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Antropología física latinoamericana, 4, 2006:169-218

Artículo de revisión

¿Hubo trepanación en la antigua


sociedad maya?
Una apreciación regional
Vera Tiesler Blos
Facultad de Ciencias Antropológicas, Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, Yucatán

Resumen
La cirugía craneal tradicional constituye un tema de suma importancia
en la osteología cultural,1 tal como atestigua el vasto corpus de literatu-
ra sobre la trepanación del cráneo, término que tiene su raíz etimológi-
ca en la palabra trypanonque que en griego significa “taladro”. La
distribución pretérita de la práctica es casi mundial (Pahl 1993), se
conoce desde hace varios milenios y aún se practica entre algunos grupos
de África, Melanesia y Polinesia (Guiard 1930, Stewart 1958, Campillo
1
El objetivo de este trabajo es determinar la presencia de la trepanación en la
sociedad maya prehispánica y, de ser así, señalar las técnicas y propósitos que
motivaron esta intervención. Inicialmente surgió por la inquietud de comprender
el papel de las lesiones suprainianas, hundimientos circunscritos del occipucio
estrechamente vinculados con la práctica prehispánica de la deformación cefálica,
si bien siguen constituyendo un tema de controversia entre los especialistas. La
investigación sobre las trepanaciones que aquí se presenta originalmente formó
parte de una investigación regional de atributos bioculturales intencionales y no
intencionales entre los mayas prehispánicos (Tiesler 1998 y 1999).

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latinoamericana

1994). K. Oakley (1959)2 señala se discuten con respecto a las téc-


que entre los grupos aymará del nicas empleadas, los motivos y su
altiplano boliviano, los chamanes papel cultural. Interpretamos las
la efectúan como un tratamiento evidencias en términos de pre-
postraumático con connotaciones sencia, técnicas y entorno cultural,
mágico-religiosas (Oakley et al. aunque prescindimos de una
1959, Bandelier 1904: 1906). En evaluación estadística debido al
comparación con otras culturas, reducido número de casos. Final-
como la andina, la trepanación se mente, intentamos comparar los
practicaba escasamente en la Meso- hallazgos regionales con otros ca-
américa prehispánica. Allí, los sos mesoamericanos, enfocando a
vestigios materiales de la inter- algunos temas asociados, tales
vención se concentran en el área como la discusión sobre la trepa-
de Oaxaca. Por otra parte, aún no nación suprainiana y su marco
hay pruebas contundentes de su temporal.
presencia entre los antiguos ma- Palabras guía: trepanación,
yas, por lo que constituyen uno Mesoamérica, técnicas.
de los motivos de la presente in-
vestigación. Se revisan de manera
breve los antecedentes generales y
La operación del cráneo
regionales de la trepanación, así
como algunas de las clasificaciones Aspectos culturales
técnicas que se han propuesto para
su estudio, se plantean los crite- En la literatura antropológica se
rios diagnósticos empleados en esta describen varias condiciones que
investigación y se señalan algunos pudieron haber motivado la tre-
aspectos anatómicos y fisiológi- panación, fundamentadas en ob-
cos implicados en esta práctica. servaciones etnográficas o en las
Con estos elementos metodoló- referencias históricas (Wilkin-
gicos se describen, descartan o son 1975, Pahl 1993, Campillo
corroboran nueve casos potencia- 1997, 1994, Verano 1997). Gene-
les de trepanación que observamos ralmente se distinguen los fines
en nuestra muestra. Los resultados mágico-religiosos de los terapéu-
ticos o curativos. Con respecto a los
2
Aquí nos referimos, claro está, a la aper-
primeros se ha mencionado el ale-
tura de la calota como práctica antro-
pológica tradicional, no a la técnica jamiento de fuerzas malignas y la
quirúrgica moderna. obtención de amuletos (discos

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craneales). Entre los últimos cuen- 1981, Pahl 1993, Schultz 1995 y
tan las fracturas craneanas y la pa- Verano 1997), lo que sugiere que
tología no traumática, tal como la la práctica quirúrgica se hacia con
migraña, la epilepsia y los pade- fines curativos, tal vez por eso se
cimientos psiquiátricos. T. D. extraían fragmentos óseos de las
Stewart (1958) y K. Oakley (et al. lesiones para mejorar las expec-
1959) afirman que entre los gru- tativas de curación, cicatrización
pos del altiplano andino y Mela- y aliviar la presión intracraneana.
nesia se recurre a la trepanación Si bien en muchos casos la trepa-
para atender los traumatismos en nación se hacía para aliviar pro-
el cráneo y así controlar la presión blemas de salud, no se excluyen
intracraneana. En muchos cráneos automáticamente las motivacio-
prehistóricos se han encontrado nes mágico-religiosas, ante todo
de manera conjunta lesiones trau- en culturas tradicionales regidas
máticas y trepanaciones (Cam- por un complejo sistema de creen-
pillo 1977, Zimmermann et al. cias, mitos y ritos.

Epidermis
Dermis
Aponeurosis epicraneal

Lámina externa
Diploe
Lámina interna

Vena emisaria parietal


Sutura sagital
Seno venenoso sagital
Duramadre

Espacio aracnoideo
Granulaciones aracnoideas
Espacio subaracnoide
Piamadre
Encéfalo

Figura 1. Corte frontal de la cabeza a la altura de la sutura sagital.

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Antropología física
latinoamericana

Implicaciones bre, están íntimamente ligados


con las capas cutáneas, aunque se
fisiopatológicas inserten en el periósteo externo de
la bóveda. El neurocráneo consis-
En la evaluación de la operación te, de afuera hacia adentro, en la
craneal desde la perspectiva anató- lámina externa, en el diploe y la lá-
mica y patológica, conviene tomar mina interna. El diploe está irri-
en cuenta al menos tres aspectos: gado por las venas diplóicas, las
El primero considera las caracte- cuales tienen importantes funcio-
rísticas morfológicas y la distri- nes termorreguladoras. Éstas irri-
bución de los tejidos implicados; gan las capas óseas y confluyen en
el segundo se refiere directamente la vena diplóica occipital, la tem-
al proceso de intervención, con las poral posterior y anterior y la
molestias y riesgos asociados; el frontal. Las venas diplóicas están
tercer aspecto se enfoca en el pe- comunicadas con las venas emi-
riodo posoperatorio. sarias, que atraviesan la bóveda
En el sujeto vivo se distinguen mediante el foramen parietal,
varias capas en la bóveda craneana mastoides y el canal condilar, en-
(figura 1). El tejido cutáneo está tre otros. En el interior del crá-
constituido por la epidermis y la neo comunican con el seno sagital
dermis. Los dos estratos se en- y la red venosa, que se ubican en
cuentran adheridos fijamente a la el espacio subdural. Esta comu-
galea aponeurótica. En conjunto nicación también permite la pron-
forman el cuero cabelludo, el cual ta diseminación de los procesos
en la mitad ventral está inervado infecciosos del cuero cabelludo
por ramas del nervio trigémino y hacia los tejidos endocraneales. El
en la parte dorsal por ramas del tejido óseo colinda con la dura-
nervio occipital menor. El cuero madre; debajo de ella se encuentra
cabelludo no está adherido fija- el espacio aracnoideo con sus se-
mente al cráneo por lo que se des- nos venosos. La red venosa está
prende fácilmente de las capas comunicada con el espacio sub-
subyacentes. En las áreas tempo- aracnoideo a través de las granu-
rales, frontales y la mitad inferior laciones aracnoideas. Este espacio
del hueso occipital se ubican los está delimitado, a su vez, por la
delgados músculos cutáneos de la piamadre, la cual cubre directa-
cabeza. Tal como indica su nom- mente la masa cefálica.

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Existen varias lesiones cra- en día puede considerarse ru-


neoencefálicas, en su mayoría in- tinaria, de modo que puede ser
ducidas por traumatismos, que realizada por cualquier médico
pueden causar alteraciones locales principiante. [...] Dicho eso,
o generales como los hematomas. creemos que nuestra admira-
De acuerdo con su localización, se ción ante la trepanación pre-
distinguen tres tipos de sangrado histórica habrá menguado,
intracraneal: epidural, subdural y pues vemos que se trata de una
subaracnoideo (Riede et al. 1986, intervención de poco riesgo,
Masuhr 1989). Todos incrementan razón por la que seguramente
la presión intracraneana mediante se prodigó tanto, pues su fina-
el desplazamiento de volúmenes, lidad fue perforar el cráneo, no
lo que produce un proceso de de- actuar sobre el cerebro.
sarrollo crónico o agudo. El hema-
toma epidural es candidato para Por lo pronto, las salidas de las
la trepanación. Osteológicamente, venas emisarias se excluyen de la
este hematoma se distingue de los trepanación, ya que su corte pro-
subdural o subaracnoideo porque vocaría un derrame sanguíneo di-
llega a presentar impresiones vascu- fícilmente controlable. Tampoco
lares confluentes, mientras que los sería recomendable trepanar los
otros están caracterizados por su ca- huesos temporales, el frontal y la
pa aposicional calcificada (Schultz parte del occipucio debajo de
1988, 1993, 1995). Estos cambios inion, donde la musculatura y los
se manifiestan al cabo de algunos vasos exocraneales obstaculizarían
días (M. Schultz, comunicación el acceso directo a la bóveda. En
personal 1997). las porciones laterales de los parie-
Es indispensable el conocimien- tales confluyen las venas diplóicas,
to de las características anatómicas las cuales al ser cortadas provocan
para realizar una cirugía en el el sangrado.
cráneo, ya que previene contra las Con respecto a las capas endo-
complicaciones que pueden causar craneanas, antiguamente se evitó
la muerte del individuo. En este penetrar la duramadre, puesto que
sentido no estamos de acuerdo con su ruptura implica una serie de
Campillo (1994: 43) quien opina: problemas graves para el paciente,
ligados a la infección, el sangrado
La simple trepanación del crá- (ante todo en el área de los senos
neo casi carece de riesgo y hoy venosos) y a la pérdida incontro-

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lable de líquido cefalorraquídeo. como proceso operatorio presenta


En este sentido, es ventajoso evitar varias fases. La primera consiste en
los sitios con granulaciones arac- separar el cuero cabelludo de la bó-
noideas (comúnmente ubicados a veda craneana, un procedimiento
un centímetro detrás de la sutura relativamente fácil por su movi-
coronal), ya que propician la pe- lidad, aunque por las caracterís-
netración en el espacio aracnoideo ticas de su intervención, causaría
durante la perforación de la capa mucho dolor al paciente. El prin-
ósea. En cuanto a las técnicas, cipal paso consiste en la abertura
muchos autores refieren que el de la bóveda, para extraer material
raspado, simple o combinado con óseo suelto, curar, etcétera. Ambos
otros procedimientos, es el méto- pasos se ilustran en una pieza mo-
do menos arriesgado, ya que per- mificada, procede nte de Perú (fi-
mite un mejor control durante el gura 2).
proceso de apertura (Pahl 1993). Posteriormente, el orificio se
El cincel o la técnica de barrenado cierra y tal vez se cubre con un
en “corona de ebanista” se asocian objeto de forma similar. El perio-
con un alto riesgo. La trepanación do posoperatorio está condicio-

Figura 2. Cráneo momificado con vestigios de trepanación (fotografía de P. Weiss


1981, facilitada por A. Romano).

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nado por la intervención y sus individuo masculino de unos


complicaciones: en su mayoría, las cincuenta años de edad. Muestra
patologías subyacentes y las compli- dos orificios artificiales, uno de los
caciones óseas y meningeocefáli- cuales se encuentra completamen-
cas son de orden séptico y necrótico te cicatrizado, lo que indica una
(Campillo 1977: 485-487). En la prolongada supervivencia después
paleopatología se distinguen tres de la operación. En la fase final del
tipos de trepanación asociados Neolítico, la trepanación se difun-
con el tiempo de supervivencia. dió y se practicó en casi todo el mun-
La primera no presenta señales de do, como lo atestiguan los casos
reacción ósea, por lo que se con- de trepanación encontrados en
sidera letal o con una superviven- Europa (Lisowski 1967, Campillo
cia de pocos días. La segunda, 1977, Haneveld y Perizoniuz 1980,
muestra huellas de reacción ósea Bennike 1985, BrothweII 1987,
activa, resultado de una supervi- Manolis et al. 1994), Asia (Melco-
vencia de corto plazo. En los casos nian y Schaepelynck 1947, Arens-
en que haya terminado el proceso burg et al. 1988, Schultz 1995),
de cicatrización, se habla de una África (Dastugue 1973, Pahl 1993),
supervivencia de más de un año. Australia (Webb 1988) y el Con-
tinente Americano (Broca 1867,
Lumholtz y Hrdlicka 1897, Hrdlic-
Antecedentes ka 1939, Stewart 1958, Weiss
1958, Romero 1970, 1974, Velasco
Antecedentes generales et al. 1992).
En el Nuevo Mundo, las cul-
turas andinas realizaron la trepa-
En Ensisheim, Francia, reciente- nación en forma generalizada, tal
mente se descubrió un cráneo tre- como atestiguan los cientos de crá-
panado con aproximadamente neos precolombinos que presen-
7 000 años de antigüedad (Walker tan sus marcas. Entre las técnicas
1997). Probablemente, este es el locales cuentan el raspado y la in-
caso más antiguo que actualmente
se conoce (Neolítico temprano/ la de algunos objetos asociados. Aún
medio).3 La pieza pertenece a un no ha concluido el estudio a cargo de
Kurt W. Alt. Las aperturas que des-
3
La antigüedad de la pieza se estableció tacan por su gran tamaño (una de ellas
con base en el fechamiento con radio- alcanza 9 cm de diámetro), fueron lo-
carbón (de colágeno óseo), además de gradas mediante incisiones oblicuas.

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cisión, así como la apertura me- bién sobre las técnicas e instru-
diante el barrenado sencillo y en mentos empleados, sus riesgos y
forma de “corona de ebanista”. Hay los motivos que llevaron a ella.
trepanaciones únicas o múltiples Últimamente están en boga los
y las perforaciones se presentan análisis especializados en el estu-
completas o incompletas.4 La tre- dio de la trepanación, destinados
panación mediante incisión fue a aclarar aspectos técnicos y de
llevada a cabo con un cuchillo ri- supervivencia posoperatoria. Por
tual denominado tumi, confec- otra parte, sigue la discusión sobre
cionado de cobre u oro (Ravines su papel entre los grupos que la
1994). Curiosamente no existen practicaban. En la segunda mitad
referencias históricas sobre él. Ve- del siglo pasado, el estudio de la
rano (1997) afirma que la super- trepanación se consolidó como
vivencia posoperatoria a corto o una rama de investigación, ante
largo plazo rebasa el setenta por la creciente evidencia de ella en
ciento entre los individuos del an- cráneos procedentes de Sudamé-
tiguo Perú. También señala que la rica y Europa. Paúl Broca publicó
estrecha asociación que existe con sus observaciones en una serie de
traumatismos craneales apunta a artículos (Broca 1867, 1875),
su importancia como medida tera- entre los que destacó un trabajo
péutica. Por lo pronto, las referen- sobre trepanaciones y amuletos
cias nos remiten al siguiente punto craneanos del Neolítico, publica-
a tratar: la trepanación como tema do en 1877. En él, el autor esta-
de estudio antropológico y paleo- blece una primera clasificación al
patológico. distinguir entre la “trepanación
quirúrgica”, definida como una
perforación metódica del cráneo
Antecedentes de estudio en el sujeto vivo y la “trepanación
póstuma” (Broca 1877: 2-9).
Mucho se ha escrito sobre la ci- Posteriormente, las contribu-
rugía craneana del pasado. Los ciones de M. L. Manouvrier (1895)
trabajos han aportado abundante cobran importancia. Acerca de la
información no sólo sobre su an- trepanación “T sincipital”, es fun-
tigüedad y distribución, sino tam- damental el trabajo de Weiss
4
(1955); los estudios de E. Guiard
A las trepanaciones se suman las cau-
terizaciones, ampliamente descritas (1930) y D. Wolfel (1937a, 1937b)
por Weiss (1955, 1958). se refieren a la cirugía etnológi-

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ca del cráneo. A. Hrdlicka (1939), una clasificación técnica de la tre-


T. D. Stewart (1958) y P. Weiss panación que distingue entre el
(1958, 1967) aportan importan- barrenado, el rascado, la incisión
tes datos sobre la trepanación en y las técnicas compuestas o in-
América; F. P. Lisowski (1967) y completas (Campillo 1994: 44-
J. Chochol (1967) tratan los ca- 45). La forma del orificio está
sos tempranos de Europa. Cho- condicionada en gran parte por la
chol propone una clasificación selección del instrumento (Cam-
detallada, basada en la definición pillo 1996). Con el perforador o
de la trepanación como: “toda taladro hueco resulta circular,
apertura quirúrgica metodológica lobulada o elipsoidea (técnica de
en el cráneo sin tomar en cuenta barrenado). El uso de piedras
los motivos o el estado de la pieza”. abrasivas produce oquedades elip-
Con ella, el autor distingue entre soideas o de contornos irregulares
las intervenciones postraumáticas, (técnica de rascado). La acción
las no traumáticas y las destinadas cortante deja como resultado ori-
a la obtención de un amuleto. ficios poligonales o longitudinales
Estas últimas incluyen las opera- (técnica incisa). Por último, men-
ciones en el cadáver. cionamos una obra de Wolfgang
El trabajo de Domingo Campi- Pahl (1993) acerca de la cirugía
llo (1977, 1994) es una importante craneal en el antiguo Egipto. Este
contribución sobre la trepanación trabajo se destaca por el volumen
en el área de España. Su defini- de la información y por la apro-
ción de la operación craneal hace ximación metodológica al diag-
hincapié en el aspecto de la in- nóstico de la trepanación. El autor
tencionalidad de la acción y en la establece criterios importantes pa-
diferencia con la cirugía cráneo ra diferenciar los orificios trepana-
cerebral moderna. Mientras que dos de otro tipo de aperturas y
la primera constituye una simple discute cada caso en función de
perforación del cráneo, la segunda estos parámetros. Por el gran núme-
actúa sobre las estructuras endo- ro de potenciales casos de cirugía
craneanas. Por otra parte, Campi- craneana en restos prehispánicos,
llo no distingue con claridad si las consideramos que algunos de sus
trepanaciones sólo consideran lineamientos podrían ser aplica-
las intervenciones en el individuo dos provechosamente en la inves-
vivo o también comprenden las tigación regional de Mesoamérica
póstumas. Asimismo, establece (Tiesler 1995).

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Antropología física
latinoamericana

Antecedentes regionales partir de la evidencia, el autor


concluye:
Comparada con el área andina, la “Para la operación se utilizaron
trepanación constituía una prác- dos técnicas, la más antigua de las
tica poco común en Mesoamérica, cuales fue el raspado (desde 900
puesto que hay pocas evidencias aC), pero la técnica de taladro ya
materiales de ella, además de que se conocía hacía los 700-900 años
éstas se concentran en el sitio de dC con la cual no desapareció la
Monte Albán, Oaxaca. En par- del raspado, sino que se utilizaron
ticular, en el área maya no se han ambas en algunos casos, y en los
descrito casos convincentes de tre- ejemplares más recientes, los pro-
panación, tal vez por el mal estado cedentes de la sierra Tarahumara
de conservación ósea o porque allí de Chihuahua, es indudable la
no se efectuaba esta práctica. Qui- aplicación del taladro...” (Ro-
zá esta situación explica porqué la mero: 1974, 194).
investigación regional –a diferen- Algunos trabajos recientes,
cia de los estudios de la trepana- como los de Lourdes Márquez
ción prehistórica andina y europea– y Ernesto González Licón (1992) y
se ocupó relativamente tarde y en Richard Wilkinson (1974, 1975,
forma marginal de este rasgo. A Wilkinson et al. 1975a, 1975b),
finales del siglo pasado, Carl interpretan los siete cráneos tre-
Lumholtz y Ales Hrdlicka (1897) panados que fueron encontrados
publicaron un primer estudio sobre durante las exploraciones de
dos cráneos trepanados proce- 1972/73 y 1991 en Monte Albán,
dentes de Chihuahua. Años des- Oaxaca. Los autores asignan poco
pués, Javier Romero reseñó nueve éxito a las operaciones, puesto que
casos procedentes de Pino Gordo sólo dos de los 12 pacientes en
y Narachic, Chihuahua (ya seña- total (incluyendo los cinco indi-
lados por Lumholtz), de Monte viduos recuperados durante los
Albán y Monte Negro, Tilanton- años treinta en el sitio) sobrevi-
go, Oaxaca, así como del Cerro de vieron por un tiempo prolongado
los Tepalcates, Tlatilco, Estado después de la operación.6 Interesa
de México (Romero 1974). 5 A
Winter 1997). La discusión se centra
5
Existe desacuerdo sobre la autenti- en si las aperturas se originaron intra
cidad de los tres casos que se describen vitam o post mortem.
para Tlatilco (véase por ejemplo Wil- 6
Naturalmente es problemático llegar
kinson et al. 1975a, Christensen y a conclusiones directamente de la rela-

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Artículo de revisión

señalar que los individuos some- Lagunas 1970, 1972, 1974, 1989)
tidos a la práctica se identifican la interpretan como trepanación
como adultos. En su mayoría tie- mediante el raspado, infligida
nen entre 30 y 35 años de edad y durante la vida de las víctimas.7
son de sexo femenino (Lagunas Referente al norte de Mesoa-
1996: 96). Las características de mérica, se citan algunos casos adi-
los contextos arqueológicos en los cionales de trepanación. Uruñuela
que fueron hallados sugieren que (1989) refiere una calota con per-
pertenecían a grupos sociales no foración, hallada en Cholula, aun-
privilegiados (Márquez et al. 1992). que agrega que la erosión de la
Zaíd Lagunas se ocupa del as- superficie impide un diagnóstico
pecto de la “trepanación suprai- definitivo. M. Sempowski y W.
niana” que él observa en piezas Spence (1994) y L. Torres Sanders
procedentes de Cholula, Puebla. (1997) reportan la presencia de
La interpreta como el resultado de cráneos trepanados en Teotihua-
un raspado del occipucio. Existe can. Torres Sanders describe el
una polémica, sin embargo, sobre cráneo de un adulto masculino
la lesión suprainiana definida (Entierro 2, Cuartel Militar) que
como hundimiento notable y cir- muestra un defecto circular de
cunciso sobre el occipucio, encon- 20 mm de diámetro, 4 mm de es-
trado encima o directamente pesor y 1.5 mm de profundidad.
sobre el inion. Algunos autores la La autora interpreta la lesión, ubi-
consideran como manifestación cada en la región astérica derecha,
secundaria debida a la aplica- como el producto de una inter-
ción de los aparatos de compresión vención quirúrgica inconclusa,
cefálica (Holliday 1993, Tiesler realizada mediante la técnica de
1998). Otros (Weiss 1967, 1981, taladro cilíndrico, en donde se
Serrano 1973, Serrano et al. 1984,
7
Agregamos que actualmente se está
publicando un trabajo sobre marcas
ción entre los individuos con señales culturales en restos óseos, procedentes
de cicatrización y los que no la pre- de Oaxaca, el cual amplía el número de
sentan, puesto que no sabemos si la trepanaciones reportadas. Refiere tres ca-
causa de muerte se debe directamente sos adicionales procedentes de Monte
a la trepanación o a otras causas. Este Albán. Los autores también mencionan
aspecto se vuelve significativo, ante dos piezas provenientes de Lambityeco,
todo si suponemos que existían pa- una de Tlailotlacan y otra de Huame-
tologías subyacentes que pudieron lucan, todas de Oaxaca (Christensen
haberla motivado. et al. 1997).

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Antropología física
latinoamericana

observa la supervivencia sólo por Fray Diego de Landa (1982)


un lapso pequeño. menciona que entre los mayas de
Si sumamos las descripciones Yucatán se empleaba la perfora-
recientes a los casos reportados, po- ción del cráneo infantil para con-
demos constatar y ampliar algunas trarrestar los malestares causados
de las observaciones de Romero por la deformación cefálica: “Era
acerca de los aspectos de técnicas tanta la molestia y el peligro de
y supervivencia en individuos tre- los pobres niños, que algunos pe-
panados de Mesoamérica (Ro- ligraban, y el autor vio agujerarle
mero 1974). La primera técnica a uno la cabeza por detrás de las
empleada es la del raspado (Pre- orejas, y así debían hacer a mu-
clásico medio tardío). Posterior- chos” (Landa 1982: 54).
mente se realiza junto con las Sólo podemos especular sobre
técnicas de incisión oblicua y las técnicas y los instrumentos uti-
perforación mediante taladros. lizados, sus efectos y el papel cul-
Comparada con la primera, la téc- tural curativo que tenían. Por lo
nica de perforación se asocia con pronto, la cita de Landa nos in-
una baja tasa de supervivencia. troduce a pruebas materiales que se
Algunas fuentes históricas aluden tienen de la operación en el mar-
a la práctica de la trepanación en co cultural de los mayas prehis-
Mesoamérica, hecho sorpren- pánicos.
dente si consideramos la escasez
de las evidencias materiales. Saha- Casos potenciales de trepanación
gún (1977) alega que –como últi-
prehispánica maya
mo remedio contra la migraña–
se recomienda perforar la cabeza
mediante una punta de navaja y Sin que sean concluyentes, existen
dejarla sangrar. En otro lugar, el varios trabajos que aluden a la po-
cronista la refiere nuevamente: sible presencia de trepanaciones en
“Contra las heridas descalabra- el área maya. Weiss (1967, 1981)
deras de la cabeza [...] y viésemos arguye sobre la presencia de la “tre-
que el caso está quebrado, tomarás panación suprainiana” en cráneos
un huesecillo sutil y juntarás el prehispánicos de Guatemala (de
casco uno con otro, y pondrás en- Zaculéu, Huehuetenango e Izi-
cima el zumo de la penca del ma- cuai, El Quiche), para la cual elige
guey, cocido y crudo”. como marco de referencia una

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Artículo de revisión

muestra de individuos peruanos Esta autora describe un orificio


que presentan lesiones semejantes. circular de aproximadamente 15
Posteriormente, Zaíd Lagunas mm de diámetro, localizado direc-
(1970: 3) identificó esta lesión en tamente sobre el bregma, en co-
algunas piezas craneales, prove- lindancia con la sutura coronal.
nientes del Cenote Sagrado de López Olivera observó tejido con-
Chichen Itzá, Yucatán. Carlos tinuo alrededor del orificio (López
Serrano (1973) agregó otros casos Olivares 1991: 55), por lo cual
similares, procedentes de Chin- considera que el defecto se originó
kultik y Palenque, Chiapas.8 intra vitam. El examen de la foto-
Una discusión interesante se grafía y radiografía (anexadas a su
suscita alrededor del cráneo de un trabajo) brinda información adi-
adulto masculino, proveniente de cional. La apertura presenta un
Zaculéu, Huehuetenango (Goff perímetro ligeramente irregular, al
1953, Stewart 1953). La pieza igual que su borde. No hay señales
muestra en el parietal derecho un visibles de reacción ósea, tal vez
orificio elipsoideo de unos cinco debido al alto grado de erosión de
centímetros de diámetro. Sus bor- la calota. Tanto la localización del
des se presentan adelgazados, ro- orificio, su forma y la configura-
deados de una amplia zona con ción de su borde no son caracte-
vestigios de remodelación ósea. rísticas comúnmente encontradas
Stewart (1953) y Goff (1953) en las trepanaciones. Técnicamen-
interpretan la lesión como proba- te, el defecto no parece ser resulta-
blemente sifilítica, por las lesiones do de una apertura mediante taladro
inflamatorias que se presentan en por raspado o corte. Considera-
el resto del cráneo y en las tibias. mos que la erosión del material
Recientemente, López Oliva- obstaculiza una evaluación deta-
res (1991) refiere un caso de tre- llada del borde. Por tanto, el ori-
panación, procedente de un área ficio en cuestión aparece más
habitacional asociada con el grupo como pseudo-trepanación que co-
D de Uaxactún, Guatemala (En- mo producto de una intervención
tierro 243, temporada 1983-85). quirúrgica.
Arturo Romano y María Te-
resa Jaén (1990) refieren dos aper-
8
El material osteológico cuya proce-
turas en esqueletos procedentes de
dencia se identifica como Chinkultic,
en realidad procede de lago Lacandón Laltic, Chiapas. Un orificio de diez
y fue descrito por F. Blom en 1954. mm de diámetro se presenta en el

181
Antropología física
latinoamericana

nivel de inion (Entierro 2); otro rico ajuar funerario como su colo-
está asociado con el agujero oc- cación en un sarcófago, dentro de
cipital (Entierro 4). Los autores una plataforma piramidal que
observan escasas huellas de rege- colinda con el Templo de las Ins-
neración ósea en ambas lesiones. cripciones, señala la importancia
Después de una nueva revisión de que el individuo tenía en vida. La
los materiales, proponemos que osamenta fue restaurada y actual-
las marcas se originaron después mente es analizada por un equipo
de la muerte, dada la irregulari- multidisciplinario encabezado
dad del borde y la ausencia de por Arturo Romano. El esqueleto
señales de reacción ósea. Pudieron de sexo femenino y edad madura
haber formado parte de trata- presenta graves alteraciones pato-
mientos mortuorios o ser el resul- lógicas, entre las que destaca una
tado de procesos tafonómicos. Por osteoporosis avanzada (Romano
tanto, según nuestra definición, 1998). En el neurocráneo se ob-
excluimos la posibilidad de que se serva –aparte de una deformación
trate de trepanaciones. cultural del tipo tabular oblicuo
Saúl Frank y Julie Mather pseudoanular– un defecto de va-
(1991) describen en su trabajo rios centímetros de diámetro. La
sobre los restos óseos de Cuello, lesión se abre en su centro para
Belice, algunas lesiones circulares formar un orificio cuyos bordes se
de entre 6 y 25 mm de diámetro, muestran sumamente adelga-
encontrados en tres osamentas. zados, igual que la superficie ósea
Los autores clasifican las lesiones en su entorno (figura 3).9 La lesión
de manera muy general como está ubicada en el área de vértex,
posibles traumas o trepanaciones, directamente sobre la sutura sagi-
si bien se abstienen de precisar el tal, la cual se encuentra obliterada.
origen de las marcas, argumentan- Las impresiones vasculares endo-
do que el material es demasiado cranianas están aumentadas en es-
poroso, lo que impide una evalua- ta zona. Por otra parte, no hay
ción detallada de las superficies. señales de reacción ósea en el área
Finalmente, mencionamos un de adelgazamiento, la cual es ho-
caso de discusión que se ha susci- mogénea. Está rodeada de una zo-
tado recientemente alrededor de
los restos de un personaje descu- 9
El orificio, en su presente tamaño, se
bierto en el Templo XIII de Pa- debe en parte al desprendimiento óseo
lenque (González 1994). Tanto el post mortem.

182
Artículo de revisión

Figura 3. Palenque, Chiapas, Entierro Xlll-3. Neurocráneo, norma vertical, con


adelgazamiento.

na de transición en la que el hueso Por otra parte, aparecen nu-


gana en espesor. merosos casos de perforaciones en
Actualmente, se está efectuan- el registro osteológico, infligidas
do un análisis histológico y ra- después de la muerte del indi-
diológico del neurocráneo, para viduo, como parte de los trata-
aclarar la etiología de la lesión, que mientos mortuorios que implican
a primera vista parece de origen la separación o decoración de la
cultural o patológico (A. Romano, cabeza o partes de ésta, como son
comunicación personal 1998). Si los cráneos decorados reportados
tomamos en cuenta la severa os- por Robicsek (1991) o las calotas
teoporosis que la osamenta pre- cortadas y perforadas que apa-
senta, la apertura podría constituir recen en los contextos rituales del
el resultado de una atrofia parietal, Clásico.10
descrita por los autores como alte-
10
ración de orden congénito (Barnes En los materiales aquí estudiados ha-
1994) o degenerativo (Ortner y llamos algunos fragmentos de cráneos
cortados y perforados procedentes de
Putschear 1981, véase también, para Copán, Honduras, y Oxtankah, Quin-
una discusión detallada a Pahl tana Roo (véase la figura 4: cráneo “tro-
1993: 213-219). feo” procedente de Copán, Honduras).

183
Antropología física
latinoamericana

Figura 4. Cráneo “trofeo” procedente de Copán, Honduras, Entierro Vlll–628.


Acercamiento, hueso frontal (Fase II, Proyecto Arqueológico Copán).

Según nuestra definición, estas por los múltiples ejemplos po-


marcas no pueden calificarse co- tenciales de cirugía craneana en el
mo trepanación, ya que pertene- área maya, hasta ahora no se ha
cen a los tratamientos mortuorios. podido determinar con certeza en
ningún caso, tal como hemos in-
tentado demostrar en los párrafos
Materiales y anteriores. Se planteó la necesidad
procedimientos de establecer y afinar los elemen-
tos diagnósticos empleados en la
evaluación de la cirugía craneana
Materiales prehispánica. Por otra parte, re-
currimos a un estudio de siete ca-
Aprendimos en el transcurso de sos de trepanación, procedentes de
la revisión prospectiva que, aun Monte Albán, Oaxaca, para tener
un marco de referencia empírica
Otra bóveda completa de San Agustín en el estudio de las muestras ma-
Acasaguastián, Progreso, Guatemala. yas. Para evaluar la presencia de
Muestra cuatro orificios ovalados, ali-
neados a una distancia de un centíme-
la trepanación en la antigua so-
tro detrás de la sutura coronal (véase ciedad maya, se revisaron mues-
la figura 5). tras esqueléticas prehispánicas

184
Artículo de revisión

procedentes de 94 sitios de los to de la operación. Puede ser letal


actuales estados mexicanos de o no para el individuo operado.
Campeche, Yucatán, Quintana Consiste en un orificio, o huellas
Roo, Tabasco y Chiapas, así como de éste, de diferente extensión y
Guatemala y Honduras. Cabe seña- forma, el cual suele mostrar con-
lar que lo numeroso de la muestra tornos regulares. Esta definición
era indispensable, dado el enfoque tiene, cuando menos, tres aspectos
regional de la investigación y sus relevantes. Primero, es una inter-
características prospectivas, el mal vención intencionada y metódica.
estado de conservación de la ma- Se excluyen así las perforaciones
yoría de los materiales y los re- del cráneo no intencionales, como
querimientos analíticos de la son los traumatismos, algunas va-
investigación.11 riantes fisiológicas, las alteraciones
patológicas de diferentes etiologías
Métodos y conceptos básicos o los procesos tafonómicos que
pueden resultar igualmente en
orificios de la bóveda craneana.
En primer lugar, comentamos los En segundo lugar, la trepa-
elementos metodológicos y proce- nación se realiza sin importar el
dimientos empleados en el análi- estado del cráneo o los motivos de
sis de los orificios craneanos. Para la operación. Este aspecto se refie-
ello, retomamos algunos paráme- re a los propósitos que se persi-
tros, propuestos recientemente guen con la intervención, sugerentes,
por Michael Pahl (1993). Como por ejemplo, en los casos de trau-
punto de partida y eje central en matismos neurocraneales. Aquí
la argumentación diagnóstica ninguno es excluyente, en con-
demarcamos una definición del traste, por ejemplo, con el plan-
fenómeno trepanación. Aquí y en teamiento de otros autores que
concordancia con Pahl, es conce- limitan el término a la trepanación
bida como una intervención cra- terapéutica. Por último, la trepa-
neana planeada y realizada intra nación es realizada en el individuo
vitam, sin importar los motivos o vivo. Se excluyen operaciones en
el estado del cráneo en el momen- el cadáver, las cuales naturalmente
tienen una connotación cultural
11
diferente. Aquí es preciso señalar
La serie esquelética más grande, de
478 individuos, viene de Copán, Hon- que, si bien es importante hacer
duras. esta diferenciación, también en-

185
Antropología física
latinoamericana

Figura 5. Cráneo, proveniente de San Agustín Acasaguastián, Progreso, Gua-


temala. Acercamiento, norma vertical, perforaciones post mortem.

gendra algunos problemas téc- contexto en que fue hallado. En


nicos, ante todo para orificios que el cráneo se considera su forma,
no muestran señales de reacción tamaño y proporcionalidad. La
ósea. Es imposible precisar sólo a lesión en sí es caracterizada en su
partir de la evidencia osteológica aspecto numérico, de forma, bor-
si una intervención fue realizada des, tamaño, localización y relación
inmediatamente antes o después anatómica. Se evalúan posibles
de la muerte del individuo. A falta alteraciones óseas asociadas con
de criterios osteológicos se tiene los aspectos de estructura y rees-
que recurrir a la información con- tructuración ósea, superficie endo
textual. y exocraneal, distribución de las im-
Con la definición de la trepa- presiones vasculares, cambios poco
nación, así delimitada, evaluamos característicos en el espesor de la
en nuestra muestra cada caso poten- calota y patologías postcraneales.
cial según los criterios generales y es- En segunda instancia se intenta
pecíficos observados (cuadros 1 y reconstruir, a partir de las carac-
2). Entre los primeros cuentan los terísticas señaladas y a manera de
datos biográficos del individuo, diagnóstico diferencial, el origen
así como las características del de la lesión (cuadro 3). En el caso

186
Artículo de revisión

Cuadro 1
Criterios diagnósticos en el estudio de orificios craneales
(adaptado de Pahl, 1993:104)

0. Datos culturales (contexto cronológico-espacial, comparación con otros casos)


1. Datos individuales
- Contexto funerario
- Edad
- Sexo
- Patología esquelética
2. El cráneo
- Forma, tamaño y proporcionalidad del neurocráneo
- Superficie y estructura ósea
3. La lesión
- Lesión única o múltiple
- Localización y asociación anatómica (en el caso de expresión múltiple: aspecto
simétrico/asimétrico
- Tamaño, dimensiones de la lesión
- Forma general (regular/irregular, redonda/ ovalada/ rectangular, etcétera)
- Caracterización del borde (textura, ángulo)
4. Alrededores
- Espesor de la calota (cambios)
- Impresiones, vascularización (endocraneana)
- Señales de reacción ósea (exo y endocraneana)

de tratarse de una trepanación, se ción macroscópica con la revisión


evalúa su procedimiento, así como microscópica (no invasiva) y ra-
las técnicas (cuadro 4), los instru- diografía (en dos casos), apoyados
mentos, las circunstancias y la en dibujos esquematizados y un
supervivencia posoperatoria. Dis- registro fotográfico de las lesiones.
tinguimos entre el barrenado con Otros autores han agregado la
perforador simple y taladro hueco, radiografía microscópica y la to-
el raspado, la incisión en sus dife- mografía computarizada como
rentes variantes, así como formas técnicas de estudio (véase, por
compuestas. ejemplo, Chege et al 1996). Cabe
Debido a las condiciones del agregar que si no fuese por la
estudio nos apoyamos en la eva- destrucción de la muestra, los pro-
luación de los orificios craneales cedimientos histológicos y la mi-
sólo en procedimientos no inva- croscopía electrónica de barrido
sivos. Complementamos la inspec- constituirían las técnicas idóneas

187
Antropología física
latinoamericana

Cuadro 2
Cédula de registro para orificios craneales

REGISTRO GENERAL
SITIO No. de registro
Sitio /
Nombre del Proyecto
Entierro no.
No. de catálogo

FECHAS Recuperación Análisis Procesamiento

DATOS GENERALES Dibujo: Mapeo: Informe:


Descripción

Conservación MUY BUENA BUENA REGULAR MALA MUY MALA


BLANQUECINO CAFÉ (NAT.) CAFÉ AMARILLENTO
Color CAFÉ CLARO CAFÉ ROJIZO CAFÉ OBSCURO

Diferenciación MUY BUENA MALA CALCIFICADA HÚMEDA


de la superficie BUENA AGRIETADA CONSOLIDADA EROSIONADA
REGULAR POROSA HUELLAS ROEDOR ”SUDADA”
Tx in situ, en CEPILLADO CONSOLIDADO LECHO DE TIERRA MARCADO
laboratorio LAVADO EMPACADO RECONSTRUCCIÓN
Tx presente CEPILLADO EMPACADO LAVADO
CONSOLIDADO RECONSTRUCCIÓN SECADO
Observaciones

ESTUDIOS OSTEOLÓGICOS Fotos


Macroscopía osteoscópico osteométrico Análisis especializados:
Microscopía de lupa (muestras tomadas/entregadas)
de aumento x20, x40 ADN
corte histológico descalcificado elementos traza
corte histológico por lijamiento isótopos estables
microscopía electrónica de barrido C-14
pigmento rojo
Radiología
CÉDULAS OSTEOLÓGICAS Chequeo 1˚ 2˚ 3˚

Osteología general Articulaciones vertebrales


Entierro secundario Articulaciones mayores
Sexo/ edad/ estatura Articulaciones huesos cortos
Dibujo sagital
Morfología craneana Medidas craneanas
Morfología dental Med. poscraneanas
Trepanación Entesopatías/ Facetas

188
Artículo de revisión

Cuadro 3
Diagnóstico diferencial de la trepanación

Trepanación: diagnóstico
1. Intra vitam
- Patologías traumáticas (cortante, contundente)
- Patologías no traumáticas (enfermedades infecciosas, degenerativas, de tipo
tumoral, defectos congénitos)
- Variantes fisiológicas, huesos supernumerarios (faltantes), parietal, fosas granulares,
etcétera)
- Lesiones intencionales diversos (“trepanación T-cauterización)
2. Post mortem (contexto sistémico)
- “Trepanación” Post mortem
- Cráneos “trofeo”
- Perforaciones diversas
3. Procesos tafonómicos (contexto arqueológico)
- Origen faunístico (daño causado por roedores).
- Origen botánico (destrucción por acción de raíces.
- Diversos
4. Procesos de excavación
- Destrucción causada durante el proceso de excavación

Cuadro 4
Técnicas de trepanación

Técnicas de trepanación
1. Barrenado
- implemento de perforación simple, hueco
- perforación simple, en forma de “corona de ebanista”
2.- Raspado
3. Incisión (simple, poligonal, circular/ovoide)
4. Técnicas compuestas

189
Antropología física
latinoamericana

para la evaluación de los orificios 1975a, 1975b, Márquez y Gon-


craneales. zález 1992, Winter et al. 1996), y
Procedimientos prospectivos al no formar parte de la muestra
(véanse las figuras 6, 7 y 8). osteológica, nos limitamos sólo a
Con los criterios diagnósticos desglosar resumidamente algunos
señalados, primero evaluamos sie- resultados generales.
te piezas trepanadas, procedentes Los individuos trepanados, tan-
de Monte Albán, Oaxaca (En- to mujeres como hombres, son
tierros 72-1; 73-25; 73-26; 73-27; adultos. Cinco de los cráneos mues-
73-28; 91-9; 91-19). Algunos es- tran trepanaciones múltiples, cuyo
tán depositados en las instalacio- número total asciende a 19. Algu-
nes del Museo del sitio de Monte nas operaciones fueron logradas
Albán/INAH y el Museo Regional con la técnica de incisión oblicua
de Santo Domingo/INAH, Oaxa- (bisel), combinada o no con el ras-
ca; otros se encuentran en exhi- pado. Presentan defectos de perí-
bición. Debido a que otros autores metro elipsoideo, asimétricos o
ya han publicado estudios de estos irregulares, con paredes oblicuas
casos (Romero 1970, 1974, 1983, y endocranealmente confluentes.
Wilkinson 1975, Wilkinson et al. Otras intervenciones fueron efec-

Figura 6. Monte Albán, Oaxaca, Entierro 1973-27. Norma vertical/ lateral


izquierda.

190
Artículo de revisión

Figura 7. Monte Albán, Oaxaca, Entierro 1991-9. Norma vertical.

Figura 8. Monte Albán, Oaxaca, Entierro 1991-19. Norma vertical.

191
Antropología física
latinoamericana

tuadas mediante el barrenado con quirúrgicas. En uno de estos in-


taladro hueco (hay un caso claro dividuos [Entierro 73-28], el cual
de intervención no terminada en sobrevivió a la operación por un
la que se observa el anillo de per- tiempo relativamente corto, se
foración). Como resultado deja- aprecia sobre la cara endocranea-
ron defectos de perímetro circular, na, cerca del sitio de la trepana-
con paredes verticales, algunas de ción, un área bien delimitada con
las cuales presentan tejido espon- aposición ósea en forma de lámi-
joso al descubierto o recubierto de na. Por las características, podría
tejido compacto (según el estado tratarse de un hematoma epidural
de regeneración ósea). Los diá- en proceso de calcificación, aun-
metros de los orificios varían que no podemos determinar si éste
dependiendo de la técnica em- apareció antes de la intervención
pleada. Las perforaciones circulares o como consecuencia de ella.
tienen un diámetro entre 11.3 y En resumen, en Monte Albán
21.0 mm; mientras que los ori- la trepanación se lograba mediante
ficios realizados mediante la téc- dos técnicas principales, es decir,
nica de bisel son de forma y el barrenado y la incisión con
tamaño variables, y en un caso bisel. Su éxito era limitado, dado
alcanzó un diámetro de 64 mm. el bajo porcentaje de lesiones con
Todas las intervenciones se reali- reacción vital. La ubicación de los
zaron en los huesos parietales defectos en la parte superior de
(ambos lados por igual). Allí hay los huesos parietales habla de los
una predilección por sitios cer- buenos conocimientos anatómi-
canos a vértex. Algunos defectos cos de los cirujanos. La presencia
incluso implican la sutura sagital, de orificios trepanados y trauma-
si bien respetan los forámenes obé- tismos sugiere una relación causal.
licos. La mitad de las lesiones Con estas observaciones, que aquí
–casi exclusivamente los orificios nos sirven de rango de compara-
logrados mediante la incisión y los ción, pasamos al siguiente apar-
situados cerca de la sutura sagital– tado, dedicado a la evaluación y
muestra señales de regeneración discusión de potenciales casos de
ósea a corto y largo plazo. Cuatro trepanación en el área maya.
de los siete cráneos estudiados
ostentan señales de traumatismo
(en forma de fisuras), posiblemen-
te asociadas con las intervenciones

192
Artículo de revisión

unas 1 500 piezas. Las caracte-


Resultados rísticas formales y contextuales de
(nueve estudios de caso) las lesiones que ostentan apare-
cieron, a primera vista, como el
resultado de una intervención qui-
Presentamos nueve estudios de rúrgica. Previamente habíamos
casos potenciales de trepanación, descartado los casos con uno o
ordenados en función de nuestro más orificios que son el resultado
diagnóstico final. Cabe señalar de tratamientos mortuorios (co-
que para su evaluación tomamos mo los “cráneos trofeo”) (figuras
en cuenta, además de los indi- 9 y 10).
viduos de la muestra central y Se estudió el cráneo aislado de
complementaria, los materiales un individuo adulto, probable-
craneológicos provenientes de los mente femenino, recuperado como
contextos secundarios. Con esta parte de las excavaciones empren-
finalidad habíamos revisado, por didas por la Carnegie Institution
ejemplo, los fragmentos craneanos (Smith 1951: 4). Lamentable-
de los contextos múltiples de mente se carece de la información
Tulum y San Gervasio. Así, el ta- sobre su contexto. La pieza pre-
maño de la muestra llegó a incluir senta algunos fragmentos mal

Figura 9. Nebaj, El Quiché, sin contexto. Neurocráneo, norma lateral.

193
Antropología física
latinoamericana

Figura 10. Nebaj, El Quiché, sin contexto. Neurocráneo, norma endocraneal.

conservados de la bóveda, corres- lo que indica un trayecto de im-


pondientes a los huesos parietales pacto diagonal con respecto a la
y frontal. En la región lateropos- superficie. La lesión no evidencia
terior del hueso parietal izquierdo reacción ósea alguna, ya que el
existe un orificio en forma elip- diploe está descubierto. Las pare-
soidea, cuyo diámetro exocraneal des del defecto muestran un tono
máximo mide 31 mm. Endocra- más claro que el de las superficies
nealmente, el defecto está situado óseas aledañas. No se notan alte-
en el área irrigada por las ramas raciones, excepto una fisura fina
de la arteria meníngea posterior. que atraviesa el hueso parietal en
Las paredes de la perforación son sentido horizontal por encima de
de contornos ligeramente irre- la lesión.
gulares. El borde exterior presenta Diagnóstico: Las características
pequeñas esquirlas de desprendi- del perímetro y el borde del orifi-
miento óseo. Las paredes se abren cio, el cual se abre endocraneal-
endocranealmente para alcanzar mente, aunadas a la presencia de
un diámetro interno máximo de una fisura tangencial, indican una
43 mm. Son más inclinados en el destrucción infligida mucho tiem-
lado inferior que en el superior, po después del deceso del indi-

194
Artículo de revisión

viduo, posiblemente como resul- abren ligeramente en dirección


tado de la excavación (figura 11). endocraneal; las inferiores lo ha-
Se conserva el cráneo frag- cen exocranealmente. El espesor
mentado y consolidado de un de la bóveda mide 7 mm. No se ob-
individuo masculino, adulto. Fue servan señales de reacción ósea
recuperado en el área central del sobre el borde o en las áreas adya-
sitio y se remonta al Posclásico. La centes a la perforación. Las pare-
pieza cuenta con la mandíbula; le des del defecto muestran el mismo
falta una parte de la base y del es- tono que las zonas aledañas. Pre-
placnocráneo. La superficie ósea sentan un estriado perpendicular
se encuentra mal diferenciada y pre- a la superficie, por el deterioro de
senta un color café claro. En vida la pieza a primera vista son difíci-
fue deformado en forma tabular les de distinguir. En la evaluación
erecta. microscópica se notan surcos irre-
Sobre el extremo fronto-tem- gulares mal delimitados sobre las
poral del hueso parietal derecho paredes y los bordes del defecto.
existe un orificio circular de 25 mm Diagnóstico: Las características
de diámetro con contornos irre- irregulares del perímetro y la pared
gulares. Sus paredes superiores se indican que el orificio fue origi-

Figura 11. Punta Piedra, Quintana Roo, Entierro 6. Defecto circular, norma
vertical.

195
Antropología física
latinoamericana

nado después de la muerte del in- cuenta con la mandíbula, pero en


dividuo. La presencia de las estrías general está mal preservado y su
irregulares indica que los agen- superficie se encuentra erosiona-
tes responsables fueron los roe- da. La bóveda presenta una mo-
dores (figuras 12, 13 y 14). dificación del tipo tabular erecto,
La osamenta se encontró en en tanto que la dentición frontal
una fosa dentro de la Estructura está limada. La inspección ma-
8B. Allí se asocia con otros seis croscópica no indica patología
entierros, ubicados frente al altar. craneana. La lesión que nos ocupa
El Entierro 18, colocado en po- está ubicada en la región frontal
sición flexionada sedente, está del hueso parietal izquierdo. Su
relativamente completo. En aso- borde anterior colinda con la su-
ciación se encontraron fragmentos tura coronal. Se trata de una per-
de caracol y de estuco, así como foración circular de 13 mm de
una cuenta de jade en la boca. El diámetro que presenta paredes re-
contexto data del Posclásico tardío. gulares y ligeramente cóncavas de
La osamenta consiste en esca- 7 mm de espesor, cuya trayectoria
sos restos fragmentados y porosos es perpendicular a la superficie. No
de un individuo de sexo proba- hay evidencias de regeneración ósea
blemente femenino. El cráneo sobre el borde externo o la super-

Figura 12. El Rey, Quintana Roo, Entierro 18. Defecto circular, norma vertical.

196
Artículo de revisión

Figura 13. El Rey, Quintana Roo, Entierro 18. Defecto circular, vista endocraneal.

Figura 14. El Rey, Quintana Roo, Entierro 18. Radiografía anteroposterior de la


misma lesión.

197
Antropología física
latinoamericana

ficie exocraneal alrededor del de- agente causal pudo haber sido
fecto. La pared del orificio deja al igualmente faunístico.
descubierto el hueso esponjoso del Con la intención de corrobo-
diploe. Mediante la inspección ma- rar el diagnóstico macroscópico,
croscópica, se aprecia que el borde se tomó una placa radiográfica del
endocraneal presenta un ligero orificio. En la imagen se revisó
estriado radial en la forma de un nuevamente el defecto circular
almenado fino; la bóveda presenta (figura 14). No se observó ningún
otras perforaciones parciales de halo de densificación ósea aledaño
medidas similares a las descritas. al defecto. Al contrario, el material
Algunos de los resultados macros- óseo alrededor de la lesión es ho-
cópicos se corroboraron mediante mogéneo, sin señales de un pro-
la revisión microscópica, si bien no ceso de regeneración ósea. Junto
pudimos diferenciar si las lesiones, con las otras evidencias señaladas,
observadas sobre el borde interno la inspección radioscópica nos ha-
de la perforación, fueron de tipo ce dudar de que el orificio se haya
reactivo o tafonómico. infligido culturalmente. Por lo
Diagnóstico: En principio, el tanto, proponemos que el agujero
diagnóstico etiológico de la per- es de origen tafonómico, posible-
foración resulta problemático. A mente causado por la acción de
primera vista aparenta ser una tre- un animal (figuras 15 y 16).
panación lograda mediante la Este caso corresponde a un
técnica circular o bien puede ser individuo bien conservado, de
de origen tafonómico. Una segun- edad subadulta (15 a 20 años),
da evaluación del orificio señala de complexión grácil y de sexo fe-
la presencia de orificios similares menino. Fue localizado en po-
en otras partes de la bóveda. La sición flexionada dentro del Patio
revisión de la literatura pertinente A del Complejo 9N-8 (CV36)
(Pahl 1993: 183-185), nos hizo (Estructura 9N-82 Oeste). El
dudar de que se tratase, en este cuerpo estaba cubierto por plan-
caso, de una intervención hecha chas circulares de piedra. La ofren-
cuando la persona estaba viva. da consiste en un recipiente
Pahl reporta e ilustra perforacio- ubicado en el centro de la espina
nes circulares, con características dorsal y varios huesos de mamí-
similares a nuestro caso, produci- fero, aunque se duda que sean
das por la acción de caracoles. Las parte de la ofrenda. El contexto
semejanzas hacen pensar que el data de la fase Coner (700-900

198
Artículo de revisión

Figura 15. Copán, Honduras, Entierro Vlll-34. Acercamiento, hueso occipital, norma
dorsal (Fase II, Proyecto Arqueológico Copán).

Figura 16. Copán, Honduras, Entierro Vlll-34. Acercamiento, hueso occipital,


vista endocraneal, con señales de reacción meníngea (Fase II, Proyecto Arqueo-
lógico Copán).

199
Antropología física
latinoamericana

dC). Del cráneo se conservan defecto muestra secuelas de hiper-


escasos fragmentos restaurados de ostosis porótica, mientras que la
la bóveda junto con la mandíbula. cara interna está alterada patoló-
El neurocráneo está deformado gicamente. Microscópicamente se
debido a las alteraciones suturales observa que la perforación se abre
que presenta. hacia una zona de hipervascu-
En la porción superior del oc- larización de forma confluente,
cipucio, ligeramente a la izquierda que afecta prácticamente toda la
del seno venoso occipital, se tiene cara endocraneal.
una perforación de perímetro Diagnóstico: Por las caracte-
regular, de 3.85 mm. Constituye rísticas de la zona interna asociada
un orificio circular cicatrizado, ya y las señales patológicas subyacen-
que las paredes del defecto están tes, consideramos este caso como
recubiertas de tejido compacto. el resultado de un proceso inflama-
Sus bordes son regulares. El borde torio fistulizado, quizá de origen
externo forma un ángulo recto infeccioso. Éste, a su vez, produjo
con la superficie ósea, mientras un secuestro que permitió que el
que el interno tiene forma re- material purulento drenara hacia
dondeada. El borde externo del el exterior (figura 17).

Figura 17. San Gervasio, Quintana Roo, Entierro 1. Acercamiento, hueso occipital
con señales de abrasión, vista dorsal.

200
Artículo de revisión

La pieza ósea fue localizada en aspecto pulido de la zona afectada,


la Estructura 6-c del grupo I (Cua- indica una acción intencional.
dro 14, Unidad H-12), donde fue Posiblemente se trata de un raspa-
recuperada dentro de un contexto do de la calota, efectuado con un
secundario múltiple del Pos- instrumento abrasivo, como podría
clásico. El entierro integra por lo haber sido una piedra pulidora. De
menos veinte individuos infantiles, acuerdo con nuestra definición,
además de algunos restos adultos. evidencia una trepanacion vincu-
El caso que nos ocupa sólo consiste lada o no con el proceso de defor-
en un fragmento de occipucio mación craneana. Las señales de
infantil. Su reducido grosor y la regeneración ósea manifiestan una
presencia de la fontanela posterior supervivencia a corto o mediano
sugieren una edad menor de un plazo. Con este diagnóstico, los tres
año. Encima del inion (ubicado li- casos de lesión occipital que pre-
geramente a la izquierda de la línea sentamos a continuación aparecen
media) presenta una zona de adel- naturalmente bajo una nueva luz.
gazamiento progresivo hacia el
centro de la lesión.12 El orificio re-
sultante es de contornos irregulares Chichén Itzá, Cenote Sagrado,
y mide 11 mm en sentido horizon- Yucatán, cráneo No. 36
tal y 11 mm en dirección vertical.
De acuerdo con la inspección mi- Esta pieza fue recuperada del Ce-
croscópica, sus bordes son afilados. note Sagrado. Por las caracterís-
El orificio está rodeado por una ticas particulares del contexto no
superficie alisada que muestra al- era posible asignar una cronología
gunas señales de regeneración ósea exacta. El cráneo analizado per-
en forma estriada. No se observa tenece a un individuo que vivía la
patología endocraneana asociada segunda o tercera infancia en el
directamente con la lesión o loca- momento de su muerte. La pieza
lizada alrededor de la zona alisada. se encontró sin mandíbula y ca-
Diagnóstico: Las características rece de algunas piezas dentales y
de la zona de adelgazamiento y de los huesos intranasales. Por lo
alisado de la superficie indican un demás, se halla en un excelente
origen cultural. En particular, el estado de preservación. No mues-
tra características morfológicas
12
Allí, la bóveda tiene un espesor de distintivas, más que una ligera de-
unos 2.5 y 3.0 mm. formación cultural del tipo ta-

201
Antropología física
latinoamericana

bular erecto en su variante plano raciones hiperostósicas señaladas,


occipital. El área de compresión cuajando su superficie de peque-
cefálica coincide con la lesión que ños orificios puntiformes.
nos ocupa, se localiza en la parte Diagnóstico: Consideramos que
media superior del occipucio don- la lesión fue originada intra vitam,
de cubre el inion. Su conforma- dada la presencia de las señales de
ción es ligeramente asimétrica, de cicatrización avanzada. El gran
forma elipsoidea, alargada ho- adelgazamiento de la parte central
rizontalmente y bien delimitada del occipucio, de características se-
por un borde liso que no deja al mejantes a las descritas en el caso
descubierto el diploe. La zona cen- anterior, sugiere una acción inten-
tral está caracterizada por un adel- cional, tal vez seguida por una in-
gazamiento óseo importante sin fección secundaria que dejó como
ser perforante (1.5 mm, compa- resultado las zonas hiperostósicas
rado con 3.5 mm en las áreas co- que ostenta. La técnica que pro-
lindantes). La superficie afectada duce este tipo de reducción es el
muestra estrías óseas en dirección raspado, como parte del complejo
radial. Dentro y encima de la le- cultural que se ha discutido bajo
sión hay una extensa zona hiperos- el término de “lesión suprainiana”.
tósica no activa que cubre la mitad En este caso, tendría que haberse
superior del occipucio y la porción infligido durante la primera in-
posterior de ambos huesos pa- fancia.
rietales. Estas lesiones sugieren un
proceso supurativo de los tegu- Chichén Itzá, Cenote Sagrado,
mentos epicraneanos. Por la bue-
na conservación de la pieza, la cual
Yucatán, cráneo No. 38
obstaculizó el acceso a la superficie El segundo caso, procedente del
interior, las estructuras craneanas mismo contexto que el anterior,
no se pudieron evaluar en detalle. corresponde a un cráneo infantil
En principio, la revisión por el (de entre cinco y nueve años de
agujero occipital no mostró alte- edad), bien conservado, aunque fal-
raciones. En la imagen microscó- ta la mandíbula y algunos piezas
pica se observan claramente las dentales. La superficie está bien di-
señales de reacción ósea sobre la ferenciada. No muestra señales de
superficie señalada. La hiperos- deformación cefálica intencional,
tosis espiculosa en el centro de la pero ostenta amplias zonas hiperos-
lesión se combina con las alte- tósicas cicatrizadas, centradas en

202
Artículo de revisión

las regiones superiores y poste- sultó en la perforación en siete


riores de los huesos parietales. El lugares indica una acción inten-
cráneo presenta numerosos huesos cional. Como técnica proponemos,
supernumerarios. Así, contamos igual que en las otras lesiones, el
ocho huesos lámbdicos, un hueso raspado, realizado durante la pri-
sagital y un hueso incaico bipar- mera o segunda infancia del pa-
tido. La lesión que nos interesa ciente.
está ubicada en la región central
del occipucio. Consiste en una Chichén Itzá, Cenote Sagrado,
zona de adelgazamiento que co-
mienza a manifestarse a unos 12 mm Yucatán, cráneo No. XIV
debajo de lambda. El área afectada
muestra siete aperturas de formas El tercer caso procedente del Ce-
irregulares de diferentes tamaños. note Sagrado corresponde a frag-
La más grande tiene un diámetro mentos restaurados de la bóveda
horizontal de 13 mm y uno verti- craneana ( ambos parietales y el
cal de 8 mm. Los orificios se occipucio) de un individuo en
distribuyen sobre la zona de adel- edad infantil. Por el reducido es-
gazamiento y el más grande se pesor de la calota (3.5 mm) pro-
ubica sobre la sutura divisora del ponemos que la edad del infante
hueso incaico. Endocranealmen- no rebasaba los cinco años. Las
te, las lesiones muestran bordes piezas corresponden a ambos pa-
con marcas de reacción ósea ya rietales y al occipucio. La lesión
cicatrizadas, en tanto que las su- que nos interesa tiene las mismas
perficies aledañas no presentan características generales que las
alteraciones En su superficie ex- dos anteriores. En este caso está
terior existen estrías radiales sobre- determinada tanto por el adelga-
puestas por zonas hiperostósicas, zamiento como por los despren-
semejantes a las descritas en el caso dimientos de sustancia post mortem.
anterior. Las observaciones se co- La lesión se sitúa en la parte media
rroboraron en la imagen micros- superior del occipucio y mide 27
cópica. mm en sentido vertical y 40 mm
Diagnóstico: Igual que en el en dirección horizontal. Su forma
caso anterior, las marcas de reac- es ligeramente asimétrica (hacia la
ción ósea indican que la depresión izquierda). Los bordes están bien
fue originada intra vitam. El adel- delimitados, oblicuos con respecto
gazamiento importante que re- a la zona interior. El centro pre-

203
Antropología física
latinoamericana

senta un grosor promedio de 1 a Chichén Itzá, Cenote Sagrado,


2 mm y muestra sobre su superfi-
Yucatán, cráneo No. 37
cie unas estrías radiales de rege-
neración ósea, aunque menos Por último, referimos un cráneo
prominentes en comparación con sin mandíbula de un individuo
los otros dos casos, por ello es po- adulto, de complexión media y
sible diferenciar la compacta sexo femenino, cuya edad rebasa
externa del diplóe central. La zona los cuarenta años. La pieza se en-
de hipervascularización se limi- cuentra bien conservada. En vida
ta a esta última parte. La lesión fue deformada artificialmente en
cierra endocranealmente, por lo forma erecta. La bóveda presenta
que se observan zonas de estriado un complejo aparatoso de lesiones
óseo. Dos orificios irregulares abren cortantes ya cicatrizadas. La más
la superficie hacia el interior del pequeña, de 13 mm de longitud
cráneo. El primero, situado en la y 3 mm de profundidad, se sitúa
parte superior izquierda, mide al- encima de la sutura sagital y en
rededor de 1.2 mm en sentido ho- dirección transversal. Probable-
rizontal. El segundo se encuentra mente es el producto de un im-
en la parte inferior izquierda y pacto cortante que pudo haber
mide unos 3.5 mm de diámetro. sido infligido simultánea o poste-
En la observación microscópica riormente a las restantes. Las otras
los orificios presentan bordes an- tres lesiones se distribuyen sobre
gulosos e irregulares. el hueso parietal izquierdo, im-
Diagnóstico: Igual que en los plicando en sus bordes las porcio-
dos casos anteriores, consideramos nes respectivas del hueso frontal
a la lesión como el producto de y temporal. Son el resultado de
un raspado intencional, aunque por lo menos tres traumatismos,
los orificios parecen más bien probablemente infligidos con un
haber resultado del deterioro que instrumento cortante que causó
el resto sufrió. Aquí es interesante impacto en sentido diagonal, di-
notar un estado de cicatrización rigido ventralmente desde abajo
menos avanzado que en los ejem- hacia atrás. Parece que las lesiones
plos anteriores. Este dato es relevan- fueron creadas durante una sola
te para la reconstrucción cultural ocasión (de hecho tienen una orien-
de la práctica, puesto que la edad del tación paralela), puesto que el pro-
individuo se calcula menor que la ceso de cicatrización implica a las
de los dos anteriores. tres como conjunto. Al parecer, el

204
Artículo de revisión

Cuadro 5

Medidas:
2a: en forma de hoz, con una longitud de 74 mm
2b: en forma de hoz recta, con una longitud de 66 mm
2c: recto, con una longitud de 28 mm y 4 mm de profundidad

segundo corte (2b) penetró más cas son el producto de heridas


que el primero (2a), y aún más que cortantes, causadas con un arma
el tercero (2c), puesto que dejó dos blanca cortante que actuó por im-
oquedades irregulares en la bóve- pacto brusco más que por desli-
da (cuadro 5). zamiento (Grandini 1989).
La superficie exocraneana en Consideramos que los orifi-
el entorno de las lesiones se en- cios, asociados con la lesión más
cuentra estriada y en parte hun- penetrante de las cuatro, son el
dida (en la zona frontal entre las producto concomitante de la mis-
lesiones 2a y 2b se presentan fisu- ma acción, más que un proceso
ras de presión). Se encuentra abul- de desprendimiento intencional.
tada en la parte dorsal (sobre todo En este sentido, es preciso notar que,
como secuela de la lesión cortante no obstante el cuadro precario que
2a) y se eleva unos 5 mm sobre la se habrá presentado en la paciente
superficie de la bóveda. La super- después de recibir los impactos del
ficie endocraneana, la cual se eva- arma, aparentemente no fue inter-
luó sólo someramente debido a la venida quirúrgicamente.
aplicación de consolidantes, está
intacta en las áreas lesionadas.
Sólo las zonas correspondientes a Discusión
las aperturas presentan un patrón
de estriado radial asociado con un En resumen, hasta este punto
aumento local en la irrigación hemos evaluado nueve casos po-
vascular. tenciales de trepanación pre-
Diagnóstico: En suma, po- hispánica de la región maya. De
demos identificar al menos cuatro éstos finalmente descartamos
lesiones en estado de cicatrización cinco que resultaron ser pseudo-
avanzado en el momento de la trepanaciones. Una lesión quedó
muerte, lo cual indica una su- clasificada como secuestro fistu-
pervivencia prolongada. Las mar- loso de un proceso endocraneal

205
Antropología física
latinoamericana

purulento. Otros dos orificios (Lagunas 1974: 47). Weiss agrega


resultan ser traumáticos con o sin que la lesión presenta “dimen-
señales de regeneración ósea. En siones variables en un mismo con-
dos casos adicionales suponemos junto que en unos ejemplares
un origen tafonómico de los de- alcanzan las de una verdadera tre-
fectos, causados potencialmente panación perforada en tanto que
por la acción de roedores y cara- en otros se reduce a un simple ras-
coles. Las negativas sugieren, a di- pado de la tabla externa, o a ‘un
ferencia de otras propuestas, que hollito’” (Weiss 1981: 202).
no se conocía la trepanación entre Lagunas (1970, 1974) Serrano
los mayas prehispánicos, al menos (1973) y Weiss (1967, 1981) ob-
no en los del área cultural vecina servan numerosos ejemplos en las
de Oaxaca. colecciones osteológicas prehispá-
Por otra parte, determinamos nicas, procedentes de Cholula,
una acción cultural en cuatro Puebla; El Zapotal, Veracruz;
cráneos, todos ellos de edad infan- Juchitán, Lidchi-Bigu y Monte
til. La reducción en cada caso dio Albán, Oaxaca; Teopanzolco, Mo-
como resultado un extenso adel- relos; y Teotenango, Estado de Mé-
gazamiento de la superficie plana, xico. Concluyen que las lesiones
localizado en la parte media- suprainianas son el producto de
superior del occipucio, con o sin una costumbre prehispánica co-
apertura del hueso. Todas las le- mún que se observó ante todo du-
siones aparecen como secuelas de rante el Posclásico, ligada o no con
una acción abrasiva en diferentes la deformación cultural de la ca-
estados de cicatrización. Convie- beza practicada en el infante.
ne extenderse sobre este punto, En el área maya, la lesión se
vinculado con la polémica vigente observa en los sitios de Palenque
acerca del papel de las denomi- y Lago Lacandón, Chiapas; el Ce-
nadas “lesiones suprainianas”. note Sagrado de Chichón Itzá,
Hay varias referencias sobre este Yucatán (que probablemente co-
tipo de defecto en la literatura an- rresponde a los mismos casos aquí
tropológica regional, cuyas in- reportados), así como Zaculéu y
terpretaciones divergen, tal como Izicuai de Guatemala. En par-
ya hemos señalado. El adelga- ticular, Weiss (1967) encuentra
zamiento “se distingue por presen- similitudes con las trepanaciones
tarse regularmente en el occipital, suprainianas, observadas entre los
un poco por arriba del inion” chancay y chimú en el antiguo

206
Artículo de revisión

Perú. Allí, la momificación de los sobre la separación previa del cue-


restos permite observar “las cica- ro cabelludo.13
trices del cuero cabelludo sobre las Estos cuatro casos referidos
lesiones óseas, que también evi- proceden del norte de la península
dencian destrucción por raspado, yucateca. Más allá de esta infor-
[y permiten] reconocer el carácter mación, se dificulta una asigna-
intencional quirúrgico de las le- ción cultural, puesto que fueron
siones” (Weiss 1981: 206). El hallados en contextos secundarios
autor específica que ahí la lesión múltiples. Cronológicamente,
apunta a que la práctica se efec- datan del horizonte Posclásico,
tuaba durante la primera infancia coincidiendo con las indicaciones
(Weiss 1967: 24-25). de otros autores que hacen hinca-
Por las características que os- pié en la presencia posclásica de
tentan las cuatro lesiones estu- los defectos. En menor grado, pe-
diadas, nos inclinamos a coincidir ro presentes, están las lesiones
con los autores en considerarlas suprainianas de origen cultural in-
como secuelas de un raspado o tencional que registramos en co-
frotado cultural, aunque nos abs- lecciones del Clásico (figura 18).
tenemos de extender esta inter- Con respecto al papel cultural
pretación a la etiología de todas del raspado persisten algunas inte-
las lesiones suprainianas. Estas rrogantes que aparecen bajo una
observaciones también aclaran nueva luz con los hallazgos de esta
algunos aspectos técnicos y regio- investigación. En la mayoría de los
nal-cronológicos en la inter- casos, la zona de adelgazamiento
pretación de los cuatro casos de occipital se asocia con el plano de
intervención. En principio, la comprensión posterior, por lo que
edad de los individuos sugiere, tal la habíamos interpretado como
como ya mencionamos, que la secuela directa del aparato defor-
operación fue efectuada durante mador (Tiesler 1998). Por otra
la primera infancia y, en particular, parte, al no hallar en este trabajo
antes de cumplir un año de vida. una correlación estrecha entre la
Probablemente consistía en un
raspado o frotado intenso del occi- 13
Weiss (1955) observa en las piezas
pucio que afectaba sus capas momificadas del Perú que las cicatrices
dermatológicas se encuentran ubicadas
dependiendo del grado de pene-
directamente encima de las lesiones
tración de la acción abrasiva. Por óseas, lo cual implica que el raspado afec-
otra parte, sólo podemos especular tó ambos tejidos por igual.

207
Antropología física
latinoamericana

Figura 18. Uaxactún, Guatemala, Cráneo 19. Lesión suprainiana en el adulto.

presencia de la lesión suprainiana colodrillo, y las madres las tienen


y el aparato empleado para la echadas en cunas de tal suerte que
deformación cefálica, propone- no les crezca, porque se precian
mos aquí que la lesión pudo haber sin él” (López de Gómara 1943:
sido la secuela de una práctica sólo 246). Cabe agregar que en muchas
ligada a la del modelado cefálico, lenguas mayenses, el término “oc-
pero no ocasionada por él, aspecto cipucio” connota algo que es “ver-
que no quedó del todo explícito en gonzoso” o malo (Otto Schuhmann,
la investigación anterior. comunicación personal, 1997).
Una cita histórica quizá aclara Como resultado, la lesión suprai-
este aspecto. En su descripción de niana aparece bajo una nueva luz,
las costumbres mayas en la Gua- como consecuencia de una prác-
temala del siglo XVI, Francisco tica de primera infancia cuya pre-
López de Gómara alude a una se- valencia exacta desconocemos.
paración entre ambas prácticas, Podemos constatar, sin embargo,
es decir, el raspado y la deforma- que se expresa tanto en la pobla-
ción, si bien indica una finalidad ción femenina como masculina y
común. Señala que “las parteras parece anteceder al proceso de
hacen que las criaturas no tengan compresión cefálica. En cuanto a

208
Artículo de revisión

la técnica de la operación, conclui- la escama occipital. En relación


mos que sólo se practicaba el con lo hallado, se discutió el fe-
raspado del occipucio, probable- nómeno de las lesiones supra-
mente ligado con la costumbre de inianas y la práctica deformatoria,
deformar la cabeza. Es así que aún una costumbre estrechamente li-
no contamos con hallazgos de la gada con la trepanación por ras-
trepanación en su variante circular pado. Por otra parte, no pudimos
o cortante, a diferencia, por ejem- hallar evidencias convincentes de
plo, de los grupos prehispánicos la trepanación al estilo de Monte
de Oaxaca, que sí la practicaban. Albán, a diferencia de otros auto-
res que reportan casos de cirugía
craneal maya.
A manera de conclusión En suma, hemos intentado
El estudio que acabamos de pre- proporcionar en este ensayo una
sentar de la trepanación entre los gama de herramientas analíticas
antiguos mayas constituía una que, según pensamos, pueden ser
tarea problemática, debido al mal empleadas provechosamente en el
estado de conservación de los ma- análisis de la cirugía craneal pre-
teriales craneológicos y a la falta hispánica en Mesoamérica, tal co-
de casos en el área que nos ocupa. mo señalamos con la descripción
Una primera aproximación al de los nueve casos potenciales de
problema lo constituyó un estudio trepanación en el área maya. Al-
de nueve cráneos trepanados pro- gunas de las interrogantes sobre
cedentes de Oaxaca. Apoyados en presencia y modalidades de las in-
estos casos de comparación y en tervenciones se pudieron resolver
una serie de criterios diagnósticos, en tanto que otras más surgieron
se analizaron nueve casos poten- en el transcurso de la presente in-
ciales de trepanación prehispánica vestigación. Las nuevas preguntas
en el área maya. Los resultados requerirán de nuevos planteamien-
sugieren que las prácticas regio- tos, problemas de investigación
nales se limitaban a la reducción puntuales (tales como los vincu-
del occipucio infantil mediante lados con la lesión suprainiana y
frotación o raspado, una práctica su papel como práctica cultural)
evidente durante el Posclásico. En y procedimientos analíticos más
algunos casos, esta acción dejaba sofisticados que los utilizados por
marcas de hundimiento, adelga- nosotros, constituyendo tareas pa-
zamiento e incluso aperturas en ra futuras investigaciones en el

209
Antropología física
latinoamericana

estudio regional de esta práctica people. We will review briefly the


biocultural. general and regional antecedents
of trepanation and its research.
With these methodological ele-
Abstract ments, nine potential cases of tre-
panation that we observed are
Cranial surgery constitutes a main described, discarded and corro-
theme for cultural osteology, as borated in this work. The results
exemplified by the huge corpus of will be argued in reference to the
the skull trepanation literature. applied techniques, the motives
The term comes from the Greek and its cultural role. We interpret
word trypanonque which means the evidences in terms of presence,
drill. Former distribution of this techniques and cultural environ-
practice has been present almost ment, notwithstanding we have
all over the world. (Pahl 1993), it no statistical evaluation due to the
has known since thousands years short number of cases. Finally, we
ago and nowadays it´s practiced try to compare the regional reve-
among some groups from Melan- lations with other cases discovered
isian Africa and Polynesia. (Guiard in Mesoamerica, but we focus in
1930, Stewart 1958, Campillo related themes, just like the discus-
1994). K. Okley even documents sion about the suprainian trepa-
the practice among the Aymara nation and the temporary context
groups from Bolivian highlands, of this practice.
where the chamanes keep prac- Keywords: trepanation, Mesoa-
ticing it for post-traumatic treat- merica, techniques.
ment with magical-religious
connotations (Oakley et al. 1959,
Bandelier 1904, 1906). In com-
parison with other cultures, as the
Andean one, the trepanation was
practiced scarcely in prehispanic
Mesoamerica. There, the material
vestiges of this kind of practice are
concentrated on the area of Oaxa-
ca. On the other hand, there are
no forceful proofs yet of its pre-
sence among the ancient Mayan

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