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Introducción

Con la entrada en vigencia del Código Orgánico Procesal Penal, se instauró en


Venezuela un sistema acusatorio oral, blindado con múltiples principios que lo rigen y
que caracterizan sus bases de garantista, los cuales hacen del sistema un mecanismo
procesal respetuoso de los Derechos establecidos en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, estos Principios están contenidos en el Título Preliminar,
entre los artículos 1 al 23 del Código Orgánico Procesal Penal, y en defensa de los
Derechos Humanos vienen a suprimir los postulados del sistema inquisitivo plasmados
en el extinto Código de Enjuiciamiento Criminal que bajo su imperio se violaban
impunemente todos los derechos inherentes al ser humano, amén de las corruptelas y
trampas que se presentaban tan frecuentemente en el sistema derogado, que por ser
secreto y escrito se prestaba a los vicios, sobornos y alteraciones de los expedientes,
dando lugar a la corrupción en los tribunales, en virtud de que en este sistema, los
aspectos esenciales del proceso (acusación, defensa y decisión) estaban en manos de
una sola persona: el Juez, quien iniciaba el juicio, investigaba en el sumario y,
finalmente, sentenciaba. Es decir, el Juez era casi omnipotente y tenía facultades
infinitas.
Estamos en una época de cambios, y de cambios realmente trascendentales.
Precisamente, nos interesa en este momento una transformación vital para todos, que no
es otra que la modificación de la administración de la justicia penal. Con la entrada en
vigencia del Código Orgánico Procesal Penal (C.O.P.P.), hemos dado un paso
agigantado en lo que se refiere a nuestro sistema procesal penal. Además de lo dicho, en
este nuevo sistema predomina la oralidad, lo que es más adecuado a las tendencias
mundiales y a la realidad jurídica y social que vivimos.
El Derecho Procesal Penal
Su definición, a diferencia de lo que sucede con el Derecho Penal material, debe partir
de su objeto y no de la estructura o términos de sus normas, por tanto puede ser definido
como la rama del ordenamiento jurídico que disciplina el comportamiento de los sujetos
que intervienen en el proceso penal y organiza los órganos estatales a quienes
corresponde la función penal, en orden a que se concrete el derecho penal sustantivo.
El Derecho Procesal Penal tiene una doble función: formal y material. La función
material posibilita la realización del Derecho Penal material, pues constituye el
mecanismo para hacer efectiva la consecuencia jurídica prevista en la norma penal;
incluso, conforme a las previsiones del Código adjetivo venezolano, podría afirmarse
que también permite la concreción del Derecho Civil, pues a tenor de lo dispuesto en los
artículos 23 y 118 del COPP uno de los objetivos del proceso penal es la reparación del
daño causado a la víctima del delito; también tiene como función la protección personal
no sólo de la colectividad que siempre resulta afectada por la comisión de un hecho
punible, sino incluso para el propio imputado, pues el proceso constituye un límite para
el Estado en el ejercicio de su función punitiva; como consecuencia de lo anterior el
Derecho Procesal penal propicia la recomposición de la paz y seguridad jurídica.
Desde el punto de vista formal, el Derecho Procesal penal dispone el modo, tiempo y
forma de realización de los actos procesales, sus consecuencias jurídicas, la
competencia de los órganos estatales y facultades de los particulares.
El Derecho Procesal Penal es de carácter y orden público. Al igual que el Derecho Penal
material, el Derecho Procesal Penal pertenece al ámbito del Derecho Público, pues la
persecución penal corresponde a órganos oficiales; en el caso del COPP, al Ministerio
Público y a los órganos de policía de investigaciones penales.
El carácter público ha sido una nota permanente en el proceso penal; no obstante, la
incorporación que se ha verificado últimamente de instituciones tendientes a privatizar
el conflicto, devolviéndose lo a sus actores principales (víctima e imputado) tiende
suavizar tal característica.
Principios del Proceso Penal Venezolano
Los principios pueden concebirse como criterios que regulan las diferentes actuaciones
que integran el procedimiento.
Existen muchos principios y su adopción obedece al momento histórico y al sistema
político de cada país, los principios se refieren a determinados procedimientos cuando
su ámbito de actuación es mayor y constituye el medio rector del proceso, estructura a
lo que se le denomina sistemas, como sucede con el inquisitivo y el dispositivo.
Principio Dispositivo: en el proceso civil, es el que reconoce a las partes el dominio del
litigio y entrega a las partes la iniciativa en el impulso procesal. En el proceso penal, es
un sistema adverso, en donde las partes (fiscalía y defensa) se enfrentan en igualdad de
oportunidades ante un juez imparcial, quien con base en pruebas y argumentos decide si
condena o no al imputado. Básicamente esto se denomina Sistema Acusatorio.
Principio Inquisitivo: durante el enjuiciamiento, la entrega de la iniciativa e impulso al
Juez de oficio, predomina en la fase instructora del proceso penal, contra el evidente
favor del principio dispositivo en el proceso civil. En este principio, la facultaad de
acusar y juzgar, recaen sobre el Juez.
Principio de Oralidad y Escritura: En el campo jurisdiccional la oralidad implica la
realización de los principales actos del proceso a través de la palabra viva, con
independencia que su contenido pueda ser recogido en actas escritas, grabaciones o
filmaciones. Pero para que esto sea posible es necesario juntar las partes y al tribunal en
una misma locación y hacerles partícipes simultaneo de los actos. De ahí que esa
cercanía simultanea que no es cosa que la inmediación sea un correlato de la oralidad.
En este contexto, la oralidad adquiere una dimensión particular, permitiendo que se
transmita la información del modo más dinámico posible y cruzándola entre todas las
partes. En este contexto, la oralidad no es un mecanismo meramente instrumental sino
que tiene influencia sobre los aspectos sustanciales de la actividad procesal.
En conclusión, la oralidad de este tipo de procedimiento es un instrumento de
realización de los principios de inmediación, de la publicidad del juicio y de la
personalización de la función judicial, en su mayor medida.
El sistema acusatorio está caracterizado por el principio de la oralidad, puesto que la
inmensa mayoría de los actos procesales que se desarrollen tanto en la audiencia
preliminar que pone fin a la fase intermedia, como en el juicio plenario propiamente
dicho, se producen en viva voz y su apreciación en esa fuente, con la independencia de
que tales actos sean registrados mediante acta sucinta o grabaciones y filmaciones de
videos.
Por otra parte, es característica de todo procedimiento penal regido por pautas
acusatorias y orales, el hecho de que solo pueden ser apreciadas, a los efectos de la
sentencia definitiva que deba dictarse en primera instancia, las pruebas practicadas y
evacuadas en el juicio oral y en la forma que allí se produjeron.
La oralidad, no quiere decir, que el proceso sea netamente hablado, también existe la
escritura en el proceso penal.
Los escritos, excepciones, apelaciones, y en realidad todas las actas que del proceso se
produzcan, deben ser presentados y asentados de forma escrita, de acuerdo al código
orgánico procesal penal.
Garantías Procesales
Las garantías procesales son los modos de cumplir con los principios de seguridad
jurídica, de igualdad ante la ley, de equidad, para asegurar la garantía más general del
debido proceso, y evitar que el Estado en ejercicio de su poder punitivo avasalle
derechos fundamentales de sus habitantes. Estas garantías están constitucionalmente
protegidas en todos los países democráticos.
Garantía y Derecho del Debido Proceso: Artículo 1. Juicio previo y debido proceso.
Nadie podrá ser condenado sin un juicio previo, oral y público, realizado sin dilaciones
indebidas, ante un juez o tribunal imparcial, conforme a las disposiciones de este
Código y con salvaguarda de todos los derechos y garantías del debido proceso,
consagrados en la Constitución de la República, las leyes, los tratados, convenios y
acuerdos internacionales suscritos por la República.
El artículo 1º establece las pautas de un juicio previo y del debido proceso. El enunciado
de este principio es bastante amplio y expreso. Sin embargo, debo decir que el juicio
previo está relacionado con el principio de exclusivismo de la ley o de legalidad, por el
cual toda persona tiene derecho a que se le juzgue conforme, no sólo a una ley que
establezca previamente el delito y la pena, sino también a una ley que señale el
procedimiento a seguir.
En virtud de este postulado, nadie puede ser condenado sin ser sometido previamente a
un juicio penal, oral y público. En cuanto al debido proceso, existe la necesidad de un
Juez imparcial, que no tenga más interés que el de administrar justicia. También resulta
necesaria la observancia de todos los derechos y garantías en el proceso, así como que el
juicio se realice sin dilaciones indebidas, es decir, sin retrasos o demora alguna, lo que
está vinculado con el principio de preclusión, por el cual el proceso penal debe ir
siempre hacia adelante en el tiempo, buscando constantemente el resultado procesal
natural, o sea, la sentencia firme.
Este principio del juicio previo está someramente dibujado en el numeral 4 del artículo
49 de la Constitución de 1999, pero más allá, el artículo 257 constitucional así lo
ordena. En resumen lo que establece el principio contenido en el artículo 1° del
C.O.P.P. es que en el sistema acusatorio, para condenar a una persona, es necesario
demostrar su responsabilidad en juicio oral y público, con todas las garantías procesales,
a menos que decida admitir los hechos en una audiencia preliminar, igualmente con
todas sus garantías.
Presunción de inocencia: Artículo 8. Presunción de inocencia. Cualquiera a quien se le
impute la comisión de un hecho punible tiene derecho a que se le presuma inocente y a
que se le trate como tal, mientras no se establezca su culpabilidad mediante sentencia
firme.
Conforme a la garantía de presunción de inocencia, ninguna persona puede ser
declarada responsable hasta que no se pruebe su culpabilidad a través de una sentencia
condenatoria, consecuencialmente, se le debe presumir su inocencia, y tomando en
consideración la vigencia de esta garantía procesal es necesario la realización de un
proceso justo donde se respete el debido proceso, debido a que este, se encuentra
conformado precisamente por la presunción de inocencia entre otros, de esa forma el
estado garantiza el cumplimiento de los medios para hacer efectiva la defensa.
En virtud de esta garantía de la presunción de inocencia, el fiscal debe probar la
culpabilidad y el imputado tiene el derecho de contrarrestar la acusación, y si se da el
caso de que el imputado no rinde declaración, su silencio no podrá estimarse en su
contra, el puede declarar cuando quiera y las veces que lo desee. El imputado debe
considerarse inocente antes y durante el desarrollo del proceso.
La presunción de inocencia constituye una consecuencia del juicio previo, y guarda
similitud con la máxima in dubio pro reo y es igual o se equipara con la falta de
pruebas, esto es, que todo hombre es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad, y
el juez, en caso de duda, debe resolver a favor del imputado, para que no se vea afectada
su libertad y demás derechos fundamentales.
En cuanto a la garantía de afirmación de la libertad, se entiende que el legislador
estatuyó como regla: la libertad y como excepción: la detención. Como una
consecuencia de la garantía de presunción de inocencia.
En ese sentido, el juez en el ejercicio de administrar justicia y dar plena aplicación a la
garantía de la presunción de inocencia, debe limitar la privación de la libertad y darle
carácter de excepcionalidad, significa que debe en primer lugar aplicar otras medidas
cautelares sustitutivas de libertad a la persona objeto de un proceso penal.
En ese orden de ideas y atendiendo a los Principios de Presunción de Inocencia y
Afirmación de la Libertad, establecidos en los artículos 8 y 9 del Código Orgánico
Procesal Penal, respectivamente, y reconocidos desde la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa y promovida por los que
lideraron el movimiento que fomentaran las bases para el procedimiento penal moderno,
tales como: Beccaria, Voltaire y Filangieri, así como en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, en su artículo 11; e
igualmente en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José)
de 1978, y consagrados en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
siendo de cumplimiento obligatorio en nuestro país, por cuanto dicho pacto ha sido
aprobado y ratificado por Venezuela; en concordancia con el numeral 1 del artículo 44
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que prevé la Inviolabilidad
de la Libertad Personal, en relación con el numeral 2. Del artículo 49 ejusdem, que
prevé el Principio de Inocencia.
Defensa e igualdad entre las partes: Artículo 12. Defensa e igualdad entre las partes. La
defensa es un derecho inviolable en todo estado y grado del proceso.
Corresponde a los jueces garantizarlo sin preferencias ni desigualdades.
Los jueces profesionales, escabinos y demás funcionarios judiciales no podrán
mantener, directa o indirectamente, ninguna clase de comunicación con alguna de las
partes o sus abogados, sobre los asuntos sometidos a su conocimiento, salvo con la
presencia de todas ellas.
Si en el proceso penal no hay igualdad entre las partes; no hay garantía alguna de
justicia. Por lo demás, el debido proceso, no existe si los derechos y garantías de las
partes, contempladas no solo en la Carta Política Fundamental sino en las leyes;
tratados, convenios y acuerdos internacionales, suscritos por la República, son
compelidos, vale acotar, constreñidos, forzados, violentados. Por ello, el Dr. Jesús
Ramón Quintero, nos recuerda que “el deber del Estado de garantizar la justicia es el
fundamento del derecho procesal”.
Conclusión
El proceso constituye una serie encadenada de actos dirigidos hacia una finalidad, que
se concretan en la reconstrucción metodológica de un suceso, lo cual supone un orden
lógico de aprehensión valorativa desde la posibilidad, pasando por la probabilidad, para
finalmente arribar a la certeza sobre su comisión, su carácter delictivo, la imputación y
responsabilidad que pueda predicarse, así como los efectos civiles derivados del hecho,
o en caso contrario, establecer la inocencia del imputado.
Las garantías constitucionales son enormemente importantes en cualquier democracia
porque permiten poner un límite a algunos abusos que podría llevarse a cabo por parte
del estado. Dada su importancia, estas garantías se mantienen vigentes a lo largo de los
años sin que sea posible eliminarlas por medios convencionales. En el caso, no obstante,
de que la constitución quede suspendida por algún motivo político, las mismas deberían
ser reestablecidas al momento de la normalización y seguramente acarrearían un duro
tratamiento a los responsables de esta circunstancia. No obstante, cabe mencionarse que
una situación como la descrita solo podría ocurrir en democracias inmaduras, en donde
existen enormes conflictos civiles de difícil resolución; en el caso de un país con
instituciones con una larga trayectoria, lo planteado es casi imposible.
Las garantías quedan suspendidas en el caso de que exista un régimen totalitario. En
estas circunstancias las mismas comienzan a dejarse de lado para evitar tener límites en
lo que respecta a la práctica del poder. Ciertamente, en estos casos existe toda una
vulneración por parte del estado hacia la sociedad, vulneración que solo puede ser
eliminada mediante una reacción radical por parte de las personas. Debemos tener
presente siempre que las garantías significan una expresión de la sociedad que surge
para protegerse a sí misma y a cada persona particular cuando el poder del estado se
utiliza irresponsablemente.
Bibliografías
 PÉREZ SARMIENTO, Erick Lorenzo. Comentarios al Código Orgánico
Procesal Penal. 7ma. Edición 2010. Caracas: Vadell Hermanos Editores Garay.
 Código Orgánico Procesal Penal. Gacetas Oficiales N° 39.236 del 6 de Agosto
de 2.009 y N° 5.930 del 4 de Septiembre de 2.009. Caracas.
 Teoría General Del Proceso, Editorial Temis 2000 Séptima edición. Oscar
Tautiva.

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