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INTRODUCCION.
Hay emociones que favorecerán nuestro aprendizaje, y hay otras que lo perjudican
o lo obstaculizan. Se puede decir que estados anímicos como la alegría, el
entusiasmo o el coraje nos impulsan con la energía emocional adecuada para
llevar adelante con eficiencia cualquier proceso de aprendizaje. Y estados
anímicos como la tristeza, el miedo o la cólera perturban, obstaculizan o incluso
pueden llegar a invalidar el proceso de aprendizaje.
En la educación formal o escuela, este proceso está dado a través del paso de
información de un cerebro más informado como el profesor a otro menos
informado como el alumno. Pero esta información debe tener un sentido, un
objetivo, una intención para que nuestros sentidos los capten y permitan el ingreso
a nuestro cerebro. Es decir, se debe conquistar, en primera instancia, nuestra
atención. Por lo que los sentidos, deben reconocer esa información como aquello
que reviste de importancia para el futuro, para nuestra supervivencia. Se puede
decir entonces, que la capacidad de captar y centrar la atención es el paso previo
al aprendizaje y a la memorización.
Una vez que la información ingresa a nuestro Sistema Nervioso Central (SNC)
recurrimos a lo denominado “Bancos de memoria”. Donde se compara esta
experiencia actual, con otras del pasado y se la clasifica como “a favor de la
supervivencia” o “en contra de la supervivencia”. Por ello debemos tener en cuenta
cuáles son los factores que facilitan el aprendizaje, y de esa manera, nuestra
UCCM (Unidad Cuerpo Cerebro Mente) estará tranquila, segura, y no sentirá
sensación de peligro (que en primera instancia puede generar la conducta de
huida, rechazo). Estos factores son: Estado emocional tranquilo (por parte del
docente y alumno); medio ambiente enriquecido, el espacio donde se lleva a cabo
este proceso de enseñanza-aprendizaje que debe ser en un ambiente fraterno, y
donde se le pueda encontrar sentido a lo que se aprende.
Sin embargo, no se debe olvidar aquellos factores que pueden limitar este proceso
de aprendizaje como son: biología del cerebro de cada especie, biología del
cerebro individual, experiencia de vida personal, o de otras personas, tiempo
histórico en que nos toca vivir, o el contexto seleccionado.
Nuestro “Cerebro Emocional” o Sistema Límbico está formado por estructuras que
se relacionan con respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Y está
sumamente relacionado con la memoria, las emociones, la atención y el
aprendizaje.
Nuestro cerebro por naturaleza, puede seleccionar del mundo exterior, aquellos
estímulos que son necesarios para vivir, y por lo tanto los recordará con facilidad,
y los aprenderá. Y también captará aquello que este a favor de nuestros
paradigmas, que está vinculado a conocimientos anteriores, lo que se comprende
con facilidad, genera impresión, la última información que se memoriza, lo que se
ejercita con frecuencia y aquello que se practica con significado. Mientras que
olvidará rápidamente aquello que no es significativo, está en contra de nuestros
paradigmas, que no capta la atención, o no se comprende fácilmente, aquello que
se memorizó hace mucho tiempo y no se ejercita con frecuencia.
Hay cuatro niveles en los que nuestros estados emocionales pueden afectar
nuestro aprendizaje:
CONCLUSIONES.
Hoy en día, la educación suele ser solo una institución donde el alumno asiste
para rendir, aprobar, pasar de año, y nada más. Donde el docente concurre para
dictar lo que los libros dicen, y responder a un “Currículo Educativo” (Nacional,
Provincial y Áulico). Ambas partes han perdido (en gran medida) la motivación del
aprendizaje, de conocer, de saber. De enseñar, de transmitir, de conquistar la
imaginación y la creatividad del niño que aprende. Motivación que, cuando se es
niño parece infinita; pero que termina siendo limitada por el sistema.