El estrés es una respuesta a un estímulo que fisiológicamente, incrementa la

producción de adrenalina y el cortisol, elevando el ritmo cardíaco, la presión arterial y el

metabolismo. Hans Selye, fisiólogo y médico austríaco introduce la teoría fisiológica del
estrés describiendo tres fases: fase de alarma, fase de resistencia y fase de agotamiento. En
algunos casos el estrés resulta beneficioso, ya que sirve de estímulo para afrontar nuevos
retos y mejorar la productividad. No obstante, a cierto nivel también es perjudicial,
provocando ansiedad y depresión, indigestión, palpitaciones y trastornos musculares, entre
otros.

El estrés laboral se produce cuando hay un desequilibrio entre las exigencias de aspecto
laboral y la capacidad del individuo de hacerles frente. Sus causas principales surgen de un
desajuste entre los trabajadores y sus condiciones de trabajo, el contenido del mismo o la
manera en que está estructurada la organización destacando los factores siguientes: Exceso
y falta de trabajo, ausencia de una descripción clara del trabajo o de la cadena de mando,
responsabilidades múltiples, colegas o subordinados que no cooperan ni apoyan,
inseguridad en el empleo, poca estabilidad de la posición, condiciones de trabajo físico
desagradables o peligrosas.

Las consecuencias del estrés pueden ser muy diversas y numerosas. Algunas pueden
ser directas y otras, la mayoría, indirectas y constituir efectos secundarios. La exposición
a frecuente estrés puede generar en un individuo trastornos fisiológicos (cardiovasculares,
respiratorios, gastrointestinales, endocrinos, etc.) y alteraciones psicológicas y de conducta
ya que puede actuar como un impedimento que obstaculiza el avance hacia la
autorrealización y dificulta el crecimiento tanto personal como laboral. En el aspecto
laboral, puede deteriorar el ambiente de trabajo, influyendo negativamente tanto en las
relaciones interpersonales como en el rendimiento y la productividad. Los costes evidentes
(enfermedad, absentismo laboral, accidentes) representan un alto tributo económico y
social. Pero también hay costes que no son tan evidentes a primera vista: rotura de
relaciones humanas, descenso de la productividad, de la creatividad, errores sobre la
profesionalidad de uno, rotación constante de puestos. etc.

Se conocen suficientemente las causas y consecuencias producidas por el estrés, como

para poder plantear las medidas necesarias para evitar el daño a la salud de los trabajadores.
Entre las medidas de prevención se encuentran: Realizar ejercicio físico, procurar tomar
siestas o descansos cada cierto tiempo en el trabajo, evitar las comidas pesadas (frituras y
grasas saturadas) para no sobrecargar al organismo, reconocer los logros personales como
refuerzo del autoestima y administrar el tiempo como método de organización de tareas.
El estrés se vuelve cada vez mas frecuente debido al ritmo agitado actual. Tomando en
cuenta las medidas de prevención se pueden mejorar la salud del trabajador y así, el
ambiente laboral.