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encontramos corrientes que pretenden dar una interpretación filosófica del conocimiento
científico y que, en realidad, introducen el agnosticismo y el idealismo en la ciencia de la
naturaleza y de la sociedad. De otro se propagan cada vez más extensamente las tendencias
irracionalistas, más o menos descaradamente hostiles a la ciencia y al progreso social
El capitalismo necesita las ciencias naturales, pero los ideólogos de la burguesía se preocupan
de que no se deduzcan de ellas conclusiones materialistas y ateas. El positivismo, que
propugna la realización de investigaciones científicas concretas, pero que sostiene la
incognoscibilidad de la esencia de los fenómenos, satisface plenamente estos requisitos.
El positivista Spencer sostiene que los problemas filosóficos capitales son insolubles, con lo que
priva a la filosofía de buena parte del terreno que se consideraba su patrimonio. Ahora, afirma,
"el dominio que le ha quedado es el mismo que ocupa la ciencia" 2. Para Spencer, la filosofía, a
diferencia de la ciencia, que no es más que un saber parcialmente sintético, es saber
plenamente sintético, síntesis teórica suprema. El dominio de lo cognoscible lo constituyen las
manifestaciones de una fuerza absoluta desconocida. Las verdades más generales, que
conforman la esfera de la "filosofía sintética", deben ser formuladas en términos de materia,
movimiento y fuerza. La interpretación de estos conceptos es contradictoria en la filosofía
spenceriana. Por un lado los considera símbolos, toda vez que no expresan la realidad absoluta
sino únicamente acciones de ésta. Por otro insiste en que, precisamente como manifestaciones
de la realidad absoluta, no dependen de la conciencia del hombre, y son, por tanto, objetivos
Al igual que los positivistas del siglo XIX, cuando los neopositivistas hablan de superar y
expulsar la "metafísica" se refieren ante todo a la admisión por los materialistas de la existencia
objetiva del mundo material y su reflejo en la conciencia del hombre. Los neopositivistas
afirman que su filosofía no es ni materialista ni idealista, que siguen una "tercera línea" en
filosofía. En realidad, su filosofía está dirigida contra el materialismo. No niegan abiertamente
la realidad objetiva del mundo exterior. Pero entienden que todo problema "metafísico" sobre
la existencia del mundo objetivo, sobre la naturaleza objetiva de los fenómenos aprehendidos
experimentalmente, es un falso problema.
Ahora bien, ¿qué es un hecho para el neopositivista? No es a todas luces la realidad objetiva,
ya que se prohibe, como carente de sentido, todo enunciado acerca de ella. Por ejemplo, para
los neopositivistas carece de significación el aserto de que la rosa cuyo aroma aspiro es
material y existe objetivamente, lo mismo que el aserto de que la rosa no existe más que en la
conciencia perceptora. Juzgúese la rosa material o ideal, ello no influirá sobre el hecho de que
yo percibo su aroma, ni {>or ello olerá mejor ni peor. Y sólo ese hecho, dicen los
neopositivistas, puede ser objeto de enunciado significativo. Vemos, pues, que estos autores
entienden por hechos las sensaciones, las vivencias, en suma, los estados de conciencia
si los enunciados protocolarios, para ser seguros, debían referirse sólo a los datos sensoriales,
es decir, a las sensaciones del sujeto, era evidente que no podían tener significación más que
para el sujeto dado, y eso en el momento en que las experimentaba. Esta conclusión dimana
inevitablemente de la admisión fenomenológica de los "datos sensonriales" como límite del
análisis. También por este lado se veían los positivistas lógicos abocados al solipsismo. La
afirmación de Carnap de que se trataba sólo de un solipsismo metodológico era muy débil
consuelo para los "filósofos de la ciencia"
Para los filosofos del lenguaje (nepositivismo linguistico) el lenguaje se convirtió para ellos en la
única realidad (al menos, en la medida en que con ella puede relacionarse la filosofía), y
reemplazaron el mundo objetivo por lo que de él se dice, identificando el pensamiento con el
lenguaje.
Puesto que enfocaban el lenguaje desde posiciones nominalistas e idealistas subjetivas, los
semánticos de esta orientación sostenían que sólo tenían significado las palabras para las
cuales podía encontrarse la "referencia" correspondiente o el hecho sensorial único que viniera
designado por la palabra en cuestión. De ahí se deducía que palabras como "capitalismo",
"fascismo" o "desempleo" y otras muchas que no expresan un hecho separado sino algo
general, carecen de sentido. Al propio tiempo, ésta corriente de filósofos semánticos afirmaba
que el mundo exterior, por cuanto tiene significación para nosotros, es preferentemente una
construcción lingüística, o sea lo determina lo que de él dice la gente. Y como la gente emplea
para tales construcciones palabras como "capital", "lucha de clases" o "explotación" carentes
de sentido e imagina que dichos términos designan existencias reales, se crean motivos de
inquietudes, contradicciones y discordias constantes
"El positivismo nos enseña que la auténtica realidad física es sólo la totalidad de los resultados
experimentales" *2. Los "contenidos sensoriales", que los neopositivistas identifican con la
realidad, resultan ser, aplicados a la física, las indicaciones de los aparatos con las que, según
estos autores, construimos arbitrarios esquemas simbólicos de la "realidad física".