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Para ser feliz no basta con sonreir. Es importante tener objetivos, capacidad de relacionarse y resiliencia. En el contexto de la era de la información es importante entender qué es la Felicidad.
Para ser feliz no basta con sonreir. Es importante tener objetivos, capacidad de relacionarse y resiliencia. En el contexto de la era de la información es importante entender qué es la Felicidad.
Para ser feliz no basta con sonreir. Es importante tener objetivos, capacidad de relacionarse y resiliencia. En el contexto de la era de la información es importante entender qué es la Felicidad.
Mucho se ha escrito sobre la relación entre un lugar de trabajo feliz y
positivo y una fuerza de trabajo efectiva y productiva. Pero la definición de felicidad puede malinterpretarse; a menudo se la considera como la presencia de emociones positivas y la ausencia de emociones negativas, lo que puede llevar a culturas de trabajo que presionan a las personas para que simulen emociones positivas. La investigación ha demostrado que esta "falsificación" puede provocar una enfermedad física y emocional a largo plazo.
Asociar el estado de ser feliz simplemente con estar alegre todo el
tiempo crea otro desafío ya que, en el caso de las instituciones académicas, por ejemplo, la felicidad tiende a clasificarse como menos grave, superficial y liviana. Esto tiene como resultado que las universidades eviten la conversación sobre el desarrollo de graduados "felices" y la adopción de una "agenda de felicidad" para el desarrollo holístico de sus estudiantes.
En un momento en que la depresión y el suicidio están en aumento,
actualmente 300 millones de personas en todo el mundo sufren de depresión, esto es inquietante. Un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud predijo que si no se hace nada, para 2030 la depresión será la enfermedad número uno en el mundo.
Tres pasos hacia la felicidad
La felicidad no consiste solo en desarrollar emociones positivas, sino
que tiene otras dos partes constitutivas: propósito y capacidad de recuperación. Tener un propósito claro y significativo es un elemento clave para mantener la felicidad a largo plazo. Y debido a que las emociones negativas son una parte integral de la vida, el desarrollo de la resiliencia es el tercer componente altamente esencial de la felicidad, ya que nos permite tratar con eficacia las emociones negativas cuando surgen.
Los empleadores que toman en serio la efectividad y la productividad a
través de una fuerza de trabajo feliz deben asegurarse de que los trabajadores tengan la oportunidad de realizar un trabajo atractivo, significativo y orientado a los objetivos, puedan desarrollar buenas relaciones y experimentar un sentido de logro.
Muchos indicadores sugieren que los trabajos del futuro requerirán
mucha más inteligencia emocional para complementar las sofisticadas máquinas con las que trabajamos. Las instituciones académicas deben considerar seriamente desempeñar un papel en el desarrollo de la inteligencia emocional y el bienestar de los estudiantes para garantizar que las universidades sigan siendo relevantes en un mundo donde la cuarta revolución industrial exige la integración de sistemas físicos, cibernéticos y biológicos y la automatización de un número creciente de trabajos. Con los niveles sin precedentes de complejidad y cambio que enfrentan las sociedades, es crucial explorar cómo los sistemas educativos pueden evolucionar para ayudar a los jóvenes a desarrollar la autoconciencia y la conciencia social para prosperar y alcanzar su máximo potencial una vez que ingresan al lugar de trabajo.
Un espacio para la conexión humana
Los humanos aportan tres dimensiones al mercado laboral: físico,
cognitivo y emocional. Las máquinas nos han superado tanto en la dimensión física (cada vez se necesita menos trabajo manual) como en la dimensión cognitiva ( la inteligencia artificial es cada vez más capaz de superar a los humanos en tareas como el ajedrez y el diagnóstico médico). Esto deja el dominio emocional donde los humanos todavía tienen la ventaja. A medida que se automaticen más y más trabajos, la naturaleza del valor que agregarán los humanos evolucionará para centrarse en la creatividad, la conectividad con los demás y la autorrealización.
El psicólogo estadounidense Daniel Goleman definió los cuatro
dominios de la inteligencia emocional como: autoconciencia, conciencia social, autogestión y gestión de relaciones. En 2013, desarrollé un curso en línea sobre inteligencia emocional que fue tomado por más de 6.000 estudiantes de 150 países diferentes. El curso introdujo múltiples ejercicios dirigidos al desarrollo de los cuatro dominios de Daniel Goleman.
Los estudiantes realizaron dos ejercicios diarios: "reconfiguración del
cerebro", que incluyó la declaración de cinco cosas que estaban agradecidos, y "mis emociones de hoy", donde expresaron sus sentimientos al compartirlos en línea con otros participantes en el curso. Estos ejercicios de gratitud y conciencia emocional pueden ayudar a crear los hábitos fundamentales para la inteligencia emocional.
También se les presentó a los estudiantes la práctica de la meditación
y se les apoyó a través del desarrollo de objetivos INTELIGENTES (específicos, mensurables, ambiciosos, pertinentes y oportunos), una declaración de misión y una declaración de visión personal. Algunos estudiantes informaron triunfos personales como poder escalar una montaña, controlar tartamudeos, iniciar un negocio e incluso casarse y superar pensamientos suicidas.
Se necesita más trabajo para establecer las formas más efectivas de
desarrollar la inteligencia emocional en los jóvenes en todos los ámbitos de la sociedad. Pero si vamos a asumir las demandas, las complejidades y las arenas movedizas de la era digital, necesitaremos personas felices, plenas y resilientes para abrazarla; nuestras universidades tienen un papel que desempeñar en la enseñanza de estas habilidades esenciales. Al igual que los lugares de trabajo, donde los empleados felices y satisfechos pueden significar una mayor productividad y rotación. Las personas que pretenden ser felices en el lugar de trabajo no obtienen ningún beneficio para nadie.
Hecho por: Mushtak Al Atavi para The Conversation.