guapo, estás sano, y gracias a tu trabajo en el campo siempre tienes comida que llevarte a la boca ¿No te parecen suficientes motivos para sentirte dichoso?
El campesino, con los ojos llorosos, se
sinceró.
– ¡Mire qué pinta tengo! Mi ropa es vieja
y a pesar de que trabajo quince horas diarias sólo puedo permitirme