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En relación a lo anterior me permito presar los siguientes:

AGRAVIOS

1.- EL PRIMER AGRAVIO lo constituye la admisión del supuesto contrato de prestación de


servicios profesionales, toda vez que le concede valor probatorio pleno, omitiendo de manera
grave la presunción de inocencia que nuestra Carta Magna nos otorga a través del artículo 20
Constitucional.

Violentando de esta manera los derechos humanos que también el H. Ayuntamiento


Constitucional de Tlayacapan tiene. Puesto que una sentencia en contra de este no lesiona a
una persona o a un partido político, lesiona a toda una comunidad al verse afectados los
ingresos del erario público del país. Toda vez que la persona habilitada legalmente para la
celebración de cualquier contrato no lo es el Oficial Mayor del Ayuntamiento Municipal
Constitucional de Tlayacapan, Morelos sino persona diversa.

Resulta aplicable la Tesis de Jurisprudencia 1ª.J 28/2016 (10ª.), emitida por la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, bajo el rubro y texto siguientes:

Época: Décima Época


Registro: 2011871
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 31, Junio de 2016, Tomo I
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a./J. 28/2016 (10a.)
Página: 546

PRESUNCIÓN DE INOCENCIA COMO ESTÁNDAR DE PRUEBA.


CONDICIONES PARA ESTIMAR QUE EXISTE PRUEBA DE CARGO
SUFICIENTE PARA DESVIRTUARLA.

Para poder considerar que hay prueba de cargo suficiente para enervar la
presunción de inocencia, el juez debe cerciorarse de que las pruebas de cargo
desvirtúen la hipótesis de inocencia efectivamente alegada por la defensa en el
juicio y, al mismo tiempo, en el caso de que existan, debe descartarse que las
pruebas de descargo o contraindicios den lugar a una duda razonable sobre la
hipótesis de culpabilidad sustentada por la parte acusadora.

Amparo directo 21/2012. 22 de enero de 2014. Cinco votos de los Ministros


Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien formuló voto
concurrente, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García
Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto concurrente.
Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Arturo Bárcena Zubieta.

Amparo directo en revisión 4380/2013. 19 de marzo de 2014. Cinco votos de los


Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario
Pardo Rebolledo. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Arturo
Bárcena Zubieta.

Amparo directo en revisión 3457/2013. 26 de noviembre de 2014. Mayoría de


cuatro votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón
Cossío Díaz, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo Gutiérrez Ortiz
Mena. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo
de Larrea. Secretario: Arturo Bárcena Zubieta.

Amparo directo en revisión 3046/2014. 18 de marzo de 2015. Cinco votos de los


Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario
Pardo Rebolledo, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo Gutiérrez
Ortiz Mena. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Arturo Bárcena
Zubieta.

Amparo directo en revisión 5601/2014. 17 de junio de 2015. Cinco votos de los


Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien
reservó su derecho para formular voto concurrente, Jorge Mario Pardo
Rebolledo, quien formuló voto concurrente, Olga Sánchez Cordero de García
Villegas y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de
Larrea. Secretario: Arturo Bárcena Zubieta.

Tesis de jurisprudencia 28/2016 (10a.). Aprobada por la Primera Sala de este


Alto Tribunal, en sesión de fecha primero de junio de dos mil dieciséis.

Esta tesis se publicó el viernes 17 de junio de 2016 a las 10:17 horas en el


Semanario Judicial de la Federación y, por ende, se considera de aplicación
obligatoria a partir del lunes 20 de junio de 2016, para los efectos previstos en el
punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.

En relación a lo anteriormente expuesto, es violatorio de derechos humanos y garantías el haber


aceptado el supuesto contrato como bueno y como prueba plena.

2.- EL SEGUNDO AGRAVIO. Lo constituye el hecho de que las supuestas facturas sean
utilizadas para demostrar una relación mercantil y de esta forma sentenciar al Ayuntamiento
Municipal Constitucional de Tlayacapan, Morelos perjudicando de manera directa no al
Ayuntamiento como persona moral, sino a la comunidad como tal, toda vez que derivado de la
sentencia puede verse afectado el presupuesto municipal para llevar a cabo obras previamente
solicitadas y autorizadas tanto por el Congreso o por la Federación. Además de que dichos
“supuestos” pagos y facturas no demuestran nada.

Resulta aplicable la Tesis de Jurisprudencia I.4º.C.J 29, emitida por la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, bajo el rubro y texto siguientes:

Época: Novena Época


Registro: 169501
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXVII, Junio de 2008
Materia(s): Civil
Tesis: I.4o.C. J/29
Página: 1125

FACTURAS. SU VALOR PROBATORIO DEPENDE DE LOS HECHOS


QUE SE QUIEREN ACREDITAR, DEL SUJETO CONTRA QUIEN SE
PRESENTEN Y DE LAS CIRCUNSTANCIAS CONCURRENTES.

La interpretación sistemática y funcional de los artículos 29 y 29-A del Código


Fiscal de la Federación y 1391, fracción VII, del Código de Comercio; en
relación con los usos mercantiles y la doctrina especializada en derecho fiscal y
mercantil, hace patente que las facturas adquieren distinto valor probatorio, en
atención al sujeto contra quien se emplean, los usos dados al documento y su
contenido. Así, contra quien la expide, hace prueba plena, salvo prueba en
contrario, como comprobante fiscal, documento demostrativo de la propiedad de
un bien mueble, documento preparatorio o ejecutivo de una compraventa
comercial, etcétera; contra el sujeto a quien va dirigida o cliente, ordinariamente
se emplea como documento preparatorio o ejecutivo de una compraventa
comercial o de la prestación de servicios, respecto de los cuales la factura
produce indicios importantes sobre la relación comercial y la entrega de las
mercancías o prestación de los servicios, susceptible de alcanzar plena fuerza
probatoria si es reconocida o aceptada por dicho sujeto, en forma expresa o
tácita, o si se demuestra su vinculación al acto documentado por otros medios, y
contra terceros, que generalmente se presentan para acreditar la propiedad de
bienes muebles, puede alcanzar la suficiencia probatoria respecto de ciertos
bienes, cuando exista un uso consolidado y generalizado, respecto a un empleo
para dicho objetivo como ocurre con la propiedad de los automóviles, y tocante a
otros bienes, la factura sólo generará un indicio importante sobre la adquisición
de los bienes descritos, por quien aparece como cliente, que necesitará de otros
para robustecerlo, y conseguir la prueba plena. En efecto, las facturas son
documentos sui géneris, porque no son simples textos elaborados libremente por
cualquier persona, en cuanto a contenido y forma, sino documentos que sólo
pueden provenir legalmente de comerciantes o prestadores de servicios
registrados ante las autoridades hacendarias, mediante los formatos regulados
jurídicamente sujetos a ciertos requisitos para su validez, y a los cuales se les
sujeta a un estricto control, desde su elaboración impresa hasta su empleo, y cuya
expedición puede acarrear serios perjuicios al suscriptor, requisitos que, en su
conjunto, inclinan racionalmente hacia la autenticidad, como regla general, salvo
prueba en contrario. Así, los artículos 29 y 29-A del Código Fiscal de la
Federación, exigen la impresión, de los formatos por impresor autorizado por la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y que se consigne en ellos el nombre
del comerciante o prestador de servicios, la fecha de la impresión, un número de
folio consecutivo, datos del expedidor y del cliente, incluido el Registro Federal
de Contribuyentes de ambos, relación de las mercancías o servicios, su importe
unitario y total, etcétera. Por tanto, su contenido adquiere una fuerza indiciaria de
mayor peso específico que la de otros documentos privados, simples, al
compartir de algunas características con los documentos públicos. Asimismo, la
factura fue concebida originalmente con fines fiscales, para demostrar las
relaciones comerciales por las cuales debían pagarse o deducirse impuestos, pero
en el desarrollo de las relaciones mercantiles han adquirido otras funciones
adicionales, como la de acreditar la propiedad de los vehículos automotores ante
las autoridades de tránsito y otras, reconocidas inclusive en la normatividad de
esa materia; respecto de otros bienes se ha venido incorporando en la conciencia
de las personas como generadoras de indicios de la propiedad; entre algunos
comerciantes se vienen empleando como instrumentos preparatorios o ejecutivos
de una compraventa comercial o prestación de servicios, que se expiden en
ocasión de la celebración del contrato respectivo, para hacer una oferta
(preparatorio), o para que el cliente verifique si la mercancía entregada
corresponde con la pedida, en calidad y cantidad, y haga el pago
correspondiente, y en otros casos se presenta con una copia para recabar en ésta
la firma de haberse recibido la mercancía o el servicio. Por tanto, las facturas
atribuidas a cierto comerciante se presumen provenientes de él, salvo prueba en
contrario, como sería el caso de la falsificación o sustracción indebida del legajo
respectivo. Respecto del cliente, partiendo del principio de que el documento
proviene del proveedor y que a nadie le es lícito constituirse por sí el título o
documento del propio derecho, se exige la aceptación por el comprador, para que
haga fe en su contra, de modo que sin esa aceptación sólo constituye un indicio
que requiere ser robustecido con otros elementos de prueba, y en esto se puede
dar un sinnúmero de situaciones, verbigracia, el reconocimiento expreso de
factura, ante el Juez, o de los hechos consignados en ella; el reconocimiento
tácito por no controvertirse el documento en el juicio, la firma de la copia de la
factura en señal de recepción del original o de las mercancías o servicios que éste
ampara, etcétera. Empero cuando no existe tal aceptación, serán necesarios otros
elementos para demostrar la vinculación del cliente con la factura, que pueden
estar en el propio texto de la factura o fuera de ella. Así, si la firma de recibido
proviene de otra persona, es preciso demostrar la conexión de ésta con el cliente,
como dependiente o factor, apoderado, representante o autorizado para recibir la
mercancía. Un elemento importante para acreditar esa relación, sería la prueba de
que la entrega de la mercancía se hizo en el domicilio del cliente o en alguna
bodega o local donde realiza sus actividades, porque al tratarse del lugar de
residencia habitual, del principal asiento de los negocios del cliente, o
simplemente de un lugar donde desempeña actividades, se presume la existencia
de cierta relación de éste con las personas encontradas en el inmueble, como
familiares, apoderados, empleados, etcétera, a los cuales autoriza explícita o
expresamente para recibir en su nombre las cosas o servicios pedidos. Otras
formas para probar la conexión de quienes recibieron las mercancías o servicios
a nombre del cliente, podrían ser a través de elementos externos a la factura,
como documentos donde conste la relación de mandato, poder, de trabajo, de
parentesco; testimoniales, confesionales con el mismo fin, etcétera. Sin embargo,
si a final de cuentas los elementos indiciarios de la factura no se robustecen, el
documento no hará prueba contra el cliente de la relación comercial o la entrega
de los bienes o prestación de los servicios que pretende amparar. Por último,
cuando la factura se presenta contra terceros, puede tener pleno valor probatorio,
con base en los usos mercantiles conducentes con las previsiones legales
específicas aplicables, pero en lo demás sólo formarán indicios cuya fuerza
persuasiva dependerá de las otras circunstancias concurrentes.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL


PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 287/2007. José Luis Pérez Sánchez. 7 de junio de 2007.


Unanimidad de votos. Ponente: Leonel Castillo González. Secretaria: Mónica
Cacho Maldonado.

Amparo directo 415/2007. Energy Delivery, S.A. de C.V. 5 de julio de 2007.


Unanimidad de votos. Ponente: Leonel Castillo González. Secretaria: Mónica
Cacho Maldonado.

Amparo directo 653/2007. Arkio de México, S.A. de C.V. 6 de diciembre de


2007. Unanimidad de votos. Ponente: Mauro Miguel Reyes Zapata. Secretaria:
María del Carmen Amaya Alcántara.

Amparo directo 19/2008. Tubos y Perfiles de Aluminio Hall, S.A. de C.V. 31 de


enero de 2008. Unanimidad de votos. Ponente: Mauro Miguel Reyes Zapata.
Secretaria: María del Carmen Amaya Alcántara.

Amparo directo 256/2008. Printa Color, S.A de C.V. 30 de abril de 2008.


Unanimidad de votos. Ponente: Francisco J. Sandoval López. Secretario:
Francisco Juri Madrigal Paniagua.

El argumento toral de la resolución reclamada, para confirmar la condena en contra del hoy
quejoso, se traduce en la circunstancia de que éste no demostró la objeción hecha a la factura
exhibida por el actora aunque tenía la carga de hacerlo, concretamente, por no demostrar la
inexistencia de la relación comercial alegada, ni su desvinculación con las personas que firmaron
haber recibido el servicio recibido en dicho documento, por no ser sus representantes, factores o
dependientes. En consecuencia, aduce la responsable, debe presumirse que el demandado
recibió dicho servicio y debe cubrir su precio.

A ese respecto, el quejoso alega la imposibilidad de su parte para demostrar hechos negativos.
De conformidad con los artículos 1194, 1195 y 1196 del Código de Comercio, quien afirma tiene
la carga de probar y no así quien niega, salvo que su negación envuelva la afirmación expresa
de un hecho o al hacerlo desconozca una presunción legal a su favor el colitigante.

En dichas disposiciones se recogen principios generales sobre la carga de la prueba, que


responden a exigencias de lógica y facilidad para probar. Por eso, quien asevera la existencia de
cierto estado de cosas, debe demostrarlo. En cambio, quien lo niega tendrá dificultades para
acreditar dicha inexistencia, salvo los casos previstos en la ley (una afirmación tácita o
desconocer una presunción legal), donde dicha dificultad desaparece.

Para el caso, la negación hecha por el hoy quejoso al objetar el documento básico de la acción
es lisa y llana, y no configura ninguna de las salvedades por las cuales le corresponda la carga
de probar.

En efecto, el actor reclamó del quejoso el pago del precio de cierto servicio que dijo haberle
hecho. Para demostrarlo exhibió diferentes facturas donde se indica los supuestos servicios y su
precio, así como una firma atribuida al C. ELISEO CORNELIO ANZURES PREDRAZA.

El quejoso objetó dicho documento por no haber celebrado la operación comercial ahí reflejada
al señalar: "jamás se le solicito a la actora tal servicio". Por lo mismo, negó haber autorizado su
recepción y dijo desconocer la entrega y el domicilio donde se hizo.

Dichas negaciones son simples y llanas, pues se opone rotundamente a la existencia del acto
comercial por el cual se le reclama cierta suma de dinero. Así, no hay posibilidad de alguna
afirmación implícita en ella, contrariamente a lo sostenido por la responsable, precisamente
porque rechaza el acto afirmado por el actor. Asimismo, no hay disposición alguna en la ley
donde se prevea alguna presunción a favor de quien expide facturas, sobre la entrega de la
mercancía amparada en ellas.

De imponerle la carga de probar su negación, se impondría al demandado una tarea difícil o,


incluso, imposible, pues aunque fuera prolijo en demostrar todas las operaciones comerciales
que ha llevado a cabo para que, por exclusión, se advirtiera que ninguna de ellas es la
reclamada en juicio, de cualquier modo permanecería la duda sobre la existencia de ésta. En
cambio, para el actor la tarea de acreditar la existencia del acto es más fácil, porque para ello
podría agregar a las facturas algún documento donde conste el pedido del demandado, el
testimonio de alguna persona que conoció del acto, etcétera.

Por tanto, el quejoso no está obligado a probar su negación.

La responsable parte de la base de que el actor ha probado su derecho y que el demandado


debe probar las causas generadoras de la extinción de su obligación, lo cual no se aplicaría en el
caso, pues el demandado ni siquiera admite la existencia de la obligación, por tanto, no está en
el supuesto de alegar causas generadoras de su extinción, como el pago u otra, que deba
demostrar.

El demandado, se insiste, negó el acto alegado por el actor, por lo cual no tiene la carga de
demostrar su negación.
Determinado lo anterior, corresponde analizar si las facturas exhibidas como base de la acción
es suficiente, por sí mismas, para acreditar la acción, por ser las que, fundamentalmente,
consideró la responsable para emitir su resolución.

Al efecto, enseguida se hacen algunas reflexiones que ofrece la doctrina sobre el origen, función
y naturaleza de las facturas para tener elementos de valoración de su fuerza probatoria, ya que
en el Código de Comercio u otro ordenamiento legal no existe disposición expresa acerca de la
naturaleza jurídica de la factura o de sus efectos demostrativos.

En la Enciclopedia Jurídica Básica, primera edición, Editorial Civitas, páginas 3061 y 3062,
aparece la siguiente información:

"Factura (D.° Financiero y Tributario).

"La factura es el documento emitido por un empresario o profesional con ocasión


de las operaciones que realiza en el ejercicio de su actividad, con los requisitos
establecidos por el ordenamiento jurídico, y donde se hacen constar ciertos datos
relativos a la identidad del sujeto pasivo y del cliente, naturaleza, calidad y
cantidad del objeto de la operación, el precio de los bienes y servicios y el tipo
impositivo correspondiente a cada uno de ellos, la cuota y la fecha.

"I. Necesidad de la factura en el ámbito tributario. La regulación de los deberes


de facturación constituye un exponente de los nuevos derroteros del discurrir
actual de los mecanismos de gestión de los impuestos donde se obliga a los
contribuyentes al desempeño de funciones cuasiadministrativas. En el ámbito de
esas nuevas funciones, donde desempeñan un papel relevante la autoliquidación
y la repercusión, y en la necesidad de que la administración de la Hacienda
Pública disponga de la adecuada información, surge el deber de expedición y
entrega de facturas por parte de los empresarios y profesionales. ...

"II. Funciones. La factura, como documento con significado mercantil y fiscal,


cumple tres funciones fundamentales. En primer lugar desempeña una
importante labor de información, facilitando a la administración su labor de
control, al suministrar una relevante información sobre las transacciones
económicas derivadas del desarrollo de actividades empresariales y
profesionales. Ello es importante tanto desde el punto de vista del derecho
interno como desde el plano internacional. En segundo lugar, la factura
constituye requisito para el ejercicio de la repercusión en el ámbito de la
imposición indirecta (art. 88.2 LIVA, y art. 4 de la Ley 38/1992, de 28 de
diciembre, de impuestos especiales). En último lugar, e íntimamente relacionado
con el aspecto que acabamos de señalar, la factura se erige como elemento
importante para justificar los gastos minorados en la base imponible o las
deducciones practicadas para determinar la cuota líquida. ..."

En la Enciclopedia Jurídica Omeba, Editorial Driskill, S.A., páginas 782 a 785, se indica lo
siguiente:

"... La factura comercial suele ser expedida en ocasión de determinadas


operaciones o contratos: de comisión, de remate, de depósito, etc. Pero lo común
y usual es expedirla en ocasión de las compraventas mercantiles, al punto que los
problemas que el documento sub-examine plantea provienen, casi
exclusivamente, del expedido en ocasión de las compraventas.

"...
"Finalidades o funciones de la factura. ... 1. La finalidad natural del documento
sub-examine es acreditar, en las condiciones establecidas por la ley, la existencia
de un contrato ya concluido entre el comerciante remitente de la factura y el que
la recibe. Prueba no solamente el contrato sino también las condiciones y
términos consignados en el texto.
"...

"Más la factura puede preceder al contrato, en forma que comporte en realidad su


oferta o proposición.
"...

"Fuerza probatoria. Dentro de nuestro régimen legal positivo, la factura


comercial es un instrumento privado...
"...

"a) Prueba en contra del vendedor. Por el sólo hecho de su emisión la factura
comercial constituye prueba en contra del vendedor, pues equivale a una
confesión extrajudicial.

"De esta suerte, reconocida la factura por el vendedor contra quien se invoca, ella
hace plena fe. Naturalmente que el vendedor (y ello no es sino aplicación de los
principios comunes) podría, mediante la prueba contraria, destruir la eficacia de
esa confesión.

"Es natural, también, que quien invoca a su favor la factura expedida por el
vendedor en las circunstancias anotadas, no puede prevalerse de lo que le
conviene rechazando lo que le perjudica...

"b) Prueba en contra del comprador. Desde el momento que la factura emana
directamente del vendedor, su fuerza probatoria se halla totalmente condicionada
a su aceptación por el comprador ..

"La sola emisión de la factura no podría, pues crear prueba a favor del vendedor
en virtud de aquel principio tan conocido: nemo sibi adscribit.

"La aceptación puede ser expresada o tácita. La primera resultará de haber


firmado el comprador el duplicado de la factura si lo hubiere, o de haber acusado
recibo por carta, telegrama o aún verbalmente.

"La tácita resultará de actos inequívocos del comprador que así lo hagan
presumir.
"...

"Aceptada y reconocida la factura, ella prueba no sólo la conclusión del negocio,


sino las cláusulas, condiciones y modos en ella impresos."

De igual forma, en la obra de Derecho Comercial, de Bolaffio, Rocco y Vivante, Tomo IV, relativo
a De la venta y del reporto, de Luis Tartufari, Editorial Ediar, Buenos Aires, 1948, luego de
destacarse su mayor uso en los contratos de compraventa mercantil, se denomina a la factura
como:

"... la nota o detalle de las mercaderías vendidas que el vendedor remite al


comprador con la precisa y detallada indicación de su especie, calidad, cantidad
y de su precio, y con todas aquellas otras que puedan servir o ser necesarias tanto
para individualizar las mercaderías mismas, como para determinar el contenido y
modalidades de ejecución del contrato." (Página 114).

En primer término, se hace énfasis en que los documentos se presentan contra el cliente por el
proveedor, lo cual supone la admisión por parte de quien las expidió y la función atribuida es la
de probar una relación comercial entre las partes.

En el documento constan elementos para inclinarse a favor de su autenticidad, es decir, la


proveniencia del talonario de folios autorizados para la actora, según las leyes fiscales, pues el
número de folio, está comprendido dentro de los señalados en letra pequeña al final de los
documentos; asimismo, se indica, en líneas verticales en el margen derecho, que el impresor,
está autorizado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

De igual forma, la factura contiene la razón social de la actora, su registro federal de


contribuyentes, domicilio, números telefónicos, y en la parte inferior, una reproducción de su
cédula de identificación fiscal.

Las facturas fueron expedidas a favor del demandado el H. Ayuntamiento Municipal


Constitucional de Tlayacapan, Morelos, de quien se asentó su registro federal de contribuyentes
y como su domicilio, l la cual corresponde con el lugar donde fue emplazado a juicio.

Como se ve, las facturas efectivamente provienen del actor, pues todo indica que forma parte del
talonario correspondiente a los folios de la impresión hecha por el impresor autorizado para dicha
proveedora; y hace referencia a una prestación de servicios, que, al parecer, fue pedida por el
demandado, en los términos y condiciones ahí precisadas, ya que se señalaron sus datos como
cliente, relativos a su nombre, domicilio y registro federal de causantes. Por tanto, en principio
genera un indicio de ese hecho.

Sin embargo, de su propio contenido y de autos se advierten elementos que no permiten


establecer la relación con el demandado, es decir, que efectivamente la prestación del servicio
con comprobante fiscal por la empresa actora, se haya efectuado al demandado; y, por tanto,
impide aumentar la eficacia probatoria del documento. Dichos elementos son los siguientes:

a) La negación rotunda del demandado sobre la existencia del acto comercial, por lo cual no hay
aceptación de su parte.

b) El demandado, que figura como cliente, no firmó la factura en señal de recibo de las
mercancías, sino tercera persona, por lo cual se hacía necesario acreditar la vinculación de ésta
con el demandado, sin que de las pruebas consideradas en la resolución reclamada se advierta
algún indicio en ese sentido, lo cual tiene relación con el siguiente elemento.

c) La entrega de la prestación del servicio se realizó en un domicilio diferente a aquel que consta
en el documento como del quejoso, y en el cual éste fue emplazado, y esa situación hacía
necesario demostrar alguna relación del quejoso con el lugar donde se hizo el servicio, ya sea
por ser de domicilio conocido. Sin embargo, de los elementos considerados por la responsable
en su sentencia no hay prueba de esa situación.

Al efecto, cabe señalar que, contrariamente a lo afirmado por la responsable, el hecho de que las
facturas hayan sido entregadas en el domicilio del demando y recibidas por tercero, no permite
formular alguna presunción de nexo con el quejoso.

De esa manera, el contenido mismo de las facturas en cuestión resultan insuficientes para
acreditar que la prestación del servicio documentado en ellas se realizaron efectivamente con el
demandado. La sola indicación de su nombre, domicilio y registro federal de causantes, como se
dijo, sólo generó un indicio que no llegó a fortalecerse, según los elementos analizados.

En tales condiciones, el indicio derivado de las facturas resultan insuficientes por sí mismo para
acreditar que efectivamente el quejoso obtuvo la prestación de servicios y no ha cubierto su
importe.

Por consiguiente, como en la sentencia que se reclamada se considera incorrectamente probada


la acción únicamente con la facturas, por el mero hecho de que el actor no demostró acción

También se indica que suele contener los elementos del contrato del cual deriva, así como
modalidades de su ejecución.

En cuanto a la eficacia probatoria, en la obra señalada se considera a la factura como


documento privado que, al provenir del vendedor o prestador de servicios hace plena fe en su
contra salvo prueba en contrario; y, en cuanto al comprador o el que recibe el servicio, partiendo
del principio de que a nadie le es lícito constituirse por sí el título o documento del propio
derecho, así como por la circunstancia de que proviene unilateralmente del vendedor, se
establece la necesidad de la aceptación por el demandado para que haga fe en su contra.

Por su parte, José María Martínez Val, en su obra Derecho Mercantil, define a la factura como
una lista de mercancías con especificación de sus características (cantidad, calidad, naturaleza,
precio), y en cuanto a su función precisa:
"Puede ser documento para la preparación de un contrato (fase preparatoria) o
para la ejecución del mismo. Suele representar a la vez la aceptación del contrato
por parte del vendedor y el principio de ejecución, que se acredita con el envío
de la factura. Se entiende que la factura firmada por el vendedor vincula a éste y
tiene el valor de una confesión extrajudicial ... También vincula al comprador si
firma la factura (o un duplicado de ella de conformidad)" (1a. edición, Editorial
Bosch, Barcelona, 1979, página 446).

De las definiciones que anteceden, se pueden extraer las siguientes puntualizaciones:

a) La naturaleza de la factura, primordialmente, y por su origen, obedece a la


necesidad de documentar detalladamente los sujetos y el objeto del acto de
comercio respectivo, para efectos de control fiscal por la venta de bienes o
servicios.

b) Tiene lugar, principalmente, en ocasión de la celebración de un contrato de


compraventa de bienes o servicios, sea como su preparación, o como su
ejecución. No constituye el contrato por sí mismo, sino sólo el documento donde
se precisa la cosa que se da o el servicio que se presta.

c) En ella se detallan la cantidad, calidad y precio de los bienes o servicios


ofrecidos, entregados o prestados por el vendedor.

d) Debido a lo anterior, se le ha usado para demostrar la existencia de la


compraventa, así como sus términos y condiciones.

e) La expedición de la factura corre a cargo del vendedor, por lo cual prueba


plenamente en su contra, salvo prueba en contrario.

f) En contra del comprador, en cambio, requiere su aceptación para hacer fe en


su contra, sea expresa o tácita.
Lo anterior tiene correspondencia en algunas normas del derecho positivo mexicano, incluidos
los usos mercantiles en relación con las facturas.

En cuanto a su expedición por el vendedor o prestador de servicios, el Código Fiscal de la


Federación en sus artículos 29 y 29-A prevé el cumplimiento de ciertos requisitos:

a) La impresión debe llevarse a cabo en establecimientos autorizados por la


Secretaría de Hacienda y Crédito Público;
b) debe contener nombre, denominación o razón social, domicilio fiscal y clave
de registro federal de contribuyentes de quien los expida;
c) el número de folio impreso;
d) el lugar y fecha de expedición;
e) clave del registro federal de contribuyentes de la persona a favor de quien se
expida;
f) cantidad y clase de mercancías o descripción del servicio que amparen;
g) valor unitario consignado en número e importe total consignado en número y
letra, y el monto de los impuestos que deban trasladarse;
h) fecha de impresión y datos de identificación del impresor autorizado. Los
documentos respectivos deben usarse en un plazo máximo de dos años a partir de
su impresión, que puede extenderse cuando se cumplan ciertas reglas de la
autoridad fiscal;
i) la vigencia de la factura. El uso fuera de esa vigencia deja al comprobante sin
efectos para deducciones o acreditamientos fiscales; y
j) quien expide debe cerciorarse de que los datos contenidos en la factura sean
correctos.

De igual forma, en las facturas suele anotarse el domicilio o lugar donde habrá de hacerse la
entrega de la mercancía, señalado por el cliente.

De esto se advierte que, efectivamente, en las facturas se hace el detalle de los bienes o
servicios dados u ofrecidos al cliente, y debido a los requisitos impuestos para fines de control
fiscal, se obtiene mayor grado de convicción sobre la verdad del origen o proveniencia de la
factura y, por ende, de su contenido, pues el documento deriva de cierto bloque impreso con
sujeción a formalidades previstas en la ley y controladas por la autoridad fiscal y, además, de
que su expedición genera cargas fiscales.

Conforme al artículo 1391, fracción VII, del Código de Comercio, entre los documentos que traen
aparejada ejecución están las facturas, cuentas corrientes y cualesquiera otros contratos de
comercio, siempre y cuando se encuentren firmados y reconocidos judicialmente por el deudor.
Lo anterior, es una muestra de la necesidad de la aceptación de la factura, por parte del
comprador o cliente y, en el supuesto previsto, debe ser precisamente ante un Juez para lograr
la fuerza ejecutiva.

Asimismo, en los usos mercantiles se advierte que, si bien es cierto que la factura nació de la
necesidad de la autoridad fiscalizadora de tener un control en materia tributaria, también lo es
que con el paso del tiempo ha tenido otros usos, como por ejemplo, comprobante o fuerte indicio
de la propiedad de bienes muebles, ante la falta de una regulación expresa sobre esa cuestión,
aunque en estricto sentido no constituya un título de propiedad. Esto se ha evidenciado en mayor
medida con los vehículos automotores, para los cuales el uso de la factura como título de
propiedad se ha generalizado, ya sea para probar su adquisición de la agencia de automóviles,
como sus endosos a sucesivos adquirentes; incluso, en la ley se le considera como base para
calcular el impuesto de tenencia o uso de vehículos, conforme al artículo noveno transitorio,
fracción III, inciso a), de la reforma del veintinueve de diciembre de mil novecientos noventa y
siete de la Ley sobre el Impuesto de Tenencia o Uso de Vehículos, según el precio consignado
en ella.

En el embargo de bienes muebles, se suele presentar la factura expedida por la casa comercial
donde fueron adquiridos, para tratar de acreditar, mediante la compraventa mercantil, la
propiedad a favor de quien figura en ella como cliente y, con eso demostrar si efectivamente
pertenecen al deudor, o bien, a un tercero, para formular una tercería excluyente de dominio
(artículo 659 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal). La propia ley en
algunos casos ha otorgado ese reconocimiento como título de propiedad a la factura, por
ejemplo, cuando en el artículo 598, fracción III, del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, relativo a los remates, se prevé la entrega de la factura de los bienes rematados,
a favor del comprador, la cual debe estar firmada por el ejecutado o el tribunal en su rebeldía,
una vez que el comprador reciba los bienes del corredor o casa comercial que haya hecho la
venta.

También resulta útil la factura para demostrar la propiedad de algún bien mueble que ha sido
objeto de algún delito como el robo, para probar la calidad de agraviado o víctima.

De igual forma, en el medio mercantil mexicano, la expedición de facturas generalmente da


cuenta de un acto comercial celebrado entre comerciantes y, ordinariamente, se entrega por el
vendedor cuando el cliente recibe la mercancía, para verificar que corresponde con la cantidad,
calidad o características de lo pedido y, una vez conforme con lo anterior, realizar el pago
correspondiente en la forma convenida. La entrega suele hacerse en el domicilio señalado por el
cliente, y se asienta la firma de quien recibe, sea el propio cliente o alguna otra persona
autorizada al efecto. Esta situación se pone de manifiesto, por ejemplo, en lo dispuesto por el
artículo 51 de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, según la
cual, la fecha de pago al proveedor de los bienes o servicios prestados a la administración
pública federal, no deberá exceder de cuarenta y cinco días posteriores a la presentación de la
factura, previa entrega de los bienes, o prestación del servicio respectivo.

Lo hasta aquí expuesto pone en evidencia que factura es un concepto multívoco, es decir, que
admite distintos significados de acuerdo con la naturaleza del acto que da origen al documento o
de la finalidad perseguida con su expedición. Por lo cual, no tiene un uso uniforme.

Asimismo, es posible establecer que las facturas son documentos sui géneris, que participan
tanto de algunas cualidades de los documentos públicos, como de los privados. Lo primero,
porque debido a los requisitos impuestos por la ley y la autoridad fiscal para su expedición, les
imprime cierta formalidad que asegura su proveniencia de cierto vendedor quien, por el hecho de
la expedición, se presume de acuerdo con los términos y condiciones que él mismo fijó en el
documento. Lo segundo, cuando se presenta en relación con el comprador y los terceros porque,
en tales supuestos, se precisa perfeccionar el documento mediante la aceptación o
reconocimiento, en forma expresa o tácita, para hacer fe en su contra y, de lo contrario, sólo
pueden generar un indicio de cierta importancia.

Por lo tanto, para su valoración es necesario distinguir cada uno de esos usos y las personas
contra quienes se presente.
a) Como comprobante fiscal. En este uso, la factura prueba plenamente contra
quien la expide (el vendedor), acerca de la realización de los actos comerciales
que las generaron, con el objeto de enterar y pagar los impuestos respectivos, así
como obtener las deducciones correspondientes, salvo prueba en contrario, o
para cualquier otro fin.

b) Como documento demostrativo de la propiedad de bienes muebles.


Ordinariamente, cuando se presentan en juicio las facturas con esa función, se
presentan frente a terceros, es decir, quienes no intervinieron en la relación
comercial. En este caso, la factura genera un fuerte indicio, que requeriría la
concurrencia de otros elementos en el mismo sentido, como el silencio del
demandado. En algunos casos donde la factura se ha generalizado en este uso,
como en los automóviles, puede tener plena fuerza probatoria, salvo prueba en
contrario.

c) Como documento preparatorio o ejecutivo de una compraventa comercial.


Cuando la factura se presenta contra el vendedor, es susceptible de generar
prueba plena de su proveniencia y del acto comercial que ahí se documenta, en
atención a los requerimientos para ese fin impuestos por la ley y la autoridad
fiscal, con los cuales es posible tener un control sobre los movimientos
comerciales de los contribuyentes, para fines fiscales. Esto supone que la
expedición de las facturas por los comerciantes no es arbitraria, pues les genera
consecuencias de orden fiscal. Por tanto, la presentación de una factura contra
quien la expida puede hacer prueba plena, con la verificación de que cumple con
los requisitos fiscales señalados, es decir, si se demuestra que la factura proviene
del talonario con los folios respectivos del proveedor, porque de ese modo se
puede demostrar su autenticidad, no obstante que no contengan la firma de quien
expide.

Si la factura se presenta contra el cliente, en cambio, el valor probatorio de la factura no es tan


contundente, pues se necesitaría acreditar su vinculación con el acto comercial atribuido,
mediante la aceptación, sea expresa o tácita.

Al respecto, es ilustrativa la contradicción de tesis 75/99-PS, donde la Primera Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación sustentó la tesis de jurisprudencia de rubro:
"FACTURAS. NO REQUIEREN ESTAR FIRMADAS PARA TENER EFICACIA PROBATORIA EN
EL JUICIO DE AMPARO, POR NO EXIGIRLO LEY O DISPOSICIÓN APLICABLE ALGUNA."
(Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XIV, julio de 2001, página 163), en
cuya ejecutoria se dijo que:

"... La factura es el título representativo de las mercancías vendidas que se


expide al comprador o a quien adquiere los servicios, por lo que sirve para
amparar la propiedad de las mercancías o servicios a favor del adquirente,
además de que es un instrumento probatorio contra su expedidor y, cuando haya
sido aceptada, contra el adquirente de las mercancías o servicios;
independientemente de que es obligatoria su emisión desde el punto de vista
fiscal, cuando no se expiden otro tipo de comprobantes, pues sirven como un
instrumento de control fiscal."

Ahora bien, la manera más franca para demostrar la aceptación expresa o tácita del cliente, sería
porque contiene su firma de recepción de las mercancías, porque no controvierte ese hecho, o
porque lo admite expresamente.
En cambio, si la firma de recibido proviene de otra persona, sería preciso demostrar la conexión
entre ésta con el cliente, por ser su dependiente o factor, su apoderado, representante o
autorizado para recibir la mercancía.

Una forma de demostrarlo sería cuando la entrega se hace en el domicilio del cliente, lo cual
supone la prueba de que el lugar de la entrega es precisamente el domicilio del destinatario,
porque en ese caso, como el domicilio es el lugar donde se reside habitualmente o, en su
defecto, el principal asiento de sus negocios, conforme al artículo 29 del Código Civil para el
Distrito y Territorios Federales, es de presumirse que en el señalado por el cliente para la
entrega de la mercancía se encuentran personas de su confianza, como familiares, apoderados,
empleados, etcétera y, como tales, les otorga autorización para recibir en su nombre las cosas o
servicios pedidos.

Otra forma es ofrecer prueba de que el domicilio en cuestión puede tratarse de la habitación, el
asiento de los negocios, alguna bodega o local donde realiza operaciones el cliente, etcétera.

Si no hay alguna prueba o indicio de que el lugar donde se hace la entrega sea del cliente, o esté
bajo su control, no hay bases para establecer la relación señalada.

Otras formas para probar la conexión de quienes recibieron a nombre del cliente, podría ser a
través de elementos externos a la factura, como documentos donde conste la relación de
mandato, poder, de trabajo, de parentesco; testimoniales, confesionales con el mismo fin,
etcétera.

De esa manera, la factura presentada contra el cliente, en principio, puede llegar a generar un
indicio fuerte sobre la existencia de una relación comercial con quien la expidió, así como la
entrega de las mercancías, si contiene alguna firma de recibido. Sin embargo, tal indicio puede
fortalecerse o desvanecerse, según los elementos que tiendan a demostrar su conexión con el
cliente (su aceptación expresa o tácita, la entrega al propio cliente o en algún mandatario,
apoderado, factor o dependiente suyo, etcétera), o bien, si tales elementos no existen (no se
probó que el domicilio donde se hizo la entrega sea del cliente o, que quienes recibieron fueran
sus mandatarios, apoderados, dependientes, factores, o alguna relación que permita establecer
la recepción en su nombre).

En cuanto a los terceros ajenos a la relación comercial mencionada en la factura, ésta tiene la
aptitud de demostrar la existencia de la compraventa o la recepción de mercancía o servicios,
como indicio de tal situación y, por ende, requiere de otros elementos para robustecerse.

3.- EL TERCER AGRAVIO lo constituye la sentencia en general puesto que valora de manera
errónea y emite una sentencia para quedar bien con las partes. Puesto que no valora de manera
correcta las pruebas presentadas por el actor. Incluso las pruebas circunstanciadas las omite de
manera directa y absoluta. Haciendo solamente valoraciones simples y llanas.

Época: Décima Época


Registro: 160064
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro IX, Junio de 2012, Tomo 2
Materia(s): Civil
Tesis: I.5o.C. J/36 (9a.)
Página: 744

PRUEBAS. SU VALORACIÓN EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 402


DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL DISTRITO
FEDERAL.

El artículo 402 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal


establece que los Jueces, al valorar en su conjunto los medios de prueba que se
aporten y se admitan en una controversia judicial, deben exponer
cuidadosamente los fundamentos de la valoración jurídica realizada y de su
decisión, lo que significa que la valoración de las probanzas debe estar
delimitada por la lógica y la experiencia, así como por la conjunción de ambas,
con las que se conforma la sana crítica, como producto dialéctico, a fin de que la
argumentación y decisión del juzgador sean una verdadera expresión de justicia,
es decir, lo suficientemente contundentes para justificar la determinación judicial
y así rechazar la duda y el margen de subjetividad del juzgador, con lo cual es
evidente que se deben aprovechar "las máximas de la experiencia", que
constituyen las reglas de vida o verdades de sentido común.

QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER


CIRCUITO.

Amparo directo 309/2010. 10 de junio de 2010. Unanimidad de votos. Ponente:


Walter Arellano Hobelsberger. Secretario: Enrique Cantoya Herrejón.

Amparo directo 170/2011. 25 de marzo de 2011. Unanimidad de votos. Ponente:


Walter Arellano Hobelsberger. Secretario: Enrique Cantoya Herrejón.

Amparo directo 371/2011. 22 de julio de 2011. Unanimidad de votos. Ponente:


María Soledad Hernández Ruiz de Mosqueda. Secretario: Hiram Casanova
Blanco.

Amparo directo 460/2011. 18 de agosto de 2011. Unanimidad de votos. Ponente:


María Soledad Hernández Ruiz de Mosqueda. Secretario: Miguel Ángel
González Padilla.

Amparo directo 782/2011. 2 de febrero de 2012. Unanimidad de votos. Ponente:


Walter Arellano Hobelsberger. Secretario: Enrique Cantoya Herrejón.

Época: Novena Época


Registro: 174386
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXIV, Agosto de 2006
Materia(s): Civil
Tesis: I.4o.C. J/25
Página: 2064

PRUEBA PRESUNCIONAL HUMANA. SU VALORACIÓN (CÓDIGO DE


COMERCIO).

El artículo 1306 del Código de Comercio establece que los Jueces apreciarán en
justicia el valor de las presunciones humanas, lo que significa que la valoración
de esta probanza debe estar acotada por la lógica y la experiencia, así como por
la unión de ambas que conforma la sana crítica, a fin de que la decisión del
juzgador sea una verdadera expresión de justicia, es decir, lo suficientemente
poderosa para rechazar la duda y el margen de subjetividad del Juez, para lo cual
se debe contar con la figura conocida como "las máximas de la experiencia", que
son las reglas de vida o verdades de sentido común que contribuyen de un modo
eficaz a la formación de la presunción judicial.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL


PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 26/2006. Alejandra Miriam Zamudio Ríos. 1o. de febrero de


2006. Unanimidad de votos. Ponente: Walter Arellano Hobelsberger. Secretaria:
Lilia Rodríguez González.

Amparo directo 187/2006. Confecciones Smile, S.A. de C.V. 18 de abril de


2006. Unanimidad de votos. Ponente: Walter Arellano Hobelsberger. Secretaria:
Lilia Rodríguez González.

Amparo directo 314/2006. Grupo Nocturna, S.A. de C.V. 19 de junio de 2006.


Unanimidad de votos. Ponente: Leticia Araceli López Espíndola, secretaria de
tribunal autorizada por la Comisión de Carrera Judicial del Consejo de la
Judicatura Federal para desempeñar las funciones de Magistrada. Secretaria:
María del Carmen Amaya Alcántara.

Amparo directo 199/2006. Megalitic Projects, S.A. de C.V. 21 de junio de 2006.


Unanimidad de votos. Ponente: Francisco Javier Sandoval López. Secretario:
Carlos Ortiz Toro.

Amparo directo 328/2006. Proveedores Generales Scorpio, S.A. de C.V. 29 de


junio de 2006. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco Javier Sandoval López.
Secretario: Carlos Ortiz Toro.

Época: Novena Época


Registro: 187931
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XV, Enero de 2002
Materia(s): Común
Tesis: VI.2o.C. J/217
Página: 1205

PRUEBA PRESUNTIVA. SU VALORACIÓN.

Los tribunales, según la naturaleza de los hechos, la prueba de ellos y el enlace


más o menos necesario que exista entre la verdad conocida y la que se busca,
apreciarán en conciencia el valor de las presunciones, hasta el grado de poder
considerar que su conjunto forma prueba plena.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL


SEXTO CIRCUITO.

Amparo directo 48/90. Rafael Dante Olivares Bazán. 20 de febrero de 1990.


Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Jorge
Alberto González Álvarez.

Amparo directo 131/95. Octavio Augusto Curro Castillo. 3 de mayo de 1995.


Unanimidad de votos. Ponente: María Eugenia Estela Martínez Cardiel.
Secretario: Enrique Baigts Muñoz.

Amparo directo 344/96. Alejandro Rueda Tototzintle. 3 de julio de 1996.


Unanimidad de votos. Ponente: José Mario Machorro Castillo, secretario de
tribunal en funciones de Magistrado por ministerio de ley, en términos del
artículo 36 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación. Secretario:
Enrique Baigts Muñoz.

Amparo directo 140/97. Gabino Morales Ramírez y otra. 12 de marzo de 1997.


Unanimidad de votos. Ponente: Antonio Meza Alarcón. Secretario: Enrique
Baigts Muñoz.

Amparo directo 393/2001. María del Pilar Leticia Rivera Rodríguez. 31 de


octubre de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Armando Pallares Valdez.
Secretario: Eduardo Iván Ortiz Gorbea.

4.- Solicito se aplique en mi favor la suplencia de la deficiencia de la queja en todo lo que


beneficie a mi persona.

Igualmente, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 1º, 8º y 133 de la


Constitución Política Mexicana de los Estados Unidos Mexicanos y con fundamento en lo
dispuesto por la Jurisprudencia de la Décima Época, con número de registro 2009936 Libro 22,
de Septiembre de 2015, Tomo I en Materia Común, atentamente solicito, se me conceda LA
SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE, toda vez que la sentencia combatida genera daños
que son de difícil reparación puesto que la resolución que constituye el acto que se reclama priva
de mis derechos fundamentales reconocidos por la Constitución y que de hacerse efectiva
causaría grave daño a sus derechos humanos, misma que a la letra dice:

Época: Décima Época


Registro: 2009936
Instancia: Segunda Sala
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 22, Septiembre de 2015, Tomo I
Materia(s): Común
Tesis: 2a./J. 120/2015 (10a.)
Página: 663

SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE. SU PROCEDENCIA EN


OTRAS MATERIAS, AUN A FALTA DE CONCEPTO DE VIOLACIÓN
O AGRAVIO, CUANDO SE ADVIERTA VIOLACIÓN GRAVE Y
MANIFIESTA DE LA LEY.

La regulación establecida en el artículo 79, fracción VI, de la Ley de Amparo


faculta al juzgador de amparo para suplir la deficiencia de la queja en materias
diversas a las que el propio numeral prevé, ante una irregularidad procesal grave
y manifiesta en la controversia del amparo, no resuelta en el procedimiento de
origen, que afecte al quejoso o recurrente, aun ante la ausencia de concepto de
violación o agravio al respecto, ya que revela la intención del legislador de no
permitir que una de las partes se beneficie a costa de la indefensión de su
contraria, como consecuencia de una actuación ilegal de la autoridad,
permitiendo al Juez ejercer un discernimiento en cada caso concreto, en atención
a la materia y sujeto de que se trate, lo cual es congruente con el artículo 107,
fracción II, antepenúltimo párrafo, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.

Contradicción de tesis 32/2015. Entre las sustentadas por el Segundo Tribunal


Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Segunda Región, con residencia
en San Andrés Cholula, Puebla, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa Especializado en Competencia Económica, Radiodifusión y
Telecomunicaciones, con residencia en el Distrito Federal y Jurisdicción en toda
la República, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del
Cuarto Circuito y el Décimo Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Primer Circuito. 24 de junio de 2015. Cinco votos de los Ministros Eduardo
Medina Mora I., Juan N. Silva Meza, José Fernando Franco González Salas,
Margarita Beatriz Luna Ramos y Alberto Pérez Dayán. Ponente: Alberto Pérez
Dayán. Secretaria: María del Carmen Alejandra Hernández Jiménez.

Tesis y criterios contendientes:

Tesis I.2o.A.E.7 A (10a.), de título y subtítulo: "SUPLENCIA DE LA QUEJA


DEFICIENTE PREVISTA EN LA FRACCIÓN VI DEL ARTÍCULO 79 DE LA
LEY DE AMPARO. SU PROCEDENCIA EN MATERIA
ADMINISTRATIVA, ANTE LA AUSENCIA DE CONCEPTOS DE
VIOLACIÓN O AGRAVIOS, DEBE VALORARSE EN CADA CASO
PARTICULAR.", aprobada por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa Especializado en Competencia Económica, Radiodifusión y
Telecomunicaciones, con residencia en el Distrito Federal y Jurisdicción en toda
la República y publicada en el Semanario Judicial de la Federación del viernes
22 de agosto de 2014 a las 9:33 horas y en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Décima Época, Libro 9, Tomo III, agosto de 2014, página 1966,

Tesis I.11o.C.6 K (10a.), de rubro: "SUPLENCIA DE LA QUEJA


DEFICIENTE, EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 79, FRACCIÓN VI, DE LA
LEY DE AMPARO. NO PROCEDE SU ESTUDIO EN LA VÍA DIRECTA
CUANDO LA PARTE QUEJOSA OMITE DESTACAR LA ACTUACIÓN
QUE DIO ORIGEN A LA VIOLACIÓN PROCESAL (LEGISLACIÓN
VIGENTE A PARTIR DEL 3 DE ABRIL DE 2013).", aprobada por el Décimo
Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito y publicada en
el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XXIV,
Tomo 3, septiembre de 2013, página 2673, y

El sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar


de la Segunda Región, con residencia en San Andrés Cholula, Puebla, al resolver
el amparo directo 675/2014.

Tesis de jurisprudencia 120/2015 (10a.). Aprobada por la Segunda Sala de este


Alto Tribunal, en sesión privada del doce de agosto de dos mil quince.

Esta tesis se publicó el viernes 11 de septiembre de 2015 a las 11:00 horas en el


Semanario Judicial de la Federación y, por ende, se considera de aplicación
obligatoria a partir del lunes 14 de septiembre de 2015, para los efectos previstos
en el punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.

Por lo anteriormente expuesto y fundado, A USTED CIUDADANO JUEZ, atentamente


pido se sirva:

ÚNICO. Acordar de conformidad a lo solicitado en el cuerpo del presente escrito.

PROTESTO LO NECESARIO

Yautepec, Morelos a la fecha de su presentación.

______________________________
JOSE MAURICIO ARCE QUINTANA

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