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CABALLERO BONALD

La poesía de este escritor Español reivindica a un género que por


cosas inexplicables las editoriales pretenden mandar al cuarto de
San Alejo. En una entrevista para la revista “Mercurio” realizada
por Antonio Jiménez Millán expresaba el poeta: “De joven, yo
seguía bastante de cerca las normas románticas de la exaltación,
las normas barrocas de la ornamentación. Luego, me fui librando
cada vez más de la mecánica literaria tradicional [...]. Ahora me he
quedado a solas con una definición de la poesía: esa mezcla de
música y matemáticas que ocupa más espacio que el texto
propiamente dicho”. Heidegger afirmaba que «el pensamiento es
la poesía original que precede todo arte poético». Leer a Caballero
constituye una alucinación al hacernos sentir la fuerza del
lenguaje, su esencia, es un hecho que en el decir del pensador
Alemán: “«No se puede iniciar el pensamiento hasta que hayamos
aprendido que la razón, esta cosa tan magnificada desde hace
siglos, es el enemigo más encarnizado del pensamiento». De
hecho, cuando leo a este poeta me encuentro en una relación
directa entre palabra y pensamiento sin atender a la
instrumentación de la razón y del poder en sus perversas
maquinaciones.

Este poeta estuvo dos años en Colombia y su estadía fue de suma


importancia en la metamorfosis de su poesía. El periódico “El
país” de España incluyó un libro suyo dentro de los más
importantes del 2017. “De padre cubano —republicano del
Partido Reformista— y madre de ascendencia aristocrática
francesa —de la familia del vizconde de Bonald—, estudió
Filosofía y Letras en Sevilla entre 1949 y 1952 y náutica y
astronomía en Cádiz. En estos mismos años comenzó a
relacionarse con los cordobeses de la revista Cántico, como Pablo
García Baena. Publicó su primer poemario, Las adivinaciones, en
1952, tras haber obtenido con él un accésit del Premio Adonáis.
Dos años antes había ganado el Platero de poesía. Su carrera
continuó en Latinoamérica, donde fue profesor universitario
en Bogotá. En la capital colombiana escribió su primera novela —
Dos días de septiembre, galardonada en 1961 con el Premio
Biblioteca Breve y publicada al año siguiente— y tuvo a su primer
hijo.

Colaboró con Camilo José Cela y con el proyecto del Instituto de


Lexicografía de la Real Academia Española. Además, tuvo un idilio
de siete años con la primera mujer de Cela, Rosario Conde. 78

En 1986 se inauguró un instituto con su nombre, 9 y en 1998 se


constituyó la Fundación Caballero Bonald.

DIARIO REENCUENTRO
Desde donde me vuelvo

a la pared, en medio de la noche,

desde donde estoy solo

cada noche, cautivo

bajo mi propia vigilancia, allí

me hallo según la fe que me fabrico

cada día.

Lavada está mi vida

en virtud de su asombro. Ayer, mañana,

viven juntos y fértiles, conforman

mi memoria conmigo.

Únicamente soy

mi libertad y mis palabras.

(De Las horas muertas)


Jimenez Millan lo define con mucha lucidez: “la experiencia vivida
en experiencia lingüística con una suficiente carga de ambigüedad
iba a ser el eje de la poética de Caballero Bonald desde el principio.
Su acercamiento al realismo crítico a finales de la década de los
cincuenta responde, según sus propias palabras, a una “esporádica
obediencia a las solicitaciones del tiempo histórico”: ya en Las horas
muertas (1959), la profunda corriente existencialista dominante en
sus primeros libros se decanta hacia un compromiso político que se
explicita aún más en Pliegos de cordel (1963), un balance de la
historia personal que traslada episodios y sensaciones al ámbito de
la memoria compartida”.

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