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EL ULTIMO VALS DE LOS TIRANOS

RESUMEN
¿Cuál es mi deseo?
Deseo salir de la ignorancia.
Deseo evolucionar espiritualmente.
Deseo llegar a ser un humano inmaculado.
Deseo manifestar la virtud y entereza de Cristo, que yacen latentes dentro de
mí.
Deseo recibir la luz.
Deseo tomar siempre las elecciones correctas, que iluminen mi sendero a
través de todo lo que viene.
Deseo que el señor Dios de mi Ser manifieste todo aquello que necesito para
lograr la Soberanía.
Deseo que mi glándula timo mantenga el tamaño que tenía en mi infancia.
Deseo activar mi timo y poder vivir así rejuvenecido al instante y de forma
continua.
Soy un ser divino y digno, y vislumbro la luz eterna.

Este libro contiene un mensaje de Ramtha dado a conocer en 1987. La finalidad del
mensaje no es en ningún momento generar temor en el lector, aunque su lectura exige
valor y madureza de espíritu, y nos hará tomar una elección.

Somos unas criaturas que disponemos del poder, el don de elegir y de escoger. De
hecho, hemos escogido leer el libro. A partir de su lectura, y del conocimiento que nos
proporcionará, tendremos que hacer nuevas elecciones.

El hecho de poder elegir nos permite evolucionar en un universo siempre cambiante.


El problema que ha surgido en estos últimos tiempos es que el ser humano, por
miedo, no evoluciona y por tanto no avanza. No somos conscientes de nuestro destino
futuro se manifiesta según la actitud colectiva de los seres humanos individuales. Por
tanto, nuestro futuro depende de las elecciones que tomemos para avanzar.

Los seres humanos son seres divinos. Cada persona tiene un dios en su interior. Pero
en estos momentos la humanidad se encuentra atascada en un modelo que alimenta
el ego falso, y inhibe al ego divino. ¿Cómo ha sucedido esto? Debemos retroceder
35.000 años para enteneder el proceso:

La religión nos ofreció un Dios que era masculino. El hombre dedujo que, si su propio
dios era masculino, el hombre era esencialmente divino, mientras que la mujer valía
menos y debía estar allí para servirle y darle hijos. Por tanto, el hombre debía
desarrollar un patrón de conducta que lo alejase de las actitudes femeninas: no podía
llorar, ni ser tierno ni compasivo ni sensible. Su objetivo era obtener el poder para
engrandecer su imagen y ofrecer credibilidad. De ahí surgieron las guerras, a menudo
escudadas como una respuesta a la voluntad de dios.

Los vencedores crearon sus propias tribus; las tribus acabaron teniendo líderes que se
convirtieron en reyes que administraban y regían a su pueblo. Hacían la guerra y
saqueaban los tesoros de sus víctimas, legitimando así el robo. Quemaban los
bosques de los vencidos, sembraban grano y los obligaban a enviarlo como tributo.
Todo esto hacía que su pueblo, su tribu estuviese contenta. Con la barriga llena, y
entrenenimiento asegurado, era el mismo pueblo quien mantenía al rey en su poder.

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Este modelo en el cual el rey tenía el poder absoluto se mantuvo hata la época de
Napoleón, en que se produjo un cambio: Napoleón pidió un préstamo a un individuo
para que le financiase sus marchas. A cambio, con el botín que consiguiese, le
devolvería el dinero a dicho individuo. Como salió bien, esta persona decidió financiar
a todos aquellos gobernantes que quisiesen hacer la guerra. Esta persona fue el
primer Hombre Gris. Se dio cuenta de que podía generar conflictos, enfrentando a
diferentes bandos contra un bando contrario y así financiarlos y ganar más dinero.
Cuantas más guerras tramaba, manipulaba, creaba y financiaba, más poderoso se
hacía y más beneficios alcanzaba. Además, utilizó su poder para colocar a sus hijos y
sus servidores en posiciones claves o de influencia en los gobiernos. Así se creó la
estirpe de los Hombres Grises. Esta familia no tiene compromisos ni pactos con
ningún país y con ninguna religión. Por tanto, cuando alguien se ponía en su contra,
dejaban de financiarlo.

A finales del siglo XIX los primeros Hombres grises dieron como herencia a un hombre
llamado Roschild un plan de negocio para que él y su familia pudiese controlar Europa
y posteriormente América. Un gobernante americano, Lincoln, trató de promulgar un
sistema que permitiese al pueblo americano tener su propio dinero y no comprarlo a
Europa, pero se deshicieron de él. América debía ser dominada como ya lo estaba
Europa. Recordemos que en aquella época, la gente emigraba a América en busca de
un sueño: la libertad y escapar del yugo de Europa.

Los hombres grises para continuar con su plan generaron la I Guerra Mundial, con el
objetivo de que se impusiesen gravámenes sobre el pueblo. Estados Unidos no quería
implicarse en la guerra, pero los hombres grises poseían también los medios de
comunicación, y realizaron una intensa campaña de patriotismo que manipuló a la
población. Cuando la I Guerra Mundial finalizó, el país estaba muy endeudado. Se le
sugirió al gobierno que para cancelar la deuda tenían que imponer un nuevo impuesto
a la población. Se aprobó el impuesto (promulgado por el gobierno, para pagar la
deuda solicitada a los bancos), y de esta forma indirecta, el pueblo empezó a pagar a
los Hombres Grises. Así fue como América se endeudó igual que Europa. En 1920 ya
había 12 familias de Hombres Grises. Decidieron que no era necesario transportar el
oro de un lugar a otro cuando se pedían préstamos, y crearon el papel moneda y el
Banco de Londres. En los países influyentes crearon una Reserva Federal, donde
imprimen el papel moneda de acuerdo a sus deseos y planes de poder. Este papel
moneda que se imprimía no se apoyaba por las reservas de oro. Se trataba de papel
sin valor.

La Reserva Federal es un sistema bancario que les presta dinero al país, pero nunca
le presta el suficiente para cancelar la deuda.

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