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Unidad 1
Necesidades humanas y las
tecnologías
Autoras:
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Tecnología para el Cuidado de la Salud
Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
Introducción de la unidad
Necesidades humanas y las tecnologías
Los seres humanos tienen necesidades que les permiten sobrevivir y adaptarse a los diferentes
entornos, como el ambiental, el emocional y el social, entre otros; por tanto, estas son las responsables
del mantenimiento y conservación del bienestar y la salud de las personas. Es así que las necesidades se
encuentran íntimamente relacionadas entre sí; de tal manera que cuando una de ellas se ve afectada,
las demás, de manera simultánea, se manifiestan, presentando diversas respuestas, las cuales pueden
ser de tipo físico, biológico o emocional.
Las tecnologías de cuidado son una parte de la estructura disciplinar de la enfermería porque
vinculan la dimensión teórico-práctica de los cuidados, además son los medios que permiten la
aplicación de los conocimientos fundamentados sobre bases científicas, mediante un modelo
conceptual-teórico y el método de los cuidados, los cuales, en su conjunto, individualizarán y darán
sentido a la aplicación de las tecnologías. Lo anterior, de acuerdo con las necesidades, estilos de vida,
creencias y valores de las personas que, en interacción continua con su entorno, viven experiencias de
salud, donde el profesional de enfermería, a través de su ser, hacer y convivir, favorece experiencias en
el arte de cuidar.
Existen diversas propuestas que clasifican y explican a las necesidades humanas y a las tecnologías:
sin embargo, en esta unidad su estudio se hará a partir de los elementos conceptuales que aporta la
enfermería.
En un primer momento de esta unidad se abordarán los principales enfoques teóricos de la E scuela
de las necesidades, que es una de las posturas desde donde se puede emprender el estudio y práctica
de la enfermería. Después se reflexionará sobre las distintas teorías que, fuera del campo específico de
esta profesión, fundamentan la definición y clasificación de las necesidades humanas.
Luego de los fundamentos teóricos, se estudiarán los procesos de cuidado de la salud, autocuidado,
promoción de la salud y estilos de vida saludables; así como el papel del profesional de la enfermería en
cada uno de ellos. Finalmente, se abordarán los distintos tipos de tecnologías que se emplean para el
cuidado de la salud.
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Hernández L.; Luna R.: León Z. y Rivera A.
Objetivo de la unidad
Identificar los elementos teórico-conceptuales que sustentan la Escuela de las necesidades, así como
las diferentes tecnologías que las enfermeras utilizan para el cuidado de la salud, como marco de
referencia en el estudio sobre dichos conjuntos de técnicas.
Temas
1. Escuela de las necesidades
2. Fundamentación teórica de las necesidades humanas
3. La enfermería en el cuidado a la salud. Autocuidado. La promoción a la salud. Estilos de vida saludables
4. Clasificación de las tecnologías del cuidado a la salud
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Tecnología para el Cuidado de la Salud
Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
Preguntas generadoras
Existen diferentes corrientes del pensamiento que han influido en las enfermeras teóricas sobre la
construcción de modelos conceptuales, los cuales están conformados por cuatro conceptos centrales:
el cuidado, la persona, la salud y el entorno. Según la corriente del pensamiento los modelos de
enfermería han sido agrupados de modos diversos por diferentes autores. El fin último de estas
agrupaciones es agilizar su estudio y comparación para establecer los rasgos comunes y diferenciales
más relevantes de las mismas. Kérouac (1996) agrupó los modelos en seis escuelas o corrientes de
pensamiento, como son:
o Escuela de la interacción
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Hernández L.; Luna R.: León Z. y Rivera A.
La idea principal que propone esta escuela es que los cuidados de enfermería surgen a partir de la
dificultad o incapacidad que presenta la persona para satisfacer por sí misma sus necesidades o para
cuidar de otros que dependen de ella. Esto puede estar determinado por diversos factores, como:
Así, la enfermera reemplaza a la persona que durante un tiempo no puede realizar ciertas
actividades de cuidado, supliéndola hasta que esta es capaz de hacerlo por sí misma.
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Tecnología para el Cuidado de la Salud
Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
Aunque sus propuestas teóricas se enmarcan dentro de la escuela de necesidades, cada una de
ellas presenta una visión diferente con respecto a la capacidad o incapacidad de la persona para
satisfacer sus necesidades y de igual forma describen de manera diferente la actuación de enfermería,
tal y como se muestra en el siguiente cuadro:
Asimismo, cada teorizadora da una connotación diferente a las necesidades: Henderson las nombra
“necesidades fundamentales”; Orem las designa como “requisitos” y las clasifica en tres: universales, de
desarrollo y de desviación de la salud; por último, Abdellah las distingue como “Veintiún tipologías o
problemas de enfermería”, y las clasifica en tres áreas: de desarrollo físico, sociológico y emocional del
paciente; de los tipos de relaciones interpersonales entre la enfermera y el paciente y, por último, las de
los elementos comunes de atención al paciente.
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Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
Estas tres teorizadoras concuerdan en señalar que la satisfacción de las necesidades debe de ser en
tres contextos:
Estas tres teorizadoras coinciden en señalar que “las enfermeras prestan ayuda cuando las
personas sanas o enfermas presentan dificultad o incapacidad para satisfacer por sí
mismas sus necesidades o para cuidar de otros que dependen de ella”.
b) Enfermedad
d) Falta de motivación
Las tres coinciden en describir a la enfermera como una profesional con formación,
autonomía, juicio crítico, con capacidad para la toma de decisiones y la resolución de
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Hernández L.; Luna R.: León Z. y Rivera A.
Posteriormente, con el desarrollo de las ciencias, se llega a conocer de forma particular al estudio de
los métodos y fundamentos de la actividad científica como epistemología (a la que algunas veces se le
conoce también como teoría de la ciencia).
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Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
Preguntas generadoras
¿Qué teorías apoyan a las teorías que integran la Escuela de las necesidades?
¿Qué aportaciones hacen estas teorías a las de necesidades de enfermería?
En el presente tema se revisará la fundamentación teórica que sustenta a las diferentes teorías que
constituyen la Escuela de las necesidades.
Al igual que otras disciplinas, la enfermería cuenta con una estructura de conocimientos que le permite
definirse como una conducta única que se centra en el estudio del cuidado de la experiencia o vivencia
de la salud humana. Las teorías que integran esta estructura se han generado a partir del estudio de la
propia disciplina, del conocimiento de otras y del conocimiento biomédico. A continuación, se revisará la
fundamentación teórica que sustenta las teorías que integran la Escuela de necesidades:
Las tres teóricas que representan esta escuela coinciden en señalar que la capacidad de las personas
para la satisfacción de sus necesidades fundamentales es directamente proporcional a la etapa de
desarrollo, ya que la insuficiencia, la disminución y la pérdida de autonomía están ligadas a la edad.
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Hernández L.; Luna R.: León Z. y Rivera A.
o Cada individuo lucha por mantener la salud o recuperarla y desea ser independiente en
cuestiones de salud. Un estado saludable es aquel en el que se experimenta una sensación
de bienestar o comodidad, del cual nos hacemos más conscientes cuando lo perdemos, es
entonces que buscamos los medios para recuperarla lo más pronto posible. Cuando el
individuo aprecia en gran manera su salud, dichos medios están encaminados a conservar
ese estado saludable, mediante la puesta en práctica de medidas preventiva (García, 2002).
o Cada individuo es una totalidad compleja (un ser bio-psico-social) que requiere satisfacer
necesidades fundamentales.
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Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
Las 14 necesidades están organizadas de la siguiente manera: las primeras siete están relacionadas
con la fisiología, la octava y novena con la seguridad, la décima con la autoestima, la undécima con la
pertenencia y de la duodécima hasta la decimocuarta con la autorrealización.
Las causas de dificultad para la satisfacción de las necesidades están determinadas por (García,
2002):
o Fuerza: la dependencia proviene de que el individuo carece de fuerza, no solo de fuerza física
sino también de fuerza moral para tomar decisiones y comprometerse en las acciones
necesarias para conservar o recuperar la salud.
o Voluntad: se ve disminuida por los problemas de salud, frecuentemente este estado está
relacionado con la capacidad intelectual y se ve limitado por la falta de recursos económicos
o por factores socioculturales.
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conocimiento", como las posibles causas de dificultad en la satisfacción de las necesidades; cabe la
reflexión, respecto a que la voluntad es un atributo del espíritu, el conocimiento es una capacidad de
toda persona y resultado de la aplicación del razonamiento respecto de un hecho u objeto en
particular; en el caso de la fuerza, habrá que diferenciar si es fuerza de voluntad y/o fuerza física; el reto
es que la enfermera identifique objetivamente tales componentes y los conciba como criterios para
definir sus intervenciones (Jiménez, Salinas y Sánchez, (2004). Desde lo conceptual, es una de las
primeras teorizadoras que hace una definición clara de ¿qué es la enfermería? y ¿cuál es la razón de
ser de la enfermería?
Para explicar la complejidad del autocuidado, así como las formas de ayuda
que prestan las enfermeras cuando la persona o grupo de personas presentan
Dorothea E. Orem: déficit de autocuidado, Orem construye la Teoría del déficit del autocuidado, la
http://www.
studentnurselaura.files.wordpr
ess.com/2009/09
cual describe como una teoría general, conformada por tres teorías relacionadas
entre sí:
Teoría de
Teoría del
Sistemas de
Autocuidado
Enfermería
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Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
define al autocuidado como el conjunto de acciones intencionadas que realiza la persona para
controlar los factores internos o externos que pueden comprometer su vida y desarrollo posterior. Señala
que todas las personas tienen la capacidad para cuidarse y que estas capacidades se aprenden y
desarrollan a lo largo de la vida a través de las relaciones interpersonales y sociales. Es así como las
personas desarrollan prácticas de autocuidado que se transforman en hábitos, que contribuyen a la
salud y el bienestar. Todas estas actividades son actos deliberados y racionales. Los niños cuando
aprenden estas prácticas se están transformando en personas que se proporcionan sus propios
cuidados, en este caso, ellos son sus propios agentes de autocuidado (Orem, 1993).
La Teoría del déficit del autocuidado desarrolla las razones por las cuales una persona puede
beneficiarse de la agencia de enfermería, mientras sus acciones están limitadas por problemas de salud
o de cuidados sanitarios, lo que les hace total o parcialmente incapaces de descubrir sus requisitos
actuales y emergentes que han de satisfacer en el cuidado de sí mismos o de quienes están a su cargo.
Déficit de autocuidado es, por tanto, la falta o una capacidad no adecuada del individuo para realizar
todas las actividades necesarias que garanticen un funcionamiento saludable (Orem, 1993).
La Teoría de sistemas de enfermería expresa los motivos y las formas de ayuda que prestan las
enfermeras cuando las personas no son capaces de satisfacer sus requisitos (necesidades) universales,
de desarrollo o de desviación de la salud (Orem, 1993).
Orem (1993) describe tres posibles formas de ayuda cuando las personas presentan déficit de
autocuidado: Sistema totalmente compensatorio, Sistema parcialmente compensatorio y Sistema de
apoyo educativo.
Los principales supuestos que sustentan esta teoría son (Orem, 1993):
o Las formas de cubrir los requisitos de autocuidado tienen elementos culturales, y varían de un
individuo a otro, o de un grupo a otro.
o La realización de autocuidado requiere la acción intencionada y calculada, condicionada
por las habilidades de la persona y se basa en el supuesto que las personas saben cuándo
pedir ayuda. Las personas pueden escoger entre distintas opciones o conductas de
autocuidado, estando entre ellas la opción de no actuar.
o Las personas son las responsables últimas de su propiedad salud.
o Las personas tienen el derecho y las habilidades para tomar decisiones respecto al cuidado
de su salud.
o El conocimiento acerca de cómo cuidarse y las habilidades de hacerlo: aumentan la
capacidad de las personas y familias para evaluar su estado de salud y determinar la
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1. Mantener una buena higiene y bienestar físico 2. Identificar y aceptar expresiones, sentimientos y
reacciones positivas y negativas
3. Favorecer una actividad óptima: ejercicio, 4. Identificar y aceptar la interrelación entre las
descanso y sueño emociones y las enfermedades orgánicas
5. Promover la seguridad mediante la prevención 6. Facilitar el mantenimiento de una comunicación
de accidentes, lesiones y otros tipos de verbal y no verbal eficaz
traumatismos, y la prevención y propagación
de infecciones
7. Mantener una buena mecánica corporal y 8. Favorecer el desarrollo de relaciones interpersonales
prevenir y corregir las deformidades productivas
9. Facilitar el mantenimiento del aporte de 10. Facilitar el progreso hacia la consecución de los
oxígeno a todas las células del cuerpo objetivos espirituales personales
11. Facilitar el mantenimiento de la nutrición de 12. Crear o mantener un entorno terapéutico
todas las células del cuerpo
13. Facilitar el mantenimiento de la eliminación 14. Facilitar la conciencia del propio yo como individuo,
con necesidades físicas, emocionales y evolutivas
variables
15. Facilitar el mantenimiento del equilibrio hídrico 16. Aceptar los objetivos posibles óptimos a la luz de las
y electrolítico limitaciones, tanto físicas como emocionales
17. Reconocer las respuestas fisiológicas del 18. Utilizar recursos comunitarios como ayuda para
cuerpo a las enfermedades: patológicas, resolver los problemas que surgen de las
fisiológicas y compensadoras enfermedades
19. Facilitar el mantenimiento de los mecanismos y 20. Entender la importancia de los problemas sociales
funciones reguladoras como factores que influyen en la causa de las
enfermedades
21. Facilitar el mantenimiento de la función
sensitiva
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Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
Marriner, T. A. (2007)
Como puedes observar, la autora hace énfasis en el mantenimiento de las funciones corporales, en
la utilización de los recursos propios y comunitarios para atender los problemas emocionales, de la
comunicación, sociales, espirituales, de la autorrealización, del entorno y de los que surgen de las
enfermedades, aspectos que se relacionan directamente con las necesidades de la persona.
Habrá que apoyar la función institucional con talento organizativo sintiéndose parte de la
organización, trabajar con amor en la comunidad y en la institución, darse a la tarea de construir
nuevos escenarios de atención, es decir, romper con el trabajo restringido, cautivo, que se da sólo al
interior de los muros de una institución, y empezar a incursionar en el ejercicio libre de la profesión y
crear nuevos escenarios de trabajo donde la gente vive, donde la gente trabaja, donde la gente se
divierte, donde la gente estudia, es decir, considerar a la salud como un proyecto de gestión política en
enfermería.
A manera de conclusión: la fundamentación teórica que sustenta las teorías que conforman la
Escuela de las necesidades surge a partir de las teorías de otras disciplinas, de teorías propias de
enfermería y del conocimiento biomédico.
Entre las teorías que han aportado a la construcción de las teorías de la Escuela de las necesidades
destacan la Teoría del desarrollo psicosocial, de Erik Erikson; la Teoría general de los sistemas, de Von
Bertalanffy, y la Teoría de las necesidades, de Abraham Maslow.
Henderson reconoce haber tenido influencia de Ida Jean Orlando, por su parte, Faye Glenn
Abdellah, de Virginia Henderson.
Estas cuatro teorizadoras coinciden en señalar que la enfermería es una disciplina única e
independiente de la medicina y que las enfermeras son profesiones responsables, capaces de tomar
decisiones y definir las intervenciones o cuidados que requieren las personas con el fin de que
recuperen o desarrollen las capacidades necesarias para la satisfacción de sus necesidades.
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Preguntas generadoras
¿Qué tipos de cuidados utilizan las enfermeras para ayudar a las personas en el mantenimiento de
la salud o en la recuperación de la salud ante la presencia de la enfermedad?
¿Qué relación tienen el autocuidado, la promoción de la salud y los estilos de vida saludables entre
sí?
Algunos autores como Doneti, citado por Benavent (1993), señalan que la disciplina y la profesión no
siempre van a un mismo ritmo. En el contexto real y actual de la enfermería mexicana encontramos un
desfase de este tipo: mientras desde la formación y la academia se habla del cuidado como el objeto
central de la enfermería, de la persona sana o enfermera como el sujeto de cuidado, de las
experiencias del cuidado de la salud, de las teorías y modelos, de las tecnologías para el cuidado y del
proceso de atención de enfermería; en la práctica, la atención de enfermería se centra en la
enfermedad y en sus signos y síntomas, a partir únicamente de las indicaciones médicas y de la
tecnología biomédica.
Por ello en este tema se estudiará a la enfermería como una disciplina centrada en el cuidado de la
salud, el autocuidado, la promoción de la salud y los estilos de vida saludable.
Una definición más dinámica de salud es “el logro del más alto nivel de bienestar físico, mental, social
y de capacidad de funcionamiento que permitan los factores sociales en los que viven inmersos el
individuo y la colectividad”; es el proceso de adaptación continua a los millares de microorganismos,
estímulos, presiones y problemas que desafían diariamente al hombre.
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Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
La salud es un proceso dinámico a través de la vida: nadie posee un estado fijo de completo
bienestar físico, emocional, social y espiritual. No existe ningún límite para el grado de salud que se
puede alcanzar; en la marcha de los procesos evolutivos de la vida, el individuo puede seguir creciendo
y desarrollándose hacia el logro de niveles de bienestar.
Como se aprecia, la definición de salud es difícil, siendo más útil conocer y analizar los determinantes
de la salud o condicionantes de esta, pues forman parte de los pilares de la calidad de vida, bien estar
y, en definitiva, estos podrían ser generadores de felicidad.
El objetivo de alcanzar la salud no solamente corresponde al sistema de salud, sino también a los
políticos, a la sociedad y al individuo. En sociedades en vías de desarrollo, la salud se conseguiría si se
satisfacen sus necesidades de alimentación, vivienda, trabajo y un adecuado control de infecciones y,
atendiendo los problemas económicos; mientras que, en las sociedades desarrolladas, se obtiene
previniendo los efectos secundarios que la riqueza produce, como la obesidad, la ausencia de ejercicio
físico, los accidentes de tráfico, el tabaquismo, la depresión, la contaminación, etc. Estos dos casos
sirvan de ejemplo para considerar que el estado de salud tiene que ver más con el entorno
socioeconómico, cultural y social en el que se encuentre inmersa la persona a quien se le valorará su
estado de salud
Otros conceptos de salud sostienen que esta se ha visto influido por la evolución social que ha
ocurrido en las últimas décadas. Blaxter, citado por Colomer y Álvarez-Dardet (2006), exponen que la
salud puede ser definida desde diferentes puntos de vista: no enfermedad, ausencia de enfermedad,
comportamientos o estilos de vida, bienestar físico, energía o vitalidad, relación social, función y
bienestar psicosocial. También puede conceptualizarse a partir de diferentes enfoques como: el
sanitario, sociológico o económico.
Entonces, al conceptuar la salud se debe tomar en cuenta a la persona como un ser total. De este
principio surge el término de salud integral. Este enfoque vislumbra todas las dimensiones de manera
interdependiente e integrada en el ser humano, el cual funciona como una entidad completa en
relación con el mundo que lo rodea (Guillén, R., et al. 2009)
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Pero, desde la perspectiva de enfermería, la salud se conceptualiza a partir de la visión de cada una
de las teóricas, por ejemplo, Henderson la define en términos de independencia de la persona en la
satisfacción de las catorce necesidades fundamentales; Orem la conceptualiza como autocuidado;
otras teóricas, como Madeleine Leininger, la definen partiendo de una visión transcultural y
antropológica en la cual el concepto salud hace referencia a las creencias, los valores y las formas de
actuar, que son culturalmente válidos y utilizados en una determinada sociedad.
Sin importar qué modelo o teoría de enfermería se utilice, hay un elemento que siempre predomina:
el cuidado. Kérouac, citada por Benavent (1993), describe los cuidados a la persona como el núcleo de
la profesión enfermera y expresa que: “El centro de interés de la enfermería está en los cuidados de la
persona que en interacción continua con su entorno vive experiencias de salud”.
Los cuidados son un conjunto de actos conscientes, inconscientes y afectivos que tienen como
finalidad más primaria la supervivencia y mantenimiento de la especie (Collière, 1999), las personas los
realizan tanto para sí mismas, como para quienes dependen de ellas: niños, ancianos, enfermos,
discapacitados, motivadas por la capacidad de ayuda que las caracteriza.
Collière (1993) identifica dos tipos de cuidados: los del care y los del cure. Los
primeros, también conocidos como cuidados habituales o de costumbre, son
prácticas humanas que se aprenden socialmente, su estructura se basa en las
creencias, costumbres y hábitos de las personas y de los grupos sociales; su fin es
el mantenimiento de la salud, la vida y el bienestar a través de actividades de
cuidado dirigidas a satisfacer las necesidades de supervivencia como: respirar,
Marie Francoise Collière
Fotografía: Margarita Cárdenas Jiménez comer, beber, eliminar, descansar, moverse protegerse, etc. Estas necesidades
de cuidado están presentes a lo largo de toda la vida, con independencia de cualquier circunstancia
que acontezca, aunque las circunstancias de la persona puedan variar sus necesidades de cuidados.
Por ello es necesario relacionar los cuidados con los procesos de la naturaleza, la vida, el crecimiento y
la muerte, lo que confiere a las acciones de cuidados un carácter de naturalidad y necesidad
permanente (Benavent, 1993).
Los cuidados del cure, también conocidos como de curación, tienen como objetivo limitar la
enfermedad, luchar contra ella y atajar sus causas (Collière, 1993). Ahora bien, ¿cuál de estos dos tipos
de cuidado concierne a las enfermeras? Si se hiciera esta pregunta a un grupo de enfermeras,
seguramente la mayoría de ellas, si no es que todas, contestarían que este tipo de cuidados. Esta
respuesta hasta cierto grado es lógica, aunque no necesariamente signifique que sea la correcta; se
entiende así porque durante varias décadas la formación y práctica de enfermería estuvo supeditada y
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Tecnología para el Cuidado de la Salud
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Realmente, ambos tipos de cuidado deben ser de interés de las enfermeras, particularmente los del
care, o de costumbre, ya que estos están presentes en todas las etapas de la vida, incluso en la muerte,
pero además tienen una estrecha relación con la satisfacción de las necesidades fundamentales, el
autocuidado de la salud, el mantenimiento de la vida y la promoción de la salud.
Por tanto, los cuidados de enfermería tienen como única finalidad permitir a los usuarios de los
cuidados desarrollar su capacidad de vivir o esforzarse en compensar la alteración de las funciones
lesionadas por la enfermedad, buscando la forma de suplir la disminución física, afectiva y social q ue
conlleva esta última. Cuidar no se puede limitar a tratar la enfermedad, por grave o benigna que esta
sea, es importante preguntarse entonces cuáles son los elementos, las referencias que pueden contribuir
a establecer el proceso de los cuidados de enfermería, partiendo de las situaciones vividas por las
personas que requieren cuidados y teniendo en cuenta la naturaleza de los cuidados para el
mantenimiento de la vida y de los cuidados de curación (Collière, 1993).
Autocuidado de la salud
Para la revisión de este tema se tomará como referente teórico a lo expuesto por Dorothea Orem en
su Teoría del déficit del autocuidado, sin que esto signifique que sea obligado usar esta teoría en
situaciones de cuidado directo con las personas sanas o enfermas.
Según Orem, el autocuidado es una actividad aprendida por los individuos, orientada hacia un
objetivo, contribuyendo constantemente a la propia existencia. Para lograr que las personas sean
capaces de realizar conductas para su propio beneficio, se deben hacer partícipes de sus acciones,
deben ser capaces de reconocer los potenciales que poseen para lograrlo, teniendo en cuenta que
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Hernández L.; Luna R.: León Z. y Rivera A.
salud favorece el desarrollo personal y social en la medida Muñoz de Rodríguez (1998), citando a
en que proporcione educación para la salud e
Orem, refiere que las conductas de
información y perfeccione las aptitudes indispensables
autocuidado que hacen las personas son
para afrontar las diferentes etapas de la vida.
aprendidas e implican
4. La creación de ambientes favorables: los lazos que unen
autorresponsabilidad. La responsabilidad
al individuo con su medio constituyen la base de un
acercamiento socioecológico a la salud. Es fundamental en salud se considera el punto central de
la protección mutua entre las comunidades (lo social) y el los estilos de vida saludables, lo que
medio natural. sugiere que las prácticas de autocuidado
5. La reorganización de los sistemas de salud: “La para estilos de vida saludables requieren
responsabilidad de la misma la comparten individuos, de autorresponsabilidad por parte de las
colectivos, profesionales de la salud, instituciones de salud
personas.
y gobiernos”.
http://promocionsalud.ucaldas.edu.co/downloads/Revist Una estrategia que contribuye al
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Tecnología para el Cuidado de la Salud
Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
que se relacionan significativamente con estilos de vida saludables. Estos son: autorrealización,
responsabilidad en salud, ejercicio, nutrición, apoyo impersonal y manejo del estrés (Muñoz de
Rodríguez, 1998).
Por tanto, el autocuidado tiene relevancia en la promoción de la vida y el bienestar de los seres humanos.
Promoción a la salud
Las bases que Nola Pender poseía acerca de la enfermería, la psicología experimental y la
educación la llevaron a utilizar una perspectiva holística y psicosocial de la enfermería y al aprendizaje
de la teoría como bases para el Modelo de Promoción a la Salud.
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Hernández L.; Luna R.: León Z. y Rivera A.
Bajo esta perspectiva, la enfermera debe valorar el significado que tiene la salud para la persona,
cómo percibe su salud actual, la forma en que ve sus capacidades de autocuidado, de qué manera es
el cuidado actual, qué requiere modificar, las conductas que está dispuesta a modificar, las conductas
que es capaz de modificar y qué obstáculos nota que pueden dificultar que logre alcanzar conductas
saludables y, por último, si sabe qué beneficios obtendrá si logra modificar la conducta.
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Así, los estilos de vida están integrados por los tipos de hábitos, actitudes, conductas, tradiciones,
actividades y decisiones de una persona o de un grupo de personas frente a las diversas circunstancias
en las que el ser humano se desarrolla en sociedad o mediante el quehacer diario y que son
susceptibles de ser modificados (Sanabria y González, 2007). Estos no surgen de manera espontánea,
sino que se van formando a lo largo de la vida a través de diversos procesos de aprendizaje, ya sea por
asimilación o por imitación de modelos de patrones familiares o de grupos formales o informales.
También son el resultado de las decisiones conscientes de las personas y de los grupos sociales y están
determinados por las condiciones en las que viven las personas, así como por la edad, el género,
factores económicos e incluso por factores emocionales y cognitivos.
Desde la perspectiva del cuidado de enfermería, los hábitos, actitudes, conductas, tradiciones,
actividades y decisiones forman parte de los cuidados que Collière denominó como “cuidados del
care”, los cuales tienen como única finalidad el mantener la vida a través de la satisfacción de las
necesidades fundamentales de las personas y pueden ser benéficos o nocivos para la salud, de tal
manera que intervenir los estilos de vida se convierte en una de las acciones más eficaces para
promover la salud y prevenir las enfermedades.
Para concluir, los estilos de vida están integrados por las creencias, hábitos y costumbres de las
personas, estos se aprenden y significan a través de procesos de interacción interpersonal y social y
están presentes a lo largo de toda la vida. Los estilos de vida son comparables a los cuidados del care,
cuya única función es mantener la vida.
Los estilos de vida pueden o no ser positivos para la salud y son susceptibles de modificarse a partir
de las decisiones conscientes que toman las personas a partir de percibir los beneficios que estos
cambios tendrían hacia su salud.
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Los estilos de vida son determinados por la presencia de factores de riesgo y/o de factores
protectores para el bienestar, por lo cual deben ser vistos como un proceso dinámico que no solo se
compone de acciones o comportamientos individuales, sino también de acciones de naturaleza social.
Las enfermeras deben recurrir a los cuidados del care para promover en las personas prácticas de
autocuidado que contribuyan en la satisfacción de sus necesidades fundamentales, favoreciendo
estilos de vida saludables, con la finalidad de garantizar el mantenimiento de la salud. necesidades.
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Tecnología para el Cuidado de la Salud
Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
Preguntas generadoras
¿Cómo se relacionan las tecnologías para el cuidado de la salud con el Proceso de Cuidados?
Collière (1993) señala que el proceso de cuidados consiste en transformar diferentes elementos con
la ayuda de instrumentos para conseguir un objetivo. También implica el poner en juego las
capacidades reflexivas de las enfermeras con relación a las necesidades fundamentales de la persona,
la familia o de un grupo al que es necesario suplir para poner en práctica una acción que les pueda
satisfacer o compensar. El proceso de los cuidados de enfermería surge a partir de la interacción entre
la enfermera y la persona que sana o enferma que requiere de sus cuidados. En este participan tres
elementos:
Los conocimientos
Creencias y
La tecnología
Valores
Para este tema solo se abordará el elemento que hace referencia a la tecnología.
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Guerrero, et al. (2004) la definen como la aplicación del conocimiento científico a la solución de
problemas prácticos y la obtención de metas humanas; un cuerpo de conocimientos desarrollados por
una cultura que provee métodos o medios para controlar el entorno, extraer las fuentes, producir bienes
y servicios, así como mejorar las condiciones de vida de la persona
Collière (1993) hace referencia de la tecnología como un arte y un conocimiento de los instrumentos,
es decir, de todo lo que muestra su elaboración, su creación, la justificación de su utilización de manera
apropiada y la forma de servirse de ella, y que habrá que diferenciarla de la técnica, la cual
corresponde únicamente a la forma de utilizar tal o cual instrumento. Es un procedimiento que es objeto
de aprendizaje y crea un saber hacer. Aislada de un planteamiento tecnológico, pierde su significación
y puede hacerse perjudicial, e incluso peligrosa.
Ninguna profesión puede ejercerse sin la utilización de los instrumentos, ya que estos son necesarios
porque determinan la práctica profesional que orientan y que ayudan a identificar.
Para revisar este punto, se abordarán las propuestas hechas por Françoise Collière y Elias Merhy.
Collière propone que el cuerpo es el principal instrumento que utilizan las enfermeras para los
cuidados, ya que es el vehículo o mediador de los cuidados, de ahí la importancia de volver a descubrir
las propiedades de este: energéticas, propioceptivas, térmicas, mecánicas, etc.
Mediante el uso del tacto, la vista, el oído, el olfato, etc., se pueden obtener datos para la
valoración, y además prestar los cuidados que requieren las personas. Después del cuerpo, habría que
tener en cuenta a diversas tecnologías, siendo las principales aquellas que sirven para el mantenimiento
de la vida: cuidados habituales de higiene, de alimentación y también de relajación, las siguientes son
las de curación y, por último, las de la información (Collière, 1993)
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Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
Tecnología
El cuerpo
Mantenimiento
Curación Información
de la vida
Cuidados
habituales de la
higiene
Cuidados
habituales de la
alimentación
Cuidados de
relajación
También implica el conocer tecnologías que compensan defectos funcionales, esto es, que permiten
la realización de la actividad obstaculizada por este daño para que regresen a una autonomía total o
parcial a la persona afectada y a su familia, por ejemplo: las muletas, vehículos adaptados con
elevadores para subir a personas en sillas de ruedas, soportes de libros, almohadas ortopédicas.
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Además de los instrumentos que compensan específicamente tal o cual deficiencia, algunas pueden
atenuar las producidas por diversas causas, como el uso de “donas” para evitar presión en zonas de
riesgo en personas que requieren de periodos largos de inmovilidad en cama, o la utilización de
compresas húmedo-tibias para mitigar el dolor en heridas.
Tecnologías de curación: este tipo de tecnología va desde instrumentos sencillos hasta los equipos
más complejos. La utilización de estos instrumentos y técnicas corresponden más a los cuidados
prescritos por médicos y llevados a cabo por los profesionales de enfermería (Collière, 1993). Aunque su
utilización procede a partir de una decisión médica, es responsabilidad y compromiso moral y
profesional de las enfermeras para con sus pacientes el analizar si su uso está plenamente justificado;
esto es, si han sido rebasados los cuidados de care, así como las tecnologías para el mantenimiento de
la vida, con el fin de compensar o suplir la deficiencia que se pretende mitigar o aliviar.
También implica que las enfermeras conozcan la manera de utilizarlas, así como los límites de su uso,
exige de ellas, un conocimiento exacto del mal funcionamiento o discapacidad que hay que
compensar o aminorar, para que el instrumento propuesto para suplir la deficiencia sea el apropiado
(Collière, 1993).
Por otro lado, en Latinoamérica hay autores que hacen otro tipo de clasificaciones, como Merhy
(1997), quien plantea la siguiente clasificación de las tecnologías: duras, leve-duras y leves, como
estructura teórica para comprender las tecnologías en salud. Asimismo, Roseen y Kenia (2004) proponen
la siguiente clasificación de tecnologías aplicada al cuidado: duras, duras-blandas y blandas, las cuales
tienen el mismo significado que las anteriores.
Las leves o blandas son aquellas tecnologías de relaciones del tipo de producción de vínculo,
automatización, acoger, gestión como forma de organizar procesos de trabajo.
Las leve-duras o blandas-duras son los saberes bien estructurados que operan en el proceso de
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Tecnología para el Cuidado de la Salud
Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
trabajo en salud, como los saberes medios, de enfermería, del fisioterapeuta y de todos los otr os
profesionales.
Las duras son los equipos tecnológicos, como máquinas, normas y estructuras organizacionales.
Las tecnologías para el cuidado son los medios que permitirán la aplicación de los conocimientos
para hacer las cosas, fundamentado sobre bases científicas, mediante un modelo conceptual y el
método de los cuidados; asimismo, son una parte de la estructura disciplinar que se vinculan con la
dimensión teórico-práctica de los cuidados de enfermería (Hernández, J. 1995). Lo cual permitirá que la
aplicación de las tecnologías se individualice con base en las necesidades, estilos de vida, creencias y
valores de las personas, y en interacción continua con su entorno, se analicen las experiencias de salud,
y el profesional de enfermería, a través de su ser, hacer y convivir, le resulte también una experiencia en
el arte de cuidar (Collière, 1993).
Para ampliar este contenido, te sugerimos revises el siguiente Power Point del IX Coloquio
Panamericano de Investigación en Enfermería: “Núcleo de Investigación sobre la Enseñanza y la
Práctica de Enfermería”, que se realizó en la Cd. De Lima Perú en 2004, cuyas autoras son Roseen R.
Sena y Kenia Lara Silva, con la presentación “Tecnología en Salud y Enfermería: asunción del cuidado,
proponiendo la clasificación de las tecnologías”.
Por tanto, las tecnologías para el cuidado son los medios que permiten la aplicación de los
conocimientos de cómo hacer las cosa,s fundamentado sobre bases científicas, mediante un modelo
conceptual y el método de los cuidados; asimismo, son una parte de la estructura disciplinar que se
vinculan con la dimensión teórico-práctica de los cuidados de enfermería (Hernández, J. 1995).
En conclusión, el uso razonado, preciso, adecuado e individualizado de las tecnologías, permite a las
enfermeras ayudar a las personas cuando estas no son capaces de satisfacer por sí solas sus
necesidades o las de otros que dependen de ellas.
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Preguntas generadoras
Los libros impresos, manuscritos, antigüedades y demás objetos pertenecientes a las comunidades
religiosas suprimidas, se habían de aplicar a los museos, liceos, bibliotecas y otros establecimientos
públicos (Cuevas, 1986).
Posteriormente se emiten varios decretos reglamentarios, algunos los podemos ver en el siguiente cuadro:
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Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
1º. Quedan secularizados todos los hospitales y establecimientos de beneficencia que hasta esta
fecha han administrado las autoridades o corporaciones eclesiásticas.
3º. Las fincas, capitales y rentas de cualquier clase que les corresponda, les quedarán afectos de
la misma manera que hoy lo están.
4º. No se alterará respecto de dichos establecimientos nada de lo que esté dispuesto y se haya
practicado legalmente sobre desamortización de sus fincas.
5º. Los capitales que se reconozcan a los referidos establecimientos, ya sea sobre fincas de
particulares, ya por fincas adjudicadas, seguirán reconociéndose, sin que haya obligación de
redimirlos.
6º. Si alguna persona quisiera redimir voluntariamente los que se reconozcan, no podrán hacerlo
sino por conducto de los directores o encargados de los establecimientos, con aprobación de
la Unión, y con la obligación de que los capitales así redimidos se impongan a censo en otras
fincas.
7º. Los establecimientos de esta especie que hay en los Estados, quedarán bajo la inspección de
los Gobiernos respectivos, y con entera sujeción a las prevenciones que contiene la presente
ley (Benítez, 2006).
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Con esta secularización los hospitales del Distrito Federal pasaron a depender del ayuntamiento de la
capital, aunque aún los atendían las Hermanas de la Caridad, pero con la expulsión de estas en 1874,
hubo importantes reformas administrativas. El 23 de enero de 1877 se crea la Junta Directiva de la
Beneficencia Pública, como órgano rector de todos los establecimientos de beneficencia, incluidos los
hospitales. Esta Junta estaba integrada por los directores de todos los hospitales, hospicios, casas de
corrección y establecimientos benéficos, y dirigida por un director general y tres directores honorarios
nombrados por el Ministerio de Gobernación. Esta Junta se convierte en Dirección de Beneficencia
Pública, siendo su primer director el Dr. Eduardo Liceaga. Las instituciones se sostenían con los fondos
propios de la beneficencia, con las rentas que daba el ayuntamiento, más un presupuesto que le
otorgaba el Ministerio de Hacienda. En las instituciones de salud que dependían de esta Dirección,
existían, administrativamente hablando, tres tipos de servicios: a) de orden (prefectos y ecónomos), b)
sanitario (médicos y practicantes), c) asistencia a enfermos (personal doméstico y sirvientes), bajo la
vigilancia del prefecto. Los servicios de enfermería quedarían en este último servicio.
En 1880, algunas de las instituciones que dependían de esta Dirección eran las siguientes:
Hospital de San Andrés, denominado también Hospital General. Atendía enfermedades agudas
y cirugías. Tenía sala para enfermos de sífilis. Contaba con 300 camas. Su primer director fue el
Dr. Rafael Lavista.
Hospital Juárez, asignado también como hospital general para el servicio de las cárceles.
Atendía enfermedades agudas y quirúrgicas. Tenía una sala para leprosos y otra para
enfermedades ginecológicas.
Hospital de Maternidad e Infancia, para parturientas y niños que reciben atención médica y
quirúrgica.
Asilos para mujeres y hombres dementes (antiguos hospitales del Divino Salvador y San Hipólito).
enfermos. Con ello se limitaba la hospitalización de los enfermos cuyo padecimiento no lo requiriera. En
este servicio también se hacían pequeñas cirugías y procedimientos como la cauterización de una
ulceración, una curación tópica, la extracción de un diente, la aplicación de un vendaje, entre otros.
Se daba también atención oftalmológica. Todas estas actividades que se desarrollaron en el edificio
que ocupaba el Hospital de San Andrés, conformaron un plan de asistencia médica para diferentes
necesidades y tipos de población: servicio de lo que se conoce como consulta externa, para pobres;
servicio de oftalmología y servicio de hospitalización. Este hospital recibía un importante apoyo
económico del Estado y tuvo una amplia cobertura, convirtiéndose pronto en uno de los más
importantes de la capital (Martínez, 2005).
Sin embargo, refiere Martínez (2006), para 1885, a los hospitales de la ciudad se le sumaban el
Morelos y el de Maternidad e Infancia, todos ellos ocupaban edificios “impropios” y “construidos contra
las reglas que la higiene exige”, según apuntaba el crítico doctor Adrián de Garay. La acumulación de
enfermos en los nosocomios causaba una alta mortalidad. Respecto a las grandes cirugías, decía que
en el San Andrés “casi todas las grandes operaciones terminan por la muerte, y esto no obstante la
habilidad del cirujano, su recto juicio y la esmerada asistencia”. En cuanto al Hospital de Maternidad, el
escrito de Adrián de Garay afirmaba que se había cerrado varias veces porque estaba “infestado”.
Concluyó que era importante que los hospitales se construyeran en edificios a propósito.
Una vez creada la Beneficencia Pública, el Hospital de San Andrés es objeto de mejoras notables,
según la mirada de los cronistas de la revista La Escuela de Medicina en un artículo publicado en 1885.
Bajo la administración de Díez Gutiérrez —ministro de gobernación de quien dependía la Beneficencia
Pública— el hospital cambia de manera significativa gracias a las obras de pintura y reconstrucción de
paredes y pisos, ampliación de las ventanas y construcción de otras, construcción de excusados fuera
de las salas de los enfermos y reforma de las salas para darles mayor capacidad.
Como vemos, las bases legales de la constitución de 1857 y de las Leyes de Reforma tienen
repercusiones en la salud, y en 1872 se crean las Juntas de Salubridad Estatales y Juntas de Sanidad en
los Puertos (López, 1993). Asimismo, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, la secularización imprime
un carácter distinto a las instituciones de beneficencia, incluyendo a los hospitales. La noción de la
práctica y las acciones benéficas se modifica.
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siempre requerirá de un ritmo más lento y ahora privará el concepto de caridad pública como motor y
sentido de dichas instituciones, aunque se llamen de beneficencia. Esta injerencia del Estado en la
beneficencia, debe verse como una respuesta a la idea de que tanto gobierno como sociedad deben
proteger la salud de sus miembros. Las medidas adoptadas tienen un carácter social por un lado y
médico por otro, para satisfacer las necesidades de atención de la población (Martínez, 2005 ). Entre sus
objetivos se encuentran producir información para determinar el nivel y las tendencias de los
componentes básicos de la dinámica demográfica (fecundidad, mortalidad y migración), así como
evaluar las estadísticas de nacimientos y defunciones generadas a través de los registros administrativos.
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Unidad 1. Necesidades humanas y las tecnologías
El cuidado profesional de enfermería tiene como base el care y el cure, particularmente los
del care o de costumbre, ya que estos están presentes en todas las etapas de la vida e
incluso en la muerte, pero además tienen una estrecha relación con la satisfacción de las
necesidades fundamentales, el autocuidado de la salud, el mantenimiento de la vida y
con la promoción de la salud.
El Modelo de Promoción a la Salud busca promover la vida saludable antes que los
cuidados, por tanto, tiene como base la educación de las personas sobre cómo llevar una
vida saludable y de qué forma cuidarse correctamente.
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Fuentes de información
Benavent, A. (2003). Fundamentos de Enfermería. Madrid-España: Ediciones DAE (Grupo Paradigma).
Collière, F. M. (1999). Promover la Vida: De la Práctica de las Mujeres Cuidadoras a los Cuidados de
Enfermería. México: McGraw-Hill Interamericana.
Guerrero J. C., Amell, I., y Cañedo, R. (2004) .Tecnología, tecnología médica y tecnología de la salud:
algunas consideraciones básicas. Acimed (Vol. 12), 4. Consultado el 15 de julio de 2009 de
http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol12_4_04/aci07404.htm
Jiménez, A. B, et al. (2004). Algunas Reflexiones sobre la Filosofía de Virginia Henderson. Revista
Enfermería IMSS (Vol. 12), 2, 61-63. Consultado el 28 de septiembre de 2010 de
http://www.imss.gob.mx/NR/rdonlyres/60ABE43C-1330-40E1-BA8E 0B9B01DA9A19/0/2_6163.pdf
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