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REVOLUCIONARIAS
Como el Estado, dominado por la burguesía (clase pudiente) y en virtud del principio de no
intervención, no hace nada por solucionar estos problemas, será el propio proletariado (clase
obrera) el que inicie la lucha por solucionarlos, lucha que se conoce como el Movimiento
Obrero.
El Proletariado.
Debemos empezar viendo cómo se formó la clase obrera. Ésta se formó a lo largo de un proceso
histórico. Hubo dos clases sociales que terminaron en la clase obrera:
Los campesinos que fueron echados de las tierras que cultivaban o de sus pequeñas
propiedades.
Los trabajadores domésticos y artesanos más o menos independientes.
La clase obrera no “surgió como el sol” sino que se formó a partir de algo que no era una clase
social.
Estas causas son las que plantearon la cuestión social, como respuesta a ella, surge la necesidad
de la unión entre los obreros en movimientos organizados, con estrategias y medidas de
reivindicación y de solicitud de cambio y mejora de su situación real.
GRAN BRETAÑA (LUDISMO), el movimiento obrero es ante todo una reacción de la clase
obrera contra la Revolución Industrial, un movimiento instintivo de rebeldía contra las
condiciones económicas y la miseria. Como asociaciones sindicales en este país, cabe distinguir,
en primer lugar. El Ludismo se trató de un movimiento, en la Inglaterra de comienzos del siglo
XIX, de oposición a la introducción de maquinaria moderna en el proceso de producción
mediante su destrucción violenta, iniciándose primeramente en la industria textil y propagándose
posteriormente al campo. El movimiento alcanzó su cenit en los años 1811 y 1812, durante los
cuales se produjeron gravísimos incidentes, reprimidos duramente por el gobierno. Detenidos,
juzgados y ahorcados unos treinta individuos, considerados los cabecillas de las revueltas. Fue
muy difícil, acabar con los ludistas. Quizás porque los miembros del movimiento se confundían
con la comunidad. En un doble sentido: contaban con el apoyo de la población.
FRANCIA. El movimiento francés fue fruto de una minoría, el más destacado quizá el
compagnonnage (institución compuesta de obreros y artesanos), poseedor de sus propios ritos
masónicos secretos, pero como consecuencia de sus irremediables divisiones internas no
aportaron ningún auxilio a los obreros.
El movimiento obrero organizado se inició en Gran Bretaña y Francia durante el siglo XVIII y
principios del XIX, extendiéndose con gran rapidez por todo el mundo. En España y
Latinoamérica aparecen las primeras organizaciones de trabajadores a mediados del siglo XIX,
adquiriendo con rapidez bastante importancia. La pobreza, las malas condiciones de vida, el bajo
nivel de vida, y la explotación capitalista del proletariado del continente sudamericano hicieron
que surgiesen multitud de organizaciones de trabajadores. Sin embargo, la inestabilidad política
y las dictaduras militares, tanto en España como en el entorno latinoamericano, han dificultado la
supervivencia de estos movimientos. Algunos han logrado sobrevivir en la clandestinidad, otros
han desaparecido, y algunos han renacido con el restablecimiento de la democracia. La
descripción de los sindicatos en el mundo de habla hispana viene dificultada por la ingente
cantidad de organizaciones de este tipo existentes, puesto que no sólo aparecen sindicatos
generales a los que se pueden adscribir todos los trabajadores por cuenta ajena, sino también
sindicatos específicos para cada rama de actividad, industria, o incluso empresa concreta.