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GESTIÓN EMPRESARIAL

Desarrollo Sustentable

UNIDAD 1 INTRODUCCION

M.E. Fernando Sánchez Gonzáles

Integrantes
Caamal Pacheco Artemio
Góngora Gasca Antonio Gamaliel
Baas Pat Yuri Lucely
Chan Cocóm Merly
H-1 7 SEMESTRE GRUPO A

FELIPE CARRILLO PUERTO

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INDICE
INTRODUCCION --------------------------------------------------------------------------------------- 3
1.1 CONCEPTO DE SUSTENTABILIDAD. ----------------------------------------------------------- 4
1.2 PRINCIPIOS DE LA SUSTENTABILIDAD. ------------------------------------------------------ 5
1.3 DIMENSIONES DE LA SUSTENTABILIDAD. --------------------------------------------------9
1.3.1 ESCENARIO ECONÓMICO. -------------------------------------------------------------10
1.3.2 ESCENARIO SOCIO-CULTURAL. --------------------------------------------------------12
1.3.3 ESCENARIO NATURAL. -------------------------------------------------------------------14
1.4 VISIÓN SISTÉMICA DE LA SUSTENTABILIDAD. --------------------------------------------- 16
CONCLUSION ------------------------------------------------------------------------------------------- 19
FUENTE ---------------------------------------------------------------------------------------------------------- 19

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INSTRODUCCION.
En esta unidad número 1 de Desarrollo Sustentable abarca en general la
introducción de lo que es el desarrollo sustentable en general, y en particular las
partes que lo compones, el desarrollo sustentable significa gestionar y conservar la
base de recursos naturales y orientar los cambios institucionales y tecnológicos de
manera que se asegure la capacidad de satisfacción continuada de las necesidades
de las presentes y futuras generaciones. También los 4 principios de la
sustentabilidad que son Principio de irreversibilidad cero Principio de recolección
sostenible. Principio del vaciado sostenible, Principio de la emisión sostenible,
Principio de selección sostenible de tecnologías. Y las dimensiones El ámbito del
desarrollo sustentable puede dividirse conceptualmente en tres partes: ambiental,
económica y social. Se considera el aspecto social por la relación entre el bienestar
social con el medio ambiente y la bonanza económica. Para definir cabalmente la
sustentabilidad es necesario considerar todas sus dimensiones de manera
articulada, dado que, en caso contrario, se cae en reduccionismos inconducentes.

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1.1 Concepto de sustentabilidad

Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), además de otras


opiniones individuales, concluyen en que ambos términos, "lo sustentable" y "lo
sostenible", pertenecen a los llamados "adjetivos verbales", ya que se derivan de
sendos verbos: "sustentar y sostener": además representan similitud conceptual,
significando ambos términos "mantener, sostener o defender", es decir, "asegurar
continuidad".

Sostenible. Dicho de un proceso, que puede mantenerse por sí mismo, como lo


hace, p. ej., un desarrollo económico sin ayuda exterior ni merma de los recursos
existentes.

Sustentable. Que se puede sustentar o defender con razones. Como vemos, aun,
cuando se considera que el término "sustentable" es un anglicismo, ya que proviene
de la palabra inglesa "sustainable" lo correcto sería usar el término "sostenible". Sin
embargo, actualmente ambos términos, son utilizados indistintamente con igual
significado, por todos los que de alguna manera estamos involucrados en la
temática ambiental de acuerdo con ésta presentación, fundamentada en el
lenguaje, léxico y semántica, ambos términos, son "sinónimos", lo que da la
posibilidad de usarlo indistintamente, sin la condición de regla alguna; es decir, es
cuestión de gusto del usuario.

Analizando el concepto, encontramos que el término de “sustentable” aparece con


significados semejantes en diversos artículos, referidos al informe de “Nuestro
Futuro Común”, como desarrollo sustentable en vez de sostenible, y se traducen
como sinónimos (Gómez, 1996), por lo que se hace habitual de referirse a él en
América Latina como "desarrollo sustentable", en tanto que en España, y en
muchas de las traducciones oficiales de organismos internacionales se expresa
como "desarrollo sostenible", sin que conste ninguna diferencia de significado
aparente.

En otros espacios, vemos que la definición de desarrollo sustentable según


Madrigal (1995) tiene dos objetivos, el de mejorar la calidad de vida de todos los
habitantes y el segundo objetivo que consiste en no comprometer el futuro de las
futuras generaciones, mientras que Rafael Negrete (En: Tibán, 2000) lo confirma al
mencionar que entre los dos términos: sostenido y sostenible, existe una diferencia.
Menciona que el desarrollo no debe ser sostenido, sino sostenible.

Por lo anterior, parece que en el desarrollo sustentable, la palabra “sustentable” es


un anglicismo de la palabra sustentar y tiene como esencia “la satisfacción de
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necesidades” donde los obstáculos son principalmente los problemas sociales,
como por ejemplo, la pobreza extrema. Mientras que el concepto de Desarrollo
Sostenible incorpora la palabra sostener desde tres enfoques, el social, el
económico y el ecológico considerando que para que sea sostenible significa que
desde todos los puntos de vista debe continuar indefinidamente por lo que propone
mecanismos para elevar la calidad de vida de la población además de conservar y
restaurar los recursos naturales, mantener los procesos ecológicos, la diversidad
biológica, la equidad de género, de raza, de credo, la distribución responsable de
los recursos, etc., lo que implica cambio de actitudes, aspectos éticos, educativos,
conciencia, responsabilidad y un compromiso de todos los grupos sociales que
habitan el planeta.

Como vemos, son muchos los autores que han documentado desde múltiples
puntos de vista estos conceptos sin alcanzar la claridad necesaria o el argumento
para poder afirmar cual es el concepto más correcto, será quizás porque ambos
tienen ciertas coincidencias y puntos de ruptura dependiendo de su aplicación. Con
todo esto, es importante aclarar, que éste concepto surge, para definir una
alternativa para la humanidad, a partir del llamado "Ecodesarrollo" o simplemente
"Desarrollo Ecológico"; es decir, la consideración de "lo económico" y de "lo
ambiental" por parte de la sociedad, en una misma línea de acción, donde se
armonizan las relaciones entre los partidarios de ambas corrientes.

1.2 Principios de la sustentabilidad

Una manera de concebir la actividad económica de forma global es imaginarla


como una secuencia de procesos de producción, distribución y consumo que se
van encadenando entre sí. Tal y como ha indicado Alfons Barceló, "un eslabón
estándar de estas secuencias o ciclos puede ser modelizado como un proceso
transformador que consiste en la producción de hombres y bienes por medio de
hombres y bienes, en combinación con un entorno de recursos naturales, el cual
opera como fuente esencial de la vida, depósito primigenio de materias primas y
vertedero de desperdicios”. Ya queda dicho: en su interacción con la economía, la
biosfera desempeña tres funciones cruciales. Aparece como: (I) Fuente esencial de
la vida y hábitat para las especies vivas, (II) almacén de energía y materias primas
(III) y vertedero de desperdicios.

Principio de irreversibilidad cero. Si intentamos precisar la noción de desarrollo


sostenible para la biosfera considerada como fuente esencial de la vida, el principio
que aparece como obvio y al mismo tiempo irrenunciable es el que podríamos
llamar principio de irreversibilidad cero: esto es, reducir a cero las intervenciones
acumulativas (por ejemplo, la emisión persistente de tóxicos que no son
biodegradados y se acumulan en las cadenas tróficas) y los daños irreversibles (por
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ejemplo, la pérdida de biodiversidad, o sea la extinción de especies animales y
vegetales). Vale la pena observar que aplicar este principio exigiría el final de la
industria nuclear y de muchos procesos productivos corrientes en la industria
química (pues se generan desechos radiactivos y tóxicos ineliminables).
Únicamente de los recursos naturales inagotables, perpetuos a escala humana, no
se deriva ningún principio limitativo de desarrollo sostenible por razones obvias:
estos son los únicos recursos que, en principio, pueden explotarse ilimitadamente.
Pero ello, no implica que todas las formas de hacerlo sean sostenibles en cualquier
escala: los generadores eólicos consumen materiales valiosos en su fabricación,
espacio en su instalación, y matan aves en su utilización. El mensaje ecológico
esencial de mesura, de autolimitación, se aprecia en su verdadera profundidad
cuando se reflexiona sobre el hecho de que incluso los recursos naturales
inagotables no pueden explotarse ilimitadamente.

Principio de recolección sostenible. En el caso de los recursos naturales auto-


renovables, aseguraría la sostenibilidad el principio de la recolección sostenible: las
tasas de recolección deben ser iguales a las tasas de regeneración de estos
recursos. Ello se refiere especialmente a los siguientes recursos: el suelo, las
especies silvestres y domesticadas, los bosques, las praderas, las tierras cultivadas
y los ecosistemas marinos y de agua dulce que son la fuente de la pesca. Son
absolutamente pertinentes las observaciones de Herman E. Daly (nd) al respecto:
"Las capacidades de regeneración y asimilación deben ser consideradas capital
natural. El no mantenimiento de estas capacidades debe ser considerado como
consumo de capital, y por tanto como no sostenible. El capital, tanto el natural como
el que es obra del hombre, puede ser mantenido a niveles diferentes. Nuestra
intención no es mantener intacto el capital a cualquier nivel, sino al óptimo. En el
caso de los recursos renovables (bancos de pesca sujetos a captura, ganado,
árboles, etc.), se sabe desde hace mucho tiempo que existe un tamaño de stock
que permite obtener un rendimiento máximo por período de tiempo

Principio del vaciado sostenible. “Debido a que el reciclado nunca es perfecto y a


menudo entraña un gasto considerable de recursos naturales no renovables
(energía procedente de combustibles fósiles, por ejemplo), debido a que también
aquí entra en juego en principio de entropía, subsumiremos ambos tipos de
recursos no renovables bajo un único principio de desarrollo sostenible. Se trata de
lo que podríamos llamar principio del vaciado sostenible: es cuasi-sostenible la
explotación de recursos naturales no renovables cuando su tasa de vaciado sea
igual a la tasa de creación de sustitutos renovables. El uso cuasisostenible de los
recursos no renovables exige que toda inversión en la explotación de un recurso no
renovable lleve aparejada una inversión compensatoria en un sustituto renovable
(por ejemplo, la extracción de petróleo comportaría la plantación de árboles para la
obtención de alcohol a partir de madera). La idea es dividir los ingresos netos

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procedentes de recursos no renovables en un componente de renta que puede ser
consumido regularmente cada año y un componente de capital que debe invertirse
en un sustituto renovable (Daly, nd.)

Principio de la emisión sostenible. En el campo de los desechos y residuos, el


principio de desarrollo sostenible es el que podríamos llamar principio de la emisión
sostenible: las tasas de emisión de residuos deben ser iguales a las capacidades
naturales de asimilación de los ecosistemas a los que se emiten esos residuos (lo
cual implica emisión cero de residuos no biodegradables.

Principio de selección sostenible de tecnologías. “Han de favorecerse las


tecnologías que aumenten la productividad de los recursos (el volumen de valor
extraído por unidad de recurso) frente a las tecnologías que incrementen la cantidad
extraída de recursos. Es decir, eficiencia frente a crecimiento. Esto significa, por
ejemplo, bombillas más eficientes de preferencia a más centrales eléctricas, así
como un diseño de productos y procesos susceptible de facilitar el reciclaje de
materiales tanto en el seno de la propia economía como vía ciclos naturales de los
ecosistemas (biodegradabilidad). La mejora de la eficiencia del consumo final de
los recursos es deseable, con independencia de que los recursos sean renovables
o no renovables"

Los cuatro principios que acabamos de enunciar (de irreversibilidad cero, de


recolección sostenible, de vaciado sostenible y de emisión sostenible) son
efectivamente operativos, por cuanto que en ellos intervienen magnitudes
efectivamente mensurables (tasas de recolección y regeneración de recursos
renovables, tasas de vaciado de recursos no renovables, etc.), lo que permite
traducir los principios en objetivos de políticas públicas. Aquí se podría argüir: pero
es imposible determinar con total precisión las tasas de regeneración de los
recursos renovables, el ritmo y la naturaleza de los progresos técnicos futuros, o
las capacidades de absorción de desechos de los ecosistemas. Por añadidura, la
complejidad de las interacciones y retroalimentaciones que tienen lugar tanto en la
biosfera como en las sociedades humanas acrecienta la incertidumbre. Todo ello
es cierto, pero no invalida el carácter operativo de nuestros cuatro primeros
principios. No hace falta poseer información perfecta sobre la evolución de todas
estas magnitudes para fijar objetivos sensatos de sustentabilidad. Si acaso, lo que
hacen las condiciones de complejidad e incertidumbre bajo las que nos
enfrentamos a la crisis ecológico-social es imponer una actitud guiada por el
principio de precaución, que anticipe los posibles "cuellos de botella", evite los
callejones sin salida, y no descuide los "análisis del caso peor".

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Cuando los riesgos alcanzan dimensiones de catástrofe, con la cuestión de la
irreversibilidad de por medio, lo racional parece una conducta muy prudente (a
sabiendas de que la idea de una evolución social completamente libre de riesgos
es ilusoria). Por ello, sumaremos el principio de precaución a nuestros anteriores
principios de desarrollo sostenible. (Delany, 2008)

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1.3 Dimensiones de la sustentabilidad

El ámbito del desarrollo sustentable puede dividirse conceptualmente en tres


partes: ambiental, económica y social. Se considera el aspecto social por la relación
entre el bienestar social con el medio ambiente y la bonanza económica (Figura 1).

Para definir cabalmente la sustentabilidad es necesario considerar todas sus


dimensiones de manera articulada, dado que en caso contrario, se cae en
reduccionismos inconducentes:

• La sustentabilidad ecológica o ambiental, que exige que el desarrollo sea


compatible con el mantenimiento de los procesos ecológicos, la diversidad
biológica y la base de los recursos naturales.
• La sustentabilidad social, que requiere que el desarrollo aspire a fortalecer
la identidad de las comunidades y a lograr el equilibrio demográfico y la
erradicación de la pobreza.
• La sustentabilidad económica, que demanda un desarrollo económicamente
eficiente y equitativo dentro y entre las generaciones presentes y futuras.

Figura 1.- Dimensiones de la Sustentabilidad.


Fuente: Elaboración propia.

También destacan las iniciativas de la Organización para la Cooperación y el


Desarrollo Económico (OCDE), que desde 1998 viene realizando una serie de
talleres con expertos para explorar nuevas metodologías e indicadores para medir
el progreso hacia el desarrollo sustentable. Durante el realizado en septiembre de
1999 se presentaron marcos conceptuales en materias específicas y sus
correspondientes enlaces de información con el desarrollo sustentable: Sistema de
Cuentas Nacionales, Sistema de Cuentas Económicas y Ecológicas integradas,

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Medición de la pobreza, Capital social, Ahorro efectivo, Flujo de materiales, Papel
de la tecnología, entre otros. Independientemente de la definición que se adopte
del término y de sus implicaciones para cada ámbito o región, sea urbana o rural,
la mayoría coincide en que el concepto de desarrollo sustentable debería tender
hacia un esquema de desarrollo que considere al ser humano como centro o eje de
toda estrategia, en la cual el mejoramiento de la calidad de vida se dé con eficiencia
productiva y de manera armónica con la preservación de los recursos naturales
(Figura 2).

Figura 2.- Algunas interacciones entre Capital Económico, Capital Social y


Capital Ambiental. Fuente: The Government Statistical Service, Quality of life
counts, Reino Unido, 1999.

1.3.1 Escenario económico

El debate economía - medio ambiente es uno de los que ha suscitado las polémicas
más arduas en términos de su relación con la sustentabilidad. Se ha señalado con
razón que aún la ciencia económica no tiene una respuesta convincente a la crítica
ecológica. La economía falla al valorar la riqueza global de las naciones, sus

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recursos naturales y especialmente los precios de las materias primas. Por ejemplo,
si nos referimos al precio de los recursos energéticos agotables, es evidente que
su valoración siempre es menor que la real en términos de su preservación para
las futuras generaciones. También es posible cuestionarse si el precio que las
industrias tienen que pagar por insertar residuos no reciclados al ambiente tampoco
sea el racional. Entonces, cuáles serán los precios adecuados. Aquí se incorpora
usualmente la noción de externalidades como los aspectos ambientales que no
tienen valoración cuantitativa en la contabilidad o en el proceso de producción. De
allí la importancia de valorizar los recursos al menos por su costo de reposición y
construir con ellos por ejemplo, cuentas del patrimonio natural para saber qué y
cuánto tenemos, cómo lo podríamos usar en diferentes alternativas y cuánto nos
queda en cada caso. Para desarrollar el tema de la dimensión económica de la
sustentabilidad se puede plantear la pregunta: ¿es posible la sostenibilidad
ambiental con la economía de mercado? (Valdés, 2004) Esta cuestión requiere de
un debate en el que se requiere admitir como modelo económico sostenible desde
el punto de vista ambiental a aquél que se adecua a los ciclos biogeoquímicos de
la materia, y le permite así perpetuarse en el tiempo. Existen una serie de acuerdos
que al establecer determinadas metas ambientales, de manera de influir en las
formas, productos y subproductos de las actividades económicas. Existen también
normas que promueven influir en la mejora ambiental de la actividad de una
empresa, pero cuya aceptación y desarrollo son plenamente voluntarias, (normas
ISO 14000). A otra escala, también existen procedimientos de evaluación de los
impactos ambientales generados por un proyecto o actividad.

Pero sin duda la pregunta trae a colación, según el mismo autor, otra que plantea:
¿es posible hacer sostenible la relación que mantienen la economía y el medio
natural sin cambiar el modelo económico? El modelo económico actual se basa en
la búsqueda de la plusvalía. Toda actividad está hecha a través de esta lógica, en
la que además el interés privado prevalece sobre el interés colectivo. El dueño de
los recursos tiene derecho a explotarlos de la forma que mejor convenga a sus
intereses, es decir de la forma que mayor plusvalía obtenga. Visto el panorama, las
administraciones parecen intentar hacer lo posible por que la mayor plusvalía se
obtenga realizando actividades sostenibles, ya sea mediante ayudas a la mejora
tecnológica o certificando sellos que mejoren la imagen de la empresa. Pero el
camino andado en este sentido ya que sólo se producen mejoras parciales y el
modelo económico sigue siendo insostenible.

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1.3.2 Escenario socio-cultural

Sabido es que el origen de los problemas ambientales guarda una relación estrecha
con los estilos de desarrollo de las sociedades desarrolladas y subdesarrolladas.
Mientras en las primeras el sobreconsumo provoca insustentabilidad, en las
segundas es la pobreza la causa primaria de la subutilización de los recursos
naturales y de situaciones de ausencia de cobertura de las necesidades básicas
que dan lugar a problemas como la deforestación, la contaminación o la erosión de
los suelos.

En relación con la sustentabilidad social, debemos tener en cuenta que ella implica
promover un nuevo estilo de desarrollo que favorezca el acceso y uso de los
recursos naturales y la preservación de la biodiversidad y que sea “socialmente
sustentable en la reducción de la pobreza y de las desigualdades sociales y
promueva la justicia y la equidad; que sea culturalmente sustentable en la
conservación del sistema de valores, prácticas y símbolos de identidad que, pese
a su evolución y reactualización permanente, determinan la integración nacional a
través de los tiempos; y que sea políticamente sustentable al profundizar la
democracia y garantizar el acceso y la participación de todos en la toma de
decisiones públicas. Este nuevo estilo de desarrollo tiene como norte una nueva
ética del desarrollo, una ética en la cual los objetivos económicos del progreso estén
subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales y a los
criterios de respeto a la dignidad humana y de mejoría de la calidad de vida de las
personas” (Guimarães, 1998). En relación con estas apreciaciones de Guimarães,
la dimensión aludida se relaciona estrechamente, además, con los aspectos
culturales y políticos de las sociedades.

Pero no sólo la sustentabilidad deberá promover cambios cualitativos en el


bienestar de las sociedades y afianzar el equilibrio ambiental planetario, sino que
deberá considerar la dimensión social en su más profundo sentido. Esto se
comprende si se expresa que es natural que un ser humano en situación de extrema
pobreza, exclusión o marginalidad no pueda tener un compromiso estrecho con la
sustentabilidad. Por ejemplo, no se le podrá pedir a quienes no tienen leña para
calentar sus hogares que no talen de manera desmedida los árboles cercanos a
sus casas o sobreconsuman las especies y sobrepastoreen los suelos con sus
ganados. En sentido contrario, en situaciones de riqueza, las poblaciones tienden
al sobreconsumo y, por lo tanto, tampoco se comprometerán con la sustentabilidad,
hecho que es notorio en las grandes ciudades, en las que la cultura del shopping,
la comida chatarra, el gasto exagerado de energía y agua es moneda corriente.

En términos de la relación entre estos dos extremos de la sociedad, no hay duda


que la inserción privilegiada de unos –los ricos-, en el proceso de acumulación, y
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por ende en el acceso y uso de los recursos y servicios de la naturaleza, les permite
transferir a los otros – los pobres-, los costos sociales y ambientales de la
insustentabilidad a los sectores subordinados o excluidos. Ello implica,
especialmente en los países periféricos, con graves problemas de pobreza,
desigualdad y exclusión, que los fundamentos sociales de la sustentabilidad
suponen postular como criterios básicos de política pública los de la justicia
distributiva, para el caso de bienes y de servicios, y los de la universalización de
cobertura, para las políticas globales de educación, salud, vivienda y seguridad
social (Guimarães, 1998).

Guimarães también aporta el concepto de actores sociales de la sustentabilidad al


referirse a los componentes básicos de la sustentabilidad, como son el sustento del
stock de recursos y la calidad ambiental para la satisfacción de las necesidades
básicas de las poblaciones. Desde este punto de vista es necesario considerar a
las generaciones actuales y futuras, que son extrañas al mercado, ya que
responden a la asignación óptima de recursos en el corto plazo y no en el largo
plazo. Lo mismo se aplica, con mayor razón, al tipo específico de escasez actual.
Si la escasez de recursos naturales puede, aunque imperfectamente, ser afrontada
en el mercado, elementos como el equilibrio climático, la capa de ozono, la
biodiversidad o la capacidad de recuperación del ecosistema trascienden a la
acción del mercado.

La evolución de la sociedad hacia estilos de producción y consumo sustentables


implica un cambio en el modelo de civilización hoy dominante, particularmente en
lo que se refiere a los patrones culturales de relación sociedad-naturaleza. “La
adecuada comprensión de la crisis supone pues el reconocimiento de que ésta se
refiere al agotamiento de un estilo de desarrollo ecológicamente depredador,
socialmente perverso, políticamente injusto, culturalmente alienado y éticamente
repulsivo. Lo que está en juego es la superación de los paradigmas de la
modernidad que han estado definiendo la orientación del proceso de desarrollo. En
ese sentido, quizás la modernidad emergente en el Tercer Milenio sea la
“modernidad de la sustentabilidad”, en donde el ser humano vuelva a ser parte de
la naturaleza” (Guimarães, 1998).

La sustentabilidad no sólo debería promover la productividad de la base de los


recursos y la integridad de los sistemas ecológicos, sino también los patrones
culturales y la diversidad cultural de los pueblos.

Actualmente, la principal causa de la insustentabilidad posee una dimensión


cultural, según cómo sea la cosmovisión o forma de ver el mundo. Desde ésta
perspectiva, la cultura occidental contemporánea es insustentable. Su relación con

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el entorno se fundamenta en la idea de la apropiación de la naturaleza como una
inagotable fuente de recursos.

Esto comprende la situación de equidad que promueve que los miembros de una
comunidad o país, tengan acceso igual a oportunidades de educación y aprendizaje
de valores congruentes con un mundo crecientemente multicultural y multilingüe y
de una noción de respeto y solidaridad en términos de sus modos de vida y formas
de relación con la naturaleza. (Tiban, 2004)
1.3.3 Escenario natural

El escenario natural o ecológico de la sustentabilidad promueve la protección de


los recursos naturales necesarios para la seguridad alimentaria y energética y, al
mismo tiempo, comprende el requerimiento de la expansión de la producción para
satisfacer a las poblaciones en crecimiento demográfico. Se intenta así superar la
dicotomía medio ambiente-desarrollo, aspecto nada sencillo a juzgar por los
impactos ambientales de los modelos económicos neoliberales vigentes en el
mundo contemporáneo.

La dimensión ecológica de la sustentabilidad está condicionada por la provisión de


recursos naturales y de servicios ambientales de un espacio geográfico. Es posible
advertir que si bien la abundancia de recursos naturales no garantiza el carácter
endógeno del desarrollo sustentable, como lo demuestra la circunstancia de tantos
países subdesarrollados que poseen una importante dotación de recursos hídricos,
minerales o energéticos; no hay duda que constituye el potencial básico del
desarrollo territorial.

Es fundamental incorporar la dimensión ecológica en la toma de decisiones


políticas y, asimismo, es necesario examinar las consecuencias ambientales de la
apropiación de los recursos naturales que cada sociedad promueve en las distintas
etapas históricas.

La sustentabilidad ecológica se refiere a la relación con la capacidad de carga de


los ecosistemas, es decir, a la magnitud de la naturaleza para absorber y
recomponerse de las influencias antrópicas.

La capacidad de carga es el máximo número de personas que pueden ser


soportadas por los recursos de un territorio y se define normalmente en relación a
la máxima población sustentable, al mínimo nivel de vida imprescindible para la
supervivencia. El concepto de capacidad de carga permite evaluar los límites

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máximos del crecimiento de la población según diversos niveles tecnológicos
(Durán y Lara, 2002).

La capacidad de carga puede tener también varios significados. Cuando se trata de


recursos renovables (reservas de aguas subterráneas, árboles y vegetales
diversos, peces y otros animales) este concepto se refiere al rendimiento máximo
que se puede obtener indefinidamente sin poner en peligro el capital futuro de cada
recurso. En el caso de la contaminación (vertidos líquidos y gaseosos en ríos, lagos,
océanos y en la atmósfera) la capacidad de carga se refiere a las cantidades de
productos contaminantes que estos receptores pueden absorber antes de ser
irremediablemente alterados (Eurosur, nd).

Para el caso de los recursos naturales renovables, la tasa de utilización debiera ser
equivalente a la tasa de recomposición del recurso. Para los recursos naturales no
renovables, la tasa de utilización debe equivaler a la tasa de sustitución del recurso
en el proceso productivo, por el período de tiempo previsto para su agotamiento
(medido por las reservas actuales y por la tasa de utilización). Si se toma en cuenta
que su propio carácter de “no renovable” impide un uso indefinidamente
sustentable, hay que limitar el ritmo de utilización del recurso al período estimado
para la aparición de nuevos sustitutos. Esto requiere, entre otros aspectos, que las
inversiones realizadas para la explotación de recursos naturales no renovables, a
fin de resultar sustentables, deben ser proporcionales a las inversiones asignadas
para la búsqueda de sustitutos, en particular las inversiones en ciencia y tecnología
(Guimarães, 1998).

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1.4 Visión sistémica de la sustentabilidad

Con el fin de comprender mejor cómo y por qué las formas actuales de desarrollo
no son sostenibles, podemos mirar a la sociedad humana desde un punto de vista
sistémico.

En cuanto a la sociedad humana, desde un punto de vista sistémico, significa


analizar cómo la sociedad se ha desarrollado históricamente y cómo los métodos
de hacer las cosas se han vuelto arraigados en particular en la población de
personas.

Dado que las formas actuales de desarrollo desde su origen proliferaron desde el
Oeste, la mayor parte del siguiente análisis se centrará en la sociedad occidental.
Sin embargo, cabe señalar que los sistemas occidentales se han convertido en la
principal forma de llevar a cabo transacciones a nivel mundial.

Probablemente el mayor contribuyente al desarrollo no sostenible y la degradación


ambiental es la concepción que la sociedad humana tiene de sí misma con el medio
natural.

Lynn White (1967), un historiador norteamericano, publicó un artículo en Science


titulado “Las raíces históricas de nuestra crisis ecológica” En él, llamó la atención
sobre una importante explicación de la destrucción humana inducida por el medio
ambiente: “La separación del hombre de sí mismo con la naturaleza”.

Sostuvo que la sociedad occidental se ve cada vez más como un dominador de la


naturaleza, y que la naturaleza sólo existe para el beneficio de la explotación
humana. Estos puntos de vista se hizo aún más dominante durante la Revolución
Industrial, los seres humanos fueron capaces de lograr avances tecnológicos que
maximiza el consumo de recursos al tiempo que prepara el camino para un mayor
nivel de desarrollo. Esta separación entre el hombre y la naturaleza ha formado a
los modelos de negocios y sirve como base para el desarrollo humano.

Las empresas hacen negocios con la base de que el medio ambiente natural existe
solamente para proporcionar recursos para la fabricación y otras actividades
económicas. Sin embargo, este sistema de desarrollo no tiene debidamente en
cuenta los límites naturales de la tierra y la irreversibilidad de algunas formas de
degradación ambiental. Lograr la sostenibilidad ambiental significa cambiar el
sistema de una manera que refuerce la conexión de la humanidad con el medio

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ambiente, de modo que el consumo de recursos y la degradación ambiental puede
ser tenida en cuenta adecuadamente en los modelos económicos.

En cuanto a que el sistema económico del capitalismo también proporciona una


idea de por qué el desarrollo humano es intrínsecamente insostenible. El
capitalismo es ahora la base principal para la realización de negocios dentro de los
países y entre éstos y las corporaciones globales que están ejerciendo cada vez
más poder en el escenario mundial. Sin embargo, los sistemas capitalistas no
toman bien en cuenta la degradación ambiental en sus modelos y, de hecho incluso
puede animar a una mayor degradación. Este concepto puede tal vez ser el mejor
iluminado con famosa analogía de Garret Hardin: “La Tragedia de los Comunes”
(Hardin, 1968).

Hardin describe una situación en la que una pequeña población de pastores de


vacas viven en una parcela de tierra que se conoce como un “bien común”, porque
todo el mundo comparte la misma. Es en el mejor interés racional de cada pastor
criar o cuidar tantas como vacas como sea posible a fin de maximizar el beneficio.
Sin embargo, con cada nueva vaca que se presenta a la parcela de tierra, la tierra
se degradada cada vez más. Es de interés para cada pastor maximizar el pastoreo
de todas las vacas como sea posible, pero la degradación ambiental resultante
sería perjudicial para todos y nadie sería capaz de criar vacas en los años
siguientes.

Esta analogía pone de relieve la explotación inevitable que podrían resultar del
consumo de recursos sin control: si todas las empresas iban a explotar los recursos
de la mayor cantidad posible y emitir tanta contaminación como sea posible luego
del medio ambiente podría ser destruido al punto del colapso. Tal es el caso cuando
la población humana comparte un recurso común como la atmósfera o los océanos.

El sistema capitalista dicta que cada empresa debe maximizar sus beneficios
económicos, lo que significa que la degradación ambiental es un pensamiento
secundario para muchas empresas. Como resultado, el ambiente se vuelve cada
vez destruido en beneficio del desarrollo humano. En el corazón del desarrollo
sostenible es la evaluación crítica de los sistemas en los que la sociedad humana
se ha desarrollado. La comprensión de cómo estos sistemas se han infiltrado en el
desarrollo humano nos permitirá allanar el camino para un futuro más sostenible.
Sin embargo, esto no es tarea fácil, ya que la sociedad humana se ha desarrollado
a lo largo de valores profundamente arraigados y tradiciones.

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Lograr el desarrollo sostenible requiere un cambio de estos valores profundamente
arraigados y una integración adecuada con el medio ambiente natural en las futuras
formas de desarrollo humano.

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CONCLUSION
Como se puede concluir en esta unidad es que el desarrollo de la sustentabilidad
abarca lo que son la sociedad, la economía y el medio ambiente, como es que
podemos cuidar el medio ambiente en el presente y para las futuras generaciones,
siempre hay que utilizar lo necesario y contribuir en ello para que en un futuro las
personas puedan disfrutarlo, y el desarrollo sustentable igual se aprendió de la
visión sistemática con el fin de comprender mejor cómo y por qué las formas
actuales de desarrollo no son sostenibles, podemos mirar a la sociedad humana
desde un punto de vista sistémico. En cuanto a la sociedad humana, desde un
punto de vista sistémico, significa analizar cómo la sociedad se ha desarrollado
históricamente y cómo los métodos de hacer las cosas se han vuelto arraigados en
particular en la población de personas. Dado que las formas actuales de desarrollo
desde su origen proliferaron desde el Oeste, la mayor parte del siguiente análisis
se centrará en la sociedad occidental. Sin embargo, cabe señalar que los sistemas
occidentales se han convertido en la principal forma de llevar a cabo transacciones
a nivel mundial.

FUENTE https://es.slideshare.net/EusebioNava/introduccin-al-desarrollo-sustentable

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