica racional que resuelve conflictos y problemas sociales de
gran envergadura, pero también consideran que debiera estar presente en los problemas
cotidianos, lo que sería expresión y consecuencia, de la ausencia de soluciones a nivel
macrosocial. Así se produce una necesidad contraria a la capacidad real del Estado de
tener el tamaño necesario para poder ocuparse de los grandes y pequeños temas sociales
a la vez. Ya que se suele extrapolar lo privado hacia lo propiamente público, sobretodo
bajo la influencia de los medios de comunicación, creando una sensación de que el Estado
debiera abarcar tanto lo público, como lo privado.

d. La valoran como una práctica que debe ser concreta. Ello no excluye una esfera de
abstracción complementaria, ya que reconocen el componente ideológico que fundamenta
y sobre la cual se expresa la política; saben que ella se transa en ideas y discursos, pero
requieren de que exista una bajada práctica de esas planificaciones en las cuales la
política invierte tiempo y recursos. En este sentido, la práctica reflexiva, el debate, la
investigación entorno a la política y la sociedad, debe alejarse del simple ejercicio reflexivo
y debe orientarse en términos políticos, hacia la acción, hacia la implementación de
soluciones. Esta es una valoración propia de una realidad Latinoamérica imperante en
diversas necesidades sociales básicas, que no dan espacio a una exacerbada abstracción,
ya que las necesidades interpelan a la materialidad.

139
> Y cómo se sienten con ese entendimiento.
Desde la participación política y desde la clara ligazón que existe en los jóvenes entre
participación y referente político, se evidencia que hay una dicotomía entre el entendimiento
ideal y el entendimiento real acerca de la política, bajo el cual subsisten, todos aquellos
sentimientos de rechazo y crítica que podemos encontrar y considerar bajo lo que podemos
determinar: cómo se siente el joven frente su valoración de política.

Para comprender el cómo se sienten cuando se hablan de política, se hizo una recopilación
de textos, frases y emociones vertidas durante las herramientas de recolección que
podemos resumir de la siguiente manera.

Positivas Referentes Negativas Referentes


Esperanza, confianza, Propio ideal de política. Molestia, mentira, Política actual.
aceptación, agrado, inconsecuencia, cerrados
compromiso, satisfacción, Referentes específicos. de mente, incomprensión, Referentes específicos.
admiración. mierda, rabia, lata,
- Ceder el poder que la engorroso, tramitador, - Apariencias de
política da, al que lo pérdida de tiempo, lástima, ejemplaridad
necesita. enojo, pérdida de libertad, - Poder como superioridad
- Ver trabajo conjunto en los me carga. - Irreflexión.
partidos políticos. - Intereses personales.
- El orden, lo bien hecho. - Tipificaciones políticas,
- Sacrificio por la vocación - La discusión, la
pública. intolerancia, la imposición
- Fundamentos racionales ideológica, y la crítica
de la política. desmedida.
- Política como espacio de - Utilización
diálogo y expresión - Mala administración
personal. - Desorden
- No representatividad.

Cuando el joven manifiesta aquellas emociones y palabras que hemos definido mediante las
entrevistas, los dibujos y los textos, por sobre la simple presencia de emociones enfrentadas
a la política, se hace presente un escenario clarificador, en donde la crítica que los jóvenes
realizan, siempre está dirigida hacia un ideal de política de elevado valor moral.
La política que anteponen y bajo la cual justifican sus críticas, es una política que es un
conjunto de prácticas que tiene como fin último, motivación y base, la sociedad, y el
bienestar conjunto. En donde el poder es una forma de compromiso, ya que a cierta gente se
le empodera para que puedan tener la capacidad de tomar decisiones en nombre de
muchos, pero siempre con el objetivo del beneficio general, de la construcción del país, de la
protección de las personas, y un buen vivir.

En este sentido el rechazo hacia la política actual, referente de la crítica y de los más
potentes sentimientos hacia la política, bajo esa noción de totalidad bajo la cual es
entendida, -que no diferencia, ni discrimina- se constituye como una estrategia de relación
entre jóvenes y sistema político, y el resto de los actores sociales, donde se generan
legitimidades entre los pares y en donde se pone en juego todo el caudal juvenil como
minoría y como categoría social en confrontación con un discurso y sistema hegemónico.

Esto es interesante, porque no suele abordarse la afectividad juvenil cuando hablamos de


anomia, ni de abulia, ni de alejamiento, como la base de una estrategia de relación, o de una
relación de poder, sobre la cual la juventud puede encontrar las suficientes justificaciones
para escindirse de la vida política. Un punto relevante en una de las entrevistas,
precisamente, fue la distinción que hacia la entrevistada acerca del paso de la emoción a la
razón como forma de salir de esa noción de política como totalidad, como una masa de
prácticas y situaciones difícil de asimilar y ante la cual el rechazo nos simboliza también, una
falta de comprensión profunda a sus lógicas y maneras. Ella proponía desde su propia
experiencia la información como una forma de ir distinguiendo entre los distintos elementos

140
que se ponen en juego en la política, para detectar en cada uno de ellos funciones,
elementos discordantes y beneficios. Lo que podría hablarnos de la que la razón influye
dinámicamente en la emoción apaciguándola, pero igual dejándose caer con toda su fuerza,
cuando el joven vuelve a encontrarse con actos discordantes que son repetitivos y que
quieren normalizarse, u ocultarse de la vista pública, siendo que el joven reconoce clara y
perfectamente, los juegos retóricos en la política.

En este contexto, existe un clima juvenil que legitima la indiferencia política, como una forma
de resistencia, y que se argumenta en base a la pérdida de tiempo y el “para qué”, que nos
hablan claramente de una percepción de la infructuosidad del proyecto política para ellos.
Pero también de un clima de refugio, donde es posible expresar todos estos sentimientos de
rechazo con libertad y aceptación, cobrando y reclamando para si, la calidad moral que no
encuentran en la política, y revalorando sus expresiones particulares entorno a lo que si da
frutos, el ocio, el compartir con los pares, los proyectos personales, etc. Porque en este
contexto, hacer de ese sentimiento compartido de rechazo, un abanderamiento
explícitamente político, en ensuciarse, por lo que es mejor mantenerse en respetuosos
rangos marginales de no saber, de no decir, ya que como brillantemente propone Josefina
16
Ludmer, en relación a la supuesta candidez y humildad de Sor Juana , el silencio, o la
aparente ignorancia, es la treta del débil.

En base a esta descripción, ya nos es posible generar definiciones y escenificar de una


manera amplia, cómo los conceptos hasta aquí, se relacionan.

> Escenificación y definición de política para los jóvenes.

a>Definición de política
Finalmente podemos esgrimir una primera definición para política desde los jóvenes,
como: “Todas las prácticas y decisiones acerca de cómo hacer las cosas a nivel social,
para que exista orden, beneficios y soluciones, orientados a la comunidad. En donde el
poder debe estar al servicio de los fines de la política, que siempre son sociales.”

Esta definición definida así, rescata ese concepto de política sobre el cual el joven
confronta sus molestias. Es decir, cuando se dice con desdén y/o rabia que la política es
sucia, esa frase se carga de sentimiento sólo en la medida en que vive en mí la idea de
que la política debiera ser limpia. Por eso esta definición rescata el ideal de política, si bien
considera que existe y que es igualmente factible trabajar con una definición desde la
valoración actual de política, en donde podemos entender la como: “Una estructura y
juego de poder, en donde la comunidad es utilizada para ponerla al servicio de objetivos
e intereses personales.”

a.1> Política, poder y comunidad.


En ambas definiciones hay una triada presente, que se moviliza generando la concepción
positiva y negativa de política. Estos dos elementos en juego en la política son el poder y
la comunidad, en donde las relaciones de poder entre ellas, nos habla de las posibilidades
de relación y vínculo entre jóvenes y política.

16

141
Poder
Comunidad Comunidad

Poder Comunidad Política


Poder Poder

Política Política

Gráfico 1 Gráfico 2 Gráfico 3


Relación ideal Relación actual1 Relación actual 2

Estos 3 gráficos corresponden a 3 abstracciones en donde cada una es una escenificación


de como el joven refiere a la política en base a estos dos elementos restantes.
En donde poder y comunidad disputarían su rol de fines o medios, del proyecto política, en
un juego en donde incluso la misma política, puede ser puesta como un medio para llegar al
poder. Claramente en el Gráfico 1 se manifiesta el orden deseado por el joven entre los
elementos, una política orientada a la comunidad, en donde el poder es una herramienta que
se pone al servicio de la política y la comunidad. El Gráfico 2 y 3, nos manifiestan
definiciones de política en donde el poder deja de ser un medio para ponerse como fin del
quehacer político. Las distinciones entre el Gráfico 2 y el 3, residen en qué grado el poder
como fin, puede disponer de la comunidad y de la política como medios, en donde el Gráfico
2 sería la forma más frecuente de relación donde el poder es medio y fin alternadamente, es
decir, se pone al servicio de la sociedad y al mismo tiempo cierta cantidad de poder no sale
de la simple obtención. Y en el Gráfico 3, que es la relación que más se genera entre los
jóvenes que no se vinculan de ninguna forma institucional con la política, tanto política como
comunidad, son medios para el acceso al poder.

b> Escenificación
Como una forma de unificar la comprensión de los jóvenes acerca de la política, con
todos aquellos elementos que fueron puestos en análisis en el marco teórico y los
elementos propios de la investigación, se creó el siguiente mapa conceptual que nos
permite situar, desde la perspectiva juvenil de cómo ellos definen la política, puntos sobre
los que generan rechazo o afinidad, y desde donde podemos situar desde ésta
perspectiva, conceptos como anomia, mito, consumo, etc.

Comunidad Poder

(i)
Política
(Sistema Político)

(vii)
Medios de (iii) Poder (iv)
Comunicación

Ayuda Social - - Voto.


Consumo - Part. Social Part. Política - Opinión pública.
Vida Social - - Adquirir Información.
(vi) - Diálogo Social.
(v)
Ø

(ii)

Gráfico 5

142
En donde:
(i) Representa al poder como fin, en donde la política se usa como un medio de
empoderarse, mediante las elecciones y los cargos públicos obtenidos por la participación
política, para acceder al poder. En este punto es donde recaen las emociones de rechazo y
disgusto que expresan los jóvenes hacia la preponderancia del poder, la mentira, la
utilización, la manipulación, etc.
(ii) Se representa la anomia como forma de relación social, en donde el joven se aleja de la
política como medio de acceder simbólica y activamente a la sociedad, y lo hace mediante
vías alternativas como los distintos tipos de participación social que reconocen como un
valor: ayuda social, consumo, y vida social.
(iii) En este punto es posible reconocer donde tiene cabida la autoreferencialidad en la
política. Ella consistiría en un proceso truncado, desde la participación política hacia la
comunidad, en donde la participación política sirve para acceder a un poder que sólo sirve
para mantener la legitimidad (iv) de la política dentro del sistema, sin que este poder permita
llegar al joven a través de la representación, y sin que tampoco tenga un efecto en la
realidad de la comunidad.
(v) Representa la no participación, la participación que el joven cohíbe cuando considera que
el poder es el fin de su participación política y de toda la posible cadena de relación hasta
poder conectar a los jóvenes con la comunidad mediante la política. En este punto es donde
se daría el quiebre mito-rito, en la medida que el joven se desvincula de la política y la
democracia como mito, a través del ejercicio de los ritos que le brindan continuidad y
sentido, como la inscripción y el voto.
(vi) Representa los puntos de unión entre lo social y lo político. Es una constante en la
juventud extrapolar su participación, desde la política a lo social, como una forma igualmente
legitima de contactarse con la sociedad y de expresar un interés real en los temas de
carácter público, generando nuevos tipos de ritualización en bajo a nuevos mitos, o nuevos
relatos de sentido, como el consumo, el individualismo, la solidaridad, entre muchos.
(vii) Refiere al lugar en donde los medios de comunicación pueden ser un lugar para el
empoderamiento que el joven no logra mediante la política. Este fenómeno que se denomina
como los nuevos espacios democráticos, propios de la representación postsocial, tendría la
capacidad de generar un espacio de diálogo que sirve a la política y a la comunidad en igual
medida, para generar canales de comunicación y respuesta, que el joven valoraría por su
cercanía y conocimiento como generación, de los medios de comunicación social.

De esta manera, la escenificación plantea un sistema ordenado de la política, desde la


percepción juvenil, que nos permite ir desarrollando, descubriendo y generando nuevos
puntos de diálogo o vínculo comunicacional.

En este contexto es posible evidenciar cómo la política se ennoblece en la medida que está
relacionada con la sociedad. La participación social tiene una alta valoración en la juventud y
entre los actores sociales, lo que posibilitaría mediante ella, revincular el proyecto político
que se pierde bajo las prácticas nocivas en la cotidianeidad política. Estas actividades
sociales guardan para la juventud, lo concreto que la política necesita en confrontación a la
pasividad ante las contingencias sociales.
Inclusive, existe como planteábamos con anterioridad, en la valoración juvenil, una
asociación que tiene a confundir lo social con lo político. En donde se evidencia la pérdida de
los límites entre lo público y lo privado, ya que los medios de comunicación al hacer públicos
casos particulares exigiendo ayuda estatal, hacen difusos los límites entre las injerencias
reales del Estado. De esta manera un conflicto social, que se lleva a lo público, se
transforma en conflicto político, situación que enfatiza la necesidad juvenil de ver en la
política, actos sociales concretos y multidimensionales que revaloren su existencia, y
legitimidad social.

Por otra parte la racionalización entorno a la política, como el conocimiento sistemático de


ella, está firmemente asociado a la posibilidad de ejercer participación política. Por lo que
podríamos suponer, que esfuerzos dirigidos a complementar la educación cívica masiva en
la juventud, es una forma de generar o más bien romper, la masa de totalidad que se expone
en el entendimiento de la política por parte de los jóvenes. Esa característica masiva es
necesaria, ya que no sólo es necesario educar o informar a quienes no estén inscritos en los
registros electorales, acerca de los alcances de la política, porque como hemos visto en esta

143
investigación, el componente emocional (sobretodo de rechazo) es una constante en los
entrevistados inscritos y en los que no.

144
Cuerpo 6 > Propuesta comunicacional
Introducción
El producto final de esta investigación consiste en una propuesta de
comunicación, en donde en base a la investigación previa, podamos
plantear nuevos encuentros de diálogo entre juventud y política. Este
es un territorio importante en el desarrollo de la investigación, porque
la motivación que guía a introducirse en el fondo de los argumentos
juveniles, es el tanteo de la capacidad de encontrar en la
Comunicación Social y Estratégica, sobretodo en la publicidad,
herramientas lo suficientemente capaces de organizar las
complejidades de los fenómenos sociales, como para poder identificar
lugares de entendimiento en donde los discursos pueden salir de
estados contradictorios y vincularse en diálogo social. De esta
manera, la siguiente propuesta es resultado de un diagnóstico a
potenciales puntos de negociación, pero que desde la comunicación,
son abordados como instancias de diálogo, en donde cada discurso
potencial, es una posible estrategia comunicacional para revincular
Juventud y Política.

El desarrollo de esta propuesta se para sobre una relación de poder,


en donde la juventud desconoce en gran medida aquellos aspectos
vinculados sobre la política, y por contraparte, es una constante desde
el Gobierno no responsabilizarse de aquellas desafecciones
profundas de la juventud hacia la política. Formándose a pesar del
mutuo desconocimiento, opiniones el uno sobre el otro, escindidos de
un conocimiento profundo de los argumentos puestos en juego.
El desafío, manteniendo sus limitaciones, es tornar este diálogo en
algo más comprensible, a través de conceptos manejables e
ilustrativos que puedan favorecer el dialogo social, considerándolo,
precisamente, como un discurso que se negocia, y que requiere de
una unificación en el lenguaje por parte de los actores que se
involucran en la comunicación.

145
De esta manera, la propuesta se ha dividido en dos cuerpos:
Uno de planificación estratégica, que involucra toda la amplitud de
conceptos, teorías y conclusiones puestas en desarrollo durante la
investigación, que busca detectar los nuevos puntos de diálogo, así
como los argumentos que deben considerar en el diálogo. Y un
segundo cuerpo, consistente en lineamientos comunicacionales
estratégicos básicos, que establecen pautas y líneas de acción que
pueden ser retomados para futuras acciones entorno a la construcción
de una relación en constante diálogo entre Juventud y Política.

Cuerpo 1>> Planificación

1. Consideraciones desde la investigación.


Como antecedente de la propuesta, retomaremos desde la escenificación recientemente
desarrollada en el Cuerpo 5, una serie de conceptualizaciones y puntos que permitan
reorganizar los aspectos que influyen comunicacionalmente en los cierres y potencialidades
en torno a un potencial diálogo entre Juventud y Política. Estos serán los siguientes.

a> El nuevo signo en la política: política como totalidad.


b> Juventud como categoría política.
c> Política como medio.
d> La relación juventud política, es producto de un discurso social hegemónico.
e> Necesidad de la corporalidad y los ritos.

a> El nuevo signo en la política: política como totalidad.


Para poder posibilitar o crear un clima de comunicación, una propuesta comunicacional en
este contexto debe considerar que existe una gran diferencia entre lo que el joven entiende
por política, lo que la institucionalidad entiende por política, y aquello que se trabaja en la
teoría filosófica como política. A esto precisamente nos referimos cuando enfatizamos el
encontrar una definición que los jóvenes pudieran sentir como propia. Porque ese encuentro,
era el que nos posibilitaría ver las reales potencialidades en las juventudes, particularmente
en los universitarios, sobre la susceptibilidad de generar, recibir o negociar discursos entorno
a la política.
En este contexto, entender el por qué del supuesto desprestigio del sistema político, consiste
en entender cómo en el espacio colectivo se ha resignificado el concepto de política,
asociándolo a nuevos contenidos, entorno a lo que ella significa, sus reales alcances en la
vida cotidiana, su manejo en relación a diversos intereses, etc.

En una primera instancia puede sonar evidente que el diálogo entre Juventud y Política
requiera crear un consenso entre las diferentes definiciones en juego, pero no es una
constante, sobretodo en políticas públicas, ni en estrategias estatales, dimensionar la
velocidad con que el lenguaje es modificado por el uso, ni las nuevas connotaciones que
éste va adquiriendo socialmente.

Desde la comunicación y la noción Pierciana de un signo vivo – en donde signo, compuesto


por significante y significado, forman en su uso social un nuevo signo, se evidencia uno de
los grandes problemas de comunicación en la relación Juventud y Política: la existencia de
una posible no correlación entre el concepto de política que la juventud maneja, con el
concepto de política que sale desde la institucionalidad, haciendo de la comunicación
un acto infructuoso, ya que la arbitrariedad del signo no logra crear la
retroalimentación necesaria, para establecer consenso, mediante el uso del lenguaje.

De esta manera desde la juventud, así como política es sinónimo de gobierno, de


liderazgo, de orden y comunidad, también lo es de demagogia, de corrupción, de
mentira, de doble discurso, y búsqueda de poder.

146
Entender e incorporar estas nociones ciudadanas adolecidas, desde una mirada institucional
lo suficientemente amplia, es un paso para poder darle a la palabra “política” nuevos
significados adaptados a nuevas realidades, que permitan incorporar dichas críticas como
hechos acotados a prácticas particulares, que no debieran ser extrapolados necesariamente
al significado de un sistema político en constante construcción y que requiere de la
ciudadanía para la mantención del propio sistema democrático. Por el contrario, el no
reconocer las connotaciones negativas en la definición de política Juvenil, sólo logra
consolidar un concepto que podemos denominar “el monólogo institucional”, como aquel
discurso hegemónico que sale, desde y hacia si mismo, sin generar instancias donde el
discurso pueda cambiar, en bases a los requisitos del otro interlocutor en “supuesto” diálogo.

b> Juventud como categoría política.


Hay propias características de la juventud, o de las juventudes, como categoría social, que
anteceden e influyen en su ejercicio político. En grandes rasgos podemos definirlas como:

a) La dependencia familiar y/o económica.


b) La inserción total o parcial en ámbitos educacionales. Y una categoría que hoy, se
extiende en edad, debido a la necesidad de extender los años de formación académica y
especialización en función de las exigencias laborales.
c) Categoría enfrentada a discursos contradictorios, que los incitan a pasar a la categoría
adulto, pero que en la toma de decisiones, reafirma su condición juvenil como un estado
natural de indiferencia y apatía hacia los temas de orden público.
d) Categoría compuesta por múltiples identidades, hablando así de juventudes, que se
asocian en diferentes tendencias y grupos humanos, en base a valores y gustos de consumo
compartidos.

Con estas bases que nos muestran a una juventud en tránsito, es decir, en una categoría
como proceso, más que con límites definidos, la juventud como categoría política, es un
proyecto pendiente mediante la ausencia de una identidad definida sobre la cual transar
sus demandas e intereses. Incluso considerando que la multiplicidad de sus identidades
como juventudes, es ya una posible forma de identificación y diferenciación de las otras
categorías sociales. Porque en el amplio espectro que ella les permite, la multiplicidad
como característica esencial, permite que la propia categoría se siga desarrollando bajo un
constante dinamismo.

En este sentido, la participación en política, no se mueve como bloque, sino más bien
atomizadamente, y en donde respecto, estrictamente, a la participación política electoral
como sustento del sistema democrático, independientemente a otras valiosas formas de
participación de carácter político –es decir, acerca de la administración de poder-, se pueden
distinguir tres categorías identificables de personas, que constituirían en su conjunto, la
identidad que la juventud negocia en términos políticos:

a) Aquellas que están inscritas en los registros electorales,


b) Aquellas que se ausentan del proceso electoral.
c) Y quienes no tienen la edad suficiente para participar de esta instancia política, pero
que son parte de la categoría juvenil.

147
Sociedad
Exigir y plantear
demandas.
Contrato

Sistema político
Deslegitimación
como categoría
política.
Contrato Ø

Exigir y plantear
demandas. Juventud

Juventud inscrita Juventud no inscrita Juventud menor de


18

>> La gran diferencia que permite la investigación cualitativa por sobre la investigación
cuantitativa en este contexto, es poder profundizar como se ha representado en el
gráfico, acerca de un lugar común entorno a la participación política juvenil, y
particularmente el voto, como forma de expresar la ligazón del joven con la política.
De esta manera, si bien se pudo detectar en la investigación, que los jóvenes de la
muestra relacionan en una gran proporción al voto como la gran forma de participación
política, se evidenciaron en torno al voto, nuevas puntas de análisis y comprensión
como:

- Una discriminación recíproca entre las juventudes que están inscritas en los
registros electorales hacia las que no están inscritas en los registros
electorales.
- La presencia de una legitimación fuerte entre los pares en el grupo de los
no inscritos, para permanecer en estados de alejamiento en torno al voto, y
mayormente “la política”.
- La calidad de contrato que se le otorga al voto, con todas sus posteriores
implicancias sociales, de mantención y ruptura.

Para entender esta conceptualización gráfica hay que tener en cuenta un punto que sale
desde la propia muestra juvenil, y es que el voto es una forma de contrato, que permite exigir
demandas, en base a una sucesión de poder que se entrega a los representantes, o clase
política. Existe en la propia definición juvenil de política, sobretodo, en esa distinción
entre política ideal y real, un concepto que se maneja implícita y transversalmente en las
diferentes muestras, y es el sentido de contrato, en donde a través del voto se ejerce un
contrato explicito entre persona y Gobierno, en donde el sujeto entrega su cuota de
poder, a cambio de una representatividad que vele por sus intereses y los de la comunidad
en que se inserta.

Esto es relevante porque aquellas partes que se escinden por distintas razones de este
“contrato”, generan en el resto de los actores en sociedad, un sentimiento de compromiso
roto, que es también el que genera un quiebre entre aquellos jóvenes que indiferente a sus
molestias con el sistema político, participan. Ellos critican duramente a aquellos que no se
involucran en la política, ya que ser parte de la política, es un contrato al que todos los
ciudadanos, pensando en el bien común del que abogan, debieran respetar. Alejarse
entonces, es una ruptura entre ciudadanos, con el trato implícito que versa sobre la misma
comunidad, y una imposibilidad de ejercer un contrato, con sus derechos y obligaciones
mediante el voto, como base del sistema representativo.

148
En este sentido, aquellos que no participan, se sitúan en una situación de expectativa
usualmente crítica o de simple alienación, en donde como espectadores evidencian
constantes rupturas en ese contrato del que los que participan refieren, en esa relación
representantes-representados, por lo que terminan manteniéndose al margen, también en
base a esta fuerte creencia de que la política ensucia todo lo que toca, como esta forma de
traición que se da entre los distintos actores que participan en ella.

De esta manera se legitima entre sus pares la no participación, como una


forma de que los jóvenes se mantengan limpios de una situación les parece de
una baja calidad moral y encriptada, juzgando a los que participan en estas
instancias de gente que se cree mucho por hacerlo, pero que son “tontos” en
la medida que no son concientes de que están siendo permanentemente
engañados.

c> Política como medio.


En base a esta contextualización podemos determinar un punto relevante para todo
desarrollo estratégico: La política, para la juventud, no es una relación sobre la cual se
vincula por el sólo hecho de ser parte de la política, sino que es considerada un medio
para otros tipos de fines.

Generalmente, la política no tiene mucho sentido por si misma, ella es vista como una
totalidad de prácticas preponderantemente de baja calidad moral, en donde priman el poder
y los intereses personales dirigidos al poder. De hecho quienes reconocen en ella beneficios
y cercanía, le reconocen como una herramienta que tiene la capacidad de generar
soluciones, no un fin en si mismo, por lo que podemos decir que la apertura de la relación
entre juventud y política es posible mediante la interacción de nuevos elementos de
discusión en donde la política pueda enfatizarse como un medio, no como un fin cerrado
sobre si mismo, es decir en autoreferencialidad.

En este preciso sentido, la comunidad como nuevo elemento propuesto desde los jóvenes,
reordena, el rol que juegan los individuos y la política en sociedad, evidenciando cuales
son los choques discursivos que desde el discurso institucional se nombran como abulia,
desinterés y subpolítica. Cuando el joven incorpora el concepto de comunidad como fin,
plantea que existen varios caminos por los cuales puede acceder a la comunidad, en donde
el rol de la política, desde su participación individual, es sólo una de esas vías.

Elemento particularmente relevante si consideramos que la participación política suele


entenderse bajo el eje participación-anomia, en donde no se tiende a considerar a la política
como una herramienta de participación que el joven puede usar o no, sino un fin donde si el
joven no participa, cobra rasgos de exclusión, indiferencia, etc. De esta forma, poner a la
comunidad como fin, no es sólo connotar a la política como un acceso a lo social, sino a un
bienestar común del cual el mismo sujeto que participa puede verse beneficiado. Abogar por
los otros en este sentido, es abogar también por las propias posibilidades en sociedad.

d> La relación juventud política, es producto de un discurso social hegemónico.


Desde los estudios de género, estudios de origen feminista, que se orientan a entender la
formación de géneros e identidades, podemos entender dos puntos relevantes en el
entendimiento de la relación que se evidencia entre política y juventud:

a) que la juventud estaría moldeada por un contexto social y bajo los objetivos de un
modelo sociopolítico imperante, que le da forma a sus formas de relación, y a sus
propios discursos acerca de la realidad.
En este sentido un contexto social, que en base a un sistema neoliberal de mercado,
propone el individualismo en un valor, no propicia en gran medida lo público, o lo
político como una alternativa más posible, que los actos personales.

b) que la relación que el joven tiene con la política es una relación de poder.
Cuando entendemos la relación de juventud política como una relación de poder, es
posible entender la desvinculación y expresiones como el anarquismo, como

149
procesos naturales de choque producto de que los jóvenes no pueden adquirir las
cuotas de poder necesarias para desenvolverse con soltura en sociedad. Por lo que
una estrategia de re vinculación entre Juventud y Política, siempre deberá
considerar, conjunto a un fortalecimiento del individuo y la ciudadanía como forma de
cohesión social y profundización de la democracia, soltar grados de poder en donde
los jóvenes puedan “decidir y hacer” concretamente en sociedad.
Ello implica entender a los jóvenes como sujetos (participes - activos) de las políticas
sociales, más que objetos (receptores - pasivos) de esas políticas.

e> Necesidad de la corporalidad y los ritos.


La participación política tiende, en los mismos jóvenes a presentar dos tipos de confusiones:

a) primero que la participación política es de menor valor que la ayuda social.


b) Y que es posible hacer política desde la abstracción de la opinión pública.

Estas dos ideas presentarían dos riesgos para las propias pretensiones de comunidad que
manifiestan los jóvenes, primero no reconocer que la ayuda social es un acto conjunto a la
participación política, un acto ciudadano solidario de gran valor, pero que no puede excluir la
existencia de espacios que requieren de una discusión pública de carácter netamente
político, en los que ellos deben involucrase para decidir entorno a l bien común, no desde lo
concreto, sino desde las grandes decisiones a nivel país.

El segundo riesgo es de hacer de la política algo abstracto en donde se ausente la presencia


corporal que es base en la mantención de los ritos de participación democrática. En este
sentido las elecciones, o los plebiscitos, buscan generar actos físicos, mediante los cuales
una persona pueda vincularse a la comunidad en un espacio público corporal, concreto. Así
más que un acto de poco valor, las elecciones como rito que sustenta al sistema
democrático, y sin el cual la representatividad, la libertad y la igualdad que tanto valora la
juventud, se quiebra. Desde este punto de vista participar en el rito eleccionario es un acto
mucho más concreto que ser parte solamente de la opinión pública, porque en esos
espacios si bien desarrollan las agendas públicas, y exponen denuncias que contactan a la
política con casos particulares, es un fenómeno que se vive en la soledad de un sillón,
cuando lo propio en la política, es lo público.

2. Actores del diálogo.


> ¿Quién es emisor y quién es receptor de diálogo?
Cuando hablamos de puntos de diálogo, y por tanto de procesos de comunicación, hay
elementos básicos que requieren ser estratégicamente explícitos, en donde emisor y
receptor, o bien, emisor y lector, alternan roles de comunicación en la medida que cada uno
de ellos dirige y recibe un mensaje que está siendo puesto en tránsito y negociación,
sobretodo en evidentes relaciones de poder como el caso de Juventud y política.

En el actual contexto, las instancias de diálogo entre juventud y política, tienen un flujo
recatado y alterno. Es decir, quien toma guía de la comunicación, es quien impone su
discurso en torno a lo que es la política y cuál es el rol que la juventud debe adoptar en ella.

Desde la percepción de los jóvenes, la última y más notoria acción comunicacional de


connotación de diálogo, corresponde a la campaña 2005 orientada a la inscripción electoral
“Raya”, a cargo del Injuv.
También de forma permanente, cada partido político genera sistemáticamente acciones
específicas en ámbitos universitarios y en otras agrupaciones juveniles, donde la
participación política sí suele ligarse a un abanderamiento implícito. Por lo que podríamos
decir que la comunicación entre juventud y política, generalmente nace desde el gobierno,
los partidos, específicamente con objetivos eleccionarios, y de creación de nuevas
generaciones que mantengan y lideren los partidos políticos.

150
>Problema del contexto comunicacional

a) Emisor: Gobierno [Instituciones: partidos, ministerios, etc.]


Receptor: Juventud

b) Emisor: Juventud. [Manifestaciones, agrupaciones estudiantiles]


Receptor: Gobierno.

c) Emisor externo: Comunidad. [Organizaciones no gubernamentales (ONG), Agrupaciones


sociales y culturales]
Receptor: Juventud y/o Estado

En este sentido podemos encontrar posibles juegos entre emisor y receptor, en donde para
el contexto de una campaña de diálogo Juventud-Política, es preferible que el emisor se
descontextualice del Gobierno, para no crear en la juventud una nueva sensación de
utilización o de manejo retórico, considerando que ellos son totalmente capaces de
distinguir las dobles intenciones que pueden ser leídas en una campaña de diálogo,
sobretodo bajo el prejuicio de que la política utiliza a las personas para velar por si misma y
su mantención en el poder. A esto nos referimos con el problema del contexto
comunicacional en donde el lugar de la emisión del discurso persuasivo, tiene sino tanta
importancia como el mismo mensaje en comunicación.

3. Detección de puntos de cierre y diálogo comunicacional Juventud y Política.

Obstáculos de comunicación Lugares comunes de Actuales puntos de contacto


comunicación. con lo político.

> Ámbito educacional.


a) Individualización a) Necesidad de la > Manifestaciones colectivas
b) Detrimento de la Juventud participación ciudadana. bajo objetivos concretos.
como categoría política. b) Cultura como lugar libre y > Elecciones [voto -
c) La política como monólogo crítico. inscripción].
político. c) La educación como > Fiestas culturales de corte
d) Emocionalidad negativa sinónimo de igualdad. político.
hacia el ejercicio político. d) La comunidad como un > Medios de Comunicación.
e) Desconfianza hacia los valor. > Familia
mensajes de inclusión que > Grupos de referencia.
emanan del Gobierno.
f) Reconocen el poder de los
medios de comunicación y el
fin de los discursos retóricos.

151
4. Nuevos Puntos de diálogo.
Desde la comunicación estratégica y la publicidad, se considera que cada mensaje que se
comunica para que logre motivar conductas o bien generar afectos, debe ir acompañados de
un beneficio tácito o explícito.

Para la proposición de nuevos puntos de diálogo, entonces, es necesario reconocer la


imposibilidad de modificar una relación de poder, o un discurso hegemónico como el que
sustenta hoy nuestro sistema político, sin ofrecer beneficios que permitan negociar ambos
discursos. Por ellos se distinguirá cómo los nuevos puntos de diálogo pueden ser
enfatizados hacia ambos actores en juego, creando lugares de mutuo beneficio,
presuponiendo claro está y trabajando con el supuesto, que es intención permanente de los
Gobiernos democráticos, velar por la representatividad y la escucha permanente de las
demandas sociales.

Puntos de unión
Juventud Beneficio Énfasis Discurso a Objetivo político
comunicacional. trabajar comunicacional
1 Integrarse a la Control, y Participación Desvincular a la
participación política fiscalización del política juvenil política de ser
permite controlar poder. un medio para
que el poder sea que algunos
utilizado como adquieran
medio y no como un poder personal.
fin.
2 Involucrase con la La comunidad Comunidad Revalorización
política es atender y necesita de la necesidad
decidir sobre los acciones de la existencia
grandes temas de la concretas, de y utilidad de “la
comunidad. ayuda social, política”.
pero también
acciones a gran
escala, de
carácter político
3 Que al firmarse (el Como contrato Elecciones Mantención del
voto se firma) sistema
permite exigir el democrático
cumplimiento de
demandas
4 Asociar el voto a un Es un acto Voto Revalorizar a lo
acto concreto hacia Concreto político a
la sociedad niveles
asemejándolo a la cercanos a lo
connotación de la social.
ayuda social.
5 Donde la juventud Es un Rito Voto Mantención del
juzga y decide en necesario sistema
función de la buena democrático
o mala gestión de
un gobierno
6 Dar cabida a los Espacio libre de Cultura Espacio para
pequeños relatos, a crítica política. generar
la riqueza cultural discusión y
en el discurso educación para
político que los jóvenes
hegemónico. puedan
diferenciar
racionalmente
los elementos

152
de la política,
sin sospechar
del contexto
comunicacional.
7 La participación No dejarse Participación Evidenciar real
activa es una forma gobernar por juvenil transparencia
de limpiar “la quien ensucia la en el gobierno y
política”° mediante política en la gestión
la critica, la estatal, como
remoción y la tema clave del
puesta de sujetos mal
en cargos de poder. posicionamiento
de “la política”°.
8 Una forma de La política es un Política como Romper la
canalizar los deseos medio para Medio autoreferenciali
de participación servir a la dad de la
social. comunidad política.

(°) El uso de “la política” es para distinguir que se está utilizando la percepción juvenil de la muestra, de política
como totalidad de prácticas y conceptos.

Estos ocho puntos de diálogo definidos para ser material de trabajo, para la
comunicación política y social, son además la expresión conceptualizada de todos
aquellos tránsitos sobre los cuales versó concretamente esta investigación. Si bien
no era nuestro objetivo general, se han encontrado y propuesto varias formas de
resignificar y renegociar la participación política mediante el voto, sobre
argumentos innovadores para la historicidad de comunicación entorno a la
inscripción electoral.

Por otros rumbos, se evidencia un posible camino de reunión entre juventud y política,
mediante un punto de mucha fineza comunicacional: reforzando la idea de contrato, no sólo
en el voto, sino hacia la política y la representatividad. De la misma manera, como se
proponía desde el marco teórico, el énfasis de participar en política como una forma de
mantener los valores democráticos, es también un nuevo argumento en juego mediante la
dualidad rito-mito que puede reforzar los actuales ritos eleccionarios, como proponer,
mediante el sincretismo político, nuevas formas de ritualidad que permitan ir refrescando con
periocidad la necesidad de hacer reaparecer el mito democrático y la política.

153
Cuerpo 2>> Lineamientos Comunicacionales Estratégicos

El objetivo de esta segunda parte de la propuesta, es plantear una serie de pautas y


recomendaciones base, para el desarrollo de posteriores estrategias de comunicación
política, que pudieran tomar esta investigación como un referente para su justificación y
desarrollo. Para ello se han determinado 6 lineamientos estratégicos base, sobre los cuales
se podría construir una estrategia comunicacional que construya y cimiente, los puntos de
diálogo propuestos como resultado de esta investigación.

>> Lineamiento 1. Sobre el Modelo de Comunicación.


Por las características del grupo de comunicación, y la capacidad que tienen los jóvenes de
leer y rechazar la carga ideológica explícita del Modelo propagandístico, se propone utilizar
el Modelo de Investigación de Mercado (Pág.19), como una forma de adaptar el mensaje
comunicacional a las reales posibilidades de comunicación que el joven cree posible generar
y atravesar las barreras de desconfianza desde los jóvenes a todo tipo de comunicación
política, sobretodo la propagandística.

Bajo este modelo de fuerte influencia publicitaria, es posible generar una estrategia que
desde la propia percepción juvenil, nos permita romper el prototipo de campaña de fomento
de la participación política que es valorado desde el discurso tradicional como apatía o
desinterés.

En este sentido la utilización de la presente investigación, es una forma de negociar


discursos desde la propia percepción juvenil, creando un verdadero clima de diálogo
retroalimentativo, sobretodo si consideramos en este fenómeno que llamamos “monólogo
institucional”, en donde la constante aparente, desde la percepción juvenil, es generar
comunicación desde el Gobierno para objetivos de replicación del propio Gobierno.

>> Lineamiento 2. Sobre la aplicabilidad de un cuadro Foda.


Si bien las campañas de corte social no son muy susceptible a la utilización de
esquematizaciones desde el marketing, la utilización del cuadro Foda como una proyección
estratégica se hace muy útil para contextualizar contextos comunicativos, y para evidenciar
el traspaso de una amenaza comunicacional hacia una oportunidad estratégica. Por ejemplo,
si dentro de las amenazas consideramos el factor de que la política pierde terreno ante la
ayuda social, porque esta última se considera como una práctica concreta, una oportunidad
de comunicación directa, es comunicar todos los actos concretos que la política propicia
entorno a la comunidad, como por ejemplo, proponer al voto como un acto concreto para la
toma de decisiones a nivel país.

Sugerencia de cuadro Foda.

Debilidades Fortalezas Amenazas Oportunidades de


comunicación.
- Deslegitimidad del - La política se ve - Arraigada - Reposicionar a la
contexto de emisión como algo consideración de política como un
discursiva política. necesario, por sobre que se puede medio para lo social.
todas las participar de la
- Consideración de connotaciones sociedad sin - Comunicar que la
que la política es negativas. participar política es un acto
una masa de políticamente. concreto hacia los
conceptos muy - Se valora el grandes temas país.
difícil de entender. liderazgo y el orden - Sobrevaloración de
como cualidades los actos concretos - Proponer al voto,
- Se valora a la propias del ejercicio por sobre los actos como un contrato
política bajo los político. de contingencia que permite

154
mismos niveles, país. controlar el ejercicio
que los hechos - La consideración político.
históricos, o de que participar - Arraigada
acontecimientos políticamente, es consideración de - Proponer que la
políticamente una forma de que la política juventud puede
aislados. cambiar la política. ensucia todo lo que limpiar la política,
toca. con su participación
en lo político, no
- Fortalecimiento desde su
entre los pares hacia alejamiento.
la no participación
política.

>> Lineamiento 3. Sobre la problematización.


Las posibilidades de distinguir una serie de problematizaciones en la relación y en el diálogo
Juventud y Política desde las debilidades y amenazas del cuadro Foda sugerido, nos habla
de los distintos énfasis estratégicos sobre los cuales una estrategia de comunicación puede
trabajar. En este contexto podemos establecer la presencia de dos problematizaciones
fundamentales, previo a la implementación de instancias de diálogo más formales:

<< Problematización 1

>Amenaza: Consideración de que la política es una masa de conceptos muy difícil


de entender.
Frente a la desvinculación de la juventud con la política, que pone en crisis, los
fundamentos democráticos que sustenta el actual gobierno, así como pone en
juego la mantención y sobretodo la legitimidad del sistema político, se hace
necesario poder revincular a los jóvenes con una política, que entienden como una
gran masa confusa de conceptos y prácticas, es decir, como una totalidad que los
supera, que no pueden entender y sobre la cual, como consecuencia, no generan
relación, diálogo, ni participación.

<< Problematización 2

> Arraigada consideración de que la política ensucia todo lo que toca.


Existe en la juventud de una forma fuertemente arraigada, la creencia que la
política ensucia todo lo que toca. Esa sensación de suciedad, muy ligada a la
mierda, [como una de las expresiones presentes más frecuentes del material
recolectado cualitativamente] es relativa a las bajas expresiones humanas, a la
ambición, la utilización y la mentira, en beneficio personal a costa de otros.

>> Lineamiento 4. Sobre el posicionamiento.


Si bien es una realidad que la juventud no tiene conocimientos profundos acerca de cómo la
política se entiende académicamente, o cómo puede trabajarse a nivel de la teorización o
ejercicio político, existe una definición dual, implantada en ellos en donde es posible hacer
una clara distinción entre política real y política objetiva.

En este sentido la construcción del posicionamiento actual y el posicionamiento deseado, no


pueden realizarse desde los lugares comunes de comunicación política, ni utilizar la promesa
como estrategia de persuasión.

155
El joven es reactivo y rechaza la utilización de su ideal de política, por lo que la construcción
de un posicionamiento deberá reconocer la posibilidad de plantearse desde una connotación
lo suficientemente real [incluso negativa], como para que el joven se sienta identificado con
su propia definición objetiva de política. Es decir, salir del monólogo institucional que no
reconoce sus falencias, es la primera condición que los jóvenes proponen, para volver a ser
sujetos susceptibles a los discursos políticos.

>> Sugerencia de Posicionamiento:


~ Posicionamiento actual: “La política ensucia”.
~ Posicionamiento deseado: “La política se ensucia”
*este posicionamiento futuro, reconoce la suciedad como estrategia de
reposicionamiento, en la medida que proponer a la política como “limpia”, no guarda
verosimilitud alguna para los jóvenes. La Limpieza, como posible concepto a
implementar, tampoco tiene un asidero proyectable, ya que la corrupción y los
intereses personales en la política, son una posibilidad permanente en la
administración del poder. Precisamente la idea es “bajarle el alto valor moral” que los
jóvenes ven idealmente en la política, hacia una práctica esencialmente humana, y
por ende sujeta a error. Mediante este reconocimiento que deja abierta la
responsabilidad de descubrir “quién ensucia”, se permite generar una serie de
estrategias creativas que los invite a ensuciarse un rato y reconocer, mediante una
invitación comunicacional claramente rupturista – de impacto, fuera del monólogo
institucional- qué hay detrás de esa suciedad, qué tiene de bueno, qué tiene de
malo, y cuáles son los caminos que bajo su participación política y su diálogo,
pueden ser limpiados.
~ Insights asociados:
>”Es que cuando empezamos a politizar las cosas...”
> “La política es una mierda”

>> Lineamiento 5. Sobre los criterios de segmentación del Público Objetivo.


En base a la investigación se evidencia la presencia de grupos de comunicación,
relativamente bien definidos. Ello, porque la relación Juventud-Política es un fenómeno
transversal, en donde la critica aguda y la desafección, se evidencia tanto en inscritos, como
en no inscritos.

Esto plantea la aparición, desde la investigación, de un nuevo grupo de comunicación, que


son aquellos jóvenes que están inscritos y participan de las elecciones, pero conservan una
molestia a raya hacia los quiebres en el sistema político, si bien tienen la capacidad de
reconocer que la política tiene un fin, un sentido y una utilidad superior y diferente a esas
prácticas.

Si bien cuando hablamos de Juventud podemos establecer grupos como: inscritos-no


inscritos, mayores de 18 años-menores de 18 años, etc., la segmentación más adecuada por
las limitaciones expuestas en esta investigación, en términos del conocimiento profundo de
una muestra acotada, es una segmentación que considere y trabaje grupos delimitados por
los siguientes criterios:

> Criterio 1: Jóvenes Universitarios.


> Criterio 2: Grado de participación social y/o política actual.
> Criterio 3: Susceptibilidad a la participación.
> Criterio 4: Tipo de definición desarrollada hacia la política.

>> Lineamiento 6. Sobre las Fases de la comunicación.


En la medida que una sola estrategia no puede abarcar la complejidad del fenómeno social
Juventud-Política, se requiere desarrollar prioridades y fases que permitan ir entregando
información gradualmente, haciendo que prepondere la comprensión en el grupo objetivo,
por sobre la rapidez de la entrega informativa. Lo importante es que las fases puedan ir
propiciando, primero subterráneamente y luego de forma explícita, un clima de discusión y
diálogo entorno a lo que la política es, su utilidad, cuáles son las lógicas en que funciona y
rol que el joven puede ejercer en ellas.

156
En este sentido, se recomienda la disposición de estrategias en fases ordenadas
prioritariamente, compuestas por:

a. Implementar nuevas instancias de diálogo.


Generar una estrategia basada en un mix táctico, que genere instancias de discusión,
opinión y acción. El énfasis táctico residiría en que el joven debe empezar a dejar de ver la
comunicación política como algo abstracto, sino como un diálogo que puede materializarse
en acciones específicas de fácil acceso.

b. Educación cívica.
Se requiere de un trabajo cívico pendiente donde la juventud pueda tener mayor información
y entendimiento de los elementos que se ponen en relación a la política, para que puedan
discriminar los alcances de aquellas prácticas que les genera rechazo, y puedan ir
desarrollando una definición de política que pueda ser transada socialmente.

c. Aunar concepto de política entre autores.


Aunar lenguaje para que los diálogos que se establezcan puedan salir de la connotaciones
negativas que han resignificado la política.

d. Reposicionar concepto de política en la juventud.


Desde la propia definición que la juventud hace de la política hacia lugares en donde exista
una distinción clara respecto a los alcances de concepto política, como proceso histórico,
hacia la particulares formas gobierno, sistema económico social, rol de las instituciones,
capacidad de intervenir en ellas, como plantear demandas, etc.

e. Reinsertar la política a la cultura popular.


A través de la incorporación de conceptos que puedan ser incorporados a la cotidianeidad
juvenil.

>>> Sugerencias finales.

* Si bien los lineamientos anteriores pueden, fuera de las sugerencias específicas,


reorientarse a otros objetivos estratégicos, se plantea particularmente interesante como el
insight de la mierda, de la suciedad, abre caminos sumamente interesantes para el
desarrollo de una comunicación con todos los requisitos propicios para motivar a una
juventud, crítica, conocedora del manejo persuasivo en política, y que no está dispuesta a
escuchar ninguna nueva promesa de cambio, renovación, igualdad, etc.

Ello, porque la suciedad como concepto, abre un punto de diálogo, donde el joven tiene
mucho que decir, y por tanto es un discurso que si está lo suficientemente contenido y
dirigido hacia nuevas proposiciones de integración, puede ser uno de los discursos más
negociables, en términos de la Juventud y la Política.

El posicionamiento deseado de que la política se ensucia, conlleva un agente activo, que


impulsa a interrogarse acerca de los actores que participan de ese proceso, como también,
bajo las tácticas comunicacionales precisas, se puede llevar a cuestionar el propio rol de los
jóvenes en esa suciedad, en la medida que su alejamiento de las instancias de diálogo con
la política, sólo refuerzan el libre ejercicio, de esas prácticas nocivas que tanto rechazan.

* Hay varias tácticas fuera de los medios masivos, en este sentido, que pueden conjugarse
para obtener un impacto lo más elaborado posible, hacia la Juventud. Sólo para ejemplificar
como pueden potenciarse distintos tipos de tácticas, algunas ideas posibles bajo un
concepto creativo como: “la política se ensucia” pueden ser:

> Creación de exposiciones artísticas con una mirada crítica entorno a la suciedad y
la política. En donde mediante el arte como contexto se presentes diversas miradas
que hagan de la política un concepto entendible y compuesto de varias áreas
identificables.

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> A este propósito, también pueden realizarse exposiciones temáticas de creaciones
realizadas por artistas reconocidos, cómo enfocar cada exposición a la resolución de
una debilidad o amenaza comunicacional.
Por ejemplo, en otro contexto, si queremos connotar a la participación electoral como
un acto más concreto que la ayuda social, de puede crear una instalación, que
muestre en comparación la imagen de un voto entrando a una urna, favoreciendo a
una política de pensiones asistenciales, v/s, una moneda de 100 pesos entrando en
una lata de donativos.

> Creación de una página Web de campaña, que incorpore mediante juegos,
actividades que le permitan al usuario ir discriminando entre lo que ensucia y lo que
no, así como también incorporar un Juego de Roles, de tono lúdico, en donde el
navegante pueda ponerse en una situación de poder político, pudiendo tomar y
rechazar decisiones, evidenciando sus posibles efectos y consecuencias. De esta
manera, la política deja de ser algo incomprensible, y se hace una práctica humana,
más cercana a las decisiones que los mismos jóvenes pueden tomar en la
cotidianeidad, o través de la opinión pública. Incrementando de esta manera, su
propio valor como un agente político activo.

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