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RESUMEN
Laia
Navarro
Pelletier,
Rocío
Flores
Martínez,
María
Sentamans
Dasí,
Laura
Navarro
Plaza
y
María
Kalinska
(Grupo
martes)
Introducción
Desde
múltiples
puntos
de
vista,
la
práctica
de
la
autotraducción
es
una
práctica
tan
interesante
como
extendida.
Mendoza,
un
escritor
catalán
que
trabajó
como
intérprete
y
traductor,
piensa
que
los
escritores
autotraductores
son
escasos
y
que,
por
tanto,
la
autotraducción
es
algo
muy
excepcional.
Él
mismo
fue
una
figura
sobresaliente
en
nuestro
país,
traduciendo
del
catalán
al
castellano
su
obra
Restauració.
Aunque
no
hallemos
una
cantidad
muy
grande
de
autotraductores,
siempre
los
ha
habido
y
siempre
los
habrá:
la
autotraducción
es
una
opción,
nunca
una
obligación.
Entre
los
testimonios
que
tenemos
de
los
propios
autotraductores,
muchos
confirman
el
carácter
repetitivo
y
hasta
fastidioso
del
ejercicio.
Nabovok,
escritor
ruso
nacionalizado
en
EEUU,
pone
en
manifiesto
que
la
acción
de
la
autotraducción
es
comparable
con
examinar
y
clasificar
las
propias
entrañas
de
uno
mismo.
Los
autores
que
se
han
traducido
a
sí
mismos
forman
un
grupo
tan
amplio
y
tan
diverso
que
resulta
imposible
enumerarlos
a
todos.
Destaca,
sobre
todo,
Samuel
Beckett.
Un
dramaturgo,
novelista,
crítico
y
poeta
irlandés
que
tradujo
sus
obras
al
inglés
y
al
francés.
Dentro
de
la
historia
de
la
autotraducción
hay
que
destacar
dos
importantes
autotraductores:
• Flavio
Josefo.
Historiador
judío
que
tradujo
del
arameo
al
griego
su
obra
La
guerra
de
los
judíos.
• Ramón
Llull.
Fue
uno
de
los
autotraductores
más
prolíficos
de
la
Edad
Media
Europea,
que
escribió
en
catalán,
latín
y
árabe.
Incluso
contó
con
la
ayuda
de
Fray
Simón
de
Puigcerdá
para
la
traducción
en
latín
de
algunas
de
sus
obras
escritas
en
catalán.
La
autotraducción
se
remonta
a
la
Edad
Media,
y
es
una
técnica
que
ha
sido
utilizada
desde
entonces
a
día
de
hoy.
Durante
el
siglo
XV,
experimentó
un
espectacular
florecimiento
dentro
de
la
península
ibérica.
Autores
de
este
siglo
son
Enrique
de
Villena,
Alonso
de
Madrigal,
Alonso
de
Cartagena,
etc.
Ya
en
los
siglos
XVI
y
XVII,
los
poetas
europeos
traducían
al
latín
como
un
simple
ejercicio
natural,
como
hicieron
Santoyo
o
Rainier
Grutman.
Hubo
muchos
escritores
franceses
que
realizaron
autotraducciones
del
latín
y
griego
al
francés.
Algunos
de
estos
fueron
Bernand
Du
Poey,
Amadis
Jamyn
y
François
Moeam.
En
Italia,
destacó
Pietro
Bembo;
en
Portugal,
Pedro
Nunes
y
en
Inglaterra,
Tomás
Moro.
A
finales
de
la
Edad
Media
y
durante
el
Renacimiento,
los
poetas
europeos
eran
frecuentemente
bilingües
y
escribían
sus
obras
en
varios
idiomas,
destinadas
a
un
público
políglota.
En
España
destacaban
Fray
Luis
de
León,
Pedro
Simón
Abil,
Pedro
de
Ribadeneira
y
Juan
de
Mariana.
Otros
autotraductores
conocidos
en
Europa
fueron
Giuseppe
Baretti,
Carlo
Goldoni,
John
Brown
y
Samuel
Bond.
Grutman
defiende
que
las
primeras
autotraducciones
datan
de
entre
1924
y
1960,
destacando
a
Jean
Ray,
John
Flandeers,
Roger
Avermaete,
Camille
Melloy,
Marnix
Gijsen
y
Johan
Daisne.
En
España,
esta
práctica
se
viene
haciendo
desde
siempre,
por
lo
que
proliferan
las
autotraducciones
en
el
siglo
XX
y,
sobre
todo,
tras
la
muerte
de
Franco.
El
bilingüísmo
literario
y
la
autotraducción
se
producen
en
todas
las
partes
del
mundo.
Algunos
autores
contemporáneos
son
destacados
Mendoza,
Vicenç
Llorca,
Ramón
Cabanillas,
Roser
Caminals
y
Felipe
Juaristi.
¿Qué
es,
en
realidad,
la
autotraducción?
Es,
sencillamente,
la
traducción
de
un
texto
a
otro
idioma
por
su
propio
autor
con
el
objetivo
de
acercar
las
obras
a
una
comunidad
lingüística
distante
de
la
original.
Se
trata
de
una
fusión
entre
autor
y
traductor.
Según
John
Dryden,
hay
tres
formas
de
traducir:
1. Metafrase
(traducción
literal)
2. Parafrase
(traducción
libre)
3. Imitación
o
completa
libertad
para
cambiar
el
original.
o Tipos
• Autotraducción
como
punto
intermedio
entre
creación
y
traducción:
el
grado
de
adaptación
entre
el
primer
y
segundo
texto
va
desde
la
traducción
literal,
la
versión
libre
y
la
creación
diferente.
Según
Ma
Carmen
Molina
Romero,
la
autotraducción
es
el
punto
intermedio
entre
traducción
y
versión,
donde
también
cuenta
la
experiencia
del
autor.
• Autotraducción
como
creación
y
traducción.
§ Oustinoff
(maître
de
conférences
en
Traductologie)
dice
que,
si
partimos
del
hecho
de
que
la
escritura
y
la
traducción
tienen
una
base
en
común,
un
escritor
y
un
traductor
están
en
el
mismo
nivel.
Por
lo
tanto,
un
autor
que
se
traduzca
producirá
tanto
un
texto
como
una
traducción
que
serán
la
versión
entera
de
la
obra.
§ Genette
(teórico
francés
de
literatura
y
poética)
distingue
entre
hipotexto,
que
sería
el
texto
original,
y
hipertexto,
que
sería
la
versión
traducida
considerada
como
un
no
texto.
En
cambio,
Genette
señala
que
la
autotraducción
goza
de
carácter
textual
automáticamente
al
ser
del
propio
autor.
• Autotraducción
como
traducción:
Schleiermacher
(filólogo
alemán)
y
James
McFarlane
(erudito)
consideran
que
la
autotraducción
es
igual
a
una
traducción.
El
primero
lo
argumenta
con
“nadie
escribe
una
obra
original
sino
en
la
lengaua
materna”
y
el
segundo
señalando
que
se
trata
de
un
acto
motivado
por
el
interés
de
producir
un
texto
nuevo.
Fitch
(writer)
y
Tanqueiro
(titulada
sobre
la
autotraducción)
están
de
acuerdo
en
que
la
actividad
de
la
autotraducción
es
una
actividad
aventajada
de
la
traducción
y
que
el
traductor
es
más
traductor
que
autor.
• Autotraducción
como
recreación
(segundo
original
o
versión).
o George
Mounin
(lingüista
francés
y
traductor)
establece
que
la
autotraducción
es
original,
a
pesar
de
tener
un
precedente,
ya
que
es
producto
de
la
mano
del
autor.
o Fitch
y
Blake
Hanna
(profesor)
opinan
que
la
autotraducción
no
está
subordinada
al
original,
sino
que
ambas
son
manifestaciones
idénticas
del
pensamiento
del
autor.
• Autotraducción
como
continuación
del
original:
a
la
pregunta
dónde
buscar
la
versión
autotraducida,
Oustinoff
señala
que
ésta
se
encuentra
tanto
en
el
original
como
en
la
autotraducción
porque
la
obra
en
total
es
el
conjunto
de
las
versiones
existentes.
Existen
dos
concepciones:
como
traductor
y
como
escritor.
La
primera
es
la
concepción
dominante
y
la
defendida
por
Helena
Tanqueiro,
que
argumenta
que
el
autotraductor
tiene
ciertas
ventajas:
Autor
sui
géneris:
aproximarse
al
autor,
sus
Traductor
sui
géneris:
Inicia
su
labor
con
la
pensamientos,
su
ideología,
su
estilo.
codificación
del
texto
meta;
conoce
la
obra
y
el
mundo
ficcional.
Puede
malinterpretarlo.
Nunca
lo
malinterpretará.
Asume
la
voz
del
autor
usando
sus
técnicas.
Invisibilidad
a
la
hora
de
traducir.
Se
convierte
en
autor
con
voz
propia
en
la
lengua
de
llegada.