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La crítica como aprendizaje desde una visión antropológica.

Camino Guardia Álvarez

30 de Noviembre de 2017

Estudiante de 1º curso de Historia de la Antropología

Tutor: Equipo docente

UNED

Centro: ALZIRA-VALENCIA "Francisco Tomás y Valiente"

Grado en Antropología social y cultural

mguardia15@alumno.uned.es
“El hombre no vive ni muere en vano”.

H.G.Wells, La guerra de los mundos.

Introducción.

Con este ensayo lo que busco es argumentar que la mejor manera de

entender esta ciencia, es a través de los antropólogos que le han dado

forma, con sus opiniones, pensamientos, teorías, libros, trabajos,

conformidades y en muchas ocasiones con grandes críticas y

desavenencias, ya que cuando hablamos del estudio del ser humano y sus

infinitas concordancias y reitero infinitas concordancias, hemos de hacer

referencia a todo lo que se refiere a las personas y lo que es natural a

nosotros y para ello, voy de la mano del señor Marvin Harris, el cual no deja

títere con cabeza haciendo un repaso magistral de todos ellos.

El evolucionismo: Los métodos.

Por más que se intente poner fecha al nacimiento de la antropología, ya sea

diciendo que era conocida antes de Darwin y su On the origin of species

(1858), aunque su boom fue justo después, o que empezó con la Ilustración.

Podríamos decir que el primer libro que habló de ella fue la Biblia en su

Génesis: “Dios crea al hombre, varón y hembra, a Su propia imagen” y dado

que no es plan de divagar en que año ocurrió esto, nos iremos a la biología,

tan de la mano con las teorías evolucionistas y diremos, que se cree, que el

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ser humano y hago referencia al cromañón, está en el planeta desde hace

unos 40.000 años. Aunque es cierto que los hombres de Neandertal unos

100.000 - 35.000 años ya eran una población de cazadores-recolectores

extendida por Europa y Oriente próximo. Basándonos en esto, se podría

decir que la antropología empezó en ese instante, con aquellos seres

humanos pintando paredes de cuevas, colocando flores en las tumbas de

sus muertos y contando historias que pasarían de padres y madres a hijos e

hijas ya que los hallazgos arqueológicos siempre han sido una fuente y

sustento de la teorías antropológicas, a pesar de que se quedan cortas para

comprender al ser humano, siendo la etnografía la verdadera piedra angular

de la disciplina. “[…] El testimonio geológico…se limita a informarnos de los

alimentos que comían, las armas que usaban y la forma que daban a sus

adornos. Más tampoco podía esperarse de ese testimonio, pues no está en

su naturaleza el guardar memoria alguna de aquellos aspectos de la vida

humana por los que más se interesa el filósofo: la familia, el grupo tribal, la

organización doméstica y política. (McLennan, 1865, p.6).

A mediados del siglo XIX con el evolucionismo en pleno auge y teniendo en

cuenta que se tenía la creencia de que la edad del hombre no excedía de

6000 años, muchos antropólogos intentaron reunir, entre ellos el señor

Charles Lyell amigo personal y defensor de la teoría de la evolución de

Darwin, todas las pruebas conocidas para probar que había hombres

viviendo con animales ya extintos. La manera que se les ocurrió para poder

rellenar las lagunas que unos y otros iban dejando fue retomar el método

comparativo ya utilizado en el siglo XVIII, razonamiento lógico por otra parte

si estamos de acuerdo con Evans-Pritchard (1902-1973) “La comparación

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es uno de los procedimientos esenciales de todas las ciencias y uno de los

procesos elementales del pensamiento humano”. Los evolucionistas no

cometieron ningún error en aplicar este método ya que con un campo de

estudio todavía en pañales no había forma de saber dónde había empezado

todo salvo comparando. Muchos de los antropólogos evolucionistas eran

conscientes de que no se podía comparar todo y que incluso contrastando

había diferencias entre pueblos que no había manera de situar en su

unilinealidad. Es posible que este fuera uno de los mayores errores de los

evolucionistas, “etiquetar” al ser humano y a las sociedades de las que

formaban parte. Los evolucionistas más representativos Tylor que opinaba

que la arqueología era tan importante como la etnografía, Morgan y Spencer

hicieron un esfuerzo, reuniendo material etnográfico, en ocasiones “in situ”,

o en sus despachos, la mayoría de las veces, por demostrar que su método

era válido y podría decirse, equivocados o no, limitados o no, que estos

hombres han sentado las bases de la moderna antropología y es necesario

hacer referencia a estos precursores ya que de todo se aprende. Aunque

lógicamente y en pleno siglo XXI se puede decir que realmente estaban

equivocados porque no hay manera de probar su teoría ni antes ni ahora.

Como la mejor manera de enfrentarse a un método que se queda corto es

con la crítica, nos encontramos a Lowie y su dedicación extrema a Boas y

también a los propios boasianos que no perdieron la oportunidad de hacerlo

aunque ellos también fueron duramente criticados. ¿Cómo criticó Lowie y los

boasianos el método comparativo y de paso a los evolucionistas? Pues

Lowie publicando en 1920 Primitive Society en el que se dedica a presentar

todos los errores de la obra de Morgan, Ancient Society (1877).

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A su vez Lowie ha recibido al menos la misma cantidad de críticas que él

escribió de su predecesor. Lowie basa su ataque en el escepticismo sin

argüir cuestiones de peso que le den credibilidad a sus teorías.

Es normal por otra parte que el relativismo cultural de los boasianos se

enfrente directamente con el evolucionismo imperante ya que los primeros,

aunque aceptan que las acciones de una cultura dentro de una sociedad en

esencia son iguales, las diferencias que es en lo que ellos hacen hincapié y

lo que consideran importante, surgen como consecuencia de situaciones

geográficas, históricas y sociales. Por el contrario, los evolucionistas piensan

que esas “diferencias” tan importantes, surgen por el efecto de niveles

evolutivos idénticos y progresivos y que todas las culturas pasan por ellos a

medida que van desarrollándose. Entendiendo esto, es comprensible que

llovieran los reproches. Más aún si pensamos, que los particularistas trataron

de negar que la antropología fuera una ciencia, siendo esto cierto, los

evolucionistas poco hubieran pintado en el cuadro de la historia

antropológica, aunque precisamente fue aquí donde lo particularistas se

equivocaron totalmente, pues tal y como dijo Eric Wolf “la antropología es la

más humanista de las ciencias y las más científica de las humanidades”.

Entrado ya el siglo XX, el método comparativo en su relación con los

survivals, recibe su crítica más extrema por parte del fundador del

funcionalismo, Bronislaw Malinowski. Este, para su arremetida contra los

survivals y por ende contra Tylor que fue quien acuñó el término en su

Primitive Culture y a los que considera de gran importancia para la

reconstrucción de la historia, escoge una definición de survivals, no del

creador de la palabra que sería lo más lógico, sino de otro antropólogo,

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Goldenweiser y por la que “un survivals es un rasgo cultural que no encaja

en su medio cultural. Más que funcionar, persiste, o bien su funcionamiento

de algún modo no armoniza con la cultura que lo rodea” (Malinowsky, 1944b,

p.28). Y no contento con esto defiende que Tylor nunca estaría de acuerdo

con su interpretación, lo cual es erróneo y desacertado.

Nada creado por el hombre es inútil aunque no se utilice al final para lo que

fue creado, por lo que una crítica tan severa a los survivals es del todo

inmerecida pareciendo más una pelea de patio de colegio “nada tuyo me

gusta” que un razonamiento lógico y acertado sobre algo que sigue incluso

aun hoy en uso, ya que a los survivals les damos el trato que se merecen

todos y cada uno de nosotros, no solo los antropólogos.

La antropología es una ciencia de teóricos lanzándose argumentos a la

cabeza sean estos validos o no. Pero es importante recalcar que todos,

desde los primeros precursores hasta los antropólogos de nuestros días son

importantes y esenciales porque han levantado los cimientos de esta

maravillosa carrera y construido esta disciplina a base de estudio, y trabajo,

no importa si desde un despacho o con trabajos de campo que en algunos

casos han durado la vida entera.

Conclusión:

En conclusión podemos decir que aunque la antropología como estudio de

culturas de pueblos lejanos se conozca desde hace miles de años, sí que

surgió a mediados el siglo XIX como campo diferenciado de estudio. Y ya

sea lejana o cercana, lo que está claro es que ha sido construida por el
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estudio y trabajo de todos los teóricos que, con razón o sin ella, han amado

esta disciplina y han ocupado su vida y en algunos casos su muerte, un

ejemplo claro Spencer, a edificarla y enriquecerla para hacérnosla llegar y

continuar con el relevo hasta que el ser humano desaparezca.

Bibliografía

Harris, Marvin (1968) El desarrollo de la teoría antropológica. Una historia de

las teorías de la cultura.

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