Sie sind auf Seite 1von 4

Rita María Silva Mérida

ENSAYO SOBRE EL LIBRO “EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO”

El libro “El hombre en busca de sentido” de Víctor Frankl cuenta la historia de un hombre
que fue atrapado y tuvo que pasar por la terrible experiencia de ser prisionero en un
campo de concentración.

A lo largo del libro, él narra con detalle la terrible experiencia que tuvo que vivir, no sólo él
sino muchas personas que el destino llevó a ese lugar. Lo impactante del libro, además
de las situaciones que él describe, es cómo él le encontró un sentido a ese sufrimiento
pero no sólo para él sino como un gran aporte a la Psicología por medio de la Logoterapia
extendiendo su ayuda a muchísimas personas.

A través de la lectura pude comprobar que el ser humano es increíblemente adaptable a


las situaciones y puede soportar condiciones realmente descabelladas. En la primera
parte del libro se describe el shock de enfrentarse al campo de concentración. Los
esclavos prácticamente no comían nada, un poco de sopa una vez al día, una rodaja de
salchicha o un trozo de pan. Tenían que dormir hacinados, nueve personas en una cama
con una manta para todos. No tenían información de sus familiares, ni siquiera sabían si
habían muerto o no. Vivían con la zozobra que en cualquier momento podían
matarlos. Era tanta su necesidad que los sueños de los prisioneros eran sobre comida,
un baño en agua tibia o una confortable cama. Soñaban con lo que les faltaba. Eso me
hizo analizar que uno tiene todas esas cosas todos los días de su vida y las da por
sentado, como respirar, muchas veces restándoles el valor que realmente tienen.
Increíble que uno no valora algo tan simple como poder bañarse, cepillarse los dientes o
dormir en una cama confortable, saber de su familia, desvestirse antes de dormir. Para
ellos, soñar era mejor que la triste realidad que estaban viviendo. Casi morían de
hambre, deseaban con ahínco que llegara la hora de la comida aunque era muy escasa
pero la añoraban y la cuidaban comiéndola a sorbos o pedacitos. Unos decidían comerse
la ración de una sola vez para evitar que se las robaran, otros se comían una porción y la
otra la guardaban para alargar ese placer de comer algo. Otros sentían felicidad de estar
enfermos con tal de no pasar esos malos tratos para trabajar y aunque el trato en la
enfermería no era el mejor ni tenían buenas dosis de medicamentos ni la mejor atención,
esto era mejor que estar afuera a la intemperie desgastando su debilitado cuerpo.

Luego de la fase del shock, vino la apatía como un mecanismo de autodefensa. Ese
conformarse con vivir lo que estaban sufriendo. Lo más duro era el amanecer,
enfrentarse a la realidad del campo de concentración, salir de ese profundo sueño y
volver a sentir el dolor de los pies llagados, intentar meterlos en los zapatos
mojados. Algunos ya no podían usar sus zapatos porque los pies estaban tan hinchados
que no cabían en los zapatos. Trataban de evadir su realidad mientras dormían. Eran
condiciones realmente inhumanas.
Un dato curioso es que los esclavos no tenían deseo sexual debido probablemente
a la falta de alimentación, estaban tan débiles que en lo que menos pensaban era en
el placer.

Una de las partes del libro que más me impactó fue cuando él trataba de olvidarse de su
realidad y al sentirse verdaderamente solitario, traía a su mente el recuerdo y la imagen
de su esposa. En ese momento pudo comprender la magia del amor. Que el amor es el
fin último del hombre y que sin él, la vida no tiene sentido. Concuerdo en que aun
careciendo de muchas cosas materiales, el sólo saber que alguien le ama a uno de
manera especial, causa una sensación de llenura, una felicidad indescriptible, una
emoción inigualable. El verdadero amor va más allá de la presencia
física con el ser amado, se internaliza el sentimiento y se ama aún
a la distancia. El encontró una conexión con su esposa y platicaba con ella, esa era
su forma de escapar de su triste realidad.

El ser humano también utiliza el humor como una forma de alejarse de su realidad. Los
prisioneros hacían chistes de los que les sucedía o de los guardias y eso hacía que se
olvidaran momentáneamente de tanto sufrimiento.

Una de las aseveraciones más impactantes del autor es que el sufrimiento, sea pequeño
o grande, ocupa el todo del ser humano. Se sufre de igual manera no importando el
tamaño de la pena. El sufrimiento no tiene límites, siempre se puede sufrir más. De igual
manera pasa con las alegrías. Es por esto que cualquier pequeño problema o alegría nos
inunda sobremanera y nos puede llevar a los extremos de ambas emociones.

Después de estar hacinados con tanta gente, se añoraba la intimidad, la soledad, estar
consigo mismo y sus pensamientos. Sin nada ni nadie que interrumpiera sus
pensamientos. Esta es una necesidad de todo ser humano aunque esté en condiciones
normales, me imagino que para ellos era una necesidad aún más grande.

Sufrían de irritabilidad debido a la falta de sueño, a no consumir cafeína y sobre todo a la


baja autoestima porque antes de llegar al campo de concentración, eran “alguien”, se les
reconocía en lo que cada uno hacía y ahora eran sólo un número, ni siquiera un nombre,
sólo un número. Además la misma situación de continua agresividad a la que estaban
expuestos, los hacía vulnerables a la irritabilidad ahora contra sus propios compañeros. El
cansancio era el estado normal.

Luego de la apatía vino el sentimiento de la ilusión por un futuro porque siempre


guardaban la esperanza de salir de ese lugar, de ser libres nuevamente. El prisionero
que perdía la fe en el futuro, en su propio futuro, ya estaba muerto. La fe es el sostén
espiritual tan necesario para cada persona. El estado de ánimo tiene una estrecha
relación con la salud del cuerpo, la persona que se abandona a la tristeza seguramente
enfermará, por el contrario la persona que es optimista, que es feliz, llena a su cuerpo de
defensas y su funcionamiento es mejor. El poder de la mente es impresionantemente
fuerte de tal forma que lo que uno piensa, se puede llevar a la realidad como fue el caso
del prisionero que soñó que el 31 de marzo se acabaría la guerra para él. Al ver que los
días pasaban y no parecía que la guerra terminaba, sintió desilusión lo que se tradujo en
bajas defensas para su organismo, esto hizo que su cuerpo no resistiera la enfermedad,
la cual se agravó y efectivamente murió el día que en sueños le habían dicho que la
guerra terminaría “para él”, al morir, en efecto la guerra terminó para él. Fue un juego
mental. De igual manera sucedió para las fiestas de navidad, los prisioneros tenían la
esperanza de ser liberados para esas fechas y al notar que no era así les venció el
desaliento. Las fiestas de fin de año son fiestas cargadas de emotividad y si no se llenan
las expectativas, el corazón le hace una mala jugada al cerebro y éste manda señales al
cuerpo. Cuando hay desilusión, cuando no hay un motivo por el cual vivir, el cuerpo se
desborona y se puede causar hasta la muerte. Se puede morir con el corazón roto ya que
se produce una sobrecarga tóxica de hormonas del estrés que se convierte en una
cardiomiopatía por estrés, es decir, se enferma el corazón. Estas personas sufren los
mismos síntomas que una persona que tiene un ataque al corazón con la única diferencia
que al examinarlos, no presentan daños en las arterias del corazón. Las personas que se
adaptan son capaces de recuperarse en poco tiempo sin dejar daños permanentes al
corazón pero los que no logran recuperarse pueden estresar su corazón hasta el extremo
de la melancolía, depresión y llegar incluso a morir.

Llegó el momento de la libertad y al estar libres nuevamente, el ver las flores, el campo,
sentir el aire libre, éstos carecían de significado ni les provocaba ningún sentimiento
porque se habían acostumbrado a vivir de la manera, aunque cruel, que habían vivido los
últimos años. Habían perdido la capacidad de ser felices, tenían que reaprender a
encontrarle el gusto a la vida. Estaban despersonalizados, se sentían como en un sueño,
como en tantos sueños que habían tenido donde creían haber sido liberados, haberse
encontrado con su familia y de repente un silbato los regresaba a la realidad, a la cruda
realidad. Entonces, al estar nuevamente libres, no podían creerlo.

En esa nueva situación, sentían la necesidad de ejercer su libertad y convertirse en


opresores después de haber sido reprimidos. Se justificaban en su propia experiencia, en
su terrible paso por el campo de concentración. Nadie debería tratar mal a otros bajo el
argumento que así fue tratado. Generalmente se amargaban por lo vivido, la gente les
decía frases que no querían escuchar, no se sentían comprendidos.

Tenían desilusión y necesitaban que se les diera ánimo para encontrar algo por qué
luchar en su futuro, que les hiciera soñar con el porvenir. Para los que tenían “alguien
que les esperaba” era más fácil infundirles ese deseo por vivir pero había quienes no
tenían nadie a quien acudir, ningún deseo de vivir.

Es así, por la propia experiencia vivida, que el autor propone la logoterapia. Esta
busca que la persona le encuentre un sentido o propósito a su vida y está enfocada en el
futuro más que en el pasado. Una gran parte de personas sufren de “vacío existencial”
que no es más que la pérdida del sentimiento de que la vida tiene un significado. Esto
responde al por qué muchas personas están aburridas con sus vidas, y ese tedio por la
vida los lleva a consultas psicológicas más que el propio estrés. En la era moderna, la
tendencia al ocio es grande dada la automatización que existe en casi todas las áreas de
trabajo donde la tecnología muchas veces reemplaza al ser humano total o
parcialmente. Esto deja tiempo libre a la persona que si no sabe aprovecharlo, se
convierte en tedio llevándolo a no encontrarle sentido a su vida. Sin embargo, la persona
que logra sacarle provecho a ese tiempo libre puede encontrar algo positivo a ese tiempo
“muerto”.

Una de las formas en que se puede encontrar sentido a la vida es el amor, éste es el
único medio para llegar a conocer profundamente a una persona. El sexo es la forma
más sublime de expresar el amor por otro ser humano aunque éste se ha degradado y se
le ha tachado de sucio pero por medio del amor, el sexo se santifica porque es un medio
para demostrarlo, es un medio para fundir dos almas en una sola.

La otra forma de encontrarle sentido a la vida es por medio del sufrimiento. Es increíble
mencionarlo pero concuerdo con el autor que el sufrimiento deja de ser sufrimiento
cuando éste tiene un propósito, cuando es por ahorrarle dolor a otro ser al que amamos
más que a nosotros mismos. Ese amor sufrido lo puede entender muy bien una madre
que da todo por sus hijos o cualquier ser humano que podría dar su vida por el ser
amado.

La lectura fue intensa e interesante. Conocer detalles de algo que fue real, que sucedió
en el pasado es terriblemente doloroso pero es admirable cómo una persona a pesar de
haber sufrido tanto y de haber perdido todo, encontró sentido a su vida para darse a los
demás por medio de la logoterapia. Muy interesante filosofía el encontrar un motivo para
vivir, un sentido a la vida, ver al futuro y no revolverse en el pasado.

Das könnte Ihnen auch gefallen