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1ª PARTE:
Colócate en posición cómoda y reduce la tensión muscular
Cierra tus ojos, y además desenfoca la mirada, condiciona un abandono activo que te dispone a la
relajación profunda, a la búsqueda del sentimiento propio, como una forma de volver a ti mismo.
Haz un repaso mental por tu cuerpo y relaja las tensiones.
Inhala profundamente y exhala lentamente, una vez más, inhala y siente la plenitud. Ahora un poco
más lentamente y con un ritmo regular. No la fuerces. Aunque estés dirigiendo tu respiración hazlo
sin forzar, amablemente. Puedes visualizar tu respiración como las olas del mar como la vida en un
bosque.
Empieza a estar consciente de tu respiración, percibe la entrada y la salida del aire en tus fosas
nasales, una respiración suave y tranquila, el cuerpo relajado y con una respiración suave a nivel
abdominal, presta toda tu atención en tu respiración. Respirar profundamente varias (4) veces. 4-5-7.
Eso es, muy bien. Exhala tensiones e inhala paz y tranquilidad. El oxígeno te sana, te relaja y te da
energía.
Ahora vas a bajar la intensidad de tu respiración y vas a seguir respirando profundamente pero más
lento. Eso es. Unas cuantas veces más. Si observas que tu mente se distrae, simplemente enfócate a
sentir tu respiración.
Respirando, respirando, respirando así, muy bien. Y ahora sigue respirando con más suavidad,
pausadamente, respirando, respirando, así muy bien. Sigue respirando con suavidad y prestas un
poco más atención a tu respiración, esa respiración relajada, pausada y tranquila.
Observa esa pausa que se da al final de la exhalación, justo antes de inhalar. Observa las
sensaciones de tu cuerpo durante esa pausa, no la prolongues, deja que sea natural. Es el momento
de relajación más profunda. Éste momento es tuyo.
Ahora, poco a poco deja de intervenir en la respiración, deja que se haga de forma natural (no
profunda), y observa cómo te sientes. Obsérvate a ti mismo. Perteneces a ti mismo.
La respiración es maravillosa, da vitalidad, relajación y vida.
La mente permite ahora al cuerpo descansar en armonía placentera con el universo. Disfruta de ese
estado de paz del alma. Escucha el silencio de tu interior. Tu cuerpo se relaja más y más. Tu
momento real es aquí y ahora.
2ª PARTE: MEDITACIÓN
Cierra los ojos e imagina una llama, la llama cálida y relajante de una vela, mantén esa imagen
durante varios segundos.
Con la llama firmemente grabada en tu mente llévala muy lentamente a tu imaginación hacia el
interior de tu cabeza, despacio y tranquilamente.
Hazla bajar iluminando y purificando todas las partes del cuerpo por donde la llama transcurre.
Primero por tu cabeza, tus ojos, tus oídos y luego hacia tu boca, siempre iluminando y purificando
todas las partes por donde pasa. Déjala reposar unos segundos y siente como tu mente está cada
vez más despejada.
Ahora bájala a través de tu garganta hacia tu corazón, allí descansará por unos segundos e
iluminará tu corazón con una luz muy brillante, llena de energía. Mantén aquí la llama el tiempo que
necesites, con un minuto será suficiente al principio pero puedes hacerlo el tiempo que creas
conveniente.
Después la llama se dividirá en dos, una parte que se dirigirá a la zona derecha de tu cuerpo y otra
a la zona izquierda iluminando y purificando en primer lugar tus brazos y tus manos, seguidamente
irá bajando por el tronco hasta tus piernas y por último acabará en tus pies.
En este nivel de concentración, en el que la llama es más intensa y te proporciona una agradable
sensación de bienestar, tómate tu tiempo y trata de relajar aún más tu mente y de no pensar en
nada. No debes luchar contra tus pensamientos, sino observarlos y dejarlos marchar.
Puedes realizar decretos para lograr un descanso pleno, tener éxito en lo que te propones, mejorar
tus relaciones con los demás, desarrollar tus capacidades. Lograr sueños tranquilizantes y
reparadores. Tienes el control de lo que piensas, de lo que dices y de lo que sientes.
Libérate de la necesidad de ganar, de tener razón, de ser superior.
Desde tu credo, reconoce a TU MAESTRO cuya esencia es gloria y otorga sabiduría y paz.
TÚ PUEDES DECRETAR AHORA: que tu cuerpo se induce al sueño en forma natural, dormir es lo más
sencillo, la mente permite al cuerpo realizar su función y llevarte a estados de absoluto reposo.
Tus pensamientos y tus sentimientos son guiados según tus deseos.
3ª PARTE:
Vamos ahora a disfrutar de ese estado de paz del alma y poco a poco estaremos nuevamente en
estado mental consciente poco a poco, pero antes sigue disfrutando esa paz que te envuelve.
Imagina ahora nuevamente el aire y el oxígeno entrando a los pulmones, circulando por tu cuerpo,
poco a poco.
Puedes ahora mover tus pies mueve primero uno luego el otro, ahora eres consciente de tus rodilla,
tus piernas, sigue respirando a ritmo lento, mueve tus brazos disfruta éste agradable despertar, abre
tus ojos lentamente en el momento que tú lo decidas. Sigue respirando lentamente, lentamente.
Abre tus ojos lentamente y reflexiona acerca de todas las bondades de la vida, momento en que
disfrutas sentir cerca a tus seres queridos, el caminar, comer y realizar tus actividades.
En armonía para todo el mundo: Psic. Marcos Castro Tapia.