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La leucemia aguda es un trastorno maligno de la medula ósea y de la sangre periférica,

caracterizado por aumento en la producción de células inmaduras llamadas blastos. La LAL es una
neoplasia de células precursoras (linfoblastos) comprometidas a un linaje, ya sea B o T, con afección
a médula ósea y/o a sangre periférica. Por morfología se define como linfoblasto aquella célula de
tamaño pequeño a mediano, con escaso citoplasma, cromatina dispersa y en ocasiones con
nucléolo visible. Existen dos picos de incidencia por edad a los 5 años con 8 casos por 100,000 y a
los 85 años de 20 casos por cada 100,000 (2).1

El cáncer es una patología que provoca un gran impacto en el paciente y en su familia,


especialmente durante la etapa de tratamiento, sin embargo, algunos de sus efectos pueden
hacerse más evidentes en la etapa de curación. Estas secuelas o efectos tardíos pueden ser
provocados por la enfermedad o la terapia recibida y pueden afectar tanto el aspecto físico como
psicológico. Las secuelas psico-sociales se refieren a alteraciones que afectan los sistemas familiares
y/o individuales de cada paciente como el desarrollo de la personalidad, aspectos cognitivos,
relación con sus pares, vida escolar, laboral, percepción del futuro y metas de vida entre otros. 2

Los niños con enfermedades crónicas son por lo general sujetos sometidos a repetidas
hospitalizaciones y deben enfrentarse, no sólo al temor o dolor de los procedimientos médicos, sino
también a todo lo que lleva consigo el fenómeno de la hospitalización y la ausencia de una vida
normal. Así, la mayoría de las investigaciones muestran que las alteraciones de tipo conductual,
emocional y cognitivo son frecuentes entre los pacientes pediátricos, y coinciden en la afirmación
de la hospitalización infantil como una experiencia estresante.

La situación por la que atraviesa un niño hospitalizado está cargada de factores negativos de todo
tipo. Por un lado, los que se derivan de la misma situación de hospitalización, que conlleva la
ruptura con los ambientes y círculos que rodean a todo niño: el familiar, el escolar y el social. Junto
a esto, el ingreso en un centro médico donde el niño se encuentra de pronto en un ambiente que
no le es propio.3

Osasunaz 2003 afirma que los factores hospitalarios presentan diversas variables que pueden
presentar efectos psicopatológicos de la hospitalización en el niño, como:

a. La duración de la estancia en el hospital tiene una gran importancia. Una hospitalización


media (de más de una semana de duración) o repetidas readmisiones de pequeña duración
se asocian, al parecer, con un considerable aumento de las alteraciones conductuales.
b. El impacto Psicológico. Sentimientos de ansiedad y depresión, alteraciones emocionales o
alteraciones de la personalidad.
c. El impacto Físico. Alteraciones en la apariencia física y en la conciencia de la propia imagen
corporal.
d. El impacto Social. Alteraciones en las relaciones e interacciones sociales con iguales, tanto
con compañeros de colegio, como con hermanos, amigos, familiares, etc.

1
http://incan-mexico.org/revistainvestiga/elementos/documentosPortada/1327325695.pdf
2
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=S0370-41062011000200005&script=sci_arttext&tlng=pt
3
http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/osasunaz/05/05075085.pdf pag 76
e. El impacto escolar En función de la enfermedad, secuelas y régimen de tratamiento el niño
se puede ver obligado a dejar de realizar las actividades que le son propias como acudir al
colegio, participar en actividades extraescolares, de ocio, etc.4

Hay que comenzar afirmando que existen datos científicos que corroboran el hecho de que el
estado psicológico del paciente afecta -positiva o negativamente- a la evolución de la
enfermedad física. El niño enfermo y hospitalizado precisa de su familia, del juego, de las
actividades escolares, de la orientación y de la atención individualizada de todas sus carencias,
a fin de evitar el retraso en su desarrollo y procurar, en la medida de lo posible, una vida normal
acorde con su etapa evolutiva. Estas circunstancias aconsejan la necesidad de elaborar y aplicar
programas específicos de intervención psicopedagógica, a pesar de que supongan un cierto
sobresfuerzo personal, material y económico, pues según se infiere de todo lo anterior
contribuyen a reducir los efectos negativos de la enfermedad y de la hospitalización.

Los objetivos principales de estos programas de intervención serán, entre otros:

– Fomentar la actividad, procurando que el niño ocupe provechosamente su tiempo libre.

– Proporcionar apoyo emocional al niño y paliar sus déficits afectivos.

– Tratar de reducir las carencias escolares, tratando de prevenir y evitar la marginación


respecto del proceso educativo de los niños enfermos hospitalizados en edad escolar. – Cultivar
la natural alegría infantil y las relaciones sociales.

– Atender a la formación del carácter y la voluntad del niño, en el sentido de apelar a su


esfuerzo y animarle al trabajo.

– Lograr la adaptación a la hospitalización y a la situación de enfermedad.

– Disminuir la ansiedad, y demás efectos negativos, desencadenados como consecuencia de la


hospitalización.

– Y, en general, mejorar la calidad de vida del niño enfermo hospitalizado.

La importancia dada al tema de la hospitalización infantil en las últimas décadas y las diversas
investigaciones en este ámbito han tenido un considerable impacto en las unidades pediátricas.
El Parlamento Europeo aprobó en el año 1986 la Carta de los Derechos de los Niños
Hospitalizados. A partir de aquí, numerosas asociaciones de profesionales y voluntarios vienen
luchando por la defensa de estos derechos y, de manera particular, el derecho de estos niños a
la educación. En esta misma línea, la legislación española establece el marco de actuación de las
llamadas aulas hospitalarias, así como de la atención educativa domiciliaria, en los casos de
convalecencia prolongada, para aquellos niños enfermos que deban de permanecer en casa.5

4
http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/osasunaz/05/05075085.pdf 78, 80
5
http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/osasunaz/05/05075085.pdf80-81
la Pedagogía Hospitalaria, rama diferencial de la pedagogía que se ocupa de la educación del niño
enfermo y hospitalizado.

Con la atención pedagógica se pretende ayudar al niño para que en medio de esa situación negativa
por la que atraviesa, pueda seguir desarrollándose en todas sus facetas personales con la mayor
normalidad posible. El desglose de esta finalidad general, da lugar a una amplia relación de
objetivos, de medios y de procedimientos entre los que se elegirán los más adecuados, según sea la
situación personal de cada niño.

El modo de actuación, de intervención a través de la pedagogía hospitalaria, lo podemos dividir en


cuatro grandes grupos:

a) Enseñanza escolar.

b) Actividades lúdico-recreativas.

c) Orientación personal y familiar.

d) Estrategias psicopedagógicas específicas de intervención.

La mayoría de los niños que ingresan en un hospital están escolarizados, por lo que al ingresar
rompen con esta actividad escolar que les es propia. La escuela en el hospital trata de mitigar los
efectos de esta ruptura, de esta discontinuidad en la vida del niño enfermo y hospitalizado,
cumpliendo las siguientes funciones:

– Educativa: evitando la pérdida del hábito intelectual y del esfuerzo personal; así como
fomentando la conciencia de responsabilidad.

– Compensatoria: compensando “las lagunas” que existan en el niño, a nivel de aprendizajes


motivados por sus ausencias a clase y por la propia enfermedad.

– Preventiva: evitando el retraso escolar y favoreciendo la readaptación del niño cuando regrese al
colegio.

– Terapéutica: combatiendo el síndrome hospitalario, favoreciendo la adaptación al hospital,


logrando una despolarización respecto de la enfermedad (al desviar la atención hacia actividades
escolares) y evitando el aburrimiento.

– Normalizadora: integrando en la experiencia hospitalaria las actividades escolares que son una
parte muy importante de la vida cotidiana de un niño.

– Integradora: tratando de que el niño trabaje en grupo, se socialice y aprenda a convivir con otros
pacientes.

Respecto al juego, que se ha ido incorporando progresivamente a la mayoría de los hospitales,


diremos que satisface principalmente las siguientes funciones:

– Recreativa. El juego como recreación, que es visto por los niños como una diversión, quienes de
otra manera tendrían muy poco o nada que hacer ya que es mucho el tiempo que permanecen en
el hospital solos o inactivos.
– Educativa. El juego como educación, que es empleado como estímulo para potenciar el
desarrollo del niño.

– Terapéutica. El juego como terapia, que ayuda al niño a combatir sus miedos y ansiedades.

Así, la preparación de niños para la hospitalización representa un modo peculiar de atención


pedagógica. A pesar de esta actitud positiva hacia la preparación a la hospitalización, han sido pocas
las investigaciones que claramente demuestran la efectividad de los programas específicos de
preparación. Las investigaciones realizadas en este campo, no están por lo general adecuadamente
diseñadas y se hallan plagadas de dificultades metodológicas. Entre las estrategias específicas de
intervención más empleadas para preparar a los niños a la hospitalización o ante determinados
tratamientos médicos, encontramos:

a) Técnicas Informativas: – Información Sensorial y Procesual – Entrevista – Vídeos – Tour

b) Técnicas Conductuales: – Modelos filmados – Moldeamiento – Relajación – Reforzamiento


positivo

c) Técnicas Cognitivas: – La distracción – Imaginación guiada – Desensibilización – Hipnosis

Aunque la preparación de los niños para la hospitalización ha recibido una considerable atención en
la literatura científica, la mayor parte de los programas de preparación se inscriben propiamente en
el ámbito de lo psicológico. Sin embargo, no basta con una recortada intervención psicológica, ni
con una mera preparación a la hospitalización. Es preciso que el niño continúe con su tarea más
importante: el aprendizaje y la escolaridad, y aquí precisamente, en el mantenimiento de estas
actividades y en la optimización de sus aprendizajes es donde los programas de intervención
pedagógica alcanzan su principal función. 6

Retomando la importancia del desarrollo del niño hospitalizado en los primeros años de vida y las
barreras que enfrenta al tener una larga estancia en los centros de salud, nos enfocamos en un
ítem del desarrollo fundamental en la adquisición de las habilidades lingüísticas, este ítem es el
comunicativo. La comunicación humana se logra por medio de elementos tanto extralingüísticos,
como paralingüísticos, metalingüísticos (habilidades pre-lectoras) y no lingüísticos, así como por el
lenguaje en sus elementos orales (habla-escucha), escritos (lectura y escritura) y gestuales. El
lenguaje está constituido por componentes formales, de contenido y de uso, entre los cuales hay
un determinismo recíproco actuando simultáneamente. Estos componentes del lenguaje se
adquieren y se desarrollan como procesos tanto en el lenguaje oral como en el escrito.

Desde edades muy tempranas, cuando el niño se comunica oralmente o cuando los adultos le leen
cuentos, se posibilita que el niño haga inferencias o relacione la historia con sus experiencias, ello le
permite ampliar su vocabulario, estar en contacto con los sonidos y empezar a descontextualizar su
lenguaje. Al mismo tiempo, cuando el niño adquiere conocimiento del lenguaje escrito y empieza a
usarlo, este conocimiento se refleja en el desarrollo del lenguaje oral. Además, para conseguir un
dominio del lenguaje escrito, se precisa de una conciencia de los diferentes componentes del
lenguaje (fonológicos, sintácticos, semánticos y ortográficos), lo que hace posible que siga
desarrollándose el lenguaje oral, su comprensión y sus funciones.

6
http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/osasunaz/05/05075085.pdf81-84
González y Delgado (2009) afirman que los niños preescolares que reciben entrenamiento en
lenguaje escrito tienen mejor desarrollo del lenguaje oral. Por otra parte, también se han estudiado
las habilidades pre- lectoras en los estadios iniciales del aprendizaje de la lectura en niños de primer
grado y se ha concluido que la habilidad de los niños para adquirir habilidades pre-lectoras depende
–en parte– de su nivel de pensamiento concreto operacional, y que, en las etapas iniciales de
aprendizaje de lectura, la habilidad pre-lectora ayuda a descubrir la intención criptoanalítica, es
decir, que se puede proyectar el lenguaje escrito en ciertas características estructurales del
lenguaje oral. Incluso, las habilidades pre-lectoras ayudan a descubrir las correspondencias de
grafema-fonema, Además, estos autores afirman que un cierto nivel mínimo de alerta fonológica y
sintáctica juega un papel más importante en la lectura temprana que la conciencia pragmática, es
más importante que el niño vaya teniendo conocimiento de las sílabas, la rima y las habilidades de
segmentación, como alerta fonética; y que vaya distinguiendo el sujeto del predicado, por ejemplo
cuando dice “perro corre”, lo cual muestra nociones de alerta sintáctica. Respecto a la escritura en
niños preescolares, esta predice satisfactoriamente el descifrado, el deletreo y la lectura de
comprensión que el niño alcanza en el primer año de la escuela primaria.

Los estudios revisados para este trabajo, indican cómo ciertas habilidades lingüísticas orales, como
son la conciencia fonológica en sus niveles de rima y segmentación, favorecen el aprendizaje de la
lectura y la escritura. La conciencia fonológica no es una habilidad que se desarrolle naturalmente,
requiere que el maestro funcione como mediador entre los niños y los componentes fonológicos de
las palabras haciéndolos tomar conciencia de ellos y enseñándoles la integración de las secuencias
de fonemas de las palabras orales para formar las palabras escritas. Su objetivo es lograr el nivel de
asociación exitoso de los componentes fonémicos del lenguaje oral con los ortográficos del lenguaje
escrito. El aprendizaje del lenguaje escrito requiere una transformación cualitativa de las
estructuras cognoscitivas relacionadas con el lenguaje oral. Este proceso se produce en la medida
en que las palabras son asociadas con su pronunciación y la articulación oral de las mismas, en una
“Gestalt fonográfica”.

Anthony et al., (2010) señalan que los niños en edad escolar requieren tres habilidades de
procesamiento fonológico importantes para la lectura y la escritura: la conciencia fonológica, la
memoria fonológica, como recordar palabras de una sola sí- laba hasta recordar frases de extensión
pequeña, y la eficiencia de acceso al almacenamiento de léxico fonológico, como nombrar
rápidamente los objetos de tarjetas con diferentes imágenes. También plantean asociaciones de
estas tres habilidades con el desarrollo de la alfabetización emergente en el caso de niños
preescolares y en el caso de niños de primero de primaria, con el aprendizaje de la lectura y la
escritura. Además, se ha comprobado que la conciencia fonológica y otras habilidades
psicolingüísticas, como la decodificación de palabras, son buenos predictores de la adquisición de la
lectura, independientemente del coeficiente intelectual, del vocabulario y del nivel
socioeconómico.

La conciencia fonológica consiste en la conciencia de los componentes fonémicos del lenguaje oral
y del uso de ciertos procesos fonémicos (fonema inicial, fonema final, secuencias), como segmentar
las palabras, pronunciarlas omitiendo fonemas o agregándoles otros, articularlas a partir de
secuencias fonémicas y efectuar inversión de secuencias fonémicas (Rodríguez y Pedro-Pablo,
2011). Los procesos fonológicos incluidos en la conciencia fonológica se desarrollan en distintos
niveles de complejidad cognoscitiva. Van desde un nivel de sensibilidad para reconocer los sonidos
diferentes y similares que distinguen las palabras hasta otros de mayor complejidad, como
segmentar o pronunciar palabras omitiendo o añadiéndoles fonemas.

A la habilidad de los niños para reconocer fonemas diferentes o similitudes al final de las palabras
se le llama rima, y la habilidad para reconocer los fonemas al inicio de las palabras se denomina
onset. La rima y el onset son expresiones de la conciencia intrasilábica y pueden ser previas a toda
aproximación al lenguaje escrito. Para esta habilidad se requiere solamente cierta agudeza
perceptiva, fonológica y normalidad en el desarrollo del lenguaje, para establecer semejanzas y
diferencias entre palabras escuchadas. Otra habilidad es la de segmentación o conciencia
segmental, que se describe como “la habilidad que deben tener los niños para descubrir y separar
conscientemente los fonemas que componen las palabras”. Esta habilidad es como una interfaz
entre las instrucciones del profesor y el sistema cognoscitivo de los niños, necesaria para aprender
a analizar la correspondencia grafema-fonema. Los niños preescolares desarrollan la conciencia
segmental conjuntamente con el aprendizaje de la decodificación de las letras y palabras, por lo
tanto, el desarrollo de esta habilidad favorecerá –posteriormente– el aprendizaje de la lectura.

Como resultado de un estudio realizado en 2006, Jason et al. se concluyó que el almacenamiento
fonológico de niños de tres a cinco años de edad de habla hispana se asocia al conocimiento en
español de nombres de letras y sonidos de letras y la conciencia fonológica, y este fue el mejor
predictor de la capacidad para distinguir el texto alfabético del no alfabético, lo que favorece la
alfabetización emergente. Berninger, Abbott, Nagy y Carlisle (2010) mostraron que entre el
procesamiento fonológico y el aprendizaje de la lectura hay una relación, debido a que la
intervención temprana de estos procesos en los años de la infancia de niños facilita el aprendizaje
lector. Como consecuencia del entrenamiento se produce una secuencia de complejidad
progresiva, que va de la habilidad para aprender rimas hasta el aprendizaje exitoso de la lectura.
Esta relación permaneció significativa cuando controlaron el nivel socioeconómico de los niños. En
síntesis, los estudios revisados enfocados al papel predictivo de la conciencia fonológica y en
general del procesamiento fonológico sobre el aprendizaje de la lectura y la escritura, se realizaron
con niños preescolares y niños de los primeros tres grados escolares. Los componentes de la
variable conciencia fonológica analizados en los diferentes estudios fueron la memoria fonológica, o
sea recordar palabras o incluso frases, el almacenamiento fonológico según la rapidez con la que se
pueden reproducir palabras o nombrar objetos de tarjetas y la segmentación silábica, es decir una
palabra de manera dividida en sus sílabas. Las aportaciones de las investigaciones se enfocan en el
papel de la conciencia fonológica y su influencia en los procesos de lectura y escritura como un
factor independiente del desarrollo cognoscitivo general, del coeficiente intelectual o del nivel
socioeconómico, ya sea en niños en edad escolar o en preescolares. En el caso de niños escolares,
la conciencia fonológica es predictor de un óptimo aprendizaje de la lectura desde el primer año
hasta el tercer año escolar; en preescolares es un predictor de la alfabetización emergente. En
particular el almacenamiento fonológico se asocia con el conocimiento de las letras y los sonidos de
ellas y la conciencia fonológica se relaciona estrechamente con distinguir el texto alfabético del no
alfabético. Además, se ha señalado que cada etapa del aprendizaje de la lectura se asocia en
diferente grado a las habilidades que la predicen como la conciencia fonológica y sus variantes. Esto
permite afirmar que la alfabetización es un proceso continuo en el que están implicándose
habilidades lingüísticas orales y escritas que se van transformando, y hay que descubrir cómo lo
hacen. No obstante, se ha encontrado que la conciencia fonológica no es la única habilidad del
lenguaje oral que favorece el aprendizaje de la lectura y la escritura. 7

Cuando estos procesos lingüísticos especialmente las habilidades pre-lectoras como la conciencia
fonológica no son estimulados correctamente a edades tempranas y sobre todo cuando el niño está
en situación de vulnerabilidad-hospitalizado- y este vuelve a su etapa escolar, empiezan a aparecer
diversas dificultades de aprendizaje.

Algunos especialistas afirman que la falta de la habilidad fonológica puede impedir el desarrollo de
la lectura (dislexia) y puede crear problemas del lenguaje de más alto nivel. Incluso, hay estudios
que demuestran que es un predictor de desarrollo de lectura más fuerte que el coeficiente
intelectual (Gorman & Gillam, 2003).

Los efectos que puede causar no manejar adecuadamente los fonemas son variados, dependiendo
de la edad del niño, la edad a la que se le detecte el problema y la atención adecuada que reciba
para adquirir el dominio de los fonemas. Algunos de los efectos podrán ser:

 Dislexia
 Disortografía.
 Dificultades en el cálculo o discalculia8
 Problemas de lector escritura
 Retraso y fracaso escolar

Por lo general, los problemas de lector-escritura son asociados con falta de concentración,
problemas de lenguaje, incluso con deficiencia intelectual. Sin embargo, reconocidas
investigaciones han demostrado que existe una estrecha relación entre la conciencia fonológica y el
nivel de lectura. Estos resultados cobran mayor importancia si tomamos en cuenta que la
competencia para operar con el lenguaje escrito tiene en nuestra cultura un rasgo que la hace
extraordinaria: debe ser adquirida, y en un alto grado de pericia, por todos. Es decir, de la buena o
mala lectura depende en gran medida el éxito o fracaso en el ámbito educativo.

Cabe mencionar que la conciencia fonológica es una habilidad interna del niño y no tiene nada que
ver con problemas visuales o de audición; es decir, no todos los niños que no pueden leer o
pronunciar

Si el problema se detecta a nivel preescolar, este es 100% reversible y el niño se nivela con respecto
a su grupo, sin mostrar signos posteriores de problemas de aprendizaje relacionados con este
constructo. Sin embargo, si el niño de preescolar no ha logrado desarrollar la conciencia fonológica
al entrar a la primaria, no podrá leer ni escribir al nivel requerido en la misma por lo que se ir

7
http://www.redalyc.org/pdf/799/79929780003.pdf 23-25
8
http://diversidad.murciaeduca.es/orientamur/gestion/documentos/unidad24.pdf
retrasando con respecto a sus compañeros, y se altera su autoestima y su desarrollo escolar.9
mediant

Por ello se requiere de programas preventivos que favorezcan la estancia del niño en el centro de
salud,

9
http://codice.anahuacmayab.mx/2108-1-
Los+problemas+de+lectura+asociados+a+la+falta+de+conciencia+fonologica.html#.WmfSFXbibIU

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