Sie sind auf Seite 1von 12

Las necesidades espaciales del hombre

Autor: JAIME FERNANDO CRUZ BERMÚDEZ

El arquitecto construye

edificios que habitará el ser

humano y requiere, por lo

mismo, conocer todas las

necesidades espaciales que

los seres humanos tenemos

para que estos espacios,

estén completos.

Al realizar esta acción más

que construir muros, techos,

puertas y ventanas el

arquitecto construye los

lugares en los que vivirá un

hombre, una familia, una

sociedad. Los cuales no se

constituyen sólo por los ladrillos de las paredes sino también por los anhelos, experiencias, deseos y

todas las manifestaciones culturales del hombre y la sociedad.

La búsqueda del espacio para vivir es un hecho natural a todo ser vivo, sin embargo para el hombre el

espacio tiene una característica distinta, no sólo es lo que la naturaleza por si misma ofrece, también

es algo significativo. El espacio que se habita no sólo existe de forma natural, existe también a partir

de la mente del ser humano.

El espacio habitable adquiere realidad en la medida en que la humanidad vive y se despliega

geográficamente, alrededor de lo que la naturaleza le ofrece y la transforma dándole un nuevo

contenido.

Esta creación del espacio habitable se da en la medida en que el ser humano se mueve entre la

naturaleza en busca de los satisfactores a sus necesidades e identifica las características del lugar

por el que camina; guardando esa información en su memoria y asignándole a cada sitio una

interpretación. Es a partir del significado, del contenido que poseen los sitios, que se delimita no sólo

la identidad del individuo mismo, sino también del espacio.

Expliquemos más éstas ideas.


Al hablar de espacio surgen diferentes conceptualizaciones de esta idea, Cassirer, por ejemplo,

señala las diferencias entre espacio orgánico, el que está determinado por las necesidades biológicas

de todo ser vivo, y el espacio abstracto, aquel que se desarrolla por la reflexión humana, la cual extrae

del mundo natural sus cualidades para formular ideas.

Dentro de este espacio se indica un nivel práctico, el de la identificación de los lugares inmediatos, el

de la vida diaria. También identifica el espacio perceptivo, como una característica de los animales

superiores y que surgen de la experiencia sensible, óptica, táctil, acústica y quinésica, todas estos

estímulos se conjugan para dar una imagen del espacio perceptivo.

Hay una categoría más planteada por Cassirer, el del espacio simbólico, fruto de la memoria y

desarrollado a través del lenguaje, condición que favorece la acepción del espacio y que se gesta a

partir de diferentes experiencias espaciales dentro de la sociedad.

Al plantearse estas reflexiones Cassirer apunta que el hombre requiere desarrollar el sentido del
espacio La existencia humana es lo que es sólo en relación con un espacio. La existencia es espacio

().

La espacialidad es una definición esencial de la existencia humana esta idea es ampliamente

explicada en el texto de Fiedrich Bollnow con título "Hombre y espacio"(). Aquí explica el autor que es

conveniente no confundir la vivencia del espacio como experiencia psíquica con lo vivencial. La

expresión de espacio vivido tiene la ventaja de indicar que no se trata de algo psíquico, fruto de una

experiencia momentánea, sino del espacio mismo, de la imagen que se adquiere al vivir en él y con él,

del espacio como medio de vida humana.

La existencia humana es lo que es sólo en relación con un espacio. La existencia es espacio, señala

categórico Bollnow.

Al hacer estas reflexiones sobre el espacio apunta que la referencia a esta condición espacial no

significa que el hombre, así como todo su cuerpo, llene un ámbito determinado, que ocupe un

volumen(), expresa más, indica que el hombre está circunscrito en su vida siempre y necesariamente

por un espacio que le rodea.

"El espacio no se reduce a las simples relaciones geométricas que fijamos como si, limitados al

simple papel de espectadores curiosos o científicos, nos encontrásemos fuera del espacio. Vivimos y

actuamos dentro del espacio y en él se desarrolla tanto nuestra vida personal como la vida colectiva

de la humanidad "()

"La vida se extiende en el espacio sin tener una extensión geométrica en sentido propio(). Para vivir

necesitamos extensión y perspectiva. Para el despliegue de la vida el espacio es tan imprescindible

como el tiempo"
Estas reflexiones señalan la importancia del espacio en el hombre observando que uno y otro son

inseparables. Sólo en la medida en que exista la posibilidad del espacio existirá el hombre, es decir,

sólo en la medida en que exista la posibilidad de que el humano pueda desplegar a su alrededor las

acciones necesarias para la satisfacción de sus necesidades podrá existir como tal. El espacio se

convierte así en la forma general de la actividad humana.

Como ser creador y desplegador del espacio, el hombre necesariamente no es sólo el origen sino

también el centro permanente del espacio. Pero no debe simplificarse esto concibiendo como si el

hombre llevara consigo mismo su espacio - indica Bollnow - como el caracol su casa, sino que tiene

perfectamente sentido cuando se dice, sin reflexionar detenidamente que el hombre se mueve "en" su

espacio, donde por consiguiente, el espacio es algo fijo con respecto al hombre, algo dentro de lo cual

se realizan los movimientos humanos ()

Así pues, la espacialidad de la vida humana y el espacio vivencial del hombre se corresponden en una

correlación estricta.

Del espacio humano en general, de la cualidad que adquieren los objetos a partir de la relación que se

establece entre ellos mismo y el hombre, hay que distinguir al espacio arquitectónico, el primero

representa la totalidad del ámbito en donde nos encontramos todos, es el espacio natural que tiene

límites a partir de lo que puede ser percibido. El espacio arquitectónico por otra parte, representa la

construcción edilicia, la formación de un espacio pero ya no de manera natural sino artificial. Creado

por las necesidades del hombre bajo su inventiva.

La importancia de integrar la concepción del hombre en el espacio es fundamental para la arquitectura

ya que es a través de la particular manera de dar forma al espacio como se logran identificar

diferentes épocas en la humanidad Villagrán desde 1939 explicaba lo anterior de la siguiente manera:

" el construir para el hombre considerado en sus aspectos totales, integralmente constituido, ha sido

en todo tiempo el objeto de la arquitectura: este integralismo constituye el barómetro de las

arquitecturas: cuando una época mutila en sus obras al hombre, desconociéndolo en cualquiera de

sus aspectos, ya sea concediéndole sólo idea o sólo materia orgánica, la reacción natural brota:

contra el tradicionalismo helénico en Alemania y el ojival en Francia, brota el efímero "art nouveau" de

principios de siglo, preludiando el movimiento contemporáneo cuyas raíces ideológicas se hunden,

por fortuna, en el histórico desenvolvimiento de la humanidad.

El hombre construye para sí el escenario permanente en que

desarrolla sus actividades todas, por ello el hombre se constituye

en centro y medida de su propia obra: la arquitectura" ()

Señalada así la importancia del espacio hay que dar paso a la

explicación de las necesidades espaciales de manera más

precisa. De principio, para iniciar la explicación de su contenido,


cabe apuntar que ellas surgen de la vida cotidiana al comer, al dormir, al vestirse, al convivir. Todas

estas actividades responden a necesidades, que tienen su fundamento en requerimientos biológicos y

psicosociales. Necesidades que no pueden concretarse, no pueden encontrar su solución, sin que el

hombre posea un espacio, lo cual no significa que para todos los seres humanos tenga el mismo

contenido el espacio. Por el contrario las necesidades espaciales surgen a partir de la búsqueda de

lugares() que el hombre convierte en sitios asignados a un propósito y con cualidades específicas.

Especificidad que surgirá de la dinámica psicosocial que viva cada individuo en sociedad.

Todos necesitamos comer, por ejemplo, pero no todos comemos de la misma manera o dormimos del

mismo modo. Basta hacer un recuento de las amistades más cercanas para percibir que hay

diferencias en nuestros espacios, fruto de las diferentes maneras de vivir. No a todos les gusta comer

y fumar, ni a todos les agrada dormir acompañados por música. ¿Cuantos pueden dormir sin

almohada? O ¿ Cuantos requiere de una sobre cama especial para que su recámara les resulte bonita

y cómoda?. Cada una de estas preferencias estará irremediablemente reflejada en el espacio.

Son estas circunstancias psicosociales, condicionadas por el contexto social, económico, ideológico,

tecnológico y biológico, las que determinarán la manifestación de las necesidades espaciales y le

darán contenido al entorno a través de las diferencias en el tiempo y en la geografía.

Al buscar el satisfactor de las necesidades

el ser humano se enfrenta a la dinámica

del medio social, del medio, natural e

incluso a su propia dinámica personal

como fuerzas que le orientan hacia un

determinado medio, hacia un espacio, de

manera que las necesidades humanas no

encuentran su solución de la misma

manera en todo momento, por el contrario,

esta dinámica permite encontrar una

infinita variedad de posibilidades de ser

que, sin embargo, tienen como común

denominador el que son diferentes formas

de manifestar las necesidades humanas.

Esa es la riqueza humana. En su infinita

capacidad de interpretación y proposición,

busca el modo de subsistir, adaptándose

de diferentes maneras al medio,

planteando soluciones que, de principio

son únicas, individuales, pero que al ser


compartidas y aceptadas por los miembros de su grupo, forma una cultura, un lenguaje con el que

aseguran la subsistencia de todos. Lenguaje que no sólo está compuesto por sonidos o signo

gráficos, el espacio en que se vive en su totalidad expresa un mensaje.

De ésta manera, al observar una reliquia arqueológica, una manifestación cultural, no sólo sé

observan las cualidades estéticas que posean, se observa también el desarrollo tecnológico, la

manera de interpretar el mundo, los valores que dominaban en el medio, en suma, la manera de vivir

de un pueblo. Claro está, dichas cualidades no surgen del aspecto material, inmediato de los objetos,

es algo más intrínseco, fruto de las interacciones del humano con los objetos mismos.

Estas circunstancias las explica el Arq. Vargas (1991) de la siguiente manera:

"Si tenemos en cuenta lo que ya Hegel había establecido y le adjuntamos la reiteración de Marx, no

nos costará trabajo entender que, efectivamente, los objetos son "portadores" "depositarios"

mensajeros o repositorios de las relaciones de producción con arreglo a las cuales se les produjo...
El hecho de que los espacios arquitectónicos sean construidos empleando materiales de edificación y

que a primera vista sus formas pétreas parecieran ser tan inanimadas como las de éstos, ha llevado

en muchos casos a pasar por alto la sustancial distancia que media entre unos y otros.

De este modo se ha olvidado que, a diferencia de los objetos naturales inanimados, en las obras de

Arquitectura toma cuerpo y cobra forma tangible la amplia y variada gama de anhelos y aspiraciones,

expectativas e ilusiones e incluso veleidades de todo tipo, que los grupos sociales e individuos

participantes en su realización esperan ver reflejadas en ellas o consumadas a su término (sus

necesidades de habitabilidad).

Sí, los productos humanos son de índole muy distinta. La intencionalidad que promueve y modifica

tanto la forma y disposición de los materiales naturales como los nuevos espacios que crea con éstos,

se adhiere a unos y a otros y los hace adoptar la dimensión espiritual de la colectividad que les ha

dado nueva vida. ¡ El espíritu humano se corporiza !. Son espíritu materializado que obliga a las

piedras a tomar otra dimensión, una dimensión social que no tenían originalmente. Son piedras

humanizadas que forman parte de un mundo nuevo: el que el hombre ha producido a su imagen y

semejanza.

Y es la permanente presencia de ese espíritu a todo lo largo del proceso de producción de la

Arquitectura, la que le permite imprimir su particular sentido en cada uno de sus productos. Por esto

lejos de desvanecerse de las obras cuando han sido concluidas, permanece en ellas impregnándolas

con su matriz. Gracias a esto es posible vincularlas con la particular espiritualidad humana que motivó

a su realización y de la cual son un testimonio. A este especial carácter de las obras humanas,

genéricamente lo llamamos su "dimensión social". Dimensión social de la Arquitectura que emana

fundamentalmente de este hecho y no solamente de que en su realización hayan participado más o

menos directamente diversos grupos, sectores o individuos.


La producción social de los espacios habitables, expresada en su dimensión social, convierte a la

Arquitectura, a su producto, en un objeto espiritualizado, tal y como lo planteó Hegel; tal y como lo

refrendó Marx.

De este modo, las expectativas que anteceden la producción de las obras que lleva a cabo el ser

humano fungen respecto de ellas como su causa, como su "programa", como el haz de motivos que

impulsa su realización y, simultáneamente, como la finalidad que se espera alcanzar con ellas una vez

terminadas. Y de suyo se comprende que todas ellas. la Arquitectura incluida, pueden ser entendidas

y valoradas únicamente mediante la reconstrucción mental del "programa" que las hizo posibles." (fin

de cita)

Así entonces, al

pretender estudiar los

niveles de habitabilidad o

las distintas demandas

de espacios, se

observará que éstos

dependen de la manera

en que se planteen las

necesidades de los

mismos.

Con la finalidad de poder

hacer más explícito el

contenido de las necesidades enumeraremos a continuación algunas de las características de las

necesidades humanas y reflexionaremos sobre sus implicaciones espaciales.

En primer lugar: Las necesidades siempre han existido, sólo cambian con el tiempo y el espacio, son

condiciones, demandas o exigencias internas de cada individuo y sociedad que surgen de su herencia

psicosocial y biológica.

El que siempre haya existido no significa que siempre hayan sido las mismas ni que sean iguales hoy

que ayer. De principio la característica biológica del ser humano hace pensar en necesidades

comunes no sólo a los hombres sino a todo ser vivo, pero en la medida en que somos seres

pensantes y con cultura se puede observar cómo las necesidades cambian en su contenido dando la

posibilidad a generar necesidades nuevas.

En segundo lugar: Las necesidades son impulsos o motivos que empujan a los seres humanos para

realizar una actividad. Esta exigencia constituye una fuerza o impulso interno que genera la búsqueda

de la satisfacción, respuesta o solución a la demanda.


En tercer

lugar: Las

necesidades no se dan en abstracto sino en condiciones específicas. Tienen un sustento material. La

dirección y la meta a la que se llegue a partir del impulso generado por las necesidades se da en un

tiempo y un espacio específicos.

Es importante resaltar ésta idea ya que comúnmente parece ser que la gente quiere y hace algo

simplemente porque si. Sin embargo aún cuando no se posea conciencia total del porque, la realidad

se encuentra estructurada y el deseo surge dentro de la cadena de acontecimientos que rodea el


momento de la decisión.

Así por ejemplo es curioso observar como, entre quienes comparten experiencias, de pronto aparece

un gusto similar por las cosas.

Desde luego esto no intenta negar la posibilidad de la innovación y la genialidad de la proposición, lo

cual sería motivo de un análisis diferente, únicamente se intenta resaltar lo que sucede dentro de la

sociedad y el pensamiento común de los individuos.

En cuarto lugar: Dentro del orden de ideas indicado anteriormente, es importante apuntar que el

surgimiento y desarrollo de las necesidades se da de una manera organizada, las condiciones del

medio físico, social político y económico determinan las formas que adquieren las necesidades. Estas

fuerzas organizan la acción. Las acciones de los individuos no son fortuitas o caóticas, la dirección de

la fuerza es precisa, está dirigida a un fin.


En quinto lugar: También es importante señalar que el surgimiento y satisfacción de las necesidades

depende de las posibilidades tecnológicas, económicas incluso ambientales en que se encuentre el

individuo y la sociedad en su conjunto.

En sexto

lugar: Un

hecho

interesante

a ser

destacado

es que las

necesidades están acompañadas por sentimientos y emociones, el satisfacerlas o no produce

distintos efectos.

En séptimo lugar: Una característica particular de las necesidades es que no siempre se posee

conciencia de ellas, se manifiestan conforme los individuos requieren de diferentes satisfactores y sólo

en caso extremo, cuando la posibilidad de obtener lo que se requiere está negada, dichas

necesidades afloran como demandas.

El hecho de que no se manifiesten abiertamente las necesidades no significa que no sea posible

identificarlas, es importante observar que las características del espacio en que se mueven los
individuos expresan su manera de pensar de manera que en ellas es posible buscar las

manifestaciones de sus necesidades indagando así el motivo de determinados comportamientos. Aquí

es importante matizar un hecho, la lógica con la que se estructura el fenómeno tampoco surge de la

mente de quien lo analiza, ésta depende de la historia personal y de los antecedentes socioculturales

de cada individuo, es muy peligroso plantease lógicas ajenas a la manifestación existencial de los

individuos, según la apreciación del investigador.

Es fundamental buscar la explicación del contenido del espacio a partir de la vivencia de los propios

habitantes, aún cuando esta pueda parecer ilógica al investigador. Las necesidades obedecen a la

lógica (consciente o no; manipulada o libre) de su origen y bajo esa perspectiva hay que entenderlas.

En octavo lugar: Y como punto fundamental para el manejo de los espacios. Toda necesidad impulsa

a moverse espacialmente.

La necesidad es un hecho psicológico, pero al motivar a encontrar una respuesta se plantean


condiciones físicas que se dan en un contexto espacial.

En algunos casos esta actividad es manifiesta y toma cuerpo en una demanda, es decir como una

exigencia al medio social y que puede ser manifiesta desde una solicitud o hasta como una

reclamación. En otros casos la actividad que da contenido a la necesidad no es abierta, representa

una acción realizada casi inconscientemente, en la búsqueda de un equilibrio biopsicosocial. Cabría

hacer la observación de que, ya sea que se manifieste como una demanda o como una simple acción,

la actividad que da contenido al espacio estará sustentada en los antecedentes de la realidad que vive

el habitante, lo cual permitirá comprender su significado dentro de su contexto mismo.

En noveno lugar: El hecho de que el medio circundante ofrezca a los individuos la posibilidad de que

realice la actividad espacial requerida de una manera satisfactoria, es decir que habite el espacio,

representa la habitabilidad del espacio.

La habitabilidad es una realidad determinada simultáneamente por las condiciones que posee el

espacio y por las solicitudes o demandas que el hombre hace de él para poder vivir, de manera que lo

objetivo y lo subjetivo se unen para dar contenido a esta dimensión de la realidad. Por lo mismo al

identificar la habitabilidad del espacio es necesario recurrir a estas dos dimensiones, la de las

cualidades físicas de las condiciones materiales de un lugar y a los sentimientos, emociones,

creencias, gustos que la gente tiene por vivir en un cierto lugar.

Es por esta razón que la actividad de composición arquitectónica requiere no sólo conocer los

elementos de construcción de un edificio, sino también requiere conocer las necesidades espaciales,

manejarlas hasta lograr dar un contenido a las propuestas compositivas.


Estas ideas no son ajenas a la mayoría de los arquitectos sin embargo, comúnmente, bajo una lógica

matemática y esquemática, se proponen hallar una formula que explique toda necesidad. Cometiendo

el error de formular estereotipos que al confrontarse con la experiencia resultan inoperantes. Por

ejemplo se acepta la creencia de que el azul es frío y el rojo caliente aceptándolos como hechos

universales, o se cree que sinónimo de la privacidad es el aislamiento.

Por el contrario, al adentrarse en el estudio de las necesidades espaciales se descubren dimensiones

ocultas, características del espacio que son exclusivas a un grupo social y que le dan a las cualidades

de los espacios posibilidades calidoscópicas.

Edward Hall () , por ejemplo apuntó la manera diferente de percibir el espacio que tienen los árabes,

de los franceses y los estadounidenses, destacando la imposibilidad de hallar definiciones

universales.

El arquitecto al acercarse al conocimiento de las necesidades espaciales y a la composición de


espacios que le den respuesta debe poner cuidado en no caer en la formulación de estereotipos

acerca de lo que el ser humano es, simplificando la manera de habitar a un listado de espacios

aplicables indiscriminadamente a todo tipo de persona. Al actuar así se corre el riesgo de que los

habitantes, al no encontrar los espacios que necesitan, al no hallar solución a sus demandas,

desarrollen insatisfacción que, además de generar un descontento personal, provoque una

incredulidad en el trabajo arquitectónico

Así entonces, el problema de dar satisfacción a las necesidades espaciales estriba en reconocer que

cada persona y cada grupo social tienen una manera particular de vivir y los espacios que proyecte un

arquitecto deben ser la respuesta a sus característica.

Cabe hacer una advertencia más ya que, en caso de lograr comprender las necesidades espaciales y

llegar a un buen planteamiento, la solución que se ofrezca no podrá ser eterna, las necesidades

espaciales y la realidad espacial misma son dinámicas, cambian, de manera que sólo a partir de

identificar esta constante evolución será posible mantener el sentido de utilidad que ofrezcan los

espacios.

La dificultad mayor que encuentra el arquitecto para lograr desarrollar "la sensibilidad" necesaria para

identificar las necesidades espaciales es el evitar formular estereotipos.

Desdichadamente el exagerado sentido de economía que dirige a nuestra sociedad actual desarrolla

el principio de soluciones en serie, llevando a que la arquitectura se convierten cada día más en

técnica de construcción y pierda su función de arreglar, organizar y crear espacios.

A lo expuesto sobre las características de las necesidades espaciales es posible añadir otras tres

características más, no menos importante que las anteriores.


En décimo lugar: Las necesidades tienen jerarquía, dependiendo tanto de situaciones internas como

externas, hay necesidades que son más valoradas que otras.

En décimo primer lugar: Las necesidades se fusionan. Con un sólo acto se pueden satisfacer

diferentes necesidades.

En décimo segundo lugar habrá que apuntar que la manera en que se concreta la satisfacción de las

necesidades es una decisión, de hecho el satisfacer una necesidad produce conflicto pues obliga al

individuo a tomar una resolución sobre qué camino tomar ante las diversas posibilidades de

satisfacerlas, no sólo con respecto al lugar u objeto que elegirá, sino también a que tipo de necesidad

dará respuesta ya que no podrá hacer todo lo que desea simultáneamente.

Esta última reflexión llevará a una décimo tercera característica muy importante: De la satisfacción del

tipo necesidades a partir del tipo de satisfactores específicos, dependerán el funcionamiento del

individuo y de la sociedad.

Aquí cabe anotar que dicha posibilidad de elección del satisfactor para una determinada necesidad no

es abierta. El concepto de necesidad no puede ser estudiado aislada de los de libertad y posibilidad,

pues cuando el individuo siente una, se le presentan diversas maneras de satisfacerla y depende de

las posibilidades reales, de la libertad con que pueda optar entre uno y otro camino el que logre
realizarse. Sin embargo en la medida en que sus medios están coartados de antemano dicha libertad

no existe.

"Sólo soy libre de optar entre una cosa y otra, por lo tanto sólo soy libre de adaptarme a un sistema

regido por la lógica del consumo "()

Al reflexionar sobre estos temas Luis Rodríguez Morales en su texto "Para una teoría del Diseño"()

apunta las siguientes ideas:

a) Las necesidades son de individuos, pero su desarrollo y los medios para satisfacerlas son histórico

sociales.

b) Para que un individuo satisfaga una necesidad es necesario que tenga posibilidades reales de

acceso al satisfactor.

c) La "normalidad" de una necesidad no es más que la expresión ideológica de las necesidades del

núcleo social dominante en un lugar y en un tiempo determinados.

d) Las necesidades expuestas al diseñador, se ven deformadas al representar las necesidades del

sistema y no necesariamente las del usuario.

e) La función de un objeto es una situación compleja, que va más allá del simple uso. Una de sus

funciones - pocas veces bien estudiada en los procesos proyectuales - es la psicológica.

i) Las necesidades mínimas son fijadas ideológicamente por el núcleo social dominante.

j) Para el consumismo no hay límite pues se funda en una carencia.

k) El usuario busca y establece asociaciones psicológicas con los objetos que utiliza

Das könnte Ihnen auch gefallen