El liderazgo en la contrainsurgencia:
La historia de dos líderes
Mayor Michael D. Sullivan, Ejército de EUA
El Mayor Michael D. Sullivan
es estudiante en la Escuela de
Estudios Militares Avanzados.
D e s e m p e ñ ó e l c a rg o d e
adiestrador-asesor en el Centro
Conjunto para la Asistencia de
Fuerza de Seguridad así como
el de observador-controlador
en el Centro de Adiestramiento
de Maniobras de Combate en
Hohenfels, Alemania. Sirvió
anteriormente como asesor
del 6º Batallón del Ejército
iraquí ubicado en Kirkush,
Irak. Obtuvo su licenciatura de
la Escuela Superior de Guerra
del Ejército de EUA y una
Maestría de la Universidad
Militar Americana. Ha servido
en una variedad de posiciones
de mando y estado mayor en
el territorio nacional de EUA,
Alemania e Irak.
Foto: El Mariscal de Campo
Gerald Templer en uniforme
de servicio.
(Consejo del Museo Nacional del
Ejército, Londres)
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Este hombre es distinto de los demás ingleses que hasta ahora hemos
conocido, (en) cuanto estudia atentamente la política organizacional de
los árabes y sus preguntas demuestran su profundo interés en esta materia,
lo cual no ocurre excepto para el que lo asume con placer y pasión.
——El Dr. Sahbander en una reunión con T.E. Lawrence.1
La respuesta no consiste en agregar más tropas en la selva, si no que
yace en la mente y los corazones de la gente.
L
——El Mariscal de Campo Gerald Templer, Malaya, 1952.2
a importancia del liderazgo militar permanece
constante ya sea en tiempo de guerra, paz o de operaciones
de contrainsurgencia. Con el propósito de desarrollar mejores
líderes para la actual lucha contra los insurgentes en Irak y Afganistán,
les invito a leer acerca de dos líderes altamente reconocidos por su éxito
en la historia.
T.E. Lawrence, una figura siempre polémica, vivió el estilo de vida
de un insurgente cuando fue destinado como asesor de las fuerzas árabes
en su lucha contra el Ejército turco durante el alzamiento de 1916-1918.
El Mariscal de Campo Gerald Templer poseía las cualidades ideales de
liderazgo necesarias para derrocar la insurgencia y por eso fue capaz de
cambiar el balance de poder a favor de los británicos durante la emergencia
de Malasia. Aunque ambos fueron grandes líderes, eran figuras opuestas
o distintas. Lawrence era el excéntrico inadaptado y Templer la esencia
clásica del impecable oficial británico. Ambos, sin embargo, poseían
los intemporales rasgos que nuestros actuales mandos necesitan para
ganar la guerra en este ambiente contrainsurgente—el liderazgo audaz.
Podemos evaluar la calidad del liderazgo que ambos oficiales tenían,
usando como marco de referencia propio las premisas acuñadas en el
Ejército del; “Ser, Saber y Hacer” elaborado detalladamente en el Manual
de Campaña FM 22-100, Army Leadership.
El FM 22-100 detalla claramente las características que necesitan los
mandos del Ejército de EUA, como es el caso “Ser, Saber y Hacer”. El
“Ser” representa el carácter del líder o su fortaleza interior. El carácter,
se demuestra a través de su propia conducta, es lo que ayuda a fortalecer
el coraje moral y tomar la decisión en momentos difíciles.3
El “Saber” involucra un sentido interpersonal, técnico y las habilidades
tácticas. Un líder que reúna todas esas destrezas para organizar un
equipo, podrá transformar las debilidades de la unidad para desarrollar
las fortalezas de la misma. El “Hacer” de las características del líder,
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incluye la capacidad de influir a la gente, operar
los sistemas de una organización y mejorar las
capacidades de aquella estructura.4
Ambos, T.E. Lawrence y el General Templer
contaban con las necesarias cualidades del;
“ser”, “saber” y “hacer”, para triunfar cuando
ellos asumieron sus roles de líderes, ya sea como
insurgente como el primero y como líder contra
insurgente en el segundo caso.
T.E. Lawrence
El nombre despierta una variedad de
emociones. Su obra maestra, Los siete pilares
de la sabiduría: Un triunfo, lo llevó a ser el
centro de atracción, del cual más tarde intentó
escapar. En Pilares, traza una imagen vívida de
la guerra en el desierto, describe la vida junto a
las tribus árabes y escribe acerca de su rol como
asesor de la insurgencia. Habla de los problemas,
las motivaciones y fortalezas de una insurgencia
árabe, así como de los desafíos enfrentados como
asesor militar. Los alumnos que estudian las
técnicas de contrainsurgencia pueden aprender
valiosas lecciones estudiando sus acciones de
liderazgo durante el tiempo que sirvió como
asesor en el desierto.
Lawrence, cuando era estudiante, desarrolló
una verdadera pasión por la arqueología
en la universidad; debido al hecho de que
escogió dedicar algunos años para realizar una
investigación sobre las fortificaciones de las
cruzadas, por todo el Medio Oriente a comienzos
de los años 1900.5 Amaba el desierto y quería
entremezclarse con el pueblo árabe; a menudo
pasaba semanas enteras solo caminando de región
a región, vestido como un árabe cualquiera para
absorber aún más la cultura. El entendimiento
de la cultura, su habilidad para hablar el árabe y
el conocimiento del terreno, fueron los motivos
que eventualmente le valieron una comisión
como Oficial de Inteligencia en el Cairo, Egipto,
cuando la I GM estalló.
Lawrence recibió un limitado entrenamiento
militar mientras era estudiante universitario y
menos adiestramiento para ser oficial.6 A pesar
de ello, leía y entendía los diversos teóricos
militares tanto los clásicos como los más
contemporáneos. A menudo citaba a Clausewitz
y a Joffre en sus escrituras, junto con Tucidides y
otros antiguos escritores. Aun así, era considerado
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LAWRENCE Y TEMPLER
un inadaptado vistiendo uniforme. Sus extrañas
conductas, falta de disciplina militar y su
fanatismo por la cultura árabe frustraban a sus
superiores. Así entonces, el mando superior le
asignó como oficial de enlace para la revuelta
árabe, originalmente para sacarlo del Cuartel
General y aprovechar sus conocimientos sobre
los árabes, lo cual otros oficiales británicos sólo
vagamente entendían.
La falta de formación militar resultó ser
para Lawrence un beneficio en el desierto. No
poseía presunciones ni sentía apego por los
procedimientos formales que la mayoría de los
oficiales británicos tenían. Como resultado,
aprovechó su propio conocimiento cultural sobre
los árabes el cual no era simplemente teórico sino
adquirido a través de la experiencia.
La misión de Lawrence en el Ejército británico
consistía en evaluar las capacidades de los árabes
y las posibilidades que la revuelta tuviera pleno
éxito. Cuando conoció al Príncipe Faisal en
el desierto de Arabia, Lawrence rápidamente
se involucró en la situación del alzamiento y
dio a conocer su evaluación a los militares de
Gran Bretaña. Sin embargo, Lawrence tuvo las
suficientes agallas de dar algunos pasos más
adelante. Regresó más tarde al campamento del
Príncipe Faisal convirtiéndose en esencia en todo
un insurgente.7 Mediante el trabajo y vida con los
combatientes árabes, Lawrence ganó una mejor
comprensión de sus capacidades.
Lawrence descubrió que los combatientes
árabes no tenían un centro de gravedad unificado
y una identidad clara como árabes; para ellos se
encontraban en primer lugar sus alianzas y luego
sus familiares y tribus. Planificó la construcción
de alianzas entre las tribus para unificar a los
insurgentes y enfocar sus esfuerzos.
Estos combatientes no tenían fusiles modernos,
ametralladoras o artillería, pero sí tenían una alta
movilidad debido a que no portaban equipo
pesado. Por lo tanto Lawrence explotó esa
movilidad árabe. Los combatientes poseían una
asombrosa habilidad para montar camellos lo
cual realmente les permitía dirigir incursiones
repentinas y evacuar el área limitados solamente
por la cantidad de harina que podían cargar y por
la ubicación de los pozos de agua.
En contraste con los árabes, los turcos vivían
en fortificaciones fijas (tal como Medina) y
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T.E. Lawrence
establecidas bases apoyadas por tenues líneas
de comunicaciones. Para el abastecimiento,
ellos dependían de las líneas férreas a través
del vasto y abierto desierto. Armados con esta
información, Lawrence planeó hostigar las líneas
de suministro turcas y dejar que sus enormes
contingentes de fuerzas fijas se marchitasen en
sus propias bases. (Medina por sí sola acantonaba
más de 12.000 soldados turcos).8 Aconsejó a los
árabes emplear tácticas de insurgencia y evitar
las batallas convencionales. Lawrence continuó
a desarrollar las habilidades tácticas y técnicas
para guiar a sus insurgentes. Sus éxitos lograron
que más tribus se unieran a su causa.
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Lawrence concibió un atre-
vido plan para capturar la ciudad
portuaria de Aqaba usando com-
batientes árabes. Esta ciudad
ofrecía un puerto de reabaste-
cimiento para los árabes y al
mismo tiempo representaba un
método rápido para comunicarse
con las fuerzas británicas. Aun
más, visualizó a la ciudad de
Aqaba como paso indispensable
para conducir a las árabes hasta
Damasco. Lawrence también
deseaba armamento moderno,
apoyo logístico y especialmente
dinero para sostener la insurgen-
cia. Dicho puerto materializaba
el vínculo logístico necesario
con las fuerzas británicas para
continuar con el alzamiento. Sin
embargo, mediante sus poderosas
defensas costeras, Aqaba estaba
bien protegida contra cualquier
asalto anfibio. Las citadas defen-
sas prevenían de cualquier acción
naval por parte de de los ingleses
o intento de desembarcar tropas
para reforzar a los árabes en caso
de ser asaltada. Sin perjuicio de
ello, Lawrence guió una intrépida
marcha de más de 600 millas
por el desierto a campo traviesa,
capturando Aqaba por el sector
este donde estaba menos prote-
gida, utilizando sólo un pequeño
número de árabes insurgentes,
hecho que dejó atónito al alto mando británico
en el Cairo.9
Día tras día, Lawrence demostró su valentía
mientras dirigía a los insurgentes. Había recibido
entrenamiento técnico por parte de la Armada
Real Británica en cuanto al uso de explosivos
y demoliciones, convirtiéndose luego en un
experto destructor de vías férreas, colocando
cargas explosivas a lo largo de los rieles mientras
los insurgentes aguardaban el momento preciso
para realizar la emboscada. Lawrence y sus
insurgentes destruyeron una docena de trenes
turcos cargados con suministros, causando
daño agudo a la situación logística de las bases
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militares fijas. Comprendía las fortalezas
de los insurgentes y aseveró: “Podríamos
desarrollar una fuerza de asalto altamente
móvil, bien equipada y pequeña, y luego usarla
sucesivamente en distintos puntos distribuidos a
lo largo de la línea turca, de manera a obligar a
los turcos a fortalecer sus puestos de vigilancia,
mas allá de los 20 hombres ubicados en las
posiciones defensivas. Esto sería un verdadero
atajo al éxito.10
Como líder insurgente, Lawrence parecía
vivir de acuerdo al modelo de liderazgo del
Ejército de EUA consistente en el “Ser, Saber
y Hacer”. Sus habilidades interpersonales
parecían ser más agudas entre los árabes. Captó
las capacidades, fortalezas y debilidades de la
organización insurgente árabe y continuamente
organizaba y reorganizaba las tenues alianzas
entre las tribus para mantener el frágil balance
dentro de la coalición y así mantener activa la
insurgencia. También utilizó los vínculos con
las fuerzas británicas para mejorar la calidad
del equipamiento y apoyo logístico a favor de
los grupos insurgentes.
Aunque Lawrence es a menudo malinterpretado
por los historiadores, prácticamente no hay duda
de que demostró un liderazgo eficiente en el
alzamiento árabe y de esta manera contribuyó
a la victoria de los británicos contra el Ejército
turco. Durante la II GM el Ejército británico
distribuyó copias de su afamada obra Los
siete pilares de la sabiduría para orientar a los
comandantes como texto en materias de guerra
irregular.11
Aún es considerado por muchos como el
perfecto ejemplo de cómo debería ser un asesor
militar. Lawrence fue un elemento clave en el
éxito del alzamiento árabe.
Mariscal de Campo Gerald
Templer
En junio de 1948, el partido comunista
malayo inició un movimiento insurgente contra
el gobierno británico y malayo, situación
que produjo una emergencia en Malasia. Los
insurgentes, que tenían la apariencia de ser
principalmente chinos en cuanto a su origen
étnico, aspiraban conducir una revolución
maoísta para asentar un estado dirigido según las
reglas comunistas. La situación en Malasia era,
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LAWRENCE Y TEMPLER
sin embargo, totalmente diferente a la de China
cuando Mao inició su alzamiento. Los británicos
habían ocupado Malasia desde 1791, y la mayoría
de los malayos no sentían apetito comunista. La
mayor parte de sus entradas provenían de las
Lawrence era el excéntrico
inadaptado y Templer la
esencia clásica del impecable
oficial británico.
plantaciones de caucho (goma) administradas
por los ingleses y algunas empresas de minería.
Sólo una minoría de la población de origen chino
deseaba el comunismo. No obstante, durante el
año 1951, los británicos tuvieron cierto éxito en
eliminar la insurgencia comunista.
En febrero del 1952, Templer arribó a Malasia
con el cargo de alto comisionado. El año 1951
fue el más violento de la contrainsurgencia. En
efecto, la seguridad era tan mala que el anterior
alto comisionado Henry Gurney fue asesinado
en una emboscada comunista. 12 Templer
enfrentaba una situación extremadamente
difícil ya que existía una extrema falta de
entendimiento cultural entre las fuerzas de
seguridad malasias.
Como ex comandante de la 56ª y 6ª Divisiones
Blindadas durante la II GM, Templer había tenido
los tradicionales nombramientos militares. Sin
embargo, había servido como gobernador
militar de la zona bajo el control inglés en la
ocupada Alemania posguerra, lo que le valió
para equiparse de conocimiento propio respecto
a la gobernabilidad militar. Una vez en el terreno
malasio, Templer inmediatamente se puso a
trabajar. Se tomó tres semanas de viaje por el país
con el objeto de medir la situación. Basándose
en sus observaciones, reorganizó su Cuartel
General para asumir mejor su tarea contra la
insurgencia.
Decidió reenfocar su Estado Mayor desde
una visión de guerra clásica hacia una acción
de ayuda a la comunidad, cambios sociales,
estabilidad económica y empleo de pequeñas
unidades para las operaciones militares. Templer
se concentró en asegurar las estaciones de policía
a lo largo del país y en capturar o atrapar, pero
79
no matar, a los insurgentes. El Mariscal de
Campo convenció a los insurgentes capturados
de prestar declaraciones a los miembros de la
prensa y de distribuir informes de propaganda
que motivase a sus antiguos camaradas de lucha,
a entregar las armas y/o rendirse. Secciones de
guerra psicológica, consistentes en no más de 30
personas, en su mayoría ex insurgentes chinos,
conocidos como grupos de guerra psicológica,
difundieron políticas de abandono a las armas
(rendición).
Más que matar insurgentes, Templer escogió
una bien ejecutada política de rendición, que
le proporcionó la mejor inteligencia disponible
acerca de la organización, moral y flaquezas de la
insurgencia.13 Transmisiones radiales, periódicos
en idioma chino, películas gubernamentales,
panfletos y presencia personal en las aldeas
de ex combatientes enemigos que se habían
rendido, ayudaron bastante a la campaña de
contrainsurgencia británica.
Templer también implementó cambios al
esfuerzo militar. Los informes de patrulla fueron
exigidos obligatoriamente. Posteriormente un
equipo de investigación operacional, tomaba
la información recopilaba desde los informes
de reconocimiento, la analizaba y depuraba en
“lecciones aprendidas” las que lógicamente
eran distribuidas a las tropas en terreno. En
vez de continuar con las inútiles acciones de
barrido en la selva que se realizaron durante los
tres primeros años de la insurgencia, empleando
unidades a nivel de batallón, Templer enfatizó
el patrullaje en la profundidad de la selva pero
con unidades mas pequeñas, bien entrenadas
y enfocadas en reunir la información vital de
inteligencia sobre la insurgencia. Las escuelas
de entrenamiento para combate en la selva
enseñaron a las unidades menores del Ejército
y de la policía los métodos tácticos y técnicos
para combatir a los insurgentes. La doctrina
también se desarrolló rápidamente. Basándose
en las lecciones aprendidas en la Escuela de
El Mariscal de Campo Gerald Templer, poseía las cualidades ideales
de liderazgo necesarias para derrocar la insurgencia y debido a eso
fue capaz de cambiar el balance de poder a favor de los británicos
durante la emergencia de Malasia.
80
Entrenamiento en la Selva, se editó un pequeño
libro que se conoció bajo el nombre de The
Conduct of Anti-Terrorist Operations in Malaya
(La conducta antiterrorista en Malasia). El citado
texto fue publicado en un tamaño adecuado
como para caber dentro de los bolsillos de los
uniformes de selva utilizados por los soldados.
Para complementar lo anterior, cada seis meses
los soldados recibían una versión actualizada
y revisada de los últimos antecedentes de
inteligencia y lecciones aprendidas.14
Las fuerzas policiales de Malasia también
recibían este valioso documento y asistían a las
mismas escuelas que los soldados británicos
con el objeto de incrementar su eficiencia en
la lucha contra la fuerza insurgente. Templer
sabía muy bien que integrando sus fuerzas de
seguridad se daría un importante paso adelante
en la estabilidad de Malasia.
Templer sabiamente se enfocó en obtener
el apoyo de las bases que sustentaban a
los insurgentes—los civiles de raza étnica
china. Los proyectos de servicios públicos
y el entrenamiento civil en las áreas de
etnia china prepararon a los líderes locales
para eventualmente asumir el control de
un gobierno malayo independiente. Estos
proyectos brindaron un gran incentivo para que
la población local se distancie de los insurgentes
o entregue a ciertos elementos de la insurgencia
o accionar contra ella. Templer aceleró la
reubicación (primeramente implementada bajo
la administración del plan del General británico
Harold Briggs) los asentamientos o villas de
chinos ilegales.15 Los británicos construyeron
poblados completamente nuevos, dotados de
escuelas y centros médicos; además, otorgaron
parcelas de terreno para los ocupantes ilegales
chinos. Las nuevas villas se ubicaron en las
zonas periféricas de la selva, normalmente
bajo control y protección de los británicos.
El gobierno local de la ciudad estaba dirigido
por un gobierno de etnia china, junto a ello
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se preparó a la comunidad para una eventual
fusión con la corriente principal de la sociedad
malasia. Además de lo anterior, cada familia
recibió un terreno para su propio cultivo o
explotación. Esta era la primera vez en que
las personas de origen chino tuvieron títulos
hereditarios transferibles de padre a hijo,
garantizando así la propiedad familiar de la
tierra. Las nuevas villas dejaron atrás el apoyo
que era la base fundamental de los insurgentes
y los malayos comenzaron a integrar a la etnia
china dentro de su corriente social, derribando
así los muros culturales.
Templer entendió el problema cultural que
había causado la insurgencia en Malasia.
Conociendo la situación, fue capaz de introducir
métodos efectivos para recuperar a la población.
La habilidad de Templer de influir, mejorar y
dirigir a otros en una organización simboliza
el “Hacer” del liderazgo, que lo diferencia de
los líderes comunes de la contrainsurgencia.
Sin importar las designaciones previas como
militar tradicional, Templer captó rápidamente
que la clave para derrotar a la insurgencia
malaya no era la de tomar una acción militar, si
no que había que ganar a la población china a
través de cambios sociales y de mejoras en los
niveles de seguridad. Entendió perfectamente
los problemas que enfrentaban la organización
desde el primer día que asumió el mando. Cada
uno de los esfuerzos enfocados en mejorar la
capacidad organizacional para darse cuenta del
problema insurgente, darle lógicamente solución
a este problema y trabajar posteriormente para
aplicar estas soluciones. El Mariscal de Campo
Templer no sólo poseía cualidades técnicas y
tácticas como oficial de Ejército, sino también
era un experto en gobierno militar. Su particular
capacidad para tomar la organización militar
y aplicarla directamente para derrotar a la
insurgencia dejó de manifiesto sus habilidades
como líder organizacional. Las lecciones
obtenidas del estilo de gobierno militar de
Templer claramente podrían haber ayudado a
los mandos estadounidenses cuando finalizaron
las hostilidades de la Operación Iraqi Freedom.
Nuevamente, los comandantes de tropas
militares se despojaron de sus tradicionales
roles como luchadores y tomaron funciones
como gobernantes.
Military Review  Enero-Febrero 2008
LAWRENCE Y TEMPLER
En nuestra actual lucha contrainsurgente, los
comandantes de mayor jerarquía continúan a
emplear las técnicas similares a aquéllas empleadas
exitosamente por el Mariscal de Campo Templer.
Las acciones del General David Petraeus en Mosul
son un caso ejemplar de un militar enfocado en lo
social, económico y cultural; así como también de
las necesarias operaciones militares.
El liderazgo aún permanece ser el factor
más importante para el triunfo de cualquier
operación militar, ya sea una campaña operativa
o de contrainsurgencia. La educación tradicional
militar, el entrenamiento y las habilidades en
planificación de los oficiales de las fuerzas
armadas, representan las sólidas bases para forjar
las capacidades en la lucha contrainsurgente. La
responsabilidad del comandante en “Ser, Saber y
Hacer”, sin embargo, nunca cambian sin importar
el tipo de entorno.
Ambos T.E. Lawrence y el Mariscal de
Campo Templer, demostraron diferentes, pero
importantes, estilos de liderazgo militar en
dos ambientes de insurgencia completamente
distintos. Lawrence triunfó incorporándose dentro
de la insurgencia árabe y ayudó a transformar a
las desmembradas bandas de tribus árabes en una
formidable fuerza. Templer tomó el complicado
mando de las fuerzas británicas en Malasia y
luchó por controlar este país abrumado por los
insurgentes, implementando una estrategia de
ganar la mente y el corazón de la población. En
síntesis, ambos soldados demostraron la absoluta
necesidad de un liderazgo fuerte a pesar de la
situación.MR
notas
1. John E. Mack, Prince of our Disorder: The Life of T.E. Lawrence (Boston:
Imprenta First Harvard University, 1998).
2. http://www.psywar.org/malaya.php
3. Manual de Campaña FM 22-100, Army Leadership (Washington DC; Oficina
de Imprenta del Gobierno Federal, (GPO) 31 de agosto de 1999).
4. Ibíd., pág. 1-7.
5. Michael Yardley, T.E. Lawrence: A Biography (Nueva York: Cooper Square
Press, 2000).
6. Ibíd., pág. 41.
7. Ibíd., pág. 86.
8. Ibíd., pág. 96.
9. T.E. Lawrence, Seven Pillars of Wisdom: A Triumph (Garden City, Nueva York:
Double­day, Doran & Company, Inc., 1935).
10. Ibíd., pág. 224.
11. Yardley, pág. 99.
12. Noel Barber, War of the Running Dogs (Nueva York: Weybright y Talley,
1971).
13. Ibíd., pág. 93.
14. Ibíd., pág. 97.
15. Ibíd., pág. 97.
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